[Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 5
Publicado: Lun Mar 18, 2013 1:00 am
Ragun, Light, Yagami, Hana, Mickael, Crow, Zait, Felix y Maya despertaron en la estación central de trenes de Villa Crepúsculo, al pie de las escaleras en el interior del edificio.
Probablemente, los cuatro últimos seguían con el miedo en el cuerpo acerca de lo sucedido el día anterior. No sólo habían acabado con Diana por los pelos y habían visto ser eliminados a dos Jugadores como ellos, sino que Alexis, la niña de sus peores pesadillas, seguía en pie y muy enfadada. Le habían clavado cuchillos en el corazón, en la cabeza, incluso habían probado a desmembrarla... Y seguía caminando tan campante. Era inmortal, indestructible... Y estaba furiosa, esta vez por algo más que fastidiarles la partida de su videojuego favorito.
Ragun y Light también tenían lo suyo que contar. Un pájaro gigante y blanco les había atacado con meteoritos, además de llevarse el primero hasta más allá de la ciudad e intentar tirarlo a gran distancia. ¿Eran normal todas aquellas penurias? Pero por suerte, seguían vivos, y habían soñado con Stan. Curioso sueño...
Por último, el trío feliz había vuelto del Laberinto con las manos vacías. Yagami, en todo caso, había ganado unas curiosas ropas que todo el mundo debió notar, además del traje hecho de conchas de Hana: unos calzoncillos boxer con corazones rojos estampados en él. Nadie allí podía entrar a discutir que al menos la ropa estaba increíblemente limpia, pero el sentido de la moda del chico dejaba mucho que desear.
Felix, sin embargo, poco tiempo tenía para rememorar todo aquello. Más allá de las escaleras vio un rostro familiar adentrarse en un tren, acompañado por una mujer de pequeñas gafas con un vestido negro terminado por una llamativa minifalda. El hombre nadie más pudo reconocerlo, pero él ya le había visto con anterioridad: Hanekoma.
Antes de poder siquiera reaccionar, las puertas del tren se cerraron y este partió con un silbido hacia su destino. Uno de los carteles cercanos indicaba que las vías conducían hasta lo más bajo de la colina, en el Sector Ocaso. Sin embargo, ya no quedaban trenes para llegar hasta allí. Si Felix quería ir a ver a Hanekoma, tendría que hacerlo a patita: atravesando los túneles hasta llegar hasta él.
Los móviles de todos vibraron con intensidad hasta tres veces, informando de no sólo la llegada de la misión, sino del reparto de dos Informes Data extra. Uno de ellos se lo había dado el tal Joshua a Yagami en el Laberinto, mientras que el otro, en realidad, correspondía a Ragun y Light por la entrega del USB a Stan en sueños. Ahora que se paraban a pensarlo, ¿no había dicho este algo de darles un premio especial que se hallaba en el interior del propio almacenamiento? Y allí lo tenían, disponible para todos los presentes...
Tenían la misión, y el informe también. Lo siguiente sería simple: quienes quisiesen volver al Laberinto, podrían hacerlo. Quienes quisiesen ir a ver a Hanekoma, también. Sin embargo, alguien debía cumplir la misión, puesto que si fallaban todos los Jugadores del Sector morirían... Y tampoco era plan.
—¡¡Crow!!
Aquella voz no podía ser real.
Al girarse los Jugadores hacia los trenes vieron cómo uno de los lejanos vagones, proveniente del Sector Atardecer, dejaba salir a una niña que portaba un paraguas. Parecía estar realmente furiosa, y tenía su mirada clavada en Crow y Zait. La chica comenzó a acelerar el paso, con el arma en mano, y decidida a hacer lo que no había hecho el día anterior:
—¡¡Voy a acabar con tu existencia, Crow!!
Ni un minuto de descanso.
Probablemente, los cuatro últimos seguían con el miedo en el cuerpo acerca de lo sucedido el día anterior. No sólo habían acabado con Diana por los pelos y habían visto ser eliminados a dos Jugadores como ellos, sino que Alexis, la niña de sus peores pesadillas, seguía en pie y muy enfadada. Le habían clavado cuchillos en el corazón, en la cabeza, incluso habían probado a desmembrarla... Y seguía caminando tan campante. Era inmortal, indestructible... Y estaba furiosa, esta vez por algo más que fastidiarles la partida de su videojuego favorito.
Ragun y Light también tenían lo suyo que contar. Un pájaro gigante y blanco les había atacado con meteoritos, además de llevarse el primero hasta más allá de la ciudad e intentar tirarlo a gran distancia. ¿Eran normal todas aquellas penurias? Pero por suerte, seguían vivos, y habían soñado con Stan. Curioso sueño...
Por último, el trío feliz había vuelto del Laberinto con las manos vacías. Yagami, en todo caso, había ganado unas curiosas ropas que todo el mundo debió notar, además del traje hecho de conchas de Hana: unos calzoncillos boxer con corazones rojos estampados en él. Nadie allí podía entrar a discutir que al menos la ropa estaba increíblemente limpia, pero el sentido de la moda del chico dejaba mucho que desear.
Felix, sin embargo, poco tiempo tenía para rememorar todo aquello. Más allá de las escaleras vio un rostro familiar adentrarse en un tren, acompañado por una mujer de pequeñas gafas con un vestido negro terminado por una llamativa minifalda. El hombre nadie más pudo reconocerlo, pero él ya le había visto con anterioridad: Hanekoma.
Antes de poder siquiera reaccionar, las puertas del tren se cerraron y este partió con un silbido hacia su destino. Uno de los carteles cercanos indicaba que las vías conducían hasta lo más bajo de la colina, en el Sector Ocaso. Sin embargo, ya no quedaban trenes para llegar hasta allí. Si Felix quería ir a ver a Hanekoma, tendría que hacerlo a patita: atravesando los túneles hasta llegar hasta él.
Los móviles de todos vibraron con intensidad hasta tres veces, informando de no sólo la llegada de la misión, sino del reparto de dos Informes Data extra. Uno de ellos se lo había dado el tal Joshua a Yagami en el Laberinto, mientras que el otro, en realidad, correspondía a Ragun y Light por la entrega del USB a Stan en sueños. Ahora que se paraban a pensarlo, ¿no había dicho este algo de darles un premio especial que se hallaba en el interior del propio almacenamiento? Y allí lo tenían, disponible para todos los presentes...
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Misión del Día 5:
Destruid al Sincorazón perdido del Solar Deportivo del Sector 1.
Tenéis 210 minutos.
~ La Game Master
Tenían la misión, y el informe también. Lo siguiente sería simple: quienes quisiesen volver al Laberinto, podrían hacerlo. Quienes quisiesen ir a ver a Hanekoma, también. Sin embargo, alguien debía cumplir la misión, puesto que si fallaban todos los Jugadores del Sector morirían... Y tampoco era plan.
—¡¡Crow!!
Aquella voz no podía ser real.
Al girarse los Jugadores hacia los trenes vieron cómo uno de los lejanos vagones, proveniente del Sector Atardecer, dejaba salir a una niña que portaba un paraguas. Parecía estar realmente furiosa, y tenía su mirada clavada en Crow y Zait. La chica comenzó a acelerar el paso, con el arma en mano, y decidida a hacer lo que no había hecho el día anterior:
—¡¡Voy a acabar con tu existencia, Crow!!
Ni un minuto de descanso.
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