Last Fight

[ita]

Last Fight

Prefacio: Pathetica.

Desde lo alto, el cielo parece infinito. Bajo sus pies se extiende la inmensidad de la ciudad. Sobre sus ojos, a lo lejos, las estrellas brillan, iluminando la escena.

Todo está en calma; el viento juguetea con su cabello y, divertido, lo hace volar.

No siente nada. Sabe lo que debe hacer; ya no tiene nada que perder y todo por ganar.
Sonríe, segura, mientras avanza hasta alcanzar el borde, en el punto más alto. Ya no habrá más dolor, no más sufrimiento. No más... nunca más.

El viento silba en sus oídos y acuchilla su piel. Un frío inmenso la envuelve mientras cae, veloz. El dulce sabor de la adrenalina recorre su cuerpo y siente el suave aroma de la muerte. Y su corazón palpita, rápido, desbocado, sin control; como una melodía que va repitiéndose dentro de su cabeza, difusa al principio, alocada y clara con cada metro que, fugaz y fragmentado, pasa ante sus ojos abiertos. Patética.

La sangre fluye, tintando el blanco mármol de carmín. Ella está estirada en el suelo con la cabeza vuelta. Sus piernas dibujan un ángulo especial, mientras que sus manos, rasguñadas, caen inertes sobre su pecho. Tiene los ojos abiertos, mirando, vacíos, el infinito del cielo, perdidos bajo la luz de la luna.


Corre hacia el cuerpo. Lo abraza, con delicadeza, lo estrecha contra su pecho, con miedo a perderla, a dañarla. Contempla sus ojos verdes, que tantas veces le han cautivado, y siente, de nuevo, esa atracción imposible e inevitable. Sus pupilas se disuelven en lágrimas, que caen, mojando el rostro de ella, llevándose la sangre que, tierna, aún la cubre. Acaricia, desesperado, su cabello rubio, que cubre, libre, sus hombros. Recorre con sus dedos sus mejillas que aún están tibias y dibuja su perfil, una y otra vez, para no olvidar... para no olvidarla.

Besa sus labios rojos, con furia, con desesperación, esos labios prohibidos que le trastocan y siente el sabor cálido de su sangre mezclándose con la suya. Abraza su cuerpo con fuerza, queriéndose fundir con ella, para siempre, no separarse jamás. Araña su espalda y grita, loco de dolor, al ver que la ha perdido, que nunca la ha tenido. Y que ya nunca lo será.

A su lado, como por magia, aparece un hombre. Con gravedad apoya su mano en su hombro y se arrodilla junto a ella, tendida. Mira sus ojos, que se pierden en la bastedad del firmamento y, con la mano, cierra sus párpados, sellándolos para siempre, ocultando al mundo aquel verde intenso que ya no volverá a brillar. Y sus miradas convergen y, levantándose, le tiende la mano.

- Vámonos, todo ha terminado.

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- Canción: Pathetica, de Beethoven.
Link: http://www.youtube.com/watch?v=8LCClcf-CKs

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¡Muchas gracias por leer!

Cosas para los posibles lectores:

- Intentaré publicar con regularidad, un capítulo por semana.
- Puede que a alguenos os suene el relato, lo comencé hace un tiempo, pero por motivos personales, no lo seguí. Ahora intentaré terminarlo.
- Críticas constructivas, por favor. Se agradecen de verdad.

Espero que sea de su agrado, de lo contrario, lamento las molestias. ¡Muchas gracias por leer!

[Mickael]

Es fantástico, impresionante, la expresión, la descripción, que de metáforas, que narración tan poética, que plástica, que emotiva, que magnífica.

No me gustaría que esto pareciera un "me encanta, espero más con ansias", así que intentaré buscar fallos e.e

Oh shit, no soy quién, lo siento

Únicamente que quizás en vez de inermes (desprotegidas) hubiera puesto inertes (sin vida).

Oh, y la longitud supongo que es debida a un prólogo, aunque personalmente si me dieran a elegir longitud o belleza sacrificaría la longitud por la belleza. Así que, si aunque sean cortos, el resto de capis son tan hermosos como este, aquí tienes un lector a cambio de que me leas.

Mickael manda saludos.

P.D.: ¿Lo publicarás en la revista? e.e

[Gambit Van Cooper]

Simplemente genial. No puedo decir mas aparte de eso. Espero ver mas, me he quedado con ganas de ver como continua.

[Sombra]

Solo me pasaba para mirar el tema de Nexus...Pero nada más ver tu nombre en un nuevo tema no pude evitar entrar y leerlo. Simplemente genial, me llevas años...no, milenios de ventaja ¡¡Sé mi sensei!! [Eso último de que seas mi sensei no iba en serio]

[GuinCoome]

Tengo que confesarlo, me encanta cómo escribes. Desde la puntilla del "prefacio" hasta la última frase. Me cautiva especialmente algún párrafo, de hecho voy a especificar los que especialmente me han tocado.

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El dulce sabor de la adrenalina recorre su cuerpo y siente el suave aroma de la muerte. Y su corazón palpita, rápido, desbocado, sin control; como una melodía que va repitiéndose dentro de su cabeza, difusa al principio, alocada y clara con cada metro que, fugaz y fragmentado, pasa ante sus ojos abiertos. Patética.

Corre hacia el cuerpo. Lo abraza, con delicadeza, lo estrecha contra su pecho, con miedo a perderla, a dañarla. Contempla sus ojos verdes, que tantas veces le han cautivado, y siente, de nuevo, esa atracción imposible e inevitable. Sus pupilas se disuelven en lágrimas, que caen, mojando el rostro de ella, llevándose la sangre que, tierna, aún la cubre. Acaricia, desesperado, su cabello rubio, que cubre, libre, sus hombros. Recorre con sus dedos sus mejillas que aún están tibias y dibuja su perfil, una y otra vez, para no olvidar... para no olvidarla.

Besa sus labios rojos, con furia, con desesperación, esos labios prohibidos que le trastocan y siente el sabor cálido de su sangre mezclándose con la suya. Abraza su cuerpo con fuerza, queriéndose fundir con ella, para siempre, no separarse jamás. Araña su espalda y grita, loco de dolor, al ver que la ha perdido, que nunca la ha tenido. Y que ya nunca lo será.

A su lado, como por magia, aparece un hombre. Con gravedad apoya su mano en su hombro y se arrodilla junto a ella, tendida. Mira sus ojos, que se pierden en la bastedad del firmamento y, con la mano, cierra sus párpados, sellándolos para siempre, ocultando al mundo aquel verde intenso que ya no volverá a brillar. Y sus miradas convergen y, levantándose, le tiende la mano.

Qué decir, me ha encantado y espero que continúes..

[ita]

1.- Para Elisa

El aire otoñal se llevaba las hojas caídas que, volátiles y delicadas, danzaban en el viento, incendiando las calles con su color y dejando, tras ellas, el dulce aroma de la humedad.

Una puerta se abrió, dejando entrever un elegante pasillo neoclásico con una majestuosa escalera marmórea coronando el recibidor.

Con una alegre sonrisa en el rostro y las mejillas coloradas, salió del hermoso edificio que, blanco y esplendoroso, decoraba con su presencia una de las arterias principales de Munich. Notas dispares escaparon, llenando, por un instante, de música disonante la calle por la que ella empezaba a avanzar, dispersándose en el aire, hasta desaparecer, perdidas y lejanas, en la inmensidad de la ciudad.

Caminaba por entre la maraña de gente que, como un río desbocado, transitaba por las calles de la ciudad bajo el sol que, en su cenit, moría lentamente, tiñendo el cielo de púrpura y naranja y salpicado con la luz de las estrellas, pequeñas y distantes, que empezaban a brillar en el horizonte, esperando alcanzar, orgullosas, la oscuridad total.

Su cabello, llevado por el viento, se derretía y, bajo la tenue luz, parecían hilos de oro danzando al capricho de los elementos. Durante unos minutos caminó, perdida entre la gente, escrutando con sus pupilas verdes cada rincón de la ciudad que, adormecida, empezaba a cerrarse, mientras la noche, pesadamente, avanzaba y caía sobre el mundo.

Paseó por el amasijo de calles hasta alcanzar una en concreto. Rebuscó dentro de su bolso hasta encontrar unas gruesas llaves con las que abrió el portal. Subió por una escalera estrecha y en penumbra, con las paredes desconchadas y manchadas de humedad. Las ventanas del bloque, cerradas, opacaban la realidad, dándole al lugar un aspecto sombrío y triste y llenando el ambiente con una extraña sensación asfixiante y claustrofóbica. En el cuarto rellano sus pasos se detuvieron y accedió al interior de la casa.

Tiró el bolso al suelo, ató su cabello en una alocada coleta y se sentó en el banco.

Subió la tapa rápidamente y dejó que sus dedos acariciasen, delicadas, las blancas teclas de marfil. Cerró los ojos y, con cuidado, desplazó sus manos por el teclado, dejando que las notas fluyesen en el aire y, dulces, se fundiesen hasta formar una melodía. Para Elisa, su canción.

Sus dedos se movían, ágiles y seguros, componiendo una canción hecha con notas que, azarosas, ella producía. Pero siempre confluían hasta producir la misma, día tras día.

Y, entonces, lentamente, abrió los ojos. Y, por primera vez, le vio.

El ambiente era más denso. El aire, en el cual aún resonaban las últimas notas que, trémulas y distantes, buscaban su fin, se volvió más pesado. El olor de café y vainilla se confundía, llenando la habitación.

Sentado frente a ella, estaba él, observándola, bebiendo cada detalle de su ser, contemplándola, ávido, deseoso, con sus ojos claros llenos de pasión, deseo confuso, esperanza, vana ilusión, sueños perdidos que, al verla, se reencontraban. Su pupilas se encontraron durante un instante, verde sobre azul, chocando en el aire. Ella, asustada, retrocedió, levantándose del banco rojo del piano que cayó al suelo. Y, lentamente, él se acercó, clavando sus ojos en los de ella, sin apartarlos, queriendo grabar en su mente, a fuego, cada instante compartido, cada segundo, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro, iluminado bajo la plateada luz que penetraba por la ventana, entreabierta, del salón. Y sus pupilas resplandecieron mientras su cuerpo se acercaba más. Y ella ya no podía huir.

Su cuerpo, acorralado, chocaba ahora contra la pared. Rodeó su frágil cintura con sus brazos y estrechó su pecho contra el suyo, abrazándola fuertemente pero con delicadeza, sintiendo su suave piel sobre la de él, podía oír su respiración agitada, el calor de su rostro en su cuello. Y su voz penetró en su oído.

- Por fin he vuelto, amor mío.

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Canción: Para Elisa, Beethoven.
Link: http://www.youtube.com/watch?v=UPNUp9DwFR0

Para los posibles lectores:

¡Muchas gracias por leer y comentar!
Lamento mucho haber tardado tanto en escribir el capítulo, pero bueno, ya sabeis que ando un poco liada.

Y nada más, a parte de agradecer a todos vuestros comentarios. Espero que el capítulo haya sido de vuestro agrado, de lo contrario, lamento las molestias.

Y, ya saben, cualquier crítica es bien recibida. Sobre todo las que puedan ayudarme a mejorar. ¡Muchas gracias y perdonen las molestias!

[Sombra]

Tita-Ita, solo puedo pedirte que seas mi sensei xD. Escribes genial, tienes un argót muy variado y la historia es extraña pero buena. Esperaré más capítulos con ganas.

[ita]

Es fantástico, impresionante, la expresión, la descripción, que de metáforas, que narración tan poética, que plástica, que emotiva, que magnífica.

No me gustaría que esto pareciera un "me encanta, espero más con ansias", así que intentaré buscar fallos e.e

Oh shit, no soy quién, lo siento

Únicamente que quizás en vez de inermes (desprotegidas) hubiera puesto inertes (sin vida).

Oh, y la longitud supongo que es debida a un prólogo, aunque personalmente si me dieran a elegir longitud o belleza sacrificaría la longitud por la belleza. Así que, si aunque sean cortos, el resto de capis son tan hermosos como este, aquí tienes un lector a cambio de que me leas.

Mickael manda saludos.

¡Gracias por leer!
Y, sobre todo, por la crítica que me pasaste por MP. Esta también te la agradezco, pero creo que, en general, exageras mucho.
Seguramente sean todos los capítulos cortos, pues mi capacidad para escribir es un tanto limitada, lo siento. Y bueno, espero que el nuevo capítulo sea también de tu agrado.

¡Muchas gracias por todo!

Simplemente genial. No puedo decir mas aparte de eso. Espero ver mas, me he quedado con ganas de ver como continua.

¡Tú si que sabes exagerar!
En fin, gracias por leer y tomarte la molestia de comentar~~

Solo me pasaba para mirar el tema de Nexus...Pero nada más ver tu nombre en un nuevo tema no pude evitar entrar y leerlo. Simplemente genial, me llevas años...no, milenios de ventaja ¡¡Sé mi sensei!! [Eso último de que seas mi sensei no iba en serio]

Me alegro que la curiosidad te hiciese entrar y leer... ¡Y que te animases lo suficiente como para comentar! ¡Y dos veces!
En fin, ojalá y fuese cierto lo que dices, pero no es genial, ni de lejos. ¡Muchas gracias!

Tengo que confesarlo, me encanta cómo escribes. Desde la puntilla del "prefacio" hasta la última frase. Me cautiva especialmente algún párrafo, de hecho voy a especificar los que especialmente me han tocado.

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El dulce sabor de la adrenalina recorre su cuerpo y siente el suave aroma de la muerte. Y su corazón palpita, rápido, desbocado, sin control; como una melodía que va repitiéndose dentro de su cabeza, difusa al principio, alocada y clara con cada metro que, fugaz y fragmentado, pasa ante sus ojos abiertos. Patética.

Corre hacia el cuerpo. Lo abraza, con delicadeza, lo estrecha contra su pecho, con miedo a perderla, a dañarla. Contempla sus ojos verdes, que tantas veces le han cautivado, y siente, de nuevo, esa atracción imposible e inevitable. Sus pupilas se disuelven en lágrimas, que caen, mojando el rostro de ella, llevándose la sangre que, tierna, aún la cubre. Acaricia, desesperado, su cabello rubio, que cubre, libre, sus hombros. Recorre con sus dedos sus mejillas que aún están tibias y dibuja su perfil, una y otra vez, para no olvidar... para no olvidarla.

Besa sus labios rojos, con furia, con desesperación, esos labios prohibidos que le trastocan y siente el sabor cálido de su sangre mezclándose con la suya. Abraza su cuerpo con fuerza, queriéndose fundir con ella, para siempre, no separarse jamás. Araña su espalda y grita, loco de dolor, al ver que la ha perdido, que nunca la ha tenido. Y que ya nunca lo será.

A su lado, como por magia, aparece un hombre. Con gravedad apoya su mano en su hombro y se arrodilla junto a ella, tendida. Mira sus ojos, que se pierden en la bastedad del firmamento y, con la mano, cierra sus párpados, sellándolos para siempre, ocultando al mundo aquel verde intenso que ya no volverá a brillar. Y sus miradas convergen y, levantándose, le tiende la mano.

Qué decir, me ha encantado y espero que continúes..

¡Muchas gracias por tomarte la molestia y el tiempo de comentar y especificar lo que más te ha gustado!
Celebro que el relato haya sido de tu agrado y, espero, los próximos capítulos sean también de tu interés y gusto. ¡Muchas gracias por leer! ¡Y por el comentario!

Recuerdo que, unos posts más arriba encontrarán el segundo capítulo. ¡Muchas gracias por su atención y disfruten la lectura!

[Habimaru]

Blabla bla, introducción genérica, te vas a cagar lorito blablabla agárrese los machos y...

- Corto. Narrativamente escaso, por tanto. Es como si hicieras un capítulo de anime de tres minutos. A este ritmo no te vas a enterar de nada.

- Vale, sí, muy bonito todo, muy descriptivo y todo eso. Pero al fin y al cabo te pasas más tiempo con descripciones redundantes e innecesarias que con la propia acción. De nuevo, quieres ir apelando a los sentidos como si fuera un relato corto. Sí, utilizas un párrafo de tres líneas para decir que una persona camina. Y, usando una maquetación estándar, llena un cuarto de paginilla.

- Algunos términos se hacen redundantes. Por ejemplo, usas dos veces "pupilas" con proximidad y de una forma algo pegajosa, cuando podrías emplear "iris" o similares. Y ojos, ojos everywhere. Podrías decir mirada de vez en cuando.

- Y eso. Una lectura que sí, produce ciertos sentimientos en el lector, pero que a mí no me dice nada desde un punto de vista narrativo. Es como esos capítulos de Dragon Ball en los que sólo se debaten a ver quién grita más fuerte.

Y es una lástima, porque tú vales más que eso.

Desde un punto de vista positivo, la expresión es bonita y cuidada, pero se ve claramente dedicada a tu estilo habitual y no a éste.

Y con eso no te digo "déjalo, que no vales". Digo "lima todas esas asperezas".

[Daff]

De verdad pienso que Habimaru nunca posteará en el Fan Place sin sacar fallos, errores y equivocaciones que los demas no ven, pero que no importan, porque la historia sigue siendo bonita, y lo que más fastidia es que Habi tiene razón...

La historia es preciosa. Describes relmente bien, aunque te pases casi todo el relato haciéndolo.(Aquí termina el darle la razón a Habi).
He probado a leer este último capítulo escuchando "Para Elisa". (Wow, teneis que probarlo).
Sigue así Ita, espero con impaciencia tu siguiente capítulo.

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P.D: En el ojo, lo que es de color verde, azul o lo que sea, es el iris. La pupila es el punto negro del centro.

[ita]

2.- Canon

La nieve caía, lenta, sobre su cuerpo, mojándolo y cubriéndolo de blanco azulado, pero a él no le importaba.

Le gustaba mirar cómo el paisaje cambiaba y se teñía bajo las nubes que, divertidas, contemplaban la escena, mágicas y expectantes, mientras jugaban con el frío aire a pintar de nácar las calles. Ese mismo paisaje, los copos derritiéndose sobre su piel, el viento erizándole el vello... todo era tan igual... Y eso le hacia recordar...

Mientras avanzaba por las vacías calles, titubeó. Sabía qué debía hacer; hacía tiempo que lo sabía y era muy conciente de todo lo que aquello implicaba. La última vez. Y volvería a ser libre, los tres lo volverían a ser.

Miró el nombre de la calle, temiendo haberse perdido. El ambiente se había vuelto más turbio y oscuro, las calles devenían, llegados a este punto, en breves y estrechas callejuelas, olvidadas, suburviales, en los límites, casi, de Munich. Le costaba creer que viviese allí, pero la dirección y las señas eran las correctas, así que avanzó un trecho y, finalmente, alcanzó su objetivo.

Frente a él se levantaba un lamentable bloque de pisos de obra vista. Las paredes, antaño pintadas de verde claro, palidecían bajo la luz tenue de la luna que, lejana, brillaba, oculta entre las nubes blancas, perdida en medio de las estrellas.

Se dirigió hacia el cuarto piso y, desde las alturas, observó.

Su cuerpo flotaba, cercano a la ventana. Alguien, para evitar el frío, había corrido las gruesas persianas de madera y cerrado las cortinas y a penas podía ver el interior de la casa. Pero podía oír.

La música escapaba al franqueo al que había sido sometido la ventana y llenaban, con su melodía, el espacio. Lenta y tranquila, con un tempo reposado. Tal y como su autor la compuso. Un canon, en Re mayor, en que el violín había sido reemplazado por un piano y, a sus oídos, sonaba extraña. Pero no dejaba de ser hermosa. Perfecta, calmada.

Y, de repente, la ventana se abrió.

Asomó su cabeza y respiró el fresco aire invernal. La calefacción estaba puesta muy alta y, con el calor sus mejillas se habían colorado. El viento acarició su rostro y jugó con su cabello, llevándolo hacia él, trayéndole su aroma, cálido, a vainilla.

Y ya no necesitaba más; sabía que era ella.

Y todos los recuerdos emergieron, fragmentando sus defensas, haciendo añicos sus esfuerzos por reprimirlos. Pasaron ante sus ojos, cada segundo, cada instante del pasado. Como hielo hirviendo, se clavaba, doloroso, en su pecho, hiriéndole, matándole. Toda su vida pasó, fugaz, frente a él, dolorosamente cruel, perversa, jugando con su corazón, apuñalándole, desgarrando todo su ser.

Porque, de entre todos, la última tenía que ser ella. Elisa, su Elisa.

Sus ojos la miraron sin ver. Todo él estaba pendiente de ella, de cada gesto, de cada movimiento. Con cada suspiro que daba, moría de agonía, pero estaba convencido, resuelto.

- Después de tanto tiempo, no volveré a perderte, mi amor. No lo permitiré.

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Canción: Canon, en Re mayor. Pachelbel.
Link: http://www.youtube.com/watch?v=oDvtJlmIJgc

Para los posibles lectores:

¡Muchas gracias por leer! Espero que este capítulo haya sido de su agrado.
Y, ya saben, cualquier comentario, crítica u opinión es bien recibida.

Un rubio desteñido dijo:

Dijo muchas cosas, paso de citar. Pero le contesto igual:

- Sé que son cortos, que son descriptivos y que no te gustan. Lo siento. Seguramente seguirán siendo cortos y narrativamente escasos, porque es mi estilo y nunca he dicho que fuese a salirme de él (sólo por ser una historia medianamente larga no tiene porque suponer que vaya a emplear un modelo diferente a la hora de escribir). De todos modos, tendré en cuenta todas tus consideraciones y procuraré mejorar en lo posible. ¡Gracias por los ánimos! ¡Oh! Espero tu crítica en los próximos capítulos~~

Daffman dijo:

- Sí, Habi tiene mucha razón, motivo por el cual es el mejor crítico de relatos del foro, porque te dice las cosas como son. Lo que pasa es que, pese a saber que tiene razón, seguramente seguiré con el mismo estilo que hasta ahora.
Me alegro que la historia te esté gustando, pese a que, por ahora, de historia no hay mucha. ¡Muchas gracias por leer y comentar!

Por cierto, tienes razón, el iris es la parte de color, pero pupila suena mejor, más suave. Además, si Bécquer podía decir:

XXI
¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.

yo me tomo, pues, la misma libertad xD.
De todos modos, gracias por señalarlo ^^.


- Gracias Especiales:

Habi, por leerse el relato pese a no ser de su agrado. Eres un buen crítico, pero sobre todo, amigo.
A todas las personas que se han tomado la molestia y el tiempo de leer y comentar. Aunque la mayoría sean unas exageraciones evidentes, hay algunos que me han servido para mejorar. ¡Muchas gracias!

[Sombra]

Bastante corto, la verdad. Aunque tienes una agradable forma de narrar. Siento mandarte un comentario tan corto ^.^"

[Habimaru]

Vale, ando un poco escaso de tiempo como para hacer una de mis críticas, pero puedo adelantar que es una introducción impresionante de nuevos conceptos en el multiverso Kingdom Hearts.

Chapó, magistral.

[ita]

3.- Nocturno.

Su sonrisa jugaba bajo los rayos del sol y se perdía entre la suave brisa que llenaba la habitación con el perfume de la primavera.

A través de la ventana abierta se filtraban los pétalos que, cálidos y delicados, se derretían sobre su piel, cubriéndola y confundiéndose con su vestido, escondiéndose entre los pliegues de su falda rosada. Sus ojos, divertidos, les buscaban y perseguían mientras él la contemplaba, absorto, extasiado, su rostro claro, su piel fresca, sus ojos brillantes, perfectos.

Sus dedos se perdían entre las teclas que, azarosas, eran pulsadas, creando, sin querer, melodías aún sin titular. Los tirabuzones caían, libres, sobre su espalda desnuda y acariciaban, distraídos, sus mejillas sonrosadas cada vez que eran agitados por el viento.

Aquel vestido rosa le sentaba realmente bien; hacía brillar aún más el verde de su mirada y resaltaba su figura de porcelana. Como una flor, frágil y bella, tan elegante, tan hermosa...

Pero su pequeño lirio se marchitó. Y ni las lágrimas ni el dolor podrían hacerla regresar. Y las noches pesaban en su alma tormentosa, tiñéndola de oscura soledad, de miedo y locura, hasta no desear vivir más. Y sus días eran noches sin estrellas, ocultas tras nubes de desesperación. Y lo único que era capaz de desear era volver a verla de nuevo, un segundo nomás. Cruzar sus pupilas con las suyas, besar, por última vez, aquellos labios rosados, embriagarse con su delicado aroma de vainilla. Sólo una vez más... poder perderse en sus ojos y morir en ellos, sin importarle nada más.

Y entonces fue cuando le conoció.

Aquel Nocturno retumbaba dentro de su cabeza. La melodía se fundía con los latidos de su corazón y se perdía en su memoria, confundiéndose con sus recuerdos, pintándolos con su tonalidad. Había rogado, suplicado, rezado, desesperado, loco, roto de dolor. Habría arrancado de su pecho su corazón y lo habría entregado, aún palpitante, sangrante, sólo por ella. Sus ojos, teñidos de locura y delirio, se habían perdido en el infinito, destrizados sus sueños, destripados sus deseos, asesinado su amor. Muerto y frío languidecía cual muñeco roto, sin sentir más que ese sufrimiento amargo, punzante, desgarrador. Y esa canción que sonaba en su mente, cada vez más fuerte, más clara, más bella, invitándole a bailar entre sus recuerdos, perderse en ellos para siempre.

Su voz le sacó de su locura, profunda, tenebrosa, poderosa. Le había hecho regresar a la realidad prometiéndole un deseo, permitiéndole vivir en un sueño. Y había aceptado. Y haría cualquier cosa con tal de volver a verla, de volver a ella. No importaba el precio, ni su vida ni el dolor, sólo sus ojos verdes que se borraban, mojados por sus lágrimas cálidas y desesperadas.

Y lo hizo todo sólo por volverla a ver; solamente por ella. Y el mismísimo Dios fue testigo de su esfuerzo, de su constante lucha entre la realidad y su ficción, cómo entregaba su alma a aquel cuyo nombre jamás se atreviría a pronunciar, cómo juraba serle leal y fiel y cumplir con todos los cometidos que le ordenase. Y su cuerpo se convirtió en esclavo de Mefistófele, obedeciendo sus deseos para obtener sólo una cosa a cambio.

Y cada noche, al caer el sol en el ocaso, sus ojos cansados suspiran.

- Elisa, mi Elisa, pronto nos volveremos a ver.

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Canción: Nocturno, Chopin.
Link: http://www.youtube.com/watch?v=GZbuA7r17uk

Para los posibles lectores:

¡Muchas gracias a todos por leer y por sus comentarios!
Ojalá y este nuevo capítulo haya sido de su agrado también.

PD: siento mucho el retraso de la historia.

[Roxas!!]

Muy bueno, puede que exagere, pero lo haces realmente bien. Las descripciones son tu fuerte. Y yo, como no soy escritor, no puedo hacerte una crítica constructiva, pero como lector puedo decirte que te seguiré leyendo. Sigue así y continúa, espero con ganas el capítulo 4.