[Castillo de Bestia] ¿Es ella?

[EspeYuna]

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Trama de Zero, HappyDelice y Ueki_168

Entrenamiento, entrenamiento... ¡ah! Y más entrenamiento. Tanto que a veces cansaba.

Pero había algunos aprendices que tenían buen aguante, pues querían sorprender a sus Maestros. Tanto Xefil como Ueki habían coincidido en el entrenamiento del vivaz y bromista Maestro Ronin. La Maestra Nanashi supervisaba su clase, con esa serenidad que la caracterizaba.

Ronin, queriendo darles una demostración a los demás aprendices, los escogió para un combate. Ambos debían intentar que el Maestro diese al menos un paso hacia atrás. Un entrenamiento bastante típico del despreocupado Ronin, quien soltaba carcajadas mientras bloqueaba los ataques de Xefil y Ueki.

—¡Venga, seguro que podéis hacerlo mejor! —exclamaba Ronin, muerto de risa— ¡Una vez más!

Empujó a los dos chicos hacia atrás, esperando un segundo ataque, mejor planeado que el anterior. Entre la multitud se encontraba Mei, quien podría animar a ambos como lo hacían los demás aprendices, o quedarse callada y, simplemente, observar los resultados.

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Fecha límite: 22 de Agosto =P

[Zee]

El destino no estaba de mi lado aquel día.

Primero que nada, me había tocado entrenar con un Maestro que no conocía en absoluto: Ronin. Si se hubiese tratado de Akio, Lyn o Rebecca, a quienes de vez en cuando habría visto entrenar a otros Aprendices, o Kazuki o Yami, con quien ya había tenido experiencias pasadas, las cosas hubiesen sido más sencillas.

Pero no, tenía que entrenar bajo la tutela de Ronin, tan bromista y juguetón como siempre... casi burlón, diría yo. Pero ese no era el problema, no, no. El problema era que el Maestro Ronin no era la autoridad más importante de Tierra de Partida por nada... y tenía que enfrentarme a él. Tenía que hacerlo retroceder por lo menos un paso. Un paso solamente... Es muy poco, ¿no? Casi nada, ¿no? Pues no si se trata de Ronin, quien, como ya dije, no era la autoridad más importante de Tierra de Partida por nada. Mis estrategias se acababan y él se reía a carcajadas de mis fallos, sin darse cuenta que me ofendía un poco.

Y para colmo, fallaba magistralmente enfrente de mi Maestra: Nanashi, quien observaba la escena tan impasible y autoritaria como siempre. Si bien no era buena expresando lo que sentía, seguramente se moría de la vergüenza por dentro... ¡Tener a un Aprendiz como yo bajo su tutela, tan poco experimentado y débil comparado con...!

Oh, es cierto. ¿Aquel tipo de cabellos verdes que no para de moverse? Ése es Ueki. ¿Y allá a lo lejos, la chica pequeñita de cabello largo y atuendo oriental? Ella es Mei. Ambos son... bueno, no es una palabra que me gusta usar, pero... ambos son inferiores a mí. Llevo más tiempo (aunque apenas) entrenando más que ellos y, por lo visto, soy un poco más fuerte. Así que no sólo estoy haciendo el ridículo frente a mi Maestra, sino también a un par de compañeros a quienes, orgulloso, me hubiese gustado mostrar mis habilidades.

Resoplé y me giré para ver a Ueki. No paraba de buscar su cooperación con miradas, pero no estaba muy seguro si realmente estaba poniendo todo su empeño en el entrenamiento o no, por lo que al final terminaba haciendo las cosas yo solo. Sin duda alguna, lo que Ronin quería era que actuáramos como uno, sin importar que nos hubiésemos conocido aquella mañana. Pero primero tenía que abrirme paso en aquella cabezota, amortiguada por toneladas de cabello.

Suspiré, un poco deprimido por la rutina que me había tocado aquel día y, sosteniendo con fuerza mi Cadena del Reino, volví a lanzarme contra Ronin. Esta vez intentaría golpearlo con la Llave en toda su longitud, sosteniéndola tanto de la punta como de la empuñadura y prácticamente echándosela encima con todo mi peso; y, añadiendo un toque especial, mi pie se deslizaría travieso hasta el tobillo del Maestro por si esto llegaba a desequilibrarlo. Con suerte, mientras se concentraba en ese ataque, a Ueki se le ocurriría algo más.

El destino no estaba de mi lado aquel día, no, no, no...

[A Nerd Girl]

Hombres, siempre acaban peleando. Esta vez tocó a Xefil y a Ueki pelearse contra el Maestro Ronin. Decidí no animar a nadie. Razones sobran. No quiero gritar si se que me va a costar ser oída por él. Xefil parecía que le molestaban las provocaciones del Maestro. Demasiado concentrado o eso creo estaba.

Lo peor de todo era que mi baja altura era una desventaja a la hora de estar viendo desde una segunda fila de la multitud y de paso me daba miedo cabrear a alguien por meterme entre medias para ver. Suspiré. Llevar quipao y falda es un peligro. ¡Casi me pisan la falda! Por suerte el pelo no era tan largo como para llegar al suelo pero había peligro de enredarse con alguna pulsera o collar de alguien. Espero saber pronto el resultado, espero que Xefil consiga mover al Maestro. Si no, bueno, debería consolarle como "La próxima vez será mejor" o "Por poco lo consigues". Pero Xefil seguro que decidío no rendirse. Desde que le conocí he pensado eso de él.

Verlos entrenar así me recordó a mis hermanos. Éramos 9 hijos. Sólo dos éramos mujeres. Hanh y yo. Mi padre solía hacerle ese tipo de juegos. Todos tenían que hacer que mi padre retrocediera. ¡Incluso mi hermana podía participar! Pero yo tenía que verlo por la ventana de mi casa, atada como a un animal a una columna o a mi difunta madre.

[EspeYuna]

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Ueki abandona la trama, así que seguimos sin él.

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Fecha límite: 26 de Agosto

Ronin esperó sonriente y divertido el ataque de ambos aprendices. Aunque Xefil empleó todo su peso para atacar con la Llave-Espada, no fue suficiente para el robusto cuerpo de Ronin. El Maestro le bloqueó con su arma, y, al darse cuenta del intento de su pobre pie, con una mano libre agarró el tobillo del aprendiz y lo hizo girar sobre sí mismo, haciendo que éste cayese al suelo de espaldas.

—Buena estrategia, muchacho —dijo Ronin, agachándose al suelo junto con su arma y observando a Xefil, quien seguramente intentaba levantarse tras el golpe—, pero es una lástima que tu compañero sea una estatua. Él podría haberme atacado mientras tú me distraías.

El hombre se levantó y suspiró, mandando a Ueki con los demás aprendices. Se dirigió a Nanashi, quien observaba a Xefil con la misma serenidad. ¿Qué pensaría de su aprendiz? Debido a que no expresaba fácilmente sus sentimientos, era difícil saberlo.

Ronin, intentando animar a Xefil, dio unas cuantas palmadas, dirigiéndose a los demás aprendices que se encontraban observando el combate.

—¡Ha sido una buena estrategia... —y, de repente, empezó a resonar por los jardines su risa— pero no es suficiente para derrotarme!

Nanashi, quien se encontraba observando en la distancia, suspiró.

—Se está comportando como un niño, Maestro Ronin —expresó la bella Maestra, acercándose a donde se encontraban Ronin y Xefil—. Bueno, creo que ya es suficiente. Chicos, ya podéis iros.

—¿Seguro, Nanashi? ¿Ya te has decidido? —¿de qué estarían hablando? El caso es que Ronin hizo caso de las palabras de Nanashi y, dando otro par de palmadas, finalizó su entrenamiento— ¡Se acabó el espectáculo!

Xefil podría hacer un intento por marcharse —si el golpe en la espalda le permitía moverse—, pero la dulce voz de Nanashi le llamó.

—Xefil, quédate aquí. Quiero hablar contigo.

Ronin observó la multitud que empezaba a disolverse. Y reconoció a una aprendiz, una muchacha que había disfrutado de su comida en Tierra de Dragones, y quien ahora estaba bajo la tutela de Lyn.

—Nanashi... ¿seguro que con uno es suficiente? —Ronin se rascó la barbilla, pensativo. Ni siquiera esperó a la respuesta de Nanashi, cuando ya estaba llamando a voces a la joven— ¡Mei! ¡Ven aquí!

La Maestra observó con detenimiento a Mei, no con descaro, sino con curiosidad. Asintió a que la joven se quedase con ellos y, una vez que los jardines quedaron vacíos, comenzó a explicar el motivo de su reunión.

—Xefil, tengo una misión para ti y tu compañera. Existe un mundo, parecido al tuyo—antes de que Xefil pudiese preguntar, Nanashi le explicó el motivo de tal comparación—. Tu mundo sufría una especie de maldición, un encantamiento. Éste es víctima de otro, pero apenas hemos investigado sobre él. Me gustaría que, como aprendiz mío que eres, te encargases de explorarlo e informarme sobre él...

—Yo os llevaré hasta él, pues Nanashi tiene asuntos pendientes, ¡perdón! —interrumpió Ronin. Nanashi le dirigió una mirada de desaprobación por haberla cortado, pero los modales de aquel vivaz Maestro ya estaban perdidos, por lo que ella volvió a suspirar, dejándole terminar— Mei, creo que es la primera vez que vas a salir de Tierra de Partida, ¿no? ¡Te vendrá bien ir con...! ¿Xefil, verdad?

—Entonces, ¿estáis dispuestos a acompañar a Ronin? —preguntó tanjante la Maestra Nanashi.

[Zee]

Bueno, el destino no estaba de mi lado aquel día. Ya lo dejé claro, ¿no? Al final, como supuse, Ueki se quedó parado como si estuviese hecho de piedra. ¿El miedo por ser su primer combate? ¿Pánico escénico? No lo sé... lo único que supe es que me hallé, por enésima vez, lanzándome yo solo contra Ronin. Y evidentemente, el Maestro me superó como un elefante supera a una hormiga. Terminé en el suelo de espaldas, y no aterricé precisamente con suavidad.

Pero finalmente, el entrenamiento terminó. Ronin intentó animarme una vez logré ponerme de pie, expresando que la estrategia había sido, sin duda, buena, pero que no era suficiente para derrotarle. Evidentemente, no. Pero agradecí el hecho de que me felicitara por mi trabajo de todas maneras: Nanashi no era una tutora muy dada a los halagos, después de todo.

—Xefil, quédate aquí. Quiero hablar contigo.

Me detuve al instante, después de haber hecho ademán de salir de allí. Mi Maestra me estaba llamando y, evidentemente, tenía que acudir al instante. El sentido de la obligación pudo conmigo e inmediatamente me di la vuelta, respondiendo a la orden de mi tutora:

—¿Sí, Maestra?

Pero, para mi sorpresa, fue Ronin quien intervino
—Nanashi... ¿seguro que con uno es suficiente? —por unos momentos el hombre examinó a los Aprendices de la multitud, la cual había comenzado a disolverse; y luego, cuando pareció encontrar a quien buscaba, llamó—: ¡Mei! ¡Ven aquí!

Abrí los ojos por la sorpresa. Sabía que Mei se hallaba allí, pero... ¿Qué asuntos tenía conmigo y los Maestros? ¿Acaso aquello se trataba de... una Misión? ¿¡Específicamente para mí!? No pude evitar mostrar una ligera sonrisa de orgullo. ¡Ya era hora! Con las pocas veces que había salido de Tierra de Partida en tanto tiempo ya había comenzado a sentirme un Aprendiz "pasivo".

—Xefil, tengo una misión para ti y tu compañera— ¡sí, sísísí!—. Existe un mundo, parecido al tuyo.

Mi entusiasmo se esfumó en aquel instante. ¿Co-cómo...? ¿Un mundo parecido al mío? Abrí los ojos por la sorpresa y mi boca quedó, estúpidamente, abierta. Si era parecido a Reino Encantado, entonces eso significaba que...

—Tu mundo sufría una especie de maldición, un encantamiento. Éste es víctima de otro, pero apenas hemos investigado sobre él. Me gustaría que, como aprendiz mío que eres, te encargases de explorarlo e informarme sobre él...

Ronin dijo algo al respecto, pero para ser sincero, apenas presté atención. Que nos acompañaría en lugar de Nanashi y que Mei iría conmigo, sí, sí... Pero eso no me interesaba. Me había quedado en shock, pensando en qué clase de maldición azotaría a aquel pobre mundo. No había escuchado de nada parecido al sueño eterno, y eso que habían pasado ya meses enteros desde que mi Maestra me había salvado de ser devorado por los Sincorazón en aquel mundo abandonado.

¿Entonces qué secretos encerraría la maldición? ¿Estarían a mi alcance ahora? ¿Descubriría finalmente quién se hallaba detrás de todo aquello; si realmente se trataba de aquella bruja de los cuentos y las leyendas, y si había sido todo culpa de la Princesa Aurora?

Pero... los asuntos de un mundo no conciernen a otro... Entonces, ¿cómo era posible que la maldición hubiese llegado hasta aquel otro? Eso sólo podía significar que la causa no era ninguna infantil leyenda, sino una amenaza real tan o más peligrosa que los Sincorazón.

—Entonces, ¿estáis dispuestos a acompañar a Ronin? —cuestionó Nanashi.

—Sí, Maestra —respondí, casi al instante, haciendo una reverencia servicial. Una vez me levanté, de reojo miré a Mei, mi nuevo acompañante. Más le valía entender que esto no era un juego esta vez. Era en serio.

Y finalmente, posé mi mirada sobre el Maestro Ronin, esperando instrucciones.

[A Nerd Girl]

Xefil no pudo contra el Maestro. Suspiré. Al menos el gigantón de delante mía se fue rápido y pude ver algo a Xefil. ¿Por qué tengo que ser tan bajita? La Maestra Nanashi nos mandó irnos, me fuí lentamente no tenía ganas de irme tan rápido.

- ¡Mei! ¡Ven aquí! - La voz del Maestro Ronin hizo que girara del sitio y los viera. ¿Irá a echarnos esa pelea? Tengo miedo que quiera que yo haga lo mismo que hicieron hace unos minutos.

-¿Si, Maestro Ronin?-Me acerqué rápidamente. Junto a Xefil para dedicarle una sonrisa.

-Xefil, tengo una misión para ti y tu compañera-Casi me daban ganas de suspirar de alivio. ¿Misión? -. Existe un mundo, parecido al tuyo.-

A Xefil se le notaba su sorpresa. ¿Cómo será ese mundo? Espero que no sea peligroso. Es la primera vez que saldré de Tierra de Partida desde que me fuí de mi propio mundo. Me daba algo de miedo. Pensé en Xefil, ¿Parecido a su mundo? ¿Cómo será el mundo de Xefil?

-Tu mundo sufría una especie de maldición, un encantamiento. Éste es víctima de otro, pero apenas hemos investigado sobre él. Me gustaría que, como aprendiz mío que eres, te encargases de explorarlo e informarme sobre él...-

¿Maldición? ¿Cómo será? ¿Nos afectará? Eso ya quitaron mis ganas de querer ir, pero no podía dejar a Xefil ir solo. No señor. Le podría pasar algo. No quiero acabar en un funeral por que se fue solo por que yo tenía miedo a ir a un lugar maldito. Pero sentía confianza en Xefil, como dijo la maestra, el mundo de él también sufría un tipo de maldición. Miré de reojo a el chico.

-Yo os llevaré hasta él, pues Nanashi tiene asuntos pendientes, ¡perdón!-El Maestro Ronin interrumpió a la Maestra. Seguramente a ella no le hubiese agradado. ¡Qué falta de educación!- Mei, creo que es la primera vez que vas a salir de Tierra de Partida, ¿no? ¡Te vendrá bien ir con...! ¿Xefil, verdad? -

-Si, además que ya le conozco, así que no me importará ir.- Quería mostrar que ya tenía confianza en él. ¡Cómo para no tenerla! Incluso acepté hace varios días enseñarle mecánica. Por lo tanto podría estar tranquila con él al lado.

-Entonces, ¿estáis dispuestos a acompañar a Ronin?- Afirmé con la cabeza, en el fondo esa Maestra daba algo de miedo.
-Sí, Maestra- Xefil hizo una reverencia y me miraba. Espero que no esté molesto por que nos toque estar juntos.

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EDIT: Casi se me olvida lo de la parte de Xefil. (dialogos.)

[EspeYuna]

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Fecha límite: 29 de Agosto

Tras que Xefil y Mei aceptasen la misión que la Maestra Nanashi les había encomendado, ésta sonrió levemente y se dirigió a su pupilo.

—Sé que es difícil para ti, Xefil —expresó, realmente entendiendo cómo debía sentirse—. Pero, precisamente por eso, quiero que vayas tú. Como pupilo mío, debes saber enfrentarte a tus mayores miedos. Los sincorazón pueden aprovecharse de aquello que más temes y consumirte. Además, puede que, entre los dos encantamientos, haya un punto en común. Ahora, si me disculpáis... Maestro Ronin.

Sin decir una palabra más, la Maestra Nanashi se despidió y, con paso elegante, se dirigió a los interiores del castillo para atender los asuntos que tenía pendientes.

—¡Bueno, bueno, se acabaron los formalismos! —exaltó el Maestro Ronin, aliviado de volver a tener la libertad de expresarse como le viniese en gana— Xefil, Mei, os espero en la entrada del castillo, por si queréis prepararos, daros una ducha, despediros de vuestras mascotas... ¡no, incluso Mordisquitos se queda en tierra! —advirtió el Maestro, riendo como él solía hacer, de forma un tanto a veces exagerada.

Ronin, sin dar más explicaciones, fue directo al castillo, acariciando a su pequeña mascota, quien le hacía cosquillas en una de sus orejas para llamar su atención.

Xefil y Mei podrían ir a acicalarse, prepararse para el viaje, despedirse de sus compañeros, pasar por la cafetería... incluso compartir ideas en los jardines mientras invocaban sus Gliders, pues parecía que el Maestro Ronin estaba tardando en volver... ¿tanto le costaba despedirse de su pequeña mascota?

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Como veo que sois más activos que los demás y cumplís el plazo en poco tiempo, os doy la oportunidad de dos turnos para que Mei y Xefil puedan mantener una conversación antes de partir ^^

[Zee]

"Enfrentarme a mis mayores miedos..."

Eso había dicho Nanashi. Me había elegido a mí precisamente por ello: porque quería que yo mismo, nativo de Reino Encantado, investigara sobre aquel nuevo encantamiento ante la posibilidad de que fuese parecido al de mi mundo. Porque... quería que me enfrentara a lo que más temía.

"¿Lo temo...?" Me pregunté eso, inclusive en voz baja. Si Ronin o Mei me escucharon, no lo supe. Pero hubiese sido, sin duda, vergonzoso. ¡Llevaba ya suficiente tiempo allí para no tener miedo de mi pasado...! O futuro... Casi cuatro meses ya en Tierra de Partida. Más de tres con el permiso de salir por mi cuenta. Y no había ido a Reino Encantado ni una sola vez. Bajo la excusa de que no quería ir solo...

Tal vez... tal vez era cierto. ¿Me aterrorizaba, acaso, la idea de volver y hallarme de nuevo, débil e imponente? Los Sincorazón me habían derrotado con tanta facilidad la primera vez. Tal vez sí tenía un poco de miedo ir y ser derrotado no por los seres de la oscuridad, sino por mi propia debilidad.

—Por lo menos confía en mí... —murmuré, refiriéndome a Nanashi. Me giré hacia Mei y me encogí de hombros—. Nanashi es bastante estricta y poco dada a halagos. Sumado a eso está el incidente de la daga y mi inaptitud... Comenzaba a pensar que la emperatriz de hierro de TP me odiaba, en serio —reí un poco, a la par que me apoyaba en mi Llave-Espada como si éste fuese un bastón. Resoplé un poco.

>>Bueno, yo creo que estoy perfectamente listo para la misión. ¿Qué tal tú, Mei? Aunque tal vez podamos ir por algo de comer para después...

[A Nerd Girl]

La maestra decía que quería que Xefil se enfrentase a sus mayores miedos. ¿Él tiene miedo? No se, aunque estará bien estar con él. El Maestro Ronin dejo algo de tiempo para prepararnos. Aunque en realidad parecía que le costaba separarse de su mascota. Reí un poco cuando se marchaba.

-Por lo menos confía en mí... -Xefil dirigió su mirada hacia mí. -. Nanashi es bastante estricta y poco dada a halagos. Sumado a eso está el incidente de la daga y mi inaptitud... Comenzaba a pensar que la emperatriz de hierro de TP me odiaba, en serio - Se apoyó en su llave-espada mientras reía. ¿El incidente de la daga? ¿Qué habrá hecho?

>>Bueno, yo creo que estoy perfectamente listo para la misión. ¿Qué tal tú, Mei? Aunque tal vez podamos ir por algo de comer para después...-

Le miré y me puse a pensar. ¿Algo para comer? Suspiré. Solo pensaba en como sería ese mundo. ¿Sería una gran ciudad? ¿o un palacio? Hay tantos mundos y son muy diferentes... Ni siquiera sé como es el mundo de Xefil. ¿Será grande? ¿Cual es el hechizo? Tantas dudas en mi cabeza que deseaban ser resueltas.

-Bien, creo que casi consigues mover a el Maestro Ronin, dicen que es dificil conseguir que retroceda.- Traté de apoyarle por el juego perdido contra el Maestro.-Una cosas Xefil, ¿Cómo crees que será ese mundo? Digo por si llevamos algunas provisiones por si acaso.-

Provisiones, eso era algo que siempre venía bien. ¿Que sería si en el mundo en el que vamos no hay para comer? Sería buena idea prepararse para cuando partamos.

[Zee]

—¿Cómo será el mundo...? —repetí, mientras echaba a andar en dirección al castillo, meditando la respuesta a aquella cuestión. Nanashi no nos había especificado nada, excepto que "era parecido a mi mundo", a Reino Encantado. ¿Se refería a la maldición, al encantamiento como tal? ¿Un sueño eterno en un sitio completamente diferente? ¿O es que acaso se parecía al mío en cuanto al ambiente y situación; a la edad medieval, con reyes y castillos...?

¿O ambas?

—Ya quedará claro después... —sentencié, a la par que entraba al comedor del castillo. Queriendo conservar las cosas simples, pedí sencillamente algunos trozos de pan, carne salada y queso. No haría falta nada más, pues era poco probable que nos quedásemos en aquel sitio más de una noche. Seguramente aquellas "provisiones" no servirían para nada más que matar el hambre durante el viaje o para calmar al estómago con un bocado o dos cada hora.

No teniendo nada más que hacer, declaré mi intención de volver a los jardines. Posiblemente Mei tuviese algo más que hacer, pero mis sencillas preparaciones, por lo menos, ya estaban terminadas.

[EspeYuna]

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Fecha límite: 7 de septiembre

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Ya estoy avisada de que HappyDelice estará de vacaciones esta semana, por lo que estará ausente durante este turno, ¿de acuerdo Zee? =P

A pesar de que Ronin tardó bastante en volver, lo hizo mucho antes que Mei, la cual parecía tener asuntos que atender si se tenía que marchar tan de repente de Tierra de Partida. ¿Quizás había quedado con algún otro aprendiz? Quien sabe.

El caso es que el vivaracho Maestro no dudó en lanzar su Llave-Espada hacia al cielo, volviendo a los pies de Ronin en forma de Glider. Tras desaparecer en un destello cegador y verse envuelto en su armadura, el Maestro Ronin se quitó el casco y se apoyó sobre su medio de transporte.

—Bueno, bueno, Xefil... ¿ese es tu nombre no? Bueno muchacho, por lo que se ve procedes de Reino Encantado, ¿verdad?

>> Esto... espero que no haya resultado demasiado forzado el que Nanashi te haya elegido para esto. Créeme, cuando esa Maestra elige una misión para sus aprendices, es precisamente porque hay "algo" que les va a ayudar. ¡Aunque sigo sin acostumbrarme a su fanatismo por los modales! ¡Yo necesito reírme de vez en cuando! ¿Tú no?

Y es entonces cuando Ronin comenzó a soltar de nuevo sus ruidosas carcajadas, que resonaban en los jardines como fuertes sacudidas de viento.

—¡Oh, venga Xefil! —exclamó Ronin, haciendo un esfuerzo por volver a conseguir oxígeno para sus pulmones, ¿y para animar al joven aprendiz? — A mí me gusta ir a una misión con una sonrisa en el rostro. ¡Si no este trabajo sería de lo más aburrido!

Ronin paró de reír por unos momentos, independientemente de si Xefil le había seguido el juego o le resultaba molesto aquel comportamiento.

—Fue una sorpresa saber que procedías de Reino Encantado. Un mundo donde todos duermen, excepto tú. Ha debido ser duro, y más con los sincorazón rondando por allí. Te compadezco chico.

>>Me recuerdas a un aprendiz mío, tuvo que pasar un infierno en Bastión Hueco hasta que me encontré con él...

Ronin pareció por un momento pensativo, como si aquellos recuerdos realmente le doliesen. Sin embargo, sólo duró unos instantes, pues volvió el Maestro vivaz de siempre.

—Y, ya que estamos, ¿qué te parece tu compañera, eh? —preguntó Ronin entre risas, con cierta extrañeza en el tono de su voz, ¿provocando quizás al muchacho? — No la he elegido sólo porque me haya parecido una cucada a tu lado, ¡tenlo por seguro! Te he visto por los jardines con ella muchas veces. Mejor que vayas con un compañero en el que puedas confiar, ¿cierto?

Tras eso, Ronin le guiñó un ojo a Xefil y se sentó en su Glider.

—¡Esperemos que esta muchachita no tarde! ¡Estas mujeres...!

[Zee]

Me quedé solo en los jardines, esperando, entonces, a mi compañera. Tenía algunas cosas que hacer antes de irse, tal y como supuse, así que le di la libertad y la privacidad que requería al alejarme por un rato de ella. Tras comunicarle que la esperaría en el punto de reunión, me dispuse a hacer lo mencionado al instante. Y para mi sorpresa, muy pronto el Maestro Ronin ya se encontraba conmigo, invocando su Glider y colocándose su armadura. Listo para el viaje, ¿no?

Tomé mi Llave, la cual no había desmaterializado aún por costumbre, y la lancé al aire donde, con un poco de fuerza de voluntad, se transformaría en el vehículo que me transportaría por el Intersticio entre los Mundos. La delgada tabla de color verde descendió y se colocó a mi lado a la par que Ronin comenzaba diciendo:

—Bueno, bueno, Xefil... ¿ese es tu nombre no? —asentí con la cabeza, confirmándoselo al Maestro—. Bueno muchacho, por lo que se ve procedes de Reino Encantado, ¿verdad?

—Así es, Maestro. Fue en ese mundo donde Nanashi me encontró y decidió darme la oportunidad de convertirme en Aprendiz—le dije al hombre. Tras pensar un poco, además, añadí por lo bajo—: A pesar de todo lo que hice...

—Esto... espero que no haya resultado demasiado forzado el que Nanashi te haya elegido para esto —continuó Ronin, excusándose por la decisión de mi Maestra. Me sorprendí por aquella declaración. ¡Aquello era un honor, en realidad! ¿Cómo podía siquiera pensar que me molestaba? ¡Estaría más que orgulloso de actuar bajo sus órdenes!—. Créeme, cuando esa Maestra elige una misión para sus aprendices, es precisamente porque hay "algo" que les va a ayudar. ¡Aunque sigo sin acostumbrarme a su fanatismo por los modales! ¡Yo necesito reírme de vez en cuando! ¿Tú no?

Ronin soltó unas cuantas carcajadas; sin duda su risa era la más poderosa que jamás había escuchado. Sonreí levemente ante la actitud del hombre y, respondiendo a su opinión, confesé:

—Sin duda alguna, Maestro... pero perdóneme cuando señalo que desgraciadamente esta misión me pone demasiado nervioso como para dejar escapar más que una simple sonrisa.

—¡Oh, venga Xefil! A mí me gusta ir a una misión con una sonrisa en el rostro. ¡Si no este trabajo sería de lo más aburrido!

En respuesta a aquello, murmuré por lo bajo:

—Bueno, no sé si por no sonreír sería aburrido, pero... —me interrumpí cuando Ronin continuó hablando, sin embargo, como si no hubiese escuchado mis palabras. En realidad, eso era lo más seguro.

—Fue una sorpresa saber que procedías de Reino Encantado —tragué saliva al escuchar el nombre con el que mi mundo era conocido más allá de su propio cielo. Inconscientemente, me tensé un poco—. Un mundo donde todos duermen, excepto tú. Ha debido ser duro, y más con los sincorazón rondando por allí. Te compadezco chico.

Lo fue. Estaría mintiendo si dijese lo contrario.

—Me recuerdas a un aprendiz mío, tuvo que pasar un infierno en Bastión Hueco hasta que me encontré con él...

Y pensar que yo había pasado apenas algunas horas en el castillo. Sólo con eso estuve a punto de volverme loco. No quería ni imaginar cómo se habría sentido aquel pobre Aprendiz, abandonado a su suerte en un mundo tan peligroso y desolado como Bastión Hueco. Por unos instantes, pareció como si Ronin y yo compartiéramos un dolor: en el fondo debía ser bastante considerado y afectuoso con sus reclutas. Y eso era, sin duda, algo fundamental en un Caballero de la Llave-Espada.

Sonreí.

—Y, ya que estamos, ¿qué te parece tu compañera, eh?

¿Qué...?

Balbuceé algunos sinsentidos por lo bajo, no sorprendido por la pregunta del Maestro, sino por su tono de voz. ¿Estaba insinuando algo? ¡Sí, claro que lo estaba haciendo! ¿Acaso aquella ridícula posibilidad había sido la única razón por la que Ronin había elegido a mi compañera? Era mi amiga, solamente. Oh, vaya malentendido. Lejos de ruborizarme o ponerme nervioso, dejé salir un resoplo.

—No la he elegido sólo porque me haya parecido una cucada a tu lado, ¡tenlo por seguro! Te he visto por los jardines con ella muchas veces. Mejor que vayas con un compañero en el que puedas confiar, ¿cierto?

Ante el guiño del Maestro, alcé una ceja y, rindiéndome ante su lógica, me encogí de hombros restándole importancia al asunto y me limité a decir:

—Sí, muy cierto es ello...

Y tras esas palabras, Ronin tomó asiento en su Glider, no sin hacer notar la poca puntualidad de la cual pecaban muchas mujeres. Coincidí con el Maestro, pero me permití reclamar un poco: padre siempre me había dicho que si una mujer tardaba en hacer algo, por alguna razón sería. No tenía nada de malo buscar la perfección, incluso si se trataba de algo tan trivial como arreglarse para el día a día.

—Pero siempre podemos conversar, ¿no, Maestro? Si no es indiscreción preguntar... ¿ha estado alguna vez en Reino Encantado o en el mundo que visitaremos hoy?

[EspeYuna]

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Fecha límite: 14 de Septiembre

Ronin escuchó atentamente a la pregunta que le hacía el joven Xefil. Sonrió, contento de que el aprendiz quisiera compartir palabras con él, que tomase la iniciativa.

—En Reino Encantado sólo he podido estar una vez, antes de que la maldición, bueno... hace mucho tiempo que no voy. Y tras saber lo que se cuece por allí.. me lo contó la Maestra Nanashi, cuando volvió con un nuevo aprendiz a su cargo —dijo mirando al suelo. Pero parecía no querer hablar más del tema, como si le incomodase la propia incomodidad de un nativo de aquel mundo maldito.

>>Y sobre el mundo al que vamos, he estado muchas veces de visita... ¡pero porque hay una taberna que suelo frecuentar!

Ronin volvió a estallar a carcajadas. Xefil podría dudar si el Maestro se estaba tomando en serio la misión o no.

—Pero no vamos a visitar la aldea. Vamos a explorar el otro lado del bosque de ese mundo... existe un castillo, donde hemos obtenido información, rumores de que es víctima de un encantamiento. Supongo que esto te suena.

>>Pero antes de entrar en más detalles, sería justo comentar todo esto delante de tu compañera, ¿no te parece? Espero que no tarde, explorar un castillo de tal magnitud nos va a llevar unas cuantas horas...

Tras eso, no volvió a decir nada más, observando las escaleras que conducían al castillo de Tierra de Partida, con los ojos en blanco.

¿Dónde se habría metido Mei?

[A Nerd Girl]

Xefil se dirigía hacia los jardines, punto de reunión para irnos a ese mundo. Aunque quiero estar segura de que mi habitación esté bien ordenada y cerrada. No quiero que nadie entre o esté sucia. Le dije a Xefil que tenía que hacer algo. Me fuí corriendo hacia las habitaciones. Entré en la mía. ¡Un desorden!

Me llevó un buen rato ordenarla. Sería mejor hacerlo ahora que después de llegar de la misión y estar cansada. Bajé rápidamente, con algún tropiezo de por medio. ¡No quería que se fueran sin mi! Llegué corriendo a donde estaban. Ya habían invocado los Gliders.

-Siento la tardanza. Ya estoy lista.- Al igual que Xefil y el Maestro Ronin invoqué mi Glider.

Ya estaba lista para ir.

[Zee]

Mentiría si dijera que las palabras de Ronin no resultaban interesantes. El Maestro había estado en el reino antes de la caída de la maldición, según lo que sentenció al respecto. Y, aparentemente, fue Nanashi quien notó que el encantamiento había caído... cuando reclutó a un Aprendiz.

No quería sonar prepotente, pero... ese era sin duda yo. No conocía a nadie más que hubiese salido del mismo mundo que yo; y si lo hubiera, posiblemente lo habría hecho antes de que el hechizo de la bruja hiciera efecto. Lo cual significaba que... el Reino no llevaba mucho tiempo dormido cuando Nanashi me encontró, pues era la primera vez que un Caballero de la Llave-Espada se preocupaba por el estado del reino e iba a investigar.

Eso me daba, finalmente, una impresión sobre las fechas.

—Y sobre el mundo al que vamos, he estado muchas veces de visita... ¡pero porque hay una taberna que suelo frecuentar!

El Maestro Ronin rió al decir estas palabras, intentando deshacerse de la incomodidad que había surgido al tomar el tema. Por educación, solté también unas cuantas carcajadas discretas; no me hacía mucha gracia, pero... estaba acostumbrado a seguirle el juego a las autoridades. De todas maneras, tampoco me molestaba, así que ningún daño estaba haciendo.

—Pero no vamos a visitar la aldea. Vamos a explorar el otro lado del bosque de ese mundo... existe un castillo, donde hemos obtenido información, rumores de que es víctima de un encantamiento. Supongo que esto te suena.

Asentí con la cabeza, retomando una actitud seria. Aquello significaba, entonces, que mis sospechas eran ciertas: temporalmente, aquel mundo se hallaba en un ambiente muy parecido al mío. Eso me determinó todavía más a descubrir el secreto que se ocultaba detrás de aquel hechizo, fuese similar o no al de Reino Encantado. Aunque aquel nuevo encantamiento no me ayudase a levantar el que aquejaba a mi propio mundo, me encargaría de descubrir una manera de que no cobrara las vidas de inocentes. La historia no se repetiría.

Resoplé y llevé la mano al brazalete que llevaba en la muñeca, un poco oculto por mis mangas y la piel de mis guantes. Presioné el botón que ya conocía perfectamente y, con un destello, me hallaba envuelto en mi armadura. Me giré para ver a Mei, quien había sido la razón por la que me había puesto el traje que me protegería en el Intersticio, y le hice una señal con la mano.

—Siento la tardanza. Ya estoy lista.

—Supongo que no es necesario decir que yo también lo estoy, Maestro.

Até la bolsa con comida a una de las alas de mi Armadura, lo cual seguramente se veía ridículo, pero funcionaba perfectamente. Tomé mi Glider y subí en él, listo para partir.

Decir que me hallaba impaciente era decir poco.