Ello había regresado.
—¡¡No digas eso, maldito!! ¡¡Ragun sigue vivo!! ¡El simple hecho de que haya existido durante seis años, sin más compañía que la soledad...! ¡Y su estancia en Tierra de Partida, incluso en Bastión Hueco! ¡¡Esos momentos han sucedido, te guste o no asimilarlo!!
No pude soportar la fuerte agitación del cuerpo de Ragun, siendo devorado por aquellas manchas de oscuridad que comenzaban a rodear las cadenas de Destino Enlazado. ¡Maldición! ¿Otra vez? ¿Cómo era posible que pudiese crear oscuridad a través de mis cadenas de luz?
Me tiró al suelo, y el cuerpo de Ragun se levantó. Alcé la mirada, transmitiendo completo odio hacia aquel abominable ser. Los ojos de Ello me miraron, sintiéndose superior a mí y a mi amigo, esbozando una cínica sonrisa que me heló la sangre. Sin embargo, no evadí la mirada, como pude haber hecho tiempo atrás. No me iba a dejar vencer por su presencia. Tenía que ayudar a Ragun.
—La Luz genera sombras, pero las sombras no generan luz. Es por eso que alguien como tú jamás podría vencerme. Yo que tú me olvidaría de esa simple Inexistencia. Lo digo por tu bien. ¿Qué me dices? No te mataré con la condición de que nunca jamás vuelvas a buscarle.
Prestando atención a sus palabras, no percaté hasta entonces cómo la corrupción de su ser crecía a través de las cadenas de Ángel Forjado, hasta que llegaron a mis manos.
—¡¡Agh!!
—¡¡Nadhia, kupó!!
Aquello que noté en mi piel no fueron quemaduras. No, había sentido fieros cortes en mis manos. Sangraban, como si alguien hubiese decidido usar un cuchillo en ellas, equivocándolas con un manjar.
—¡M-Maldito, kupó! ¡Nadhia, tan, tan, déjame ayudarte! ¡Ese no es Ragun, kupó!
—¡N-No! —sabía que Tandy quería ayudarme. Estaba asustado. Yo también. Pero Ragun estaba aún más aterrorizado que nosotros— ¿Q-Que no me matarás si te dejo de perseguir? ¡No me hagas reír, Ello, o como quiera que te llames!
Me levanté, alzando a Ángel Forjado, haciendo desaparecer las cadenas, pero para su sorpresa, volví a invocarlas, y un tajo de luz más intenso que antes rodeó de nuevo a Ello.
—Sé perfectamente que esto te resulta divertido. Que estás jugando conmigo, pues podrías matarme ya mismo, pero no lo haces. Te gusta hacer sufrir a Ragun, ¿no es así? Por eso es que me mantienes viva.
>> Pues déjame decirte algo... no importa cuan lejos esté Ragun ahora mismo. Pienso convertirme en tu mayor amenaza para traerlo de vuelta.
"¡¡¡Ragun!!! ¡¡Sé que estás ahí!! ¡No te rindas! ¡¡Sé que no quieres que esto sea así! ¡¡Por favor...!!"
Transmití aquellos pensamientos a mis cadenas... si lograban llegar a su corazón... a Ragun. Era una locura pero, ¿cuándo tendría otra oportunidad como aquella para comprobar si Ragun era capaz de hacerle frente?