[Tierra de Partida] ¡Estas malditas tecnologías!

[Zee]

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Encuentro entre Xefil (Zero) y Mei (HappyDelice)

Cronología
Xefil.- Anterior (ligeramente) a la Trama Entrenamiento extraño
Mei.- Anterior a la Trama Búsqueda implacable

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—Luz... No luz... Luz... No luz...

Mi constante repetición de aquellas palabras se veía acompañada por un suave movimiento de mi dedo índice sobre el interruptor de mi luz de noche. ¿Cuánto llevaba ya encendiendo y apagando la iluminación de mi habitación? ¿Diez, quince, tal vez treinta minutos? El desconocido funcionamiento de la electricidad en aquel nuevo mundo me resultaba algo fantástico, algo mágico, algo casi inexplicable... Algo que quería comprender en su totalidad. ¿Cómo era posible que un obre de cristal pudiese emular la luz de una vela e incluso superarla en brillo y potencia? ¿Realmente aquello conocido como electricidad podía compararse a los poderosos rayos que caían del cielo durante las furiosas tormentas?

No, en realidad, también tenía algo que ver que el entrenamiento de Nanashi me hubiese dejado destrozado y que la linterna fuese lo único con lo que podía interactuar desde mi cama. Si no hubiera tomado una ducha caliente (¡esta vez recordé cuál llave era la caliente!), seguramente ni siquiera hubiera podido mover mi dedo. ¿Acaso mi Maestra todavía me odiaba por haberla amenazado con una daga? ¿Tendría que compensarlo por el resto de mis días? ¿Acaso aquella mujer intentaba matarme lentamente, destruyendo mi cuerpo desde el interior con antiguas torturas que ella llamaba "entrenamientos"?

Entonces caí en cuenta que llegaría el momento en que Nanashi me daría la aprobación para salir a otros mundos. Aunque mi proceso fuese lento y doloroso, algún día podría salir en mi Glider a explorar las estrellas. Y seguramente en muchas de ellas habría cosas que no comprendería, cosas que me resultarían inexplicables o mágicas, cosas tan sencillas como una linterna pero que me parecerían el invento del milenio.

Bufé y me erguí sobre la cama. Me estiré hasta mi mesita de noche y del cajón saqué un diario de color verde, una pluma de ave blanca y un tintero. Lo abrí en la sexta página y escribí:

Día 6 en Tierra de Partida - Atardecer

Soy un idiota. Un retrógrada. Si no me aclimato a la tecnología de estos nuevos mundos, terminaré quedando en ridículo. Necesito entender todo (o la mayoría, por lo menos) y ponerme al nivel de otros Aprendices. Necesito probarle a Nanashi que puedo mejorar no sólo en combate y magia, sino en conocimientos.

Tras terminar de escribir mi crónica y guardar mis cosas de nuevo, me puse mis botas y mi saco. Todavía no era hora de cenar, y no podía quedarme encerrado en mi habitación revolcándome en mi patetismo. No. Iba a salir a leer a la biblioteca o a hablar con Nanashi o a seguir los cables de las linternas. Algo, lo que fuera. Necesitaba ponerme al corriente. En mi mente, repetí las últimas palabras que había escrito en mi diario:

Necesito a alguien que me enseñe. A un experto.

[A Nerd Girl]

Era el tercer día desde que llegó. El tercer día donde supuso ya saber , gracias a la biblioteca y a su curiosidad, como funcionaban los aparato eletrócnicos y la electricidad en sí. Tras algunos entrenamientos, ella acto seguido, ya desmontaba el despertador de tal manera que podía conocer cada uno de sus componentes y de su estructura.

Anotó en la mesa lo básico para que pudiese hacer que una bombilla funcionase: Generador, Conector y Receptor (Bombilla). Luego el interruptor era un Elemento de Control. Era Corriente Alterna y estaba toda la habitación conectada a un generador más grande y no perdían intesidad gracias a que estaban conectados de forma paralela. Anotó la ley de un hombre llamado Ohm: Intensidad es igual a Tensión entre Resistecia.Ya era casi una experta.

Aunque patosa a su vez. Estaba volviendo a su habitación, pero despistada pensando en futuros planes y de las palizas de Lyn.-¡Ay!- Se cayó al suelo de golpe. Se había resbalado. Estaba en frente de la habitación de un tal Xefil. Esperaba que este no estuviese en su habitación.

[Zee]

Y tan rápido como lo pensé, ya me hallaba frente a la puerta de mi habitación, dispuesto a llevar a cabo una investigación sobre los artefactos que me resultaban desconocidos. La primer cosa que debía comprender, por lo menos, era el funcionamiento de la electricidad como fuente de energía, así que decidí ir a la Biblioteca para buscar un libro sobre ello y, de paso, algo sobre el hechizo Electro.

—¡Ay!

Escuché un golpe justo en el momento en el que mi mano sujetó el pomo de la puerta. Preocupado, la abrí sin dudar y mi mirada se encontró con una joven tirada en el suelo, frotándose como si intentara amainar un dolor. ¿Acababa de caerse? A juzgar por el gritito que había escuchado anteriormente y por el ruido de algo golpeándose contra el duro mármol, sí.

—¡Eh, ¿estás bien?! —pregunté, nervioso, mientras rápidamente me acuclillaba para ayudarla a levantarse. ¿Y si se había hecho daño? Sentí mi preocupación aflorar de inmediato. Si era así, debía llevarla a que la atendieran en la enfermería. Le ofrecí mi mano y, con fuerza, la tomé por la muñeca intentando incorporarla.

La observé por primera vez. Era muy bonita; pequeña, de piel blanca y rasgos delicados, con una larga y algo ondulada cabellera de un color parecido al de la miel. Sus ojos de color avellana brillaban con intensidad, aunque no supe con certeza si era gracias a la luz o porque lagrimeaba por el golpe. Por otro lado, su atuendo estaba hecho con una tela aparentemente suave de color durazno y con costuras en dorado, de anchas mangas y cuello cerrado, que de una u otra manera acentuaba su feminidad*. Todo, en conjunto, era algo digno de contemplar.

—Espero no te hayas hecho daño... —murmuré. Luego, amable, quise presentarme—: Me llamo Xefil y vengo de Reino Encantado. ¿Eres nueva por aquí? Nunca te he visto. Porque si es así, yo también lo soy... algo...

Una semana ya era algo, después de todo.

—Aunque bueno... que no te haya visto ni una vez no te convierte en una nueva recluta, ¿verdad? —añadí, pues en realidad no sabía si me estaba equivocando. Intentando amenizar la situación, le sonreí un poco. Ahora sólo quedaba escuchar su respuesta y, si fuese necesario, acompañarla a la enfermería.

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*Es bastante difícil describir un qipao T_T

[A Nerd Girl]

Fuese quien fuese ya había deseado haber quedado tan mal al resbalarse. Estaba claro a pesar de haber llorado algo no tenía herida o fractura alguna, solo verguenza.

Verguenza, si, una caída tan estúpida no podía haber sido en cualquier otro momento. Por suerte no pasó en los entrenamientos, si no Lyn se enfadaría. Se había sonrojado. Vió al chico: Ojos y pelo semejantes a la madera de un cerezo. Era un marrón oscuro, pero finalmente el chico le resultaba mono y un poco mayor que ella. Decidió bajarse de las nubes. Quizas por que no era el momento.

Sus palabras eran algo que resonaban, ¿ tanto se notaba que era una novata? ¿algo nuevo? Ese chico era del Reino Encantado... ¿ Dónde supuestamente era? Ella era de Tierra de Dragones, así que solo le bastaba con buscar en un libro para saber a cuanta distancia estaba de su mundo.

En fín, decidió contestarle antes de que la tomase por muda o loca que se calla cuando hay un hombre. -Estoy bien, solo me he caido- No quiso resumirlo más o decantarse por una larga charla sobre lo patosa que era como para resbalarse en un pasillo 100% o casi seco.-Y si, soy nueva, llevo solo tres días nada más...- Se puso bien de pie y se arregló las dobleces de su falda y su quipao. - Puedes llamarme Mei, aunque mi nombre en verdad sea Kemu Yang y vengo de Tierra de Dragones- 'Mei', ese nombre era como la llamaban sus hermanos para acortar 'meimei' que significaba 'hermana menor'. Adoptó ese mote por el mero hecho de no decirlo por si su familia la buscaba de antaño. Aunque actualmente se había adaptado.

[Zee]

—Estoy bien, sólo me he caído —me respondió la chica finalmente. No pude sentirme más aliviado cuando escuché su voz, confirmándome que se hallaba sana y salva. Un suspiro descansado se escapó por entre mis labios. ¿Qué hubiese hecho yo si aquella Aprendiz hubiese resultado lastimada?

—Menos mal... —murmuré para mis adentros, incapaz de ser más honesto y ajeno a si la chica podía o no escucharme. Con un jalón más, finalmente logré ayudarla a incorporarse como era debido. Ya de pie, se acomodó su peculiar vestido y cabello, y respondiendo a mi saludo, continuó:

—Y sí, soy nueva, llevo sólo tres días nada más... Puedes llamarme Mei, aunque mi nombre en verdad sea Kemu Yang, y vengo de Tierra de Dragones

Kemu Yang "Mei"... Por cuestiones prácticas, decidí a partir de ese momento llamarla por su apodo, pues su nombre real me resultaría en un futuro, difícil de memorizar, y sería de muy mala educación tener que preguntárselo de nuevo. Con el tiempo, tal vez, me acostumbraría a llamarla así incluso conociendo su nombre, aunque supuse que realmente no le importaría.

Luego mi mente volvió a algo que Mei había pronunciado durante su presentación. Algo que, inevitablemente, tuve que repetir en voz alta:

—¡Dragones! —exclamé, emocionado. Olvidando por completo mis modales, hablé atropelladamente, sin apartar mi mirada ni un instante de Mei, como si esperara encontrar las respuestas a mis cuestiones en sus ojos avellana—. ¿¡En tus tierras hay dragones!? ¡En mi reino son tan raros que no son considerados más sino mitos de gentilhombres en armadura brillante que buscan rescatar a una dama o valientes guerreros que luchan por convertirse en monarcas! ¡Oh, ahora tengo que visitar tu mundo! ¿¡Te importaría mucho si te pido me cuentes más sobre él!?

Inmediatamente caí en cuenta de que había roto una de las reglas de la nobleza: jamás dejes que las emociones nublen tu juicio y te cieguen cual niebla. Y yo, futuro heredero del oficio de mi padre, había actuado como un niño tras haberse comido un chocolate. Qué vergonzoso... No pude evitar cubrirme la boca con sutileza, esperando no volver a estallar con semejante entusiasmo.

[A Nerd Girl]

-¡Dragones! -Vió como el chico no paraba de observarla de manera algo irritante para ella...- ¿¡En tus tierras hay dragones!? ¡En mi reino son tan raros que no son considerados más sino mitos de gentilhombres en armadura brillante que buscan rescatar a una dama o valientes guerreros que luchan por convertirse en monarcas! ¡Oh, ahora tengo que visitar tu mundo! ¿¡Te importaría mucho si te pido me cuentes más sobre él!?-

Se extrañó el comportamiento del chico. Hablaba como un loco y se tapaba la boca. ¿Qué eran esos mitos? Ella nunca había visto uno en verdad. Pero en el fondo no le importaba si en su mundo hubiese o no ese tipo de criaturas. ¿Tanta exaltación por venir de un mundo que posea ' Dragones' en su nombre? Aunque le pidiese que le contase sobre el mundo donde provenía...

Ella no sabía mucho del chico, pero ya con verle le resultaba algo gracioso, una leve risita soltó. - En verdad, yo no he visto ninguno, aunque hay leyendas sobre los principales ríos de mi mundo. Pero no se de ese tipo de mitos, nunca los he escuchado...- Ciertamente contó lo posible para bajar de las nubes al chico con sus alusiones a ver un dragón.- Además yo no se muchas leyendas...solo sé la más tradicional, pero hace años que no la recito a nadie...- Fue sincera y clara.

[Zee]

Mei se rió por mi comportamiento. ¡Demonios! Yo sabía que semejante actuación no era nada digna de la sangre azul. Y para colmo, había vuelto a hablar como estaba acostumbrado a hacerlo en las reuniones: con palabras complicadas y repitiendo mucho mi punto. Tenía que recordar que ya no debía forzarme a hacerlo, incluso si era inconsciente, pues ahora me hallaba rodeado por Aprendices de mi edad (la mayoría) en situaciones parecidas a la mía. Si continuaba comportándome de aquella manera, seguramente me ganaría bastantes risas... como la de Mei.

Me sonrojé.

— En verdad, yo no he visto ninguno —me dijo la chica, respondiendo a mi pregunta sobre los dragones en su mundo—, aunque hay leyendas sobre los principales ríos de mi mundo. Pero no sé de ese tipo de mitos, nunca los he escuchado...

Lo que significaba que seguramente no podría ver a un dragón jamás. Me sentí avergonzado, además, por haber asumido que su mundo poseía tan extrañas criaturas simplemente por el nombre. Seguramente era la denominación utilizada por los Maestros de la Llave-Espada, tal y como era "Reino Encantado" en caso de mi mundo. Aunque, después de todo, los dragones debían tener algo que ver con la cultura o religión para haber influido tanto en el título que se le otorgó al mundo.

— Además yo no sé muchas leyendas... Sólo sé la más tradicional, pero hace años que no la recito a nadie...

Probablemente aquella era la razón.

—Así que son igual de ficticios tanto para ti como para mí —expresé, encogiéndome de hombros. Me giré hacia Mei y le sonreí a manera de disculpas. Por un momento, mi mirada se encontró con la suya y, sin pensarlo, le dije—: ¿Estás ocupada ahora? Tal vez podríamos ir afuera y podrías contarme esa leyenda. Estoy seguro que la recitarás de maravilla —amable, le guiñé un ojo y comencé a caminar en dirección al vestíbulo principal y, más allá, la salida a los jardines.

[A Nerd Girl]

¿Recitarla de nuevo? No sabía, ya casi ni se acordaba...En realidad era inseguridad. Casi no hablaba mucho en estos tres días, era todo tan novedoso que se quedaba noches desmontando y viendo como funcionaban.


-Así que son igual de ficticios tanto para ti como para mí,¿Estás ocupada ahora? Tal vez podríamos ir afuera y podrías contarme esa leyenda. Estoy seguro que la recitarás de maravilla - Ella no podía contarle mucho...¿ Y si se escabullera? No. Sería muy de mala persona y eso ni lo era...podría llegar a ser borde hasta el punto de irritante, pero tan mala no.
-No me acuerdo mucho, lo siento...- Pero el chico ya se había ido hacia los jardines...¿ Le sigo? Eso si dudarlo fue hasta donde estaba él... Era de las pocas veces que salía a no ser que tuviese entrenamientos o algún propósito en especial.

Finalmente llegó...

[Zee]

—No me acuerdo mucho, lo siento... —escuché que Mei se excusaba, apenada. No le pedí más que eso; sencillamente me encogí de hombros y le dije:

—Bueno, no hay problema. Supongo que es una bonita noche, de todas maneras...

El sol ya se había puesto en Tierra de Partida. Mei me siguió de cerca sin decir nada; al lado mío, pero ligeramente rezagada. Si estaba avergonzada o si le había caído mal y sólo me acompañaba por educación no pude saberlo. Me sentí un poco mal por haberla prácticamente obligado a que fuera a los jardines conmigo, así que decidí hacerle un poco de conversación conforme nos acercábamos al vestíbulo:

—Así que... ¿cómo es tu mundo, más o menos? —para intentar que se sintiera segura, preferí hablar yo primero, para que pudiese ver que, por mi parte, no tenía problema en compartir mi historia—: El mío era, aparentemente, menos avanzado que éste. Nos dividíamos en reinos y nuestros gobernantes, los reyes, vivían en grandes castillos hechos con piedra sólida. No tenía linternas, ni duchas, ni bolígrafos ni nada tan... tecnológico. Y es por eso que me cuesta un poco adaptarme a Tierra de Partida.

Finalmente, llegamos a la entrada principal del castillo. A nuestro costado se extendía una larga escalinata y lo que antaño fue un hermoso patio rodeado por arcos de medio punto, aunque de éstos sólo quedaban ruinas rodeadas de enredaderas y otro tipo de plantas. A lo lejos, las gigantescas cadenas que sostenían el castillo brillaban bajo la luz de la luna y, más allá de donde podíamos ver debido a la altura a la que nos hallábamos, los jardines y las colinas.

—¿No vamos?

[A Nerd Girl]

-Así que... ¿cómo es tu mundo, más o menos?- La pregunta del chico...¿ Debería decir cosas buenas o cosas mediocres y aburridas? El chico habló primero...-El mío era, aparentemente, menos avanzado que éste. Nos dividíamos en reinos y nuestros gobernantes, los reyes, vivían en grandes castillos hechos con piedra sólida. No tenía linternas, ni duchas, ni bolígrafos ni nada tan... tecnológico. Y es por eso que me cuesta un poco adaptarme a Tierra de Partida.-

¿Menos avanzado? ¿ le cuesta adapatarse? Para ella ese lugar era como el paraiso comparado con su mundo...Aunque su mundo le resultaba algo de gusto a que sería dificil vivir entre piedras. En su mundo eran de madera y algunos materiales más...- Pues el mio era igual que el tuyo pero había un emperador, el cual nunca he llegado a conocer, y las ciudades eran llenas de farolillos de papel, que son como linternas, pero con fuego y de paso había fuegos artificiales en los dias festivos...Casas de madera y suelo de piedra, ropas ligeras hechas con seda y de preciosos adornos...- Mientras hablaba recordaba su septimo cumpleaños, la llevaron por primera vez a la Ciudad Imperial. Había fuegos artificiales y su madre le compró un quipao parecido al que lleva...Eran sus recuerdos más bonitos. Quizás si no se hubiese escapado...¿ Sería igual? -Aunque, en el fondo, solo te digo leves recuerdos de cuando visité la Ciudad Imperial por primera vez...Digamos que cuando era una niña de siete años. -

Al salir y ver la escalinata decidió levantarse el ánimo. Los jardines en el inicio de la noche eran preciosos. Le encantaba, en verdad nunca había salido de noche afuera de su habitación...-¡Que bonito se ve! ¡Vayamos a sentarnos en el cesped!- Tomó al chico de la mano para ir corriendo hasta el verde oscuro del cesped a causa de la noche.

[Zee]

Mei escuchó mi pequeña y poco acertada descripción de mi mundo atentamente. Ello pareció hacerla entrar en confianza, pues me contestó a mi pregunta con soltura:

—Pues el mío era igual que el tuyo pero había un emperador, al cual nunca he llegado a conocer; y las ciudades estaban llenas de farolillos de papel, que son como linternas, pero con fuego; y de paso había fuegos artificiales en los dias festivos... Casas de madera y suelo de piedra, ropas ligeras hechas con seda y de preciosos adornos... —de inmediato noté cómo Mei se emocionaba al hablar, especialmente por su apresurada manera de hilar las frases. Sus ojos color avellana se iluminaron, como si se hubiese vuelto a convertir en una pequeña niña entusiasmada a la que le cuentan una historia—. Aunque, en el fondo, sólo te digo leves recuerdos de cuando visité la Ciudad Imperial por primera vez... digamos que cuando era una niña de siete años.

Así que su mundo era muy parecido al mío, aunque con algunas ligeras diferencias culturales. Mientras yo tenía un rey, ella tenía un emperador. Si no estaba equivocado, en mi mundo también existían emperadores, pero vivían muy muy lejos, a este. Tardaban meses enteros en llevar especias exóticas hasta el castillo, donde nuestros comerciantes los recompensaban con nuestra propia mercancía. Y ahora que lo pensaba... ¡se parecían mucho a Mei! Sus rasgos, sus manierismos, sus vestimentas, su acento... ¡Todo!

Mi mente formuló una descabellada teoría. ¿Y si todos los mundos habían estado unidos en uno solo alguna vez? ¿Y si era por eso que, a pesar de haber sido distanciados por el infinito espacio, nos parecíamos en tantas cosas y nos resultaba tan sencillo comunicarnos? Si había sido así, muchas piezas del rompecabezas embonaban. Hice una nota mental: tenía que leer la historia de los mundos en la biblioteca.

—¡Qué bonito se ve! —dijo Mei de pronto, con su dedo señalando hacia las colinas. Sacudí la cabeza unos instantes para espantar aquellos pensamientos y descubrí que la chica me había tomado de la mano y ahora me arrastraba a los jardines, que finalmente entraban en mi campo de visión—. ¡Vayamos a sentarnos en el cesped! —me pidió.

No repliqué. Dejé que ella me guiara hasta el principio de la escalinata, y luego allí me adelanté unos pasos. Un caballero debe ir siempre delante al bajar una escalera, después de todo, pues si la dama llegase a caer él podría atraparla en sus fuertes brazos. Yo no era un fuerte guerrero, pero sí que era un noble caballero, así que por lo menos suavizaría su caída en caso de que aquello llegase a suceder.

Y sin dejar que soltase mi mano, la guié hasta una farola. Tal y como ella había dicho, me senté en el césped, esperando que ella hiciera lo mismo.

Ah... Los jardines eran tan preciosos de noche. Era una pena que los moguris hubiesen decidido regarlos un poco más temprano aquel día, pues el brillo del rocío bajo la luna era inigualable. En realidad, todo era hermoso: las estilizadas farolas, las bancas hechas de roca, las esculturas doradas, los altos árboles, las parejitas abrazándo--

—Oh, no... —murmuré muy bajo, esperando que Mei no me escuchara. Inmediatamente deslicé mi mano fuera del alcance de la suya. ¿Cómo se me había ocurrido aquello? La noche era el momento más romántico, elegido por numerosas parejas de Aprendices para pasar el rato abrazados juntos en una banca... o más que abrazados mientras la sombra de un árbol los ocultaba. Recé para que la chica no malinterpretara mis intenciones. Era bonita y todo, pero, aunque hijo de un noble, cortejar no era lo mío.

Intentando sacar otro tema completamente distinto a flote, declaré:

—Qué curiosas las farolas, ¿no crees? —dejé salir una risa nerviosa. ¡Demonios! Había hablado con el mismo rey varias veces y había invitado a muchachas desconocidas, hijas de nobles, a bailar. ¿Y aquella chica me ponía nervioso? No, no era Mei. ¡¡Era aquella incómoda situación!! Jamás me había hallado en semejante lío, ni siquiera en los bailes o banquetes. Por suerte, uno de mis talentos era el diálogo, así que seguramente la chica no notaría mis nervios mientras decías—: Quiero decir, eh... ¿Electricidad, cómo funciona? Tú vienes del mundo como el mío, ¿no, Mei? ¿Qué piensas de tanta tecnología?

[A Nerd Girl]

Ella se sentó a su lado, aunque más bien se había tumbado, y le miró. Era guapo en todas las perspectivas...Pero le notó nervioso y vió como apartó la mano dejandola algo fuera de su alcance.

-Qué curiosas las farolas, ¿no crees? - ¿Cambio de tema? En verdad se le notaba. Pero mejor era seguirle la corriente, no quería parecer algo borde preguntandole la razón de tal cambio de tema de conversación...- Quiero decir, eh... ¿Electricidad, cómo funciona? Tú vienes del mundo como el mío, ¿no, Mei? ¿Qué piensas de tanta tecnología?-

Electricidad, había descubierto ese avance tecnológico nada más ver las bombillas y otros aparatos que funcionaban de forma igualitaria a lo que ella hacía pero sin que funcionasen. Usaban generadores y cosas parecidas.

- En verdad ahora me siento mejor que en casa...nunca me aceptaron por que era algo avanzada al resto, creaba máquinas que funcionaban al dar vueltas a una manivela. Pero nunca vi antes algo como la electricidad. Bueno, pero para sseguí tercer día ya se lo suficiente como para saber como funcionan las cosas y como están conectadas...Aunque me dan ganas de volver a mi mundo y traer todos mis materiales para ver si funcionaban...-

Tenía muchas cosas, máquinas que portaban espadas y que podías hacerlos girar mientras dabas vueltas a la manivela, que eran para defenderse de ladrones u otros, y máquinas que servían para ayudar a no cansarse de manera que te sientes y que muevas la palanca durante la distancia para que se moviesen piernas mecánicas.

- oye, ¿ Y a tí que te parecen?-

[Zee]

—En verdad ahora me siento mejor que en casa... —confesó la chica, una vez se tumbó en el césped y cayó en mi trampa del salvavidas. Aunque supuse que habría notado el súbito cambio de tema, no dijo nada al respecto—. Nunca me aceptaron porque era algo avanzada al resto —continuó—, creaba máquinas que funcionaban al dar vueltas a una manivela. Pero nunca vi antes algo como la electricidad. Bueno, pero para ser mi [?] tercer día ya sé lo suficiente como para saber cómo funcionan las cosas y cómo están conectadas... Aunque me dan ganas de volver a mi mundo y traer todos mis materiales para ver si funcionaban...

En el fondo parecía algo nostálgica, aunque sostuviera todo lo contrario. Mientras hablaba, parecía recordar lo que había dejado atrás en Tierra de Dragones. ¿Sus inventos? ¿O tal vez su familia y amigos? ¿Quién le había metido el gusanito mecánico en la cabeza para que desde pequeña hubiese creado máquinas que, insistía, eran avanzadas para su mundo y época?

—Oye, ¿y a ti qué te parecen? —me preguntó de pronto. No pude evitar soltar una sonora carcajada.

—¿Que qué me parece? ¿Tú qué piensas, mujer? —me burlé, con una sonrisa en el rostro—. Obra demoníaca, por supuesto. Especialmente cuando confundo el agua helada con el magma líquido en la ducha. ¿Quieres que te cuente cómo logré electrocutarme con la literna?

Súbitamente recordé lo que había escrito en mi diario. Me rostro se iluminó mientras una sonrisa chueca y una mirada vacía aparecían en él. ¡Aquella era mi oportunidad! ¡Kung Yang "Mei" era mi salvación!

—¡Mei! —grité, mientras la tomaba por los hombros y la acercaba a mí para que me mirara a los ojos—: ¡Eres perfecta! ¡Tú eres la experta en maquinaria que necesito!

[A Nerd Girl]

-¿Que qué me parece? ¿Tú qué piensas, mujer? -Eso le sonó que iba a decir algo malo...-Obra demoníaca, por supuesto. Especialmente cuando confundo el agua helada con el magma líquido en la ducha. ¿Quieres que te cuente cómo logré electrocutarme con la literna?-

¿ Electrocutarse con una linterna? ¿ Era más patoso que ella? Se le iluminaron los ojos, no tenía pinta de que ese chico pensase en algo común...

-¡Mei! - Dirigí la mirada atenta al chico. Estaba algo asustada sobre lo que diría¡Eres perfecta! ¡Tú eres la experta en maquinaria que necesito!-

¿Perfecta? ¿ Experta? Ese chico estaba bastante ilusionado pero nos sabía la razón....¿Quién creyó que le pasase eso tan solo por haberse caído en frente de su habitación? Bueno, había sido catalogada como experta por ese chico, pero nunca había sido llamada así...solo le decían genio o loca...

- ¿Gracias? No se, nunca me han dicho eso, solo es que por curiosidad me hize una genio sobre eso pero no se mucho que quieres que haga...-

[Zee]

—¿Gracias? No sé, nunca me han dicho eso —admitió la chica, avergonzada. Como respuesta, sólo le dediqué una leve sonrisa, mientras escuchaba cómo intentaba restarle importancia al asunto—: Sólo es que por curiosidad me hice una genio sobre eso, pero no sé mucho qué quieres que haga...

Me incorporé del césped dramáticamente y, con un movimiento de brazo, materialicé mi Llave-Espada. Con el extremo apunté hacia Mei, mientras declaraba:

—Serás mi tutora de ahora en adelante. Cuando lo veas acertado, me entrenarás como un aprendiz de mecánico, ¿te parece bien? Por ahora... —aparté la Llave y con ella apunté a la farola bajo la que nos habíamos sentado— ése es el enemigo. Lo primero que debo entender, con tu ayuda, es la electricidad... ¡ah, pero sólo lo básico, no hay necesidad de meternos con futones ni miutrinos, ¿eh?!

Desaparecí mi arma y me puse de cuclillas junto a Mei, donde la miré a los ojos con una sonrisa sincera. Intenté transmitirle mis sentimientos con mi semblante y mi mano extendida hacia ella, invitándola a seguirme. Hice un gesto con la cabeza, señalando hacia la brillante farola.

—¿Qué dices, Mei...? ¿Serías mi Maestra y permitirías que yo fuese tu Aprendiz?

Mi mano seguía abierta y extendida hacia ella, y de mi rostro no había desaparecido mi sonrisa.

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¿Qué dices si terminamos el Encuentro ya? Hemos abarcado el mínimo y, aunque es posible extender esto todavía más, creo que será más que suficiente si le damos un final algo abierto en donde lo hemos dejado. Te otorgaré el último post y, una vez terminemos, le pediré a alguien que nos califique ^^