[Port Royal] Una oportunidad de oro

[Sometron]

─¡Cierra los ojitos!

<<¡¿Pero qué...?!>>

Jess no había notado que nada ni nadie subiera a la cama. Una especie de tela le tapó los ojos y no le permitió ver lo que sucedía. Lo único que podía hacer era escuchar: el traqueteo de las patas del arcón, sonidos de golpes y forcejeos... ¿Qué estaba pasando?

─¡No, no, no, no, no! ¡Vuelve, cosita, vuelve! ─por la dirección del sonido, intuyó que estaba gritando por la ventana. ¿Podía haberse ido el monstruo?─ ¡Ay, ay! ¿Qué hacemos, qué hacemos...? ─murmuraba rápidamente─. ¡Oh, bueno, no es una caída demasiado alta!

Todo era demasiado extraño así que Jess retiró la cinta de sus ojos y comprobó que la habitación estaba vacía de nuevo, con la excepción de la chica del kimono, que estaba saltando por la ventana con algún tipo de arma en su mano.

No tenía demasiado tiempo para pensar, así que no tardó en decidirse. Podían haber más oportunidades para robar, quizá no tan buenas como esta, pero las habría; en cambio ¿cuántas oportunidades como aquella se le presentarían? Probablemente, ninguna más. Por eso Jess decidió seguirla hasta el final. Quizá aquella mujer podría ayudarle a “volar”.

Se asomó por la ventana y vio lo que esperaba encontrar: una caída no demasiado alta, lluvia y ni una sola alma.

─Perfecto ─murmuró mientras saltaba. En sus labios se formó, por primera vez en mucho tiempo, una sonrisa.

[Final Fan]

Jess consiguió saltar del alféizar de la ventana fácilmente. Al aterrizar chapoteó en las pequeñas charcas que se habían comenzado a formar entre los adoquines de la calle, con un sonido amortiguado por la llovizna que se había convertido ya en chaparrón.

─¡No, no, no, no, arriba estabas segura, corazón!! ─oyó, sin llegar a determinar de dónde provenía el sonido debido a la lluvia.

El arcón araña apareció como una exhalación cruzando la esquina de una manzana de edificios unos metros más adelante de donde se encontraba Jess. Casi se choca contra la pared de una de las casas debido a la velocidad que llevaba, pero logró desviar su trayectoria apoyando sus patas en ella. Se lanzó entonces cargando contra la ladrona, como ya había hecho anteriormente.

─¡Cuidadín!

Una densa nube negra surgió delante de Jess y, al disiparse, la misma mujer que había visto dentro del edificio se materializó encarando al monstruo que estaba a punto de impactar con ella. Tras un único movimiento grácil como una flor, el sonido del metal contra la madera resonó en la calle y, sin siquiera darle tiempo a pensar, Jess vio cómo el arcón se disipaba tras unos cuantos movimientos convulsionados. En su lugar, el portero de la fiesta apareció tendido en el suelo, desmayado.

La lluvia seguía cayendo.

[Sometron]

Jess cayó sobre los charcos formados en los adoquines de la calle. Todo a su alrededor era oscuridad y lluvia, la euforia que instantes antes le había embargado parecía haber desaparecido, como si la lluvia se la hubiera llevado.

─¡No, no, no, no, arriba estabas segura, corazón!! ─empezó a girar en todas las direcciones buscando la fuente de aquel sonido, pero sólo la lluvia le rodeaba.

Sintió que sus fuerzas flaqueaban cada vez más, pronto ya le costaba hasta mantenerse en pie. Entonces, el arcón apareció desde detrás de una esquina y se lanzó para embestir a Jess a una velocidad muy elevada.

─¡Cuidadín!

Apareció una nube negra ante Jess que, al disiparse, mostraría a aquella misteriosa mujer del kimono. La mujer hizo un rápido y grácil movimiento, que provocó que el arcón desapareciera, dejando en su lugar al portero de la fiesta tendido en el suelo.

Después de esto, ya no pudo resistirlo más y se dejó caer de rodillas. La lluvia le caía en la cara y le recorría todo el cuerpo. Era una idiota. Tenía su oportunidad ahí delante ¿y qué hacía ella? Deprimirse y arrastrarse como la perdedora que era. Unas lágrimas furtivas empezaron a fluir de sus ojos. ¿Qué le había llevado a pensar que podría cambiar algo? Su mente se vio invadida por una oleada inmensa de recuerdos: sus padres, de los cuales sólo recordaba sus caras, y de forma difusa; su infancia junto al Viejo, y lo bien que llegaron a pasarlo pese a vivir prácticamente recluidos en el escondite; y, por último, al Viejo en sus últimos momentos, la katana que nunca había llegado a desenvainar y que guardaba como único recuerdo físico del anciano y aquellas palabras que la habían llevado hasta el punto en que se encontraba.

Cuando quiso darse cuenta, las lágrimas habían dejado de brotar y empezó a sonreír irremediablemente al recordar a su único amigo. Le había dado un propósito, y ahora acababa de darle la fuerza para seguir adelante con él. Se puso en pie y dio la espalda a la mujer. Se secó las lágrimas, se arregló el pelo y la ropa todo lo bien que pudo y se giró mostrándo una brillante sonrisa.

─¡Hola! Me llamo Jess Stronberg, aunque ese apellido prácticamente no me representa ya que ni siquiera recuerdo a mis padres. Así que llámame sólo Jess ¿de acuerdo? ─desde fuera podía parecer fingido pero aquel tono de felicidad era completamente real─ ¿Podrías explicarme todo lo que acaba de pasar? ─rió, acababa de vivir el rato más intenso de su vida y ni siquiera entendía lo que había pasado, no pudo evitar reírse.

[Final Fan]

La mujer del kimono observó de arriba abajo a Jess durante unos segundos antes de hacer nada. Entonces se dio la vuelta, cogió al portero de la fiesta con los dos brazos y comenzó a caminar hacia las puertas cerradas de la mansión. La lluvia parecía no pegar demasiado al resguardo del trozo de tejado que sobresalía de la parte superior del edificio. Le hizo un gesto a Jess para que la siguiese.

─Ay, venga, síguenos ─instó─. ¡Como sigas ahí empapada vas a pillar la gripe del chocobo! O no, espera, la gripe del chocobo no se pasaba así ─murmuraba mientras se acercaba a la casa─. Sé que se curaba con una infusión de jamón preparada durante la primera luna nueva de... ¿no? Ay, no lo recordamos demasiado bien... Oh, bueno, en fin.

La mujer soltó con delicadeza (aunque un tanto torpemente) al portero, apoyando su cabeza contra las puertas de roble de la mansión. Entonces se dirigió a Jess para, al fin, responderle a su pregunta.

─¡Vas a tener que perdonarnos, querida! ─se disculpó, juntando las manos frente a una inocente cara de arrepentimiento─. Esos bichitos tan ideales sólo reaccionan ante la codicia, ¡y tú de eso tienes para dar y tomar! ¡Para dar y tomar, sí!

»Ahora mismo no te interesa saber nada más, ¡no, no, no! ¡No te incumbe, sólo evítalos! ¡Si ves a uno corre como pétalo de jazmín llevado por el viento! Sólo unos pocos estamos entrenados para... uh...

La mujer se frenó y se quedó callada durante unos segundos. Dio una palmada y a continuación comenzó a olisquear a Jess sin siquiera preguntar.

─¡Hueles a mojado, vida!

Sacó de entre las dobleces de su kimono un pequeño frasco con un difusor que apuntó hacia Jess. Lo apretó y un perfume de un extraño olor cubrió a la chica.

─¡Mucho mejor! ¡Nos llamamos...! ─la mujer se quedó pensativa un momento, acariciando su labio inferior con el dedo índice─. ¡Me llamo Yami!

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Yami, la Maestra Loca

Luego volvió a echar un vistazo al hombre que seguía inconsciente en el suelo.

─No parece que este hombre haya salido en busca de monstruitos por su cuenta. ¿Quizás alguien le instó a adentrarse en la oscuridad de la noche? ¿Así porque sí? ¡Ay, qué gente, qué gente más mala hay en el mundo! ¡Qué pena!

[Sometron]

La chica miró a Jess de arriba abajo, antes de coger al portero ─que seguía tendido en el suelo─ y dirigirse hacia las puertas de la mansión. Se quedó bajo el resguardo del trozo de tejado que sobresalía de la fachada del edificio.

<<¿Dónde va? ¿Por qué me ignora?>>

─Ay, venga, síguenos ─al final, parece que no le había ignorado del todo─. ¡Como sigas ahí empapada vas a pillar la gripe del chocobo! O no, espera, la gripe del chocobo no se pasaba así. Sé que se curaba con una infusión de jamón preparada durante la primera luna nueva de... ¿no? Ay, no lo recordamos demasiado bien... Oh, bueno, en fin.

<<¿De qué habla?>>

Pese a no entender del todo lo que estaba diciendo, se dirigió donde estaba la mujer, que dejó al portero apoyado contra las puertas de la casa y luego se dirigió a ella.

─¡Vas a tener que perdonarnos, querida! ─hizo un extraño gesto de arrepentimiento─. Esos bichitos tan ideales sólo reaccionan ante la codicia, ¡y tú de eso tienes para dar y tomar! ¡Para dar y tomar, sí!

»Ahora mismo no te interesa saber nada más, ¡no, no, no! ¡No te incumbe, sólo evítalos! ¡Si ves a uno corre como pétalo de jazmín llevado por el viento! Sólo unos pocos estamos entrenados para... uh...

<<¿Jazmín? Esto me suena.>>

Dejó de hablar de golpe, dio una palmada y empezó a olfatear a Jess.

─P-pero ¿qu...

─¡Hueles a mojado, vida! ─eso la dejó completamente atónita: ¿a mojado?.

Sacó de las dobleces del kimono un frasco con un pulverizador, que disparó a Jess un perfume de olor extraño. Esto provocó que empezara a toser, pero luego sonrió: le estaba empezando a caer bien aquella excéntrica mujer.

─¡Mucho mejor! ¡Nos llamamos...! ─paró y se quedó pensativa─. ¡Me llamo Yami!

<<Yami, ¿eh?>>

Yami echó un vistazo al hombre, que seguía donde lo había dejado hace un momento.

─No parece que este hombre haya salido en busca de monstruitos por su cuenta. ¿Quizás alguien le instó a adentrarse en la oscuridad de la noche? ¿Así porque sí? ¡Ay, qué gente, qué gente más mala hay en el mundo! ¡Qué pena!

¿C-cómo? Había sido su culpa. Ese hombre podría haber muerto por su culpa y por su egoísmo.

<<Todo iba tan bien... ¡¿por qué ahora?!>>

Podía no decirle nada a la mujer pero... no podía pedirle que le dijera la verdad acerca de todo aquello si ella no era sincera. Así que se armó de valor y explicó todo lo sucedido a Yami, desde que se enteró que había una fiesta hasta que ella le salvó. Intentó no perder la serenidad, había tenido suficiente tristeza por aquel día.

─Ahora sabes mi historia y a mí me gustaría oír la tuya, si no me odias por haber hecho que este hombre pasara por todo lo que ha pasado.

Lo había arriesgado todo al decirle aquello, pero para contarle su secreto debía conocerla tal y como era, y decidir en base a ello.

[Final Fan]

Yami escuchó con una atención casi exagerada toda la historia de Jess, soltando algún gritito en momentos inadecuados y abriendo mucho los ojos con cada una de sus palabras. Cuando la chica hubo acabado, preguntándole a ella sobre su historia, se llevó un dedo al labio inferior y dibujó en su rostro una expresión pensativa.

─Ay, pero es que es secretito, sí... ─murmuró, insegura─. Pero se la ve tan voluntariosa y tan... no sé, ay. Es que estas cosas no se pueden contar así como así, ¿no? Ha hecho cosas malas, ¿quizás querrá redimirse de algún modo? Nosotras también nos estamos redimiendo, ¿verdad? ¿Aunque cómo podría...?

Se frenó en seco y de repente se le iluminó la cara con una sonrisa de oreja a oreja. Observó a Jess de cabo a rabo, extendió una mano delante de ella y...

─¡Pues nuestra historia es esta, querida!

Un destello surgido de la palma de Yami se materializó en una extraña arma de colores cálidos y diseños exóticos. Parecía una espada, aunque su extremo final no estaba afilado. Parecía la llave de una puerta gigante.

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─Esa criatura que te atacó es un sincorazón, sí, sí, muy maquiavélicos ellos. ¡Aunque monísimos algunos! No tanto como los chocobos, claro, ¿pero hay algo más mono que los chocobos? No, claro que no. ¡Ni aunque nos digan que no existen! Qué sabrán.

Exhaló una risita pícara y jugó un poco con el arma que tenía en sus manos.

─La única cosita que puede acabar con ellos de raíz es... ¡esto! ¡La Llave Espada! ¡Esta es preciosisisísima, la verdad! ─Yami se pausó un momento y le dedicó a Jess una mirada de circunstancias─. Resulta que soy una Maestra en las artes de este arma, y últimamente no tengo muchos aprendices... Ay, mis corazoncitos, cómo me gustaría tener muchos para hacer una fiesta del té con todos... ─adoptó una mirada soñadora, mirando al cielo─. ¡Cocinaría mis mejores platos de jamón y melón y jazmín y...!

[Sometron]

─Ay, pero es que es secretito, sí... ─Jess cada vez estaba más segura de que algo no iba bien en su cabeza─. Pero se la ve tan voluntariosa y tan... no sé, ay. Es que estas cosas no se pueden contar así como así, ¿no? Ha hecho cosas malas, ¿quizás querrá redimirse de algún modo? Nosotras también nos estamos redimiendo, ¿verdad? ¿Aunque cómo podría...?

Dejó de hablar repentinamente otra vez y sonrió de forma exagerada. Volvió a mirar de pies a cabeza a Jess y alargó una mano hacia adelante.

─¡Pues nuestra historia es esta, querida!

Luz. Hubo un destello que hizo que Jess cerrara los ojos. Cuando los abrió, se encontró con que Yami sostenía una peculiar arma de colores y diseño exóticos. Al mirarlo detenidamente, se dio cuenta de que era una llave descomunal.


─Esa criatura que te atacó es un sincorazón, sí, sí, muy maquiavélicos ellos. ¡Aunque monísimos algunos! No tanto como los chocobos, claro, ¿pero hay algo más mono que los chocobos? No, claro que no. ¡Ni aunque nos digan que no existen! Qué sabrán

¿Sincorazón? ¿Chocobo? Jess no entendía demasiado bien lo que estaba diciendo, pero tenía que estar atenta porque cada vez sentía más que ésta era su oportunidad. Después de juguetear con el arma durante un momento, Yami continuó hablando.

─La única cosita que puede acabar con ellos de raíz es... ¡esto! ¡La Llave Espada! ¡Esta es preciosisisísima, la verdad! ─volvió a pararse y dedicó a Jess una mirada extraña, que provocó que Jess diera un pequeño bote ─. Resulta que soy una Maestra en las artes de este arma, y últimamente no tengo muchos aprendices... Ay, mis corazoncitos, cómo me gustaría tener muchos para hacer una fiesta del té con todos... ─miró al cielo, como esperando que le cayeran aprendices desde allí arriba─. ¡Cocinaría mis mejores platos de jamón y melón y jazmín y...!

Así que, al fin y al cabo, había estado en lo correcto al seguir a la misteriosa mujer del kimono. Jess estaba realmente emocionada porque ¡ella podía ser la candidata perfecta! Aunque había un problema: ¿cómo se lo decía? Jess nunca había tenido facilidad para relacionarse con la gente, y ya le había costado bastante presentarse y explicarle su historia a Yami... Bien pensado, todo lo que había pasado aquella noche compensaba que ahora tuviera que hacer un último esfuerzo y pasar un poco de vergüenza.

─E-esto... verás... ─la voz le temblaba un poco─ yo... m-me... ¡me gustaría ser tu aprendiz! ─la tensión de su cuerpo prácticamente se esfumó─ Además, podría ayudarte con tus locuras sobre jazmín.

Jess sonrió tímidamente.

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Sólo para aclarlo, le llama loca porque no sabe que eso le puede ofender xD

[Final Fan]

─¿Ah, sí, sí? ─a Yami se le iluminó la cara─. ¡Oh, sí, sí!

La Maestra se arremangó el kimono y realizó unas cuantas florituras con las manos, todavía sosteniendo su Llave Espada. Tras unos cuantos gestos, juntó las manos en un gesto de oración y cerró los ojos durante uno segundos...

─¡Luna en la noche! ¡Brillante y oscura! ─recitó de repente, abriendo mucho los ojos hacia el cielo.

La lluvia había comenzado a remitir, y las nubes se habían despejado en pequeñas zonas del antes encapotado cielo. A través de un agujero en el manto gris oscuro, la luz de la luna se filtró iluminando el lugar con una tenue luz blanquecina. Yami comenzó entonces a moverse.

La inestabilidad que parecía reinar en la cabeza de Yami parecía desvanecerse en cuanto comenzaba a danzar. Sus pies realizaban movimientos imposibles mientras su cuerpo giraba alrededor de Gess, formando un círculo de serenidad y grácil soltura. El kimono de la Maestra ondeaba y reflejaba la luz de los astros nocturnos con un brillo nacarado. Tras una vuelta completa alrededor de la ladrona, Yami se quedó quieta en donde había empezado a bailar.

─¡Que el poder sea otorgado a esta ricura! ─acabó alegremente, extendiendo el mango del arma hacia Jess, instándola a tomarlo en su mano.

[Sometron]

─¡Que el poder sea otorgado a esta ricura! ─Yami tendió el mango de la llave espada a Jess con la gracilidad que la caracterizaba.

Ahora sí, hasta la luna había salido para verla cumplir su sueño y triunfar. Un futuro prometedor le esperaba por delante, y este era el comienzo del nuevo futuro que le esperaba. No más obstáculos.

─¡Estoy lista! ─no quedaba ningún rastro de duda en su voz.

La joven estiró la mano y cogió el mango del arma, con tanto empeño que si hubiera sido de madera probablemente se hubiese roto. Cerró los ojos y deseó con todas sus fuerzas que, fuera lo que fuera lo que tenía que pasar, funcionara.

[Final Fan]

─¡Ay, pero qué bien!

Yami soltó un gritito de alegría en cuanto Jess tocó la Llave Espada. El arma desapareció con un destello de luz parecido al que había hecho al materializarse.

─¡Pues ahora eres mía, mía, mía, qué bien nos lo vamos a pasar! ─la Maestra se abalanzó sobre Jess y la abrazó mientras daba saltitos de emoción un tanto exagerados─. Tendrás clases y harás misiones y nos ayudarás a guardar el equilibrio y... ¡ay, qué emoción! ¡Cómo va a cambiar tu vida a partir de ahora!

La mujer se soltó y dio unos cuantos pasos hacia atrás. Echó un vistazo de nuevo al hombre que seguía desmayado en el suelo y, tras decidir que tardaría un rato en despertarse, se hurgó un momento en los bolsillos y sacó una extraña pieza metálica que entregó entonces a Jess.

─Ahora vamos a comprobar ciertas cositas y a introducirte un poco en el mundillo ya, ¿qué te parece? ¡Te parece genial, claro! Primero ponte esta cosita en donde quieras. ¡Se ajusta mejor que una loncha de jamón entre las flores! Así que lo vas a hacer primero es...

La Maestra volvió a realizar un gesto con la mano e invocó de nuevo a su Llave Espada.

─Esto. Convócala. No te resultará difícil, créeme ─guiñó un ojo─. Aparecerá si se lo pides y... bueno, cuando lo hayas hecho quiero que aprietes con amor la plaquita que te acabo de dar, en donde sea que te la hayas puesto, ¿bien? Y por último...

Yami inclinó la espalda para coger impulso y, con un grácil movimiento de su brazo, lanzó su Llave Espada al aire. Hubo un destello tras el cual el arma se perdió de vista. Tras un momento se esperaría que el arma cayese al suelo pero, en vez de eso, desde el cielo descendió un extraño vehículo que se quedó levitando al lado de Yami. Lo frotó un poco, como para limpiarle una mancha, y entonces desapareció.

─Tampoco te costará hacerlo ─dijo Yami, restándole importancia─. ¡Es todo básico, básico!

[Sometron]

─¡Ay, pero qué bien!

Jess abrió los ojos cuando notó que el arma que tenía en las manos había desaparecido. Yami parecía muy alegre, así que la chica pensó que lo había hecho bien.

─¡Pues ahora eres mía, mía, mía, qué bien nos lo vamos a pasar! ─la mujer se lanzó sobre Jess y la abrazó; Jess le devolvió el abrazo tímidamente─. Tendrás clases y harás misiones y nos ayudarás a guardar el equilibrio y... ¡ay, qué emoción! ¡Cómo va a cambiar tu vida a partir de ahora!

<<¡Cómo va a cambiar tu vida a partir de ahora!>>

<<¡Cómo va a cambiar tu vida a partir de ahora!>>

Esas palabras resonaban en la cabeza de Jess. Esas palabras lo significaban todo para ella. Ahora tenía esperanza en el futuro que había creído perdido.

<<¡Cómo va a cambiar tu vida a partir de ahora!>>

Yami dijo que el pobre guardia tardaría un rato en despertarse y luego sacó de su bolsillo un objeto extraño. Se lo entregó a Jess. Estaba hecho de metal.

─Ahora vamos a comprobar ciertas cositas y a introducirte un poco en el mundillo ya, ¿qué te parece? ¡Te parece genial, claro! Primero ponte esta cosita en donde quieras. ¡Se ajusta mejor que una loncha de jamón entre las flores! Así que lo vas a hacer primero es... ─hizo aparecer su Llave Espada─ Esto. Convócala. No te resultará difícil, créeme ─guiñó un ojo, como hacía a menudo─. Aparecerá si se lo pides y... bueno, cuando lo hayas hecho quiero que aprietes con amor la plaquita que te acabo de dar, en donde sea que te la hayas puesto, ¿bien? Y por último...

Adoptó una posición de impulso y lanzó su Llave Espada hacia arriba. A Jess le pilló por sorpresa y levantó la mano en dirección a la Llave, como intentando cogerla pese a la distancia. Su asombro fue mayor cuando, en vez de caer otra vez el arma y estrellarse contra el suelo, descendió un vehículo bastante extraño que no tocó el suelo, sino que se quedó levitando. Yami limpió una mancha del vehículo y éste desapareció.

─Tampoco te costará hacerlo ─dijo como si fuera lo más fácil del mundo─. ¡Es todo básico, básico!

Jess se colocó la pieza metálica en el hombro izquierdo y ésta se adaptó mágicamente a la forma de su hombro. Después miró a Yami y asintió.

─Allá voy.

Sopló hasta quedarse prácticamente sin aire, luego inspiró fuertemente y estiró una mano hacia adelante lentamente. Una vez hubo estirado el brazo del todo, se concentró y un destello la iluminó.

Cuando el brillo se hubo desvanecido pudo ver una Llave Espada en su mano, aunque esta era diferente a la de Yami: en lugar de los colores exóticos de Yami lucía los colores plata y oro, y la forma era menos estilizada y más recta, pero era suya y por eso le gustaba.

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Levantó la vista, miró a su maestra y sonrió. Todo marchaba bien. Sin esperar más presionó la placa de su hombro derecho y un destello la cubrió. Esta vez lo que apareció fue una armadura que era, como mínimo, poco convencional. Consistía en una preciosa armadura de color blanco y metal, con una elegante capa blanca... acompañada por un llamativo casco de motorista de color amarillo y azul., y con orejas de gato.

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Jess miró su reflejo en uno de los charcos que se habían formado en los adoquines de la calle y dejó escapar un gritito al verse. Se calmó e intentó buscarle la parte positiva a aquel casco tan extravagante.

─No es precisamente elegante, pero al menos me hará destacar.

<<Ninguna estupidez como ésta va a pararme, ahora ya no>>

Finalmente, estiró el brazo todo lo que pudo hacia la derecha y lanzó la Llave Espada por encima de su cabeza. Otro destello y un caballo metálico descendió trotando del cielo. Se posó grácilmente sobre los adoquines encharcados de aquella calle de Port Royal. El metal centelleaba y el un cristal alargado que tenía donde deberían estar los ojos relucía gracias a la luz de la luna.

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Una vez éste hubo aterrizado, se subió y probó su manejo durante un rato. Intentó hacer alguna pirueta, pero no tuvo éxito. Seguidamente desmontó y se dirigió a Yami.

─¿Eso es todo?

[Final Fan]

─¡Pues sí, más o menos! ─respondió Yami, efusivamente, tras pensárselo un poco─. ¡Ay, no, no, no, no! ¡Qué problemón! ¡No te he dicho lo más importante...! ¡Para todo esto te vas a tener que ir de aquíiiiii!

Giró sobre sí misma haciendo un amplio gesto con los brazos para abarcar lo que parecía ser toda la bóveda celeste.

─¡Mundos, mundos, mundos! ─exclamó─. ¡Cada estrella es un mundo, y son más incontables que las propiedades del jamón con jazmín! Creo que con la emoción del momento me he dejado llevar y no te lo he comentado como es debido, pero no importa, no importa. Puedes volver aquí a Port Royal cuando quieras, sí. Si quieres, bueno...

Yami parecía un poco insegura de lo que estaba diciendo. Se le había escapado el importante detalle de explicarle a su nueva aprendiza todo lo referente a la multitud de mundos existentes antes de proponerle ser su Maestra. Se mordió el labio inferior y entrelazó las manos delante de ella, avergonzada.

─S-sigues queriendo venir con nosotras, ¿verdad? Porfaaaa... Puedes hacer lo que quieras antes de irnos, despedirte, rociarte de perfume o lo que quieras. Lo siento de verdad de la buena, buenísima.

La cara de Yami era un poema.

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─¡Pues sí, más o menos! ¡Ay, no, no, no, no! ¡Qué problemón! ¡No te he dicho lo más importante...! ¡Para todo esto te vas a tener que ir de aquíiiiii!

Jess no conseguía entender nada, así que dejó que siguiera hablando. La maestra hizo un gesto con los brazos para abarcar todo el cielo y giró.

─¡Mundos, mundos, mundos! ¡Cada estrella es un mundo, y son más incontables que las propiedades del jamón con jazmín! Creo que con la emoción del momento me he dejado llevar y no te lo he comentado como es debido, pero no importa, no importa. Puedes volver aquí a Port Royal cuando quieras, sí. Si quieres, bueno...

La chica no se sorprendió demasiado al saberlo. Siempre había sabido en el fondo que aquel lugar, que había llegado a detestar tanto en algunos momentos, no podía ser lo único que existiese en todo el universo. Tenía que haber más. A Yami parecía dolerle decir aquello pero a Jess no le estaba entristeciendo aquella verdad, le estaba haciendo feliz.

─S-sigues queriendo venir con nosotras, ¿verdad? Porfaaaa... Puedes hacer lo que quieras antes de irnos, despedirte, rociarte de perfume o lo que quieras. Lo siento de verdad de la buena, buenísima.

Se notaba que Yami estaba afligida en estos momentos.

─Maestra... claro que iré contigo, n-no te preocupes. En realidad... esto... no me entristece... me alegra. Siempre supe que esto ─abarcó con la mano una parte de la ciudad─ [b][color=red]no podía ser todo.

Sin dejar tiempo para su respuesta, salió corriendo y en la lejanía gritó.

─ ¡Ahora mismo vuelvo!

Siguió corriendo y llegó a una esquina. Allí giró y resbaló un poco debido a la velocidad y los charcos que se habían formado en el suelo. Decidió seguir recto e ir directamente a los barrios bajos. A la mitad del camino, se cansó de correr y empezó a caminar más lentamente, así podría observar aquel lugar que la había visto crecer y ahora la vería marcharse.

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Mientras caminaba se dio cuenta de que, sutilmente, los edificios pasaban de ser mansiones lujosas al principio de la calle, a ser posadas ruinosas y edificios destartalados. Llevaba tanto tiempo allí y nunca se había fijado en la gran distancia que separaba a la gente del final de la calle a el principio de ésta. Quizá fue porque no se podía ver a sí misma al final de la calle.

Después de reflexionar sobre esto, vio que ya había llegado al final de la calle y decidió recorrer el resto del trayecto por callejones y pequeñas calles, las que ella solía usar desde pequeña. Giró a la derecha y entró en una calle bastante ancha, llena ya de suciedad y de borrachos. Luego giró a la izquierda, hacia un callejón, y se adentró en la oscuridad.

Había pasado por allí incontables veces y no tuvo ningún problema para recorrer la estrecha calle prácticamente a oscuras. Siguió su recorrido y llegó a un callejón sin salida. Retiró una sábana que había colgada de la pared y entró en su escondite. Una vela iluminaba la estancia, que estaba en su mayoría vacía: una cama de baja calidad, un armario decrépito, una mesa con la vela y una katana apoyada en la pared. Eso era todo lo que había en la habitación.

Abrió el armario, echó un vistazo a aquella ropa ,que no volvería a ponerse. Lo cerró pensando en que no lo abriría nunca más. Se dirigió a la cama y se tumbó, quería grabar aquella sensación en su mente porque sería la manera de recordar su antiguo hogar.

Llegó el turno de la katana, se acercó, se puso de rodillas y la observó atentamente. Entonces miró alrededor, recordando al Viejo en cada parte del que fue su hogar: cuando reían y jugaban, cuando discutían porque Jess quería salir al exterior y él se negaba, cuando llegaban emocionados por ver lo que habían hurtado y, finalmente, los últimos momentos que habían vivido juntos y las palabras que habían servido para llegar hasta Yami.

La chica se iría de allí al poco tiempo, pero el mérito no era suyo, era del viejo. Él le había enseñado, le había dado una esperanza antes de irse, su recuerdo le había ayudado a seguir adelante y ahora le sacaría de Port Royal.

Se levantó, cogió la katana y se la colgó en la espalda. Se acercó lentamente a la mesa y recogió la vela. Llegó hasta la “puerta” y se paró.

Miró atrás y lo que vio en aquel lugar fue su vida. Una niña de dos años que lloraba y un pobre anciano intentando que se calmase. Una niña de cuatro años que aprendía historia, pero también técnicas de robo. Una niña de ocho años que jugaba con su único amigo. Luego una chica de dieciséis años, sola, sentada en una esquina llorando. Finalmente, vio a una chica ilusionada, con un vestido de noble, y preparada para asistir a la fiesta que marcaría su vida.

Las lágrimas recorrían sus mejillas, pero no estaba triste. Había logrado darse cuenta de que quería a su futuro tanto como quería a su pasado. Miró por última vez la habitación, apagó la vela y se marchó.

<<Adiós, Viejo.>>

No quiso ir a ver a Yami tan pronto, por lo que decidió pasar por el puerto antes. Salió de la callejuela y se adentró en el entramado de calles que formaban la ciudad. En poco tiempo hubo llegado al puerto.

Se acercó al agua y observó el horizonte. Se quedó allí de pie, por un tiempo que no supo determinar, mientras dejaba fluir las últimas lágrimas que le abordaban.

Cuando hubo acabado, comenzó a observar el cielo y pensó en lo que Yami había mencionado acerca de diferentes mundos. Cómo serían, qué clase de gente viviría allí y otras preguntas pasaban por su mente constantemente. Entonces, algo la interrumpió.

─¿Miau...? ─ <<¿Jess...?>>.

Jess se sobresaltó y se giró bruscamente. Al girarse, pateó algo y una especie de bola de color blanco salió disparada y fue a chocar contra unas cajas, que estaban colocadas cerca de donde se encontraba la chica. Se acercó corriendo a las cajas y vio que lo que había pateado no era una bola, era una gato. Era de color blanco y tenía manchas marrones y negras detrás de la cabeza y en el lomo.

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─Miau... ─<<Duele...>> sonó como un niño llorando─ miau miau miau miau miau... ─<<Sólo quería hablar contigo...>>.

Jess se apartó de un salto del gato

─¡¿Ha-Hablas?!

─Miau miau miau miau miau─<<No hablo tu idioma, pero puede hablar contigo>> dijo mientras se levantaba costosamente.

Jess se acercó al gato y le acarició el reverso de la cabeza

─El golpe ha sido sin querer, me has asustado. ─definitivamente debía haberse vuelto loca para hablarle a un gato, pero aquella noche había conocido la magia y ahora nada era imposible─ Ahora, por favor, explícame qué está pasando.

─Miau... ─<<Sí...>> parecía atemorizado.

El gato empezó a explicarle algo sobre un poder extraño que se da en los machos de su linaje: pueden elegir un compañero humano de por vida y comunicarse con él. Dijo que no era telepatía, sino que se trataba de una especie de transmisión del código lingüístico único del individuo. Para que la chica lo entendiera, le dijo que le había explicado mentalmente la forma de poder entenderlo cuando hablaba. La explicación iba siendo interrumpida por sollozos y muchas frases quedaban inacabadas.

─ ¿Y tú... me has elegido?

─ Miau miau miau miau miau miau miau ─<<Llevaba observándote unas semanas>>─ Miau miau miau miau miau... miau miau miau miau... ─<<Cuando te vi al principio pensé que serías buena compañera... pero cuando robabas me dabas mucho miedo...>> el animal parecía asustarse fácilmente.

>>Miau miau miau miau miau... ─<<Incluso pensé en abandonarte y elegir a otro...>>─ ¡Miau miau miau miau miau miau! ─<<¡Pero esta noche he visto a la Jess que quería como amiga!>>

Había dado en el clavo, al decir la palabra “amiga”, se había ganado a Jess incondicionalmente.

─¿Miau... miau miau miau miau miau? ─<<¿Entonces... me protegerás?>>

Jess nunca había podido proteger a nadie, ni siquiera a sí misma, no podía hacerlo. Pero el pobre animal lo necesitaba de verdad. No podía sobrevivir sin alguien más y, quisiera ella o no, él ya había gastado su única oportunidad de comunicarse con alguien. Así que decidió aceptar la oferta del pobre animalito.

─De acuerdo, yo te protegeré. ─la voz no le tembló en absoluto.

La chica había encontrado seguridad en el pobre animal y, de ahora en adelante, debería ser fuerte por él. Ahora tenía que estar segura de lo que hacía, el gato la necesitaba a ella y era el segundo amigo que tenía. No sabía si debería considerar a Yami una amiga porque era su maestra... Los pensamientos de Jess se vieron interrumpidos, de repente, por una sola idea: Yami.

─¡Yami!

Cogió al gato, lo puso sobre su hombro y salió corriendo a toda velocidad en dirección a la mansión.

─Miau... ¿Miau miau... miau? ─<<Esto... ¿Yami es... la chica de antes?>>

─Sí, mi nueva maestra. Me está esperando. Nos vamos a otro mundo, aunque no entiendo del todo lo que quiere decir otro mundo. ─rió.

─¡¿Miau?! ─<<¡¿Qué?!>>─ ¡Miau miau miau miau! ¡Miau miau miau miau miau! ─<<¡Me da miedo viajar! ¡Y si son viajes a lugares desconocidos más!>>

─No te preocupes, recuerda que yo te protejo.

─Miau ─<<[b][color=brown]De acuerdo>> su tono de voz fue bastante cariñoso.

─Por cierto, todavía no me has dicho tu nombre.

─Miau ─<<Ryu>>

─Es un nombre bonito─ le sonrió.

Pronto hubieron llegado a la zona rica. La chica giró un par de esquinas y pudo ver a la mujer a lo lejos, justo donde la había dejado hace un rato.

─¡Yami! ─gritó su nombre mientras se acercaba corriendo, había decidido llamarla por su nombre en vez de decirle Maestra─ Siento la demora. ─dijo cuando hubo llegado─ Aunque ha merecido la pena: mira esto. ─cogió al pobre gato y lo dejó colgando delante de Yami─ ¿A qué es...? ¿cómo decirlo? ─se quedó pensativa unos segundos─ ¡Ah, sí! Es mono como jamón sobre lecho de jazmines, ¿verdad?

Esperó la respuesta de la maestra y luego añadió.

─Estoy preparada, vámonos.

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-Siento el tochopost pero no era capaz de resumirlo, cada detalle me parecía importante xD
-Luego presentaré la ficha de Ryu en el post que toca.
-Siento los miau miau miau pero creo que eran necesarios para que quedara bien. Si hubiera algún problema con ellos, por favor avísame para tenerlo en cuenta en el futuro.
-Por último (y no menos importante), gracias por el prólogo. Me ha gustado mucho y me he reído muchísimo con los diálogos de Yami xDDDDD

[Final Fan]

Yami seguía en el mismo sitio, esperando pacientemente mientras miraba al cielo. Se había encargado del hombre desmayado frente a la puerta, que ya no se encontraba allí, haciéndole creer que se había dado un fuerte golpe en la cabeza y que los recuerdos inconexos que tenía eran fruto de la conmoción. Cuando la Maestra vio llegar a Jess dio unos cuantos saltitos mientras aplaudía con jolgorio.

─¡Has vuelto, ay, ay! ¡Qué alegría con sandía!

Escuchó lo que Jess le tenía que decir hasta...

─Es como jamón sobre lecho de jazmines, ¿verdad?

Yami iba a decir algo, pero no lo lograba. Abrió la boca varias veces con una expresión confusa, hasta que al final se comenzó a reír con dulzura ante lo que acababa de oír, feliz como una perdiz.

─¡Nos has sacado las palabras de la boca! ─exclamó alegremente.

La mujer hizo un gesto con la mano y una extraña niebla oscura comenzó a acumularse a unos metros de ella hasta que formó un portal negro con olor a aventura. El misterio de la chica evanescente se había resuelto...

Jess había tenido una buena oportunidad para vivir más holgadamente en las semanas siguientes al encontrarse en aquella fiesta donde podría robar lo que quisiera. Pero ahora tenía una oportunidad muy diferente.

Una oportunidad de oro.

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¡Fin del Prólogo! Ahora comienza la aventura.



¡Ganas 18 PX!
Lo que más me ha gustado han sido las reacciones de tu personaje a las situaciones que te iba poniendo yo como Game Master. Me las he creído completamente, ¡y hasta alguna vez me has sorprendido con ellas! Te he bajado unos cuantos puntos porque a veces repetiste mis posts sin añadir demasiado desde tu personaje, pero nada grave. ¡Diviértete en el rol a partir de ahora! (: En cuanto se te incluya en una Trama Primera con otros jugadores se te avisará.

¡Jess alcanza el nivel 2!
7 PX para el nivel 3