Mientras bajaba por las escaleras con cuidado de no tropezarme, escuché atentamente todo lo que tuviese que decir el Usuario identificado como Ragun, ¿podía considerarlo como mi superior al poseer éste más poder, conocimientos y habilidad que yo?
Una brisa elevó mi oscuro cabello un poco, en el aire.
Nunca había escuchado a la maestra decir un discurso tan largo, aunque tampoco es que llevase mucho tiempo allí, quizás Ragun le daba más importancia al asunto, o se lo tomaba con más seriedad. Presté atención a todas y cada una de sus palabras, llegando a una única conclusión:
—
Entonces quiénes estamos aquí, ligados a la Oscuridad, tenemos más posibilidades de alcanzar nuestros objetivos. —Me parecía ridículo, absurdo e ilógico que existiesen Usuarios que se conformaran con pocas cosas sin aspirar a querer resolver sus dudas.
Y sobre esos Sincorazón.. ¿tenían cualquier forma? Aunque los distinguiría rápido según su emblema o color de ojos, simple. Gengar escuchó también todo lo que tuviese que decir Ragun, se fascinó con lo que había explicado pues ni siquiera él sabía acerca de los Sincorazón, éste con una cierta sonrisa de no muy buenas intenciones se aproximó al Usuario mientras descendía tras de mí, dando vueltas a su alrededor con curiosidad por el desconocimiento que aparentaba sobre términos como PCM y la Rejilla de Juegos.
Yo sabía que Gengar le respondería por su poder, Ragun era muy superior a mí, se había ganado el respeto de Gengar en ese aspecto.
—
Je. ¿Tan poderoso y no sabes lo que es el PCM o la Rejilla de Juegos? Mm, ¿por dónde debería empezar? Tanto Saeko como yo no provenimos de éste mundo, algo evidente, sino del mundo digital que está conectado con el castillo, de un gran ordenador o computadora. —Se detuvo, pensando cómo continuar para que Ragun lo comprendiese todo.—
PCM son las siglas de Programa de Control Maestro, el enorme Programa central que administra todos los datos del mundo, absolutamente todo está bajo su control y nada puede escapar de él, pues inmediatamente detecta qué es lo que entra en sus dominios o no. Es un espacio sin límites, se expande y expande a medida que lo hacen los datos, y recoge información de cualquier ordenador del universo. Allí no existen los Usuarios, que seríamos nosotros tres, solo Programas, Virus, Programas Piratas, y muchas más cosas, pero lo interesante son los Programas Extraños, entidades que aparecen en los dominios del PCM y no tienen razón de ser allí, por ejemplo, Saeko y yo fuimos considerados Programas Extraños por no ser datos de algo abstracto en sí. —Gengar era más inteligente de lo que aparentaba, bastante. Hasta a mí me sorprendía en ocasiones.—
Digamos que la Rejilla de Juegos es una especie de... ¿aquí lo llaman coliseo? Pues algo así donde se siguen las normas del PCM a rajatabla y son eliminados los Programas inservibles a ojos del titán digital. Si un Programa pierde en las pruebas de la Rejilla, es eliminado y con ello su existencia, desaparece para siempre, no queda NADA. Si directamente te opones a las pruebas, el PCM te eliminará sin compasión.—
Y no olvides al Comandante Sark. —Le interrumpí, pues Gengar parecía olvidar a ese tipo tan despreciable.
Inmediatamente bajamos a la plaza, retrocedí un poco para que Ragun liderara la caza del intruso.
—
Básicamente el Comandante Sark es la mano derecha del PCM, se encarga de controlar a tooooodos los Programas del lugar y recluta a los más poderosos para su ejército personal, Saeko y yo formábamos parte de éste porque sobrevivimos a las pruebas de la Rejilla, y allí no existe el concepto de Tiempo, no hay días, ni llueve, ni hace sol, está todo lleno de luces muy brillantes y nadie envejece.Entonces nos internamos en la ciudad, entre numerosas casas destrozadas e inhabitables.
—
En vez de vivir en casas... —Abrí mis brazos de par en par, dando a entender que hacía referencia al entorno.—
Vivíamos en celdas, todas y cada una controladas por el PCM. En ese mundo no tienes salvación. Es imposible acabar con él.Giramos varias esquinas, subimos algunas cuestas pero allí, de entre todas las casas hubo una que me llamó especial atención. Una tienda de ropa.
—
Y la casualidad de que ese mundo estaba conectado con el castillo mediante un ordenador, de no ser por la maestra Ariasu, Saeko y yo ya no existiríamos, a pesar de habernos reclutado el PCM seguía acorralándonos lentamente. No es un lugar al que quieras ir de vacaciones.Los cristales de los escaparates se encontraban en mal estado, estaban hechos añicos por el suelo y muchas de las estanterías del interior mostraban desgarros o acompañaban a los solitarios cristales. Ni rastro de vida. Me interné, deseando poder quitarme de una vez aquellas prendas tan horrorosas a mi parecer.
—
Por favor, quedaos afuera, ahora salgo. Aunque si queréis entrar para coger algo.. Yo tengo cosas que hacer. —Y me interné con cuidado para no cortarme con nada.
—
Mujeres, Ragun, mujeres. —Le dijo Gengar a Ragun con una sonrisa maliciosa. Él ya sabía que me quería cambiar de vestimenta.
Me perdí en la oscuridad del edificio, entre incontables prendas de todo tipo, todo en ruinas. No escuchaba absolutamente nada pero no paraba de ojear con insistencia las prendas de la zona, en busca de alguna que me gustase.
Entonces una estantería muy al fondo cayó al suelo, no llegué a ver nada, pues estaba todo demasiado oscuro. ¿Había alguien allí? No le di importancia, agarré el mango de la katana por si algo se atrevía a atacarme por sorpresa.
—
Bien, esto es perfecto para mí.. Me gusta.Perdí la noción del tiempo, me olvidé por completo de Gengar y Ragun, de la caza del intruso y de que estaba en una ciudad en ruinas, con paciencia y entre la oscuridad fui agarrando todo lo que me gustase pero... ¿No había ningún lugar íntimo en el que poder cambiarme de vestimenta? Al fondo pude ver unas puertas abierta con varios espejos en su interior, algunos de ellos estaban rotos, pero otros relucían maravillosamente.
Me interné en una y cerré la puerta.
Me desprendí del molesto uniforme de falda verde para estrenar unas botas negras..
.. unos vaqueros negros..
.. una camisilla negra, una chaqueta para protegerme del frío..
.. y unos guantes:
—
Perfecto, me encanta. —Dije mientras me ajustaba el último guante, observándome en el espejo. Contenta.
Entonces lo vi, tras arrancar los molestos papelitos blancos en los que se indicaban las características de cada prenda, detrás de mí, en la oscuridad, tras mis pies. Dos luces amarillas, cuerpo negro, antenas que rozaban mis piernas...
¿Me-me había... espiado? Moriría, daba igual si era un Sincorazón, Usuario, Programa o qué, merecía la muerte.
—
¡¡Fuera!! —Grité con furia, dando una fuerte patada a la criatura en la cabeza antes de que pudiese hacer nada, esta golpeo la puerta de madera y la atravesó, rompiendo la misma.
El diminuto ser se golpeó con diversos carros de compra, o eso suponía que eran pues llevaban ropa y cosas encima, tirando estos al suelo. Inmediatamente me encargué de abrir la puerta, dispuesta para matar a esa cosa que se había atrevido a espiarme cuando..
En el exterior Gengar, que no había decidido entrar, se alertó al escuchar los carros cayendo. La tienda era profunda y no se llegaba a vislumbrar el fondo, donde yo me encontraba.
—
Oh, oh, problemas. —Y levitó rápidamente hasta el interior del lugar, dispuesto a encontrarme.
Off-rol: Nuevo "look" de Saeko, juas.