[Tierra de Partida] ¡En busca de la flor dorada, kupó!

[EspeYuna]

Spoiler: Mostrar

Nombre: ¡En busca de la flor dorada, kupó!
Solicitante: Mogara
Descripción: Hace algún tiempo que la pequeña y adorable moguri ha oído hablar de una flor de oro. Según dice la leyenda, ésta ofrece poderes curativos tras beber un preparado con sus semillas o néctar. Aficionada a la magia blanca, Mogara desearía encontrar la flor para ayudar a los aprendices que llegan heridos al castillo. La pequeña todavía cree que esa flor existe, pero no dispone de tiempo para buscarla por su cuenta. "¿Podríais explorar el castillo y buscar información, kupó? Os estaría muy agradecida, kupó"
Mundo: Tierra de Partida
Requisitos:
- 3 participantes máximo
- Nivel 5 o inferior
- Bloc de notas cada uno
- Se trata de buscar información sobre la flor. Tendréis que explorar como mínimo el comedor, la cocina, la biblioteca, la sala del trono y los jardines para finalizar la misión.
Recompensa:
- 10 PX cada uno + 10 PX por desarrollo e interpretación
- Según el veredicto del GM, el que mejor lleve a cabo esta misión se verá recompensado con una poción.
Interesados: - Paul, Edge
EN PROCESO
EspeYuna entrará como GM para controlar a los NPC que aparecerán en cada sala que busquéis información. Podréis preguntarle a estos y sacar conclusiones de sus pistas.

Spoiler: Mostrar

Brilla linda flor
Dame tu poder
Vuelve el tiempo atrás
Torna lo que ya fue

Cura el daño ya
Cambia el azar
El sino trocalo
Torna lo que ya fue

Lo que ya fue...

Spoiler: Mostrar

Notas de la GM:
* No sé si vuestros personajes se conocerán de antes, pero si queréis podéis establecer varios posts de presentación y luego, cuando ya decidáis a qué sitio ir en primer lugar, avisarme por privado ^^

[Demyx]

Edge se encontraba todavía en la taberna de El Gremio, cerca del tablón de misiones. La verdad es que no tenía ni la menor idea del aspecto que tenía aquel tal Paul, pero ya que ambos participaban en la misma misión, el chico quería, obviamente, cooperar con aquel aprendiz. Sin embargo no tenía ni la más remota idea de cómo identificarle por lo que decidió que le dejaría una nota en el mismo papel de la misión en el tablón.

Examinando de nuevo la misión empezó a meditar sobre por dónde podía empezar. Mogara se basaba únicamente en una leyenda que afirmaba que aquella flor dorada existía realmente, ¿por dónde podía empezar? Quizá alguien más fuera conocedor de aquella leyenda o puede que incluso supiera dónde encontrarla… tal vez en la cocina de Tierra de Partida pudieran darle alguna pista.

Una vez decidido su destino procedió a escribirle a Paul un mensaje en la misión del tablón, con suerte la vería y no tardarían en conocerse.

“Estimado señor Paul,

Es un placer trabajar junto a vos en esta misión. He decidido adelantarme y dirigirme hacia la cocina, donde puede que sean conocedores de esta misteriosa flor. Soy un joven de pelo azul, paréceme que, aun con esta pobre descripción, no le será demasiado complicado encontrarme allí.

Atentamente,

Edge Lemmons”.

Y sin más dilación el joven aprendiz puso rumbo hacia la cocina.

[Leon18]

Spoiler: Mostrar

Espe, si puede ser que se sitúe después de la trama Las Cámaras de la Tortura, gracias

Aburrimiento a más no poder, eso es lo que sentía, después de la misión de las Cámaras apenas había tenido más acción, hacía poco que había oído hablar de una especie de taberna donde había misiones para los aprendices, fui y me apunté a la primera que vi, ni siquiera miré el nombre ni nada, sólo la fecha y parecía que era hoy. Más o menos ya conseguía dormir algo, así que ya no estaba tan cansado.

Fui al Gremio y miré el tablón buscando dónde estaba mi nombre, al parecer me había apuntado a una misión que parecía un tostón. ¿Buscar información sobre una flor? Anda ya, qué tonto fui al apuntarme en esa misión. Aunque ya no iba a echarme para atrás ya que estaba allí. Me percaté de que se había apuntado un tal "Edge Lemmons" a la misión también que me dejó una carta, en la cual me hizo gracia cómo se expresaba, me preguntaba si hablaría igual de fino como escribe.

Cachondeo aparte, por lo que decía era un tío con pelo azul, por lo que sería fácil encontrarle, también decía que se iba a dirigir a la cocina, por lo cual me dirigí hacia allí.

En el camino divisé al tal Lemmons, cuando estuve lo bastante cerca le puse una mano en el hombro y le dije:

-Hey, ¿tú eres el Lemmons ese? Yo soy Paul tu compañero de misión.

[Demyx]

Cuando Edge estaba a medio camino hacia la cocina de Tierra de Partida cuando un muchacho le cogió por el hombro y se presentó como Paul, el otro aprendiz que formaba parte de aquella misión. Sin duda alguna la nota que había dejado en el tablón de misiones del Gremio había cumplido su misión.

Edge, sonriente como de costumbre, miró de arriba a bajo a su nuevo compañero. Debía tener, aproximadamente, la misma edad que él, era bastante alto y tenía el pelo blanco. Y vestía únicamente una gabardina de cuero roja y unos pantalones largos de un color marrón oscuro. Por sus formas parecía alguien bastante informal, pero el chico peliazul no solía juzgar a la gente por las apariencias. Esbozó una amplia sonrisa, alargó el brazo derecho con la intención de darle la mano en señal de amistad y dijo:

―Así es, puede llamarme Edge. Es un honor conocerle señor Paul, será un placer trabajar junto a usted en esta misión ―se quedó unos instantes callado meditando y continuó―. No creo que tengamos demasiados problemas para cumplirla. Como ya habrá leído en la nota que le dejé, me dirigía hacia la cocina. Quizá allí puedan darnos algún tipo de información sobre esta misteriosa flor dorada.

[Leon18]

El que parecía ser Lemmons me miró de arriba a abajo tras hablarle,por un momento pensé que no sería pero tras esbozar una sonrisa supuse que no me equivoqué.

Me ofreció la mano para presentarse, pero pasaba en ese momento de formalismos así que se la choqué. Después se presentó:

―Así es, puede llamarme Edge. Es un honor conocerle señor Paul, será un placer trabajar junto a usted en esta misión - Me comentó, me hizo sonreír un poco la forma con la que hablaba, era igual de formal que en la carta, aunque se le veía un buen chaval.

-Encantado también. Si no te importa te llamaré Lemmons, me gusta más ese nombre, no hay problema ¿no?-Le dije y le di una palmadita en el hombro. Tras eso siguió hablando.


―. No creo que tengamos demasiados problemas para cumplirla. Como ya habrá leído en la nota que le dejé, me dirigía hacia la cocina. Quizá allí puedan darnos algún tipo de información sobre esta misteriosa flor dorada.
-Me dijo, parecía que tenía empeño en la misión, al contrario que yo, que quería que se acabase ya.


Llegamos a la puerta de la cocina al poco tiempo de andar, como no sabía a quién podíamos preguntar cuando entraramos le pregunté a Lemmons, él lo sabría mejor. Le toqué el brazo con el codo y le pregunté:

-Lemmons, ¿a quién le preguntamos?

-Mmm, en mi humilde parecer, creo que el cocinero es nuestro hombre, alguien que posea conocimientes suficientes como para ayudarnos en nuestra tarea -

-Pues vamos.-Le dije mientras moví la mano en señal de que se moviera y abrí la puerta.

Spoiler: Mostrar

Todo lo correspondiente a Edge está hablado

[EspeYuna]

A aquellas horas, el olor a desayuno todavía asomaba por la cocina, quizás despertando el instinto de hambre en los dos aprendices. Pero no habían ido allí a comer:

—Vaya, vaya, aprendices —una grave voz irrumpió en la cocina. Un hombre corpulento, enorme a comparación de los jóvenes aprendices—. ¿Habéis venido a ayudar en el arte de poner la mesa? Pensé que esa aprendiz y Ronin me tomaron el pelo cuando dijeron que los pupilos me ayudarían a lavar los platos, pero parece que sois honestos.

>> ¡Venga, si no dará la hora de la comida!

Sin tiempo a reaccionar, dos moguris entraron en la cocina, cargando con dos grandes pilas de platos. Daba miedo pensar como aquellos pequeñajos eran capaces de soportar tal peso sin hacerlos mil añicos.

Y parecía que había un malentendido. Ellos no estaban allí para lavar platos, sino para ayudar a Mogara y resolver el misterio de la flor dorada.

Spoiler: Mostrar

Enviadme un privado cada vez que terminéis los turnos, ^^

[Leon18]

Cuando abrí la puerta nos vino un olor que aunque estuviera acostumbrado a no comer mucho, despertó mi apetito. Aunque ya se había pasado el momento de desayunar, si iba a comer tendría que ser después de hacer esa estúpida misión.


—Vaya, vaya, aprendices

De pronto aquella voz llamó nuestra atención, miré hacia todos lados hasta que vi a un hombre grande al que nunca había visto antes.

-Sí, ¿y tú quién eres?-Le contesté con una actitud chulesca.

Sin embargo, aquel gigantón no me hizo caso y siguió a lo suyo.

-¿Habéis venido a ayudar en el arte de poner la mesa? Pensé que esa aprendiz y Ronin me tomaron el pelo cuando dijeron que los pupilos me ayudarían a lavar los platos, pero parece que sois honestos.

>> ¡Venga, si no dará la hora de la comida!

¿Lavar platos? ¿Poner la mesa? ¿Honestos? Todo aquello hizo que soltara una carcajada grandísima, ya era lo que me faltaba.

-Eso es lo que te crees tú-Le dije mientras seguía riéndome-Yo no voy a hacer nada de eso, anda y acuéstate grandullón-Le dije con un aire de superioridad

Quizás me había pasado y quizás viniera a pegarme o algo, en ese caso intentaría esquivar su ataque. Pero no me arrepentía de aquello, anda que se creía él que iba a limpiar platos.

[Demyx]

Spoiler: Mostrar

Paul y Edge entraron en la cocina en busca del cocinero, quien quizá podría ayudarles en la misión que habían emprendido, la de buscar una flor dorada con poderes curativos.

Nada más entrar Edge inspiró profundamente, deleitando su olfato con el suave y agradable aroma del desayuno. Su tripa sonó fuertemente y el chico se llevó una mano a la barriga, hambriento. A decir verdad Edge era una persona que disfrutaba comiendo, pero, acorde a su personalidad, siempre de forma saludable, como solía decir él:

“Mens sana in corpore sano”.

Una voz grave interrumpió aquel momento para captar la atención de los aprendices. Un hombre de grandes dimensiones se acercó a ese par. Al parecer había algún malentendido porque… si Edge lo había entendido bien, ¡les estaba mandando a fregar platos! De pronto dos moguris entraron en la cocina cargados con dos enormes columnas de platos, las cuales el joven peliazul miró con asombro.

Edge hizo el ademán de acercarse a los dos moguris para empezar a lavar platos cuando, por suerte, Paul sentó la cabeza y protestó ante el gigantesco cocinero. Sino hubiera sido por su compañero, el aprendiz ya estaría limpiando platos como un descosido. Se acercó de nuevo a ambos e intervino para el bien de la misión:

―Paréceme, caballero, que ha habido un pequeño malentendido ―sonrió amablemente, como siempre hacía―. Sintiéndolo mucho, mi compañero y un humilde servidor no veníamos a lavar platos, sino a preguntarle a usted, un maestro cocinero, acerca de una peculiar flor dorada con dotes curativas. ¿Por un casual no será usted conocedor de dicha planta? ―finalizó.

[EspeYuna]

Spoiler: Mostrar

Oh, oh.

—Pequeño ingrato, ¿¡osas hablarle así a la persona que degusta tu apetito cada mañana, cada tarde y cada noche!? —Higashizawa, enfurecido con Paul, estrujó sus nudillos, acercándose de forma amenazante al joven—. ¿¡Quién es el Maestro que ha tenido la desfachatez de acogerte como aprendiz, eh!? ¡Ven aquí, sinvergüenza!

Para sorpresa de Edge y desgracia de Paul, la sombra del enorme cocinero se abalanzó sobre el muchacho, agarrando con sus gruesos dedos la oreja derecha del chico y arrastrándolo sin piedad hasta la despensa. Con la otra mano, sacó de la misma un cubo y una fregona.

―¡Vas a dejar el suelo de esta cocina como los chorros del oro, te guste o no! ―el bravo hombre, quien podría levantar dos palmos del suelo al aprendiz si quisiera, soltó la oreja de éste, escuchando con atención el elegante porte de Edge― Oh. ¿La flor dorada, dices? La pequeña Mogara sigue buscando, ¿no es así? Mmm.. pues, si te digo la verdad, joven, la pequeñaja ya me preguntó sobre ella y no tengo idea de dónde podría encontrarse.

>> ¿Por qué no buscáis en la Biblioteca? Quizás algún libro hable de ella.. si existen dichas semillas y tan exquisito ingrediente para el arte de la curación, debe estar oculta entre las páginas de nuestro castillo, sin duda.

Parecía que en la cocina no iban a encontrar más información, por lo que podían marchar a la Biblioteca..

.. o no.

Porque cuando Paul intentó salir de la cocina, Higashizawa lo cogió de las ropas de su cuello:

―¿¡A dónde te crees que vas!? ―exclamó― Tú te quedas aquí. Vas a fregar la cocina y el comedor y dejarlo todo reluciente para presentar mis manjares, ¿te ha quedado claro?

O una de dos: o Edge se iba sin Paul, o estaban resignado a ayudarle con la faena.

Spoiler: Mostrar

Higashizawa rlz xDDDDDDDD

[Demyx]

Aquel gigantesco subyugó a Paul fácilmente, con un simple tirón de orejas, parecía que iba a pagar cara su impertinencia. Sin embargo, el enorme cocinero tenía otros planes para el chico. Aún agarrando al insolente aprendiz se dirigió hacia la despensa y le entregó un cubo y una fregona. El castigo era obvio, ocuparse de la limpieza.

Justo en ese momento, con la intervención de Edge, el gigante había decidido soltar a su compañero. Al parecer Mogara había tenido la misma idea que ellos y había recurrido al cocinero de Tierra de Partida. Lamentablemente, éste desconocía su ubicación, pero les recomendó buscar en la biblioteca. Aunque la respuesta no había sido la que Edge hubiera querido, no estaba decepcionado. Al fin y al cabo era una misión, no podía ser tan sencillo.

Cuando ambos iban a abandonar la cocina dirección a la biblioteca, el chef tuvo algo que decir. No había olvidado el descaro de Paul.

Spoiler: Mostrar

Edge se llevó la mano a la frente con desesperación y suspiró. Fue a la despensa y cogió otra fregona y otro cubo, el cual llenó de agua y jabón. Acto seguido, llevándose una mano a la barbilla, pensativo, miró hacia el comedor y luego inspeccionó la cocina. Finalmente miró de arriba a bajo a Paul y dijo:

―Yo me encargaré de la cocina y usted se ocupará del comedor, así iremos más rápido ―echó otro vistazo al aprendiz y prosiguió―. Aunque, si me disculpa la osadía, no parece que usted haya fregado demasiados suelos de allá donde viene. Si lo prefiere puede confiarme esta tarea y avanzarse hacia la biblioteca en busca de información ―dijo señalando hacia la salida con el extremo de la fregona―. Le seguiría en cuanto hubiera terminado con esto.

Independientemente de lo que hiciera Paul, Edge empezó a fregar con esmero. De pequeño había sido una tarea que había tenido que realizar no pocas veces, ya fuera en el establecimiento de sus padres, en su casa o como castigo cuando no era nada más que un recluta en el ejército.

Entonces recordó que no se había presentado al cocinero y, mientras seguía dale que te pego con la fregona, dijo:

―Mi nombre es Edge Lemmons, hace poco que he llegado a Tierra de Partida. ¿Cuál es el nombre de tan brillante chef que nos sirve cada día unos platos tan exquisitos?

[Leon18]

Parecía que la había liado, pero el grandullón aún no se había dispuesto a decirme algo. El que sí dijo algo fue Lemmons:

―Paréceme, caballero, que ha habido un pequeño malentendido ―Dijo Lemmons intentando tranquilizarlo―. Sintiéndolo mucho, mi compañero y un humilde servidor no veníamos a lavar platos, sino a preguntarle a usted, un maestro cocinero, acerca de una peculiar flor dorada con dotes curativas. ¿Por un casual no será usted conocedor de dicha planta?

-Eso, si no sabe nada ya puede ir ahuecando el ala, vamos Lemmons- Dije mientras hacía una señal para irnos. Pero no iba a ser tan fácil aquello.

—Pequeño ingrato, ¿¡osas hablarle así a la persona que degusta tu apetito cada mañana, cada tarde y cada noche!? — Me dijo el grandullón amenazante mientras se acercaba a mí, según parecía era el cocinero. Para nada lo parecía.

-¡Sí! ¿Pasa algo? De todas formas apenas como por aquí- Le dije con los brazos extendidos en una posición chulesca, de todas formas ya venía a por mí.

—¿¡Quién es el Maestro que ha tenido la desfachatez de acogerte como aprendiz, eh!? ¡Ven aquí, sinvergüenza!

-¡Akio! Y mejor que algunos so... ¡Auch!- Me quejé cuando me cogió de la oreja, aquello era bastante humillante- ¡Suéltame grandullón!

Pero no me soltó, me arrastró hasta un cuartucho y cogió un cubo y una fregona, cosas que nunca había utilizado.

―¡Vas a dejar el suelo de esta cocina como los chorros del oro, te guste o no!- Me regañó y seguidamente se puso a hablar con Lemmons.

Yo mientras me puse a mirar aquellas cosas, ¿en serio creía que las iba a utilizar y a humillarme más? No iba a ser así, por lo que me dispuse a salir.

-Venga, hasta luego.

Pero cuando iba a salir sentí un tirón en el cuello.

―¿¡A dónde te crees que vas!? Tú te quedas aquí. Vas a fregar la cocina y el comedor y dejarlo todo reluciente para presentar mis manjares, ¿te ha quedado claro?

Estaba jodida la cosa. Quién me mandaría a mí hacer esta mierda de misión. Pero no me quedaba otra, aquel grandullón podía conmigo por lo que tocaba limpiar. Cuando iba a coger uno de esos utensilios se me acercó Lemmons y cogió otro cubo y fregona dispuesto a ayudarme. Estaba loco, si fuera yo ya me habría largado. Pero entonces se quedó pensando y me echó un vistazo.

―Yo me encargaré de la cocina y usted se ocupará del comedor, así iremos más rápido ―Me dijo Lemmons, al menos me quitaba algo de trabajo―. Aunque, si me disculpa la osadía, no parece que usted haya fregado demasiados suelos de allá donde viene. Si lo prefiere puede confiarme esta tarea y avanzarse hacia la biblioteca en busca de información. Le seguiría en cuanto hubiera terminado con esto.

Vale, ya sí que me estaba desconcertando aquel tío, ¿estaba tonto o qué? Pero mejor que aprovechara aquella oportunidad y me largara a la biblioteca.

-Tienes razón, así que como veas, ya nos vemos luego Lemmons.

Habiéndome despedido ya de Lemmons me puse en marcha a la biblioteca no sin antes echarle una mirada un tanto burlona y chulesca al grandullón. Seguro que ya me tenía fichado.

[EspeYuna]

El bravo cocinero, debido a la sorpresa de que el compañero de Paul se quedara a ocupar su lugar, no le dio tiempo a alcanzar al sinvergüenza, quien salió corriendo de la cocina en cuanto tuvo oportunidad. Chasqueó la lengua y se giró hacia Edge, quien ya había comenzado a fregar con ímpetu.

—Higashizawa es mi nombre, joven —el cocinero se presentó, admirando los modales de Edge—. Parece que provienes de un mundo donde a los pequeños condimentos como vosotros os han enseñado exquisitas reglas para convivir y respetar. Pocos son como tú, señor Lemmons. La mayoría de los aprendices son como una manada de perros sin ser amaestrados por sus amos. Aunque algunos Maestros no son muy...

Spoiler: Mostrar

—¡¡Higashi, Higashiiiiiii!!

De repente, una mota de colores vivos aprisionó a Higashizawa entre sus brazos, delgados y cubiertos de una tela exquisita, que terminaba en un largo y vivo kimono. Una prenda que, sin duda, poco era común en el mundo del que provenía Edge.

—Maestra Yami, ¿podría hacer el favor de soltarme? —preguntó el cocinero, claramente irritado, pero conservando la poca paciencia que le quedaba.

Había llegado la loca y vivaracha Yami.

—¡Hoy quiero que me dejes la cocina, sí, sí! —exclamó, soltándose del cocinero y danzando alrededor suya, entusiasmada— ¡Es día de la unión del jamón y el jazmín, sí! ¡¡Es importante que esté yo aquí!!

—¡Por supuesto que no! —profirió Higashizawa, a lo cual Yami contestó con un gracioso puchero— ¡La última vez conseguiste enfermar al Maestro Kazuki y a la mayoría de aprendices!

—¡Eso era porque no entendían el significado de la unióooooon! —danzando, se chocó contra Edge— ¿Querido, a que tengo razón? ¡Si no uno hoy el jamón y el jazmín, los chocobos estarán tristes!

¿Qué llegaría a contestar el pobre y confundido Edge ante tal curiosa situación? Aún tenía que terminar de fregar la cocina y el comedor...

* * *

Por otra parte, Paul siguió su camino hasta llegar a la majestuosa biblioteca de Tierra de Partida. Allí, algunos de los moguris ordenaban aquellos libros que habían caído de una estantería, a saber por qué. Había aprendices muy torpes o estanterías que no eran capaces de soportan tanto peso.

Y allí, sentado en una de las mesas sin ningún tipo de reparo en guardar la compostura, el Maestro de Paul, Akio, se hallaba mordisqueando una manzana y riéndose a costa de la torpeza de los moguris, quienes le miraban con cara de pocos amigos. Pero eso a Akio le daba igual, se lo estaba pasando genial.

Quizás él supiera algo sobre la Flor Dorada de la que Mogara había oído hablar. O si no, Paul podía pasar de largo y preguntarle a algún Moguri sobre si habían llegado nuevos ejemplares acordes a cocina, medicina, magia blanca... o herbología.

[Leon18]

Dejar no iba a dejarme que me fuera de tan buenas, tanto que casi tuve que correr para que no me alcanzara. Ya se encargaría el pardillo de Lemmons del lío aquel.

Irme a mi habitación o seguir en aquella misión, sin duda era un peñazo, pero quizás tuviera algo de recompensa, por lo que decidí ponerme rumbo a la biblioteca, ¿pero a quién le tendría que preguntar? Ya se me ocurriría algo.

Ya en la biblioteca, lugar que había visitado pocas veces, me encontré con una peculiar estampa. Unos moguris recogiendo unos libros caídos, algunos con una torpeza increíble, y a mi queridísimo maestro riéndose de estos, no iba a cambiar nunca ese niño. Aunque en parte me recordaba algo a mí.

Ahora era hora de preguntar a alguien sobre la maldita flor esa. Pensé en preguntarle a algún moguri, pero era incapaz de hablar con alguno de ellos sin sentir vergüenza por haberles fallado dejando que el pobre Megiro muriera en las Cámaras.

Así que mejor preguntarle al chiquitín que aunque seguramente no sabría nada iba a aprovechar para cachondearme un poco de él.

-Eh chiqui... Perdón, quería decir GRAN Maestro Akio,- dije resaltando el "gran" de forma irónica- resulta que estoy metido en un coñazo de misión que tengo que buscar información sobre una tal flor dorada- Le expliqué un poco a mi manera- y pensé que como usted es tan sabio- otra vez hablándole con ironía- sabría algo sobre ella, ¿o es que acaso el gran Akio no sabe nada de ella? Sería una decepción que una persona de su grandeza no supiera nada de ella.

¿Se daría cuenta de que me estaba cachondeando de él? Y si lo hacía me la sudaba. Aunque si sabía algo de la flor mejor que mejor.

[Demyx]

Spoiler: Mostrar

Desde luego Paul ante la oferta de Edge y al ver una oportunidad ideal para escaquearse del castigo no se lo había pensado dos veces antes de salir de la cocina con el rabo entre piernas. El chico peliazul, que seguía limpiando con esmero, suspiró con una sonrisa al ver lo poco que había tardado en marcharse su compañero. Acto seguido dejó descansar la fregona en el cubo y se quitó la cazadora, atándola mediante las mangas a su cintura para que no molestase.

“Y ahora que el novato ya no está…”

De pronto Edge cogió rápidamente el mocho del cubo de agua y con un solo brazo lo hizo girar sobre sí mismo con gran maestría varias veces. Finalmente agarró el palo con las dos manos y, colocando la bayeta en el suelo con fuerza, empezó a desplazarse por la cocina a gran velocidad. Desde luego la práctica hace al maestro, y el aprendiz de la llave espada había fregado no pocos suelos en el pasado.

El cocinero, por su parte, tras haber perdido ya al otro aprendiz de vista respondió a la presentación del joven. Se llamaba Higashizawa y, a pesar de su encontronazo con Paul, parecía una persona correcta y educada, siempre y cuando no le tocaran la moral.

—Parece que provienes de un mundo donde a los pequeños condimentos como vosotros os han enseñado exquisitas reglas para convivir y respetar. Pocos son como tú, señor Lemmons. La mayoría de los aprendices son como una manada de perros sin ser amaestrados por sus amos. Aunque algunos Maestros no son muy... ―el cocinero no pudo terminar la frase.

Una chica de aproximadamente unos veinte años se abalanzó sobre el cocinero dándole un efusivo abrazo. Vestía una elegante prenda de ropa que, aunque poco común en Port Royal, le recordó a las vestimentas de Pae y Hiko, de Tierra de Dragones. Por el modo en que se dirigía a Higashizawa parecían conocerse bastante bien. Edge, quien seguía desplazándose por la cocina a toda velocidad, los observó con una sonrisa.

—Maestra Yami, ¿podría hacer el favor de soltarme?

¡Maestra! Esa palabra sorprendió gratamente al aprendiz pero… sí, creía recordarla en el incidente de Bastión Hueco, había llegado junto a los otros maestros para rescatarlos desafiando a Ryota. Y de hecho incluso antes, haciendo memoria, durante la novatada que les había hecho Akio, no la había visto pero el niño travieso la había mencionado un par de veces. Pero sin duda alguna su actitud era… peculiar y, desde luego, muy diferente a la de Rebecca, algo que para Edge era de agradecer.

Al parecer la maestra Yami quería que “Higashi” le dejara la cocina, una petición que el chef denegó rotundamente, por la conversación dejaba claras sus malas referencias pasadas. La chica no paraba de dar brincos por la cocina mientras danzaba y decía cosas extrañas sobre una unión de… ¿jamón y jazmín? Al final acabó pasando lo inevitable y la maestra terminó chocando con Edge. El chico peliazul tuvo que hacer un esfuerzo para no caerse y así derramar el cubo de agua.

—¿Querido, a que tengo razón? ¡Si no uno hoy el jamón y el jazmín, los chocobos estarán tristes!

El aprendiz miró de arriba abajo a la maestra Yami. Era una chica muy guapa, no mucho más mayor que él. Al tenerla tan cerca el joven no pudo evitar que, en una de sus sonrisas, sus mejillas se enrojecieran un poco. De pronto cogió las manos de la maestra y dijo:

―Témome que desconozco de qué me habla, señorita Yami. Mas si se trata de que alguien no esté triste, ¡seguro que usted tiene toda la razón! ―exclamó.

Y, sin embargo, no tenía ni idea de lo que le estaba hablando. Ni siquiera sabía lo que era un chocobo. El aprendiz parecía haberse olvidado no solo de la cocina y el comedor, sino también de la misión.

[EspeYuna]

Akio reconoció a Paul, uno de sus aprendices. Con aires de superioridad, terminó la manzana y sin ningún tipo de reparo la lanzó sobre la frente de su pupilo, esbozando una macabra sonrisa.

—Pues si andas metido en un muermo de misión, ese es tu problema —dijo, simplemente, desperezándose de la mesa en la que se hallaba subido, con los pies en el aire. Pues, como cabía recordar, era un niño. Un insoportable niño. Pero una vez Paul desafió a su Maestro, éste arqueó una ceja y se quedó pensativo—. Si estás buscando una flor, ¿por qué no buscar en los jardines? ¡Es que es de tontos no haber llegado a esa conclusión! ¿No te parece?

Estaba cantado que Akio no serviría de mucha ayuda. Tan sólo irritaría a Paul, como de costumbre. El caso es, ¿quedarse en la biblioteca para investigar un poco más, o salir a los jardines?

* * *

Los ojos de Yami se abrieron como platos, quizás sorprendida por la peculiar forma de hablar de Edge. Se acercó aún más al muchacho, sin tener en cuenta el respetar su espacio personal. Realmente, sus ojos eran muy hermosos, propios de una enigmática y seductora mujer, aunque su manera de comportarse chafaba esa faceta proveniente de su aspecto. Era una niña pequeña.

—¡Oh! ¿Cómo se llama usted, caballero de la fregona? —preguntó Yami, correspondiendo a las manos de Edge con las suyas, mientras sus ojos brillaban de entusiasmo— ¡De acuerdo, señor Limón! ¡Si sabe que tengo la razón, ayúdeme a convencer a Higashi para que me deje su cocina, sí, sí! ¡Y juntos conseguiremos que los chocobos no estén tristes! ¡Y haremos brillar a las lindas flores que decoran nuestros jardines!

Definitivamente, Edge captó una palabra que le llamó la atención por encima de todas las locuras que soltaba la Maestra: Flor. ¿Sería simple casualidad? ¿O debía terminar el trabajo de la cocina y el comedor?

Algo le decía que iba a ser un día muy largo...