Sin más dilación, continuamos con nuestra tarea, y por fin salimos del pueblo. Por suerte el frío era mínimamente soportable, pero en cuanto a caminar, no iba a resultar nada fácil. El camino estaba cubierto de una espesa capa de nieve, y para colmo, también había nieve. Daba pasitos pequeños, con suma delicadeza, para no resbalar. Pero no se podía decir lo mismo de Edge, que, para variar, tenía la cabeza en las nubes y no parecía preocuparse lo más mínimo por el suelo, o mejor dicho, el hielo, que pisábamos.
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Cuidado, Edge, el suelo de aquí es resbaladizo, y no debemos permitir que le pase nada al sa-Ni siquiera tuve tiempo de acabar antes de que el chico resbalase, con tan mala suerte que cayó rodando montaña abajo, para colmo portando con la vasija de sake.
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¡Señorita Mayaaaaaaaaaaaaa!—
¡Edge! —exclamé acercándome cuidadosamente con pequeños pasitos al lugar por el que había caído.
No había ni rastro de Lemmons ni de la vasija entre la arboleda. Resoplé, sabiendo que tendría que adentrarme a buscar para encontrarle, y, agarrándome a los árboles mientras descendía, me introduje en el pequeño bosque.
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¡¿Edge?! ¡¿Dónde estás?!Lo único que pude encontrar fue un grupo de vasijas, reposando sobre la nieve, que parecían haber sido puestas de manera bastante ordenadas. ¿Quién habría puesto eso ahí? En cualquier caso, lo importante era que la vasija que debíamos llevar también estaba allí, intacta.
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¡¿Edge...?! —volví a exclamar, recorriendo los árboles de mi alrededor con la mirada, mientras me acercaba a la tinaja de sake.
La agarré y la arrastré hacia un lado para apartarla de las demás vasijas, y acto seguido me acerqué a una de ellas para echar un vistazo en su interior.
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¿Qué hace todo esto aquí tirado? —pensé en voz alta retirando la tapa que cubría la vasija.
Acto seguido, miraría el contenido de todas las demás. Quizá había algo interesante que "llevarse prestado". Después, con la tinaja de sake a rastras, me adentraría más en la arboleda para buscar a Edge.
Recorrido que sigue Maya al abrir las tinajas: