Había terminado la jornada de entrenamientos pero ese día decidí no ir, últimamente andaba un poco cabizbajo y no tenía ganas ni para comer. Aún me seguía preguntando el porqué de esas actitudes y formas de actuar. Me costaba pensar y tomar decisiones, teniendo edad necesaria para hacerlo. Estaba a dos meses de cumplir mis extraños 19 años y aún seguía actuando como un crío, sintiéndome un poco culpable de no demostrar mi edad.
Con la gente era muy distante y me costaba mucho establecer relaciones, pensando que gracias a eso sentía raros vacíos. Vacíos con mi vida y mi pasado. Por mucho que lo intentara me costaba recordar mi niñez, mis amigos, mis experiencias de juegos, sintiendo así ausencia de ella. Si, de mi niñez. Pero aún así, si alguien me viera no creería mi edad ni tampoco el rumbo que había tomado, el de ser un portador.
Ya se hacía tarde y las nubes tapaban por completo las alturas dando a entender que aquel pronto atardecer solo daría un tranquilo color pastel. Mirando al cielo salí a los jardines con un propósito claro, pero con nada de convicción. En mi mano llevaba la carta que había encontrado en mi habitación esa mañana, ansioso ,esperando a que dejara de darme problemas. La agarré con firmeza y la leí en mi mente por última vez, ¿acaso dudaba en ir?
Comencé a patalear tirándome al suelo para revolcarme en el suave césped de Tierra de Partida, para ya cuando sentí mi cuerpo dormido con los fuertes movimientos me dejé estar tendido murmurando reclamos al aire.
—¿Por qué tomé estas decisiones?—decía —No quería tener un poco de valentía para poder encontrar a mis amigos. ¿Por qué hago esto? si en realidad… en realidad… n-no sé si Tsuki esté vivo o…
—¡AH! —Grité —¿Por qué quiero llorar?… rayos… si… si no soy un niño… Akio… ¿Por qué yo?
Mi garganta estaba más que apretada pero ninguna lágrima tenía el valor para salir de mis ojos. Era extraña la sensación pero sabía que tenía que ir a Villa Crepúsculo, al orfanato. Ahí estaría mi “viejo amigo”. Así lo firmaba la carta, podría ser Tsuki o tal vez podría ser uno de los tipos malos.
—Este es mi problema sabes, con tomar una correcta decisión o quedarme sin hacer nada y llorar como un cr…
Al instante me enderecé para quedar mirando fijo al horizonte, sintiendo un extraño calor en mi estomago. No era hambre ni fatiga, tampoco nervios, era una decisión. Convoqué mi llave espada para lanzarla al aire, lo había visto de otros aprendices y tal vez yo también lo podría hacer, para cuando mi arma tomó forma de Glider en la cual monté para ir a ver a lo que sería al emisor de tal aviso. Envolviéndome en mi armadura salí rápidamente junto con mis palabras en el viento.
"Ven a verme al orfanato de Villa Crepúsculo. Tengo tu pasado en mis manos y quiero compartirlo contigo. No tardes, por favor.
Un viejo amigo"