[Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 3

[Zee]

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—¡¡Saavedraaaa!!

—¿Cómo te atreves...? —masculló Light, al igual que yo, adolorido por el golpe que habíamos recibido. De un par o dos de mesas, ni más ni menos.

¿Por qué no me había apartado...? Mis reflejos daban suficiente de sí, ¿no era así? Siempre había confiado en ellos, y pocas veces me habían traicionado. Me gustaba pensar, incluso, que superaban a los de los demás. Si así eran las cosas, entonces, ¿por qué no me había apartado, simplemente? ¿Por qué no había saltado o rodado hacia un lado?

Porque sabía que, al fin y al cabo, el golpe tenía que acertar en alguien. Y si no era en mí...

Volví a encontrarme con los ojos esmeralda de Maya, justo como me los había encontrado poco antes de que Saavedra lanzara su ataque contra mí.

¿Qué había pasado allí?

Sólo recordaba... un par de ojos púrpura donde antes habían estado los de Maya. Y un grito. El grito de un niño: "¡No toquéis a Erika, no os la llevaréis!".

—Es sólo una niña... igual que ella, sólo una niña... ¡Maldita sea, es sólo una niña, ¿quién la dejó ser una Aprendiza?!

No podía dejar que le hicieran daño. A nadie, eso era cierto, pero especialmente a ella... Era inocente y joven, y seguramente nunca había luchado antes.

Y sentía el dolor de la muerte. Sentía la culpa, el remordimiento, el arrepentimiento... Por su mente seguramente corrían innumerables "¿Y si...?": "¿y si me hubiera quedado?", "¿y si hubiese retado a Ariasu?", "¿y si no lo hubiese abandonado tan pronto?".

Ella no tenía por qué sentirse así. Ella no debía pertenecer allí. Ella debía de salir de allí.

—Ésta es vuestra clase de pecados —pensé, mirando los ojos amarillos de Ragun, pero sin realmente referirme a él... sino a sus compañeros—. Los que tan fervientemente negáis, Portadores de la Oscuridad

—¡Xefil, Light! —llamó Maya, a voz en grito, mientras se acercaba a nosotros. "¡Vete de aquí, a la retaguardia!" quise gritarle; "¡sal de aquí, estás en peligro!"—. ¿Estáis bien? —pero no pude; al contrario, acepté gustoso la pequeña mano que me ayudaba a levantarme. Con no poco esfuerzo, me puse en pie, al lado de mi compañera, mientras observaba un espectáculo similar por parte de Ragun y Light.

—Es cierto, por más que quiera protegerte... no puedo...

—No pienso perder a más compañeros... ¡Esto no va a acabar así! —dijo determinada, mientras observaba con fuego en los ojos a Saavedra—. Yo os cubro.

—...porque estamos juntos en esto, Maya.

>>Confía en tu compañero, Xefil.

Ella era mi compañera. Tenía que confiarle mi vida. Porque desde que habíamos hecho aquel Pacto, estábamos juntos. Éramos un par. Unidos. Y, pasara lo que pasara, unidos íbamos a permanecer.

—¡Fátima! ¡Neku! —llamé, poniendo especial atención en recordar el nombre del último chico, pese a desconocerle por completo—. No quiero parecer desesperado, ¿pero... ideas?

Como respondiendo a mi propuesta, Yagami invocó dos... ¿Dos Sincorazón? ¿Cómo?

Sacudí la cabeza. Incluso si no había hecho un Pacto con ellos, eran compañeros. Y debía confiar en ellos.

—Retrocede —le dije a Maya, apartándola levemente con el brazo—. No dejaré que te toque. Y no tienes que preocuparte, porque te prometo, pequeña... —me giré hacia ella y le guiñé un ojo, mientras hacía girar mi daga en mis manos con más dramatismo de lo usual— ...que nadie más va a morir hoy.

[Suzume Mizuno]

Fátima se quedó prácticamente de piedra cuando descubrió que Neku era capaz de dirigirle más de un monosílabo, si bien se cuidó de hacer algún comentario, no fuera a estropear la repentina cercanía que le prodigaba el muchacho.

—Espero que esté todo bien… —respondió a Neku mientras entraban al casino.

A los pocos pasos, las puertas se cerraron de súbito, pero siendo Andrei contra quien iban a enfrentarse, Fátima había esperado un efecto teatral por el estilo y no se sobresaltó demasiado. Eso sí: la sensación de que no había vuelta atrás le dejó un buen vacío en la boca del estómago.

Examinó rápidamente el lugar y sus ojos se detuvieron en una gran puerta de roble en cuyo pomo habían grabado el número siete.

Entonces Andrei se presentó ante ellos. Tal y como había esperado, él y Neku comenzaron a atacarse a base de fanfarronadas. Pero esta vez los dos parecían poco dispuestos a dejarlo en un empate. Los demás miembros del grupo se dejaron llevar así mismo por la irritante presencia del Reaper, pero Fátima prefirió permanecer callada. En cuanto vio que Andrei sacaba su baraja se puso en guardia, preparada para rechazar cualquier ataque. Ahora tenía bastante más posibilidades de defenderse y de hacer daño a sus enemigos, así que, a pesar de todo, se sentía un poquitito más confiada que los días anteriores.

—Sólo yo tengo la llave para el acceso al cuarto al que queréis acceder, donde el disco os esperará. ¡Eliminaré vuestra existencia!

“Así que tenemos que derrotarle sí o sí…”

—El golpe de gracia es mío —le llamó la atención Neku, con mortal seriedad—. Haré caso de todas tus órdenes en este combate con tal de derrotarle, pero cuando esté al punto de ser eliminado... Ese momento es mío. Espero haber sido claro.

Fátima arqueó una ceja. ¿Espero haber sido claro…? En serio, alguien necesitaba darle una lección de humildad. Pero asintió con la cabeza; como de costumbre, no era el lugar ni el momento para llevarle la contraria.

—Como el agua.

En ese momento, Andrei extrajo la carta de la Torre y las máquinas del casino se volvieron locas, mientras soltaban de sus entrañas objetos y monedas. Fátima pegó un grito del susto y desplegó de golpe un escudo, situándose al lado de Neku para protegerse a ambos. Pero quienes se llevaron la peor parte fueron Light y Xefil; por el rabillo del ojo vio que dos sombras se arrojaban contra ellos y cuando quiso darse cuenta les habían derribado unas inmensas mesas. Mientras tanto, Andrei hizo que los objetos que habían salido despedidos gravitaran a su alrededor a modo de barrera.

Pero viendo que iban a recibir ayuda de sus compañeros Fátima se centró en pensar en qué demonios hacer. En ese momento Xefil gritó su nombre, sobresaltándola, y preguntó por ideas.

Ella apretó los dientes.

—¡Neku! —dijo a su compañero:—. Voy a intentar abrir un hueco en la barrera de Andrei: después devolvámosle el golpe. ¿Puedes lanzarle alguna mesa o una de esas máquinas? —una mesa sería bastante ideal, pues eran grandes y si iban con la suficiente fuerza entonces podrían llevarse no sólo a Andrei por delante, sino parte de la barrera—. ¡Yo te ayudaré a darle más impulso!

Dicho esto manifestó un cubo de tierra, que alargó y endureció hasta adaptar la forma de un bumerán. Después le aplicó fuego: la idea era que no sólo el material acabara quemando al rojo vivo, sino que el fuego ayudara a traspasar la barrera de objetos y, si de paso alcanzaba a Andrei, mejor que mejor. Lo arrojó, guiándolo con el aire, a toda velocidad contra el Reaper. Si a pesar de todo no conseguía abrir un hueco lo suficiente grande para que los demás atacaran esperaría a que Neku utilizara alguno de sus pins para arrojar una mesa —o una máquina— contra Andrei y le daría mayor impulso con un golpe de aire.

Si, y sólo si, veía la oportunidad de intentar atacar de nuevo, lanzaría un nuevo bumerán. Si no, desplegaría una barrera, preparada para protegerse a sí misma o a Neku en caso de que Andrei quisiera devolverles el golpe.

[Soul Artist]

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Xefil y Maya Nvl 1 de Fusión.
Light y Ragun... No, no me parece todavía suficiente para el Nvl 2. Pero aumenta puntos.

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El plan de Fátima no terminó de funcionar. El bumerán que envió contra la cortina de Andrei abrió una pequeña brecha en él y golpeó al objetivo, pero la ingente cantidad de pequeños objetos que estaban bajo el control del joven cubrieron el agujero de inmediato; el tamaño del muro decreció ligeramente, pero todavía podía defenderse con él...

Neku procedió, por tanto, a la segunda parte del plan. Dirigió su brazo hacia una de las máquinas tragaperras y, con chispas y monedas cayendo de ella, la arrancó bruscamente del suelo para lanzársela contra Andrei, impulsada por el viento de su compañera. Andrei reaccionó sacando una carta de su baraja con la forma de un hechicero y un I como número, pero de poco pareció servir; no bloqueó el enorme objeto, el cual le golpeó con fuerza y le envió a varios metros de distancia, hasta la pared derecha.

Andrei se levantó del suelo con gran agilidad, sin apenas darle importancia a aquel ataque a traición. Clavó su mirada en Fátima y le sonrió ligeramente: de inmediato, con un simple gesto de su mano, la cortina de objetos se lanzó en su contra. Los daños eran pocos, pero sí suficientes para que se viene incapacitada de volver a atacar con su bumerán y, sobre todo, para sacarle otra carta.

—¿Me permites leerte el futuro?

Andrei cogió de nuevo su baraja y lanzó la carta superior contra Fátima, la cual golpeó su pecho y activó su efecto. La imagen de una estrella en los cielos y una mujer desnuda con jarras de agua apareció frente a ella.

A partir de ese momento fue cuando Fátima dejó de ver. Todo se volvió negro para ella, como si alguien hubiese apagado todas las luces. Seguía escuchando al menos, pero la realidad era que, como quizás se diese cuenta... Se había quedado ciega. Completamente cegada.

Andrei cambió su objetivo hacia Maya, pero antes de poder hacer nada Yagami contestó con uno de sus Sincorazón. El pequeño monstruo comenzó a bombear al Reaper, el cual se obligó a saltar hacia atrás para poder esquivar los imprevistos cañonazos. Pese a todo, estos le habían pasado muy cerca y le habían quemado su mano izquierda; algo de daño...

El joven agitó violentamente su mano hasta extinguir las llamas. Miró de reojo a Xefil y sonrió, seguro de sí mismo.

—¿Que nadie más va a morir hoy? —Andrei soltó una potente carcajada—. Te has tragado las palabras de Hanekoma. Igual que todos los demás... Pero nosotros sabemos la Verdad. Sabemos qué hay más allá de la eliminación.

Invocó en su mano una carta de tarot específica y permitió al chico ver su ilustración. Claramente, se trataba de la Muerte; el gran cambio por avecinarse.

—¿Queréis saber la Verdad? ¿Por eso estáis aquí? Yo os la contaré. Si os rendís aquí y ahora, si desistís de lograr el disco, os narraré sus mentiras... Y quién maneja en realidad vuestras fichas de ajedrez, mis peones.

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Faltas: Yuehito (1), Little Sho (1), Kousen (2), Lavanda (2), Hitori (2), Final Fan (2)

Fecha límite: 31 de Diciembre, 19.00.
Fecha de la siguiente ronda: 1 de Enero de 2013.

[Sombra]

Todos acabamos actuando de una manera u otra. Algunos como yo resultábamos inútiles... por desgracia. No podía hacer otra cosa más que mirar.

Fátima parecía poder crear objetos de la nada pues un boomerang ardiente había sido disparado contra el gitano, que bien era cierto que no había llegado a funcionar del todo bien.

Pero al menos era mucho más útil que mi cadena...

Su compañero también era muy poderoso. Tenía telekinesis... con la que había logrado golpear a Andrei lanzándole una máquina de juego. El golpe le había lanzado a bastante distancia. Con sus habilidades... Yo no tenía oportunidad.

Si fuese más fuerte... No quería quedarme parado así. Sin poder hacer nada.

En aquel momento... Era inútil.

Si al menos tuviese mis poderes habituales...

No pude hacer nada cuando un montón de monedas y fichas salieron disparadas contra ella. Al menos no parecía muy herida...

—¿Me permites leerte el futuro?

Cuando lanzó una carta nuevamente contra la chica... Tampoco pude actuar.

Yo era un perdedor en aquel momento. ¿Qué podía hacer?

No me paré mucho a ver los efectos que aquella carta había tenido en ella pues estaba más atento al gitano y a como esquivaba los ataques que el sincorazón que otro chaval había invocado (y al que parecía obedecer)

Los cañonazos que lanzaba impactaban cerca, aunque los esquivó todos... Menos uno, que parecía haberle quemado ligeramente

Xefil comentó algo, sin duda esperanzador. Lleno de su habitual optimismo. Sí, sin duda aquel era el típico Xefil...

—¿Que nadie más va a morir hoy? —soltó de forma burlona el Reaper mientras se reía a pleno pulmón—. Te has tragado las palabras de Hanekoma. Igual que todos los demás... Pero nosotros sabemos la Verdad. Sabemos qué hay más allá de la eliminación.

—¿Hanekoma? ¿Más allá de la eliminación? —no pude evitar murmurar.

Una carta apareció en la mano del Aprendiz y nos mostró su contenido. Un esqueleto portando una túnica negra y una guadaña... Aquello era la Parca, también conocida como...

—La Muerte.


—¿Queréis saber la Verdad? ¿Por eso estáis aquí? Yo os la contaré. Si os rendís aquí y ahora, si desistís de lograr el disco, os narraré sus mentiras... Y quién maneja en realidad vuestras fichas de ajedrez, mis peones.

Aquellas palabras me recordaron en cierto modo a Ryota. No por nada aquel era uno de sus aprendices.

Suspiré y guardé mi cadena en el bolsillo derecho de mi pantalón y metí ambas manos también en los bolsillos. Fui acercandome a Andrei despacio, sin muchas prisas.

—Yo quiero saber la verdad de la que hablas, Andrei —dije mientras me acercaba al muchacho, seguramente bajo la mirada repudiadora de mis compañeros... Y por supuesto; Light.

>Me parece un trato razonable ese del que hablas.

No era la primera vez que traicionaba la confianza de todos, al fin y al cabo...

Pero... Aquella vez no era lo que creían. Para engañar al enemigo primero hay que engañar a los amigos, decía un famoso refrán.

—De todos modos... Tú eres un Reaper, pocas posibilidades tenemos los jugadores contra vosotros, ¿no? Sé reconocer cuando retirarme a tiempo.

En aquel momento... Por algún motivo me sentía raro dentro... Quería ayudarles a salir de aquel juego. Obviamente, volvería a Bastión Hueco, el único lugar que me merecía. Pero...

Me daba igual tener que derrotar ahí y ahora a aquel tipo.

Me situaría en frente suya mirando a sus ojos, tratando de captar toda su atención hacia mí y poniéndome frente a su campo visual evitando que viese en la medida de lo posible a mis compañeros.

Si me permitía hacer aquello sin que pareciese peligroso para mí, sacaría la cadena nuevamente e intentaría hacerle un placaje a traves de una fuerte embestida para tirarle al suelo, donde con mi arma trataría de estrangularle sin piedad hasta que se quedase sin oxígeno. No dejaría que usase sus manos tampoco, las presionaría contra el suelo con mis rodillas.

En cambio, si ya sospechaba desde un principio lo que pretendía no dudaría en lanzar un Láser Oscura contra él que apuntaría hacia su pecho.

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Ugh... Que flojo me salió este post... No estoy inspirado U.U

[Zee]

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Aunque no habíamos planeado una estrategia concreta, los ataques de Fátima y Neku funcionaron a la perfección. El proyectil de la chica atravesó el escudo de Saavedra sin problemas, mientras que la máquina que el pelirrojo lanzó hacia nuestro contrincante fue demasiado para que la cortina pudiese bloquearlo.

Neku... Neku es la clave.

Aquel par de ataques se vio seguido por un nuevo golpe, ésta vez por parte de uno de los guardianes del chico que Light había llamado Yagami: uno de sus Sincorazón, que parecía tener la forma de un primitivo cañón. Su ataque impactó de lleno en un costado de Saavedra, encendiendo incluso sus ropas por un momento. El Reaper ya no sabía siquiera a dónde mirar.

—¿Que nadie más va a morir hoy? —rió el joven, orgulloso, respondiendo a las palabras que le había dedicado a mi compañera. ¿Cuándo se había vuelto tan burlón y tan infantil?— Te has tragado las palabras de Hanekoma. Igual que todos los demás... Pero nosotros sabemos la Verdad. Sabemos qué hay más allá de la eliminación.

Solté una carcajada prepotente.

—No me parecía haber estado hablando contigo, Saavedra.

A manera de respuesta, el joven invocó una nueva carta de su baraja del Tarot. Conforme su ataque comenzaba a cargarse, me puse en posición de guardia frente a Maya, con la daga en alto. Saavedra hizo girar varias veces su carta y luego me mostró su diseño, agrandado, para que pudiese verlo con claridad.

La dama de negro...

La Muerte.

—¿Queréis saber la Verdad? ¿Por eso estáis aquí? Yo os la contaré. Si os rendís aquí y ahora, si desistís de lograr el disco, os narraré sus mentiras... Y quién maneja en realidad vuestras fichas de ajedrez, mis peones.

¿Que Hanekoma había mentido? Ridículo. Él me había ayudado y me había respondido todas mis preguntas; lo mismo para Saxor y Beat. Me había dado alojo durante gran parte del segundo día. Me había obsequiado aquel pin de Falso Compañero. Y durante todo eso estuvo acompañado por Higashizawa, el chef de Tierra de Partida y ex-Reaper de algún Juego pasado.

¿Cómo podía desconfiar de él? Y esa aura... esa aura de alivio que despedía. No; no podía.

Si alguien mentía, era Saavedra. Él y su gente estaban acostumbrados a hacerlo.

—Yo quiero saber la verdad de la que hablas, Andrei —comentó Ragun, sin vergüenza alguna, mientras comenzaba a andar hacia adelante—. Me parece un trato razonable ese del que hablas.

¿Ragun...? ¿Traicionándonos?

¡Idiota! ¿¡Vas a seguir confiando en él, en ellos!? ¿¡Después de todo lo que han hecho y después de que te dejasen tirado como a una marioneta!?

Por qué... ¿Por qué no te das cuenta... y vuelves?

Apreté puños y dientes, frustrado. ¿Cómo podía... cómo podía dejarnos atrás tan fácilmente? ¿¡Por qué a los de Bastión Hueco les resultaba tan sencillo dejar atrás todo, incluso las vidas de otros, con tal de conseguir lo que deseaban!?

Light tenía razón. Todos eran despreciables...

Apreté la daga con fuerza y me puse en guardia, todavía protegiendo la formación. Si Andrei decidía atacar, intentaría bloquear su ataque y usaría Pseudo-Gravedad para disminuir los daños.

Todos los de Bastión Hueco eran despreciables...

...y merecían morir.

[Suzume Mizuno]

—¡Sí! —Fátima no pudo contenerse y apretó un puño cuando el ataque conjunto acertó a Andrei y lo estampó contra la pared.

¡Magnífico! Parecía que su barrera no podía soportar impactos tan fuertes como aquel. Sólo tenían que aprovechar el momento y…

El Reaper se incorporó, grácil, sin ningún quejido ni muestra de haber recibido un golpe que habría dejado aturdida a cualquier otra persona. Miró directamente en su dirección y le sonrió suavemente. Fátima tragó saliva. Qué poco le gustaba aquella sonrisa.

Cuando quiso darse cuenta una lluvia de objetos cayó sobre ella. Pegó un pequeño grito y trató de protegerse. Se le adormecieron los músculos allí donde los golpes le acertaron pero, por suerte, no fue nada demasiado grave. Mientras intentaba recuperar el aliento escuchó la voz de Andrei dirigirse a ella:

—¿Me permites leerte el futuro?

—¿Qué…?

Sin que pudiera hacer nada por evitarlo, Andrei extrajo con sus hábiles dedos una carta de su baraja y la arrojó contra ella. Fátima recordó que había hecho lo mismo con una chica hacía unos días y retrocedió por instinto. Pero la carta le dio de lleno en el pecho.

Fátima vio a una mujer desnuda, que estaba usando unas jarras de agua, bajo un cielo con una gran estrella.

Después, todo se quedó en negro.

—¿¡Eh!?

En un acto reflejo extendió las manos y tanteó el aire. Pero no veía nada.

La embargó el pánico. Un frío hiriente se le extendió por las venas y notó un violento mareo. Trastabilló y cayó de rodillas. El aire no le llegaba a los pulmones. Estaba aterrorizada, no entendía nada.

Pero entonces escuchó la arrogante voz de Andrei y sintió que su mente se enfriaba. Apretó los puños y respiró hondo, intentando entender y a la vez escuchar.

—¿Queréis saber la Verdad? ¿Por eso estáis aquí? Yo os la contaré. Si os rendís aquí y ahora, si desistís de lograr el disco, os narraré sus mentiras... Y quién maneja en realidad vuestras fichas de ajedrez, mis peones.

Hizo chirriar los dientes. Cómo odiaba a la gente como él. No lo soportaba. Palpándose la cara, hizo memoria y recordó cómo Andrei les había colgado a todos bocabajo. Bien, tenía que haberle hecho algo por el estilo. No quiso pensar si sería permanente, porque le dio un violento vahído.

“No, no te vengas abajo. Rápido, no está prestándote atención. Haz algo”.

—¡Neku! —siseó, alzando la cabeza—. ¡Neku, por favor, ven aquí!

Cuando escuchó los pasos del joven acercarse le hizo un gesto para que se agachara y así no tuviera que alzar la voz:

—No veo. No sé qué me ha hecho, pero no veo nada —explicó con rapidez—. Pero debe creer que ahora soy inofensiva y tenemos que aprovecharnos de ello —guardó un breve silencio para escuchar lo que ocurría a su alrededor. Ragun parecía estar cediendo a Andrei. Pero ella no estaba dispuesta a rendirse sin luchar. Daba igual lo que hubiera detrás de la eliminación; si no ganaban el juego terminarían de una manera u otra en manos de los Reaper—. Ya no tiene la barrera, ¿verdad? —esperó a escuchar su respuesta—. Bien, ayúdame a levantarme y ponme en dirección a Andrei —cuando estuvo en posición respiró hondo, mascullando e intentando no mover demasiado los labios para no llamar la atención. Esperaba que Andrei estuviera centrando en Ragun—. Avísame en cuanto esté a tiro y guíame los brazos para que le lance un ataque: trataré de dejarle aturdido.

>>Entonces tú tienes que ir a por él antes de que pueda recuperarse. Estoy segura de que tienes algún pin que te permita alcanzarle con rapidez y sin fallar.

Fátima respiró hondo y escuchó en profundo silencio la reacción del resto de sus compañeros. De súbito le acometió la inquietud de que alguien pudiera ponerse entre ella y su objetivo. Si Ragun era un traidor, bien podía intentar dejarle fuera de combate también. ¿Pero y si algún otro saltaba a encararse al Reaper?

Se volvió hacia Neku, guiándose por el sonido de su respiración:

—Si ves que alguien intenta enfrentarse a Andrei y se pone en mi camino, no dejes que ataque. ¡Aprovecha para unirte al ataque!

Dicho esto, se preparó para que Neku le diera la señal. Entonces materializaría su cubo de tierra, lo dividiría y convertiría en numerosas y afiladas puntas de flecha. Estaba convencida de que así, incluso si no podía apuntar con propiedad, conseguiría acertar. Les aplicaría fuego y los lanzaría hacia donde Neku la enfocara con todas sus fuerzas.

“Vamos allá”.

[VaniRoxy801]

El primer ataque de Fátima fue rápidamente rechazado por el escudo de Andrei, recubriendo el agujero en un suspiro. La mesa que lanzó Neku hizo que el Reaper retrocediese, pero éste se recuperó en seguida y dirigió su ataque hacia Fátima. Después de golpearla con su cortina de objetos y sacarle una carta, se dirigió a atacar a Maya.

Fue entonces cuando mi cañón empezó a soltar proyectiles sobre Andrei. Aunque esquivó algunos, uno de ellos le quemó la mano izquierda, provocándole algunos daños. Tras volverse a retirar, le dirigió unas palabras a Xefil.

—¿Que nadie más va a morir hoy? —le dijo Andrei soltando una carcajada—Te has tragado las palabras de Hanekoma. Igual que todos los demás... Pero nosotros sabemos la Verdad. Sabemos qué hay más allá de la eliminación.

>>¿Queréis saber la Verdad? ¿Por eso estáis aquí? Yo os la contaré. Si os rendís aquí y ahora, si desistís de lograr el disco, os narraré sus mentiras... Y quién maneja en realidad vuestras fichas de ajedrez, mis peones.

La curiosidad empezó a invadirme. Estaba claro que Andrei y el resto de Reapers sabían que estaba ocurriendo en Villa Crepúsculo. Pero ya no podía fiarme de ellos, no después de que me hubiesen tirado dentro del juego con el resto. Andrei no iba a decirnos nada si nos rendíamos, estaba convencido de que se aprovecharía de nosotros para matarnos.

Que el Reaper intentase un truco tan barato significaba que le estábamos ganando terreno. Había que seguir tal y como íbamos ahora mismo. Preparé el cañón para lanzar una nueva salva de proyectiles en cuanto el resto atacase y ordené al claxon, que seguía cubierto detrás de Light, que curase a Fátima.

—Yo quiero saber la verdad de la que hablas, Andrei —¿Ragun? — Me parece un trato razonable ese del que hablas.

Ragun avanzó decidido hacia el Reaper. ¿En serio se había tragado sus palabras? ¿Pensaba de verdad que Andrei les iba a contar todo? Patético… Estaba claro que el Reaper aprovecharía cualquier momento para atacar a Ragun. Miré hacia el cañón sincorazón y me preparé para ordenarle atacar en el momento en el que Andrei hiciese cualquier gesto de ataque.

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Post de mierda. Pero en el tiempo que tenía, era lo único que podía hacer. Supongo que es mejor que no postear...

[Zodiark]

—Retrocede —me dijo Xefil apartándome con el brazo—. No dejaré que te toque. Y no tienes que preocuparte, porque te prometo, pequeña... —dijo girándose y guiñándome un ojo— ...que nadie más va a morir hoy.

Sonreí y asentí con la cabeza mientras daba unos pasos hacia atrás para retirarme y cubrirles desde la retaguardia.

Mientrastanto, Fátima y Neku atacaron a nuestro rival. El movimiento de Fátima no fue demasiado efectivo, pero su compañero logró golpear a Andrei y lanzarlo hacia atrás. El Reaper se reincorporó y cegó a Fátima. No supe cómo lo hizo, y estaba asustada, aquel hombre no iba a ser un rival fácil de vencer. A continuación, fijó su mirada en mí, yo era su siguiente víctima. Apreté los puños y me preparé para cualquier cosa, pero, antes de que pudiera hacerme nada, los sincorazón que había invocado Yagami interrumpió su ataque.

—Gracias... —suspiré aliviada pero sin bajar la guardia.

—¿Que nadie más va a morir hoy? —comentó Andrei con una gran carcajada—. Te has tragado las palabras de Hanekoma. Igual que todos los demás... Pero nosotros sabemos la Verdad. Sabemos qué hay más allá de la eliminación.

El Reaper sacó otra carta y le mostró su imagen a mi compañero: número XIII, La Muerte. Apreté los puños una vez más. ¿Aquello era una amenaza o algo así? Ni Xefil ni yo íbamos a permitir que el otro muriese. Teníamos que vencer fuera como fuese. Debíamos superar aquel juego y salir de allí.

—¿Queréis saber la Verdad? ¿Por eso estáis aquí? Yo os la contaré. Si os rendís aquí y ahora, si desistís de lograr el disco, os narraré sus mentiras... Y quién maneja en realidad vuestras fichas de ajedrez, mis peones.

Ragun se adelantó al grupo y comenzó a caminar hacia Andrei, diciendo que él quería saber la verdad de la que hablabla. Apreté los dientes con rabia, aquel maldito traidor siempre haciendo lo que quería, perjudicando a mis amigos y a mí misma.

Vi como Xefil se puso en guardia por si Andrei atacaba, así que yo también hice lo mismo. Mi compañero me había dicho que me mantuviera al margen, pero no podía hacer algo así. Debía actuar, no era una niña pequeña e indefensa, yo también quería ayudar. Así pues, agarré mi sombrero y me preparé para lanzárselo a toda velocidad a Andrei en cuanto encontrara un agujero en su barrera para engancharlo en toda su fea cara y cegarle de la misma forma que él hizo con Fátima.

[Soul Artist]

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—¿Me tomas por tonto, niño? Está claro que sólo pre...

Andrei no pudo continuar. No se había dejado engañar por Ragun, pero quizás sebió habérselo callado en un principio: el joven contestó rápidamente invocando un Láser Oscuro el cual esquivó con un giro en el aire en el último momento, rozándole el costado y quemándole este. El Reaper gruñió y dirigió su mano hacia el grupo, concretamente hacia Fátima: una de las máquinas tragaperras fue arrancada del suelo se dirigió hacia ella a toda velocidad. Aunque no le tocó, sino que arrolló al Sincorazón de la bocina a su lado, que no llegó a curarla.

Algo se desgarró en el corazón de Yagami, pero no se detuvo por ello. Con una clara orden a su cañonero, atacó de nuevo a Andrei, que no pudo esquivar todos los ataques al momento: el Reaper recibió una de las balas en el hombro derecho, soltando un grito desagradable de dolor.

Maya vio también su oportunidad entonces. Tras los cañonazos de Yagami, lanzó su sombrero para que golpease a Andrei; este no se molestó siquiera en bloquear el ataque, pues le pilló por sorpresa que un simple gorro fuese a dañarle siquiera. Sin embargo, el golpe en la nariz que le dio le hizo replantearse las capacidades de la pequeña, aunque habían perdido ya el factor sorpresa.

—¡Ahora, Fátima!

Fue entonces cuando Neku y Fátima entraron en acción. Sin dar descanso a Andrei, Neku comenzó a lanzar pequeñas bolas de energía que el Reaper esquivó por los pelos, sólo para encontrarse había dejado vía libre para que su compañera atacara con los pequeños proyectiles que había materializado, alcanzándole y dañándole ligeramente. El Reaper dejó de flotar en el aire y rodó en el suelo para detenerse tras la estatua, fuera de la vista de todos.

—¿Rechazáis entonces mi oferta? Parece ser que he sido demasiado generoso. O quizás no seáis conscientes de a quién os enfrentáis, después de todo...

La figura de Andrei surgió por encima de la estatua, de nuevo flotando en el aire. Antes de que ninguno de ellos reaccionara, lanzó dos cartas contra Xefil, las cuales no pudo bloquear. El chico invocó un Pseudo-Gravedad para intentar contrarrestarlas, pero estas invocaron sus efectos de igual manera. Por un lado, la figura de un sacerdote surgió frente a él, el cual invocó voces en su cabeza que le provocaron daños que, pese a no ser físicos, eran más profundos que cualquier herida; y por otro lado, vio, al igual que Fátima, una mujer desnuda y una estrella... Y automáticamente notó que su cuerpo de quemaba por dentro. Su sangre estaba en llamas, bajando su vitalidad rápidamente.

—Si no os rendís, os eliminaré. A todos.

El joven se colocó encima de la cabeza de la estatua, la cual expulsaba un chorro de agua potente por la boca en esos momentos, con los brazos cruzados, observándoles con prepotencia y una amplia sonrisa. Estaba claro que desde aquella posición esquivaría cualquier ataque con un simple salto.

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Faltas: Yuehito (1), Little Sho (1), Kousen (Falta), Lavanda (Falta), Hitori (Falta), Final Fan (Retirado)

Fecha límite: 5 de Enero, 20.00.

[VaniRoxy801]

—¿Me tomas por tonto, niño? Está claro que sólo pre...

Ragun reaccionó rápido ante el error de Andrei y le atacó. El Reaper no perdió el tiempo, en cuanto se recuperó, volvió a alzar su mano para hacer volar por los aires otra máquina tragaperras. Esta voló por todo el casino y arrolló a la bocina, justo antes de que curase a Fátima.

De nuevo, tuve que llevarme la mano al corazón y cerrar fuerte los dientes para no gritar. El dolor que sentía cada vez que moría uno de mis sincorazón era insoportable. Mientras intentaba recuperarme, el cañón volvió a disparar sobre Andrei, acertándole de lleno en el hombro.

Los demás continuaron atacándole, pero no pude estar atento al combate, la vista empezaba a nublárseme de nuevo, a causa del dolor. De nuevo iba a pasarme como la otra vez… Tenía que mantenerme consciente… Teníamos que eliminar al Reaper para sobrevivir…

—¿Rechazáis entonces mi oferta? Parece ser que he sido demasiado generoso. O quizás no seáis conscientes de a quién os enfrentáis, después de todo...

Alcé la vista para distinguir a Andrei, flotando sobre la fuente. Me costaba verlo, pero sabía que estaba allí, era inconfundible. Siguió lanzando cartas a uno de nosotros, a quién no pude distinguir.

—Si no os rendís, os eliminaré. A todos.

Las palabras de Andrei resonaron en mi cabeza. El Reaper estaba sobre la estatua, sonriendo, confiado de ganar… No podía aguantarlo más, teníamos que matarlo… Para sobrevivir. Me acerqué al cañón para colocar mi brazo sobre él, apoyándome para no perder el equilibrio.

—Lo que tú digas, Andrei… —susurré— No voy a dejarte salir vivo de esta después de haberme traicionado…

Agarré fuerte el cañón y lo incliné, para que apuntase justo hacia Andrei.

—Kabu, suelta una buena lluvia de proyectiles sobre nuestro amigo el Reaper. —le dije al cañón— Pero déjame dirigir el primero…

Incliné un poco más el cañón, apuntando un poco más abajo. Después de mi primer disparo, el cañón soltaría otra lluvia de proyectiles sobre Andrei, pero el primer tiro debía manejarlo yo. La estatua del casino sobre la que estaba posado el Reaper estaba echando muchísima agua a presión, parecía a punto de reventar… De hecho, iba a reventar en breves. Golpeando suavemente el cañón, hice que el primer disparo fuese directo a la cabeza de la estatua.

[Zee]

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Sentí cómo mi cuerpo se relajaba de alivio (no tenía una idea clara de cuándo me había puesto tan tenso) en el momento en el que Ragun mostró sus verdaderas intenciones y atacó a Saavedra en cuanto se colocó a su altura. El veloz y poderoso Láser Oscuro del jugador fue esquivado, aunque con no poco esfuerzo, por el Reaper.

—Es rápido. Y tiene muy buenos reflejos. Demonios —maldije, apretando los dientes por verme superado. Siempre había tenido una gran confianza en mi veloz y danzarín modo de lucha, pero parecía que sería inútil contra el entrenamiento de Saavedra.

No obstante, por más veloz que fuese, el Reaper no gozaba de omnipresencia. Aunque lograba esquivar un ataque o dos, otros tres más le daban de lleno. Ahí estaba la clave: en el número. Si tan sólo lográsemos acorralarle y atacarle por todos los flancos... tal vez la victoria podía ser nuestra.

Todavía teníamos que voltear el tablero. Nos estábamos viendo superados.

—¿Rechazáis entonces mi oferta? —preguntó Saavedra, retóricamente, con un amenazante tono de voz, escondido detrás de la fuente de agua—. Parece ser que he sido demasiado generoso. O quizás no seáis conscientes de a quién os enfrentáis, después de todo...

Sin previo aviso, Saavedra dio un gran salto y se colocó en la cima de la estatua. Abandonando su estilo burlón y orgulloso, lanzó dos cartas sin hacerlas girar o sin mostrarnos su diseño... dirigidas hacia mí. Aunque reduje la gravedad a mi alrededor, me vi superado en unos instantes: su efecto mágico era imposible de bloquear.

El Sumo Sacerdote. La Estrella.

Reconocí el último diseño a duras penas: el mismo que había afectado a Fátima. ¿Iba a dejarme ciego? Al contario que mi compañera, eso me imposibilitaría por completo; no podría atacar a Saavedra si no podía ver. Deseé con todas mis fuerzas verme capaz de seguir luchando...

Mi súplica se vio respondida. Las dos cartas me golpearon casi al mismo tiempo, quemándome por dentro en cuanto hicieron contacto con mi piel. No me cegaron sin embargo; aunque mis ojos se llenaron de lágrimas, había conservado la vista. Podía luchar... pero mi sangre quemaba. Ardía como hierro fundido en todo mi cuerpo, desde la punta de los dedos hasta la coronilla.

Solté un alarido de dolor y me llevé la mano al corazón, donde el dolor era más fuerte. Mi espalda se curvó y mis dientes se apretaron, como en un instinto para apartar el escozor, pero fue en vano.

Y luego, algo inesperado sucedió.

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BGM: Descent into Madness

Ella volvió.

—¿Lo ves, Xefil...? Por eso me necesitas... Abraza la Locura, la Demencia, la Insania. ¿Puedes sentirme? ¿Mis manos tomando las tuyas y guiándote en nuestra salvaje danza? Abandona todo... No pienses: sólo siente. Déjate guiar por tus más puros instintos.

>>Sólo lucha.

—¿Né-Némesis...? No, tú no estás aquí. ¡No te dejaré llevarme de nuevo!

Era una mentira por parte de Saavedra. La Locura se había ido. ¡Era libre! No... no podía...

—Por eso eres débil. Siempre luchando por otros, sin interesarte por tu propia vida. Eres demasiado humilde y pensante. Y eso te hace débil.

>>Por eso no pudiste salvarlos; por eso cayeron dormidos. Por eso Axel y Ragun te abandonaron. Por eso Nanashi te traicionó. Por eso Nadhia no se interesa por ti y prefiere a Light antes que a tu estúpido papel de príncipe.

>>Débil... ¡Débil!

No pude aguantarlo más. Me llevé las manos a la cabeza y dejé salir un salvaje grito:

—¡Sácalo, Saavedra! ¡¡Sácalo!!

Estaba envenenado. Tanto física como mentalmente. No podía... no podía luchar así... Si no paraba...

Iba a volverme loco...

—¡¡Que lo saques, te he dicho!! ¡¡SÁCALO!! —rugí, apretando mis sienes con todas mis fuerzas, extendiendo el último sonido en nuevo grito.

Llevé mis manos temblorosas a mis bolsillos y con no poco esfuerzo envolví mis dedos alrededor de un frasquito de cristal. Desesperado, me llevé la Poción a la boca sin destaparla. Aquello me hizo enfadar aun más, por lo que la mordí con fuerza para sacarle el corcho; sin embargo, mis dientes se hundieron en el vidrio y lo hicieron estallar en decenas de pedazos que me cortaron la boca.

Aun así, me tragué todo, sufriendo las consecuencias. Al instante me dio un ataque de tos en el cual escupí varios pedazos de cristal y no pocas gotas de sangre. No era nada, sin embargo, comparado con el ardor en el resto de mi cuerpo.

Y nada especialmente comparado con el daño psicológico. No podía soportarlo.

—¡Maya, cúbreme y mantenme vivo! —ordené, furioso, girándome a mi compañera. Debí asustarla, por supuesto, con mis ojos brillando con un rojo escarlata y con un líquido del mismo color corriendo por las comisuras de mi boca. No podía controlarme. Y pensar... que la Locura ni siquiera estaba allí—. Voy a ir sin piedad...

Mi mente se enfocó en una sola cosa: destrozar a Saavedra. Hacerle pagar por atreverse a envenenarme y a traer a la Locura de vuelta. Por atacar a mis amigos. Por llevarse a Axel y a Ragun. Por todo lo que hubiese hecho antes y estuviese por hacer todavía. Eliminarlo. Matarlo si era necesario. Hacerle sufrir.

—Vamos a bailar.

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BGM: Fight the Madness

Sin embargo, algo me detuvo por unos instantes: los ataques de Yagami. Uno de sus cañonazos se había dirigido a la fuente, que soltaba agua a presión.

Y Neku había arrancado ya varias máquinas...

...eléctricas.

—¡Fátima, Neku! —llamé, para luego señalar a la fuente con la daga y, luego, al cableado que había quedado descubierto. Rezando, cabe añadir, porque la pareja comprendiera mi mensaje. Después decidí hacerles una seña; sin hacer sonido, moviendo sólo los labios, añadí—: Tués. Ten. Lo.

Con el apoyo de Maya y la Poción, me sentía listo para luchar. El veneno seguía haciendo efecto, y continuaría allí por un rato. Pero si no me movía, era probable que no nos quedase ninguna otra oportunidad.

—¡Light, Ragun, conmigo! —llamé, echando a correr al frente. Apuntando al Reaper (que podía o no estar en la cima de la fuente) con mi mano libre, me arriesgué a lanzarle un Púlsar, esperando que la distorsión espacial pasara desapercibida a sus ojos y lo obligase a retroceder, con suerte a perder el equilibrio. Acompañado por mis dos amigos, ataqué de inmediato, esperando que Saavedra no tuviese oportunidad alguna de sacar sus cartas, seguramente ocupado con alguno de los ataques a distancia.

Cuando me hallara cerca de él, golpearía con mi daga salvajemente. Bailaría la Danza de la Demencia al luchar con él, esperando ser lo suficiente escurridizo para atacarle y esquivar sus golpes al mismo tiempo; prestando, además, no poca atención a Neku, quien debía asestar un golpe preciso para obligarle a retroceder, y dándole siempre su espacio a Ragun y a Light para apoyarme.

Debíamos ganarle.

Íbamos a ganarle.

[Sombra]

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—¡Mierda! —exclamé cuando vi que Andrei se había dado cuenta de mi plan, respondí con mi Láser Oscuro esperando que le atravesase de lleno... Pero no fue así.

Andrei no solo era ágil y veloz. También poseía unos reflejos impresionantes. El láser rozó su hombro haciendo que soltase un alarido de dolor.

Retrocedí de un par de saltos para dejar vía libre a los demás. En ese momento, una máquina de aquellas salió volando hacia la chica... No, había ido directamente contra el sincorazón que parecía una bocina.

Todos se sincronizaron lanzando sus ataques contra el enemigo, el "Zanhaorio" lanzaba bolas de energía por sus manos mientras que su compañera se dedicaba a disparar una metralla de proyectiles diminutos de los cuales algunos habían logrado acertarle.

—¿Rechazáis entonces mi oferta? —preguntó el gitano escondiéndose tras la fuente—. Parece ser que he sido demasiado generoso. O quizás no seáis conscientes de a quién os enfrentáis, después de todo...

De pronto, el cuerpo del Aprendiz apareció sobre la fuente y lanzó un par de naipes contra Xefil.

—¡Xefil! —exclamé al ver a mi compañero llevándose la mano al pecho, realmente dolorido mientras de sus ojos caían enormes lágrimas.

Su grito me hizo reaccionar. Teníamos que vencer cuanto antes. En ese momento, una bala de cañón salió del sincorazón dirigida hacia Andrei... No, iba demasiado bajo para... ¿Aquel era su plan? ¿Mojarle?

Si la chica pudiese volver a atacar... Pero parecía como si hubiese perdido la vista o algo, sus ojos no "nos miraban".

¿Cegada? Tal vez, sería la única explicación que podría encontrar.

—Tú, eras Fátima, ¿no? —llamé a la chica intentando recordar su nombre—. Andrei está flotando sobre la fuente, ¿crees que puedes atacar?

—¡Sácalo, Saavedra! ¡¡Sácalo!! —escuché gritar a Xefil de pronto con una mirada llena de odio, una mirada sedienta de sangre. Acaso el era... ¿Estaba siendo afectado por la oscuridad? No, no era eso. No sentía Oscuridad, aunque aún así algo estaba pasando...

>¡¡Que lo saques, te he dicho!! ¡¡SÁCALO!! —volvió a gritar. ¿El efecto de alguna maldición? ¿Veneno?

—¡Fátima, Neku! —llamó a la pareja a lo cual hizo unos gestos con la boca.

—¿Tuéstenlo? —pregunté algo curioso, ¿a qué se refe...?

Oh, claro. ¿Por qué no lo había pensado antes? Las máquinas habían sido arrancadas y soltaban chispas, la fuente echaba agua a presión... Combinando esas dos cosas...

—Hay que derribar a Andrei para electrocutarle —susurre para que la chica me escuchase.

—¡Light, Ragun, conmigo! —ordenó de pronto Xefil de una forma que jamás había visto. ¿Tan enfadado estaba?

—Light, la Fusión es necesaria —le dije a mi compañero mientras me dirigía a junto Xefil para cubrirle. Saqué nuevamente la cadena y empecé a hacerla girar velozmente mientras corría hacia él.

Dejaríamos a Xefil luchar para no entrometernos mucho, si conseguía acertar el golpe obligaríamos al "Monarca de la Locura" retroceder para que fuese nuestro turno, lo mismo que haríamos en caso de verle en peligro.

—Light, ¡ahora! —animé a mi compañero para que usásemos juntos nuestra fusión.

Alcé mi mano haciendo que una luz de color negra rodease mi cuerpo. El cuerpo de Andrei respondería a mi "luz" haciendo que de su corazón saliese una larga cadena cuyo extremo se dirigiría hacia las manos de Light.

—¡Mátalo!

[Suzume Mizuno]

—¿Ha funcionado? —inquirió, entre emocionada y asustada cuando se hizo el silencio.

Qué sensación más extraña era la de no ver. De repente los sonidos parecían ser mucho más fuertes, más violentos, y venir de todas partes. No conseguía ubicar casi nada, excepto a Neku a su lado. Estaba muerta de miedo. En cualquier momento podrían atacarla y si Neku no la avisaba, no habría nada que pudiera hacer. Como antes; habría jurado que algo enorme se dirigía contra ella, pero que terminó por pasar sin tocarla. El corazón le latía desbocado. ¿Habrían conseguido hacerle daño a Andrei? ¿¡Cuándo podría volver a ver!?

—¿Rechazáis entonces mi oferta? Parece ser que he sido demasiado generoso. O quizás no seáis conscientes de a quién os enfrentáis, después de todo...

Fátima se estremeció. Genial, sonaba bastante entero para su gusto. De repente alguien, ¿Xefil?, lanzó un alarido de dolor que le congeló la sangre.

—¿¡Qué está pasando!? —gimió, sintiéndose más inútil y vulnerable que nunca—. ¡Neku, dime qué está pasando!

—Si no os rendís, os eliminaré. A todos.

La amenaza de Andrei resonó en su mente con mucha más fuerza de lo que lo habría hecho en caso de haber podido ver. Se encogió sobre sí misma, cerrando los puños sobre la tela de los pantalones con tanta fuerza que pudo sentir cómo se le cortaba la circulación. No debía dejarse llevar por el miedo, no debía, no debía… Pero la oscuridad que la rodeaba por todas partes, la incapacidad para defenderse…

Escuchó una serie de potentes disparos y, después, lo que le pareció que era agua. ¿Agua? Ah, sí, había una fuente, ¿no? Pero eso no le ayudó a comprender qué estaba ocurriendo a su alrededor.

—Tú, eras Fátima, ¿no? —pegó un respingo

—¿Quién..?

—Andrei está flotando sobre la fuente, ¿crees que puedes atacar?

Su voz… ¿Sería el chico que iba vestido de sirvienta? No sabía cómo se había dado cuenta de que no podía ver, porque le estaba indicando el lugar donde se encontraba Andrei, pero cómo lo agradeció en ese momento. Sintió que le volvían las fuerzas, una mínima confianza.

—¡Sí!

—¡Sácalo, Saavedra! ¡¡Sácalo!! —Xefil comenzó a gritar, con un tono que le puso los pelos de punta. Parecía que estuvieran torturándolo vivo—¡¡Que lo saques, te he dicho!! ¡¡SÁCALO!!

—¿¡Pero qué...!? —exclamó ella, asustada.

—¡Fátima, Neku!

Fátima se quedó tiesa, a la espera de una orden, de algo, de…

Pero no hubo nada más. Ni una palabra. Ahogó una exclamación al darse cuenta de que Xefil debía pensar que ella veía; debía haberle hecho algún gesto, alguna señal…

Entonces, la misma voz de antes vino al rescate y le susurró:

—Hay que derribar a Andrei para electrocutarle

“¿Electrocutar? ¡Por su puesto, las máquinas!”

Entonces Xefil llamó la atención a Light y Ragun y Fátima comprendió que ya no le dedicarían más indicaciones. Intentó sacudirse el aturdimiento de encima, todo estaba pasando tan rápido que casi no le daba tiempo a pensar. Extendió la mano hacia donde estaba Neku y le hizo un gesto para que se acercara:

—¡Ponme de nuevo en dirección a Andrei! ¡Voy a atacar, luego tú lánzale algo pesado, una mesa o una máquina otra vez! ¡Vamos, hay que derribarlo!

Esperó unos segundos a que Neku la orientase de nuevo y volvió a crear un bumerán ardiente. Sin perder un instante lo arrojó contra Andrei, impulsándolo con el viento, y exclamó:

—¡Rápido Neku!

“Oh, por favor, por favor, que funcione…”

Lo demás quedaba en manos de sus compañeros.

[Light]

¿Un Sincorazón? Qué demonios…

En efecto, Yagami le había dejado al cuidado de un simpático Sincorazón bocina, bastante útil además, pues no tardó en hacer sonar su trompeta para liberar su poder curativo sobre él y Xefil.

Aunque… ¿Era ético utilizar Sincorazón en el combate? ¿Protegerlos en vez de acabar con ellos?

¿Era correcto que utilizaran la oscuridad, aunque fuera por el bien de la Luz? Light observó a Ragun de reojo. Seguramente aquella duda no residía en su corazón; él utilizaría la oscuridad para proteger a sus compañeros.

Luz y Oscuridad.

Su abuela le había enseñado sobre ambas, por igual, pero él nunca había aceptado a la segunda; le causaba terror en todas sus facetas. Por ejemplo, el muchacho no pudo dormir con la luz apagada hasta los cinco años. Sonaba un poco ridículo, sí, pero eso sólo sería el comienzo. Pasados unos años, escucharía sobre las sombrías criaturas conocidas como Sincorazón de la boca de su abuela: repulsivos monstruos devoradores de corazones que temería y odiaría con todas sus fuerzas, al igual que la odiosa oscuridad que utilizaban para engendrar.

Obviamente, Light nunca le había confesado a nadie todo esto. ¿Qué opinarían de un elegido de la Luz aterrado por la Oscuridad? ¿Qué dirían sus padres?

Debía dejar sus miedos aparte y luchar con su compañero.

Aquella sería la primera vez que utilizaría la Oscuridad.

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El combate había comenzado y sus combatientes hicieron sus primeros movimientos. Fátima lanzó un boomerang ardiente que impactaría exitosamente contra Andrei, degenerando un poco la barrera de monedas y fichas que le protegía. Su compañero pelirrojo consiguió levantar mágicamente una de las mesas, con propósito de lanzársela contra su rival.

Así lo hizo; el ataque coordinado entre ellos funcionó a la perfección. El cañón de Yagami tampoco se quedaba corto, pues había conseguido herir a Andrei con uno de sus cañonazos.

—¡Genial! —expresó un Light eufórico que no cabía en sí de gozo.

—¿Me permites leerte el futuro?

Extraña y amable sugerencia de Andrei que se tradujo en un ataque contra Fátima. El tahur lanzó una de sus cartas hacia la aprendiz, la cual chocó contra su pecho y activó el efecto de la ceguera.

—¿Qué ha hecho? —preguntó Light, sin entender muy bien el efecto del inconveniente ataque, aunque lo comprendió fácilmente tras presenciar los movimientos desorientados de Fátima con los brazos.

¡Está ciega!

—¿Que nadie más va a morir hoy? —Andrei se rió descaradamente de la afirmación de Xefil—. Te has tragado las palabras de Hanekoma. Igual que todos los demás... Pero nosotros sabemos la Verdad. Sabemos qué hay más allá de la eliminación.

Materializó otro de sus peligrosos naipes en su mano. Light no lo reconoció, pero se trataba de la carta que representaba La Muerte.

—¿Queréis saber la Verdad? ¿Por eso estáis aquí? Yo os la contaré. Si os rendís aquí y ahora, si desistís de lograr el disco, os narraré sus mentiras... Y quién maneja en realidad vuestras fichas de ajedrez, mis peones.

—No. No vamos a rendirnos sin intentarlo —le advirtió con firmeza, preparado para recibir su posible ataque.

—Yo quiero saber la verdad de la que hablas, Andrei —contestó Ragun, acercándose a él sin más—. Me parece un trato razonable ese del que hablas.

Está mintiendo.

Sabía que su compañero no podía estar habando en serio. Ambos eran invencibles, y no necesitaban parar este combate para conseguir esas respuestas. Los dos podían conseguirlas si tumbaban al Reaper, obteniendo el ansiado disco que éste protegía con tanto recelo.

No, no se iban a echar atrás ahora. Ragun no iba a aceptar ese trato, no podía hacerlo, ni hablar…

—De todos modos... Tú eres un Reaper, pocas posibilidades tenemos los jugadores contra vosotros, ¿no? Sé reconocer cuando retirarme a tiempo.

Light levantó la cabeza lentamente y clavó una mirada fría en su compañero vestido de sirvienta, atento en todo momento a cada sílaba de sus palabras, sin pestañear o desviar la vista...

Sin perder la confianza que tenía depositada en él.

“Juntos somos invencibles, ¿verdad?”

“No te quepa duda”

Así que es eso…

—¿Me tomas por tonto, niño? Está claro que sólo pre...

Andrei adivinó sus intenciones, pero no antes que Light. Ragun le atacó de repente, disparando contra él un láser de oscuridad que consiguió acertarle en el costado. El adversario dolorido contraatacó utilizando una de las tragaperras, la cual chocó sin piedad contra el Sincorazón curativo que Yagami había invocado hace unos segundos, el que se encontraba justamente detrás de Light.

—¡Mierda!

A continuación, Maya, Fátima, Neku y el cañón de Yagami lanzaron sus ataques contra el enemigo. Prácticamente todos estos acertaron, aunque Light no pudo evitar sentirse un poco inútil. Sin armas a distancia como ellos, su protagonismo en el combate contra un contrincante volador inevitablemente disminuiría.

—¿Rechazáis entonces mi oferta? Parece ser que he sido demasiado generoso. O quizás no seáis conscientes de a quién os enfrentáis, después de todo...

El siguiente en recibir los desagradables naipes mágicos de Andrei sería Xefil. El pobre muchacho no pudo esquivar el ataque de ninguna manera y se vio obligado a sufrir los efectos de las cartas, a duras penas.

—¡¡Xefil!!

—¡Sácalo, Saavedra! ¡¡Sácalo!! —Light se mantuvo inmóvil como una estatua, presenciado la cólera de Xefil, o mejor dicho: la Locura. ¿Estaría su compañero poseído por Nemésis otra vez?

>>¡¡Que lo saques, te he dicho!! ¡¡SÁCALO!!

—Ya es suficiente. Tenemos que derrotarle cuanto antes —sugirió, afligido por los dolorosos alaridos de su compañero

—¡Fátima, Neku!

Tués. Ten. Lo.

Light se percataría del mensaje tras dirigir la vista una vez más hacia Andrei y la refrescante estatua sobre la que se había colocado, la que acababa de ser uno de los blancos del cañón Sincorazón. Si empapaban a Andrei de agua, podrían…

¡Electrocutarle con el cableado que quedaba descubierto!

—¡Light, Ragun, conmigo! —exclamó Xefil, esperando que Ragun y él le apoyaran en el ataque.

—Light, la Fusión es necesaria.

Light asintió a sus sugerencias y apuntó inmediatamente a Andrei con una de las palmas de sus manos, abierta. Dispararía una Onda Lunar tras el Púlsar de Xefil. Si bien su contrincante esquivaba el primer ataque, difícilmente podría evadir de nuevo otro ataque seguido.

—¡Saavedra! ¡Vamos a por ti! —agarró la red de oro con las dos extremidades y salió corriendo con los otros aprendices, hacia Andrei.

Al igual que Ragun, Light no se entrometería demasiado en el combate de Xefil. Se limitó a permanecer detrás de él, enarbolando su red y preparado para cazar al vuelo todas las cartas mágicas que Andrei pudiera utilizar contra él ó contra sus compañeros. Como si se tratara de la mariposa de Yami, y para evitar que los naipes chocaran contra sus cuerpos, se abalanzaría sobre las cartas en el momento justo y las cazaría.

Es decir, se mantendría protegiendo a sus compañeros, preparado para utilizar la Fusión en el momento preciso.

—Light, ¡ahora!

Después de que Andrei retrocediera con todos los ataques, Light hizo una seña a Xefil y a los demás para que se alejaran.

Era el momento.

La primera vez que utilizaría la Oscuridad.

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—¡¡Dame tú poder, Ragun!!

Ragun levantó su brazo y se envolvió de un aura oscura. A su vez, Light concentró una energía dorada y radiante en sus manos; la luz lunar que le fortalecería y le haría más fuerte.

Con el poder de la Oscuridad, Ragun consiguió materializar una cadena que conectaba directamente con el corazón del adversario. Los eslabones llegaron hasta las palmas del joven Light, que en aquel momento brillaban con un misterioso fulgor de luz.

Una sensación indescriptible. Ragún y él ahora eran uno sólo; sus fuerzas se combinarían para lanzar un único y devastador ataque. La horrenda Oscuridad que tanto odiaba y que ahora le tocaba esgrimir había entrado en contacto con él, y la verdad…

No era tan horrible como se la había imaginado.

—¡Mátalo! —como si hiciera falta decirlo. Light asintió a su orden con un rugido y tiró de la cadena sin más, con Andrei incluido, para agarrarla por un eslabón más alejado de él y facilitar así la ejecución del ataque que preparaba.

Inmediatamente, apretó la mandíbula y empezó a girar sobre sí mismo, sosteniendo la cadena con su fuerza descomunal, sin flojear lo más mínimo, paseando en círculos y por el aire al encadenado de Andrei, haciéndole pasar a través del chorro de agua a presión de la fuente (en el caso de que no se hubiera mojado con anterioridad).

Cogiendo impulso para el lanzamiento final…

Luna y oscuridad; las eternas compañeras cooperando juntas.

Su fuerza bruta y la Cadena de Memorias de Ragun, combinadas.

El Colapso de Memorias.

¡Sí! ¡La pareja de jugadores invencible lo daría todo con su ataque final!

—¡¡Ahora!!

Tués. Ten. Lo.

Antes de que empezara a marearse por las vueltas y peligrara la ejecución de la Fusión, fijó visualmente el destino de su lanzamiento y soltó finalmente el eslabón, enviando de esta manera al húmedo Andrei contra el cableado que le electrocutaría, sumado además a los daños contundentes que tendría que afrontar por amortiguar con la fusión de lleno.

Pero... ¿Habría finalizado ya el combate?

—¡¡Ya está!! ¡Pero no bajad la guardia en ningún caso! —exclamó, retrocediendo un poco para guardar las distancias con su adversario.

Tras advertir a sus compañeros, se mantuvo a la defensiva de nuevo, con la red alzada y preparado una vez más para evadir sus muebles voladores o para cazar al vuelo cualquiera de los ases que Andrei tuviera preparado. No permitiría que Xefil, Ragun, o cualquiera de los presentes sufriera más.

Nadie morirá hoy.

[Zodiark]

Los ataques de todo el grupo fueron certeros y logramos golpear a Andrei, que se escondió detrás de la fuente.

—¿Rechazáis entonces mi oferta? Parece ser que he sido demasiado generoso. O quizás no seáis conscientes de a quién os enfrentáis, después de todo...

Sonreí confiada, aquel tío estaba amenazándonos pero ya había visto de lo que éramos capaces entre todos. No lo tendría tan fácil.

Pero aquella sensación de superioridad no duró demasiado. Andrei volvió a levitar en el aire, flotando por encima de la estatua, y lanzó dos cartas contra mi compañero. Los efectos de las cartas no tardaron en verse reflejados en el cuerpo de Xefil, que gritó de dolor y se llevó una mano al pecho. Mientras hacía levitar mi sombrero alrededor de la estatua, me acerqué rápidamente al chico para ayudarle.

—Si no os rendís, os eliminaré. A todos.

—¡Xefil, Xefil! —exclamé agachándome junto a él—. ¿Qué te ha hecho? ¡Maldita sea!

Comencé a preparar un hechizo Cura para socorrer a Xefil, pero de pronto, se llevó las manos a la cabeza y exclamó:

—¡Sácalo, Saavedra! ¡¡Sácalo!! ¡¡Que lo saques, te he dicho!! ¡¡SÁCALO!!

El grito de mi compañero me asustó, interrumpiendo mi hechizo, y acto seguido metió su mano en el bolsillo y sacó un frasco que mordió, rompiéndolo en pedazos y llenándose la boca de cristales y escupiendo sangre. Supuse que sería una poción.

—¡¿Qué haces?! ¡¿Se te ha ido la pinza?! —exclamé al ver el charco de sangre que estaba formando.

—¡Maya, cúbreme y mantenme vivo! —exclamó girándose hacia mí—. Voy a ir sin piedad...

Sus ojos eran rojos como la sangre, igual que el color del que se habían teñido sus labios como consecuencia de morder el frasco. ¿Qué le estaba pasando a Xefil? ¿Qué significaba aquello? Para mí era más siniestro de Ragun... ¿Qué clase de ser era mi compañero?

Asentí asustada con la cabeza y le lancé un hechizo Revitalia para intentar mantenerle con vida, no parecía encontrarse demasiado bien. A continuación, me fijé en que mi gorro había quedad en el suelo ya que había dejado de controlarlo al ir a ayudar a Xefil, así que decidí volver a hacerlo levitar hacia la cara de Andrei para tratar de reducir su visión lo máximo posible durante un tiempo al menos.

Los demás se dispusieron a volver a la carga, al parecer tenían un plan, pero no podía distraerme, debía ocuparme de controlar la salud de Xefil, que iba directamente a por Saavedra dispuesto a destrozarle. Mi compañero había entrado en un estado de locura y yo tenía miedo, no sabía cómo iba a acabar aquello.