[Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Ruta de Hana, Neru, Adam, Saeko, Nadhia, Aru y Kairi.

Nunca olvidarás que tomaste parte en alguno de estos jolgorios. Kazuki tampoco.

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Re: Ronda 18

Notapor EspeYuna » Vie Ago 21, 2015 4:36 pm

La expresión de Cornelia fue del todo natural. La observó como si estuviera loca y acabara de soltar delirios por su boca...

... y de repente, Nadhia intentó reaccionar a la advertencia de la líder sin mucho éxito, pues fue ella la que la aferró por un hombro para que su cuerpo saltara hacia un callejón. Nadhia ahogó un grito, dolorida, al chocar contra un muro tras la explosión del ataque. Farfulló y escuchó a su lado a Cornelia:

¡No hay tiempo que perder! ¡Ya me explicarás eso en otro momento, vengas o no del futuro, lo que importa es matar a este monstruo ahora!

Cierto. Era verdad que debían acabar con aquella amenaza antes de que fuera demasiado tarde. Pero Nadhia se sentía aliviada tras soltar la verdad. Un sentimiento indescriptible la envolvió por completo, sintiéndose liberada.

Cornelia sabía la verdad. Fuera o no a volver a confiar en ella, había sido sincera con ella a tiempo. Nadhia sonrió, a pesar de la situación, y en cuanto volvió a sentir sus piernas imitó a la líder y se lanzó de nuevo hacia la batalla.

Al salir del callejón hizo caso de las señas de Cornelia y subió a su glider. Evitaron un poderoso y coloso puño destrozando el suelo bajo sus pies. Maldijo el polvo que evitó que pudieran ver durante unos instantes que se hicieron eternos y angustiosos, al menos para ella. Invocó su Llave-Espada, preparada para lo que se avecinaba.

Pero recibieron un golpe maestro del encapuchado, y Cornelia gritó de frustración. Nadhia confiaba en la líder de Tierra de Partida, pero ver que no pudiera seguir el ritmo del enemigo le hizo comprender que no podrían depender de ella. Tenían que ayudar, no. Debían exceder de sus límites si querían salir con vida y salvar Tierra de Partida.

¡¡Nunca pensé que fueras un cobarde, Hjalmar!! ¡Lucha conmigo, enfréntate a mí!

Espera, ¿qué?

Nadhia recordaba aquel nombre, vagamente, pero cuando el encapuchado descubrió su rostro, pudo reconocerlo al instante. Era uno de los líderes de Tierra de Partida.

Otro traidor. Hana tenía razón. Gabriel sería, seguramente, la figura que su compañera estaba persiguiendo en aquel momento. Observó el aspecto demacrado del líder, que nada tenía que ver con el día anterior.

Siempre has pensado que las cosas se resuelven uno a uno, Cornelia, pero el mundo no es justo. Lo siento.

¡Te eliminaré, maldito monstruo!—gritó Cornelia frente a ella, furiosa—. ¡Cómo puedes hacer esto, cómo puedes matarlos a todos!

Nadhia exclamó, al igual que Cornelia, cuando una cascada de luz las envolvió. Percató un rugido, como de un animal salvaje en medio de la nada, y cuando volvió a abrir los ojos, se encontró con algo que hubiera deseado evitar.

La oscuridad se había apoderado del cielo. El sol ya no brillaba, y los edificios y la tierra estaban cubiertos de aquella capa triste y lúgubre. La montaña que se divisaba en la lejanía había desaparecido, y en su lugar quedaban los restos de un islote.

Nadhia farfulló, sin poder evitar clavar sus manos en los hombros de Cornelia. Estaba sucediendo lo mismo. Aquello era...

El Castillo del Olvido…—logró pronunciar Cornelia antes que ella—. ¿Era eso lo que pretendías? ¿QUIERES DESTRUIR ESTE MUNDO POR COMPLETO?

Está... pasando lo mismo —se dijo Nadhia, escuchando las palabras de Hjalmar, y recordando su auténtico presente, el del futuro.

Zacharias habrá escuchado mi consejo y estará abriendo portales para que los clanes menores escapen. Pero vosotros… No, nosotros, somos demasiado orgullosos para abandonar este lugar. El corazón de la Orden desaparecerá para siempre junto con Tierra de Partida. Así el veneno no podrá extender por el resto de los mundos.—Nadhia se levantó en el Glider asomando tras el cuerpo de Cornelia, dejando de usarla como apoyo y observando a Hjalmar con sus ojos envueltos en fuego, furiosos—. Gabriel me habló de ti y tus amigas. Dices venir del futuro. Si es cierto que Tierra de Partida sigue existiendo y que está lo suficiente desesperada como para tener que salvarla viniendo al pasado, significa que nada de esto será en vano¡Vamos con él!

Pero entonces, algo extraño y milagroso a partes iguales sucedió bajo los pies del coloso sincorazón. El Alfa dio un traspiés y el traidor estuvo a punto de caer del hombro de éste. Unas enredaderas de un fuerte y vivo color verdoso, gigantescas y hermosas, surgieron a los pies del Alfa para detener su paso. Alguien cercano debía estar ayudándolas, ya fuera un maestro de la ciudadela, algún líder acercándose a su posición o cualquier otro caballero que no estuviera dispuesto a ver caer su hogar. O...

¿Diana...?

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¡Nadhia, tu arco! ¡Arráncalo de su hombro!

¡De acuerdo! —Nadhia logró ponerse en pie, e invocó de nuevo su Llave-Espada, la cual no sólo apareció entre alas de ángel. No, la aprendiz sintió una calidez más violenta en torno a su mano.

Sentía el fuego arder dentro de ella.

El glider en aquel momento no era una opción. Debía tener su Llave-Espada a mano y alcanzar a Hjalmar en cuanto lo tuviera a tiro. Debía confiar en su puntería.

De la espalda de Nadhia surgieron dos tubérculos que conformaron dos enormes alas de luz. Abandonó el glider de Cornelia no sin antes susurrarle:

Suerte, mi señora.

Y se lanzó al vacío. Su corazón deseó que las alas se desplegaran justo antes de caer al suelo, y eso hicieron. Su objetivo fue echar a volar en la zona más lejana de sus zarpas, para que toda la energía acumulada en su cuerpo para desarrollar el potencial de su habilidad no cayera en vano por un movimiento estúpido.

Se dio solo un segundo para rodear el coloso y dirigir su mirada hacia arriba. En su mano se materializó una flecha, y sus ojos se concentraron todo lo posible en la silueta de Hjalmar. Cuando sintiera que la flecha era completamente sólida y poderosa, impulsó su cuerpo hacia arriba, y no se detuvo.

Lanzaría la flecha en cuanto tuviera la espalda del encapuchado a tiro. Y no se detendría. Volvería a caer hacia abajo, buscando algún lugar en el cual esconder su figura. Las alas sólo durarían un momento, no estaba en condiciones de mantenerlos durante un tiempo estimado. Farfulló con ira, deseando haberse hecho más fuerte para aquel momento.

Pero lo importante era sobrevivir para dar el siguiente golpe y ayudar a Cornelia. Entraría por una de las ventanas de las casas de los alrededores, usando las alas como protección sin debía romper el cristal de las mismas para entrar y esconderse.

Nadhia no se lo pensaría dos veces y echaría a correr en el interior de la casa, sin dejar que el Alfa identificara su posición. Y cuando se encontrara en otro de los cuartos de aquella casa, buscaría otra ventana para situarse y ver qué había pasado, y si su estrategia había merecido la pena.

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Alas del Solsticio (HM) [Nivel 9] [Poder Mágico: 11]. Crea unas alas de luz en adosadas a la espalda que permiten planear a gran velocidad o volar. Dura un máximo de un post. Afín a Luz.


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Re: [Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Notapor Kairi » Vie Ago 21, 2015 8:50 pm

La reacción de Lyn no fue exactamente la esperada, ya que la Aprendiza supondría que su Maestra se negaría rotundamente a quedarse en el Alcázar sin poder luchar. Al contrario, le dio una palmadita en el hombro y dijo:

- Tened cuidado. Traedles de vuelta. Todavía tenemos una oportunidad de regresar a casa.

- Volveremos. ¿Verdad, guapa?

- ¡Claro que sí! - respondió Kairi con decisión.

- Y no te mueras. Hay muchas cosas que tenemos que resolver. - se despidió Diana. Kairi ya se estaba imaginando qué era a lo que se refería y eso le recordó que era su enemiga con la que había establecido una tregua.

Salieron corriendo de allí y Diana invocó su Glider. Kairi la imitó. Así sortearían más fácilmente las barricadas que hacían los Caballeros, aunque tuvieron que esquivar numerosos rayos de luz, fuego o hielo. Un Sincorazón dio un salto tremendo, rozando con sus garras el Glider de Kairi e hizo que casi se cayera de este. Pero se agarró fuertemente y sólo se hizo daño en el cuello. Se llevó una mano al cuello pero no notó nada importante.

En seguida divisaron al Alfa, que era el más grande de los Sincorazón y destacaba demasiado. Estaba concentrando un enrome rayo en su pecho. Diana advirtió a Kairi y las dos pudieron esquivarlo a tiempo, elevándose. No había nadie en las calles, los Caballeros se habian retirado.

- ¡Allí están! - gritó Diana señalando hacia un callejón. Sin duda, eran Nadhia y Cornelia. También había una figura montando al Alfa.

- ¡¡Nunca pensé que fueras un cobarde, Hjalmar!! ¡Lucha conmigo, enfréntate a mí! - se le oyó gritar a la líder de los Unicornios.

El hombre que iba montado sobre el Alfa se quitó la capucha. Era uno de los líderes que habían estado con ellas en aquella reunión, pero algo desmejorado.

- Siempre has pensado que las cosas se resuelven uno a uno, Cornelia, pero el mundo no es justo. Lo siento.

- ¡Te eliminaré, maldito monstruo! ¡Cómo puedes hacer esto, cómo puedes matarlos a todos!

Así que él había sido el responsable de la muerte de Valeria y Patricia. Kairi no pudo evitar sentir un brote de furia en su interior.

Entonces el mundo se cubrió con una potente luz. Un rugido se oyo y los edificios temblaron. Después oscuridad. La montaña en donde se suponía que iba a estar el Castillo de Tierra de Partida en el futuro había desaparecido. En su lugar se hallaba una isla con un Castillo en ella. El Castillo del Olvido. El mismo que había aparecido en el presente.

- El Castillo del Olvido… ¿Era eso lo que pretendías? ¿QUIERES DESTRUIR ESTE MUNDO POR COMPLETO?

- Zacharias habrá escuchado mi consejo y estará abriendo portales para que los clanes menores escapen. Pero vosotros… No, nosotros, somos demasiado orgullosos para abandonar este lugar. El corazón de la Orden desaparecerá para siempre junto con Tierra de Partida. Así el veneno no podrá extender por el resto de los mundos - se dirigió a Nadhia - . Gabriel me habló de ti y tus amigas. Dices venir del futuro. Si es cierto que Tierra de Partida sigue existiendo y que está lo suficiente desesperada como para tener que salvarla viniendo al pasado, significa que nada de esto será en vano. ¡Vamos con él!

Mientras escuchaban toda la conversación, Diana y Kairi descendieron y corrieron por las calles intentando que el Alfa no las descubriera. Por suerte o por desgracia estaba concentrado en Cornelia y Nadhia.

- Escúchame - le dijo Diana en voz baja - .Voy a intentar detener al Alfa. Nadhia anda cerca, así que entre las dos debéis intentar derribar al tipo ese del hombro del Alfa. Ahora mismo es el más peligroso. ¿Comprendes? Después intentaré echarte una mano, pero ahora tengo que intentar separarlos. No luches directamente contra él. ¡Sólo trata de alejarlo!

- Entendido - asintió Kairi.

Diana saltó por la ventana e hizo aparecer sus enredaderas, que ataron las patas del Alfa e hizo que Hjalmar casi se cayera de su hombro. Era su oportunidad. El camino de la izquierda le dirigiría al hombro del Alfa, así que tiró por ahí, no sin antes coger un Éter que había debajo de una mesa.

Lo más adecuado era atacar desde la distancia, así que se subiría a un tejado que le diera una buena vista de Hjalmar. Observó que Nadhia iba a atacar con una flecha por la espalda. Sería una buena opción atacar en el mismo punto para intentar empujarlo y hacer que cayera. De ese modo, Kairi lanzó Perla para que impactara justo después de la flecha de Nadhia. Después se escondería dentro de la casa por la que había trepado para evitar posibles ataques. Si hiciera falta, haría uso de su Glider.
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Kairi
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Ronda #18 - Ruta del Recuerdo Perdido

Notapor Astro » Vie Ago 21, 2015 9:39 pm



Evitar al dragón fue una tarea casi imposible. Adam casi no se creía la suerte que estaba teniendo esquivando los obstáculos del camino, además de los ataques del gigantesco sincorazón, por no mencionar que ni se cayó del glider ni soltó por accidente a Aki. Aunque justo cuando empezaba a confiarse chocó sin querer con un puente, girando sin control, pero pudo reponerse sin problemas.

En un zigzag desesperado, el vampiro consiguió su objetivo: que el dragón chocara contra una torre. El tiempo que ganó fue vital para conseguir llegar al hogar de los Halcones (gracias sobre todo a las señas de Aki para que no se desviara del camino). Suspiró, aliviado, al ver que lo había conseguido, pero enseguida se puso en marcha porque el dragón no tardaría en alcanzarles.

La casa de Aki y su familia estaba ya medio destruida, pero al menos parecía que la gente había sobrevivido. El pequeño apuntó con el dedo a un grupo de personas que se alejaban de allí, abriéndose camino entre los sincorazón (había Caballeros que volaban y todo), y el vampiro no tardó en salir disparado en su dirección. En cuanto vio que una mujer del grupo les había visto y extendía los brazos hacia él, entendió el mensaje.

¡Cógelo!

Dejó caer al pequeño sobre ella, y aunque se cayeron al suelo no tuvieron problemas en levantarse. Bien, Aki estaba a salvo. Ahora podía centrarse en el problema más gordo de todos: el dragón. Quien, por cierto, iba directo hacia Adam con la boca bien abierta. Tuvo que hacer un giro brusco con el glider para evitarlo, y en cuanto lo consiguió se puso a revolotear por su cabeza para asegurarse de que centraba la atención en él y no en los Halcones, alejándole poco a poco de ellos.

Pero cuando se le hinchó la boca, supo lo que venía a continuación. ¡Y estaba en la peor posición posible para evitar la llamarada! Cerró los ojos, esperando lo peor (encima tenía que ser fuego, con lo que le costaba regenerarse de las quemaduras), pero no llegó. En su lugar, fue un fuerte viento que le rodeó, dejándole medio sordo, y evitando que las llamas le alcanzaran. Parpadeó, perplejo, preguntándose qué colmillos acababa de pasar, y pronto tuvo la respuesta.

¡A los ojos, atácale a los ojos!

Era una mujer, que volaba cual pájaro sin necesidad alguna de glider, quien le había salvado la vida. La Caballero no se quedó ahí, y lanzó una fuerte corriente de aire hacia el dragón que casi le arranca la cabeza. No fue la única en intervenir, porque más Halcones no tardaron en unirse a la pelea.

¡Matadlo!

—¡Que no se recupere!

—¡Vamos, hijo! —Abajo, la misma anciana que le había ofrecido la sangre de gallina durante la visita a los Halcones, curaba a toda prisa a Aki con magia.

Saber que el pequeñajo estaba en buenas manos alivió bastante al vampiro, que pudo concentrarse en el combate contra el dragón y descargar toda su furia con él. Se llevó un buen mordisco en el brazo, pero entre el aprendiz y los halcones pudieron acabar con el sincorazón de una vez por todas.

Adam suspiró, aliviado, apunto de dejarse caer sobre su glider para descansar, pero no contó con que alguien se le abrazara de repente. Una chica rubia, guapísima, de ojos azules y sonrisa resplandeciente que tenía un leve parecido a Aki. ¿Serían familia? Fue a preguntar, pero que ella le besara en los labios le interrumpió. El vampiro se quedó con los ojos como platos mientras ella se separaba, curando su brazo de paso, y se ponía el casco.

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¡Andando, no hay tiempo que perder!

Adam se quedó con cara de tonto, sin saber cómo reaccionar y sin quitarle los ojos de encima a la belleza que le acababa de besar.

¡Adam!

El grito de Aki le hizo volver un poco a la realidad. Los Halcones ya se movilizaban, y el propio Aki iba sobre la espalda de la abuela (sí que tenía fuerza para su edad), haciéndole señas para que no se alejase.

Mi primo te ha cogido cariño. Eso significa que no eres mal tío. Si sobrevivimos, a lo mejor te invito a un trago.

Le guiñó un ojo, dejándole con la boca abierta mientras ella se iba. ¿Qué colmillos acababa de pasar? Normalmente era él quien se abalanzaba sobre las mujeres, no al revés. Pero... Le había gustado, qué diantres. Acababa de conocerla y ya pensaba que esa chica era genial. ¡Y encima la prima de Aki!

Agitó la cabeza, consciente de que no podía perder más tiempo. Todavía montado en el glider para poder avanzar con rapidez, Adam siguió al grupo de los Halcones, sin poder dejar de pensar en la prima y en el trago que le había propuesto.

****


Tras un viaje agotador con sincorazón por todas partes, los Halcones y Adam llegaron a la base de la montaña. Allí parecía estar la única zona segura, con barreras para evitar a los sincorazón (aunque mucho menores que las que originalmente rodeaban toda la montaña, y seguramente más débiles).

Adam hizo desaparecer su glider y se dejó caer en el primer sitio que encontró, agotado. ¡Menuda paliza! Pero no pudo quedarse mucho tiempo quieto, porque el indistinguible olor a sangre le envolvió. Había heridos por todas partes, muchos heridos. Agh, demasiada tentación. El vampiro tuvo que ir al rincón más apartado posible, sin llegar a alejarse de los Halcones, y taparse la nariz con un trozo de tela para poder resistirlo. Después de la reacción de Neizan y con la situación tan mala que había alrededor, no era aconsejable ponerse a comer gente, por mucho que quisiera hacerlo.

Al rato, la guapísima prima de Aki llegó corriendo hasta ellos con importantes novedades.

El señor Zacharias ha ordenado dejar de lado todas las pertenencias. Dice que debemos reunirnos todos de inmediato porque va a dar las órdenes para escapar.

¿Escapar? —Aki, que estaba un poco mejor, parecía bastante asustado—. ¿A dónde?

Su prima negó con la cabeza, e indicó a todos que la siguieran. Por el camino, se encontraron con una sorpresa: Neru, tirado contra una casa medio derruida, y con un aspecto horrible.

¡Neru! ¿Qué ha pasado?

Nin...Ninguno me creyó. Me obligaron a salir de la tienda de Zacharias, y justo entonces los sincorazón atacaron. Me pidió que encontrara a Neizan, pero con la cantidad de sincorazón que había... creo que me abatieron en algún momento.

Pfff. De Tierra de Partida tenías que ser —murmuró el vampiro, irritado por la idea de que Neru no hubiera ayudado a parar a Hjalmar después de que casi les matara a Aki y a él.

No le des vueltas. ¿No has visto los Sincorazón que nos rodean? No habrías podido atravesarlos aunque lo intentaras…

Con uno más, llegamos a la plaza para escuchar el discurso del Jefe Oso. Como había tanta gente, Aki sugirió subirse a un tejado, a lo que Adam asintió. Agarró al pequeñajo y se lo echó a la espalda para que no hiciese esfuerzos, y una vez en el tejado se sentaron para observar lo que iba a ocurrir a continuación.
Adam tenía la mala sensación de que lo que les dijera no iba a ser nada bueno. Zacharia estaba herido, pero se mantenía en pie con autoridad, como si no le doliera nada.

¡¡Habéis luchado con valor, por vuestras familias, por vuestros amigos, por vosotros mismos!! ¡Cada gota derramada es una pérdida indecible para Tierra de Partida! ¡La situación es desesperada, amigos! ¡No podemos permitir que muera ni uno solo de los nuestros más! ¡Ningún niño! ¡Ningún amigo, ningún ser querido! ¡Por eso, Caballeros, vamos a abandonar Tierra de Partida!

¿Qué...?

Adam no fue el único desconcertado. El silencio, seguido de pequeños murmullos, invadió la plaza. ¿Acaso ero esa posible...?

¡¡Abriremos Portales de luz a los mundos más cercanos!! ¡¡Todos los menores de 18 años pasarán en primer lugar, cargando a heridos y niños pequeños!! ¡Después lo harán los ancianos y todo aquel que desee sobrevivir! ¡No es el momento de dejarse llevar por el orgullo! ¡Una retirada estratégica es mejor a morir sin sentido!

—¡¿Y qué pasa con la ciudadela?!

¡¡La ciudadela está perdida a menos que hagan como nosotros!! ¡Aun así, necesitarán ayuda! ¡Yo invito a todos aquellos que estén dispuestos a hacer frente a la muerte a acompañarme! ¡Salvaremos a toda la gente posible, a todos los que estén en nuestras manos! ¡¡Y ahora moveos, antes de que nuestros hijos tengan que morir!! ¡Un día reconstruiremos Tierra de Partida! ¡Pero sólo si sobrevivimos y permanecemos juntos! ¡Porque nosotros somos la Orden! ¡Y la Orden SALDRÁ ADELANTE!

Zacharias y los suyos empezaron a abrir portales de luz, preparando la evacuación masiva. Vaya, era una idea cuanto más curiosa. Adam estaba tan envuelto en el pasado de Tierra de Partida que no se había parado en pensar que incluso en aquella época también existían otros mundos. ¡Incluso el suyo propio! Tal vez pudiera visitarlo...

¿De verdad vamos a dejar Tierra de Partida?

Bueno... Los mundos de ahí fuera no son tan malos —comentó, intentando animar al pequeñajo—. Yo vengo de uno.

Todos empezaron a moverse. Los clanes menores parecían dispuesto a dejar Tierra de Partida si así podían salvar a los suyos, y poco a poco la gente iba ayudándose a cruzar los portales. Tanta amabilidad, ese sentimiento de ayudar a cualquiera... Chocaba bastante con lo que Adam había vivido hasta ahora. Era todo muy raro.

¡Eh, vosotros! —La prima de Aki había vuelto, y en cuanto Adam la vio no pudo evitar sonreír como un bobalicón—. ¡Traed a Aki! ¡Se marcha!

¡¿Qué?!—Su propuesta habría sido más creíble si no hubiera tosido por el esfuerzo—.¡Yo me quedo!

Y una mierda. Tú te largas. ¡Tú, el de los ojos rojos, bájalo ahora mismo!

¡Marchando! ¡Y me llamo Adam, por cierto! —Agarró a Aki por el pescuezo, dispuesto a obedecer la orden de la chica. Sobre todo, porque estaba totalmente de acuerdo: el pequeñajo no estaba en situación de quedarse—. Ya has oído a la buenorra de tu prima, directo al portal.

No pudieron hablar más, porque un chillido muy desagradable les interrumpió. Arriba de la barrera, multitud de sincorazón voladores se acumulaban. Oh, mal rollo.

¡Eh, mirad eso!



Aki señalaba al mismo lugar donde, así a ojo, construirían el castillo de Tierra de Partida. Pero había algo raro allí: una luz, que ascendía directa hacia el cielo.

Un fuerte fogonazo cegó a todos. Adam se tapó los ojos con el brazo, temiendo por un momento que estallase en llamas por tanta luz. Tardó en atreverse en bajar el brazo, pero cuando lo hizo... Le pareció no ver nada. ¡¿Se había quedado ciego?!

Poco a poco, lo comprendió. Podía ver perfectamente, pero todo estaba tan oscuro que había poco que ver. En un segundo, la Tierra de Partida del pasado había desaparecido. En su lugar, había adoptado una forma ya familiar para el vampiro. Había visto el mismo proceso al poco de llegar a la Tierra de Partida del presente.

El nuevo castillo que se alzaba lo confirmaba. El Castillo del Olvido había vuelto. Pero, ¿por qué...?

No hubo tiempo de pensar. Los sincorazón seguían ahí, y aprovechando la confusión lograron romper la barrera, sembrando el pánico y el caos. Zacharias y sus hombres se esforzaban por mantener a los monstruos a ralla mientras reabrían los portales. Pero las cosas solo iban de mal en peor.

¡Cuidado! —alertó la prima de Aki.

Un dragón pasó por encima de ellos, escupiendo llamas sobre el grupo que estaba delante de ellos. Fue inmediato: los refugiados, la mayoría heridos, se desvanecieron en el acto.

Vamos a morir. Vamos a morir todos. El mundo se está hundiendo en la oscuridad.

¡N-no digas eso, no vamos a morir! —le riñó Adam, aunque su propia voz le temblaba.

Muchos sincorazón. Demasiado. La sensación extraña volvía a recorrerle todo el cuerpo. ¡¿Qué podía hacer ahora?! No sóo eran los sincorazón, la gente de la plaza se había vuelto loca y corría en avalancha intentando alcanzar los portales. Acabarían aplastándose los unos a los otros a este ritmo.
Los portales... Seguían abiertos, y eran la mejor oportunidad para poder poner a Aki y su familia a salvo.

¡¡AL CASTILLO ¡Esos monstruos quieren destruir el Corazón de este Mundo! ¡AL CASTILLO! —rugió Zacharias, movilizando a sus hombres.

Genial, habían viajado en el tiempo para salvar la Tierra de Partida del presente, y ahora iban a perder la del pasado. ¡En el grupo debía de haber alguien gafe!

¡Au!

Un grupo de personas casi se lo llevaron por delante, al intentar evitar a un nuevo sincorazón enorme que avanzaba por la plaza cual toro enfurecido. Adam intentó abrirse paso para hacerle frente y evitar posibles heridos, pero cuando apartó a la gente suficiente como para ver lo que sucedía, ya era tarde. La abuela de Aki, la que le había alimentado con la gallina, había intentado retenerlo. Sin éxito.

¡¡Abuela!!

Cuando Adam llegó, el sincorazón ya había golpeado a la pobre mujer y su cuerpo se deshacía en luces.

¡No...! —Las piernas del vampiro temblaron, y por un segundo se imaginó que les sucedía lo mismo a Aki o a su prima.

Apretó los puños con fuerza, decidido a hacer algo, lo que fuera.

¿Adam?—preguntó Neru—¿Qué vas a hacer ahora?

¡Poner a esta gente a salvo!

Se despidió de él, dejando que se marchase con Zacharias hacia el Castillo, y se abalanzó sobre Aki. Le agarró con determinación para que no se resistiese y se lo echó a la espalda.

¡Agárrate bien y no hagas ninguna tontería, que eso es cosa mía!

Invocó su glider lo más rápido que pudo, se subió en él, y alzó el vuelo lo suficiente como para poder evaluar la zona.

¡¡Halcones y, em, los de otros clanes, A LOS PORTALES!! —gritó a pleno pulmón, esperando que le escucharan—. ¡¡RÁPIDO!!

Su objetivo era bastante claro: ayudar a los Halcones a que llegasen a los Portales y ponerse a salvo. En aquel momento ya le daba igual el Castillo, el presente, las piedras, no importaban. Aki y los suyos le habían tratado con tanta amabilidad que casi había anhelado ser uno de los suyos, y no pensaba dejar que más de ellos murieran si podía evitarlo.

Subido en su glider, Adam embestiría y golpearía todo sincorazón que se encontrara en el camino hasta los Portales. Si la cosa se ponía fea no le importaría hacer de escudo humano, habiéndole indicado antes a Aki que se soltase para que no sufriera daño.

Si todos los Halcones conseguían cruzar, cruzaría él también. Sabía que sin un líder de clan, no podría atravesar ese lago tan infestado de dragones él solo. Sin embargo, si hacía falta para que todos cruzasen, se quedaría manteniendo a los sincorazón a ralla.

Sobre todo, sobre todo, velaría por la seguridad de Aki. Y en segundo lugar, de su prima. ¡Pero qué guapa era!

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Adam se queda para ayudar a los Halcones como bien pueda a llegar a los Portales. Si se da el caso y todos lo consiguen, los cruzará él también. Si la cosa se pone fea, se quedara frente a los portales para contener a los sincorazón si así consiguen que los otros crucen.
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Re: [Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Notapor Nell » Sab Ago 22, 2015 1:00 am

Logró alcanzar a su objetivo. Por si fuera poco, este obedeció la orden y se detuvo. Sin embargo, Hana se había equivocado de persona. Soltó una maldición en voz alta. Acababa de abandonar a Nadhia y a Cornelia en su lucha contra el Alfa por culpa de una mala deducción. Tendría que retroceder y abandonar la búsqueda de Gabriel.

El hombre, que se había parado por los gritos de Hana, le dio otra idea:

¿Traidor? ¿Quién eres tú? ¡No, espera, no tengo tiempo para esto! ¿Por qué vas hacia la cima? ¿También persigues a Hjalmar? He visto a alguien subir hace unos minutos. Sólo puede ser él…Porque quiere destruir Tierra de Partida—Hana se preguntó de qué puñetas hablaba. ¿Hjalmar? ¡Si el traidor era Gabriel! Un momento… ella misma había sospechado que Gabriel podía tener algún aliado. Quizá la Orden ya lo había descubierto—. Y sólo se puede hacer allí.

Reanudó su camino. Hana no se lo pensó dos veces y lo siguió de nuevo. El Caballero intentó advertirla:

¡Vuelve atrás! ¡Hjalmar es uno de los Maestros más fuertes! ¡No aguantarías ni un segundo frente a él!

Hana enarcó una ceja. ¿Y él sí? En cualquier caso, ese no era un problema, porque su objetivo era y sería siempre Gabriel. Iba a continuar su camino hacia la montaña con la esperanza de que la persona que el Caballero había mencionado fuera este último, y no Hjalmar.

Te lo dejaré a ti ―le dijo con fingida amabilidad―. A mí quien me interesa es Gabriel. Él también es un traidor. Apareció en el Templo, y a pesar de su destierro decidimos confiar en él debido a la crisis ―le explicó, poniéndose a su lado―. Robó unas piedras mágicas, secuestró a Nithael y se marchó junto al Alfa. Sin embargo, cuando conseguí alcanzarle, ya había desaparecido. Es posible que él también se dirija hacia el Castillo si ambos están colaborando ―reflexionó, olvidando que el «Castillo» del que ella hablaba aún no existía.

La aprendiza continuaba aferrándose a la posibilidad de que la persona en la cima fuera Gabriel, aunque no se lo dijo al chico. Le convenía tener un compañero durante la lucha contra el traidor.

El Caballero se presentó como Neizan, y aunque a Hana le sonaba vagamente su cara, ni siquiera se molestó en intentar ubicarlo. Le dijo que se llamaba Lirio (por algún extraño milagro, recordó que esa era su nueva identidad) y quiso preguntarle sobre el caso de Hjalmar, pero este se le adelantó con la reacción a su explicación:

¿Hablas en serio? Claro que lo haces, porqué ibas a inventarte algo tan descabellado… ¡Joder! No te separes de mí. Quizás… Quizás todavía estemos a tiempo de evitar algo horrible.

¿Puede empeorar aún más?

Más tarde, se arrepentiría de haberlo planteado en voz alta.

* * *


Aterrizaron sobre la montaña y se acercaron con sigilo a las bases del futuro castillo. Y al acercarse hacia los sótanos, Hana lo vio. Gabriel. Desenfundó su daga y quiso abalanzarse sobre él antes de que se diera cuenta de su presencia, pero Neizan se lo impidió. Intentó deshacerse del agarre, pero fue en vano.

No te preocupes, Nithael. Pronto dejará de doler. Sólo un poco más

Quería gritarle que era su culpa que se encontrara en semejante estado y hacérselo pagar. Sin embargo, Neizan no le dejó. Tuvo que contemplar la escena impotente, conformándose con mirar a Gabriel con odio.

Gabr… ¿Dónde…?

En la cima, Nith. Escúchame, Nith. ¡Escucha, no te desmayes!—«¡No le escuches, te está engañando!». Hana trató de morder a Neizan para que le destapara la boca, en vano—. Los Sincorazón están a punto de acabar con Tierra de Partida, Nith. Tenemos que salvarles, Nith. Tenemos que invocar el Castillo del Olvido.

«¡No, todo menos eso!». Ya lo había visto una vez. Y esperaba no tener que repetir la experiencia.

Pensó en darle una patada a Neizan en la entrepierna, aprovechando que él también se estaba quedando sorprendido por la conversación entre ellos dos. No obstante, se contuvo, por la dichosa curiosidad. Una parte de ella quería saber qué pretendía hacer Gabriel con el ángel.

Es la única forma, Nith. Voy a hacerlo. Sé cómo. Cuando lo haga, tendremos que defender este mundo. Tú y yo, como siempre, ¿verdad? Muy bien, Nith. Ya verás, pronto podrás salvarles a todos. Esta vez te reconocerán y ya no podrán tenerte miedo. No volverán a tratarte mal.

Intercambió una mirada con Neizan (intentó ponerle el énfasis del «te lo dije»), mientras Gabriel se dirigía hacia las escaleras que descendían hacia el interior, quizá lo único construido. En alguno de aquellos segundos, el traidor se giró hacia ellos y comprendieron que, de algún modo, los había pillado.

Así que fracasaré.

Y así sería, tal y como le había vaticinado Hana. En vez de pensar en si el aludido sabría algo sobre la auténtica identidad de la aprendiza, esta solo tuvo ojos para la nueva nube de oscuridad que convocaba. El ataque contra Tierra de Partida fracasaría, sí. Pero Hana no sabía si en la historia estaría incluida su supervivencia.

¡No lo hag…! ¡Cúbrete los ojos!

Ya lo estaba haciendo, alzando los brazos para rodear por completo su cabeza. Mantuvo los ojos firmemente cerrados incluso tras el temblor, provocando que perdiera el equilibrio y cayera al suelo. El frío hizo que se encogiera un poco, aunque sabía que este atacaba directamente a su corazón.

Tardó un poco más de lo necesario en abrir los ojos. Y cuando lo hizo, se le cayó el alma a los pies. Ni siquiera se le pasó por la cabeza que quizá hubiese vuelto a su tiempo. No. La realidad era que el Castillo del Olvido también había sido convocado allí, frente a ella, materializándose desde sus recuerdos. De algún modo, debía de ser eterno, porque en mil años no cambiaría nada. Le dolió el corazón solo de verlo.

¿Se habría equivocado de verdad Chihiro de época, o les había mandado justo al momento que necesitaban vivir?

Ah, mierda. Mierda. ¡Eh, no le toques! ¡Por el Primero, tenemos que ayudarle!

No entendió a qué se refería hasta que vio reaparecer a Gabriel desde el interior. Como si no tuviera tiempo que perder con ellos, cargó con el ángel y se volvió adentro.

¡Nithael! ¡Nithael! ―le gritó Hana, mientras las puertas se cerraban tras ellos, intentando contactar con él. ¿Volvía a estar inconsciente?

Entonces, llegaron los sincorazón. Hana retrocedió varios pasos instintivamente. ¡No tenía tiempo que perder con ellos!

¡Un momento! No desperdicies magia con ellos. Tenemos que entrar de inmediato. Si de verdad quiere hacer daño a Tierra de Partida no debería ser capaz de tocar el Corazón, porque allí hay un protector que lo impedirá. No le permitirá coger la Llave. Tenemos que hacerlo tú o yo. En el centro del vestíbulo, frente a una puerta enorme, dorada, tiene que haber una Llave Espada doble clavada en el suelo. Si Gabriel quiere destruir Tierra de Partida no podrá tocarla. Quien la use, podrá manipular el Castillo como desee. ¿Comprendes porqué te digo esto? ¡Cualquier deseo, cualquier estupidez puede ser fatal! No tengo ni idea de qué pasará si nosotros la tocamos, pero dámela a mí. Al menos yo sé más o menos cómo peude utilizarse. ¡Pero no debemos permitir que la coja Nithael!

No le preguntó por qué sabía tanto, ni tenía intención de averiguarlo. La situación era crítica y su objetivo había sido siempre otro. Además, tras verle acabar con una neosombra fácilmente, la decisión se tomó casi por sí sola.

Ya te lo dije. Vine por Gabriel y eso es lo que voy a hacer. Descuida, impediré que Nithael coja la Llave. Te daré tiempo, si es necesario, y te la entregaré si puedo.

Y sin dar más explicaciones, dio media vuelta y se dirigió al interior del castillo. Como podía ser que se cruzara con Gabriel, usó su magia de Canturreo para volverse invisible y caminar por el pasillo sin ser detectada. Intentaría adelantarles y observaría la situación. En caso de que Nithael intentara coger la Llave, se lo impediría.

Y si podía acercarse a Gabriel sin ser detectada, usaría Robar para intentar quitarle una de las piedras.
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Ronda 19

Notapor Suzume Mizuno » Mar Ago 25, 2015 1:21 am

Hana




Ya te lo dije. Vine por Gabriel y eso es lo que voy a hacer. Descuida, impediré que Nithael coja la Llave. Te daré tiempo, si es necesario, y te la entregaré si puedo.

Neizan abrió la boca para protestar, pero Hana no le dio tiempo y él tuvo, de todas formas, que hacer frente a sus enemigos. Así pues, la joven no tuvo problemas en colarse en el interior del Castillo.

La puerta se abrió sin apenas hacer ruido pero, aun así, se abrió. Y, al ser una puerta grande, por fuerza tenía que llamar la atención teniendo en cuenta que había un único pasillo recto —sin obstáculos— a excepción de las columnas…

De modo que cuando Hana quiso darse cuenta vio que Gabriel, al fondo del pasillo en forma de T, se volvía hacia ella con los ojos resplandecientes. Apenas sí tuvo tiempo para usar su habilidad de Canturreo pero le quedó claro que el joven tenía que haberla visto.

Aun así, Gabriel no reaccionó. Sólo arqueó una ceja y volvió la vista al frente. Ayudaba a Nithael a sostenerse, a pesar de que era bastante más alto que él y Gabriel era mucho más delgado, y le susurraba algo que Hana no pudo llegar a escuchar. El suelo estaba salpicado de hilos y gotas de sangre clara. Parecía que Gabriel no se había molestado en detener la hemorragia, aunque sí debía haberla reducido en cierta medida o Nithael ya se habría desangrado.

Si se movía, Hana podría averiguar porqué Gabriel no la había visto: frente a ella se había levantado una especie de… espejo. Era lo suficiente alto como para cubrir la puerta entera, pero tenía bordes que daban al resto del pasillo así que, cuando lo superara, podría ver que la imagen que había era la de una puerta cerrada. Incluso si Hana ponía una mano detrás no llegaría a verla.

Gabriel no podía haber levantado esa magia así que… ¿Alguien la estaba ayudando?

En cualquier caso, Hana se apresuró a adelantarles.

Ya casi estamos, Nith. Sólo tienes que coger la Llave Espada.

Nithael masculló algo, pero no se entendió nada. Ahora que Hana estaba más cerca podía ver que su túnica estaba teñida de rojo y que estaba tan pálido y con tales ojeras que a nadie le habría extrañado si hubiera caído muerto ahí mismo. Lo excepcional era que siguiera vivo después de la descarga que ella y Saeko habían colaborado a provocar. Sus alas se arrastraban por el suelo, una de ellas casi desprovista de plumas. Toda su dignidad había desaparecido.

Gabriel lo guiaba como haría alguien con un ciego; rodeándole una continuar con un brazo y cogiéndole el codo con el otro.

Mírala. Allí está, Nith.

Si Hana se volvía hacia la puerta dorada que en el presente debían traspasar vería la famosa Llave Espada. Clavada en un resquicio, con una mitad dorada y otra azul, aguardaba en silencio que alguien la extrajera. Quizás le llamara la atención que tenía un doble mango y que sus intrincados diseños parecían despedir luz… y oscuridad.

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Algo le hizo cosquillas en la oreja.

No te muevas —susurraron unas voces—. Vienes del futuro, sabes quién soy. Si coges la Llave, te destrozará la mente. Tienes que esperar un poco más.

Había una voluta de oscuridad revoloteando sobre su hombro. Parecía que el Guía sabía reconocer a sus aliados.

Nithael pareció protestar y Gabriel le permitió detenerse un momento.

¡Nithael, escucha! ¡Si permitimos que los Sincorazón lleguen al Corazón, será el final! ¡Debemos protegerlo desde dentro! ¡Por eso tienes que abrir la puerta!—Incluso Hana sabría que aquello no tenía sentido pero para alguien al borde de la muerte como Nithael, las explicaciones debían darle igual—. Cógela, Nith. Protege Tierra de Partida.

No hagas esto.

En medio de una pequeña ube de oscuridad, apareció una sombra con una forma infantil… Que difícilmente se podía decir que fuera un niño o una niña. No tenía rasgos, sólo era una forma. El rostro de Gabriel se convirtió en una máscara de piedra.

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—No lo hagas, Nithael. Si tocas la Llave Espada morirás y matarás a todo el mundo. No ayudará a que la gente te aprecie, ni serás un héroe ni, mucho menos, te convertirás en el Guardián que la gente espera.

Silencio.

Gabriel invocó su Llave Espada y disparó un rayo contra el Guía. Este se limitó a desaparecer y aparecer un poco más allá.

Parece que habrá que cambiar la táctica —cuchicheó la chispa contra el oído de Hana.

¡Nithael, no lo hagas!—gritó el pequeño Guía con la voz de Gabriel, solo que mucho más infantil. El ángel reaccionó alzando un poco la cabeza—. ¡No se te ocurra tocar la Ll…!

¡He dicho que te calles!—rugió Gabriel y, de pronto, a su alrededor se desplegó tal aura de oscuridad que Hana sentiría el frío penetrarle los huesos con tanta violencia que estuvo a punto de caer inconsciente. Durante un instante lo único que pudo ver fueron los ojos dorados en medio de la negrura más absoluta—. No puedes evitar que alguien que quiere proteger Tierra de Partida coja la Llave Espada, Guía, así que deja de interponerte en mi camino o te destruiré.

No puedes hacerlo —respondió el Guía desde algún sitio, aunque no sonaba muy seguro de sí mismo—. ¡No puedes!

Percibió la sonrisa de Gabriel incluso sin verla.

Entonces, ¿porqué no me detienes? ¿O es que no eres capaz…? No mientras no penetre los entresijos de tu hogar, no mientras seas incapaz de manipularme. Porque no puedes hacerlo.

La oscuridad comenzó a reducirse rápidamente, si bien la sensación de alarma permaneció ahí. El Guía se había retirado hasta situarse frente a la puerta dorada, plantado frente a la misma como si quisiera protegerla, pero su aire infantil y la delicadeza de su cuerpo oscuro, que parecía que fuera a deshacerse de un segundo a otro, no imponían demasiada seguridad.

¡Hazlo ahora, Hana! —susurraron las voces—. ¡Quítale una Piedra!

Y, tal y como la joven había planeado, consiguió arrebatarle una de las Piedras. Notó su tacto frío contra la palma de la mano.

Lo malo fue que Gabriel la descubrió de inmediato. Ni siquiera necesitó volverse. Del suelo emergió un géiser de oscuridad que envolvió a Hana y, cuando quiso darse cuenta, la sostenía una especie de red oscura que le quemaba la piel como si fuera hielo. La piel se le empezó a poner en carne viva allí donde los hilos la sostenían y su Canturreo dejó de hacer efecto. Gabriel dejó con suavidad a Nith en el suelo y se volvió hacia ella con un gesto de hastío.

Uno de los hilos apretó tanto que Hana no tuvo más remedio que soltar la piedra, que rodó por el suelo. El hombre se acercó a ella y le clavó una mirada helada, aterradora.

No tienes un mal corazón.

Levantó la Llave Espada y la acercó a su pecho. Un frío insoportable la recorrió de los pies a la cabeza y el corazón se le encogió de forma violenta. La punta del arma se acercaba, inmisericorde, y un aguijonazo de dolor la atravesó, arrancándole un grito.

Se había arriesgado demasiado.


****
Saeko




Lyn, quiero decir… Maestra Lyn.

La mujer giró ligeramente la cabeza en su dirección y arqueó las cejas.

Lo siento. El primer día, cuando llegamos a esta época… En las murallas. Estabas muy débil, y yo… Te dejé a tu suerte, esperando que los sincorazón se llevasen tu corazón.

Qué.—Quizás fue por el silbido del viento o los gritos de la gente que luchaba a brazo partido en la ciudadela, pero Lyn parecía más seca que enfadada o desconcertada.

Las palabras del maestro Ryota me tenían confundida, pero al vernos a ambas así, comprendo que simplemente te odiaba por tu bando. No digo que el maestro esté equivocado, ¿pero por qué Ronin…? ¿Qué os mantiene unidos a él?

Lyn se mantuvo un rato en silencio, con los labios muy apretados y los ojos entrecerrados. El viento le despeinaba el pelo y era difícil ver si tenía las orejas enhiestas o no.

Yo pensaba que Ronin era diferente. Me sentí engañada y traicionada por él. En ese momento no lo vi pero… En realidad no sé qué pensar.


Cuando Saeko creía que no iba a responder, la Maestra espetó:

Ronin es un imbécil y un capullo, pero es un buen líder. Nunca ha hecho daño a nadie si ha podido evitarlo. Aunque Ryota nos atacó, decidió dejarle ir y ofreció a los aprendices marcharse con él si así querían. Ronin es una buena persona. Todavía me cuesta creer… Lo que sucedió. Pero si Ryota hiciera, otra vez, algo condenable —y le clavó una mirada asesina. Al fin y al cabo, ¿para qué había acudido Bastión Hueco a Tierra de Partida?— ¿dejarías de querer estar unida a él?—Frenó un poco y se acercó a Saeko—. Ahora la pregunta es, ¿qué es lo que te ha hecho cambiar como para que me pidas perdón? ¿Sólo porque te voy a resultar útil en la batalla o porque empiezas a pensar por ti misma? Ronin permite que lo hagamos. Por lo que veo en ti, soy yo la que no sabe qué pensar de Ryota. ¿O es que es más fácil no abrir los ojos y simplemente seguir órdenes y cegarse por el odio?

Dicho esto pegó un acelerón y ascendió hasta alcanzar a los líderes Serpiente.

*



Assur fue el primero en aterrizar y de un único movimiento levantó unas manos de oscuridad que rodearon a los Sincorazón que acosaban a Neizan. Estas se hundieron en el suelo y los Sincorazón, simplemente, se desvanecieron. Aun así, no parecía que Assur hubiera realizado el ataque sin más: romper las cadenas del Libro le había costado un inmenso esfuerzo y estaba cadavérico. Catrina se encontraba algo mejor que él.

¡Assur, Catrina! —gritó Neizan, claramente aliviado, lo suficiente para prescindir de sus títulos y echó a correr en su dirección. Dirigió una mirada apreciativa a Saeko y la reconoció, pero otra cosa capturó su atención. Sus ojos se abrieron como platos—. Eso es el libro de mi…

Tenemos que entrar, no queda tiempo.

¡Quieta ahí!—gritó Neizan, frustrado—. ¿Por qué de repente todas las aprendices salen de la nada y se meten en la boca del lobo? ¿Sabéis lo que tenéis que hacer ahí dentro?

¿Y tú sí, Neizan?—preguntó Catrina con una sonrisa extraña.

El chico pareció luchar unos instantes consigo mismo. Después suspiró y dijo:

Supongo que ya da igual… Soy el hijo de Zephyr—dijo con un tono de pronto mucho más autoritario. Dio un paso al frente—. Sé lo que nos espera dentro y lo que debemos hacer para evitar que Gabriel destruya Tierra de Partida.

Catrina sonrió a su hermano como si dijera «te lo dije». Este asintió y dijo:

Por suerte para ti, Catrina me había hablado de esto. Dime, ¿qué debemos hacer?

Neizan fue sucinto y les explicó lo mismo que a Hana: en el interior del vestíbulo encontrarían una Llave Espada clavada en el suelo. Servía para dar al Corazón del mundo. Debían impedir que Gabriel la cogiera y entregársela a él, porque sabía cómo revertir el Castillo del Olvido. Después añadió:

Si cogéis la Llave Espada NO la uséis. Y tratad de… usarla entre dos. O incluso tres. Es muy agresiva. Y nuestro objetivo es sacar, sea como sea, a Gabriel del Castillo.

Me ocuparé de ello. Señoritas, ¿creéis que podríais atraer a Gabriel hasta la entrada? Voy a poner en práctica un hechizo pero necesito algo de tiempo. Catrina os acompañará y curará. Hemos de arrebatarle las piedras y alejarle de Nithael.

Lyn asintió con la cabeza y se situó al lado de Saeko al tiempo que Assur dejaba el libro envuelto en su capa y se arremangaba. No había tiempo para buscar hechizos, tendrían que apañarse con lo que tenían. Neizan invocó su Llave Espada, respiró hondo y anunció que cargaría el primero. Lyn y Saeko serían su apoyo. Catrina, a su vez, se quedaría detrás para impedir ser alcanzada, pero les serviría de refuerzo.

Neizan se situó junto a la puerta y, entonces, cargaron.

*



Las puertas se abrieron de golpe. Lyn rugió al ver a Hana elevada en el aire por hilos de oscuridad, como si se tratara de una muñeca a punto de ser descuartizada y atacó con un rayo de fuego. Hana caería al suelo al mismo tiempo que Gabriel retrocedía y levantaba una barrera de oscuridad que se asemejaba a una telaraña entre ellos y Nithael. Invocó su Llave Espada y detuvo la embestida de Neizan a duras penas.

¡Vamos!—gritó Lyn.

Gabriel apuntó a Neizan a la cara y de sus dedos salió disparado un rayo de oscuridad muy fino. El Oso lo esquivó por un suspiro pero, de pronto, era Gabriel que empujaba con violencia hacia delante, alejando al Caballero de la barrera. Parecía haber decidido que Neizan era el enemigo más peligroso ahora mismo.

Hana y Saeko de pronto se sintieron llenas de energía. Catrina, que se había quedado cerca de la entrada, bajaba una mano envuelta en un resplandor verdoso. Gabriel la miró de reojo y pudieron imaginar que se había convertido en su siguiente objetivo.

Ahora estaban preparadas para luchar.

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-Catrina no os curará siempre, ya que tiene que ocuparse también de Neizan y Lyn, por lo que os recomiendo que no dependáis de ella.

-Tanto Neizan como Lyn os apoyarán en combate, así que lo ideal sería que les dierais indicaciones para que no os trastoquen los planes. En caso de que no hagáis nada, actuarán por libre.

-Podéis atacar a Gabriel o a la barrera, si lo que pretendéis es alcanzar a Nithael y la Llave Espada, aunque si lo hacéis tendréis que usar vuestra magia más poderosa para romperla si no queréis perder magia y tiempo.

-La piedra que Hana robó ha caído al suelo y está del lado de la barrera de Nithael.

-El Guía es incapaz de pelear, pero sí es una fuente de información. Depende de vosotras cómo usarle, si es que queréis contar con su ayuda.



****
Neru




Neru se unió a tiempo al grupo de Zacharias. Se reunieron en un escuadrón cerrado para protegerse en la medida de lo posible de los Sincorazón y, entonces, salieron despedidos hacia lo alto. Neru, que nunca habría volado en ese tipo de formación donde todo el grupo —daba igual que fueran Leopardos u Osos— sabía a qué velocidad debía desplazarse, estuvo a punto de quedarse atrás. Tendría que esforzarse mucho y concentrarse en imitar a sus nuevos compañeros.

Los del frente comenzaron a disparar a los Sincorazón y la unión de tantos hechizos les abrió un boquete lo suficiente frande como la mitad superior se introdujera como una espada en la nube de criaturas.

Los siguientes quince minutos parecieron horas. Tuvieron que defenderse con escudos, a golpe de glider e incluso con puños y patadas de los Sincorazón. Un picotazo arrancó a un Caballero que montaba delante de Neru y su cuerpo se perdió en el abismo de monstruos. Por detrás de él escuchó un alarido y el ala de un dragón arrasó con cuatro Caballeros más. Así, poco a poco, la formación fue empequeñeciendo. Algunos conseguían regresar. La mayoría, no.

Sobrevolaron la ciudadela y Neru comenzó a gritar:

¡Zacharias! ¡Ahí abajo, en el hombro del gigante!¡Es posible que todo acabe si derrotamos a Hjalmar y al sincorazón! ¡Él los controla!

Algunos Caballeros rebajaron el ritmo y titubearon. La organización amenazó con romperse.

Zacharias se volvió, colérico, y rugió:

¡No os detengáis, estúpidos! EL SINCORAZÓN DA IGUAL. ¡¡Es el Corazón del Mundo el que corre peligro!! ¡¡Continuad!! ¡ADE-…!!

Una sombra les cubrió y todos volvieron la mirada hacia arriba.

Un Dragón, gigantesco, descendía sobre ellos con una suavidad y delicadeza casi ridícula. Zacharias trató de poner en guardia a sus soldados, pero gracias a Neru se habían distraído y el impulso de la formación había perdido gran parte de su fuerza. Aun así el líder de los Osos no se rindió. Era fuerte, era experimentado y, sin duda, sabía que era imposible vencer solo a esa bestia estando herido.

Pero si no lo hubiera hecho, si no hubiera reunido todas sus fuerzas, de tal modo que su piel entera se iluminó y su cuerpo pareció engrandecerse por momentos, hasta el punto de que su boca se desgarró en una mandíbula dentada, habría sido mucho, mucho peor.

Y todos habrían muerto.

Zacharias embistió al Sincorazón y refrenó su carga. Las garras se abatieron sobre la vanguardia de los Caballeros y las alas se batieron con furia, dispersándolos. Pudieron ver a Zacharias, medio aturdido, antes de que las fauces del Dragón se cernieran sobre él. El cuerpo se desvaneció con un escalofriante chasquido.

Neru salió despedido y dejó a los restantes Leopardos y Osos, privados de su formación y de su líder, a luchar contra el terrible Sincorazón.


****
Adam




¡Poner a esta gente a salvo!

Aki soltó un grito de protesta cuando Adam se lo cargó a la espalda.

¡Agárrate bien y no hagas ninguna tontería, que eso es cosa mía!

¡No, espera, mi abuela...!

Adam salió disparado hacia el cielo con su glider y rugió, con tal vozarrón que muchísimas cabezas se volvieron hacia él:

¡¡Halcones y, em, los de otros clanes, A LOS PORTALES!! ¡¡RÁPIDO!!

Y, aunque no pareciera posible, se estableció un cierto orden. Pequeños ríos de personas volvieron a fluir hacia los portales. Todavía era un avance desesperado, atropellado, pero la gente recuperó en parte la cordura y formó filas para intentar defender a los más pequeños o más ancianos.

Aki gritó cuando embistieron a un Sincorazón y la cola de un Escorpión se precipitó sobre ellos. El golpe estuvo a punto de arrojarlos al suelo y de llevarse por delante a un grupo de Caballeros, pero Adam consiguió recuperar el control.

Entonces enfiló directo hacia el Portal. Allí un par de Halcones saltaron a su interior. Algo explotó sobre sus cabezas y estuvo a punto de reventarles los tímpanos. Adam tendría que bajar a Aki y obligarlo a entrar. El niño había roto a llorar y se aferró a su brazo mientras gritaba:

¡Pero Miryam! ¡Myriam!

¡Mételo dentro!—Como si la hubieran invocado, Miryam sobrevoló un grupo de cabezas y aterrizó junto a ellos, cubierta de sangre y algunas heridas—. ¡Están matando a los que abrían los...!

De pronto el Portal que había frente a ellos comenzó a achicarse. Miryam reaccionó con rapidez: aferró a Aki, cogió impulso y lo lanzó volando contra la luz. El chico abrió mucho los ojos y fue a decir algo pero el Portal se lo tragó y, después, se desvaneció.

Igual que todos los demás Portales.

Miryam se puso contra la espalda de Adam, como para guardársela, Llave Espada en mano y susurró:

Gracias… Lamento que no hayas tenido tiempo para meterte tú también.

Los Sincorazón se abatían sobre ellos. Casi todos los Halcones habían conseguido escapar, pero todavía quedaban al menos cuatrocientas personas en la explanada y casi todas eran jóvenes o maduras, dispuestas a dar sus vidas por el lugar que les había acogido y protegido.

De pronto Miryam lanzó un grito que sonó extraño en medio de aquella matanza: era de victoria. Cogió a Adam por un hombro y señaló hacia los pies de la Montaña. Rugió algo que sonó a «el cristal». Siguiendo la dirección de su dedo, Adam vería que en el inicio de la muralla que rodeaba la Montaña como una escalera de caracol estaba uno de esos cristales que habían desplegado la barrera protectora. Ahora estaba apagado pero parecía intacto, con sus extraños aros dorados como si fueran los anillos de un planeta rodeándolos.

¡Tenemos que alcanzarlo! ¡Si lo usamos podremos abrir un camino disparando a los Sincorazón! ¡Incluso escapar de este lugar si lo subimos a nuestros glider! ¡Corre!

Ni se molestó en invocar un glider. La joven simplemente levantó el vuelo y se precipitó adelante. Por el costado un Ojos Rojos la vio y arrancó a correr contra ella. Había unos cien metros hasta el cristal. Aparte del Ojos Rojos, Adam vería un Escorpión y lo que parecía ser una Araña correteando por la muralla.

En sus manos quedaba decidir qué hacer.

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-Miryam es una guerrera bastante competente así que probablemente se las apañe sin Adam, aunque otra cosa es cómo llegue hasta el cristal. El problema es que si vais juntos, tardaréis más.

-Si Adam se intenta adelantar con el glider, puede decidir enfrentarse a la Araña, al Escorpión y despejar el camino.

-Si es más osado, puede esquivarlos a todos y toquetear el cristal. Quizás sea capaz de activarlo si mueve los anillos y toquetea la base en busca de alguna runa de arranque.




****
Nadhia, Kairi y Neru




Después de unos pocos tirones, el Alfa consiguió destrozar las enredaderas y continuó con su inexorable paso hacia la ciudadela.

Nadhia disparó su flecha y tuvo mucha suerte de que Hjalmar estuviera entretenido con Cornelia, la cual se había convertido en su mayor problema, porque era difícil ignorar una figura rodeada por luz que se precipitaba hacia él. Aun así, el Maestro la vio de reojo y pudo echarse a un lado para evitar que le acertara de pleno, si bien le rozó un hombro y debió hacerle bastante daño aunque no lo demostrara.

El Alfa la persiguió con una mano y por poco estuvo a punto de atraparla entre sus dedos, como si se tratara de una molesta mosca. Nadhia, por suerte, había previsto este hecho y consiguió introducirse en una habitación y continuar de largo. Una buena idea porque el puño del Sincorazón destrozó la estancia y por poco la alcanzaron las rocas que salieron despedidas por los aires.

Entre tanto, Kairi había disparado un Perla que, esta vez sí, cogió desprevenido a Hjalmar al atacarlo por la espalda. Lástima que fuera un ataque tan débil… Y único. El Maestro apuntó en su dirección y un rayo de Espacio la arrojó hacia atrás. Con todo, eso le dio un instante esencial a Neru.

El joven no había tenido demasiados problemas para llegar hasta el Alfa y Hjalmar: los dos estaban enfrascados en la pelea y, como ya debería haber supuesto desde lo alto, todos los Sincorazón se habían adentrado en la ciudadea, hacia donde los atraía una innumerable cantidad de corazones fuertes y apetitosos. Hjalmar, que tampoco se esperaba ese ataque, tuvo que echarse hacia un lado, momento en que Neru sacó el látigo.

Lástima que Hjalmar era muy rápido y parecía muy diestro en lucha cuerpo a cuerpo, como bien podría haber testificado Adam. Rechazó su látigo con su Llave Espada y Neru pasó de largo.

Todo aquello, sin embargo, había dado una oportunidad inigualable. La líder de Tierra de Partida se abalanzó, silenciosa y veloz como un rayo, igual que había hecho Neru solo que a mucha más velocidad. El golpe fue tremendo y arrastró a Hjalmar consigo. Hubo un estallido, el glider de Cornelia desapareció y los dos rodaron violentamente por un tejado a unos veinte metros de distancia.

¡Lo habían conseguido a la primera, aunque habían necesitado actuar los tres a la vez!

Aunque les había costado: durante la pelea, el Alfa había avanzado cerca de tres manzanas y ya se encontraba en la cuesta que llevaba a la ciudadela. Si Hjalmar se las apañaba para recuperar su poder sobre él…

Pero, de momento, tenían que ocuparse del inmenso Sincorazón que, libre de control, clavó los ojos en Neru, quien estaba más cerca. Un manotazo lo alcanzó de refilón, pero fue suficiente para que su glider comenzara a girar fuera de control y se estrellara contra una casa. El chico cayó al suelo y una pila de tejas y polvo estuvo a punto de enterrarlo. Cuando se las quitara de encima vería que el Alfa se inclinaba hacia él, casi como un niño curioso, extendiendo la mano para apresarlo.

¡Eh, tú!

Diana había trepado a un edificio y, desde ahí, apuntaba al Alfa con sus manos. Con un estremecimiento, los muros que flanqueaban a Neru se fragmentaron y una red de enredaderas se precipitó contra la muñeca del Sincorazón, atrapándola como si de una telaraña se tratara.

¡Sal de ahí, no durará mucho!—gritó Diana, cubierta de sudor por el esfuerzo.

Apenas sí había terminado la frase cuando se escuchó un gemido y los dos pudieron ver cómo la mano izquierda —la libre— del Alfa se precipitaba hacia Diana cerrándose en un puño. La aprendiza invocó el glider y salió disparada en el último instante. El edificio reventó y una ola de polvo azotó a Neru.

Nadhia, entre tanto, había encontrado otra salida del edificio. Casi no tenía magia, aunque había salido bastante bien parada en vida. Si se fijaba, podría ver que el Alfa estaba atrapado, aunque no por mucho tiempo. Vislumbraría a Kairi, unas calles más allá, semi-enterrada, y la nube de polvo que ascendía desde la calle donde el Alfa tenía un brazo capturado. ¿Qué hacer? ¿Ayudar a sus compañeros, atacar… o arriesgarse y buscar algún Éter?

Kairi, por su parte, todavía tenía mucha magia y no la habían machacado demasiado. Si usaba su glider, tenía la oportunidad de debilitar al Sincorazón. Lo mismo sucedía con Neru.

Este, desde su punto de vista privilegiado, vería cómo los ojos del Alfa se iluminaban y algo en su pecho se removía. Como si se estuviera abriendo un agujero. La atmósfera se electrificó.

A lo lejos, Cornelia y Hjalmar luchaban cuerpo a cuerpo, con fiereza, pero los aprendices no podían dedicarles tiempo aunque, si querían vigilar a Hjalmar por si intentaba regresar al Sincorazón…


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-Podéis reunir a los tres personajes para atacar juntos y hacer planes aunque, claro, deberíais situaros en lugares altos para veros sin hacer metagame.

-Recordad que Diana está para ayudaros y puede daros indicaciones. También, su magia no[/i] es eterna. Puede que deje de apoyaros si se ve muy debilitada, así que sería buena idea que intentarais orientarla para que os eche una mano.


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Hana
VIT: 38/40 [+2 Anillo Coraza]
PH: 16/32
+Ultrapoción1

Saeko
VIT: 40/40
PH: 26/26
+ 2 éteres

Gengar
VIT: 58/58
PH: 20/20

Adam
VIT: 25/60
PH: 16/16
+Poción

Neru
VIT: 20/26
PH: 16/22


Kairi
VIT: 18/22
PH: 17/20
+ 1 Éter

Nadhia
VIT: 34/50
PH: 2/38


Fecha límite:[b]sábado 29 de agosto a las 23:59
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¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

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Suzume Mizuno
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A por él

Notapor EspeYuna » Vie Ago 28, 2015 11:38 pm

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Nadhia celebró su logro con una sonrisa cansada. Exhausta, se permitió unos segundos para ocultarse bajo la ventana del cuarto aprovechando la poca visión tras la caída de los escombros y sacó de su bolsillo el último éter* del que disponía. Miró el frasco, y la sonrisa desapareció, sustituyéndola un rostro serio. Sin poder mágico, su poder estaría muy limitado en una batalla de aquel nivel. En todo caso, podría seguir ayudando a Cornelia con Hjalmar, incluso bañar sus puntas de flecha de veneno si era necesario. Pensando en las mil y una posibilidades, se llevó el frasco a la boca e ingirió el remedio con calma, intentando recuperar fueras y tiempo para el siguiente movimiento.

Cornelia estaba luchando contra Hjalmar, por lo que ahora confiaba plenamente en ella. Debía centrarse en el coloso a toda costa y acabar con él.

Se permitió reír en medio de aquel cuarto abandonado, apoyando su cabeza contra el borde de la ventana. "Acabar con él", sí. Con un coloso gigantesco. Puede que fuera más pequeño que el que en su propio presente amenazaba con las vidas de Tierra de Partida, pero no estaba segura de como solo ella y sus compañeros podrían detener a un sincorazón de aquellas dimensiones. Agradeció en el alma ver a Neru y a Kairi, y seguramente aquellas enredaderas tenían que ser de la aprendiz de Bastión Hueco, Diana.

Si al menos llegaran más refuerzos... pensó de forma irremediable en Lyn. Pero supuso que, si no se encontraba con ellos en aquel momento, era porque tenía asuntos más importantes que atender. De inmediato se acordó también de Hana y de aquel encapuchado al que había perseguido, quien seguramente fuera el verdadero Nithael.

Volvió a la realidad y se preparó para buscar una salida. Exploró con la mirada el cuartucho y logró encontrar una puerta por la que salir, encontrándose de nuevo por una de las destrozadas callejuelas. Buscó a sus compañeros, escondiéndose por cada uno de los rincones, hasta que vislumbró la melena rosada de Kairi entre escombros. No se lo pensó dos veces y acudió en su ayuda, desenterrando sus piernas de los escombros y cargando con ella aprovechando que el coloso estaba semi-atado de momento gracias a los poderes de Diana.

Logró encontrar un callejón y dejar a Kairi en el suelo. Se agachó y le apartó la cabellera del rostro. Al ver que se encontraba de una pieza, suspiró y sonrió, dándole un leve zarandeo con la mano en su hombro.

¿Te encuentras bien? —preguntó, y recibiera respuesta o no, diría— Hemos conseguido derribarle del Alfa.

Nadhia se levantó y le dio la mano a Kairi para que la imitara.

Tenemos que aprovechar ahora para atacar... —Nadhia se detuvo, invocó de nuevo su Llave-Espada y meditó unos escasos segundos— Tengo una idea. Tengo muy poco poder mágico ahora mismo, pero puedo usarlo para que tú y Neru tengáis una oportunidad para machacarlo con hechizos de luz. Sólo... sólo si estás de acuerdo.

Nadhia titubeó. No pretendía dar órdenes. Tampoco ser la líder estratega en aquel momento. De hecho, sólo estaba avisando de su próximo movimiento.

Uno que la hacía considerarse bastante masoquista.

Haré de señuelo —le explicó a Kairi, lanzando su Llave-Espada al cielo—. Os daré tiempo a ti y a Neru para que podáis atacarle con todo lo que tengáis —Nadhia se subió a su vehículo en cuanto éste volvió a ella—. ¡Tened cuidado!

Nadhia volvió a la carga, y esta vez, pretendía hacer de carnada. La adrenalina corría por sus venas y ser temeraria era uno de sus puntos fuertes. En fuerza de voluntad, no le ganaba nadie en aquel instante. De eso estaba segura, y aquella sensación de calidez, ardiente en su pecho, era más que suficiente para lanzarse contra el coloso.

¡Atacadle mientras le distraigo! —exclamó cuando pasó como un rayo cerca de Neru.

Sin embargo, tampoco iba a ser estúpida. Se lanzó y atravesó las dos piernas del coloso, subiendo por su espalda de nuevo hasta encontrarse con el cráneo y los cuernos de la bestia. Ya lo había hecho una vez, y había tenido suerte con la ayuda del ángel cautivo. ¿Quién le decía que volvería a correr la misma suerte?

Pero una vez más, Nadhia no se lo pensó bastante y dejó desaparecer su Glider en cuanto estuviera por encima del coloso y fuera de su campo de visión. Su cuerpo cayó en picado, invocando su Llave-Espada y, con ojos ardientes, rugió:

¡¡Destino Enlazado!!**

Una cadena de luz dorada surgió del mango de Ángel Forjado. Con su diestra, Nadhia lanzó la Llave-Espada para clavarla en el cráneo del sincorazón e, intrépida, dejaría que la gravedad hiciera el resto, usando la gravedad de su cuerpo y los zarandeos del Alfa para golpear con las cadenas la piel violácea del monstruo.

Sabía que la cadena podría romperse en cualquier momento. Aquel sincorazón le ganaba en fuerza, no había que ser muy inteligente para llegar a esa conclusión. Nadhia aguantaría todo lo que pudiera colgando del monstruo, aprovechando para clavar sus botas en el cuerpo del mismo cuando tuviera la oportunidad. Estaría pendiente de los ataques de Neru, Kairi y Diana, aunque estaba segura de que quizás recibiría algún ataque si el coloso decidía usarla de escudo. Sin embargo, sin una inteligencia superior que lo controlara, el sincorazón parecía más confuso y desorientado. Como cualquier otra sombra.

Cuando no pudiera más, o estuviera a punto de recibir algún ataque inesperado, soltaría la cadena y caería en picado, deseando con todas sus fuerzas que su Llave-Espada volviera a transformarse y, si tenía suerte, usar a tiempo su Glider para aterrizar en alguno de los tejados más cercanos.

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* Nadhia usa un éter.
** Nadhia usa la siguiente habilidad:
Destino Enlazado (HM) [Nivel 10] [Requiere: Afinidad a Luz; Poder Mágico: 15] El usuario invoca una larga cadena dorada de tres metros que rodea y atrapa al enemigo durante un turno, provocando a su vez daños afín a luz. Con suficiente Fuerza, la cadena puede ser rota.
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Re: [Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Notapor Nell » Sab Ago 29, 2015 4:27 am

Hana notó que Neizan no estaba de acuerdo con dejarla marchar hacia el peligro. Sin embargo, ya había tomado una decisión y antes de que pudiera impedírselo, le dejó a cargo de los sincorazón y siguió a Gabriel y Nithael.

Al abrir la puerta, alertó a Gabriel de su presencia (incluso invisible), que se giró hacia ella. Se preparó para luchar, pero para su sorpresa, el joven actuó como si no la hubiera visto y siguió para delante. No tardó en descubrir el espejo que engañaba a la vista y que, obviamente, no estaba ahí cuando el traidor había pasado por delante. Hana miró atrás, solo para cerciorarse de que Neizan no tenía nada que ver con aquello. Era raro y, pese a haberla salvado, le ponía los pelos de punta, porque de alguna forma quería decir que la estaban vigilando, o que el castillo reaccionaba.

Siguió adelante, con cuidado de no hacer ruido para no delatarse otra vez por lo mismo, mientras le daba vueltas al asunto. «Si de verdad quiere hacer daño a Tierra de Partida no debería ser capaz de tocar el Corazón, porque allí hay un protector que lo impedirá. No le permitirá coger la Llave. Tenemos que hacerlo tú o yo». había dicho Neizan. Quizá fuera ese mismo protector el que la había ocultado a Gabriel. Y, de hecho, se le ocurría quién podía ser (ya que en su tiempo se había encontrado con ello), pero lo descartó enseguida porque en su breve encuentro no le pareció un tipo nada amigable.

Ya casi estamos, Nith. Sólo tienes que coger la Llave Espada.

«No, todo menos eso», se dijo Hana. Había escuchado con atención a Neizan, porque era un asunto realmente serio, e iba a confiar en él. No iba a permitir que Nithael cogiera la Llave, ni tampoco lo haría por sí misma salvo que no quedara alternativa. Haría tiempo hasta que Neizan llegara… y mientras se desharía de Gabriel. Si es que podía.

Al seguirles, se dio cuenta de que apenas podía mirar a Nithael. Estaba en muy, muy mal estado. A juzgar por la sangre, le quedaba muy poco tiempo de vida si nadie le ponía remedio, y Gabriel no parecía muy por la labor de ayudarle más que a avanzar. Apretó los puños, enfadada, y reprimió las ganas de empezar la lucha en aquel instante. Primero tenía que recuperar las piedras.

Se le había ocurrido que podía robarle una a Gabriel en cuanto se despistara. No sabía para qué las quería ya, pero había visto en vivo que eran necesarias ambas para activarse. Por lo tanto, solo necesitaría quitarle una para frustrar el plan que tuviera.

Mírala. Allí está, Nith.

Irónicamente, Hana había llegado a la sala a la que debían llegar sus compañeros en el presente. Allí se encontraba, como había señalado Gabriel, la Llave que no tenían que extraer a toda costa. Era como cualquier otro llavero, quizá más engalanada y mística, pero nada que le sorprendiera demasiado.

Dudó. Si esperaba demasiado, Gabriel convencería a Nithael de extraer la Llave. Tenía que actuar, y ya. ¿Robaba la piedra o atacaba al traidor? ¿Qué le retrasaría más?

No te muevas —Ni respiró cuando escuchó aquellas voces en su oreja, tan cerca y tan conocidas que le recorrió un escalofrío, y en cierto modo, se asustó—. Vienes del futuro, sabes quién soy. Si coges la Llave, te destrozará la mente. Tienes que esperar un poco más.

Entonces sí había sido él quien le había ayudado. El Guía. Puede que no fuera demasiado simpático, pero si su función era proteger Tierra de Partida, estaba de su lado. Puede que él bastara para detener a Nithael de coger la Llave y, mientras tanto, Hana podría robar la piedra.

En algún momento, la conversación que habían estado manteniendo a bajo volumen Gabriel y Nithael se caldeó. Hana la entendía a medias, aunque sonrió imaginando que Nithael no estaba siendo tan tonto como para caer en sus embustes tan fácilmente.

¡Nithael, escucha! ¡Si permitimos que los Sincorazón lleguen al Corazón, será el final! ¡Debemos protegerlo desde dentro! ¡Por eso tienes que abrir la puerta! Cógela, Nith. Protege Tierra de Partida.

«Cerdo».

No hagas esto.

Alguien más se unió a la reunión. Era una figura oscura, con el aspecto de un niño, poco más que una sombra. Hana miró su hombro, extrañada, para asegurarse de que la voluta que había visto seguía allí. ¿Podía el Guía dividirse en dos? ¿En cuántos, más bien? Eso podía ser muy útil.

—No lo hagas, Nithael. Si tocas la Llave Espada morirás y matarás a todo el mundo. No ayudará a que la gente te aprecie, ni serás un héroe ni, mucho menos, te convertirás en el Guardián que la gente espera.

Hana se dio cuenta de lo raro que era que el Guía hablara en futuro. Al fin y al cabo, aquello ya había sucedido. ¿Se había convertido Nithael en ese Guardián? ¿O había descubierto la traición a tiempo?

Silencio. ―Gabriel intentó atacarle, en vano.

Parece que habrá que cambiar la táctica —le susurró a Hana, quien no entendió a qué se refería.

¡Nithael, no lo hagas!—La voz había cambiado, y aunque Hana no la reconoció, Nithael sí reaccionó a ella—. ¡No se te ocurra tocar la Ll…!

¡He dicho que te calles!—Gabriel se encolerizó, desprendiendo tal aura de oscuridad que, de nuevo, Hana se sintió pequeñita y minúscula frente a un monstruo. Era una sensación parecida a la que ya había tenido aquella noche—. No puedes evitar que alguien que quiere proteger Tierra de Partida coja la Llave Espada, Guía, así que deja de interponerte en mi camino o te destruiré.

No puedes hacerlo. ¡No puedes!

Entonces, ¿por qué no me detienes? ¿O es que no eres capaz…? No mientras no penetre los entresijos de tu hogar, no mientras seas incapaz de manipularme. Porque no puedes hacerlo.

En ese momento, Hana se dio cuenta de que el Guía no iba a ser de tanta ayuda como había pensado. Gabriel le había ganado incluso sin luchar. El Guía no podría impedirle llevar a cabo su plan, porque no era capaz de manipularle, ni física ni mentalmente. Y Nithael estaba demasiado débil como para escuchar su consejo.

Todo dependía de ella, de Hana. Había permanecido inmóvil durante los últimos minutos, atendiendo a la discusión. No supo lo aterrada que estaba hasta que intentó volver a moverse. El aura de Gabriel era asfixiante. Si lo desafiaba abiertamente, moriría. No iba a poder vencerlo sola.

¡Hazlo ahora, Hana! ¡Quítale una Piedra!

El grito del Guía le ayudó a reaccionar. Alargó la mano hacia Gabriel, como tantas otras veces había hecho, con su objetivo localizado de antemano. Una vez cogida, la apartó con rapidez, y evaluó el resultado.

Y este era nefasto. No necesitó ver la cara de Gabriel para saber que la había descubierto. Sintió cómo se elevaba debido a la oscuridad, que entretejió hilos sobre su piel que la quemaron hasta hacerla gritar de dolor. En algún momento soltó la piedra, aunque para entonces ya no le importaba mientras no parara la agonía. Cuando vio que el traidor se giraba hacia ella, de nuevo visible, trató de vocalizar sus gritos:

¡Nithael! ¡Socorro, Nithael!

En el fondo, sabía que el ángel no podía escucharla. Puede que alguna parte de él fuera vagamente consciente, pero no estaba en condiciones de luchar o de defenderla. Aun así lo intentó, porque era su única oportunidad. Hana no era tan valiente como para desear que al menos descubriera la verdad a través de su tortura. Realmente quería salvarse.

No tienes un mal corazón.

«Cállate, es mío. Prefiero morir a que me lo arrebates» intentó escupirle, pero los últimos gritos ya habían agotado todas sus fuerzas. Estaba convencida de que iba a convertirla en un sincorazón. No quería volver a sentirse así, sin vida e indiferente, como si nada la afectara. Y tampoco morir, claro. Pero, sobre todo, no iba a servirle en forma de vida menor.

A Hana le habían contado innumerables historias en las que los piratas se encontraban con situaciones así. Capturados por la marina o torturados hasta el límite, escogían la muerte antes que ser humillados o revelar sus secretos de una forma muy sencilla: mordiéndose la lengua. Por un momento, pensó que había llegado la hora de probarlo. No obstante, después de que Gabriel le apuntara con su Llave y volviera a tener aquellas horribles sensaciones, supo que no tenía suficiente valor para hacerlo. Que tendría que conformarse con aquel destino.

El aguijonazo repentino de dolor le sacó un grito, uno más, con el que intentó volver a llamar a Nithael, sin éxito. Creyó que había llegado su final. Pensó en sus hermanas sirenas y las imaginó congregadas, cantando un réquiem por ella. Estúpidamente, le habría gustado estar presente para cantar juntas.

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* * *


Gabriel la soltó de golpe. Hana cayó al suelo, boqueando, incapaz de creerse de que siguiera con vida. Estaba en shock, pero había tenido tantas de aquellas experiencias que pudo recomponerse con facilidad. Lyn había acudido en su ayuda (de hecho, parecía muy enfadada), junto a Neizan, Saeko y otra mujer.

Neizan cargó contra Gabriel, pero este también se había repuesto rápidamente de la sorpresa y lo bloqueó. Además, había separado a Nithael con una barrera de oscuridad. Hana ni siquiera se molestó en intentar llamarle, porque no estaba en condiciones de ayudar (ni lo había estado cuando le había necesitado).

¡Vamos!—gritó Lyn.

Gabriel se enzarzó brevemente con Neizan. Mientras tanto, Hana sintió que se revitalizaba y al buscar un culpable, se fijó en la cuarta persona que había acudido allí. La había curado, así que estaba de su parte y les apoyaría en el combate. Gabriel también se percató de esa complicación.

¡Justo a tiempo! ―Ni ella misma se creía que pudiera bromear sobre lo que había estado a punto de pasarle―. Cuidado con Gabriel. Usa oscuridad, tiene un aura terrible. Le he quitado una de las piedras, pero se ha quedado detrás de la barrera. Si puedes, ¡cógela! Yo me encargo de cubrirla. ―Señaló a la sanadora con los ojos.

Retrocedió varios pasos, hasta situarse a una distancia media entre Gabriel y la mujer, interponiéndose entre ambos. Si volvía a lanzar uno de esos rayos de oscuridad, tendría que recibirlo o bloquearlo para que no la dañara.

Además, se le ocurrió una idea.

Puede que no estés de acuerdo, pero, dime ―le tanteó Hana a la mujer (Catrina)―, ¿tu magia curativa podría traspasar esa barrera y sanar a Nithael? Él es fuerte y no es un enemigo. Gabriel lo está engañando. Si le convencemos de la verdad, peleará a nuestro lado y ganaremos. Puede que sea el único modo. ―Añadió esa última mentirijilla a modo de presión. Al fin y al cabo, desde su perspectiva, sería como darle un aliado a Gabriel en el caso de que fallaran.

Por otro lado, se giró hacia la voluta que había sobre su hombro, de seguir allí. Si no, susurraría a la nada en el intento de establecer comunicación con el Guía.

¿Alguna sugerencia? ¿Puntos débiles, fobias o alergias? ―Definitivamente, la experiencia tan cercana a la muerte le había devuelto el sentido del humor, aunque en el fondo estaba temblando aún―. Algo debes de saber sobre Gabriel, ¿no? Él ha estado viviendo aquí. Se supone que tienes recuerdos de todo… eso. ―A ella especialmente no le gustaba ese poder suyo―. Podrías distraerle con ese niño, como has hecho antes. Parecía alterarle mucho. ¿Y hay alguna manera de salvar a Nithael? ¿De curarle o echar abajo esa barrera? Un camino para llegar ahí será mucho pedir…

No se le ocurría ninguna pregunta más, porque desconocía hasta qué punto tenía control el Guía sobre la situación. Puede que incluso lo diera todo por perdido y no quisiera saber nada más de ellos.

En realidad, sí que tenía una última pregunta. Y aunque no era el momento para realizarla, se le escapó:

¿Por qué estás aquí? ―Se contuvo a tiempo y reformuló la pregunta para no soltarle algo como «¿Por qué existes?».

En definitiva, por el momento, iba a quedarse en guardia frente a la mujer, con la intención de receptar los ataques que Gabriel pudiera dirigirle. No era mucho, pero quería reponerse antes de entrar en acción, y el traidor iba a tener algo de trabajo con Saeko, Neizan y Lyn.
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Re: [Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Notapor Tsuna » Sab Ago 29, 2015 5:35 am

Tragué saliva nada más terminar de hablar. Exponiendo mis dudas hacia Ronin, mis dudas hacia el maestro Ryota que tanto había respetado hasta ese entonces —y que lo seguía haciendo, claro estaba—, y mis sinceras disculpas hacia la propia Lyn, por haber intentado matarla. Viendo cómo estaba ese mundo y esa época, y cómo habíamos colaborado entre todos sin importar nuestras diferencias, me daba cuenta de que estaba equivocada con las ideas que tenía hasta ese entonces. Sin Lyn, bueno, no quería imaginar lo que hubiese sucedido de no haber contado con su ayuda, o con la de cualquier otra persona que allí se encontraba luchando…

Porque si de algo era consciente, era que cada Caballero, cada vida, tenía un valor indescriptible. Había visto con mis propios ojos a gente morir en las calles, a gente siendo atravesada de lado a lado por aguijones y llamaradas oscuras. Había sido una completa inconsciente al intentar dejarla a su suerte.

Pero al final era igual, una vez volviese a mi época, si lo hacía, regresaría con el maestro Ryota y mis compañeros. Nada habría cambiado, todo seguiría igual. Ronin, un traidor asqueroso, un tirano. ¿Y nosotros? ¿Me iba a terminar volviendo una asesina de sangre fría por órdenes de la maestra Nanashi? En realidad me encontraba temerosa e insegura ante un futuro tan incierto y oscuro.

Ronin es un imbécil y un capullo —comentó de pronto la maestra Lyn, provocando que diese un respingo en mi asiento—, pero es un buen líder. Nunca ha hecho daño a nadie si ha podido evitarlo. Aunque Ryota nos atacó, decidió dejarle ir y ofreció a los aprendices marcharse con él si así querían. Ronin es una buena persona —Sí, claro, eso era lo que yo misma había pensado la primera vez que lo vi: que pecaba de bueno—. Todavía me cuesta creer… Lo que sucedió. Pero si Ryota hiciera, otra vez, algo condenable —Y nuestras miradas se cruzaron. Sentí su última palabra, ”condenable”, como una puñalada en el costado. Tragué saliva, intentando darme cuenta de lo que realmente había significado Bastión Hueco para ellos desde el comienzo, de que todo lo que hacíamos y decíamos merecía un castigo— ¿dejarías de querer estar unida a él?

No me costó, sin embargo, darle una respuesta. Estaba dolida por las palabras que había dicho: que el maestro Ryota era un criminal. Pero a la vez, le fui sincera. De nuevo.

No lo sé… —Musité, con la voz ronca.

Y era verdad, no sabía si iba a ser capaz de continuar con el maestro que me había ofrecido tanto poder y conocimiento: la Llave Espada, un hogar en el que vivir tranquila, compañeros en los que confiar, y una tarea que cumplir, mantener el equilibrio. Pero tampoco estaba segura de poder continuar a su lado si volvía a hacer algo… condenable. Simplemente no sabía qué pensar.

Ahora la pregunta es, ¿qué es lo que te ha hecho cambiar como para que me pidas perdón? ¿Sólo porque te voy a resultar útil en la batalla o porque empiezas a pensar por ti misma? Ronin permite que lo hagamos. Por lo que veo en ti, soy yo la que no sabe qué pensar de Ryota. ¿O es que es más fácil no abrir los ojos y simplemente seguir órdenes y cegarse por el odio?

No podía negar que sus palabras me habían dejado muda, incapaz de argumentar nada. Le había pedido su opinión y, por mucho que me doliese o no estuviese de acuerdo con ella, ahí la tenía. Esa era la verdad, eso era lo que pensaba una maestra de Tierra de Partida. Del bando enemigo. La maestra Lyn pegó un acelerón, pero yo me tomé un momento para continuar por mi cuenta, no faltaba mucho de todos modos.

Y sí, mi respuesta hubiese sido afirmativa. Claro que sí. Por supuesto que era más fácil quedarme con los ojos cerrados, ignorante de todo, y limitarme a cumplir órdenes como había hecho siempre, desde que me uní a la Orden de Bastión Hueco. Que me recordase lo mismo que me había dicho Nadhia cuando la conocí, que Ronin les permitía pensar… Me sentó como un traicionero vaso de agua fría en la cara. No sabía si se me estaba escapando algo, pero no entendía en qué me habían manipulado, sencillamente. En ningún momento como Portadora me había visto obligada a pensar o hacer cosas que no quisiese, bueno, puede que sí unas cuantas, pero yo era la responsable de esos actos, no el maestro Ryota.

Y precisamente que no llegara a comprenderlo era lo que más me preocupaba, porque ya habían sido dos personas que afirmaban lo mismo: me estaban manipulando; y yo no lo veía ni lo entendía. Puede que, a fin de cuentas, si fuese cierto. Que hubiese estado ayudando a un asesino, y no a un maestro. Aun así mi lealtad a quiénes me lo habían dado todo no cambiaría fácilmente. Si lograba regresar, estaba convencida de que todo seguiría igual. Volvería a mi hogar y mi vida continuaría con tranquilidad.

Gracias, de todos modos.


Ella no se podía imaginar la falta que me hacía escuchar una crítica semejante.

****


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Una vez en la graciosa plataforma que daba la bienvenida al Castillo del Olvido Assur invocó unas enormes manos de oscuridad que se tragaron a los sincorazón que enfrentaban a… precisamente a él. El mismo Oso que el primer día me había echado en cara lo de la maestra Lyn. Quise que me tragara la tierra en ese instante, intentando evitar a toda costa al chico, pero su gesto no fue el que esperaba.

Nos recibió sin problemas a los cuatro, y cuando me fijé en Assur, bueno, abrí los ojos como platos de la preocupación. Parecía que fuese a derrumbarse de un momento a otro, y junto a él es donde más segura me había sentido todo ese tiempo, no me cabía duda. Verlo así me dejó helada, pero bueno, supuse que era el precio por haber roto el sello del condenado libro.

Por supuesto, me adelanté yo sola hacia la entrada del castillo, recordando mis primeros momentos allí en mi época. No tardé en descubrir que estaba avanzando sola y todos se habían quedado atrás. Podíamos avanzar sin problemas, y si Gabriel estaba allí con las piedras significaba que la propia Tierra de Partida corría peligro. Tal y como los hermanos Serpientes habían vaticinado abajo. Lugar en el que me daba miedo pensar cómo les estaría yendo.

Tenemos que entrar, no queda tiempo.

¡Quieta ahí! ¿Por qué de repente todas las aprendices salen de la nada y se meten en la boca del lobo? ¿Sabéis lo que tenéis que hacer ahí dentro?

¡Sí! —respondí sin pensarlo mucho y con un leve resentimiento hacia él en mi voz. En realidad no sabía qué había que hacer excepto darle una paliza al asqueroso de Gabriel, lo demás era secundario mientras pudiésemos detenerlo.

¿Y tú sí, Neizan? —intervino Catrina justo a tiempo para bajarle los humos al niño.

Y tal y como era de esperar, Neizan se quedó callado, sin nada que responder. Invoqué mi Llave Espada, preparada para entrar cuanto antes, a pesar de avanzar de nuevo hacia el grupo. La idea era entrar juntos, no ir por nuestra cuenta. No iba a dejar que Gabriel me volviese a hacer aquello con las runas.

Supongo que ya da igual… Soy el hijo de Zephyr¿Espera, qué?. Sé lo que nos espera dentro y lo que debemos hacer para evitar que Gabriel destruya Tierra de Partida.

Me quedé helada en ese momento, con la boca abierta, incrédula. Y pensar que yo misma, el primer día, había sido la que le había preguntado directamente por su padre. ¿¡Por qué no nos había ayudado, entonces!? Si sabía dónde se encontraba o lo que le había sucedido…

Pasé los siguientes momentos al margen, intentando enterarme de todo. Al parecer en el vestíbulo, el mismo que ya había visto en el presente y donde me despedí de Nikolai —que menuda despedida había sido aquella—, se encontraba una Llave Espada doble o algo así clavada en el suelo, y que daba acceso al corazón de Tierra de Partida. La idea era simple: impedir que Gabriel la cogiera, si no lo había hecho ya, y entregársela al propio Neizan al ser el único capacitado para usarla.

La idea de utilizar esa Llave Espada sagrada o lo que fuera no me hacía mucha gracia. No estaba dispuesta a perder años de mi vida otra vez por culpa de poderes que no podía controlar. Luego Assur se adelantó y nos propuso su plan. Que escuché encantada.

Me ocuparé de ello. Señoritas, ¿creéis que podríais atraer a Gabriel hasta la entrada? Voy a poner en práctica un hechizo pero necesito algo de tiempo. Catrina os acompañará y curará. Hemos de arrebatarle las piedras y alejarle de Nithael.

Asentí, sin extrañarme nada de que Gabriel hubiese decidido traerse a Nithael consigo en lugar de dejarlo con el Alfa. Lo cual resultaba más lógico, imaginando que alguien relacionado con el Primero podría hacer maravillas en sus oscuros y retorcidos planes.

Neizan se situó al frente y tanto Lyn como Catrina y yo le seguimos. Tragué la poca saliva que me quedaba, preparada, y miré a mi pequeño, que debía de estar igual de nervioso. Las puertas se abrieron, y en ese momento supe que ya no había vuelta atrás. Victoria o muerte. Si iba a salir viva de allí para poder regresar al presente, todo eso se decidiría allí dentro, a unos pocos pasos. La idea me abrumaba, pero no podía echarme atrás. No cuando la gente en la ciudadela moría sin ayuda de ninguna clase. ¿Habría destruído el Alfa ya el Alcázar? Intentaba convencerme a mí misma de que no.

Una vez dentro tuve una sensación como de dejà vu, sabiendo que había estado en ese mismo lugar pero mil años en el futuro. No tuve, sin embargo, mucho tiempo para quedarme embobada mirando a las musarañas. Al fondo Gabriel retenía a Lirio, o Hana, con un hechizo de oscuridad la mar de interesante.

La maestra Lyn rugió como una luchadora y lanzó un hechizo ígneo en dirección a Gabriel, que soltó a mi compañera para invocar una nueva barrera entre… ¿Aquel era Nithael?

Oh Dios, ni siquiera se ha recuperado…


Nithael se encontraba moribundo, si no muerto, tras la barrera de oscuridad. Y la Llave Espada del Castillo del Olvido también quedaba en ese lado. Inalcanzable para todos. Neizan fue el primero en lanzarse al frente sin pensarlo. Me convencí de que yo también tenía que intentarlo todo, que podía morir allí y no volver nunca a ver a mis seres queridos, vale, pero debía hacerlo. No me quedaba otra salida.

Agarré con fuerza el mango de mi Llave Espada y preparada, observando aquel espectáculo de hechizos y ataques, me situé a poca distancia de Lirio y Lyn. Contemplando a Gabriel, con aquella mirada digna de un loco desquiciado.

¡Justo a tiempo! ―exclamó mi compañera, que había salido airosa de las garras de Gabriel por pura suerte―. Cuidado con Gabriel. Usa oscuridad, tiene un aura terrible. Le he quitado una de las piedras, pero se ha quedado detrás de la barrera. Si puedes, ¡cógela! Yo me encargo de cubrirla. ―Y señaló a Catrina.

Está bien. —asentí, mirando a Lirio por unos momentos.

Luego encaré a Gabriel, sintiendo cómo recuperaba las fuerzas gracias a la hermana Serpiente. Evalué la situación lo más rápido que pude: estaba haciendo retroceder a Neizan en su choque de espadas. ¡Estaba haciendo retroceder a Neizan, joder! O Gabriel tenía una fuerza espectacular que no aparentaba, o algo en él se me escapaba. Igualmente decidí advertir al Oso y a Lyn.

Sin pensarlo mucho me lancé a por mi enemigo desde un costado, aprovechando que estaba haciendo frente al mismísimo hijo de Zephyr.

¡Cuidado!

Sabía de lo que era capaz Gabriel por lo poco que había visto. Si me apuntaba con una de sus manos, su Llave Espada o sus dedos, procuraría saltar a un lado lo más rápida que mi cuerpo me permitiese. Y sin importar qué, tenía que avanzar hacia él. Una vez estuviese a una distancia lo suficientemente corta Gengar se intentaría deslizar a toda velocidad por el suelo, levitando, buscando una de sus piernas para hacer de obstáculo, intentando entorpecer sus movimientos. Por supuesto, confiaba en que mi advertencia sirviese a Neizan para apartarse, y si Gabriel se las apañaba para ponerlo delante de mi embestida detendría mi ataque y buscaría otro flanco sin perder un segundo.

Y cuando tuviese a tiro a ese malnacido, alzaría mi Llavero sonriente y lanzaría un Aturdidor encima. Esperaba que funcionara y que Gengar se apartara cuanto antes de él para no recibir también parte del daño.

¡Maestra! —exclamaría una vez lanzara mi habilidad sobre Gabriel.

Si todo funcionaba bien, Gabriel quedaría aturdido y Neizan y Lyn tendrían vía libre para lanzarse encima de él y cebarse cuanto quisieran. Mi pequeño, en cambio, decidió luego proteger a Catrina como había hecho Lirio. Empleó una Bendición Maldita sobre ella. ¡Estupendo! Eso significaba que aguantaría un poco más mientras a Gengar le quedasen energías.

¿Qué pasa Gabriel? Ten cuidado, no vayas a morirte.

Ah, me había quedado como nueva.

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▪ Aturdidor (HC) [Nivel 8] (Fuerza: 12) Aturde a los enemigos cercanos con un solo golpe, impidiéndoles lanzar ataques físicos.

▪ Bendición Maldita (HM) [Nivel 10] [Requiere: Afinidad a Oscuridad. Poder Mágico: 15]. El usuario aplica el hechizo maldito sobre su dueño u otro jugador (solamente uno), manifestando junto al afectado un aura de polvo oscuro alrededor de su cuerpo a lo largo de dos rondas y durante la duracion de la habilidad el daño que reciban se divide entre los dos.

Nota: Gengar la usa sobre Catrina.


Edit: para corregir unas cuantas faltas que me he encontrado al re-leer el post.
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Corazón de Tinieblas, Esperanzas de Luz

Notapor Darkness Seeker » Sab Ago 29, 2015 1:00 pm



Zacharias... lo siento.

El líder de la resistencia, el Gran Maestre del Clan de los Osos... había muerto. Quién sabe si por mi culpa o por tratar de salvar a los suyos. De cualquier modo, no tenía tiempo que perder. Y no permitiría que el sacrificio de Hjalmar fuera en vano.

Subido en mi glider y yendo a toda velocidad logré llegar hasta la posición del Coloso, y aprovechando la inercia de mi posición, active el acelerador del glider y fui directo a por él: Hjalmar. Lamentablemente, fue capaz de detectarme y esquivarme, aunque por suerte poco después apareció otra de las Maestres de la Llave espada para tirarle del Coloso. Lo habíamos conseguido.

Sin embargo, el Coloso respondió dolorido a mi afrenta con un manotazo, que acabó lanzándome a uno de los edificios más cercanos y en ruinas. Pero aquello no parecía terminar de contentarle, pues el Coloso se acercó con la intención de cogerme hasta la Torre en ruinas. Para mi suerte, una vieja conocida se encontraba allí.

¡Eh, tú! ¡Sal de ahí, no durará mucho!

Haciéndole caso, me levanté de inmediato e invoqué de nuevo mi glider, en busca de una buena posición para planear la siguiente estrategia. Para mi suerte, tanto Nadhia y Kairi ya estaban reunidas en uno de los tejados de aquella zona en ruinas. Justo cuando comencé a elevarme en el Glider, noté algo extraño en el Coloso: Sus ojos se habían iluminado más de lo normal, y con sus manos trataba de ocultar algo... en el pecho. ¿Acaso no era tan poderoso como para mantener su poder sin Hjalmar encima? Eso era interesante.

Tenemos que aprovechar ahora para atacar... —comenzó a organizar Nadhia casi al mismo tiempo que yo llegaba hasta las tres aprendizas, contando a Diana— Tengo una idea. Tengo muy poco poder mágico ahora mismo, pero puedo usarlo para que tú y Neru tengáis una oportunidad para machacarlo con hechizos de luz. Sólo... sólo si estás de acuerdo.

El punto débil del monstruo quizás se encuentre en el pecho, cerca de su "corazón"—comenté respaldando la idea de Nadhia—.Al venir hacia aquí me ha parecido ver como se revolvía y se deterioraba su piel alrededor de esa zona...

Haré de señuelo. Os daré tiempo a ti y a Neru para que podáis atacarle con todo lo que tengáis —de inmediato Nadhia se montó en su Glider y comenzó a preparar el acelerador—. ¡Tened cuidado!

¡Tú más!—le respondí para luego dirigirme a la aprendiza de Bastión Hueco—Diana, ¿Crees que podrás proteger a Nadhia o ayudarla? No creo que nosotros vayamos a tener tantos problemas como ella.

Una vez aclaramos nuestras funciones, invoqué mi Llave Espada y empecé a preveer la situación junto a Kairi.

Si el punto débil es su pecho, lo más seguro es que trate de protegerlo... Podríamos tratar de atacarle desde dos posiciones distintas, así de intentar protegerse de una... el otro podrá atacarle. ¡Te parece bien?

Organizados, nos distribuimos por las Torres y edificios en ruinas, tratando de asegurarme de encontrar una posición o habitación en la que tuviera una vista perfecta del "corazón" o pecho del Coloso de Oscuridad. Una vez lo encontrara, comenzaría a cargar y canalizar varios hechizos Perla a través de la Llave espada, para que así también se potenciara por la luz de la propia arma. En un caso de peligro o de que el Coloso se acercara a mi posición, invocaría de inmediato el Glider y me movería hasta encontrar otra zona desde la que pudiera seguir atacando al corazón de la bestia.
Última edición por Darkness Seeker el Sab Ago 29, 2015 10:45 pm, editado 1 vez en total
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Ronda #19 - Ruta del Recuerdo Perdido

Notapor Astro » Sab Ago 29, 2015 6:38 pm



¿Quién iba a creer que la gente hiciera caso a Adam? Pues fue lo que ocurrió. Con el grito del vampiro, la asustada multitud se organizó lo suficiente como para que pudieran avanzar hacia los portales sin matarse sin querer entre ellos.

Pero en el aire, moverse con el glider tampoco fue cosa fácil. Los sincorazón estaban por todas partes, y en concreto el ataque de un escorpión casi consigue que el vampiro cayera redondo al suelo, llevándose a Aki y a un grupo de Caballeros por delante, pero pudo recomponerse en el último segundo. Fiu, eso estuvo cerca.

Cuando llegaron a los portales, el tema estaba feo. Adam bajó a Aki de su espalda para que entrase junto al resto de su familia que también lo estaba haciendo, pero el pequeñajo se resistía.

¡Pero Miryam! ¡Miryam!

¿Miryam?

La dueña de ese nombre en seguida hizo acto de presencia, y no era otra que la primera buenorra de Aki. Aterrizó justo a su lado, llena de heridas y sangre. No tenía demasiado buen aspecto, pero se mantenía bien en pie. Y era tan guapa...

¡Mételo dentro! —Adam sacudió la cabeza, centrándose de nuevo—. ¡Están matando a los que abrían los...!

No pudo terminar la frase, porque el portal que tenían delante empezó a volverse cada vez más pequeño. La joven Halcón reaccionó con una rapidez impresionante, agarrando a su primo y lanzándolo al interior de la luz. Adam no pudo más que ver cómo su amiguito desaparecía, rumbo a un mundo desconocido, sin siquiera tener la oportunidad de despedirse.

No fue sólo el portal que tenían delante, todos los otros también tuvieron el mismo destino. Miryam se puso contra la espalda del vampiro, en guardia, preparada para luchar.

Gracias… Lamento que no hayas tenido tiempo para meterte tú también.

No pasa nada... Me alegro que él y tu familia estén a salvo.

Aki...

Una sensación desagradable recorrió al aprendiz de arriba abajo. Casi desde que había llegado al pasado, había tenido a Aki ahí para ayudarle y guiarle por aquel lugar de locos. Ahora, se había ido. Era una sensación diferente a la que había tenido cuando pensó que el pequeño se moría. Ahora... No podía evitar pensar que tal vez no volverían a verse más.

No hubo más tiempo para pensar ni lamentarse, porque los sincorazón no daban tregua alguna. Casi todos los Halcones habían conseguido salvarse, vale, eso era bueno. Pero la mala noticia (pero que muy mala) era que todavía quedaba muchísima gente allí en la montaña, luchando contra los sincorazón como bien podían. Pero sin maestros ni líderes de clanes importantes por allí, esto acabaría convirtiéndose en una masacre tarde o temprano. Hasta Adam podía verlo.

Un inesperado grito, y un agarre por el hombro, llevaron al vampiro en dirección a los pies de la montaña. Miryam había visto algo, y lo señalaba con insistencia: un cristal. Era de esos que habían servido para levantar la barrera protectora, aparentemente intacto.

¡Tenemos que alcanzarlo! ¡Si lo usamos podremos abrir un camino disparando a los Sincorazón! ¡Incluso escapar de este lugar si lo subimos a nuestros glider! ¡Corre!

¡A sus órdenes, mi lady!

Ella salió volando sin glider alguno, y Adam no tardó en seguirla con el suyo. Pero había muchos sincorazón por el camino, y sobre todo varios grandes que no pensaban dejar que alcanzasen su objetivo sin fácilmente.

Adam voló cerca de Miryam, prefiriendo permanecer junto a ella que separarse. Juntos, serían más fuertes. Además, tenía otros dos motivos: uno, sin ella no tendría ni puñetera idea de cómo usar el cristal, solo lo rompería; y dos: ¡así se conocerían más! Si, bueno, no morían en el intento y tal.

Cuando el Ojos Rojos se acercó a Miryam, Adam no lo dudó y se lanzó a por él con toda su fuerza, golpeándole con un Impacto fuerte para alejarle de su camino. A pesar de sus instintos, no insistió en luchar contra el monstruo, y se apresuró a ponerse a la altura de su compañera. Tenían que llegar al cristal, no destruir a los sincorazón. Haría lo mismo con el Escorpión y la Araña, valiéndose de Impactos fuertes para apartarlos de su camino, confiando en que su fuerza fuera suficiente y que la halcón le ayudaría si metía la pata.

Si algo salía mal, no dudaría en servir de escudo humano (bueno, escudo vampiro, mejor dicho) para que ella pudiera avanzar. Si al fin conseguían alcanzar el cristal, procuraría alejar a todos los sincorazón para que Miryam tuviera tiempo de activarlo, ayudándola en lo que ella le dijera si hacía falta.

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Aunque vayan más lentos, Adam decide quedarse bien cerquita de Miryam para protegerla y apartar a los sincorazón que se crucen.

Impacto fuerte (HC) [Nivel 5] [Requiere Fuerza: 10; Combate cuerpo a cuerpo: 5]. Un fuerte golpe físico con el puño o con la pierna sobre el enemigo.
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Re: [Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Notapor Kairi » Sab Ago 29, 2015 11:21 pm

Entre los ataques de las dos chicas y el de Neru, que había aparecido por sorpresa, consiguieron darle la oportunidad a Cornelia para abalanzarse sobre Hjalmar, aunque depués del ataque de Kairi, este le había lanzado un rayo que la empujó hacia atrás y la hizo caer, causándole bastante daño y enterrándola bajo los escombros.

- Maldito...

Sintió como alguien la desenterraba y cargaba con ella. Debido a que tenía los ojos cerrados a causa del golpe, no pudo ver quién era hasta que la dejó en el suelo y le apartó el cabello del rostro. En ese momento vio que se trataba de Nadhia.

- ¿Te encuentras bien?

- ...S-sí, gracias. Aun me queda suficiente energía - respondió algo magullada.

- Hemos conseguido derribarle del Alfa.

- Estupendo - sonrió. Nadhia se levantó y le tendió una mano a Kairi, que la cogió para ayudar a levantarse.

- Tenemos que aprovechar ahora para atacar... Tengo una idea. Tengo muy poco poder mágico ahora mismo, pero puedo usarlo para que tú y Neru tengáis una oportunidad para machacarlo con hechizos de luz. Sólo... sólo si estás de acuerdo.

- ¿Neru está aquí también? - a causa del ataque recibido por parte de Hjalmar no pudo ver la llegada del Aprendiz de las cadenas, que en ese momento apareció con su Glider - Ah, cualquier clase de ayuda nos viene bien. Y Nadhia... machaquemos a ese Sincorazón - respondió dando consentimiento al plan de su compañera.

- El punto débil del monstruo quizás se encuentre en el pecho, cerca de su "corazón". Al venir hacia aquí me ha parecido ver como se revolvía y se deterioraba su piel alrededor de esa zona... - informó Neru.

- Haré de señuelo. Os daré tiempo a ti y a Neru para que podáis atacarle con todo lo que tengáis. ¡Tened cuidado! - dijo Nadhia montándose en su Glider.

- ¡Tú más! Diana, ¿Crees que podrás proteger a Nadhia o ayudarla? No creo que nosotros vayamos a tener tantos problemas como ella - le pidió Neru a Diana.

Después de que se pusieran de acuerdo en lo que harían, el chico se dirigió a Kairi para planear la estrategia.

- Si el punto débil es su pecho, lo más seguro es que trate de protegerlo... Podríamos tratar de atacarle desde dos posiciones distintas, así de intentar protegerse de una... el otro podrá atacarle. ¡Te parece bien?

- Me parece perfecto - asintió Kairi - Pero ten cuidado.

Dicho esto, la pelirrosa se dirigió hacia otro punto alejado del de Neru, subiendo a un tejado o a algun sitio alto desde el que pudiera tener una buena vista del pecho del Alfa. Esconderse en alguna casa no era una opción ya que podría volver a acabar sepultada, de forma que optó por coger su Glider en caso de que el Alfa la atacase. Una vez que encontrara un buen sitio, prepararía sus Perlas más potentes y las dispararía al "corazón" del enorme Sincorazón siguiendo el plan de Neru, cuando estuviera desprotegido por el lado de la chica. Si se encontraba en problemas, huiría en su Glider a otro punto para seguir atacando.
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Gracias Aru :D
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I love you Red ^^
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La Historia Del Hipercor By Rmedive92
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Ronda 20

Notapor Suzume Mizuno » Mar Sep 01, 2015 12:47 am

Hana y Saeko




Puede que no estés de acuerdo, pero, dime ―Catrina miró de reojo a Hana―, ¿tu magia curativa podría traspasar esa barrera y sanar a Nithael? Él es fuerte y no es un enemigo. Gabriel lo está engañando. Si le convencemos de la verdad, peleará a nuestro lado y ganaremos. Puede que sea el único modo.

La mujer meneó la cabeza.

No. ¿Qué crees que hará si despierta y nos ve peleando contra su viejo amigo? Suficiente confusión hay. Pero es cierto que no… Puedo dejarle morir sin más —musitó para sí misma. De modo que alzó los dedos y los chasqueó.

Una luz verdosa apareció sobre el ángel. Éste se removió en el suelo, pero no pareció despertar, al menos de momento.

Hana, entre tanto, interrogaba a la voluta-Guía.

¿Alguna sugerencia? ¿Puntos débiles, fobias o alergias? Algo debes de saber sobre Gabriel, ¿no? Él ha estado viviendo aquí. Se supone que tienes recuerdos de todo… eso.

—No le conozco como tal, ha… cambiado. No puedo mirar en su interior; no sé si se ha preparado de alguna forma contra mí, pero soy incapaz. Es difícil de entender, no es…—El Guía parecía muy contrariado y terminó por suspirar—. Lo que está claro es que es débil contra la Luz y, aunque no lo aparente, está cansado. Tiene prisa, aunque no se dejará llevar por esta. A menos que Assur entre a luchar contra él, estáis muertos. Usad la Llave Espada. Expulsadle de aquí. Matadlo. Es la única forma.

»Eso o convenced a Nithael para que luche contra él, pero Catrina tiene razón: no atenderá a razones. Para él, Gabriel no ha hecho nada malo. No recuerda nada de antes de la herida. Sólo verá que, de nuevo, están haciendo daño a su amigo.

Podrías distraerle con ese niño, como has hecho antes. Parecía alterarle mucho. ¿Y hay alguna manera de salvar a Nithael? ¿De curarle o echar abajo esa barrera? Un camino para llegar ahí será mucho pedir…

—El niño era Gabriel de pequeño. Traté de usarle para despertar a Nithael, pero, sí, puede que llegue a funcionar… ¡No se te da mal, esto de pensar! Y puedo ponerme a trabajar en la barrera, pero tardaré un rato. Yo que tú no me concentraría ahora en otra cosa más que alejar a esos dos el uno del otro. O sacáis a Nithael o a Gabriel (preferiblemente a este último, si no os importa. Como siga cerca de la Llave Espada va a darme un ataque de histeria). Nithael está débil pero estable. Prefiero que siga así a que se convierta en un peligro para todos.

¿Por qué estás aquí?

Casi sintió la sonrisa del pequeño Guía, como si le hubiera leído la mente.

Parece que voy a volverme bastante repugnante en el futuro, ¿eh? Papá… Zephyr se dio cuenta de que el Castillo podría volverse peligroso si no instauraba una especie de Director para todas las memorias se iban acumulando en su interior. El Castillo no tenía entidad, sólo la orden de «defender». Sería una locura, casi nadie podría sobrevivir. Así que me creó como receptor para controlar los movimientos agresivos del Castillo y para probar a cualquiera que quisiera entrar, porque dijo que habría gente indigna. Ahora es evidente que tenía razón —señaló con un tono de tristeza o resignación.

¡Cuidado!

Saeko hizo bien al alejarse. Cuando Gabriel captó su avance por el rabillo del ojo, una serie de estacas de oscuridad surgieron del suelo y la persiguieron como si dientes de un tiburón. Gengar se aferró a una de las piernas de Gabriel, pero el hombre ni pareció darse cuenta. No cejaba en su avance y, es más, un rodillazo lanzó al pobre Gengar al suelo. Saeko embistió y, tal y como había previsto, Gabriel fue lo bastante rápido como para coger a Neizan por un costado y arrojarlo contra la chica. Tuvo que esquivarlo y tampoco necesitó preocuparse demasiado por Neizan, porque tras rodar un poco se levantó como si nada.

Saeko cogió impulso para disparar con su Aturdidor. Gabriel trató de evitarlo pero Lyn cargó con un grito y le impidió escapar. El golpe lo alcanzó en la espalda.

¡Maestra!

Lyn no titubeó. Un salto mortal la situó sobre Gabriel y su Llave Espada se hundió en su hombro. Neizan, a su vez, lo golpeó con tanta violencia por la espalda que el cuerpo del joven salió disparado e impactó contra su propia barrera.

¿Qué pasa Gabriel? Ten cuidado, no vayas a morirte.

Gabriel suspiró, se limpió un polvo inexistente y dio un par de pasos al frente mientras movía el hombro herido. Escucharon un chasquido escalofriante y, de pronto, el brazo estaba como nuevo. Los ojos del joven resplandecían como estrellas en medio de la noche.

¿Eso es todo?

Un círculo de oscuridad se extendió a su alrededor y, de pronto, de sus bordes surgieron agujas de oscuridad a tal velocidad que ni Lyn, ni Neizan ni, mucho menos, Saeko, pudieron esquivarlas. A Saeko se le hundió una en el brazo izquierdo y dolió a morir. Lyn retrocedió con una cadera sangrante y Neizan siseando mientras se llevaba una mano al hombro.

Gabriel clavó los ojos en Catrina y alzó una mano. Luego, quizás porque vio a Gengar aplicar algo sobre ella, la bajó y esbozó una fría sonrisa.

Frente a Hana y Catrina apareció un Sincorazón. La mujer de las Serpientes siseó una maldición entre dientes.

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—¡Cuidado! —exclamó el Guía—. ¡Te atacará con la cola y la espada y puede teletransportarse! ¡Arrancadle la espada y atacadle desde el aire! ¡Y, sobre todo, no dejéis que os dé con una onda o neutralizará vuestra magia!

La chispita volvió a levantar un espejo, esta vez ante el Sincorazón, cuya espada ya caía para destrozar a Hana. Al verse atacándose a sí misma, la criatura vaciló durante unos instantes vitales para que Catrina agarrara a Hana de un brazo y la obligara a retroceder. La maga no parecía tener muy buen aspecto.

¡Sirenita, necesito que me ganes tiempo! ¡Tengo que curararles y preparar un hechizo contra el Invisible!

No esperó respuesta. Sólo se retiró, lo más rápido que pudo, tras una columna donde comenzó a murmurar algo.

Hana quedó a solas con el Invisible. El Guía desplegó una serie de espejos para ella, que la ocultarían lo suficiente para que se pusiera a la espalda del Invisible.

—¡Corre, antes de que se teletransporte! ¡Yo sigo con la barrera!

No había más que decir, ¿no? Mejor que Hana se diera prisa y utilizara hechizos contundentes, pues el Invisible había fijado su mirada en Catrina.

Saeko, por su parte, estaba herida pero no derribada. Las agujas se habían reducido y ahora la oscuridad borboteaba alrededor de Gabriel en un círculo defensivo y, curiosamente, de tanto en tanto adoptaba la forma de la cabeza de un lobo que los miraba con agresivos ojos dorados. Sin duda, podía manipularla como quisiera, tal y como habían visto con la red de araña que envolvía a Hana pero… Tres ataques habían funcionado, aunque no hubieran tenido un éxito abrumador.

Si se daban prisa, antes de que Gabriel volviera a la carga, quizás…




****
Adam




¡A sus órdenes, mi lady!

Juntitos el uno con el otro, los dos se arrojaron al frente en un acto desesperado por salvarse. Miryam vio venir el Ojos Rojos pero también vio que Adam se abalanzaba sobre él y se permitió continuar de largo. El puñetazo de Adam acertó de lleno en uno de los ojos del Sincorazón, con tanta fuerza que logró desviarlo de su camino y hacerlo rugir de dolor. Adam salió disparado antes de que la garra del Sincorazón medio ciego empezara a tantear el aire, buscándolo.

Miryam esquivó al Escorpió con un giro de tuerca digno de una bailarina y se abalanzó con un grito sobre la Araña. El Escorpión se volvió hacia Adam y alzó sus pinzas. Adam consiguió embestirlo con un nuevo Impacto fuerte pero, aunque destrozó uno de sus brazos, el otro lo atrapó por la cintura y lo arrancó del glider. Dolió como mil demonios, pero Adam se las apañó para no caer inconsciente mientras el Escorpión lo sacudía de un lado a otro como si fuera un muñeco y, sin duda, con la intención de partirlo por la mitad.

¡Adam!

Un silbido de viento tan agudo que estuvo a punto de reventarle los tímpanos y, de pronto, el brazo restante del Sincorazón había sido cercenado. Cayó al suelo, todavía atrapado entre los dientes de la pinza, y una de las patas del Escorpión estuvo a punto de empalarlo.

¡A la cabeza, córtale la cabeza!—Miryam, que se había detenido un poco por encima de la Araña para echarle una mano, soltó un grito de frustración cuando una telaraña gruesa y oscura, además de pringosa, le atrapó una pierna.

La Araña, que había caído al suelo —Miryam debía haberle dado una paliza y creído que había acabado con ella— estaba puesta de panza arriba y sus patas se movían ansiosas mientras atraía, tirando de la telaraña, a la Caballero.

Una de las patas del Escorpión amenazó, una vez más, con convertir a Adam en un pincho moruno. Miryam atacaba a la telaraña con golpes de viento, pero la Araña lanzó otra contra su mano y la chica tuvo que forcejear por mantenerse en el aire. Adam ya había decidido lo que tenía que hacer. Ahora la forma era cómo conseguirlo.

¿Tenía a mano algo que fuera muy cortante, aparte de su Llave Espada, para liberar a Miryam y que pudiera continuar hasta el cristal?



****
Nadhia, Kairi y Neru





El Alfa sintió la presencia de Nadhia a su espalda y trató de alcanzarla con la mano libre, ya que la otra seguía atrapada —aunque por poco tiempo; estaba a punto de arrancar las enredaderas y a llevarse por delante los muros de la calle de la cual surgían— pero entonces Nadhia le clavó la Llave Espada en la nuca y la criatura comenzó a sacudir la cabeza con furia. Los embistes estuvieron a punto de lanzar a Nadhia por los aires que, durante un rato interminable, no pudo acertar con su cadena. Los latigazos siguientes, sin embargo, no hicieron más que enfurecer al Alfa

Neru se encontró con un pequeño problema. Al haberse alejado del callejón desde donde había visto el pecho del Alfa, tuvo que regresar justo cuando este conseguía arrancar de cuajo las enredaderas y que lloviera el ladrillo y la piedra, levantando una muralla de humo además de un estruendo ensordecedor. Enseguida le empezaron a llorar los ojos, le costó respirar y encima le cayó un cascote que por poco lo dejó sin sentido.

Pero consiguió alcanzar el punto ideal para ver el pecho del Alfa: a esas alturas se había abierto lo que ya sí que parecía ser un agujero y, en su interior, algo palpitaba y desprendía un resplandor oscuro que no vaticinaba nada bueno. Neru no dudó en arremeter con Perlas. Kairi no tuvo tanta suerte: ya que el Alfa estaba agachado, la chica tuvo que sobrevolar a Neru y apenas sí le dio para gastar un Perla bien dirigido antes de que, furioso, el Alfa tratara de alcanzarla con un manotazo que arrastraba cascotes consigo. Azotado por la espalda y atacado por delante, el Alfa se arqueó de golpe. Nadhia salió disparada, si bien pudo invocar su glider en el último instante.

Neru y Kairi, por su parte, tuvieron que salir escopetados porque, en ese momento, el pecho del Alfa se iluminó y, con sonido grave, un rayo de oscuridad inmenso salió disparado. Arrasó los restos del callejón y la onda expansiva arrojó a ambos aprendices, que dieron varias vueltas de campana, se mordieron la lengua, se golpearon con sus gliders y estuvieron a punto de descoyuntarse el cuello.

Cuando el rayo se terminó, al Alfa se le hundieron un poco de hombros, como si estuviera cansado o necesitara recargarse. Ya no había agujero en el pecho, que se había quedado completamente liso. ¿Tendrían que obligarlo a lanzar otro ataque como ese para acertarle de nuevo…?

En ese momento Diana soltó un grito de frustración y pronto vieron por qué: Hjalmar parecía haberse librado de Cornelia, al menos el tiempo suficiente para montar en su glider y regresar rápidamente hacia el Alfa. Estaba ascendiendo para subir a su hombro cuando Cornelia reapareció, herida pero furiosa, en el techo de un edificio.

¡Continúa con tu camino!—espetó Hjalmar con sequedad.

El Alfa, tras un instante, obedeció y echó a andar con paso lento pero inflexible hacia la ciudadela. Cada zancada suya eran varios metros, así que los aprendices se verían obligados a correr para darle alcance.

¡Tenemos que detenerlo!

Sí, eso estaba claro. No tardaría muchoe en alcanzar el centro de la ciudadela y entonces…

Ahora, los tres aprendices sin duda debían de haberse dado cuenta de que con ataques pequeños no iban a conseguir nada. Puede que hubieran descubierto un punto débil del Alfa, pero antes debían comprobarlo de nuevo y eso era muy arriesgado. Podían intentar convencer a Cornelia, mucho más fuerte que cualquiera de ellos, para que les ayudara de alguna forma, sin olvidar que ahora Hjalmar volvía a dirigir los movimientos de la criatura.

Debían sincronizarse bien y no andarse con hechizos pequeños. Se enfrentaban a un monstruo inmenso; si no iban con todas, no conseguirían detenerlo.

¿Algún plan? Mejor que se les ocurriera uno ya.

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Tenéis total libertad de acción para usar gliders, diversos ataques, los edificios y los callejones como mejor os convenga. ¡A ver qué lográis! Mientras Hjalmar ande cerca del Alfa, este será más peligroso, pero Hjalmar aprende de vuestras técnicas y repetir las mismas acciones de la otra vez no tendrá efecto. Os toca buscar algo diferente.

Como ya comenté antes, Cornelia es más bien un personaje independiente, pero si le sugerís acciones o le pedís información —en momentos precisos, no mientras esté luchando a muerte, por favor— actuará de forma favorable a vosotros. Diana actuará según le digáis, en este post no ha hecho nada porque está recobrando fuerzas.

Por otra parte, decir que Hjalmar es un humano y por tanto reaccionará si le habláis, aunque depende de vosotros llamar su atención, distraerlo o intentar sonsacarle alguna clase de información.

¡No desperdiciéis ni un turno, por favor y planead bien vuestras acciones, Tierra de Partida depende de vosotros!




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Hana
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Nadhia
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Tengo un plan

Notapor EspeYuna » Dom Sep 06, 2015 8:20 pm

Nadhia se sintió estúpida e inútil tras la segunda estrategia. No había servido absolutamente para nada, y la información de Neru le había llegado demasiado tarde. Si lo hubiera sabido de antemano, habría asestado un golpe mágicos con todas sus fuerzas contra el pecho del coloso. Sin embargo, en aquel momento tenía la energía justa para otro ataque que, de hecho, debería ir contra Hjalmar, quien había logrado quitarse de encima a su señora de aquel tiempo. Cornelia apareció en uno de los tejados, furiosa, y Nadhia no pudo evitar dirigirse a su posición mientras observaban, impotentes, como el coloso seguía de nuevo su rumbo gracias a las órdenes de su amo.

¡Tenemos que detenerlo! —escuchó gritar a Diana.

Pero por mucho que pensara, a Nadhia se había quedado sin ideas, o al menos sabía que repetir la misma estrategia contra Hjalmar no les serviría de nada. De hecho, su flecha no consiguió alcanzarlo a la primera. Fue Cornelia quien había conseguido arrollarlo. Pero esta vez, si los tres aprendices volvían a atacar como mera distracción, el amo del Alfa lo tendría en cuenta y estaría esperando a Cornelia con los brazos abiertos.

Y no podía permitir que le pasara nada por ser demasiado confiados y usar a la poderosa líder en beneficio por ser, de hecho, la más fuerte del escuadrón en aquel momento.

Joder, si mis flechas consiguieran alcanzarlo —mascullaba Nadhia, en presencia de Cornelia. Pero pensó que con usar una de sus flechas mágicas en pos de un ataque que sabía cien por cien que no iba a alcanzar su objetivo... era estúpida gastar energía en ello. Tan sólo le quedaba fuerza para invocar sus cadenas una vez más. Y con unas insignificantes flechas normales no conseguiría...—. Un momento.

Nadhia buscó bajo su armadura, logrando encontrar y sacar de la misma un pequeño tarro que tenía guardado desde hace mucho tiempo. Nunca había tenido la necesidad de usar algo así. Pero si no se regía por una nueva estrategia y se limitaba a confiar sólo en sus poderes de luz, jamás conseguirían acabar con el Alfa y Hjalmar.

¡Cornelia, sígueme! —gritó, esperando que la mujer le hiciera caso. Si no era así, invocaría su glider y exclamaría de nuevo— ¡Deprisa!

Primero aterrizó cerca de Diana.

¡Diana, necesito que lo detengas un momento con tus poderes! ¡Y cuando lo hayas hecho, centrarte en sus garras! —Nadhia temía que la mirara mal. No quería ser líder. No sabía cómo serlo. Pero no había tiempo. Tenían que confiar en ella— ¡Necesitamos que nos cubras!

Acto seguido, se dirigiría a Neru y Kairi, quienes se estaban recuperando de la estrepitosa caída. Los ayudaría a levantarse y los reuniría con Cornelia, si la líder había decidido hacer caso de sus palabras.

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Allí, en el centro, abrió el tarro y lo colocó en el suelo. Sacó tres flechas de su carcaj y, mientras mojaba la punta de cada una con el contenido de aquel frasco, explicaría:

Es veneno. Creo que es la única forma de que Hjalmar deje de darnos problemas mientras acabamos con el Alfa —Nadhia hablaba deprisa, sin pausa alguna. Intercambiaba una mirada entre sus flechas y el coloso, y sentía que se le salía el corazón por la garganta al pensar que a cada segundo que pasaba, era posible que estuvieran perdiendo una mísera oportunidad para ganar aquella batalla—. Confío en mi puntería, pero necesito distraerlo. No se esperará que el ataque final venga de mí y no de ti, Cornelia. Podemos repetir la misma estrategia y confundirlo —miró a Cornelia, con ojos que expresaban miedo... pero coraje, y seguridad—. Tengo energía para una flecha más y para invocar mis cadenas si es necesario que lo arrastre conmigo en el último momento si fallo.

Miró entonces a Kairi y Neru, sin tiempo que perder.

Pero también tenemos que ser rápidos y provocar al Alfa en cuanto hayáis distraído a Hjalmar. Tenemos que abrir de nuevo ese pecho. Cornelia, Neru ha descubierto un posible punto débil en esa zona. Y creo que la única que puede lanzar un ataque contundente contra él... eres tú. Yo intentaré ayudarte si me es posible, pero creo que lo mejor será es que entretenga a Hjalmar en cuanto consigamos derribarlo.

A Nadhia le temblaron los labios, presa del pánico de haber... dado órdenes. Pero era la única manera. Tenía que pensar con la cabeza fría.

No había tiempo para discutir.

Pero tuvo que dar un último paso. Invocó sus cadenas de luz y, decidida, lanzó un extremo a Cornelia para que lo alcanzara al vuelo.

Sé que no lo merezco, ¡pero confía en mi palabra una vez más!

Si decidía o no confiar en ella, Nadhia saldría volando con su glider y con la cadena. Si Cornelia decidía no ayudarla, lo haría ella sola.

Su plan era que ambas dificultaran el movimiento de Hjalmar en un principio con sus cadenas, intentando arroyar su cuerpo por la espalda. Estaba claro que aquello podía ponerse en su contra, por lo que en cuanto sintiera que Hjalmar agarrara la cadena y el plan A fallara, la haría desaparecer y se separaría de Cornelia.

Entonces, volaría de nuevo lejos del alcance del Alfa, volviendo a ascender por su espalda y repitiendo la estrategia anterior. Volvería a lanzar una flecha habiendo alcanzado la espalda de Hjalmar, sin detenerse de nuevo, pero esta vez, si conseguía alcanzarlo, arremetería con veneno.

Comenzaba así el plan B. Si Kairi, Neru y Cornelia la habían entendido, repetirían más o menos el mismo patrón. El caso era, que Hjalmar pensara que la última en atacar, en intentar derribarlo, fuera la líder de los Unicornios. Y ahí es cuando ella entraría en acción. La segunda flecha bañada en veneno salió disparada de su arco. Quería confiar en que fuera suficiente, y si le era posible, lanzarse contra él y empujarlo al vacío junto a ella si era necesario.

Y lo tenía claro: si fallaba aquella segunda flecha, en el momento que se lanzara contra su cuerpo, cogería la tercera flecha y, con frialdad, la clavaría en el cuerpo del hombre que estaba haciendo tanto mal a Tierra de Partida.

¡Cornelia, el Alfa!

Un plan que, si uno lo pensaba, pecaba de temerario y estúpido, pues ella acarrearía las consecuencias de la caída. Intentaría invocar su Glider a tiempo, pero sabía que si se lanzaba con Hjalmar lo más seguro es que éste la agarrara para no llevarse él sólo el golpe contra el suelo o contra las tejas de los edificios.

Eso sí... si todo el plan había funcionado.

Y a pesar del dolor, de las consecuencias de la caída... y de la falta de fuerza en su cuerpo, tenía que distraer a Hjalmar... aunque fuera con palabras.

Hjal...mar —masculló, débil tras el posible golpe—. Te contaré el futuro que le depara a Tierra de Partida. Nada cambiará. Yo pertenezco... al clan de los Unicornios de los próximos mil años —mintió, esperando captar su atención y evitar, al menos por un momento, que decidiera escapar y echar a volar de nuevo hacia el coloso—. Y te puedo asegurar... que los clanes siguen vivos. Tus esfuerzos serán en vano... detén esta locura.

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Nadhia usa la siguiente habilidad y un Veneno normal para bañar tres puntas de flecha.
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Re: [Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Notapor Kairi » Dom Sep 06, 2015 9:33 pm

- ¡Tenemos que detenerlo!

Kairi oyó esas palabras de Diana tirada en el suelo. Otra vez. Ya empezaba a hartarse de que la golpearan y la lanzaran contra los escombros. Por si fuera poco, Hjalmar había vuelto a vontrolar al Alfa y este se dirigía hacia la ciudadela.

Nadhia aparecio y volvió a ayudar a Kairi a levantarse, luego hizo lo mismo con Neru. Una vez reunidos, sacó tres flechas y mojó las puntas en un extraño líquido.

- Es veneno. Creo que es la única forma de que Hjalmar deje de darnos problemas mientras acabamos con el Alfa. Confío en mi puntería, pero necesito distraerlo. No se esperará que el ataque final venga de mí y no de ti, Cornelia. Podemos repetir la misma estrategia y confundirlo. Tengo energía para una flecha más y para invocar mis cadenas si es necesario que lo arrastre conmigo en el último momento si fallo.

Después miró a sus compañeros.

- Pero también tenemos que ser rápidos y provocar al Alfa en cuanto hayáis distraído a Hjalmar. Tenemos que abrir de nuevo ese pecho. Cornelia, Neru ha descubierto un posible punto débil en esa zona. Y creo que la única que puede lanzar un ataque contundente contra él... eres tú. Yo intentaré ayudarte si me es posible, pero creo que lo mejor será es que entretenga a Hjalmar en cuanto consigamos derribarlo.

- Bien... No se si dará resultado, pero es lo único que tenemos.

Así que se pusieron manos a la obra. Para distraer a Hjalmar y así Nadhia pudiera realizar lo suyo, Kairi preparó una serie de Piros que irían directos hacia él desde una posición que le permitiera una buena vista. Si el plan de Nadhia funcionaba y conseguía derribarlo, volvería a atacar al Alfa con Perla y confiando en que Cornelia hiciera su parte, que era la más importante. Ante cualquier ataque, Kairi volaría con su Glider para intentar esquivarlo.
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Re: [Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Notapor Tsuna » Dom Sep 06, 2015 10:47 pm

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¿Eso es todo?

Solté una maldición por lo bajo, desilusionada con el resultado de nuestra ofensiva. Había contemplado con asombro las habilidades de la maestra y Neizan, ni qué decir que no me podía comparar con ninguno de los dos, pero no por eso iba a dejar de luchar. El golpe final envió al traidor de nuevo a su barrera, y eso era justo lo contrario de lo que teníamos que hacer.

Pero no pude pensar mucho más, hipnotizada como estaba por esos ojos tan abrumadores de los que hacía gala Gabriel, sentí una dolorosa punzada en el brazo izquierdo. Gemí de dolor, retrocediendo unos pasos por instinto y llevando mi mano libre a la herida, estudiando su gravedad. Por suerte no tenía de lo que preocuparme, al menos de momento, pero no podía descuidarme tanto otra vez.

Intenté mantener la vista fija en la oscuridad que rodeaba a Gabriel, avanzando poco a poco hasta Lyn mientras éste extendía un brazo hacia otro punto del pasillo. Dudé por un momento si sería buena idea desviar la vista, temía y sabía que iba a recibir un doloroso golpe de nuevo si miraba hacia atrás, pero lo hice. Intentando ser rápida y veloz, desvié la vista hacia atrás, viendo por el rabillo del ojo la enorme y oscura figura de un sincorazón. Luego, asustada, le devolví la mirada a Gabriel.

El mentiroso que quería destruir Tierra de Partida estaba frente a su propia barrera, lo que quería decir que tenía a Nithael y la Llave Espada sagrada más cerca que nunca… Teníamos que conseguir que retrocediera todo lo posible, era una locura, pero si alguien no se lanzaba a por él, si seguíamos delante, intentando no salir heridos, no íbamos a lograr nada.

Maestra… —musité a su lado, ignorante de si Neizan o el propio Gabriel me estaban escuchando. Confiaba en que con todo el jaleo del sincorazón se me otorgaran unos preciosos segundos—. Voy a lanzarme. Saldré herida, pero es lo de menos. Intente agarrarlo y lanzarlo a la entrada, hay que alejarlo de la barrera.

La oscuridad alrededor de Gabriel se hacía cada vez más y más amenazante, adoptando ahora la forma de un siniestro lobo con los mismos ojos que él. Sentí un escalofrío, a sabiendas de lo que iba a pasar: iba a emplear al animal contra nosotros. Igual ni era capaz de llegar a él, pero confiaba en que sí, que tendría esa suerte.

Por supuesto no me lanzaría de cabeza a por él, claro que no. Mi objetivo era bien distinto: distraerlo. Y para ello, bueno, iba a tener que sufrir un poco. Podía salir bien o podía salir mal, todo quedaba en mis capacidades.

Empecé a correr, concentrada en Gabriel y su oscuridad. Confiaba en que el sincorazón no se lanzase a protegerlo de inmediato, así que seguí a toda velocidad, directa hacia la barrera, no hacia nuestro enemigo. Intenté calcular la distancia necesaria, y si por algún casual volvía a invocar dientes de oscuridad del suelo me limitaría a seguir avanzando, pero moviéndome de forma lateral. Si en cambio me volvía a disparar agujas intentaría agachar la cabeza, apartarme, cubrirme con un brazo, y continuar dolorida hacia adelante en caso de que me atravesaran la carne. Y cuando tuviese la barrera a una distancia suficiente, saltaría con todas mis fuerzas hacia ella. Intenté apoyar mis dos pies sobre esta, encima de Gabriel o lo más cerca posible, por unos muy breves instantes, antes de que mi peso me obligase a caer al suelo.

¡No eres el único que sabe usar la Oscuridad!

Sí, estaba loca de remate, seguro que el lobo de oscuridad me mordía una pierna o algo, pero debía hacerlo. Si no, no podríamos separarlo nunca de Nithael ni de la Llave Espada. Agarré con fuerza mi arma y me impulsé, al instante en el que mis pies tocaron la superficie de la barrera, hacia Gabriel, descargando un Tajo oscuro sobre él. Por supuesto, intenté buscar el hombro en el que Lyn le había provocado una profunda herida antes. Se iba a cansar de escuchar el chasquido de sus huesos.

Con todo, creía que con esa maniobra Gabriel me pondría atención a mí e intentaría saltar o retroceder hacia atrás de algún modo, buscando esquivarme. Y en ese momento, estaba segura de que Lyn y Neizan cumplirían con su parte. Estaba preparada para recibir una herida fatal, pero en cuanto caí de nuevo a tierra retrocedí a un lateral del pasillo, esperando los resultados de mi plan improvisado. Y si se daba el caso de que invocara un sincorazón, procuraría defenderme con mi espada, en lugar de lanzarme de cabeza a por él.

Jadeé, cansada, y vi por el rabillo del ojo a Gengar usando el hechizo Tenue sobre Neizan. ¡Genial! Si no nos podía ver, estaba perdido.

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Saeko usa:
▪ Doble Salto (HC) [Nivel 3] [Requiere Elasticidad: 4]. El usuario es capaz de saltar mucho más alto que los demás, alcanzando lugares más inaccesibles.


▪ Tajo Oscuro (HC) [Nivel 6] [Requiere Afinidad a Oscuridad; Combate con Armas Blancas: 6; Fuerza: 6]. El personaje genera energía oscura en su arma blanca para propinar un corte con esta causando daño de elemento oscuridad.


Y Gengar usa esta sobre Neizan:
▪ Tenue (HM) [Nivel 7] [Requiere Poder Mágico: 13]. Vuelve invisible al objetivo temporalmente.


Ahora sí, estoy lista para morir x_D
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57. Ferrocustodio I
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