[Nunca Jamás] Destino

[Final Fan]

El contraste entre el rostro pensativo de Alec y la confusión de Maya parecía casi hasta cómico.

—Parece un mapa, pero por escrito, bueno al menos dos de los lugares que se mencionan podemos comprobar que son reales.

Alec señaló a la cumbre de la montaña. La hermosa vista que presentaba parecía mágica, casi irreal. Una estela de color parecía descender desde detrás de la escarpada formación... ¡claro, "donde el arco iris fluye"! Alec decía que no se le daba muy bien la poesía, pero aquello de descubrir significados ocultos no parecía dársele mal. Luego señaló a un lugar indeterminado de la jungla... bueno, aquello sí era bastante obvio leyendo el poema si se sabía que era un mapa.

—Aunque la última línea se me hace rara, no dice ningún lugar y solo una persona y si alguien estaba intentando hacer un mapa del tesoro con esa línea va a conseguir ocultarlo realmente bien.

—¿A lo mejor es que se llega a ese sitio sólo si no quieres hacerlo? —pensé, ladeando la cabeza—. Como caerse por un agujero o algo así. ¡Yo no quiero caerme por un agujero!

—Oh, creo que lo pillo... Se supone que en cada uno de estos lugares hay algo, ¿no? Pero... ¿No deberíamos centrarnos en buscar a... —comenzó Maya, dubitativa— Bah, de todas formas ya hemos peinado toda la playa y no le hemos encontrado, así que supongo que no está de más que descubramos el misterio que se esconde tras este papel mientras le buscamos, ¿verdad?

Parecía más entusiasmada que de costumbre. Supuse que no había problema en hacer las dos cosas a la vez, como proponía. Total, el papel parecía instarnos a explorar la isla al completo, así que matábamos dos pájaros de un tiro.

—Si no os importa me gustaría dirigirme a esa enorme montaña, tengo la sensación de que uno de los lugares que salen en la rima es ese, aparte de que tengo curiosidad por ver que hay al otro lado de ese colorido puente.

—¡Como en los cuentos, Alec! —exclamé, con los ojos brillantes—. ¡Si te encuentras con un duendecillo nos lo tienes que decir!

—Esto... No sé si será seguro, pero propongo que nos separemos —añadió Maya—[b]. Así podremos encontrar a Zait y examinar los lugares de la nota en menos tiempo. Si Alec quiere ir a la montaña yo iré a... ¡A la jungla! ¿Tú qué quieres hacer, Fyk?

Sopesé la idea y, aunque aquello de separarnos no me hacía mucha gracia, supuse que sería lo más eficaz si queríamos abarcar la máxima área de la isla en el menor tiempo posible. Cuando Maya me pregunto qué haría a continuación me di cuenta de que no tenía ni idea. Volví a echarle un vistazo a la nota, todavía en mis manos.

El brillo de la luna descansa sobre el agua de la laguna.
El Guardián del Mar aparecerá en la isla de la tempestad.
—Pues... creo que yo me quedaré por la costa —decidí—. ¡Así cada uno explorará un sitio completamente diferente!

Les dediqué una sonrisa juguetona, doblé la nota y me la guardé en el bolsillo. Me quedé un rato indeciso, balanceándome sobre mis pies. Tras unos segundos de no hacer nada, suspiré y relajé los hombros.

—Bueno, en marcha entonces. ¡Hasta luego y tened cuidado! —me despedí.

Me acerqué de nuevo a la húmeda pared rocosa que delimitaba la playa y volví a colocar mi mano sobre ella. Comencé a correr acariciando la dura superficie, cuyo tacto me resultaba tan agradable. Tras unos pocos pasos, perdí de vista a Maya y Alec... ¡y también la arena!

—¡Aaah!

Corriendo como iba, no me di cuenta de que la playa se estaba acabando, siendo sustituida por una plataforma de roca parecida a la que había estado palpando durante mi carrerita. Cuando la arena se hubo acabado del todo, un saliente en la piedra me hizo tropezar y acabé cayendo al agua de bruces. ¿Y qué recordé entonces?

¡Que nunca había nadado!

—¡Hakuu'jorr! ¡No sé nadar! —grité, esperando que alguien me oyese— ¡Naahgaj-mi!

Pataleé lo más fuerte que pude, moviendo los brazos rítmicamente para mantenerme a flote como hacíamos en Espacio Profundo para movernos cuando la gravedad bajaba... Un momento...

—¡Uf!

Suspiré aliviado al darme cuenta de que no corría peligro. El susto había sido lo que me había afectado, más que nada. Nadar en el agua era lo más parecido a levitar en gravedad cero que había hecho fuera del Transporte Penitenciario Durgon. Hice un largo rápido hasta la pared de roca contraria a de la que me había caído para familiarizarme con la técnica. Era bastante agradable, en realidad.

Tras haberme tranquilizado, habiendo superado la falsa alarma, me acerqué con unas cuantas brazadas a un pequeño islote de roca cercano. Al subirme sobre él, pude observar un poco mejor los alrededores. El lugar en el que me encontraba parecía estar delimitado por diversas formaciones rocosas que le daban un aspecto cerrado, como si fuese un lago... aunque no lo era.

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—Esto parece un lago, pero está conectado con el mar... ¿No será esto la laguna? —susurré, recordando la nota y mirando a mi alrededor en busca de la cosa cuya localización se suponía que revelaba.

[Zodiark]

—Pues... creo que yo me quedaré por la costa. ¡Así cada uno explorará un sitio completamente diferente! —dijo Fyk—. Bueno, en marcha entonces. ¡Hasta luego y tened cuidado! —se despidió el pequeño ser azul después de guardarse la nota dentro de un bolsillo.

—Igualmente —sonreí mientras el chico se marchaba y después me giré hacia Alec—. Bien, será mejor que nosotros nos pongamos también en marcha.

Dirigí mi vista hacia la espesa jungla, me ajusté el sombrero y me quité los restos de arena que había en mis zapatos.

—¡Mucha suerte con la búsqueda, Alec! —exclamé mientras comenzaba a correr hacia la jungla y me despedía de mi compañero con la mano.

Al llegar a la espesura, frené en seco y comencé a entrar poco a poco. El lugar estaba lleno de vegetación y, si no iba con cuidado, podría tropezar. Después de retirar un poco unos arbustos, me introduje en la jungla y comencé a caminar hacia adelante.

Mientras continuaba mi camino, miré hacia arriba y observé cómo la luz del sol se filtraba muy débilmente entre las copas de los árboles, dejando la jungla bastante a oscuras, lo cual causaba que aquel lugar tuviera un ambiente un tanto tétrico.

Después de andar un rato me paré para observar el lugar en el que me encontraba.

—¿Por dónde debería comenzar a buscar? Este sitio es muy grande— musité mientras miraba a mi alrededor, comprobando así que allí sólo había árboles, plantas e insectos— Si encontrara algo que me pudiera servir como punto de referencia sería más fácil orientarme.

Después de estar pensando un rato, decidí retomar la marcha.

—Bueno, supongo que no me perderé si sigo yendo en línea recta —dije encogiéndome de hombros mientras seguía hacia adelante.

[LightHelco]

—¡Como en los cuentos, Alec! —exclamó Fyk a la par que los ojos le brillaban—. ¡Si te encuentras con un duendecillo nos lo tienes que decir!

Asentí sonriendo, nadie le podía decir no al niño cuando te miraba de esa forma.

—Esto... No sé si será seguro, pero propongo que nos separemos —añadió Maya—. Así podremos encontrar a Zait y examinar los lugares de la nota en menos tiempo. Si Alec quiere ir a la montaña yo iré a... ¡A la jungla! ¿Tú qué quieres hacer, Fyk?

No estaba del todo convencido con la idea de separarnos, no conocíamos del todo ese mundo y me preocupaba que estando solos a los les pasara algo, por mi no tenía tanto miedo, estaba acostumbrado a ir a los lugares en solitario. Aunque por otro lado, yendo cada uno a una zona, abarcaríamos más terreno y por lo tanto tendríamos más posibilidades de encontrar a Zait.

Al parecer a Fyk le convenció la idea de Maya y tomo la decisión de seguir la costa y tras despedirse empezó a caminar. Al ver que el chico se iba, dirigí mi mirada al arcoíris, mi siguiente destino. No podía dejar de mirarlo, me fascinaba aquel colorido suceso.

—Bien, será mejor que nosotros nos pongamos también en marcha —la voz de Maya me hizo volver a la realidad. La pequeña brujita estaba colocándose su sumbrero lista para adentrarse en la jungla —¡Mucha suerte con la búsqueda, Alec!

—Mucha suerte a ti también, Maya, ten cuidado con que ningún mono te salté sobre la cabeza —bromeé materializando mi Llave Espada para transformarla seguidamente en glider.

Me monté en él y despegué dirección a la montaña. Sabía que si hubiese decidido ir andando podría haber tardado horas en llegar a la cima, mientras que volando estaría en ella en pocos minutos. Mientras surcaba los cielos de Nunca Jamas, solía mirar hacia abajo por si llegaba a ver a Zait, pero la espesa jungla cubría gran parte de la isla y si se había ocultado dentro de ella sería imposible encontrarlo por aire.

Aterricé cerca del arcoíris y tras hacer desaparecer el vehículo, subí lo poco que me quedaba andando. En la subida me encontré con un río el cual bajaba hacia abajo en forma de catarata, de la mis forma que había bajado hasta esa pequeña explanada. Mirando arriba pude ver que estaba debajo del arcoíris, solo tenía que subir un poco más para descubrir su secreto y después contárselo a los dos niños

[Little Sho]

Alec Ocus

Truth jamás se imaginó en una situación así. ¿Cuánto tiempo llevaba en aquella maldita isla alejada de cualquier cordura? Se sentía como un simple peón que servía para algo tan grande que ni siquiera podía imaginar el tamaño del asunto. Pero aquello no era lo peor, sus habitantes parecían sacados de un cuento. Por otro lado… Los únicos adultos de aquel lugar se comportaban también como críos. ¿Sabían tan siquiera que los sincorazón asolaban su mundo?

Aún así, lo que más gracia le hacía era la misión que se le había encomendado. A cualquiera que se lo contasen pensaría que, o el propio Truth estaba loco, o aceptaba órdenes de cualquier chiflado. Viéndolo desde el punto de vista más lógico, estaba en aquel exótico infierno para buscar… A un crío… ¡Que podría ser su tatarabuelo! Quién sabe cuántas generaciones había de por medio. Aquello era un completo disparate. Ese niño tendría que estar más que muerto y, sin embargo, allí estaba él, acatando órdenes.

Truth provenía de la famosa familia Seekers. Unos los llamaban mercenarios, otros grandes guerreros. Lo único cierto es que era una familia más que especial. Si querías encontrar a alguien, por muy lejos que estuviese, cualquier Seeker sería capaz de encontrar a dicha persona. Sin embargo… Existe una misión que fueron incapaces de cumplir. Una misión que hasta el último Seeker era incapaz de realizar. A Truth aquello le parecía una labor propia de su abuelo Soul. Es más, apostaba su guadaña a que Soul Seeker fue la primera persona a la que recurrieron para encontrar al crío.

Pero claro… No se sabe casi nada de él, por no haber… No hay ni siquiera una descripción física del chaval. Tan sólo tenían una pista, su nombre: David Linus.

¿Y para qué necesitaban ellos a un crío? Lo importante no era el niño en sí. Encontrar a su madre era fundamental, y más aún encontrar a su padre. Aunque claro, fue dado por muerto hace años. Aunque quién sabe si el astuto Linus sigue vivo por ahí. Lo que sí es cierto es que su sangre, su herencia, sus genes… Por lo visto, andan correteando por algún lugar de este mundo.

Algo que también confundió a Truth fueron las condiciones. Una vez supiese el paradero de la madre, el niño sería completamente innecesario. Mejor dicho, más que innecesario era peligroso. ¡Tenía órdenes de impedir que cumpliese la mayoría de edad. Aunque claro, en aquel mundo descompensado sería fácil. Aún así… ¿Qué tenía ese chico además de 100 años a sus espaldas? Por otra parte, debía impedir que otros le encontrasen. Eso incluía a los odiosos Maestros, a otras familias de mercenarios, a sus padres y a mucha, mucha gente en general. Sin embargo, le gratificaba el hecho de que los Maestros serían un problema mínimo. ¿Quién vendría a este mundo de locos para acoger a uno de estos críos estúpidos como aprendiz? Hacía falta estar realmente loco. ¡Eso sí! Truth no podía estar más frustrado. ¡Aquel mundo estaba plagado de niñatos! ¡Y tenían nombres idiotas! Cualquiera podía ser David Linus.

Pero… ¿Qué iba a hacer? ¿Volver a casa? ¿A su destruido hogar? Nada más le quedaba que mantener el honor de su familia encontrando a aquel saco de huesos.

Repentinamente, la imagen de un cacharro volador llamó al completo su atención. Primero su cara figuró una mueca de sorpresa. Seguidamente, entrecerró los ojos. Si no se equivocaba y su memoria le fallaba, aquello podía ser el vehículo de la Llave Espada, propia de los Maestros.

Empuñó su guadaña con fuerza y descubrió con aún más sorpresa como la imagen de un varón aparecía entre la espesura. Parecía seguir con los ojos el arcoíris que finalizaba en el acantilado. No es que al joven Seeker le gustasen las peleas, pero si algo le disgustaba de verdad eran los metomentodos que fastidiaban sus misiones. El nombre de su familia estaba de sobra mancillado, era su momento para pulirlo y devolverle el orgullo perdido.

—¡Eh! ¡Tú! ¿Dónde crees que vas? Ilusos Maestros, ¡David Linus es mío! ¿Entiendes? ¡Mío!

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Truth Seeker, el Buscador de La Verdad

Truth Seeker realizó una serie de movimientos con su guadaña para demostrar su habilidad con la dicha. El combate se aproximaba. Era el momento oportuno para intentar convencerle. O quizás… Entenderle.

Fyk H'Gaajk

La laguna estaba más que tranquila aquel día. Quién diría jamás que por allí viviesen sirenas. Umbreon estaba ansiosa por ver una, así que, sin que su hermano lo supiese, se escaqueó para contemplar el agua durante largas horas, en busca de vislumbrar al fin aquellos mitológicos seres maravillosos. No llegaba a comprender del todo la importancia de Fate o de ese tal Zait Laind. A quién realmente no entendía era a su hermano Shadow. Meses atrás, cuando se encontrar de golpe y porrazo con el incorpóreo de un niño huérfano llamado Nate, parecía tenerle miedo. No se acercaba a él ni le hablaba mucho. No infundía ningún tipo de curiosidad en él.

Entonces apareció él, el apellidado Linus, aquel que no quería decir su nombre ni mostrar su rostro. Desde ese día, Shadow permaneció al lado de Fate cada día, cada hora… Velando por su seguridad. Era obvio que tarde o temprano se cansaría de él y se sintiese agobiado. Era obvio que algún día huiría de tanto estrés. Y ahora estaba a saber dónde. Y por mucho que ambos, bueno, por mucho que Shadow buscase por toda la isla, no aparecía.

Lo que Umbreon nunca imaginó era que Fate… O Nate, era originario del mismo mundo que ellos. Un mundo destruido. ¿Era casualidad o Destino que se lo encontrasen? ¡Y más curioso aún le parecía que decidiese llamarle Fate! Era como si todo hubiese estado planeado. Un plan perfecto que se había hilado tiempo atrás. Parecía imposible que tales casualidades fuesen obra de alguna deidad o fuerza natural. Pero… ¿Quién sabe?

Un importuno chapoteo la sacó de su profunda y despistada meditación consigo misma y se sobresaltó. Se escondió como pudo y contempló a un ser azul, como el agua de la laguna, salir de ella nadando y asentarse en uno de los islotes principales.

Con profunda curiosidad y admiración, siguió con la mirada cada uno de sus actos. Sigilosa como sólo ella sabía ser, se acercó a su objetivo, esperando que no notase sus pasos y huyese por ello.

Al acercarse lo suficiente, suspiró profundamente.

—¡Hola! —sonrió—¿Eres una sirena? Lo cierto es que os recordaba, y os imaginaba, de una manera un tanto distinta. ¡Pero da igual! ¡Es un honor poder hablar contigo! Esto… ¿Hablas mi idioma? —comentó llevándose un dedo a la boca en forma de duda y agachándose a la altura del joven Fyk.

Maya Zawrid

Shadow estaba agotado. Agotado y a la vez entusiasmado. Desde la visita de C. Linus su vida había dado un gran giro, tenía más emoción, más motivación. Y todo porque Linus le dio un camino que seguir, un rumbo que trazar, un lugar al que dirigirse. Se sentía afortunado de haberse cruzado con Fate. Por otro lado, tenía unas ganas enormes de encontrar al hijo de Linus, David, aunque por mucho que invirtiese esfuerzo y tiempo no conseguía nada. Además, le debía una promesa a Fate, tenían que encontrar a Zait Laind, su viejo amigo. Pero a saber en qué rincón de Londres estará metido el crío. Y bueno, Fate era incapaz de recordar lo sucedido una semana antes de encontrarse, que se supone que es cuando perdió a su amigo.

Sin embargo, antes de intentar nada, tenían que librarse de aquel molesto sincorazón que no dejaba de perseguir al pobre Fate. Lo gracioso era que no le había hecho ningún daño. Jamás le atacó. Tan sólo le seguía, como si de su sombra se tratase. Pero Fate ya tenía una sombra, y ése era él. Aún así, era incapaz de comprender por qué un sincorazón de tal calibre como un espectro perseguiría sin motivo a un crío.

Fate no le tenía miedo. Tenía miedo por los demás, no paraba de decir que aquel ser era peligroso, que debía alejarlo de los demás, porque aunque no le dañase a él, dañaría a cualquiera que se le acercase. En cierto modo, comprendía que Fate se hubiese escapado. Quizá le había agobiado mucho con tanto entrenamiento. Y el pobre estaba resolviendo su propio dilema. Quería encontrar a Zait, pero a su vez alejarse de él porque el espectro podría hacerle daño. De todas formas, Shadow sabía que debía haber una razón de mayor peso para que Fate quisiese alejarse lo máximo posible de Zait. Aquello despertaba una enorme corazonada en él, y se veía incapaz de interpretarla.

Como si de un animal se tratasen, las orejas de Shadow se movieron ligeramente, detectando un sonido en la profundidad de la jungla. No era un animal, ni siquiera alguien conocido o un niño perdido que, valga la redundancia, se había vuelto a perder. Era alguien distinto. Alguien que corría el peligro de adentrarse libremente en una jungla vigilada por él. Pocos saben el nombre original de Shadow, quizá su hermana Umbreon. Pero todos saben el por qué de su mote.

Como una sombra, atravesó la espesura del lugar y se acercó al origen de los pasos. Acechando a su presa, se posicionó justo detrás de ella y, dando algo de ventaja, paró en seco.

—No deberías haber venido —dijo acercándose, para que la escasa luz que se filtraba entre los árboles iluminase su cara—. Tienes exactamente quince segundos para explicarme qué haces aquí. Ya.

[Zodiark]

La jungla seguía en silencio, la calma estaba presente en cada metro cuadrado de aquel inmenso lugar. Sólo mis pasos rompían aquel incómodo silencio...

—Llevo mucho rato andando... ¿Es que no voy a llegar nunca a ningún sitio? Qué aburrimiento...

Empezaba a cansarme de andar hacia ninguna parte, pero ya me había adentrado mucho en la jungla y quería continuar, así que seguí la marcha un rato más.

—No deberías haber venido —dijo de pronto una voz a mi espalda.

Me sobresalté y frené en seco. Fuera quien fuese, no parecía muy amigable, así que giré sobre mí misma lentamente para ver de quién se podía tratar. Al hacerlo, vi ante mí un siniestro hombre iluminado ligeramente por la escasa luz del sol que se filtraba entre los árboles, lo cual le daba un aspecto más oscuro aun.

—Tienes exactamente quince segundos para explicarme qué haces aquí. Ya.

—Ve-vengo en son de paz. Me han p-pedido que busque a un chico lla-llamado Zait —tartamudeé un poco.

No había ninguna duda: estaba en peligro. El aspecto de aquel hombre me asustaba y, además, no parecía estar muy contento con mi presencia en aquel lugar. Me esperaba lo peor, y si no estaba preparada posiblemente no saldría viva de allí, así que me preparé para materializar mi Llave Espada si aquel tipo decidía atacarme.

[Final Fan]

—¡Hola!

—¡Guagh!

Un inesperado saludo me hizo sobresaltarme, tropezar, y caer al agua de nuevo. Al mirar hacia arriba desde el agua pude ver que se trataba de una hermosa chica vestida con unos extraños ropajes oscuros que, de algún modo inspiraban serenidad. Su rostro también mostraba una expresión bastante afable... ¿serían así todos los habitantes de aquel mundo?

—Qué susto... —musité, volviendo a subir al islote y recuperando la compostura.

—¿Eres una sirena? Lo cierto es que os recordaba, y os imaginaba, de una manera un tanto distinta. ¡Pero da igual! ¡Es un honor poder hablar contigo! Esto… ¿Hablas mi idioma?

La chica se agachó y puso su cara a la altura de la mía, aunque no supe decir si lo hizo por educación o por curiosidad. Quizás lo más probable era lo segundo, y parecía contagioso: ¿"sirenas"? ¿Qué sería aquello y por qué se pensaba que yo era una? Luego recordé que mi aspecto no instaba a pensar en mí como una "persona", precisamente.

—Ehm, no, no soy una... eh...

Me eché un paso hacia atrás, abrumado por la corta distancia entre nuestras narices. Mis mejillas brillaron un poco por la situación.

—Soy Fyk y hablo tu idioma —informé, sonriendo—. El honor es... ¿mío, supongo? ¿Qué es una sirena?

La miré extrañado, pensando en que era la primera persona del País de Nunca Jamás que conocía. Se me encendió la bombilla al darme cuenta de algo.

—¡A lo mejor tú puedes ayudarme! S-si no tienes nada que hacer, bueno. Perdón —añadí, suponiendo que una desconocida no me ayudaría así como así—. Estoy buscando a un amigo, ¿sabes? ¿Has visto a un chico moreno de pelo castaño por aquí? Lleva un pendiente y... eh...

Intenté describir un poco el aspecto de Zait mediante gestos, pero no lograba explicarme del todo bien. Vista desde fuera la escena resultaba un poco ridícula.

[LightHelco]

Pasé el rio apoyándome en un grupo de rocas para no mojarme, cuando escuché a alguien cerca de mí. Al girarme me encontré con un joven cercano a mi edad con ropajes blancos, portaba una guadaña y por como la movía parecía nervioso o asustado.

—¡Eh! ¡Tú! ¿Dónde crees que vas? Ilusos Maestros, ¡David Linus es mío! ¿Entiendes? ¡Mío! —gritó el chico a modo de amenaza haciendo algunos giros con su guadaña para demostrar que iba enserio.

A saber de qué iba aquel payaso, pero ni sabía quién era esa persona a la que buscaba ni mi interesaba, yo solo estaba allí para buscar a Zait Land y viendo aquello estaba empezando a pensar que no lo encontraría ni subiendo a la cima, tendría que buscar en otro lado entonces, pero antes habría que librarse de aquel chaval.

—De acuerdo, te dejo a esa persona toda para ti —respondí con una sonrisa —. Aunque no veo cual es la necesidad de ser tan posesivo con alguien, yo en cambio busco a otra persona, no sé si la habrás visto merodear por esta zona, pero se trata de un niño con orejas en punta.

No parecía que fuese alguien que soliese pelear muy a menudo, por lo que hablar sería lo mejor que pudiésemos hacer, además, yo siquiera había mostrado ningún arma, por lo que si me atacaba solo tendría que cortarle el paso con un hechizo y salir de allí.

[Little Sho]

Maya Zawrid

—Ve-vengo en son de paz. Me han p-pedido que busque a un chico lla-llamado Zait —dijo la joven Maya Tartamudeando.

Shadow permaneció inmóvil e inexpresivo durante el resto de los segundos que le sobraron. Al alcanzar el décimo quinto entrecerró los ojos y se llevó una mano a la barbilla de manera muy brusca, algo que posiblemente habría asustado a la pequeña.

—¿Estás buscando a Zait Laind? —comentó demostrando una enorme curiosidad—. Nunca lograrás encontrarle, te lo digo por experiencia. Un amigo mío también lo está buscando, desde hace mucho tiempo ya. Estoy seguro de que en este mundo no está. Si no… Lo hubiese sabido. Aunque recuerdo haber visto a un joven llorica, de pelo castaño muy claro, al norte de la isla. Desde ese día tampoco encuentro a Fate, mi amigo.

Shadow se acercó poco a poco a la joven Maya le tendió su mano.

—Me llaman Shadow. Estoy aquí en busca de un niño nacido en el mismo mundo que yo. ¿Te suena el nombre de David Linus? Su padre, Christian Linus me visitó hace poco. ¿Cómo era posible que ese cabrón siguiese vivo? ¿Sabes lo que hizo? ¡Ese maldito zorro astuto podría escaparse del mismo infierno! —mientras hablaba, el joven caminaba y realizaba una serie de gestos. Hasta pararse repentinamente y señalar a la joven Maya con su dedo índice—. Pero tú no eres de por aquí. ¡Tú no eres una de esos estúpidos críos con nombres tontos y disfraces idiotas! —Shadow volvió a continuar con su marcha mientras mantenía un apasionado monólogo—. Y has venido aquí a buscar al íntimo amigo de un niño que ni siquiera conocía esta isla, pero que al llegar se la recorrió entera como si tuviese un mapa en el corazón. Y no sólo eso, ¡no para de decir que ha visto a la madre de su amigo! En fin… ¿Sabes una cosa? Me estás haciendo perder el tiempo. Tengo dos críos que encontrar y la primera persona que aparece ante mí no es ninguno de ellos. Y sin embargo, tú buscas lo mismo que uno de ellos. Buscas a alguien que por lo visto, es importante. ¿Sabes quién sería importante? ¡David Linus! ¡Pero no está! ¿Y sabes por qué? ¡Tiene más de cien años! Aún no entiendo por qué estoy buscando a un muerto —el hombre volvió a frenar y se acercó lentamente a Maya—. Ya que has venido aquí por tu propio pie, significa que tienes los medios suficientes. Tan sólo quiero que sepas algo, ¡has hecho mal entrometiéndote en mis asuntos!

El joven alzó una mano hacia la aprendiza y en su palma comenzó a surgir un Orbe de Luz azul, cargado de energía.

Fyk H'Gaajk

—Ehm, no, no soy una... eh...

Umbreon expresó cierta duda en su cara, repleta de curiosidad y algo de tristeza, pues ya que empezaba a pensar que sus deseos de ver una sirena se estaban alejando.

Soy Fyk y hablo tu idioma. El honor es... ¿mío, supongo? ¿Qué es una sirena?

—Oh… Vaya. Qué chasco. Verás, las sirenas son seres mitológicos y preciosos. Son seres mitad marinos mitad terrestres. Presentan una cola preciosa repleta de escamas de pez y un torso y cuerpo propios de un humano. ¡Viven en el agua! ¡Y muchos dicen que son mágicas e inmortales! Esta es la laguna de las sirenas… Así que supuse que vería alguna.

—¡A lo mejor tú puedes ayudarme! S-si no tienes nada que hacer, bueno. Perdón —comentó el joven, algo entusiasmado—. Estoy buscando a un amigo, ¿sabes? ¿Has visto a un chico moreno de pelo castaño por aquí? Lleva un pendiente y... eh...

Umbreon sonrió y se levantó para después estirarse.

—¡Querrás decir pelo castaño oscuro! Sí, conozco a Fate. El pobre está muy triste. ¿Eres tú Zait Laind? Se pondrá muy contento cuando te vea —entonces, la joven recordó algo que le hizo llevarse parte de la mano a la boca, en un gesto de sorpresa—. ¡No me acordaba! Fate desapareció hace poco… Y Shadow lo está buscando. Lo cierto es que hace unos días vi a un joven con cabellos algo dorados, pero sobretodo castaños, que vino volando en una extraña máquina. Aterrizó allí arriba, cerca de la cumbre de las montañas —comentó alzando el brazo y señalando unos acantilados—. Lo malo es que Shadow me dijo que no me moviese de aquí. Me hubiese gustado saludarle…

Repentinamente y desde el agua, un torbellino marino apareció y de él surgió una gran pared de agua que giraba a toda prisa, salpicando a cualquiera que estuviese cerca. La intranquilidad cesó y de el agua surgió la figura de un hombre de blancos cabellos y faz tranquila que se acercó, levitando, hasta Fyk.

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El Guardián de la vida

—Odio presentarme tan repentinamente, pero… La situación así lo requería. Encantado de conocerte Fykhjaal H'Gaajk. Fue un pajarito el que me dijo tu nombre —el joven recién aparecido en escena se inclinó e hizo un acto de reverencia hacia Fyk—. Se me conoce como el Guardián de la vida. Saludos a ti también, Umbreon. Estoy aquí porque vais a interferir en mi misión de encontrar a un joven. Podéis retiraros u os eliminaré. Es realmente sencillo —comentó con una jovial y agradable expresión llena de paz.

“Shadow, te necesito en la Laguna, rápido.”

En ese mismo instante, la expresión del joven hermano cambió y cerró su puño, evitando dañar a Maya.

—Tienes suerte niña. Pero no tanta como crees. Me voy. Y tú te vienes conmigo —seguramente en contra de la opinión de la joven Maya, Shadow la agarró por su túnica y la llevó consigo—Agárrate bien. El viaje será movidito

Dicho y hecho, Shadow comenzó a correr a una velocidad sónica. La pobre e inocente Maya seguro que se encontraba Mareada y confusa. Aquel mundo era de locos.

Alec Ocus

El joven Truth quedó perplejo.

—¿Un niño con orejas en punta? ¡Curiosamente a quién busco yo! ¡Y se llama David Linus! Agh, ¡maldita sea!

El joven apretó los puños con los que agarraba su guadaña y, con un sutil pero potente movimiento, la alzó lo más alto que pudo y la precipitó contra el suelo, creando una onda de energía en dirección a Alec, que si atinaba con fuerza y la golpeaba con la Llave Espada, volvería a su dueño. Aunque aquello implicaba demostrar que realmente era un portador de dicho arma.

Fuera como fuese, Truth siguió hablando.

—Lo único que he visto en esta isla infernal que no pertenezca a este mundo es a ti y a un crío llorica más arriba en la montaña, cerca de los acantilados. ¡Apuesto mi guadaña a que es uno de los tuyos! ¡Idos de aquí! No volveré a repetirlo, ¡David Linus es mío!

***

Zait escuchó a lo lejos, cerca de la laguna, el sonido del agua romperse. Se levantó preocupado y se acercó a comprobar qué ocurría. Una voz sonó desde detrás suya.

—No debes moverte de aquí.

Cuando Zait se giró a comprobar quién era, no había nadie.

—Maldito cabrón… ¿Tú no te habías ido?

[Final Fan]

Aquella chica hablaba como si se fuese a acabar el mundo. Intenté seguir su frenético monólogo, pero sólo conseguí que la cabeza comenzase a darme vueltas y que se me cansase el cuello de tanto negar con ella. ¡La chica hacía presunciones y no acertaba ni una! Ni tiempo me dejaba para intentar sacarla de su error. ¡Y aún por encima mencionaba nombres que no había oído en mi vida! Bueno, excepto uno.

—¡Basta, basta, espera un momento! —exclamé, poniendo los brazos en cruz frente a mi cara—. ¡No soy Zait, pero lo estoy buscando! ¿Tú también? ¿En serio? ¡Podríamos...!

Pero estaba claro que el cosmos no iba a permitir que aquella conversación llegara a desarrollarse. Un estruendo detrás de mí, seguido de una enorme salpicadura, me hizo dar la vuelta estremecido para encontrarme de cara con un fenómeno que no sabía si definir como mágico o meteorológico. Un enorme torbellino de agua se alzaba desde el lago girando vertiginosamente. El agua se disipó de repente y la figura de un hombre surgió de ella y se acercó a mí levitando.

—Ni que esto fuese el País de las Maravillas, oye —musité, con cara de desaprobación.

—Odio presentarme tan repentinamente, pero… La situación así lo requería. Encantado de conocerte Fykhjaal H'Gaajk. Fue un pajarito el que me dijo tu nombre —comentó, con una reverencia. Mostré un rostro de extrañeza debido a lo confuso de la situación—. Se me conoce como el Guardián de la vida. Saludos a ti también, Umbreon. Estoy aquí porque vais a interferir en mi misión de encontrar a un joven. Podéis retiraros u os eliminaré. Es realmente sencillo

Me costaba asimilar la información que nos proporcionaba su última declaración. Con aquel rostro afable y su voz tranquila me descolocaba del todo que decidiese que matarnos era una opción como cualquier otra. Miré a Umbreon, como dijo el Guardián que se llamaba la chica, e imploré que ella me pudiese aclarar algo de lo que estaba pasando. Sin embargo, se la veía bastante preocupada, incluso abstraída en algo, cosa que no ayudó a que me tranquilizase.

—¡Eh, eh, un momentito! —tartamudeé, con las manos en alto—. ¡Yo no estoy...! Espera. No, en serio, ¡yo no pretendo... interferir con nada! ¡Sólo estoy buscando a un amigo, no me metáis en rollos raros! ¡Y que te sepas mi nombre no es normal! ¡Ni que fuese de cultura popular! —le recriminé, sin llegar a esclarecer en lo más mínimo lo que estaba ocurriendo en aquel lago.

[LightHelco]

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Sho, no me cambies el color del Absol, que el negro en negrita no necesitaba quotear

— ¿Un niño con orejas en punta? —preguntó el chico de la guadaña chocado por la descripción de Zait—. ¡Curiosamente a quién busco yo! ¡Y se llama David Linus! Agh, ¡maldita sea!

El joven apretó los puños irritado y con un rápido movimiento de su guadaña envió hacia mí una onda de energía.

No me dio tiempo a reaccionar para detener el ataque y acabé golpeándome contra unas rocas cerca del borde del acantilado. Moví un poco la cabeza para centrar otra vez el mundo y miré hacia mi derecha en donde podía ver la enorme caída que podía haber sufrido.

Aunque a aquel tipo no le importó que siguiese vivo o muerto, por lo que continuó hablando:

—Lo único que he visto en esta isla infernal que no pertenezca a este mundo es a ti y a un crío llorica más arriba en la montaña, cerca de los acantilados —¿un niño? Ese tenía que ser Zait, pero ahora tenía que conseguir librarme de esté tío —. ¡Apuesto mi guadaña a que es uno de los tuyos! ¡Idos de aquí! No volveré a repetirlo, ¡David Linus es mío!

Me levanté con un poco de dolor debido al golpe y me dirigí hacia el joven sin perder la sonrisa:

—Ya te he dicho que puedes hacer lo que quieras con esa persona, yo solo busco a Zait Land. Y sí, es posible que tenga las orejas en punta, pero eso es porque es un elfo —esperaba que se tragara aquello, desconocía totalmente a que raza pertenecían Zait o el tal David Linus del que hablaba el joven, por lo que tendría que darle uso a mis conocimientos sobre razas mitológicas —. Veras, los elfos son niños pequeños los cuales nunca crecen y una de sus características es que tienen las orejas en punta. Por lo que veo tú también las tienes así, pero no cumples la otra característica de la raza y doy por supuesto que la persona a la que buscas tampoco la cumplirá, así que solo estas acusándome sin saber.

Me volví para seguir subiendo la montaña y encontrar al aprendiz de Yami, tal y como había dicho el payaso guadañero, aunque por educación le miré una última vez para despedirme y seguir con mi camino.

—Espero que tengas suerte en tu búsqueda de David Linus, amigo, yo debo seguir buscando a Zait Land, su hermana le echa mucho de menos y cada día se encuentra más triste.

[Zodiark]

El misterioso chico reaccionó al escuchar el nombre de Zait, dejando de lado su inexpresivo rostro para dar paso a una cara que me observaba con curiosidad. El tipo se puso a balbucear algo, cosas relacionadas con Zait, pero no tenía ni la más mínima idea de lo que me estaba diciendo.

—Escucha, yo sólo venía a...

Antes de poder acabar, el tipo alzó su mano y de ella surgió una esfera luminosa. Agarré con fuerza mi Llave Espada, preparada para bloquear aquel orbe si es que iba a utilizarlo para atacarme. No obstante, de pronto cerró su puño haciendo desaparecer el orbe de luz. Suspiré aliviada al ver que no iba a atacarme, pero aquel alivio no duró demasiado, pues el tipo me agarró de pronto de la túnica.

—Tienes suerte niña. Pero no tanta como crees. Me voy. Y tú te vienes conmigo. Agárrate bien. El viaje será movidito.

El misterioso chico comenzó a correr a una velocidad sobrehumana, arrastrándome a mí con él. Por inercia, agarré su brazo con ambas manos, para evitar que me soltara y darme un buen tortazo contra el suelo.

—¡Eh, eh! ¡¿Adónde vamos?! —exclamé confusa mientras seguía siendo arrastrada por él a una velocidad de vértigo.

[Little Sho]

—Así es, querido. Se marchó hace un rato. Su tiempo es algo… Limitado. Necesita de un aprendiz, alguien a quien legar sus secretos, que le ayude a desempeñar su trabajo con la precisión con la que él lo realiza. ¿Quién crees que será el adecuado? —Zait se giró ante la voz que inundó sus pensamientos. Miró a todas direcciones, en todos los ángulos posibles. Pero no halló nada, más que una aguda y deliciosa risa fugaz—. No malgastes tu tiempo. Sólo podrás verme cuando yo quiera. Así que presta atención, zagal, pues ya que es difícil enseñarle a alguien a preparar un plato con huevos si no tiene idea de lo que es una gallina. Y el desdichado Daniel Zath, no sólo no entiende eso, sino que tiene una forma de expresarse un tanto… Esquiva. Siembra más dudas de las que recoge.

—¡Dios mío! ¡Estoy harto de tanta gilipollez! ¿Es que nadie piensa explicarme de qué va toda esta broma? ¡Estoy harto de fantasmas, de voces y de idiotas que se piensan que saben algo sobre mí!

El joven Zait se tapó la boca al terminar toda aquella queja. Se dio cuenta de que, poco a poco, estaba aprendiendo a demostrar su frustración. Una frustración tardía. Una frustración que guardó cien años atrás, cuando seguía en una realidad que le quedaba muy grande, al igual que ahora.

Repentinamente y, mediante pequeñas partes, la imagen de un vórtice negro, verde y naranja apareció delante suya, transformándose en la figura de lo que parecía un ser, aunque su forma no fuese del todo humana.

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Midna, la Princesa del Crepúsculo.

—Calma tu corazón, joven. He venido a traerte respuestas. Y a completar el trabajo que el inepto de Zath no ha sabido terminar. Cierra los ojos y respira hondo, puede que esto te duela…

Sin mediar palabra y repentinamente, el pelo del extraño ser acogió la forma de un enorme puño que atravesó el pecho de Zait, dejándole momentáneamente sin respiración.

Cuando el confundido chico volvió a abrir los ojos se encontró en un espacio infinito cuyo fin se extendía más allá de un horizonte incierto. Un ruido extraño persistía en el ambiente, aunque poco a poco se calmó para recitar una armoniosa melodía. El ambiente presentaba tonos crepusculares y parecía deshacerse poco a poco.

—¿Dónde… dónde estoy?

—Querido Zait… Este es uno de los portales a Cronox. El mundo destruido al que ambos pertenecemos. Y yo, joven, soy Midna, la princesa de este inhóspito lugar.

La voz femenina ahora sonaba mucho más a mujer, menos aguda y con un toque atractivo, sutil y mucho más elegante. Zait alzó su cabeza y visualizó una imagen muy distinta a la que recordaba.

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Midna, la Princesa del Crepúsculo (Forma completa).

Sin embargo, la conmoción de aquello no duró mucho, pues ya que cuando Zait quiso levantarse, comprobó que no podría hacerlo a no ser que fuese a cuatro patas. Miró sus manos y comprobó que se habían transformado en unas pezuñas caninas. Pegó un salto e intentó vocalizar una serie de palabras, pero lo único que salió de su boca fue algo parecido a un entrecortado ladrido propio de un cachorro que aún no sabe siquiera gatear.

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Zait Laind transformado en lobo.

Aún así, la mujer que le acompañaba podía entenderle con gran precisión. Por ello respondió a su anterior pregunta.

—Aún no estás preparado para atravesar el crepúsculo y llegar a Cronox, Zait. Por lo que has tomado la forma de uno de tus protectores, el canino al que llamas Tak. Exacto, Tak no es realmente así, esta es su forma crepuscular. Verás, chico, desde el comienzo de su vida decidiste salvar a Tak de una muerte más que segura. Debido a ello, él decidió acompañarte por siempre, dispuesto a protegerte. Ha demostrado tener valentía y resistir el miedo a tu lado, pese a algunos problemas en cierta torre. Una vez haya terminado la explicación que estoy a punto de darte, Tak pasará a tener su forma crepuscular. Gracias a ella, podrá usar hechizos propios de la luz y la oscuridad. Es uno de los regalos que voy a ofrecerte. Úsalo bien y, sobretodo, no me defraudes en tu labor.

El joven Zait intentó sentarse, como su cuerpo canino le permitió. Pese a que seguía con dudas, la presencia de Midna era más agradable que la de Zath.

Alec Ocus

—¿Un elfo? —Truth bajó la guadaña repentinamente y comenzó a pensar en lo que Alec le decía.

El joven Seeker no tenía idea alguna de lo que era un elfo. Quizá otra persona sí, pero Truth no era alguien conocido por sus conocimientos. Un tanto irónico. Sin embargo… ¿Quién no iba a conocer el nombre del suegro de Christian Linus? El padre de Julliet LaFleur, el abuelo de David Linus… El famoso Zait Laind, aquel que viajó por los mundos en busca de grandes aventuras. Aquel cuyas leyendas se habían transformado en mitos y cuyas hazañas se escucharon por grandes lugares de Cronox. Aquel que un día desapareció sin dejar rastro alguno. ¿Y aquel joven de sombrero púrpura lo buscaba?

—¡Eh! ¡Un momento! Escucha, chaval. Siento haberte atacado antes. ¡Pero debes escucharme! David Linus es peligroso, muy peligroso. No estoy muy seguro de esto, ¡pero es el causante del fin de un mundo glorioso! David es el nieto de aquel al que buscas, Zait Laind. Llegué a tener grandes dudas sobre si aún vivía, pero… Parece ser que sí. Y si su abuelo ha vencido a la muerte después de cientos de años… Significa que su nieto también lo ha hecho. Por lo que no estoy buscando en vano. ¡Debes llevarme contigo! Tenemos que encontrar a Zait y contarle lo que ocurre. Puede que la salvación de Cronox esté en él.

Truth terminó de guardar su guadaña, la cual se desmaterializó en sus manos y desapareció sin dejar rastro.

—¡Es increíble! Podré mantener el orgullo de mi familia…

Dicho esto, Truth se acercó hasta Alec y permaneció a su lado, dispuesto a seguirle allá donde fuese. Además de aquello, pudieron escuchar un estruendo. Si se acercaban al borde del acantilado, verían un remolino surgir del agua de un lago cercano. Es más, si Alec agudizaba la vista, podría ver la imagen de Fyk frente a aquel torbellino de agua. Igual… Estaba en peligro. O quizás no. Quién sabe.

Fyk H'Gaajk & Maya Zawrid

El guardian de la vida rió de una manera muy elegante y sutil, tanto, que parecía gloriosa.

—Sé tu nombre gracias a mi desarrollado hechizo Libra, joven. En cuanto a ella… —dirigió su mirada hacia Umbreon—. La conozco porque venimos del mismo lugar. Un lejano y destruido mundo llamado Cronox. Y me temo que nuestros destinos se han cruzado por una fugaz casualidad. Estoy seguro que hay alguien detrás de todo esto.

Nada más terminar aquellas palabras, La figura de Shadow apareció de entre la selva, portando a Maya consigo.

—¡Maldita sea! ¿¡Puede alguien explicarme qué demonios sucede en esta dichosa isla!? —gritó furioso el recién llegado, al comprobar lo que sucedía—. ¿Va a venir alguien más a la fiesta? ¿Acaso tenéis pensado crear un “Territorio Cronox” en este lugar desamparado? ¿Llamo también a mi madre?

—Relájate, Shadow. No tientes al destino —las pupilas del Guardián de la vida cambiaron de forma y tamaño, al comprobar que la respuesta se hallaba en sus palabras—. ¡Un momento! Creo que empiezo a entender qué es lo que sucede. Todo lo aquí acontecido se debe a la férrea intervención del destino. Y no, no es que crea que nuestro futuro fue forjado para encontrarnos los aquí presentes. Me temo que alguien conocido como Daniel Zath ha puesto su mano para que todo esto ocurra. Seguramente el joven e ingenuo Truth Seeker se halla aquí también —el guardián metió la mano entre sus ropajes y sacó una pequeña foto que mostró a los demás.

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David Linus, más conocido como Zait Laind

—E incluso me atrevo a decir más. El astuto padre del joven que aparece en la foto, Christian Linus, es seguramente el autor de todo esto. Algunos dirían que incluso muerto sigue dando guerra, pero me temo que ese maldito sigue vivo por ahí. Joven Fykhjaal, creo que puedo decir sin miedo a equivocarme que tú también has venido en busca de este joven. Es más, seguro que lo conoces con otro nombre… Es hora de que te diga un secreto chico, este niño tiene más de cien años. Sus padres encontraron el modo de mantenerlo vivo y así poder cumplir sus planes. Y es todo gracias a esta isla, donde los niños nunca crecen...— el sabio Guardián cerró los ojos y cruzó los brazos, buscando recordar—. Ahí no acaba la cosa, ¿qué planes?, te preguntarás. Los padres de este joven, sobretodo su progenitor, están acusados de la destrucción de un mundo entero. Todo forma parte de la historia de una guerra que ocurrió hace mucho tiempo… Christian Linus ha sido buscado a lo largo del tiempo y el espacio. Ya dominaba el espacio… Y el muy audaz aprendió a conquistar el tiempo. Muchos buscan a su hijo porque… lo creen peligroso, o quizá un medio para hallar a su padre. Sin embargo, esta historia se escapa a vuestro entendimiento. ¡A todos vosotros! Por lo que malgastaría saliva intentando explicarla.

Shadow, pese a comprender muchas cosas, comenzó a plantear lo que ocurría con Fate. ¿Era Fate también procedente de Cronox? Las cosas encajarían de alguna forma. Pero, ¿qué tenían que ver el extraño ser azul junto a Umbreon y la pequeña brujita que traía consigo?

—En fin… Dejémonos de entretenimientos y habladuría. Las palabras podrán explicarse más tarde. Si me permiten, señores, debo destruir a ese chico. Les ruego que no me incordien, no me gustaría mancharme las manos de sangre.

[Final Fan]

—¡Maya! —exclamé, al verla aparecer.

Aquella laguna parecía haber sido fijada como punto de encuentro para una reunión de fenómenos. El tal Guardián de la Vida parecía estar enemistado con Umbreon y el chico que acaba de llegar con mi compañera, y yo cada vez entendía menos lo que ocurría.

—Vale, toda esta paranoia está muy bien pero no entiendo por qué nos la sueltas así de repente —suspiré—. En fin, eh... me gustaría que no destruyeses a Zait si no es mucha molestia.

Fruncí el ceño alzando una ceja mostrando cierto escepticismo ante las palabras de aquel tipo. Primero se ponía a explicar no sé qué historia sobre a saber qué parafernalias sin que nadie le preguntase y tras la perorata decía que iba a matar a Zait así porque sí. Me parecía un tanto surrealista, como los "malos" tontos de las historias que se ponían a explicar todo su plan cuando al fin tenían al héroe acorralado.

—No habrás descubierto alguna pista sobre dónde está, ¿verdad, Maya? —le pregunté, expectante—. Porque yo lo único que me he encontrado es...

Hice un gesto abarcando toda la situación que se nos había echado encima.

[LightHelco]

—¡Eh! ¡Un momento! Escucha, chaval.

Me paré en seco para ver que quería ahora aquel chico.

—Siento haberte atacado antes. ¡Pero debes escucharme! —llevaba bastante tiempo escuchándole y por ahora no había sacado nada que me interesada de su palabrería —. David Linus es peligroso, muy peligroso. No estoy muy seguro de esto, ¡pero es el causante del fin de un mundo glorioso! David es el nieto de aquel al que buscas, Zait Laind.

¿El nieto? Ese tipo me tenían que estar tomando el pelo, Zait no era más que un niño, era absolutamente imposible que fuese abuelo de otro. Estaba claro que ese guerrero no me iba a dar más que dolores de cabeza y decirme tonterías, por lo que dándole la espalda seguí subiendo hacia la cima.

—Realmente, chico, lo que dices no tiene ni pies ni cabeza ¿cómo iba a ser la persona que busco el abuelo de ese David Linus? —pregunté con tono burlón mientras alcanzaba la siguiente plataforma —. Creo que debemos estar confundiéndonos con la gente que buscamos, por lo que mejor que sigamos cada uno nuestra propia búsqueda.

Dicho empecé a inspeccionar el nuevo lugar por si el niño se encontraba allí, cuando volví a escuchar la voz del joven de la guadaña.

—¡Debes llevarme contigo! —me rogó llegando hasta mí y preferiría no contar lo que pensé decirle ante aquella petición —. Tenemos que encontrar a Zait y contarle lo que ocurre. Puede que la salvación de Cronox esté en él.

Vale, mas nombres que no sabía a quién o qué pertenecían, pero cada vez estaba más claro que tenían que ver con el aprendiz de Yami o al menos que no me podría librar de aquel personaje que tras haberme atacado sin saber ahora quería ser mi aliado.

—Prefiero ir solo, tengo la sensación de que vas a asustar al chaval.

El joven no pareció escucharme, solamente farfulló algo sobre su familia y el orgullo de esta, pero ya estaba conmigo y no podría separarme de él en un tiempo bastante largo. Menuda misioncita me esperaba.

Al poco pudimos escuchar una explosión y ver un enorme chorro de agua ascendiendo hacia la montaña. Preferí no preguntar qué era eso y con un gesto de mi mano le hice saber al chico que subiéramos rápidamente hacia la cima, no fuera que aquel chorro se convirtiese en algún problema para nosotros.

—Y bien, ya que voy a tenerte a mi lado en esta búsqueda ¿Qué tal si me hablas de ti y ese tal David Linus? Si tan peligroso es, mejor saber como esquivarlo.

[Zodiark]

El tal Shadow me llevó a una laguna donde estaban Fyk y un misterioso chico de cabellera blanca.

—¡Maya! —exclamó Fyk al verme.

—¡Maldita sea! ¿¡Puede alguien explicarme qué demonios sucede en esta dichosa isla!? —gritó Shadow en cuanto llegamos—. ¿Va a venir alguien más a la fiesta? ¿Acaso tenéis pensado crear un “Territorio Cronox” en este lugar desamparado? ¿Llamo también a mi madre?

Tras soltarme, cabreada, de la mano de Shadow, me quedé mirando al tipo peliblanco, que comenzó a hablar, e incluso nos mostró una foto de Zait. Y sí, efectivamente era él, el chico al que estábamos buscando. También nos habló de su padre y nos dijo que Zait tenía más de cien años, y que quería destruirle. Es todo lo que pude entender del rollo que nos soltó en un momento.

—Vale, toda esta paranoia está muy bien pero no entiendo por qué nos la sueltas así de repente. En fin, eh... me gustaría que no destruyeses a Zait si no es mucha molestia.

—Yo tampoco entiendo mucho qué está pasando aquí —dije rascándome la nuca—. Pero nos han pedido que llevemos a nuestro amigo sano y salvo a nuestro hogar y eso es lo que vamos a hacer.

—No habrás descubierto alguna pista sobre dónde está, ¿verdad, Maya? —me preguntó entonces Fyk—. Porque yo lo único que me he encontrado es... —dijo haciendo un gesto para hacerme entender que todo lo que había conseguido fue encontrar al tipo peliblanco y llegar a la situación en la que nos encontrábamos.

Me encogí de hombros y señalé a Shadow con la cabeza para hacerle ver que yo tampoco había conseguido gran cosa.

—Bueno —suspiré cruzándome de brazos y mirando a Shadow—. ¿Y por qué se supone que me has traído aquí y de qué circo os habéis escapado vosotros dos? —le pregunté, un poco harta de aquella confusa situación, mientras tenía mi mirada fija en el chico de blanco, pues no quería perderle de vista, tenía que evitar que pusiera sus zarpas sobre Zait.