[Coliseo del Olimpo] Copa Phil - Semifinales

[Soul Artist]

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Trama de Final Fan y Sombra
Secuela de "Copa Phil"

Zack Fair había sido derrotado.

Se notaba. La sala de espera no era lo mismo sin él; no había divertidas charlas, ni el espíritu de rivalidad deportiva que anteriormente se respiraba en el ambiente. Entre las seis personas que había en la sala de espera se podía notar la tensión, el nerviosismo; la impaciencia de que llegase la hora de la batalla. Las semifinales estaban muy cerca, demasiado.

¿Cuánto tiempo había pasado desde que Fyk y Ragun habían concluido el combate contra Neso? ¿Media hora? Fuese como fuese, todavía les quedaba un buen trozo de espera. Podían probar a relacionarse con los demás, salir afuera a estirar las piernas... Cualquier cosa era mejor que quedarse quietos allí. Aunque lo primero sería reconciliarse, pues la reacción de Fyk a las palabras de Neso habían chocado a Ragun. Uno de los dos se debía acercar al otro.

El reloj seguía avanzando... Pronto llegaría el combate contra la niña misteriosa y su compañero pelopincho.

[Final Fan]

Alexis.

Así se llamaba la chica que nos había estado observando durante el torneo. No me parecía correcto lo que había hecho en la ronda anterior, contra Neso... ayudarnos desde las gradas con un conjuro de debilitación iba en contra de las normas... ¿por qué estaba tan interesada en que ganásemos? ¿Qué pretendía? ¿O quizás seguía las órdenes de alguien...? ¿De Hades, quizás?

El dios me había parecido un... bueno, un tipo simpático. Sin embargo, comenzaba a pensar que su azulada fachada escondía algo un poco más tenebroso. Y en cuanto a Alexis... la verdad todas aquellas dudas que tenía sobre ella me incomodaban bastante. Al final de la ronda anterior se había acercado a hablar conmigo, y me había hecho pensar con lo que me había dicho... ¿y si no avanzaba en mi entrenamiento en Tierra de Partida porque... no era mi sitio?

Fuese como fuese, tenía que informar a Ragun de lo que había pasado. Había sido bastante brusco con él... le debía una disculpa. Me levanté y me acerqué a él, asegurándome de que mis ojos estuviesen completamente secos. Me quedé de pie a su lado, callado durante un momento. Aquel tiempo sentado en soledad me había dado tiempo para pensar en la situación.

—Fue ella —le dije, con la voz quebrada. Tosí para aclarármela—. Gracias a esa chica ganamos el combate contra Neso. Lo del conjuro de debilitación era verdad... pero fue ella.

Hice una pausa.

—Hemos ganado con trampas. Pienso que no es correcto que sigamos en el torneo, pero... todo este asunto me escama. Por ahora creo que deberíamos seguir.

Los participantes del torneo estaban allí reunidos. Cloud Strife y Alexis también, claro. Formaban una pareja un tanto extraña.

—Si no fuese por ella no hubiésemos ganado contra Neso, Ragun —le avisé—. Su poder era... bueno, no era abrumador, pero sí demasiado para nosotros. Y creo que la lucha contra Alexis y Cloud no va a ser más fácil.

"No vamos a ganar", pensé.

—Pero aún así... quizás descubramos algo luchando contra ellos. Seguro que todo esto tiene que ver con Hades. Él me dio las entradas para el torneo, y... si es una mala persona... creo que ya sé lo que pretende. Creo que somos marionetas.

Suspiré.

—Siento... haber reaccionado así antes. Ya sabes, al acabar la ronda anterior. No me gustó lo que me dijo Neso... —recordé lo que me había dicho Alexis—. La verdad duele, ¿sabes?

[Sombra]

Desde la derrota de Zack, el ambiente de la sala de espera no era el mismo. Todo estaba mucho más tenso sin aquel joven que parloteaba con todo el mundo sin tener en cuenta su aspecto, por muy atemorizante que este fuese. Quedabamos muy pocos, y muy pronto seríamos menos aún.

El próximo combate nos tocaba contra un tipo rubio de ojos azules con el pelo de punta, estaba cubierto por extrañas ropas similares a las mías y tenía una enorme espada envuelta en vendas a su espalda y aquella siniestra niña que parecía estar maquinando algo por el comportamiento que había mostrado durante todo el torneo.

Fyk se acercó a mí. No lo había visto en bastante tiempo, incluso creía que abandonaría el torneo, afectado por las palabras de aquel ser. Ninguno de los dos habló en un primer momento, no sabíamos por qué deberíamos empezar a hablar. Me había sorprendido mucho las palabras del muchacho.

—Fue ella —señaló con voz aspera a la niña, Alexia se llamaba—. Gracias a esa chica ganamos el combate contra Neso. Lo del conjuro de debilitación era verdad... pero fue ella.

Contemplé al pequeño con cierta perplejidad ¿Eso que había sentido al saltar sobre él era que aquella magia me estaba afectando? No me había sentido más débil ni cansado pero era extraña aquella sensación que había provocado.

—Hemos ganado con trampas. Pienso que no es correcto que sigamos en el torneo, pero... todo este asunto me escama. Por ahora creo que deberíamos seguir.

—No merece la pena, Fyk. Todos odiaban a Neso, aunque nos retirásemos sería muy impopular y no nos dejarían. Quieren ver combates, aunque haya reglas lo que de verdad quieren es vernos luchar ¿Cómo crees que se metieron si no los sincorazón en el torneo? —opiné.

—Si no fuese por ella no hubiésemos ganado contra Neso, Ragun —rebatió mis argumentos—. Su poder era... bueno, no era abrumador, pero sí demasiado para nosotros. Y creo que la lucha contra Alexis y Cloud no va a ser más fácil.

—Habríamos ganado igualmente. Puede ser que tuviese más poder que nosotros y por separado nos ganaría seguramente. Pero somos un equipo, entre los dos podremos ganar a cualquier cosa que venga.

—Pero aún así... quizás descubramos algo luchando contra ellos. Seguro que todo esto tiene que ver con Hades. Él me dio las entradas para el torneo, y... si es una mala persona... creo que ya sé lo que pretende. Creo que somos marionetas.

—Hades... ¿Ese nombre es muy conocido por aquí? Lyn mencionó lo mencionó antes.

Fyk suspiró apenado.

—Siento... haber reaccionado así antes. Ya sabes, al acabar la ronda anterior. No me gustó lo que me dijo Neso... La verdad duele, ¿sabes?

—Que carezcas de fuerza bruta no significa que no seas fuerte, Fyk. Da igual lo que digan los otros, tu eres tú. Cada uno tiene sus fortalezas y sus debilidades. Por ejemplo, tu eres mucho más rápido que yo y no por ello me pongo a llorar —intenté animar a mi compañero.

[Final Fan]

—Que carezcas de fuerza bruta no significa que no seas fuerte, Fyk. Da igual lo que digan los otros, tu eres tú. Cada uno tiene sus fortalezas y sus debilidades. Por ejemplo, tu eres mucho más rápido que yo y no por ello me pongo a llorar.

Me dio un pinchazo en el corazón. ¿Me había visto?

—Yo no lloro —repliqué, sin mirarle a la cara.

Siempre me había dado reparo llorar delante de alguien. Hasta donde llegaba mi memoria, siempre había tenido esa fijación... "llorar está mal", "que nadie te vea llorar", "llorar no sirve para nada". No quería admitirlo, pero a lo largo del tiempo comencé a pensar que no era una opinión que me había formado yo solo, que alguien me la había inculcado... pero supongo que me lo negué a mí mismo convenciéndome de que lo hacía porque "nadie era feliz viendo llorar a otra persona". Aquellos retazos de memoria que me asaltaban, de aquella nave, aquel sincorazón... que fuesen más nítidos para poder sacar más conclusiones de ellos. También esperaba el momento en el que alguno de esos recuerdos fuese de otro momento. Uno feliz.

—Hades es un dios, según me dijo —dije, obligándome a mí mismo a salir de mi abstracción—. "Dios de los Muertos" o algo así. Es un tipo muy majo, en serio... pero no sé. Últimamente pienso mal de él.

[Sombra]

—Yo no lloro —refunfuñó molesto.

—Llorar no es malo, en mi opinión, que lo hagas o no es problema tuyo. Tienes derecho a hacer lo que quieras, no soy nadie que pueda criticar lo que quieras hacer —hablé intentado apoyarle.

—Hades es un dios, según me dijo, "Dios de los Muertos" o algo así. Es un tipo muy majo, en serio... pero no sé. Últimamente pienso mal de él.

—Dios de los Muertos ¿Entonces es el que hace que la gente muera? —pregunté dudando mucho sobre aquello que acababa de decir. ¿Una única persona capaz de elegir quien muere, dónde y cuándo? Sonaba muy fantasioso para ser real.

Ya quedaba menos para que fuese nuestro turno para participar en el combate contra Cloud y Alexis. Empezaba a impacientarme, desde antes del combate contra Neso había empezado a sentirme más como un animal salvaje que solo vive por instinto, como si el fervor de la batalla me hiciese más violento o como si algo controlara mis emociones para hacerme como una bestia.

[Final Fan]

Me quedé callado mientras Ragun intentaba animarme. Seguro que se pensaba que era tan sólo un niño enrabietado que se estaba haciendo el duro. Él no lo entendía...

—Dios de los Muertos ¿Entonces es el que hace que la gente muera? —concluyó en cuanto le dije quién era Hades.

—B-bueno, no lo sé —dije, un tanto impresionado—. Dicho así parece muy fuerte, pero no creo que sea eso... ¿no? Vamos, digo yo...

Ladeé un poco la cabeza para pensar en aquella opción. ¿Si podía decidir quién vivía y quién no... para qué necesitaba secuaces? No, no era eso... aunque tampoco era algo que tuviese demasiada importancia. Los poderes de Hades no importaban, sino lo que hacía con ellos.

—Le ardía la cabeza, por cierto —aclaré—. Lo digo para que sepas que es él cuando lo veas.

La imagen del dios se me pasó por la cabeza. No tenía pelo, sino fuego... Me imaginé cómo sería su cabeza si la llama se apagase y no pude evitar soltar una pequeña carcajada, seguida de un suspiro. Miré a Ragun una vez más y vi que estaba observando a nuestros próximos contrincantes, con una mirada un poco más fiera de lo habitual. Recordé cómo se había puesto antes de la batalla contra Neso...

—Ragun, vamos a relajarnos, ¿vale? —le propuse—. Si me pongo tonto no me hagas caso, y tú controlas tus arrebatos. Un pequeño trato. ¡Esto es sólo un torneo, al fin y al cabo! ¿Verdad? Yo te he invitado, así que me esforzaré al máximo para que se note que también participo —asentí con la cabeza, convencido.

[Sombra]

—B-bueno, no lo sé —dije, un tanto impresionado—. Dicho así parece muy fuerte, pero no creo que sea eso... ¿no? Vamos, digo yo...

—Supongo que tienes razón... —medité no muy seguro tras unos instantes.

—Le ardía la cabeza, por cierto —describió ¿Le "ardía" la cabeza? subí una ceja incrédulo ¿No se quemaba?—. Lo digo para que sepas que es él cuando lo veas.

Fyk empezó a reírse sin motivo alguno, al parecer. Contemplé al pequeño algo extrañado por aquel comportamiento.

—Ragun, vamos a relajarnos, ¿vale? —pidió después de suspirar tras aquella carcajada—. Si me pongo tonto no me hagas caso, y tú controlas tus arrebatos. Un pequeño trato. ¡Esto es sólo un torneo, al fin y al cabo! ¿Verdad? Yo te he invitado, así que me esforzaré al máximo para que se note que también participo —el azulado afirmó con la cabeza esperando mi respuesta.

—En realidad... no sé que me pasa. Es como si no fuera yo mismo, incluso antes, cuando Neso te empujó —intenté explicarme. No entendía nada ¿Por qué me comportaba de aquella manera? —. Fyk, tenemos que ganar sea como sea. Hay que evitar que Lyn nos obligue a comer la comida de Yami —recordé la amenaza de la maestra.

[Final Fan]

—En realidad... no sé que me pasa. Es como si no fuera yo mismo, incluso antes, cuando Neso te empujó.

—¿En serio?

Aquello era muy raro, entonces. A simple vista me había parecido un ataque de ira normal y corriente. Algo psicológico. Pero luego recordé cómo los ojos de Ragun habían cambiado cuando le sucedió.

—Fyk, tenemos que ganar sea como sea. Hay que evitar que Lyn nos obligue a comer la comida de Yami —dijo, cambiando de tema.

—Ah, ya —dije, sin saber muy bien cómo reaccionar—. Bueno, a lo mejor la probamos y resulta que no está tan mala, ¿verdad? Ja, ja...

Intentaba sonar despreocupado, pero la verdad era que las dotes culinarias de Yami eran algo a tener en cuenta. Por lo que a mí respectaba, tenía la sensación de que la amenaza de Lyn iba a hacerse realidad... ¿de verdad podíamos ganar aquel combate? Si en el anterior habíamos vencido gracias a Alexis, y ahora íbamos a luchar contra ella...

—Esto... creo que a Alexis no le va a importar mucho hacer trampas —comenté—, viendo lo que hizo en nuestra ronda. Tenemos que andarnos con pies de plomo con esos "hechizos de debilitación".

Desde el pequeño monólogo que me soltó la chica al final de la ronda anterior, me costaba un poco pensar mal de ella. Pero los hechos eran los hechos... no podía mostrarle simpatía sólo porque me hubiese contado sus inquietudes. Por muy convincente que hubiese sonado, cabía la posibilidad de que estuviese intentando engañarme, aunque en mi fuero interno seguía creyendo que había sido sincera. Así era yo... pensando bien de todo el mundo.

[Sombra]

—Ah, ya —dijo, supuse que estaba recordando la amenaza—. Bueno, a lo mejor la probamos y resulta que no está tan mala, ¿verdad? Ja, ja...

—No sé yo...

Fyk quedó callado unos instantes meditando algo, imaginé que se trataba de algo sobre Alexis o su compañero, Cloud. El joven abrió la boca para hablar.

—Esto... creo que a Alexis no le va a importar mucho hacer trampas —comentó—, viendo lo que hizo en nuestra ronda. Tenemos que andarnos con pies de plomo con esos "hechizos de debilitación".

—Gran verdad, aunque parece como si en realidad quisiese enfrentarse a nosotros ¿Qué sentido tendría dejarnos ganar? Si se trata de que no quería enfrentarse a Neso no tendría lógica ya que es más fuerte que él, además. No podrá usar hechizos de debilitación dentro de la arena —expuse—. Habrá demasiada gente mirando, alguien se daría cuenta del hechizo que está haciendo incluso si no quisiera. Lo de antes fue casualidad porque nadie pudo ver que hiciesemos el hechizo, ya que no fuimos nosotros. Por eso nadie dudó de nuestra victoria —expliqué aquella teoría, quizás estaba equivocado pero pensé que sería la mejor forma de tranquilizar al pequeño.

Aún quedaba un buen rato para que empezase nuestro combate. Me senté en el suelo y di unas palmadas en el sitio que estaba junto a mí ofreciéndole un sitio.

[Final Fan]

—Gran verdad, aunque parece como si en realidad quisiese enfrentarse a nosotros ¿Qué sentido tendría dejarnos ganar? Si se trata de que no quería enfrentarse a Neso no tendría lógica ya que es más fuerte que él, además. No podrá usar hechizos de debilitación dentro de la arena.

—Aún así...

—Habrá demasiada gente mirando —continuó Ragun—, alguien se daría cuenta del hechizo que está haciendo incluso si no quisiera. Lo de antes fue casualidad porque nadie pudo ver que hiciesemos el hechizo, ya que no fuimos nosotros. Por eso nadie dudó de nuestra victoria.

Tuve que pensarlo durante un rato largo, pero al final me pareció que lo que decía Ragun tenía bastante sentido. Decidí no seguir poniendo argumentos sobre "por qué íbamos a perder"... al fin y al cabo, desanimarnos no servía de nada. Si Alexis quería que luchásemos, como me había dado a entender en nuestra charla, que así fuese. Tenía la esperanza de llegar a entender qué es lo que pretendía tras aquella batalla.

Me había quedado embobado y, sin darme cuenta, había clavado mi mirada en ella, al otro lado del vestuario. No se la veía preocupada, ni mucho menos...

*Tap tap*

Un suave ruido me sacó de mi ensimismamiento. Era Ragun, que se había sentado y estaba golpeteando el suelo a su lado para pedirme que me sentase. Lo miré un tanto extrañado... él no solía hacer esas cosas, con lo cerrado que era. Sonreí y accedí a echarme en el suelo... al menos él sí que estaba cambiando. Yo seguía igual que siempre, claro.

—Es sólo un torneo, es sólo un torneo... —musité, intentando convencerme a mí mismo todavía.

[Soul Artist]

Mientras los dos esperaban sentados en el suelo, por la puerta que daba acceso a la zona de combate apareció una figura de baja estatura que los dos pudieron reconocer fácilmente: se trataba de Phil, que llevaba un papiro en la mano. Se dirigió directo hacia ellos, pasando por al lado de Cloud y Alexis (la cual estaba jugando a una videoconsola portátil de nombre Game Boy Vita) y colocándose frente a los dos chicos sentados.

—¡Muy bien hecho, chicos! En un rato comenzará vuestro combate. ¿Qué hacéis aquí, que no estáis entrenando? —el sátiro esperó respuesta de los aprendices y entregó a Fyk el papel—. Como vosotros veáis, yo voy a ir a visitar al chico pelopincho. Esos dos a los que os vais a enfrentar lo dejaron hecho un cromo, pobrecito... Volveré para el combate. Esto es de Lyn.

Mientras el sátiro abandonaba el Coliseo, los dos aprendices pudieron echar un vistazo al papiro escrito por la Maestra, la cual tenía una caligrafía gruesa, aunque desde luego era bastante fácil de leer.

"Fyk y Ragun:
Me temo que ha surgido algo y tengo que volver a Tierra de Partida lo más rápido posible. La noticia me ha surgido poco antes de vuestro combate en la segunda Ronda y en cuanto he visto el combate, me he puesto a escribir este mensaje que espero que Phil os entregue pronto.
He visto el hechizo de debilitación. Desconocía que pudieses hacer eso, Fyk; no me lo esperaba en absoluto de ti. Por suerte nadie más lo ha notado. Que no pudieseis derrotar a vuestro contrincante no te daba derecho a hacerlo; esa magia no está permitida en estos torneos. Contra los Sincorazón puede ser muy útil, pero contra un enemigo debes guardar tu honor. Estoy muy decepcionada.
Os daré una oportunidad. Tenéis prohibido utilizar esa magia en los siguientes combates, más difíciles que los anteriores. Si volvéis a usarlos, no solo me aseguraré de que la Copa no vaya a vuestro nombre, sino que no podréis volver a participar nunca en ningún torneo del Coliseo del Olimpo. Advertidos quedáis.
Igualmente, no os libraréis del castigo por esa acción.
Atentamente,
Lyn

P.D.: Quemad esta carta después de leerla.

[Sombra]

El sátiro, Phil apareció por la puerta de acceso a la arena repentinamente. Por un momento mi corazón dio un vuelco, nervioso. No sabía por qué, pero era como si sintiese que aquel combate contra Alexis y Cloud iba a ser muy dificil.

—¡Muy bien hecho, chicos! En un rato comenzará vuestro combate. ¿Qué hacéis aquí, que no estáis entrenando?

—Preferimos estar más descansados para el combate —expliqué.

—Como vosotros veáis, yo voy a ir a visitar al chico pelopincho. Esos dos a los que os vais a enfrentar lo dejaron hecho un cromo, pobrecito... Volveré para el combate. Esto es de Lyn.

—¿Zack? —pregunté sorprendido ¿Tan mal estaba? Tan solo una hora antes había estado junto a nosotros sonriente, animando la moral a todos los que estábamos allí esperando nerviosos por nuestro turno.

Cogí el pergamino junto a Fyk y lo desplegué para poder leer su contenido.

"Fyk y Ragun:
Me temo que ha surgido algo y tengo que volver a Tierra de Partida lo más rápido posible. La noticia me ha surgido poco antes de vuestro combate en la segunda Ronda y en cuanto he visto el combate, me he puesto a escribir este mensaje que espero que Phil os entregue pronto.
He visto el hechizo de debilitación. Desconocía que pudieses hacer eso, Fyk; no me lo esperaba en absoluto de ti. Por suerte nadie más lo ha notado. Que no pudieseis derrotar a vuestro contrincante no te daba derecho a hacerlo; esa magia no está permitida en estos torneos. Contra los Sincorazón puede ser muy útil, pero contra un enemigo debes guardar tu honor. Estoy muy decepcionada.
Os daré una oportunidad. Tenéis prohibido utilizar esa magia en los siguientes combates, más difíciles que los anteriores. Si volvéis a usarlos, no solo me aseguraré de que la Copa no vaya a vuestro nombre, sino que no podréis volver a participar nunca en ningún torneo del Coliseo del Olimpo. Advertidos quedáis.
Igualmente, no os libraréis del castigo por esa acción.
Atentamente,
Lyn

P.D.: Quemad esta carta después de leerla.

—Supongo que cuando acabemos el torneo tendremos que explicarle a Lyn lo que de verdad ocurrió para que no nos castigue—suspiré sin llegar a creerme mis propias palabras. Sabiendo como era Lyn, incluso así no nos dejaría impunes o no nos creería.

[Final Fan]

Cuando Fil se nos acercó me puse nervioso de repente. ¿Ya era la hora del combate?

—¡Muy bien hecho, chicos! En un rato comenzará vuestro combate. ¿Qué hacéis aquí, que no estáis entrenando?

Suspiré. Aún no teníamos que entrar... tenía tiempo para organizar mis ideas antes de la lucha.

—Preferimos estar más descansados para el combate —dijo Ragun.

Ladeé la cabeza y me encogí de hombros. No se me había ocurrido entrenar antes del combate, la verdad. Aunque pensándolo bien hubiese sido una buena forma de liberar estrés y prepararse un poco de paso.

—Como vosotros veáis, yo voy a ir a visitar al chico pelopincho. Esos dos a los que os vais a enfrentar lo dejaron hecho un cromo, pobrecito... Volveré para el combate. Esto es de Lyn. —acabó, tendiéndonos un pergamino.

—¿Zack? —preguntó Ragun.

—¿Está muy grave? —dije casi a la vez que mi compañero, mientras cogía el papel.

El hombre cabra no nos dio detalles sobre el estado de Zack, así que no sabía qué pensar. Sin embargo, las heridas del chico cobraron un segundo plano en mi cabeza cuando vi que lo que nos había dado Fil era una carta de Lyn... o no demasiado alentadora.

"Fyk y Ragun:
Me temo que ha surgido algo y tengo que volver a Tierra de Partida lo más rápido posible. La noticia me ha surgido poco antes de vuestro combate en la segunda Ronda y en cuanto he visto el combate, me he puesto a escribir este mensaje que espero que Phil os entregue pronto.
He visto el hechizo de debilitación. Desconocía que pudieses hacer eso, Fyk; no me lo esperaba en absoluto de ti. Por suerte nadie más lo ha notado. Que no pudieseis derrotar a vuestro contrincante no te daba derecho a hacerlo; esa magia no está permitida en estos torneos. Contra los Sincorazón puede ser muy útil, pero contra un enemigo debes guardar tu honor. Estoy muy decepcionada.
Os daré una oportunidad. Tenéis prohibido utilizar esa magia en los siguientes combates, más difíciles que los anteriores. Si volvéis a usarlos, no solo me aseguraré de que la Copa no vaya a vuestro nombre, sino que no podréis volver a participar nunca en ningún torneo del Coliseo del Olimpo. Advertidos quedáis.
Igualmente, no os libraréis del castigo por esa acción.
Atentamente,
Lyn

P.D.: Quemad esta carta después de leerla.

No me había sentido más frustrado en toda mi vida. Lyn ni siquiera estaba allí para explicarle la situación... ¿cómo había pensado que había sido yo quien había hecho el conjuro debilitador? ¿Era tan poco de fiar? ¿Se me veía tan débil? ¿Todavía, tras todo el tiempo que llevaba en Tierra de Partida? ¿Por qué...? ¿Por qué...?

—Supongo que cuando acabemos el torneo tendremos que explicarle a Lyn lo que de verdad ocurrió para que no nos castigue —dijo Ragun.

—¿Por qué...? —musité.

La carta de Lyn temblaba en mis manos, que apretaban fuertemente el grueso papel. Aquel mensaje había llegado en el peor momento posible, después de todo lo que había pasado en la ronda anterior. Sentía como si todo mi cuerpo se estuviese agitando para evitar que las lágrimas saliesen de mis ojos. No debía llorar. Pero era todo tan frustrante... quizás Lyn tenía razón. Yo era decepcionante. Claro que lo era.

—Ren juu gast... ren juu...

Las manos con las que apretaba con fuerza la carta me comenzaron a doler de repente. Mis dedos comenzaron a alargarse ante mi atónita mirada, y a volverse cada vez más afilados, hasta el punto de rasgar la carta.

—¡No! ¡¡No!!

—¡¡No!!

Estaba en una nave, mirándole a la cara a una figura familiar. Su aspecto era aterrador, a priori, aunque... algo me hacía confiar en ella. Me hablaba en su idioma, aunque yo la entendía perfectamente, y le respondía en el mismo...

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Tampoco me sorprendió verme reflejado en el cristal de la nave, con un aspecto muy parecido al que presentaba aquel ser. ¿Era yo? Pero si yo no era... mi aspecto...

—Sí, Fykhjaal. Eres decepcionante.

—¡No! —respondí, con una voz más áspera de lo normal— ¡No pienso hacer eso tan sólo para pasar ese estúpido ritual de...!

—¡¿ESTÚPIDO?! —exclamó con fuerza el otro ser— ¡¡Generaciones y generaciones de nuestra familia han seguido el ritual de matanza para avanzar a la edad juvenil!! ¡Tú eres de los nuestros, Fykhjaal, por mucho que te pese!

—¡¿Ah, sí?!

Noté cómo mi cuerpo se convulsionaba. En el cristal, todavía reflejándome, vi cómo cambiaba a una forma mucho más parecida a la que tenía ahora, aunque más joven... un niño más pequeño todavía.

—¡¡Tienes que deshacerte de esa forma, Fykhjaal, lo sabes!! —gritó el ser, airado— ¡¡Ya no eres un bebé!!

—¡Pues quizás quiera seguir siéndolo, Madre!

Un golpe en la nave me hizo estremecer y, cuando me quise dar cuenta, estaba intentando agarrarme a algo para no caerme del vehículo. El ser extendió la mano...

—¡¡Agárrate, Fykhjaal!!

Pero el atacante de la nave seguía azotándola, con aquellos ojos brillantes y amarillos, y yo acabé por soltarme de la mano de mi madre...

Cuando volví en mí, mis manos habían vuelto a la normalidad, aunque la carta de Lyn estaba rasgada. Me di cuenta de que habían pasado tan sólo unos segundos desde que aquel recuerdo, más nítido que cualquiera de los que hubiese tenido, me hubiese asaltado. ¿Se habría dado Ragun cuenta? ¿Y qué... qué era todo aquello que recordaba? ¿Mi madre...?

—Voy a tomar el aire —musité, con un hilo de voz, mientras le tendía maltrecha carta a Ragun y me dirigía hacia la puerta de salida, para respirar más a gusto en la entrada del coliseo...

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CHAN CHAN CHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAN (?)

[Soul Artist]

Fyk pudo atravesar las puertas de la entrada al Coliseo sin problemas y salió a un patio interior, cuyo suelo estaba completamente cubierto de arena. A su izquierda y a su derecha, de forma igual, había dos hogueras de fuego que ardían con intensidad; sobre la cabeza del joven dos enormes estatuas de dos guerreros cruzaban sus espadas, en señal de rivalidad amistosa que iba a dar comienzo a un combate entre ambos. La puerta de salida para bajar la montaña, sin embargo, estaba cerrada.

Al avanzar ciertos pasos, Fyk se vería sorprendido cuando alguien le dirigió la palabra a su espalda. Había pasado por allí y no había nadie, pero al escuchar su voz quizá comprendiese su aparición tan inmediata: Hades, Dios del Inframundo. El mismo ser divino que le había invitado a jugar en la Copa, y que tanto había sido mencionado por Neso.

—¡Pero a quién tenemos aquí, si es mi muchachote azul favorito! ¿Cómo van las cosas, eh? ¿A qué viene esa cara larga, se te ha muerto la parienta?

El dios se acercó al aprendiz, aparentemente con buenas intenciones. Quizá pudiese resolver las dudas que le habían surgido sobre él.

* * *
Quizá a Ragun se le ocurriese ir tras su compañero para ver qué le sucedía, o tal vez decidiese dejarle tranquilizarse unos minutos afuera, en soledad. Fuese como fuese, no llegó muy lejos debido a que notó cómo alguien chocaba con su hombro derecho dirigiéndose hacia la puerta. Se trataba del compañero de Alexis, el hombre rubio de enorme espada y que no había tenido ningún reparo en empujarle de forma grosera y no pedir perdón; solo le dedicó una mirada por encima del hombro mientras se acercaba a la puerta y observaba hacia afuera, tapando la salida.

[Final Fan]

Salir a tomar el aire acabó por no ser la mejor opción para pararse a pensar. Resultó que, al salir del vestíbulo de la arena, me encontré (más bien me encontró) nada más y nada menos que con Hades. Quizás era el momento de despejar ciertas incógnitas.

—¡Pero a quién tenemos aquí, si es mi muchachote azul favorito! ¿Cómo van las cosas, eh? ¿A qué viene esa cara larga, se te ha muerto la parienta? —saludó, tan jovial como siempre.

—Hades... —dije, al verlo—. Las cosas van...

Miré a otro lado, esquivando la mirada del dios. "No sé quién soy", podía decirle. "A lo mejor no soy una buena persona" también era opción. "Ya no sé en quién confiar, ni siquiera en mí mismo", estaría bien responder. Pero algo me urgía más con respecto a aquel personaje.

—¿Soy tu marioneta, Hades? He oído cosas y... ya no sé a quién hacerle caso. Ni siquiera yo soy de fiar.