[Tierra de Partida] ¡En busca de la flor dorada, kupó!

[Leon18]

Maldito niño.

Lo primero que hizo al verme fue comerse su manzana y tirármela a la frente, ¡a la frente! Si no fuera mi Maestro se la hubiera tragado. Lo que sí hice fue limpiarme la frente, cogerla y tenerla en la mano, ya se me ocurriría una venganza.

—Pues si andas metido en un muermo de misión, ese es tu problema - me dijo el niño, simplemente bufé. Tras eso se desperezó y cuando ya iba a irme pensó—. Si estás buscando una flor, ¿por qué no buscar en los jardines? ¡Es que es de tontos no haber llegado a esa conclusión! ¿No te parece?

También era verdad, por una vez el niño había dicho algo coherente. Como todavía no me hacía mucha gracia hablar con algún moguri decidí seguir su consejo.

-Pues sí, te haré caso. Te dejo con tus cosas- Le dije un poco a regañadientes, no me hacía mucha gracia darle la razón.

Pero antes de irme, ya en la puerta, se me ocurrió un uso para lo que quedaba de manzana. En cuanto vi que estaba despistado se la tiré a Akio y sin ver si había acertado o no salí rápidamente hacia los jardines con una sonrisa en la cara.

Quien ríe el último ríe mejor.

[Demyx]

La maestra se acercó aún más a Edge, quien parecía estar deslumbrado por la belleza de Yami. Si bien era verdad que su actitud era de lo más infantil, el chico peliazul no la juzgó, pues, de algún modo, él se comportaba a veces de una forma algo parecida. Cuando no se trataba de un asunto realmente serio el muchacho de Port Royal adoptaba una actitud algo bobalicona que, junto a su peculiar sonrisa, escondía de los demás la lucha que había en su interior.

—¡Oh! ¿Cómo se llama usted, caballero de la fregona? ―exclamó Yami apretando las manos del aprendiz.

―Edge Lemmons es el nombre de un humilde servidor ―contestó mientras hacía una reverencia, inclinándose ante la maestra.

―¡De acuerdo, señor Limón! ¡Si sabe que tengo la razón, ayúdeme a convencer a Higashi para que me deje su cocina, sí, sí! ¡Y juntos conseguiremos que los chocobos no estén tristes! ¡Y haremos brillar a las lindas flores que decoran nuestros jardines!

―¡Por supue…

Edge, todavía inclinado, abrió los ojos como platos al oír hablar a la chica acerca de unas flores. La misión volvía a ser su principal prioridad. O al menos una de ellas. El joven de las cicatrices se incorporó de nuevo a gran velocidad y cogió de nuevo las manos de Yami, acercándose aún más a la bella maestra.

―¡Dígame, señorita Yami! ¿A qué brillantes flores se refiere? Estoy buscando una flor dorada con dotes curativas.

[EspeYuna]

Quien ríe el último ríe mejor.

Cierto.

Akio no era tonto, pero la actitud de Paul le resultó interesante en cuanto percató como le lanzaba la manzana a la cabeza. No recibió el golpe, pues como mentor tenía buenos reflejos y agarró al aire el ataque volador: y no sólo eso.

—Me parece que aquí no ha quedado clara una cosa.

Para sorpresa de Paul, el pequeño Maestro apareció justo a la salida, cuando solamente había desviado la mirada y éste se hallaba antes detrás suya. ¡Una rapidez increíble! Por supuesto, digno de un Maestro de Tierra de Partida.

—¡Soy el Gran Maestro Akio, Rey de las Travesuras! ¡A mí no se me lanza una manzana, y menos uno de mis súbditos! —exclamó, incrementando su ego frente al aprendiz— ¿Tantas ganas tienes de ir a los jardines? ¡Tendrás que esquivarme primero, pardillo!

Akio se interpuso entre él y la salida. Y parecía dispuesto a no dejarle pasar.

Spoiler: Mostrar

Akio rlz xD

* * *

Yami no se alejó del rostro de Edge, éste habiendo invadido también su espacio personal. Más bien, se mostró alagada y contenta como una niña pequeña, pues el aprendiz había prestado atención a sus palabras, y no sólo eso. Había mostrado interés por las bellas flores del jardín.

—¡¡Nosotras las hemos visto!! —profirió, aunque no sabría decirse a quienes se refería con "nosotras"— ¡Unas flores que brillan como la luz del sol, en los jardines de nuestro hogar, sí! ¡Tan brillantes como los limones de su limonero, Señor Limón!

>> ¿Flores curanderas? ¡Será posible! ¡Y nosotras sin darnos cuenta! ¡Pobres chocobos, heridos a veces, sin contar ambas con una cura! ¡¡Vayamos, vayamos!!

—Espera un momento, Maestra Yami —Higashizawa seguía allí, y no parecía dispuesto a dejar que Edge se escabullera gracias a la ayuda de la joven y alocada mentora—. El aprendiz debe acabar sus tareas.

—¡¡Podrá hacerlas luego, a la noche, cuando los grillos cantan, sí!! ¡Y acompañarles, nosotras seremos el público! ¡Y aplaudiremos junto a las flores doradas del jardín!

>> ¡¡¡Limón, limonero, limoncito! ¡Jazmín, jamón, jamoncito pionero!!!

¿Qué haría Edge? ¿Escabullirse con Yami y terminar la tarea a la noche, o ser fiel a su palabra y quedarse?

[Leon18]

—Me parece que aquí no ha quedado clara una cosa.

-¿Qué coño?

Cuando me di la vuelta después de haberle tirado la manzana ya estaba en la puerta, ¿cómo había podido llegar tan rápido? Había subestimado al chiquitín.

—¡Soy el Gran Maestro Akio, Rey de las Travesuras! ¡A mí no se me lanza una manzana, y menos uno de mis súbditos! —Exclamó, aun estando en una biblioteca le daba igual pegar tales voces, aquel niño no tenía remedio— ¿Tantas ganas tienes de ir a los jardines? ¡Tendrás que esquivarme primero, pardillo!

-Pues mal van las travesuras si tú eres el rey de ellas-Le guiñé un ojo-Pero vamos, que me da igual ir o no a los jardines pero sólo por llevarte la contraria lo haré.-Le dije con una mirada desafiante.

Ahora lo difícil era saber qué hacer para deshacerme de él. La verdad es que era bastante rápido, pues había llegado a la puerta en nada pero había en algo en lo que no me superaba. En la altura.

Hacía poco que había perfeccionado un movimiento con el cual podía mantenerme en el aire un tiempo o lo que es lo mismo, planear.

Pero primero tenía que entretenerlo para despistarlo y sabía cómo hacerlo, hacer como el que se da por vencido.

-Maestro Akio, por favor...- le iba diciendo mientras miraba al suelo y me acercaba a él-déjeme pasar, usted...

Ese era el momento.

Salté lo más alto que pude, aunque con poco ya lo superaría en altura, y me puse a planear pasando por la puerta.

En el caso de que la jugada me saliera bien aterrizaría me burlaría de él diciéndole que es él el pardillo y correría hacia los jardines.

[Demyx]

“¡Eureka!”

El joven Edge había encontrado lo que buscaba, parecía que Yami conocía el paradero de las flores doradas que buscaba Mogara, y éste no era otro que algún sitio en el jardín de Tierra de Partida. La peculiar maestra insistió entusiasmada en llevar al aprendiz peliazul y éste estuvo apunto de aceptar sin más, sin embargo, las palabras de Higashizawa le volvieron a la realidad. Se había comprometido en fregar tanto la cocina como el comedor y pese a que Yami propuso que terminara las tareas por la noche…

―Don Higashizawa, un servidor es un hombre de honor… ―dijo concienzudamente mientras cogía de nuevo la fregona―. Cumpliré con mi deber.

Por mucho que le disgustase, Edge hacía, invariablemente, lo que consideraba correcto por encima de todo, desde en lo más banal hasta en lo más trascendental. Siempre acorde a sus valores y su peculiar forma de pensar, claro está. Fue entonces cuando el muchacho se percató de que ese día no había actuado con justicia… Paul había tenido un comportamiento indigno y él lo había encubierto… Dicho de otra manera, ¡había ayudado a un criminal! Enmendaría sus errores, pasara lo que pasase.

El joven de las cicatrices, que ya había empezado a limpiar, dejó la fregona apoyada en una pared y se acercó a la bella maestra. Con una reverencia, cogió elegantemente la mano de Yami y dijo:

Spoiler: Mostrar

―Mi señora…

De pronto Edge Lemmons, con la chica tras de sí, salió disparado hacia la salida de la cocina en dirección a los jardines mientras gritaba:

―¡No se preocupe, Don Higashizawa, le traeré al muchacho irrespetuoso antes del anochecer para que cumpla su condena!

Y no mentía, su intención era llevarle a Paul para que limpiase la cocina y el comedor en cuanto acabaran la misión que les había encargado Mogara, por las buenas o por las malas.

[EspeYuna]

—¡¡Vuelve aqu-!!

Pero los gritos del cocinero quedaron atrás. El joven Edge había aprovechado un leve despiste del señor Higashizawa para "capturar" a la Maestra Yami y escapar de la cocina, corriendo con ella a lo largo y ancho de los pasillos.

—¡¡Oh, oh!! ¡Señor Limoncito Pionero! —exclamó su prisionera, pero al girarse a ella para comprobar su reacción sólo vería ilusión en sus ojos. Y un exagerado entusiasmo— ¡¡Jamás nos había capturado un salvaje y apuesto pirata, no, no!! ¡El Sanguinario Limonero! ¡¡Nos sentimos sumamente halagadas!!

>> ¿Debería tener miedo?

A pesar de mostrar un tono sumamente infantil al principio, la última pregunta susurrada al oído del secuestrador le sonó muy diferente a lo que estaba acostumbrado escuchar de los labios de Yami. Como si fuese una persona completamente distinta. Una voz seductora, más madura y... ¿peligrosa?

Pero aquella sensación duró poco.

—¡¡En fin!! ¿¡A dónde quiere llevarme, oh poderoso pirata!? —le preguntó entre risas— ¿Partiremos los tres a la Isla Mêleé? ¿¡O a la del Mono!? ¿¡O quizás vayamos a capturar al Pollo Diablo!?

La Maestra parecía la de siempre. Pero lo más importante, ¿ella no había dicho que sabía donde se hallaban las flores? ¿Acaso había olvidado el motivo por el que Edge la quería de acompañante?

¿Y de qué monos estaba hablando?

* * *

—Je.

Paul saltó y fue, sin duda alguna, su gran error. A pocos segundos de estar en el aire un fuerte golpe le atravesó el costado y la espalda, cayendo de bruces contra el suelo. Al hacer un intento de levantarse se dio cuenta que la nariz le sangraba y que un escurridizo e insoportable niño le hacía una mueca cínica y desagradable.

Spoiler: Mostrar

—¿Qué te había dicho, eh? —dijo el Maestro, acercándose a su aprendiz— Mira que mis súbditos no saben cuándo tirar la toalla. Pero eso es lo interesante, me divierto un montón con debiluchos como tú.

>> ¿Vas a ponerte en pie o necesitas que te de un empujoncito?

Akio apareció tras de Paul sin que éste pudiera hacer nada para esquivarle. Y aunque se preparó para un ataque mortífero, sólo recibió una patada en el trasero, cayendo de nuevo su cara al suelo.

Muchos moguris y aprendices se estaban aglomerando en el lugar, tanto a la entrada como a la salida de la biblioteca. No era de extrañar, aquello se estaba convirtiendo en un espectáculo.

No muchos osaban enfrentarse al Demonio de Tierra de Partida. Y Paul seguramente no estaba dispuesto a hacer el ridículo con tanta gente observando.

—¡Yo, el Rey de las Travesuras, te reta a un duelo!

[Leon18]

Spoiler: Mostrar

—Je.

Mierda.

No pude ni gritar del golpe que me había dado me había dejado casi sin respiración sentía como si me hubiese partido la espalda y no pude reaccionar para caer bien. Caí de frente el suelo y pude ver que el suelo estaba manchado de sangre. De mi nariz. Me limpié la sangre que pude e intenté ponerme en pie pero lo máximo que pude hacer fue ponerme a cuatro patas cual perro mientras veía esa odiosa cara mirándome con aires de superioridad.

—¿Qué te había dicho, eh? Mira que mis súbditos no saben cuándo tirar la toalla. Pero eso es lo interesante, me divierto un montón con debiluchos como tú.- Sólo gruñí a eso, la verdad es que no iba a tirar la toalla. Pero de debilucho no tenía nada.

>> ¿Vas a ponerte en pie o necesitas que te de un empujoncito?

Y entonces caí otra vez al suelo. Ésta vez fue más humillante porque fue con una patada en el culo, pero lo peor no fue la patada, sino que al levantar la cabeza pude ver que el lugar se había llenado de aprendices y moguris. Estaba siendo totalmente humillado y eso hizo que me hirviera la sangre. Me puse en pie y cogí mi espada y apunté a todos los de la sala.

-¿Qué coño hacéis aquí? !Irse a la mierda ya todos, joder¡-Les amenacé, pero no fui el único que dijo algo.

—¡Yo, el Rey de las Travesuras, te reta a un duelo!-Me desafió Akio.

¿Debía enfrentarme o no? Por una parte no quería pues iba a salir perdiendo y haciendo el ridículo pero por una parte sí porque más ridículo era rendirse.

-Claro que...

Y sin acabar la frase lancé un Piro en dirección a Akio. Como sabía que lo iba a esquivar antes de que impactara en él salí corriendo a su encuentro para atacarle. En el caso de que no pudiera alcanzarle intentaría bloquear el ataque de Akio para luego con la mano libre que tenía invocar la Llave Espada y atacarle con ésta.

Esperaba que no me denunciaran por maltrato infantil.

[Demyx]

El aprendiz peliazul con la maestra Yami tras de sí se alejaba de la cocina a toda velocidad. Mientras corría pedía perdón por lo bajo a Higashizawa, en cuanto encontrara la flor dorada apresaría al verdadero culpable, Paul Neder, y lo llevaría ante el cocinero para que cumpliera su condena. Había dado su palabra.

Por otro lado, Yami, a quien Edge seguía cogiendo de la mano, parecía encantada. Sin detenerse giró la cabeza para observarla. Sus preciosos ojos brillaban de entusiasmo, sin lugar a dudas lo estaba pasando en grande. Y él, en el fondo, no era una excepción, por lo que al darse la vuelta de nuevo no pudo evitar soltar una pequeña carcajada.

―¿Debería tener miedo? ―le susurró la maestra en el oído.

Inmediatamente un terrible escalofrío recorrió el cuerpo del aprendiz, al cual se le pusieron los pelos de punta y la piel de gallina. Miró de reojo a Yami algo desconcertado pero ésta se mostraba tan inocente y vivaracha como de costumbre. Pese a que había sido solo un instante, aquella voz… resultaba tan cautivadora como ¿peligrosa? Sus cinco sentidos se habían activado para alertarle y, sin embargo, nada parecía haber cambiado. El chico sacudió la cabeza y decidió no darle más importancia, ahora mismo tenía otras preocupaciones.

Spoiler: Mostrar

―Mi señora ―la llamó Edge, sonriendo, mientras dejaba de correr para seguir andando hacia los jardines―. Témome que no soy un pirata. Un servidor, en Port Royal, no era más que un humilde soldado. Yo detenía a los piratas ―rió―. Por cierto, ¿podría mostrarme las flores doradas a las que se refirió en la cocina? ¿Recuerda que dijo que me llevaría hasta ellas? ―concluyó. Por alguna razón algo le daba mal espina, así que sonriendo añadió―. Seguro que a los chocobos, malheridos a veces, agradecerían disponer de tales remedios ―siquiera sabía qué era exactamente un chocobo.

[EspeYuna]

El hechizo de fuego rebotó antes de llegar al niño. La causa fue que un Maestro sabía defenderse de ataques por sorpresa, por lo que el Rey de las Travesuras había levantado una barrera mágica, evitando así el conjuro de Paul.

Akio no era un niño corriente.

—¡Oh, vamos! —exclamó el pequeño, dándose puños en el pecho lleno de orgullo— ¿Acaso me ibas a atacar con magia en un duelo de espadas? ¿Es que no conoces las reglas?

>> En fin, no importa. Supongo que tendré que enseñarte con la práctica, novato.

Akio hizo un juego de manos con su Llave-Espada, la cual parecía un palo de piruleta gigante y daba un toque infantil que no le pegaba ahora mismo para nada al jovenzuelo tutor. Tras contemplarla, la alzó y apuntó contra Paul:

Spoiler: Mostrar

—¡En guardia!

Akio llegó en menos que canta un gallo a la posición de Paul. Éste consiguió reaccionar a tiempo y bloquear el ataque, puede que con su Llave-Espada o la otra que portaba. A pesar de que la fuerza de Akio era descomunal, el pequeñajo no quería derribarlo tan rápido.

¿A qué esperaba para acabar con él?

—¡Eres como un dolor en la parte baja de la espalda!

Tres descabelladas respuestas pasaron por la cabeza de Paul:

- Qué apropiado, tú peleas como una vaca.
- Ya te están fastidiando otra vez las almorranas, ¿eh?
- Y yo tengo un SALUDO para ti, ¿te enteras?

Spoiler: Mostrar

No sé si leon18 conoce esto. Pero por favor, me gustaría que Demyx no dijera nada entonces y que, por favor, elija la que le suene mejor y no busque por internet, plz. Así será más divertido xDDD

* * *

Spoiler: Mostrar

La Maestra miró con ojos confundidos a Edge.

—¿No eres un pirata? —por alguna razón hubo desilusión en su voz, como un suave hilo que se acababa de romper— Jo, entonces no tiene gracia, no.

Yami danzó sobre sí misma, escuchando las preguntas del "impostor".

—¿Flores doradas?

La tutora se cruzó de brazos, y con un rostro inocente, le respondió:

—Nosotras nunca hemos visto flores de oro, no —aquello debía ser una broma. Para colmo, la tutora pellizcó uno de los mofletes del joven nativo de Port Royal—. ¡No, los chocobos sólo pueden curarse con la magia del jamón y el jazmín, pequeño Limonero!

>> ¡Ah! ¡Ahora recuerdo, sí! ¡Las dos teníamos que ir a dar de comer a los chocobitos!

La Maestra marchó a los jardines, cantando para sí misma y cogiendo un par de flores silvestres por el camino. De pronto, Edge escuchó un fuerte jolgorio proveniente del castillo. Seguramente algún que otro aprendiz nuevo estaba haciendo de las suyas, o quizás ya dos compañeros suyos se habían picado hasta el punto de retarse a la hora de la comida.

El caso es, ¿Edge seguiría a la Maestra Yami o se pasaría a descubrir el origen de aquel escándalo?

[Leon18]

El jodido niño por lo visto tenía sus recursos. Antes de que el Piro llegase a él hubo algo que lo paró, por lo visto era una barrera, así que tuve que descartar la estrategia. La verdad es que me dieron ganas de escupirle a la barrera a ver si lo evitaba también.

—¡Oh, vamos! ¿Acaso me ibas a atacar con magia en un duelo de espadas? ¿Es que no conoces las reglas?

¿De qué reglas hablaba? Yo nunca había disputado un duelo de espadas pero por lo visto no utilizar la magia era una de esas reglas. De pronto escuché el típico sonido de una Llave Espada cuando se invoca y ahí estaba aquella misma Llave Espada que cogí el día en el que me convertí en portador junto a Rhía. Pero esta vez no iba a cogerla, sino que aquella vez iba a ser atacado con ella.

Spoiler: Mostrar

—¡En guardia!

Rápidamente el niño llegó hacia mí pero no me pilló desprevenido, con mi espada pude bloquearlo ¿pero por cuánto tiempo más podría hacerlo? Su fuerza era superior a la mía, si hubiera querido acabar conmigo ya lo podría haber hecho ¿o quizás lo estaba sobrestimando? Pero entonces dijo algo que nunca hubiera imaginado que diría.

—¡Eres como un dolor en la parte baja de la espalda!

Vale, aquello sí que era absurdo, pero lo más absurdo fue que se me ocurrieron unas respuestas más absurdas. La verdad es que todas me sonaban raras así que dije la primera que se me ocurrió.

-Qué apropiado, tú peleas como una vaca.

Qué cojones había dicho.

[Demyx]

Spoiler: Mostrar

―¡Ah! ¡Ahora recuerdo, sí! ¡Las dos teníamos que ir a dar de comer a los chocobitos!

Y tras pellizcarle uno de sus mofletes, la maestra Yami, sin más, se fue. Durante unos instantes el joven Edge permaneció ahí, quieto, con la boca abierta, sin comprender muy bien lo que acababa de ocurrir.

Un fuerte alboroto proveniente del castillo lo sacó de ese estado de abstracción, ¿qué era todo aquel tumulto? Desde luego el joven aprendiz estuvo apunto de sucumbir ante la curiosidad y acercarse a ver qué ocurría, pero el muchacho tenía una misión que cumplir. Sacudió la cabeza y reflexionó acerca de la respuesta de la maestra Yami. ¡Estaba seguro de que la tutora lo había mencionado en la cocina! ¿Acaso le estaba tomando el pelo? Por primera vez, el chico empezó a percibir que aquella joven maestra era un tanto peculiar.

Edge se llevó la mano a la barbilla, pensativo, y recordó que la mentora había mencionado que las brillantes flores las había encontrado en los jardines, ¿era eso posible? No podía rendirse tan pronto, tenía que seguir investigándolo, por lo que sin más dilación, el muchacho se fue tras la enigmática maestra Yami. Además... era muy guapa.

[EspeYuna]

Spoiler: Mostrar

La respuesta de Akio no se hizo esperar. El pequeñajo avanzó tres pasos con su Llave-Espada, realizando el mismo número de toques al filo de la espada de Paul. Sin embargo, no atacó ni desarmó al joven, aunque con su fuerza era muy probable. Entonces, ¿por qué no lo hacía?

Entre el bullicio de aprendices asomó una persona alta, corpulenta. Sus ropas rojizas y el parche en el ojo eran inconfundibles para Paul. El Maestro de Maestros, Ronin, quién silbó y se interesó por el follón montado en la entrada a la biblioteca.

―Vaya, Akio, ¿esas son formas de combatir en un duelo de insultos? ―Akio miraría confuso al maestro, cuando éste señaló con el dedo su zurda. El pequeño demonio se dio cuenta entonces y, manteniendo los modales de aquel inusual duelo de espadas, escondió su brazo izquierdo a la espalda― Así está mejor, y además, ya que soy yo quien lo introdujo en Tierra de Partida, no estaría de más que vigilara que no haces trampas. ¿Le has explicado por lo pronto a este aprendiz las normas?

El rostro de Paul respondería a su pregunta.

―Vale, ya veo que no ―dijo Ronin soltando una carcajada―. Muchacho, en este duelo habrás visto que a tu cabeza surgen tres respuestas bastante... estúpidas, para qué engañarnos. No me preguntes de donde proceden, ni yo mismo lo sé. ¡Pero seguro que tienes potencial!

>> Debes tener cuidado, estás ahora mismo en la cuerda floja. Tres pasos más hacia atrás y Akio vencerá el duelo. Pero si consigues pensar en un buen insulto, quizás Akio tenga problemas para responder. ¡Adelante, usa tu imaginación!

Como sucedió antes, en la cabeza de Paul surgieron tres insultos más que... tontos, muy tontos. Pero quizás pudiera contraatacar. ¿Pero cuál sería el más apropiado para que Akio no supiera contestar? Tenía que ser alguna que le despistara, de alguna forma.

- Mi lengua es más hábil que cualquier espada.
- Mi nombre es reconocido en cada sucio rincón de esta isla.
- ¿Has dejado ya de usar pañales?

* * *

Edge siguió de cerca a la Maestra Yami, quizás intrigado por saber si aquellas criaturas llamadas chocobos existían de verdad... o quizás, una pequeña llama se había encendido en su corazón ante semejante y curiosa belleza como lo era Yami.

Pero una vez que cruzó la esquina para encontrarse con ella, una pequeña y pomposa figura se chocó contra él, tapándole la visión por un momento.

Spoiler: Mostrar

―¡L-Lo siento, kupó! ―exclamó el pequeño moguri, realmente arrepentido. Para cuando Edge se quiso dar cuenta, había perdido el rastro de la Maestra― ¡De verdad, perdóname! Yo no quería... ¡oh!

La pequeña criatura, adorable sin duda, se acercó a Edge. Parecía conocerle de algo.

―¿Tú eres el aprendiz Lemmons, kupó? ―al asentir, el moguri movió su pompón― Me llamo Mogara. Soy quien puso el anuncio en el tablón para buscar la Flor Dorada. Muchas gracias por seguir con la búsqueda, kupó.

>> Yo he estado peinando el jardín y nada, kupó. Pero quizás, usted tenga mejor vista que yo para encontrar alguna pista. Veo por su inquietud que está buscando a alguien en concreto, kupó. ¡¡Oh!! ¡Y quizás yo le esté entreteniendo, y usted tuviera una pista! ¡Lo siento, kupó, kupó, kupó!

Sin duda, aquella pequeñaja era adorable. Revoloteando alrededor del aprendiz, con su graciosa nariz y su vocecilla llena de angustia por interrumpir al muchacho en su investigación, esperó a lo que éste tuviera que decir.

Edge podía intentar encontrar a Yami, si acaso Mogara le ayudaría a encontrarla, o quizás separarse fuera buena idea para hallar alguna pista. La Maestra Yami había mencionado a las flores doradas. Si acaso no se acordaba, fuera por lo que fuera, Edge podía volver a intentarlo.

Por un lado se encontraban los jardines más cercanos al castillo, donde el Maestro Kazuki descansaba pacíficamente bajo la sombra de un árbol. Y por otro, la Maestra Lyn instruía a sus pupilos en la altura de las grandes colinas.

Era hora de volver al trabajo.

[Leon18]

Spoiler: Mostrar

No sabía por qué había dicho aquella tontería ni tampoco sabía por qué Akio en vez de atacar lo que hizo fue dar tres pasos y dar unos toques a mi espada. Si él hubiera querido ya podría estar derrotado en el suelo pero nada, aquella situación me estaba poniendo algo de los nervios hasta que de pronto un silbido llamó nuestra atención. Era Ronin, el Maestro Jefe por así decirlo. Aquel hombre sí que parecía ser una persona autoritaria y no el enano de mi maestro.

―Vaya, Akio, ¿esas son formas de combatir en un duelo de insultos? ―Así que el nombre completo de aquello que estaba haciendo era un duelo de insultos. Ya decía que era bastante raro y Akio no me había dicho nada. Eso me cabreó bastante-― Así está mejor, y además, ya que soy yo quien lo introdujo en Tierra de Partida, no estaría de más que vigilara que no haces trampas. ¿Le has explicado por lo pronto a este aprendiz las normas?

Con lo autoritario que parecía aquel Maestro... ¿en serio lo había introducido él? Aunque bueno, tenía razón en cuanto a las normas que ni las había mencionado el tramposo de mi Maestro. Antes de que pudiese responder parecía que mi cara lo había hecho por mí porque ya confirmó por él mismo que no lo había hecho.

-Muchacho, en este duelo habrás visto que a tu cabeza surgen tres respuestas bastante... estúpidas, para qué engañarnos. No me preguntes de donde proceden, ni yo mismo lo sé. ¡Pero seguro que tienes potencial!

>> Debes tener cuidado, estás ahora mismo en la cuerda floja. Tres pasos más hacia atrás y Akio vencerá el duelo. Pero si consigues pensar en un buen insulto, quizás Akio tenga problemas para responder. ¡Adelante, usa tu imaginación!

Vale, era o hacía algo decente o perdía y para nada quería eso. Debía humillar a Akio y debía utilizar uno de los tres insultos que no tardaron nada en venirme a la cabeza como por arte de magia. Uno de aquellos hablaba de una tontería de mi lengua, quizás era un poco tonto porque apenas tenía sentido aunque quizás pudiera despistarlo. El segundo hablaba de que tenía fama en esta isla, ¿qué isla? Bueno, aunque quizás pudiera distraerlo eso. Y por último era de insultarlo diciéndole que si utilizaba pañales. Ese lo descarté porque estaría acostumbrado a que le dijeran esas cosas. Era una de dos, o la espada o la isla. Mejor la espada.

- Mi lengua es más hábil que cualquier espada.

Tenía que ganar.