[Agrabah] Un poder inigualable

[EspeYuna]

“Perra”.

Ello había regresado.

—¡¡No digas eso, maldito!! ¡¡Ragun sigue vivo!! ¡El simple hecho de que haya existido durante seis años, sin más compañía que la soledad...! ¡Y su estancia en Tierra de Partida, incluso en Bastión Hueco! ¡¡Esos momentos han sucedido, te guste o no asimilarlo!!

No pude soportar la fuerte agitación del cuerpo de Ragun, siendo devorado por aquellas manchas de oscuridad que comenzaban a rodear las cadenas de Destino Enlazado. ¡Maldición! ¿Otra vez? ¿Cómo era posible que pudiese crear oscuridad a través de mis cadenas de luz?



Me tiró al suelo, y el cuerpo de Ragun se levantó. Alcé la mirada, transmitiendo completo odio hacia aquel abominable ser. Los ojos de Ello me miraron, sintiéndose superior a mí y a mi amigo, esbozando una cínica sonrisa que me heló la sangre. Sin embargo, no evadí la mirada, como pude haber hecho tiempo atrás. No me iba a dejar vencer por su presencia. Tenía que ayudar a Ragun.

—La Luz genera sombras, pero las sombras no generan luz. Es por eso que alguien como tú jamás podría vencerme. Yo que tú me olvidaría de esa simple Inexistencia. Lo digo por tu bien. ¿Qué me dices? No te mataré con la condición de que nunca jamás vuelvas a buscarle.

Prestando atención a sus palabras, no percaté hasta entonces cómo la corrupción de su ser crecía a través de las cadenas de Ángel Forjado, hasta que llegaron a mis manos.

—¡¡Agh!!

—¡¡Nadhia, kupó!!

Aquello que noté en mi piel no fueron quemaduras. No, había sentido fieros cortes en mis manos. Sangraban, como si alguien hubiese decidido usar un cuchillo en ellas, equivocándolas con un manjar.

—¡M-Maldito, kupó! ¡Nadhia, tan, tan, déjame ayudarte! ¡Ese no es Ragun, kupó!

—¡N-No! —sabía que Tandy quería ayudarme. Estaba asustado. Yo también. Pero Ragun estaba aún más aterrorizado que nosotros— ¿Q-Que no me matarás si te dejo de perseguir? ¡No me hagas reír, Ello, o como quiera que te llames!

Me levanté, alzando a Ángel Forjado, haciendo desaparecer las cadenas, pero para su sorpresa, volví a invocarlas, y un tajo de luz más intenso que antes rodeó de nuevo a Ello.

—Sé perfectamente que esto te resulta divertido. Que estás jugando conmigo, pues podrías matarme ya mismo, pero no lo haces. Te gusta hacer sufrir a Ragun, ¿no es así? Por eso es que me mantienes viva.

>> Pues déjame decirte algo... no importa cuan lejos esté Ragun ahora mismo. Pienso convertirme en tu mayor amenaza para traerlo de vuelta.

"¡¡¡Ragun!!! ¡¡Sé que estás ahí!! ¡No te rindas! ¡¡Sé que no quieres que esto sea así! ¡¡Por favor...!!"



Transmití aquellos pensamientos a mis cadenas... si lograban llegar a su corazón... a Ragun. Era una locura pero, ¿cuándo tendría otra oportunidad como aquella para comprobar si Ragun era capaz de hacerle frente?

[Sombra]

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—¡M-Maldito, kupó! ¡Nadhia, tan, tan, déjame ayudarte! ¡Ese no es Ragun, kupó!

—¡N-No! —negó la chica rotundamente ante las afirmaciones del que había sido su amigo— ¿Q-Que no me matarás si te dejo de perseguir? ¡No me hagas reír, Ello, o como quiera que te llames!

—Así que vas a negarte... —las cadenas empezaron a volverse negras llegando hasta las manos de Nadhia que al ver aquello hizo desaparecer casi al momento su ataque. Pero fue casi al momento que volvió a realizar la misma habilidad lanzando otras nuevas cadenas todavía más brillantes.

El Ragun normal no podría deshacerse de aquellas poderosas cadenas, pero aquel monstruo era distinto a aquel que conocían.

Ello empezó a reírse a pleno pulmón, divertido ante los intentos de la joven para mantenerlo allí.

—Sé perfectamente que esto te resulta divertido. Que estás jugando conmigo, pues podrías matarme ya mismo, pero no lo haces. Te gusta hacer sufrir a Ragun, ¿no es así? Por eso es que me mantienes viva.

>> Pues déjame decirte algo.. no importa cuán lejos esté Ragun ahora mismo. Pienso convertirme en tu mayor amenaza para traerlo de vuelta.

—Oh, venga... De verdad quiero matarte. Si destrozo todo lo que quiere sería muy sencillo eliminar lo que queda de él para siempre pues hay pocas cosas que le hacen aferrarse a su Existencia.

>>Si no te he matado es por pura suerte. Incluso ahora te he dado una oportunidad de vivir, a pesar de que si te destrozo Ragun podría desaparecer casi al momento ¿Qué crees que habría pasado si ese niño no hubiese usado un hechizo silenciador en aquel momento? Ni siquiera ese tal Akio podría pararme sin usar esa clase de magia. Tengo poder como para compararme a tus Maestros como mínimo.

Ello hizo que las cadenas volviesen a corromperse y haciendo presión provocó que los eslabones saltasen por los aires sin mucho esfuerzo quedando liberado. Sin embargo no atacó. Se acercó a Nadhia lentamente, en cierto sentido era amenazante como una serpiente deslizándose sigilosamente sin embargo, ¿iba a atacarle?

El ente de oscuridad cogió a la chica del mentón y la miró a los ojos intensamente mientras dibujaba una pícara sonrisa.

—Ahora que lo pienso... ¿Qué te hace estar tan apegada a Ragun? ¿Amistad? No lo creo... ¡No me digas que...! Eso es divertido, ¿sabes? —el ser atrajo más cerca a Nadhia y volvió a sonreír como si lo supiese todo, era demasiado arrogante, demasiado cruel y parecía encantarle aquella situación en la que tenía a la chica en la palma de su mano.

Acercó su cara a la de la chica y finalmente los labios de ambos se rozaron, pero aquel ser de oscuridad no se detuvo ahí. Siguió besando a Nadhia intensamente durante un buen rato para finalmente con un pequeño mordisco hacerle sangre en un labio. Ello volvió a reír.

—No creí que fueras tan sumisa, lucecita. Tal vez sea más divertido dejarte con vida.

>>Bueno, ni siquiera sé que hago aquí y no me apetece saberlo. Ya he dedicado mucho de mi valioso tiempo a ti, pequeña.

El joven se giró y abrió la ventana de par en par e invocó su Llave Espada, que lanzó hacia el exterior transformándola al momento en su Glider.

—Supongo que esa marca de tus labios será un buen recuerdo de mi parte, ¿eh? —se burló mientras saltaba por la ventana hacia el vehículo volador con el cual empezó a alejarse hacia el firmamento dejando a una Nadhia confusa y destrozada.

[EspeYuna]

Allí, tirada en el suelo, escuché el sonido de un Glider alejarse. El silencio volvió a reinar en mi cuarto. Tan sólo escuchaba el pequeño criqueo de los grillos en los jardines, acompañados de mi respiración, agitada. Y mi pobre corazón hecho añicos.

Ahora que lo pienso... ¿Qué te hace estar tan apegada a Ragun? ¿Amistad? No lo creo... ¡No me digas que...! Eso es divertido, ¿sabes?

Aquel vil ser había desgarrado otra herida dentro de mí. Se había aprovechado de mi debilidad.. con aquel gesto, se había burlado de mi amistad con Ragun.

No creí que fueras tan sumisa, lucecita. Tal vez sea más divertido dejarte con vida.

Dolía. Me acurruqué en el suelo, pero no podía llorar. Mis ojos se encontraban vacíos, sin vida. Parecía observar el infinito cielo de estrellas que asomaba por mi ventana, pero en realidad no le prestaba atención alguna.

Ello había abierto otra cicatriz en nuestra relación. No fui capaz de llegar al corazón de Ragun. Y para colmo, le había dejado ir... otra vez.

"Duele... ¡¡Duele!!"

Supongo que esa marca de tus labios será un buen recuerdo de mi parte, ¿eh?

Rocé con mis dedos mi labio inferior, manchándolos de la sangre que asomaba por ellos.. aunque mis manos ya estaban llenas de aquel intenso color rojo..

—¡N-Nadhia! ¡Nadhia! ¡Kupó, kupó! ¡Responde, tan, tan!

* * *

Al día siguiente, me hallaba en la enfermería, con vendas en las manos y un par de puntos en la cabeza. Me dolía todo, aunque gracias a los cuidados de Mogara y al canto de Tandy, pude descansar. También recibí la visita de Akio, pero tan sólo intercambiamos un par de palabras. No me advirtió, al igual que cuando me salvó en las Islas, sé que no me daría un sermón. Sólo estaba allí para pedirme un informe de lo sucedido.

Apenas hablé durante las cuarenta y ocho horas siguientes a los acontecimientos. No porque no pudiera. Mi mente se hallaba en otra parte, distante.

El único que podía saber qué rondaba por mi cabeza era Ángel, con quien mantuve un intenso monólogo interno durante el tiempo en que estuve tumbada en aquella cama. A la noche del segundo día, Tandy se encontraba conmigo, tocando su armónica para pasar el rato.. esperando a que volviese a decir su nombre.

—Tandy...

—¡! ¡Nadhia, kupó! ¡Dime, tan, tan!

Me levanté de mi cama y me desprendí de las vendas que cubrían mis manos. Las cicatrices de Ello seguían en ellas.

—Lo siento, el pacto... —murmuré, viendo la palma de mi mano derecha. El símbolo de nuestro pacto había sido corrompido por los cortes que Ello había provocado. Tandy cogió con sus manitas las mías, acariciándolas.

—No pasa nada, tan, tan. ¡Es un simple garabato, kupó! —dijo Tandy, restándole importancia—. Nadhia, kupó, ¿qué vas a hacer, tan?

Mis ojos avellana se posaron en los de Tandy, los cuales habían recuperado su brillo al paso de las horas, tras el repentino shock que me supuso aquel beso del mismísimo Satanás.

—Es obvio, ¿no?

—Eres testaruda, kupó —exclamó mi compañero, sentándose sobre mis piernas.

—Bueno, es algo que tenemos en común, ¿no? —sonreí, pero fue un error por mi parte, pues la herida del labio comenzó a escocer.

—Sabes que yo te voy a seguir a donde quiera que vayas, tan, tan —dijo, usando de nuevo sus poderes mágicos para amortiguar el dolor. La oscuridad de Ello era tan increíblemente poderosa, que no importaba que hubiese pasado más de un día. Los hechizos curativos no eran suficientes—. Pero prométeme que, la próxima vez, me dejarás patearle el trasero a ese repulsivo ser, kupó.

—Sí, lo prometo.

Tandy asintió, volviendo a entonar aquella bella canción que sanaba mis heridas... y mi corazón.

¿Cuál era la decisión que había tomado?

Estaba claro: iba a traer de vuelta a Ragun.

[Sombra]

Para alguien como yo, que nunca había tenido contacto con otras personas hasta hacía relativamente poco no tenía conocimiento del significado de un beso.

Veía la cara de mi amiga, ella sufría a pesar de no haberme apartado en ningún momento.

¿Por qué? ¿Qué tenían de especial los besos? Aquella clase de preguntas surgían mientras la besaba, sin poder evitarlo. Sin poder ser yo el que me apartase. Sin poderle pedir perdón.

Ello le había hecho sufrir. Los dos lo habíamos hecho. Él se burló y acabó marchándose de allí.

—Ha sido más divertido de lo que pensaba —rió Ello en el interior de la armadura negra mientras salía de Tierra de Partida para volver al intersticio de los mundos—. Una pena que mi poder no haya sido restaurado lo suficiente como para poder estar fuera más tiempo, ¿no?

Sentí como poco a poco podía volver a controlar yo mi cuerpo haciendo que la voz de aquel ser se esfumase lentamente.

¡Ahora que podía debería volver y disculparme! Pero no, no era una buena idea. Viendo como había acabado todo seguramente lo mejor era no volver por allí.

¡Que le diesen a ese Armonía y Caos! Seguramente existía alguno más en algún rincón del universo.

…

—Nyx, tengo algo que preguntarte —le dije en cuanto entré en mi habitación tras informar a Ryota de que mi búsqueda no había dado frutos. El lobo, que había estado casi todo el rato durmiendo en mi habitación me miró curioso. Sabía que podía sentir lo mismo que yo si se lo proponía por lo que pronto cambió su aspecto a uno de preocupación—. ¿Por qué no me dijiste nada sobre lo que te hice aquel día en las islas?

—¿Jefe?

—Tan solo responde, Nyx. Sé que te he golpeado —corté

—Es cierto, aquello que se suponía que eras me dio un buen golpe. Pero no fue para tanto, de verdad. Por eso no te dije nada, no le di mucha importancia.

—Está bien, sé que lo hiciste solo para que no me preocupase. Quería disculparme por lo que te hice.

—¿Qué? No hace falta, en serio.

—Hace falta. Pronto desapareceré para siempre, lo sé. Por eso quiero hacerlo antes de que no pueda y... Te lo pido. Si empiezo a cambiar huye. Déjame y ve lo más lejos que puedas.

—¡Tú eres mi Jefe! Confío en que puedas evitar eso, eres bueno.

—Quizás lo sea, o quizás no. Pero él no lo es y él es cruel. No te dejaría en sus manos nunca.


No quiero hacerle daño a aquellos que quiero.

Tal vez, el destino me había creado sólo para desaparecer. Era justo, tal vez era incluso mi castigo por haber matado a aquella persona en el Coliseo.

Cada vez estoy más cerca del fin...

[EspeYuna]

Spoiler: Mostrar

—¡Nadhiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, kupóooooo!

—¿Qué te pasa ahora, pequeño quejica? —respondí a la reclamación de mi fiel guardián, mostrando una sonrisa bajo aquella vieja capucha llena de pequeños granos de arena.

—¡Tengo haaaaaaambre, tan, tan! —replicó bajo mi hombro, mostrando la poca paciencia que le faltaba para salir de aquel jolgorio de gente entre las calles del bazar.

—¿No será que tienes sed? —le pregunté, evitando reírme de él. Aunque no me extrañaba, el pequeño moguri tenía pelo por todo su cuerpo y quizás estuviese pasándolo bastante peor que yo— Si quieres podemos acercarnos a la fuente más próxima.

Tandy comenzó a olisquear. Su nariz le condujo a uno de los puestos de fruta que decoraban el bazar de aquella abrasadora ciudad, rodeada de un infinito desierto: Agrabah.

¿Y por qué me hallaba allí, pasando un insoportable calor junto a Tandy? Pues bien, habían pasado unos meses desde lo sucedido con Ragun. La última vez que le vi fue en mi habitación. Fue poseído por Ello y jugó con los sentimientos de mi mejor amigo... y con los míos.

Desde entonces, no había vuelto a saber nada de Ragun. Pero en vez de ir a buscarlo, decidí que lo mejor sería ir haciendo otras cosas más productivas y menos temerarias. Entre una de ellas, entrenar lo suficiente en Tierra de Partida. Otro objetivo fue recopilar información. Pedí a Akio que me otorgara misiones parecidas a la que realicé una vez con Fyk y Ragun para la Maestra Nanashi, en aquel mundo lleno de locos. Mi única meta era conseguir pistas para vencer la oscuridad de Ello. A parte de los informes redactados a Akio, yo me quedaba con algo de la misma, recopilando todos aquellos apuntes en Armonía y Caos... libro que releí una y otra vez. Si Ragun le había dado importancia, es que algo debía esconder entre sus páginas.

Pero no encontraba nada que me pudiera ayudar. Eso sí, anoté cualquier mísera frase que pudiera ocultar algo de por sí. Y así estuve durante días y días, encerrada en la biblioteca de Tierra de Partida cuando Mogara me lo permitía a altas horas de la madrugada, pues necesitaba el permiso de los moguris para acceder a algunos sitios. ¡Válgame que tuve que pedir hasta un papel firmado por Akio para que me dejaran libros sobre las habilidades de Oscuridad! Aunque no me extrañaba... los aprendices y Maestros que habían sido dotados de tal afinidad no habían tenido un futuro agradable, que digamos. Y eso me aterrorizaba, el simple hecho de que Ragun no pudiese volver. La Llave-Espada Oscura albergaba un gran poder. El poder de la oscuridad infinita, siendo un elegido... legendario. Estudié detenidamente cada detalle que pudiera ayudarme para acabar con Ello de una vez por todas. Aquel fue mi cometido, aparte de salvaguardar el equilibrio entre mundos durante esos meses.

A veces desistía y me iba a la cama destrozada tanto física como mentalmente. Unos días me levantaba con energía, otros con el pie izquierdo. Pero Tandy me apoyó en todo momento, dándome fuerzas para continuar. Sin dejar de lado a todos mis amigos: A Light, a Xefil, a Kousen. Todos me sacaban una sonrisa y, sin que ellos supieran sobre mis intenciones, lograba no levantar sospechas. Si los Maestros descubrieran que estaba más centrada en una persona que en las miles que necesitaban de nosotros, seguramente no me quitarían el ojo de encima. Tener a Akio de maestro me aseguraba que no iba a estar tan pendiente de mí. Aunque en principio fuera deprimente, acabó siendo una ventaja.

—¡Nadhia, Nadhia, tan, tan! ¿Me compras una, kupó? —Tandy señaló a las manzanas que se hallaban perfectamente colocadas en una pila.

Gracias a sus ojitos de cordero degollado, me resigné a sacar de entre mis ropas unos cuantos platines, los cuales, misteriosamente, eran útiles en cualquier mundo... curioso. Para los ojos del vendedor, se convertían en los “platines” de Agrabah.

Poco conocía de aquel mundo. Una gran ciudad, amenazada de vez en cuando por los sincorazón y gobernada por una persona llamada “Sultán”. Poco más, salvo la existencia de ladrones escurridizos... aunque no era tonta, o al menos no tanto como antes.

De paso, me compré otra manzana y ambos disfrutamos del jugoso néctar que se encontraba en su interior. No dejé ningún rincón sin saborear, ¡y Tandy por poco se comía el hueso!

Era una tarde de mercado, como otra cualquiera. Muerta de sed, abandoné el bazar para aproximarme a una fuente cercana. Me quité la capucha que tapaba mis cabellos y mi rostro, dejando entrever mis ojos avellana al abrasante sol.

Allí, apoyándome en la estructura y acompañada de música propia de aquel mundo, contemplé mi reflejo tras refrescarlo. No importaba cuantas veces lo viera: la marca de mi labio inferior seguiría ahí siempre. De todas las heridas que me provocó Ello, aquella había quedado marcada para el resto de mis días.

Cogí con ambas manos y las rellené de aquella cristalina delicia, llevando el agua a mis labios y tragando con sumo placer para mi garganta. Tandy se hallaba a mi lado, el cual observaba entusiasmado a las personas que se ganaban la vida tocando música para las serpientes, quienes hipnotizadas se alzaban para bailar frente a ellas.

El sol se iba ocultando poco a poco en el horizonte. Pronto sería hora de volver a casa.

[Sombra]

Con la marcha del sol, la gente empezaba a marcharse a sus hogares recogiendo todo a prisa. Tal vez aquel comportamiento fuese raro para alguien que no fuese de por allí, pero para aquellos que sabían y habían visto en persona a aquellos Monstruos era algo necesario. Desde hacía mucho, mucho tiempo la gente de Agrabah temía a las noches puesto que cuando el sol se ocultaba... Los Monstruos de la Oscuridad aparecían para llevarse las almas de aquellos que osasen internarse en las calles más recónditas.

Pero por algún motivo, aquel día habían aparecido antes.

—¡Monstruos en la calle! — se escuchó un grito proveniente de un pequeño hombrecillo con una barba larguirucha. El hombre repitió los gritos, por la estrecha calle donde estaba la fuente e incluso por otras más que no estaban lejos. ¿Qué les había hecho salir más temprano aquella noche?

El hombre de cabello negro y ojos de un bello carmesí salió de su casa al instante pasando frente a la fuente de la zona con su pequeña varita. No sé paró en ver a la muchacha que estaba en la fuente, solo corrió hacia el lugar donde supuestamente estaban aquellas criaturas.

Spoiler: Mostrar

Pasando frente a Nadhia un hombre de no más de veinticinco años pasó corriendo. Normalmente no se fijaría en él, pero... “Algo” en aquella persona le resultaba familiar. Tal vez su rostro, o su mirada. Pero una cosa era segura. Él se dirigía hacia donde estaban aquellas cosas y Nadhia tenía en aquel momento trabajo que hacer; exterminar la Oscuridad.

[EspeYuna]

“¡Monstruos!”

Estaba dispuesta a colocarme de nuevo la capucha de aquella capa desgastada, conseguida en el bazar, cuando de repente escuché los gritos de un viejo hombre avisando de la presencia de aquellos infernales seres de oscuridad.

—Ya me resultaba raro un día tan pacífico como éste, ¿no te parece, Tandy? —el pequeño comprendía mis palabras, dejando entrever una sonrisa desafiante. Sincorazón, lo que significaba que podría repartir a diestro y siniestro con su magia— ¡Vamos!

Corrí hacia donde se escuchaban los gritos de auxilio. Un buen escándalo se montó en aquellas estrechas calles, teniendo que esquivar a los ciudadanos que corrían en sentido contrario, temiendo por sus vidas. Había oído que muchas veces, aquellas criaturas sólo salían a cazar por la noche. Pero ese día habían decidido hacer acto de presencia al atardecer. ¿Por qué? ¿Les habría atraído mi presencia? Siempre tenía sumo cuidado de no invocar la Llave-Espada si no era necesario, ¿algún principiante dando problemas a los Maestros?

—¿Eh?

En ese momento me crucé con un muchacho que corría en la misma dirección que la mía, para mi sorpresa. Por un instante, mis ojos se fijaron en su rostro, en su cabello. Había algo en él que, durante unos segundos, me hicieron reflexionar.. ¿dónde había visto aquellas facetas antes? Me resultaba tan familiar...

¡!

Debido a mi error de fijarme demasiado en el muchacho, tropecé con una vasija, cayendo al suelo, pero enseguida me puse en pie para seguir corriendo hacia el foco de los problemas.

—¡Tandy, adelántate y asegúrate que no haya inocentes cerca! ¡Usa tus poderes si es necesario!

—¡Entendido, kupó!

Para cuando llegué, encontré a una horda de sincorazón que podían pasar perfectamente por pequeños guardias de palacio, salvo por aquellos ojos. Portaban cada uno de ellos un sable bien afilado.

Tandy había hecho un buen trabajo, pues un pequeño grupo de chiquillos se encontraba a merced de los sincorazón cuando el moguri empleó magia para protegerlos. Era evidente que había tardado un poco en llegar por culpa de las enrevesadas calles de la ciudad, y Tandy llegaría antes volando.

Uno de los enemigos presentes se fijó en mí, curioso. Decidida, me aparté la capa.

—Veo que te atraigo, ¿verdad? —dije, decantando desafío y un tono provocativo en mi voz.

De repente, una ráfaga de luz brilló en mi diestra, haciendo aparecer a Ángel Forjado. Con un pequeño juego de manos, sujeté con la zurda el centro de mi compañera, la cual desprendía plumas a cada movimiento. Aquello fue suficiente distracción como para que Tandy pudiese llevar a los pequeños a un lugar seguro.

Ataqué sin compasión al primer sincorazón, invocando una Flecha Celestial y haciéndolo desaparecer tras que fuese atravesado por ésta. Algunos camaradas del caído se esfumaron, asustados. Sin embargo, otros muchos se quedaron, quizás furiosos, quizás atraídos por mi corazón, quién sabe. El caso es que no me iba a quedar de brazos cruzados mientras aquellos seres deambulaban por las calles atacando a personas inocentes.

[Sombra]

Había decenas de sincorazón allí. Si habían aparecido a causa de la presencia de la brillante Nadhia o no era un misterio, pero el hecho era que estaban allí para intentar dar caza a los inocentes que por suerte habían huido a tiempo pese a que algunos de aquellos monstruos se habían ido a por ellos.

Pero no era Nadhia la única que mantenía a raya a los sincorazón. El hombre que había visto antes y que le resultaba muy familiar también peleaba contra los sincorazón utilizando una pequeña varita negra desde la que salían potentes destellos de luz que iban directos contra los monstruos de oscuridad eliminándolos instantáneamente.

—¡Lux! —exclamó el joven haciendo que del cielo cayesen varios “hilos” de luz que atravesaron a los sincorazón más cercanos haciendo que desde su interior una blanca luz los purificase haciendo que se desintegrasen liberando varios corazones “vacíos” lo que significaba que sólo habían sido vencidos, pero no eliminados.

El hombre esquivó hábilmente las espadas de los Bandidos-Sincorazón y respondió con un Perla que eliminó a uno de los que estaba tratando de acabar con su vida.

La verdad, es que entre Nadhia (al otro lado de la calle) y él estaban despachando bastante bien a aquellos monstruos y tan solo quedaban unos pocos.

—¡Já! Uno menos—sonrió satisfecho dirigiéndose a un pequeño grupo de sincorazón. El hombre dio un gran salto en el aire y con su puño izquierdo cayó en picado provocando que una gran onda expansiva de una intensa luz blanca eliminase a los sincorazón que tenía a su alrededor.

Ya solo quedaban un par de ellos que iban a por la chica y su querido amigo moguri.

[EspeYuna]

Tandy y yo no estábamos solos. El chico con el que antes me había topado luchó a nuestro lado con suma maestría. Observando sus habilidades por el rabillo del ojo, boquiabierta, sólo pude pensar que aquellos poderes... afines a luz, eran más poderosos que el mío. Y también parecía un luchador nato. Pero había algo en él que me provocaba una sensación extraña.

—¡Sólo quedais vosotros! —exclamé, usando Destino Enlazado para invocar una cadena de luz que rodeó a los sincorazón. Junto a Tandy, el cual ejecutó un Perla hacia ellos, estrujé con fuerza a los sincorazón, y las cadenas atravesaron su oscuridad haciéndolos desaparecer.

En ese momento recordé la oscuridad corrupta, aquella que investigaba desde hacía meses. Si tan sólo diese con la forma de neutralizar aquel poder.

"Si tan solo..."

El combate finalizó, por lo que enseguida hice desaparecer a Ángel Forjado. No me encontraba con fuerzas para inventarme otra historia sobre mi origen a un nativo.

Me fijé de nuevo en sus cabellos, en su cara. Definitivamente, había algo en él que me resultaba excesivamente familiar, pero no lograba dar con el origen de aquella incertidumbre.

—Gracias por ayudarme —dije, llamando a Tandy para que volviera conmigo a las afueras. Se estaba haciendo tarde—. Eres bastante hábil, menos mal que esta ciudad tiene gente como tú. Así me quedo más tranquila. Vamos, Tandy.

No es que fuese ruda, ni quisiera parecer antipática. El caso es que me costaba aún, muchísimo, mentirle a la gente. Inventarme mi procedencia millones de veces, ocultar el poder de la Llave-Espada y demás historias.

[Sombra]

El hombre joven se secó el sudor de su frente con su mano tras la batalla y con una amable mirada se acercó a la chica.

—Hey, nada mal, señorita. ¡Tienes estilo! —aseguró con una amplia sonrisa mostrando todos sus dientes.

—Gracias por ayudarme —fué lo único que la chica dijo en voz baja cuando este se puso frente a ella—. Eres bastante hábil, menos mal que esta ciudad tiene gente como tú. Así me quedo más tranquila. Vamos, Tandy.

El hombre hizo una mueca rascándose la nariz.

—De nada, Portadora de la Llave Espada —guiñó el ojo de forma cómplice aquella persona hacia la chica—. No te preocupes, al igual que tú no soy de por aquí, aunque ahora mismo tengo que vivir aquí por ciertos motivos —sonrió enigmáticamente.

De pronto, el joven empezó a caminar a su alrededor mirando todos los detalles de la chica con la mano en la barbilla como si pensase algo profundamente.

—¡Oh! —chocó su puño contra su mano—. Ya sé de que te conozco. Le he estado dando vueltas un rato, pero ahora estoy seguro. Te he visto antes sin duda. Estabas con mi hermano en Ciudad de Paso. ¡Estoy seguro!

>>¡Ops! Qué modales los míos, ¿eh? Jajaja. Mi nombre es Christopher, aunque puedes llamarme Chris para abreviar.

El hombre hizo una ligera reverencia haciendo que su larga coleta cayese por un lado de su hombro. Parecía un muchacho vivaz y educado, todo un caballero sin duda.

[EspeYuna]

Me sentí halagada por las palabras del muchacho, quién mostró una amplia sonrisa de oreja a oreja tras verme combatir. Sin embargo, lo que dijo a continuación me sacó de contexto:

—De nada, Portadora de la Llave Espada —caí de forma cómica al suelo*, recibiendo un guiño por parte del chico, divertido por mi reacción. No esperó a que yo le pidiera una explicación—. No te preocupes, al igual que tú no soy de por aquí, aunque ahora mismo tengo que vivir aquí por ciertos motivos —su sonrisa era enigmática y muy acorde con aquel mundo. ¿De verdad ese chico no era de Agrabah? Sus ropas pasaban desapercibidas en la ciudad, no como yo, quien usaba la desgastada capa para tapar mi aspecto, además de protegerme del calor abrasador.

Spoiler: Mostrar

*La típica forma de caer en un anime cuando sucede o se dice algo inesperado, ridículo o que pilla desprevenido al personaje xD

—¡Eres muy bueno luchando, tan, tan! ¿Eres afín a luz, verdad, kupó? —preguntó Tandy al joven, acercándose a él. Era cierto, notaba algo reconfortante procedente de aquel chico. Con su mera presencia me sentía feliz y a gusto.

Aunque esa comodidad duró poco cuando me di cuenta de que no paraba de mirarme de arriba abajo, dando vueltas a mi alrededor. Sus ojos me observaban curiosos. Una mirada tan intensa y enigmática que tuve que apartar la vista durante un momento, sintiéndome algo intimidada.

—¿Q-Qué ocurre? —le pregunté, mientras un leve color rojizo asomaba por mis mejillas.

—¡Oh! —como una especie de “¡Eureka!”, el joven chocó un puño con su otra mano, habiendo descubierto algo que para él parecía importante—. Ya sé de que te conozco. Le he estado dando vueltas un rato, pero ahora estoy seguro. Te he visto antes sin duda. Estabas con mi hermano en Ciudad de Paso. ¡Estoy seguro!

>>¡Ops! Qué modales los míos, ¿eh? Jajaja. Mi nombre es Christopher, aunque puedes llamarme Chris para abreviar.

No estaba acostumbrada a los modales de aquel mundo, pero aquella reverencia sería un saludo formal por su parte. Su larga cabellera apareció a un lado de su cuello mientras agachaba la cabeza hacia mí.

Chris... ¿eh?

—¿Tu hermano? —pregunté, dubitativa. Por mi mente sucedieron varias imágenes, recuerdos de aquellos aprendices que me habían acompañado a Ciudad de Paso desde que me hice portadora— ¡Oh! ¿Eres hermano de Xefil, quizás?

Le observé durante un momento, estudiando sus facetas. Seguramente fuese por eso por lo que me era tan familiar su cara y su pelo. Sin embargo, no le encontré demasiado parecido. Y tampoco se parecía en nada a Kit, poniéndole gafas con mi imaginación.

—No, no creo que seas hermano de Xefil —dije, llevándome una mano al mentón, pensativa—. Mmm... sé que Light no tiene hermanos, y...

De repente, mis ojos se abrieron como platos y mi rostro palideció. Tandy, preocupado, se acercó a mí.

—¿Nadhia, kupó? ¿Qué ocurre, tan, tan?

Existía otro chico que había estado conmigo en Ciudad de Paso. Un amigo que había luchado junto a mí para salvar a un niño de los sincorazón. Un amigo con quien compartí grandes aventuras mientras estuvo en Tierra de Partida, siendo aprendiz... hasta marcharse a la estrella maldita.

Mis ojos avellana se clavaron en los de aquel muchacho. Seria, analicé cada una de las facetas del chico. De pronto, me quité la palestina que colgaba de mi cuello y, sin previo aviso, me acerqué violenta hacia él, haciéndole chocar contra una de las paredes del lugar, para finalmente colocarle la prenda alrededor de su cuello.

Tanto Tandy como el que se hacía llamar Chris pudieron parecer sorprendidos por aquella reacción. En ese momento mi corazón latía desconcertado y confuso. Aparté su larga cabellera y coloqué la palestina de forma que tapara parte de su rostro, sus labios y parte de su nariz.

Y fue entonces cuando volví a ver a mi mejor amigo.

Ragun

Así es. ¡Ese rostro era inconfundible! Aquel muchacho que respondía por el nombre de Christopher era clavadito a Ragun, tapando aquella sonrisa, quizás más despreocupada y menos acorde a la personalidad de la Estocada Oscura. Apartando la larga coleta que asomaba por su espalda, y sus ojos... por un momento llegué a pensar que quien me miraba era el propio Ragun.

Debido al shock, solté mi palestina dejándola caer al suelo, retrocediendo unos pasos y llevándome una de las manos a mi frente.

—No, no es posible.

[Sombra]

—¿Tu hermano? —le preguntó la chica a Chris el cual asintió con la cabeza— ¡Oh! ¿Eres hermano de Xefil, quizás?

El joven la miró extrañado. No parecía sonarle siquiera aquel nombre, a decir verdad.

—No, no creo que seas hermano de Xefil. Mmm... sé que Light no tiene hermanos, y...

—No, mi hermano no se llama Xefil, me temo —aseguró sin fijarse en la cara que la chica acababa de poner, que parecía indicar que se había dado cuenta de algo importante.

—¿Nadhia, kupó? ¿Qué ocurre, tan, tan? —el hombre miró entre curioso y asustado a la chica.

—¿Ocurre algo guapetona? —preguntó también algo preocupado al ver como la mujer clavaba en él sus ojos.

Y derrepente la chica se lanzó contra él con su palestina y cubrió parte de su rostro sin que él pudiese reaccionar a tiempo, aunque se puso bastante nervioso pronto se le fue aquel susto cuando vio que solo se la había colocado.

— ¿Tu venganza por haberte mirado antes?

—No.. no es posible... —la chica dejó caer la pequeña tela al suelo y retrocedió. Christopher recogió la prenda y miró a la chica.

—¿Te encuentras bien? —enarcó una ceja dudoso—. En mi casa tengo bastantes medicamentos y soy bastante bueno con la magia de recuperación. ¿Quieres venir?

[EspeYuna]

—¿Te encuentras bien? —el muchacho se encontraba bastante confundido debido a mi comportamiento—. En mi casa tengo bastantes medicamentos y soy bastante bueno con la magia de recuperación. ¿Quieres venir?

—¿Nadhia, qué ocurre, tan, tan?

—...

—¿Nadhia, kupó?

—Chris. ¿Eres... el hermano de Ragun?

—¿¡Eeeeeeeeeh!? —exclamó Tandy, volando alrededor de los dos, alterado.

Me acerqué al joven para recibir de sus manos mi palestina, la cual me coloqué algo nerviosa sin dejar de observarle

—Quiero decir... esto, Ragun es su pseudónimo, quizás le recuerdes entonces por su verdadero nombre, pero incluso él lo desconoce. Porta la Llave-Espada Oscura, si eso te sirve de información.

¿Cómo era posible? De la noche a la mañana, el destino había compensado aquella débil esperanza de encontrar alguna pista sobre el pasado de Ragun, cualquier mísera huella, de Ello.

[Sombra]

—¿Nadhia, qué ocurre, tan, tan?

—...

—¿Nadhia, kupó?

—... Chris. ¿Eres... el hermano de Ragun?

—¿¡Eeeeeeeeeh!?

—¿Ragun? No, me temo que ese no es el nombre de mi hermano —aseguró a la joven mientras esta recogía su palestina.

—Quiero decir... esto.. Ragun es su pseudónimo, quizás le recuerdes entonces por su verdadero nombre, pero incluso él.. lo desconoce. Porta la Llave-Espada Oscura, si eso te sirve de información.

—¿Llave Espada Oscura? Entonces no cabe duda, es él —respondió al momento. Permaneció en silencio unos instantes y miró a ambos lados de la calle como tratando de ver algo que era invisible a simple vista—. Será mejor que hablemos en privado. Las paredes tienen ojos —dijo mirando alrededor con desconfianza.

El joven se dirigió hacia el lugar donde se encontraba la fuente y desde allí se metió en un modesto callejón donde había una puerta. El hombre insertó una llave en la puerta y entró a dentro. La casa por dentro no destacaba en nada, era una única habitación con una cama y una estantería y un baúl con sus pertenencias (ropa, más bien)

Caminó hacia un ladrillo de la pared y lo quitó mostrando un panel electrónico que desentonaba bastante con el estilo arábico de la casa.

El hombre marcó un código y en el suelo se mostró un pequeño hueco con unas escaleras que descendían hacia un sótano a al menos cinco metros de pronfundidad respecto al suelo.

El lugar en el que estaban era muy diferente de lo que la casa mostraba a simple vista. Se trataba de una estancia con una forma similar a la de un cubo en el que había todo lo necesario para vivir. Una cama mullida, una nevera, una cocina, una mesa con sillas alrededor y una puerta que llevaba a simple vista al cuarto de baño, también una estantería repleta de libros.

—Bienvenida a mi casa —dijo el hombre en cuanto llegaron a abajo—. Perdona que te haga venir hasta aquí, normalmente recibiría a la gente arriba pero me temo que no es buena idea ya que quieres hablar de mi hermano. Toma asiento, ¿sí? Ah, cierto. ¿Queréis un té? ¿Café tal vez? Tengo bastantes variedades. Puede que tengamos que hablar durante un buen rato.

[EspeYuna]

El muchacho asintió, y una punzada atravesó mi pecho. Había encontrado al hermano de Ragun.

¡El hermano de Ragun! De las pocas pistas que podía llegar a encontrar en los millones de mundos que cernían el intersticio, había dado la casualidad de reunirme con una persona referente a su pasado, ni más ni menos que de su misma sangre.

Chris, atento a nuestro alrededor y con ojos llenos de desconfianza, nos propuso ir a un lugar seguro donde poder hablar con tranquilidad, ¿sería porque estábamos hablando sobre la Llave-Espada? Agradecí para mis adentros que así fuera, seguida por Tandy, quien apoyado en mi hombro, me susurró al oído:

—Nadhia, kupó, ¿cómo es posible que sea el hermano de... de...? Bueno, ya sabes, tan, tan..

—No... no lo sé.

Era cierto. Aparte de que era bastante contradictorio que Chris fuera un muchacho aparentemente... normal, y rebosante de aquella cálida luz, Chris no había conocido al Ragun de ahora. Su verdadero hermano era... él.

"Ello."

* * *

El hogar de Chris no tenía mucho que parecerse al exterior. Aquella tecnología perteneciente al hermano de Ragun me recordó a los pequeños artefactos que usaba Fyk en Espacio Profundo. Bajo unos metros de profundidad, finalmente llegamos a una pequeña estancia, donde Chris me ofreció cualquier cosa, pues, tal y como había supuesto yo, la charla iría para rato.

—Ahora mismo estoy bien. Gracias —dije mientras me quitaba la capa desgastada y la dejaba en una de las sillas.

—¡Mentirosa, kupó! —reclamó Tandy, posándose encima de la mesa mientras yo me colocaba en una de las sillas frente a Chris— ¡Hoy has entrenado desde bien temprano, y te pasaste unas horas de más en la biblioteca! ¡Luego el entrenamiento de Akio y, para colmo, hemos soportado este calor en Agrabah, kupó!

—Y si sigues pegando esas voces, la migraña no tardará en aparecer, ¿sabes? —dije, apoyando los codos en la mesa y llevándome una de las manos a mi frente. Quizás el pequeño tenía razón, en ese momento comenzaba a notar el sueño acumulado.

Tandy se tapó la boca y pidió disculpas a Chris por levantar la voz, pidiéndole que por favor me diera algo, aunque yo me negaba a aprovecharme de su hospitalidad... pues lo que yo buscaba eran respuestas que quizás costaran un precio demasiado alto.

—Es curioso —dije en un pequeño hilo de voz, mostrando una amarga sonrisa—. He pasado tantos meses buscando... y cuando por fin tengo a alguien que puede ayudarme a recuperarle, me quedo en blanco.

>> No sé por dónde empezar. No sé siquiera qué debería preguntar.