[Tierra de Dragones] Deshonor familiar

[Soul Artist]

Spoiler: Mostrar

Trama de Suzume Mizuno, Little Sho y RedXIII.
Durante la Trama quizás Little Sho se ausente. Si es así, avanzaremos hasta que él pueda postear para no quedarnos parados.
Recordad que los sucesos de esta Trama son anteriores al Evento Global "Ocaso de una estrella".

—¡Nos vamos de excursión!

Probablemente a Zait Laind o Hiro se les atragantó la comida cuando el archifamoso Maestro Ronin les dio una potente palmada en la espalda mientras gritaba aquello sin ton ni son. Casualmente aquel día se habían juntado a la hora de la comida Fátima y ellos dos en la misma mesa, aunque posiblemente no se habían dirigido ninguna palabra, pues estarían concentrados en su cena, sopa de verduras con filetes rusos de segundo plato. Había sido un día agotador para todos, con entrenamientos bien duros; ¿qué podía querer el hombre del parche de ellos?

—¡Cuánto tiempo, Fátima! ¿Te están siendo útiles las clases con mi chico? —Ronin explusó una potente carcajada que pudo ser escuchada en todo el comedor, aunque nadie le dio importancia; solía reírse muy a menudo durante el desayuno, la comida y la cena—. ¡Bueno, pues es hora de que me devuelvas el favor! Os quiero a ti y a tus dos amiguitos dentro de media hora en la plaza del castillo. Voy a hacer una pequeña visita a un viejo amigo y me gustaría tener unos aprendices a mano por si suceden... Cosas. ¡Tomaos un café o algo, puede ser una noche larga!

Ninguno de los tres supo con certeza a qué se podía referir con "cosas", pero había que tener muy mal genio para obligarles a ir con él a aquellas horas de la noche. ¿Por qué quería aprendices a su cargo para un viaje? ¿Es que no podía manejárselas él solo en caso de problemas, el llamado "Maestro de Maestros"?

No es que tuviesen opción de negarse, la verdad. Era su superior, y como tal debían acatar sus órdenes, aunque fuese cenar rápido para poder acudir con él a la plaza a la salida del castillo. Seguramente les tocaría viajar a otro mundo...

Spoiler: Mostrar

Tenéis las rondas que queráis para ir conociéndoos antes de reuniros con Ronin.

[RedXIII]

Hiro estaba medio aturdido, somnoliento, cuando sucedió el encuentro con Ronin, solo pensaba en comerse el plato y en irse a dormir, desgraciadamente "Dormir" no era una palabra que estuviera en los planes que tenia Ronin para ellos aquel día. Sin darse cuenta se fue por algún sitio extraño y ni siquiera pudo hablar con los otros dos miembros del "grupo" que había formado espontáneamente Ronin, pensó que seguramente los encontraría ya allí, esperándole.

¿Favor? Yo no debía ningún favor a nadie ¿Por que me tenían que meter en aquel lió tan extraño, bueno, al menos eso me dio una oportunidad de conocer al famoso Ronin, hacia tiempo que quería conocerlo.

Como mando Ronin, Hiro se dirigió al jardín, con un ritmo un tanto perezoso y vinculante, ya que en cualquier momento temía dormirse. Apenas habia escuchado a Ronin ¿Plaza del Castillo, pero exactamente a donde tenia que ir? Nunca había salido de aquel mundo, sin tener en cuenta que llego a el des de su tierra natal sin saber como ciertamente.

-A ver...que me dijo aquel tipo...recordar como lo hice, lo que sentina... pues ahora solo puedo sentir sueño- Se decía a si mismo para no caerse del sueño que tenia. Pensó que tal vez debía imitar lo que hizo Lyn la primera vez que uso su armadura, golpear un objeto de su cuerpo ¿Pero cual? Hiro pensó que lo mas parecido que tenia era la pieza que unía su hombrera a los cinturones que la sujetaban, así que lo intento, con fuerza dio un golpe y antes de que se pudiera dar cuenta su armadura apareció como por arte de magia, una flamante y reluciente armadura blanca con un trozo de tela que le cubría el cuello y salia por su espalda, de un cierto tono amarillento y unas hombreras de un material extraño que oscilaba entre el amarillo y el naranja, con puntas muy decorativas.

-La nave... creo que era con la llave... espada...- Lanzo con desganas su llave al cielo, un fuerte destello hizo aparecer una especie de "Nave" que se dirigió hacia Hiro -¿Que coño es esto?- Se dijo a si mismo al ver tal cosa extraña, parecía que su propia nave iba anexada a su armadura, una especie de alas metálicas que iban en la espalda de la armadura, sujetas por la cintura, una especie de metales en fila que formaban un semi círculos que iban en los puños y otros en forma de botas, hasta los muslos, que iban en las piernas. Hiro no podía pillare apenas el truco para ponerse en la posición correcta ¿Como pretendía despegar? Ni siquiera sabia como funcionaba, decidió esperar, con su "Nave" puesta, a ver si alguien aparecía para ayudarle, al menos a quitársela.

[Suzume Mizuno]

Fátima alzó la cabeza de su sopa, alarmada, cuando un vozarrón la sacó de sus pensamientos. Ronin palmeó con fuerza la espalda de sus compañeros de mesa y después se dirigió a ella con energía:

—¡Cuánto tiempo, Fátima ¿Te están siendo útiles las clases con mi chico?

La chica enarcó una ceja y entornó los ojos con frialdad, pero se apresuró a dirigir la vista al plato. No quería ni pensar en el imbécil de Ivan. Suficiente le había amargado las últimas semanas.
Indiferente a su actitud, Ronin se carcajeó mientras añadía:

—¡Bueno, pues es hora de que me devuelvas el favor!

“Favor te voy a devolver yo a ti” pensó apretando los labios. Él tenía que saber cómo era Ivan y, aun así, se lo había recomendado. ¡Por muy maestro que fuera, le daban ganas de estamparle el plato en la cara!

—Os quiero a ti y a tus dos amiguitos dentro de media hora en la plaza del castillo. Voy a hacer una pequeña visita a un viejo amigo y me gustaría tener unos aprendices a mano por si suceden… Cosas — Fátima tuvo que reprimir su faceta más suspicaz. No conocía a sus compañeros pero, ¿por qué la escogía a ella, que era una aprendiz de los niveles más bajos? Si necesitaba ayuda debería pedírselo a alguien más cualificado… Después de haber escuchado su tono al decir “cosas” dio por sentado que se iba a tratar de algo peligroso. Más motivos para no entender porqué, de entre los tantísimos aprendices que había en Tierra de Partida, la elegía a ella —. ¡Tomaos un café o algo, puede ser una noche muy larga!

Mientras lo veía marcharse soltó un suspiro de resignación. Ya había aprendido que a un Maestro no se le podía desobedecer. Menos al “Maestro de Maestros”.

El chico de las adorables orejitas de perro se levantó y se marchó sin decir ni mu y quedó ella con el joven castaño, que llevaba extraños pendientes y una pluma en uno de ellos.

Se terminó su sopa, lanzándole miradas de reojo, y al final dijo:

—Pues vamos a trabajar juntos y… bueno, supongo que tendríamos que presentarnos. Yo me llamo Fátima. ¿Y tú?

[Little Sho]

Mi cuchara no hacía más que revolver y revolver aquella sopa de verduras. No me apetecía mucho aquel potaje en esos momentos. Mi cabeza se sostenía gracias al apoyo que le otorgaba mi mano izquierda, hundida en mi cara, que a su vez basaba su equilibrio en mi codo apoyado cerca del borde de la mesa.

De repente, cómo si aquel castigo alimenticio fuese poco, una enorme palmada me sorprendió, haciendo caer mi cuchara, salpicando de líquido verdoso los alrededores de mi plato, pese a que el ruido del metal chocando con el plato fue acallado por una enorme carcajada que me pareció que concentraba toda clase de tonos.

Suspiré profundamente, alzando una ceja poco más de un centímetro que la otra, dispuesto a contemplar al artífice de todo lo ocurrido. Sabía que era un maestro, pues su voz me sonaba a la propia de un hombre que seguramente habría doblaba mi edad y algo más. Pero no quedaba allí, esa voz me sonaba demasiado. ¡Demasiado! Tanto como me parecía familiar el nombre de Ronin cuando lo escuché por primera vez.

Giré mi cuerpo en el asiento y en mi cara se dibujó una mueca de enorme sorpresa. Con mis ojos abiertos con el tamaño de una circunferencia que se asemejaba al de los platos del lugar, mi boca colgaba abierta de mi cabeza como si hubiese perdido el sentido.

¡Era Ronin! ¡Era él! Obviamente, sabía que Ronin era un famoso maestro de Tierra de Partida pero… ¡Dios me libre! Teniendo en cuenta la enorme cantidad de mundos que conocía, más los que me quedaban por conocer... ¡Y lo amplios que eran! ¡Quién me iba a decir a mí, que volvería a ver aquel parche!
El hombre parecía no notar mi sorpresa. ¡Seguramente ni me conocería! Pero… ¿Cómo iba olvidarme de uno de los más famosos lacayos que el Capitán Garfio jamás tuvo? Desde luego, ¡Cuánto se notaba su falta a bordo del navío de Garfio! Si él hubiese estado allí, seguramente jamás me hubiese colado en aquel barco.

El hombre había llegado hasta allí para hablar con Fátima, que por lo visto se trataba de mi compañera de mesa, a quien yo desconocía por completo, al igual que el otro chico que recibió la palmada. Era un ser singular, una mezcla de hombre y perro que, después de haber tratado con Mickael, no me parecía nada raro. Absorto a la conversación, únicamente supe que estaba involucrado cuando intuí que aquel ex-pirata tenía pensado llevarme consigo a cualquier tipo de misión a aquellas horas.

— Os quiero a ti y a tus dos amiguitos dentro de media hora en la plaza del castillo. Voy a hacer una pequeña visita a un viejo amigo y me gustaría tener unos aprendices a mano por si suceden... Cosas. ¡Tomaos un café o algo, puede ser una noche larga!

¿Acaso estaba loco? Seguramente, pues se reía como si lo estuviese, aunque aquel hombre me caía bien, pese a haberse tratado de un maleante que trabajaba para un hombre que, en mi opinión y por lo que había visto hasta hora, era bastante inferior a él.

De un modo u otro, me tocaba ir con él, sí o sí, así que empecé a replantearme aquello de tomarme un café. No lo había hecho antes, pero dormir es uno de esos placeres de los cuales disfruto enormemente y supuse que sería muy duro aguantar sin él.

El otro chico, el medio-perro, se levantó de la mesa y se fue sin mediar palabra. ¿Grosero? Posiblemente, ¡éramos compañeros de misión! Lo mínimo era presentar algún tipo de modales! Incluso el arrogante Ivan Kit hacía de aquello su especialidad.

Así que me quedé sentado y algo confuso en compañía de aquella tal Fátima. La joven tenía un liso cabello negro que le ofrecía un peinado que se prolongaba hasta debajo de sus orejas. Lo que me llamó la atención de ella, fueron sus largas pestañas que rodeaban sus ojos marrones. Curiosamente, fue ella la primera en hablar, algo a lo que no estaba muy acostumbrado.

—Pues vamos a trabajar juntos y… bueno, supongo que tendríamos que presentarnos. Yo me llamo Fátima. ¿Y tú?

—¡Me llamo Zait Laind! —dije de memoria y casi de manera automática, todo con una sonrisa y muy orgulloso de ello —. Encantado de conocerte. Al otro chico no le conozco de nada, qué curioso que se haya marchado así… ¿Te importaría acompañarme a por un café? —pregunté levantándome de la mesa. No sabía qué clase de sabor tendría el café. Tan sólo esperaba que no me desagradase.

Finalmente, encontré mi objetivo. En una mesa había todo un kit compuesto por cafetera, leche, azúcar, tazas, cucharillas… Había de todo. Cogí una taza y vertí en ella una porción de café, a la cual le acompañaron un chorro de leche y algo más de 5 cucharadas de azúcar. Mezclé todo aquello y me lo bebí de un sorbo. Fue una de aquellas locuras que caracterizan mi vida. Y entonces, hubo un gran “Boom” en mi interior y una energía se concentró por todo mi cuerpo.

—¡Muy bien! Estoy listo, ¡vamonos! Seh, será genial. Sí, estoy seguro. Muy guay. Genial. Ese pirata del parche sabe lo que hace. ¡Dios! —empecé a recitar todo una lista de palabras atropelladamente y con una velocidad increíble. Empecé directamente a trotar, prácticamente a casi correr.

—¡Vamos Fátima! ¡Con energía!

Spoiler: Mostrar

EDIT:
Espero que no pase nada por cambiar el estilo del diálogo y tal :00
Oh! Y sorry por tardar :3

[Suzume Mizuno]

—¡Me llamo Zait Laind! — respondió con una radiante sonrisa —. Encantado de conocerte. b] — antes de que Fátima pudiera responder que también estaba encantada, Zait continuó hablando como un torbellino: —. [b] Al otro chico no le conozco de nada, qué curioso que se haya marchado así…

—Pues sí…

—¿Te importaría acompañarme a por un café?— preguntó inmediatamente después, levantándose.

—Eh, claro…

Fátima fue con él hasta que Zait encontró una cafetera y lo necesario para hacerse un café. Lo observó mientras se preparaba la bebida con una sonrisa. Parecía ser de esos chicos hiperactivos y alegres, siempre rebosantes de energía.
Y si antes había hablado rápido, después de beberse el café pareció que hubieran acelerado varias veces sus reacciones.

—¡Muy bien! Estoy listo, ¡vamonos! Seh, será genial. Sí, estoy seguro. Muy guay. Genial. Ese pirata del parche sabe lo que hace. ¡Dios!

Fátima se rió.

—¡Vamos Fátima! ¡Con energía!

—Claro — aunque Zait debía tener más o menos su edad, le recordaba a un niño pequeño —. Creo que voy a tomarme también un café, estoy bastante molida.
Le hubiera gustado tomárselo con tranquilidad. Pero al verlo tan acelerado pensó que lo mejor sería reunirse con Ronin fuera, donde Zait pudiera moverse sin arriesgarse a volcar una mesa. Así que se sirvió uno con rapidez y lo apuró en un par de tragos.

—¿Salimos fuera? — le ofreció y se encaminó hacia la entrada del comedor.

Mientras caminaba, mirando de reojo a Zait con una sonrisa divertida, le preguntó:

—¿De dónde eres? ¿Y has llamado al Maestro “pirata”? ¿Por qué?

[Little Sho]

Mientras yo estallaba en aquel torrente de energía, Fátima hizo lo mismo y se preparó un café, aunque con más tranquilidad que yo, pese a haberlo hecho igualmente deprisa.

—¿Salimos fuera? —ofreció la joven a la par que se dirigió hacia la entrada del comedor. Yo asentí con la cabeza y recorrí el mismo camino, aunque con una dosis más fuerte de energía.

—¿De dónde eres? ¿Y has llamado al Maestro “pirata”? ¿Por qué? —la primera pregunta pasó por mi cabeza de manera muy fugaz, pues ya que al escuchar la segunda mis ojos se ensancharon casi tanto como cuando Ronin me dio aquella suave palmada en la espalda.

— ¿Yo? Yo… eh… Yo vengo de Nunca Jamás, un mundo precioso, lleno de ríos, playas, bosques y montañas —respondí al final, aunque un poco nervioso al principio —. ¡Oh! Y lo de Ronin… Pues muy fácil, él también viene de Nunca Jamás. Yo le conozco de tiempo atrás. Sé que hace mucho tiempo, bastante, fue un gran pirata que respondía a las órdenes del famoso Capitán Garfio. Sé que abandonó la tripulación, pero nunca jamás pensé que volvería a verle, y mucho menos de tal manera. ¡Qué coincidencia!

Después de aquello permanecí un tiempo callado y cabizbajo, pensando en el lugar que nos unía a Ronin y a mí. Aquel lugar que dejé atrás hace tiempo, y al cual añoraba con mucho sentimiento.

Disipé aquellos pensamientos de mi mente y me concentré en una única cosa, llegar a la plaza del castillo, dónde habíamos quedado con el Maestro Ronin, y encauzar la misión que tenía para nosotros de la mejor manera posible.

[Soul Artist]

Pocos segundos tuvieron que esperar Zait y Fátima, aunque a Hiro, como llevaba más tiempo allí, sí se le hizo una espera bastante más larga. Ronin llegó a la plaza y observó a todos sonriente, portando su Llave Espada en su mano derecha por encima del hombro.

—¡Bueno, ya estamos todos! —el hombre inspeccionó a los tres con la mirada, analizando la postura de cada uno e inspeccionándolos por encima—. ¿Ya os habéis hecho amiguitos del alma? ¿Sí? Tú has sido un perro malo, ¡te he visto salir antes del comedor sin siquiera saludar a tus compañeros! —señaló a Hiro, recriminándole su poco compañerismo ante sus dos compañeros de trabajo—. Es más importante conocer a tu grupo que adelantarte a ellos para invocar tu Glider. Vamos, preséntate ante ellos. Y vosotros presentaos a él también, al menos quedaos con vuestros nombres, ¿eh? No resulta útil en combate dirigirte a tus compañeros como "¡eh, tú!", todos se giran. ¡Ja!

Ronin esperó a que el muchacho contestase de algún modo a sus palabras para afirmar con la cabeza e invocar el Glider, sin tan siquiera lanzar su arma al cielo; simplemente, colocó la Llave Espada frente a él de manera horizontal y esta se transformó con un destello impresionante. Una técnica sorprendente para todos, pues hasta el momento nunca habían visto a ningún Maestro llamar a su vehículo volador sin enviar su arma al cielo.

—Algún día os enseñaré a hacer lo mismo, os lo prometo —aseguró el Maestro, montándose sobre su Glider—. Bueno, invocad vuestros vehículos y preparaos para despegar, yo indicaré el camino. El mundo al que vamos está algo lejos, pero tranquilidad, intentaré no perder a nadie del grupo por el camino. ¿Tú seguro que puedes conducir? —dirigió su mirada a Zait, algo preocupado—. Te veo tenso. ¡Deberías intentar no tomar café a tu edad!

Una vez todos hubiesen invocado sus vehículo y haberse preparado para salir de Tierra de Partida, Ronin despegaría de allí, guiándoles a todos de camino hacia el nuevo mundo que iban a visitar.

Tras un largo camino, probablemente con algo de sueño por parte de Hiro, pudieron ver en la lejanía el mundo hacia el que el Maestro se dirigía. Se veía extraño desde allí, pero a aquella distancia lo primero que destacaba era un monte congelado, cubierto de nieve, con una gran ciudad cerca de él de aspecto imperial.

Ronin no tardó en bajar hacia un callejón, lejos de la ciudad que acababan de contemplar, en lo que parecía ser un pueblo. Siguiéndole, llegarían pronto a la llamada por los Maestros, como poco después sabrían, Tierra de Dragones.

* * *
—Os aseguro que de día este lugar es más bonito.

El pueblo estaba completamente a oscuras. Igual que en Tierra de Partida, aquel mundo estaba cubierto por la oscuridad de la noche, por lo que apenas podían llegar a ver nada. Ronin rebuscó en su vehículo volador y sacó un pequeño farol con una vela de cera en su interior, la cual encendió con un hechizo Piro.

El callejón en el que estaban se encontraba entre dos fincas, pequeños terrenos de casas individuales que se separaban entre sí gracias a los altos muros que se habían levantado para evitar algún intruso no deseado en sus jardines. Ronin echó a caminar hacia el exterior de estos, haciendo resonar su calzado en el suelo, mojado y con barro de la reciente lluvia. Las nubes en el cielo avisaban de tormenta, por lo que pronto llovería una vez más.

Ni un alma en las calles. No había absolutamente nadie allí que les vigilase; todo el mundo descansaba en sus hogares, cuyas ventanas mostraban un interior iluminado. Ronin no se detuvo con ninguna de las casas hasta llegar a casi la salida del pueblo, donde bajó su farol para señalar hacia la casa.

—Bueno, chicos. Hemos llegado —concluyó él, señalando la casa—. Veamos, antes de entrar, ¿recordáis la norma básica de todo Portador? No revelar la existencia de otros mundos a nadie, nunca. Por lo que debéis tener unos conocimientos básicos de este lugar, Tierra de Dragones. Podéis hacerme una pregunta sobre el mundo cada uno, intentaré contestarla. ¡Y que sea sobre el mundo, no sobre mi talla de calzoncillos!

El hombre rió energéticamente, mientras esperaba las preguntas de sus aprendices.

Spoiler: Mostrar

Red, no me fastidies, Hiro sabe controlar su vehículo volador. Que tuvo que hacerlo para salir de Villa Crepúsculo, yo mismo terminé tu Prólogo y nadie te llevó en su vehículo o en nave gumi xD

[RedXIII]

Spoiler: Mostrar

Yo no aprendi nada, no me lo enseñaste, cortaste muy bruscamente

—¡Bueno, ya estamos todos! — El maestro parecía mirarnos fijamente ¿Es que le parecía mono? Espero que no fuera eso, seria violento —. ¿Ya os habéis hecho amiguitos del alma? ¿Sí? Tú has sido un perro malo, ¡te he visto salir antes del comedor sin siquiera saludar a tus compañeros! — Señalo a Hiro.

-P...¡Perro malo!- Exclamo Hiro algo disgustado, al menos no lo encontraba mono, pero le habia llamado Perro Malo, a nadie le gusta que le llamen eso.

—. Es más importante conocer a tu grupo que adelantarte a ellos para invocar tu Glider. Vamos, preséntate ante ellos. Y vosotros presentaos a él también, al menos quedaos con vuestros nombres, ¿eh? No resulta útil en combate dirigirte a tus compañeros como "¡eh, tú!", todos se giran. ¡Ja!

-Sería divertido- Se dijo a si mismo, pensando en probarlo alguna vez a ver si era cierto -Me llamo Hiro, Hiro Inukai, hijo de Byakko Inukai, mucho gusto- contesto mientras hacia una breve reverencia ante sus compañeros.

Ronin, a diferencia que ellos, sabia invocar la llave espada sin tener que lanzar la al cielo, algo interesante ciertamente, pero no parecía algo muy difícil de hacer, aunque para Hiro era imposible en aquellos momentos, teniendo en cuenta que apenas sabia usar su espada y armadura.

—Algún día os enseñaré a hacer lo mismo, os lo prometo — Aseguró el Maestro, montándose sobre su Glider—. Bueno, invocad vuestros vehículos y preparaos para despegar, yo indicaré el camino. El mundo al que vamos está algo lejos, pero tranquilidad, intentaré no perder a nadie del grupo por el camino. ¿Tú seguro que puedes conducir? — Pareció dirigir su mirada hacia su compañero, Zait, si no recordaba mal —. Te veo tenso. ¡Deberías intentar no tomar café a tu edad!

Una vez sus compañeros invocaron sus naves, Ronin alzo el vuelo guiándoles el camino, Hiro le siguió como pudo, poca practica tenia con su ¿Glider, quien ponía esos nombres tan raros?

Tras un largo camino, en el cual Hiro casi se choca contra un arbol y estaba apunto de dormirse, se podía ver en la lejanía el mundo hacia el que el Maestro se dirigía. Le recordaba un poco al mundo que salía en los cuentos que le leía su abuelo, un gran monte lleno de nieve, con una gran ciudad cerca, con cierto aspecto imperial.

El maestro pareció que bajaba hacia un callejón, lejos de la ciudad que acababan de contemplar, en un pueblo algo mas pequeño. Siguiéndole, llegarían pronto a la llamada por los Maestros, como poco después sabrían, Tierra de Dragones.

* * *

—Os aseguro que de día este lugar es más bonito.

Hiro no veía nada, estaba completamente a oscuras. -No veo, no veo- iba repitiendo Hiro para que nadie se chocara con el. Ronin parecía buscar algo en su vehículo,rebuscó y sacó un pequeño farol con una vela de cera en su interior, al parecer la encendió con un Piro, gracias a eso podía ver algo mejor su alrededor.

El callejón en el que estaban parecía encontrarse entre dos fincas. Ronin echó a caminar hacia el exterior de estos, haciendo resonar su calzado en el suelo, Hiro intento imitarle, tal vez para hacerse algo el duro, desgraciadamente sus botas no conseguían resonar igual que su calzado, pero al menos le protegían del barro y el agua, aunque aquel olor a mojado no le gustaba a nada, y Hiro tenía la sensación de que se iba a mojar el pelo.

No se veía a ninguna persona merodear por allí. Parecía que todo el mundo estaba rezagado en sus casas, con las luces iluminando vagamente las calles. Ronin continuo hasta llegar a casi la salida del pueblo, donde bajó su farol para señalar hacia una casa.

—Bueno, chicos. Hemos llegado — Comento mientras señalaba aquella casa —. Veamos, antes de entrar, ¿recordáis la norma básica de todo Portador? No revelar la existencia de otros mundos a nadie, nunca. Por lo que debéis tener unos conocimientos básicos de este lugar, Tierra de Dragones. Podéis hacerme una pregunta sobre el mundo cada uno, intentaré contestarla. ¡Y que sea sobre el mundo, no sobre mi talla de calzoncillos!

Desgraciadamente, como broma, a Hiro se le habia ocurrido esa posivilidad, no sabia si era casualidad o habia leido su mente, pero ya no podia hacer aquella broma.

-¿Y el de soste...- Antes de continuar se lo repensó mejor e intento disimular aquella pregunta -¿Exactamente donde estamos? Esto parece el pueblo "Shima" del cuento "Kokori, el guerrero valiente"- Preguntó al maestro Ronin, con la esperanza de que no fuera Shima, allí habían monstruos malvados y feroces.

Spoiler: Mostrar

Kokori, el guerrero valiente Marca registrada es un cuento ficticio, no existe, es una comparativa con un cuento basado en la época china, lógicamente inventado, que tenia el abuelo de Hiro y le leía de vez en cuando.

[Suzume Mizuno]

Fátima se quedó sorprendida al escuchar que Ronin, en sus tiempos, había sido un pirata. La verdad es que uno podía pensar de inmediato que lo era, pero Fátima supuso que solo tenía un estilo extravagante de vestir, de acuerdo a su curiosa personalidad.

Permaneció dándole vueltas a la idea a medida que se acercaban a la plaza, intentando imaginar a Ronin a la proa de un barco pirata. Sonrió, sintiéndose estúpida, al darse cuenta de que en su mente la postura y la actitud de Ronin se volvían mucho más gallardas.

Por supuesto, esa imagen se vino abajo cuando el verdadero Ronin se plantó delante de ellos, sonriente, portando la Llave Espada en una postura “casual”. Exigió a Hiro que se presentara. El muchacho hizo una reverencia. Y Fátima tuvo que aguantarse las ganas de acariciarle las orejas y responder en cambio:

—Yo soy Fátima Laforet, encantada de conocerte.

Con una facilidad envidiable, Ronin invocó su glider. Fátima resopló: había llegado el temido momento. La chica odiaba viajar en glider con toda su alma, le daba terror. Pero era demasiado orgullosa para dejar que nadie se diera cuenta y lanzó su Llave Espada a lo alto sin rechistar.

* * *

—Os aseguro que de día este lugar es más bonito.

Fátima hizo desaparecer su glider con un profundo suspiro de alivio. No podía decir que hubiera conducido mal, aprendía rápido y se sentía segura por la presencia de Ronin, pero tenía los hombros agarrotados después de pasar la mayor parte del viaje en tensión, con el corazón en puño y el estómago encogido, temerosa de que cualquier desliz acabara con su vida.

Más calmada, examinó su alrededor con curiosidad. Las casas no eran muy altas, se separaban una de otras por muros por los cuales apenas sí sobresalían los tejados. Olía a ozono y parecía que pronto llovería. Debía de haber sido un día de lluvias intermitentes.

—Bueno, chicos. Hemos llegado. . Veamos, antes de entrar, ¿recordáis la norma básica de todo Portador? No revelar la existencia de otros mundos a nadie, nunca. — Fátima asintió —.Por lo que debéis tener unos conocimientos básicos de este lugar, Tierra de Dragones. Podéis hacerme una pregunta sobre el mundo cada uno, intentaré contestarla. ¡Y que sea sobre el mundo, no sobre mi talla de calzoncillos![/color][/b]— empezó a reírse de su propio chiste.

Fátima frunció los labios y puso los ojos en blanco. Pero no podía enfadarse con Ronin, por mucho que le pareciese que las bromas que hacía no tenían la más mínima gracia.

Hiro preguntó la localización exacta del pueblo, añadiendo un dato sobre un cuento de un guerrero. Cuando Ronin hubo contestado, Fátima dijo:

—Creo que debería hablarnos de las costumbres del lugar para que no hagamos nada que pueda llamar la atención. Por ejemplo, nuestras ropas… — dejó la frase en el aire, señalando su propio vestido o las vestimentas de sus compañeros — Son muy diferentes entre sí y pueden levantar sospechas. ¿Cómo vamos a disimularlo?

[Little Sho]

Al poco de llegar a la plaza, la imponente figura de Ronin se impuso en el lugar.

—¡Bueno, ya estamos todos! —dijo el antiguo pirata inspeccionándonos por encima—. ¿Ya os habéis hecho amiguitos del alma? ¿Sí? Tú has sido un perro malo, ¡te he visto salir antes del comedor sin siquiera saludar a tus compañeros! —señaló al hombre-perro que se había levantado sin mediar palabra—. Es más importante conocer a tu grupo que adelantarte a ellos para invocar tu Glider. Vamos, preséntate ante ellos. Y vosotros presentaos a él también, al menos quedaos con vuestros nombres, ¿eh? No resulta útil en combate dirigirte a tus compañeros como "¡eh, tú!", todos se giran. ¡Ja!

—Me llamo Hiro, Hiro Inukai, hijo de Byakko Inukai, mucho gusto —dijo al fin mientras hacía una reverencia.

Permanecí callado hasta que llegó mi turno y, simplemente, me presenté.

—Yo soy Zait. Zait Laind.

Entonces, algo curioso ocurrió. Ronin hizo aparecer su Glider sin lanzar su Llave Espada al aire. ¡Era todo un maestro! Yo no pude evitar expresar una gran sorpresa y admiración. A mí no sólo me bastaba con lanzarla al aire, ¡yo tenía que hacerlo con fuerza!

—Algún día os enseñaré a hacer lo mismo, os lo prometo —aseguró el Maestro, montándose sobre su Glider—. Bueno, invocad vuestros vehículos y preparaos para despegar, yo indicaré el camino. El mundo al que vamos está algo lejos, pero tranquilidad, intentaré no perder a nadie del grupo por el camino. ¿Tú seguro que puedes conducir? —dijo mirándome con algo de preocupación—. Te veo tenso. ¡Deberías intentar no tomar café a tu edad!

—¡Estoy muy bien señor! ¡No se preocupe, no le defraudaré!

Enseguida me preparé para montar toda la actuación en la que consistía para mí despegar de cualquier mundo. Era muy elaborada y quizá algo exagerada. ¡Pero todo aquello me encantaba! Hice aparecer mi dorada armadura y lancé mi Llave Espada al aire mientras me colocaba el casco. Me subí con un fuerte salto al Glider y arranqué motores. Estaba preparado.

Comenzamos el camino con Ronin al mando, marcando la dirección. Llegando al mundo, pude observar a lo lejos un gran monte nevado. Sin embargo, descendimos a lo que parecía un poblado y aterrizamos en un callejón.

***

—Os aseguro que de día este lugar es más bonito.

A mí, personalmente, me gustaba también la noche. Contemplar el cielo estrellado era uno de aquellos placeres que me mantenían embobado durante horas y horas, tumbado en cualquier lugar, mirando al cielo.

Ronin iluminó el oscuro lugar con la llama de un pequeño farol. Nos encontrábamos entre dos grandes muros. Salimos de aquel callejón moviéndonos entre suelo mojado. Una vez fuera del estrecho lugar y sin limitación para mi vista, contemplé aquel mundo. Parecía muchos años menos civilizado que Londres. ¡Ni siquiera había asfalto! Y aquello me fascinaba. ¿Por qué? Porque era distinto, era otro lugar. Y yo, simplemente, adoraba eso.

Fijé mi vista en el cielo, si mi intuición no me fallaba, llovería dentro de poco. En Londres es fácil detectar cuando llueve… ¡Como llueve tanto!

No había nadie en las calles, y yo ya empezaba a divagar entre mis pensamientos, hasta que la voz de Ronin me sacó de ellos.

—Bueno, chicos. Hemos llegado —dijo mientras señalaba una casa—. Veamos, antes de entrar, ¿recordáis la norma básica de todo Portador? No revelar la existencia de otros mundos a nadie, nunca. Por lo que debéis tener unos conocimientos básicos de este lugar, Tierra de Dragones. Podéis hacerme una pregunta sobre el mundo cada uno, intentaré contestarla. ¡Y que sea sobre el mundo, no sobre mi talla de calzoncillos!

Aquel hombre sencillamente me caía bien. ¡Y era precavido! Desde luego, no era Maestro por casualidad.

El primero en hablar fue Hiro. Siendo honestos, su pregunta me desconcertó un poco.

—Exactamente, ¿dónde estamos? Esto parece el pueblo "Shima" del cuento "Kokori, el guerrero valiente".

Yo me quedé dubitativo, sin saber qué decir. ¿Shima? ¿Era acaso aquello un mundo que yo desconocía? Posiblemente, e igual Kokori era alguno de sus habitantes que, al igual que otros, luchaba contra los sincorazón. Pero… No me sonaba de nada. De todas formas… ¡Ya lo había dicho Ronin! Estábamos en Tierra de Dragones, mundo natal de Yami. La siguiente en hablar fue Fátima.

—Creo que debería hablarnos de las costumbres del lugar para que no hagamos nada que pueda llamar la atención. Por ejemplo, nuestras ropas… —Fátima señaló tanto sus ropas como las nuestras—Son muy diferentes entre sí y pueden levantar sospechas. ¿Cómo vamos a disimularlo?

—Podemos decir que somos extranjeros. No creo que llegue a ser un gran problema —dije contestando a la pregunta, algo que posiblemente haría que me llevase una reprimenda. Posteriormente, hice la mía—. Pero hay algo que me preocupa más, ¿conocen la existencia de los sincorazón? Es decir… ¿Saben al menos que hay ese tipo de bestias sueltas? En Nunca Jamás… Nadie parecía haberlos visto nunca. Yo… Creo haber visto una sombra una vez, pero no me acuerdo —dije algo dubitativo y preocupado, empezando a enfrascarme en mi interior.

¿Por qué no era capaz de recordar lo que vi aquella vez, en la parte norte de la isla?

[Soul Artist]

—¿Y el de soste...? ¿Exactamente donde estamos? Esto parece el pueblo "Shima" del cuento "Kokori, el guerrero valiente".

Ronin se acercó a Hiro y le puso la mano encima del hombro, sonriéndole de oreja a oreja.

—Sinceramente, no he sido nunca muy dado a la lectura y mi madre no me contaba cuentos de pequeño. ¡Pero sí te puedo contestar a dónde estamos! Este mundo se llama Tierra de Dragones, conocido porque en épocas antiguas unas majestuosas criaturas aladas dominaban este lugar. Sin embargo, acabaron por extinguirse la mayoría, por lo que ahora quedan algunos ocultos del resto de la sociedad o como guardianes de las distintas familias...

Fátima fue la siguiente en hablar, que había esperado a la respuesta del Maestro como alguien bien educada.

—Creo que debería hablarnos de las costumbres del lugar para que no hagamos nada que pueda llamar la atención. Por ejemplo, nuestras ropas… Son muy diferentes entre sí y pueden levantar sospechas. ¿Cómo vamos a disimularlo?

—Podemos decir que somos extranjeros—le interrumpió Zait, esperando poder contestar sus dudas—. No creo que llegue a ser un gran problema. Pero hay algo que me preocupa más, ¿conocen la existencia de los sincorazón? Es decir… ¿Saben al menos que hay ese tipo de bestias sueltas? En Nunca Jamás… Nadie parecía haberlos visto nunca. Yo… Creo haber visto una sombra una vez, pero no me acuerdo

—Bueno, tienes razón; técnicamente somos extranjeros, por lo que si os miran raro solo tenéis que señalarlo. ¡Como visitantes de honor! —afirmó Ronin, sonriendo a Fátima—. Pero intentad no llamar la atención a pesar de todo. En cuanto a tu duda, pequeñín... Algunos Sincorazón han aparecido al este del país, avanzando hacia adelante, pero no han llegado a las poblaciones y no creo que den problemas. La cosa es... Los hunos...

El Maestro se llevó la mano a la nuca, pensando en silencio en algo que no quiso compartir con los jóvenes que le acompañaban. ¿"Hunos"? Fueran lo que fueran, pareció activar algo en él que le hizo pensar al respecto.

El Maestro tuvo que dejar de pensar en aquello cuando la puerta a la finca de la casa que tenían al lado se abrió. Por ella apareció un hombre vestido con un traje azul, con una libera barba negra y el pelo recogido en un moño tras él. Sus ojos pequeños y achinados se clavaron en Ronin, mostrando una amplia sonrisa.

Spoiler: Mostrar

—¿Ronin? ¿Eres tú?

—¡Zhou, viejo amigo! —saludó el Maestro, abriendo sus brazos y lanzándose a recibir al hombre al que parecía conocer. Tras un energético abrazo le dio una palmadita en el hombro y se giró hacia los jóvenes—. Chicos, os presento al señor Fa, uno de los mejores guerreos que he podido conocer nunca. Mostrad vuestros respetos, no conoceréis a nadie así nunca. Quitándome a mí, ¡ja!

—Tan bromista como siempre, Ronin —le sonrió el hombre, apoyándose sobre un bastón de roble con un dragón rojo dibujado en él—. Pasad, lloverá en cualquier momento. Estaba esperando otra visita, pero no sé si vendrá ya...

Fa les hizo una reverencia para que pasaran al interior de la finca, llevando el camino hasta la casa tras un pequeño puente que cruzaba un riachuelo hasta la puerta del hogar de la familia Fa. A la izquierda tenían un cobertizo donde parecía estar una mujer, aparentemente la mujer de Zhou; a la derecha estaba el amplio jardincito, muy bien cuidado, con lo que parecía ser un pequeño altar al fondo, donde no había nadie.

—Podéis ir por donde queráis, chicos. Aunque preferiría que alguien se quedara fuera por si pasase cualquier cosa —les susurró el Maestro, aprovechando que iban por delante del señor Fa, que comenzaba a aproximarse hacia ellos—. Yo estaré con Zhou, intentando informarme sobre un pequeño asuntillo sin importancia.

—¿Ya andas con tus secretos, Ronin? —preguntó el hombre arqueando las cejas—. Durante la guerra hacías lo mismo.

—¡Yo no tengo secretos para ti, Zhou! —Ronin expulsó una potente carcajada, restándole importancia al comentario de su amigo, aunque a este parecía importarle menos. Se aproximó a la puerta de su casa y la abrió, quedándose fuera e invitándoles a entrar con la cabeza.

—Entrad, sois mis invitados.

Spoiler: Mostrar

Perdonadme, en serio. Tenía imágenes del jardín de la casa para ponérosla y poder describir mediamente bien, pero con el viaje a Bilbao no me he llevado nada y no podía dejaros una semana sin actualizar. De veras, lo siento. En el siguiente post pondré todo como debe ponerse.

Podéis ir por donde queráis, como dice Ronin. O acompañarle a él.

Si para el lunes 9 de Julio Little Sho no ha podido postear por su viaje, continuaremos saltándole y dando por hecho que se quedó fuera, antes de cruzar el pequeño puente.

[RedXIII]

Spoiler: Mostrar

Cuando decía donde me refería al pueblo T_T

Ronin se acercó a Hiro, sonriéndole de oreja a oreja postro su mano sobre su hombro.

—Sinceramente, no he sido nunca muy dado a la lectura y mi madre no me contaba cuentos de pequeño. ¡Pero sí te puedo contestar a dónde estamos! Este mundo se llama Tierra de Dragones, conocido porque en épocas antiguas unas majestuosas criaturas aladas dominaban este lugar. Sin embargo, acabaron por extinguirse la mayoría, por lo que ahora quedan algunos ocultos del resto de la sociedad o como guardianes de las distintas familias...

-Se nota, me refería al pueblo, no al mundo- Murmuro mientras inflaba los morros como muestra de lo molesto que fue aquello para el.

A continuación, Fátima, su "compañera", se dirigio hacia el maestro Ronin.

—Creo que debería hablarnos de las costumbres del lugar para que no hagamos nada que pueda llamar la atención. Por ejemplo, nuestras ropas… Son muy diferentes entre sí y pueden levantar sospechas. ¿Cómo vamos a disimularlo?

—Podemos decir que somos extranjeros— Interrumpio Zait, contestando, rápidamente, la pregunta de Fátima—. No creo que llegue a ser un gran problema. Pero hay algo que me preocupa más, ¿conocen la existencia de los sincorazón? Es decir… ¿Saben al menos que hay ese tipo de bestias sueltas? En Nunca Jamás… Nadie parecía haberlos visto nunca. Yo… Creo haber visto una sombra una vez, pero no me acuerdo

—Bueno, tienes razón; técnicamente somos extranjeros, por lo que si os miran raro solo tenéis que señalarlo. ¡Como visitantes de honor! —Pareció afirmar con una sonrisa—. Pero intentad no llamar la atención a pesar de todo. En cuanto a tu duda, pequeñín... Algunos Sincorazón han aparecido al este del país, avanzando hacia adelante, pero no han llegado a las poblaciones y no creo que den problemas. La cosa es... Los hunos...

- Adiós a los fuegos artificiales- Menciono Hiro de broma ignorando esa ultima parte.

Una puerta se abro, pertenecía a una de las fincas que habían al lado, no tardo en mostrarse por aquella puerta un hombre, mayor, vestido con un traje azul con una bonita barba negra y con el pelo recogido en un moño tras su cabeza. Mostró una amplia sonrisa al recibirnos, o al menos a Ronin le sonrió.

Spoiler: Mostrar

—¿Ronin? ¿Eres tú? Menciono al maestro

—¡Zhou, viejo amigo! — Le contesto, abriendo sus brazos y lanzándose a recibir al hombre, en fuerte abrazo pareció terminar, amistosamente, claro, se notaba que se conocían, a continuación se giro y se dirigió a nosotros—. Chicos, os presento al señor Fa, uno de los mejores guerreos que he podido conocer nunca. Mostrad vuestros respetos, no conoceréis a nadie así nunca. Quitándome a mí, ¡ja!

Orgullo y egocentrismo, algo que compartía con Hiro.

—Tan bromista como siempre, Ronin — Menciono a Ronin mientras dejo escapar otra sonrisa, deberían de tener la boca dolorida de tanto sonreír—. Pasad, lloverá en cualquier momento. Estaba esperando otra visita, pero no sé si vendrá ya...

Fa les hizo una reverencia, indicando así que entraran en su humilde morada. Les dirigió hasta su hogar, aquel lugar le recordaba bastante a la morada de sus abuelos, era de temática similar, salvo que la de sus abuelos era mas grande y "diferente", incluso tenia un puente con un riachuelo como el de sus abuelos, esos puentes le encantaban a Hiro, era maravilloso quedarse a observar el agua pasar mientras estaba apoyado en la barandilla.

—Podéis ir por donde queráis, chicos. Aunque preferiría que alguien se quedara fuera por si pasase cualquier cosa —nos susurró el Maestro, aprovechando que iban por delante del señor Fa, que comenzaba a aproximarse hacia ellos—. Yo estaré con Zhou, intentando informarme sobre un pequeño asuntillo sin importancia.

—¿Ya andas con tus secretos, Ronin? —preguntó el hombre al escuchar cuchichearle—. Durante la guerra hacías lo mismo— Guerra, como se notaba que no nos daba mucha información Ronin.

—¡Yo no tengo secretos para ti, Zhou! —Ronin expulsó una potente carcajada, tan sonora que casi deja sordo a Hiro, ademas de irónica, le escondía todo un mundo de secretos, literalmente. Zhou, como le llamaba el maestro Ronin, se aproximó a la puerta de su casa y la abrió, quedándose fuera e invitándoles a entrar con la cabeza.

—Entrad, sois mis invitados. Hiro le tomo la palabra y entro, dirigiendo unas palabras al maestro.

-Sino le importa, creo que me quedare con usted, seguramente alguno de mis compañeros le gustara más la idea de ir afuera- Comento, Hiro quería saber todo lo que pudiera sobre este tema, y quedándose a vigilar no iba a conseguir demasiado, seguramente ¿Y que mejor manera de descubrirlo que quedarse con el maestro.

[Suzume Mizuno]

“Claro que podemos decir que somos extranjeros” pensó Fátima. “El tema es de dónde somos. No creo que aquí conozcan Atlántica y tiene que sonarles realista el lugar de donde vengamos…”

Pero no insistió. Se alegró de saber que los Sincorazón no habían llegado a las ciudades. Era cuestión de tiempo, claro, porque en algún lugar tenían que encontrar corazones. Sin embargo, no dejaba de ser un alivio.

Iba a explicarles algo sobre los “hunos” cuando la puerta de la finca se abrió y salió un hombre mayor. Ronin y él se dieron un abrazo.

—. Chicos, os presento al señor Fa, uno de los mejores guerreos que he podido conocer nunca. Mostrad vuestros respetos, no conoceréis a nadie así nunca. Quitándome a mí, ¡ja!

—Tan bromista como siempre, Ronin — dijo el señor Fa con una voz profunda y calmada.

El señor Fa se le antojó muy amable, de esos mayores que inspiraban respeto y que podían entretener durante horas a sus invitados con interesantes y moralizantes historias.

Fátima inspeccionó el jardín con interés. Era un lugar muy equilibrado, muy tranquilo. Aspiró el aire de la hierba y una sonrisa asomó a sus labios. Le gustaría poder vivir en un sitio así.

Ronin les dejó caer que alguno debería quedarse fuera, pero Fátima no se ofreció. Era su primer viaje como tal a un mundo diferente y quería ver todo lo que pudiera. Aquella casa era preciosa, le encantaba el diseño y quería ver más.
El señor Fa los invitó a entrar en la casa.

—Sino le importa, creo que me quedare con usted, seguramente alguno de mis compañeros le gustara más la idea de ir afuera

Fátima fulminó a Hiro con la mirada. ¿Quién le daba permiso para hablar por los demás?

—A mí también me gustaría entrar — murmuró.

Tras titubear un poco, mirando a Ronin como pidiéndole permiso, entró a la casa, muerta de curiosidad. Al pasar al lado del señor Fa, inclinó la cabeza y dijo:

—Gracias por la hospitalidad.

Comprobó que las puertas eran correderas, y la mayoría de las paredes de fina madera. Supuso que en invierno debía hacer un frío mortal…

[Soul Artist]

Spoiler: Mostrar

Little Sho me ha avisado: seguimos sin él el resto de la Trama, al menos hasta que pueda unirse. Me ha dicho exactamente qué hará su personaje el resto de la Trama, para tenerle "ocupado". So, let's move on...

Ninguno de los dos aprendices parecía estar especialmente ilusionado con la idea de quedarse fuera. En lugar de Fátima y Hiro se quedó Zait, que se despistó contando los bichos del suelo, los cuales le debían parecer realmente interesantes. Aunque pronto debería buscar resguardo, pues, como las nubes iban anunciando desde que llegaron, comenzó a llover ferozmente al poco rato.

El interior de la casa era bastante simple. Las paredes eran color azul claro, sin ninguna clase de decoración como cuadros o jarrones. No había ninguna clase de puertas, aparte de la principal; solo unos marcos que marcaban dónde terminaba el pasillo principal y dónde empezaba una nueva habitación.

Una joven mujer salió a recibirles de inmediato de una de las habitaciones al poco de entrar. Su piel era pálida, y al igual que el señor Fa, sus ojos se caracterizaban por ser pequeños y de características achinadas. Su pelo negro caía por su espalda, suelto y liso, conjugando con su ropa rosada con bordes morados que, seguramente, les recordase a los aprendices a la Maestra Yami, si alguna vez habían tenido el placer de verla.

Spoiler: Mostrar

La mujer bajó la cabeza en cuanto les vio, mostrando sus respetos y su saludo; aparentemente estaba bien educada, pero no podía terminar de borrar su sonrisa triste. Ronin se giró hacia el señor Fa, que entraba tras ellos tres.

—¿Es esta...? —preguntó el Maestro, a lo que el hombre afirmó con la cabeza.

—Mi hija, sí. Ronin, te presento a Mulan.

—Es un placer, señor.

Ronin se acicaló la barba mientras contemplaba a Mulan, pensando interiormente en algo. Dirigió una mirada de reojo hacia el señor Fa, pero este no se dio por aludido en absoluto; indicó el camino hacia una estancia a la pared derecha.

—Pasad al salón, por favor. ¿Tenéis hambre? Os prepararé algo para cenar, debéis estar agotados por el viaje.

—No me atrevería a rechazar tu cena, Zhou, sabiendo lo que hacías a los soldados que te llevaban la contraria —bromeó Ronin, recordando viejos tiempos y haciendo sonreír al señor Fa con el comentario—. Además, ¡siempre hay estómago para un buen cuenco de arroz!

—Padre, me encargo yo —se ofreció Mulan de inmediato al escuchar a su anciano padre, preocupada por él—. No debes hacer esfuerzos en tu estado. Y es lo mínimo que puedo hacer...

El señor Fa se quedó en silencio unos instantes, mirando fijamente a su hija. Afirmó lentamente con la cabeza y esta se giró en dirección al final del pasillo.

—Pues si tú envías a tu hija a cocinar, yo envío a uno de mis aprendices a que la ayude —propuso Ronin echando una carcajada al aire al ver que Mulan se había ofrecido de buena manera a hacer el trabajo.

—Vosotros sois mis invitados, Ronin, no...

—Nada, nada, he oído que este buen chico —el Maestro colocó su mano sobre el hombro de Hiro— ha estado hace poco en cursos de cocina con un amigo mío. Seguro que hace buenos platos, pero como me gustan las tradiciones... —Ronin desvió su mirada hacia Fátima, siempre mostrando su amplia sonrisa jocosa—. ¡Mujer, a la cocina!

El Maestro echó a reír hacia el techo, ignorando cualquier respuesta o negación por parte de Fátima hasta que esta fuese a la habitación hacia la que Mulan había marchado.

La cocina no tenía muchos muebles a la vista; más bien impresionaba por su desnudez, poco habitual comparada con la de Tierra de Partida. La joven mujer dirigió su mirada hacia Fátima, portando cuatro boles entre sus manos.

—Oh... Hola —saludó Mulan, dándole la espalda a la aprendiza de la Llave Espada y colocando los boles en el suelo para entonces dirigirse hacia un saco al lado del marco de entrada—. ¿Vienes a ayudarme? ¿Qué sabes cocinar? Yo...

Al coger la bolsa esta se rompió por debajo, dejando caer al suelo todo su contenido: montones de granos de arroz que rápidamente invadieron los pies descalzos de Mulan. La joven se disgustó y resopló, agachándose a intentar meter la comida en el saco de nuevo.

—Soy una torpe... Entre esto y el examen de la casamentera... —se lamentó Mulan por lo bajo.

* * *
Por su parte, Ronin y Hiro habían sido dirigidos hacia una sala de gran tamaño, con ventanas exteriores que mostraban la feroz lluvia que caía en el jardín exterior. El señor Fa se sentó de espaldas a esta, observando al Maestro y el aprendiz.

—Espero que el chico hiperactivo no sea tonto y se resguarde de la lluvia. ¡No quiero volver con alguien resfriado, que luego nos lo pega a todos! —bromeó Ronin en voz baja a Hiro.

—¿Y qué te trae por aquí, Ronin? —preguntó el señor Fa, más serio que anteriormente—. Hace muchos años que no te veo. Desde la guerra...

—Bueno, siendo un bravo guerrero de un país lejano no puedo visitar mucho China, ya lo sabes —dejó caer el Maestro, sin darle más importancia al hecho de que no hubiese visitado con anterioridad a su viejo amigo—. Pero es cierto que no estoy aquí por placer. Verás, últimamente he estado visitando la frontera por ciertos... Rumores. Pero no me he acercado por la ciudad imperial para comprobarlos, pues mi aspecto llamaría la atención ante la alerta en la que se encuentra el país.

—Cierto. Los hunos... —el señor Fa dirigió la mirada hacia Hiro—. Tu soldado llamaría la atención especialmente como extranjero...

—¿Este? Bah... ¡Le ponemos una correa, que se ponga a cuatro patas y ya está! —Ronin echó a reír energéticamente, dando una fuerte palmada en la espalda de Hiro—. ¡Pero ríete, hombre! Bah, estos aprendices hoy en día son unos sosos... ¿Seguro que quieres quedarte con nosotros, chico?

Spoiler: Mostrar

Siento no dejar mucha libertad de movimiento en este post, pero es especialmente largo y en algún momento debía parar...

[Suzume Mizuno]

La hija del señor Fa tenía un aire triste, deprimido, y Fátima no estaba segura, pero creía notar cierta tensión entre padre e hija. Desconocía el motivo, claro. Pero no le dio vueltas, porque esta mucho más interesada por la ropa de la tal Mulan. Incluso si no era el traje más bonito que había visto en su vida, le encantaba el tipo de diseño. Casi podía sentir sus ojos hacer chiribitas mientras examinaba las mangas y la falda, haciendo un apunte mental para coserse un vestido parecido. Si tenía tiempo, tenía que preguntarle a la joven si le podía dejar examinar alguno de sus otros vestidos para hacerse una idea de cómo eran y…

Escuchó a Ronin aceptar una cena. Sería por pura educación, pero ellos ya habían comido y…

— Nada, nada, he oído que este buen chico ha estado hace poco en cursos de cocina con un amigo mío. Seguro que hace buenos platos, pero como me gustan las tradiciones... — Ronin sonrió a Fátima —.. ¡Mujer, a la cocina!— y empezó a reír con toda la fuerza de sus pulmones.

La expresión de Fátima se ensombreció y, sin importarle que aquel hombre fuera el “Maestro de Maestros” le dirigió la mirada que había hecho a más de un matón en su mundo original mearse en los pantalones, porque prometía sufrimientos sin fin.

Si había algo que Fátima no soportaba era el machismo. Lo odiaba, lo despreciaba. Suficiente con que en su mundo abundaba. Al llegar a Tierra de Partida se alegró al ver que mujeres y hombres eran tratados por igual, pero que él le saliera con esa orden…

Y, sin embargo, asumió que no lo había hecho con mala intención. No parecía dispuesto a escuchar ninguna queja, y Fátima notaba la mirada seria del señor Fa sobre ella, así que frunció los labios y sin disimular su indignación se dirigió a la cocina, en pos de Mulan.

— Oh... Hola. ¿Vienes a ayudarme? ¿Qué sabes cocinar? Yo...

Estaba levantando una bolsa que parecía bastante pesada cuando se escuchó un sonido de ruptura y se abrió por debajo, desparramando arroz en todas direcciones.

—Soy una torpe... Entre esto y el examen de la casamentera...

Fátima se apresuró a agacharse a su lado y ayudarla.

Trabajaron con rapidez durante un rato, reuniendo poco a poco los granos de arroz, hasta que Fátima preguntó, por llenar el silencio:

—¿Qué es una casamentera? — esperó a que Mulan respondiera y añadió: —. ¿Te ha… salido muy mal? — al momento se mordió la lengua y se arrepintió de haber hablado —. Lo siento, no es de mi incumbencia. No debería haber preguntado. ¿En qué puedo ayudarte? No cocino mal, llevo haciéndolo desde pequeña — dijo de carrerilla, maldiciéndose por tener tan poco tacto. Claro que le había salido mal, de ahí el deprimente ambiente entre ella y su padre. E iba ella y no tenía otra cosa que hacer que meter el dedo en la llaga. Desde luego…