por LightHelco » Mar Ene 03, 2017 4:44 pm
Nada más entraron dentro, Dos no pudo aguantarse las ganas de mirar y toquetearlo todo, inspeccionando hasta el último recoveco de aquella navecita.
—Sí, definitivamente este es un modelo estándar de Nave Gumi, también conocido como Albatros, modelo base —iba diciendo la droide mientras remiraba la nave —. Un casco curvo, tres armas básicas de elementos diferentes y… —. Dos se giró hacia Light, su nariz parpadeando —. Perdóneme, señor Light, ha sido un impulso por querer asegurarme de que clase de modelo iba a usted a pilotar. Porque vera, existe una versión mejorada del Albatros básico llamada modelo Kingdom y… ya me siento en el lugar del copiloto.
Mientras Light dirigía, Dos se puso al cargo de las armas, lista para disparar a cualquier cosa que pasara por el radar de la nave. El joven le intentó explicar el funcionamiento de las armas y aunque la droide le escuchó y memorizó su explicación, insistió en que conocía al detalle su funcionamiento y había hecho uso de versiones superiores a las que disponía la nave. Y ese uso se había dado varias horas antes en una nave destartalada y siendo incapaz de acertar ni a una ballena espacial.
Seguramente algún que otro Sincorazón podría reunirse con su familia ese día.
A lo que sí que prestó gran atención fue al trabajo que Light le estaba ofreciendo y todo lo que tenía que contarle sobre él.
—Vengo de Tierra de Partida, el mundo en el que vivimos los Portadores de la Llave Espada. Somos una Orden que nos encargamos de velar por la seguridad de los mundos, pues luchamos contra la oscuridad que los amenaza. Supongo que has oído hablar de los Sincorazón, bien, pues principalmente nos dedicamos a luchar contra esas criaturas.
La robot dedicó unos segundos a revisar su base de datos para saber más sobre Tierra de Partida y los Sincorazón que tanto mencionaba el espadachín.
—Vaya, o los datos sobre estos seres y ese mundo eran escasos durante la época en la que se me construyo o alguien ha debido de borrarlos, ya que cuento con unas pocas líneas —informó la droide tras realizar su búsqueda —. Por lo que he recuperado, los Sincorazón son seres de oscuridad que acechan los corazones de los orgánicos de forma incansable e insaciable, ya que siempre quieren más y más corazones. Sobre Tierra de Partida solo puedo decir que es un mundo en donde se erige un gran castillo y que sirve de escuela para unos pocos afortunados.
Viendo que incluso lo que Light le había dicho era más de lo que ella tenía, Dos no tardó en abrir un nuevo archivo al que añadir toda la información que le iba a ofrecer su acompañante durante el viaje y unirla a la que ya conocía.
—Nosotros, los Maestros, tenemos la misión de reclutar aprendices que se unan a nuestra causa. Especialmente en estos tiempos difíciles… así que eso, puedes unirte a nosotros si quieres y convertirte en Portadora de la Llave Espada —fue la oferta de Light, una que Dos cada vez veía mejor—. Si lo haces, vivirás con otros Portadores y lucharás junto a ellos, aprenderás a realizar magia como aquel Portal de Luz. Antes me has dicho que eras un robot de exploración, ¿verdad? Pues básicamente también explorarás otros mundos, así que creo que puedes ser idónea para esto
»Ten en cuenta que si aceptas tendrás que participar en batallas difíciles y es posible que no puedas ver a tu amo siempre que quieras, vas a estar ocupada entrenando y haciendo misiones. Piénsalo.
Lo de pelear era un problema menor, hasta que pudiera estar totalmente activa, el dejar al Doctor atrás sí que podía serlo. Era a él a quien había tomado como nuevo amo, aunque no había sido algo oficial porque Tezuka no había introducido sus datos en ella para que solo le obedeciera a él, pero sí que veía una falta de respeto hacia el hombre que la había rescatado y reparado el dejarle de lado sin más.
—¿Está seguro de que no podría hacer uso de un modelo de estudio especial para droides ligados a otros orgánicos?
No hubo tiempo para preguntas, ya que las naves Sincorazón llegaron en ese momento. Al grito de Light, Dos agarró los mandos de las armas y se dedicó a eliminar a los enemigos uno a uno. Su puntería dejaba bastante que desear, pero sí que demostró ser capaz de memorizar el patrón de movimiento del enemigo y conseguir darle tras varios intentos.
—Bien hecho, ahora, a la estación. —le felicitó el joven levantando la mano.
Dos se quedó mirando el gesto unos segundos hasta que supo que era lo que intentaba hacer Light.
—Ya entiendo, es un gesto de compañerismo entre los orgánicos —dijo chocándole mano con sus dedos de metal, quizás le doliera un poco —. ¿Sabía que hay razas que usan sus frentes para este tipo de gestos?
Y con aquella información trivial, la nave siguió su rumbo hacia la estación.
* * *
Fue Jan la que salió a recibirles y Dos no pudo hacer otra cosa que pegar saltos y agitar la mano por encima de su cabeza mientras saludaba.
—Fijo que se alegra un montón de volver a verme, ya verá, señor Light, soy demasiado valiosa como para que puedan permitirse el perderme —aseguró la droide con orgullo, haciendo que su nariz se iluminase más de lo normal.
Se reunieron con la mujer, que miró de arriba abajo a una sonriente Dos, aunque no hizo caso alguno del joven que la acompañaba, solo se interesó por la robot. Aquel interés le dio buenas vibraciones a Dos, ya que dejaba claro lo muy preocupados que habían estado por ella.
Al menos así fue hasta que Jan abrió la boca:
—Con que es cierto que sobreviviste. Enhorabuena. Ha sido una suerte, pues el equipo del Doctor no cuenta con más droides inanes.
Inane. Aquella palabra resonó en la memoria de Dos con fuerza. La luz de la droide dejó de ser tan brillante, parpadeando en ocasiones. ¿Así era como la veían? ¿Un droide desechable? Por eso la habían mandado a ella a esa nave, porque en caso de daños graves, la podían reparar y vuelta a la normalidad.
—Puede marcharse ya —le hizo saber Jan a Light, ignorando el estado emocional en el que había dejado a la robot —. Nos encargaremos de su mantenimiento y la rehabilitaremos para más misiones. Si acaso se puede reparar.
La nariz de Dos estaba completamente apagada, salvo un pequeño punto que marcaba que la droide estaba operativa. El golpe que se había llevado era grande y todas sus ganas de ver al Doctor Tezuka se habían esfumado, pensando realmente que él también la veía así, no que fuera cosa de Jan únicamente. Pero sabía que tenía que ir, debía hacer lo que los orgánicos ordenaban después de todo.
Arrastrando la cola, Dos siguió a Jan hacia el interior, pero no sin antes intentar darle la mano a Light para que la acompañara. Quizás el podría hacerle ver a Tezuka que tenía mucho valor.
En cuanto vieron al hombre, este se lanzó corriendo para comprobar cómo estaba la droide.
—Dos, ¿te encuentras bien? —preguntó el doctor aun alterado, hasta que encontró la herida de bala que aun tenía la robot en el cuerpo —. No, te han dañado, vamos a llevarte ahora mismo a que te reparen.
Dos no podía hacer otra cosa que mirar confusa. ¿Estaba preocupado? Tanto que ya tiraba de ella para que fuera al taller. ¿Entonces por qué le había dicho Jan todo eso? Bah, los orgánicos no sabían apreciar las cosas buenas que tenían delante.
—Doctor Tezuka, espere —le frenó la robot antes de que pudieran irse muy lejos —. De primeras decirle que la herida no es nada, siquiera llegó a dañarme los circuitos, por lo que con cambiarme la carcasa por una nueva bastara —intentó tranquilizarle Dos haciendo un informe de daños —. Lo segundo es presentarle a la persona que me rescató y trajo aquí. Este es Light, un Portador de Tierra de Partida.
El hombre se volvió hacia Light y sonriéndole, le tendió la mano.
—Un placer conocerle, señor Light, hacía tiempo que no veía a un humano. Además que le agradezco mucho que haya ayudado a Dos.