La verdadera bestia
Ya era medio día pero el sol apenas llevaba hasta el suelo del lugar a causa de la tupida vegetación, apenas unos rallos rozaban mi piel. Corría lleno de rabia por el bosque armado con un rifle buscando venganza. El odio y la impotencia me cegaban de tal manera que tras recorrer unos metros ni siquiera sabía donde me encontraba, aunque había pasado muchas vacaciones corriendo por aquel lugar. Mi turbia ceguera me dejó entre ver una sombra que se cruzaba en mi camino. Un animal de grandes colmillos, pelaje rojizo y ojos amenazantes. Entre las garras de aquella bestia pude distinguir lo que parecía un trozo de tela, del mismo color que la camisa de mi hermana. El animal me miró y comenzó a caminar hacia mí observándome fijamente. Tenía el hocico lleno de sangre, levanté el rifle y grité con todas mis fuerzas. El disparo resonó en toda la zona asustando pájaros y pequeños mamíferos que salieron despavoridos de los árboles. Me acerqué al monstruo derrumbado ante mí, sonreí jadeando levemente, al fin me había vengado. Hubo un resplandor y entonces...lo entendí todo.
Aquel día me había levantado algo más tarde de lo normal. Me senté sobre la cama y miré a mi alrededor, las cortinas estaban abiertas y la cama de mi hermana recogida. Sonreí orgullosamente, parecía que por fin Elissa se había vuelto obediente. Bajé las escaleras esperando encontrarla desayunando, pero la mesa estaba vacía. Y los platos limpios. ¿Dónde estaría mi hermana? Fruncí el ceño extrañado.
-¿Elissa? -la llamé mientras caminaba hacia el jardín de la casa de campo- No estoy para bromas y te recuerdo que Drake y Annie me dejaron a mi al mand...-mi voz quebró al abrir la puerta del jardín.
La tierra estaba removida, y el camisón de mi hermana roto, despedazado. Me arrodillé en el suelo sin fuerzas. Las lágrimas comenzaron a brotar y fue entonces cuando pude observar que al rededor de lo que quedaba del camisón habían...huellas de lobo. Me levanté rápidamente utilizando la fuerza que la rabia me había otorgado y entré a la casa para salir de nuevo armado con un rifle de caza algo pesado y me adentré en el bosque sin dudarlo dos veces.
El resplandor me había cegado momentáneamente, sin embargo, noté como poco a poco hacía desaparecer mi venda hecha de odio y pude admirar la belleza oculta de aquel animal despiadado y cruel. Tal vez porque mi ceguera remitía o a causa de un encantamiento de leyenda, aquel monstruo se fue transformando en una joven muchacha de pelo rojizo y piel pálida. Mi corazón se paró de repente. Mis ojos se llenaron de lágrimas y dejé caer el rifle al suelo casi sin darme cuenta, mis piernas fallaron y caí junto al cuerpo aun cálido. Fue entonces, al verme junto al cadáver de la joven, totalmente libre de mi ceguera, cuando me dí cuenta de que mi estupidez me había impedido ver lo que ocurrió realmente. Aquel lobo ya estaba herido antes de acercarse a mí, no mostraba sus dientes, solo se acercaba para pedir ayuda. Golpeé el suelo por pura rabia.
-Elissa...-susurré antes de dejar caer las lágrimas que guardaba en mis ojos sobre el suelo húmedo del bosque.
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Un relato corto con el que gané el primer premio de mi instituto ^^
Espero que os haya gustado ^^