[Islas del Destino] La balsa

[Sombra]

—Empecemos a recoger los materiales primero —propuso a lo que me limité a asentir de acuerdo con ello. Tenemos que encontrar madera, unas cuerdas y un paño blanco.

—Está bien —dije mientras clavaba la tabla en la arena de la playa, alejada de la marea.


—Voy a mirar en esa cabaña, parece un lugar idóneo para guardar materiales. Tu busca en otra parte, nos encontraremos aquí mismo para reunir lo que hayamos obtenido.

Light se apresuró hacia la cabaña que estaba a un lado de la playa para buscar materiales.

—Por fin solo —suspiré contento de haberme separado de aquel plasta.

Fui por el lado contrario de la cabaña que Light había ido a explorar. Caminé hacia el Lugar Secreto en el que había estado anteriormente deteniéndome ante una escalera que subía hacia una pasarela de madera. Su aspecto no era muy seguro, pero tal vez pudiese encontrar algo.

Escalé por aquellas escaleras y seguí la única vía posible acabando en un camino sin salida. No había nada en especial, a excepción de un montón de cuerdas amontonadas de cualquier manera en una esquina.

Cogí el montón de cuerdas y me las coloqué sobre el hombro. Me dirigí hacia el pequeño puerto, donde dejé el montón de cuerdas. Vamos, no iba a volver a poner ni un pie en el agua en una buena temporada, eso lo tenía claro.

Si ese imbécil quería volver a nado era su problema.

De todos modos, ¡nadar era estúpido! No era necesario para la vida diaria de un caballero de la llave espada. ¿Existían sincorazón marinos en primer lugar? Jamás había escuchado hablar de ellos.

[Light]

—A ver qué hay aquí…

Light intentó abrir la puerta de la cabaña, mas no lo consiguió al principio: estaba totalmente bloqueada. Maldijo la puerta y finalmente cedió, tras insistir y patearla unas cuantas veces, aunque su pie dolorido lo acabaría lamentando.

Aquel iba a ser su momento de suerte. Dentro de la cabaña encontraría ni más ni menos que seis largas tablas de madera perfectamente cortadas. ¿Pertenecería aquella madera a los niños? Estaba tan perfectamente cortada que debía ser suya; o en su defecto, de alguien que buscara hacer una balsa con ese material.

Antes de coger los materiales y volver a la playa, se dedicaría a investigar un poco. En aquella cabaña había una caja llena de juguetes de toda clase, muy polvorientos. En conclusión, llevaban mucho tiempo sin ser utilizados, la isla debía estar vetada bastante tiempo. Era una pena, la verdad, pues le parecía el lugar perfecto para jugar, un lugar donde se podía disfrutar de la naturaleza y de aquel clima tan perfecto. Se trataba de un mundo muy diferente a la Villa Crepúsculo que conocía.

Me pregunto cómo hubiera sido mi vida si hubiera crecido aquí.

A continuación, subiría por las escaleras para seguir curioseando. Encontraría otra puerta y, tras atravesarla, saldría afuera. En frente daría con un puente de madera que conectaba la isla con un pequeño islote. El chico lo cruzaría, pero no encontraría nada de valor en aquel islote: sólo había un árbol con una fruta bastante peculiar, nada más.

“Esperemos que Ragun haya encontrado algo más…” dijo para sí mismo, dándose media vuelta.

[Sombra]

En aquel momento, tras dejar las cuerdas en la lancha me di cuenta de que en los enormes árboles de la isla podía verse perfectamente una casa del árbol. Parecía que podía albergar perfectamente algo guardado.

Y así fue como decidí subir hasta allí. Me sentía un poco mareado por culpa de aquel bochorno de mediodía, pero no tuve problema alguno en llegar. En la cabaña había montones de espadas de madera guardadas. Parecía una especie de almacén o algo así casi.

Cogí una con cuidado levantando una fina capa de polvo y la blandí en el aire. Era muy ligera en comparación a las espadas normales. Seguramente, muchos de los niños que solían jugar con ellas eran muy buenos espadachines.

No me extrañaría que aquellos niños pudiesen darles una paliza a unos cuantos en Tierra de Partida.

También había un enorme paño de tela colgado. Desconocía el motivo de que hubiesen colgado aquel trozo viejo de tela. ¿Tal vez pretendían utilizarlo como una pizarra en la que dibujar?

Descolgué con cuidado aquel material y me lo coloqué en la espalda como si se tratase de una capa.

¡Oh!

Suertudo de mí, aquel lugar también tenía varios tablones de madera. Probablemente los niños los habían juntado allí arriba para crear más espadas de madera, pero en aquel momento no las necesitarían.

Dudaba que pudiesen volver en mucho tiempo.

No me detuve más y dejé todo en el bote que me devolvería a la Isla Principal en cuanto recogiésemos todos los materiales.

—No me encuentro bien...

Mi cabeza parecía que iba a estallar. Estaba extremadamente caliente. Mientras me dirigía a otro punto de la isla me paré en seco a la sombra de la caseta en la que se había internado Light y me senté un momento.

Sentía ganas de vomitar.

Y sin previo aviso, perdí la consciencia.

[Light]

Light regresó a la cabaña y empezó a cargar con toda la madera que había encontrado; bastante pesada, de hecho, pero gracias a la fuerza de sus músculos podría cargar con todos esos materiales con solo un viaje.

Abandonó definitivamente la caseta de madera y volvió a enfrentarse a los calurosos rayos del sol. En verdad estaba empezando a marearse con ese asfixiante calor, y desgraciadamente no estaba acostumbrado a esas temperaturas.

—Eh, ¿qué estás haciendo aquí? —le preguntaría Light a Ragun. Éste se encontraba tumbado, resguardado del implacable sol que achicharraba sus cuerpos.

El chico le ignoró y siguió tumbando, ni se molestó en abrir los ojos o contestarle.

—Bueno…

Light arrojó al suelo toda la madera que había reunido y se agachó al lado de Ragun. Iba a despertarle por las malas si hacía falta: ¿qué era eso de quedarse a dormir en medio del trabajo? ¿Acaso se pensaba que él iba a reunir todos los materiales? ¡Un cuerno!

—Ragun, eh, Ragun. Despierta, despierta. —le pidió amablemente. Como seguía sin contestar, dejó toda amabilidad de lado y decidió utilizar la fuerza bruta, su mejor arma. Sin cortarse un pelo, extendió la palma de su mano y le dio un violento cachete al aprendiz de Bastión Hueco en la mejilla.

Se trataba de la táctica que normalmente utilizaba Ronin para despertar a los alumnos inconscientes. Era muy desagradable, sí: lo que se merecía Ragun, al fin y al cabo.

—¡Al fin despiertas! Veo que la técnica del Maestro Ronin ha funcionado, aunque todavía no la he dominado del todo. —exclamaba, riéndose de la reacción de Ragun. ¿En verdad ese quejica era la Estocada Oscura? No podía tomarle en serio de ninguna manera—. ¿Qué es eso de quedarse dormido? ¡Levanta el culo y a trabajar! ¡Venga!

Light recogió las tablas de madera y las llevó a las balsas que se encontraban en la orilla, para dejarlas allí. En cuanto alcanzó su destino, se dio cuenta de que Ragun ya había reunido bastante cantidad de material.

—Vaya, sí que has encontrado bastante. ¡Bien hecho! —le felicitó, volviendo a concentrar energía en la palma de su mano y dándole un manotazo en la espalda, con mucha fuerza—. Bien, ahora vamos a recoger alimentos. Queiri me ha pedido que busquemos cocos, algunas setas y un huevo de gaviota… ¿Alguna idea de dónde podemos empezar a buscar?

Le tocaba a Ragun planear la siguiente recogida.

[Sombra]

¡PLAS!

Dolorido, llevé mi mano a la cara, justo donde al parecer había recibido un golpe bastante fuerte. En frente a mí se encontraba Light, como no.

¡Aquel pesado! ¿No podía dejarme solo ni un rato?

¡Solo me había sentado un instante! Al menos, eso creía. Pero lo cierto es que ni me había dado cuenta de mi pérdida de consciencia.

¿Es que ahora te crees Ronin, bastardo?

—¡Al fin despiertas! Veo que la técnica del Maestro Ronin ha funcionado, aunque todavía no la he dominado del todo. —se reía. Vale, confirmado. Light Hikari es idiota.

—Solo me he sentado un momento, capullo —respondí nuevamente enfadado.

—¿Qué es eso de quedarse dormido? ¡Levanta el culo y a trabajar! ¡Venga!

Pero ya he llevado mis cosas...

Seguí en silencio a Light hasta el lugar donde estábamos poniendo todo el material, una de las balsas del pequeño embarcadero.

—Vaya, sí que has encontrado bastante. ¡Bien hecho! —golpeó mi espalda con brusquedad.

¿Es que tienes que ser tan impulsivo todo el rato? ¡Ya arráncate un ojo y déjate crecer el pelo si te parece!

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—Bien, ahora vamos a recoger alimentos. Queiri me ha pedido que busquemos cocos, algunas setas y un huevo de gaviota… ¿Alguna idea de dónde podemos empezar a buscar?

—Supongo... Veamos, las setas crecen en lugares oscuros y húmedos, así que imagino que podría haber en cuevas. Los cocos crecen en cocoteros y las gaviotas suelen tener los nidos en lugares altos —expliqué tal cual recordaba haber visto en uno de los múltiples libros que había leído para comprender mejor el universo.

Ahora que lo recordaba, yo conocía una cueva. Quizás hubiese alguna seta allí.

—Creo que en esa cueva podría haber setas —señalé a un pequeño agujero entre las raíces de uno de los enormes árboles de la isla que se encontraba un poco escondido.

No le dije que ya había estado allí en el pasado y que allí mismo había iniciado una pelea con Nadhia.

—Buscaré en el otro lado de la isla cocos, no he visto cocoteros por aquí.

Y dicho eso, empecé a caminar hacia el fondo de la playa. Me di cuenta en ese mismo instante que acababa de darle una pista a Light sobre que yo realmente ya había visitado aquel mundo una vez. ¿Cómo podría saber que la isla tenía "otro lado"?

[Light]

—Supongo... Veamos, las setas crecen en lugares oscuros y húmedos, así que imagino que podría haber en cuevas. Los cocos crecen en cocoteros y las gaviotas suelen tener los nidos en lugares altos.

—Bien, pues dividámonos para recogerlos lo más rápido posible —sugirió Light. En el fondo, estaba deseando deshacerse de Ragun cuanto antes otra vez, pero por otra parte quería tenerlo cerca para vigilarle y asegurarse de que no hacía el gandul.

—Creo que en esa cueva podría haber setas —dijo Ragun, señalando a una cueva bastante escondida, cercana a la cabaña de madera que acababa de investigar. Light, quien no se había percatado de la localización de esta cueva, pensó que era un buen lugar para empezar a buscar.

—Yo investigaré allí entonces.

—Buscaré en el otro lado de la isla cocos, no he visto cocoteros por aquí.

—De acuerdo…

Volvió a separarse de Ragun y se encaminó hacia la cueva donde supuestamente se encontraban aquellas setas. Recorrió la playa blanquecina y subió por una rampa de madera para alcanzar la cueva, contigua a una fuente de la que brotaba agua natural.

La entrada de la cueva era bastante pequeña y no le quedó otra que agacharse bastante para poder entrar. Una vez dentro, el joven se irguió y comenzó a pasearse por aquel recinto natural. Esperaba que aquella caverna rocosa y llena de raíces guardara algunas setas en su interior.

Lo que más le llamó la atención era la cantidad de garabatos dibujados en las rocas. Por las formas extrañas que tenían, la mayoría de estas representaciones debían haber sido creadas por niños pequeños, como Queiri y sus amigos. Light pudo reconocer algunos de estos garabatos: había dragones, animales y un dibujo del fruto estrellado que había acabado de ver, incluso.

A continuación, se fijó en la misteriosa puerta de madera. Se dispuso a investigarla de cerca, cuando de repente…



Los Sincorazón aparecieron y se tropezó del susto. Sombras, escurridizas y de pequeño tamaño, comenzaron a rodearle. Al principio unas cinco, después una decena… y al final varias decenas. Aquel lugar estaba plagado de esos horribles seres, no era seguro permanecer allí por mucho tiempo. Light había materializado su llavero Teluria para enfrentarse a ellas directamente, pero en cuanto comprobó que se multiplicaban a una velocidad anormal, abandonó rápidamente el lugar, aunque no saldría de allí con las manos vacías.

Antes de escapar, encontraría tres setas en un rincón de la cueva, cerca de su salida. El chico cogió los hongos lo más rápido que pudo y salió huyendo de aquel nido de Sincorazón, despavorido.

—Menudo susto —expresaba Light, con la mano en el pecho. Las criaturas no le siguieron por suerte, sino que se quedaron dentro de la cueva, alejados de cualquier rayo de sol.

Aquel lugar definitivamente no era seguro.

[Sombra]

Llegué al otro lado de la isla mediante la puerta que dividía en dos aquel pequeño paraiso. Salté con cuidado sobre un puente de madera destartalado, aunque aquello no evitó que casi cayese al agua. Joder, el que hubiese construído aquel puente no era un buen arquitecto sin duda.

Al llegar al otro lado visualicé una torre con una tirolina. No me fiaba de la construcción, por lo que no quise subir.

¿Que tenemos aquí?

A la sombra de uno de los laterales de aquella torre se encontraban varias setas enormes. Las arranqué con cuidado para no estropearlas.

Como no quería ir por la tirolínea me tiré por una pequeña caída de cerca de un metro llegando a otra playa mucho más escondida. Tenía una forma de luna menguante y parecía más limpia que la anterior ya que la corriente apenas podría arrastrar hasta allí cosas.

Al mirar a un lado vi una enorme roca tapando un agujero, pero dejando una rendija por la que podía ver el interior.

Aquel era mi día de suerte (sin contar todo lo que había tenido que ver con Light, claro) empecé a empujar con todas mis fuerzas la roca dejando al descubierto la diminuta cueva que no podía compararse a la de El Lugar Secreto.

—Venid con papá —expresé mi satisfacción al coger otro pequeño puñado de setas.

Pero no había solamente una pequeña cueva en aquella playa. A los pocos metros había un pequeño campo donde había fuertes cocoteros repletos de cocos. Algunos se habían desprendido al estar maduros por lo que no lo dudé ni un instante. Solo pude coger uno ya que eran enormes, pero entre eso y las setas pensé que ya había cogido suficientes cosas.

—Me pregunto si por ahí arriba puedo llegar al otro lado de la isla...

Subí una cuesta, al fondo de la playa y salté llegando frente a un diminuto árbol con una estrella en la copa que empezó a brillar en cuanto pasé por su lado. A punto estuve de caer al culo por la sorpresa. También había una cueva que parecía conectar con otro lugar, por lo que me introduje allí llegando justo a donde estaba el manantial y el Lugar Secreto.

Salté desde allí agarrando bien toda la comida para evitar que esta se cayese al suelo y empecé a caminar hacia la barca del puerto de madera donde dejaría todos los víveres.

[Light]

—Parece que hemos recogido suficiente. Esto es todo lo que he podido conseguir —le comentaba a su compañero de aquella misión. El chico soltó las setas que había cogido en la cueva en una de las balsas y resopló—. Me atacó un ejército de Sincorazón en aquella cueva, había muchísimos. Menudo susto…

>>Ahora, el huevo de gaviota…

Qué caprichosa la niña...

Light comenzó a andar por la playa, con la vista alzada al cielo. Tarde o temprano encontraría a cierta ave blanquecina volando en círculos sobre una de las palmeras. Ésta se hallaba en el islote que Light había visitado con anterioridad. Para alcanzarlo, debían entrar en la cabaña y subir por las escaleras de ésta.

—Allí hay una gaviota, ¿lo ves? —señaló al ave con el dedo—. Ahí debe estar su nido. Si tenemos suerte, estará guardando un huevo. Sígueme.

Sin más dilación, Light se encaminó hacia la cabaña para alcanzar el islote. Puede que allí se encontrara el último de los víveres y terminaran con su misión antes de lo pensado.

[Sombra]

—Parece que hemos recogido suficiente. Esto es todo lo que he podido conseguir —me mostró unas pocas setas que había logrado obtener en la cueva—. Me atacó un ejército de Sincorazón en aquella cueva, había muchísimos. Menudo susto…

Pena que no te hubiesen devorado

Le seguí con pocas ganas por la playa. No había visto ningún nido, ahora que lo pensaba por lo que quizás ni siquiera hubiese nidos de gaviota allí. ¿En serio querían comerse aquellos niños un huevo de aquellos bichejos voladores? ¿No tenían huevos de gallina o algo mejor?

—Allí hay una gaviota, ¿lo ves? —dijo de pronto mientras señalaba a lo alto de una palmera a la que solo podría llegarse si subíamos por el interior de la caseta que llevaba al puente del islote—. Ahí debe estar su nido. Si tenemos suerte, estará guardando un huevo. Sígueme.

Caminé detrás del aprendiz y llegamos a la pequeña isla vecina cuya forma era circular.

—Bueno... ¿Y que tal el combate con los sincorazón? —pregunté aburrido. Al menos, quizás me entretuviese un poco aquello.

Efectivamente, sobre una de las palmeras había un nido de gaviota, incluso desde allí abajo podía verse perfectamente, aunque había un problema. Estaba demasiado alto.

—Esta demasiado alto para llegar. Sube, te impulsaré hacia arriba. Si sabes hacer un Doble Salto creo que podrías alcanzarlo —expliqué juntando mis manos y agachándome un poco para que las utilizase de escalón para llegar al nido.

[Light]

Por fin, los aprendices alcanzaron la pequeña isla donde encontrarían el huevo de gaviota. Antes de disponerse a cogerlo, Ragun se mostró interesado por los Sincorazón que Light se había encontrado y le preguntó al respecto.

Esto…

Por supuesto, no iba a confesar que había huido con el rabo entre las piernas.

—Acabé con ellos, obviamente —mintió, rascándose la sien.

Light se detuvo al lado del árbol que tenía el tan ansiado huevo de gaviota. Levantó la mirada para comprobar que no llegarían fácilmente hasta el huevo. Si querían alcanzarlo, tendrían que cooperar, ¿pero estaría Ragun dispuesto a hacerlo?

—Está demasiado alto para llegar. Sube, te impulsaré hacia arriba —Ragun tomó la iniciativa y propuso que se impulsara con su ayuda—. Si sabes hacer un Doble Salto creo que podrías alcanzarlo.

Light asintió y aceptó la propuesta, bastante razonable. El chico puso el primero de sus pies y al segundo levantó el otro pie del suelo y se impulsó con la habilidad Doble Salto. Light ejecutaría un salto bastante exagerado que le permitiría alcanzar las ramas superiores de aquella exótica palmera. Se agarró con firmeza a estas ramas y alargó el brazo para agarrar el alimento. El huevo ya era prácticamente suyo.

—¡Ah! ¡Mierda!

Desgraciadamente, no resultó tan fácil. Cuando cogió el nutritivo manjar, el ave que lo vigilaba se lanzó sobre él y empezó a picotear su cara, sin piedad; se negaba a que se lo arrebataran. Por suerte, no le hizo daño en ninguno de los dos ojos, pero le obligó a retroceder, haciéndole caer del árbol, de culo. El huevo no se había roto por la caída, por suerte.

—¡Joder! —se quejaba el aprendiz por la patética caída. Su trasero lo iba a lamentar durante una buena temporada.

La gaviota no iba a dejarles marchar tan fácilmente y se dispuso a atacar a Ragun esta vez. ¿Qué podían hacer para que les dejara ir por las buenas? También podían dejar el huevo e irse sin él.

Spoiler: Mostrar

k

[Sombra]

—¡Ah! ¡Mierda! —en cuanto saltó, Light se vio atacado por la gaviota que habíamos visto antes vigilando.

Aquel ataque fue lo mejor del día. Gracias a él tuve la hermosa vista de como el aprendiz caía de culo sobre la tierra, cosa que me hizo soltar una carcajada satisfecho. Ya era hora de que le pasara algo a él.

—¡Joder! —se quejó.

Te lo tienes merecido.

Pero la gaviota no terminó su ataque. Esta vez, su objetivo fui yo. Por suerte, estando en el suelo me bastó con agacharme para no acabar con un picotazo en la cara, pero era evidente que por haber esquivado no iba a parar hasta recuperar el huevo.

—No te lo tengas tan creído —apunté cerca de la gaviota con una mano y lancé un Electro a modo de aviso para que ahuyentarlo.

Por suerte, un simple animal se asustaba con facilidad con aquel tipo de ataque.

—Parece que tu poderoso enemigo ya se ha ido —me burlé.

Oh... La dulce venganza. Que placentera era.

Imité a Light y con fuerza golpeé su espalda.

—¡No te desanimes! Esa gaviota era muy poderosa, seguramente incluso Ronin tendría problemas enfrentándose a ella —continué riéndome hasta el punto de soltar alguna lagrimilla que sequé con mis manos.

[Light]

—Menudo bicho —pronunciaba Light, presenciando la huida de la gaviota. Gracias al Electro de Ragun, lograron espantar a aquel fiero pájaro y finalmente les dejó en paz. Parecía que la fuerza bruta lo no era todo después de todo, los hechizos mágicos ayudaban en cierta manera.

—Parece que tu poderoso enemigo ya se ha ido.

¡Al fin! ¡El huevo finalmente era suyo, habían acabado la misión!

—¡No te desanimes! —esta vez fue Light quien recibió un manotazo en la espalda. El adolescente hizo una mueca y giró la cabeza hacia el aprendiz, quien estaba riéndose de su mala fortuna—. Esa gaviota era muy poderosa, seguramente incluso Ronin tendría problemas enfrentándose a ella.

—Vaya, así que sabes reírte después de todo —comentó Light, quien no pudo evitar soltar una carcajada—. Me está entrando hambre, ¿sabes? Me apetece un pequeño aperitivo.

El joven dejó el huevo en el suelo, se puso de pie y caminó hasta un árbol torcido con el fruto en forma de estrella.

Light no tuvo que utilizar ninguna habilidad para alcanzarlos: sólo tuvo que auparse sobre el tronco y alargar un poco el brazo para coger el único fruto que había madurado. Partió la estrella por la mitad y le lanzó una de las mitades a Ragun, sin ser consciente de lo que implicaba.

—Esta fruta tiene buena pinta, vamos a probarla —le propuso. Se llevó la fruta dorada a la boca y disfrutó hasta el último segundo de su dulce sabor, incomparable con los sabores de las frutas que más conocía—. ¡Está buena!

Escuchó la opinión de Ragun mientras se dedicaba a observar el horizonte. Ya no hacía tanto calor como antes, ahora se estaba mucho mejor. La brisa caliente acariciaba sus rostros y les relajaba, de algún modo. El sol cada vez brillaba menos y en unas horas sería el crepúsculo.

Antes de marchar para entregar los alimentos y los materiales, Light decidió tener una conversación seria con Ragun.

—Oye, Ragun —inquirió—. Te acuerdas de aquella conversación que tuvimos en Bastión Hueco, ¿verdad? ¿Sigues creyendo que utilizar la oscuridad está justificado? ¿No te parece un poder demasiado peligroso para ser utilizado a la ligera?

>>Ya sé lo que me vas a decir, que cualquier elemento puede ser maligno si se usa de la manera incorrecta, eso ya lo sé. Pero los Sincorazón… proceden de la oscuridad, son la principal amenaza de los mundos. Por ejemplo, si Ryota no hubiera abierto la puerta… todo sería muy diferente, ¿no crees?

Apretó ambos puños tras recordar aquel incidente y atendió a la contestación que le diera, sin levantar la mirada.

[Sombra]

—Vaya, así que sabes reírte después de todo —se sorprendió soltando también una fuerte risotada—. Me está entrando hambre, ¿sabes? Me apetece un pequeño aperitivo.

Light empezó a buscar algo con la mirada tras lo que dejó el huevo en el suelo. Nada más se levantó se dirigió hacia un árbol torcido del cual colgaban unas frutas con forma de estrella. Una forma bastante peculiar para ser una fruta. ¿Sería entonces el árbol de antes del mismo tipo?

Miré como Light cogió el fruto, el único que parecía haber crecido lo suficiente como para poder ser comido. En cuanto este la alcanzó la partió a la mitad con facilidad y me lanzó uno de los dos trozos.

—Esta fruta tiene buena pinta, vamos a probarla —se llevó al momento la fruta a la boca—. ¡Está buena!

Miré el trozo antes de metermelo en la boca. Era una fruta muy blanda y que se deshacía con facilidad en la boca. Un sabor dulce danzó en mi paladar con solo el primer mordisco.

—Deliciosa —comenté—. Me extraña que en Tierra de Partida nunca hubiesen servido esta fruta para comer y en Bastión Hueco tampoco la he visto nunca.

Me apoyé en el árbol torcido para comer con más comodidad aquella fruta del tamaño de una rodaja de melón. A cada bocado sentía como si quisiese más, aunque por desgracia hasta que creciesen más de aquellos frutos no podría devorarlos.

Poco a poco mis vacaciones llegaban a su fin. Las horas habían pasado a mucha velocidad y en realidad no sentía que hubiese descansado, pero al final había sido divertido. Mucho mejor que quedarme en la orilla sin apenas meterme en el agua.

El cielo empezaba a volverse de un tono anaranjado y algunas estrellas podían verse ya en el firmamento.

—Oye, Ragun —me llamó de golpe el aprendiz, al cual miré curioso—. Te acuerdas de aquella conversación que tuvimos en Bastión Hueco, ¿verdad? ¿Sigues creyendo que utilizar la oscuridad está justificado? ¿No te parece un poder demasiado peligroso para ser utilizado a la ligera?

>>Ya sé lo que me vas a decir, que cualquier elemento puede ser maligno si se usa de la manera incorrecta, eso ya lo sé. Pero los Sincorazón… proceden de la oscuridad, son la principal amenaza de los mundos. Por ejemplo, si Ryota no hubiera abierto la puerta… todo sería muy diferente, ¿no crees?

—Sí, es cierto que todo sería diferente —contesté simplemente.

Pero aquel cambio, al menos a mí... Me había beneficiado. De no haber sido por aquello, los Maestros de Tierra de Partida no habrían estado desesperados reclutando a decenas de novatos y por tanto, Kazuki nunca me habría reclutado aquel día en El Mundo Inexistente. Probablemente seguiría recluso en aquel mundo para un día acabar en las fauces de algún sincorazón.

Era irónico, la muerte de un mundo había significado que mi esperanza de vida se alargase unos años más.

—Pero mi opinión sigue siendo la misma. Yo no tengo nada que ver con el nacimiento de los sincorazón, por tanto el que use una afinidad similar a la de ellos no significa nada, solo es una simple coincidencia —expliqué—. Además, cada persona nace siendo afín a un elemento. Si he nacido con afinidad a la Oscuridad, ¿que tiene de malo? No es algo que uno pueda escoger.

[Light]

—Pero mi opinión sigue siendo la misma. Yo no tengo nada que ver con el nacimiento de los Sincorazón, por tanto el que use una afinidad similar a la de ellos no significa nada, solo es una simple coincidencia. Además, cada persona nace siendo afín a un elemento —Light atendió a sus palabras y recordó las veces que intentó materializar un simple hechizo básico, sin éxito—. Si he nacido con afinidad a la Oscuridad, ¿qué tiene de malo? No es algo que uno pueda escoger.

—De acuerdo... —simplemente dijo, incapaz de rebatirle. Prefirió dejar de lado aquel tema y cambiar a uno mucho más interesante—. Así que la afinidad es algo que no se puede escoger… vaya —empezaba a decir Light. Tenía bastante curiosidad por el tema de las afinidades, por una razón muy importante—. No sé mucho sobre el tema de las afinidades, la verdad. Nunca he hecho una prueba de afinidad, soy incapaz de hacer magia y ni siquiera sé cuál es mi afinidad. Realmente te envidio.

Aunque en realidad Light era afín a la luna, todavía no había aprendido una habilidad mágica de ese elemento, por lo que no era capaz de intuir su afinidad. Únicamente conocía Onda Lunar, pero esa habilidad le parecía una simple habilidad de esgrima que no tenía ninguna relación con su afinidad mágica. Además, aunque sospechara, ¿qué clase de elemento era la luna? Ni lo podía considerar un elemento en sí.

Abandonó el árbol de paopus de un salto y comenzó a pasearse por el islote.

—Pero no la necesito… o eso creo. Ni magia de la oscuridad, ni de ningún tipo. Yo confío en mi propia fuerza para aplastar a los enemigos. A base de mamporro limpio, ya sabes… —aclaró avergonzado.

En cuanto terminara aquella rápida conversación, le sugería a Ragun que se fueran, antes de que fuera demasiado tarde. Cogió el huevo de gaviota que había depositado en el suelo y se encaminó hacia las balsas de madera que se encontraban en la playa.

[Sombra]

—De acuerdo... —aceptó finalmente, asentí satisfecho de que comprendiese mi punto de vista—. Así que la afinidad es algo que no se puede escoger… vaya. No sé mucho sobre el tema de las afinidades, la verdad. Nunca he hecho una prueba de afinidad, soy incapaz de hacer magia y ni siquiera sé cuál es mi afinidad. Realmente te envidio.

¿No era que la llave espada otorgaba el don de la magia a todo el que la poseía? ¿Era que él no era bueno en la magia o realmente era incapaz de conjurar cualquier cosa?

—Pero no la necesito… o eso creo. Ni magia de la oscuridad, ni de ningún tipo. Yo confío en mi propia fuerza para aplastar a los enemigos. A base de mamporro limpio, ya sabes… —dijo orgulloso de su fuerza física que compensaba su falta de magia.

—¿Es que nunca has ido a alguna de las clases de Kazuki? —pregunté extrañado mientras aceptaba el volver a la Isla Principal—. Sé que es difícil pillarle despierto, pero suele hacer la prueba de afinidad a todo el mundo al poco de llegar.

Me hice un hueco entre el material que habíamos colocado. Por suerte había sitio para nosotros dos y todo lo que habíamos recolectado en la isla.

—De todos modos, no todos los enemigos pueden vencerse solo con fuerza bruta —continué la conversación—. Yo también confío más en mis habilidades físicas que mágicas, pero tener habilidades de larga, media y corta distancia es la mejor forma de no tener puntos débiles. Probablemente tu perderías contra cualquiera al que no pudieses alcanzar ya fuese porque es muy rápido o porque pudiese volar.

Cogí los remos y empecé a moverlos a la par ganando una velocidad decente, en comparación a lo que habíamos tardado en llegar a aquella isla.