[Villa Crepúsculo] ¿Qué es un "hogar"?

por **EspeYuna** » Mié Abr 18, 2012 7:40 pm

Aquella patada en el estómago fue inesperada para Will. Cayó al suelo, dolorido y con nauseas.

—Ugh, hijo de la gran... —decía, maldiciendo al portador, quien ahora se largaba corriendo. Desde su posición, recuperándose por el golpe, percató algo extraño en el aire —¿Fuego?

Un montón de animales pequeños comenzaron a salir de entre los arbustos, totalmente asustados. Will alzó la mirada, vislumbrando a lo lejos humo.

Ying y Yang saltaron de las ropas de Will, parando a algunas ardillas y ratones que pasaban huyendo. Tras haberse informado, volvieron a los hombros del joven, susurrándole cada una a un oído.

—Ya veo... así que ese cabronazo no es el ladrón, a fin de cuentas —Will se levantó poco a poco, limpiando sus ropas y agarrando de nuevo su preciada arma. Un dato de Yang pareció sorprenderle—. ¿Nadhia? Vaya... ¿aprendiz, eh? —empezó a sonreír, mientras sacaba de uno de sus bolsillos una especie de frasco, con un líquido azul que brillaba intensamente. Abrió el frasco y el líquido flotó, como si de gelatina se tratase, hacia los huecos de la pistola. ¿Recargando quizás?—. Sin conocerte ya has perdido puntos conmigo, bonita. Pero... ¿quién ha dicho que vaya a dejar a una damisela en peligro?

Y Will salió corriendo detrás de Ragun, dispuesto a ayudar.

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Tras lanzar mi hechizo, me levanté, buscando con la mirada a Xinjat.

De repente, sentí una patada en el estómago, lo que me hizo caer y retorcerme en el suelo. "¿¡C...cómo!? Pero si no le he vist...", no acababa de sorprenderme por el primer golpe, cuando sentí otra patada que me lanzó unos cuantos metros del suelo. Dolor. Era lo único que sentía. Nauseas. Contuve las ganas de vomitar e intenté levantarme, con mis piernas tambaleando. Pude ponerme de nuevo en pie, y la figura de Xinjat apareció frente a mí. Aun con poco equilibrio, alcé mi Llave-Espada y formulé otro hechizo.

—¡Hielo! —grité, y un bloque de magia blanca y azul fue disparado.

—Jejej, reflejo, jejej —el hechizo rebotó, y no me dio tiempo a esquivarlo. Fue directo a mis pies. Congeló cada uno de mis nervios. No era capaz de moverme. Me tenía atrapada—. Típico de ti, Evangeline. La magia es uno de tus fuertes, lo sigue siendo, a pesar de no ser tú misma, jejej.

¿Evangeline? ¿De quién estaba hablando? A pesar de estar dando todo de mí en la batalla, algo no encajaba. Era yo. Xinjat ya me había demostrado un potente hechizo, su rapidez, sus reflejos, su increíble fuerza en las piernas. Su sangre fría. Simplemente, estaba jugando. Podría acabar conmigo sin problemas, pero no era su cometido. ¿"Llevarme a casa"?

—Mi querida Evangeline, jejej, ya estoy cansado de jugar al pilla-pilla. Si el amo se entera de que tardamos mucho, se va a enfadar. Y a ti no te gustaría que eso pasara, ¿verdad?—dijo Xinjat, acercándose cada vez más a mí.

Alcé la Llave-Espada, interponiéndola para alejarlo de mí. Él la agarró por la punta, con una sonrisa sádica y amenazadora.

—Si no vienes conmigo, puede que ese chico lo pase mal, ¿sabes? jejej—señaló a Dan, yacido en el suelo, y no pude evitar estremecerme de puro terror —vamos, Evangeline— se acercó para rozar mi rostro con uno de sus fríos dedos.

Entonces lo recordé. La criatura que había invadido cada una de mis pesadillas. La que jugaba con mi pelo. Estaba temblando. ¿Quién era aquel hombre que me ponía la piel de gallina? ¿Qué quería de mí? ¿Quién era Evangeline?

"No tengas miedo"

"Pero es que da mucho miedo"

"Lo sé, cariño, pero ellos esperan que tengas miedo. Y no debes"

"¿Qué puedo hacer?"

"Tranquila, mi tesoro. Tienes el arma más poderosa de todas"

Inconscientemente mi brazo alzó de nuevo la Llave-Espada, apuntando con decisión a Xinjat.

"Relájate, escucha los latidos de tu corazón. Siente la luz que brilla dentro de él"

"Pum, pum"
"Pum, pum"

Una luz interior brotaba dentro de mí. Quien quiera que me hablase, estaba logrando tranquilizarme... y concentraba todo mi poder mágico.

"¡Eso es! ¡Y ahora repite conmigo!"
"¡...!"

—¡Perla! —una brillante esfera de luz chocó contra el cuerpo de Xinjat, quien cayó al suelo, sorprendido del ataque.

No sabía qué había pasado en ese instante, pero no podía pararme a pensar. Tenía que actuar.

—¡Piro! —lancé el hechizo a mis pies, esperando a que el fuego derritiese el hielo. Puede que demasiado, porque sentí un dolor agudo y desagradable en mi piel. A saber cómo habían quedado mis pies tras aquella alocada idea.

por **Sombra** » Mié Abr 18, 2012 7:57 pm

Pude ver por fin a Nadhia tras correr un rato por el bosque, el incendio no era aún muy grande pero seguía siendo un gran peligro.

Había alguien más, tirado en el suelo. Su cabello era alrgo y plateado, recogido en una fina coleta que caía por su espalda. Sus ojos eran rojos, como la sangre y se podría decir que era alguien apuesto.

—¿Qué está pasando? ¿Estás bien? —pregunté a mi compañera mientras me ponía a su lado con mi espada en alto sin quitarle ni un ojo a aquel tipo que estaba tirado en el suelo.

Noté como Will también había aparecido en escena, empecé a alternar la vista entre ellos dos, no me fiaba de ninguno.

—¿Estáis juntos? —interrogué al recién llegado al que miré con desprecio.

por **EspeYuna** » Mié Abr 18, 2012 8:48 pm

—¿Qué está pasando? ¿Estás bien? —aquella voz resultó ser lo más reconfortante que podía sentir en aquel momento. Ragun se colocó delante mía, con su arma en alto.

—S...sí. Estoy bien.

De entre los arbustos apareció un muchacho al cual desconocía. Su aspecto me recordó muchísimo a Ragun, salvo por sus cabellos, más largos, recogidos con una cómoda coleta. Apuntó con una especie de pistola a Xinjat, quien se incorporaba poco a poco.

—¿Quién te crees que eres para atacar a una chica, eh? —diciendo esto, disparó a una zona cercana de Xinjat—. La próxima vez no fallaré, tenlo por seguro.

Entonces el joven se dio cuenta del otro cuerpo que yacía en el suelo, Dan. Se acercó enseguida a él y le tomó el pulso, pensando en qué podría pasarle algo al muchacho.

—¿Estáis juntos? —esa pregunta me extrañó bastante por parte de Ragun.

—¿¡Eh, tú!? ¡¡Deja de culparme y relacionarme con esa sabandija!! ¡Por supuesto que no estoy con él! —el joven, cabreado, apuntó con su pistola a Ragun. Pero al sentir que Xinjat se intentaba mover, volvió hacia él—. ¡Y tú quietecito!

Xinjat profirió otra de sus escalofriantes carcajadas y un aura de oscuridad le rodeó, recubriendo sus brazos, sus piernas. Todo su cuerpo se hundía en un lodo de oscuridad.

—Bueno, mi querida... esta vez no ha podido ser. El amo se enfadará conmigo —me asusté cuando su imagen se fue distorsionando—. Pero estará contento de que hayas despertado. Evangeline. Sin duda volveré a por ti.

Tras eso, la imagen de Xinjat desapareció, y me empecé a dar cuenta del olor a humo. Aunque no era un gran incendio, algunos de los árboles de nuestro alrededor ardían.

—¡Hiel...! —intenté convocar un hechizo, para evitar una catástrofe natural, pero una gran punzada invadió mi sien. Me llevé una de mis manos a la frente, respirando con dificultad.

—Tranquila, yo me encargo —dijo el misterioso muchacho, quien sacó de sus ropas un extraño frasco. Recargó con él su pistola, una especie de gelatina que flotaba en el aire. Disparó al aire, y como por arte de magia, comenzó a llover—. Nube de lluvia contenida. Inventos de cierto personaje —explicó.

Mis ojos se nublaron por un instante y la cabeza me seguía doliendo con intensidad. ¿Qué me estaba pasando?

—¡Ey, ey! —el joven se acercó, y sacó de sus bolsillos otro frasco, que contenía un líquido verdoso, no tan espeso como el de su pistola. Dos simpáticos ratones surgieron de las ropas de su cuello, y se posaron en mis rodillas—. Por lo que me han contado mis amiguitos, has usado bastante magia. ¿Era la primera vez?

—S...sí.

—¿Cuántos exactamente?

—C...creo que... tres... ¿cuatro? —conté, dudosa. Y sorprendida de que hubiera sido capaz, por fin, de emplear la magia con mi Llave-Espada. Pero la cabeza me daba vueltas y no era capaz de pensar con claridad—. ¿Cómo...está Dan?

—Si te refieres al muchacho, tardará en despertar. Un somnífero bastante potente. Hijo de... —le dio el frasco a Ragun, lanzándolo con la seguridad de que lo cogería al vuelo—. Dale esto. Le hará recuperar las fuerzas. Y... —el joven se percató del olor a chamusquina que desprendían mis botas—. ¿¡Pero qué cojones!? ¿Te ha lanzado algún hechizo de fuego?

—No, en realidad... fui yo... fue una tontería...yo...yo... ¿quién eres?

—Entiendo. Todavía hay restos de hielo en tus botas. Will, a su servicio. Y estos son Ying y Yang, mis compañeros de aventuras —señaló a los dos ratoncitos, que parecían preocupados por mí, atentos a cada una de mis reacciones—. Que una chica como tú acabe de aprendiza... bah...

por **Sombra** » Mié Abr 18, 2012 9:18 pm

—S...sí. Estoy bien. —afirmó. Me sentí mucho más relajado, no podría volver a Tierra de Partida con Nadhia herida, apostaba que Mogara se enfadaría mucho.

—¿Quién te crees que eres para atacar a una chica, eh? —gritó el "maestro de ratas"—. La próxima vez no fallaré, tenlo por seguro.

Will oteó los alrededores hasta ver a alguien en el suelo. No me había dado cuenta, pero Dan, el hermano de Nahia estaba en el suelo.

—¿¡Eh, tú!? ¡¡Deja de culparme y relacionarme con esa sabandija!! ¡Por supuesto que no estoy con él! —me apuntó con aquella cosa, lo cual no me sorprendió. Parecía ser una manía suya apuntar a la gente a la que hablaba—. ¡Y tú quietecito! —apuntó al tipo de pelo plateado.

El joven de pelo plateado empezó a reír de una manera extraña y escalofriante. Una intensa oscuridad tras su espalda empezó a surgir.

—Bueno, mi querida... esta vez no ha podido ser. El amo se enfadará conmigo, pero estará contento de que hayas despertado. Evangeline. Sin duda volveré a por ti.

El hombre fue completamente tragado por la oscuridad desapareciendo sin dejar rastro.

—¡Hiel...! —exclamó Nadhia tratando de conjurar un hechizo, sin embargo nada salió de la espada.

—Tranquila, yo me encargo. Nube de lluvia contenida. Inventos de cierto personaje —explicó, levanté una ceja mostrando mi incertidumbre.

—¡Ey, ey! —exclamó, sacó de uno de sus bolsillos un frasquito. Las mascotas de aquel individuo se pusieron sobre Nadhia—. Por lo que me han contado mis amiguitos, has usado bastante magia. ¿Era la primera vez?

—S...sí.

—¿Cuántos exactamente?

—C...creo que... tres... ¿cuatro? —dijo pensativa sin llegar a estar demasiado segura—. ¿Cómo...está Dan?

—Si te refieres al muchacho, tardará en despertar. Un somnífero bastante potente. Hijo de... —me lanzó un frasco que cogí con la mano izquierda—. Dale esto. Le hará recuperar las fuerzas. Y... ¿¡Pero qué cojones!? ¿Te ha lanzado algún hechizo de fuego?

—No, en realidad... fui yo... fue una tontería...yo...yo... ¿quién eres?

Me aparté un poco y me agaché junto al cuerpo de Dan, quité el corcho de la poción e hice que se bebiera el contenido abriéndole la boca.

—Entiendo. Todavía hay restos de hielo en tus botas. Will, a su servicio. Y estos son Ying y Yang, mis compañeros de aventuras —se presentó como había hecho conmigo minutos atrás—. Que una chica como tú acabe de aprendiza... bah...[/quote]

—¿Y qué tiene de malo que ella sea una aprendiza? Los Maestros nos escogieron por ver potencial en nosotros —hablé enfadado—. De no ser por ellos algunos de mis amigos hubiesen muerto, de no ser por ellos yo seguiría solo en aquel mundo sin nadie más. No sabes nada y hablas como si lo supieses todo.

Una neblina de color negro comenzó a materializarse a mi alrededor, seguramente producto de mi enfado.

—Pídele perdón —exijí finalmente.

por **EspeYuna** » Mié Abr 18, 2012 10:04 pm

—¿Y qué tiene de malo que ella sea una aprendiza? Los Maestros nos escogieron por ver potencial en nosotros —las palabras de Ragun sonaron roncas, con un enorme enfado. Will había conseguido cabrear a mi compañero—. De no ser por ellos algunos de mis amigos hubiesen muerto, de no ser por ellos yo seguiría solo en aquel mundo sin nadie más. No sabes nada y hablas como si lo supieses todo.

Me levanté, tras haber recuperado algo de mi cordura y de mi fuerza. Me asusté cuando una neblina oscura rodeó el cuerpo de Ragun, como bien había hecho con Xinjat.

—Pídele perdón —exigió Ragun a Will.

Will no contestó, sino que se quedó quieto, observando por unos instantes a Ragun. Yo me acerqué a Ragun, posando una mano en su hombro derecho.

—¿Ragun? —sus ojos daban miedo. ¿Por qué se comportaba así? — Ragun, está bien. Él no tiene ni idea de lo maravilloso que es esto para nosotros. Tranquilo —rocé con mi mano su rostro.

Me volví hacia Will y alcé mi Llave-Espada al aire.

—Gracias a mi Maestro conseguí salir de mi prisión —el joven,confundido, señaló su alrededor, expresando ironía—. Sí. Exacto. Mi prisión era Villa Crepúsculo. Quería vivir aventuras. Salir de esta ciudad. Porque mirase por donde la mirase, no congeniaba con ella. Me sentía sola. Tú me has dicho que Ying y Yang son tus compañeros de aventuras, ¿cierto? Bien, pues yo no tenía nada de eso antes de encontrarme con el Maestro Akio. Tendrás tus razones, pero no eres quién para decir esas cosas.

—Bah... el discursillo de siempre —Will no parecía hacer caso a mis palabras—. ¿Pero has pensado en tu futuro? Un ejemplo lo tienes aquí y ahora. Jamás podrás volver a la vida de antes. Y acabas de exponer a... ¿Dan se llama? Lo has expuesto a un peligro de "otro mundo". Es la maldición de los portadores. Acabarás dañando a la gente que quieres. Y no volverás a ser la misma. Éste era un mundo tranquilo, sin esas criaturas rondando, sin ladrones extraños... te vas un tiempo tras obtener tu arma y, ya ves. Robos relacionados contigo. Un extraño individuo amenazando con hacer daño a Dan... en fin.

Antes de dejarme contestar, el joven se dirigió a las profundidades del bosque, no sin antes despedirse alzando la mano.

—Nadhia, me caerías un poquito mejor si abandonases tu misión —Will se rascó la nuca, dudando si añadir alguna palabra más—. Si quieres ver otros mundos, de vez en cuando, yo podría llevarte a ellos con mi Nave Gumi...yo...de todas formas, me quedaré unos días más por aquí, por si vuelve a aparecer ese tío.

Y sin más, Will desapareció entre los arbustos, seguido de Ying y Yang, quienes se habían agarrado a sus botas.

—Ragun, ¿estás bien?

por **Sombra** » Mié Abr 18, 2012 10:48 pm

Aquel tipo ni se dignó a contestar, simplemente se quedó parado mirándome con indiferencia.

—¿Ragun? —posó su mano en mi hombro intentando tranquilizarme. Cerré los ojos y suspiré recordando que debía mantener la compostura—. Ragun, está bien. Él no tiene ni idea de lo maravilloso que es esto para nosotros. Tranquilo —rocé con mi mano su rostro.

Nadhia quitó su mano y alzó su llave espada.

—Gracias a mi Maestro conseguí salir de mi prisión —Will señaló a sus alrededores tratando de descubrir a que se refería con aquello que la joven acababa de decir—. Sí. Exacto. Mi prisión era Villa Crepúsculo. Quería vivir aventuras. Salir de esta ciudad. Porque mirase por donde la mirase, no congeniaba con ella. Me sentía sola. Tú me has dicho que Ying y Yang son tus compañeros de aventuras, ¿cierto? Bien, pues yo no tenía nada de eso antes de encontrarme con el Maestro Akio. Tendrás tus razones, pero no eres quién para decir esas cosas.

—Bah... el discursillo de siempre —dijo aburrido—. ¿Pero has pensado en tu futuro? Un ejemplo lo tienes aquí y ahora. Jamás podrás volver a la vida de antes. Y acabas de exponer a... ¿Dan se llama? Lo has expuesto a un peligro de "otro mundo". Es la maldición de los portadores. Acabarás dañando a la gente que quieres. Y no volverás a ser la misma. Éste era un mundo tranquilo, sin esas criaturas rondando, sin ladrones extraños... te vas un tiempo tras obtener tu arma y, ya ves. Robos relacionados contigo. Un extraño individuo amenazando con hacer daño a Dan... en fin.

El joven se fue alejando hacia las profundidades del bosque con la mano alzada en señal de despedida.

—Nadhia, me caerías un poquito mejor si abandonases tu misión —se llevó la mano a la nuca para rascarsela, aquel gesto me recordó al hermano de mi compañera—. Si quieres ver otros mundos, de vez en cuando, yo podría llevarte a ellos con mi Nave Gumi...yo...de todas formas, me quedaré unos días más por aquí, por si vuelve a aparecer ese tío.

Y sin previo aviso desapareció entre las sombras de los árboles.

—Ragun, ¿estás bien? —se preocupó por mí.

—Yo estoy bien, pero tú y tu hermano no podéis decir lo mismo —apreté mi puño con rabia. Si me hubiese quedado con ellos no habría pasado todo aquello, había sido un idiota.

Me aproximé al cuerpo de Dan y lo agarré para ponerlo como si estuviese sentado, parecía empezar a despertar pues emitía gemidos de molestia y a decir cosas como —Mamá, cinco minutos más —en menos de dos minutos, abrió los ojos lentamente, con dificultad. Pero estaba bien, aquello era lo que importaba.

—¿Qué tal estás Dan?

—¡El ladrón, lo he visto! ¿Dónde está? —empezó a preguntar nervioso mirando a todos lados, buscando al tipo misterioso con sus ojos.

—Ya se ha ido. Tu hermana fue muy valiente y fue la que hizo la mayor parte —dirigí una sonrisa a la chica.

por **EspeYuna** » Jue Abr 19, 2012 12:42 am

—Yo estoy bien, pero tú y tu hermano no podéis decir lo mismo —apretó su puño, como impotente por la situación.

—No, es mi culpa. Yo dejé que Dan se alejase de nosotros. Y en realidad, ese tipo me quería a...mí —me quedé pensativa. El broche de plata había reaccionado a las palabras de aquel misterioso hombre, quien seguro sería el protagonista de mis futuras pesadillas. Y esa voz que me alentó para usar el hechizo Perla... ¿quién había sido? Me sonaba tan nostálgica...

—Mamá, cinco minutos más —desperté de mis pensamientos. Dan se estaba moviendo, y sus ojos se iban abriendo poco a poco. Me fijé en mi aspecto. Con las botas hechas un asco, empapados los tres por la llovizna que había provocado el tal Will... ¿qué explicación le íbamos a dar a mi hermano? Hice desaparecer mi Llave-Espada.

—¿Qué tal estás Dan?

—¡El ladrón, lo he visto! ¿Dónde está? —empezó a preguntar nervioso, mirando a todos lados.

—Ya se ha ido. Tu hermana fue muy valiente y fue la que hizo la mayor parte —dijo Ragun, dirigiéndome una sonrisa, llena de sinceridad.

Yo me sonrojé. ¿Pero qué decía? No había hecho nada del otro mundo. Vale, sí, usar varios hechizos, pero si Ragun y Will no hubiesen llegado a tiempo, seguramente Xinjat me habría llevado con él. Si las palabras de Will eran ciertas, podía estar tranquila por la seguridad de mi hermano.

Volviendo a las calles del mercado, Dan no paraba de preguntarnos el por qué estábamos empapados y qué le habían pasado a mis botas. No sé cómo conseguimos engañarle. Los tres hicimos un pacto, ocultando nuestro encuentro con el ladrón. Para no preocupar a nuestra familia.

—¡Y me perdí toda la acción, jo! —gritó Dan al cielo, golpeando con su espada al aire, quien no tenía culpa alguna. Puede que a algún enemigo imaginario.

Menuda bronca nos esperaba en casa. Mi madre corrió hacia mí, parecía que estuviese a punto de llorar al verme, pero me profirió una fuerte bofetada en la cara. Miré a Ragun mientras ella me abrazaba. Seguramente se extrañó del comportamiento de mamá, y no le culpo por ello. En cuanto a nuestro aspecto, Dan se inventó una historia que ni yo misma entendí. Igualmente, mi madre nos echó la bronca a los dos.

Tras eso, los tres, junto con mis padres, comimos en mi casa. Mi madre no paraba de preguntarle cosas a Ragun, aunque él no parecía molesto y hacía su papel a la perfección, como mi compañero de estudios. Realmente no teníamos que mentir en muchas cosas. ¿Biblioteca? ¿Comedor? ¿Habitaciones? Todo aquello existía en Tierra de Partida.

La comida estaba deliciosa, e hizo que recuperase mis fuerzas tras la batalla con Xintaj. Estaba terriblemente dolorida, los hombros me pesaban. Pero todavía me quedaba algo por hacer. Tenía que enseñarle a Ragun más cosas de Villa Crepúsculo, las únicas que me hacían añorarla.

Dan nos acompañó hasta la estación, "supuestamente" a coger el tren. Ya era muy tarde para ir a ver al viejo Sendh, por lo que le dije a Dan que fuese a verle luego. Los dejé a los dos a solas mientras compraba dos helados de sal marina, a escondidas. Quería que fuese una sorpresa para Ragun.

Mi hermano le dijo algo a Ragun, que no llegué a oír con claridad, pues estaban demasiado lejos.

—He recuperado a mi hermana. Vuestra academia hace milagros —dijo, sonriendo a Ragun—. Ragun, sé que mi hermana puede ser muy tímida a veces, que le cueste expresarse o que sus fobias sean un tanto raras, no sé si la habrás visto observar una abeja o una avispa, es un espectáculo —comenzó a reír con energía—. Pero... lo que quiero decir es que... ella es especial. Los de la Villa no tienen ni idea de lo fuerte y valiente que puede ser. Y ha pasado por mucho. Nadie tiene ni idea de lo que puede doler el ser rechazado por los demás.

por **Sombra** » Jue Abr 19, 2012 10:38 am

—¡Y me perdí toda la acción, jo! —se quejaba levantando su espada de goma-espuma.

Llegamos a un edificio bajo y Dan abrió la puerta con una llave. Allí, una mujer (que supuse que era la madre) apareció corriendo hacia mi compañera. Puso su mano en alto y la bajó hacia la cara de la Nadhia.

"Plas"

La mujer soltaba gruesas lagrimas, se abrazaron ¿Primero le abofeteaba y después la abrazaba? ¿Era alguna clase de saludo de aquel mundo?

Los padres de mi amiga me invitaron a comer en su casa. Su madre, que hablaba mucho no dejaba de preguntar cosas sobre la academia en la que estudiábamos.

—¿Y qué tal la comida de esa academia? ¿Enseñan bien los profesores? ¿Nadhia come bien? Nunca ha sido muy comedora ¿Cómo es el sitio? ¿No fue un poco repentino que aceptaran a Nadhia? Quizás debería mandar allí a Dan para que la cuide.

Yo respondía a las preguntas mezclando la parte que podía contar con algunas mentirijillas, por ejemplo, nunca dije que nuestra academia era un hermoso castillo en medio de unas empinadas colinas, ni lo que en verdad estudiábamos. A su último comentario sobre enviar a Dan, tuve que rechazar aquello alegando que eran los de la academia los que contactaban con los posibles nuevos alumnos.

Después de la comida Dan, Nadhia y yo salimos a pasear por la ciudad para que así pudiese conocerla un poco mejor, había muchos lugares con vistas preciosas.

Nos dirigimos finalmente a la estación de trenes. Nadhia me había explicado ya lo que eran aquellos aparatos y su funcionamiento en un momento en el que Dan se había alejado para hablar con unos amigos suyos mientras relataba que su hermana había derrotado al verdadero ladrón, un tipo de pelo plateado y ojos rojos decía.

De aquella forma, gracias a los rumores y descripción de como era el ladrón las críticas y miradas que hacían los habitantes de aquella ciudad se vieron reducidas, salvo por algún que otro escéptico.

En un momento, Nadhia desapareció de nuestro campo de visión, su hermano aprovechó para acercarse a mí y decirme algo.

—He recuperado a mi hermana. Vuestra academia hace milagros —sonrió contento—. Ragun, sé que mi hermana puede ser muy tímida a veces, que le cueste expresarse o que sus fobias sean un tanto raras, no sé si la habrás visto observar una abeja o una avispa, es un espectáculo —soltó una carcajada. Eso me recordó a Moglar y su broma pesada, Nadhia se había quedado paralizada por el miedo y sus piernas temblaban como si fuese un terremoto—. Pero... lo que quiero decir es que... ella es especial. Los de la Villa no tienen ni idea de lo fuerte y valiente que puede ser. Y ha pasado por mucho. Nadie tiene ni idea de lo que puede doler el ser rechazado por los demás.

—Rechazado ¿Eh? —pensándolo bien, yo no sabía que era eso. Sabía el significado de sus palabras pero nunca me había sentido de esa forma. En Tierra de Partida todo el mundo se ayudaba sin pedir nada a cambio. Quizás yo tendía a alejarme un poco del resto, pero había cambiado. Fyk, Saxor, Nadhia... me habían cambiado. Cuando llegara a aquel lugar tendía a alejarme de los demás pero ahora sabía que tener a alguien en el que poder apoyarse era algo genial. Si ella había soportado el sentimiento que creía que producía el rechazo significaba que era mucho más fuerte de lo que creía, la había subestimado.

Vi a Nadhia acercándose a nosotros, en sus manos llevaba unos helados de color azul, similar al de la espada de goma-espuma de Dan.

por **EspeYuna** » Jue Abr 19, 2012 4:00 pm

Compré cuatro helados. Dos se lo entregué a Dan, y otro se lo ofrecí a Ragun, quien los observaba con mera curiosidad.

—¡Toma Ragun! ¡Esto es lo mejor que encontrarás en Villa Crepúsculo! ¡Helado de sal marina! —dije, entregándoselo y sonriendo.

—¡Hermanita! ¿Para qué me das dos? —preguntó Dan—. Si es por los platines, tampoco me debías tanto dinero —añadió, riendo.

—Uno es para ti, y otro es para el viejo Sendh. Quiero que vayas a dárselo de mi parte, como disculpa por no ir a visitarle—dije, algo apenada por no poder verle. Pero pronto anochecería. Y no podía irme de mi hogar sin visitar aquel sitio—. Es hora de que yo y Ragun nos vayamos.

Mi hermano se quejó. Quería acompañarnos, pero entonces una pandilla que estaba jugando cerca de los altos de la estación le llamó la atención. Un muchacho había conseguido batir su récord en Fanfarronería, algo que no se podía permitir.

—Sé que te estás muriendo de ganas, Dan —dije, riéndome de su expresión. Me acordé del joven Zait, quizás se parecía en parte a mi hermano pequeño—. Anda, ve. Nosotros no nos vamos a perder.

—Vale... ¡pues entonces, prométeme que volverás pronto! —asentí con la cabeza para responder a su propuesta. Me dio un beso en la mejilla y fue a estrechar su mano con la de Ragun—. Eres un tío legal, Ragun. ¿Por qué no volvéis para la temporada de Struggle y os apuntáis al torneo? Si tú te presentas, puede que a Nadhia le entren ganas. ¡Y me encantaría combatir contigo! ¡Seguro que te gustaría!

Tras sus palabras, Dan corrió al hogar del viejo Sendh, gritando un —¡No os vayáis sin mí!— a los muchachos que jugaban con la gran pelota azul que surcaba al cielo por cada golpe recibido.

—Ragun, sígueme. Quiero enseñarte algo —me dirigí al interior de la estación de trenes y, teniendo en cuenta de que mi padre tenía la tarde libre y no hacía falta volver a hacer lo mismo que por la mañana, ambos subimos las largas escaleras que conducían a un lugar muy especial.

Quedé cegada ante el brillante sol que iluminaba toda la Villa. El paisaje que se podía contemplar desde la Torre del Reloj no había cambiado. Me senté en el bordillo, degustando mi polo, y esperé a que Ragun se sentase a mi lado.

—¿Te gusta? —dije, refiriéndome a las vistas de mi ciudad—. Éste es mi hogar, mi mundo. Puede que no congenie con su gente, pero no me cansaré jamás de su aspecto.

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por **Sombra** » Jue Abr 19, 2012 7:08 pm

La chica me entregó el polo de color azul que acepté gustosamente, el palo que lo sujetaba estaba frío.

—Gracias —me bajé la parte de la capa que cubría mi rostro para poder darle una probada a aquel helado, estaba rico, pero era un poco extraño. Era salado, pero dulce a la vez. Nunca había probado algo igual, y estaba delicioso, eso no podía negarlo.

—¡Hermanita! ¿Para qué me das dos? —preguntó el muchacho—. Si es por los platines, tampoco me debías tanto dinero —comentó riéndo.

—Uno es para ti, y otro es para el viejo Sendh. Quiero que vayas a dárselo de mi parte, como disculpa por no ir a visitarle—contestó con algo de tristeza—. Es hora de que yo y Ragun nos vayamos.

Dan no pudo evitar reprochar aquello negándose por completo. Unos vitores se escucharon no muy lejos y los dos se voltearon. Una expresión de urgencia cruzó su rostro.

—Sé que te estás muriendo de ganas, Dan —le recordó—. Anda, ve. Nosotros no nos vamos a perder.

—Vale... ¡pues entonces, prométeme que volverás pronto! —le hizo prometer a su hermana, se acercó a mí y me dio la mano, gesto que devolví gustoso—. Eres un tío legal, Ragun. ¿Por qué no volvéis para la temporada de Struggle y os apuntáis al torneo? Si tú te presentas, puede que a Nadhia le entren ganas. ¡Y me encantaría combatir contigo! ¡Seguro que te gustaría!

Dan se despidió finalmente corriendo por la plaza perdiéndose de vista.

—Ragun, sígueme. Quiero enseñarte algo —la joven me guió por la estación de trenes y me hizo subir unas escaleras de caracol que llevaban a una especie de torre. Llegamos a la cima de aquel lugar, desde donde se podía ver absolutamente toda la ciudad y más allá. El sol brillaba con fuerza en frente de nosotros.

Nadhia se sentó en el borde de la torre con los pies sobre el vacío, me indicó que la acompañase sentándome a su lado. Tomé asiento junto a la chica y simplemente disfruté del sabor del helado junto a aquella agradable brisa cargada de múltiples olores, algunos más deliciosos que otros.

—¿Te gusta? —señaló al paisaje—. Éste es mi hogar, mi mundo. Puede que no congenie con su gente, pero no me cansaré jamás de su aspecto.

—En cierto sentido me recuerda al mundo en el que había estado viviendo antes de que me encontrase con Kazuki —recordé—. Todos los mundos son únicos, casi hasta dan algo de miedo al no saber que puedes encontrarte en ellos—admití.

Miré al cielo, no se veían estrellas pero era como si pudiese sentirlas allí arriba observándonos.

—Me pregunto si uno de esos mundos es el mío —me quedé en silencio relajado por aquel agrable clima—. Recuerdo que alguien me había ofrecido una llave espada en el pasado, antes de conocer a mi actual maestro, también había estado en Tierra de Partida anteriormente, al parecer. Pero no sé nada más, tengo la esperanza de que algún día pueda recuperar todo lo que me falta, hay muchas cosas que desconozco sobre mí mismo.

por **EspeYuna** » Jue Abr 19, 2012 8:28 pm

—En cierto sentido me recuerda al mundo en el que había estado viviendo antes de que me encontrase con Kazuki —dijo Ragun, mientras degustaba el polo con ganas, disfrutando de la brisa que se sentía desde allí arriba—. Todos los mundos son únicos, casi hasta dan algo de miedo al no saber que puedes encontrarte en ellos—confirmó.

—Me pregunto cómo deben ser... hasta ahora, sólo he estado en Tierra de Partida y en el Bosque de los 100 Acres. Tengo muchas ganas de conocerlos... ¡quiero verlos todos! —concluí, sonriendo ante la idea. Mi aventura sólo acababa de comenzar—. Y de alguna forma, me siento más fuerte —añadí, recordando mi primer combate con aquel Xinjat, en el que, aunque salí algo mal parada, había sabido defenderme. La adrenalina que recorrí por mi cuerpo mientras luchaba, sin duda había despertado una parte que adormitaba dentro de mí. Y la cuál, me gustaba.

Imité a Ragun, observando el cielo. A pesar de que no se veían las estrellas, los mundos... ahora sabía que estaban allí. Escondidos. Pero existían.

—Me pregunto si uno de esos mundos es el mío —volví a mirar a mi amigo. ¿De dónde provendría Ragun? — Recuerdo que alguien me había ofrecido una llave espada en el pasado, antes de conocer a mi actual maestro, también había estado en Tierra de Partida anteriormente, al parecer.

—¿E...en serio? Vaya... ¿entonces estás recuperando la memoria? ¡Eso es genial! —dije, realmente contenta de que Ragun fuese recordando poco a poco. Y que hubiese sido en su pasado aprendiz, o quizás Maestro. Sin duda lo hacían una persona más increíble aún.

—Pero no sé nada más, tengo la esperanza de que algún día pueda recuperar todo lo que me falta, hay muchas cosas que desconozco sobre mí mismo —dijo, mientras terminaba su polo, el cual estaba empezando a derretirse.

—Ragun, me gustaría ayudarte a recuperar la memoria. Te lo debo. Me salvaste la vida en Tierra de Partida, y me has acompañado aquí hasta Villa Crepúsculo. Y si no fuese por ti, quizás... Xintaj... —hice una pausa. El sólo recordar sus ojos sangrientos y su risa me estremecía— Quizás ese hombre me hubiese llevado a saber dónde, la verdad, no sé ni que quería de mí... Evangeline —finalicé, ¡cómo para no olvidar ese nombre! ¿Quién sería? ¿Por qué aquel Xintaj me confundía con ella? —. Por cierto, Ragun, tengo que contarte la razón por la que me caí de mi Glider.

Y le conté todo, no me dejé detalle alguno del broche de plata. Por supuesto, no le dejé tocarlo. Tenía miedo de que le pasase lo mismo que a Zait, y a las alturas en la que nos encontrábamos, era bastante peligroso probar.

Entonces fue cuando me percaté de unas letras que recorrían el palo del helado de Ragun.

—¡Te ha tocado premio! ¡Genial! —exclamé, señalando las letras de Winner— Oh, pero... a estas horas no creo que esté abierta la tienda. Mmm... quizás deberías quedártelo de recuerdo. Una vez Dan me contó que da buena suerte en los combates de Struggle.

por **Sombra** » Jue Abr 19, 2012 9:02 pm

La historia del broche fue larga e interesante, en cierto modo parecía algo imposible, una historia de miedo. Pero creía en sus palabras ya que no había ni una mentira en ellas, lo sentía.

Seguí comiendo el helado hasta que solo el palo que sujetaba el polo quedó. Me di cuenta de la existencia de unas letras gravadas en él.

—¡Te ha tocado premio! ¡Genial! —exclamó con sorpresa— Oh, pero... a estas horas no creo que esté abierta la tienda. Mmm... quizás deberías quedártelo de recuerdo. Una vez Dan me contó que da buena suerte en los combates de Struggle.

—Struggle... ¿Es alguna clase de juego? Dan dijo que debería participar y había un cartel en aquella especie de cabaña.

"Ding, dong"
"Ding, dong"

Las campanas de la torre sonaron con fuerza haciendo que no pudiese escuchar nada por unos segundos, cientos de palomas que estaban reposando en la torre salieron volando asustadas hacia la puesta de sol.

—¿Deberíamos irnos ya? —hice ademán de activar mi armadura llevándome la mano al hombro.

por **EspeYuna** » Jue Abr 19, 2012 10:16 pm

—Struggle... ¿Es alguna clase de juego? Dan dijo que debería participar y había un cartel en aquella especie de cabaña.

—Sí. Consiste en que dos personas combatan con sus espadas de goma-espuma —dije, refiriéndome a la espada de mi hermano—. Cada una lleva pegada a su cuerpo un número específico de esferas. El objetivo del juego es acabar al final de contrarreloj con el máximo número de esferas, robando al contrario las que tiene. El torneo es este verano, si quieres podem...

"Ding, dong"
"Ding, dong"

Las palomas se asustaron del sonido que provenían de las campanas de la Torre del Reloj. Volaron hacia el crepúsculo, con absoluta libertad. Me reí para mis adentros. Hace unos meses, les tenía envidia. Siempre había deseado que me creciesen alas. Aprender a volar, para salir de allí. Por fin, lo había conseguido.

—¿Deberíamos irnos ya? —dijo Ragun, haciendo ademán de activar su armadura.

—Sí, ya es tarde —activé mi armadura e hice aparecer mi Llave-Espada. La lancé hacia el cielo y volvió hacia mí de nuevo, transformada en mi anaranjado transporte. Despegué, seguida de Ragun —¿Eh?

Alguien nos observaba desde la plaza de la estación, por lo que me asusté, pensando de que fuese algún vecino.

—Will... —susurré, y me acordé de sus palabras. ¿Por qué nos odiaba tanto? Nosotros manteníamos el equilibrio, ¿no? Miré a Ragun, sabiendo que no había hecho buenas migas con aquel misterioso personaje—. No le hagas caso. Él no tiene ni idea.

Al menos, eso era lo que yo pensaba.

---

Mientras, en el bosque, una figura paseaba en la oscuridad de la noche, buscando algo en concreto.

—Huela, mi amo, huela, jejej —otra figura le acompañaba, orgulloso de su hallazgo—. Es su esencia, sin duda, jejej... ¡argh!

El segundo hombre se empezó a retorcer de dolor en el suelo, como si una fuerza invisible estuviese aplastando sus órganos desde dentro.

—¿Cómo te atreves a tocar sus cabellos? ¿O a disfrutar de su aroma? —la voz ronca del "amo" inspiraba temor y pavor a Xinjat, quien intentaba recuperarse del terrible poder de su dueño, cuando éste cesó—. Recuerda, Xinjat, que no tienes derecho a eso. Eres una simple marioneta, ¿te ha quedado claro?

—Sí, mi señor, perdone mi atrevimiento, señor, jej...

El dueño de Xinjat se agachó para atrapar un puñado de hojas secas. Se levantó, las inspiró con deseo y, al reconocer aquel dulce olor, ¿sonrió?

—Ah... por fin... después de tantos años... has vuelto... mi preciada joya... Evangeline.

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por **Sombra** » Vie Abr 20, 2012 1:15 pm

—Sí, ya es tarde —confirmó mientras activaba su armadura y lanzaba su llave espada al cielo para transformarla en su tabla de windsurf de colores que me recordaron a los que predominaban en aquel mundo. La imité haciendo aparecer mi armadura y mi Glider, en cierto modo ambos vehículos se parecían. Monté en la tabla y me sujeté a la vela, empecé a subir en dirección al cosmos.

—¿Eh?

Miré a Nadhia, estaba contemplando algo abajo. Por un momento me asusté creyendo que nos había visto un ciudadano, pero pronto me di cuenta de que aquel atuendo era el mismo que llevaba el "Maestro de las ratas." Nos observaba en silencio con sus dos mascotas en cada uno de sus hombros. Pude percibir una mueca de desagrado en su rostro.

Sin duda nos odiaba ¿Quién era él realmente?

—No le hagas caso. Él no tiene ni idea —dijo la joven casi como leyéndome la mente. Asentí lentamente y los dos alzamos el vuelo, como aquellas palomas que volaban en libertad.

Volvíamos a aquello que sabía que podía llamar hogar.

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