[Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 3

Sector 5 - Mansión

Nunca olvidarás que tomaste parte en alguno de estos jolgorios. Kazuki tampoco.

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

[Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 3

Notapor Soul Artist » Sab Dic 22, 2012 1:00 am

TR13M3L1, 1L3C...

Alec Ocus no despertó en la mansión de Villa Crepúsculo, como estaba pensado que sucediese. Directamente, no despertó en ningún sitio. Al contrario que el resto de Jugadores, estaba viviendo un sueño muy vívido, una pesadilla de la que no podía terminar de escapar.

Todo a su alrededor era puro caos. Haces de luz se movían como locos, sin control ni lógica alguna entre la oscuridad y lo que parecían ser llamas de colores que le obligaban a tomar un único camino: un pasillo de fuego por el que sólo podía avanzar.

Quizás Alec pensase que era inmune al miedo, pero aquella situación, cuanto menos, le angustiaba. A cada paso que daba, gritos y susurros le acosaban en su mente, con imágenes de su vida cruzando su mente a todo correr: la traición de Yagami, Andrei a punto de terminar con su existencia, los gritos de Nadhia durante la Copa Hefesto por aquella flecha clavada, la risa de Neso...

Y aquella horrible voz. La que repetía constantemente la misma orden:

¡TR13M3L1!

El suelo comenzaba a quemar. A través de la suela de su calzado, Alec podía notar cómo sus pies sufrían a cada paso que daba, como si estuviese pisando magma pura; era inevitable sudar ante aquella situación, sofocado por las llamas. Comenzaba a quedarse sin respiración, sus párpados a duras penas se podían levantar. Y no era capaz de despertar, por mucho que quisiera.

Desgraciadamente, la situación se complicó más para él. Al rato de avanzar, un Sincorazón Sombra surgió del suelo ante él, bailoteando y burlándose de su debilidad. En circunstancias normales estaría chupado acabar con él, pero con todo aquel caos a su alrededor, los recuerdos que le venían a la mente, las voces de su cabeza, el calor... Pelear en aquellas circunstancias sería muy complicado.

Las cartas no acudirían a él. Pero sí lo haría su Llave Espada.

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Fecha límite: 24 de Diciembre, 17:00 p.m., hora peninsular.
Fecha de la próxima ronda: 25 de Diciembre, hora desconocida (madrugada).

Recuerdo a los presentes que no permito ningún post más allá de la hora.
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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 3

Notapor LightHelco » Lun Dic 24, 2012 5:39 pm

Calor.

Dolor.

Miedo.

Si a una bruja condenada a la hoguera le preguntaras como se siente, lo más probable es que te respondiese eso…y en parte era lo que yo sentía en aquel momento.

Aquel lugar en el que me había despertado no podía ser parte de la tranquila ciudad de Villa Crepúsculo, era más cercano al infierno. Haces de luz que me cegaban y llamas de variopintos colores que acababan guiando hacia una única ruta, una que en circunstancias normales habría recorrido sin problemas, pero no eran las llamas y brasas que la componían mi único problema.

Dar un paso por aquella calurosa ruta, suponía revivir momentos que preferiría mantener en el olvido, los insultos y burlas de mis compañeros brujos volvían a ser un coro que encaja perfectamente con aquel lugar. A ellos se les unían las palabras de Yagami, aquellas que sacaron lo peor de mí.

Me llevé una mano al cuello al sentir como este empezaba a escocerme, entre el calor y el delirio que estaba empezando a sufrir, la imagen de Andrei hizo que volviera a sentir el dolor de aquel día.

Todo eso estaba empezando a poder conmigo, apreté los puños y seguí avanzando con la intención de escapar de ese lugar, no iba a dejar que unos malos recuerdos me dejasen indefenso contra las llamas, no iba a morir quemado, no sabiendo que nadie de mi línea lo había hecho hasta ahora. El fuego era el mayor aliado de los Ocus y durante generaciones habían burlado las hogueras, no iba a ser yo ahora diferente. No iba a dejar ese legado morir de esta forma, aquel elemento no iba a matarme…

¡TR13M3L1!


Más bien lo haría todo lo demás. Entre las voces que intentaban frenarme, aquella era la peor. Desde que despertase había estado resonando en mi cabeza, ordenándome traer a alguien ¿pero a quién? La voz se repetía, pero nunca especificaba, consiguiendo solamente irritarme y empeorar mi situación.

Los próximos pasos ya venían acompañados de dolor, los pies me ardían y el avanzar se complicaba cada vez más, aunque el quedarse quieto solo acercaría más mi posible fin…la muerte. Posiblemente el mayor miedo que podía sentir, no deseaba morir, no ahora y no nunca.

¡TR13M3L1!


¡CALLATE! —grité con todas mis fuerzas notando como la garganta se me secaba al momento, aquel calor empezaba a ser asfixiante.

Podía sentir el sudor evaporarse a la par que se me hacía cada vez más difícil el respirar y se me nublaba la vista. Todo esto estaba empezando a llevarme al límite, haciendo que me fuera difícil el mantenerme en pie, menos aun el moverme. Ante mis ojos las llamas se movían con fiereza mezclándose sus colores con los haces, entre todo aquello creí ver algo de color negro moviéndose de lado a lado, como intentando captar mi atención.

Intenté agudizar la vista, aun siendo el mantener los ojos abiertos una tarea complicada, al hacerlo pude distinguir una figura masculina que no tardé mucho en reconocer.

¿An…thoni? ¿Qué…ha-ces aquí? —pregunté sin fuerzas y con una voz que costaba escuchar.

El brujo simplemente rio pasándose la mano por su negro pelo a modo de superioridad, un movimiento típico de él.

Viendo como una de las líneas más importantes de nuestra raza desaparece —soltó una pequeña risilla —. Aunque, la línea de los Ocus acaba con tu madre, tú solo eres un simple humano que no hace más que mentirse a si mismo queriendo ser un brujo, un ser tan falso como la magia que usa.

Nunca iba a callarse, nunca iba a aceptarme como un brujo y por ello lo odiaba, deseaba enseñarle quien era, mostrarle que mi poder podía ser superior al suyo…quería matarlo.

Mírate, Alec —continuo su burla —. Ahí estas quemándote vivo, cuando nadie en tu descendencia ha sufrido nunca una quemadura, los hijos de Anne de Chantraine la bruja inflamable. ¿Cómo puedes decir que eres alguien de esa familia cuando estas muriéndote? ¡Eres un humano, un castigo para Materna y un simple necio que jamás llegará a nada! —acababa de cruzar la línea —. Tu muerte es necesaria para que la vergüenza que cae sobre nuestra raza desaparezca.

>¡Arde en las llamas, Alec, demuestra que nunca serás lo que tus mentiras desean!

No podía pensar, no podía siquiera ver nada mas aparte de él, iba a matarlo, iba a hacerlo de cualquier forma, iba a estrangularlo hasta dejarlo sin aliento.

¡CALLATE Y MUERE, TRAIDOR!

En carrera y como si de un caballo desbocado me tratase, me lancé a por él con la intención de acabar con su existencia.
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Notapor Soul Artist » Mié Dic 26, 2012 2:58 am

Las alucinaciones de Alec tuvieron un efecto un tanto inesperado en la Sombra. El pequeño Sincorazón se transformó lentamente hasta tomar el aspecto del chico que él creía ver, el cual tomó la Llave Espada por su filo sin problema alguno y sin apenas despeinarse. Observó a Ocus frente a frente, mostrando una amplia sonrisa... Y apretando ligeramente su puño, hizo estallar su arma en cientos de trozos de luz.

Al acabar con su arma se apresuró a tomar al aprendiz por el cuello, alzándolo en el aire y sin contestar a las acciones del chico. Comenzó a apretar con fuerza, a dejarle sin respiración con la idea de ahogarle y terminar con su existencia.

Tráemela, Alec...

El rostro de Anthoni se iluminaba cada vez que decía esas palabras. Sus ojos y su boca desaparecían para dar lugar a focos de luz que surgían de su interior, una luz tan fuerte que le cegó por completo durante unos segundos. Cuando volvió a recuperar la vista, vio que se encontraba de nuevo en...

Tierra de Partida. Aquello era sin duda una de las pequeñas colinas de Tierra de Partida, con el castillo a lo lejos. Pero ya no era el lugar apacible y cariñoso de antes: el duego despertaba al pie de la montaña, con ríos de magma y un tono rojizo en el cielo de sangre y calor.

Anthoni cogió a Alec y lo lanzó con todas sus fuerzas hacia la magma, volando por el cielo. Sin embargo, el chico falló: el aprendiz cayó en la plaza de la entrada al castillo, a escasos centímetros del precipicio que lo separaba con la muerte definitiva.

Pero no se detuvo. Anthoni expulsó un grito desgarrador y de su espalda surgieron alargadas de araña, largas, peludas y deslgadas que le permitían moverse a gran velocidad; comenzó a descender la colina hasta el puente, donde se comenzó a dirigir hacia Alec.

¡¡Tráemela!!

Las opciones de Alec eran limitadas. Las puertas del castillo habían desaparecido, y eso significaba que estaba a merced de su enemigo. Podía huir a las típicas localizaciones de su interior: su habitación, la biblioteca, el comedor o la sala del trono. Elegir bien era importante: ¿quién sabía lo que podía suceder en cada una? Quizás incluso montarse una estrategia para detener a aquel monstruoso Anthoni...

Pero existían otras opciones. Podía intentar despistar a Anthoni y huir hacia las colinas, o podía intentar dialogar con él. ¿A quién quería que le trajese? ¿Por qué? Tantas cuestiones...

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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 3

Notapor LightHelco » Vie Dic 28, 2012 8:47 pm

Anthoni no tuvo problema alguno para detener mi llave con su mano, cosa que no podía terminar de comprender, no estaría al cien por cien de mis fuerzas, pero mi rival no era lo suficientemente fuerte como para parar un ataque de esa forma y menos aún, destrozar un arma.

No puede ser, tú no ti- ¡agh! —el brujo me agarró por el cuello alzándome en el aire para mayor sorpresa.

No podía creer que pudiera hacerlo, ¡tenía que ser una alucinación! Anthoni aun siendo alto, no me llegaba siquiera al cuello y en cuanto a fuerza no se podía ni comparar, ningún brujo era capaz de levantar algo más que un cuarto de su peso, mientras que yo había demostrado tener más aguante y resistencia, pero ahora todo era diferente, aquel al que aturdía de joven con un simple puñetazo era el que me tenía su merced con solo agarrarme del cuello.

Pensaba que no me volvería a sentir así, luchando de esta manera por conseguir una bocanada de aire. Podía notar los ojos de este clavados en los míos, aquellos malditos ojos azules y fríos como el hielo con el que le encantaba jugar.

¡Deberías estar derritiéndote!” pensé forcejeando para liberarme.

Tráemela, Alec...

Aquella frase hizo que me detuviese por un momento, había visto perfectamente como salía de la boca de mi rival. No tuve mucho tiempo para pensarlo, ya que según la iba repitiendo, su cara se iluminaba hasta que sus ojos y boca se convirtieron en unos potentes haces de luz que me cegaron al momento debido a la proximidad.

Con los ojos cerrados debido a la ceguera, noté como Anthoni me lanzaba por los aires sin esfuerzo alguno haciendo que aterrizara sobre un suelo duro y frio como de piedra…bueno, si era de piedra y no un suelo cualquiera, sino el perteneciente a la entrada del castillo de Tierra de Partida, o algo que se la parecía.

El fuego anterior no había desaparecido y estaba devorando el mundo a modo de volcanes y lava. Nuestra intención era volver, pero si todo lo que estaba viendo era real no iba a ser el único decepcionado.

Antes de que pudiera recuperarme del golpe y menos descubrir a donde había parado mi sombrero durante el vuelo, Anthoni me sorprendió con una nueva sorpresa. Con un gritó que podía escucharse por todo el lugar, de la espalda del joven empezaron a salir unas enormes y alargadas patas de araña con las que empezó a acercarse rápidamente a donde yo estaba.

¡¡Tráemela!! —volvió a gritar a medio camino de llegar hasta donde estaba.

¿Traerle a quién? Era la pregunta, pero no tenía muchas ganas de dialogar con aquella mezcla entre lo que más odiaba y mi animal favorito. Debía salir de allí rápido, pero las puertas del castillo parecían haberse vuelto simples paredes y el resto de las salidas daban a salas cerradas que podían volverse peor que aquella plataforma sobre la lava.

Teniendo algo pensado o no, me levanté para echar a correr hacia alguna salida. La biblioteca estaba cerca y sabía de otra puerta que daba hacia un pasillo por el que podía despistar a Anthoni, pero el miedo de morir allí y el cansancio hicieron que me confundiera de puerta yendo a parar hacia la del comedor.

¡Te traeré lo que quieras cuando me digas de una vez que es! —rugí antes de entrar por la puerta para ocultarme, con suerte podría acceder a la cocina y usar algún que otro cuchillo de esos para cortar la carne más gruesa, aunque en ese momento pensase en que libros podría lanzarle.
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120 minutos restantes...

Notapor Soul Artist » Sab Dic 29, 2012 2:00 am

Alec pudo encontrar un cuchillo que quizás le sirvirse para enfrentarse a su adversario. Las patas de araña de su enemigo eran asquerosas, pero delgadas.

Las puertas dobles detrás de él se cerraron de golpe nada más entrar, con Anthoni tras ellas. Comenzó a golpearlas con fuerza, haciéndolas temblar y provocando que el polvo acumulado en estas y en toda la pared cayera al suelo. Un nuevo golpe; la madera comenzaba a agrietarse. Otro más: una de las patas de araña del monstruo había atravesado ya aquello.

¡¡Tráemela!! —gritó desesperado el monstruo.

¡Te traeré lo que quieras cuando me digas de una vez que es!

Anthoni se detuvo. El silencio se adueñó del comedor, para bien del chico. Lentamente, el monstruo arácnido retiró su extremidad y Alec pudo escuchar el sonido de pequeñas patas golpeando el suelo y alejándose a paso lento. Se iba.

A Shiki.

Anthoni se encontraba a su espalda, sentado sobre la mesa de los Maestros. Tenía su pierna izquierda colgando de la mesa, mientras que la derecha se extendía sobre esta, medio tumbado y apoyado con la mano izquierda. Observaba con interés una manzana roja, la cual parecía atraer absolutamente toda su atención.

Quiero a Shiki. Mi segunda llave. Y antes de que digas que no... Piénsalo bien.

Anthoni agarró la manzana con fuerza, casi aplastándola, y se la pasó en el aire a Alec para que la cogiese al vuelo. Se había vuelto una esfera metálica y grisácea, la cual mostraba la imagen de una chica joven, de pelo negro y con gafas.

No es quien tú crees. Es una embustera que te ha utilizado como peón para lograr su objetivo primordial: ganar el juego y salvarse a sí misma. ¿Lo mismo que tú? No, porque ella sabe algo que tú no.

»Ella conoce la Verdad. Sabe quién eres tú. No eres nadie para esa chica, sólo basura desechable. ¿Crees que miento? Mira la esfera.

Las imágenes que mostraban el objeto circular cambiaron. Primero mostraron a Diana... Y a Shiki a su lado, ambas riendo. En otra imagen, ambas chocaban las manos, como un gran equipo de amigas.

No se detuvo allí. En la segunda tanda de imágenes, Shiki tampoco estaba sola. Nanashi, la traidora de Villa Crepúsculo, le acompañaba. Ambas, pegadas a sus espaldas, se enfrentaban a una horda de ciudadanos de ciudadanos de Villa Crepúsculo con ojos rojos.

Pero yo te ofrezco la Verdad. Yo te ofrezco el fruto prohibido.

La esfera metálica volvió a transformarse en una manzana roja. Tentadora, pura, deliciosa.

Si la muerdes, lo sabrás todo. Quién es ella, quién eres tú, y por supuesto... La Verdad. Sin cortinas de humo. Sin mentiras. Y sólo quiero una cosa a cambio, Alec.

»Que me la traigas.

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Morder el fruto te revelará gran información, pero con tu debida decisión con respecto a Shiki.

Elige bien.

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Fecha de la siguiente ronda: 1 de Enero de 2013.
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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 3

Notapor LightHelco » Dom Dic 30, 2012 10:19 pm

Las puertas se cerraron tras que yo entrara resguardándome del ser que tanto se parecía a Anthoni, pero eso no impidió que este insistiera en tirarla abajo y entrar. Rápidamente busqué algo que pudiera usar de arma, siendo lo único que encontré, un afilado cuchillo que supuse podría cortar en dos las patas de araña.

Los golpes en la puerta eran cada vez más potentes y esta empezó a ceder llegando incluso a romperse mostrando una de las alargadas patas de araña de Anthoni. Me preparé para luchar contra el ser cuando este se detuvo haciendo que el silencio inundase el lugar. Relajé los hombros suspirando aliviado, aunque la calma no fuese a durar mucho.

A Shiki —sonó una voz a mi espalda dejándome helado.

Al girarme pude ver al brujo medio tumbado en una de las mesas admirando una manzana que tenía en su mano. Di un par de pasos atrás volviendo a colocar el cuchillo listo para ensartárselo, aunque al seguir contemplando aquel fruto entendí que le importaba bastante poco que intentara resultar amenazante. ¿Cómo había conseguido entrar sin que me diese cuenta? Incluso con un hechizo de teleportación habría notado su presencia, pero no, se había colado en la habitación como si nada.

Y…¿Shiki? ¿Qué quería de ella? ¿Eliminarla? Aquel tipo que se hacía pasar por Anthoni debía de ser alguno de los Reapers, pero si fuese así ya me habría eliminado a mí hacía tiempo. No, era alguien ajeno a ellos, quizá ajeno al juego, pero fuera quien fuera no iba a dejarle llegar a mi compañera, le había prometido a Neku que protegería a Shiki y a esta que le ayudaría a ganar el Reaper’s Game.

Quiero a Shiki. Mi segunda llave. Y antes de que digas que no... Piénsalo bien.

Me tragué las palabras que iba a decir tras eso ¿por qué iba a entregar a mi compañera en el juego? Tampoco entendía eso de su segunda llave, podía referirse a bastantes cosas, pero no era de dar explicaciones aquella persona.

Sin perder el tiempo, el falso Anthoni me pasó la manzana que había estado observando. Agarrándola al vuelo vi que esta se había convertido en una esfera de un color grisáceo la cual me mostraba una niña de pelo negro y gafas. Nunca había visto a esa chiquilla, así que levanté la mirada hacia el hombre a la par que levantaba una ceja confundido.

No es quien tú crees —continuó refiriéndose a Shiki, ¿era acaso aquella niña con gafas? Tenía que ser algún tipo de ilusión, salvo en casos exactos la gente no podía cambiar tan radicalmente de aspecto —. Es una embustera que te ha utilizado como peón para lograr su objetivo primordial: ganar el juego y salvarse a sí misma. ¿Lo mismo que tú? No, porque ella sabe algo que tú no.

Bajé la cabeza dolorido por aquellas palabras, no terminaba de creérmelas, pero en algo tenía razón: No sabíamos nada y nunca llegarían a decírnoslo. Con la cabeza agachada, pude ver como la esfera volvía a mostrarme imágenes, en esta ocasión de Shiki aliada con…esa chica. No sabía su nombre, pero la recordaba muy bien, era una de las traidoras de Bastión Hueco. ¿Pero que hacía junto a ella? No, tenía que ser falso, una mentira para ponerme en su contra…o la verdad para hacer que este idiota confiado viera como le estaban volviendo a engañar.

Quería confiar en la chica, la había encontrado encerrada en aquel extraño capullo y si tan amiga era de la mujer de Bastión Hueco, no habría acabado ahí. Aun así delante estaba la persona en la que había depositado mi confianza la primera vez, si Shiki era como él, tarde o temprano acabaría eliminándome y juntándose a otro para seguir.

Las imágenes cambiaron, mostrando después a la antigua Maestra Ariasu y mi compañera luchando contra los ciudadanos de la ciudad. Aunque la razón de esta era aumentar mi desconfianza hacia la muchacha, más bien me hacían confiar en ella. La escena era demasiado extraña, Ariasu había confesado que habían tomado la ciudad de una forma no violenta y las palabras del niño del anterior día lo defendían, pero ahí estaban luchando ellas dos y el aspecto de los habitantes era siniestro con aquellos ojos rojos.

¿Qué estaba pasando en Villa Crepúsculo aparte del Reaper’s Game?

Pero yo te ofrezco la Verdad —atención captada, aquel montón de preguntas que empezaban a llenar mi cabeza deseaban alcanzar esa palabra —. Yo te ofrezco el fruto prohibido.

La esfera se transformó otra vez en la manzana haciendo desaparecer la imagen anterior, por suerte dudaba de que se me olvidase fácilmente.

Si la muerdes, lo sabrás todo. Quién es ella, quién eres tú, y por supuesto... La Verdad —si, debía hacerlo, necesitaba aquel conocimiento y saber —. Sin cortinas de humo. Sin mentiras. Y sólo quiero una cosa a cambio, Alec.

La oferta era buena, mi afán por buscar el saber y alimentarme con el conocimiento de lo que me rodeaba mi impulsaba a hacerlo haciéndome olvidar del precio, si mordía aquel bello fruto descubriría la verdad sobre el juego y lo relacionado con él.

Que me la traigas.

Pero, no era tan idiota.

Morderla ahora me convertiría en lo mismo que Anthoni y Yagami, un ser que solo busca poder sin importarle el resto, alguien al que no le importa mentir y utilizar a la gente para obtener lo que quieren y después abandonarlos y humillarlos como los ilusos que son y por nada del mundo quería convertirme en algo así. Aunque rechazarla podía ser un error si lo que me decía aquel fantoche era cierto, no solo perdería una gran oportunidad de saber que se estaba cociendo en el lugar, si no que mi eliminación sería instantánea.

Y luego estaba aquella imagen ¿qué les pasaba en ese momento a los ciudadanos? Supuse que con la Verdad lo descubriría también o quizá todo lo que descubriese no fuesen más que mentiras creadas para hacerse con Shiki.

¡AGH!

¡Aquello me estaba empezando a volver loco! Solo tenía dos opciones, morderla o no, pero las malditas de ellas daban a demasiados resultados y muy pocos satisfactorios. Alguien de Bastión Hueco habría mordido el fruto hacía horas y uno de Tierra de Partido lo habría rechazado al momento, pero yo era el raro que nunca elegía las cosas de forma moral si no con el azar. ¡Oh! Sí, siempre podía dejar a la suerte el que hací-

Alec eres la persona más idiota que conozco” me regañé a mi mismo por pensar en dejar al azar la vida de una persona, aquella decisión la tenía que tomar por mi cuenta, nada ni nadie podía decidir esta vez, solo yo.

Miré la manzana fijamente. ¿Qué prefería? ¿Mantener mis promesas hacia dos personas que acababa de conocer o conseguir lo que más buscaba volviéndome las personas que más odio? Tenía que haber alguna opción más o algo que me ayudase a elegir, algo que me confirmara que coger, pero salvo esa imagen y la forma que conocí a mi compañera no tenía nada más.

Supongo que a veces…debes traicionar a tus aliados para saber la verdad —accedí acercándome la manzana a la boca dispuesto a morderla. No creo que tuviese mal sabor, igual un poco a arrepentimiento, pero era lo que había elegido.

Una pena que no llegara a probarla nunca, ya que antes de que pudiera clavarle mis dientes, está se me resbaló de las manos cayendo al suelo.

No puedo —admití en voz baja —. Puedes considerarme un iluso, idiota e ingenuo. Puedes pensar que soy la persona más manipulable que existe y que haciendo esto voy a cometer el mayor error de mi vida, pero no puedo venderla —miré con decisión a Anthoni dejándole claro que hablaba en serio —. Así es como soy y como quiero seguir siendo, quizá esté equivocado con esta decisión, pero es la que he tomado y nada me hará cambiarla.

> ¡Confió en Shiki y confiare en ella hasta que este juego infernal termine!
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90 minutos restantes...

Notapor Soul Artist » Jue Ene 03, 2013 12:28 am

La manzana rodó hasta los pies de la mesa sobre la que Anthoni se encontraba, el cual frunció el ceño ante su negativa. Se levantó de su improvisado asiento y se agachó a recoger el fruto en cuclillas, inspeccionándolo detenidamente para darle un mordisco él mismo.

Bueno, quise intentarlo por las buenas —aseguró el joven, volviendo a levantarse y caminando lentamente hacia el muchacho—. Pero me temo que no funciona como crees. Tú no eres como dices ser.

Anthoni extendió la manzana hacia Alec, dejándola caer al suelo. De inmediato, la pared que daba a las afueras del castillo se derrumbó, invocando una fortísima corriente de aire que absorbió a Alec y todos los objetos hacia afuera, como si se encontrara en el espacio.

El joven pudo agarrarse a una mesa cercana, pero esta también estaba siendo absorbida. Sólo pudo finalmente agarrarse a un sitio: el suelo, ya en el acantilado que llevaba directo al magma. La fuerza gravitacional era enorme, pero si se soltaba, sabía que moriría.

Anthoni no tardó en aparecer justo encima de él, con una amplia sonrisa de omnipotencia. Colocó su zapato sobre una de las manos de Alec, apretando con todas sus fuerzas.

Fuiste creado sólo para traérmela, treinta y cuatro —aseguró el chico—. Y eso harás, con o sin tu voluntad...

La mano de Alec se soltó. El chico no era capaz de soportarlo mucho más.

Tráemela, Ocus...

Anthoni colocó el pie sobre la mano restante del joven.

... Mi segunda llave.

Alec se soltó, cayendo al vacío.

* * *

¡Alec! ¡¡Alec!!

El joven Jugador despertó con Shiki encima, preocupada por su estado. La chica suspiró al ver que su compañero estaba consciente de nuevo, recuperado del sueño que le había tenido inmerso. Le ayudó a enderezarse y le abrazó con fuerza, como si no le hubiese visto desde hacía muchísimo tiempo.

¡Oh, dios! ¡Pensé que te habían eliminado!

Shiki parecía realmente asustada por lo sucedido. Aquel ya debía ser el tercer día, y el lugar era... ¿La mansión? No sólo la mansión, sino que además estaban en el mismo pasillo que el primer día del juego. Habían vuelto al origen de todo.

Dios, hace... Hace casi noventa minutos que empezó la misión. Tenemos que esperar a que Neku nos envíe una cosa, y tú no aparecías, y... ¿Qué ha pasado? ¿Dónde has estado? Dios, Alec, no sé qué hacer, estamos aquí encerrados y...

Estaba histérica. Parecía demasiado traumatizada; quizás lo primero, antes de comprobar si estaban realmente encerrados por las dos salidas existentes, fuese tranquilizarla... Y después preguntarle a ella.

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Notapor LightHelco » Sab Ene 05, 2013 5:24 pm

La manzana rodó hasta su dueño, el cual la recogió para darle un bocado y terminar así la oferta.

Bueno, quise intentarlo por las buenas —intentó defenderse, aunque los dos intentos de asesinato no se me olvidaban —. Pero me temo que no funciona como crees. Tú no eres como dices ser.

No creo que tú seas el más adecuado para decirme tal cosa cuando mantienes la forma de otra persona, por lo que el que no sea quien creo que soy tiene bastante poca credibilidad —solté no dejándome confundir por lo que decía —, pienso como yo mismo y tengo los mismos recuerdos ¿Por qué debería de ser otro?

El joven no respondió y simplemente dejó caer la manzana al suelo que al tocarlo, generó una potente corriente de aire que empezó a arrástralo todo, incluyéndome a mí, hacia afuera para que la lava se lo tragara. Intenté agarrarme a cualquier cosa de la sala para no morir, una mesa, una silla, ¡lo que fuera!, pero la corriente era demasiado fuerte y todos el mobiliario del comedor acabó en la lava, donde pronto acabaría yo si no conseguía salvarme.

Finalmente acabé agarrando el borde del precipicio, luché por subir a él para ponerme a salvo, pero el falso Anthoni ya estaba allí y con una sonrisa, pisó mis manos con la intención de acabar conmigo definitivamente.

Fuiste creado sólo para traérmela, treinta y cuatro —aseguró pisando con fuerza para que me soltara —. Y eso harás, con o sin tu voluntad...

¿Creado para obedecerle? Los aires de grandeza que estaba empezando a darse aquel tipo empezaban a asquearme. Estaba muy confundido si realmente creía que iba a traicionar a alguien. Aunque no creo que pudiese hacerlo si solo estaba a una mano de morir calcinado.

— [color=#FF8000Tráemela, Ocus... [/color]

Apreté los dientes al sentir como mi segunda mano era pisada, pero aun así no iba a cambiar mi opinión:

... Mi segunda llave.

—[color=#8000BF]¡Ya te he dicho que no lo haré!
—grité con todas mis fuerzas sintiendo como ya no respondía mi mano.

Nunca hubiese pensado que caer al vacío y esperar a que la muerte me llegase pudiesen ser sucesos que los vería pasar de forma tan lenta y pausada. Podía usar aquel tiempo para arrepentirme de haber rechazado la oferta, pero jamás lo haría, iba a mantenerme en mis trece y no dejar volverme en algo que odiaba.

Aunque, si me moría, si acababa eliminado ¿no le habría fallado a Shiki? ¿No había hecho que nos eliminaran a los dos antes incluso de empezar el día? No podía hacer eso, no podía morir y dejarla sola. Tenía que intentar salvarme de esto, no caer a la lava, pero…ya era tarde, demasiado.

Quizá… si que hubiese sido lo mejor el aceptar.

¡Alec! ¡¡Alec!!

Desperté de golpe al escuchar mi nombre.

Lo primero que vi fue a Shiki echada encima de mí asustada. Disimuladamente miré detrás de ella por si estábamos solos, no creo que se pudiese ver tal cosa con buenos ojos.

Por alguna razón no había muerto, mejor aún, había regresado al mundo real o eso suponía al menos.

La joven tras ver que estaba despierto, se levantó para después ayudarme a que hiciera lo mismo, el shock de haber visto la muerte tan de cerca aun se notaba y mi cuerpo no se movía tan rápido como mi cabeza.

¡Oh, dios! ¡Pensé que te habían eliminado! —aseguró aun algo nerviosa y asustada con lo ocurrido ¿Cuánto tiempo había pasado en ese lugar?

Yo también lo pensé por un momento, pero parece que todo ha sido un mal sueño… ¿es esto normal en el juego? —pregunté confuso mirando a mi alrededor. Por lo que podía ver nos encontrábamos en el mismo lugar en el que nos conocimos hacía dos días y por su aspecto, no había pasado nadie por allí ya que parecía seguir todo igual.

¿Pero por qué estar otra vez allí? Habíamos acabado con el nido, sin contar que mi compañera había mencionado que no era un sector accesible durante el juego hasta llegar al final, se cual fuese la misión que teníamos poco veía que fuéramos a hacer en aquel lugar otra vez.

Dios, hace... Hace casi noventa minutos que empezó la misión —siguió Shiki hablando poniéndome en alerta ¿llevaba ya noventa minutos fuera? Eso nos dejaba con tiempo justo para movernos —. Tenemos que esperar a que Neku nos envíe una cosa, y tú no aparecías, y... ¿Qué ha pasado? ¿Dónde has estado? Dios, Alec, no sé qué hacer, estamos aquí encerrados y...

Cierto, tenía que decirle todo lo que había visto y a la vez saber el porqué de aquello, si Shiki podía traicionarme, tenía que saberlo, tenía que ser sincero con ella, pero ella debía serlo conmigo también.

¿Dónde he estado? Bueno, no sabría definirlo y realmente el lugar no importa, pero si lo que ha ocurrido allí —la miré a los ojos antes de seguir, lo que iba a decirle podría hacerle reaccionar de alguna forma y si eso pasaba tendría que darme cuenta —. Alguien adoptó la forma de una persona que conozco y me pidió…más bien ordenó, que te llevase ante él. Me hizo dudar de ti mostrándome imágenes en las que parecías ser amiga de una Reaper y luchabas junto a otra, la Reaper que nosotros conocemos como la traidora de Tierra de Partida, junto a ella…atacabas a los habitantes de Villa Crepusculo.

>No sé qué razones podrían llevarte a hacerlo, la primera escena no puedo terminar de verla como una farsa, pero la segunda era demasiado extraña. Los habitantes se abalanzaban sobre vosotras con unos ojos rojos que los hacían parecer zombis —esperé unos segundos a la par que cogía aire para seguir —. Con esa imagen en mente y las dudas y preguntas que creo, aquel tipo me ofreció un trato, en el que me ofrecía algo que busco siendo Aprendiz a cambio de venderte y…decidí confiar en ti.

Eso era todo lo que podía decirle, el resto no fue más que la pataleta de aquel hombre obligándome a traicionarla y lo que menos entendí de aquel encuentro: Treinta y cuatro. No tenía ningún sentido, no veía la forma en la que pudiese ser alguna copia de mi mismo. Si fuera así sabría que lo era o al menos no pensaría como lo hago.

¿Y si lo fuese? ¿Dónde estaría?”

Shiki podría saberlo, ella había estado en el juego durante más tiempo que yo, debía saber cosas que yo no sabía, debía preguntarle, aclarar mis dudas, asegurarme que no iba a traicionarme como lo hicieron Anthoni y Yagami.

Luego, antes de despertar, el hombre dijo algo más, dijo que había sido creado, me dio un número…supongo que sería para hacerme dudar, ¿no es así? Shiki… necesito que seas sincera conmigo, que me digas lo que realmente está pasando, si lo que me enseño aquel hombre pasó realmente —la tomé por los hombros pero sin llegar a apretar, no intentaba ser violento —. Necesito confiar realmente en ti y para eso necesito tu sinceridad y saber la verdad. He sufrido ya otras traiciones y por ello mi confianza hacia la gente empieza a decaer, pero contigo estoy haciendo una excepción, quiero confiar.

No quiero volver a sufrir en soledad.
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Notapor Soul Artist » Jue Ene 10, 2013 2:08 am

Shiki se tapó la boca mientras Alec le relataba todo cuanto le había sucedido en su ausencia. Cuando mencionó que había visto cómo ella luchaba junto a otra Reaper, desvió la mirada por completo: se negaba a mirar a los ojos a su compañero en esa situación. Realmente, sí parecía que tenía algo que contar.

Con esa imagen en mente y las dudas y preguntas que creo, aquel tipo me ofreció un trato, en el que me ofrecía algo que busco siendo Aprendiz a cambio de venderte y…decidí confiar en ti.

¿Qué? ¿Él me está buscando?

Shiki se llevó la mano al pecho y dirigió sus ojos hacia Alec. Este, sin embargo, continuó hablando, más para sí mismo que para ella:

Luego, antes de despertar, el hombre dijo algo más, dijo que...

¿¡Por qué me está buscando!?

Shiki se soltó de las manos de Alec y le agarró a él por los hombros, impidiéndole seguir hablando y clavando sus uñas en él. La chica parecía realmente seria en aquella, e incluso terriblemente asustada; su personalidad agradable se estaba convirtiendo en una actitud más oscura, con los ojos casi en blanco. El joven podía notar cómo los brazos de su compañera temblaban, intentando mantener la calma por completo.

Hicimos un trato... Este juego... Él no lo cumplió... ¿¡Y ahora me busca!?

Shiki bajó la mirada, intentando ocultar su rostro. Justo antes de hacerlo, el chico pudo notar cómo sus ojos brillaban a la luz: las lágrimas comenzaban a aparecer en sus ojos.

¿¡Es por lo de mi cuerpo!? ¿¡Ahora quiere eliminarme!?

La joven se apartó de su compañero, temblorosa y abrazándose a sí misma. Sollozaba ligeramente, muy asustada en la situación en la que se encontraba, pensando en todo lo que estaba sucediendo. Se miró los zapatos mientras un par de lágrimas caían al suelo.

Igual que Rhyme... Soy la siguiente...

Y entonces se dio cuenta.

Te creó para venir a por mí.

Shiki se pegó a la pared y se apegó intentando alejarse de Alec. Su primera reacción a la mínima acción que hiciese fue invocar a Mr. Miau y ordenarle atacar al muchacho para evitar que se acercara a ella. Estaba claro que le tenía miedo, tanto como al hombre que había mencionado el joven.

¡Atrás! Neku tenía razón sobre ti, sobre todos vosotros... Oh, dios, Neku... —los ojos de Shiki se pusieron como platos, perdiendo la vista en la nada—. Está con esa chica...

Sin perder más tiempo, Shiki se abalanzó hacia la puerta del final del pasillo y entró a la habitación donde, días antes, habían acabado con un Nido. Las opciones de Alec eran limitadas, pero algo debía hacer al respecto: podía seguirla intentando que se calmara, arriesgándose a seguir siendo atacado por un gato de peluche; también podía alcanzarla por la espalda y obligarle a calmarse. Incluso podía dejar que se fuera, que se solucionara el problema por sí mismo.

Pero quieto no se podía quedar.

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Fecha límite: domingo 13 de Enero de 2013, 17.00 p.m., hora peninsular.
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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 3

Notapor LightHelco » Vie Ene 11, 2013 12:29 am

¿¡Por qué me está buscando!? —exclamó la joven quitando mis manos de sus hombros y poniendo ella las suyas en los míos.

No me dejó seguir hablando, contestarle a la pregunta que me planteaba, lo único que podía hacer era aguantarme el dolor que me producían sus uñas al clavarse en mi piel. Lo que le había dicho parecía haberle afectado negativamente, pero yo no sabía la relación que podía tener con aquel hombre, si quiera sabía quién era esa persona.

Hicimos un trato... Este juego... Él no lo cumplió... ¿¡Y ahora me busca!?

Shiki…¿Quién es Él? ¿Qué pasó en el anterior juego? —volví a preguntar para hayar las respuestas que tanto me esquivaban —. Quiero ayudarte, pero yo también necesito respuestas.

La muchacha agachó la cabeza para que no pudiera verle la cara, soltando un poco así mis hombros. Fuera quien fuese el hombre que había intentado negociar conmigo parecía aterrar a Shiki de una forma que el miedo a caer en sus manos la hacía llorar. Podía intentar consolarla ¿pero cómo? Nunca me había visto en una situación así, aparte de que no parecía querer escucharme.

Cogí sus manos para apartarlas con suavidad e intentar animarla, recordarle que no iba a dejarla tirada hasta acabar el juego, prometerle que Él nunca la tendría, cuando esta volvió a hablar para hacerme recordar una imagen a la que no le había dado importancia.

¿¡Es por lo de mi cuerpo!? ¿¡Ahora quiere eliminarme!?

¿Su cuerpo? No podía ser, aquella imagen, la muchacha con gafas que me dijo Anthoni que era Shiki…¿esa muchacha era ella realmente? Aunque lo fuese, ¿qué tendría eso que ver con querer eliminarla?

Shiki ¿quién…

No pude llegar a completar la pregunta, cuando la joven se apartó de mí temblando, abrazándose a si misma mientras lloraba. Me sentía mal por no poder ayudarla con sus dudas, si hubiese aceptado el trato habría sabido que era aquello que tanto la atormentaba, pero entonces me habría visto obligado a hacerla daño.

Shiki, no sé qué ocurrió en ese momento, pero no voy a dejar que te eliminen —primero porque eso también supondría mi eliminación —. Así que no debes preocuparte por eso, tranquilicémonos los dos y olvidemos a ese hombre y centrémonos en la misión, es lo mejor ahora, por favor.

Algo entonces cambión en Shiki, algo pareció venirle a la mente.

Te creó para venir a por mí.

¿Qué? ¿Ella también pensaba que no era yo? No, tenía que hacerle ver que estaba equivocada, jamás una creación podría ser como yo. Quise alcanzarla para decírselo, pero su gato de peluche se interpuso entre los dos golpeándome con sus peludos brazos e impidiéndome acercarme.

Mi propia compañera pensaba que era su enemigo.

¡Atrás! Neku tenía razón sobre ti, sobre todos vosotros... Oh, dios, Neku... Está con esa chica...

Cierto, Fátima seguía con Neku, pero por lo que había dicho Shiki no parecía que ella hubiese hablado con el hombre, no, la portadora no podía saber nada, ninguno de los que estábamos allí lo sabíamos ¿Por qué entonces ese miedo hacia nosotros?

Shiki, lo que dices es una tontería, nadie quiere haceros daño aparte de Ariasu y los suyos, no somos nosotros los enemigos si no ellos. El hombre ese debe estar de su lado y solo intenta… —la joven no me escuchaba siquiera, lo único que hacía era correr hacia la sala donde habíamos destruido el nido…huyendo de mí.

Me apoyé sobre una de las paredes intentando olvidar todo lo que estaba ocurriendo. Nada de aquello parecía tener una respuesta que darme, algo que me ayudase a probar que no era un enemigo, pero parecía que en mi vida nada podía salirme bien, que podía intentar ser todo lo amigable y amable que pudiese, siempre estaría solo.

¿No entiendes que los sentimientos hacen que seas un debilucho? ¡Eres débil!

Y razón que tenía. Me había dejado abrazar por diferentes sentimientos que nunca podía haber sentido de niño, sentimientos que me hicieron sentir fuerte, pero que en realidad me volvieron débil. Me dejé engañar por la amistad, pensando que el queriendo proteger a alguien haría que me volviese más fuerte, mas solo era una estúpida ilusión que me hice por volver a sentir aquello tras tantos años.

Me había vuelto débil, sentimental y me había hecho olvidar mis objetivos anteponiendo la vida de otros a ellos. Había rechazado esa manzana por la seguridad de Shiki y ahora esta me tenía como su enemigo, había hecho lo que mis sentimientos dictaban, el no volverme como Anthoni ¿entonces por qué me castigaban así?

Era por haber elegido la opción equivocada, la opción de los débiles, la de aquellos que estaban destinados a ver cómo eran traicionados. Anthoni, Yagami…ellos tomaron las decisiones correctas: El poder, por delante de las personas.

Miré hacia la puerta por la que había huido mi compañera e invoqué mis cartas, ella iba a atacarme igualmente, por lo que quizá sí que era mejor hacer lo que aquel hombre me había dicho. Ya estaba cansado de ser el chico bueno que nunca recibe nada a cambio.

Iba a terminar ese juego con o sin Shiki.

Avancé hacia la habitación preparado para lanzar mis cartas para detenerla y con un hechizo en la boca por si intentaba huir más allá de esa sala, no iba a dejar escaparla por nada del mundo. La iba a llevar a su eliminación, pero poco importaba, yo estaba haciendo lo que creía correcto y lo correcto eran las órdenes de Él, no sus llantos.

Te creó para venir a por mí.

Fuiste creado sólo para traérmela, treinta y cuatro

Espera, estoy siguiendo sus ordenes, estoy haciendo lo que él quiere —solté deteniéndome enfrente de la puerta —. No, no voy a caer, no voy a ser el muñeco de nadie.

Entré en la sala preparado para esquivar cualquier ataque que Shiki me lanzara.

Shiki…estoy dudando de si realmente soy Alec y no alguien que le han hecho creer que es él, pero, pienso de esa forma y ¿sabes algo que nunca haría Alec? — sonreí guardando la baraja en el bolsillo —. Dejar que alguien le diga lo que tiene que hacer. No voy a entregarte, porque no es su estilo y no es algo que quiera, si no una orden, la cual no seguiré.

> ¿Voy a ayudarte? Sí, porque yo también necesito ayuda. Si no quieres contarme nada puedes guardártelo, pero ten por segura que ni yo, ni Fátima ni nadie de los que estamos jugando vamos a bailar al son de Ariasu o el hombre que te busca —quizá alguno si lo hiciese por salvarse el cuello, pero eran minoría —. Además, ¿que ganaría eliminando a mi compañera? Si tú caes yo caeré y no lo veo un trato nada rentable.
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30 minutos restantes...

Notapor Soul Artist » Mié Ene 16, 2013 12:38 am

Shiki pareció dudar al escuchar las palabras de Alec, intentando calmarla y meterle en la cabeza que no iba a dañarla. Cuando terminó de hablar, la joven sencillamente bajó la vista hasta el Sr. Miau, abrazada a él con fuerza.

Alec... No lo puedes controlar. No sé si puedo confiar en ti...

La joven dejó de abrazar el peluche y lo levantó con una mano en dirección a su compañero, dispuesto a atacarle de nuevo. Sus ojos vidriosos le esquivaban por completo, negándose a contemplar lo que iba a hacerle al chico en el que se había estado apoyando aquellos tres días.

No tengo más opciones, ¿no? Eres mi compañero. Y él puede controlarte cuando más lo necesites. Ojalá hubiese alguna forma de confiar en ti, Alec, pero...

Shiki le miró. Estaba realmente apenada con lo que tenía que hacer.

Prefiero perder a acabar igual que Rhyme.

Mr. Miau se lanzó contra Alec, el cual pudo esquivarlo. Shiki no se estaba esforzando en absoluto en eliminarlo: le costaba. Sin embargo, el gato siguió persiguiendo a Alec por la sala o le golpeaba, dependiendo de si el chico se rendía o no.

Ojalá, ojalá hubiese otra manera...

La hay.

Mr. Miau cesó en su ataque, al igual que Shiki se giró para ver el origen de la voz. Através de la puerta por la que no habían entrado, una niña de pelo azul oscuro, piel grisácea y ojos muertos caminó hacia Alec pasando por al lado de su compañera. Portaba un paraguas de sumo interés, con la punta manchada en sangre fresca.

Me llamo Alexis. Es curioso que nos conozcamos en estas circunstancias —sentenció la niña, sonriéndole siniestramente—. Pero vengo de parte de Ariasu. A ofrecerte un trato.

No... —susurró Shiki para sí misma. La niña la observó de reojo y volvió a centrar su atención en Alec.

Sé lo que has visto. Y sé que quieres combatirlo.

¡Alec, no lo hagas!

Eres su creación, al igual que yo lo fui. Ahora le combato con mi poder, al igual que tú podrás hacer con el tuyo.

¡Alec, si lo haces...!

Alexis se giró hacia Shiki de golpe, callándola de inmediato. Dirigió su paraguas hacia ella y le apuntó al rostro.

Tú estuviste con él desde el principio. Has perdido tu cuerpo y sigues sin rendirte. ¿Estás contra él o contra nosotros? Más bien, contra nadie. No eres nada desde que perdiste tu cuerpo. Eres como Alec; nadie, vacía, recuerdos conjuntos en una personalidad falsa y construida a conciencia. Vete de aquí.

La niña hizo un movimiento de mano con el que expulsó a Shiki de la habitación, cruzando la puerta volando y cerrándose tras de sí. Después de asegurarse de que la puerta estaba bien cerrada, volvió a dirigirse hacia Alec.

Alec, le has visto y sabes lo que planea. Quiere a Shiki, a Neku y a otro chico más, Beat. Ellos han estado con él siempre y ahora los va a sacrificar igualmente, por lo que corren en círculos, como gallinas sin cabeza. Ten claro esto a partir de ahora, Brujo: o estás contra él o estás contra nosotros. No hay término medio.

»Él busca la dominación de este mundo sobre todas las cosas, un mundo que nosotros vinimos a conquistar en su nombre. Nos liberaron de su control y desde entonces lo protegemos de todo lo que pueda ser considerado una amenaza, y eso te incluye. Pero puedes cambiarlo. No estés más bajo su control.

»Estando junto a Shiki, sólo serás una vía fácil para él. Hoy has tomado muchas decisiones difíciles, todas las correctas, pero ninguna servirá para evitar que él te use y llegue a Shiki, te lo aseguro. Así que te hablo con toda sinceridad: no estés cerca de ella. Enfréntate a él. Cambia de bando, Alec.

»Sé un Reaper.

Alexis, seria, extendió su mano hacia el joven Jugador. Continuó hablando:

Ariasu está de acuerdo. Es el único medio de verdad que tienes de proteger a Shiki. Si no es eliminada de este Reapers' Game, él la alcanzará antes... Y nunca volverá a ser libre. Todo el mundo que hemos protegido, todo por lo que hemos luchado se desvanecerá. No existe término medio, Alec. Sólo existe este camino o el contrario.

»Elige.

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Decisión final.

¡Atención! Esta decisión puede cambiar por completo la trayectoria de Alec en el resto del Global, por lo que piensa muy bien qué hacer. No se te presentará ninguna oportunidad semejante. Decide sabiamente.

19 de Enero.
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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 3

Notapor LightHelco » Jue Ene 17, 2013 7:52 pm

Alec... No lo puedes controlar. No sé si puedo confiar en ti... —confesó Shiki a la vez que soltaba a su peluche para alzarlo y enviarlo hacia mí.

¿Realmente iba a eliminarme? Tenía que ser una broma, si lo hacía los dos acabaríamos muertos, pero parecía que eso a ella no le importaba, no parecía siquiera mirarme, ver lo que estaba a punto de hacer.

Claro que puedes, Shiki ¿por qué iba a traicionarte? No hay ninguna razón de peso para ello —continué intentando hacerla entrar en razón.

No tengo más opciones, ¿no? Eres mi compañero. Y él puede controlarte cuando más lo necesites —no importaba si lo hiciese, no iba a dejarle usarme como un muñeco tan fácilmente, lucharía por el control —. Ojalá hubiese alguna forma de confiar en ti, Alec, pero... —por su tono de voz podía deducir que estaba sufriendo con aquello, ¿pero por qué no paraba entonces? —Prefiero perder a acabar igual que Rhyme.

Con un movimiento de su mano, Sr. Miau se abalanzó sobre mí obligándome a moverme hacia un lado para esquivarlo ¿por qué todos en los que acababa depositando mi amistad y confianza intentaban matarme?

¡Shiki, basta! ¡No tenemos porqué acabar el uno con el otro! —exclamé materializando dos enormes cartas para detener los ataques del peluche, pero este se las arregló para destrozar una de ellas y llegar hasta mí golpeándome en la cara.

Di unos pasos hacia atrás frotándome la mejilla, no había sido nada grave, pero escocía bastante. Tomando tres cartas en la mano, esperé a que el gato saltará para lanzarle las cartas y así detener su ataque, cosa que llegué a lograr, pero eso no lo detuvo y cayendo sobre sus patas traseras, volvió al ataque haciéndome usar varias cartas como escudo, mas, el animal consiguió romperlas y volver a alcanzarme derribándome en esta ocasión. Desde el suelo seguí intentando defenderme como podía, pero el arma y poder de Shiki eran superiores a los míos y en poco tiempo me vi incapacitado siquiera para rechazar un simple ataque del Sr. Miau.

¿Por qué Shiki seguía con aquello? Atacarme de aquella forma solo le hacía sentirse peor, tenía que parar antes de que acabase conmigo, ya que quizá ella quisiese acabar con su vida, pero yo no podía caer aun, no sabiendo que los Maestros estaban desaparecidos y la única forma de encontrarlos era acabar ese juego. No iba a dejarme eliminar por nadie.

Tomé la última carta que no había usado preparado para usarla como filo y cortar al gato de peluche en dos con ella.

Detén al Sr. Miau, Shiki y piensa otra manera de arreglar las cosas —gruñí intentando adivinar por donde iba a atacarme en esta ocasión.

Ojalá, ojalá hubiese otra manera... —insistió dándole la orden al animal, el cual cayó del techo listo para darme un posible golpe de gracia, pero en esta ocasión estaba listo para esquivarlo y realizar mi contraataque, cuando una voz nueva se escuchó en la sala.

La hay —anunció la voz haciendo que el Sr. Miau detuviera su ataque cayendo en frente mío inerte como el peluche que era.

Shiki y yo nos giramos para ver quién era la persona que había hablado, encontrando nuestros ojos a una joven ataviada con ropas oscuras y que portaba un paraguas, pero lo que más llamaba la atención de ella era su rostro grisáceo y unos ojos muertos que me recordaron a los zombis y demás seres del estilo que habitaban las calles de Ciudad de Halloween, aunque el aura siniestra que emanaba también me resultaban típicas de mi ciudad natal.

La siniestra muchacha pasó al lado de Shiki llegando de esa forma a donde yo me encontraba, con lo que pude ver como la punta del paraguas estaba manchada por lo que parecía ser sangre. Esperaba que ese no significase que alguno de mis compañeros estaba muerto, pero aun así preferí estar alerta.

Me llamo Alexis. Es curioso que nos conozcamos en estas circunstancias —sentenció la niña, sonriendo de forma que a cualquier otro le habría echado para atrás —. Pero vengo de parte de Ariasu. A ofrecerte un trato.

Ariasu…entonces ella debía ser uno de los aprendices de Bastión Hueco. Sabiendo eso no entendía para que venía a ofrecerme un trato cuando ellos eran los que nos obligaban a estar en el Reapers’ Game, claramente no estaba nada motivado para pactar nada con ellos.

¿Por qué la traidora de Ariasu iba a ofrecerle un trato a uno de los aprendices de Tierra de Partida, Alexis? —respondí en un tono algo amenazante —. Estoy empezando a ver que confiar en la gente que dice ser tu aliada es el mayor de los errores ¿por qué entonces confiar en ti y aceptar tu trato?

Sé lo que has visto. Y sé que quieres combatirlo —fue la simple respuesta que recibí, pero suficiente para saber que conocía al que primero me dio a elegir aquel día.

Pude escuchar a mi compañera gritarme para que me negara a cualquier cosa que fuese a decirme Alexis, pero mi atención ya estaba puesta en la información que pudiese conseguir de boca de esta.

Eres su creación, al igual que yo lo fui. Ahora le combato con mi poder, al igual que tú podrás hacer con el tuyo.

Finalmente me debía creer lo de que no era real, dudaba ya que tres personas en un solo día me lo hubiesen asegurado simplemente para confundirme, aunque esperaba que ella supiera donde estaban entonces nuestros verdaderos.

¡Alec, si lo haces...! —Shiki no pudo terminar su advertencia al ser callada por la mirada de la niña del paraguas, la cual usó esto último para apuntar a mi compañera.

Al verlo, levanté la mano colocándola detrás de Alexis, por mucho trato que quisiera hacer no iba a permitir que le hiciese daño a Shiki, por lo qué si intentaba lanzar algún ataque con ese paraguas yo únicamente tendría que hacer arder el suelo a sus pies para detenerlo.

Tú estuviste con él desde el principio —acusó la niña siniestra sin darle importancia a que le estuviera apuntando —. Has perdido tu cuerpo y sigues sin rendirte —¿perder su cuerpo? ¿Era aquello posible? Tanto Él como Shiki habían mencionado algo sobre el cuerpo de esta, pero no lo había tomado muy en cuenta al no ser el primero una persona de gran confianza y la segunda encontrarse algo alterada —. ¿Estás contra él o contra nosotros? Más bien, contra nadie. No eres nada desde que perdiste tu cuerpo. Eres como Alec; nadie, vacía, recuerdos conjuntos en una personalidad falsa y construida a conciencia. Vete de aquí.

Con un gesto de su mano, el cual no llegué a ver a tiempo, envió volando a mi compañera fuera de la habitación cerrando la puerta tras ella y de esa forma dejándonos solos para hablar sobre ese trato. Las ganas que tuve de lanzar la Sota de Corazones contra aquella niña, pero esta ya estaba otra vez mirándome con aquellos ojos sin vida, por lo que no tuve más remedio que bajar la mano y escuchar lo que iba a ofrecerme.

Alec, le has visto y sabes lo que planea —le he visto usando la apariencia de alguien que conozco y sé una mínima parte de su plan, sí, estoy al día con lo que ocurre en Villa Crepúsculo —. Quiere a Shiki, a Neku y a otro chico más, Beat. Ellos han estado con él siempre y ahora los va a sacrificar igualmente, por lo que corren en círculos, como gallinas sin cabeza. Ten claro esto a partir de ahora, Brujo: o estás contra él o estás contra nosotros. No hay término medio.

¿Quieres decir que mis únicas opciones son el unirme a alguien que no conozco y no me resulte una persona de confianza, aparte de que al hacerlo probablemente me mates para librarte de un posible obstáculo o...el pasarme al bando de aquellos que nos han encerrado y obligado a mis compañeros y a mí a jugar a un mortal juego, sin contar que también hicieron lo mismo con nuestros Maestros? —pregunté con un poco de desprecio mientras intentaba descubrir que era realmente aquella niña, ya que cada vez estaba más seguro de que pertenecía a mi mundo. No muchos me habrían llamado Brujo como parte de una raza y no a un oficio —. Por lo que espero que me aclares un poco las ideas antes de ofrecerme el trato, ya que como verás ninguno de los dos bandos sois de gran confianza.

Crucé los brazos adoptando una postura mas cómoda por si tenía que escuchar una explicación demasiado larga, aunque no desmaterialicé la carta que tenía en la mano, me daba una especie de protección el mantenerla, al fin y al cabo era un arma.

Él busca la dominación de este mundo sobre todas las cosas, un mundo que nosotros vinimos a conquistar en su nombre. Nos liberaron de su control y desde entonces lo protegemos de todo lo que pueda ser considerado una amenaza, y eso te incluye. Pero puedes cambiarlo. No estés más bajo su control.

Me preguntaba siquiera si aun seguía bajo él tras repetir tantas veces que no haría nada de lo que Él quisiese, supongo que esto tendría que ver con ser una creación, pero la seguridad de saber que había una forma de no hacer algo de lo que acabara arrepintiéndome me valía para seguir escuchando el resto de la historia:

Estando junto a Shiki, sólo serás una vía fácil para él. Hoy has tomado muchas decisiones difíciles, todas las correctas, pero ninguna servirá para evitar que él te use y llegue a Shiki, te lo aseguro. Así que te hablo con toda sinceridad: no estés cerca de ella —¿pero era acaso eso posible? Los dos eramos compañeros, teníamos que mantenernos juntos y si uno caía el otro también lo haría ¿cómo podría acabar con el lazo que nos unía? —. Enfréntate a él. Cambia de bando, Alec.

»Sé un Reaper.

¿Un…Reaper? Eso significaría que me volvería un peligro para mis amigos, pero dejaría de ser un jugador y no necesitaría tener un compañero para sobrevivir el resto del juego, estaría bajo las órdenes de Ariasu, la cual podría obligarme a hacer daño al resto…Edge, Hana, Light, Maya o Nadhia podrían acabar siendo un objetivo a eliminar, incluso sabiendo que posiblemente ninguno de ellos sea real, me vería incapaz de hacerles daño ¿podía entonces aceptar una oferta así?

Ariasu está de acuerdo —continuó Alexis extendiendo su mano —. Es el único medio de verdad que tienes de proteger a Shiki. Si no es eliminada de este Reapers' Game, él la alcanzará antes... Y nunca volverá a ser libre. Todo el mundo que hemos protegido, todo por lo que hemos luchado se desvanecerá. No existe término medio, Alec. Sólo existe este camino o el contrario.

»Elige.

Elige…bonita palabra para definir aquel día. Desde que hubiese despertado en ese mar de llamas solo había tenido dos opciones para continuar, no importaba que esas opciones hubiesen sido morir o luchar, la cosa es que no me habían dado ninguna opción intermedia, ninguna forma de arreglar esto sin que alguien saliese afectado negativamente. Había más en juego si rechazaba, que si aceptaba, pero aceptando todas las decisiones que tomara después las haría siendo consciente de ellas, rechazando en cambio acabaría viendo como mi cuerpo es movido al igual que una marioneta… porqué, ¿no era acaso eso? Un simple muñeco dotado de una personalidad falsa que hacía lo que su creador quisiese.

Alexis me ofrecía una opción para cortar las cuerdas que me ataban, pero el precio por ello era grande, ya que me volvería un enemigo de los jugadores y lacayo de aquella que deseaba eliminarlos, estaría ayudando a Ariasu a que no consiguiéramos rescatar a nuestros Maestros. Pero si el plan de aquel hombre, también afectara en nuestra propia misión, era mejor eliminarlo a él en vez de a los traidores de Bastión Hueco.

Mirase por donde mirase y por muchas vueltas que le diese, me veía incapaz de elegir un lado u otro, la eliminación de Shiki parecía necesaria, incluso ella había estado a punto de acabar consigo misma y en los dos bandos se me había ofrecido la forma de que yo no sufriera el mismo destino.

En un lado iba a ser consciente de esta eliminación, en el otro no.

Una opción iba a poder destrozar mi Corazón, con la otra opción estaría tentando a la suerte de no saber cuando el Trebol de cuatro hojas aparecería anunciando que era la hora de mi traición.

Si acepto, al menos permíteme saber quién soy o somos y donde están las personas que fingimos ser —pedí tomando la carta que había tenido todo este tiempo en la mano y colocándola frente a Alexis, no sabía cuál era por lo que serviría para aclararme —. Si voy a ser un Reaper creo que tendría el derecho de saber tales cosas.

Sin esperar a si aceptaba o no, giré la carta para ver cuál iba a ser mi camino a partir de ahora. Al verla reí por lo bajo para posteriormente hacer desaparecer el naipe.

Aceptó el trato, Alexis, lucharé junto a vosotros —anuncié con una sonrisa —. Ahora si cumples esa lo que te he pedido me harías un gran favor.

Esperé a la respuesta de Alexis y cualquier suceso que viniese a continuación con la imagen de la carta que había decidido por mí en la mente. Por alguna razón, me hacía gracia el que hubiese sido la Reina de Corazones.

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Aparte de que espero que este sea el fin de este tipo de biblias, quiero pedir que todos los PX vayan a la mascota
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5 minutos restantes...

Notapor Soul Artist » Sab Ene 26, 2013 12:23 am

Alexis afirmó con la cabeza una vez Alec hubo aceptado su nuevo Pacto. Tomó la mano al exjugador y, con un gesto de manos, abrió un portal frente a ella; no de oscuridad, sino de... ¿Luz?

Bien. Ariasu contestará a todas tus preguntas, Alec. Sólo tienes que...

Pero no hizo falta. El teléfono del joven vibró, avisando de la llegada de un nuevo mensaje. Alexis se detuvo, pues ella también había recibido uno: ambos exactamente al mismo tiempo. Se intercambiaron las miradas y tomaron sus dispositivos, viendo el nombre de un archivo entrante: Informe 1.

Maldito hijo de...

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Todo comenzó donde acabó: con un fantasma.

Un simple dato, una memoria atrapada en una celda eterna. Sin forma de entrar en contacto con el mundo exterior, en la absoluta soledad. Un puñado de números cuya función se limitaba a esperar a que su creador, si es que hubo alguno, decidiese aprovechase la información que contenía... Pero nunca fue recordada. Nadie puso fin a su espera.

Un día se cansó. Desconozco qué fue lo que la motivó, si estaba previsto entre sus funciones que actuara por su propia cuenta o si, simplemente, tomó conciencia de sí misma. ¿Existe el alma? ¿Puede tener alma algo que no está vivo? De ser así, todos mis conocimientos en el campo se tambalearían ante tal descubrimiento, pero es una posibilidad que me fascina. Seríamos dioses de una nueva raza.

Sea como fuere, empezó a crear a partir de los únicos datos que disponía: su propia esencia, toneladas de información en forma de datos que se multiplicaron a su alrededor. Recuerdos de los días más importantes, de la vida de su ciudad, de su historia y declive.

Durante dieciséis años se ha dedicado a construir todo cuanto ha podido, dato por dato, recuerdo por recuerdo. Ha expandido los límites de su prisión buscando una libertad que nunca obtendrá, ha recreado una realidad propia, un lugar donde se siente segura. Ha dado vida a un mundo entero.

El Mundo Virtual.

* * *

Existen otros mundos informáticos aparte de este. Espacio Paranoico, La Red... Sistemas operativos que funcionan también a partir de datos y códigos que han acabado adoptando vida. Pero se diferencian en un punto fundamental: fueron creado por ENCOM. Este mundo, en cambio, se ha valido por sí mismo, sin recurrir a programas o físicas ya existentes.

La diferencia está clara: en Espacio Paranoico, por ejemplo, sus habitantes tienen prefijada una función. No son más que máquinas sin mente, entidades que existen para cumplir su deber. En esta copia de Villa Crepúsculo las cosas no son así. Su creadora, y única habitante, está dotada de un don propio de los seres vivos: el libre albedrío

No está sujeta a una función específica. No tiene valores morales preestablecidos, ni obedece a las órdenes de nadie. Si ignoramos que no puede salir del ordenador, es libre. Y su mundo, creado a partir de ella misma, también lo es... Lo que significa que tiene otro don singular: el potencial.

Tiene una base de datos, ergo tiene el lienzo. Tiene libre albedrío, ergo tiene el pincel. Tiene recuerdos, ergo tiene la imaginación. Puede crear cualquier cosa. Es el mayor poder del universo, es la divinidad en su estado más puro. Mundos borrados, pasados perdidos, personas fallecidas... Corazones olvidados... Todo ello, concentrado en un único lugar y en un único entre...

Así que... ¿Por qué no compartirlo?

* * *

Desde que tomé la Llave Espada, he viajado e investigado a fondo los sistemas operativos de ENCOM, tanto que puedo considerarme un experto en el mundo informático a estas alturas. En Tierra de Partida se dispone de un ordenador que permite el acceso a ambos gracias a un aparato que digitaliza los cuerpos físicos. También puede reproducir programas y cuerpos virtuales en la realidad, por increíble que parezca...

Pero no funciona del mismo modo en Villa Crepúsculo. Por mucho que me he esforzado, no he conseguido extraer nada. ¿Por qué? Puedo introducir objetos y seres vivos. ¿Qué es lo que falla?

La respuesta es ella. El fantasma creador, furtivo como de costumbre, real. Incluso me envió un mensaje:

No traigas el pasado a la vida.

Su egoísmo nos está privando de corregir todos los errores que ha cometido la humanidad, de recuperar lo que nunca debimos perder, de conseguir algo mejor que lo que tenemos ahora.

Sólo está retrasando lo inevitable. Creo que por fin he dado con la solución: se trata de ella. Está fusionada con el código fuente, por lo que, si yo lo alcanzase, el Mundo Virtual me reconocería como su nuevo dios. Al ser alguien del mundo real, todo lo creado también debería serlo: podría crear y extraer lo que quisiera, podría destruir y construir mundos. Sólo necesito que alguien se atreva a abrirme paso hasta el código, además de un modo de retar a ese pequeño ente para que permita su acceso a él...

Mientras busco, he copiado una parte de la información y la he usado para recrear a otros portadores de la Llave Espada, además de una nueva Tierra de Partida virtual. Allí será donde comience mi gran plan. Mis peones, sus Maestros, sus aprendices. Todos con conciencia artifical propia, basados en las personalidades de sus originales. Y todos estarán bajo mi cargo sin sospechar su verdadera naturaleza.

¿Quién dudaría acaso del maestro de maestros?

* * *

¿¡Qué pretende Avatar con esto!?

Sin embargo, Alexis no tuvo tiempo de seguir maldiciendo a su enemigo. Su teléfono sonó de nuevo, esta vez por una llamada entrante del contacto Compositor. La Reaper hizo una señal de espera a Alec y contestó la llamada, apartándose del portal de luz.

Alexis. Sí, he recibido su mensaje. ¿Qué inten...? ¿¡Qué!? —los ojos de la niña se abrieron como platos, sorprendida—. ¡¡No!! ¿Todos? ¿Lo saben todos? Jugadores, Reapers ¿¡y habitantes!?

Pero Alexis enmudeció. Tanto Alec como ella comenzaron a sentir fuertes dolores de cabeza. Era como si alguien hubiese metido dinamita en su cerebro y hubiese encendido la mecha: era casi como si les reventase por dentro. Habían perdido el control de su cuerpo debido a la angustia de aquella horrible sensación, y la vista se había comenzado a volver borrosa a su alrededor.

Alec notaba cómo se separaba de su nueva compañera. Se alejaba de ella, entrando en la oscuridad... Y perdiéndola de vista.

* * *


La oscuridad acabó por tragarles a todos por igual. Su visión pasó a ser negra, incapaces de distinguir qué tenían más allá de sus narices. Y así duró unos segundos, hasta que...Todo se volvió rojo.

Todo lo que podían ver era Tierra de Partida. Concretamente, la sala del trono del castillo, con sus honoríficos asientos... Los tres destruidos, con sus escombros repartidos en el suelo. La sala estaba en llamas, con las cortinas ardiendo eternamente y un círculo de fuego que evitaba cualquier huida a las escaleras. No es que tampoco pudiesen moverse, pues estaban viviendo una visión: pero era tan real, tan vívida... Que cualquiera podría pensar que de verdad podían echar a correr.

Y sentado de forma informal en los escombros del asiento principal les estaba esperando alguien. Una figura nada clara, de tamaño corpulento y ropajes pesados. Una Llave Espada se encontraba clavada junto a él, la cual chispeaba ligeramente con pequeños destellos saliendo de ella. Minúsculos unos y ceros cayendo al suelo como chispas.

—Mis creaciones...

El hombre dirigió la mirada hacia ellos. Uno de sus ojos brilló entre las llamas, como la luz divina imponiéndose entre las nubes.

—Os habla vuestro padre y creador. Os habla vuestro señor, quien os creó para servirle y obedecerle. Ahora sabéis la verdad, y lo que ello conlleva. Pero algunos no os lo creéis, ¿verdad? Os negáis a aceptar la cruda realidad de lo que sois, de despertaros de una mala pesadilla. Permitid que os ilumine.

» ¿Por qué es eterno el crepúsculo de la ciudad? ¿Qué sucedió antes de esa semana en Tierra de Partida sin vuestros Maestros? ¿Por qué no salisteis de allí antes? ¿Conocéis algún secreto que vuestro original sí supiera, y no se dejara por escrito en un ordenador?

» Sois copias. Copias que yo realicé a partir de un virus, llamado Corrupted Shibuya, que se introdujo en vuestras bases de datos a través de un formulario y tomó toda la información existente sobre vuestras personas. Los informes de vuestros últimos informes, algunos recuerdos de vuestro pasado, vuestros gustos y aficiones... Sois mis hijos.

» Y si todavía no me creéis... Podéis verlo en vuestros corazones digitales.

Quizá en ese momento no pudiesen cromprobarlo, pero en cuanto se presentase la ocasión, podrían hacerlo: su se llevaban la mano al pecho y recordaban que eran copias, su corazón saldría de sus cuerpos brillando entre dígitos y códigos. Si lo deseaban, podían atacarlo y dañarlo para acabar con su sufrimiento incluso... Pues con sólo verlo, sabrían que lo que aquel hombre decía era cierto.

—Soy vuestro amo y señor: yo os di la vida, yo podría quitárosla. Pero no lo haré. Sólo quiero que ganéis el Reapers' Game... Y que me traigais mi cuatro llaves. Rhyme, Shiki, Beat y Neku. Ellos son vuestros enemigos en realidad: son auténticos y ya han eliminado más como vosotros para quedarse en vuestro lugar. Os han asesinado.

» Los Reapers os intentarán engañar para que me deis la espalda o me ataquéis incluso. No me importa si decidís creerles, pero debéis tener algo en cuenta:

» Si no ganáis el Reapers' Game, al séptimo día, seréis eliminados.

» El Mundo Virtual no es vuestro lugar. Los Reapers jamás permitirán que os quedéis allí, y si cuando el juego acabe yo no he conseguido mi objetivo, no podré salvaros. Todo lo que quiero es daros la vida: dejar que lleguéis al mundo real, lo saboreéis, viváis en un lugar mejor. Pero no será posible si me dais la espalda.

El hombre se levantó de su improvisado asiento y se acercó lentamente, permitiendo ver claramente su rostro de una vez por todas. Su pelo negro recogido; sus ropas con extractos de armadura por todas partes; las cicatrices de la cara, que le hacían parecer un hombre temible; y sobre todo, su parche. Su condenado parche pirata.

Hacedme caso. Soy vuestro Maestro.

Y con la visión de Ronin frente a ellos, el mundo volvió a caer en la oscuridad.

* * *

¿...vivo?

¡Claro que sí! Sólo le he sacado de su estado de suspensión. Sólo queda que se despierte.

¿Y cómo sabes que no está con Avatar? Podría ser una de sus trampas. Nosotras mismas lo éramos. Y tal y como está la situación ahí fuera, no nos conviene un estorbo más...

Bueno, pero nosotras nos volvimos contra él en favor al Compositor, ¿no es cierto? Y hemos seguido de cerca a este chico. Creo que tiene verdaderos motivos para ayudarnos.

Si tú lo dices... Al menos es mono. ¿No está recobrando el sentido?

Parece que sí. ¡Alec, Alec, despierta!

Alec abrió los ojos para encontrarse con Ariasu y Diana frente a él, al pie de la cama donde él se encontraba tumbado. Estaba en lo que parecía ser un dormitorio de la mansión. Al enderezarse, se notó distinto; no sólo la sensación general de su cuerpo, aparte de haberse recuperado de las heridas provocadas por el peluche de Shiki, sino que... Algo sobresalía de su espalda...

Bienvenido, Alec —le sonrió Ariasu de mejilla a mejilla—. Me he tomado la libertad de cumplir tu deseo.

Cuando Alec dirigió su mirada hacia atrás, las vio. Dos alas negras, con formas tribales.

Era un Reaper.

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Día 3 finalizado.
El Día 4 dará comienzo el 1 de Febrero.

Eliminaciones:
Kailee, Yuehito, RedXIII, Kairi.

Puntuaciones:

LightHelco
37 PX + Título de Reaper
Level 2 reached!
Level 3 reached!
¡Obtenidas Alas Reaper!
¡Obtenidas todas tus cartas!
¡Obtenidas dos habilidades de estas!
8 PX para Nivel 4.
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¡Gracias, Flan, por Alexis e Ivan!
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