[Nunca Jamás] Destino

por **Little Sho** » Dom Ene 13, 2013 11:21 pm

Alec Ocus

Truth se quedó perplejo al escuchar las palabras de Alec. ¿Cómo era posible que no conociese el riesgo del asunto?

—¡Pues agárrate a algo! Esta es posiblemente la historia de un hecho que asoló un mundo entero. Antes te confundí con un Maestro de la Llave Espada. Mis jefes me han dado la estricta norma de no dejar que se inmiscuyan en esta misión. Pues, verás, ellos tienen cierto recelo a hablar sobre otros mundos. Aún no entiendo por qué. Pero teniendo en cuenta el nivel tecnológico de esta isla y tu aparato volador, deduzco que tú también vienes de fuera. Yo soy de Cronox, un mundo un tanto extraño. Más desde que los humanos llegaron a él. Una cosa curiosa de sus habitantes es sus orejas, son distintas a las de los demás. Pero eso no significa que cualquiera con orejas puntiagudas sea un Cronoxiano. Aunque hay muchas posibilidades de ello.

Truth hablaba y se enrollaba constantemente. Es más, si Alec no le paraba, seguramente acabaría sin saber lo que en un principio le preguntó. Por otro lado, lo cierto es que ése era un buen momento para hacer preguntas, ya que había una extraña calma que podría no durar mucho.

Fyk H'Gaajk & Maya Zawrid

—Porque mi hermana me lo pidió—Shadow sonó rotundo, directo y muy serio, a la vez que miraba a Umbreon de reojo—. Y yo que tú tendría cuidado con llamarlo circo. Pese a que quede muy poco de él, Cronox fue un honorable lugar en su momento, hasta que Christian Linus lo destrozó.

Shadow estaba seguro de sus palabras, aunque se guardaba una verdadera opinión personal respecto a Linus. Confiaba y mantenía una extraña fe en que, si alguien como Christian había hecho aquello, tendría una buena razón a sus espaldas.

Por su parte, Umbreon intentó suavizar la situación con Fyk.

—Siento mucho que te hayas visto involucrado en esto, Fyk. Pero créeme, yo tampoco entiendo nada de esto. Quizá podríamos unir la información que ambos tenemos…

Ésa era una buena idea, la verdad. Aunque sería bastante difícil ponerla en práctica, ya que, mientras los jóvenes hablaban, el Guardián de la vida puso rumbo a lo alto de una de las montañas de la isla.

—¡Eh, tú! ¡Espera!—Shadow alzó la mano intentando evitar que el Guardián se fuese—. ¡Umbreon! ¡Rápido!

La joven, nada más escuchar a su hermano, alzó ambas manos y creó un escudo de fuerza que retuvo al Guardián durante unos instantes. Enseguida se dio la vuelta y miró a ambos hermanos con una cara de muy pocos amigos.

—¡Necios! Me temo que no me dejáis otra elección…

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Desde el fondo de la laguna, varios remolinos de agua surgieron hasta alcanzar grandes alturas, rodeando a los presentes y creando una llovizna que poco a poco los mojaba.

—Habéis elegido un mal camino…

Fyk y Maya quizá tendrían muy poco que ver con todo aquel asunto, pero los pobres estaban en el medio. ¿Qué más podían hacer? El escudo de Umbreon también les rodeaba a ellos, por lo que no podrían salir de allí hasta que lo quitase. Quizá si permanecían quietos no correrían ningún peligro. O quizá no. Al poco de surgir los remolinos, el Guardián de la vida, con unos ágiles movimientos de manos, invocó una gran bola de energía que cada vez se hacía más grande. En un momento cúspide de poder, la lazó directamente hacia Maya, sin bacilar un solo instante. Shadow se interpuso en su trayectoria e intentó desviar la bola, algo que le causó algo de daño. Pero peor hubiera sido haberla recibido de lleno.

—Has venido a buscar a Zait, ¿no? Aunque no lo parezca, este parece ser un buen sitio para empezar a buscarlo. Y ése de ahí, el hombre adecuado.

Si Fyk y Maya se fijaron bien durante el ataque, podrían notar que la altura de los torbellinos de agua descendía cada vez que el Guardián de la vida cargaba su ataque.

***

Por su lado, Zait seguía; a saber dónde, convertido en perro. En una extraña forma de Tak que él desconocía. Un extraño vínculo con Cronox, una puerta que no muchos podían atravesar. Y por lo visto Midna era su soberana. Zait seguía enormemente confuso. No podía entender cómo su vida se había complicado tanto.

—Comencemos por el principio…

Frente a la forma canina de Zait, apareció una luz cegadora que poco a poco adaptó la forma de una gran ciudad llena de edificios. Cada vez más cerca, Zait se dirigía hasta lo que parecía una pequeña casa, muy hogareña y placentera. Ése fue su primer hogar.

—Zait, hay recuerdos en tu interior que han sido almacenados en una caja fuerte. En un lugar al que no puedes acceder. Tu padre, Christian Linus, se encargó de que aquello se cumpliese como si de una orden divina se tratase. Él urdió un plan perfecto, inquebrantable. La única pega de aquel magnífico tramado, es que llevaría mucho tiempo. Más de un siglo. Siendo él muy joven… Conoció la existencia de otros mundos y, de manera ilegal, consiguió escapar del suyo. Así fue como conoció a tu madre, Juliet. Tu madre pertenecía a una importante familia de Cronox. Hay un enorme legado tras de ti. Dicho legado lo levantó tu abuelo, Zait Laind, de quién has heredado su nombre, pese a que el tuyo es David Linus, en realidad. Tu padre, para escapar de su mundo, tuvo que controlar el espacio. Algo muy peligroso, que quizá lo perjudicó gravemente. Pero… Para poder llevar a cabo su plan de una manera brillante… Aprendió a dominar el tiempo, un secreto guardado en los confines más inaccesibles de Cronox. Y para ello… Tuvo que llevar el caos al lugar y hacer de él su reinado. Para poder escapar de cualquier castigó, os usó a ti y a tu madre de una manera que jamás pensasteis. Primero, te escondió en un lugar en el cual nadie jamás pensaría. Un lugar en el que no pudieses crecer, y prevalecer así en tu inocencia. Y con ello, en tu ignorancia. Y para eso, viajó a través del tiempo, un siglo atrás, para que nadie, nunca jamás, te encontrase…

por **Final Fan** » Lun Ene 21, 2013 9:11 pm

Umbreon parecía estar tan confusa como yo, lo cual dudaba viendo que al menos ella tenía una ligera idea de quién era aquel hombre que de repente nos había marcado como el obstáculo que más lo alejaba de su objetivo, que no era otro que... ¿Zait? En cualquier caso, el chico que había llegado con Maya la había protegido de un ataque que no parecía lo que se dice débil. Les podía dar un voto de confianza por aquello.

—¡Agh, está bien! —me resigné, invocando mi Llave Espada y moviéndome hacia la retaguardia—. ¡Os intentaré ayudar en lo que pueda!

Pensé un poco en lo que acababa de ocurrir y extendí mis brazos hacia el improvisado guarda de Maya, que parecía que iba a ser el que se llevase más golpes debido a su actitud defensiva.

—¡Escudo! —conjuré, pensando en la naturaleza mágica de los ataques de aquel Guardián de la Vida.

por **Zodiark** » Mié Ene 30, 2013 9:17 pm

—Porque mi hermana me lo pidió. Y yo que tú tendría cuidado con llamarlo circo. Pese a que quede muy poco de él, Cronox fue un honorable lugar en su momento, hasta que Christian Linus lo destrozó.

—Ya, bueno... —dije cruzándome de brazos—. En cualquier caso...

—¡Eh, tú! ¡Espera!—me interrumpió Shadow al ver que el Guardián de la Vida se estaba escapando—. ¡Umbreon! ¡Rápido!

Umbreon, siguiendo la orden de Shadow, creó una especie de campo de fuerza que dejó al peliblanco encerrado... con nosotros.

—¡Necios! Me temo que no me dejáis otra elección... Habéis elegido un mal camino…

Unos grandes remolinos comenzaron a salir del agua de la laguna salpicándonos, y el tipo peliblanco comenzó a crear una bola de energía en sus manos, la cual lanzó hacia mí a toda velocidad, sin darme tiempo a reaccionar. Cerré los ojos instintivamente y, al ver que no me había ocurrido nada, los volví a abrir para comprobar que Shadow había desviado la bola interponiéndose entre ella y yo.

—¡Gracias!

—Has venido a buscar a Zait, ¿no? Aunque no lo parezca, este parece ser un buen sitio para empezar a buscarlo. Y ése de ahí, el hombre adecuado.

—No parece que esté muy dispuesto a colaborar —comenté antes de suspirar resignada y preparar mi Llave Espada—. ¡Te vas a enterar!

—¡Agh, está bien! —me resigné, invocando mi Llave Espada y moviéndome hacia la retaguardia—. ¡Os intentaré ayudar en lo que pueda!

Fyk conjuró Escudo sobre Shadow y yo también tenía que hacer algo.

—Tsk... Si supiera realizar algún hechizo eléctrico podría intentar mojarle con los remolinos y darle con él... ¡Shadow, ¿qué hacemos?! ¡Tenemos que detenerle!

En cualquier caso, volví a mirar al Guardián de la Vida. No era muy prudente acercarme mucho y no podía hacer gran cosa desde lejos, así que se me ocurrió algo: en cuanto volviese a estar cargando su bola de energía, lanzaría mi Llave Espada como si fuera una javalina contra ella para tratar de hacerla explotar y aturdirle. No sabía qué pasaría si lograba darle, pero en cualquier caso no tenía más remedio si quería tratar de darle una paliza a aquel tío.

por **LightHelco** » Mié Ene 30, 2013 10:17 pm

Si con aquella simple pregunta esperaba encontrar una simple respuesta, es que no conocía a la persona que me acompañaba.

Olvidándose sobre lo que pedía, empezó a relatarme una aburrida historia sobre un mundo que poco me interesaba a mí. No estaba interesado en conocer la anatomía croxiana, pero estaba claro que como no callase pronto a ese chico iba a tener que agarrarme a algo…seguramente mi Glider para irme de allí y buscar por mi cuenta, quizá hasta fuese más rápido que acompañado por aquel zopenco.

—Eh, ¿quieres dejar la verborrea? —le corté mirándole de forma intimidante —. Tengo que encontrar a ese chico antes de mañana, así que prefiero que me cuentes los detalles más importantes y subamos a la cima sin tardar.

Dandole la espalda seguí adelante, no nos quedaba nada para subir hasta arriba y dudaba que tras el aviso el chaval volviera a contarme la historia del mundo. Aunque si lo hacía no sé si me aguantaría el no freírlo con un Electro.

por **Little Sho** » Dom Feb 03, 2013 6:32 pm

Alec Ocus

Truth abrió tanto los ojos que parecía que quisiesen salir disparados de su cabeza.

—¡Vaya! ¡Perdóneme señorito! Pero, aún así, creía que ya te había pedido disculpas por haberte atacado. Pero creo que yo he mostrado algo de respeto, ¿no crees?

De un modo u otro, en el mismo instante en el que el joven de la guadaña terminó de hablar, el suelo comenzó a temblar. Los árboles más finos se zarandeaban y una gran corriente de aire comenzó a arrastrarlos en todas direcciones. Cada vez se les hacía más difícil andar, tanto que el joven Seeker corrió hacia Alec, le agarró con una mano y con la otra clavó su guadaña en el suelo. Posiblemente, el trajeado tendría que sujetarse el sombrero, porque si no tardaría mucho en encontrarlo. Las nubes cubrieron el lugar y la luz fue, poco a poco, desapareciendo hasta ser prácticamente escasa. Un extraño y azulado haz de luz tenue parecía brillar entre tanto descontrol. Repentinamente y como, por arte del destino, todo cesó y ambos cayeron al suelo. Por suerte, desde poca altura, pues ya que la guadaña de Truth les mantuvo cerca de tierra todo lo que pudo. El joven del arma se sentó en el suelo y se llevó una mano a la cabeza. Estaba a punto de mustiar algo cuando una suave melodía penetró en su mente. Si agudizaba el oído, Alec también podría oírla, cada vez más fuerte, cada vez más intensa

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¿Sería aquello un piano? Tenía ciertos toques modernos. ¿Era quizá algo tecnológico? Fuese cierto o no, era una música muy artificial. Un violín, puede que un violín también estuviese en el asunto.

La música corría por su mente, cada vez más deprisa, cada vez más fuerte, cada vez con más intensidad.

Todo a su alrededor se volvió negro. Tan sólo un puñado de partículas azules, como luciérnagas, adornaban el lugar que parecía haberse transformado.

No había nada más allí, nada que no fuese efímero y eterno a su vez. Sólo un manto negro. Podrían pensar en cualquier cosa, pero aquella melodía acaparaba su mente. Parecía sonar en su propio interior.

—¿Qué… qué es esto? —comentó Truth, prácticamente absorto.

A lo lejos, quizá kilómetros desde su posición, pudieron ver un rayo con un tono azul eléctrico que se dirigía hacia ellos desde una gran lejanía. Oscilaba de arriba abajo con el mismo ritmo con que lo hacía la música. Se acercaba a ellos, les perseguía, les buscaba. La música se volvía cada vez más frenética, más intensa, más molesta. Traía consigo demasiada energía, demasiados tonos, demasiado ruido. Pero no era un ruido cualquiera, era un ruido melódico, un ruido extraño.

—¿Estáis preparados?

El rayo llegó hasta su posición y comenzó a girar en torno a ambos jóvenes, creando una extraña circunferencia, hasta que, siguiendo el mismo ritmo que la canción, el rayo explotó. La atmósfera se transformó en un extraño ambiente futurista, plagado de luces y muchos colores, como una manifestación artística de miles de sentimientos en uno solo. De aquella extraña imagen, surgió una figura.

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—Despertad.

Alzando la mano, lo que parecía un joven lanzó una bola de energía multicolor hacia Truth, la cual, al igual que el rayo del que provenía, avanzó hacia él al ritmo de la música. Al llegar al pecho del joven Seeker, el ataque explotó en miles de formas y colores, creando algo parecido a una explosión de serpentinas, a una lluvia de pintura, a una piscina con millones de bolas. Truth cayó al suelo abatido y se llevó las manos a la cabeza. Sentía ira, frustración, alegría, emoción, tristeza, melancolía, envidia, ambición, perdición, nostalgia, extrañeza, miedo, valor, confianza, desesperación. Por su mente pasaban todo tipo de imágenes y sentimientos, todo menos neutralidad. Sentía que el futuro, el pasado y el presente fluían a través de su mirada.

El joven dio un paso. Por cada movimiento, por cada palpitación, todo aquello que le rodeaba cambiaba de tono y de forma al ritmo de una música nerviosa.

—Deja fluir… Tus sentimientos.

Otra esfera de energía surgió en la palma de su mano izquierda, la cual apuntaba directamente hacia Alec y, sin mediar palabra, disparó.

Cuando el proyectil de energía estaba a punto de chocar contra Alec, una guadaña se interpuso en su trayectoria, haciendo que éste explotase y llenase todo de color. La onda expansiva posiblemente hiciese retroceder al joven aprendiz, pero lo único que sufrió daños de aquello fue la guadaña de Truth, que ahora le serviría de muy poco.

—Al fin te encuentro… Christian Linus.

Fyk H'Gaajk & Maya Zawrid

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Shadow miró al joven Fyk en cuanto hubo realizado el hechizo escudo sobre él. Asintió levemente y levantó el dedo pulgar en símbolo de agradecimiento.

—¡Christian Linus tiene el castigo que se merece! Atrapado en los confines del tiempo… No puede volver. No debe volver.

El Guardián, mientras hablaba, comenzó a conjurar otro ataque de estructura similar. La Llave Espada de Maya, a modo de proyectil, atravesó limpiamente. Sin embargo, impactó de lleno en el propio Guardián, lo que hizo que se desestabilizase y tuviese que frenar su ataque, pese a que los daños fueron escasos. Aún así, Maya ahora tendría que ir a buscar su espada o materializarla de nuevo.

El Guardián, ofendido, cesó los chorros de agua que le defendían y se acercó a una superficie de tierra. Moviendo las manos ilusoriamente, arrancó un gran trozo de piedra que elevó por encima de su cabeza. Shadow, al ver lo que pretendía, dio varios pasos atrás e invocó dos sables de energía adheridos a sus brazos. Parecían hojas punzantes llenas de electricidad que formaban parte de su anatomía, pese a que tenían poca consistencia.

Al mismo tiempo que el enemigo lanzaba el enorme pedrusco hacia ellos, Shadow comenzó a correr y saltó hacia el Guardián, cortando en su camino el pedrusco gracias a sus hojas. Se agarró a la superficie de uno de los trozos y se impulsó directamente hacia su contrincante, rotando sobre sí mismo para realizar un tajo aéreo.

Una vez el Guardián hubo recibido el ataque, alzó las manos y un chorro de agua golpeó a Shadow haciéndolo caer al agua.

—¡Fyk! ¡Por favor, sácalo de ahí! ¡Corre peligro! —chilló Umbreon, preocupada por lo vulnerable que era su hermano en aquella situación.

Para ahorrar tiempo, invocó un lanzamisiles que disparó contra el Guardián y que impactó de lleno sobre él, creando una explosión que lo alejó de Shadow.

***

—Vivir en la miseria es algo que bien conoces, Zait. Y al igual que tu abuelo, tu padre también. Él era un hombre ambicioso. Y tenía una fuerza de voluntad necesaria para lograr aquello que se proponía. Pese a ser alguien humilde y honesto, su sangre fría dominaba su mente. Él creció ahogado por un sistema que no le permitía volar, un sistema que quería teñir todo de blanco, negro y gris mientras él lo veía todo colorido. Era un joven soñador, que disfrutaba imaginando cuál sería el secreto que guardaban las estrellas del firmamento. Él sentía el sufrimiento ajeno, algo que odiaba en grandes cantidades. No entendía por qué unos tenían tanto y otros tan poco. Y, conforme creció, comprendió que todo aquello seguiría así si nadie se disponía a cambiarlo. Y… Siendo algo más joven que tú… Descubrió este mundo, Nunca Jamás, y el mágico secreto que guarda. Entonces, una sonrisa iluminó su mirada.

por **Final Fan** » Dom Feb 03, 2013 11:34 pm

—¡Fyk! ¡Por favor, sácalo de ahí! ¡Corre peligro!

—¡Ay, madre! —exclamé, preocupado.

El chico cuyo nombre no conocía había caído al agua, lo cual me parecía normal dada la situación en la que estábamos. Pero el aviso casi desesperado de Umbreon hizo que me pusiese en guardia. ¡Tenía que actuar rápido!

—¡Rubí! —exclamé, mientras saltaba del risco en el que nos encontrábamos hacia el lugar en el que había caído el compañero de Umbreon— ¡Lévita!

Vi cómo un rayo de luz bajaba desde el cielo hasta donde había estado yo de pie hacía unos segundos. Noté mi cuerpo mucho más ligero de repente, y vi que Rubí se colocaba cerca de Maya justo después de materializarse y realizar su hechizo sobre mí. Asentí mientras me quedaba suspendido en el aire, casi como había estado hacía unos momentos el Guardián de la Vida. Cogí impulso y me lancé hacia el agua para rescatar al chico.

No tardé en encontrarlo bajo la superficie de la laguna. Me impulsé lo máximo que pude pataleando y dando brazadas como un poseso hasta alcanzarlo. Me agarré a su espalda y lo intenté sostener con mis brazos por debajo de las axilas, pero el agua no me dejaba levantarlo. ¡No podía ascender ni un ápice! ¿Cómo podía salir de allí?

...

—¡Aero! —pronuncié.

Una capa de aire surgió de mi cuerpo y nos rodeó a los dos. El agua se apartaba de nosotros, como si estuviésemos encerrados en una cúpula submarina. El aire fluía con gracia a nuestro alrededor, y el efecto de Lévita me permitía volar dentro de aquella mágica esfera como si estuviese fuera del agua. Gracias al impulso del hechizo pude llevar conmigo al chico sin dificultad.

—¡Y hacia arriba que vamos! —exclamé, rompiendo una vez más la superficie, aunque esta vez desde el lado opuesto.

Una vez fuera, solté al amigo de Umbreon en donde había invocado a Rubí, y le dediqué a la chica un pulgar hacia arriba y una sonrisa. Luego me encaré con el Guardián.

—¡No tienes derecho a atacarnos de esta manera! ¡Déjanos a Zait y a nosotros en paz!

Con el poder de Lévita y Aero combinados, me lancé hacia él con potencia desde arriba, a gran velocidad, con los puños por delante y con intención de golpear directamente sobre él.

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por **Zodiark** » Mar Feb 19, 2013 6:02 am

Mientras Fyk corría al rescate de Shadow, materialicé de nuevo la Llave Espada en mi mano. Utilizar mi arma como jabalina había resultado útil para detener su ataque, pero no parecía haberle dañado demasiado, y no sabía si acercarme a él para atacarle directamente iba a ser buena idea, así que, mientra la batalla continuase, debía cubrir a los demás desde la retaguardia. Así pues, mientras Fyk volvía con Shadow, realicé Libra sobre él.

—¡No tienes derecho a atacarnos de esta manera! ¡Déjanos a Zait y a nosotros en paz!

Después de dejar a Shadow con Umbreon, Fyk se lanzó directamente a por el Guardián de la vida.

—¡Fyk, ve con cuidado! —le dije al chico mientras me acercaba rápidamente a Shadow—. ¿Te encuentras bien? Si lo necesitas, puedo curarte.

Dirigí mi mirada al Guardían y suspiré. Después, volví a mirar a Shadow y a Umbreon.

—¿Qué se supone que le pasa a este tipo? —pregunté a los hermanos, aún confusa por la situación. No sabía ni dónde me había metido, solamente quería que aquel tío nos dejara en paz y poder buscar a Zait tranquilamente.

por **Little Sho** » Mié Mar 06, 2013 1:31 am

Fyk H'Gaajk & Maya Zawrid

El golpe de Fyk fue limpio y directo. El enemigo apenas se tambaleó, pero sus actos fueron frenados. Puede que sus ataques fuesen potentes, pero no debían ser interrumpidos y necesitaban de un determinado tiempo para ser realizados. Y podían parar con un mínimo ataque. O eso parecía. De un modo u otro, el golpeado no pareció reaccionar contra Fyk, más bien notó algo que se salía del límite de su agrado.

El Guardián se giró hacia la joven bruja en cuanto hubo comprobado el hechizo que había lanzado sobre él. Una de sus cejas se arqueó y su mano comenzó a alzarse hacia el cielo lentamente.

—Mi nombre es Edward Smith, querida. Y no quiero realizar una pelea en vano. Créeme. No tengo nada en contra vuestra, ni tampoco siento nada despectivo contra la famosa pareja de hermanos. Sin embargo, es mi deber como Guardián y como habitante impedir aquello que Christian Linus esté tramando, sea lo que sea. Es más, esto es un asunto personal, pues ya que él mató a mi joven nieto Nathan, una pérdida que aún siento.

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Maya seguramente se preguntaría dónde estaba gran parte de la salud que había perdido, pues ya que el Guardián no se encontraba en perfectas condiciones. Teniendo en cuenta, además, su capacidad regenerativa, la única cuestión lógica sería pensar que la perdió poco antes de luchar contra ellos. O quizá no. Quizá él mismo respondiese a aquella pregunta. O no.

De un modo u otro, mientras Maya examinaba los datos que recibía del enemigo, Umbreon se lanzó hacia Shadow, preocupándose por su hermano.

—Fyk… Quizá esto suene raro, pero creo que tengo una idea. Debéis contestar, rápido. ¿Sois dueños de vuestro propio destino? ¿Ha sido nuestro encuentro casualidad o destino? ¿Qué es más importante para vosotros?: Realizar vuestro sueño, vivir con intensidad, aprovechar el tiempo, luchar por vuestros ideales o encontrar el amor. Responded antes de que baje su mano—dijo la chica nerviosa, mirando hacia Edward Smith—, o será demasiado tarde.

Edward, por su parte, permanecía impasible. Con una mirada seria y perdida. Parecía seguir recordando las últimas palabras que sus labios dijeron: él mató a mi joven nieto Nathan.

Por otro lado, Si Fyk entrecerraba los ojos y aguzaba la vista mientras dirigía su mirada hacia el Guardián, vería desde su posición un eléctrico rayo azul inquieto que se movía en todas direcciones. Es más, podía incluso escuchar una ligera y sorda melodía en su interior, aunque prácticamente inaudible e inentendible.

Alec Ocus

Ni Truth ni el supuesto Crhistian reaccionaron ante la pasividad de Alec. El supuesto Linus era un joven, no sólo de menor altura, sino que también de menor edad que Truth y el aprendiz. Sin embargo, parecía radiar mucho poder. Pero era sólo eso. Únicamente lo parecía. O tal vez no, por su bien y; pensando lógicamente, Alec no debería pararse a pensar si aquello era cierto o no. Tan sólo tenía que ver el estado del odiado Seeker. Sin embargo, tanto la luz, como la música y los miles y millones de colores que estallaban en miles de formas y figuras se apagaron completamente. Linus descendió y puso sus pequeños pies en la tierra, adquiriendo cada vez más unas tonalidades propias. El joven tenía un profundo y oscuro pelo lacio con muchos reflejos azul eléctrico. Mejor dicho, el joven parecía tener electricidad estática propia. Desprendía un aura azul que no resultaba del todo fiable. Su ropa combinaba a la perfección con estas características, las cuales imitaba.

El ambiente acogió una tonalidad neutral, el joven no desprendía sentimiento alguno, tan sólo los observaba desde sus trascendentales pupilas.

***

El suelo comenzó a vibrar y gran parte del supuesto teatro mitológico que Midna tenía montado parecía desmoronarse. La voz de la mujer adquirió un tono cada vez más nervioso y comenzó nombrar a Daniel Zath en alto.

—¡Maldita sea! ¡Daniel! ¡Daniel! Dios mío… Zait, despierta. ¡Zait! ¡Despierta! Demonios… Zait, tienes que salir de ahí. ¡El crepúsculo no es estable! Joder… Se supone que habíamos conseguido realizar la conexión. Era prácticamente imposible que la conexión se cortase. Eso sólo podría pasar si alguien como… … No. Imposible. ¿Hemos tenido esa casualidad? ¿Ha querido su dichoso destino que esté aquí? ¡Zait! ¡Vamos! ¡Despierta de una vez! O no volverás a hacerlo nunca…

por **LightHelco** » Mié Mar 06, 2013 12:10 pm

Christian Linus.

Una nueva cara y un nuevo nombre que tendría que memorizar si no quería perderme en aquella extraña misión. Por su apellido tenía que ser un familiar del susodicho David Linus y por su edad debía ser un hermano o primo, tampoco es que estuviese muy interesado en la genealogía de este.

El joven que teníamos en frente parecía bastante poderoso por cómo había dejado a Thruth en unos pocos golpes, por lo que tocaba andarse con cuidado en aquella batalla. Invoqué la Llave Espada listo para detener cualquier ataque que usara el chico del pelo electrificado.

—Thruth, que tal si me muestras el gran guerrero que eres y me dices algo sobre ese tipo, si conocemos alguna debilidad, podríamos explotarla y causarle mayores daños —le pedí a mi compañero esperando que en esta ocasión no me diera una respuesta como la de antes.

Me dijera algo útil o no, conjuré una Sota de Treboles para atrapar al enemigo y seguir con un Hielo.

por **Final Fan** » Sab Mar 09, 2013 3:57 am

Seguía suspendido en el aire, cerca de nuestro contrincante. Parecía que, gracias al impacto de mi ataque, el suyo había remitido. No estaba seguro de si aquella era en realidad la razón por la que había parado, pero nunca estaba de más hipotetizar sobre posibles patrones de combate. Aún así, parecía haber empezado a preparar otro hechizo más justo tras mi acometida. O eso, o era algo que yo no conocía.

—Fyk… Quizá esto suene raro, pero creo que tengo una idea. Debéis contestar, rápido. ¿Sois dueños de vuestro propio destino? ¿Ha sido nuestro encuentro casualidad o destino? ¿Qué es más importante para vosotros? ¿Realizar vuestro sueño, vivir con intensidad, aprovechar el tiempo, luchar por vuestros ideales o encontrar el amor? Responded antes de que baje su mano, o será demasiado tarde.

Umbreon soltó toda aquella perorata de golpe, como parecían soler hacer todos los individuos que nos habíamos estado encontrando en aquel mundo. Parecía importarle mucho que respondiese a todas sus preguntas, pero yo dudaba si aquel era el momento adecuado para ello. Alterné mi mirada rápidamente entre Umbreon y el Guardián con gesto desesperado, intentando decidirme. Me llevé finalmente las manos a la cabeza y me resigné a contestar al interrogatorio.

—¡Mooh, está bien! —gruñí, para luego dirigirme a nuestro enemigo— ¡Pero tú cállate un poquito mientras tanto, haznos el favor!

Rubí reaccionó a mis palabras y, ni corto ni perezoso, conjuró un hechizo Mutis que le impediría a aquel energúmeno atacarnos con su magia durante un valioso aunque corto tiempo. Lo emplearía para contestarle a Umbreon mientras miraba desafiante al Guardián, a sólo a unos metros de mí, sin perderle de vista.

—Nadie es dueño de su destino, porque el destino no existe. Este encuentro no ha sido obra del destino, pero tampoco ha sido casual. Ha sido fruto de la cascada de decisiones que nos ha traído a todos aquí —respondí, en voz alta—. Si el destino existiese, significaría que todos nuestros actos están ya escritos, sin posibilidad de cambiarlos. Todo lo que hiciésemos para "cambiar nuestro destino" en realidad no lo cambiaría, sino que nos llevaría directamente a él. Para mí, el destino es un concepto al cual echarle la culpa de las decisiones de uno. Eso es lo que creo.

Tomé aire y me apresuré a responder la última pregunta. El efecto de Mutis duraría algo más, pero aún así debía ser rápido.

—Mi sueño da igual, mi vida no importa, mi tiempo no es valioso, mis ideales no son absolutos y el amor puede esperar. Para mí lo primordial es hacer que todos los que me importan sean felices —intensifiqué mi mirada hacia el Guardián— y tú no pareces aportar nada a ello.

por **Zodiark** » Vie Mar 22, 2013 8:14 pm

Mientras analizaba los datos del Guardián, éste se giró hacia mí para dirigirme unas palabras:

—Mi nombre es Edward Smith, querida. Y no quiero realizar una pelea en vano. Créeme. No tengo nada en contra vuestra, ni tampoco siento nada despectivo contra la famosa pareja de hermanos. Sin embargo, es mi deber como Guardián y como habitante impedir aquello que Christian Linus esté tramando, sea lo que sea. Es más, esto es un asunto personal, ya que él mató a mi joven nieto Nathan, una pérdida que aún siento.

—Ya, ya, todo eso me importa un pimiento, yo sólo quiero recuperar a Zait —contesté sin siquiera mirarle, ya que estaba fijándome en los datos que me proporcionó el hechizo—. Vaya, ¿70 años? Cualquiera lo diría... ¿Qué demonios...? —musité fijándome esta vez en su baja vitalidad restante.

—Fyk… Quizá esto suene raro, pero creo que tengo una idea. Debéis contestar, rápido. ¿Sois dueños de vuestro propio destino? ¿Ha sido nuestro encuentro casualidad o destino? ¿Qué es más importante para vosotros?: Realizar vuestro sueño, vivir con intensidad, aprovechar el tiempo, luchar por vuestros ideales o encontrar el amor. Responded antes de que baje su mano—comentó nerviosa Umbreon mientras me dedicaba a seguir estudiando las habilidades de Edward—, o será demasiado tarde.

Ante aquello, decidí dejar de mirar los datos sobre Edward Smith y me giré para escuchar lo que Fyk tenía que decir. Una vez hubo acabado, di un paso al frente para contestar a la pregunta de la chica.

—Estoy de acuerdo con Fyk. El destino no existe, pues todo lo que nos ocurre es el resultado de nuestras decisiones y actos. Si hubiese decidido ignorar a la maestra Yami y no venir a Nunca Jamás, nuestro encuentro no se habría producido. Y me niego a pensar que lo que me ocurrirá ya está establecido, solamente mis acciones y sus consecuencias me guiarán por un camino o por otro. No sé si me he explicado... —dije rascándome la nuca—. Estas cosas no se me dan muy bien.

por **Little Sho** » Lun Abr 01, 2013 1:57 am

¿Destino? ¿Quién demonios cree en el destino? El destino no existe. Hace tiempo, hijo mío, mucho tiempo, yo creí en el destino. O quizá en la esperanza. Pero ahora no hay más que cenizas de una llama que ardía con gran pasión en mi corazón. Un joven corazón soñador que se fascinaba por cualquier cosa.

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Muy lejos en el tiempo y el espacio, en un mundo perdido, nací yo. Aquel no era un lugar para mí, y nunca lo fue. Es cierto que guardo buenos recuerdos, pero aquello no era más que una prisión para mí. Una cárcel que únicamente aumentaba mis ganas de desaparecer de aquel lugar.

Mis padres, al igual que yo, estaban en contra del orden del lugar. No aceptaban la desigualdad, no permitían la indiferencia. Disfruté de ellos hasta el día de mi décimo cumpleaños, que fue también el día de su muerte. ¿Fue traumático? ¿Marcó mi vida? ¿Me hace aquello especial? Claro que no hijo, sólo me hace huérfano. Aún me acuerdo de las palabras que un sabio me dijo; “Últimamente los escritores abusan demasiado de los huérfanos”. Aquel viejo sabio fue mi amigo.

Por motivos de seguridad, y para dejar atrás mi turbio pasado, adopté el nombre de Raiden. No duró mucho. Raiden era pura venganza. Aún lo recuerdo, era rencoroso, ambicioso, arrogante y demasiado cabezón. Sin embargo, Raiden fue parte de mí, y forma parte de lo que soy ahora. ¿Influenció Raiden en mí? ¿Demasiado? Aún no soy capaz de contestar a esa pregunta. Ni creo que jamás lo haga.

Aún así, ¿por qué Raiden? Adopté el nombre de la única persona que me cuidó y trató como a su propia familia, la cual también le había abandonado. Era un viejo de setenta años que aún hoy en día idolatro. Me crió y me educó como a un guerrero. Gané mucha fama con el nombre de Raiden y aprendí mucho de él. Pero mi alma odiaba aquel lugar. Lo despreciaba con demasiada fuerza. Llegado a un punto extremo, el viejo decidió confiarme un secreto; la existencia de otros mundos.

Aquello abrió frente a mí un gran horizonte, un abanico lleno de miles de posibilidades. Supuso un gran cambio en mi vida. Era peligroso, era demasiado arriesgado. Si alguien lo descubría, aquello sería mi muerte. Pero… Si era llevado a cabo con éxito, significaría mi salvación.

La historia de mi vida es larga. Al igual que la historia de cómo llegué a Cronox, de cómo conocí a tu madre, de cómo hice que nos separásemos en el tiempo y en el espacio. El tiempo es fugaz, uno pretende abrazarlo y ni siquiera llegar a tocarlo con la yema de sus dedos. Si estás aquí no es por el destino que te ha llamado. Es porque yo así lo quise. ¿Crees que conociste a Nathan Smith por casualidad? ¿Crees que fue el destino? Su abuelo lleva siguiendo mi pista desde entonces. Cree que yo maté a su nieto. Las cosas se han complicado un poco. Y he tenido que adelantar ciertos parámetros. He tenido que ajustar un par de tuercas.

Tienes derecho a odiarme por lo que hice. Fue complicado, fue arriesgado y, sobretodo, precipitado. Sé que no lo sabes, y prefiero que así sea por el momento. Llevo mucho tiempo sin ver a tu madre, casi tanto como tú. Pero no huí, tan sólo intento demostrar que mi intención no era destrozar un mundo, sino protegerlo.

Tendrás muchas preguntas, muchas dudas flotarán en tu cabeza. Pero… El tiempo es fugaz, y uno pretende abrazarlo cuando no puede siquiera tocarlo con las yemas de sus dedos. Sólo quiero que sepas una cosa. Te pido perdón, por lo que te he hecho.

***

Zait se despertó sobresaltado. Le dolía mucho la cabeza y estaba muy mareado. Se encontraba tumbado en el suelo, cerca de un acantilado sin saber bien qué estaba haciendo allí ni por qué estaba allí.

Al levantarse una imagen llegó a su cabeza. Cerrando los ojos, comprobó que era un recuerdo. Se encontraba en un mundo que desconocía. Un edificio cercano ardía en llamas. Entró y buscó con desesperación. Una frase resonó en su cabeza: “Raiden busca venganza”.

Agitó su cabezota e intentó respirar en condiciones. No tenía la menor idea de lo que estaba sucediendo. Recordó el nombre de Daniel Zath, al igual que el de Midna, y se preguntó dónde estaban. ¿Acaso no necesitaban su ayuda? Aunque su padre no le había contado nada acerca de ellos.

Repentinamente, dudó. ¿Su padre le había contado algo? ¿No era aquello un sueño? Se agarró a un árbol e intentó recuperarse. Sentía como si el mundo se le fuese a caer encima.

***

Shadow, Umbreon, Maya y Fyk tenían sus propios problemas. Umbreon quería proporcionarles un arma especial a los dos aprendices, gracias a su especial habilidad creadora. Es más, pretendía crear un arma crepuscular para cada uno. Armas basadas en los sentimientos, por lo tanto, necesitaba conocer más a fondo a cada uno. Sin embargo, aunque Fyk respondió con mayor profundidad, Maya se quedó un poco corta. Aún así, aquello no sirvió de nada. Nadie tuvo tiempo de decir nada. Una luz cegadora surgió del cielo y nubló a todos los presentes, incluyendo a Edward.

Cuando el destello terminó, más de uno se sorprendería, especialmente Edward Smith y Umbreon y Shadow Daltz, algo que muy bien expresó la joven entre ellos.

—Estamos… ¡Estamos en Cronox!

—¡Claro que no! Seguimos en Nunca Jamás. Esto debe de ser una ilusión… Un espejismo —anunció Edward, aunque mantuviese una pequeña duda en sus palabras.

Considerasen o no las palabras de ambos, los jóvenes aprendices se encontraron en el medio de una gran calle desierta. Había grandes y enormes edificios a su alrededor, todos parcialmente derruidos, destrozados y rotos. Había basura por las calles, ventanas tapadas con tablones, cristales rotos, locales vacíos… Se trataba de una enorme avenida con miles de calles salientes y entrantes, como si de una gigantesca urbe futurista se tratase.

Frente a todos ellos, se hallaba la figura de un enorme edificio que lucía el siguiente nombre: Cronox Central Capitol. Por la estructura de la construcción podrían pensar que se trataba de un sitio importante. Frente a sus grandes pórticos había dos cuerpos sin vida tirados en el suelo, uno bocarriba y el otro bocabajo. Hombre y mujer. Parecían no llevar ningún tipo de identificación, sólo sus rotos insensibles.

El cielo de la ciudad se sentía crepuscular y melancólico. Como si el día del juicio final hubiese llegado a aquel mundo.

Un relámpago azul explotó en mitad del aire, creando una pequeña onda expansiva alrededor. Del rayo surgió la imagen de un hombre llevando dos cuerpos en cada costado, agarrándolos con sus brazos. Descendió lentamente del aire y dejó los dichos cuerpos en el suelo.

Truth y Alec despertaron en aquella situación, ajenos a todo lo que había sucedido. El joven Seeker se llevó una mano a la cabeza, dolorido, preguntándose qué estaba ocurriendo. Al abrir los ojos y contemplar el ambiente, pegó un brinco y se asustó. Sin embargo, en cuanto giró su cabeza, soltó una afirmación que era ya inminente.

—¡Christian Linus! ¡E-El de v-verdad!

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Linus era un hombre de negros colores rodeado de electricidad estática de un tono azul. Lucía una mirada triste y melancólica, que contrastaba con su aspecto duro y tenaz.

—¡Tú! —gritó el Guardián, enfurecido—¡Vas a pagar por lo que le hiciste a mi nieto! ¡Sufrirás en cada una de tus partículas de tu mísera existencia, lo que yo conozco por dolor.

—Tranquilízate Edward. Yo no maté a tu nieto.

—¡Lo sacaste de su mundo! ¡Lo trajiste a este infierno! Y tu hijo no hizo nada por evitar su muerte.

—Por culpa de su muerte mi hijo va llorando por cada esquina que encuentra.

Mientras ellos discutían, una imagen surgió al lado de Maya. Una mujer de blancos ropajes, una sonrisa preciosa y perfecta, además de una gran jovialidad, se materializó a su lado.

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Si se fijaba bien, Maya comprendería que ella era la única que podía ver a aquella mujer y, poco después, sabría que también sería la única que podría escucharla.

—Es un asco no enterarse de nada, ¿verdad?

La mujer se agachó para ponerse a la altura de Maya y le miró a los ojos.

—Pero me gustaría ser tú. Ajena a todo este enorme embrollo. Yo, por amor, no puedo hacer más que creer a ese cabezón del traje negro. Esperando que algún día tenga razón. Si no… Lo pagará muy caro. Y yo lo sufriré tanto como él.

Por su parte, Linus y Smith seguían discutiendo.

—Christian, tu tiempo se acaba. Mucha gente busca tu cabeza, unida o no a tu cuerpo. Y un buen ejemplo es este muchacho, Truth Seeker, su familia lleva buscándote desde que todo esto empezó. Es hora de aceptar tus errores, de afrontar el juicio que te espera por lo que le hiciste a Cronox. Aceptamos tu trato ya que nadie jamás ha podido darte caza, ya que no hemos podido acercarnos a ti. Pero algún día llegará, Christian. ¡Y has cometido un grave error al dejarte ver!

—No lo entiendes, Edward. No os fiais de mi palabra, pero es algo que ya esperaba. Tengo mis razones para haber hecho lo que hice. No fue una masacre en vano. Y… No me subestimes. Yo no tengo lugar aquí… Yo no puedo existir. Mi cuerpo está atrapado en los confines del tiempo. No puedo salir de ahí. Pero mi hijo… ¡David puede hacerme salir! Y si hoy estoy aquí, es porque mi cuerpo, en algún momento del tiempo, estuvo aquí.

—Lo siento Chris… Pero has perdido toda tu credibilidad. Yo confiaba en ti.

Y, repentinamente, se puso a llover.

***

Zait no comprendía nada, se sentía solo, vacío y sin sentido propio. Conforme andaba sin rumbo, buscando algún sitio en el que sentarse a descansar, otra imagen afloró en su memoria.

En el recuerdo, llevaba puestos unos confortables guantes de cuero negro. Sentía calor, bastante. Pero le gustaba aquella sensación, como si se tratase de fuego. Vestía una extraña chaqueta larga y roja. Estaba en un bosque, corría detrás de alguien. Su corazón bombeaba a gran velocidad. Al igual que el anterior, aquel no era un recuerdo suyo. Comenzó a gritar. Reconoció aquella voz, era la suave voz de Daniel Zath. Una voz que odiaba con cierta repulsión. No entendía bien lo que decía, pero lo gritaba con más fuerza, cada vez con más ardor. Hasta que lo gritó una última vez: “¡Vaas, voy a matarte!”.

Miró a su alrededor y contempló una sombra. Una sombra con la figura de Nate.

—¡No te acerques Zait! ¡Atrás! —gritó Fate, en cuanto comprobó que el joven se acercaba hacia él. Comprendió que había sido un error espiarle.

—¡No, Nate! ¡No te vayas! ¡Espera!

—¡Vete! ¡Huye! ¡Te matará!

—¿¡Quién va a matarme!?

—¡Yo!

***

Una ola gigantesca surgió de la nada. Un chorro de agua que parecía mantenerse en la nada golpeó a Christian Linus y lo tiró al suelo.

Este para contraatacar, lanzó dos esferas de energía hacia Edward. Las esferas emitían el extraño sonido de una canción triste y melancólica. Cuando chocaron con el cuerpo del Guardián, éste sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Repentinamente, sintió frío, dolor, tristeza, pesadumbre, desazón… Y su cuerpo languideció.

—¡Daniel! Ven aquí, ¡esto es urgente!

La imagen de Midna se materializó frente a los presentes, en su forma no crepuscular.

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Una mueca de sorpresa, temor y curiosidad se figuró en su cara de una manera extraña. Al instante, un joven se materializó a su lado. Tenía una mirada penetrante y extraña, especialmente por una heterocromía más que singular. Su ojo izquierdo era azul y el derecho era rojo. Tenía un buen porte y lucía una larga gabardina de color rojo oscuro y llevaba puestos unos guantes negros, como el resto de su ropa.

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—¡Te dije que pasaba algo! Christian debe de haber activado el portal que nosotros queríamos usar. ¡Y ahora Zait está perdido a saber donde! Quién sabe si al menos ha despertado…

—No te preocupes por el crío, no podemos hacer nada. Ni siquiera regresar. Será mejor centrarnos en lo que está ocurriendo. Por cierto, ¿por qué no estás en tu forma completa?

—¿Cuántas veces tendré que decírtelo? ¿Es esto el crepúsculo? No, ¿verdad?

—Pensé que quizá sería un signo de que aún seguimos en Nunca Jamás…

—Oh… Vaya… Eso también puede ser…

Christian Linus y Edward Smith se giraron hacia los recién llegados. Desde luego, allí no había alma que entendiese nada

—Vale… No me entero de nada. Él está aquí porque me ha estado siguiendo, eso está claro —el dedo índice de Christian Linus señaló a Edward Smith—. El niñato de Truth Seeker lleva un año en Nunca Jamás. Siguió los consejos de su abuelo y logró seguirme algo la pista, pero está más perdido como el que más. No sabe por dónde buscar… Y yo… Yo tengo asuntos turbios que aclarar, creo que hasta tal punto todo el mundo sabe que la he liado un poco, ¿no? Pero… ¿Quiénes sois vosotros dos? —esta vez, apuntó hacia Umbreon y Shadow.

—Yo soy Umbreon Daltz y él es mi hermano Shadow. También venimos de Cronox, escapamos de allí tras todo lo ocurrido, pero oímos rumores acerca del hijo de Christian Linus, David, y la cantidad que ofrecían a quien lo encontrase. Era arriesgado, pero el dinero podría haber sido de gran ayuda. Llegamos hasta Nunca Jamás y nos encontramos con un joven que solía ser Nathan Smith…

—¡Ese es el nombre de mi nieto! ¡Y está muerto! ¡No inventes mentiras!

—¡Cálmate, viejo! —dijo Shadow molesto—Ahora el crío es un incorpóreo, no es ninguna mentira. El problema es que lleva una semana sin aparecer…

—Es… Increíble… Mi nieto… Hay que solucionarlo de inmediato.

—Aguarda, Edward. Aún queda gente por hablar. Tú eres la Princesa del Crepúsculo, supongo que mi querida esposa ha querido interferir… Es gratificante saber que no me ha dejado de lado. Pero… Tú, Daniel Zath, ¿qué hace aquí un Emisario del Destino?

—Yo le he invitado.

—¿¡Juliet!? —conmocionado, Crhistian se giró hacia la imagen de su esposa, ahora visible para todo el mundo—. ¿Eres tú?

—Sí, soy yo. ¿Pretendías que me quedase de brazos cruzados? Aún así… No cambies de tema. ¿No te parece extraño que estén también portadores de la Llave Espada metidos en estos oscuros asuntos?

—Zait se convirtió en portador… Supongo que habrán venido en su búsqueda. Es extraño cómo todo se ha desarrollado tan bien… Yo pensé que perduraría aquí hasta llegado este día, pero… El muy cabezota se metió en el barco de Garfio y llegó hasta Londres… Necesitaba un amigo. Tú lo comprendes, ¿verdad, Edward? No podía permitir que pasase las noches solo… Y ahora… volvió el día indicado. Debe haber algo o alguien detrás de todo esto. Las cosas no ocurren porque sí…

—Pero… ¿Dónde está Zait?

—¿Creéis que él sabrá dónde está mi nieto? O… Su incorpóreo.

—Zait estaba en el crepúsculo, estábamos induciéndole a un sueño para que obtuviese ciertos recuerdos de Zath. Y con ello… Beneficios. Pensamos que el que interrumpió la conexión con el crepúsculo fue Edward… Pero él está aquí…

—A todo esto… ¿Por qué demonios estás tan bajo de vitalidad, Edward? ¿Te has pegado con alguien?

—¿Acaso no habéis visto el Espectro Blanco que hay en Nunca Jamás? Pensé que moriría antes de ver uno…

***

—¡Nate! ¿Dónde estás? ¿Por qué te has ido? ¿Cómo es posible que… estés aquí? ¿Estoy muerto? ¿O estoy loco? Estoy hablando solo así que… Quizá me haya vuelto loco. Debe de ser eso… Veo visiones…

Aunque no lo sabía, Zait se encontraba solo en aquella isla. Al estar dormido, no había entrado en la inducción a Cronox, no había profundizado en aquella ilusión que Christian Linus había lanzado sobre el mundo, en la que Fate sí que había entrado. Sin embargo, nadie había pensado en un detalle especial, en el cual Zait no podía dejar de pensar. ¿Por qué Nate se alejaba de él? ¿Le veía culpable de su muerte? Zait no dejaba de pasar por un enorme tormento del cual no podía salir. Había mirado incluso debajo de las piedras, buscando algo que consideró un deseo, y más tarde una esperanza perdida. Nate había muerto en sus brazos, es algo que tendría que aceptar algún día.

Miró a su alrededor. Estaba sentado en una piedra, cerca del pico de una de las montañas. En una llana cumbre, por la que se precipitaba un barranco. Había algo de vegetación en los alrededores. Estaba solo, completamente solo.

***

—¡Christian Linus!

—¡Nate!

—¡Fate!

Fate apareció jadeando, había estado corriendo durante un buen tramo hasta encontrar a la reunión de personajes que se había formado. Su corazón latía a toda máquina, pero no precisamente por haber corrido.

—Para el hechizo Christian, ¡páralo!

—¿Qué? ¿Por qué iba a hacer yo eso?

—¡Zait está en peligro! El sincorazón de Nate va a matarle. Ataca a cualquier persona relacionada con mi pasado que se acerque a mí. ¡Quiere matarlo!

—Zait podrá con un sincorazón, es un buen aprendiz.

—Es un Espectro Blanco.

***

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Zait escuchó un estruendo. Un frío invernal acarició su alma, y un escalofrío recorrió su cuerpo. Un escalofrío que le sonaba familiar. La luz se fue apagando lentamente y el cielo se llenó de nubes grises, comenzando a llover. Zait notaba algo, algo con sus ojos clavados en él.

—¿Nate?

Mirando hacia el acantilado, un enorme sincorazón apareció ascendiendo desde el vacío. Se trataba de uno que él conocía de sobra.

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Sintió como su corazón se paraba y no podía mover un solo milímetro de su cuerpo. Sintió como su alma se helaba con cada minuto que pasaba. Un pinchazo doloroso en el pecho hizo que, si hubiese podido moverse, se hubiese desplomado sobre el suelo. Sobre su cabeza, un número tomó lugar. No supo en qué pensar, no supo qué hacer, sólo dejó el tiempo pasar… Sin poder moverse.

Otro instante de profundo dolor ocurrió cuando el contador de su cabeza ascendió. Aún sin poder moverse, pensó en lo irónica que era su vida. Durante su infancia había tenido tiempo de sobra. Cientos de años para perderse, para vivir, para disfrutar. En el momento en el que salió de aquel lugar y comenzó a vivir de verdad, el tiempo jugó en su contra. Cada segundo podría ser de alegría o sufrimiento. Aquello, de un modo le gustaba. Le gustaba sentirse vivo. Saber que disfrutaría de la alegría así como sufriría la tristeza. Al tercer pinchazo dejó de sentir dolor.

Su mente seguía recorriendo su vida. El tiempo era fundamental en ella, estaba completamente presente. Y ahora le faltaba, se le escapaba. Pretendía abrazar el tiempo, pero ni siquiera podía tocarlo con la yema de sus dedos. Se sentía inútil, y pensó que siempre lo fue. Pero… Reviviendo cada recuerdo, la imagen de su Llave Espada se estancó en su mente. Era el Héroe del Tiempo, ¡para algo tendría que servir! Pensó en su imagen, y en cómo se materializaba en su mano, y así sucedió. En cuanto su espada alcanzó sus dedos, su cuerpo se derrumbó sobre el suelo, libre de nuevo, volviendo a sentir dolor cada vez que el contador de su cabeza anunciaba su final.

Debía luchar, ya era hora de madurar, de dejar de ser un crío. Vivió en la mísera pobreza durante gran parte de su vida y nada ocurrió con él. Porque la vida le permitió omitirlo. Al lado de su amigo Nate, nada era necesario. Sin él, sintió como si el mundo se le fuese a caer encima. Como si su tiempo se agotase con cada milésima de segundo.

Cogió su espada y corrió hacia su enemigo, pegó un gran salto y realizó un Ataque Circular que fue en vano. Mientras volaba hacia su enemigo, éste alargó una de sus garras y lo cogió del cuello.

Sus piernas pataleaban en el aire. Aire que le faltaba, aire que no llegaba hasta sus pulmones. Su espada había caído al suelo, casi tanto como sus esperanzas. Entonces recordó la voz que oyó del Nate que vio segundos antes, la imagen que mostraba a su exterior.

No estaba loco, no había visto ninguna ilusión. Comprendió que había llegado su hora. La hora de reunirse con lo único que siempre tuvo. Sus piernas dejaron de moverse y sus brazos colgaron de su cuerpo tan largos como eran, dejando de intentar sobrevivir.

Su cuerpo convulsionó, sobre su cabeza figuraba el número once. Su cuerpo volvió a caer al suelo y permaneció en él de rodillas, mirando a su enemigo. Sin miedo. Sin odio. Sin vida. El cuerpo de Zait Laind se desvaneció lentamente, dejando un corazón salir de él, escapando de su cuerpo y su prisión.

Nate observó la escena con una mueca de dolor, corrió hacia lo último que quedaba de Zait, intentando abrazar lo poco que quedaba de él y que, poco a poco, se iba borrando.

De nada sirvió, porque Zait Laind había muerto.

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