El pasillo oscuro se abría ante el joven Gray. El cual avanzaba a tientas por aquella tiniebla grisasea, llevado por un extraño sentimiento en su pecho, el cual se hacía cada vez mas y mas notorio. Parecía que le quería advertir del peligro que podía ocasionarle aquella extraña búsqueda, ¿Qué pretendía encontrar? Probablemente lo único que encontrara fueran unos cuantos sincorazón, los cuales lo rodearían y lo harían pedazo. Como un cuchillo al pan.
Pero era raro. Recordaba aquel sentimiento como algo que había sentido en otra ocasión, como si supiera que hubiera peligro pero aún así no pudiera evitar acercarse. Su cuerpo se detuvo, debido al cansancio de la carrera, la cual parecía que no tenía fin porque aún podía ver como el pasillo seguía adelante sin tener un fin determinado, como sino existiera una luz al final del tunel. Tras varios minutos de caminata insistente llegó.
Ante él apareció un extraño solar. No había arena, ni polvo, ni nada. Solamente el asfalto duro y negro y los edificios que rodeaban el lugar. Una luz artificial iluminaba el lugar con una luz blanca, mostrando una gran sombra, la perteneciente al joven aprendiz de la llave espada, él mismo que no pudo hacer otra cosa que colocar la mano izquierda encima de los ojos para intentar observar a su alrededor, cosa realmente difícil.
No pudo evitar colocar una cara de sorpresa ante lo que tenía frente a si. Una especie de tigre gigante de color negro con ojos amarillos, se encontraba tumbado al otro lado del solar. Observaba a Gray con un solo ojo, mientras soplaba por su nariz, como si aquel encuentro le diera exactamente igual. A su espalda había alguien sentado con las piernas cruzadas, mientras un hilillo de humo ascendía hacia el cielo, probablemente fumaba.
—
Ho ho ho, mira a quien tenemos aquí, una visita.— Dijo el fumador de la extraña capa, mientras dejaba soltar un circulo de humo lo suficientemente grande para traspasa el tamaño de Gray.
Aquella voz le sonaba, no decía palabra porque se encontraba en una especie de dilema. ¿Qué era lo que le impedía hablar? ¿Era aquel sentimiento que se había alojado en su pecho? La figura masculina se bajó de encima del extraño animal. Se podía adivinar una extraña sonrisa debajo de la capucha, la cual impedía toda visión del rostro, imposbilitando su análisis por parte de Gray.
—
¿Qué pasa? ¿Te ha mordido la lengua un tigre o qué?— Volvió a preguntar. No era normal no hablar en él, y justo en aquel momento aquel sentimiento se fue.
—
¿Quien eres? ¿Un sincorazón?— Preguntaría justo al recobrar su voz, aunque sabía que la pregunta era cuanto menos tonta.
La risotada no se hizo esperar, y en un momento la extraña figura explotaba en carcajadas, parecía que la pregunta le hacía especial gracia. En cambio Gray tenía cosas mas importantes de las que preocuparse, como por ejemplo aquel extraño tigre, el cual seguía observando a Gray desde la distancia, aunque le ponía nervioso todo aquello.
—
¿Un sincorazón? ¿Has visto alguna vez a uno? Aquel de atrás en un sincorazón por ejemplo, no saques tu llave espada o se pondrá nervioso.— Fue un comentario rápido y corto, pero no por ello tenía menos información.
—
¿Llave espada? ¿Qué es eso?— Intentaría esconder la verdad, pero era un poco tonto.
—
A ver chaval, a mi no me puedes engañar, ya se quien eres y que tienes una llave espada, además también se como has llegado hasta aquí. Bonita moto.— Parecía divertirse con la conversación.
—
¿Y qué ocurre con que maneje la llave espada? ¿Cómo conoces la existencia de la misma? ¿Y cómo es que ese tigre no nos ataca?— Eran varias preguntas sí, pero no por ello menos molesto.
—
Demasiadas preguntas. Simplemente conozco la existencia de la misma y me han informado sobre ti. Ese tigre no nos atacará porque está bajo mi control, ventajas de la oscuridad, ya sabes.— Y allí fue la primera cosa interesante.
¿Oscuridad? ¿Se podía controlar la misma? No entendía lo que quería decir. ¿Tan fuerte se volvía alguien que podía meter miedo a sus enemigos con una simple mirada y controlar a un sincorazón de tal tamaño? No sabía como podía ser, pero estaba claro que se encontraba en un aprieto, desde el principio no debería haber ido allí.
—
¿Por qué no salís a recibir a nuestro visitante chicos? Estoy seguro de que tiene curiosidad por saber quienes somos.— ¿Mas aún? Imposible.
En el solar comenzaron a aparecer varios portales oscuros, los cuales fueron atravesados por varias personas, igualmente vestidas como el primero. Uno de ellos dio una risotada nada mas llegar y ver al joven Gray, esa voz si la conocía, era de la misma persona que había encontrado en tierra de partida, el mismo que comentó algo sobre Allen.
—
Niño, ¿has venido a unirte a nosotros con tu hermanito?— Preguntaría el mismo.
—
¿Allen? ¿Donde está?— Preguntaría nada mas escuchara la pregunta, intentando adivinar entre las seis personas que había allí cual sería su hermano.
El hombre señaló hacia el cielo, donde la luz se formaba. En lo alto del edificio se encontraba alguien sentado de manera tranquila. Recordaba perfectamente como se colocaba en los sitios como aquel, estaba claro que era él. No dudó un momento en sacar su llave espada y lanzarla al aire, para convertirla en el vehículo y avanzar hacia arriba, sin ser detenido en principio por nadie.
Una vez llegó a su altura lo obserbó a los ojos, no habían perdido su brillo incluso después de tanto tiempo. No tenía ganas de decir ninguna palabra, y parecía que Allen tampoco iba a decir mucho mas. Era el único que llevaba la capucha quitada, mirando directamente a los ojos de Gray, los cuales arrojaban con rabia ondas de confusión contra él.
—
Hola.—
Hola.Secos, como siempre.
—
Te fuiste sin avisar, alguien me ha mandado a buscarte y llevarte de vuelta.— Le informó, aunque sabía que ahora mismo no podría llevarlo a ningún sitio.
—
No pienso volver, y sabes que no puedes llevarme contigo, eres demasiado débil aún.— Era la realidad, pura y dura realidad.
—
La oscuridad eh, yo seré débil, pero tú eres un cobarde.— Sabía que aquello podía significar el fin de la conversación, pero le daba igual.
No hizo falta que Allen contestara. De su mano derecha apareció una llave espada, y era una realmente extraña, ya que parecía la cadena del reino, solo que los colores de la misma estaban intercambiados, la hoja era dorada y la guardia plateada. ¿Tendría algún significado especial aquel llavero? No pudo pensar mucho mas, porque con una agilidad inverosimil, Allen saltó de su lugar para golpear a Gray, el cual convocó su llave espada, desapareciendo el vehículo y extrañamente permaneciendo en el aire, quien sabría porque. Ambas hojas chocaron, pero fue el mayor de los dos el que dio el primer golpe, enviando a volar por los cielos al joven del pelo azul.
El golpe fue cuanto menos doloroso. Nunca antes había sentido tal poder en una persona, esa fuerza bruta que lo había llevado a llegar a practicamente al rascacielos en el cual habían quedado. De nuevo invocó su vehículo para intentar perseguir a su hermano, pero tras ir por el camino por el cual había llegado, se encontró con que el solar no estaba ya, era como si nunca hubiera existido, pero aquel daño en su cuerpo era de verdad.
Afligido volvió al rascacielos, pronto probablemente sería hora de volver. Él unico que se encontraba en el tejado una vez llegó fue el joven Saxor, el cual no estaba acompañado de Ragun, al cual había visto irse del lugar en su propio vehículo. ¿Qué habría pasado? ¿Se habrían enfadado entre ellos y por ello habrían abandonado su misión? Miró al único compañero que le quedaba mientras obviamente le señalaba el cielo con una de las manos.
—
¿Volvemos de una vez? Creo que será lo mejor, este mundo es extraño.— Diría justo antes de esperar a que su compañero se preparara para ir de nuevo a Tierra de partida, donde ya le podría dar explicaciones de porque se iría del lugar Ragun.