[Prólogo] Monstr... digo, extraterrestres...

[Nell]

El día anterior, los padrastros de Fyk habían vuelto de una dura misión que había consistido en la captura de un duro criminal del espacio, por lo que las historias que éstos solían relatarles a él y a su hermanastra al regresar no se habían hecho de esperar. Seres de oscuridad devoradores de corazones, niños cazando piratas, sirenas ligando con hombres bien guapos... Sin duda, había sido toda una aventura, aunque tenía ciertos puntos inverosímiles muy difíciles de imaginar. No obstante, dichas historias no podían hacer otra cosa que emocionar a los oyentes, sobre todo a los más pequeños del hogar que tenían dentro de la gran nave.

A la mañana siguiente, Fyk se enteró de que el misterioso guerrero que había batallado con sus padrastros se encontraba en la nave, es decir, se lo habían traído consigo, a pesar de no pertenecer a la Federación Galáctica. Decían, además, entre las familias residente en la nave, que se trataba de un monstruo, cuya raza era la "humana". Algo fuera de lo común, sin duda. Y el nombre era feísimo.

Aún era por la mañana cuando el padre de Fyk le mandó ir a ver a la Gran Consejera, para entregarle un sobre con el informe de la misión que habían llevado a cabo. Si mencionó algo sobre el "humano", podía ser tanto bueno como malo. Pero, ante todo, antes que sobre eso, le advirtió tener cuidado con el sobre.

[Final Fan]

No era la primera vez que papá me mandaba ir a hacerle algún que otro recado referente a sus misiones fuera de la nave, pero... ¡aquella era especial! ¡Habían traído consigo un prisionero, nada menos! Aún así, era un poco aburrido recorrer andando el camino hasta la sala del Consejo sin Kaara, pero no podía quejarme, claro. Ya era bastante excepcional que dejasen entrar a un niño en la sala del Consejo, como para que dejasen entrar a dos.
Caminé con el sobre apretado sobre mi pecho hasta la puerta de la estancia, un poco nervioso. No era la primera vez que iba, pero tampoco era un hecho demasiado habitual. Siempre era emocionante verse involucrado en los asuntos de los mayores. Cuando había llegado a mi destino, me limité a tocar la puerta con el puño un par de veces...
*Toc toc*
No logré reprimir un escalofrío. La gran Consejera a veces daba un poco de miedo, con lo seria que era...

[Nell]

La puerta tardó unos pocos minutos en abrirse, para exasperación de cualquiera. Y sin embargo, tras ella, Fyk no halló a la Gran Consejera, sino al capitán de la Federación Galáctica y subordinado de la mujer, Gantu. Mostraba su cara desagradable de siempre, como si estuviera molesto con algo de antemano, incluso aunque no tuviese nada que ver con el pequeño extraterrestre.

—¿Qué quieres? —preguntó sin ápice de amabilidad.

Al explicarle Fyk su problema, en vez de cambiarle o endulzarle la expresión, siguió mostrándose molesto y señaló a la espalda del joven con su increíble brazaco.

—Ha salido a visitar al extraterrestre. Estará en el corredor, frente a la sala de las celdas —explicó brevemente.

Y le cerró la puerta de las narices. Definitivamente, estaba de muy mal humor, aunque el muchacho no podía saber por qué.

Sin más remedio que obedecer al capitán, Fyk se dirigió al lugar que le había indicado. Efectivamente, allí encontró a la Gran Consejera, que hablaba con un monstruo extraño, de aspecto humanoide al menos, mientras miraban el espacio exterior.

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—…ija uno, entonces —decía en ese momento la Gran Consejera. Fyk sólo pudo captar ese retazo de su conversación.

—No… No funciona así… —murmuraba el desconocido. Al menos, su raza era inteligente.

Al ver que se acercaba alguien, la Gran Consejera se volvió hacia él y con su gesto siempre inexpresivo, le reconoció.

—¿Qué quieres, pequeño?

[Final Fan]

Aquel tonto de Gantu me abrió la puerta y se mostró tan poco comunicativo como siempre. No solía caer bien a los demás niños... parecía como si él nunca hubiese tenido infancia o algo. ¡Me ponía de los nervios!
Me fui molesto hacia el pasillo de las celdas y allí me encontré con la Gran Consejera, que estaba hablando con otra... cosa. En cierto modo se parecía a los habitantes de la nave... vamos, que tenía ojos y boca, pero aún así me resultaba extraño. Además... ¡hablaba nuestro idioma!
-Eh, ah, s-sí -respondí a la Gran Consejera, intentando no quedarme pasmado mirando al prisionero- Traigo este informe de mis padres, Yuleola y Karr H'Gaajk...
Me acerqué a ella y le entregué el sobre, cabizbajo.
-Es sobre la misión que realizaron con éxito...
Miré al humanoide. ¿Serían verdad las historias de mis padres? ¿Era aquel ser un guerrero? Qué raro era todo...

[Nell]

La Gran Consejera recibió el informe sin, de nuevo, variar su expresión. Ni siquiera parecía haber reconocido a Fyk hasta que éste mencionó el nombre de sus padres.

—Ah, bien, lo estaba esperando. Puedes marcharte —le permitió la Gran Consejera.

—¡Eh, no, un momento! —le interrumpió de repente el extraterrestre—. ¿Has dicho Yuleola y Karr H'Gaajk? ¿Eres su hijo? —preguntó.

—No exactamente. Su hijastro —concretó la Gran Consejera, observando al hombre con interés repentino.

—Para el caso, es más o menos lo mismo —opinó. Luego, se dirigió a Fyk—. Conocí a tus padres durante la misión y debo decir que son guerreros excepcionales. Debes de sentirte orgulloso de ser su hijo.

—¿Me parece oír de ti un interés por el muchacho, Kazuki? —preguntó la Gran Consejera.

—No, claro que no. Ya te lo he dicho, no se hace así.

La Gran Consejera no pareció muy satisfecha por la respuesta del extranjero. No insistió. Sin embargo, en vez de despedir de nuevo a Fyk, puso una mano en su hombro para que no se escapase tan rápido, al mismo tiempo que volvía a dirigirse a su compañero, cambiando aparentemente de tema.

—No te importará, sin embargo, que el pequeño nos acompañe en nuestro recorrido, ¿verdad?

—Eso dependerá de él —murmuró el extraterrestre—. Te apetece acompañarnos, eh… ¿Azul?

[Final Fan]

-Bueeeeno, yo me voy yen... ¡ah!
Quise despedirme al haber acabado mi recado, pero la Gran Consejera me retuvo. Parecía que aquella persona... Kazuki, quería que lo... ¿acompañase a algún sitio? Además, en vez de llamarme por mi nombre hizo referencia a mi color. Qué especie tan extraña.
-P-pero... -musité, confuso- ¿Acompañaros a dónde? ¿Eh... Rosáceo?
Alterné mi mirada entre el hombre y la Gran Consejera varias veces.
-¿Qué pasa conmigo? -le pregunté a la mujer.

[Nell]

—En nuestro paseo por la nave —intervino rápidamente la Gran Consejera, sin dejar hablar a Kazuki, para contestar al receloso muchacho—. Debemos ser buenos anfitriones, ya que el señor no se quedará mucho tiempo. Y creo que a él le agradará tu compañía, ¿no crees?

A juzgar por el duro apretón que ejercía la Gran Consejera sobre su hombro, sí, sí debía de creerlo.

—Eh… bueno… —el hombre parecía tan incómodo como el muchacho—. Si insiste… Por cierto, me llamo Kazuki. Eh… ¿y tú?

Fue un vano intento de establecer conversación que, sin embargo, la Gran Consejera interrumpió bruscamente para empujar a Fyk suavemente del hombro y que el pequeño comenzara a andar con ellos. El muchacho no tardó en darse cuenta hacia dónde se dirigían: hacia las celdas de los prisioneros. Nunca había estado allí. No tenían permitido entrar, salvo con una autorización especial. Sin embargo, acompañado de la Gran Consejera, no necesitaba de ninguna.

—Respecto a tu situación —continuó hablando la Gran Consejera, como si nunca hubiese hecho una pausa—, dime, ¿has pensado alguna vez en el futuro? ¿En tu futuro?

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Se ha añadido a Kazuki al Registro de NPCs.

[Final Fan]

Estaba visto que iba a pasar más tiempo con el extraterrestre de lo que a mí me gustaría. Bajo la férrea mano de la Gran Consejera, caminé pasito a pasito y sin decir ni pío al lado de Kazuki y ella. Procuré mirar hacia delante sin perder de vista un punto imaginario al fondo del pasillo... todo con tal de no fijar demasiado mi mirada en los ojos de aquel hombre, que... a mi parecer estaba tan incómodo como yo, sino más.
Aunque mi vista estaba perdida, no así lo estaba mi oído. Intenté captar con todo detalle las palabras que intercambiaban carcelera y encarcelado... al fin y al cabo, por alguna razón la consejera se empeñaba tanto en que me uniese a su antes privada charla.

[Nell]

Fyk, que se había visto encerrado entre la decisión de la Gran Consejera a que los acompañase y Kazuki, el variopinto extraterrestre, vio cómo la puerta de la prisión se abría, revelando un largo pasillo con celdas a ambos lados. Algunas con prisioneros y otras vacías. A pesar de todo, ningún sonido llegaba desde su interior, puesto que las cárceles habían sido diseñadas para no captar ningún sonido del interior, por si el recluso quería armar escándalo.

A lo largo del corredor, varios guardias patrullaban para mantener vigilado el lugar día y noche. Varios de ellos saludaron con una inclinación de cabeza a la Gran Consejera, mientras que otros, más aburridos, siguieron a lo suyo.

Sólo habían andado un trecho corto cuando la Gran Consejera se impacientó.

— Fykhjaal, ¿has escuchado lo que te he preguntado? —repitió con contrariedad—. Me gustaría saber si has pensado alguna vez en tu futuro.

Pese a que Fyk había tratado de no prestar atención a la conversación entre la Gran Consejera y Kazuki, ni siquiera cuando éste le preguntó acerca de su nombre, un pequeño apretón en el hombro que aún sujetaba la mujer quizá le advirtiera de que ésta esperaba una respuesta. Y pronto.

[Final Fan]

-¡Ah!
Me asaltó el pánico de repente. Pensaba que la Gran Consejera estaba hablando con el extraterrestre, no conmigo. ¡Qué vergüenza, qué vergüenza estaba pasando! Notaba cómo me ardía la cara de lo ruborizado que estaba. Sin embargo, no entendía muy bien a qué se refería... ¿mi futuro? Nunca me había parado a pensarlo.
-Bueno, mi... futuro... eh... -intenté ser coherente, aunque la preguntita se las traía- Supongo que... me gustaría ser... ¿útil? Ayudar en todo lo que pueda en la... nave o... eh... no sé...
La presencia de Kazuki me distraía demasiado, lo que no me ayudaba a dar una respuesta concreta. Cogí aire y, tras meditarlo un poco, exclamé con decisión.
-¡Quiero hacer que todos sigan felices!
Casi me arrepentí de haberlo dicho a medida que salían las palabras de mi boca. Me di cuenta de que era una respuesta muy, pero que muy infantil, y estaba hablando con mayores... seguramente habría hecho el ridículo. Me callé y volví a mirar a la nada, esperando una reacción.

[Nell]

Al contrario que otros muchos adultos, la Gran Consejera no sonrió ante los infantiles pensamientos del pequeño, sino que se giró hacia su acompañante con una mirada significativa, antes de volverse de nuevo a Fyk.

—Entonces, si la Federación necesitase de tu ayuda, de tu compromiso, para una crucial tarea, ¿estarías dispuesto a llevarla a cabo? —preguntó—. Estoy segura de que eso sí haría sentirse orgullosos Yuleola y Karr H'Gaajk. Y, ¿nunca has sentido la curiosidad de salir al espacio?

Se pararon frente a la celda de un aburrido monstruo-serpiente, con brazos cortitos y lengua bípeda, que les silbó enfurecido a través del cristal, aunque no pudieron oírlo. Sin embargo, él no era el destino de aquel “paseo”, pues la Gran Consejera y Kazuki se situaron en la plataforma y ésta comenzó a ascender lentamente, con los tres arriba.

[Final Fan]

Creía que ya habíamos acabado nuestro paseíto al llegar a aquella celda, pero luego recordé que las paredes estaban repletas de ellas hasta el techo. Subimos a la plataforma para dirigirnos a una de las que estaban más arriba. El extraterrestre había permanecido callado... no parecía peligroso al fin y al cabo, con lo que me relajé un poco para responder a la perorata de la Gran Consejera.
-¡Claro! -dije, sonriendo- ¡En cuanto esté preparado para ayudar... haré lo que sea! Y sí que tengo curiosidad, pero... bueno, parece peligroso.
Aunque hablaba emocionado, algo comenzó a inquietarme. ¿Estaba la Gran Consejera insinuando que la Federación iba a necesitarme... pronto? ¿Ahora mismo? Suponía que la estaba malinterpretando... ¡un niño llevando a cabo una misión espacial! ¡Qué chiste!

[Nell]

La plataforma ascendió hasta pararse de repente en una de las celdas, igual a la de los demás. Sin embargo, dentro de ésta, había sorprendentemente un monstruo de la misma raza que Kazuki, con el uniforme de recluso, y sentada sobre su cama, con la cabeza gacha, como si no le importara nada de lo que sucediera fuera en el exterior.

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—¿Ves a la presa? —preguntó la Gran Consejera, dirigiéndose aún a él—. Es una criminal que ha cometido incontables crímenes en los mundos. Si no hubiera sido por la ayuda de Kazuki, no habríamos podido atraparla tan pronto —confesó—. Él pertenece a un… reducido grupo de elegidos que velan por la paz del universo, al igual que nosotros, pero de otras formas. Hace poco que hemos establecido contacto con ellos y, para afianzar las relaciones y asegurar que las misiones llevadas por ambos comandos tengan éxito, hemos pensado que podríamos ceder a los “Maestros” un soldado de nuestras filas para que lo acojan como aprendiz…

A pesar de que la Gran Consejera seguía insinuando el destino de Fyk, finalmente había llegado al punto clave. Pese a que el pequeño desconocía muchas cosas, como la misión de ese grupo y los llamados Maestros, una cosa le había quedado clara: si quería satisfacer los deseos de la Federación, él tendría que pasar a ser uno de ellos.

—No sólo te entrenarías como tus padrastros, sino que ayudarías a la Federación a mantener la paz —añadió la Gran Consejera.

Y Kazuki, al otro lado, observaba detenidamente mientras tanto a la reclusa, atento a la conversación, pero sin intervenir.

[Final Fan]

-¿Q-qué...? P-pero...
Aquello era una bomba. Un bombazo, sin lugar a dudas. La Gran Consejera me estaba pidiendo a mí, un... niño sin experiencia alguna, que ayudase en aquella, cómo llamarla... cruzada universal. Bueno, no era así totalmente... "me acojerían como aprendiz", había dicho. "Me entrenarían como a mis padrastros". ¿Era aquello lo que me deparaba la vida? ¿Estaba el futuro persiguiéndome... o lo perseguía yo a él? Fuese como fuese, en el momento no pude sino quedarme en shock.
-¿P-por qué yo? ¿Saben de esto mis padres? -pregunté, dirigiéndome tanto a la Gran Consejera como a Kazuki.

[Nell]

—Tus padres no saben nada, así que no estaría de más que le pidieras permiso antes de decidir nada —intervino de pronto Kazuki.

—El entrenamiento de dichos elegidos suele empezar pronto, para que puedan dedicar su vida a tal misión. Así, pues, ¿estarías dispuesto a afrontar el desafío? Una vez comiences, no podrás echarte atrás —le explicó la Gran Consejera. Luego, se dirigió a Kazuki—. ¿Necesitas algo de la reclusa?

—No, sólo quería asegurarme de… nada. Podemos irnos.

La plataforma volvió a descender, mientras los dos adultos esperaban la respuesta de Fyk.