[Paraíso de los Bromistas] Diversión

Encuentro de Enok y Saeko

¡Pásate por aquí para encontrarte con todo aquello relacionado con el rol y que no encontrarás en el resto de subforos! Libres, Eventos, Eventos Globales... ¡Pásate, rolea y échate unas risas!

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

[Paraíso de los Bromistas] Diversión

Notapor Sheldon » Sab Feb 15, 2014 3:41 am

Participantes
Saeko_Zeix
Enok_Sheldon

Cronología
Mediados de 1211 d.G
Saeko_tras [Misión] ¡Sin piedad!
Enok_tras [Encuentro] La oscuridad acecha.

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Paraíso de los Bromistas


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Los goterones de una lluvia de mediodía golpeaban la cuidada hierba de los jardines de Tierra de Partida. En apenas unos minutos el cielo había obrado a su antojo trayendo consigo un fuerte vendaval. Parecía como si se hubiese cobrado una especie de venganza haciendo caer aquella cortina de agua bajo la marabunta de aprendices. Con suma rapidez y mascullando entre dientes, todos los alumnos se refugiaron en el rellano del comedor, dejando la explanada prácticamente vacía. Justo en el centro quedaban aun unas figuras que daban pequeños saltos de disgusto y gesticulaban de una forma un tanto estúpida. Vestían atuendos peculiares y bien se podría decir que eran una especie de caricaturas humanas, lo que atraía la mirada de todos los neófitos expectantes que aguardaban una reacción por parte de aquellos estrafalarios personajes.

El plato de Enok estaba repleto de comida. Poco a poco, los moguris habían empezado a rehuir del chico a la hora de ofrecerle la comida, ya que era uno de los aprendices que mas devoraba al día. El chico sonrió torpemente y empezó su cometido. Embelesado por el aspecto de la comida, no se fijó en que el comedor estaba casi vacío. Levantó la mirada y se encontró solo. Frunciendo el ceño, se dispuso a continuar cuando a sus oídos llegó un barullo de voces. Volteó la cabeza de forma instintiva y se encontró de bruces con que varios aprendices se habían acomodado en su misma mesa. El joven comenzó a sonrojarse. Empezaba a dejar de sentir hambre y a desear salir de allí cuando logró entreoír la conversación de aquellos chicos:

…Pues la actuación tenía buena pinta. Lástima de la lluvia— se lamentó el chaval que aparentaba menor edad con una voz chillona.

A lo mejor cuando pare seguirán…— deseó su compañera, unos años mayor que él. De vez en cuando miraba de reojo a Enok, lo que hacía que encorvase la cabeza aun más.

La lluvia no parará. Necesitamos ver como continua la función. — rebatió otro de los aprendices algo mas avispado y con un brillo especial en los ojos. Parecía darle vueltas a algo. —Los malabaristas dijeron que eran de un lugar…

El Paraíso de los Bromistas — exclamó la chica con una sonrisa en el rostro.

Seguro que allí habrá cientos de funciones más. —suspiró el primer aprendiz, que no parecía haberse enterado del plan de sus compañeros.

Eso habrá que verlo.

Los tres amigos se levantaron de un salto mientras sentían el cosquilleo especial de saber que si se enteraban los profesores de que habían abandonado las clases les caería una buena. Los dos chicos se alejaron a avisar a unos compañeros más mientras que la jovenzuela se acercó a Enok y le sonrió.

¿Quieres venir? Será interesante. — le dijo con voz amistosa. Enok deseaba disentir el ofrecimiento pero sentía tanta vergüenza que su cuerpo reaccionó de un modo distinto, asintiendo espasmódicamente mientras se mordía los labios. La jovenzuela, algo menor que él cogió su brazo y arrastró al joven hacia los compañeros, que la esperaban junto a la puerta mientras observaban la atípica escena y cuchicheaban entre si. Parecían haberse unido una decena de chicos, todos de una edad menor a Enok por lo que el aprendiz se encontraba incluso más extraño en medio de ellos. Suspiró y les siguió hasta el lago.

La lluvia manchaba la hierba de tierra y barro. Las gotas caían en el estanque obedeciendo así los flujos de la naturaleza. El viento había cesado aunque las nubes aun presagiaban una tormenta de mayor intensidad. Invocando sus glider, uno por uno los aprendices se difuminaron en el horizonte tras la borrasca. Enok fue el último. Miró hacia atrás con un semblante totalmente neutral. No había nadie. No tenía sentido lo que iba a hacer. Invocó su vehículo y abandonó Tierra de Partida.

Una esencia le observaba desde su propio interior.
Última edición por Sheldon el Dom Feb 16, 2014 1:49 am, editado 2 veces en total
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Diversión - Saeko#1

Notapor Tsuna » Sab Feb 15, 2014 5:08 pm

Aquel día me encontraba en la Biblioteca del castillo, leyendo un libro la mar de entretenido: Los Mundos Oscuros. Aunque tan solo había avanzado un par de páginas en el buen rato que llevaba ya allí sentada, no me costaba comprender los complejos términos que aparecían ilustrados en sus hojas, es más, me resultaban muy interesantes. El problema radicaba en una molesta criaturita que iba volando de allá para acá, con forma de peluche, ésta hacía tanto ruido que me era imposible concentrarme en la lectura.

Levanté la vista de las páginas cuando numerosos libros de la estantería cayeron al suelo, provocando con ello un gran estruendo. Suspiré, intentando mantener la calma ante todo.

Disculpa pero, ¿no podrías hacer las cosas con más calma? —Dije con un tono que delataba mi enfado reprimido

—Lo siento kupó.

Y tras aquella disculpa, continuó recogiendo los libros del suelo. Me sentí algo ignorada con aquella respuesta, por lo que preferí advertirlo de nuevo:

Estamos en una Biblioteca. —Y volví mi vista hacia las hojas de papel

Aunque antes de continuar leyendo, pude ver a mi lado lo que parecía un periódico; lo habría dejado el peluche sin que me diese cuenta. Sin mayor dilación, lo agarré para verlo por encima...

¡No se lo pierdan! Montañas rusas, casas del terror, la gran noria... Emoción, risas, auténticas sensaciones frenéticas, vértigo y mucho más, en... ¡El Paraíso de los Bromistas! Además, hoy contamos con la magnífica actuación del dúo especial, de la crème de la crème, de la élite de los espectáculos… ¡Mas y Menos! ¡Sus habilidades…


No seguí leyendo más, tenía que continuar con el libro, sin embargo aquel mudo… no me sonaba de nada.

Conque Paraíso de los Bromistas… no lo había escuchado hasta ahora.


Necesitaba despejarme la cabeza. Miré de reojo cómo al patoso moguri se le volvía a caer más libros, no, definitivamente no me dejaría leer Los Mundos Oscuros.

Ojeé de nuevo la noticia, pensando en si valdría la pena ir allí.

Bueno, no pierdo nada por explorar ese lugar. Puede que encuentre algo interesante.


Salí de la Biblioteca, dejando el libro cerrado encima de la mesa. En cuanto saliese del castillo invocaría mi Glider y me iría rápido hacia allí. No sabía exactamente dónde estaba el mundo, así que intentando recordar la imagen del periódico, proseguí mi travesía, con cuidado de no chocar con algún Sincorazón o meteorito.
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[Paraíso de los Bromistas] Diversión_Enok 1

Notapor Sheldon » Sab Feb 15, 2014 8:51 pm

El viaje en Glider fue un tanto peculiar. Aquellos chicos no paraban de gritar, charlar y hacer piruetas con sus vehículos. Mas de una vez se le formo a Enok un nudo en la garganta al imaginar que caían en el vacío y que él no podría salvarlos por miedo a ser recordado por aquel supuesto acto heroico. El chico no sabía muy bien donde se encontraba aquel mundo por lo que seguía al grupo de aprendices, que parecían recorrer un sendero suficientemente memorizado y aprendido. Contrajo los rasgos al pensar en ello. Si era cierto que algunos de aquellos jóvenes ya habían estado yendo a aquel mundo con el único fin de divertirse podrían ser castigados. Se asustó aun mas cuando calló en la cuenta de que a él también podrían descubrirle y no podría esgrimir siquiera la excusa de que quería pasarlo bien.

A lo lejos comenzó a visualizarse un contorno irregular. Lentamente el espacio se comenzó a iluminar de luces parpadeantes y gritos incesantes. La pandilla de jóvenes parecía aun mas revuelta. Ya habían llegado al Paraíso de los Bromistas.

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Enok no podía dejar de observar la bella estampa de luces, que creaban una atmósfera la cual traspasaba parte de la oscuridad del espacio y se difuminaba en una fina niebla. Parecía como si aquel mundo se fusionase con el espacio a través de la luz artificial de todas aquellas atracciones. Era un lugar pequeño comparado con otros mundos que Enok había visitado. Solo estaba ocupado por un parque de atracciones que no obstante, resultaba gigantesco y repleto de atracciones, luces y colores. El olor a palomitas, golosinas y mucho azúcar se mecía en el aire y aumentaba el apetito por uno de aquellos algodones rosados y dulces. Casi en el centro del parque de atracciones se extendía un gran noria con unas cabinas de colores chillones aunque con un cierto aspecto envejecido. De esta partían una serie de calles con diversos puestos de pequeños juegos o comida que a su vez se bifurcaban en una multitud de atracciones y explanadas con saltimbanquis y malabaristas. Una de ellas conducía directamente a una gran carpa de una tonalidad granate con un cartel en el que se podía leer la palabra <<Circus>> en el extremo, que giraba continuamente.

Enok quedó embelesado. Era una belleza ciertamente artificial pero al fin y al cabo lograba atraer la vista a cualquiera que se fijase un mínimo en ella. Por un momento olvidó sus pensamientos, sus emociones y sus recuerdos. Si el cosmos estaba repleto de lugares como aquel, estaba decidido a observar la belleza que guardaban y a descubrirlos.

Los chicos sobrevolaron el parque varias veces pasando muy cerca de la gran noria. Buscaban un lugar en el que aterrizar sin causar mucho revuelo. Al final descendieron en el patio de una especie de vivienda. Los aprendices saltaban deseosos y nerviosos y no sabían si esperar a todo el grupo o salir corriendo ellos solos y montarse en todas y cada una de las atracciones. Cuando el grupo entero estuvo en tierra firme, se dispusieron a escalar el muro que los separaba de una de las calles. Enok fue de nuevo el último. Miró al cielo. Sobre las nubes se proyectaba un festival de destellos y resplandores. Se oían miles de voces, chillidos y risas y todo comenzaba a resultar extresante. El chico cerró los ojos e intentó sentir la brisa de aquel lugar. El ambiente estaba calmado y parecía no existir peligro alguno.

Rápidamente, dio un salto y alcanzó la cima del muro, del que volvió a bajar de un brinco. Aquel callejón comunicaba directamente con una de las grandes avenidas aunque este permanecía en tinieblas. El suelo estaba formado de grandes teselas de piedra colocadas de forma irregular y el aspecto era un tanto lúgubre y sucio comparado con la panorámica de minutos atrás. Quizá la luz al fin y al cabo solo era un empeño creado por los humanos. Enok suspiró y se fijó en que el callejón estaba desierto y solo iluminado por los fulgores al final del camino. Aquellos chicos no le habían esperado. En el fondo no importaba, estaba mejor solo. Avanzó por la pequeña calle mientras miraba con curiosidad todos los elementos que la formaban. Todo era muy peculiar y por así decirlo, muy plástico. Incluso aquel callejón discordante en todo el conjunto encajaba perfectamente con el contexto, como si hubiese estado planeado desde el principio de los días. El chico salió a la vía principal y un brillo se le iluminó de nuevo en los ojos. Estuvo a punto de abrir la boca de admiración cuando inmediatamente algo hizo que en su mente no tuviese sentido aquella algarabía. Solo había niños, ni un adulto siquiera acompañándolos. Verse allí le empezaba a hacer sentir extraño y al margen.

Suspiró y continuó recorriendo la calle en dirección a la noria central. Desde allí podría orientarse mejor o al menos lo creía así. De pronto sintió un profundo golpe y un dolor se extendió por su espalda. Había tropezado y había caído justo a los pies de una figura humana. Levantó la mirada. Era un hombre bastante alto que vestía una bata oscura bajo la que resaltaban una camisa blanca y una corbata azulada. Portaba una gorra del mismo tono que la bata con un extraño símbolo. Resultaba un tanto peculiar aunque en aquel lugar parecía ser de lo más normal. Enok se sonrojó ante el panorama desde el que observaba a aquel hombre y volvió a agachar la cabeza encontrándose de bruces con el frió suelo. A lo mejor si no reaccionaba, el señor se marcharía de aquel lugar. Al menos era lo que deseaba el aprendiz.
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Diversión - Saeko#2

Notapor Tsuna » Dom Feb 16, 2014 4:14 am

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Kingdom Hearts Dream Drop Distance - The Fun Fair


* * *



Enok cayó al suelo de bruces, asombrado por el enérgico panorama. El hombre paseaba por allí cuando eso sucedió, una casualidad y golpe de suerte para el aprendiz.

El tipo se quedó observando a Enok, con cara triste y en cierto grado, deprimida:

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Fuera como fuese, no parecía muy animado, porque suspiró contables veces ante los ojos del joven. Pasaron unos pocos segundos, en los que Enok dejó de reaccionar, hasta que el hombre pareció llegar a una conclusión tras ajustarse el sombrero.

¿Esto, te encuentras bien? —Y se inclinó tendiendo su mano, cubierta por un guante pulcro y blanco, al chico

Tanto si le correspondía como si no, el individuo volvió a su posición original, se llevó una mano al mentón y miró al oscuro cielo, pensativo. Al cabo de unos segundos, después de suspirar de nuevo, dirigió la mirada al aprendiz.

Siendo tan joven, no deberías andar solo por ahí. ¿Acaso no tienes amigos que te acompañen? —Y esperó una respuesta. Al ver la actitud del chico, decidió explicarle más cosas sobre el parque— Bueno verás, yo me llamo Menos. Trabajo aquí junto a mi hermano gemelo, Mas, pero ahora él se está encargando de otros asuntos por ahí. No tienes que ser tímido, venga ven, seguro que tienes hambre.

Menos intentó sonreír, cosa que el muchacho comprendió desde el primer momento que no se le daba nada bien, es más, ¿habría sonreído alguna vez en su vida?

Si Enok decidía acompañarle, éste terminaría alcanzando un puesto de venta, donde pidió un algodón de azúcar y una caja de palomitas.

—Son 600 platines.

Y pagó con el dinero de su bolsillo, parecía un buen hombre pese a las apariencias.

Toma, para ti, invito yo. También puedes compartirlo con alguien si quieres.

Mientras Enok sujetaba las cosas, Menos se alejó un poco, observando el horizonte. A los pocos segundos se volvió de inmediato hacia el aprendiz.

Mira, ¿Enok decías que te llamabas? Allí tienes la noria, y por ese otro camino puedes alcanzar el circo. Más tarde yo y mi hermano estaremos allí, actuando. Espero que vengas a vernos, confío en que te gustará. —Y le entregó dos tickets para acceder al circo, de esos tan caros que podrían salir incontables platines— Ten cuidado, y no te pierdas.

Dicho aquello, Menos se marchó despidiéndose con una elegante reverencia en la que se sujetó el sombrero y la capa realizaba un movimiento ondulatorio casi mágico. Enok se pudo dar cuenta de que la gente del lugar miraba asombrada a Menos, a la vez que le sacaban fotos de todo tipo, sin duda, era alguien especial.

En sus manos quedaba ahora lo que hacer.

* * *


Alcancé finalmente aquel mundo, y fue gracias a un grupo de Gliders —provenientes de Tierra de Partida, supuse— que conseguí llegar, aunque también había tenido que ver la enorme luminosidad que desprendía el llamado Paraíso de los Bromistas.

Aterricé en las afueras del parque, cerca de una zona rocosa en la que no parecía haber nadie. En cuando me desprendí de la armadura pude sentir en mis carnes un ligero escalofrío, imaginé que por las bajas temperaturas de la zona. Es más, me encontraba junto al mar.

Bien, entonces… ¿por dónde debería empezar? —Me pregunté en voz alta, confiando en que nadie me escuchase, a fin de cuentas estaba sola

Aquel mundo me vendría bien para olvidarme de todo un rato, es más, tenía unas ganas enormes de entrar en el parque, ¡no sabía a qué estaba esperando quedándome allí quieta!

¡Será posible, no sé a qué estoy esperando!


Me apresuré para atravesar el pequeño puente de piedra, notando a su vez el viento elevando mi cabello en el aire. Tanta oscuridad en la zona logró que me preguntara acerca de los Sincorazón, ¿estarían también allí? Esperaba que no.

[...]

—Lo siento señorita, son 30.000 platines, sin eso, no puede pasar.

Quedé cabizbaja después de escuchar tal cantidad, abrumada. No disponía en ese momento tanto dinero, y si quería entrar en lo que parecía el Circo, tenía que pagar la entrada.

¡Venga ya! No creo que este sitio sea tan especial como para que pidan tanto dinero… —Exclamé indignada

—¿Que no tiene nada de especial? ¡Será posible! Esta noche actuarán los famosos gemelos aquí, ¿pretendes que te regale la entrada? ¡Jajaja! Si no tiene el dinero, ya puede dar media vuelta, está haciendo esperar a los demás.

Gruñí, impotente ante sus argumentos.

¡Muy bien! —Y me alejé un poco de la fila que se había formado por mi culpa, enfadada

>Espero que no roben lo mismo en todos lados…

Y me senté en un banco cercano, pensando mis próximos movimientos.
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[Paraíso de los Bromistas] Diversión_Enok 3

Notapor Sheldon » Dom Feb 16, 2014 8:04 pm

¿Esto, te encuentras bien? —preguntó el hombre mientras ofrecía ayuda al chico. Enok no tuvo mas remedio que aceptarla y se alzó. El dolor apenas se había erradicado mínimamente, por lo que aun tenía las piernas entumecidas y sentía un gran nudo en su garganta. Cuando se hubo tranquilizado y recompuesto, observo mas detenidamente el rostro de aquel hombre. Tenía una faz casi deprimida y entristecida y hablaba entre suspiros. Sus ojos eran de un color grisáceo y su cabello de un color muy similar. Este caía con un peculiar corte puntiagudo. El aprendiz se fijó mas detenidamente en el símbolo de su gorra. Nunca antes lo había visto y no logró entender que significaba. Enok volvió la mirada de nuevo al resto de la calle. El señor, quien rondaba una edad no muy adulta, parecía reflexionar algo mientras observaba aquel denso cielo. El ambiente se silenció durante unos segundos donde se colaron varias melodías pegadizas y gritos animados. El hombre suspiró y miró a Enok, quien repitió el suspiro para sus adentros. Deseaba agradecerle la ayuda pero no sabía con que palabras articularla.

Siendo tan joven, no deberías andar solo por ahí. ¿Acaso no tienes amigos que te acompañen? —comentó el individuo. Parecía una persona muy simpática aunque tremendamente desmotivada. Enok no respondió ante la pregunta del señor sino que agachó la cabeza. A decir verdad, la soledad representaba el mejor amigo para el aprendiz.— Bueno verás, yo me llamo Menos. Trabajo aquí junto a mi hermano gemelo, Mas, pero ahora él se está encargando de otros asuntos por ahí. No tienes que ser tímido, venga ven, seguro que tienes hambre.— añadió el hombre tras ver que el joven no parecía decidido a responder. A Enok le resultó un nombre peculiar el suyo y sonrió un tanto para sus adentros, lo que liberó parte de sus tensiones. Menos también parecía querer sonreír pero parecía resultarle complicado. Enok alzó la vista y le volvió a mirar. Aquel señor le recordó a él mismo por un momento. Cerró los ojos y volvió a suspirar pero antes de que hubiese terminado le instó a que le siguiese. Menos se acercó a un puesto de comida y pagó una gran caja de cartón de unos colores muy chillones con palomitas y un algodón de azúcar de un rosa juguetón.

Toma, para ti, invito yo. También puedes compartirlo con alguien si quieres. —dijo Menos dando a Enok aquel pequeño manjar. Enok se quedó pasmado ante la visión que se avecinaba entre sus brazos. Había olvidado que no aun no se había llevado nada a la boca desde el desayuno, por lo que aquello le hizo reavivar su apetito. Volvió a dirigir una mirada furtiva al hombre mientras le agradecía las molestias de alguna forma u otra agachando la cabeza en una especie de afirmación. Menos se apartó un poco del chico y observó el horizonte. Realmente añoraba algo que ahora faltaba. De nuevo se formó una atmósfera silenciosa entre ambos en la que Enok se recreó disfrutando al pensar en como se llenaría su barriga con aquellas saladas palomitas. El señor se volvió casi en un instinto, lo que sacó al aprendiz de sus ensoñaciones.

Mira, ¿Enok decías que te llamabas? Allí tienes la noria, y por ese otro camino puedes alcanzar el circo. Más tarde yo y mi hermano estaremos allí, actuando. Espero que vengas a vernos, confío en que te gustará. —dijo mientras le entregaba dos tickets para acceder al circo— Ten cuidado, y no te pierdas.— añadió y tras ello realizó una peculiar reverencia sujetándose la gorra y moviendo su capa creando una especie de efecto óptico que dejó embelesado al chico. Tras la floritura, continuó su camino mientras toda la gente le observaba admirada. El aprendiz se quedó pensativo. Quizá no había sido tan mala idea viajar hasta aquel lugar. Además, las palomitas tenían muy buena pinta. Volvió a entrar en razón cuando notó que una de las entradas estaba apunto de deslizarse de sus dedos y caer al suelo. Nervioso, buscó un lugar donde apoyar la caja con las palomitas y se introdujo los dos tickets en el bolsillo. Sería una buena idea dirigirse al circo, ya tendría tiempo de pasear por aquellos callejones.

Con una movilidad bastante reducida ya que tenía las dos manos ocupadas, Enok siguió las indicaciones de Menos y continuó por el camino que le había señalizado. No se fijaba en nada mas que en aquellas palomitas y aquel enorme algodón dulce y mas de una vez estuvo a punto de tropezar con las losetas, lo que le hizo perder la estabilidad y perder algunos de aquellos preciados bocados. Al final alcanzó una plazoleta que había sido devorada casi totalmente por la gran carpa roja del circo. Había mucha gente conglomerada esperando a adentrarse en las gradas. El aprendiz se sentía un tanto cansado y no le apetecía esperar tras toda aquella gente así que se acercó al único banco en el que había un asiento libre. La otra mitad estaba ocupada por una chica de un pelo oscuro con una cierta tonalidad que no lograba diferenciarse por la oscuridad de la noche. Parecía pensativa y un tanto enfadada. Enok se sentó sin mas dilación y suspiró. Depositó las palomitas entre sus piernas y el algodón en una de sus manos y con la otra extrajo los papelillos de las entradas. Se quedó mirándolas aunque no pudo leer correctamente lo que ponían ya que el cuerpo de aquella chica a su lado ejercía de contraluz y producía una sombra que tapaba prácticamente a todo el aprendiz. Resopló y las depositó encima de uno de sus muslos. No entendía porque aquel hombre había sido tan amable y le había ofrecido tantas cosas. Solo necesitaba verdaderamente la comida. Las entradas habían sido casi un regalo que de cualquier manera agradecía. Pero eran dos.

La cola empezaba a reducirse a unas pocas personas. Los empleados parecía que iban a cerrar la entrada. Enok reaccionó a tiempo y abandonando sus pensamientos se levantó rápidamente mientras cogía las palomitas y se dirigió corriendo junto a las últimas personas que entraban. Sin embargo y debido a la prisa se olvidó de recoger las entradas, las cuales cayeron al suelo meciéndose en el aire.
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Diversión - Saeko#3

Notapor Tsuna » Mié Feb 19, 2014 8:57 pm

Continuaba pensativa en el banco, con los codos apoyados en mis rodillas y cabizbaja. Puede que a fin de cuentas, no hubiese sido buena idea haber ido a aquel mundo si me iba a salir todo tan caro. Estaba segura de que Gengar se hubiese muerto por venir, lo tendría que traer en otra ocasión. Pero tampoco era cuestión de recoger y volver a Bastión Hueco con las mismas, quería quedarme un par de horas allí; olvidarme un poco de todo.

Noté cómo el joven, de melena rubia y ojos casi mágicos, que estaba al otro lado del asiento se levantó en dirección al circo, el cual estaban a punto de cerrar. Sentí cierta envidia por él, seguramente tuviese unos padres millonarios que le pagaron las entradas, sin embargo.. dos de estas cayeron en el aire ante mí.

Oh… —Y me apresuré a cogerlas antes de que tocaran el suelo

Me puse en pie con ambos tickets en mano y los miré de cerca, tenía en mi posesión dos de esas carísimas entradas, pero en cuanto el chico me miró, sentí un vacío en mi interior. Había sido demasiado bonito, seguramente tendría que devolverlas.

Supongo que son tuyas —Y alcé ambas entradas ante sus ojos. En ese momento me di cuenta de que no quedaba apenas nadie, y él estaba solo… ¿y si resultaba que tenía una entrada de más que no iba a utilizar?—. Oye, no parece haber nadie más por aquí, ¿no te sobrará una entrada por casualidad? —Esperé atenta su respuesta, y por su actitud deduje que así era, que se encontraba solo— Pues espero que no te importe si me quedo con una, quiero entrar también en el circo, ¡pero no tengo dinero! —Pronuncié indignada, y le devolví su correspondiente entrada

Estaba en deuda con aquel chico, vi las puertas del cielo abiertas gracias a él. Si se encontraba solo, lo más que podía hacer era acompañarlo para que tuviese compañía, y puede que así obtuviera más información de aquel mundo, porque el chico era nativo de allí, ¿verdad?

>¿No te importa que te acompañe?

Me dirigí a la entrada, confiando en que el joven también me siguiese. Miré con aires de superioridad al hombre que momentos atrás me había humillado, mostrando la prueba de que podía pasar.

—Um… no sé yo. Seguro que es falso.

¡No paraba de ojear minuciosamente el objeto, como si quisiera hacerme perder tiempo!

—Es imposible, ¿no ves que es original? Igualmente, ya va a comenzar la función, déjales pasar. —Comentó su otro compañero, que pareció caerme mejor

Lo que has oído, y ahora, con vuestro permiso… —Y me adelanté

Fui junto al joven durante todo el camino, el cual me pareció asombroso, cada esquina guardaba una sorpresa, como aquellos tigres de cartón que giraban y giraban. Me pregunté cómo era posible recrear aquellas cosas. Sería ante una especie de cabeza gigante que daba algo de miedo, donde el olor a las palomitas alcanzó mi nariz, y entonces caí en que todavía no sabía el nombre del chico.

Oye, se me ha olvidado pero, ¿cómo te llamas? Yo me llamo Saeko. —Y dirigí una de mis manos, abierta, hacia mí

Si algo podía sacar en claro, es que aquel muchacho no era muy hablador. Me parecía algo cuco e inocente.

Avanzamos un poco más alcanzando finalmente la entrada a la carpa. Yo no me perdía nada, absorta me hallaba en mis pensamientos, fascinada con todo el decorado. Y una vez dentro, me apuré por buscar unos asientos libres.

Ven, por aquí hay unos cuantos. —Y le indiqué con la mano

Me senté con calma, analizando a todo el público. El lugar estaba bastante oscuro, y parecía haber algo enorme en el centro de la sala. A continuación me rugió el estómago, y era verdad que estaba muerta de hambre por el viaje.
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Re: Diversión - Saeko#3

Notapor Sheldon » Jue Feb 20, 2014 12:16 am

Enok corría apresurado hacia la entrada de la gran carpa cuando escuchó una voz que parecía dirigirse a él.

Supongo que son tuyas —dijo aquella chica que había estado a su derecha en el banco. Enok se volvió y vio prácticamente ante sus ojos el par de entradas que Menos le había regalado. Inmediatamente pensó que se las había quitado aunque pronto recordó que se las había olvidado en su muslo, por lo que descartó tal precipitada hipótesis. Suspiró y quiso llevarse una mano al bolsillo aunque comenzaba a ponerse nervioso y a bloquearse. Agachó de nuevo la mirada, abatido y sin saber que responder a la chica cuando está continuó hablando. —Oye, no parece haber nadie más por aquí, ¿no te sobrará una entrada por casualidad?— preguntó la chica. Enok asintió muy débilmente aunque aún permanecía un tanto rígido.— Pues espero que no te importe si me quedo con una, quiero entrar también en el circo, ¡pero no tengo dinero! —terminó con una aire enfadado pero a la vez un tanto cómico. Parecía una persona con un fuerte carácter, muy al contrario que el aprendiz de Tierra de Partida. El joven levantó levemente la cabeza. Aún no comprendía como había podido tener el valor de dirigirse a alguien que no conocía y además de ello pedirle una entrada para aquel circo. De cualquier manera, a Enok no le importaba que ella se quedase una de sus entradas. Es más, sería mejor que ella la disfrutase ya que parecía querer ver la función y por lo que había dicho, el precio era demasiado elevado. Durante unos segundos, el joven se sintió algo mas agradecido al hombre que le había dado las entradas. Sin duda, había sido un tipo muy amable.

La muchacha emprendió el camino hacia los guardas, que se disponían a cerrar. El aprendiz la siguió con una mirada de reojo y se encaminó tras ella, con las golosinas en sus brazos. Los retazos de la luz de una de las farolas que iluminaban la plaza deslumbró durante unos instantes el cabello de la joven. Enok pudo observar como se reflejaba un color purpúreo casi morado, aquel que se había disimulado mientras estaba sentada. Era una chica bastante alta, de una edad quizás mayor a la de Enok y en cierta medida esbelta. Pero ante todo era bella, de una belleza clásica y armoniosa que atraía todo tipo de miradas. El aprendiz la observaba e intentaba imaginarla como una encuadrada escultura, adornando y embelleciendo un jardín repleto de fuentes de agua y pétalos ámbarinos, azulados y blanquecinos. La chica parecía haber tenido una leve disputa con uno de los guardias aunque Enok apenas procesó lo que había ocurrido ya que no acertaba a articular alguna palabra.

El camino que comunicaba a la carpa, a pesar de no ser muy largo, estaba adornado por extrañas aunque muy cuidadas figuras y motivos circenses. El chico observó un par de ellas pero pronto despertó de toda ensoñación cuando la muchacha le habló.

Oye, se me ha olvidado pero, ¿cómo te llamas? Yo me llamo Saeko. — dijo en un tono bastante simpático mientras realizaba un movimiento de mano. El chico se encontró durante un instante con sus ojos aunque pronto desvió la mirada hacía el artefacto que reposaba mas cercano, el rostro aterrado de una especie de ser. Su cuerpo pendía de un hilo, al borde de nerviosismo y la tranquilidad.

Enok — respondió en un tono neutral y obviando cualquier muestra de interés que denostase sentimiento alguno.

Ambos jóvenes continuaron su camino aunque Enok había cambiado radicalmente su rostro. Sus pensamientos resultaban ya una pantalla en blanco. Alcanzaron la entrada de la carpa y se adentraron en el inmenso circo. Aquel lugar era enorme, mucho mas grande de lo que aparentaba en un principio. Estaba todo bastante oscuro aunque se podía intuir que había un público bastante numeroso debido a los ruidos y los gritos. Saeko parecía empeñada en encontrar butacas libres y así lo consiguió. Exhortó que Enok le acompañase y se sentaron en un grupo de asientos libres.

Al fin la espera había cobrado su sentido. El chico alzó sus dos brazos. En uno sostenía las palomitas, en otro el algodón dulce. El aroma de ambos era muy plástico y artificial pero ello no refrenaría el hambre del joven. Lo dulce siempre era un mejor primer plato. Suspiró y se dispuso a llevarse un bocado de aquella maraña acaramelada cuando su mente le jugó una mala pasada. Volvió a suspirar. Tocó levemente el hombro de la chica y le ofreció el algodón dulce. Podría irse de aquel mundo sin haber probado la apetitosa golosina pero debía de algún modo pedir disculpas por aquel maleducado examen facial que le había realizado.

La función estaba a punto de comenzar.
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Diversión - Saeko#4

Notapor Tsuna » Sab Feb 22, 2014 2:11 am

Tenía la mirada perdida en el centro de la enorme carpa, intentando ignorar el hambre, tarea que se me hacía verdaderamente complicada teniendo en cuenta que gran parte del público estaba degustando dulces de todas las clases.

Entonces alguien me tocó en el hombro, di un respingo, sobresaltada. Se trataba del muchacho que me había regalado la entrada, me ofrecía su gran dulce rosado, ¿estaría rico? Me daba vergüenza aceptarlo, pues fue él quien me concedió la entrada, pero tampoco podría soportar aquellos rugidos por más tiempo.

Lo tomé en mis manos finalmente.

Gracias. —Dije secamente ante la amabilidad del chico. Yo al menos no merecía aquel trato, igualmente, lo degusté

Noté cómo la boca se me llenó de azúcar y hebras rosadas tras el primer mordisco; observé de nuevo, sorprendida, el dulce.

—¡Mira, ya empiezan!

Alcé la vista al frente casi como acto reflejo al escuchar las exclamaciones de los niños. Las luces se iluminaron de golpe, cegándome.

¡Ag! —Exclamé a causa del pequeño shock que sufrieron mis ojos

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Charlie y la Fábrica de Chocolate - Theme Park


No me había dado cuenta por culpa de la oscuridad, pero en el centro de la carpa había algunos… ¿payasos se llamaban? Vestían ropas variopintas y coloridas, maquillados. Estos comenzaron de inmediato a hacer malabares con lo que parecían bolos de colores, y en algún momento, donde me debí de perder algo por culpa de mis pensamientos, tenían en sus manos antorchas apagadas, las que segundos después se prendieron en el aire como si algún hechizo Piro invisible las hubiese alcanzado.

¡Oh, eso sí me ha sorprendido! ¡Enok, ¿tú lo has visto?! —Le pregunté, y devoré otro pedazo de la nube azucarada

Tras algunas maniobras sumamente arriesgadas, en las que un solo fallo le hubiese costado la vida al payaso, un enorme animal anaranjado con líneas negras y bigotes hizo acto de presencia. Corriendo raudo hacia los protagonistas de la actuación.

Uno de estos agarró lo que parecía un gran aro que había colocado cerca y lo lanzó al aire, varios metros. Yo lo seguí con la vista, muda, y la bestia saltó a través de éste con éxito. El público aplaudió y vitoreó el éxito del animal, y yo arranqué con los labios otro pedazo de dulce.

Los payasos lanzaron a continuación un total de tres aros en perfecta sincronía, y la criatura los atravesó de nuevo con éxito. Me quedé impresionada, al final sí iba a resultar que la entrada tenía su precio justificado. Después comenzaron a recoger las cosas y se marcharon, excepto uno que se quedó acariciándole la cabeza al tigre.

Oye, ¿qué te ha parecido? Nunca había visto algo así antes. —Le comenté, entusiasmada

—Aquí llegan, ¡Mas y Menos!

Y en efecto, dos individuos casi idénticos aparecieron en el escenario. Uno vestía ropa oscura, otro blanca. Saludaron al payaso y éste se marchó, dejándolos con la criaturita.


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Duel Theme Tune - Alton Towers


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¡Eso es, bienvenidos todos y todas! ¡Aquí estamos los inigualables gemelos! ¡Yo soy Mas!

¡Yo soy Menos!

>¡Los maestros de la magia y las ilusiones! ¡Vais a flipar esta vez! ¡¡Vamos hermano!! —Vociferó con elegancia y carisma el del traje blanco

¡Te sigo! —Este último en cambio, iba más acorde con su oscura vestimenta, porque su rostro parecía bien deprimido o triste, cosa que me hizo gracia

Los dos se agarraron sus sombreros y se giraron en dirección a su hermano, chocando las palmas, uno de su mano izquierda, otro de la derecha, y antes de darme cuenta, de siquiera volver a pestañear… ¡Habían cambiado posiciones! Dónde se encontraba antes el tristón se hallaba ahora el que alardeó, y viceversa.

Abrí la boca, ¡¿cómo lo habían hecho?!

¡Ven aquí, gatito! —Y agarró uno de esos aros, lanzándolo en el aire

La bestia saltó por instinto y al atravesarlo comenzó a transformarse en lo que parecían destellos, que se elevaban en el cielo y estallaban, ilustrando unas vistas preciosas. Pero… ¿desde cuándo estábamos al aire libre? En todo momento estuvimos encerrados bajo la carpa, sin embargo, mis ojos ahora no veían el techo, sino las estrellas con los fuegos artificiales en primer plano.

Del gato gigante no había rastro, ¿se había muerto o algo? Me asustó la idea.

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Firework Display Sound Effect


¡Vamos hermanito, no te quedes ahí plantado y dales un regalito a los invitados!

Claro, este va dedicado al público infantil.

El de aspecto depresivo sacó un pañuelo de uno de sus bolsillos y lo extendió en el aire, de pronto, centenares de juguetes y golosinas volaron del interior de la manta hacia el público. Pude ver cómo llegaban a mis brazos un osito de peluche rosa bastante suave y blandito, y a Enok le tocó lo que parecía una consola, similar a la que utilizaba Alexis si mal no recordaba.

Has tenido suerte, ¿no os gustan a los chicos esas cosas? —Pregunté, ignorando el que Alexis usase una siempre

¡Va siendo hora de elegir alguien del público, ¿qué os parece?!

¡¿Q-Qué?! —Me atraganté al escucharlo hablar, deseé con todas mis fuerzas que no me mirasen a mí, me moriría de vergüenza si así fuese

El del traje oscuro se agarró la gorra y comenzó a girar sobre sí mismo, observando al público. Me entró un escalofrío cuando miró a nuestra zona.

Vosotros, venid por favor. El joven rubio y la chica de cabello oscuro.

Me quedé congelada, sin saber qué decir.
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[Paraíso de los Bromistas] Diversión_Enok 5

Notapor Sheldon » Sab Feb 22, 2014 5:40 pm

La chica tomó la golosina no sin antes dar un pequeño respingo. Parecía haber estado reposando absorta y tranquila mientras observaba detenidamente el peculiar escenario y al público que la rodeaba.

Gracias. —se limitó a entredecir Saeko. Había cambiado por completo hacia una faceta mas cortante y sobria. Enok no lo tomó en cuenta ya que apenas la conocía y únicamente era una simple acompañante. Juzgarla era proceder de forma incorrecta. La joven, por su parte, saboreo un bocado del algodón dulce. Parecía sorprendida, como si aquello hubiese sido algo nuevo para ella.

El aprendiz desvió el rostro con una pequeña sonrisa desdibujada hacia sus palomitas. Se disponía a coger la primera cuando un juego de luces deslumbró a gran parte del público. El aprendiz se tapó los ojos y escuchó como Saeko mascullaba entre dientes. La mente del aprendiz pareció detener la escena. Unos símbolos extraños se colorearon en el contorno oscuro de la pupila de Enok. El aprendiz durante un segundo lo comprendió, entendió el significado de ese extraño idioma. Su nombre.

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אנוך


Luz. Simplemente es un tupido. La naturaleza es luz pero el Hombre oscuridad. La vida amanecer y el ocaso la muerte. El abuso de la luz es miedo, miedo a uno mismo, miedo a ti mismo, a la oscuridad.


¡Oh, eso sí me ha sorprendido! ¡Enok, ¿tú lo has visto?!

Enok cerró los ojos intentando tranquilizarse. Las palabras de Saeko le devolvieron a la realidad. La chica parecía entusiasmada con los malabaristas y payasos que habían aparecido en el centro de la carpa, de entre las sombras. El aprendiz dirigió su atención a estos aunque no podía eliminar el sentimiento que había derivado de aquella especie de visión. Una y otra vez intento dar una explicación a lo que había ocurrido. El hambre, una ilusión, una configuración de sus recuerdos, un procesamiento del inconsciente. No tenía sentido.

Los saltimbanquis continuaban realizando arriesgadas piruetas ahora con un enorme y feroz tigre. La perfecta sincronía con la que el animal se desenvolvía arrancó mas de un aplauso entre el joven público. Todo resultaba de una precisión milimétrica, con un planteamiento impresionante y muy agradable a la vista. Pero Enok no podía concentrarse, solo seguir al público en sus aplausos.

La escena se oscureció y los payasos la abandonaron mientras uno de ellos permaneció cuidando y achuchando al animal. Enok sonrió quizás de una forma un tanto melancólica, mientras observaba como el adiestrador cuidaba al tigre, el cual se regodeaba como un inofensivo y pequeño gato. Saeko continuaba expectante, como si no hubiese visto algo parecido en toda su vida. El aprendiz volvió a sonreír pero para sus adentros. La belleza de la chica se extendía incluso a su forma de actuar y de pensar. Por lo poco que la conocía, se había dado cuenta de que no era una persona usual y ello le atraía sumamente. Bajo la mirada al cuenco con sus palomitas. Aún no había tomado ninguna pero aunque pareciese extraño no sentía hambre. Suspiró. Debía descansar, todo lo que había pasado comenzaba a hacerle sentir extraño.

De repente, una voz en el centro le despertó de sus ensoñaciones.

Aquí llegan, ¡Mas y Menos!—clamó un bramido oculto en el centro de la escena. Los personajes se adentraron en el espacio central. Enok se fijó detenidamente en uno de ellos. Era Menos, que como le había dicho iba a actuar en la función. A su lado, el que parecía ser Mas se desenvolvía casi con superioridad. Los dos eran prácticamente iguales aunque vestían ropas de una tonalidad totalmente opuesta. Ambos despidieron al payaso que retenía al tigre, quien se marcho y los dejó en escena.

¡Eso es, bienvenidos todos y todas! ¡Aquí estamos los inigualables gemelos! ¡Yo soy Mas! —exclamó el individuo que vestía los ropajes blanquecinos.

¡Yo soy Menos!—vociferó por su parte el hombre que había regalado las entradas al aprendiz. Enok volvió a centrar su atención en este. Desde aquella perspectiva, el chico se dio cuenta de que era bastante mas joven de lo que él había pensado. A pesar de la euforia y los nervios que podía estar sintiendo ante todo el público aun mantenía el rostro apagado. Aquella pesadumbre puede que tuviese una razón o puede que fuese un estado permanente, una melancolía continua que pudiese llevar Menos a buscar en la vida todo sentimiento negativo.

¡Los maestros de la magia y las ilusiones! ¡Vais a flipar esta vez! ¡¡Vamos hermano!! —Continuó el otro individuo. Resultaba en cierto grado contrario a su hermano. Mucho mas abierto, comunicativo, decidido y espontáneo. Pero parecía una persona realmente plana, siempre con la misma alineación y forma de actuar. Enok desvió la mirada de este y miró de reojo a Saeko. Al igual que él y a juzgar por su mirada analítica, estaba intentando comparar y observar las diferencias entre los dos individuos.

¡Te sigo! —correspondió Menos.

Rápidamente, ambos realizaron una serie de movimientos y en un pestañeo se alternaron las posiciones. El espectáculo comenzó a despejar a Enok de sus recuerdos. Por extraño que pareciese, el aprendiz sentía predilección por Menos y conforme le veía desenvolverse en el escenario se apegaba mas hacía sus movimientos y su actuación. Mas, por su parte, continuaba empeñado en destacar de alguna forma u otra. Cogió un aro y lo lanzó al aire. El tigre lo siguió con la mirada y en un movimiento extremo lo atravesó en el aire. Sin embargo, el animal nunca llegó a posarse en el suelo ya que se desfiguró en una suerte de fuegos artificiales, que se debatieron por toda la sala haciendo que todo el público reventara en aplausos y miradas divertidas. Enok se quedó pasmado. Aquello parecía una especie de magia, estaba seguro de ello. ¿Serían los gemelos portadores de la Llave Espada?

¡Vamos hermanito, no te quedes ahí plantado y dales un regalito a los invitados!—instó Mas a su hermano Menos en un tono casi burlón.

Claro, este va dedicado al público infantil.—respondió su hermano mientras extraía un pañuelo de uno de sus bolsillos y lo extendía en el aire. De repente aparecieron cientos de juguetes y chucherías, que levitaron en dirección a todo el joven público. A las manos de Enok llegó una especie de consola. El chico la tanteó de arriba abajo y la guardó en su bolsillo. Puede que fuese divertido jugar cuando se aburriese. Miró a Saeko y vio como sostenía un rosado, agradable y peludo osito de peluche. La tonalidad del cabello de la joven y el pelaje del peluche jugueteaban entre si y parecían fundirse en uno solo. La chica miró el regalo del joven y de alguna forma u otra dio la enhorabuena por el presente.

¡Va siendo hora de elegir alguien del público, ¿qué os parece?!—continúo Mas con una sonrisa especial. Saeko se quedó pasmada y pareció ocultarse entre el público que la rodeaba sin lograr apenas nada. Por su parte, Enok también dio un respingo aunque se tranquilizó pensando que de entre tantas personas lo menos probable era que le eligiesen a él.Menos de dispuso a elegir al candidato o a los candidatos a la siguiente ilusión. Giró de forma bastante cómica hasta que señalo a dos chavales.

Vosotros, venid por favor. El joven rubio y la chica de cabello oscuro.

El mundo interior de Enok cayó bajo sus pies. Sus ojos deseaban cerrarse, sus piernas salir huyendo, su rostro ocultarse en la oscuridad. Les habían elegido a los dos. Deberían salir al escenario y ser los conejillos de india de aquellos ilusionistas. Deberían sentir como cientos de miradas los observaban inquisitivamente con envidia. Deberían atravesar todas las filas de público que les conectaban con el centro de la carpa. Deberían hacerlo, porque era la ley de vida en el espectáculo circense.

El chico miró a su alrededor. No veía nada, solo escuchaba su respiración, que comenzaba a acelerarse. El espacio se volvía a detener. Enok estaba a punto de desmayarse cuando su cerebro asimiló en un instante lo que estaba ocurriendo. No sabía de donde había sacado aquella extraña fuerza pero no podía dejarla evadirse, debía aprovecharla. Se alzó como un resorte golpeando el cartón con las palomitas y lanzándolas a suelo y miró a Saeko. Se encontraba paralizada. Enok la miró y le sonrió, tendrían que sobreponerse a las circunstancias.

Vamos...—susurró el aprendiz.

El chico se internó entre las filas del público y a duras penas consiguió acceder a unas pequeñas escaleras que comunicaban directamente con el centro donde los gemelos los esperaban. Ahora solo quedaba descender por ellas.
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Diversión - Saeko#5

Notapor Tsuna » Lun Feb 24, 2014 12:19 am

Terminé de degustar el algodón de azúcar cuando...

Vamos… —Me susurró el joven, dispuesto a bajar al escenario

Sí.

Su valor me ayudó a encontrar las fuerzas para levantarme y dirigirme junto a él, sosteniendo todavía el peluche en mis manos. Hice lo posible por no mirar a nadie, mantuve la vista firme en el suelo, incómoda por ser el centro de atención de tantos desconocidos.

Una vez alcancé el escenario, Mas extendió su brazo hacia mí, imaginé que quería ayudarme a subir. Le correspondí con esa idea en mente. Por otra parte, yo no me di cuenta, pero Menos le guiñó un ojo a Enok, a modo de simpatía o amistad, acompañado por otro vano intento de sonrisa.

No te asustes, pequeño. Ahora, colocaos cada uno en una esquina…

¡Eso es! ¡Vais a quedar alucinados cuando veáis esto! ¡Si yo estuviese en vuestra piel, me estaría muriendo de ganas por verlo! —Sus palabras no hicieron más que asustarme, tan solo quería salir de allí y volver a esconderme en la oscuridad, aunque a fin de cuentas, era el precio a pagar por entrar gratis en el circo

Seguí sus indicaciones, quedando los cuatro en cada esquina del escenario y formando así lo que parecía un cuadrado imaginario. Entonces, por accidente, alcé la vista al cielo y… las estrellas había desaparecido. Allí estaba de nuevo la carpa. Quizás fuesen imaginaciones mías, pero sospechaba que los gemelos habían usado alguna clase de hechizo ilusorio… magia de la cual había escuchado algo. Pero también estaba la posibilidad de que los habitantes de aquel mundo fuesen afines a las Ilusiones, ese sería entonces el caso de Enok. Me convencí, decidida, de aquella última idea.

¡Empezamos, querubines!

Y lanzaron lo que parecían unos pañuelos, uno hacia mí y otro hacia Enok, que a medida que ascendían y descendían en el aire sobre nosotros iban incrementando su tamaño. Finalmente la oscuridad me envolvió y quedé ciega por unos instantes.

Pasaron unos intensos minutos, en los que solo pude escuchar mi respiración. Ni siquiera oía ya los gritos del público, como si hubiese sido separada totalmente de la realidad. Me vi tentada a pegar los ojos a la tela para intentar vislumbrar lo que había en el exterior, pero en vano, ¡sólo veía oscuridad!

¡Ah! —Exclamé de pronto cuando noté una corriente de aire a mis espaldas

Mi cabello se elevó y la luz volvió a rodearme, estaba allí, junto al público de nuevo, pero en otra posición distinta del “cuadrado” que me había imaginado. El pañuelo se hallaba a mi lado y su tamaño había vuelto a ser normal. Observé incrédula a Enok, que también había cambiado de lugar.

Lo que más me sorprendió y me dejó sin habla, fue que a mis espaldas se hallaba otra Saeko, idéntica a mí. Encogida en un oso de peluche igual. Todos sus rasgos… eran equivalentes a los míos. La ropa que llevaba, la cara… ¡Todo! Y lo mismo sucedía para Enok.

¡E-Espera…! ¡¿Qué significa esto, cómo…?! —Exclamé con sorpresa y cierto disgusto por el hecho de que me hubiesen imitado. Abrí los ojos como platos cuando mi otra yo me siguió el juego; aquello más que un truco me empezaba a parecer una paranoia.

¡No mientas, sé que eres tú! ¡Debes ser Menos, seguro!

Entonces creí entenderlo, Mas y Menos… se habían transformado en nosotros.

E-Entonces… tú tienes que ser… Mas. —Y señaló al Enok que estaba a mi lado, el que terminé por no saber diferenciar, ¿era el verdadero o no?

El público comenzó a vitorear:

—La chica de delante es Menos, ¡yo le he visto!

—¡Mentira, es la original!

—¡Guapa, sal conmigo!

Intenté ignorar aquello último. Pero sí pude sacar en claro que ni el público sabía cómo habían hecho el cambiazo. Estaba nerviosa, pero confiaba en que la actuación no duraría mucho más.

—¡Todo es mentira, Mas y Menos son los chicos, seguro!

Y el público gritó impresionado.

Mi otra yo rió de manera divertida, yo al menos sí sabía quién era quién.

¡Muy bien! ¡Nos habéis pillado! —Y tanto ella como el otro chico alzaron nuevos pañuelos en el aire, cubriéndose por completo, para volver a ser ellos mismo cuando estos dejaran a la vista sus cuerpos

¡Seguro que os ha gustado! ¡Hacía tiempo que no me hacía pasar por una señorita!

Menos por su parte se acercó a Enok y le regaló un caramelo. Mas en cambio, me lo lanzó a mí en el aire. Lo atrapé por los pelos.

Espero que te haya resultado divertido. Pero me temo que hasta aquí hemos llegado por hoy.

Y para terminar, varios payasos salieron de las puertas traseras y comenzaron a lanzar cientos de caramelos al público. Mas y Menos se separaron del escenario y se marcharon juntos hacia la salida:

¡Espero que lo hayáis disfrutado! ¡No os olvidéis de ahorrar para venir la próxima vez!

Pasadlo bien.

Yo por mi parte me acerqué a Enok, mostrando una sonrisa de oreja a oreja muy impropia de mí. Era cierto que no podía ocultar la emoción que me había causado todo aquello.

¡Enok! ¿Te lo has pasado bien? Toma, yo ya he tenido suficiente dulce por hoy. —Y le entregué el caramelo, su sabor era sal marina
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[Paraíso de los Bromistas] _Enok 6

Notapor Sheldon » Mié Feb 26, 2014 2:06 am

Las escaleras se hicieron un camino infinito y lleno de contratiempos para el joven aprendiz. Si en un principio, un valor oculto y casi desconocido para el chico le había movido a alzarse, este parecía haber sido momentáneo o destruido por todas las miradas que se posaban en la pareja. Saeko había pasado por algo similar a lo que le había ocurrido a Enok aunque esta se encontraba algo mejor acompañada ya que portaba su mullido oso de peluche.

Cuando ambos alcanzaron el escenario, Mas se dirigió a la chica y le ofreció ayuda mientras que Enok, por su parte, se acercó hacia Menos. El aprendiz levantó la mirada para fijarse en el ilusionista. Con los nervios, los cuales progresivamente iban carcomiendo al chaval, los sentidos de Enok se agudizaron, lo que hizo que procesase la información mas rápidamente. El aprendiz sintió como Menos guiñaba uno de sus ojos y volvía a sonreír de aquella manera tan melancólica que le recordaba al aprendiz su tristeza interna. El chico levantó la mirada. Bajo los focos, el rostro del mago aparecía mucho mas definido y determinado. Resultaba mas atractivo de lo que se podía haber imaginado.

Tras unas conciliadoras palabras seguidas de otras algo mas altivas, los cuatro se colocaron alrededor de la escena, tomando una serie de puntos estratégicos que bien se asimilaban a los vértices de una figura poligonal

¡Empezamos, querubines!—bramó Mas con una cierta sonrisa que ocultaba sarcasmo y un dominio exacto de la situación. Ambos gemelos soltaron una especie de trapos en dirección a cada uno de los dos jóvenes. Estos se voltearon incontables veces en el aire formando movimientos extremos, ondulados y a la vez desesperados. Los paños se acercaron mecidos en el aire hacia los chicos, un recorrido en el que aumentaban cada vez mas su tamaño. Enok levantó la mirada que hasta esos momentos había tenido gacha. Frunció el ceño. Algo no cuadraba en aquel lugar. La carpa bloqueaba todo viento que pudiese colarse y sin embargo, los pañuelos no habían tocado el suelo en ningún momento. El público se revolvía inquieto. La oscuridad rodeo a los jóvenes.

Debo luchar. ¿Una emboscada? ¿Sincorazones? Oscuridad, es simplemente eso. ¿Soy realmente luz? Mis sentimientos nunca habían deseado la venganza mas que en este momento. Pero no es venganza por ella. Es venganza por la oscuridad a la que no pertenezco y la luz que me rechaza.


La atmósfera airosa, revuelta y cargada de la carpa meció al chico en la realidad. Una brisa se acrecentó en su ambiente y revolvió todos sus ropajes y su cabello. La oscuridad dio paso a la confusión.

Enok volvió inmediatamente el rostro algo asustado, devuelto a la fuerza a la realidad y sintiendo una muy peculiar presencia junto a él. El aprendiz contrajo sus rasgos de forma extrema. Aquel pelo rubio recogido con una pequeña coleta, esos transparentes ojos y la trillada sudadera azulada. Era una copia literal y físicamente perfecta de Enok.

Saeko se encontraba bastante alterada ante aquella anomalía e intentaba entender lo que había ocurrido. Parecía ser que los dos ilusionistas habían modificado sus cuerpos hasta imitar los de ambos chicos, a juzgar por el intenso debate que se estaba llevando a cabo en las gradas. De repente, el aprendiz volvió a sentir ese parpadeo. Era Menos, era Menos quien se había transformado en Enok y ahora le sonreía. En aquel cuerpo el mago encontraba una especie de extensión de él mismo, aunque resultaba con los mismos problemas a la hora de mostrar emoción alguna.

Tras unos minutos bastante cómicos aunque eternos para Enok, los dos individuos alzaron un nuevo pañuelo y siguiendo el mismo proceso que habían atravesado los jóvenes, retomando su cuerpo original.

¡Seguro que os ha gustado! ¡Hacía tiempo que no me hacía pasar por una señorita!— exclamó Mas de forma un tanto burlona. Acto seguido lanzó un pequeño caramelo a Saeko.

Espero que te haya resultado divertido. Pero me temo que hasta aquí hemos llegado por hoy.— continuó Menos mientras ofrecía otro caramelo a Enok, quien lo guardó en su bolsillo.

Varios payasos aparecieron en escena y se encargaron de abastecer con mas caramelos a todos los asistentes. Los ilusionistas despidieron a la pareja, se juntaron y abandonaron el escenario pasando desapercibidos y evitando que se arremolinasen personas junto a ellos. Saeko se acercó al aprendiz y le ofreció el caramelo que Mas le había lanzado.

¡Enok! ¿Te lo has pasado bien? Toma, yo ya he tenido suficiente dulce por hoy. —el chico tomó el caramelo que la joven le dio. Jugueteó con él y finalmente lo abrió y se lo llevó a la boca. De pronto, una chispa de sabor activó los recuerdos del aprendiz. Sal marina. Como aquellos helados de Villa Crepúsculo, saboreados a hurtadillas junto a ella. Enok asintió levemente con la cabeza a la chica y le mostró una sonrisa de oreja a oreja.

Sin embargo, toda la marabunta de chicos y chicas que anteriormente hacían cola para entrar ahora estaban descontrolados y con la emoción a flor de piel. En apenas unos segundos, se formaron dos grupos inmensos de niños que bajaban e incluso saltaban de las gradas del público, formando una gigantesca masa que quedaba compacta hacia la salida y que empezaba a saturar toda la pista. Enok se vio arrastrado por el mar. Resultaba quizá un tanto estúpido ya que sobresalía sobre el gran grupo y empezaba a hacer movimientos un tanto exagerados y extraños. Cuando se percató de que la masa se había detenido completamente se detuvo y miró extrañado hacia todos lados, un poco avergonzado. Suspiró y abriéndose paso sin mucha dificultad consiguió acceder a un lugar vacío en el extremo opuesto del escenario. Lo más inteligente resultaría colarse bajo la carpa a fin de evitar a los niños. De pronto recordó a Saeko y volvió su vista de forma superficial entre el montón. Creyó distinguir a la chica, por lo que realizó un movimiento de manos indicándole que se acercase hacia él, cosa que no resultaría muy complicado ya que ambos jóvenes doblaban en general la edad de la mayor parte de aquel público. No obstante, una voz rompió la armonía del aprendiz:

¡Enok, Enok! ¡Estamos aquí!— era aquella chavala que le había llevado hasta ese mundo, junto a parte del grupo con el que había llegado a aquel lugar. La chica continuaba hablando pero Enok ya había abandonado la carpa esperando a Saeko, si es que por algún casual le había podido ver.
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Diversión - Saeko#6

Notapor Tsuna » Jue Feb 27, 2014 7:47 pm

Enok tomó en sus manos el caramelo y lo degustó al momento, tras jugar con él entre sus dedos. Me sonrió ampliamente, gesto que no supe bien corresponder, ya fuera porque no me lo esperaba o porque el público comenzaba a salir del circo y me aprisionaba bruscamente.

¡-E-Ey, parad! —Exclamé molesta en cuanto me ahogué en la enorme avalancha de personas que se disponía a salir del lugar

Desde el escenario no parecían tantos, pero me estaban empezando a aplastar y a dañar seriamente; tenía que salir de allí como fuera. Rápidamente, empujé a un hombre que tenía al lado sin siquiera mirarle el rostro, y luego a varios niños más. Me empezaba a faltar la respiración, y tener al osito de peluche en mis brazos no me ayudaba, pero me negaba a soltarlo.

¡Ag, maldición!

Me tuve que mantener firme cuando una nueva marabunta de pequeños casi me tira al suelo. Y afortunadamente, pude salir de allí, a un rincón algo aislado. Preguntándome qué había sido de Enok. Yo no pensaba marcharme de aquel mundo mientras lo tuviese a mi lado, pues me convenía estar junto a un nativo de allí para no perderme.

Alcé la vista como medianamente pude, cegada en parte por los focos del lugar, y allí, en el otro extremo, se encontraba el chico rubio. A continuación noté cómo me hacía un gesto para que le siguiera, así que sin perder más tiempo me apresuré para alcanzarlo.

Buf, casi me ahogo ahí dentro… ¿No te ha pasado lo mismo? —Le pregunté una vez lo tuviese delante, claramente exhausta
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[Paraíso de los Bromistas] Diversión_Enok 7

Notapor Sheldon » Jue Feb 27, 2014 10:15 pm

Buf, casi me ahogo ahí dentro… ¿No te ha pasado lo mismo? —fue lo primero que preguntó algo revuelta Saeko cuando abandonó la carpa tras Enok. El aprendiz afirmó débilmente y volvió a dirigir la mirada hacia lo que había estado tratando de entender durante el escaso tiempo en el que había estado en aquel espacio. Ambos parecían encontrarse en una especie de lugar oculto que resultaba imposible de observar y acceder por cualquiera de las callejuelas marcadas. En cierto sentido estaba bastante aislado de cualquier factor artificial y es que por aquella parte la vegetación era más verde y frondosa que en cualquier otro lugar del parque. A pesar de ser de muy reducido tamaño, estaba saturado de cajas cubiertas por telas envejecidas. La mayor parte de ellas estaban amontonadas y tenían longitudes bastante grandes. Dentro de todas ellas se lograba deducir un movimiento alborotado y nervioso. Quizás no sería buena idea descubrir lo que escondían dentro a juzgar por los gruñidos y rebuznos constantes y un tanto agresivos que emitían unas voces animales dentro de las jaulas. Enok volvió la vista y dirigiéndose a Saeko le volvió a indicar que avanzasen.

Vamos...— volvió a musitar el joven con los nervios ahora mas calmados.

El chico se acercó a uno de los extremos de la valla y respirando hondo la escaló de forma bastante ágil. La alambrada no era muy elevada por lo que a Saeko no le constaría mucho avanzar. Además, Enok estaría dispuesto a ayudarla.

Una vez ambos jóvenes estuvieran en tierra firme, se darían cuenta de que a lo lejos un muro marcaba los límites del parque. Si continuaban a la derecha, en apenas unos minutos habrían salido a uno de los múltiples senderos en los que el parque de atracciones se estructuraba. A lo lejos se comenzaba a entretejer de nuevo las voces de los niños que abandonaban presurosos la carpa y se disponían a seguir excediéndose en las demás atracciones.

Enok agachó la cabeza casi entristecido al asociar una serie de pensamientos que hasta aquel momento de respiro y silencio no le habían venido a la cabeza. La función había terminado por lo que lo mas seguro era que aquella chica, Saeko, ya tuviese que volver a casa. Había sido bonito, de cualquier manera, haber estado con ella. Suspiró y la volvió a mirar, con una sonrisa distante y oculta bajo un frondoso árbol. No obstante, el parque de atracciones parecía abrir una nueva etapa en la noche, como lo atestiguaban unos cohetes que justo en aquel momento rompieron el cielo e hicieron retroceder al aprendiz unos pasos. Tras el repentino susto, Enok alzó la vista.

Es todo tan...bonito...
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Diversión - Saeko#7

Notapor Tsuna » Vie Feb 28, 2014 2:00 am

En cuanto Enok confirmó mis palabras, observé con mayor detalle el terreno al que había ido a parar. Parecía una zona algo aislada y más silenciosa que el resto del parque, repleta de vegetación y enormes contenedores o cajas cubiertos, de los cuales surgían gruñidos un poco terroríficos. La idea de que pudiesen ser Sincorazón me vino a la mente, pero la descarté de inmediato, recordando al gran animal que se había lucido en el espectáculo.

Vamos… —Comentó el joven de improviso, yo, con el peluche todavía entre mis brazos, lo seguí

Nos acercamos ambos a lo que supuse que eran los límites de aquel lugar apartado, frente a una valla que delimitaba la zona. Enok, para mi sorpresa, comenzó a escalar con cierta agilidad. Yo podía saltar la alambrada fácilmente con un Doble Salto, pero no podía mostrarle a nadie mis habilidades. Tenía que mantener mi procedencia en secreto, así que ascendí como pude.

No me costó demasiado; caí al otro lado de dónde me encontraba anteriormente, sobre la hierba, y recogí el peluche del suelo algo sucio con algunos insectos sobre su pelaje, pues había decidido lanzarlo hacia adelante para tener más habilidad a la hora de escalar.

Fui capaz de escuchar en la lejanía los cientos de niños que anteriormente habían estado a punto de asfixiarme. Suspiré, cansada. A decir verdad, ya empezaba a hacerse tarde, no recordaba siquiera cuánto llevaba en aquel mundo, imaginé que Enok se tendría que marchar a su casa cuanto antes.

Me adelanté unos pocos pasos, intentando ponerme a su altura y esperar a que se le ocurriese alguna idea sobre qué hacer a continuación. ¿Sería buena idea preguntarle acerca de las costumbres de aquel mundo, o qué clase de Sincorazón aparecían? Todo, por supuesto, para reunir toda la información posible, puede que a la maestra Ariasu, Nanashi, o incluso al maestro Ryota, les interesasen esos detalles. Pero antes de decir palabra alguna, varios cohetes estallaron en el cielo, provocándome un sobresalto, pues me pillaron completamente desprevenida.

Es todo tan… bonito… —Fue aquel comentario el que consiguió que me diese cuenta de que Enok no era un chico normal y corriente, no sabía definirlo, pero tenía algo especial que le hacía destacar por encima del resto de jóvenes del lugar

Observé los fuegos en el cielo, pensando una respuesta.

Sí, yo nunca antes había venido a un m-... —Me quedé pálida por lo que estuve a punto de decir inconscientemente. Pensé a toda velocidad intentando corregir semejante fallo— ... a un circo, un circo como éste. Me ha sorprendido mucho. —Y confié en que Enok ignorase aquel patoso detalle mío

Me adelanté unos pocos pasos, curiosa. Observando con todo detalle el enorme complejo de luces y aparatos mecánicos que se hallaba ante mí. Era cierto que yo solo había decidido entrar en el circo, no había tenido ocasión de explorar lo demás. Quizás fuese buena idea ir con el chico a alguna otra parte.

Escucha, si no tienes nada mejor que hacer… ¿Me acompañarías un ratito más? Yo es que soy nueva en esto, y me gustaría estar aquí un tiempo, no quiero desaprovechar el viaje. —Esperé nerviosa su confirmación

Y una vez se decidiese, continué mi travesía por un estrecho sendero de teselas blancas y pulcras. Intenté fijarme en todas las atracciones y puestos de comida rápida, pero ninguna me llamaba la atención. La que más miedo y vértigo me dio, con tan solo verla, era un enorme raíl en medio del aire a través del cual se deslizaba a toda velocidad un largo vagón dividido en multitudinarios asientos. Ni loca pensaba subirme ahí, y deseé con todas mis fuerzas que Enok tampoco quisiese.

En cambio, sí me llamaba la atención otra atracción, también grande y muy diferente. Consistía en una gran rueda con asientos que iban girando y alcanzaba las nubes, en la entrada decía claramente: “La Noria”.

Me llama la atención esta, ¿nos subimos? —Y esperé su confirmación— Tan solo espero que no me roben lo mismo que en el circo. —Finalicé con voz nerviosa, asustada por la sola idea de tener que pagar 30.000 platines

Ni borracha los pagaría.
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[Paraíso de los Bromistas] Diversión_Enok 8

Notapor Sheldon » Vie Feb 28, 2014 3:27 am

Saeko alzó la vista al igual que Enok tras la explosión de los fuegos artificiales. El aprendiz aún continuaba deleitándose con las mezclas de colores de aquellas explosiones visuales cuando la chica empezó a divagar:

Sí, yo nunca antes había venido a un m-... —empezó a comentar Saeko aunque quedo enmudecido ya que parecía que su mente le había jugado una mala pasada. Pronto rectificó— ... a un circo, un circo como éste. Me ha sorprendido mucho. —terminó en lo que parecía un suspiro. Enok solo escuchó la última de las frases de la chica ya que aquel cielo coloreado por las motas estridentes de la pirotecnia retenía una atención a corto plazo mayor que la chica. No obstante, en su inconsciente quedó grabada la duda y la intervención de Saeko.

La chica dio unos cuantos pasos como pensando o meditando alguna cosa y finalmente se dirigió directamente al aprendiz.

Escucha, si no tienes nada mejor que hacer… ¿Me acompañarías un ratito más? Yo es que soy nueva en esto, y me gustaría estar aquí un tiempo, no quiero desaprovechar el viaje. —preguntó la chica a Enok. Este la miró y asintió de nuevo con la cabeza. Le hubiera gustado comentar que él poco conocía aquel lugar pero no encontraba el modo ni las fuerzas que le impulsasen.

La pareja se internó entre los arbustos y finalmente llegó hasta el sendero formado por unos minuciosos azulejos blanquecinos. Los chicos estuvieron paseando por el parque durante una buena cantidad de tiempo y visitaron bastantes atracciones a pesar de que no se montaron en ninguna de ellas. El hambre de Enok se había reactivado y mas que nunca, ahora le estaba recordando que no se había llevado bocado en todo lo que llevaba de día. Sin embargo, abandonar a Saeko para comer alguna cosa, aunque solo fuese unos minutos, no sería nada cortés y la idea de entablar una conversación con la joven en la que le preguntase si tenía hambre le resultaba a Enok cuanto menos imposible de realizar. El aprendiz suspiró. Al menos estaba acompañado.

Caminando y recorriendo el lugar se toparon finalmente con el punto estelar, la gran noria que gobernaba las alturas del parque. Saeko parecía sentirse atraída por ella. Miró al chico y comenzó su proposición:

Me llama la atención esta, ¿nos subimos? —Enok dirigió instintivamente la mirada hacia la atracción. Era bastante grande, quizá la mas grande que había podido ver en toda su vida. Las vistas podrían resultar increíblemente bellas por lo que asintió sin pensárselo mas veces.— Tan solo espero que no me roben lo mismo que en el circo. —dijo Saeko. Enok suspiró. En realidad, ella no había pagado nada para entrar en el circo aunque tampoco importaba en aquel momento. Al fin y al cabo era su carácter el que hacía de Saeko una persona mas que interesante.

Enok se adelantó hasta la entrada. Por suerte la cola no era demasiado larga, lo que favoreció que en unos quince minutos hubiesen alcanzado el puesto de venta de los tickets. Un gran cartel decorado con motivos muy coloridos y preciosistas estaba pegado tras el cristal a través del cual una señora entrada en años recogía el dinero y lo intercambiaba por papelillos dorados.

1 entrada = 500 platines
5 entradas = 2000 platines


El aprendiz volvió la mirada a Saeko y pronto la escondió en su caparazón. Rápidamente sacó mil platines y se los entregó a la anciana.

Así que dos entradas...—comentó la mujer acariciando codiciosa el dinero y con un cierto aire burlesco — Cuidado con lo que hacéis allí arriba.—añadió en un colofón, triunfal ante sus ocurrencias. Enok agachó aun mas la cabeza. Cogió sin pensar las entradas en un movimiento casi agresivo y le ofreció una a Saeko, aun con la cabeza gacha y expulsando el aire que había mantenido en tensión mientras ofrecía el dinero.

Enok se volvió poco a poco recuperando la compostura y se colocó en la otra cola, la cual comunicaba con la entrada a la noria. Esta fue aun mas rápida ya que en aquel preciso instante estaba abandonando las cabinas la anterior tanda de personas. Los chicos accedieron a una de las canastas y se acomodaron. Enok estaba un tanto nervioso ya que en ningún momento deseaba que todo aquello terminase por quedar en un malentendido. Así, intento sentarse lo mas alejado posible de Saeko a fin de que no ocurriese nada extraño en aquel reducido espacio.

La maquinaria interna de la atracción comenzó a moverse. Los canastos voltearon numerosas veces y el eje comenzó a girar. Un escalofrío recorrió el cuerpo del aprendiz. En aquel momento se sintió rejuvenecido unos cuantos años. Aquel lugar, sin duda alguna, podría ofrecer grandes momentos y sobre todo una panorámica excepcional. Sin embargo, se movía mas lento de lo que parecía desde el exterior, lo que hacía que las expectativas del chico aumentasen mas rápidamente.

La noria por fin realizó un semicírculo y posicionó la canasta de la pareja justo en la cima. Y al final, Enok vio la belleza de aquel lugar en todo su esplendor. El corto viaje en Glider antes de aterrizar en aquel mundo podría haber mostrado imágenes diversas pero todas ellas habían sido puramente descriptivas y con alguna finalidad. Aquello era diferente. Era un lugar estratégico, desde donde todos los rincones del parque se podían observar. Pero al fin y al cabo todo estaba planteado desde la inutilidad. Las vistas no tenían sentido, probablemente se olvidarían para la mayor parte de los chavales que se montasen en aquella atracción. Y sin embargo, eran bellas. Solo necesitaban ser eso, bellas y sin utilidad para que atrajesen a Enok.

¡Eh, Enok! ¡Aquí! — exclamaba incesantemente una voz proveniente de unos canastillos mas adelante. En circunstancias normales, el recio cristal hubiese bloqueado cualquier voz humana o sonido leve pero aquella era demasiado estridente y sonora. El aprendiz reaccionó en un espasmo. Empezaba a molestarse por aquellos desvelamientos que rompían su concentración. Pronto recordó y asoció aquel sonido a un rostro determinado. Aquella chica parecía estar coincidiendo en todos los lugares. La situación era estúpida y vergonzosa para Enok. Todo el mundo podría estar fijándose concretamente en aquel canasto. Y Saeko... ¿Que estaría pensando Saeko ante semejante audición estrepitosa de voces? Lo peor, sin duda alguna, iba a ser encontrarse con ella al descender de la noria.

Las voces se apagaron progresivamente aunque lo que restaba de viaje no fue del todo cómodo para Enok. Agachó la mirada y no volvió a fijarse en el escenario tras los cristales. Solo sus pensamientos entraban en juego en aquel momento. Suspiró algo mas calmado y tranquilizado aunque se dio cuenta de que la atracción se había detenido. Volvió la vista y observó como estaban descendiendo progresivamente los grupos de cada uno de los compartimentos de la noria. Justo en ese momento acababa de bajarse aquella chica. Con un instinto casi animal, esta alzó la mirada bruscamente hacía Enok, quien reaccionó a tiempo y se ocultó. Estaba esperándole...

Al fin, Saeko y Enok descendieron de su habitáculo. La chica no esperó ni un minuto mas y se dirigió presurosa hacia el aprendiz. Iba acompañada de los mismos muchachos del circo, aunque estos se quedaron en un segundo plano cuchicheando y riendo.

Enok, por fin te encuentro.—comenzó en un tono quizá demasiado alto.— Nosotros nos vamos ya. ¿Vas a quedarte mas tiempo?—preguntó mirando con repelencia y de reojo a Saeko— Será buena idea volver todos a Tierra de Partida juntos por si nos pilla alguno de los maestros. —dejó caer la aprendiz. Enok se llevó la mano al rostro y lo ahogó en la oscuridad. Ella...Ella lo había estropeado todo. Ni siquiera conocía su nombre pero su aversión se había desarrollado hasta límites insospechados. Era una norma primordial no revelar la identidad y menos con esa voz tan chillona ya que era posible que los habitantes tomasen algun tipo de acción por su parte. O al menos así lo entendía Enok.

Ahora no sabía como girarse a mirar a Saeko, lo que decirle o la emoción que expresar. Estaba en un callejón sin salida. Así que huyó, salió corriendo mientras unas lágrimas marcaban el destrozo que se había originado en su corazón.
Última edición por Sheldon el Vie Feb 28, 2014 9:48 pm, editado 1 vez en total
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