Unos brazos firmes la rodearon con delicadeza y de pronto notó la calidez de un pecho, el latido de un corazón contra su oído.
—
Lo siento, Fátima.Fátima emitió un gemido apagado y se abrazó a él con fuerza, como si fuera lo único que la sostuviera en la tierra, y lloró hasta que tuvo la sensación de que se había quedado vacía, hueca. Las lágrimas, que hasta entonces habían fluido con fuerza, se secaron de golpe.
Si de ella hubiera dependido, se habría quedado ahí, durante horas. Pero tenían que moverse. Cuando Neku se incorporó, Fátima le cogió de la mano. No para detenerle, sino porque no quería perder el contacto. Como el chico no la apartó, Fátima exhaló un suave suspiro de alivio y se incorporó en silencio. Después prácticamente se dejó arrastrar hacia los túneles.
Una vez allí escuchó las explicaciones de Neku con una mirada ausente. En ese momento su mente estaba en blanco, demasiado afectado como para pensar en nada con claridad.
Yagami señaló el camino que iban a escoger él y sus dos nuevos compañeros e hizo aparecer dos grandes Sincorazón:
—
Elijáis el camino que elijáis, los sincorazón irán por los dos caminos libres que queden..
Como no llevan móvil su camino no se registrará en la aplicación, pero pueden informarme si encuentran algo e incluso pueden traerme los objetos que encuentren.―
¿Me permites?Fátima tardó en darse cuenta de que se dirigían hacia ella y, para entonces, Hana ya se había ocultado a su espalda. Miró por encima del hombro y vio que se estaba quitando la ropa. Demasiado abatida incluso para extrañarse, aguardó en su sitio abriendo un poco los brazos casi sin pensar para cubrir en la medida de lo posible a la chica. Cuando esta se hubo cambiado le susurró:
―
Gracias.Asintió, silenciosa, en su dirección. Tampoco había hecho nada, no merecía las gracias. Bajó la mirada hacia sus pies. Ahora se separarían, pero la verdad era que tampoco le importaba demasiado. En ese momento tampoco se habría sobresaltado si el monstruo del que había hablado Neku apareciera de pronto.
―
Esto es la vida ―al escuchar la última palabra, alzó la cabeza y miró a Hana con sorpresa. La muchacha hablaba con decisión, sin asomo de duda en su voz―.
Nacer en un mundo, con recuerdos nunca vividos, para sobrevivir durante siete días con las condiciones del creador. Esa es nuestra vida, y no existe ninguna más. Si pensáis que hay otra mejor “fuera”, entonces sois demasiado ingenuos como para cumplir con el propósito de nuestra existencia.
»
No hay nada más allá.Fátima masticó sus palabras en silencio.
Qué fácil parecía todo dicho así… ¿Cómo podía haber nadie que aceptara la realidad con tal resolución?
—
Buena suerte. —dijo entonces Neku, cuando todos hubieron hablado. Después se volvió hacia ella y dijo con suavidad—
Fátima, haré lo que me digas: si quieres que vaya contigo... Fátima le miró en silencio. ¿Por qué le hacía tener que decidir? No quería pensar, estaba harta de esa carrera contrarreloj que no llevaba a ningún lado. Pero una parte de ella entendía que sólo quería… Darle espacio. Como respuesta le dio un apretón en la mano, que se negaba a soltar, y asintió:
—
Ven conmigo. Se dio cuenta de que Neku esperaba que ella marcara el camino y cerró los ojos. En otra ocasión se habría devanado los sesos intentando deducir cuál sería la mejor opción. Ahora, en cambio, se dijo que daba igual. Estaban en un laberinto y no tenían más que jugárselo a suertes.
Fátima escoge el camino 2
Se despidió con un gesto de los demás, preguntándose si no volvería a verlos. Quién sabía a quién atraparía el monstruo antes, o quién acertaría a llegar antes al Nido. Dejó que Neku echara a andar en primer lugar y caminó como una autómata detrás de él. Escuchaba sus pasos resonar en las paredes, y el silencio hizo que los pensamientos empezaran a emerger, a su pesar.
Las palabras de Hana volvían una y otra vez a su mente. Parecía tan fácil, tan sencillo… Pero, ¿cómo podía resignarse a vivir los siete días marcados… y ya?
—
Creía que era una Aprendiz de Caballero de la Llave Espada —empezó a decir, con la voz ronca después de tanto llorar—.
Sólo quería ganar el juego y salir de aquí. Pero ahora… —se le quebró la voz pero, por suerte, no notó que le asomaran más lágrimas. Sentía que había llorado para toda una vida—.
Ahora no sé qué… Qué debería hacer. ¿Tenía sentido ir en busca del Nido, conseguir Power Ups? De todas formas… le quedaba muy poco tiempo. El corazón se le encogió y tuvo que detenerse un momento a recuperar el aliento. No quería pensar en cuántos días le quedaba. No, más bien debería decir cuántas horas…Allí los días sólo duraban lo que la misión. Tragó saliva.
Entonces se dio cuenta de que la media hora para la misión había transcurrido, pero que el día no había terminado. Se quedó extrañada, pero no le prestó demasiada atención. Sólo agradeció aquella prolongación de tiempo.
Pero, ¿realmente debería alegrarse? ¿No sería mejor terminar con todo de una vez por todas, y librarse del sufrimiento, de la espera?
Miró a Neku. Ronin había dicho que él, Shiki y otras dos personas eran sus enemigos. Habían asesinado para adoptar el puesto de jugadores. No entendía el motivo, ni mucho menos el objetivo. Pero… algo tenía que haber. Además… ¿eso no significaba… que no eran como ellos?
—
Neku —le llamó la atención—.
¿Quién eres?>>
¿De dónde vienes? ¿Cómo… has acabado aquí?Guardó un silencio. Tenía la convicción de que no iban a poder ganar el juego. Al menos ella, no. ¿Qué más le daba? Aunque llegara… Aunque sobreviviera y obedeciera las instrucciones que Ronin les había dado, entregar las llaves…
Nadie la estaría esperando. Después de todo, no era más que una copia.
—
¿Qué pasará contigo si no ganamos el juego?Él sí quería ganar. Pero, ¿por qué?
¿Y para qué le quería Ronin?
Decidió hacer otra pregunta, aunque sabía que Neku no era de los que le gustara sufrir un interrogatorio.
—
¿Qué pasará si ganas? Aguardó su respuesta sin darse cuenta de que, muy en el fondo, esperaba que así le diera un motivo para seguir caminando por ese laberinto. Un motivo para no sentarse y hundirse en el cansancio que se había apoderado de su cuerpo y esperar al final, sin más.