[Villa Crepúsculo] Quemaduras y cicatrices. In the face!

[Sombra]

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Prólogo de Hikaru

El fin de semana ya había llegado para todos los habitantes de la humilde ciudad y por tanto, los más jovenes podían disfrutar de un apacible fin de semana, ya fuese estando tranquilamente paseando por la ciudad, practicando Struggle o jugando a fanfarronería.

Hikaru, uno de los muchachos que habitaban la ciudad se dedicaba a pasear por la calle del mercado sin ninguna clase de destino fijado, simplemente había salido a dar una vuelta, aunque podría ir a visitar cualquier zona de la ciudad sin ningún problema ya que tampoco tenía que volver a casa temprano, ni ninguna clase de compromiso.

Por lo que habría podido escuchar en el instituto, la pandilla de Seifer estaba en la plaza, donde siempre se hacían los torneos de Struggle practicando para algún torneo que empezaría en menos de un mes, también había otros que estaban batiendo records en fanfarronería.

Quizás sería buena idea ir a algunos de aquellos lugares.

[James Bond]

Acababa de terminar con las clases del instituto y antes de salir por la puerta de mi clase, oí a dos chicos conversando sobre que la pandilla de Seifer estaba practicando para el torneo de Struggle en el solar. También pudo enterarse de que había gente batiendo records en fanfarronería. Tras pensarlo muy bien, decidí de ir a ayudar a entrenar a la pandilla de Seifer, ya que me debían una por la última vez que les ayudé. Seifer no me caía nada bien, era bastante creído todo por que era el ganador de los torneos de Struggle de los dos últimos años. Suspiré y me dirigí al solar, tomando la Calle del mercado, donde observé además que había algunas ofertas de trabajo. Pero decidí de dejarlas para otra ocasión. Cuando llegué al Solar Deportivo tras bajar una cuesta, comprobé que efectivamente, estaba allí la pandilla de Seifer. Bueno, estaba casi toda la pandilla, ya que faltaba el pequeño Vivi, supongo que estará entrenando por su cuenta o a lo mejor prefiere no participar. Me acercé a ellos y les dije:

–¡Hey chicos! ¿Queréis que os ayude a entrenar?– Pregunté mientras sonreía, a la espera de una respuesta de Seifer.

[Sombra]

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Evita cambiar de persona y controlar el ambiente. Soy yo el que dice quien está o no está, en este caso te perdonaré lo de Vivi ya que no pensaba meterlo, pero recuerdalo para otra ocasión ya que influirá negativamente en tu puntuaje final. Esta vez no te lo contaré, pero deberías repasar el manual del rol

Al primero que Hikaru pudo ver al llegar a la plaza fue a un muchacho que vestía con una chaqueta larga de color blanca y un pucho negro que se enfrentaba a otro grandote de prendas anaranjadas con un colgante de un trueno en su cuello. También había una chica de cabello plateado con aspecto serio y carente de emociones que arbitraba un combate de Struggle que los dos varones estaban llevando a cabo.

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Seifer, el del pucho negro lanzó una rápida estocada que lanzó al grandote, Trueno al suelo. La chica, Viento levantó la mano y con una voz monótona sentenció el nombre del ganador.

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—Ganador, Seifer.

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Trueno se levantó pesadamente y saludó con la mano a Hikaru sin decir nada, parecía no poder hablar por culpa del cansancio que tenía encima. Por el contrario, Seifer tenía un genial aspecto, ni se le notaba un poco agotado, incluso podría decirse que estaría dispuesto a luchar otra vez más.

—¡Mira a quién tenemos aquí! —exclamó refiriéndose al recién llegado—. Está bien. Entrena con nosotros si quieres, espero que me sirvas para algo más que Trueno —comentó arrogante. El muchacho del pucho cogió la espada de su amigo y la lanzó hacia Hikaru. Esperó en el centro de la plaza a que su nuevo compañero de entrenamiento se preparase para empezar.

Viento, que haría de nuevo de arbitro se situó en medio de los dos esperándoles.

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Seifer, Trueno y Viento serán añadidos en los próximos días como NPC´s de Villa Crepúsculo.

[James Bond]

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Gracias, en lo del cambio de persona se me fue la mano con el teclado. E intentaré no volver a cometer los errores que me has dicho.

Un chico con una chaqueta larga de color blanco y pucho negro, estaba enfrentándose contra otro un poco más grande que este cuando llegué. Llevaba prendas anaranjadas y un colgante con forma de trueno.
El muchacho de la chaqueta larga era Seifer y justo cuando lanzó una rápida estocada, su compañero grandote, Trueno, cayó al suelo. Una chica de cabello plateado estaba en medio de los dos y cuando Trueno cayó al suelo anunció con voz monótona que Seifer había ganado. Entonces, Seifer fijó su atención hacia mi.
–¡Mira a quién tienemos aquí!- exclamó Seifer cuando pregunté–. Está bien. Entrena con nosotros si quieres, espero que me sirvas para algo más que Trueno –comentó arrogante. Cogió la espada de struggle de Trueno y me la lanzó. La cogí sin problema alguno y me dirigí al centro de la plaza.
Ví que Viento se situó en medio de nosotros de nosotros, esperándonos a que empezáramos el combate. Me subí un poco las mangas de la camiseta y me puse en posición defensiva. Entonces, le dije a Seifer:
–Me he estado entrenando, espero derrotarte esta vez.–
Nunca había derrotado a Seifer ni siquiera en los entrenamientos, era un poco frustrante, pero ello me motivaba a seguir entrenando para un día poder derrotarle.

[Sombra]

—¿Derrotarme a mí? Debes de estar de coña —fanfarroneó mientras hacía alarde de sus fibrosos brazos sacando bola para mostrar su fuerza—. ¡Arrodíllate ante mí!

Tras aquel grito, sin esperar respuestas por parte de Hikaru, Viento alzó su mano con poca energía, quizás aburrida, o eso aparentaba.

—Tres, dos, uno...Luchad —acabó la cuenta con su voz carente de emoción. Seifer no esperó ni un instante para lanzarse contra su rival asestándole una potente estocada que lo lanzó hacia atrás. El muchacho levantó su espada apuntándole y con una voz llena de egocentrismo empezó a hablar:

—No te recordaba tan débil, Hikaru. O bueno, quizás e sido yo que me volví más fuerte aún, si es que eso es posible —sonrió con aires de superioridad.

[James Bond]

–¿Derrotarme a mí? Debes de estar de coña –fanfarroneó mientras hacía alarde de sus músculos para mostrar su fuerza–. ¡Arrodíllate ante mí!

“¡Arrodíllate ante mí!” era una de sus frases favoritas para reindivicar su superioridad ante los demás. Odiaba aquella frase, espero que llegue el día en el que esa frase le pase factura. Viento alzó entonces su mano, sin esperar respuesta alguna y dijo:

–Tres, dos, uno... Luchad –con su voz carente de emoción dijo aquellas cuatro palabras. Seifer se lanzó hacia mi y me dió con una potente estocada. Para ser unas simples espadas de mentira, tenían bastante fuerza, ya que con una sola estocada, me lanzó hacia atrás. Si hacía ese mismo movimiento dos o tres veces más sería vencido sin ninguna duda. Recobré la compostura y entonces, Seifer me apuntó con su espada y con su voz llena de egocentrismo me habló:

–No te recordaba tan débil, Hikaru. O bueno, quizás he sido yo que me he vuelto más fuerte aún, si es que es posible–mientras sonreía con aires de superioridad.

Tenía que pensar en algo, algo con lo que poder derrotar a Seifer. ¿Un ataque frontal? Negativo, me acordé de que intenté usar esa táctica una vez, pero lo único que conseguí es que Seifer parase mi golpe y con mi guardia baja, me derrotase. ¿Qué debía hacer? No había tiempo para pensar, Seifer estaba apunto de lanzar otro ataque. Me dirigí hacía él, espada de struggle en mano, con la intención de hacer como que le iba a dar un golpe en la cadera pero antes de hacerlo, cambiar la dirección y pillarle con la guardia baja...

[Sombra]

La estrategia de Hikaru funcionó.

Seifer movió instintivamente su espada hacia el lugar donde creía que el muchacho atacaría velozmente, sin embargo, el bruco movimiento que realizó instantes antes le pilló desprevenido, aunque no del todo. Al arrogante joven le dio tiempo a esquivar aquel ataque décimas de segundos antes de que pudiera golpearle pero no todo le salió bien.

Al tratar de esquivar no se fijó en mover sus pies como debería por lo que se le cruzaron provocando que cayese al suelo estrepitosamente de espaldas. Ahora era su oportunidad de atacar o hacer que aceptara su rendición.

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Corrijo ese grandioso desliz de Seifer con llave espada xDDD

[James Bond]

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Creo que se te ha ido un poco la mano en lo de que Seifer tiene una llave-espada, xDD

¡No podía creérmelo! ¡Seifer había caido de lleno en mi simple y vieja estrategia! Bueno... casi lo hizo, pues aún así no bajó toda su guardia y bloqueó mi segundo golpe, pero al hacerlo no se fijó bastante bien en sus pies, lo que provocó que los moviera mal y se cayera al suelo. Era una oportunidad única que quizás no volvería a repetirse. ¿Debía de acabar con un Seifer indefenso en el suelo? El no mostraba piedad cuando sus rivales estaban desprotegidos. Pero no. Yo no soy Seifer. Lo mejor era solicitar la rendición de Seifer a cambio de callar mi boca para siempre sobre aquel hecho, pues no me gusta ir fanfarroneando sobre mis victorias. Tras pensarlo varios segundos, le hablé a Seifer.

–Seifer, te propongo un trato.

Esperé un momento su respuesta y cuando me la dijo, le comenté mi proposición.

–Te prometo que si te rindes, no le contaré nada a nadie sobre este hecho. Sabes que jamás me he chivado a nadie.– bajé mi espada de struggle a la vez que decía aquellas palabras.

[Sombra]

—¿Un trato? ¿De qué hablas? —habló sorprendido con un tono arrogante, que ni en aquella situación se negaba a dejar de lado. Seifer escuchó su condición un segundo cuando notó que su rival acababa de bajar la guardia, valiendose de una gran destreza logró rodar hacia atrás con una voltereta que usó para ponerse nuevamente en pie, no haberle atacado había sido un pequeño error que posiblemente significase la derrota del muchacho.

Ahora, Seifer estaba de nuevo en pie con su característica sonrisa.

—Lo siento, inferior. No hago trato con seres que no pueden derrotarme —dijo antes de volver a la carga. Su pie derecho, el que había fallado y provocado su caída, parecía como si no lo apoyase con normalidad. Seguramente se había torcido durante la caída pero su temperamento orgulloso parecía no querer admitirlo.

—¡Suplica misericordia! —grito justo antes de alzar su llave espada y bajarla para golpearle en toda la cabeza. No sería dificil esquivarle.

[James Bond]

Bajar mi espada de struggle fue un grave error. Al hacerlo, bajé mi guardia también. No sé si lo hice queriendo o sin darme cuenta, pero aún así, eso no evitó que Seifer diera una voltereta para ponerse en pie y volver a la carga. La había cagado bien cagada. Definitivamente, no sirvo para el struggle. Aún así, observé que Seifer no apoyaba bien su pie derecho con normalidad. Puede que se le hubiera torcido al caerse. Pero era algo Seifer jamás admitiría. Seifer alzó su espada de struggle seguramente con intenciones de golpearme en la cabeza. No tenía muchas ganas de tener dolor de cabeza durante los próximos días, ya que hace tiempo, probé un espadazo de Seifer en mi cabeza y estuve una semana entera con la cabeza que me daba vueltas. Así que di un pequeñito salto hacia atrás, pero no calculé bien la posición de los pies, y fui yo en aquella ocasión quien perdió el equilibrio y caí al suelo. Pero entonces, dije para sorpresa de todos:
–¡Me rindo!– mientras dejaba a un lado la espada.

[Sombra]

—Espera, ¿qué? —paró de golpe Seifer ante la rendición de Hikaru. Sin duda, aquello había sido una gran sorpresa para él.

Viento se acercó a Seifer y cogió su mano para alzarla en silencio mostrando al ganador, que todavía no se había repuesto de aquella reacción por parte de su nuevo compañero de entrenamiento.

Trueno, que había estado descansando en uno de los bancos se levantó para felicitar a su amigo sin siquiera mirar a Hikaru.

—Vamonos, ya ni merece la pena —observó Seifer con desprecio.

—¡Ni la pena! —siguió Trueno coreando la frase de su "líder."

El cabeza del grupo se giró dándole la espalda a Hikaru, los otros dos le siguieron sin mediar palabra.

El joven quedó absolutamente solo en la plaza volviendo a quedarse sin saber que hacer. Si miraba hacia un balcón, en una esquina de la plaza podría ver una joven vestida con un uniforme escolar que no pertenecía al instituto de Villa Crepúsculo, su cabello negro y de apariencia sedosa bailaba en el viento ocultando parte de su cara. La joven miraba en su dirección con cara interesada.

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Sin embargo, en el momento en el que el muchacho mirase hacia ella esta se giraría velozmente y desaparecería como si estuviese asustada.

[James Bond]

Seifer sin duda alguna quedó sorprendido ante mis palabras. Pero no podía hacer otra cosa, pues aunque hubiera sobrevivido a aquel golpe, quizás no hubiera tenido otra oportunidad como la anterior. Viento alzó en silencio la mano de Seifer y su compañero, Trueno se levantó del banco en el que estaba descansando para felicitar al ganador.
—Vámonos, ya ni merece la pena —dijo Seifer con un tono de desprecio.
—¡Ni la pena! — repitió Trueno como si fuera el loro de Seifer.

El trío se fue del solar dejándome solo. Bueno, al menos hasta que miré hacia un balcón de una esquina de la plaza. Allí había una joven con un uniforme escolar verde. No había visto ningún uniforme así en el instituto, ni siquiera en cursos superiores. ¿Sería de otra ciudad? De todas maneras tampoco tenía mucha importancia, pues cuando miré hacia ella, giró velozmente y “desapareció”. Parecía que tenía miedo. O puede que fueran imaginaciones mías.
No tenía nada más que hacer en el solar, así pues me dirigí hacia mi casa.

[Sombra]

El joven caminó el trayecto que normalmente hacía para volver a su hogar, una casa humilde y completamente normal. Su hermana, estaba en el salón con unos cascos puestos en su cabeza con los que parecía estar escuchando música a todo volumen puesto que podía escucharse toda la canción sin tener que agudizar sus sentidos.

Saludó educadamente, como sus padres le habían inculcado desde que era un zagal. Desde su habitación había buenas vistas e incluso podía verse la famosa Torre del Reloj tan popular para ir a comer Helado de Sal Marina. Los techos de las demás casas también eran visibles lo que hacía de su habitación una especie de mirador improvisado con unas asombrosas e incluso envidiables vistas.

Si se fijaba bien, en la lejanía se veía a la misma joven que vestía aquel unirforme desconocido para él. Estaba saltando de tejado en tejado sin problemas en dirección a la Torre del Reloj

¿Quién era aquella chica tan extraña?

[James Bond]

Cuando llegué a mi casa y entré, nada más hacerlo, vi el salón a mi izquierda. Dentro del salón estaban mis padres y mi hermana, con los cascos puestos. La música podía oirse a través de los cascos bastante bien, como si no los tuviera puestos. ¿Cuándo iba mi hermana a dejar de escuchar música a todo volumen? ¿De verdad era necesario? Suspiré y saludé a mis padres como me enseñaron a hacer desde que tengo memoria y me fui a mi cuarto. Me senté en el escritorio y miré a través de la ventana que tenía enfrente mía. Veía la famosa torre del reloj de la estación de tren, donde solían ir los grupos de amigos a comer Helado de Sal Marina. Mmm... Helado, ¿cuánto hace que no como un helado? Sin embargo, algo captó mi atención. Era la chica que ví en el balcón del solar deportivo... ¡saltando de tejado en tejado! Estaba flipando en colores. Parecía que se dirigía a la torre. Así que decidí de ir hasta allí e intentar averiguar quien era aquella extraña chica. Y ya de paso me compraría un Helado de Sal Marina, ya que estoy...

[Sombra]

El sol empezaba a ocultarse en el horizonte haciendo que las nubes se tornasen de un color anaranjado con un toque rojizo que quedaba en perfecta armonía con los colores de la mayor parte de edificios de la humilde ciudad.

Hikaru se podría dar cuenta de que la gente empezaba a retornar a sus hogares para poder pasar el tiempo que quedaba antes de irse a dormir para poder estar un rato con sus familias, cenar, ver la tele... Lo típico en una ciudad.

Algunas de las tiendas ya estaban a punto de cerrar, como la de complementos o la orfebrería regentada por unas extrañas criaturas que se hacían llamar moguris.

La heladería apareció frente al joven que no tuvo problemas en comprarse uno de los populares Helados de Sal Marina ¿Quizás le tocase el polo ganador? Era una especie de "leyendar urbana" ya que nadie había visto nunca uno de aquellos polos premiados, pero por lo que el heladero decía existían.

El muchacho podría por fin dirigirse hacia la torre donde se encontraba aquella extraña chica.

Quizás por las prisas, o por no fijarse chocó de lleno contra un hombre obeso que vestía como una especie de macarra, con una chaqueta de cuero de color negro abierta con una camiseta blanca por debajo y unos amplios pantalones vaqueros también negros sujetos con una cuerda que hacía el rol de cinturón. En su cabeza llevaba un gorro bastante extraño con un interrogante dentro de una especie plaquita. Su cabello era negro y revuelto y llevaba puestas unas gafas bastante discretas.

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—¡Oye! Ten cuidado ¿Es que tus padres no te enseñaron modales? —se quejó el hombre—. Bah, da igual. Tengo que darme prisa e ir con ella.

Y se fue corriendo calle arriba, en dirección a la estación de trenes.