[Villa Crepúsculo] ¿Qué es un "hogar"?

[Sombra]

Particpantes:

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Nadhia
Ragun

Cronología:

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Nadhia: Como caída del cielo>Bienvenidos a mi cocina>Ven conmigo> Este encuentro.
Ragun: Copa Phil> Como caída del cielo>Este encuentro

Los maestros y aprendices de Tierra de Partida podían estar muy orgullosos de muchas de las cosas que el castillo poseía, sin embargo había una en concreto que destacaba sobre casi todas: se trataba de la biblioteca.

Aquel lugar era a menudo frecuentado por los aprendices puesto que allí se podía extender los conocimientos sobre los demás mundos o sobre cualquier otra cosa que se les antojara. Había muchas cosas, sin duda que resultaban interesantes en aquel lugar.

Y yo, lo sabía. Gracias a aquella biblioteca había aprendido muchas cosas, las habilidades no solían aprenderse de los maestros, si no que ellos nos dejaban aprenderlas buscando aquellas más acordes a nuestra forma de luchar. Aquella libertad era algo de lo que gozábamos y eso me agradaba.

Desde hacía unos días, había buscado unos libros en particular. El primero que buscaba era uno que me ayudase a traducir los Libros Codificados que había recogido en Mundo Inexistente, el otro que buscaba era uno que hablara sobre las llaves espadas.

Por desgracia, el primero de los dos no lo encontré en ningún sitio, en cambio el segundo... Estaba en una sección bastante escondida y era un libro viejo con las tapas muy desgastadas, pero todavía se apreciaba en su lomo su título "Llaves Espadas Legendarias".

Aquel nombre atrajo toda mi atención. Cogí el libro con ambas manos, con extremo cuidado y miré su tapa de color marrón, tenía un gravado con el símbolo de una llave espada. Abrí con delicadeza el libro. Estaba escrito a mano y tenía ilustraciones de lo que imaginé que serían las conocidas como "Llaves espadas Legendarias".

Empecé a pasar las páginas mientras caminaba por los pasillos en dirección a las mesas que estaban no muy lejos de allí. Me detuve cuando reconocí una que semejaba Cadena Del Reino, aunque esta se llamaba igual con una "D" añadida. Tenía escritas sus características más llamativas y su historia. Me senté en la silla que estaba frente a la mesa y continué pasando las hojas tan solo mirando las ilustraciones, si lo que Ronin había dicho sobre mi llave espada era verdad tenía que estar en ese libro.

Y entre las hojas la vi. Sin duda era idéntica a la mía, además se llamaba igual "Llave Espada Oscura".

Sobre su historia ponía que poco se sabía, salvo que aparecía solamente ante aquellos conocidos como "Caballeros Renegados", Caballeros de la llave espada que sucumbieron a las fuerzas del mal. Según sus inicios, fue forjada al unir los corazones de las princesas siete princesas de la luz en uno y era capaz de mostrar la verdadera oscuridad de una persona.

Me quedé embobado mirando aquello ¿En serio era así como naciera aquella arma? ¿Tenía una habilidad y una historia tan cruel?

¿Quién se supone que yo era realmente para poseer esa arma?

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Edit por...Bueno, simplemente abrid el spoiler que tiene Espe en su próximo post xD

[EspeYuna]

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Pariticpantes

XD
Nah, me río yo sola por tonterías~

Habían pasado varios días desde que conocí al joven Zait. Todavía no podía asimilar lo que aconteció en el Bosque de los 100 Acres, puesto que todo fue por mi culpa. Si yo no le hubiese dado el broche... ¿y si a Ragun le hubiese pasado lo mismo? ¿O a Akio? ¿A Lyn? Incluso temí por Mogara, mi pequeñita amiga, cuando lo sostuvo entre sus manitas. Pero al único que pareció afectarle fue a Zait... ¿por qué?

Durante aquella semana intenté centrarme en mis ejercicios personales, ya que el Maestro Akio seguía sin convocarme a sus entrenamientos, aunque bueno, ya estaba del todo acostumbrada. También estuve practicando mis saltos, y me sentía orgullosa de mis logros, puesto que ahora poseía mayor elasticidad y podía subir a ramas más altas de los árboles que se encontraban en los jardines. Sin embargo, a pesar de querer aprender magia, de mi Llave-Espada no salían apenas unas cenizas, al invocar el hechizo Piro. No podía pensar en otra cosa que no fuese el origen del misterioso corazón de plata.

Mogara dijo que podría ser un objeto de invocación. Investigué sobre ellos en la biblioteca de Tierra de Partida, pero todos se asemejaban a la luz. Y los seres con los que me había encontrado tras el broche no eran, ni mucho menos, eso. Eran oscuridad. Criaturas horrendas, que te helaban la sangre. Incluso hubo algunas noches en las que no pude dormir bien, con la luz de la mesilla encendida y la ventana abierta de par en par, intentando que las estrellas iluminasen mi habitación lo máximo posible, para evitar sombras traicioneras. Me sentía estúpida, como una niña pequeña temiendo por el hombre del saco. Pero por otra parte, la luz ahora me aportaba seguridad. Sobretodo cuando ahora conocía el verdadero concepto de luz y oscuridad.

Aquella tarde, estaba tan distraída en los entrenamientos que decidí darme un descanso. Me dirigí hacia la biblioteca, pensando en que podría encontrar información sobre mi broche. Había revisado la sección de Magia y de Invocación, pero algo que sabía muy bien es que puedes encontrar pistas nuevas donde menos te lo esperas.

Entré en silencio en aquel bello lugar, lleno de libros y vidrieras de colores que iluminaban el suelo de mármol.

"¡Oh", exclamé para mis adentros, cuando reconocí un rostro (o más bien una capa) familiar. No me esperaba encontrarlo allí. Estaba en una mesa, embobado con un libro. ¿Y esa expresión? Parecía bastante absorto por lo que estaba descubriendo en él.

Di unos pasos hacia delante y le saludé entre susurros, esperando que el Moguri de la biblioteca no me riñese de nuevo como la vez anterior: no quería ganarme enemigos, y menos una criatura como aquella.

—Hola, Ragun —fui de frente, acordándome que la última vez que le saludé de espaldas, sus reflejos actuaron por sí solos y su Llave-Espada estuvo a la altura de mis ojos—. ¿Qué tal todo? —entonces vi la ilustración del libro. Era su Llave-Espada... ¿Oscura? — ¿Qué estás leyendo? ¿"Legendarias"? —pude leer en una de las esquinas de sus páginas.

Tras que Ragun me contestase o no, la puerta de la biblioteca se abrió. Una criatura pomposa voló hacia nosotros y me dejó una carta en las manos.

—¡Buenas tardes, Mogara! ¿Qué...qué es esto?

—¡Algo que te va a gustar, kupó! ¡Ábrela y lee, kupó! —la pequeña Moguri se percató entonces de la presencia de Ragun —¡Ah, hola Ragun, kupó! ¿Qué tal estás, kupó?

—¡Mogara, esto es...! —no podía creerme el mensaje que traía aquella carta. Me encontraba con la boca abierta.

—¡Sabía que te alegrarías, kupó! ¡Por eso pedí permiso para traértela yo, kupó! —empezó a reír. Mogara sentía cierto cariño hacia mí, al igual que yo por ella. No me extrañaba que le hiciese ilusión darme la noticia—. ¡Ya tienes el permiso para viajar entre mundos, kupó!

[Sombra]

¿Cual era mi identidad? ¿Por qué era yo el portador de aquel arma que supuestamente solo poseían los Caballeros de la Llave espada que se desviaban de su camino?

Mientras pensaba todo aquello una persona, que no reconocí al momento apareció frente a mí. La inspeccioné desde abajo, por lo que al llegar a su rostro logré identificarla.

—Hola, Ragun —saludó sonriente—. ¿Qué tal todo? —Nadhia empezó a mirar el libro con interés tratando de descubrir que era lo que hacía que me absorviera en la lectura— ¿Qué estás leyendo? ¿"Legendarias"?

—Hola, todo bien —devolví el saludo dejando el libro sobre la mesa—. Llaves Espadas Legendarias —corregí a la joven para darle el nombre del libro que estaba leyendo en aquel momento.

Y entonces, antes de que Nadhia pudiese decir nada las puertas se abrieron de par en par y una moguri que reconocí por su forma de volar se acercó a la aprendiza. Pude ver que Mogara llevaba un sobre que pude reconocer.

—¡Buenas tardes, Mogara! ¿Qué...qué es esto?

—¡Algo que te va a gustar, kupó! ¡Ábrela y lee, kupó! — Mogara se dio cuenta de mi presencia y decidió saludarme con bastante energía—¡Ah, hola Ragun, kupó! ¿Qué tal estás, kupó?

—Ah, bien. Por aquí, informandome un poco sobre las llaves espadas.

—¡Mogara, esto es...! —se sorprendió mientras sacaba el contenido de la carta. Sí, sin duda era la misma que yo había recibido en su momento: el permiso para salir de Tierra de Partida.

—¡Sabía que te alegrarías, kupó! ¡Por eso pedí permiso para traértela yo, kupó! —rió—. ¡Ya tienes el permiso para viajar entre mundos, kupó!

—Enhorabuena —felicité mientras sonreía, aunque no se pudiese apreciar—. Deberías aprovechar y visitar otros mundos.

[EspeYuna]

—Enhorabuena —dijo Ragun, felicitándome por ello—. Deberías aprovechar y visitar otros mundos.

Sí, ya no tendría que estar todos los días esperando a que Akio me entrenase. Podría ir yo misma a explorar mundos, a vivir aventuras. Pero me quedé mirando el papel, pensativa. Tenía que hacer algo antes.

—¿Qué ocurre, kupó? —preguntó Mogara.

—Ah, es sólo que... antes que nada, debería visitar a mi familia y al viejo Sendh a Villa Crepúsculo—empecé a contar en mi mente los días que llevaba en Tierra de Partida—. Mmm... sólo una semana y poco más, pero mi madre debe estar desquiciada. Querrán tener noticias de mí.

Guardé el permiso en el bolsillo derecho de mis pantalones bombacho. Y otra preocupación se me pasó por la cabeza.

—También debería planear una buena coartada. Se supone que estoy estudiando literatura en una academia lejana—comencé a reír, graciosa de la idea que se me ocurrió soltar en mi carta de despedida—. La Llave-Espada no existe para mis padres, ni para el viejo gruñón.

No quería preocupar a mis padres. Si lo llegaban a estar, yo me sentiría culpable. No podía soltarles de buenas a primeras que mi misión en la vida sería luchar contra hordas de monstruos en "mundos" lejanos. Era una mentira, sí, pero piadosa.

Entonces Mogara empezó a revolotear encima de Ragun, hasta posarse en su cabeza.

—¡Ragun, ve con Nadhia, kupó, kupó, kupó!

—¿¡Mogara!? ¿A qué viene eso? Ragun está ocupado ahora —miré a Ragun. Lo había interrumpido tras su envolvente lectura y ahora Mogara lo obligaba a venir conmigo. Oí un pequeño "Ssshh" procedente del otro lado de la Biblioteca. Me callé esperando la respuesta de Mogara.

—¡Pero me da miedo que te vuelvas a caer de tu Glider, kupó! —tragué saliva. No me acordaba de ese pequeño detalle—. Hasta que no sepamos lo que hay dentro de ese broche de plata y hablemos con el Maestro Akio, kupó, será mejor que vayas siempre acompañada a los mundos, kupó.

—Pero, Mogara, yo...

[Sombra]

—¿Qué ocurre, kupó? —preguntó súbitamente la moguri al ver que Nadhia estaba callada pensativa, absorta en a saber qué.

—Ah, es sólo que... antes que nada, debería visitar a mi familia y al viejo Sendh a Villa Crepúsculo—comenzó a explicar sin quitar su rostro pensativo ni un momento—. Mmm... sólo una semana y poco más, pero mi madre debe estar desquiciada. Querrán tener noticias de mí.

—¿Qué es una "Madre"? ¿Se puede comer? —pregunté ignorante, aunque mi duda no fue contestada.

—También debería planear una buena coartada. Se supone que estoy estudiando literatura en una academia lejana—comenzó a reirse, no entendí el motivo de su risa, pero no dije nada—. La Llave-Espada no existe para mis padres, ni para el viejo gruñón.

"Padres"... aquella palabra tampoco estaba en mi "diccionario". ¿Tantas cosas desconocía? ¿Tan idiota era que no sabía lo que significaba aquello? Apreté mi puño con rabia.

Entonces sentí una presión sobre mi cabeza.

—¡Ragun, ve con Nadhia, kupó, kupó, kupó!

—¿Yo?

—¿¡Mogara!? ¿A qué viene eso? Ragun está ocupado ahora —exclamó Nadhia. Era cierto, no podía ir con ella, tenía que descubrir sobre el origen de la Llave Espada Oscura, seguramente estaba de algún modo ligada a mi pasado. De algún punto de la biblioteca alguien mandó callar, aunque Mogara no obedeció.

—¡Pero me da miedo que te vuelvas a caer de tu Glider, kupó! —los ojos de la aprendiz cambiaron recordando su accidentada llegada—. Hasta que no sepamos lo que hay dentro de ese broche de plata y hablemos con el Maestro Akio, kupó, será mejor que vayas siempre acompañada a los mundos, kupó.

Mogara tenía razón, no podiamos arriesgarnos a que la chica volviese a caer. En otros mundos que se salvara no sería posible, seguramente. Necesitaba a alguien que fuese con ella.

—Pero, Mogara, yo...

—Iré —interrumpí decidido. Cerré el viejo libro y lo coloqué en la estantería en la que lo había encontrado.

[EspeYuna]

—Iré —me interrumpió Ragun, mientras cerraba el libro y volvía a dejarlo en su lugar.

—¡Pero...!

—¡Ve con él, kupó! —y Mogara se acercó a mi hombro, susurrándome al oído— Él necesita distraerse, kupó. Estoy algo preocupada por él, kupó. ¿No le has oído, kupó? No sabe lo que significa "Madre", kupó. Y parecía molesto por ignorarlo, kupó.

Mogara se apartó de mí. La miré y observé a Ragun colocar el libro en la estantería.

—¿Ni siquiera recuerda a su madre? —dije en voz baja, triste por la conclusión. No acordarse ni siquiera de su familia, e incluso ignorar el significado de ésta, sería aún más doloroso para él—. De... de acuerdo. Entonces nos vamos. Gracias por darme el permiso Mogara.

Mogara se despidió de mí dándome un beso en la mejilla con su nariz. Tras eso, abrí la puerta de la biblioteca hacia los pasillos, esperando a que Ragun me siguiese. No era necesario pararse en mi habitación, pero respeté que Ragun quisiese o no pasar antes por la suya.

Cuando llegué a los jardines —una zona bastante alejada de los entrenamientos. Si me caía de nuevo en pleno vuelo, no quería que nadie de allí lo presenciase—, apreté el brazalete que descansaba en mi brazo, a la altura del pecho, y me vi envuelta en una luz rubí. Mi armadura resurgió. Me quité el casco, y observé por debajo de ésta el corazón de plata.

—Espero que hoy no me des problemas.

Lancé mi Llave-Espada al cielo, con algo más de seguridad que la primera vez. Volvió hacia mí convertida en mi Glider, mi tabla de Windsurf. Me subí a ella y deseé que apareciesen sus hermosas velas. Aquellos colores anaranjados y rojizos me inspiraban nostalgia.

A pesar de querer visitar nuevos mundos, sabía que lo correcto era volver primero a Villa Crepúsculo. Para ver a papá, a mamá, a Dan... y al viejo Sendh.

Me volví hacia Ragun mientras me colocaba el casco, sonriendo.

—¡Vamos! —y despegué, dejando atrás Tierra de Partida.

Había estado estudiando al menos las rutas más cortas entre Tierra de Partida y otros mundos, en los llamados mapas estelares. Y resultaba que Villa Crepúsculo estaba cercana. Mientras disfrutaba surfeando con mi Glider, quizás salpicando a Ragun entre estrellas y constelaciones. "Espero no perderme", pensé.

Pero no fue así. Cuando estuvimos lo suficientemente cerca sentí de nuevo aquella presión que me invadió al llegar al hogar de los Maestros y Aprendices. Y un sol cegador atravesó mi casco.

Sí. Hogar, dulce hogar.

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Off-R: Estoy cansada de "Lazy Afternoons" xDD

Aterricé cerca de las traseras de la estación. Tenía que ser precavida y llevar mi coartada en condiciones.

[Sombra]

—¡Pero...! —se quejó en un primer momento.

—¡Ve con él, kupó! —ordenó Mogara, después se acercó a ella y le dijo algo al oído que no llegué a escuchar.

—De... de acuerdo. Entonces nos vamos. Gracias por darme el permiso Mogara —aceptó finalmente ir juntos. La pequeña moguri dio con su nariz un suave golpe en su cara y se marchó. Nadhia abrió la puerta que llevaba a los pasillos y nos dirigimos a los jardines. Caminamos un buen rato hasta la cima de una alejada colina donde casi nunca iba nadie. Me pregunté por qué saldríamos desde tan lejos.

—Espero que hoy no me des problemas.

—¿Yo dar problemas? —dudé ¿De verdad era tan malo que la acompañase?

Nadhis fue la primera en lanzar su llave espada, la imité haciendo que mi Glider, una tabla de Wind Surf cuyos colores oscuros me recordaban a Mundo Inexistente apareció. Me di cuenta en que la forma del vehículo de la aprendiza era la misma, pero con colores rojizos y anaranjados. Me puse mi armadura blanca y negra pulsando en la pieza metática de mi hombro envolviendome una cegadora luz oscura.

—¡Vamos! —animó la chica montandose en la tabla y subiendo verticalmente hacia el cielo.

Seguí a la chica por el pasillo de luz que llevaba a su mundo. Pensandolo bien, no sabía nada sobre su mundo de origen ¿Cómo se llamaba?

Una cegadora luz apareció al final del pasillo cegándome durante unos instantes.

Un cielo crepuescular fue lo primero que pude ver cuando recuperé la vista, había un montón de edificios construídos en una montaña y coronando la ciudad había una alta torre que los rascacielos de Mundo Inexistente no tenían nada que envidiar, de sus lados salían una especie de puentes por los que unos extraños aparatos se movían sobre unos raíles, o eso parecía.

Aterrizamos en la parte trasera de aquel edificio.

—Me recuerda a Mundo Inexistente —dejé salir un comentario. Me deshice de la armadura quedando con mis prendas habituales. En Mundo inexistente podría ser casi invisible gracias a los edificios oscuros y a la poca cantidad lumínica pero allí era bastante llamativo.

[EspeYuna]

—Me recuerda a Mundo Inexistente —mencionó Ragun, mientras yo hacía desaparecer mi Glider y mi armadura.

—¿Mundo Inexistente? ¿Es el nombre de tu mundo? —pregunté, curiosa por el extraño nombre. ¿Cómo sería?

Los sonidos de un tren aproximándose me alegraron. Tendría una coartada perfecta. Agarré la mano de Ragun y entramos por unos estrechos pasillos hasta dar con los interiores de la estación. Me escondí con él tras uno de los vagones, esperando al siguiente tren. Sólo tendríamos que entrar por uno de los lados y salir por el visible.

—¡Oh! ¡Perdona! —solté su mano, sonrojada—. Es que, verás... como te dije antes, mi padre y mi madre no saben nada sobre Tierra de Partida. No quiero preocuparles y lo mejor es que no les cuente la verdad. Siento meterte en esto, yo no quería, pero Mogara...

Entonces me acordé de sus palabras. Ragun no sabía lo que significaba madre, y mucho menos sabría lo que significada padre.

—Ragun, ¿no recuerdas a tus padres? —me apoyé sobre el vagón, y con o sin respuesta de Ragun, procedí—. Padre y madre... son las dos personas que te han dado la vida. Son las personas que te cuidan desde que eres un bebé. A veces te regañan, otras te abrazan con ternura. Te enseñan lo que está bien y lo que está mal. Son, sin duda, las personas que más te quieren en el mundo.

Hubo un silencio bastante incómodo.

—P...perdona Ragun... yo...

Entonces empezó a sonar por megafonía que el tren llegaría en breves segundos.

—¡Sígueme, Ragun!

Tras atravesar las puertas del tren, tanto por la izquierda como por la derecha, un montón de gente esperaba a recibir a sus familiares y amigos.

—¡Lo conseguimos! Ahora sólo tenemos que esperar un poco y...

—¿¡Nadhia!? —me quedé de piedra al oír aquella voz tan familiar. Aunque me sentí estúpida. ¿Cómo no iba a encontrarme a mi padre allí, si precisamente su trabajo consistía en vender los tickets de la estación? —¡Hija mía!

Y corrió hacia mí y me abrazó. No recordaba un abrazo tan brusco por parte de él. Le correspondí, complacida del recibimiento.

—Papá, siento lo de la carta, pero yo...

—Tranquila, sé que lo hiciste por mamá. Es cierto, jamás te hubiese dejado marchar. Yo la tranquilicé como buenamente pude. Será mejor que vayamos a verla cuanto antes. Desea verte con muchas ganas. ¡Y Dan quiere sus platines! —añadió mi padre entre risas. Sonreí —. ¡Oh! —mi padre se dio cuenta de la presencia de una persona a pocos metros nuestros —. ¿Es amigo tuyo?

—¡Ah! ¡Sí, ha venido conmigo! Se llama Ragun, y estudia conmigo —realmente estaba "estudiando", y sí, con Ragun. Pero no era precisamente "literatura"—. Ragun, éste es mi padre. Trabaja aquí en la estación de Villa Crepúsculo.

Mi padre alzó la mano para estrecharla con la de Ragun.

—¡Un placer conocerte, muchacho! ¿Estaréis cuidando bien de mi pequeña, cierto?

[Sombra]

—¿Mundo Inexistente? ¿Es el nombre de tu mundo? —preguntó con una mirada curiosa.

—No sé si es mi mundo original pero... Sí, supongo que podría decirse que es mi mundo —acabé diciendo pensativo.

Un extraño e irreconocible ruído para mí empezó a hacerse notar en aquel lugar. Repentimente Nadhia cogió mi mano y comenzó a arrastrarme por unos estrechos pasillos hasta entrar al interior de un lugar bastante amplio en el que había una especie de maquinaria que se movía por una especie de vías de metal. Nos situamos tras una de aquellas máquinas.

—¡Oh! ¡Perdona! —exclamó como asustad soltando mi mano de golpe—. Es que, verás... como te dije antes, mi padre y mi madre no saben nada sobre Tierra de Partida. No quiero preocuparles y lo mejor es que no les cuente la verdad. Siento meterte en esto, yo no quería, pero Mogara...

—Da igual.

—Ragun, ¿no recuerdas a tus padres? Padre y madre... son las dos personas que te han dado la vida. Son las personas que te cuidan desde que eres un bebé. A veces te regañan, otras te abrazan con ternura. Te enseñan lo que está bien y lo que está mal. Son, sin duda, las personas que más te quieren en el mundo.

Me mantuve en silencio procesando aquella información ¿Entonces eso era lo que llamaban "familia"? Había escuchado de Kazuki algo sobre "familiares" que tenían que ser de "sangre", lo que había entendido como intercambiarse la sangre o algo así. Pensandolo bien, nunca había pensado en que yo hubiese nacido de alguien.

—P...perdona Ragun... yo...

—No recuerdo absolutamente nada sobre ellos, si es que los tengo —contesté serio. No merecía la pena ponerse triste por algo que no recordaba, ¿cierto?

Una voz que sonaba muy fuerte retumbó en mis oídos, miré sorprendido los alrededores en busca de la fuente de aquella voz. Había una especie de "conos" blancos que parecían ser los que emitían aquella voz. Aquel mundo tenía cosas muy extrañas, sin duda.

—¡Sígueme, Ragun!

Corrí tras Nadhia y atravesamos la puerta de una de aquellos aparatos y salimos por el otro lado mezclandonos entre los recién llegados.

—¡Lo conseguimos! Ahora sólo tenemos que esperar un poco y...

—¿¡Nadhia!? —llamó alguien detrás de la aprendiza. A Nadhia pareció darle un soponcio al reconocer aquel tono de voz —¡Hija mía!

El hombre que la había llamado corrió hacia ella y la puso entre sus brazos con bastante energía, la chica respondió al gesto rodeándolo también de la misma forma. Me quedé en silencio viendo la escena, mi pecho se comprimió como si hubiese visto una escena similar alguna vez hacía mucho, mucho tiempo.

—Papá, siento lo de la carta, pero yo...

—Tranquila, sé que lo hiciste por mamá. Es cierto, jamás te hubiese dejado marchar. Yo la tranquilicé como buenamente pude. Será mejor que vayamos a verla cuanto antes. Desea verte con muchas ganas. ¡Y Dan quiere sus platines! —el hombre soltó a Nadhia y se me quedó mirando—. ¡Oh! ¿Es amigo tuyo?

—¡Ah! ¡Sí, ha venido conmigo! Se llama Ragun, y estudia conmigo —me presentó a aquella persona que parecía ser su ¿Madre?—. Ragun, éste es mi padre. Trabaja aquí en la estación de Villa Crepúsculo.

Casi me reí al ver el fallo que acababa de cometer. Confundir Padre de Madre... Vaya despiste. Antes de que me diese cuenta el hombre me agarró de la mano y empezó a moverla de arriba para bajo con fuerza. Seguí la corriente haciendo lo mismo, pese a que no sabía si era correcto hacer aquello.

—¡Un placer conocerte, muchacho! ¿Estaréis cuidando bien de mi pequeña, cierto?

—Ah, bueno... Cuando llegó casi se... —"mata", estuve apunto de decir por un momento—. Pierde —me apresuré a corregir un segundo antes de meter la pata por completo. Sonreí ligeramente, aunque como de costumbre no se notó tras la capa.

[EspeYuna]

Ragun siguió el apretón de mi padre, aunque parecía confuso por el gesto. "Quizás no lo conoce... o no lo recuerda", pensé.

—Ah, bueno... Cuando llegó casi se... —por un momento mi corazón se paró—. Pierde —corrigió Ragun. Daba gracias de que se acordase de mis palabras antes de encontrarme con mi padre. Suspiré aliviada y le sonreí.

—¡Bueno, eso es algo propio de ella, no me sorprende! ¡De pequeña se perdió por el bosque y por los callejones! —roja como un tomate pegué a mi padre en el hombro, pidiéndole que dejase de decir cosas sobre mí —¿Qué? ¡Era adorable! ¡No podías estarte quieta ni un sólo momento! En fin... ¡Todo amigo de Nadhia es bien recibido en nuestra casa! —tras darle el apretón de manos le dio unas palmadas en el hombro a Ragun, de hombre a hombre —. ¿No tenéis hambre? ¡Ya casi es la hora de comer y seguro que mi mujer ha hecho una suculenta comida!

La comida de mi madre. Esbocé la mejor de mis sonrisas. Aunque la comida de Tierra de Partida podía competir con ella, no tenía ni punto de comparación la nostalgia que sentía hacia el cariño esmerado de mamá.

—¡Claro que sí!

Esperando a que Ragun nos siguiese, salimos por la entrada principal de la estación. La plaza a esas horas estaba vacía. La que sí estaría llena sería la del mercado. Bueno, ya me había preparado para mi llegada. Cuchicheos, rumores... ¿qué más daba? Pero... quizás no estaría preparada.

El crepúsculo seguía siendo igual de rojizo y cegador. Pero algo dentro de mí había cambiado al contemplarlo. ¿Tanto había echado de menos mi hogar?

—Por cierto, Dan hoy estaba con sus amigos... ¿por qué no le enseñas un poco la ciudad a Ragun y lo buscas? —propuso mi padre.

"¡Maldición!, grité en mi fuero interno. No quería pasearme sola por las calles del mercado. Habría demasiada gente. Pero por otra parte, tenía muchas ganas de ver a Dan.

—V...vale —dije, y le hice una seña a Ragun para que me siguiese, bajando desde los altos de la estación —¡Nos vemos!

Conforme bajaba, algunas mujeres que compraban en las tiendas se me quedaban mirando. Sí, vecinas amigas de mi madre. Aunque ninguna se dignó a saludarme. La presencia de Ragun parecía dificultar la situación. Me di cuenta de que lo miraban de forma extraña.

—Perdona, Ragun, si te miran así —me disculpé por ellas, aunque no lo merecían. A saber qué habrían dicho de mí cuando me escapé—. Aquí los cotilleos y rumores son muy comunes. Y tus ropas son diferentes a las de mi mundo...

Pero la forma en la que lo observaban me tenía nerviosa. Evadían la mirada, pero con miedo. ¿Qué demonios pasaba?

Entonces un grito muy familiar provino de un rincón de la calle. Vi una gran pelota azul volar hacia el cielo.

—¡¡Genial!! ¡65 golpes! ¡He batido mi récord!

Ahí estaba él. Mi hermano Dan. Un campeón de campeones. Había ganado varias veces los torneos de Struggle y se le daba genial el juego de Fanfarronería. Se parecía a mí en los ojos y en el color del pelo, pero incluso él parecía tener más edad que yo. Me sacaba unos cuantos centímetros en altura.

Me acerqué sigilosa detrás suya y le tapé los ojos. Él pegó un brusco salto, no se lo esperaba. Empezó a tocar mis manos, y supo reconocer de inmediato mis guantes de cuero.

—¡Na...Nadhia! —le quité las manos y se giró, con la boca abierta. Los dos nos dimos un abrazo y empezó a reír —. ¿¡Ya saben papá y mamá que estás aquí!?

—Sí, he visto a papá. Precisamente te buscaba para ir a comer —y antes de que él dijese nada, le presenté a Ragun —. Dan, éste es Ragun. Es amigo mío y estudia conmigo. Ragun, éste es Dan, mi hermano pequeño.

Dan fue enseguida a saludarlo, pero en cuanto lo vio se quedó en el sitio, observándolo de manera grotesca, algo que me molestó. No. Algo no andaba bien.

—¿Dan, qué pasa?

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EDIT: Fallos en el color y una falta de ortografía que el mismísimo Narra me descomulga (?)

[Sombra]

Nadhia se asustó un momento cuando estuve a punto de cometer el error de decir que casi se había matado. Su padre empezó a reír energeticamente.

—¡Bueno, eso es algo propio de ella, no me sorprende! ¡De pequeña se perdió por el bosque y por los callejones! —la joven dio un puñetazo en el brazo al hombre—¿Qué? ¡Era adorable! ¡No podías estarte quieta ni un sólo momento! En fin... ¡Todo amigo de Nadhia es bien recibido en nuestra casa! —el padre de Nadhia dejó de darme aquel extraño saludo y me dio un ligero toque en el hombro—. ¿No tenéis hambre? ¡Ya casi es la hora de comer y seguro que mi mujer ha hecho una suculenta comida!

—Bueno, pues...

—¡Claro que sí! —contestó por mí.

Los tres salimos de aquel lugar tan extraño por una puerta que llevaba a una plaza que tenía un mirador desde el que podía verse toda la ciudad y unas densas praderas a lo lejos. El sol brillaba con fuerza en el rojizo cielo con intensidad.

—Es hermoso...

—Por cierto, Dan hoy estaba con sus amigos... ¿por qué no le enseñas un poco la ciudad a Ragun y lo buscas? —le preguntó el hombre a su hija. Nadhia pareció molestarse al decirle aquello último.

—V...vale —tartamudeó como si en realidad no quisiese ir en busca de aquella persona que el padre de Nadhia había mencionado —¡Nos vemos!

Tras la corta despedida, los dos caminamos por las empinadas cuestas de la ciudad, la gente que nos veía parecían clavar sus miradas en mí. Me sentí un poco molesto por aquel motivo. Ninguno de los dos no habíamos hablado desde que su padre se había marchado por su lado.

—Perdona, Ragun, si te miran así —se disculpó mientras caminabamos rompiendo el hielo—. Aquí los cotilleos y rumores son muy comunes. Y tus ropas son diferentes a las de mi mundo...

—No te preocupes. Supongo que si yo fuese el nativo de tu mundo también me parecería raro ver a alguien con mis ropas —quité importancia a aquella disculpa.

Entre las voces de la gente una sobresalió entre todas las demás con un potente grito que hizo que mucha gente se volteara a ver.

—¡¡Genial!! ¡65 golpes! ¡He batido mi récord!

Cuando lo vi, me fijé en que llevaba en su mano una especie de espada de goma-espuma de color azul y junto a él había una pelota de color blanca de aspecto ligero. Nadhia se acercó por detrás de aquel adolescente que parecía de más o menos mi edad y le tapó los ojos con sus manos. El muchacho tanteó con sus manos las de mi compañera que pareció reconocer gracias a los guantes que llevaba puestos.

—¡Na...Nadhia! —apartó las manos de su cara y el muchacho se giró velozmente . Ambos se cruzaron con los brazos como habían hecho su padre y ella ¿Un saludo típico? Parecía que entre hombres lo normal era darse la mano, y entre hombre-mujer un abrazo —. ¿¡Ya saben papá y mamá que estás aquí!?

—Sí, he visto a papá. Precisamente te buscaba para ir a comer —Se apartó un poco de aquel muchacho, que supuse que era aquel "Dan" que había mencionado su padre y me señaló —. Dan, éste es Ragun. Es amigo mío y estudia conmigo. Ragun, éste es Dan, mi hermano pequeño.

El muchacho se acercó un poco a mí, como para saludarme pero se paró de golpe con una expresión extraña en su rostro. Ignorando aquello decidí saludarle.

—Hola.

—¿Dan, qué pasa?

Nadhia parecía molesta con su hermano por la cara que había puesto, ¿sería raro cubrir mi cara con una capa de aquel modo? No había visto a mucha gente que lo hiciese ¿Estaba siendo maleducado por tenerla puesta? ¿Una falta de respeto grave en aquel mundo?

Tendí mi mano hacia aquel chaval intentando imitar al padre de mi compañera.

[EspeYuna]

Ragun extendió el brazo para estrecharla con la de Dan. Parecía querer imitar el gesto de mi padre, saludando así cordialmente a Dan.

—Ah, perdona, Ragun —Dan se dio cuenta de la situación y estrechó su mano con la de mi amigo. Luego se quedó pensativo, mirando cada una de las prendas de Ragun, examinando.

—¿¡Dan, qué narices te pasa!? —grité, bastante molesta por el comportamiento de mi hermano.

—No, esto, yo... —Dan se rascó la nuca, avergonzado de sus actos. Alzó de nuevo la cabeza para explicarse— Lo siento, Ragun, es que, veréis... mmm... Ragun no es de Villa Crepúsculo, ¿cierto?

—Él nunca ha pisado este m...esta ciudad —dije, nerviosa. No sabía a donde quería llegar a parar mi hermano con esa pregunta—. Es la primera vez que viene. ¿Por qué?

—Verás Nadhia, últimamente en la ciudad... —antes de que concluyera su frase, miró hacia un lado y otro. Las pandillas de muchachos jugando a Fanfarronería habían dejado sus prácticas para observarnos—. Será mejor que vayamos a un sitio más "privado". No soporto esto— terminó de decir Dan, alzando su espada de goma-espuma en el hombro.

Sabía hacia donde nos estaba llevando mi hermano. Un lugar que se encontraba escondido en un callejón, donde solíamos jugar de pequeños.

—Nuestro "lugar secreto" —susurré, mientras entrábamos a través de unas rejas negras al escondite.

La sala estaba igual que años atrás. Incluso el mullido sofá seguía en su sitio —y lleno de polvo, ¡cómo no!—, al igual que una vieja diana de dardos y múltiples carteles de propaganda decoraban las paredes.

Me senté en el sofá y le indiqué a Ragun que se colocase a mi lado.

—Bueno, aquí no nos oirá nadie. Veréis, últimamente ha habido robos en la ciudad. Incluso le han robado al viejo Sendh unas cuantas cosas del desguace —aquello me sorprendió. Villa Crepúsculo era una ciudad tranquila, y el hecho de que alguien robase me desconcertaba. E incluso que le robasen a mi viejo gruñón me mosqueaba—. Y han descrito a un sospechoso que se ha paseado estas últimas semanas por las calles. Parece un extranjero, según decía la gente. Y bueno, puede que no sea el culpable, pero ya sabes cómo son aquí en la Villa. Se han extendido rumores, algunos creíbles y otros son auténticos disparates.

Dan señaló entonces a Ragun.

—Yo lo vi una vez en la lejanía. Y vestía de forma muy parecida a la tuya.

Yo salté, bastante enfadada.

—¡Pero Ragun jamás haría una cosa así! ¡Nunca ha estado aquí!

—Lo sé, hermanita, lo sé. Es sólo que su aspecto me intimidó un poco y me dejé llevar por los rumores. Perdona.

[Sombra]

—Ah, perdona, Ragun —el muchacho estrechó conmigo sus manos y se quedó mirando mis ropas con bastante curiosidad.

—¿¡Dan, qué narices te pasa!? —se molestó la chica alzando la voz enfadada.

—Nadhia, tranquila que no es para tanto.

—No, esto, yo... —se rascó la nuca y bajó un poco la mirada apenado, después la volvió a levantar para mirarme a los ojos—. Lo siento, Ragun, es que, veréis... mmm... Ragun no es de Villa Crepúsculo, ¿cierto?

—Él nunca ha pisado este m...esta ciudad —¿Maldita ciudad? me pregunté ¿Tanto odiaba su propio mundo? Parecía ser así, al menos.—. Es la primera vez que viene. ¿Por qué?

—Verás Nadhia, últimamente en la ciudad... —antes de que pudiese acabar se interrumpió mirando a los alrededores donde algunos de los que jugaban golpeando una pelota parecían estar mirandonos con curiosidad—. Será mejor que vayamos a un sitio más "privado". No soporto esto —dijo llevándose su espada de mentira al hombro.

El muchacho, Dan nos guió por los callejones hasta llegar a uno en concreto. Había una verja metálica que atravesamos y caminamos un poco más para llegar a una especie de caseta bastante roñosa.

Había un montón de cosas: Una diana con dardos clavados, una mesa que parecía estar hecha de materiales encontrados en cualquier sitio, un sofá verde de aspecto viejo y un par de bidones cerca de la entrada. También había un poster con la imagen de una de aquellas espadas de goma espuma, debajo rezaba en letras grandes la palabra "Struggle".

Nadia se adelantó sentándose en el sofá, seguí a la chica cuando esta me indicó que me sentase a su lado. Dan quedó de pie con rostro serio.

—Bueno, aquí no nos oirá nadie. Veréis, últimamente ha habido robos en la ciudad. Incluso le han robado al viejo Sendh unas cuantas cosas del desguace —el joven hizo una corta pausa para tomar aire—. Y han descrito a un sospechoso que se ha paseado estas últimas semanas por las calles. Parece un extranjero, según decía la gente. Y bueno, puede que no sea el culpable, pero ya sabes cómo son aquí en la Villa. Se han extendido rumores, algunos creíbles y otros son auténticos disparates.

El chaval que parecía de mi edad levantó su mano señalándome con su dedo índice.

—Yo lo vi una vez en la lejanía. Y vestía de forma muy parecida a la tuya.

Nadhia se levantó del sofá como un rayo con mirada furiosa.

—¡Pero Ragun jamás haría una cosa así! ¡Nunca ha estado aquí! —me defendió.

—Lo sé, hermanita, lo sé. Es sólo que su aspecto me intimidó un poco y me dejé llevar por los rumores. Perdona.

—Da igual, no soy de por aquí así que lo que digan a mis espaldas no tiene nada que ver conmigo —hablé mostrando mi indiferencia a aquellos burdos rumores—. Pero me molesta que la gente pueda confundir a un inocente con el verdadero ladrón. Si de verdad hay un ladrón, y es extranjero seguramente se escondiese en un lugar poco frecuentado en el que tenga una vía de escape y pueda ocultarse sin problemas. El problema es si es un habitante de esta ciudad, podríais cruzaros con él todos los días y ni os daríais de cuenta. Pero, siempre podríais sospechar de aquel que cambiase su actitud en los últimos días.

[EspeYuna]

—Da igual, no soy de por aquí así que lo que digan a mis espaldas no tiene nada que ver conmigo —me giré hacia Ragun. No parecía enfadado porque le hubiesen confundido con un ladrón, pero yo seguía mosqueada. ¿Qué primera impresión tendría de mi Villa? Pésima, sin duda.

—Lo siento mucho Ragun, de verdad. Siento vergüenza ajena por los vecinos.

—Pero me molesta que la gente pueda confundir a un inocente con el verdadero ladrón. Si de verdad hay un ladrón, y es extranjero seguramente se escondiese en un lugar poco frecuentado en el que tenga una vía de escape y pueda ocultarse sin problemas—Dan se interesó por las palabras del joven—. El problema es si es un habitante de esta ciudad, podríais cruzaros con él todos los días y ni os daríais de cuenta. Pero, siempre podríais sospechar de aquel que cambiase su actitud en los últimos días.

—Realmente no hay nadie que haya hecho algo raro, pero, ahora que lo dices... es extraño que ese muchacho se pasee por las calles sabiendo que está cometiendo delito, ¿no? A no ser que tenga una excesiva confianza en sí mismo —Dan comenzó a rascarse la nuca, símbolo de que estaba nervioso o que estaba sumido en un profundo pensamiento, intentando averiguar algo—. Pensemos, Nadhia. ¿Qué lugar de Villa Crepúsculo sería el más adecuado para guardar tantas cosas sin ser visto? ¡Ah! Descartando el desguace de Sendh, ¡claro! —añadió entre risas.

"Un lugar poco frecuentado...", las palabras de Ragun no salían de mi cabeza. Sin duda, aquel extranjero tendría que disponer de algún escondite donde guardar sus "tesoros". "Vía de escape"...ocultarse sin problemas..."

"¡Ayuda! ¡Tengo miedo! ¡Está muy oscuro! ¿Eh? ¡Papá!"

"¡Bueno, eso es algo propio de ella, no me sorprende! ¡De pequeña se perdió por el bosque y por los callejones!"

—¡¡Eso es!! —grité, haciendo que Dan se quedase pasmado y con los ojos abiertos como platos. No recordaba esa euforia en mí desde que éramos unos críos, no le culpo por ello— ¡Dan! ¿Recuerdas la vez que me perdí de pequeña? —puede que Dan fuese demasiado pequeño, pero formé un gran alboroto en el vecindario—. ¡El bosque! Antes de llegar a la mansión. Hay muchos agujeros huecos en los troncos de los árboles. Recuerdo que... mi cuerpo pudo caber con facilidad en uno de ellos. Sin duda podrían meterse allí cantidad de cosas sin problemas.

Los ojos de Dan se iluminaron. Alzó la espada de Struggle.

—¿¡Entonces a qué estamos esperando!? ¡A por el ladrón!

—No, Dan. No creo que sea el mejor momento... además, mamá nos espera y...

—¡Oh, vamos Nadhia! ¡Yo también estoy aburrido de la vida de la Villa! Diré que me estuvisteis buscando durante horas. ¡Porfa!—y Dan puso cara de cordero degollado. Empecé a reír.

—¡De acuerdo! ¡Vamos, Ragun! ¡No quiero que sigan culpándote de algo que no has hecho!

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EDIT: Para corregir una frase mal expresada xD

[Sombra]

Mientras hablaba el hermano de Nadhia pareció prestar atención con mucho interés mientras pensaba en mis palabras cuidadosamente.

—Realmente no hay nadie que haya hecho algo raro, pero, ahora que lo dices... es extraño que ese muchacho se pasee por las calles sabiendo que está cometiendo delito, ¿no? A no ser que tenga una excesiva confianza en sí mismo —el chaval volvió a rascarse la nunca como había hecho antes, en las calles—. Pensemos, Nadhia. ¿Qué lugar de Villa Crepúsculo sería el más adecuado para guardar tantas cosas sin ser visto? ¡Ah! Descartando el desguace de Sendh, ¡claro! —empezó a reírse, aunque por desgracia no pude entender la gracia en aquella frase.

—¡¡Eso es!! —exclamó Nadhia haciendo que su hermano se asustase por un segundo— ¡Dan! ¿Recuerdas la vez que me perdí de pequeña? ¡El bosque! Antes de llegar a la mansión. Hay muchos agujeros huecos en los troncos de los árboles. Recuerdo que... mi cuerpo pudo caber con facilidad en uno de ellos. Sin duda podrían meterse allí cantidad de cosas sin problemas.

Dan sonrió y alzó su espada de mentira apuntando con lo que sería su filo al cielo.

—¿¡Entonces a qué estamos esperando!? ¡A por el ladrón!

—No, Dan. No creo que sea el mejor momento... además, mamá nos espera y...

—¡Oh, vamos Nadhia! ¡Yo también estoy aburrido de la vida de la Villa! Diré que me estuvisteis buscando durante horas. ¡Porfa!—el chaval suplicó poniendo ojitos de cordero. Mi compañera empezó a reírse.

—¡De acuerdo! ¡Vamos, Ragun! ¡No quiero que sigan culpándote de algo que no has hecho!

—Entendido —suspiré ¿Había hecho bien diciendo aquello? ¿Y si era alguien peligroso? Ya tenía asumido que si era extranjero era muy probable que fuera de otro mundo por lo que tendríamos que tener cuidado. No sería bueno si aquel joven que ignoraba la existencia de otros mundo lo descubriera por culpa de nosotros.

Si teníamos que luchar no nos quedaría más remedio que utilizar nuestras llaves espada y eso tan solo haría que Nadhia y yo fuesemos descubiertos. No creía que hacer aparecer un arma de la nada fuese normal, aún menos usar extrañas habilidades mágicas como las que teníamos.

Salí fuera de aquella especie de caseta siguiendo a Nadhia y a su hermano.

—Hey, Dan —agarré su hombro—. Si encontramos al ladrón y vemos que es peligroso huirás con tu hermana ¿Si? —de aquella manera, me aseguraría de que en caso de peligro pudiese luchar al máximo sin preocuparme de usar mis habilidades ya que nadie podría verme. Lancé una mirada complice a Nadhia para intentar explicarme sin palabras lo que quería decir realmente.

Miré a los alrededores, había una calle que bajaba por unas escaleras bastante empinadas y otra que subía hacia la calle que llevaba a la Torre y que habíamos bajado para encontrarnos a Dan.

—¿Hacia dónde? —pregunté dispuesto a ir con ellos, tampoco tenía más opción, pensandolo bien. Mogara me había encargado cuidar a Nadhia por si volvía a tener uno de aquellos desmayos, no podía decepcionarla.

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Pone que edité dos veces, una fue por el color y la otra fue para poner este spoiler (Lol) xDD