Broken Dreams~

[Zee]

Aclaraciones antes que nada:
1.- Sí, el cap era de Ichi, pero ha tenido problemas y me lo han pasado a mí. Es bueno, porque soy el único con tiempo libre. Si no fuese así, nos quedaríamos sin cap.
2.- Es una mierda. Últimamente he tenido problemas para escribir.
3.- Es narración en presente porque, por alguna razón, mi mente lo pone así y me encuentro bloqueado al escribir en pretérito.. Eso me ha dado muchos problemas con Psique, por ejemplo.



Athena Jacobs, miembro de los Cazadores, ramificación especial de la gran empresa mundial denominada Guardianes, se recoge su cabello color azabache en una coleta. A su lado se encuentran sus compañeros Angélica Romanhi y Marco Sneijder, quienes observan con atención el plano que descansa sobre la mesa de cristal, con el cual Athena se había ayudado para indicar las instrucciones hacía sólo unos minutos.

—Espero que haya quedado comprendido. —dice la joven mujer, mirando a sus compañeros, primero a Romanhi y luego a Marco.

—En realidad, sigo teniendo algunas dudas respecto a mi posición. —expresa el hombre.

Athena deja escapar un bufido de desesperación, vuelve a tomar el delgado lápiz que reposa en la mesa, a un lado del plano, y comienza:

—Repito... A las 23 horas llegamos al lugar, el Panteón, y esperamos ocultos. Sería idóneo que te ocultaras justo aquí —Athena traza un círculo con el lápiz en una de las esquinas de la plaza en el plano. Acto seguido, hace el mismo trazo en el lado contrario—. Romanhi estará aquí, mientras yo estaré entre vosotros dos, ¿entendido?


Marco asiente con la cabeza. Romanhi, en cambio, sólo permanece observando el último trazo que Athena ha dibujado.

—Generalmente hay decenas de mesas y sillas en el día, las cuales se retiran durante la noche. Pero Thunder “se las ha arreglado” —la mujer forma unas comillas con los dedos, para después hacer un gesto con la mano que representa un fajo de billetes— para que no las recojan esta noche.

—Sólo para estar seguros... —comienza Marco—. Nuestro objetivo es encontrar al individuo que contactó a 004 y el porqué de la supuesta reunión.

—Pues qué desilusión... —expresa Romanhi—. Esperaba algo más interesante. Y más concreto.

Finalmente, Athena toma el plano y lo enrolla, para después meterlo en un tubo de plástico que descansaba a un lado del sofá donde los tres cazadores se encuentran sentados.

—Entonces... podemos tomar un descanso, supongo. —señala Marco, haciendo ademán de levantarse del sofá. Sin embargo, Romanhi le jala de la manga y le obliga a sentarse de nuevo.

—¿Qué? No me digas que te gustaría venir a mi habitación, Romanhi. —expresa Marco, con una sonrisa pícara en el rostro. El chico se acerca sensualmente al oído de la joven, para después susurrarle—: Porque te aseguro que haremos de todo salvo dormir...

Marco se detiene al ver cómo Romanhi señala a dos individuos que esperan en la puerta. El primero, mucho más bajo y menos fornido que el otro, es el rubio interrogador Massimo. A su lado está el hombre llamado 004, a quien los tres cazadores habían capturado durante su última misión.

—Muy bonito espectáculo, Cazador Sneijder. —apunta el interrogador, al ver la actitud de Marco hacia Romanhi.

Massimo le da una leve palmada en el hombro a 004, incitándole a que entre a la habitación. Tras musitar “Sé caminar solo”, el hombre obedece al interrogador y se acerca al grupo de Cazadores, colocándose frente a ellos, al otro lado de la mesa de centro.

—Jacobs, Romanhi, me gustaría presentaros a vuestro nuevo aliado, 004.

—Le conocemos, Massimo. —expresa Romanhi, levantándose de su asiento, seguida por Marco y Athena.

—Puedes estar seguro... —murmura ésta última, frotándose inconscientemente la muñeca que 004 le dobló mientras intentaba atraparle, pese a que no le ha quedado ni la más leve secuela.

—En ese caso, me parece que os dejaré solos. —expresa el interrogador, saliendo de la sala y cerrando la puerta tras de sí.

Marco invita a 004 a sentarse en un sillón de dos plazas que se encuentra del otro lado de la pequeña mesa de cristal. El hombre toma asiento y mira expectante a sus tres interlocutores.

—Oh, pero qué modales. Lo lamento, soy Athena Jacobs, es un placer. —dicho esto, la joven se levanta y le tiende la mano.

004 se queda mirando la mano de la joven durante un momento, pero finalmente responde su gesto.

—El placer es mío.

—Angélica Romanhi, pero te agradecería que me llamaras por mi apellido. Es un gusto conocerte. —expresa la mujer, tendiéndole la mano 004 sin siquiera darle tiempo a Athena de separarse.

—Igual...

—Y a mí ya me conoces, Death. —sentencia Marco. El hombre asiente con la cabeza, y le dedica una media sonrisa de complicidad.

Una vez todos están sentados de nuevo, Romanhi toma el cilindro de plástico y se lo coloca a Athena en las piernas. Ante la mirada de incomprensión de su compañera, Romanhi expresa:

—Tu turno.

Y Athena comienza a explicar los objetivos e indicaciones de la misión por tercera vez.



004, también conocido como Death, se encuentra de pie, solo, en Piazza della Rotonda, en Roma. El hombre ha llegado al lugar de reunión, en el cual espera encontrarse con la misteriosa mujer que le ha contactado por teléfono el día anterior

Death mira a su alrededor, esperando ver a alguien. Lo ha hecho ya tantas veces que ha perdido la cuenta; y siempre obtiene el mismo resultado: Nada.

Ya pasan de las once de la noche. Hace un buen tiempo que los turistas se han ido del lugar, dejando a Death con toda la plaza para él solo... y para su misterioso contacto.

Death observa el despejado cielo nocturno. Nervioso, se acomoda el diminuto auricular con micrófono integrado que lleva oculto en la oreja.

El hombre vuelve a mirar a su alrededor por enésima vez: Se encuentra parado en el borde de la plaza, con la majestuosa estructura del Panteón frente a él. A su espalda, entre el escondite de los cazadores y él, se alza una fuente con un obelisco. Adornada por diversos grabado y relieves, es una obra digna de ser admirada.

Death contempla la inscripción en la entrada del Panteón de Roma. Con curiosidad, el hombre comienza a leer letra por letra, pero se detiene al ver una figura en las sombras que no había notado antes.

—¿Tú eres 004? —pregunta el individuo, revelando por su tono que es una mujer.

Death no puede evitar sorprenderse, incluso reconociendo de inmediato la voz de la segunda mujer que le llamó por teléfono el día anterior. El hombre intenta verla a pesar de la oscuridad, pero le resulta imposible:

Lleva un casco que le cubre totalmente la parte frontal de la cabeza, dejando descubierto solamente un poco de cabello recogido en un moño.

—No es algo lindo de recordar, pero sí, lo soy —responde Death.

La desconocida deja salir un leve “Ja...”.

—Te imaginaba un poco más... Mmm... Más “bruto”, si me entiendes.

Aunque intenta ocultarlo, Death se ofende un poco ante el comentario de la mujer.

—¡Estoy más que en buena forma! —exclama, defendiéndose del enunciado de la desconocida.

Su interlocutora, aún oculta en las sombras, posee una voz que, pese a sonar dulce por un lado, denota autoridad y superioridad. Death todavía intenta visualizarla, pero la oscuridad aún se lo impide.

—¿Qué tan seguro es hablar con alguien que no quiere mostrar su rostro? —amenaza Death, fulminando a la mujer con la mirada.

—Oh, cariño, se ve a una legua que no soy la única. —expresa el individuo, girándose y dándole la espalda a Death, problablemente para tensar la situación—. ¿Soy la única con máscara aquí?

Death da lentamente un paso hacia atrás. Sin perder de vista a la desconocida, intenta mirar hacia el escondite de los cazadores. La cabeza de Marco sobresale un poco de la oscuridad. El hombre asiente con la cabeza, pero Death hace un gesto negativo con la mano.

—¿A qué te refieres? —pregunta Death, intentando seguir la conversación con la mujer.

—Sé lo que eres, 004. Tu pasado, tu presente. Ya sé que llevas una máscara. Y también sé lo que hay debajo.

Death suelta un casi inaudible gruñido. Sin embargo, éste no pasa desapercibido, y la mujer se gira para no perderle de su campo visual.

—También sé lo de Ocaso. Incluso te lo comente por teléfono, ¿te acuerdas?

Death no hace más que asentir con la cabeza.

—Ocaso, Ocaso... Si ya te hubieses encontrado con ella sabrías que no tiene nada de interesante. Y tampoco es que pueda hcer gran cosa, ¿sabes?

Death nota cómo la mujer se acerca a él. Se le pasa por la cabeza la idea de llamar a los Cazadores, pero prefiere esperar un poco más. Si la desconocida se acerca lo suficiente, la luz le daría de lleno y...

Súbitamente, un individuo surge prácticamente de la nada, y se interpone entre Death y su misteriosa acompañante. Con un grito, intenta golpear a la desconocida al lanzarle todo el peso de su brazo. Sin embargo, ésta última previó el ataque justo a tiempo para agacharse y retroceder con una zancada. Death imita el movimiento de la mujer al ver cómo el atacante se dispone a golpearle también a él.

Death se lanza contra el hombre. Tal y como sucedía con la desconocida mujer, Death se ve incapaz de contemplar al individuo. Sin embargo, eso no le importa, pues la luz es suficiente para que su silueta se recorte contra las columnas del Panteón.

Primero un golpe falso al rostro; el hombre se descuida y levanta la guardia, dejando su abdomen descubierto. Death no rechaza la oportunidad y le clava el puño en el hígado, provocando que su atacante se retuerza y suelte un ahogado grito de dolor.

Death desestabiliza a su contrincante al golpearle con una fuerza tremenda los costados de su cabeza. El hombre pierde el equilibrio y retrocede dano tumbos.

—S-Serás... —musita, mientras se recarga a una columna para intentar recuperar la compostura.

—Sí, lo soy. —se burla Death, antes de intentar embestirle. Pero antes de que sea capaz de lanzar todo su peso, el desconocido exclama:

—¡Traidor! ¡Eres una zorra traidora! —acusa, señalándole con el puño cerrado. Sin previo aviso, una espada se desliza desde algún lugar de su manga, pero la empuñadura jamás sale de ella, como si estuviese fija a su brazo. Death le reconoce de inmediato.

—Esa voz... La espada... ¿Eres...?

—¡Aah...! ¿Ya te has acordado?

—006...

—Sí, traidor, y he venido a por ti. —acto seguido, 006 parece recuperar el equilibrio, y se lanza en contra de su contrincante con la punta de la espada hacia el frente, con la intención de atravesarle el torso con el arma.

Death da un salto hacia la izquierda, pero 006 prevee el movimiento y lanza un tajo horizontal que logra hacerle un ligero corte en la muñeca a su contrincante. El hombre intenta tomar su revólver, pero su atacante se lo impide con un corte vertical, obligando a Death a esquivarle y perder la oportunidad de tomar su arma.

Death se queda quieto; aunque muy atento, por otro lado. Espera el momento perfecto para contraatacar, pero 006 es ágil y no le proporciona ningún hueco.

La mujer desconocida aún se encuentra a espaldas de 006, con la oscuridad todavía de su lado. Lentamente, sus manos desaparecen por un momento, para reaparecer sosteniendo dos psis. Tienen la forma de un pequeño tridente, excepto que los laterales son un poco más cortos que el interior, el cual es complatemente recto, y no curvado como los otros dos.

Sin previo aviso, la mujer intenta clavarle el arma a 006 en la nuca, pero el hombre da un veloz giro y detiene el ataque con su brazo. La desconocida da un salto hacia atrás, esquivando una estocada del hombre.

La mujer se agacha y se desliza por el suelo, intentando rajarle la pierna al individuo en el proceso. Logra cortar un trozo de la tela de su pantalón, pero no le hace ningún daño. 006 aprovecha el arriesgado movimiento de la mujer y le hace dos cortes, uno en el hombro y otro en el casco, éste último sin resultado alguno mas que un delgado rasguño.

—¡Death, a un lado! —grita Marco, quien viene corriendo desde la plaza. Su aviso parece alertar a 006, pues detiene uno de sus ataques para observar a su nuevo contrincante. Sin embargo, Athena llega de la nada y le pone la punta del estoque en el cuello. Death aprovecha para sacar su revólver y apuntar a la desconocida con él. Su compañera mira el arma con un poco de repulsión, pero no dice nada.

Marco y Romanhi finalmente llegan, y contemplan a los dos desconocidos.

—No le sueltes. —advierte Marco, dirigiéndose a Athena. La chica sólo afirma con la cabeza—. Y ahora, la enmascarada. Debo admitir que me entra curiosidad... Debes tener un rostro muy hermoso para tener que ocultarlo. —le dice a la desconocida. Sus compañeros no saben si está siendo sarcástico o no.

Súbitamente, la mujer dirige su vista hacia Romanhi. O al menos eso parecía, porque era difícil saber a dónde miraba con la máscara puesta.

Romanhi deja salir un grito ahogado. Lo mismo hace la desconocida, que echa a correr por entre las columnas.

—Eres... —murmura la cazadora, mirándola con incredulidad y furia a la vez.

—¡Eh! —grita Death, para después dispararle dos balas a la fugitiva. Sin embargo, una golpea una columna, mientras la otra simplemente falla en alcanzar a su objetivo.

Romanhi corre detrás de la desconocida. Death deja de disparar, temeroso de que alguna bala alcance a la Cazadora. Marco, después de gritar su nombre, sigue a su compañera. De golpe, las puertas del Panteón se abren, dándole la entrada a la enmascarada, seguida por los dos Cazadores.

Aprovechando la distracción, 006 da un giro y le arrebata el estoque a Athena, para después lanzarlo lo más lejos que pudo. Acto seguido, le lanza una patada en el abdomen, dejándola sin aliento y tirándola al suelo. El hombre se sube encima de ella y le coloca la espada frente al rostro.

Death dispara por tercera vez, ahora apuntándole a 006. La bala pasa zumbando por su oreja, por lo que el hombre ignora a Athena, se pone de pie, y se lanza contra él.

El par de hombres se ensarta en una pelea. 006 posee mucha ventaja, pues Death no tiene manera de bloquear la espada de su contrincante, Súbitamente, 006 asesta un golpe, provocando que el revólver de Death salga volando por lo menos diez metros, en dirección a la plaza.

—¡Athena, el revólver! —pide Death, agachándose para esquivar el golpe de su atacante. Finalmente, 006 se ve capaz de embestirle y aprisionarle contra una columna, poniéndole su brazo libre en el cuello.

Pero Athena le ignora, y prefiere tomar su estoque, el cual desgraciadamente está más lejos que el arma de fuego. Death intenta liberarse, pero 006 le coloca la punta de su espada en la tráquea.

—Sólo eres escoria... Y el traer a esos Guardianes. Ya lo ves, no son más que mierda. —006 señala a Athena con su espada, quien apenas acaba de recoger su estoque—. No te imaginaba en esta situación.

—Te sorprenderías. —musita Death, aún burlón, pese a estar aprisionado.

Athena viene corriendo hacia 006, quien ya está preparado para asestarle el golpe final.

—Maldita sea, Athena... —murmura Death, pensando en cómo hubiera escapado si la chica hubiese tomado el revólver. En un último intento de escapar, intenta golpear a su contrincante, primero con la rodilla y luego con el puño. Sin embargo, el hombre le bloquea con el brazo que sostiene la espada, y Death se sorprende al sentir una dureza extrema.

Súbitamente, 006 deja caer el brazo, con la intención de detener a la Cazadora antes de que llegue. Death se obliga a dejar los ojos abiertos, y nota como una mancha borrosa golpea al hombre en la nuca: La pierna de Athena.


—¿Cómo... has hecho eso? —inquiere Death, sorprendido por la velocidad de la chica. Tanto su pierna como la nuca del hombre están sangrando.

—He entrenado durante mucho. —responde, seca. Como si no se lo hubiese preguntado siquiera, la mujer pregunta—: ¿Habías tenido contacto antes con este individuo?

—Sí. Le conozco. —responde 004.

—Espero escuchar las razo... —Athena se detiene. Alguien más ha llegado, una mujer está levantando a 006. Al notar que la observan, deja salir una risita. Por tercera vez esa noche, ocurre una reunión: Death ya le conoce.

—011...

—Una pena, 004. —sentencia la mujer, para después soltar otra risa—. Esperaba reunirme contigo a solas... ¿Cómo le llamaste, 006...? Ah, sí. “Zorra traidora”.

011 gira la cabeza al ver una furgoneta negra estacionarse junto al Panteón. La puerta se desliza hacia un lado, dejando ver a tres Guardianes, que no tardan en bajar del vehículo.

No sin anter soltar una risa, la mujer toma a su compañero y su cuerpo se funde con la oscuridad de la noche.

Ocaso y 006 han desaparecido.

[Ichi]

No ha estado mal el capitulo, con la exepcion del tiempo presente, que , sinceramente, no me ha gustado para nada, hombre vaya que estos bloqueos putean eh?

Por cierto, una correccion con 006, te lo mando por MP

See Ya!!

[Hitori]

Massimo le da una leve palmada en el hombro a 004, incitándole a que entre a la habitación. Tras musitar “Sé caminar solo”, el hombre obedece al interrogador y se acerca al grupo de Cazadores, colocándose frente a ellos, al otro lado de la mesa de centro.

Simplemente... me has clavado. Es lo que digo siempre cuando me agarran y me hacen caminar xD

Ahora a lo serio...
Vi que te comiste alguna letra de alguna palabra. Nada grave.
Eso de primera persona, como dijo Ichi, no me gusta mucho. No está mal, pero... prefiero la tercera persona. Ojalá se te pase pronto el bloqueo.
Por lo demás, buen capítulo. La acción se entiende bastante bien.

[Zee]

Eso de primera persona, como dijo Ichi, no me gusta mucho. No está mal, pero... prefiero la tercera persona. Ojalá se te pase pronto el bloqueo.

¿Primera persona? Creo que te refieres al tiempo de la narración, que es progresivo, en presente, y no en pretérito como estamos acostumbrados.

Ichi, Death, respecto a la narración:
A mí tampoco me gusta. Es lo que me jode xD

[Habimaru]

Lejos del tiempo verbal (que menuda patada en los cojones el bloquearte así), contamos con una narración muy correcta y una historia más que interesante.

*aplauso*

[Hitori]

Eso de primera persona, como dijo Ichi, no me gusta mucho. No está mal, pero... prefiero la tercera persona. Ojalá se te pase pronto el bloqueo.

¿Primera persona? Creo que te refieres al tiempo de la narración, que es progresivo, en presente, y no en pretérito como estamos acostumbrados.

Yo también estaba bueno ese día... me refería al presente. Confusión cerebral, tranquilo xD