[Tierra de Partida] Clepto-Gumi

por **Zee** » Sab Sep 14, 2013 12:27 am

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¡Ah! ¡Al parecer otro Aprendiz había decidido apuntarse a la Misión!

Jaden Andrews o Jess Strongberg se alegraría al notar cómo un nombre nuevo aparecía bajo el suyo en la hoja de papel que había sido colocada en el tablón de anuncios; o tal vez al ver aparecer a una figura desconocida frente al muro en cuestión y verle anotar algo en el folio. Sabía que en el Gremio era complicado encontrar personas con quienes trabajar cuando se trataba de misiones simples, para aquellos que todavía no tenían permiso de salir del mundo; por lo tanto, siempre era satisfactorio ver cómo, al menos en una de las misiones de las diez donde uno se había apuntado, alguien más había decidido participar.

La misión era básica, pero parecía ser más atractiva e interesante que las que usualmente había. Si no era algún Maestro pidiendo que se fregara algún pasillo o se podara algún jardín, era algún Aprendiz recompensando favores personales con menos platines de los esperados. Al menos aquella era diferente:

Atrapar a un ladrón. Oh, eso sí que sería interesante. ¡Quién diría que en Tierra de Partida, hogar de los defensores de la Luz y el equilibrio, existía esa clase de personas!

Aparentemente, alguien le había robado a Simon. Quien lo conociese, sabía muy bien que no le agradaban los Aprendices que intentaban desafiarlo. Y cualquiera supondría que robar directamente de sus manos era más que un simple reto. Fuese lo que fuese una "ala Aeroga", parecía ser bastante valiosa para el hombre y su nave. La misión no lo especificaba, pero parecía ser que era trabajo de los Aprendices encontrar y atrapar al ladrón.

Así que... ¿por dónde comenzar? Bueno, primero lo primero: conocer a su compañero. Y después de eso, probablemente fuese buena idea visitar la escena del crimen.

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por **Sometron** » Sab Sep 28, 2013 5:12 pm

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Todo es relativo. Nada es del todo cierto, y no existen ni el bien ni el mal absolutos. La chica pelirroja se planteaba cuestiones tan fundamentales, y tan triviales a la vez, como aquellas mientras esperaba pacientemente en aquel sitio llamado el Gremio.

Aquella mañana había decidido ir a la biblioteca para aprender más cosas sobre los mundos que tanto ansiaba visitar. Pasó un buen rato entre libros y volvió a su habitación para descansar un rato, pero oyó algo: unos aprendices que caminaban detrás suyo hablaron de un lugar que la chica no conocía, un sitio donde podías realizar encargos por otra persona y ganar así algo de dinero.

Dinero. No tenía dinero, aunque tampoco lo necesitaba mientras estuviera en Tierra de Partida. Aún así, lo necesitaría en el resto de mundos, cuando pudiera viajar a ellos, y, por eso, acabó yendo al Gremio.

No le había costado nada decidir qué misión quería hacer: la mayoría requerían el permiso para salir de Tierra de Partida y el resto eran tareas tediosas y aburridas, cuyos encargados originales no querían realizar. Todas eran tareas a un nivel diferente del suyo. Todas excepto una.

La misión escogida por Jess consistía en atrapar a un ladrón que había robado unas alas a un tal Simon. Pensó que sería pan comido, puesto que ella misma vivía a base de robar hasta hace un mes escaso. Por otra parte, sentía curiosidad por saber quien era ese Simon: había oído hablar sobre él varias veces y seguía sin saber del todo quien era. Podría matar varios pájaros de un tiro.

Pese al entusiasmo de la muchacha, no podía hacer eso sola y tuvo que sentarse a esperar a que alguien apareciera y fuera su compañero, así que escribió su nombre en el folio correspondiente antes de buscar un sitio adecuado para descansar un poco.

Una vez sentada, llamó a Ryu para que se colocara en su regazo y jugueteó un rato con él. Cuando se hubo cansado, dejó que sus pensamientos volarán: pensó en lo curioso que era que hubiera ladrones en Tierra de Partida.

Aquel mundo era el gran refugio de la luz. Se suponía que la mayor bondad de todos los mundos había sido reunida en aquel lugar, pero seguía habiendo mal. El mal era irremediable y necesario para la existencia del bien; por lo tanto, de forma inversa, el bien es necesario para la existencia del mal. Dos realidades opuestas pero necesarias entre sí para poder existir.

Siguiendo esa regla pues, podía intuirse que al igual que no todo en Tierra de Partida, no todo sería mal en Bastión Hueco. Es decir, en realidad podían ser más parecidos de lo que creían... Y así fue como la aprendiza dejó que el tiempo pasara mientras esperaba a que alguien se acercara a ella y le anunciara que era su compañero.

por **TERRBOX** » Mar Oct 08, 2013 11:12 pm

Hacía bastante tiempo que Jaden se había apuntado a una misión en el gremio, aunque en realidad era una misión bastante interesante, era muy extraño que el camarero se preocupara por hacer algo así. Pues difícilmente le gustaba esforzarse, y menos por algo que era opcional; aun así algo le llamó a apuntarse a aquella misión, aunque no sabía exactamente el qué. La misión trataba de recuperar un objeto que había sido robado por alguien de Tierra de Partida, así que el trabajo en equipo sería esencial, cosa que Jaden detestaba. ¿Pero si tanto lo odiaba por qué se había apuntado? Eso era lo que le preguntaba en ocasiones su luminoso amigo Enygma, pero él simplemente no tenía ninguna respuesta. ¿La recompensa, quizás? Claro estaba que algo le llamaba, pero no lo suficiente como para querer colaborar con alguien.

Por otra parte a él no le sorprendió ver aquella misión en un sitio como este, pues desde el principio —de hecho, desde su primer encuentro con Kazuki— sabía que nada era lo que parecía. Las intenciones de las personas de Tierra de Partida parecían demasiado buenas y amables, y cuando algo es demasiado bueno sencillamente no es verdad; la mayoría de personas no sabía muy bien la razón por la que luchaba. Además podía haber gente de todo tipo, pues ciertamente él no había elegido en qué bando estar. Él mismo era un ejemplo, no se preocupaba mucho por el bien o el equilibrio del cosmos, se preocupaba tan sólo por si mismo. Por si mismo, y en una pequeña parte de su ser, escondido pero cada vez más reluciente, por Quartz. Había entablado alguna que otra conversación con un aprendiz, alguna que otra desventura, pero no era algo que considerase muy importante.

Se encontraba en su cama, dando vueltas entre sus dedos a la moneda que por una cosa o por otra tanto le recordaba a Quartz. Dado que lo hacía constantemente, ya había aprendido a hacer bailar el objeto entre sus finos y elegantes dedos de barman; hacía toda clase de piruetas sin siquiera utilizar el pulgar. Sabía que tenía que hacer algo, pero él seguía distraído en aquel movimiento que corría entre sus manos. Fue entonces cuando Eny le recordó que debía pasar por el gremio, a lo que Jaden se levantó, guardó la moneda en uno de sus bolsillos y salió dispuesto a ir hacía allí.

Mientras iba por los pasillos de Tierra de Partida se preguntaba cómo sería su compañero, si es que alguien se había apuntado o no. Más bien que preguntarse cómo sería, se preguntaba cómo quería que fuera. Para él sería perfecto que directamente ni hablara, pero como sabía que esto normalmente no era así y algún tipo de conversación debía entablar; entonces pensó que lo mejor es que fuera alguien serio, bastante seco y tajante. Jaden no quería perder el tiempo con formalidades absurdas y esa clase de tonterías, debían colaborar para hacer una misión y así sería, luego seguramente no volverían a hablarse. Seguramente, claro...

Pero todo aquello se le fue de la mente al instante cuando vio la figura que esperaba en el gremio. No podía creerlo, no podía ser verdad, no era quién creía que era. Aunque para su desgracia, mientras se fue acercando pudo comprobar que tristemente estaba en lo cierto. Se trataba de una aprendiz con la que había tenido un cierto roce, nada importante —ni siquiera sabían sus nombres— pero habían hecho que se llevaran mal fácilmente. Y ahora debían colaborar juntos. Cuando Eny lo vio, simplemente rió un poco; y al ver que a Jaden no le hacía ni pizca de gracia, paró.

Se acercó a ella con una mueca de desagrado, y la miró de arriba a abajo.

—Así que eras tú —dijo siendo todo lo breve que pudo.

por **Sometron** » Vie Oct 11, 2013 5:44 pm

Sus pensamientos fluían libremente cuando una voz conocida perturbó su concentración.

—¡Miau, miau! ¡Miau miau miau miau miau! — <<¡Jess, mira! ¡Es ese hombre del otro día!>> dijo con voz un tanto preocupada.

La chica levantó la cabeza y pudo ver a un hombre acercarse hacia donde ella estaba acompañado de una inconfundible esfera brillante y un inusual traje de camarero. No se acercaría a ella si no quisiera algo, estaba segura; aunque preferiría estar completamente equivocada y que se girase para hablarle a otro.

Llegó delante suyo. Pudo ver como su cara adoptaba una expresión un tanto desagradable mientras la recorría con la mirada, para luego dirigirse a ella de aquella forma tan irritante.

—Así que eras tú.

Definitivamente tenía razón, de todos los aprendices que había en aquel maldito mundo le había tenido que tocar aquel… El azar no parecía estar de su lado últimamente, aún así no pensaba dejar que se saliera con la suya. Se puso en pie de un brinco y se acercó al joven.

—No. No. No. No. Imposible. Mi compañero no puede ser así… —se aclaró la garganta— ¡No puede ser un idiota, pervertido e inútil como tú! —gritó prácticamente en la cara de aquel chico cuyo nombre aún no conocía.

>>Y pese a lo idiota que eres, ya no hay vuelta atrás; así que vamos a cooperar para atrapar a ese maldito ladrón y luego podemos seguir peleando hasta el fin de tus días, Sombrío. —su tono pretendía ser persuasivo.

Esperaría la respuesta, en caso de que la hubiese y se encaminaría a la puerta de manera tranquila, girándose a medio recorrido para comprobar si su “compañero” le seguía. En caso de que no lo hiciera, le haría un gesto con la mano para que se acercara.

—Empecemos cuanto antes, Sombrío —había decidido llamarle de aquella forma por sus vestiduras negras y su acompañante fantasmal—. Lo primero sería inspeccionar la escena del crimen… —volvió a leer la descripción de la misión y suspiró— No habla en ningún momento de dónde desapareció el objeto. Propongo que le preguntemos al tal Simon.

Se suponía que aquel hombre debería saber todos los datos acerca del objeto robado, por lo que hablar con él era primordial. Aunque también estaba el problema de que no tenía ni idea de quien es… si aquel patán tampoco lo sabría, tendrían que preguntarle a alguien. Quizá algún camarero o camarera de aquel local lo supiera.

De cualquier forma, no le hacía ninguna gracia tener que trabajar con aquel tipo, pero ya se había comprometido a atrapar al ladrón. No había escapatoria.

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