Qué graciosillo el enano, ¡Pooh, decía que se llamaba! No tuve en cuenta que no volvería en mucho tiempo, pero, de todas formas, miré hacia Saxor, con su súper armadura cogiendo la miel. ¡Buena idea! La armadura haría que no le picasen las abejas. Lo que yo decía, humanos inteligentes...
¡Vaya día! Al conocer a Saxor también había conocido indirectamente a Guilmon y a Winnie the Pooh. Y eran todos simpáticos, qué suerte. Aunque quizás Winnie fuera un poco... ¿infantil?
Me lancé a por el tarro saltando y corriendo. Saxor había chocado contra el árbol: súper gracioso. Pero no reí, si no que cogí el tarro con las dos patas y lo posé en el suelo. A lo que luego fui acercando con el hocico hacia Pooh. Al llegar hasta él, lamí un poco los bordes con la lengua. Él, ni corto ni perezoso, metió su manaza y empezó a chuparla.
─¡Juas! Hay para todos ─y me alejé, para referirme a Saxor─. ¡Saxor! Nuestra "misión" ha concluido, ¿nos piramos?... o ¿quieres una poca miel? Es que yo no tengo un tarro para llevársela a Rydia, y, tampoco sería ético llevarme éste. ¡Si es de nuestro amigo Pooh! Oye, por cierto, ¿ya lo conocías? ¿Y quién es Zait?