[Prólogo] Vacío

[Zee]

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Prólogo de Sombra

La lluvia parecía cantar una arrítmica melodía cuando se estrellaba en las blancas paredes del castillo flotante después de surcar las amplias nubes de tormenta. Allá arriba, donde la vista no alcanzaba, recorría ríos invisibles hasta el borde de sus plataformas y luego caía al interminable vacío, donde los ojos de nadie podían posarse.

Ragun miraba aquel espectáculo desde la parte alta de un edificio pequeño, preguntándose si algún día sería capaz de dar un salto lo suficientemente largo para alcanzar aquella blanca fortaleza, o si se le presentaría la oportunidad de construir algún puente o escalera. La curiosidad era solamente una de las razones menores, de aquellas que se veían eclipsadas por lo que realmente impulsaba al misterioso joven: descubrir sobre su pasado; descubrir por qué no tenía nada qué recordar. Ningún lugar al que volver, ningún rostro al cual extrañar.

¿Por qué se hallaba allí solo, en la interminable ciudad, tan vacía y tan carente de vida?

[Sombra]

Me giré dando la espalda a la enorme fortaleza blanca que resistía la lluvia impasible, flotando en el aire sobre el enorme crater que rompía la infinita monotonía de aquella oscura ciudad interminable.

Salté por los tejados que ya conocía como la palma de mi mano hasta llegar a uno en concreto que tenía una azotea con una puerta metálica que bajaba a lo que había convertido en mi hogar durante aquellos años. Realmente no había cogido aquel lugar como casa por algo determinado, simplemente fue el primer lugar que se me ocurrió habitar, aunque en realidad tenía varios refugios más por los alrededores de la fortaleza y algunos puntos más alejados de las veces que había ido de exploración.

Abrí la puerta y bajé las escalerillas de negro homigón llegando a lo que era mi casa. A pesar de que toda la ciudad estaba deshabitada las casas estaban dotadas de todo tipo de comodidades, sofás, camas, neveras...Cualquier cosa en una casa normal lo tenían todos y cada uno de los apartamentos, incluso había agua potable y electricidad.

Siempre me había preguntado de donde salía aquel agua y aquella electricidad ya que a pesar de haber seguido miles de veces las cañerías o los cables del alumbrado jamás había encontrado un solo generador o una presa.

Me tumbé sobre la cama a pesar de estar empapado por la lluvia y cogí un libro que había sobre una mesilla de noche en la que solo había un par de calcetines limpios que había guardado allí. El libro, como todos los que había en la ciudad no tenían un idioma definido y mezclaba caractéres diferentes siendo imposible una lectura concreta, algunas veces había páginas enteras en un mismo idioma pero no servía de mucho si el resto del libro resultaba ilegible.

Arrojé el libro sobre la moquéta que cubría el suelo, frustrado.

[Soul Artist]

El agua de la lluvia golpeaba la ventana del hogar de Ragun con fuerza; se estaba comenzando a desatar una fuerte tormenta, de las que invitaban a quedarse encerrado en casa y no salir en días de allí. Los truenos se oían a lo lejos, acercándose poco a poco; los relámpagos venían incluídos, en forma de pequeños destellos lejanos.

No tardó mucho en llegar la gran tormenta. En un principio el solitario habitante de aquel mundo ignoró la tormenta, puesto que no era la primera que veía y tenía bien claro que tampoco sería la última. Sin embargo, los rayos venía fuertes, puesto que por la ventana entraban constantemente flashes cegadores acompañados de fuertes truenos que daban a entender que pasaban cerca.

Finalmente, uno de los rayos acabó fundiendo las luces. La electricidad se había ido en la casa: Ragun se había quedado completamente a oscuras. La tormenta debió haber fundido de golpe los fusibles, o con suerte, solo habrían saltado y podría recuperar la luz en un rato. Debía decidir si iba a comprobar los fusibles, pues.

[Sombra]

Sin electricidad no podría hacer absolutamente nada, ni usar el microondas ni la cocina, que funcionaba también con la electricidad y tenía que admitir que las tripas comenzaban a rugirme intensamente.

Con un suspiro de resignación decidí ir a mirar los fusibles que quedaban en un poste en medio de la abandonada y fría calle. Busqué en el armario que había en el modesto apartamento y cogí un chubasquero negro que paraba bastante bien la lluvia. Ya de paso también me dirigí hacia la cama y busqué bajo ella una caja de herramientas que usaría para cambiar los fusibles.

Normalmente esperaría a que la luz volviera pero aquella tormenta era una de las más intensas que había visto en mucho tiempo y sabía muy bien que a pesar de que en aquella ciudad la electricidad pareciese como si se generara mágicamente los cables, los fusibles y cualquier cañería podía romperse dejando sin agua o electricidad una zona de la infinita ciudad.

En realidad, las tormentas no le asustaban lo más mínimo ya que era algo común en aquella ciudad. El tiempo atmosférico más común era llovizna, aunque también había días despejados o noches, como aquella misma con tormentas.

Abrí la puerta del apartamento que quedaba en el último piso de un pequeño edificio de cuatro plantas que quedaba en un escondido callejón que los sincorazón solían pasar por alto.

Bajé las escaleras despacio para evitar caídas tontas tanteando con las manos el pasamanos.

Abrí la puerta del portal y la cerré nuevamente nada más atravesarlo para evitar que la lluvia mojara el interior del edificio sin temor a no poder volver a entrar al no tener ninguna llave. La verdad era curioso que ninguna de las puertas que había en la ciudad tuviese una cerradura, realmente con solo empujar las puertas ya era suficiente para entrar, sin embargo los sincorazón parecían desconocer eso ya que nunca los había visto en el interior de ningún edificio, algo que me parecía bastante interesante, la verdad.

Nada más salir a la calle la lluvia me cubrió completamente y los chuzos caían con suficiente fuerza como para hacer daño con el impacto. Me dirigí al poste que estaba al otro lado del callejón y dejé la caja de herramientas en el suelo para buscar en ella un destornillador plano que estaba oxidado por su uso bastante constante.

Antes de subirme al poste decidí asegurarme de que ninguna de aquellas negras estuviese en las cercanías, como de costumbre en aquella zona no había ninguna. Me metí el mango del destornillador en la boca y lo mordí con fuerza para subir al poste utilizando las dos manos.

Subí al poste utilizando unas barras metálicas que estaban a los extremos de este creando una incómoda pero útil escalera. Mis manos estaban frías y mi cuerpo también estaba perdiendo su temperatura, aunque no me importó demasiado.

Nada más llegar arriba solté una mano y agarré el destornillador que llevaba en mi boca, empecé a revisarlos buscando el fallo que había hecho que la luz se hubiera ido en todo el edificio, y en toda la calle por lo que parecía al ver la falta de iluminación en las farolas y demás casas de los edificios que rodeaban el lugar.

[Soul Artist]

La caja de fusibles echaba humo. Negra como una de las oscuras criaturas de aquel mundo, ardía al contacto y parecía estar algo fundida: le había alcanzado un rayo. Inservible era ya su estado, tal vez irrecuperable. Habría que cambiar toda la caja, trastear entre los cables... Y con aquella oscuridad era difícil. Si tuviese una linterna a mano, sería capaz de arreglárselas sin problemas con aquello.

Un nuevo rayo cayó cerca, sorprendiendo al joven. Las calles se iluminaron al hacerlo, solo durante un segundo, lo suficiente para ver a alguien entre ellas: una figura oscura que caminaba bajo la lluvia en dirección contraria. Si Ragun alzaba la vista, desde allí a lo alto, podría apreciar que la figura iba en dirección al castillo.

Podía tratarse de uno de aquellos monstruos negros. O podía ser alguien, una persona real, como él. Pero aquella idea era simplemente ridícula.

[Sombra]

Había sido solo un segundo, un miserable segundo. Pero estaba claro, aquella silueta no parecía de ningún sincorazón que hubiese visto antes ¿Podría ser otro ser humano?

Seguí observando la oscuridad unos segundos en dirección a donde aquella silueta se dirigía, a la fortaleza flotante.

Bajé del poste raudo y veloz provocando que casi cayese al suelo, aunque por suerte tuve los suficientes reflejos como para poder recuperarme justo antes de caer. Tiré el destornillador sobre la caja de herramientas y seguí calle arriba, hacia donde estaba aquel blanco castillo y hacia donde aquel ser se dirigía.

Observé nuevamente la silueta, si no era humana era bastante similar por su complexión aunque por desgracia con aquella lluvia tan intensa y la oscuridad que cubría la ciudad no podía distinguirse bien los rasgos suficientes como para saber si era humano o no, además por experiencias pasadas sabía que existían algunos tipos de sincorazón que tenían formas muy similares a las humanas. Sincorazón ¿Por qué les llamaba yo así?

Saqué de la funda de mi cinturón una daga bastante vieja que llevaba conmigo en todo momento para defenderme, contra aquellos monstruos no servía de mucho pero al menos podía mantenerlos a raya.

Comencé a seguir a la silueta ocultándome en las sombras y entre los huecos de los callejones. Poco a poco me fui acercando sin hacer el más mínimo ruido tratando de que aquella silueta no se diera cuenta de mi presencia ni sospechara que alguien la seguía.

El castillo flotante ya estaba cerca ¿Era posible que fuera un habitante de aquel lugar y fuera a entrar en él? ¿Quizás descubriría alguna manera de subir?

Recordé que en las primeras semanas, cuando desperté en frente de un gran rascacielos desorientado y asustado había tratado en vano de atraer la atención de alguien haciendo señales de todo tipo hacia el castillo aunque nunca nadie había dado señales de vida, cosa que finalmente hizo que acabase desistiendo.

Ya estaba cerca de la silueta, todavía no podía distinguir bien si era humano o no, pero me armé de valor y decidí hacer lo más seguro para descubrir que era realmente.

Salí de mi escondite y me planté tras la oscura figura con forma humana.

—¡Hey!—Llamé, con una voz áspera. Hacía mucho que no decía nada en voz alta ya que, sin nadie con quien hablar no merecía la pena hacerlo, pero aquella ocasión lo merecía.

Sujeté la daga con fuerza y apuntando hacia aquel ser temiéndome lo peor.

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Edito para poner color a mi diálogo.

[Soul Artist]

La silueta se quedó quieta al oír la voz del joven. Vestía con una larga capa que seguía por delante suyo, por lo que era difícil distinguir si se trataba de alguien humano o no, al menos con toda aquella oscuridad. Por la estatura podría deducirse así, pero los Sincorazón de aquella ciudad también tenían forma humanoide. No acostumbraban a vestir, pero...

De forma repentina, apareció un destello de luz de donde Ragun imaginaba que sería la mano derecha de la figura. Le pareció ver algo en aquel destello, un origen con forma de arma (¿quizá una espada?) que había iluminado por un segundo la calle.

—¿Quién, eh...? ¿Quién anda ahí?

La figura se giró, todavía indivisible entre la oscuridad. Al menos hablaba y parecía humano. Un auténtico y real humano.

[Sombra]

Me quedé en estado de shock al escuchar una voz que no fuese la mía propia. No podía determinar el género de la persona que acababa de preguntarme aquello pero tampoco era algo que necesitase saber. Era un humano, un verdadero humano como yo.

Por alguna razón me sentía ansioso, tal vez eran los nervios de ver por primera vez en seis años a otro ser humano o quizás estaba emocionado, lo que sabía con seguridad es que aquella persona no era una de aquellas criaturas.

Quería decir algo, pero por mi mente pasaban cientos de cosas, cientos de miles de pensamientos. Nunca había hablado con nadie y desconocía como actuar, que decir. Supuse que lo correcto sería contestarle dándole mi nombre.

Un nombre, no recordaba ni eso. Era como si una gran laguna ocupara mi cerebro, pero a pesar de ello tenía algo así como memorias residuales ya que sabía hablar fluidamente.

Una laguna…sería un buen nombre para mí. Tragué una bocanada de aire dispuesto a contestar a la pregunta de aquella persona desconocida.

—Ragun*—Contesté con una voz menos áspera.

*Ragun en japonés significa Laguna.

[Soul Artist]

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Oh, genial. Y yo he estado poniendo tu nombre al narrar sin saber que te lo ibas a sacar de la manga con esto. Sorry xD

El desconocido se llevó una mano a la nuca, dudoso. Todavía estaba oscuro y seguía lloviendo, por lo que era realmente difícil saber si estaba haciendo aquello u otra cosa.

—Ragun. Vaya, es un, eh... Bonito nombre. ¿Y qué haces aquí?

Un nuevo trueno se escuchó en la lejanía, iluminando la espalda de la figura y dejándole completamente claro al joven que estaba frente a un auténtico humano, un varón. Pero antes de que pudiese contestar a su pregunta, el hombre habló de nuevo.

—Me gustaría seguir aquí hablando, pero, eh... Llueve y tengo frío. ¿No sabrás dónde podemos protegernos un poco de la lluvia y seguir hablando, por casualidad?

[Sombra]

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No te preocupes, Narra xDDD fue culpa mía por no haberlo avisado antes.

Esta vez pude reconocer la voz de aquella persona, era un varón y por su tono de voz parecía desconcertado al verme, incluso más de lo que yo lo estaba en aquel momento.

—Ragun. Vaya, es un, eh... Bonito nombre. ¿Y qué haces aquí?—Preguntó él.

—No lo sé—Admití simplemente ante su pregunta. Justo en ese momento un rayo atravesó el cielo iluminandolo todo por un instante, tiempo suficiente como para verle por un momento la cara aunque no lo suficiente como para recordarla.

—Me gustaría seguir aquí hablando, pero, eh... Llueve y tengo frío. ¿No sabrás dónde podemos protegernos un poco de la lluvia y seguir hablando, por casualidad?—Siguió preguntando. Me fijé en que el pobre hombre estaba titiritando de frio.

—Sígueme—Invité al desconocido. Me giré y comencé a andar en dirección a aquella que era mi "casa" sin fijarme en si aquel desconocido me seguía o no. Al fin y al cabo si no quería coger una pulmonía no tenía más remedio. Sabía que no había iluminación ya que los fusibles aunque, pensandolo bien. Había unos generadores que funcionaban durante un total de cinco horas seguidas desde que la luz se iba, solo tendría que ir al cuadro de luces del edificio, que estaba en la planta baja y activarlo.

[Soul Artist]

Finalmente, los dos llegaron al llamado hogar de Ragun. El desconocido resultó ser un hombre joven de pelo castaño oscuro, que vestía una larga túnica que tocaba el suelo. Vestía detrás unos pantalones de cuero que bien le abrigaban, y el arma que llevaba resultaba ser una especie de llave, negra con el mango blanco, y cuyas salidas recordaban ligeramente a un barco de vapor.

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—Vaya, este lugar es, eh, cómodo —señaló el hombre tratando de ser amable—. Pero un poco oscuro, ¿no?

La luz todavía no había vuelto. Quizá el cuadro de luces no terminaba de funcionar, y con otro vistazo Ragun pudiese arreglarlo. Pero antes de que pudiese hacer nada, el hombre le detuvo.

—Tranquilo, yo lo arreglo —se ofreció. Levantó su arma y apuntó hacia unos cables que sobresalían en el techo—. Electro ++.

Un pequeño rayo salió del arma del hombre e impactó en los cables. Sorprendentemente, la luz volvió de golpe al lugar. Había vuelto la electricidad

[Sombra]

Anonadado, miré como la electricidad de la casa había vuelto por arte de magia. No sabía, ni mucho menos quien era aquella persona pero no era alguien normal, de eso seguro. Quizás era otro habitante de aquel siniestro y solitario mundo y si él estaba ahí significaría que había más gente y por tanto que aquel mundo no estaba deshabitado al fin y al cabo. Quizás conocía como salir de aquel lugar o tal vez sabía algo sobre mí. Tenía mucho que preguntarle, pero no sabía por donde empezar a preguntar. ¿Su nombre, tal vez? Si, quizás era correcto preguntar eso. No lo recordaba, pero sentía que los nombres eran algo importante.

—Quien eres—Pregunté sin entonar como si esta fuese una pregunta.

[Soul Artist]

—Eh... ¿Eso es una pregunta? —se cuestionó el hombre ante lo que Ragun le había dicho ante tan extraña entonación—. Bueno, eh, mi nombre es Kazuki. Vine aquí a investigar ese enorme castillo que hay al fondo de la ciudad. Es, eh... Extraño.

El hombre buscó un asiento en el que acomodarse, y finalmente tomó la cama del chico para sentarse. Dejó su arma en el suelo y se llevó los ojos a la cara, restregándosela como si se acabara de despertar.

—¿Sabes algo de ese lugar por casualidad? Bueno, eh, supongo que no. ¿Sabes directamente de alguien que sepa del castillo? ¿Qué hace ahí, cómo llegó, cómo entrar...?

[Sombra]

—¿Sabes algo de ese lugar por casualidad?—Preguntó el hombre tras decir su nombre y dar una pequeña explicación sobre el castillo blanco.

—No sé nada—Contesté con algo de frustración. Nada sobre el castillo, nada sobre la ciudad, nada...solo estaba allí.

—Bueno, eh, supongo que no—Me cortó.— ¿Sabes directamente de alguien que sepa del castillo? ¿Qué hace ahí, cómo llegó, cómo entrar...?—Interrogó velozmente con un tono un tanto nervioso.

—Eres el primer humano que veo en seis años. No sé nada sobre el castillo ni tampoco como llegar—Repondí a sus dos nuevas preguntas. Me quedé en silencio mirando al suelo recordando el primer recuerdo que poseía.

Había despertado en frente de un rascacielos muy cercano al crater sobre el que flotaba aquel castillo, y había pasado días tratando de llamar la atención de quien fuera que viviese allí pero nunca nadie había salido de allí ni una sola vez.

[Soul Artist]

—Vaya, seis años. Eso es, eh... Mucho tiempo.

Kazuki observó al joven mientras observaba el suelo. Parecía estar muy solo allí, casi abandonado a su suerte. Debía sentirse muy mal con aquella situación; sin amigos, sin compañeros, sin nadie a quien siquiera mirar... Era sorprendente que no se hubiese vuelto loco, si no lo estaba ya.

—¿Qué fue de los demás? ¿Qué sucedió en esta ciudad? —preguntó Kazuki, intentando sacar algo en claro de todo aquello.