Casa misteriosaEl hechizo de Nicoxa y las palabras de aliento le hicieron mucho bien a Blancanieves. La princesa asintió, decidida y recuperada, dispuesta a continuar. En cuanto a la advertencia que le hizo sobre la Reina…
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¡Qué terrible! Lo sabía… En el fondo sabía que no me tenía ningún aprecio. Pero después de que muriera mi padre, me dejó quedarme en el castillo. Creía que con el tiempo podríamos ser amigas. No puedo creer que haya querido matarme… —Y quiso aclarárselo a Nicoxa―.
¡No he hecho nada para molestarla! Me he portado bien y he obedecido todas sus órdenes. Y no tengo ningún otro sitio donde pueda vivir.Luego, al llegar a la casita de muñecas, ya estaban ambas más animadas y sin nada en lo que ocupar el tiempo. Así que limpiar, ¿por qué no? Blancanieves le dijo a Nicoxa que ella se encargaba de algunas tareas del castillo (por orden de la Reina). Dejarían todo como los chorros de loro en pocas horas.
Algunos animalitos (ardillas, cervatillos, conejos, pajaritos) se acercaron a las ventanas para contemplar el trabajo de las muchachas (a saber por qué). Y además, Blancanieves comenzó a canturrear durante la limpieza.
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Silbando al trabajar~A Nicoxa le esperaban unas horas muy entretenidas.
BosqueLa rabia ante la interrupción de Raines se hizo patente en todos los aprendices. Aún así, él siguió ejecutando sus movimientos sin inmutarse, ignorándolos deliberadamente. Ni siquiera hizo un amago de responder a sus acusaciones, sino que intentó marcharse por el Portal.
Entonces la magicita que contenía a Bahamut salió volando de su mano, en dirección a Light. Este se lo guardó rápido en el bolsillo y para entonces Raines ya había alzado la vista para mirar al culpable de su retraso. El Portal se cerró y se dirigió hacia el Maestro, aún desarmado. Gaomon trató de protegerlo convirtiéndose en una esfera protectora que rodeaba a Light. Sin embargo, del suelo surgieron tres estalagmitas de cristal que lo aprisionaron, y una vez volvió a su estado original, quedó encajado entre ellas.
A los pies de Light ocurrió lo mismo. Otras tres estalagmitas lo encerraron, bloqueando sus movimientos. Le había dado tiempo a tomarse los éteres, por lo que al realizar la Coraza mágica pudo romperlas para liberarse.
Mientras tanto, Maya había aprovechado para analizar los datos de su enemigo:
Cid Raines
Nivel: ???
VIT: ???
Habilidades: ???
Afinidad: Tiera/Cristal.
Extra: Una poderosa fuerza ancestral impide revelar más datos a niñas cotillas.
Luego, usó su magia natural para crear una corriente de hojas que rodeó a Raines. Este se limitó a quedarse en el centro, a la espera de que se disipara, pero pendiente esta vez de Nikolai y Maya (al fin y al cabo, Light estaba retenido). Para entonces Raines ya había desenvainado una espada, aunque todavía no le había hecho falta utilizarla.
En ese momento, desde cada extremo, Daichi, Alaric y Ukki se encontraron en la estatua de Iwashi.
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Yo puedo ayudarla —dijo Daichi. Le faltaba el aliento, aunque apenas había corrido―.
Ella aún… está debajo, ¿entiendes? Debajo de todo esto. Se está ahogando. Una vez esté libre, hay que reanimarla. ¿Podrás?Daichi pondría las manos en los hombros de Iwashi y cerraría los ojos para concentrarse. Poco a poco, varias esquirlas de cristal se irían desprendiendo para revelar la piel que yacía por debajo.
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Vamos, mamá.Nikolai se había lanzado al ataque de Raines, después de que finalizara el torrente que apenas lo había molestado, quien le esperaba con la espada preparada. El chico se desplazó con su habilidad a la espalda del enemigo, esperando propinarle el golpe, pero Raines fue más rápido y lo bloqueó. Lo que no esperaba es que Maya también atacara. Además de alcanzarle por la espalda, el Aturdidor de ella le provocó su efecto secundario, que lo dejó incapacitado físicamente. Pero eso no impedía su uso de la magia.
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¡¡Basta!!Raines creó una barrera circular de cristal que lo envolvió, para luego impulsarla hacia el exterior, arrastrando a Nikolai y Maya para que se alejaran de él. Ahora sí que los miraba a todos con molestia, como si fueran un incordio. Alaric lanzó una piedra en su dirección, y aunque iba desviada, creó otro muro para bloquearla.
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Yo no tengo nada contra la Orden. Devolvedme la magicita y podréis seguir con vuestras tonterías.El suelo se cubrió mágicamente de cristal, haciéndolo más resbaladizo y, por suposición, más ventajoso para Raines, de quien había brotado. Este alzó la mano hacia Light, a la espera de que entrara en razón y le entregara la piedra.
No obstante, los aprendices no estaban de humor para aguantar avisos de un Villano Final. Light usó su Estilo para lanzarse contra él, y Raines solo pudo tratar de esquivar sus ataques y contratacarle con estalagmitas, que la Coraza divina rompía con facilidad. El plan de Nikolai se fue al traste con Raines incapacitado físicamente (Riposte ya no le serviría), pero eso no le impedía atacarlo si quería. En cuanto a Maya, podía probar su hechizo Morfeo en él, pero no serviría. Tenía también la opción de atacarlo para derribarlo por los tres frentes.
En cualquier caso, el combate sería muy desigual. Raines solo contaba con su magia contra tres contrincantes que lo avasallaban. Cuando Light descargó todo su poder en el ataque final de su Estilo, ya no hubo escapatoria para él. Después de propinarle los ataques circulares, Raines apenas podía tenerse en pie.
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¿No es irónico? Todo lo que yo quería… era un momento triunfal.Y se desplomó, inconsciente y moribundo.
Iwashi retornó a su estado original. Aún quedaban partes de su cuerpo recubiertas de cristal, como las piernas y los brazos, pues Daichi había despejado primero las zonas más importantes. Cayó al suelo, inconsciente. No respiraba. Daichi volvió a pedirle a Alaric que le reanimara mientras él terminaba con la restauración. En caso de que se negara, tendría que hacerlo Daichi mismo.
Había pasado el peligro, pero tenían que ponerse manos a la obra. En primer lugar, Raines se moría y sería decisión de los aprendices llevárselo capturado… o que su historia terminara allí. Daichi aseguró que le haría unos primeros auxilios que lo mantendrían con vida, de tal modo que pudieran llevarlo inconsciente a Tierra de Partida o Bastión Hueco. Si querían ellos, claro.
Por otro lado, Iwashi se repuso, aunque ella continuó inconsciente. Lo mejor era llevársela también.
Estaban en esa tesitura cuando Ariasu aterrizó de un salto. La caída fue perfectamente desastrosa, ya que resbaló con el cristal y se cayó de culo.
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¿¡Pero qué ha pasado aquí!?Malhumorada por la terrible entrada que había hecho, escuchó la historia. De su parte solo aportó que había averiguado la intención de la Reina de asesinar a Blancanieves por un motivo tan absurdo como que sentía envidia de su belleza. Y que la Reina seguía esperando su retorno.
Ante el panorama, se cruzó de brazos, pensativa, y declaró:
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Y ahora, arreglemos este estropicio.En esta parte os dividís para realizar varias tareas, según queráis ir a un lugar u otro:
- Llevar a Iwashi y a Raines a Tierra de Partida o Bastión Hueco (a elección del encargado).
- Buscar a Nicoxa y Blancanieves.
- Regresar al castillo de la Reina.
Casa misteriosa (más tarde)Blancanieves tenía razón: dejaron la casa como los chorros de loro. Les llevó un par de horas, todo gracias al tamaño mini de las cosas. La princesa, muy satisfecha consigo misma, se animó también a cocinar para Nicoxa, pese a que no era su casa.
Así fue como la puerta se abrió y entraron siete enanitos. Al principio se quedaron mudos de la confusión por ver allí a dos desconocidas. Luego, comenzaron a gritar cada uno una cosa sobre sus okupas:
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¡Cómo se puede tener tanto morro!—
¡Nos invaden!—
¿Esto estaba así cuando nos fuimos?—
¿Qué hacéis aquí?—
¡Mi polvo! ¡Ha desaparecido mi polvo!Los otros dos no dijeron nada. Uno se escondió detrás del que parecía el líder y el otro se sonrojó al ver a las dos muchachas.
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Lamentamos mucho haber entrado. Nos perdimos por el bosque porque un horrible monstruo nos perseguía —quiso excusarse Blancanieves―.
No queríamos molestaros. Disculpadnos, por favor.—
¡Mentirosas! ¡Ladronas! —les acusó el más gruñón.
—
¡Calmaos todos! Hablemos con tranquilidad. ¿Qué decía que había ocurrido, señorita?Blancanieves había comenzado a relatárselo cuando Daichi apareció por la puerta (junto con quien hubiera acudido, si es que alguien se había sumado a la búsqueda de Nicoxa).
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¡Ahí tienen otro cómplice!―
Perdonad por molestaros, estaba buscando a Blancanieves y a Nicoxa —se quedó mirando a los enanitos—.
¿Vosotros no sois los mineros…?—
Somos mineros.―
Esta tarde os ha visitado un grupo de personas a la mina, ¿verdad? —insistió Daichi. Los enanitos se miraron entre sí—.
Yo era… Yo soy el hijo de Iwashi, la mujer que os pidió una magicita. Ella ahora está ocupada y no ha podido venir, así que me ha mandado a mí.—
¿Ella tiene algo que ver con estas dos jovencitas? —preguntó el líder.
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Sí, verá, Blancanieves es la princesa de este reino. —Hubo miradas de asombro entre ellos―.
Pero ahora está en peligro porque la Reina ha ordenado su asesinato.—
Pues decía la verdad, ¿no?―
Iwashi quiere que la Reina piense que ha muerto, por eso ya no podrá volver. Pero no tiene ningún otro lugar donde quedarse. ¿Vosotros la acogeríais?Se levantó de nuevo el rumor de voces entre los enanitos, cada uno expresando su opinión a la vez, aunque no todos los tonos eran de disconformidad. Al fin y al cabo, a juzgar por sus caras, la Reina no era demasiado popular entre ellos. Blancanieves, atenta a la conversación, intervino:
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¿Me dejaréis quedarme? ¿Por favor?Los enanitos se tomaron unos minutos para pensárselo. Nicoxa o quien hubiera acudido podía intervenir para ayudar en la decisión.
Castillo de la ReinaAriasu les dividió en varias tareas. Daichi, y quien quisiera, se marcharon a buscar a Nicoxa y Blancanieves para solucionar el problema de la princesa. Por otro lado, alguien tenía que trasladar a los heridos a Tierra de Partida o Bastión Hueco, de lo cual Ariasu se encargaría con la ayuda que le ofrecieran.
Solo quedaba el asunto de la Reina. A la Maestra se le ocurrió un plan muy sencillo para engañarla: llevarle un corazón falso que hicieran pasar por el de Blancanieves. Tendrían que declarar que Humbert había muerto o le habían dado muerte. Ariasu les advirtió que tenían que hacer una buena actuación para que la Reina no sospechase nada. Que si creían que no podrían disimular, no fueran. Ah, y que aceptaran la recompensa, aunque ya no les sirviera de nada.
La Maestra se ausentó para ir a buscar el corazón y regresó con el cofre que les había entregado la Reina, de la zona floreada donde todo había comenzado. Dentro ya estaba el
trofeo, si tenían poco estómago lo mejor es que no lo abrieran. Respecto a los caballos, habían salido huyendo y Ariasu no se había molestado en ir a por ellos.
En cuanto a la magicita, a Ariasu le daba igual que se la entregara Light a Ronin o Ryota. Las relaciones eran lo bastante buenas como para que ninguno fuera a ocultar al otro su posesión de Bahamut.
Finalmente se separarían. Ariasu abrió dos Portales: uno hacia Tierra de Partida/Bastión Hueco y otro hacia el castillo de la Reina. Ella traspasaría el primero y quedaría a decisión de los portadores a cuál dirigirse.
En el castillo, los guardias les recibirían (a los voluntarios) y les conducirían hasta la Reina, que les esperaba en su trono. Lo único que tenían que hacer era entregarle el cofre, obtener su botín y asegurarse de que cumplían adecuadamente con su papel. La vida de Blancanieves dependía de ello.
Fecha límite: 13 de marzo.
He dejado poco tiempo, por lo que postear será optativo. Este día cerraré la Trama por la noche, no contéis con que tenéis hasta el día siguiente.