[Castillo de los Sueños] Cordialmente invitado

Encuentro de Xefil y Nadhia

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[Castillo de los Sueños] Cordialmente invitado

Notapor EspeYuna » Vie Ene 03, 2014 6:44 pm

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Cronología: Segunda Saga (23 de Junio, 1210 d.C.)

Nadhia: Encuentro Atracción Fatal > Encuentro Cordialmente invitado > Encuentro Un poder inigualable
Xefil: Encuentro Atracción Fatal > Encuentro Cordialmente invitado > Trama Bonjour Monsieur!


¡Venga Nadhia, kupó! ¡Con más brío, tan, tan, taaaaaan!

Había pasado una semana desde que Tandy, el pequeño y travieso moguri, fue acogido en Tierra de Partida. Realmente llegué a pensar que me traería problemas en un principio, pero para mi sorpresa, se comportó los primeros días.

Y parecía bastante entusiasmado conmigo. Como dijo Montblanc, era irónico pensar que aquella problemática criatura sólo necesitara encontrarme a mí, una chica que, muy a su pesar, no destacaba en mucho. Aunque, bueno, había ganado bastante confianza con el paso de los meses.

¡Una vez más, kupó!

Me aparté el pelo alborotado con un soplido, agarrando a Ángel Forjado con mis manos protegidas por el cuero de los guantes y mostrando una sonrisa desafiante al conejo que me animaba a seguir con el ejercicio.

Los entrenamientos se hicieron más divertidos desde que Tandy se había convertido en mi mascota. O bueno, según él, ahora era mi fiel guardián. Un “caballero” que me protegería de cualquier mal con sus poderosos hechizos.

Sin embargo, Tandy seguía siendo el mismo. Su carácter no había cambiado para nada, tan irritable y arrogante; pero por alguna razón, sólo lo era con los demás. A mí me respetaba, desde aquel día... e intentaba comportarse cuando yo andaba cerca. Y como me había prometido no meterse en líos... ¿cuánto duraría aquello antes de que volviera a usar sus poderes para divertirse?

¡Vamos, Nadhia, kupó! ¡Vamos, tan, tan, taaaaan!

Seguí dando giros sobre mí misma, intentando hacer contacto con el ambiente, estudiando mi equilibrio, mejorando mis reflejos. Todo con tal de superarme. Y en mi mente, surgió la figura de Ragun. Me concentré, dispuesta a ejercer un doble giro para luego atacar con Ángel, transmitiendo parte de mi luz a su filo.

Mi rival sólo se encontraba en mi imaginación, o al menos, eso era lo que yo pensaba.
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Re: [Castillo de los Sueños] Cordialmente invitado

Notapor Zee » Vie Ene 03, 2014 7:49 pm

Por milésima vez en el día, observé casi hipnotizado las piruetas que hacía mi Llave-Espada en el aire, como bailando, entre las hojas verdes recortadas contra el marco azul del cielo de Tierra de Partida. Atrapé la llave por el centro cuando obedeció a la gravedad y luego la lancé de nuevo a desafiarla, donde volvió a girar casi rozando las frágiles hojas del manzano bajo el que descansaba.

Apunté a la llave con la palma de la mano y luego giré la muñeca. Obedeciendo mi orden, la espada se separó en dos dagas a medio camino y, cuando éstas cayeron al suelo, terminaron a ambos lados de mi cabeza. Tomé luego la que estaba a mi derecha y la volví a lanzar, esta vez con más fuerza; en el aire, ordené que la otra se le uniera y, con una familiar salpicadura de sangre, la espada se completó a sí misma.

Cuando la Llave-Espada cayó de nuevo, una manzana la acompañó. Aquel incidente me sacó una sonrisa.

No sé si debería, pero…

Me encogí de hombros y, aun recostado sobre el césped, tomé la manzana y le di un mordisco. No podían estar solamente de adorno, después de todo. Disfruté del dulce jugo y la suave pulpa del fruto por unos momentos, sin pensar en nada más, como olvidándome por unos instantes de mis deberes como Portador. Todo lo que quedaba en aquellos instantes era el cielo azul que me cobijaba, el césped sobre el que me había tirado, y el manzano que existía entre los dos.

Nada más...

Salvo los gritos de una Aprendiza que entrenaba con determinación y entusiasmo, y un emocionado acompañante que no dejaba de alentarla. Naturalmente, uno pensaría que el ruido molestaría a cualquiera que se encontrara descansando sobre el césped; eso o que simplemente dicha persona decidiría ignorarlo.

Pero en mi caso, no podía ser así. No cuando se trataba de Nadhia, por lo menos.



Al reconocer su voz, me obligué a levantarme y a mirar en dirección a los jardines, donde su familiar figura, sosteniendo su Llave-Espada, se recortaba contra el verde césped.

¿Por qué de pronto sentía la necesidad de ir a hablar con ella...?

...incluso después de todo lo que había pasado.

¿Necesitaba disculparme? Por siempre. Era lo menos que podía hacer después de todo lo ocurrido en Ciudad de Paso.

Sí, podía ir a disculparme...

¿Pero era todo lo que quería?

Sin pensar siquiera en lo que estaba haciendo, tomé mi Llave en mi mano derecha, me puse de pie y me dispuse a bajar la colina. Antes de que lo notara, ya me hallaba a unos metros de Nadhia, observándole con una sonrisa casi estúpida mientras practicaba golpeando el aire.

Nadhia, hola. Erm... bu-buen día —saludé; luego, mirando de reojo al travieso moguri que la acompañaba, añadí, algo incómodo—: Y Tandy.
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Re: [Castillo de los Sueños] Cordialmente invitado

Notapor EspeYuna » Vie Ene 03, 2014 7:59 pm

Paré en seco cuando oí esa voz. No, no, no, aún no estaba preparada para hablar con él. Precisamente con él, no. De la sorpresa, hice desaparecer a Ángel Forjado en un cálido destello, dejando escapar alguna que otra pluma blanca al suelo.

Tandy dejó escapar una risa en cuanto se fijó en la expresión de mi rostro y el rojo ardiente de mis orejas. Lancé una mirada asesina a mi moguri, pues sabía que no tardaría en escupir palabras que en ese momento no serían las más adecuadas.

¡Oh, tan, tan, taaaaaan! ¡Si es el caballero de la demencia, Xefolín! —exclamó, dando vueltas alrededor del joven. Me giré hacia donde se encontraban, intentando mantenerme firme y segura. Aunque mis orejas seguían echando humo— ¿Has venido a pedirle una cita a Nadhia, kupó? ¡Si quieres puedo ayudarte otra vez, jojojoj!

¡Tandy, ya basta! —le reñí, aunque Tandy parecía satisfecho, colocándose encima de la cabeza de Xefil e irritándole aún más... Seguramente pensó que aquellos primeros segundos serían perfectos antes de que yo reaccionara. Mi “fiel” guardián resultaba ser un crío insoportable.

¡Jo, vale, kupó! —Tandy voló hacia mí y se recostó sobre mi hombro.

Y en ese momento, volví a encontrarme con los ojos de Xefil. El rojo de mis orejas inundó mi rostro. Una horrible combinación entre los poderes de Tandy y el sorprendente control que ejercía el broche sobre mí provocó un incidente bastante vergonzoso.

Oí una voz celestial en mi cabeza.

Vamos Nadhia, tampoco es tan difícil hablar con un chico. Te has enfrentado a cosas peores.

"Ángel, sabes perfectamente por qué estoy nerviosa. Y esto ya me viene de antes. A Kit le pasó lo mismo, y parece más incómodo desde aquella vez. Ya ni le veo."

Nadhia, fue un accidente. No pienso que venga a reprochártelo. De hecho, creo que incluso puede estar igual de nervioso que tú.

"¿Tú... tú crees?"

Su risa me tranquilizó, aunque no lo suficiente.

X-Xefil... siento mucho lo del otro día.

Genial. Genial, Nadhia. Lo primero que no deberías mencionar. Y es lo primero que sueltas.

Agaché la cabeza, ocultando el rojizo de mis mejillas, agarrando con fuerza el broche de plata con forma de corazón que colgaba de mi pecho.

Cédric y Evangeline. Evangeline y Cédric. Esos dos nombres habían aparecido en cada uno de los sucesos que habían acontecido desde que la peculiar joya decidió usar su poder sobre mí, manifestando... ¿recuerdos del pasado, quizás? ¿Almas que se encontraban vagando dentro de ella? De una cosa estaba segura, y es que, debido a los efectos del broche, cuando escuchaba el nombre de Cédric, no podía evitar que en mis labios apareciera una sonrisa. Un pequeño alivio inundaba mi corazón. Pero entonces recordaba a mi monstruo, aquel ser de oscuridad que en principio me acunaba entre sus brazos en mis sueños. Según él, le sonaba el nombre de Cédric. Desde entonces, le había nombrado así.

Y desde que Ángel Forjado fue invocada por primera vez, aquellas pesadillas habían disminuido considerablemente, hasta el punto de recordar con dificultad el aspecto de la criatura. Y mi llavero me lo había advertido: no debía volver a caer en aquel apacible sueño que me ofrecía “Cédric”.

¿Nadhia, kupó? ¿Te encuentras bien, tan, tan? —preguntó Tandy, preocupado.

N-No es nada. Es sólo que debería... debería investigar cuanto antes sobre esto —le señalé el broche. Éste erizó los pelos de sus orejas y desvió la mirada, irritado.

Con tan sólo verlo se me ponen los pelos de punta, kupó. No sé cómo puedes seguir teniéndolo puesto, kupó. Está maldito, tan, tan. ¿Estás segura de que no puedes deshacerte de él, tan, tan?

Ante la pregunta de Tandy, cogí el broche para deshacerlo del nudo con el que colgaba de mi rebeca. Y para sorpresa quizás de ambos, lo lancé con todas mis fuerzas, lo más lejos posible.

Para cuando Tandy y Xefil volviesen a dirigir sus ojos hacia mí, la joya de plata volvía a estar en su sitio, incluso con aquel dificultoso nudo que lo mantenía abrochado a la ropa.

Escalofriante, kupó —dijo Tandy, escondiéndose bajo mi hombro.
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Re: [Castillo de los Sueños] Cordialmente invitado

Notapor Zee » Vie Ene 03, 2014 8:55 pm

Al escuchar mi voz, Nadhia dio un respingo y soltó su Llave-Espada, la cual se desmaterializó en un destello y una explosión de plumas blancas. La desaparición de Ángel Forjado habría sido un espectáculo hermoso y digno de admirar, si no hubiese sido porque la razón de su presencia era mi súbita aparición.

¿Acaso había asustado a Nadhia? Me dio un vuelco el corazón al pensar en ello. Aquello, evidentemente, no había sido y nunca sería mi intención.

Pero no podía culparla... estaba claro que no quería ni verme después de todo lo que había sucedido. ¿Cómo se me había ocurrido ir a hablar con ella...?

Agaché la cabeza, arrepentido. No merecía ni acercarme a ella. No después de lo que había pasado.

¡Oh, tan, tan, taaaaaan! ¡Si es el caballero de la demencia, Xefolín! —”saludó” de inmediato Tandy, aprovechando la oportunidad de atacarme al instante. Como respuesta, negué con la cabeza, me crucé de brazos y le sostuve la mirada, imperceptiblemente alzando el cuello como para parecer más altanero— ¿Has venido a pedirle una cita a Nadhia, kupó? ¡Si quieres puedo ayudarte otra vez, jojojojo!

Y todo había sido culpa de aquel demoníaco moguri. Culpa suya y de su estúpida magia, que había creado un caos total entre Nadhia, Light y yo. Un caos que no sabía si realmente quería olvidar...

Además, era la criatura más molesta que jamás había conocido. Probablemente el único ser vivo en todos los mundos que era capaz de sacarme de mis casillas.

Era triste que fuese más fácil responderle a él que hablar con Nadhia:

De hecho, a eso vine —contesté tranquilamente, aunque bajé levemente la cabeza para evitar sonrojarme—. ¿Te gustaría encargarte de la cena, Tandy? Me pregunto a qué sabrá un moguri en salsa de manzana... —cuestioné, relamiéndome, con una mueca tétrica en el rostro. A manera de respuesta, el pequeño voló hasta mi cabeza y comenzó a moverse de un lado a otro, tirando de mis cabellos.

¡Tandy, ya basta! —regañó Nadhia, como una madre que reprende a su niño pequeño. Y sin duda, esos eran los roles que ambos habían adoptado: la chica el papel de madura y responsable; y el pequeño, el de molestia peluda. Hice algunas muecas a la par que Tandy daba los últimos tirones de mi cabello.

¡Jo, vale, kupó! —se quejó el moguri, para luego volar hasta Nadhia. Hice ademán de querer atraparlo, pero me moví muy tarde como para alcanzarlo. Intencionadamente, por supuesto: bien podría atraparle entre mis manos, pero eso me metería en problemas.

Fue en ese instante cuando, siguiendo los movimientos de Tandy, terminé por toparme con el rostro de Nadhia. Por un breve instante, antes de que yo apartara levemente la cabeza, nuestras miradas se encontraron. Noté cómo el calor subía hasta mis mejillas.

Pero no pudiste controlarte esa noche, ¿verdad, Xefil? Tenías que echarlo todo a perder...

Tuve la urgencia de castigarme a mí mismo con un golpe en la cabeza, pero me contuve. Sin importar cuánto lo intentara, aquellas palabras no salían. Simplemente, no podía externalizar mis pensamientos, y mucho menos ponerlos en una frase coherente y articulada.

Lo había echado todo a perder... pero tal vez podía arreglarlo.

No pienses, Xefil, sólo déjalo salir.

Nadhiayoteníaque--

X-Xefil.. siento mucho lo del otro día.

Sentí cómo mis mejillas se encendían al haber sido interrumpido con exactamente el mismo pensamiento. Para colmo, Nadhia era la que se sentía culpable. ¡No, todo estaba saliendo mal!

¡No, no lo sientas! —intenté tranquilizarla, restándole importancia al asunto con frenéticas sacudidas de manos—. ¿Por qué habrías de sentirlo? No tuvo nada de malo. ¡De hecho, fue bastante bue--!

Qué estás diciendo.

¡No, no quise decir eso! ¿Bueno...? No, quise...

Mi mirada volvió a Nadhia, y esta vez me la encontré cabizbaja, con la mano en el pecho.

¡Mira, no, sí que estuvo bien! ¡No quise decirte que fuiste mala, de hecho creo que eres muy...!

No. Nonononono.

¡No! ¡Nononono! ¡Yo no dije eso, lo que quiero decir...!

Súbita derrota. A mano limpia.

Lo siento... —murmuré, apartando la mirada. Ya no podía decir más, por miedo a romper el delgado velo de decencia que todavía quedaba entre nosotros. Era todo lo que debí decir en un principio. Sólo... pedir disculpas. No había manera de que pudiese echar a perder eso.

Pero Nadhia no dijo nada. Continuaba con la mano en el pecho, con la mirada perdida. Fue entonces, hasta esa segunda mirada, que me di cuenta que, en realidad, sostenía algo más entre sus dedos...

Un broche de plata.

Como leyendo mis pensamientos, el pequeño moguri cuestionó en voz alta, sin duda notando también la extraña actitud de la joven:

¿Nadhia, kupó? ¿Te encuentras bien, tan, tan?

En silencio, esperé la respuesta de la chica. Por alguna razón, la curiosidad pudo más que la vergüenza, y no tuve problema alguno en observarla todo el tiempo.

N-No es nada. Es sólo que debería.. debería investigar cuanto antes sobre esto —contestó, apuntando al broche plateado que llevaba consigo. Estaba seguro que Nadhia siempre lo había llevado puesto; desde el principio. ¿Por qué le preocupaba tanto, entonces? Y no sólo a ella, a Tandy también, quien de inmediato lo tachó de estar maldito y le pidió que se deshiciera de él.

Y ante aquella petición, la chica liberó el accesorio de sus ataduras y, luego, lo lanzó lejos con la mayor fuerza que le fue posible. Con rapidez, el brillo plateado se alejó tanto que mis ojos lo perdieron de vista.

Escalofriante, kupó —expresó Tandy.

¿Qué? —pregunté, girándome otra vez en dirección a ambos—. ¿Era realmente ese broche tan impor... tan...?

Me detuve al instante.

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X_DDDD


Estaba allí.

Justo donde lo había visto hacía unos segundos, atado al cuello de Nadhia.

Brillando bajo la luz del sol, como si nunca lo hubiesen molestado.

El broche había vuelto a su lugar.

¿Cómo...? ¿Magia?

Tandy había dicho la verdad. Aquello había sido bastante tétrico. No había apartado la vista más que por unos instantes, y el broche había regresado tan limpiamente que parecía nunca haberse alejado. Ni un sólo destello o chasquido, tan usuales en un hechizo de transportación... Nada.

Tuve que tragar saliva antes de volver a hablar:

Tú no hiciste eso, ¿verdad? —cuestioné, señalando al broche y luego al sitio donde “había caído” tras ser lanzado—. No quiero sonar presuntuoso, pero ni siquiera yo puedo hacer eso. Y el Espacio es lo mío.

La imagen de una Llave-Espada negra y carmesí apareció en mi mente por un instante.

La Demencia. La Locura.

Némesis.

Esa cosa lo hizo por su cuenta, ¿no es cierto?

Mis ojos comenzaron a brillar mientras fulminaba aquel adorno de plata con la mirada.
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Re: [Castillo de los Sueños] Cordialmente invitado

Notapor EspeYuna » Sab Ene 04, 2014 1:51 pm

Tú no hiciste eso, ¿verdad? —Xefil señaló el broche; sus ojos marrones lo contemplaban dubitativo y, cómo no, sorprendido—. No quiero sonar presuntuoso, pero ni siquiera yo puedo hacer eso. Y el Espacio es lo mío.

¿El Espacio? —recordé entonces las habilidades que usó Xefil durante la batalla contra el eidolon de Light. Nunca había presenciado técnicas tan sigilosas y elegantes como las del tipo Espacio, sólo las había escuchado en las lecciones del Maestro Kazuki, cuando le daba por impartirlas y no huir al Bosque de los 100 Acres para echarse una siesta— N-No... yo no he sido.

Esa cosa lo hizo por su cuenta, ¿no es cierto?

S-Sí —asentí, quitándome de nuevo el broche y contemplándolo a la luz del sol. El rubí pequeño, incrustado en el centro, brillaba sólo cuando “sus sentimientos” me afectaban. Bien me lo explicó Montblanc en su momento—. Verás, Xefil. Este broche es especial y...

¡Claaaaaaaaaaaaaaaaro, kupó! —Tandy volvía a la carga: tanto aguante durante una semana produjo que el irritable moguri la tomara con Xefil, su blanco más cercano, quien obviamente le observaba con cierta incomodidad. No dudo que él se sentía bastante mal con respecto a lo que... a lo que pasó en... en... — ¡El Espacio es lo tuuuuuyo, tan, tan! ¡Y lo aprovechaste muyyyy bien, kupó! ¡¡Con tu técnica caíste en el sitio correcto en el momento perfecto, tan, tan, taaaaaaaaaaan!!

No. No, no, no. De pronto, mis mejillas se pusieron tan rojas que sentí que echaba verdadero humo por las orejas. Y lo peor es que Xefil podría estar deduciendo que aquella rojez se debía a recordar lo sucedido.

A mi primer beso.

Me acordaba de forma tan nítida que confundía si de verdad fui yo la que le besó o la propia Evangeline controlando cada una de mis acciones. Ese tacto de sus labios, su calidez, seguían haciendo cosquillas en los míos. Sin embargo, a pesar de que había sido un accidente, de que no debería haber ocurrido...

… no podía negar que fue mágico.

"Pero qué estás pensando."

¿Por qué había sido tan egoísta en reclamar esos sentimientos como míos, destrozando el corazón de Xefil, aún siendo víctima de un conjuro?

Aunque él me había estado pidiendo disculpas, no podía evitar pensar que lo hacía por mera cortesía y que, quizás, me guardaba rencor.

Me aproveché. Esos sentimientos no eran míos, y fueron una excusa perfecta para que, por una vez, pudiese “disfrutar el momento”. Lo leí una vez en el desguace del viejo Sendh, ¿algo así como... “Carpe Diem”?

¡Tandy, como sigas hablando la que hará guiso de conejo contigo seré yo!

Sorprendida por mis propias palabras, roja como un tomate y cabizbaja, Tandy entendió la indirecta, pero sabía que en realidad yo nunca haría algo así: el fiel guardián conocía perfectamente a su protegida.

¡Pues me voy a la cocina con Mogara un rato, kupó! —exclamó alegremente y yéndose volando, no sin antes tirarle del pelo a Xefil por uno de los mechones que caían a ambos lados de sus mejillas— ¡Que lo paséis bien, tortolitos, tan, tan, jejejejej!

Y se hizo el silencio.

Se escuchaba en la lejanía a los grillos que cantaban a principios de verano. El sol alzándose en el cielo jugaba al escondite con las nubes que paseaban por los jardines, trazando sombras bajo nuestros pies. Una pequeña brisa levantó mi cabello, jugando con mis rizos que caían en cascada por uno de mis hombros, algo alborotados tras el entrenamiento.

A pesar de que mil y un sonidos retumbaban en el lugar, como los entrenamientos lejanos o los gritos de la Maestra Yami reclamando jazmín mientras molestaba a Kazuki, lo único que realmente llegaba a escuchar eran los latidos de mi corazón.

Y la risa cantarina de Ángel, quien decantaba la inocencia de mis actos.

X-Xefil, y-yo... de veras, siento mucho lo sucedido, p-pero.. no quiero decir que.. ¡que no lo disfrutara!

¿Pero qué dices?

¡No, lo que quiero decir es que... fue... fue mi p-primer beso y...!

Mi cabeza explotó en humo y caí de culo en el césped, acurrucándome en mis rodillas y ocultando mi rostro en ellas, bañado en intenso rubí.

Lo siento.

>> Y sobre lo del broche, es una larga historia, t-tampoco quiero que p-pierdas aquí el tiempo por esto, q-quiero decir.. yo... lo siento.

¿A veces no habéis sentido el deseo de echar a volar sólo para huir de una situación así? Pues bien, Ángel por favor... dame alas.
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Re: [Castillo de los Sueños] Cordialmente invitado

Notapor Zee » Sab Ene 04, 2014 11:16 pm

Había tenido miedo de que mi pregunta sonase fría o muy directa. Y es que, para ser sincero, había formulado la cuestión, por un instante, más preocupado por el broche que por la misma Nadhia. Sólo por un instante, claro.

¿Qué estaba pasando con los Portadores? ¿Por qué parecía que todos, o casi todos...?

...no era importante. Nadhia lo era, en ese momento. Y disculparme ante ella, por supuesto.

¡Claaaaaaaaaaaaaaaaro, kupó!

Pero, por supuesto... no podría hacerlo mientras aquel fastidioso moguri estuviese presente. Con una mano en la sien, y no poco irritado, bufé y me dispuse a escuchar con qué clase de palabras intentaría molestarme esta vez:

¡El Espacio es lo tuuuuuyo, tan, tan!

Eso es cierto —acepté, con un orgullo muy poco usual en mí. Altanero, me crucé de brazos y alcé la barbilla.

¡Y lo aprovechaste muyyyy bien, kupó!

Como siempre hago —volví a contestar, aceptando aquellos... ¿halagos? ¿Halagos por parte de Tandy?

Una trampa.

¡¡Con tu técnica caíste en el sitio correcto en el momento perfecto, tan, tan, taaaaaaaaaaan!!

Súbitamente, el calor de todo mi cuerpo pareció subir para quedarse en mis mejillas, que sin duda debieron enrojecer en ese instante. Sentí que me iluminaba como una ardiente super nova y, para intentar ocultarlo, desaté mi ira sobre Tandy:

¡¡Prometo que un día voy a meterte en una olla y hervirte para hacer un caldo!!

Sentí la urgencia de desaparecer (literalmente) de allí, con tal de no encontrarme con la mirada juzgadora de Nadhia. Para mi sorpresa, sin embargo, descubrí que ella tampoco se hallaba muy cómoda con la situación, en lugar de indignada.

Bueno, no era ninguna sorpresa. No después de lo que hice...

¡Tandy, como sigas hablando la que hará guiso de conejo contigo seré yo! —reclamó Nadhia, echando chispas.

Por alguna razón, aquello me sacó una sonrisa. Y no pude evitar soltar una pequeña carcajada de satisfacción. De... ¿victoria?

Incluso cuando aprovechó el viaje para darme un último tirón en el cabello, la partida de Tandy tras la indirecta de Nadhia fue un pequeño éxito. El travieso moguri se alejó, diciendo algo sobre las cocinas, y al poco rato desapareció de mi vista.

Y así, sin darme cuenta, terminé a solas con la persona con quien menos quería y con quien más quería al mismo tiempo. Por un lado, Nadhia producía en mí una fascinación y unas ganas de conversar increíbles, incomparables a cualquier cosa que jamás hubiese sentido; quería saber tantas cosas de ella, como qué hacía en sus ratos libres, cuál era su comida preferida, qué le gustaba leer...

Pero, por otro lado, estaba el hecho de que había arruinado el día que nos conocimos. Siendo débil, incapaz de resistir un hechizo. Y aprovechándome de ella y su confusión.

Eso no es honorable, de ninguna manera —me castigué, hundido en mis pensamientos.

X-Xefil, y-yo... —comenzó de pronto Nadhia, arreglándoselas para hacerme volver a la realidad y alzar la cabeza de nuevo—...de veras, siento mucho lo sucedido, p-pero.. no quiero decir que.. ¡que no lo disfrutara! ¡! ¡No, lo que quiero decir es que.. fue.. fue mi p-primer beso y..! ¡¡!!

El confuso intento de disculpa de Nadhia me sacó una leve sonrisa. No sabía si yo había sonado así cuando intenté decir algo al respecto, pero sí sabía que, desde mi perspectiva...

...así se veía algo bonita.

Rindiéndose ante su incapacidad de decir lo que pensaba realmente, Nadhia prefirió dejarse caer en el suelo, para luego abrazarse a sus rodillas y hundir su rostro en ellas, indudablemente apenada.

Ya te lo dije: no sientas nada. El que tiene que disculparse soy yo —intenté consolarla, poniéndome en cuclillas para quedar a su altura—. Siento haberte... —tragué saliva, nervioso— robado tu primer beso. Sé que debe ser especial y único y... yo te lo arruiné.

Lo siento.

Negué con la cabeza, comprendiendo que ninguno de los dos terminaría de disculparse jamás. No si continuábamos asumiendo que habíamos sido un problema para el otro. Así debía haber sido, por supuesto, pero en mi caso...

Y.. y sobre lo del broche, es una larga historia, t-tampoco quiero que p-pierdas aquí el tiempo por esto, q-quiero decir.. yo.. lo siento.

Y allí estaba de nuevo, disculpándose por cosas que no debía y, de alguna u otra manera, siendo increíblemente adorable.

Estaba haciendo las cosas tan difíciles.

De acuerdo, así no vamos a llegar a ningún lado —dije, tomándola de los hombros y acercándome para intentar verle el rostro—. ¿Y si hacemos una promesa? Si me prometes no volver a disculparte por lo que ocurrió en Ciudad de Paso, prometo no volver a hacerlo tampoco —más bajo, casi entre dientes, añadí—: No es como si hubiese sido tan malo...

Sentí que mis mejillas enrojecían tras decir aquellas palabras.

E-en fi-in... —carraspeé y tragué saliva, esperando que mis nervios también desaparecieran en el interior de mi estómago—. Saber más de ti no es ninguna pérdida de tiempo. Por eso vine aquí, para... —de nuevo tuve que toser levemente. Me costaba hablarle— ya sabes, conversar... Me agradas, ¿es eso... algún problema...?

>>Oh, y... no voy a mentir, también me gustaría saber más sobre ese...
ese broche tuyo.
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Re: [Castillo de los Sueños] Cordialmente invitado

Notapor EspeYuna » Dom Ene 05, 2014 1:45 pm

"Precisamente porque me pareció especial y único es por lo que me siento aún peor."

Allí, acurrucada en el suave césped y hundiendo mi rostro muerto de vergüenza, noté como Xefil se acercaba a mí y me tomaba de los hombros. Alcé la mirada y me encontré de nuevo con sus ojos.

¿Cómo fue posible que un iris tan castaño me hubiese parecido el más centelleante rojo de la sangre? ¿El efecto del broche, quizás? ¿Porque los confundí con los del supuesto aspecto de Cédric?

De acuerdo, así no vamos a llegar a ningún lado —me dijo, pareciendo tranquilo y sereno—. ¿Y si hacemos una promesa? Si me prometes no volver a disculparte por lo que ocurrió en Ciudad de Paso, prometo no volver a hacerlo tampoco —pude percatar que también dijo algo por lo bajo, tras lo cual sus mejillas enrojecieron un poco. Me quedé embobada mirándole, comprendiendo que quizás él intentaba dejar de lado lo ocurrido. Xefil intentó seguir, tragando saliva.

¿Tranquilo? Para nada. Seguía igual de nervioso que yo.

E-en fi-in... Saber más de ti no es ninguna pérdida de tiempo. Por eso vine aquí, para... —aclarándose la garganta, no pude evitar sacar una sonrisa— ya sabes, conversar... Me agradas, ¿es eso... algún problema...?

"¿Te agrado?"

De nuevo un tenue color rosado invadió mis blancas mejillas, pero no esta vez por sentir vergüenza o incomodidad. Más bien, era una pequeña chispa de felicidad. Desde que mi madre estuvo empeñada en que saliera con los vecinos de la Villa, quienes no tenían nada que ver con Light o Dan, mi concepto hacia la conversación abierta con un chico me.. me aterraba. Bien es cierto que Light me defendió tras el combate de Struggle de aquellos niñatos que se burlaron muchas veces de mí tras “conocerme”. Y Dan no fue menos.

No. Quizás es que veía a Xefil como un chico tan especial que el simple hecho de que me rechazara en compañía sería un duro golpe para mí. Y allí estaba, intentando por todos los medios iniciar una conversación sin que ambos tuviéramos que pedir disculpas.

¿Pero por dónde empezar?

Oh, y... no voy a mentir, también me gustaría saber más sobre ese... ese broche tuyo.

¡N-No, no es ningún problema! ¡Perdona que parezca que... lo siento! —me llevé las manos a la boca tras volver a disculparme— No, quiero decir... perdona, es que... yo...

Volví a hundir mi rostro en las rodillas, teniendo a Xefil a mi altura.

Parezco idiota.

De nuevo el silencio. Una leve brisa pasó volando entre nuestro espacio, alborotando mi cabello. Me recoloqué los rizos como pude, los cuales cayeron de nuevo sobre mi hombro, y, cuando parecía que Xefil iba a rendirse y salir por patas.. me arriesgué.

Hace... hace muchos años.. cuando era pequeña, jugaba muchas veces en la tienda de mi madre —mis rodillas perdieron la tensión acumulada y me relajé, sentándome cómodamente y cruzando las piernas, mientras con mis manos jugaba con los cordones de las botas—. Siempre sentía la necesidad de ayudarla, aunque fuese para que luego me llevara a la tienda de dulces más cercana y me compensara con un bollo de leche o una chocolatina... era demasiado caprichosa.

Sonreí. Por un momento olvidé la incomodidad de antes y, simplemente, me dejé llevar por la nostalgia.

Recuerdo perfectamente ese día. Me fui por la tarde a la tienda, esperando encontrar a mi madre allí. Entonces me di cuenta de que la puerta estaba abierta. De pequeña quizás eso no me pareciera extraño, pero ahora que lo pienso, es raro que... que mi madre dejase abierta la tienda sin nadie vigilando.

>> El caso es que me puse a hacer lo que mejor se me daba en aquel entonces: jugar al escondite y restregarme por el suelo. Je, mi madre luego perdía los papeles por como dejaba mi ropa... aunque bien es cierto que así ayudaba a barrer la tienda.

Antes de seguir, no pude evitar reírme por recordar cuan traviesa podía llegar a ser cuando tenía unos cinco o seis años.. y lo que cambié tras lo sucedido con Dan.

Esa tarde decidí esconderme dentro de una caja vacía de las muchas que había esparcidas en el almacén, mientras jugaba con una de mis muñecas. Cuando...

"¿M...Mamá?"


Escuché un golpe seco, como si a alguien se le hubiera caído algo en la tienda. Pensé por un momento que fuese mi madre, pero al mencionarla, oí la puerta abrirse de repente y unos pasos alejarse de allí.

>> Ignorante de mí, quizás fue una visita no muy agradable. Creo que tuve suerte de estar escondida en aquella caja de cartón.

Hacía mucho tiempo que no me paraba a pensar en cómo empezó todo.

Salí de mi escondrijo y vi algo reluciente en el suelo, y me acerqué a recogerlo —cogí de nuevo el broche y lo alcé, dejando que los rayos de sol penetraran en las virutas de cristal que hacían majestuosa y única a la joya—. Era precioso. Me quedé embobada con él y decidí quedármelo.

>> Desde entonces, siempre lo he llevado aquí, a la altura de mi corazón. Nunca llegué a pensar que esto me iba a traer problemas.

Mi rostro ensombreció de pronto.

Desde que me encontré con Akio en Villa Crepúsculo, el broche comenzó a “reaccionar”. Escuchaba voces, pidiendo, rogando “llevarle de vuelta a casa”. Una promesa, un castillo, y un... —tragué saliva— No estoy segura, pero creo que dentro de este broche hay un... sincorazón.

>> Por su aspecto, en mis sueños o pesadillas, parece ser que es así, aunque jamás ha querido arrancarme el corazón. Me... me “mima”. Sé que puede sonar raro, aunque desde que conseguí establecer contacto con Ángel Forjado por primera vez, esas pesadillas han ido desapareciendo.

Me apoyé sobre mis manos y alcé el rostro para recibir los rayos de sol en mi cara, cerrando los ojos.

Pero no es sólo eso. Mogara y yo sospechábamos que pudiese ser un objeto de invocación en principio, como éste, el cual me lo regaló la Maestra Nanashi tras hacer un informe —le dije alzando mi muñeca derecha y enseñándole una cinta blanca. Siendo aprendiz, sabría que esa cálida sensación significaba que había “algo” dentro del trozo de tela, rebosante de luz— Montblanc habló conmigo muy seriamente mientras tú y Light dormíais tras lo del Eidolon y Tandy. Aparte de esa criatura, he podido experimentar sentimientos de alguien: Evangeline. Hacia otra persona... Cédric.

>> Me advirtió que tuviera mucho cuidado, si no quería perderme a mí misma. No.. no sé qué quiso decir con eso.

Me volví a acurrucar en mis rodillas y mis ojos se cruzaron con los de Xefil. Escapé una sonrisa y suspiré.

¡Bueno, eso es todo! ¡Ya puedes tomarme por loca! —exclamé, riendo— Si ves que alguna vez el broche brilla más de la cuenta y me comporto de forma muy extraña, será mejor que huyas.

Seguí riendo de forma muy natural, a pesar de lo que acababa de decir.
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Re: [Castillo de los Sueños] Cordialmente invitado

Notapor Zee » Mié Ene 08, 2014 6:23 am

¡Bueno, eso es todo! ¡Ya puedes tomarme por loca! —concluyó la chica, terminando su historia con una risa nerviosa— Si ves que alguna vez el broche brilla más de la cuenta y me comporto de forma muy extraña, será mejor que huyas.

Como queriendo restarle importancia al asunto, Nadhia siguió riendo, como si todo lo que acababa de decir hubiese sido una elaborada broma. No supe si lo hacía para parecer fuerte o si estaba cansada de que nadie creyera su historia; no la conocía lo suficiente como para precisar sus motivos.

...pero tenía tantas ganas de conocerla, por alguna razón.

Había escuchado su historia con mucha atención, permaneciendo en silencio en gran parte de ella. Había decidido sentarme en el césped frente a ella, con las piernas cruzadas, atendiendo a todo lo que decía mientras arrancaba trocitos de hierba para mantener ocupadas mis manos. Mentiría si dijera que lo hacía porque no me parecía interesante.

Toda Nadhia me parecía interesante.

Por un momento, consideré la posibilidad de contarle mis propios problemas, con la esperanza de transmitirle un poco de mi empatía. De hacerle sentir, tal vez, que no se hallaba tan sola. Lo había hecho antes: acompañarla en sus palabras, quiero decir. Aquella vez en Ciudad de Paso, cuando decidió transmitirnos su determinación a Light y a mí.

¿Pero era lo correcto? No era afán de restarle importancia a sus problemas, ni tampoco de preocuparla por cosas que estaban fuera de su alcance. Fuera de nuestro alcance.

Apreté el puño y me mordí la lengua. No, no necesitaba saber más de mí. No por lo pronto, al menos.

No estás loca —consolé, intentando dedicarle una sonrisa—. Te creo. ¿Por qué no debería de hacerlo?

No tenía ni idea de qué decir al respecto. Nadhia acababa de contarme uno de sus más grandes problemas, una de las cosas más importantes en su vida, y francamente no tenía claro qué podía decirle para tranquilizarla o hacerla sentir segura.

Creo que... encontrarás la manera de solucionar todo esto —titubeé un poco y tuve que apartar brevemente la mirada, buscando las palabras adecuadas—. Ya sea liberar a quien esté atrapado allí dentro o... deshacerte de él.

>>Nadhia, mírate: eres una portadora de la Llave-Espada
—me puse de pie al instante y le tendí la mano, esperando que se levantara. Si lo hacía, alzaría sus brazos y le daría una vuelta, obligándola a verse a sí misma—. ¿Tú crees que así se ve una chica normal? Eres especial, y tu corazón es la prueba. Por eso puedes luchar junto a... —dudé unos instantes, intentando recordar el nombre de la Llave de Nadhia— a Ángel.

>>Si realmente hay algo más grande que nosotros, no te habría dado una misión que no pudieses llevar a cabo. Lo mismo aplica para ese —apunté a su accesorio con el índice— broche que llevas en el pecho. Te he visto pelear. He visto tu determinación. Me has dejado conocer tus razones. Eres fuerte, Nadhia.

>>Y... eres especial.


Le sonreí con sinceridad. Luego me sonrojé al darme cuenta que no había soltado sus manos todavía.
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Re: [Castillo de los Sueños] Cordialmente invitado

Notapor EspeYuna » Mié Ene 08, 2014 6:33 pm

No estás loca —dijo Xefil, dedicándome una grata sonrisa—. Te creo. ¿Por qué no debería de hacerlo?

B-Bueno, es que... no es que sea una historia muy fácil de creer, ¿no te parece? —cuestioné, sin dejar de sonreír.

Creo que... encontrarás la manera de solucionar todo esto —Xefil apartó la mirada, un tanto nervioso. En ese momento olvidé mi timidez y mis ojos no dejaron de intentar encontrarse de nuevo con los suyos—. Ya sea liberar a quien esté atrapado allí dentro o... deshacerte de él.

No sé si deshacerme de él sería la solución —musité, aunque no supe si me había escuchado.

Nadhia, mírate: eres una portadora de la Llave-Espada —me cogió de sorpresa cuando se puso en pie y me tendió la mano. Muda durante unos segundos, decidí confiar y me levanté. Alzó uno de mis brazos al aire, y obligó que mi cuerpo diera un giro sobre sí mismo, al igual que mis ojos estudiaron lentamente cada uno de mis movimientos, de mi cuerpo. Era lo que él esperaba que hiciera—. ¿Tú crees que así se ve una chica normal? Eres especial, y tu corazón es la prueba. Por eso puedes luchar junto a... a Ángel.

Xefil, creo que me tienes demasiado idealizada.

Si realmente hay algo más grande que nosotros, no te habría dado una misión que no pudieses llevar a cabo. Lo mismo aplica para ese broche que llevas en el pecho. Te he visto pelear. He visto tu determinación. Me has dejado conocer tus razones. Eres fuerte, Nadhia.

Xefil, yo...

Y... eres especial.

Aquella sonrisa despertó una gran calidez dentro de mí. Mis mejillas lograron encenderse de nuevo, aunque no por el mismo motivo que Xefil, el cual no había despegado sus manos de las mías tras decirme aquello. No, era porque eso me había hecho feliz.

Aparté una mano, pero no con brusquedad, y busqué la mano que sujetaba la otra, y la acaricié. Le mostré la más amplia de mis sonrisas a Xefil.

Gracias.

Aquel pequeño momento se desvaneció en cuanto una figura familiar se posó sobre la cabeza de Xefil, causándole quizás, sorpresa y, para qué engañarme, irritación.

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Tandy's Ballad


¡Vaya, vaya, kupó! ¡No has tardado nada en querer aprovecharte tras que yo me fuera, tan, tan, taaaaaaaaaaaan!

¡Tandy!

¡Porque eres TODO un casanova, tan, tan! ¡Jijijijij!

Tandy se estaba jugando el pellejo, y yo no iba a ser quien impidiera que Xefil quisiera hacer un caldo con él.

¡Nadhia, kupó!

Aquella no era la voz de Tandy. Giré y me encontré con Mogara, la dulce moguri con la que pasaba muchas tardes en la Biblioteca de Tierra de Partida, o en el comedor, o en mi habitación. Sinceramente, éramos inseparables.

Hola Mogara, siento si has tenido que soportar a Tandy durante un buen rato en la cocina.

¡Oye, tan, tan! —exclamó Tandy, quien peleaba con Xefil cogiéndole de los mechones que bajaban por sus mejillas.

No, tranquila, es divertida su compañía, kupó —dijo, haciéndome dudar si estaba siendo sincera. La pequeña traía algo entre sus manitas—. Toma, esto es para ti, kupó.

Observé lo que me fue a entregar. Una carta.

¿Eh?

La abrí enseguida, pensando que fuese de mi familia, del viejo Sendh, o puede que de algún compañero. Sin embargo, al no reconocer la letra del que había escrito, leí con curiosidad... y espanto.

Porque tan sólo el inicio logró ponerme los pelos de punta.

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Querida Evangeline:

Le pido disculpas por usar ese nombre para referirme a usted, pues desconozco el suyo. Sólo sé que ambos conocemos ese ente y que nuestros destinos se han visto enlazados gracias a ella.

Está usted cordialmente invitada al baile que se celebrará en honor a los preparativos del cumpleaños de Su Majestad, el Príncipe.

Sabiendo, querida dama, que no pertenece a este mundo, dejo a su disposición una carta con las coordenadas de nuestro castillo.

Desconozco cómo ha llegado ese objeto en su poder, ni el por qué está asociada a la portadora de Madre Estrellada. Pero sería un honor que ambos pudiéramos reunirnos y compartir información. No soy un enemigo, y si se encuentra insegura de venir sola, dispone de otra invitación para un acompañante.

Estoy deseoso de conocerla. Por favor, acepte esta invitación como tal y no como una obligación.

No será necesario mi aspecto para reconocerme, estoy seguro de que nos encontraremos enseguida.

Un placer,

Saron.


¿E...vangeline? —musité, asustada.

Xefil podría recoger el papel sin que yo se lo impidiera, tras escuchar el nombre que salió de mis labios. El shock había sido demasiado fuerte. ¿Quién era ese Saron? ¿Qué quería de mí? ¿Intercambiar información? ¿Madre Estrellada? ¿¡Portadora!?
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Re: [Castillo de los Sueños] Cordialmente invitado

Notapor Zee » Jue Ene 09, 2014 11:12 am

Cuando me di cuenta que Nadhia tampoco apartaba sus manos, sentí como si mi corazón estuviese a punto de saltar fuera de mi pecho. Y cuando sentí sus dedos acariciando los míos, creí que mi estómago iba a explotar de la emoción.

Gracias.

Y su sonrisa... Su sonrisa me parecía la más hermosa y radiante que había visto jamás. Cuando Nadhia sonreía, me contagiaba con tal alegría que...

¿Qué estaba pensando? No podía pensar que realmente Nadhia comenzaba a... tener un efecto sobre mí, por llamarlo de alguna manera. No era así, ¿cierto? La conocía de tan poco tiempo... ¿Cómo era que tenía tal urgencia de hablar con ella, de conocerla, de hacerla sentir mejor...?

Distracciones. Todas distracciones para un Aprendiz.


Y hablando de distracciones, era simplemente imposible que pudiese pasar tiempo a solas con Nadhia sin que algo llegase a interrumpirnos. Y, cómo no, lo que llegó a hacerlo era mi estorbo preferido:

¡Vaya, vaya, kupó! ¡No has tardado nada en querer aprovecharte tras que yo me fuera, tan, tan, taaaaaaaaaaaan!

Tandy cayó con fuerza sobre mi cabeza e inmediatamente se sujetó de mi cabello como un niño pequeño.

¡Tandy!

¡Porque eres TODO un casanova, tan, tan! ¡Jijijijij!

¡No lo soooaaghh! ¡Suelta, suelta!

Lo que vino después fue una desesperante guerra contra Tandy. El moguri siempre se las arreglaba para escapar de mis agarres para volver a sujetar con sus peludas manos mi cabellera. Por más que me sacudía o intentaba atraparlo, se escabullía y me estiraba de otro lado. Mientras me concentraba en deshacerme del molesto moguri, apenas pude enterarme de lo que ocurría a nuestro alrededor: comprendí que un moguri más había llegado junto con Tandy, pero su intención era más bien ver a Nadhia.

Toma, esto es para ti, kupó.

¡Gah! —exclamé, finalmente hartándome y, sin importarme la seguridad del moguri, arrojándolo por sobre mi cabeza. Y, ante el silencio que se había alzado entre nosotros luego de que Nadhia comenzara a leer una carta que el otro moguri le había entregado, mi respiración entrecortada hizo que todo el asunto fuese más incómodo.

Pero a Nadhia no pareció importarle. En realidad, seguía leyendo la carta. Su expresión, sin embargo, no aparentaba interés.

La chica permanecía intranquila conforme sus ojos bailaban sobre la hoja de papel.

¿Nadhia...? ¿E-está todo bien...? —balbuceé. ¿Y si eran malas noticias? No quería entrometerme en los asuntos personales de la joven, pero verla así...

¿E...vangeline?

Aquel nombre escapó de los labios de Nadhia, como si su intención no hubiese sido decírmelo, sino simplemente pensarlo. Pero aquella Evangeline era la mujer de su historia, ¿no? Aquella que vivía en el interior de su broche; o, al menos, sus sentimientos por Cédric lo hacían. ¿Quería decir que...?

¿Puedo ver...? —pedí, a medias, para después tomar la carta de entre las manos de Nadhia— Evangeline... invitada al baile... dejo a su disposición... coordenadas... asociada a la portadora de Madre Estrellada... si se encuentra insegura de venir sola... invitación para un acompañante... Un placer, Saron.

Observé primero la carta, y luego a Nadhia; a ambas con incomprensión. Luego miré a la pequeña moguri que había entregado la correspondencia, y luego a ésta de nuevo.

No entiendo la mitad de lo que dice, pero estás demente si piensas ir. Porque... piensas ir, ¿verdad? —independientemente de la respuesta de la chica, sabía que en el fondo debía causarle al menos un mínimo de curiosidad—. Bueno, pues no irás. No te dejaré; y seguro que Tandy y, eh... ella —señalé a la otra moguri— tampoco.

Miré con detenimiento las coordenadas que venían en la carta. Hice una mueca y... comencé a arrepentirme.

Si a mí se me ofreciera la oportunidad de conocer sobre el pasado o motivos de Némesis, la bruja que acompañaba mi corazón, la tomaría sin dudarla. Si, por unos instantes, pudiera tener un mínimo de conocimiento sobre lo que era el problema más significativo de mi vida...

No estaba en mi derecho de quitarle eso a Nadhia. Aquel broche podía convertirse en una pesadilla, si es que no lo había hecho ya. Ese tal Saron le ofrecía explicaciones y, quién sabía, tal vez incluso una solución.

¿Por qué habría de detenerla...?

Dejé salir un suspiro y, retractándome internamente de mis palabras, añadí:

O al menos no vas a hacerlo sola —señalé, levantando la invitación para el acompañante.
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Re: [Castillo de los Sueños] Cordialmente invitado

Notapor EspeYuna » Jue Ene 09, 2014 3:35 pm

¿Nadhia, kupó? ¿Es que acaso dice algo malo? —preguntó Mogara, muy preocupada.

Antes de que la pequeñaja fuera a por el papel que tenía entre mis manos, Xefil se adelantó y resaltó entre líneas lo importante.

No entiendo la mitad de lo que dice, pero estás demente si piensas ir. Porque... piensas ir, ¿verdad?

Me recompuse con las palabras de Xefil. Cierto, la carta me había pillado desprevenida, el pánico se había apoderado de mí.

¿El pánico? No. Era más bien, emoción. Emoción por saber la verdad detrás del broche. Por otro lado, la curiosidad era propia de mí. No me quedaría de brazos cruzados si ese tal Saron me ofrecía respuestas sobre Evangeline.

Asentí a Xefil.

Ya sabes que puedo ser muy testaruda —le dije, esbozando una sonrisa.

Tandy revoloteó alrededor de Xefil y, posándose en su hombro por primera vez sin ningún tipo de travesura entre manos, puso la misma cara seria del joven.

Bueno, pues no irás. No te dejaré; y seguro que Tandy y, eh... ella tampoco.

¡Por fin el caballero Xefilón y yo estamos de acuerdo en algo, tan, tan, tan! —señaló Tandy, acercándose a mí.

Nadhia, ¿y si es una trampa, kupó? —preguntó Mogara, quien se estaba arrepintiendo de haberme hecho llegar la carta— ¿No me dijiste una vez que te estaban buscando, kupó?

Chicos, yo... tengo que ir. Tengo que descubrir qué hay detrás de todo este embrollo. Y sólo podré hacerlo exponiendome a peligros. No es como si no lo tuviese claro desde que me encontré con Xinjat.

Fue entonces cuando Xefil soltó un suspiro lleno de resignación.

O al menos no vas a hacerlo sola.

¿Eh?

Vi como Xefil ondeó con su mano una de las invitaciones.

¡Xefil, no! —exclamé y fui a quitarle la invitación, pero éste se hizo con la suya para evadir mi intento de recuperar el papel y danzó por el césped con elegancia— ¡Xefil, por favor! Ya te expuse a peligros por culpa del broche, no quiero que vuelvas a verte inmiscuido.

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¡Xefil, acompaña a Nadhia, kupó!

Me giré hacia Mogara y le lancé una mirada junto a un inocente puchero enrabietado. Sabía que sería la primera en apoyar la idea de Xefil, pues ya lo hizo en otros tiempos con Ragun cuando era considerado... mi protector, por así decirlo. Casi siempre íbamos juntos a todas partes. No me extrañaba que la pequeña moguri viese en Xefil otra persona de confianza que pudiese vigilar por donde pisaba.

¡Está decidido, caballero Xefilón, kupó! —Tandy posó su cuerpo sobre mi cabeza, haciendo todo lo posible para que yo no me pudiera quejar ni intervenir en la conversación de los tres— ¡Como fiel guardián de Nadhia que soy, y velando por su seguridad, te ordeno que nos acompañes al baile a visitar a ese tal Saron, tan, tan!

¡T-Tandy!

¡Oh! ¿Es un baile, kupó? —de pronto, la pequeña cabecita de Mogara se puso roja.

Oh, oh.

¡No, Mogara! —le interrumpí antes de que dijera una palabra más— ¡No, no, no! ¡Te lo dije, me niego en rotundo!

¡Nadhia, estarías muy guapa con un traje, kupó! ¡Me dijiste una vez que te encantaban esos vestidos que te enseñé, kupó! ¡Y siempre te han fascinado los cuentos de hadas!

La moguri se acercó entonces a Xefil, revoloteando a su alrededor y... ¿tomando medidas?

¡Seguro que tengo algo ideal para ambos, kupó! ¡Esperadme aquí, no tardaré!

¡He dicho que no va a ir! —exclamé, con mis mejillas ardiendo— ¿Mogara? ¿A dónde vas? ¡Espera!

Mogara hizo oídos sordos y balanceando su pompón flotó hasta el castillo, dejándonos a ambos de nuevo solos, a excepción de que Tandy aún se encontraba allí.

Nadhia, a veces eres muy poco femenina, tan, tan.

¡Tandy!

El rubor de mi rostro se había trasladado a mis orejas, haciendo que Tandy soltara una pequeña carcajada. Vencida por fin, me dejé caer de nuevo en el césped.

Supongo que... no me queda otra, ¿no?
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Re: [Castillo de los Sueños] Cordialmente invitado

Notapor Zee » Dom Ene 12, 2014 11:11 am

¡Xefil, no! —reclamó Nadhia, estirando el brazo para arrebatarme la invitación. Balanceándome sobre una pierna, me hice a un lado al último momento y alejé la hoja de su alcance. Además, la diferencia de altura me ayudó a que el papel le resultara inalcanzable. Cuando lo volvió a intentar, me aparté una vez más sin esfuerzo— ¡Xefil, por favor! Ya te expuse a peligros por culpa del broche, no quiero que vuelvas a verte inmiscuido.

Bueno, Nadhia, pero esta decisión es mía y...

¡Xefil, acompaña a Nadhia, kupó!

La pequeña moguri que le había entregado la carta a Nadhia me apoyó con aquella precisa petición. Aquello me sacó una sonrisa. Orgulloso por haber sido confiado con aquella tan importante misión, asentí con la cabeza, aceptando el compromiso de proteger a Nadhia.

¡Está decidido, caballero Xefilón, kupó! —intervino luego Tandy, lo cual era difícilmente sorprendente. Si dejaba las bromas de lado, era evidente lo mucho que Nadhia había empezado a importarle— ¡Como fiel guardián de Nadhia que soy, y velando por su seguridad, te ordeno que nos acompañes al baile a visitar a ese tal Saron, tan, tan!

Juguetón, hice una reverencia, mientras Nadhia se quejaba con su moguri.

¡Oh! ¿Es un baile, kupó?

Sí. ¿No lo mencionamos? Sólo espero--

¡No, Mogara! —abrí los ojos por la sorpresa tras aquella exclamación por parte de Nadhia— ¡No, no, no! ¡Te lo dije, me niego en rotundo! —¿por qué la afectaba tanto? Era un baile, solamente. Como si nunca hubiese ido a uno...

Oh. La chica de Villa Crepúsculo. Claro...

¡Nadhia, estarías muy guapa con un traje, kupó! —se aventuró a afirmar la pequeña moguri, dejando que la emoción del momento se apoderase de ella— ¡Me dijiste una vez que te encantaban esos vestidos que te enseñé, kupó! ¡Y siempre te han fascinado los cuentos de hadas!

¿De verdad, Nadhia...? —quise confirmar, con una sonrisa burlona. En aquel momento, sin embargo, me puse tieso cuando sentí a la señorita de los paquetes dar vueltas a mi alrededor, mientras... ¿estaba midiéndome? ¿De verdad estaba midiéndome? No me quejaba si alguien estaba dispuesto a hacerme un traje, siempre era agradable... ¿Pero iba a hacerlo en serio?

¡Seguro que tengo algo ideal para ambos, kupó! ¡Esperadme aquí, no tardaré!

Aparentemente, iba a hacerlo en serio.

¡He dicho que no va a ir! ¿Mogara? ¿A dónde vas? ¡Espera!

Pero la pequeña de las entregas ignoró a Nadhia y se alejó hasta el castillo, dejándonos de nuevo con Tandy, quien inmediatamente se vio obligado a expresar su opinión, para desdicha de Nadhia. La chica parecía estar bastante incómoda con la situación que se había alzado tan súbitamente frente a nosotros. Y, sinceramente, no podía culparla.

Supongo que... no me queda otra, ¿no?

No, no realmente. No si quieres saber qué tanto sabe ese tal Saron —expresé casualmente, sin darle mucha importancia al asunto en realidad—. Parece que a Mogara se le ha olvidado por un momento que no se trata de juegos y diversión nada más...

Advertí cómo Nadhia había ganado un poco de color en el rostro.

Oh, bueno, sí podíamos divertirnos un poco. O por lo menos yo a costa suya...

Así que te gustan los cuentos de hadas, ¿no? —cuestioné, levemente burlón. Tuve que aguantar un par de carcajadas—. Divertido, sabiendo que yo “vengo de uno” —ilustré las comillas con mis dedos—. ¿Significa eso que yo te gusto...?

Aparté la mirada y sonreí a medias. Y me sonrojé un poco, claro. Sólo un poquito.

E-esa fue una broma, p-por supuesto. Más te vale cerrar la boca, Tandy.

>>De cualquier manera, te aseguro que vas a divertirte. ¿Nunca has ido a un baile? Era cosa de todos los días en Reino Encantado. O bueno, no todos los días pero... Sabes a lo que me refiero.

Suspiré nostálgico, al no poder evitar recordar mi viejo mundo. Agaché la cabeza, algo melancólico. Pensar en mi reino no me agradaba: no importaba qué tan buenos fueran los recuerdos, al final siempre llegaba la imagen de todos dormidos, allí donde habían caído.

Era horrible pensar que yo había sido el único.

Mi padre solía llevarme a rastras, para hacerme fama entre los nobles. O solía hacerlo, por lo menos, hasta que empecé a tomarle el gusto. Primero era por toda la comida... Soy un chico, no puedo negar mi estómago —reí al decir aquello—. Después era por las chicas, las hijas de duques y lords... aunque en el fondo no estaba tan interesado, ahora que lo pienso. Creo que fingía estarlo sólo porque todos lo estaban, para ser sincero.

No pude evitar que mi voz comenzara a sonar, poco a poco, más suave y triste. Las palabras dolían al salir, pero aun así... Me sentía aliviado por decírselo a alguien.

Pero luego... conocer gente, conversar, reír. Aunque fuese por unas cuantas horas, una ilusión... Aunque fuese mera hipocresía, allí sentía... que alguien me aceptaba.
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Re: [Castillo de los Sueños] Cordialmente invitado

Notapor EspeYuna » Lun Ene 13, 2014 10:59 pm

No, no realmente. No si quieres saber qué tanto sabe ese tal Saron —por un momento olvidé toda la vergüenza que había pasado con él y le mostré una mirada llena de irritación, resignada a encontrarme “bajo su merced”, por así decirlo—. Parece que a Mogara se le ha olvidado por un momento que no se trata de juegos y diversión nada más...

Un poco, sí —le di la razón, observando en la lejanía como la pequeña Mogara entraba en el castillo empujando con sus manitas el gran portón del castillo. Sonreí—. Pero si le hace ilusión, tampoco me puedo negar... no es que me haga mucha ilusión a mí, de hech...

Así que te gustan los cuentos de hadas, ¿no? —ante el tono de su voz reaccioné de nuevo con el calor en mis mejillas, muy avergonzada. ¿Se estaba riendo?—. Divertido, sabiendo que yo “vengo de uno” —me giré hacia él cuando dijo aquello. La curiosidad volvía a asomar por mi cabecita. De hecho, no conocía mucho de Xefil, ni siquiera su procedencia—. ¿Significa eso que yo te gusto...?

¿Q-Qué...? ¿Xefil...?

E-esa fue una broma, p-por supuesto. Más te vale cerrar la boca, Tandy.

¡Jé! —expresó en voz alta mi guardián. Extraño en él que mostrara su lado afable con Xefil, y más cuando minutos antes estaba incordiándole. ¿Acaso había dicho algo que le hiciera cambiar de parecer? ¿Era porque me iba a acompañar? A modo de respuesta, el moguri sacó su armónica y comenzó a emitir una hermosa y animada melodía, acorde a la suave brisa que soplaba aquel día.

De cualquier manera, te aseguro que vas a divertirte. ¿Nunca has ido a un baile? —negué con la cabeza— Era cosa de todos los días en Reino Encantado. O bueno, no todos los días pero... Sabes a lo que me refiero.

¿Reino Encantado? ¿Tu mundo? —cuestioné con unos ojos curiosos y brillantes— ¿De verdad existe un mundo como los de los cuentos de hadas?

Fue entonces cuando me fijé en el aspecto de Xefil, en su vestimenta... y le di la razón cuando me dijo de modo burlón que él provenía de un cuento. Exacto, su aspecto era acorde al de un noble. De esos valientes guerreros que luchaban contra dragones y rescataban princesas de lo más alto de una torre, custodiada por miles de peligros.

De pronto dejé de sentirme tan intimidada, pues Xefil había olvidado por un momento que había hecho uso de mi incomodidad para divertirse de forma sana. Es más, la melancolía y la tristeza se asomaron a medida que seguía hablando sobre su vida anterior a la de aprendiz.

Reí cuando me comentó acerca de sus pataletas de pequeño, cuando no quería ir a los banquetes, o cuando, de hecho, decidió ir debido a los grandes manjares que se servían en la corte. Y llegó un momento en el que... me vi reflejada.

¿Que alguien te aceptaba? —repetí su última frase, recordando mis últimos años en Villa Crepúsculo— Es curioso porque... te entiendo.

Me levanté del sitio y le hice una seña a Tandy con la mano que llevaba tatuada nuestro pacto. El moguri, sin tener derecho a discutir, escuchó mi orden y fue a por Mogara y aquello que fuera a traernos. No me imaginaba a la pobre pequeña trayendo trajes de ese peso.

Tragué saliva.

En Villa Crepúsculo siempre buscaba la aprobación de mi madre —le expliqué a Xefil, mientras caminábamos en dirección al castillo—. Pero daba igual las veces que lo intentara, ella siempre encontraba algún defecto. Si me peinaba hacia un lado, ella cogía el cepillo y lo corregía a su gusto. Decía algo impropio de “una señorita” y me castigaba. Comía muchos dulces... y me amenazaba con que sería fea y gorda.

>> B-Bueno, tampoco la quiero poner de ogro. Sé que todo lo hacía por mi bien, por mi futuro. Esperaba encontrar siempre a mi... pretendiente. Puede que en tu mundo una chica de mi edad deba decidir si contraer matrimonio o no, puede que para el bien de su reino, pero en el mío... lo consideraba como perder parte de mi libertad solo por tener citas con chicos que ni siquiera prestaban atención a mis sentimientos.

>>> Era extraño. Y jamás me llegó a gustar esa situación. Es más, a nadie parecía interesarle los cuentos de hadas, sólo a los niños pequeños. Por un lado, estaban los chicos que sólo querían mostrar músculos, más que cerebro, en los campeonatos de la Villa. Y por otro, estaban las chicas vitoreándoles para que les prestasen atención, y cuando no lo hacían, se iban a la calle del mercado a ver la ropa que más les favorecía. Ese era el pensamiento de mi sociedad, pero yo quería seguir soñando a expensas de un libro y perderme en su mundo. Vivir aventuras.

>>>> Ahora que lo pienso, puede que... en realidad les tuviese envidia. No sé si es que me da miedo ponerme un traje porque me resultaría ridículo debido a mi forma de ser... o que tenga miedo a que con mi cara el vestido pierda su brillo...

Dándome cuenta de mis últimas palabras, alcé mis ojos a los de Xefil y en cuanto se encontraron los esquivé en señal de incomodidad.

¡Perdona! A veces pienso muchas tonterías en voz alta, no me hagas caso.

¿Por qué demonios había dicho eso?

¡Ya estamos aquí, tan, tan!

Antes de que ambos entráramos por el portón del castillo, Mogara y Tandy salieron del mismo, la primera con un rostro que, a pesar de no mostrar muchas emociones, decantaba con su pompón entusiasmo.

¡Tengo dos trajes preciosos, a juego, kupó! —Mogara posó sobre mis manos un extraño artefacto. Me recordó al instante a los aros flexibles con los que activábamos nuestras armaduras. Le entregó otro a Xefil— Sí, el mecanismo es parecido al de las armaduras que os otorgaron vuestros maestros. ¡Probad!

¡Ah, no! ¡Me lo pondré para el baile, no ahora!

¡Pero Nadhia, kupóoooo!

¡Tandy, Xefil, vámonos!

En un intento de escabullirme, logré invocar con rapidez a Ángel Forjado y la lancé lejos. Corrí con energía hacia su transformación de Glider, sin siquiera usar su vela, tan sólo la tabla de windsurf. Había ganado equilibrio, y pensaba utilizarlo para no tener que escuchar más las súplicas de Mogara.

En cierto modo, me daba lástima, pero ya iba a pasar bastante vergüenza en aquel baile, como para experimentarlo en Tierra de Partida. ¿Y si me veía alguien más, como Akio o los demás aprendices?

Desaparecí entre las nubes, escuchando como en la lejanía otra Llave-Espada era invocada.

* * *


¡Testaruda, tan, tan! —exclamó Tandy, a carcajadas— ¡No me puedo creer que sea tan vergonzosa, kupó! ¡Es muy divertido, tan, tan, taaaan! ¡Jjajjjajajajujjujujj!

Haciendo caso a las órdenes de su ama, Tandy salió volando en busca de Nadhia y de su medio de transporte para viajar al intersticio de los mundos.

Jo, yo quería verla con el traje, kupó... —Mogara puso sus manitas sobre Xefil, resignada— Cuida de ella. Es demasiado buena, kupó. Desde lo de Ragun es más estricta consigo misma y apenas quiere recibir ayuda de los demás, kupó.
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Re: [Castillo de los Sueños] Cordialmente invitado

Notapor Zee » Mar Ene 14, 2014 9:59 pm

¿Reino Encantado? ¿Tu mundo? —inquirió Nadhia, reclinándose levemente hacia adelante, algo emocionada— ¿De verdad existe un mundo como los de los cuentos de hadas? —su entusiasmo me sacó una pequeña risita.

Algo así, sí... —contesté, sin poder evitar contagiarme de su actitud. Aunque luego me llenó la nostalgia, como siempre lo hacía. El hecho de pensar que todo lo que recordaba, tanto hermoso como lo que no, se hallaba atrapado bajo un velo mágico, dentro de una prisión de la que sólo yo había podido escapar, soñando eternamente y sin que nadie pudiese interrumpirlo. Y lo más triste de eso en aquel momento fue darme cuenta que, sin importar cuánto lo quisiera ella o cuánto lo deseara yo, jamás podría mostrarle la belleza de mi mundo a Nadhia.

¿Que alguien te aceptaba? —susurró la chica, como haciendo eco a mis palabras— Es curioso porque... te entiendo.

Levanté la cabeza, curioso ante lo que Nadhia acababa de decir, mientras ella se ponía de pie y le hacía una seña a Tandy, la cual no comprendí. El travieso moguri, sin decir nada al respecto, se alejó al instante. Sin saber muy bien qué hacer, decidí yo también levantarme del césped. Contemplé cómo el acompañante de Nadhia se alejaba y, al advertir que nos hallábamos solos, inevitablemente comencé a ponerme algo nervioso.

En Villa Crepúsculo siempre buscaba la aprobación de mi madre —comenzó a decir, emprendiendo camino a través de los jardines. Por unos instantes, me pregunté si sería apropiado detenerla. Difícilmente podía considerarme una persona de confianza para Nadhia, pese a que ya me había contado uno de sus secretos. Consideraba que no era correcto de mi parte permitirle que se expusiera de tal manera ante mí...

Y sin embargo, finalmente no hice nada al respecto:

Pero daba igual las veces que lo intentara, ella siempre encontraba algún defecto. Si me peinaba hacia un lado, ella cogía el cepillo y lo corregía a su gusto. Decía algo impropio de “una señorita” y me castigaba. Comía muchos dulces... y me amenazaba con que sería fea y gorda.

Así son las madres... principalmente —me permití añadir, buscando en vano una manera de ocultar mi sonrisa—. Y con el tiempo, comienzas a extrañar todas esas locuras y manías que las volvían... especiales (díficilmente es la palabra correcta). Ya verás.

B-Bueno, tampoco la quiero poner de ogro. Sé que todo lo hacía por mi bien, por mi futuro. Esperaba encontrar siempre a mi... pretendiente. Puede que en tu mundo una chica de mi edad deba decidir si contraer matrimonio o no, puede que para el bien de su reino, pero en el mío... lo consideraba como perder parte de mi libertad solo por tener citas con chicos que ni siquiera prestaban atención a mis sentimientos.

Giré mi cabeza hacia Nadhia y mostré una ligera mueca de fastidio.

¿Oh, tú crees que la gente en mi mundo no se siente así? —cuestioné, buscando algo de respeto por las jóvenes de Reino Encantado. Los jóvenes—. Nos asusta cumplir la edad necesaria y ser... “presentados” ante la sociedad. Nos objetiza y nos convierte en expectativas de otros. Ahora, yo soy varón... imagina una chica, que debe mantener siempre en la cabeza ese aterrador pensamiento de que, probablemente, será prometida a un hombre desconocido que le dobla la edad.

>>Pero así es. Así solía ser. Mi mundo era un eco del pasado de otros. Atrasado, ignorante, aterrado...

>>Así que la tuviste fácil...


Era extraño —continuó Nadhia, sin dejar atrás el tema. Ambos continuábamos hablando de lo aterrador que era intentar cumplir expectativas, convirtiéndonos en algo que no éramos. Ya no había manera de detener las confesiones de la chica, que seguía y seguía vaciando sus miedos pasados—. Y jamás me llegó a gustar esa situación. Es más, a nadie parecía interesarle los cuentos de hadas, sólo a los niños pequeños. Por un lado, estaban los chicos que sólo querían mostrar músculos, más que cerebro, en los campeonatos de la Villa. Y por otro, estaban las chicas vitoreándoles para que les prestasen atención, y cuando no lo hacían, se iban a la calle del mercado a ver la ropa que más les favorecía. Ese era el pensamiento de mi sociedad, pero yo quería seguir soñando a expensas de un libro y perderme en su mundo. Vivir aventuras.

>>Ahora que lo pienso, puede que... en realidad les tuviese envidia. No sé si es que me da miedo ponerme un traje porque me resultaría ridículo debido a mi forma de ser... o que tenga miedo a que con mi cara el vestido pierda su brillo...


¿Perdón? ¿En serio Nadhia acababa de llamarse “fea”? Agh, mujeres. Nada las convencía. Jamás. Muy distinta podría creerse, aquella niña testaruda, pero en el fondo era tan típica como el resto. Solté un bufido de fastidio y, al parecer, la joven lo tomó de la manera incorrecta, pues inmediatamente se disculpó:

¡Perdona! A veces pienso muchas tonterías en voz alta, no me hagas caso.

Un montón. No tienes una idea —expresé, con sinceridad—. Pero eso no significa que me moleste —añadí luego de meterle un pequeño susto, dibujando una sonrisa—. Aunque sí es bastante complicado seguirte el ritmo...

¡Ya estamos aquí, tan, tan!

Antes de que pudiésemos cruzar siquiera la puerta principal del castillo, los dos Moguris nos interceptaron a medio camino. Todo había sido bastante rápido, sin duda, por lo que quedaba bastante claro que a Mogara no le había faltado el entusiasmo. Tandy había entrado a ayudarla apenas hacía unos minutos y ahora estaba de regreso. Es decir, Nadhia hablaba bastante, era cierto, pero no era posible que me hubiese distraído tanto tiempo. ¿Estaba atrapado en un agujero de gusano? ¿Era aquella chica más de lo que demostraba ser? ¿Un temible ser que, con sus constantes historias, era capaz de moldear el tiempo a su gusto?

Lo siento, ¿es esto el futuro? —pregunté, sólo para ser eclipsado por la emoción de Mogara, que inmediatamente nos entregó a Nadhia y a mí un par de... ¿Armaduras?

¡Tengo dos trajes preciosos, a juego, kupó! —explicó luego de ver la expresión de incomprensión en mi rostro— Sí, el mecanismo es parecido al de las armaduras que os otorgaron vuestros maestros. ¡Probad!

Sin ninguna queja al respecto, me coloqué el artefacto en mi otra muñeca. Alcé mi mano, dispuesto a presionarlo para ver las maravillas que aquella moguri había creado... pero Nadhia me interrumpió al instante.

¡Ah, no! ¡Me lo pondré para el baile, no ahora! —se negó, roja de vergüenza.

¡Pero Nadhia, kupóoooo!

¡Tandy, Xefil, vámonos!

Antes de que pudiese darme cuenta, Nadhia invocó con una velocidad increíble su Glider y alzó vuelo. Ni siquiera una horda hambrienta de Sincorazón, en mi opinión, hubiese logrado tan desesperada reacción en ella. En tan sólo unos instantes, ya había desaparecido entre las nubes.

En un abrir y cerrar de ojos —murmuré, para luego girarme hacia Tandy—. Y me transporta al futuro, también. ¿Estás seguro que lo suyo no es el Tiempo? Haríamos un buen equipo, Espacio y Tiempo...

Me di cuenta de las tonterías que había comenzado a decir y aparté la mirada. No quería que Tandy empezara a inventar cosas de nuevo, diciendo que yo había usado las afinidades como excusa y que planeaba semejantes cosas por el bien del universo. Para mi fortuna, el moguri seguía concentrado en reírse de Nadhia por su actitud, así que saldría impune de nuevo. Vería la luz del sol un día más.

Jo, yo quería verla con el traje, kupó... —se lamentó Mogara, lo que me sacó una carcajada— Cuida de ella. Es demasiado buena, kupó.

Por supuesto. Ya me encargaré de que no se meta en problemas.

Desde lo de Ragun es más estricta consigo misma y apenas quiere recibir ayuda de los demás, kupó.

Tragué saliva. Algo en aquella frase me pegó duro, en algún sitio de mi pecho. No pude comprender el qué. Pero me sentí incómodo, por lo que, algo dubitativo, no pude hacer más sino asentir tembloroso con mi cabeza. Y sin decir nada más al respecto, invoqué mi propio Glider y me dispuse a seguir a Nadhia.

Al baile, sí.
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Re: [Castillo de los Sueños] Cordialmente invitado

Notapor EspeYuna » Mar Ene 14, 2014 10:11 pm

Te lo repito, Tandy, no pienso salir ahí fuera con esto.

Mi guardián revoloteó a mi alrededor y comenzó a recriminar mi comportamiento. Estaba claro que se había divertido mucho con la situación en un primer momento, pero la negación rotunda a exhibir mi aspecto en un baile de salón le estaba sacando de sus casillas.

¿¡Pero de qué te avergüenzas, kupó!? ¡Si estás muy bonita, tan, tan!

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Miré por la ventana de nuestros aposentos, aquellos que habían dispuesto para los invitados de Lord Saron. Divisando un esplendoroso bosque en la lejanía, recordé las palabras de la Jorougumo, la noche en la que decidió darme una lección sobre el concepto de amarse a uno mismo. Suspiré y me senté en una tupida butaca, con cuidado y miedo a estropear el traje que Mogara había preparado con tanto esfuerzo para mí.

Es sólo que me siento incómoda, Tandy —me levanté, dirigiéndome al tocador. Hice un intento de recogerme el cabello, pero era pésima para esas cosas y no tardé en darme por vencida. Rendida, dejé caer de nuevo el pelo en cascada a mi lado izquierdo—. No me gusta ser el centro de atención.

Una leve risita asomó por los bigotes de mi compañero.

¿Q-Qué?

¿Acaso crees que todos los condes estarán pendientes de ti, kupó? ¡Serás egocéntrica, tan, tan!

¡N-No es eso! ¡Sólo me preocupa lo que piense una persona…!

Mirándome de nuevo al espejo percaté que al decir aquello un leve sonrojo asomaba por mis mejillas. Estaba claro que mi tono de piel agradecía un poco de viveza y color, pero su procedencia me irritaba.

¿Es por Xefil, tan?

Por primera vez en toda la noche Tandy se tomó la conversación en serio, sin un tono burlón que acompañara a la pregunta.

No quiero aprovecharme de su amabilidad, Tandy —confesé, dándome la vuelta y apoyándome en el tocador—. Bastante fue lo que tuvo que pasar esa noche. Pero una vez que hemos llegado aquí, no sé… creo que esto puede ser una recompensa para él.

>> ¿Viste su cara cuando llegamos a las escaleras de este palacio, lo ilusionado y emocionado que estaba? Cambió completamente su actitud. Vale que él es caballeroso, pero de pronto se convirtió en… algo así como un conde. Su vocabulario, su forma de caminar y tomarme de la mano al entregar las invitaciones, todo. Es como si se sintiera cómodo consigo mismo por primera vez en mucho tiempo.

Supongo, kupó —Tandy se cruzó de brazos en el aire, pensativo—. Entonces, ¿sabes lo que tienes que hacer? Salir ahí y no huir de la misma forma que has hecho con Mogara, tan. Le debes una disculpa para cuando volvamos, tan, tan.

Sonreí ante la reprimenda de mi guardián y le acaricié detrás de la oreja.

Compréndeme. Creo que lo que me irrita de todo esto es que él se adapta a este mundo perfectamente, y yo no —Tandy enmarcó una pícara sonrisa.

¿No deberías estar más preocupada más por ese tal Lord Saron que por la impresión que le vas a dar a Xefil?

¡Tandy, te he dicho que no es...!

De pronto alguien dio tres toques a la puerta de la habitación. El corazón se me subió a la garganta y noté el calor avivar mi rostro. ¿Por qué me estaba comportando de una forma tan estúpida como aquella?

¿X-Xefil?
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