Las puertasNadhiaNadhia decidió no escapar a pesar de sus heridas y apoyar a la líder de los Unicornios. Ésta no pareció reaccionar cuando los hechizos protectores la envolvieron, ya que siguió cargando al frente con fiereza. Sin Llave Espada. Aunque tampoco parecía necesitarla. Su Unicornio golpeó al Escorpión y se lo llevó por delante varios metros. Después el Unicornio se elevó hacia el cielo y cargó con violencia contra el cuerpo de la criatura. Ésta reventó en una nube de oscuridad. Los Caballeros estallaron en gritos de júbilo.
Pero no era el momento de celebrar nada. La mujer se volvió hacia el frente de batalla y lanzó al cielo una serie de sencillos hechizos de luz, que se dividieron y tornaron en distintos colores. Los Caballeros Unicornio reaccionaron reagrupándose en el aire. Sin embargo, en seguida quedó claro que si querían volver a realizar otra carga tendrían que alejarse demasiado y dejar a su suerte a los Osos, que resistían como podían a los Sincorazón. De modo que hicieron desaparecer sus Unicornios… Y los convirtieron en Llaves Espada. Cayeron al suelo y se dirigieron hacia las alas de los Osos para reforzar la defensa.
Al pasar por su lado, la mujer le dirigió una mirada de reojo; luego apuntó hacia ella con un dedo. El efecto de la
Cura + fue inmediato y su brazo recuperó la sensibilidad. Es más, todas sus heridas desaparecieron:
—
Ahora únete a las filas, ¡no hay tiempo que perder!—ordenó, Llave Espada en mano y dirigiéndose hacia sus compañeros Unicornio.
No había terminado de decirlo cuando hubo una explosión de luz.
La mujer se giró hacia las murallas. Desde una de las torres, en cuyo pináculo una especie de piedra desprendía una luz cegadora, se había comenzado a extender una barrera. Lenta pero sin pausa.
—
¡¡Assur ha desplegado la barrera!! ¡Retirada! —rugió, lanzando una vez más una serie de señales luminosas al cielo—.
¡Quienes queden fuera estarán solos!Sin embargo, en vez de echar a correr de regreso hacia la muralla, la líder de los Unicornios volvió a convertir su Llave Espada en una montura y se elevó en torno a un metro en el aire para dirigir la retirada. Los Osos, sin romper la formación, comenzaron a retroceder a excepción de una línea que permaneció junto a los Unicornios que se mantenían en pie. Se iban a quedar para intentar retener a los Sincorazón, que pugnaban por atravesarlos y atacar a los Caballeros en retirada.
La muralla no estaba muy lejos, no más ciento cincuenta metros. Pero era una larga carrera cuando uno pensaba que la barrera pronto cubriría las puertas… Y que en algún momento los defensores tendrían que volver grupas y escapar como alma que lleva el Diablo.
Nadhia podía escoger entre regresar y ayudar a sus amigos o quedarse a ayudar. Su salvadora ya estaba enfrentándose a un nuevo Escorpión. Pero era muy arriesgado. Quizás se arrepintiera más tarde.
Saeko y Kairi—
¡Asegúrate de que no se levante! ¡Mi pequeño te ayudará!—
¡Perfecto!—respondió el Oso, encarándose a la Gigasombra.
Gengar actuó con rapidez, provocando que la criatura volviera a caer cuando estaba en proceso de levantarse, y el joven pudo arrojarse sobre ella aprovechando su indefensión. Kairi intervino en ese momento con un
Perla. El muchacho vio cómo la criatura se tambaleaba y cargó con un golpe de mano que provocó un estallido de luz y el Sincorazón se disolvió en medio de una nube de oscuridad.
Saeko, entre tanto, se enfrentó a la Neosombra con un tajo que la alcanzó de pleno. Pero no fue suficiente. El Sincorazón se tambaleó hacia atrás, como borracho, y aún así pudo aprovechar para lanzarse sobre ella y abrirle un feo tajo en un brazo. Por suerte para ella, Kairi estaba pendiente y ejerció sobre su compañera una
Cura que cerró el sangrado, aunque no logró que cicatrizara.
Fue entonces cuando el rayo de luz los pilló a todos por sorpresa. Pudieron ver cómo desde una de las torres comenzaba a extenderse la barrera con lentitud, cubriendo como un manto la torre y una parte de la ciudad. En otras torres también brillaban unas piedras, pero estas no desprendían ninguna clase de barrera. Eso significaba que todavía tendrían tiempo para llegar a la Puerta antes de que esta la cubriera.
—
¡Están dando la retirada!—gritó el Oso, señalando hacia el frente, donde una especie de fuegos artificiales estallaban en el aire—.
¡Tenemos que regresar a las murallas!¿Cuánta distancia habría? ¿Cien metros? No era mucho. Sin embargo, la Neosombra y otros tantos Sincorazón se interponían en su camino. Los Osos comenzaban a retroceder, pero lo hacían en orden y avanzando poco a poco, luchando contra las criaturas que, dispersas por el territorio, querían impedirles ponerse a cubierto.
No muy lejos de las dos muchachas, apareció Lyn. Estaba pálida, casi como un fantasma, y se aferraba una herida en el costado que sangraba. Parecía haber acabado con su Invisible pero algo debía haber pasado. Y lo había pagado caro. Cayó de rodillas y no pareció que fuera capaz de moverse más.
El Oso se puso al lado de Saeko, dio un golpe de espada a la Neosombra y exclamó:
—
¡Rápido, tenemos que retroceder! ¡Yo me ocupo de ella!No les quedaba mucho tiempo, debían marcharse cuanto antes. Pero Lyn estaba herida y probablemente ninguna de las dos pudiera llevarla por sí misma. Además, ¿iban a dejar a Nadhia? ¿Y dónde estaba Neru? No podían verse los unos a los otros.
Y el tiempo corría.
NeruA Neru no le sirvió nada intentar evitar hacer ruido ya que estaba en un estruendoso campo de batalla. Cualquier movimiento que no lo delatara, como un grito de guerra o un hechizo especialmente llamativo, le habría permitido atacar desde la espalda al Invisible. Más cuando estaba ocupado con enemigos más fuertes que él.
No logró hacerlo desaparecer, ni tampoco atravesarlo. Pero entonces la líder de los Zorros apareció a su lado y lo terminó con un rayo.
—
¡Hemos de ayudarles!—exclamó el muchacho—
¡Ayúdeme a distraerlos!Ella asintió y lo adelantó en un parpadeo. Veloz a pesar de la armadura, pasó por debajo de un Invisible que estaba a punto de partir el escudo de una Serpiente, dio un sablazo y lo obligó a retroceder. Justo entonces, Neru empleó su
Cadena de Agarre, impulsándose contra la criatura. Entre tanto, la mujer se dirigió hacia otro enemigo. Neru golpeó al Invencible y recibió un potente codazo en el estómago. El daño, sin embargo, se redirigió contra Gengar. De modo que Neru pudo esquivar con facilidad el siguiente sablazo que sin duda le habría rebanado la cabeza y contraatacó. Una Serpiente se adelantó, extendió una mano y el Invencible se vio envuelto en un círculo de luz, que se constriñó con violencia hasta hacerlo explotar.
—¡Gracias, chico!
Liberados de la presión de los Invisibles, las Serpientes corrieron a curar a los heridos. Los pocos que parecían capaces de emplear magia de ataque se acumularon en torno a la líder de los Zorros y la ayudaron a acabar con el último Sincorazón.
Entonces estalló el rayo de luz. Neru era quien se encontraba más cerca de la barrera, a menos de cincuenta metros. No tendría problemas en alcanzar la entrada, que se mantenía abierta, antes de que la barrera la cubriera.
Sin embargo…
—
¡Los sanadores que ayuden a todas las personas posibles para que puedan caminar! ¡El resto de Zorros y Serpientes, tenemos que apoyar a la línea de Cornelia y Zaccharias! ¡Andando!Invocaron sus glider y se elevaron un par de metros para arrojarse hacia el frente.
A su vez, Neru escuchó un chillido que le heló la sangre. Sobre él, algo batía las alas. Un Sincorazón inmenso, con forma de dragón.
Y se dirigía hacia la torre que estaba invocando la barrera.
Neru debía elegir rápido. Quizás en la torre no necesitaran su ayuda. Tampoco los Zorros. Pero siempre venía bien una mano de más. ¿Y qué había de sus compañeros? ¿O sería mejor ponerse a resguardo?
Tic-tac.
La murallaHana atacó a la Araña con un
Aturdidor, que inmovilizó a la criatura lo suficiente para que Diana arremetiera también con su Llave Espada. No bastó para matarla, pero cuando la aprendiza vio cómo Hana invocaba su glider, asintió con la cabeza para indicarle que podía ocuparse de aquello sin muchos problemas. Hana atacó a la otra Araña con un
Aqua. El monstruo se sacudió, molesto, y volvió el tronco en su dirección. Sus ojos resplandecieron y arrojó lo que parecía ser una telaraña de oscuridad, que atrapó el transporte de la muchacha. Tironeó, atrayéndola hasta que pudo golpearla con una pata que estuvo a punto de arrancarla del glider.
Por suerte, aquello les dio tiempo a los otros Caballeros para empujar a la Araña. Y ésta se tambaleó unos instantes antes de caer, muralla abajo, a plomo.
Dentro de la torre, Assur había levantado las manos y movía los labios, murmurando cada vez más rápido. Sobre la misma, el cristal despedía rayos deslumbrantes.
De pronto, el mago abrió los ojos y exclamó:
—
¡A la muralla! ¡Que todo el mundo vuelva a la muralla! ¡Tocad retirada!Entonces la torre tembló desde los cimientos y un rayo de luz se precipitó hacia el cielo. Entonces una barrera de tonalidad blanca y reflejos azules comenzó a extenderse lentamente, expulsada por el cristal, por fuera de la muralla. Cubriéndola poco a poco.
Assur emergió de la torre sin un pelo despeinado, aunque algo más pálido, y musitó:
—
La barrera todavía tardará unos minutos en cubrir el sector. Entre tanto, tenemos que defender la muralla.[/b]Indicó con un gesto a las otras Serpientes que se dirigieran hacia la torre del oeste para protegerla. Bajó entonces la mirada hacia Diana y Hana; entrecerró ligeramente los ojos al revisar sus armaduras y no encontrar ningún emblema. Sin embargo, su tono fue amable:
—
Os agradezco vuestra ayuda. Imagino que sois aprendices de un clan menor: estaréis mejor en el interior de la ciudad, ayudando a la gente. Ahora, antes de que…Sus palabras fueron interrumpidas por un chillido infrahumano que les taladró los oídos. Cuando se volvieron, vieron cómo un Sincorazón-dragón volaba directamente hacia ellos.
—
¡Corred, rápido!—ordenó, invocando su glider para salir a pelear.
Hana podía obedecer y largarse pitando de allí. ¡Ya había hecho más que suficiente! Sin embargo, ¿sería seguro alejarse de aquel poderoso mago? ¿Quién le decía que no entrarían Sincorazón en la ciudad, que parecía estar completamente desprotegida? Además, si desviaba aunque fuera un poco la mirada hacia el este, vería algo escalofriante: un Sincorazón Neosombra se arrastraba por la pared exterior de la torre. Y se dirigía hacia el cristal. Assur estaría ocupado con el dragón. Pero bueno, quizás no fuera para tanto. Sólo era una Neosombra…
¿No?
La ciudadelaLlave Espada en mano, Adam arremetió contra el Sincorazón. Con su monstruosa fuerza y, aprovechando que le daba la espalda, pudo arrojarlo sin problemas hacia el frente. El chiquillo, ágil rodó hacia un lado y cuando se levantó atacó como un relámpago con una Llave Espada que materializó de la nada. Lanzó un
Hielo + y el Invisible se desvaneció.
El muchacho soltó un suspiro de alivio y se volvió hacia Adam, que ya estaba emprendiéndola contra sus otros enemigos con una furia que sorprendió a su pequeño salvador. En cualquier caso no se detuvo demasiado; recuperó sus puñales y echó a correr tras él para apoyarlo desde la espalda.
Cuando Adam estaba enfrentándose a su último Invisible, Hjalmar saltó sobre los hombros de este y le rebanó la cabeza, haciéndolo desvanecer.
Hjalmar se quedó un momento mirando hacia donde habían quedado las armaduras de los Caballeros. Sólo había sobrevivido una, a la que atendían parte de los refugiados. Se acercó hacia ella y se agachó a su lado.
Mientras tanto, el chico dijo a Adam:
—
¿Por qué vas medio desnudo?—Le observó con una mezcla de desagrado y curiosidad—.
¿Y por qué no querías usar tu Llave Espada? Usar la fuerza bruta contra los Sincorazón es estúpido, al final siempre se regenerarán.—Procedió a desmaterializar los puñales—.
¿Y ese rayo fue...?—
Los clanes menores deben estar siendo atacados también y han desplegado una barrera—dijo Hjalmar, que se había acercado sin que ninguno se diera cuenta—.
Buen trabajo, chico.—El niño soltó un gruñido que bien podría haber sido un asentimiento o un «vete a la mierda». Hjalmar se encaró entonces a Adam, con el ceño ligeramente fruncido—.
Supongo que he de darte las gracias, a pesar de todo. Pasaré por alto tu… actitud. —Calló un momento y luego se volvió hacia los escasos ciudadanos que todavía no se habían refugiado en el interior del edificio—.
¡Los Sincorazón han penetrado las defensas de la ciudad! Eso significa que hay alguien controlándolos. ¡Que nadie baje la guardia!Dicho esto, invocó su glider y se preparó para salir disparado hacia la muralla.
Adam tendría tiempo de hacerle una única pregunta. Después, el Caballero se alejó a toda velocidad.
—
¿Qué vas a hacer?—preguntó el chico.
Eso es, ¿qué iba a hacer? Su misión era encontrar a Zephyr, así que lo lógico sería quedarse por la zona y preguntar. La gente le había visto pelear, quizás ya no recelaran tanto de su aspecto. Pero nada de lo aseguraba. Entonces, en la distancia, vio cómo otro rayo salía disparado hacia el cielo. Justo desde la zona de las murallas a las que se habían dirigido sus compañeros.
Bah, estaban desplegando una barrera. Seguro que se encontraban bien.
Hana
VIT: 38/40 [+2 Anillo Coraza]
PH: 14/32
Saeko
VIT: 34/40
PH: 12/26
Gengar
VIT: 53/58
PH: 0/201
Adam
VIT: 51/60
PH: 8/16
Neru
VIT: 21/26
PH: 17/22
Kairi
VIT: 12/22
PH: 12/20
Nadhia
VIT: 50/50
PH: 6/38
Faltas: Kairi I (justificado)
Fecha límite: domingo 5 de abril a las 23:59