Kingdom Hearts: Remnant Souls

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Kingdom Hearts: Remnant Souls

Notapor Chibi » Sab Dic 03, 2011 1:43 am

Por favor... quiero que se abstengan a comentarios de: "no, por dios, otro fic de Kingdom Hearts con otra posible continuación a la saga" y de ese estilo. Cuando alguien se pasa tiempo escribiendo algo para que otros lo disfruten, lo último que quieren es eso, se los aseguro e-e...

Muy bien... lo primero que debo decir es que... Bueno, en ningún momento pretendo sustituir a los Kingdom Hearts que saldrán de ahora en adelante, por lo que muchas cosas pueden pisarse o lo mi historia puede acabar siendo todo lo contrario a lo que Nomura y sus chicos nos tienen planeados. El fic está ya mas o menos pensado, así que dudo que pueda hacer muchos cambios si hay información nueva y demás...

Bien, segundo tema de discusión: el periodo de entrega de los capítulos. Bien, mi persona se halla en la universidad, por lo que no podrá... digamos subir cada semana, seria imposible entre libros de mil páginas. Así que las entregan se harán cada 2-3 semanas, según yo esté más libre de la universidad y demás. Lo mismo se aplicará a las fiestas, ya que es entonces cuando los universitarios debemos estudiar más (sí, ciertamente, algo muy triste).

La longitud de los capítulos irá variando, desde luego, aquellos que desarrollen toda la historia dentro de un mundo, serán más largos que los que narran un único hecho, o solo la mitad de un mundo xD.

Y lo último, pero no menos importante: las críticas siempre serán bien recibidas, estoy dispuesta a mejorar. Muchas gracias

Ahora sí, comencemos con el fic verdaderamente~

Kingdom Hearts: Remnant Souls

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Índice de capítulos


Prólogo: Abrirse viejas heridas
Capítulo 1: Partimos a un nuevo viaje
Capítulo 2: El taller Highwind-Villiers
Capítulo 3: Comando estelar, responda
Capítulo 4: Explosión de luz
Capítulo 5: El lugar donde las memorias se pierden
Capítulo 6: Dos y dos suman oscuridad
Capítulo 7: Virus informático a escala de mundo
Capítulo 8: El tiempo en un chasquido de dedos
Capítulo 9: El verdadero poder de la llave-espada
Capítulo 10: El orgullo de un reino
Capítulo 11: Incluso la Parca erra de su cometido
Capítulo 12: La invocación de la llave sin alma
Capítulo 13: Maestros de la llave-espada
Capítulo 14: Xehanort
[Opcional]: ¿Quién ayuda a un dios? El corazón de un héroe
Capítulo 15: La muralla indestructible
Capítulo 16: El mundo que posee la llave final
Capítulo 17: Kingdom Hearts emite su juicio
Capítulo 18: Lluvia de corazones
Capítulo 19: Las manecillas del reloj
Epílogo: Un futuro que no me pertenecía


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Prólogo: Abrirse viejas heridas


Todos los corazones están unidos por unas cadenas sólidas y al mismo tiempo tan frágiles como puro cristal. Las cadenas mencionadas reciben el nombre de memorias o recuerdos, los cuales van siendo cada vez más complejos, combinándose los de unas personas y otras... Así se va tejiendo una auténtica red.

Se crea una fortaleza inexpugnable, impenetrable y, al mismo tiempo, llena de brechas. Todos los corazones unidos son poderosos, si la luz está con ellos, nada podrá tocarlos o dañarlos. Sin embargo, esto no deja de ser una utopía. El corazón humano está destinado a caer, las personas son débiles y abrazan todo tipo de sentimientos. Incluyéndose los negativos, como la ira y la tristeza.

¿A qué nos lleva esto? Se debe recordar que los corazones se encuentran unidos por unas “cadenas”, si uno de los corazones cede, el resto estará condenado a un mismo destino. Se trata de la enfermedad más contagiosa de todas: las oscuridad.

No soy médico, ni nunca he pretendido serlo ya que únicamente quiero saciar mi propia curiosidad. Soy egoísta. Puede que sea así, pero no hay que ser un genio para conocer los síntomas y saber que causó el comienzo de esta condena. El empezar de nuestra autodestrucción:

El poder. O, como un servidor prefiere denominarlo: la llave-espada.

Porque ya se sabe lo que muchos dicen respecto a este tema: “cuanto más te acerques a la luz, mayor será tu sombra”


Secó la pluma en un pañuelo, dejándola después sobre el tintero. Luego, observó el escrito que había tomado forma bajo sus manos: como introducción, le parecía más que correcta. Era muy adecuada. Leyó el texto una y otra vez, haciendo en ocasiones pequeños gestos con la cabeza, como si estuviese memorizando cada una de las palabras. A continuación, se levantó de la silla observando unos instantes aquel cuarto de blanco inmaculado.

Se dirigió a la puerta, extendiendo la mano hacia el pomo para tratar de girarlo: nada. Como siempre cerrada y, seguramente al otro lado no habría nadie para desbloquear la cerradura. A pesar de estrellar la pierna contra la puerta, ésta no cedió. Hizo una mueca, no había esperado lo contrario: muchas veces había intentado forzarla sin demasiado éxito. Tras observa que no había ningún movimiento al otro lado, esbozó una sonrisa para si mismo. En aquella ocasión tenía un plan.

Dejó el escrito en la mesa, procediendo a recoger sus cabellos rubios con una gomilla y depositó una nueva nota en uno de sus bolsillos del pantalón tras hundir la mano en él. Después, se dirigió a la cama y sacó un objeto color plata (que no era otra cosa que la llave) de debajo de la almohada: se la había robado a uno de sus captores, y aquel era el momento de usarla.

La metió en la cerradura, escuchándose un suave “clic” que casi podría considerarse mágico en aquellos instantes. Entreabrió la puerta con cuidado, comprobando que, efectivamente, no había nadie por los alrededores. Nunca volvería a tener una oportunidad como aquella, así que se decidió a salir y encajar la puerta tras él, echando la llave por si a alguien se le ocurría volver a revisar que continuase dentro. Inspiró con fuerza, comenzando a caminar para localizarlas escaleras que había subido al llegar, intentando no hacer el menor ruido que le permitían sus zapatos. Decidió aligerar sacando un par de cubos color rojo intenso y comenzando a ensamblarlos. Luego, metió la nueva nota en el interior, como si se tratase de una pequeña cápsula. Sonrió para si: a falta de una botella con mensaje podía montar dos bloques gummi para crear algo parecido a una nave que aguantase en el espacio.

Bajó las escaleras, vislumbrándose una nueva sonrisa en sus labios: la salida debía estar muy cerca ya. Y lo mejor de todo era que aún no le habían encontrado: aquello iba mejorando por momentos. Cruzó entre las columnas de fino mármol con rapidez, hasta que su suerte decidió finalizar.

Ante él se alzó una figura blanca y de aspecto humanoide cuyos brazos simulaban más tentáculos que verdaderas extremidades humanas. Llevando todo el cuerpo ensartado por finas dagas, enarboló una, amenazándole para que no continuase su trayecto al exterior.

—Ya era extraño que ninguno de vosotros apareciese para entorpecer el camino -susurró, frunciendo el ceño mientras evaluaba la situación. Lo último que debía hacer era dejarse llevar por la frustración y otros sentimientos. Inspiró hondo, moviéndose lentamente hacia la derecha, comprobando que el curioso ser lo imitaba. Sí, sin duda estaba allí para evitar su avance.

Se agachó a tiempo de evitar un corte directo a su costado, y, desde ahí, volvió a levantarse cogiendo impulso para alcanzar la salida y atravesarla. Falto de aliento y sabiendo que en milésimas de segundo su acompañante indeseado volvería aparecer supo que aquella vez tampoco podría completar su huida.

La prioridad era conseguir que el mensaje saliese de allí y que encontrase un destinatario adecuado, fuese quien fuese, y cuando antes.

Activó el motor de la cápsula y la lanzó al aire, lo más alto que pudo antes de que la criatura se posicionase a su lado, acompañada por una gemela, y que lo agarrasen por los brazos. No opuso resistencia mientras lo inmovilizaban, su mirada color ámbar se encontraba fija en los bloques gummi que se elevaban en el cielo, alcanzando lentamente el espacio exterior.
Esbozó una sonrisa, con aquello se conformaba. Al menos, por ahora.

Giró la cabeza unos instantes para poder ver a quien controlaba a aquellas cosas de complicada definición. Éste, ataviado con una pesada túnica negra no dijo nada, solo hizo un gesto con la cabeza para que volviesen a llevarlo a su habitación. Antes de marcharse, le quitó las llaves del bolsillo, jugando con ellas antes de hacerlas desaparecer.

—Será duramente castigado -esas fueron las únicas palabras que pronunció el encapuchado mientras el cautivo desaparecía de escena, encogiéndose de hombros a gesto de resignación.

***

—¡Majestad! ¡Majestad!

En el castillo Disney se rompió de golpe la tranquilidad que se respiraba gracias al Festival de Ensueño cuando el jefe de los magos de la corte empezó a gritar, corriendo a toda velocidad por los pasillos.

Buscaba desesperadamente al rey, queriendo comunicarle algo importante que había sucedido y que necesitaba su consulta de la forma más inmediata posible. Era una emergencia en toda regla, o al menos, asó lo consideraba el histérico pato. Sin dejar de gritar, continuó con la carrera por el laberíntico castillo vacío, todo el mundo tenía el día libre para poder disfrutar del Festival. Pero sabía que el rey no estaba allí, había delegado el placer de llevar a cabo la fiesta a su esposa. Aunque no quisiese admitirlo, la muerte de Ansem el Sabio le había afectado de sobremanera. Sobre todo ahora, con la paz que se respiraba en los mundos, tenía mucho más tiempo para pensar en sus asuntos. Y ello incluía sus amigos caídos en el anterior viaje.

Donald irrumpió en los aposentos del monarca sin llamar siquiera, aún con el sonido extraño que salía de forma natural de su garganta. Mickey parpadeó, contrariado mientras levantaba la cabeza de los escritos que debían llevar su firma: se habían acumulado a través de los años.

—¡Donald! Ahora pensaba bajar al Festival, no hacía falta de que vinieses tú también a insistirme -rió el monarca, bajando de la silla y sonriendo a su compañero.
—¡No es nada de eso, su Majestad! ¡Es una emergencia, han bombardeado la torre principal! -gritó, tirando del brazo de Mickey para sacarle de la habitación.

El rey no sabía como reaccionar ante aquel comportamiento de su amigo: ¿un ataque? Ni siquiera había sentido el temblor del supuesto bombardeo al cual el mago hacía mención. Aún así, no discutió cuando Donald lo llevó hasta la torre y señaló el agujero que había provocado el proyectil. El rey ladeó la cabeza: ¿sólo un proyectil? Y, además, de un tamaño tan pequeño que pasaría completamente desapercibido.

—¿Qué lo ha provocado? -preguntó tranquilamente a pesar de los histerismos de su plumífero acompañante.
—¡Ni rastro! -volvió a gritar, dando vueltas de un lado a otro. Mickey lo observó: se le hacía raro verle ataviado con ropas como las que utilizaba antes de encargarse de la magia del castillo- ¡Debe tratarse de magia sin duda!
—¿Magia...? -el ratón dudaba, así que se colocó a cuatro patas, echando un vistazo por debajo de los muebles hasta encontrar lo que buscaba tras un armario-. Donald, ayúdame a retirarlo, vamos a desvelar el misterio.

El pato mantuvo el pico abierto unos instantes antes de ir en ayuda del rey para mover el armario a otro lado de la sala. Luego, Mickey se arrodilló para coger el objeto que había provocado el impacto: dos bloques gummi muy artesanalmente colocados, por lo que no necesitaría la ayuda de Chip y Chop para averiguar sus secretos.

—Tiene algo dentro -señaló Donald, golpeando la cúpula de uno de los bloques que dejaba ver algún tipo de nota en su interior- ¡Espero que no sea una broma! -terminó añadiendo con un bufido.

Por respuesta, el monarca abrió con cuidado el cristal, recogiendo el papel del interior y leyendo su contenido con curiosidad. Al terminar, frunció el ceño y le entregó la carta al mago, echando a correr de nuevo a sus aposentos. Debía hacer algo de forma inmediata.

—¡He de escribir a Sora y a Riku! -gritó excusándose-. ¡Es muy importante!
—¡P-pero Majestad! ¡La reina Minnie le espera para continuar esta jornada del Festival! -replicó inútilmente, mirando de rejo el documento que había provocado tal alteración en el rey. Estaba encantado de poder volver a ver a Sora, pero, ¿qué le había llevado a tomar esa decisión?

Sacudió la cabeza, decidiendo que todas las preguntas encontrarían respuesta si la leía:

Estimado desconocido/a:

Ante todo buenos días/tardes/noches y gracias por tener interés en leer este escrito y no tirar la malformación técnica que creé con dos bloques gummi. No tenía acceso a recursos ni tiempo para construir nada mejor, espero que me excuse.

Aunque me agrade el conversar, me temo que debo aligerar el motivo por el cual envié esta nota al espacio cual náufrago al mar. De acuerdo, lo primero que debe saber es que no se trata de una burla o falacia por muy extraño que las causas del escrito puedan parecerle. Espero que usted sepa conocer la verdad de mis palabras.

Me encuentro cautivo. Si usted está leyendo esta misiva se deberá a un fallo de mis captores y que yo haya conseguido escapar durante unos minutos, pero no puedo huir de aquí.
Me hallo en otro mundo. No se alarme y manténgase concentrado/a . Hay miles de mundos allá fuera, y todos son navegables si se utilizan naves creadas con el material que tiene ahora entre manos: bloques gummi. Me di cuenta de ello porque me secuestraron de mi tierra natal, que no es otra que Vergel Radiante, y me trajeron con ellos para esclavizarme y tenerme a su servicio.

Le ruego que me ayude y que me saque de aquí cuanto antes, llevándome de vuelta a mi hogar. No sé que harán conmigo cuando termine de investigar lo que les interesa.


—A continuación le adjunto las coordenadas lo más exactas posibles de donde me encuentro, y un plano sobre como construir una nave y pilotarla
–fue leyendo Donald en voz alta-. Ahora pone la fecha que fue hace... un par de semanas... y firma como Ansem

El pato tardó unos minutos en entender lo que significaba que ese nombre estuviese allí escrito. Cuando lo comprendió, gritó con fuerza, echando a correr tras el monarca, agitando la carta una y otra vez hasta que pudo darle alcance. Antes de que pudiese decir algo, Mickey se detuvo, entrando en la sala de los archivos: quería estar seguro de algo.

—¡Majestad, podría ser falsa, piénselo! –le dijo, acercándose mientras el monarca pasaba archivadores a una mesa cercana, ojeándolos- ¡Ansem, cualquiera de ellos, está muerto!
—¡Eso es lo que quiero averiguar! –replicó, sacando un documento y colocándolo sobre la mesa. Luego, cogió la carta de Donald y la puso junto a lo otro, de forma comparativa-. Hace años Ansem el Sabio me hizo varias consultas sobre libros que poseo para llevar a cabo sus investigaciones. Jamás pensé que lo utilizaría para desenmascarar a un posible farsante...
—¿Cree que es una trampa o una broma?
—No lo sé: por un lado me recuerda a su manera de expresarse, pero por otro lado...
—Lo entiendo –asintió el mago

Mickey frunció aún más el ceño, apartándose lleno de dudas. No había esperado aquel resultado, por mucho que le agradase.

—Coincidencia...
—¿Q-qué? –murmuró Donald, contrariado
—Hay coincidencia, tanto en la letra como en la firma. Sin duda, quien escribió ambos documentos... fue la misma persona.
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Re: Kingdom Hearts: Remnant Souls

Notapor Exeon-II » Sab Dic 03, 2011 2:19 am

Me ha encantado!!!
Y ya sabes que me ha encantado y estoy deseando que salga quien tu y yo sabemos XD
espero conti cuando puedas!!
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Re: Kingdom Hearts: Remnant Souls

Notapor Riku » Sab Dic 03, 2011 2:54 am

Me encanta!!!! Mantenme informado por favor y la historia es intrigante y misteriosa...
Mis amigos... son mi poder!

Oye un abrazo!
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Re: Kingdom Hearts: Remnant Souls

Notapor Hashizume » Sab Dic 03, 2011 2:57 pm

No está mal, me ha gustado. A ver como sigue. El prólogo se ve que te lo has currado, sigue así. A ver cuando subes el primer capítulo.
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Re: Kingdom Hearts: Remnant Souls

Notapor Nell » Vie Dic 09, 2011 1:08 am

Ansem vuelve a su etapa reproductiva (?)

En general, muy bien, ha estado bien, aunque no ha llegado a encantarme, no sé. Quizá sea porque es el prólogo, así que estaré atenta a nuevos capítulos para ver si la cosa sigue mejorando ^^ Un consejillo que podría darte es si podrías poner una pequeña sinopsis al principio del post del Fic. Como hay muchas continuaciones de la saga (debido a la laaaaarga espera de KH3), podrías atraer a los posibles lectores que se puedan sentir interesados en el enfoque que le des.
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Re: Kingdom Hearts: Remnant Souls

Notapor Blueheart o.O » Sab Dic 10, 2011 3:42 pm

oh, la, la :D

Me ha gustado una pasada ese prólogo *_* ¡Quiero leer más! en fin, aquí tienes a una pequeña seguidorcilla tuya.
Se lee fácilmente, no cansa ( a mí por lo menos) así que.... ¡enhorabuena!:D

un besazo,

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Re: Kingdom Hearts: Remnant Souls

Notapor kairy@16 » Lun Dic 12, 2011 1:28 am

*______________________* es increíble! Te reconozco que al empezar a leerlo pensé en lo que dijiste xDD pero queda demostrado que no es así! En serio, estoy deseando seguir leyendo *_______* Procura no tardar! Estoy impaciente >w<


Saludos! :D
Soltad amarras! Y marras salió y se los comió a todos~~ lol xDDDD
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Re: Kingdom Hearts: Remnant Souls

Notapor Chibi » Sab Dic 24, 2011 12:52 am

Capítulo 1 – Partimos a un nuevo viaje


—¿De verdad os marcháis...?

Sora se giró en dirección al umbral de la puerta de su cuarto mientras preparaba las últimas cosas de su mochila. Sonrió a esa persona y tiró de una cuerda para dejar al in cerrada la mochila. No era gran cosa, pero si iba a marcharse ahora de forma voluntaria, sería mejor ir preparado.

—Sí –respondió, rascándose la cabeza-. El rey Mickey nos ha citado, así que... Además, tengo muchas ganas de verlos a todos, Kairi.

La chica suspiró, pensando que no tenía remedio y se acercó a la mochila para terminar de cerrarla correctamente. Sora era un desastre para esas cosas, por qué no decirlo. Tras terminar, volvió a mirarle a los ojos. El silencio que se produjo a continuación dio a entender que en la casa solo estaban ellos dos.

—¿Se lo has dicho a tu madre? Creo que sería lo mejor después del último viaje, ya me encargo yo del tema de la escuela, supongo –murmuró la chica, no demasiado convencida sobre qué podría decirle a la tutora. Sería ilógico explicarle que los dos amigos se habían marchado a salvar el mundo, además que nadie lo creería. Para conseguir que los padres de Sora y Riku reaccionasen incluso había tenido que actuar el rey para dar explicaciones.
—Claro que se lo dije –le enseñó la mochila para dejar claro de quien había sido la idea-. He prometido que me cambiaría de ropa interior al menos dos veces al día.

Antes las quejas y refunfuños la pelirroja no pudo evitar reír a carcajadas dándole un momento la espalda para que no pudiese verla reír directamente.

—Al...algo así es típico de ti –comentó, aún intentando contener las risas que Sora no llegaba a comprender. Con el rostro lleno de confusión, el castaño se pasó la mano por el pelo, esperando a que cogiese aire. Luego sonrió, como si se disculpase.
—Ya te vale –comentó, algo avergonzado
—Lo siento. No pensaba que me contases algo tan... personal –no encontraba una forma mejor de definirlo.

El chico se unió a sus risa, cerrando los ojos, pareciendo así mucho más aniñado y sincero. Kairi aprovechó para dejar un pequeño beso sobre una de sus mejillas, provocando un profundo sonrojo en el castaño: mitad confuso, mitad encantado.

—Recuerda que me tienes que devolver el amuleto –le recordó, colocando un dedo sobre su frente. Sora lo miró, bizqueando un poco y parpadeó, riendo de forma risueña-. Vamos, prométemelo.
—De acuerdo, prometido: te daré tu amuleto en mano cuando regrese. Al final seré más bien yo el que te lo preste... se pasa más tiempo conmigo que contigo

Empezó a reír, mirando la extraña sonrisa que tenía la joven en su cara: estaba muy preocupada por Sora. La idea de que tuviese que marcharse la horrorizaba, pero... Comprendía que era su deber, y reprochárselo solo haría que la despedida fuese mucho más dura.
El chico la miró, preocupado también. Kairi estaba muy rara: solo esperaba que no tuviese la idea de seguirles a él y a Riku en el viaje. Ya en la anterior aventura había tenido problemas cuando la Organización XIII se la había llevado. No quería tener que volver a pasar por aquel sufrimiento de pensar que ella pudiese estar en peligro

Ambos suspiraron, ajenos a las ideas del otro y se miraron, sonriendo de nuevo. Sora cogió la mano de ella, tirando suavemente.

—¿Quieres que demos un paseo? Después de la tormenta de ayer el cielo está despejado y el mar tranquilo –preguntó Sora, queriendo romper el silencio y disfrutar de más tiempo con ella. Pocas veces podían disfrutar de tiempo juntos, siempre aparecía una tercera persona que destrozaba todo el posible ambiente que pudiese haber.
—¡Claro! ¡Iré a casa a por una chaqueta! ¡Enseguida regreso! –contestó, contenta, mientras alía de la sala y de la casa. Sora decidió continuar on los últimos preparativos y se cargó l mochila a la espalda: seguramente ya no pisaría más su casa hasta que todo hubiese acabado.

Ya se había despedido de la familia (lo peor fue decir adiós a su madre, ya que la mujer dejó de hablarle casi de forma automática), pero no se había dirigido a sus amigos de la otra isla. De eso se encargaría Kairi cuando comenzasen las clases: quería evitar dramatismo o que alguno quisiese acompañarlos. No sabía de qué iría la misión, pero seguro que donde estarían mejor sería en las islas.

Aguardó pacientemente bajo la luz de la luna a que Kairi regresase, comenzando el paseo cuando regresó. A esas horas el pueblo estaba vacío, podrían disfrutar de una agradable velada.

—No entendí demasiado la carta del rey –comentó Sora, dejando los ojos en blanco., Y Riku tampoco quiso explicarme nada...
—Riku siempre ha querido estar por delante del resto. Si te sirve de consuelo, yo tampoco la entendí. Supongo que os lo explicará al llegar al castillo
—Sí, eso espero... Si no, menuda gracia. Las adivinanzas nunca han sido uno de mis puntos fuertes

Kairi asintió, ruborizándose al sentir la mano de Sora agarrando a la suya, intentando parecer casual. La pelirroja vio como las mejillas del otro comenzaban poco a poco a tintarse de un profundo rojo. En cualquier caso, ninguno de ellos deshizo el agarre.

Continuaron hablando de temas sin demasiado importancia hasta llegar a la orilla de la playa, decidiendo ambos tomar asiento mientras alzaban la vista hacia las estrellas. Sora se echó en la arena, acomodando sus dos manos tras la nuca a modo de respaldo. Realmente, el cielo estaba hermoso aquella noche. Y pensar que cada uno de esos puntos luminosos podía tratarse de un mundo completamente distinto en el que ahora se encontraba...

—¿Tendrás cuidado? –preguntó la chica, recogiendo sus piernas usando las manos.
—No te preocupes –sentenció, con una gran sonrisa en los labios- ¡no hay nada que temer si cuento con la llave-espada!

Kairi no pudo reprimir una pequeña sonrisa, asintiendo después con energía. Además, Riku iba a vigilarlo, no había nada que temer. No hacía falta añadir que, siendo el peliplateado el mayor, también era el más responsable: podía fiarse plenamente de él.

—Como para dejar a los mundos en tus manos –sentenció la chica, consiguiendo que Sora le lanzase una mirada de pocos amigos. No podía enfadarse con ella, pero aquella insinuación no le había gustado-. Vale, entiendo: me he pasado esta vez

Ante la sonrisa de la chica, no pudo decir nada, así que suspiró. Una tercera figura se sentó junto a ellos, en el más completo de los silencios: ninguno tuvo dudas de que se trataba de Riku. Nadie más respetaría aquella escena de matices amistosos y al mismo tiempo amargos. Finalmente, el mayor optó por romper el silencio, expresando sus dudas:

—¿Al final has decidido quedarte? –claramente la pregunta iba referida a Kairi, quien asintió con la cabeza. Riku se percató en seguida de que aquella decisión no la había tomado voluntariamente: seguramente el alcalde habría sido el que había llevado la voz cantante en la discusión.
—Pues sí... ¿quién te lo ha dicho?
—Tidus. Al parecer más de media isla sabe que nos vamos mañana gracias a Selphie. Como para fiarse...

Sora resopló, mirando al cielo y cerrando los ojos al fin, cansado. Al final seguro que al día siguiente se montaría más de un problema cuando cogiesen la nave gummi. Bostezó, colocándose en una postura mucho más cómoda para echarse ante las miradas inquisitivas de sus dos amigos. Riku sonrió, lanzando una concha al agua mintras pensaba en temas personales.

—Solo espero que no se trate de nada grave –murmuró Kairi, atrayendo la atención de los chicos.

El peliplateado asintió, frunciendo el ceño levemente: el rey había escrito de forma apresurada, y muchas de las frases carecían de sentido las unas con las otras, así que dudaba de que aquello fuese, justamente, algo no muy grave.



A la mañana siguiente, los tres amigos cogieron sus barcas, dirigiéndose a la segunda isla, donde estaba la nave gummi que les había cedido el rey. Riku suspiró, mirando a su amigo, quien dormía a pierna suelta mientras él remaba. Negó con la cabeza, mirando a Kairi:

—¿Tú ves normal que tenga que llevarlo? –se quejó, alzando una ceja al verla reír-. Te hace gracia porque tú eres tan vaga como él...
—¡Eh! –protestó la chica, sacándole la lengua mientras continuaba remando. El joven de pelo plateado sonrió, moviendo con un pie a su compañero y echado un vistazo a su alrededor. Sin duda echaría de menos las islas.

Siempre había querido salir de aquel mundo diminuto, y ahora ni siquiera podía disfrutar de él. Era cierto que las personas querían lo que no podían obtener. Frunció el ceño, oteando una serie de puntos coloreados en la isla que no paraban de moverse: seguramente serían Selphie, Tidus, Wakka y los demás. Movió la bolsa para que Sora se despertase y señaló a la isla.

—Parece que la salida no será precisamente inadvertida –comentó, cruzándose de brazos.

El castaño bostezó ruidosamente, pasando una mano por los ojos. Desorientado, observó a sus dos amigo, quienes habían parado de remar.

—¿Pasa algo?
—Riku prefiere seguir siendo un héroe solitario que uno aclamado por la multitud –resumió Kairi, ladeando la cabeza al ver que no iban a avanzar.
—¿Tendrá que ver eso con su pánico escénico? –rió Sora. Al ver que la broma no había sentado nada bien decidió añadir algo más-. Si vamos directamente a la ensenada, donde está la nave, no nos verán... Aunque me gustaría disfrutar de mi momento de gloria...
—Lo tendrás, pero no ahora, ni conmigo –cortó Riku, cambiando el rumbo para dar un rodeo y volviendo a remar. Tras unos segundos le cedió el remo a su acompañante con la excusa de que él había remado hasta allí.

Llegaron a la isla sin mas percances y pasando completamente inadvertidos para el resto de personas a quienes Riku quería evitar. Sora saltó antes de llegar la orilla, disfrutando del agua del mar empapándole mientras corría. Luego se dirigió a la roca que bloqueaba la entrada a la cueva, empujándola a un lado para abrir la entrada.
Riku y Kairi llegaron tras él, pudiendo ver, en el interior de la caverna, la nave gummi que es había cedido el rey para poder viajar en aquella nueva partida. El temor se apoderó de la joven cuando vio a Sora entrar en la cabina de inmediato: ¿acaso no tenía nada que decirle? Bajó la mirada, siendo aquel gesto inmediatamente captado por el mayor de los tres. Colocó una mano en su hombro, sonriendo de forma muy leve.

—Tranquila, sabes de sobra que Sora es un entusiasta: cuando deje de comportarse como un crío recordará que tiene que hacer algo más importante
—Lo sé –asintió ella, no sin mantener aquel mohín de fastidio en la cara-. Pero, ¿no la había visto cuando la trajeron del castillo?

Riku se encogió de hombros, dando a entender que en la cabeza de Sora solo podía entrar el propio Sora. No demasiado contento con la repuesta del joven, Kairi decidió entrar en la nave en busca del castaño: en el fondo no confiaba en el que el otro se pudiese acordar de que aún no se habían despedido formalmente.
El peliplateado, con una sonrisa, decidió seguirla, sabiendo que el espectáculo que podría ver sería admirable.

Sora se encontraba revisando todo el interior de la nave palmo a palmo. Una tarea tan cuidada que ninguno de los que había entrado ahora sabían si debían romper su concentración. Pocas veces se le veía tan interesado en algo. Kairi se mordió el labio inferior, pensando un buen método para captar su atención y tener la despedida que, como continuasen así, no iba a producirse.
Finalmente, decidió abrazarlo por la espalda, hundiendo la cabeza en su hombro y pudiendo así explicar todo lo que sentía en un simple gesto. El castaño, confuso, la miró de reojo:

—Kairi...
—Solo... vuelve pronto a casa, Sora...

El joven asintió, comprometiéndose a hacer lo que ella quería.
Tras una pequeña conversación entre los tres, Kairi bajó de la nave, dejándolos a ellos en el interior. Riku salió, apoyándose en el marco de la puerta de salida, sonriendo de medio lado.

—Cuanto antes salgamos, antes volveremos –comentó, intentando animarla sin demasiado buen resultado. La pelirroja negó con la cabeza para después encogerse de hombros y replicar:
—Si me creyese eso os habría sacado ayer mismo de la isla a patadas –rió-, pero seguro que Sora se entretendría por el camino y llegaríais a la misma hora que si salieseis hoy.

El mayor sopesó la información, echándose a reír y dándole el visto bueno. Cuando su amigo le dijo que todo estaba listo para despegar se despidió de Kairi y cerró la compuerta, dirigiéndose a la cabina de mando. Allí discutió con Sora quien sería el capitán y, al decidirse que no sería él, tomó asiento donde correspondía al copiloto. El castaño activó los motores, iniciando también el sistema de navegación. Sonrió al coger impulso la nave, y, segundos después ya se encontraban en el cielo de Islas del Destino, tumbo al Castillo Disney.

—¿Sabes pilotar una nave? –inquirió Riku al verlo tan emocionado con todo lo que hacía y tocaba
—¡claro! ¡Donald a veces me dejaba pilotarla!
—...a veces... ¿Cuánto es “a veces”?
—Pues... –parecía que estaba haciendo uso de toda su capacidad de memoria.
—...
—Unas dos

El chico de pelo color plato se llevó una mano a la cabeza, decidiendo que lo más acertado sería buscar el botón del piloto automático.

****


La nave se posó suavemente en el hangar gummi gracias a que Riku había tomado los mandos hacía tiempo. Habían visto al llegar una especia de feria festival y Sora se había empeñado en que quería verlo por la ventana.
Salieron del vehículo sin ser recibidos por nadie, y el menor de ellos decidió que lo mejor sería ir a la fiesta, donde seguramente habría alguien. Su amigo negó con la cabeza: Sora no tenía remedio. No había que ser un genio para saber las segundas intenciones del castaño.
Le agarró del brazo, dejando unos instantes los ojos en blanco y tiró de él, sacándolo del hangar y arrastrándolo a través de los desérticos pasillos: ya tendrían tiempo para festivales cuando todo aquello hubiese terminado.

—Date cuenta de una vez, aquí no hay nadie –protestó Sora, aún obligado a avanzar por la fuerza física de su compañero
—No seas crío. Dijiste hace tiempo que había un salón del trono, ¿cierto? Pues lo más seguro es que estén allí.

El castaño no dijo nada, comprendiendo que poco podía hacer ante la lógica y la cabezonería de su amigo. Continuaron vagando por el castillo varios minutos más, hasta llegar a una puerta que destacaba sobre todas las demás. Riku balbuceó, incrédulo mientras se preguntaba por qué demonios tenía que ser tan grande una entrada. Sora rió, colocando ambas manos tras su nuca: él ya había estado allí, poco podría sorprenderle de aquel lugar. El castaño llamó a la puerta, esperando que nadie respondiese, pero no fue así. Una voz que muy difícilmente podía entenderse se pudo escuchar al otro lado.

—Adelante, el rey os espera

Una puerta de tamaño mucho menor se abrió en la entrada principal, asomándose la cabeza blanca de un pato para comprobar que verdaderamente eran ellos. Antes de poder añadir nada más, Sora ya se había lanzado sobre él, abrazándolo con fuerza y entusiasmo.

—¡Donald, cuanto tiempo sin verte!

El mago empezó a forcejear para intentar librarse de los brazos del adolescente mientras Riku, entornando los ojos, pasó por su lado, observando las dimensiones de la sala. Realmente, la puerta era de un tamaño ínfimo comparada con aquella habitación: casi podía decirse que era una locura.

Tras aquellos instantes de anonadamiento, sacudió la cabeza, peinando su pelo con una mano y se dirigió al fondo de la habitación, Ahí, sentado en su trono, se hallaba el soberano de los mundos: el rey Mickey. Una sonrisa se dibujó en los labios del peliplateado al verle. No habían sido precisamente pocas las veces que habían intercambiado palabras con el monarca, incluso habían viajado juntos en múltiples y numerosas ocasiones. Eran buenos amigos.

Hincó una rodilla en el suelo de forma respetuosa, al menos, hasta que Mickey le obligó a levantarse, abrazándolo efusivamente. El chico no dudó en corresponder al gesto con una leve sonrisa en los labios.

Tras los reencuentros, Sora y Riku se colocaron frente al trono, siendo conscientes de que estaban allí debido a la misiva del monarca. Estaban encantados por volverse a ver, pero el motivo era serio, o eso suponían.

—Me alegra comprobar que habéis conseguido encontrar el camino al castillo. Los caminos entre los mundos cada vez son más débiles y se dificultan las comunicaciones –comentó el rey, sentándose nuevamente en el trono.
—Sobre todo fue útil el piloto automático –explicó el mayor de los chicos. Acto seguido miró a su amigo con suspicacia, consiguiendo que Sora le hiciese una mueca, molesto.
—Sora nunca fue bueno pilotando –comentó Donald, mirando hacia otro lado.
—¡Ya te vale!

Mickey carraspeó, intentando poder continuar explicando por qué estaban allí reunidos, aunque no pudo evitar reír un poco por los comentarios anteriores. Cuando volvió el silencio, continuó hablando.

—Igual que a vosotros os he convocado con una carta, uno de los temas a tratar en esta reunión es una carta que ha llegado al castillo en una pequeña cápsula gummi. Donald, entrégasela –mientras el pato se acercaba a ellos, el monarca continuaba hablando-. Quiero que, ante todo, prestéis atención a la firma del documento.

Sora cogió la carta, ojeándola mientras Riku la leía con rapidez, frunciendo el ceño conforme llegaba al final. El castaño ahogó una exclamación al posarse sus ojos en la firma, señalándola con asombro. Su compañero miró al rey, ¿aquello iba en serio? Ansem... estaba muerto. Su oscuridad se había sellado, el incorpóreo había caído y el Sabio... había encontrado la paz al fin al destruir aquel falso Kingdom Hearts. La luz le había consumido.

Aún podía recordar la primera vez en la que se habían encontrado, en el Castillo del Olvido. Mickey, tras llevarlo con ellos, le había explicado que DiZ no era otro que el auténtico incorpóreo de Ansem el Sabio, fallecido en el incidente ocurrido en Vergel Radiante años atrás. Su memoria se había fragmentado tras su muerte, pero, gracias al monarca, pudo ir recordando poco a poco su vida. Desgraciadamente, el incorpóreo pasó de una incertidumbre general, a una obsesión completa por vengarse de sus discípulos: los creadores de la Organización XIII.

En cualquier caso, Ansem había fallecido definitivamente junto a aquel grupo de seres sin corazón.

—Majestad, ¿es una broma? –susurró Riku, manteniendo su rostro inexpresivo. Sora lo miró sin entender-. Ansem está muerto, está claro que la carta ha sido falsificada.
—¡Eh, cuida tus modales! ¡Estás delante del rey! –gritó Donald, acercándose a Riku, bastante ofendido-. ¡Más respeto!
—Tranquilo, Donald –rió el monarca, levantándose del trono-. Nosotros también dudamos después de todo... Comprobamos la letra con otros documentos de Ansem el Sabio y hay una coincidencia plena en la letra y en la firma. En un 90% podemos afirmar que es él.

Sora saltó, haciendo un gesto de victoria y riendo. Le alegraba mucho saber que aquel hombre no estaba muerto, aunque no le conociese nada en realidad. Aún así, imaginarse que hubiese muerto para darles una oportunidad nunca le había gustado. Había sido como llevar una pesada carga en el corazón.

—Como podéis ver en la carta –continuó explicando Mickey, caminando de una lado a otro-, están adjuntadas las coordenadas donde Ansem se encuentra preso. El único problema es..
—Lo debilitados que están los caminos entre los mundos, ¿cierto? –adivinó Riku, a pesar de continuar siendo reacio a creer la supuesta “vuelta a la vida” del Sabio. La consideraba estúpida, sobretodo para crear una reunión... Miró de reojo a Sora, quien atendía a las explicaciones del monarca sobre los pasajes que habría que volver a abrir con la llave-espada y las naves gummi. La carta que habían recibido, la primera parte y la que había provocado aquel desplazamiento tan rápido no citaba ada de aquello. Hablaba de todos los caminos que llevaban a Sora... Incluso el rey había dicho que existían varios temas a tratar en la reunión. Frunció el ceño, luego tendría que volver a pedirle la carta a Sora.
—Además de eso... es que este mundo no sale en los registros que tenemos en nuestros mapas estelares. Aunque los caminos estuviesen más fuertes que nunca, no tendríamos destino hacia el que viajar –rió el rey, bastante preocupado respecto a aquello. Parecía haber estado dándole vueltas al problema-. Lo mejor que podemos hacer es comunicarnos con un experto en naves gummi o en viajes interestelares... Riku lo dudo, ya que hemos viajado juntos, pero tú, Sora... ¿conoces a alguien con tales características?

El aludido echó la cabeza hacia atrás, pensativo. Hizo una mueca, haciendo ruidos extraños mientras trataba de recordar a una persona así. Dios un golpe con la palma de la mano en su frente, cayendo en algo.

—Donald, ¿Cid no vendía piezas de naves gummi?
—¡Cierto! –exclamó el mago, asintiendo con fuerza al darse cuenta de ello-. Nos estuvo instalando cosas la primera vez para que pudiésemos llegar a mundos más lejanos

Mickey los miró, encantado con la noticia. Les preguntó si “el tal Cid” tenía grandes conocimientos en el tema y, tras la afirmación de Sora, dios un salto, entusiasmado. El castaño sonrió: ya tenían un nuevo rumbo. Miró a Riku, quien, asombrosamente, mantenía sobre todos ellos una mirada ensombrecida y cargada de reproche. ¿Qué le pasaba? Tragó saliva, decidiendo que le preguntaría cuando estuviesen a solas.

—Si solo es información nos encargamos nosotros –comentó Sora-. Usted puede quedarse... a cambio, cuando regresemos podremos participar en la ferie que tienen..
—¡Sora, más respeto!
—Respira, Donald –rió el rey-. Me parece buena idea. Si me traéis a Cid Highwind, os daré pases para el Festival de Ensueño. ¡También para Kairi!
—Genial –sonrió Sora-. Pues entonces, ¡nos vamos ya! Así disfrutaremos de ese festival e incluso Ansem podrá estar en él.

Riku no dijo nada, solo se dirigió con su amigo a la salida después de que Donald les dijese que los esperasen a él y a Goofy, que querían acompañarlos. El menor observó a su compañero, rascándose la cabeza con algo de preocupación: habitualmente sonreía poco, pero todo tenía un límite.

—¿Qué te pasa? Pareces enfadado –comentó Sora, colocando ambas manos tras su nuca.
—...todo esto me parece ridículo –sentenció-. Parecemos recaderos y... y Ansem no está vivo, maldita sea. El rey se ha cegado ante la posibilidad de encontrase con su amigo y tengo la sensación de que se ha olvidado del verdadero motivo de la reunión... ¿Tienes la carta que nos envió?
—S...sí, en el bolsillo –la sacó, aún sin saber que tramaba su compañero: él mismo había leído la carta miles de veces... Incluso podía decirse que se la sabía de memoria.
—Céntrate en la primera parte –susurró Riku, marcándole lo que debía leer:

“Quería contártelo inmediatamente, existen memorias dormida dentro de ti, y esos fragmentos de memorias te conectan con el futuro.
Sora, Riku, Kairi, la verdad de la llave espada pasa por numerosas conexiones y están dentro de vuestros corazones.
Sora, todo el mundo conectado a ti esta esperándote, el único que puede curar su tristeza eres tú.
Es posible que todos los viajes hasta ahora hayan sido fáciles en comparación con el siguiente
Todas las cosas, aunque accidentalmente, fueron conectadas
Parece que la puerta que la puerta hacia un nuevo punto de partida se esta abriendo”




—Está más que claro que algo se nos escapa... –resumió el joven de pelo plateado, llevándose una mano al mentón, pensativo. Sora suspiró, cortando aquel momento con facilidad.
—Si salvamos a Ansem matamos dos pájaros de un tiro, ¿no crees? Salvamos al sabio y Mickey nos cuenta de que va el comienzo de la carta...

Riku suspiró, aún no demasiado convencido del plan de Sora. De todas formas no podía hacer gran cosa en su situación... Se encogió de hombros, mirando el reencuentro con otro de sus amigos cuando llegaron al hangar gummi.
Tras los saludos, Donald y Goofy explicaron que irían en naves distintas. Todas las gummi de gran tamaño estaban siendo utilizadas en el festival en el evento de Chip y Chop. Quedaron en verse en la plaza de Vergel Radiante y que los cuatro irían a buscar a Cid.

Después de aquello, montaron en las naves, siendo la de Sora y Riku la primera en salir. El más joven de los elegidos por la llave-espada sonrió, siendo impulsados ambos automáticamente hacia la inmensidad del espacio.



FIN DE CAPÍTULO

N.A: Sé que un capítulo un tanto tranquilo... pero todos comienzan así, ¿cierto? En el siguiente espero que la cosa se anime, y ya estoy trabajando en él.
Sigo estudiando para los exámenes... a ratos, porque no me concentro... la verdad es que pienso más en esto y en como hacer que los personajes se vean obligados a tomar las decisiones que se quieran... Ah, si ven algo raro en el capítulo díganlo sin miedo. Responderé e intentaré arreglar.
Otros asuntos... sí, bueno. Quizás me anime a subir una ficha con los nuevos sincorazón, enemigos finales y esas cosas. también dibujos de las llaves-espada, porque no tiene gracia que me invente nombre de llaveros si no saben como son las llaves... O eso he pensado.

De acuerdo, por última cosa... Subo el diseño de la ropa de Sora y Riku en este fic. Riku tiene el pelo largo, pero se le cortará más adelante... o no, no me gusta ese aspecto que tiene en el KH de la 3Ds... xD
Tengo dudas sobre la ropa de Riku, ya que me recuerda demasiado a la de KH II... pero en cualquier caso será parecida a la de la imagen. En cualquier caso, la adjuntaré ante cualquier cambio.
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Una última cosa... estoy pensando si adjuntar BSO de los mundos. La mayoría serían las canciones de los otros juegos, pero, ante mundos nuevos, también habría canciones diferentes. Pregunto si les gustaría o dificultaría la lectura. Gracias~~

¡Nos vemos en el próximo capítulo o en un tema del foro! owo~~~~~~~~
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Re: Kingdom Hearts: Remnant Souls

Notapor Exeon-II » Sab Dic 24, 2011 4:49 pm

We,we, primer capitulo arriba >w<

pobre Riku, tiene que montar con Sora en la nave gumi XD

Me ha gustado el capitulo, a ver si Riku deja su escepticismo y se aplica en la mision de salvar a Ansem que a saber donde esta XD

Espero el proximo el capitulo~~
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