[Islas del Destino] La balsa

[Light]

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Cronología: en algún momento de Mayo de 2013. Por parte de Light va antes de la trama La Mina Abandonada y después de Especulaciones. Para Ragun este encuentro es posterior al encuentro Todo ha cambiado.

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Aquel era uno de los días más calurosos en las Islas del Destino: un paraíso tropical, perfecto para relajarse y disfrutar de unas merecidas vacaciones.

Light había escuchado el mundo de la boca de muchos y había decidido darle una oportunidad. Después de sus aventuras en Bastión Hueco, había decidido tomarse un merecido descanso en aquel isleño lugar: un lugar que rebosara de luz y tranquilidad. Por supuesto, les había pedido permiso a los Maestros para alejarse durante unos días de la rutina.

—¡Esto es vida! —indicaba mientras se estiraba. En aquel momento se encontraba tumbado sobre una hamaca y bajo una sombrilla, ambas alquiladas por un módico precio. Iba vestido con una camiseta color naranja y llevaba puesto un bañador, prenda que no podía faltar si tenía pensado meterse en el agua. Como también tenía pensado tomar el sol, se había traído consigo las gafas de sol que había comprado exclusivamente para ese día; y por supuesto, crema solar.

Desde su posición, podía ver como se extendía el calmado mar, el cual les separaba de otra isla. Según había oído de un anciano, aquella isla era peligrosa y alguna que otra vez habían aparecido Sincorazón en ella, por lo que los niños tenían prohibido ir a ésta. Muchos de ellos estaban bastante decepcionados, pues aquel pequeño paraíso había sido su lugar de juegos durante muchos años.

—¡Licu! ¡Solo! ¡Hoy es el día, tenemos que construir nuestra balsa!

Tres niños se encontraban sentados en la arena y bajo una palmera, resguardados del sol. Situados cerca de Light, éste podía escuchar la conversación que estaban teniendo.

—P-pero Queiri, la mayoría de los materiales se encuentran en la otra isla y no seremos capaces de llegar nadando hasta allí.

—Tampoco nos dejarán una balsa, es un lugar peligroso…

—¡Nada de excusas, tenemos que intentarlo! ¡No seáis vagos y preparaos para nadar!

Los dos niños hicieron una mueca y se negaron rápidamente. Su amiga infló sus mofletes y apretó los puños, claramente indignada.

Parecía que iban a necesitar la ayuda de algún adulto…

[Sombra]

Poco tiempo había transcurrido desde que había estado en aquel mundo. El lugar donde Nadhia y yo habíamos peleado y donde había visto a aquel Purplecat y al intrigante Silvercat.

Aquel día no había ido a explorar y a investigar, simplemente eran unas cortas vacaciones en la playa. No había mucho misterio en aquello, pero necesitaba desconectar de todo. La última vez que había estado allí era de noche por lo que esta vez me aseguré de ir temprano.

El calor veraniego era algo estresante, lo suficiente como para hacer que en la playa hubiese más ciudadanos que se bañaban en las aguas.

Una pena que yo no supiese nadar. Me mordí el labio molesto por ese hecho algo frustrado prometiéndome a mí mismo aprender algún día.

O algo así...

Llevaba una o dos horas tumbado en una toalla, a la sombra de una sombrilla. La brisa era cálida, lo suficiente como para hacerme sudar como un cerdo. Sinceramente, tenía muchas ganas de meterme en el agua. Pero no me sentía confiado, no demasiado al menos.

—Bueno, mientras no me meta muy profundo...

Me levanté y dejé las gafas de sol sobre el resto de mis pertenencias. Sacudí mi bañador de color azul, que se había llenado de arena y me dirigí al agua.

Las olas llegaron a mis pies. Estaba fría, pero era soportable, incluso se agradecía. Me puse de cuclillas y colocando mis manos en forma de cuenco cogí un poco de agua que me lancé sobre el cuerpo mitigando así aquella agobiante sensación que me había estado atosigando desde hacía un rato.

No se me daba bien soportar las altas temperaturas, la verdad.

—Ojalá tuviese un helado de sal marina... —dije para mí mismo.

Si al menos hubiese venido Nyx, esto habría sido mejor, más divertido. Pero él mismo se había negado, al parecer su pelaje le daría demasiado calor y podría incluso llegar a ser peligroso para alguien de su raza o algo así. Eso y que no le gustaba demasiado estar donde pudiese haber muchos humanos.

¿Y si practicaba un poco de Windsurf? Mi Glider tenía aquella forma, por tanto podría utilizarlo sin sospechas.

Tan solo necesitaba un lugar para invocarlo sin que me viesen.

Medité aquella idea unos instantes.

Había algunas personas, pero me había asegurado de ponerme lo suficientemente lejos como para que apenas se me viese. Una sonrisa se dibujó en mi cara.

Sí, podía hacerlo. Aunque no podía evitar sentirme inquieto.

¿Y si me caigo al agua? ¡Los humanos no están hechos para nadar!

[Light]

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Interesado en la conversación de aquellos granujas, Light siguió prestándoles atención. ¿Para qué querrían construir una balsa? Era obvio, debían querer construirla para visitar la isla prohibida siempre que quisieran. Como niños que eran, la curiosidad no les faltaba precisamente, seguramente querían comprobar qué la hacía tan prohibida.

Y Light, por supuesto, tenía el deber de alejarles de los Sincorazón.

—Tengo una idea, chicos —comentó el niño de pelo castaño, en punta—. Nosotros no podemos ir, pero quizás un adulto sí, ¿no? Sólo se lo tenemos que pedir a un adulto que no esté muy ocupado…

—¡Buena idea, Solo! —exclamó la niña de pelo rojizo. Empezó a escudriñar, buscando a alguien que pudiera ayudarles—. Me pregunto quién nos podría ayudar… alguien que no esté demasiado ocupado…

La chica terminó avistando a un joven que parecía tener mucho tiempo libre. Se encontraba al otro extremo de la playa, y parecía no estar haciendo otra cosa que mirar el agua. Desde aquella distancia no podían ver lo que estaba haciendo, pero claramente parecía no estar haciendo algo demasiado importante.

—¡Vamos a pedírselo a ése!

Queiri les señaló a la persona en cuestión con el dedo y se levantó del suelo para salir corriendo hacia él. Sus amigos la siguieron sin mediar palabra, entusiasmados con la idea de tener su propia balsa.

Vaya, parece que han encontrado a alguien… Creo que debería advertirles del peligro de esa isla…

Light no se lo pensó más y se levantó para seguirles y averiguar qué estaban tramando. Mucho antes de que les alcanzara, la pizpireta chica de pelo rojizo se acercó al pálido muchacho y comenzó a hablar con él.

—¡Buenos días! Oye, parece que tienes mucho tiempo libre, ¿me equívoco? Me preguntaba si podías hacernos un favor…

>>Necesitamos unos materiales para una balsa y se encuentran en la otra isla, pero somos demasiado pequeños para ir. Podrías ir tú en nuestro lugar y traernos los materiales. ¡Porfis…! Lo harás, ¿sí? ¿sí? —le rogaba, entrecruzando sus dedos y con mirada de cordero degollado.

[Sombra]

Los pasos apresurados de una niña llamaron mi atención en cuanto la escuché. Venía directa a mí, algo que me daba mala espina.

Oh, no. Que no me pida nada...

La niña, de pelo rojo como el fuego se puso justo al lado mía y me miró sonriendo de oreja a oreja.

—¡Buenos días! Oye, parece que tienes mucho tiempo libre, ¿me equívoco? Me preguntaba si podías hacernos un favor… —habló.

¿Tan aburrido parezco?

No sabía si sentirme ofendido.

—Necesitamos unos materiales para una balsa y se encuentran en la otra isla, pero somos demasiado pequeños para ir. Podrías ir tú en nuestro lugar y traernos los materiales. ¡Porfis…! Lo harás, ¿sí? ¿sí?

Tragué saliva y miré a la isla que a lo poco estaba a un kilómetro o dos de distancia.

—¿Una balsa? —levanté una ceja.

Bueno, no es que tuviese algo mejor que hacer. Podría ir en Glider perfectamente.

—No tengo nada mejor que hacer, como tu dices —asentí—. Está bien... —afirmé mientras soltaba un suspiro. Algo me decía que iba a arrepentirme de aquello.

Levanté un poco la vista hacia un joven que se acercaba hacia nosotros. ¿Por qué me resultaba tan familiar?

[Light]

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—¿Entonces nos ayudarás? ¡Perfecto! —exclamó alegre la pequeña. Los tres niños se miraron entre ellos y asintieron con la cabeza, contentos—. Bueno, pues en primer lugar tienes que…

—Perdonad, ¿tenéis un momento? Espera… —Light interrumpió a Queiri de repente. Identificaría perfectamente al joven pálido que se encontraba con los niños: se trataba de Ragun, el chico que se había unido a la facción de Bastión Hueco. El chico se quitó sus gafas de sol para que éste le reconociera—. Tú eres… ¿Ragun?

Aunque eran de bandos contrarios, y por ende, enemigos, aquel no era el momento para hablar sobre el conflicto entre los dos bandos de portadores, por lo que no le dio demasiada importancia a su presencia.

—Bueno, qué más da. Lo que quería deciros es que esa isla es muy peligrosa y no es recomendable que os acerquéis, bajo ningún concepto —los tres niños se miraron entre ellos y agacharon la cabeza, sin decir nada—. He oído que queríais hacer una balsa, ¿verdad? Si la queréis para ir a esa isla, olvidaos.

—¡No, no! Nosotros queremos… esto… explorar el mar con la balsa… —se excusó rápidamente la niña.

—¿De verdad? —cuestionaba Light dubitativo, con el ceño fruncido. Realmente lo extrañaba.

—¡Se lo juro!

¿Podía fiarse de aquella inocente niña o debía seguir sospechando? La chica le observaba seriamente y ni siquiera pestañeaba. Finalmente no pudo resistirse.

—De acuerdo… está bien. Os ayudaré con la condición de que no iréis nunca solos a aquella isla. ¿Os parece bien? Prometedlo.

La niña asintió entusiasmada y dio un salto de alegría. Sus amigos también parecían bastante contentos: pronto tendrían su ansiada balsa.

—¡Prometido! ¡Dos es mejor que uno, después de todo! ¡Seguro que no tardáis nada en localizar nuestros materiales! Por cierto, yo me llamo Queiri y estos son mis amigos: Solo y Licu.

¿Entonces Ragun ha accedido a ayudarles?

—Yo me llamo Light —se presentó a los pequeños.

Y así fue como Light renunció a sus vacaciones.

[Sombra]

—¿Entonces nos ayudarás? ¡Perfecto! —exclamó la niña. Sus otros amigos, que también se habían acercado asintieron al unísono satisfechos con mi respuesta—. Bueno, pues en primer lugar tienes que…

—Perdonad, ¿tenéis un momento? Espera… —al ver más cerca al muchacho que se nos acercaba pude identificarlo.

Sus ropas de aquel momento le quedaban realmente extrañas, pasaría perfectamente por un habitante de aquel mundo. Se trataba de Light Hikari, había estado en el incidente de Bastión Hueco antes de la fragmentación de Tierra de Partida en los dos bandos. Él también pareció reconocerme

— Tú eres… ¿Ragun?

—Sí —fue toda mi respuesta. No tenía mucho más que responder tampoco.

—Bueno, qué más da. Lo que quería deciros es que esa isla es muy peligrosa y no es recomendable que os acerquéis, bajo ningún concepto —las palabras de Light consiguieron desanimar a los tres niños casi al momento—. He oído que queríais hacer una balsa, ¿verdad? Si la queréis para ir a esa isla, olvidaos.

—Aguafiestas —murmuré al ver el efecto depresor que tenía aquel aprendiz del lado de la luz.

—¡No, no! Nosotros queremos… esto… explorar el mar con la balsa… —la portavoz del grupo de amigos se excusó rapidamente.

—¿De verdad? —dudó. Era normal que desconfiase de las palabras de aquella niña.

¿Acaso había más islas? Sabía que existía la Isla Principal y la Isla de los niños, pero no es que conociese más. Bueno, lo más probable es que aquel lugar fuese un archipiélago y algunas de las islas vecinas no se pudiesen ver al estar muy lejos.

—¡Se lo juro! —exclamó muy segura sin apartar los ojos de los del desconfiado aprendiz.

Aquella niña sabía como utilizar bien su edad y "inocencia" para hacerse la buena y ganarse la confianza de los demás. No me extrañaría que cuando creciese pudiese aprovecharse de cualquiera con un par de palabras acarameladas.

Las mujeres dan miedo.

—De acuerdo… está bien. Os ayudaré con la condición de que no iréis nunca solos a aquella isla. ¿Os parece bien? Prometedlo.

La niña aceptó con la cabeza al momento y empezó a saltar feliz, felicidad que rapidamente contagió a sus dos amigos.

—¡Prometido! ¡Dos es mejor que uno, después de todo! ¡Seguro que no tardáis nada en localizar nuestros materiales! Por cierto, yo me llamo Queiri y estos son mis amigos: Solo y Licu.

—Yo me llamo Light —se presentó a los pequeños.

—Ragun —me presenté también—. Entonces... Voy a alquilar una tabla de bodysurf o algo así —puntualicé antes de caminar hacia un puesto de alquiler de aquel tipo de material.

No me apetecía mucho meterme en el agua sin algo que flotase y posblemente aquellos tres no nos iban a quitar el ojo de encima hasta que llegásemos a la costa de la isla de los niños.

Rapidamente me hice con una de las tablas y pagué el precio de esta para utilizarla.

—Cuando quieras —informé a Light de que ya estaba listo.

[Light]

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—Ragun —dijo su nombre a continuación—. Entonces... Voy a alquilar una tabla de bodysurf o algo así.

Qué…

Ragun había hablado en serio y había decidido ir a alquilar una tabla de surf. Pero, ¿no iban a ayudar a los pequeños? ¿Acaso aquel era momento para jugar con las olas? ¿Y con qué olas, si el mar estaba perfectamente calmado? Light no se podía imaginar la razón.

—De materiales, necesitamos unas cuerdas, un paño blanco y madera. Encontraréis estos objetos en la isla, no os preocupéis —señalaba la chica, quien parecía ser la voz cantante del grupo—. También, si no es mucha molestia… nos gustaría que nos trajeseis la merienda —Light, bastante confundido, se quedó mirando a la chica y se preguntó si realmente había escuchado la palabra merienda—. ¿Podíais traernos unos cuantos cocos, unas setas y un huevo de gaviota? ¡Con los peces que acabamos de pescar será una comida deliciosa!

—Queiri… tampoco te pases…

—De acuerdo, de acuerdo… —dijo Light, aceptando la petición de la encantadora chica. Realmente era imposible negarse si ponía esos ojos de corderito.

Tras unos minutos, Ragun regresó con una tabla de surf bajo el brazo. Light observó aturdido la tabla y volvió a mirar a joven que la había alquilado, preguntándose por qué necesitaba una en aquel momento.

—¿Vas a ponerte ahora a hacer surf? Si el mar está muy calmado…

—No quedan balsas para alquilar, así que no os quedará otra que nadar hasta la otra isla —indicó Licu.

—Así que ya sabes, Ragun —Light se quitó la camiseta y la dejó en la arena. Entrechocó sus puños y sonrió desafiante a la Estocada Oscura, a quien le lanzaría un desafío—. ¡Venga, hagamos un desafío! ¡A ver quién es el primero que llega al otro lado nadando, una carrera!

>>¡Venga! ¿A qué esperas para desnudarte y entrar en el agua? —sin esperar a su respuesta, Light salió corriendo hacia la playa y se internó en el agua. Estaba bastante fresquita, la temperatura ideal.

A ver de qué pasta estás hecho, Estocada Oscura.

[Sombra]

El aprendiz de Tierra de Partida me miró extrañado. ¿Es que nunca había visto una tabla de bodysurf? Eso o era un poco tonto, a saber.

—¿Vas a ponerte ahora a hacer surf? Si el mar está muy calmado…

—No quedan balsas para alquilar, así que no os quedará otra que nadar hasta la otra isla —explicó el niño.

Por eso he alquilado esta tabla. ¿No era obvio?

—Así que ya sabes, Ragun.

—¿Que ya sé qué?

—¡Venga, hagamos un desafío! ¡A ver quién es el primero que llega al otro lado nadando, una carrera!

Me mantuve en silencio pensando una respuesta mientras me rascaba el cabello.

—No estoy...

—¡Venga! ¿A qué esperas para desnudarte y entrar en el agua? —me interrumpió tirándose cual león sobre una indefensa cebra contra el agua. Me habría encantado que se hubiese dado un planchazo. Seguramente me habría reído como nunca.

—...interesado —mi respuesta pareció no llegar a aquel cabeza de chorlito, cuyo interés por volver aquello una competencia era no solo patético, sino también estúpido.

¿Que ganaba él con aquello?

¡Por favor! Ni siquiera sé nadar. ¿Cómo esperas que compita en algo así?

Me quité la camiseta dejándola sobre mi toalla y me dirigí al agua, que miré con desconfianza. Fui metiéndome hasta que el líquido cristalino cubrió mi cintura. Agarré con firmeza la tabla para evitar resbalarme de ella. Me sentía un poco inseguro estando rodeado de agua. ¡Y cada vez era más profunda!

—¿Y tu que miras? —le dije a Light con el ceño fruncido—. Es más relajante ir acostado sobre una tabla por si no lo sabes —expliqué apresuradamente.

[Light]

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Ragun terminó entrando en el agua, mas no se separó de la tabla de surf que acababa de alquilar. El joven se acostaría sobre la tabla y empezaría a avanzar con ésta, lentamente. Light, quien empezaba a imaginarse la razón por la que Ragun había alquilado aquella tabla, no pudo evitar soltar una carcajada burlona. ¡Ver para creer, bastaba ver su rostro para darse cuenta de que Ragun odiaba el agua! Y, posiblemente, no sabía ni nadar.

—¿Y tú que miras? —preguntó Ragun, molesto—. Es más relajante ir acostado sobre una tabla por si no lo sabes.

—¿De verdad? Así que es más relajado… Vaya. Pero ir nadando sin tabla también está bastante bien, es muy relajante, creéme. Te recomiendo que lo pruebes.

>>Venga, Ragun. Sé un hombre y haz una carrera conmigo. Yo había oído que eras el aprendiz más talentoso de Tierra de Partida, pero veo que los rumores eran falsos —comentó y soltó un suspiro, haciéndose el decepcionado. Mientras empezaba a adentrarse en lo más profundo del mar, nadando lentamente de espaldas, volvió a interrogarle—. ¿Qué otras razón puedes tener para no nadar sin esa tabla?

[Sombra]

—¿De verdad? Así que es más relajado… Vaya. Pero ir nadando sin tabla también está bastante bien, es muy relajante, creéme. Te recomiendo que lo pruebes.

—¡Y a ti que te importa, imbécil! —estuve cerca de decirle, aunque pude contenerme soltando simplemente un ligero gruñido.

—Venga, Ragun. Sé un hombre y haz una carrera conmigo. Yo había oído que eras el aprendiz más talentoso de Tierra de Partida, pero veo que los rumores eran falsos —

—Como si me interesase lo que digan de mí —contesté malhumorado mientras trataba de sincronizar mis piernas y pataleaba penosamente avanzando a una velocidad bastante... triste.

— ¿Qué otras razón puedes tener para no nadar sin esa tabla?

—Ah... Eso... —miré de reojo a ambos lados y hundí mi cara en la tabla. ¿Y qué iba a decir ahora? "Hola, soy el único ser vivo del mundo que no sabe nadar". ¡Que te jodan Light Hikari! Que te jodan mucho—. Simplemente no quiero mojarme el pelo —inventé.

La verdad, es que había escuchado a un par de chicas decir aquello antes, por tanto supuse que valdría como excusa... Incluso si ni siquiera me había peinado en mucho, mucho tiempo.

Siempre consideré una chorrada aquellas cosas.

[Light]

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Pues yo también voy a usar la cosalinda de Zee Ooo grax zee n.n

—Ah... Eso... —Ragun actuó de manera sospechosa tras escuchar su pregunta. Miró a ambos lados y sumergió su rostro en el agua, por alguna razón. Light se quedó observando al chaval con curiosidad, esperando su respuesta. O más bien, su excusa—. Simplemente no quiero mojarme el pelo.

—Así que el pelo… comprendo —respondió Light, asintiendo. El chico continuó nadando de espaldas, a una velocidad extremadamente lenta para no dejar atrás a Ragun. A este paso no alcanzarían nunca las islas: Ragun tenía que ponerse a nadar, le gustara o no. Con una sonrisa descarada, y sin poder aguantarse las ganas de reír, simplemente añadió—: Nenaza.

De repente, Light se ocultó de la vista de Ragun, sumergiéndose en el agua y buceando por unos instantes, hacia el frente. Al cabo de unos segundos, salió del agua y esperó a que el lento del muchacho alcanzara su posición.

—Mira, mi pelo simplemente se ha mojado, pero con el sol tan bueno que hace no tardará en secarse, ¿eh? —justificó a Ragun, mostrándole su pelo oscuro de cerca—. Además, este agua es natural y no va a dañar tu pelo de ninguna manera. Busca una mejor excusa la próxima vez —y volvió a sumergirse en el agua, aparentemente para avanza hacia el frente y volver a dejar atrasado a Ragun.

Pero no haría eso, sino que sacaría su lado más travieso. En vez de avanzar hacia delante, sin que Ragun se diera cuenta, se sumergiría bastante para no ser visto y se daría la vuelta, para acercarse al aprendiz de Bastión Hueco. Le sorprendería y surgiría bajo su enemigo, con toda la fuerza bruta del mundo. Volcaría su tabla, se la arrebataría y se alejaría de él, esperando que empezara a perseguirle. Light empezaría a troncharse de risa, deseoso de ver la reacción del cobarde de su compañero.

[Sombra]

—Así que el pelo… comprendo —continuó nadando hacia atrás sonriendo como un verdadero cretino—: Nenaza.

Estúpida luciérnaga.

En ese mismo instante, el aprendiz se surmergió en el agua. Intenté verlo sin éxito. ¿¡Y si había monstruos marinos y se lo habían comido!? ¡Como el calamar devora barcos! Sí, decían que existía en algún lugar del mar. Solo deseaba no ver uno de esos llamados Kraken en toda mi vida.

Para mi alivio, Light volvió a la superficie. Continué a mi ritmo hasta llegar a donde él estaba. Bueno, el alivio no era que le viese de nuevo, sino que no hubiese monstruos marinos o algo así.

—Mira, mi pelo simplemente se ha mojado, pero con el sol tan bueno que hace no tardará en secarse, ¿eh?

¿Y a mí que me cuentas? Pesado.

Continué dando golpes con las piernas tratando de impulsarme. Aunque lentamente, poco a poco iba pillándole el tranquillo pese a que seguía moviéndome a una velocidad un tanto penosa.

—Además, este agua es natural y no va a dañar tu pelo de ninguna manera. Busca una mejor excusa la próxima vez —continuó explicando antes de sumergirse y avanzar por delante otra vez.



Fue entonces, cuando una fuerza desconocida surgió bajo mi tabla tirándome de esta. Como si fuese una piedra empecé a hundirme en el agua. Por un momento creí ver al aprendiz de Tierra de Partida alejándose.

Así que era eso... ¡Ese estúpido repelente! Voy a darte una paliza en cuanto te coja.

Empecé a mover brazos y piernas como pude sin ningún éxito. Simplemente no conseguía ascender.

Abrí los ojos y miré la luz del sol reflejada en la superficie del agua. Levanté mi mano como si tratase de alcanzar algo.

¿Y ahora que?

Solo había una vía posible para aquello. ¡Magia de transformación! ¿Cómo no se me había ocurrido antes?

Podía utilizar aquella magia para convertirme en un animal marino y así poder respirar.

Pero... Estaba nervioso. Intenté utilizar aquella magia sin éxito alguno. Estaba perdiendo el aire y me costaba mantener la respiración...

¡No! ¡No quiero morir! Que alguien...

[Light]

Aunque en principio le pareció divertida la broma que había hecho, no tardaría en empezar a preocuparse por Ragun. ¿Qué estaría haciendo debajo del agua que tanto detestaba? ¿Sería cierto que el aprendiz no sabía nadar? ¿Se estaría ahogando?

Light dejó a un lado la tabla de Ragun y rápidamente se sumergió, en busca de éste. No tardaría en localizar la figura borrosa del muchacho, quien alargaba el brazo desesperadamente. Light le cogió de la extremidad y le arrastró con fuerza, salvándole la vida.

—¡Así que lo que pasaba es que no sabías nadar! —exclamó, completamente seguro. Ignorando cualquier comentario o excusa que soltase, nadaría hasta la tabla del muchacho, arrastrando a éste del brazo. Una vez le devolviera la tabla, se rascaría la nuca y pondría una mueca—. Oye, lo siento. Si tanto necesitas la tabla úsala, venga, pero a este paso no vamos a llegar nunca… ¿De verdad no quieres intentar nadar? Yo puedo ayudarte.

Se quedó flotando en el agua por unos instantes y volvió a nadar de espaldas, apoyando su cabeza sobre sus brazos e impulsándose exclusivamente con el movimiento de sus piernas. Incluso de esta manera nadaba más rápido que Ragun.

—No te ofendas, pero la verdad es que no me lo esperaba de ti —expresó, sin poder aguantarse las ganas de reír.

[Sombra]

...Empecé a toser violentamente una vez Light me hubo sacado del agua.

—¡Así que lo que pasaba es que no sabías nadar! —fue lo primero que dijo mientras me arrastraba de vuelta hacia la tabla—. Oye, lo siento. Si tanto necesitas la tabla úsala, venga, pero a este paso no vamos a llegar nunca… ¿De verdad no quieres intentar nadar? Yo puedo ayudarte

—No me interesa —me negué con un tono seco—. No lo vuelvas a hacer. La próxima vez te freiré con un Electro —amenacé enfadado.

—No te ofendas, pero la verdad es que no me lo esperaba de ti —volvió a hablar.

No te ofendas, pero eres un gilipollas y ya me lo esperaba de ti.

En cuanto me agarré a la tabla volví a dar golpes con los pies avanzando un poco mejor que antes, aunque todavía lento.

¿Y a él que más le daba? No sabía nadar, vale, ¿y? Nunca había tenido oportunidad de hacerlo. El lago de Tierra de Partida no estaba hecho para nadar, el clima de montaña hacía que fuese demasiado fría y los que iban a clases de natación a aquel sitio acababan con una gripe en muchas ocasiones... Y sinceramente, no me habría gustado coger una gripe y que Yami hubiese intentado "curarme" con sus aberraciones culinarias y en El Mundo Inexistente no había mar en el que nadar, hasta donde yo sabía al menos y aunque lo hubiese no me habría puesto a aprender. Probablemente hubiese algún sincorazón oculto dispuesto a asesinarme sin piedad oculto en las aguas negras de existir dicho oceano, claro.

Pasaron varias horas hasta que llegué a la costa de la isla de los niños.

En aquella playa, apenas una semana o dos atrás había peleado contra Nadhia por lo que me mantuve en silencio un buen rato, quedando enfrascado en mis recuerdos de aquella noche.

Me di cuenta del embarcadero, había varias balsas amarradas que podríamos utilizar para llevar los materiales. Aquello nos ahorraría mucho trabajo.

—¿Y bien? ¿Que se supone que tenemos que buscar? —pregunté de mala gana tras unos instantes.

Sí, aún estaba enfadado.

.

[Light]

—Qué bonita manera de perder el tiempo…

Ragun optó por no aprender a nadar y decidió aferrarse a su querida tabla. Light no discutió su decisión y se limitó a nadar lentamente, sin separarse demasiado del aprendiz, como si fuera su niñera. Los niños ya debían pensar que les había devorado una criatura marina o algo, ya era tardísimo.

Finalmente, terminaron llegando a la antigua isla de los juegos. No había rastro de Sincorazón, nada extraño a la vista. Lo primero que le llamó la atención fue un conjunto de balsas amarradas, las cuales podían ser perfectamente utilizadas para trasladar los materiales que obtuvieran.

—¿Y bien? ¿Que se supone que tenemos que buscar? —preguntó Ragun, enfadado por la vergüenza que había pasado.

—Empecemos a recoger los materiales primero. Tenemos que encontrar madera, unas cuerdas y un paño blanco —indicó Light, bastante agotado. Hacia tanto calor que se pasó la mano por la frente para retirar las gotas de sudor. Aquella era la hora más calurosa del día, era pleno mediodía.

Todo por su culpa.

—Voy a mirar en esa cabaña, parece un lugar idóneo para guardar materiales. Tu busca en otra parte, nos encontraremos aquí mismo para reunir lo que hayamos obtenido.

Y sin más dilación, se dirigió hacia la cabaña de madera para explorarla. Sin la presencia de Ragun podría investigar con toda la tranquilidad del mundo y no tendría que soportarle, ¡así que perfecto!