—
Eres demasiado modesta, pequeña. — Escuche que me decía eso, pero no respondí.
En verdad el silencio no me molestaba, en cambio si se hacia silencio en un momento de pelea o algo con una persona ya me sentiría incómoda. Cuando entramos al primer distrito me lleve la sorpresa de que Simon me hubiera agarrado de uno de mis hombros para luego irnos por un callejón, me preguntaba que es lo que habría pasado para que él hubiera echo eso pero no pregunte. Después de haber llegado a mi casa y haberme tomado mi tiempo para coger las cosas, ya había salido de esta. Vi como Simon estaba algo alejado de donde lo había visto cuando me había ido a mi casa a recoger mis cosas.
—
No me digas que te vas a traer eso contigo… — Le afirme con un ''claro''. —
Ten cuidado, no te vayas a cortar. Los aprendices novatos soléis ser muy patosos con eso.Había inflado un poco las por el comentario que dijo, me sentí como si fuera una niña jugando con cosas peligrosas. Abrí la puerta. Estaba claro que me iba a traer la guadaña, era importante por ser un regalo de parte de mi madre y seria como un recuerdo de ella. Ahora que lo recordaba, siempre cuidaba la guadaña a pesar de que no la usara. Seria raro el ver a una chica corriendo de un lado y hacia otro con una guadaña en la mano, seguramente me hubieran metido en una celda o algo.
****—
¡Ya estáis aquí, kupó!Cuando ya habíamos entrado a la habitación del hotel, vi como Moglaris y Rebecca estaban jugando al ajedrez. Yo nunca había sido buena en los juegos de mesa. Les había dedicado una leve sonrisa cuando escuche decir eso a Moglaris, para luego mirar las piezas del ajedrez que me resultaron un tanto curiosas las piezas.
—
H-hola…—
Pero Becca, qué haces jugando a estas horas. Recoge todo, que nos vamos ya a Tierra de Partida.No pude evitar el ayudar a guardar las piezas de ese ajedrez, así que ayude a Rebecca enseguida después de haber dejado la guadaña apoyada en una pared y la maleta descansando en el suelo claro. Cuando ya estaba todo listo, había agarrado de nuevo la guadaña con mi mano derecha y la maleta con la mano izquierda. Vi como Simon había sacado una especie de mando extraño, luego de que el le diera a uno de esos botones todo comenzó a darme vueltas. Pensé que de nuevo me iba a desmayar o algo, pero de repente vi que estábamos en una cabina.
—
Sentaos todos y abrochaos los cinturones. Estamos en mi nave, esta nena se llama Fahrenheit y nos dejará en Tierra de Partida en un momento.Arquee una ceja para luego hacer caso a lo que había dicho él, sin soltar mi maleta ni la guadaña me senté en uno de los asientos y me abroche el cinturón. Parecía que todo estaba tranquilo.
—
Maka, sobre la armadura… Para invocarla solo necesitas… presionar la pieza que te entregué antes.En verdad no esperaba que me fueran a hablar, así que cuando la escuche sentí como mi corazón daba un pequeño salto. La mire atenta, escuchando lo que me decía de la armadura y eso me hizo recordar el objeto que ella me había dado y que yo lo había guardado hace horas ya. Cerré los ojos por la luz cegadora que le había envuelto y cuando los abrí vi que estaba cubierta por una especie de armadura que para mi era bonita.
—
P-prueba a hacerlo tú… Cuando puedas, claro…También puedes invocar un Glider, que te ayudará a v-viajar entre mundos. Es suficiente con lanzar el Llavero al aire.—
Es asombroso, kupó.Como dijo Moglaris, si que era asombroso. Estaba claro que iba a hacer ambas cosas, pero era mejor cuando estuviéramos en tierra. Prefería hacerlo en un sitio llano por si metía la pata y le hacia algo al lugar en el que estábamos, es que pensaba que cosas terribles podría pasarle a la nave y eso era algo que me asustaba. Trataba de aparentar normalidad a pesar de que siempre mi mente me ayudase a torturarme mentalmente sin mi consentimiento. Durante el camino, mantuve mi mirada fija por el cristal. Observando lo que había fuera, por un instante pensé ver una ballena pero me dije a mi misma mientras sonreía nerviosa y negaba lentamente pues seria ilógico ver una ballena volando por el espacio en vez de estar en el océano.
****Cuando ya habíamos llegado no pude evitar formar una perfecta ''o'' con la boca, admirando el lugar. Los nervios comenzaron a aflorar, me había causado buena impresión con tan solo verlo desde el cristal. Imaginaba de que habrían más aprendices como yo pero seguramente trataría de evitarlos por ser algo anti social, evidentemente trataba de dejar eso de lado y relacionarme pero a veces aunque diera un par de pasos volvía al punto de partida muchas veces. Cuando ya habíamos aterrizado, bajamos de la nave y por fin pude ver que es lo que nos estaba llevando.
—
Estamos aquí, en Tierra de Partida, kupó. Increíble.—
Maka… Antes de ir al castillo, p-prueba a invocar tu Glider y tu armadura.Rebecca me había sacado de mis pensamientos, y la mire a ella ahora. Asentí con la cabeza con los nervios aun a flor de piel, pero obviamente como había pensado anteriormente. Iba a invocar ambas cosas ahora, primero seria la armadura y luego seria el glider. De nuevo deje la maleta descansando en la hierba y sobre esta deje la guadaña. Tome algo de aire y saque la pieza que parecía ser de metal, la apreté un poco mientras cerraba los ojos. Sentí que algo comenzaba a invadirme, pensé que no iba a poder invocarlo pero pensé como cuando la Llave Espada. Así que igual hice lo mismo de rogar de que apareciera la armadura.
Cuando abrí los ojos me sentí sorprendida, mirando lo que apenas podía ver cubierta por la armadura. Luego alce mi mano para rogar a mi Llave Espada de que me prestara su poder y apareció. Mire con algo de nervios a mi Llave Espada, para luego asentir lentamente. Dudaba de si lanzarla o no, quizás ni se transformaba y luego tendría que ir a recogerla como si jugara con un arco o algo así aunque esto nunca lo haya echo. Al final la lance al aire un poco lejos y mirando fijamente la Llave Espada esta se ilumino de repente y cuando vino a mi, tenía otra forma.
—
¡Wow!—
Es lo único que pude exclamar por ambas cosas, mis mejillas habían adquirido un leve carmín. Se me notaba muy emocionada dejando de lado los nervios que sentía antes, como si fuera una niña pequeña jugando con un nuevo juguete aunque claro esto no eran juguetes. Antes de haber echo esto, lógicamente le había dedicado un tiempo a ver el lugar donde me encontraba. Me preguntaba porque Simon no había bajado, pero decidí de restarle importancia.
—
Pensé que no lo lograría.— Se me escapo sin querer eso, prefiriendo haberlo guardado para mi.
Cuando hice desaparecer el glider y la armadura, volví a sentirme algo nerviosa al no saber que decir. Tome la maleta donde anteriormente la tenía y la guadaña igual. Le comencé a dar vueltas de que esperaba no decepcionar a Rebecca, después de todo me había elegido como a una de sus aprendices. Trataría de hacerme fuerte y poder ayudar a aquellos que requieran de ayuda, pensé que seguramente trataría de hacer todo eso sola para no molestar a nadie.
—
Te agradezco que me acompañes y lo siento por las molestias.— Le dije a Rebecca.
Esperaba no estar molestándole por que me acompañara, lógicamente si iba yo sola me iba a acabar perdiendo al ser un sitio nuevo para mi. Durante el camino me dedique a observar a cada lado, admirando cada vez más el lugar. Parecía ser que de cerca se veía mejor el lugar, a pesar de que me sentía nerviosa sabía que acabaría acostumbrándome. No tenía nada que decirle, pues aunque forzase a mi cabeza que palabras decirle nada salía de ahí. Habíamos llegado al fin al lugar donde me quedaría, de nuevo me forcé a decirle algo antes de entrar a mi nuevo cuarto.
—
Muchas gracias por todo Rebecca sensei.— Le había sonreído algo leve.
Esas gracias era por todo lo que había pasado en Ciudad de Paso. Esperaría si ella tuviera que decirme algo, si no entonces entraría a mi cuarto cerrando la puerta después y comenzaría a colocar las cosas en su sitio. Primero encendí la luz y deje la guadaña apoyada en una parte de la pared, algo alejada de mi cama. Al dejar la maleta sobre la cama, la abrí y saque primero al señor Miau y lo coloque sobre la almohada de la cama. Luego la ropa en el armario y por ultimo mi queridos juegos los coloque en una estantería que había por ahí, dejando las consolas colocadas también de forma ordenada.
—
Por fin acabe.— Suspire, mirando como había quedado todo.
En verdad no tenía muchas cosas por colocar, pero lo había dicho como si me hubiera pegado la vida en ello. Me acerque a mi maleta y la cerré, dejándola en alguna esquina para que no estorbase. Cuando ya había terminado me aproxime a una ventana y la abrí. Me quede observando la zona desde la ventana, mi expresión se torno algo seria pensando de que ahora este seria mi nuevo hogar. No olvidaría todo lo que me había pasado en Ciudad de Paso, aunque hubiese veces que tratara de no pensar en ciertas cosas. Apreté mi mano hasta formarla en un puño, pensando en que a partir de ahora en adelante me esforzaría más.
Terminado. òwo)/ En verdad me encanto demasiado, me ha sacado sonrisas y me ha echo meterme de lleno en la trama por lo que iba sucediendo en cada momento. Igual a sido un gusto y gracias, sinceramente me costo encontrar como seria el señor miau. X//D