[Agrabah] Journey

Encuentro de Fátima y Nadhia

¡Pásate por aquí para encontrarte con todo aquello relacionado con el rol y que no encontrarás en el resto de subforos! Libres, Eventos, Eventos Globales... ¡Pásate, rolea y échate unas risas!

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

Re: [Agrabah] Journey

Notapor Suzume Mizuno » Mar Feb 11, 2014 7:27 pm

Cuando Fátima se despertó no tenía ni la más mínima idea de dónde se encontraba, pero tuvo muy claro que no era Tierra de Partida. Sobre ella pendía un techo de lona rojizo que el viento de vez en cuando sacudía. Tenía bonitos diseños dorados que recorrían sus extremos, trazando formas geométricas que le resultaron familiares, aunque no supo por qué. Quizás las había visto en algún sitio…

Poco a poco comenzó a ser consciente de su propio cuerpo y se dio cuenta de que estaba algo cansada, pero entera, recostada sobre cojines mullidos y cubierta por unas sábanas suaves. Con la boca seca, miró a su alrededor con extrañeza. Estaba dentro de lo que parecía ser una tienda de lona, cubierta por alfombras de vivos colores. Había amontonados varios fardos mal deshechos y Fátima vio también lo que parecían ser pergaminos, vajilla y demás objetos personales perfectamente ordenados.

¿Dónde demonios estaba?

De fuera le llegaban voces, risas, el toque de algún que otro instrumento de cuerda y, sobre todo, ruido de animales. Todo con el sonido del viento y la arena raspando las telas de fondo.

De pronto la entrada de la tienda se abrió de par en par y entró una joven.

Spoiler: Mostrar
Imagen


¡Oh! —sonrió de oreja a oreja con unos labios finos y atractivos. Tenía unos ojos enormes enmarcados por una cabellera negra que se recogía en una larga trenza. Y, a pesar del calor, iba cubierta de bonitas ropas de arriba abajo—. ¿Ya te has despertado? ¿Tienes sed? Espera un segundo.

Tarareando con una voz fina y bonita, se agachó a su lado y le sirvió un poco de agua en un vaso. Fátima no dejaba de mirarla con sorpresa. La desconocida la ayudó a levantarse sin esfuerzo, con manos firmes y fuertes. Cuando Fátima intentó apurar el agua de un trago, la joven le apartó el vaso y chasqueó la lengua:

Con calma —dijo con un tono tan autoritario que Fátima no se atrevió a desobedecer, por sedienta que se encontrara—. Así, eso es.

La recostó entonces y le apartó el flequillo de la cara.

¿Quién es usted? —preguntó Fátima, todavía perpleja.

Me llamo Bahira —dijo, sentándose a su lado—. ¿Cómo debería llamarte a ti?

Yo… eh… —se incorporó sobre los codos.

En ese momento se dio cuenta de que le habían cambiado de ropa; ahora llevaba una túnica que le llegaría más o menos hasta las rodillas y unos pantalones anchos. Pensándolo bien, hasta se sentía limpia. Enrojeció hasta la raíz del cabello y miró a Bahira, boqueando como un pez fuera del agua.

Bahira sonrió cálidamente.

Te he lavado, tenías algo de fiebre, y te he puesto ropa nueva. Espero que no te importe; he cosido los desgarrones de tu otra vestimenta.

Eh… ah… Gracias —farfulló, deseando que se la tragara la tierra—. ¿Cómo…?

Mi marido os trajo a ti y a una amiga tuya —el corazón de Fátima dio un vuelco—. Estaba muy preocupada por ti y casi no ha dormido esta noche, pobrecilla. Parece que te quiere mucho. ¿Sois buenas amigas?

Fátima miró unos instantes en silencio a Bahira y luego afirmó con la cabeza, sonriendo temblorosamente, todavía roja de vergüenza.

Es mi mejor amiga. ¿Está bien? ¿Qué ha sucedido? ¿Cuánto tiempo llevo aquí durmiendo?

Bahira le explicó amablemente que su esposo las había traído poco antes del ocaso porque no tenían otro lugar donde quedarse. Fátima sufría síntomas de una picadura, pero no tenía ninguna mordedura y se repuso por sí sola al cabo de unas pocas horas. Sobre todo había sufrido de cansancio e insolación. Pero se había recuperado sorprendentemente pronto.

Fátima bajó la mirada hacia su antebrazo vendado y pensó en el corte que se había hecho para intentar sacar el veneno. Nadhia había tenido que llegar poco después para salvarla pero… ¿Cómo?

Casi sin darse cuenta se encontró contándole a Bahira que le había picado una serpiente y se había cortado para intentar sacar la mayor cantidad posible de sangre; añadió que se había separado de su amiga pero no dijo nada acerca de cómo, por si acaso Nadhia había inventado una excusa mientras ella estaba inconsciente.

Pensaba que iba a morir. Estaba en una especie de templo, con unos dibujos muy extraños y… Recuerdo que vi una figura encapuchada.

Bahira pegó un respingo.

¿Ah, sí?

Sí, de color rojo. Una especie de fantasma. Pero me lo estaría imaginando...

La joven se pasó un dedo por los labios y sus ojos parecieron resplandecer, pero no añadió nada. En ese momento Fátima recordó que no se había presentado y dijo apresuradamente:

Disculpa mis malos modales: me llamo Fátima.

Un placer —rió Bahira, tendiéndole una mano para ayudarla a levantarse—. Supongo que querrás ver a tu amiga, ¿verdad?

****


Spoiler: Mostrar


Cuando Fátima salió fuera se quedó sorprendida: ¡estaban en un campamento! Había más de veinte grandes tiendas rojas que se hinchaban con el viento y sacudían sus telas al aire. Vio niños corriendo entre las larguiruchas piernas de los camellos, mujeres charlando entre ellas mientras trasladaban comida o ropa, hombres montando a caballo o ayudando a las mujeres. Todos saludaban a Bahira y a Fátima con amabilidad, preguntando por su estado, pero la chica estaba demasiado sorprendida para nada más que asentir y sonreír, agradecida por el interés. Bahira, llevándola de la mano, recorrió las callecitas entre las tiendas, donde la gente cocinaba, jugaba a la pelota, a juegos de azar o con perros, hasta que la detuvo frente a lo que parecía ser una plaza improvisada.

Allí, en el centro, en torno a lo que parecían ser las brasas de una inmensa hoguera rodeada por piedras, estaba Nadhia. Varios niños la rodeaban y le hacían preguntas, tocando su pelo o su piel blanca, riendo sin malicia.

¡Nadhia! —exclamó Fátima, echando a correr hacia ella para estrecharla en un abrazo—. ¡Menos mal que estás bien! ¡Por un momento pensé que no salíamos de esta! —enterró su rostro en el hombro de su amiga y derramó un par de lágrimas de emoción. Luego se separó y la repasó con la mirada—. ¿Estás bien? ¿Qué sucedió? ¿Dónde estabas? No tienes ninguna herida, ¿verdad?

No sabía si reír o llorar. ¡Le costaba tanto creer que las dos estuvieran de una pieza...!
Imagen

¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Suzume Mizuno
63. Komory Bat
63. Komory Bat
 
Mensajes: 1883
Registrado: Vie Mar 02, 2012 9:52 pm
Dinero: 1,462,577.72
Sexo: Femenino
Karma: 6

Wayside

Notapor EspeYuna » Mar Feb 11, 2014 11:35 pm

Deberías entrar antes de que tengamos que ocuparnos también de ti.

Me encontraba sentada frente a la tienda donde yacía inconsciente Fátima, pensando si realmente sería necesario o no que entrara, cuando de la misma salió el hombre que nos había dado cobijo en un campamento montado en medio del desierto, cerca y a la vez lejos de aquella montaña que se veía incluso en la oscuridad de la noche gracias a las estrellas.

No dije una palabra. Simplemente me acurruqué en mi sitio y evadí la mirada, molesta. Era cierto que comenzaba a hacer mucho frío de noche, pero no me atrevía a entrar.

¿Sigues mosqueada porque te grité que mantuvieras el pico cerrado? —pegué un respingo, a la par que notaba que se ponía de cuclillas para igualar la altura y hablar conmigo— Entiende que estaba demasiado concentrado intentando averiguar lo que le pasaba a tu amiga como para darme el lujo de escuchar tus berridos.

Esa es la menor de mis preocupaciones —le contesté de mala gana.

Oye...

Sirâj, ¿por qué tardáis tanto?

De la tienda salió una joven que vestía con unos atuendos bastante holgados y, para qué engañarme, bonitos. Su larga trenza negra le caía a la espalda y tenía bisutería decorando su cuello y las orejas. Pero lo que más me llamó la atención fue que llevara colgado en su cintura un carcaj con flechas.

Sirâj, que así parecía llamarse aquella persona, suspiró al intercambiar una última mirada conmigo, intentando encontrar alguna vía de entrada en mi perseverante tozudez. Al ver que no conseguía nada y la joven esperaba una respuesta, se levantó del sitio:

Me rindo —se encogió de hombros y echó andar hacia la gran hoguera que habían encendido en medio del campamento, poco tiempo después de que llegáramos con Fátima a cuestas—. A ver si tú eres capaz de sacarle algo de sensatez a esta cría. Será posible...

Escuché los pasos de Sirâj alejarse, y luego la voz de aquella mujer:

¿No tienes frío? —ante mi negativa, ella insistió en cogerme de ambas manos con una sonrisa— Estás helada.

>> Entra, vamos. Te daré algo caliente para beber, ¿sí?

No quiero entrar.

La joven se quedó callada unos segundos, para después sentarse a mi lado de una forma un tanto peculiar. Volvió a cogerme de la mano y la acarició con gentileza, viendo que estaba asustada con la idea de ver a Fátima.

Está fuera de peligro, tranquila. La he aseado y duerme plácidamente —sorprendida de la noticia, me giré a ella con ojos abiertos de par en par—. Parece que al final sólo ha sido un susto.

¿De verdad? —cuestioné, no por desconfiar en la palabra de la joven. Simplemente, quería estar cien por cien segura de que Fátima estaba bien.

De verdad. Ven, te daré ropa nueva para que puedas asearte dentro.

Sintiéndome derrotada por su amable insistencia, dejé que me ayudara a levantarme y me guiara al interior de la tienda. Comprobé que, tal y como decía aquella muchacha, el estado en el que había llegado Fátima pudo ser obra del calor, y el corte en el brazo un mero accidente. La mujer, de nombre Bahira, no me pidió el mío y, en cambio, me entregó una tina llena de agua y atuendos parecidos a los que vestía Fátima entre los tupidos cojines.

Era la primera vez que me daba un baño encima de un taburete, sin más protección a mi alrededor que paredes de tela. Había leído sobre Agrabah y sabía que en muchos mundos la higiene no siempre iba a ir acompañada de un baño caliente en un cuarto de baño. Más que resignada, me sentí aliviada con el agua que me caía a la espalda y lograba quitarme toda la arena de encima.

Para cuando ya logré colocarme las ropas, vi que la muchacha había sacado hilo y aguja y cosía con una sonrisa el estropicio que había llevado como atuendo en mitad del desierto. Sinceramente, estaba hecho un desastre como para que se tomara las molestias de intentar hacer un apaño con él. Pero ella negó con la cabeza e insistió en que sería una lástima tirar buena tela como aquella.

Al ver entonces su carcaj, recordé con cara de malas pulgas como Sirâj, a poco de entrar en el campamento, me arrebató mi arco y se lo entregó a ella. No tenía ni idea de dónde lo tenían escondido, pero me mordía la lengua para no acabar preguntando sobre su paradero.

"Mejor que la gente de mi pueblo no te vea con armas, o me ganaré enemigos", explicó Sirâj. En cierto modo, veía normal que una cara nueva con un arco y un arsenal de flechas fuera plato de mal gusto para las familias que estaban allí, pues éramos completas desconocidas y con un aspecto bastante diferente al suyo, a pesar de que los atuendos eran los correctos, más o menos. Y tampoco es que me sintiera insegura sin el arco, pero me había costado mucho conseguirlo, y dos amigos jamás me perdonarían dejármelo allí en Agrabah.

Eché un ojo a Fátima, y al ver que dormía tranquila, sonreí. Pero amargamente. Si mantenía distancias con Sirâj era, precisamente, porque me había dejado en evidencia: no había sabido tratar a mi amiga en un momento en el que caí presa del pánico, dejándome llevar por las emociones antes siquiera de buscar una solución. Me sentía... ridícula. Y más cuando me enteré de que era el líder de aquel pueblo nómada. Mientras ella me servía algo parecido a un té rojo por el sabor, me comentó también que era la esposa de Sirâj.

Parecía tan joven que aquella noticia me sorprendió bastante. Aunque, ¿quién era yo para juzgar la cultura de un mundo ajeno? Le di un sorbo al té y seguí escuchándola, algo sobre un peregrinaje. Sin embargo, un bostezo me delató y me rogó que intentara descansar.

Para cuando Bahira se fue de la tienda, yo saldría de entre los cojines y me sentaría al lado de Fátima, sin apenas tener ganas de dormir. Aquella noche, la mujer de Sirâj aparecería dos veces más para comprobar que nos encontrábamos bien. Me pidió que intentara descansar, pero yo sólo le respondí con una sonrisa de agradecimiento.

No sabía lo cabezota que podía llegar a ser.

*****


A la mañana siguiente Bahira comprobó que, en efecto, apenas había pegado ojo. Con una sonrisa, insistió en que al menos me diera el lujo de dar una vuelta y tomara un poco el aire. Me parecía algo irónico cuando ahí fuera debía pegar con fuerza el ardiente sol del desierto, pero me levanté antes de que ella misma me echara a empujones entre risas.

Me arrepentí en cierto momento cuando comencé a dar un paseo y me encontré con las miradas de curiosidad de los miembros del pueblo de Sirâj: algo cohibida, evadía la mirada y observaba curiosa lo que hacían. Como parte de la rutina, algunos hombres se dedicaban a montar más tiendas o salir del campamento seguidos de sus rebaños; las mujeres, en cambio, tejían bonitas túnicas rojas que me hicieron recordar por un momento al extraño que me había conducido al paradero de Fátima. Pero no pensé mucho más en aquello cuando escuché sonido de cuerda cerca de donde me hallaba.

Spoiler: Mostrar

<3


Muerta de curiosidad, llegué a una zona abierta en el campamento a modo de plaza donde quedaban los restos de la gran hoguera del día anterior. A su alrededor, los hombres usaban sus dagas para darle forma a pequeñas figuras de madera, mientras que algunas mujeres cosían o tocaban instrumentos de cuerda o viento, a la par que los niños se divertían bailando, persiguiendo a algún borrego perdido o haciéndose trenzas en el pelo.

No pude evitar sonreír ante la sensación de calidez que se respiraba allí, entre familia y amigos. De pronto, noté que alguien me tiraba de los atuendos y me encontré con los ojos curiosos de una niña que me ofreció una fruta.

Oh, g-gracias —le dije, recibiendo la manzana y dándole un pequeño mordisco.

De pronto, me entró ansia por devorar la manzana. No había percatado para nada el hambre que tenía desde el día anterior, y ante las risas de los pequeños al verme comer con tanta rapidez, sonrojé. El pequeño se alejó y logré oírle decir a su abuela que, en efecto, tenía aspecto de no haber comido nada.

No sé en qué momento me invitaron a sentarme cerca de quienes tocaban música. Me acordé inevitablemente de Tandy, deseando que ojalá estuviera allí para escuchar aquellas notas tan bonitas y especiales. Para mi sorpresa, los niños me rodearon y comenzaron a tocarme la cara y el pelo, observándome con cierta curiosidad en sus ojos.

Ante la duda, la anciana que me había ofrecido otra manzana del bol de fruta me explicó:

No ven todos los días una piel tan blanca y un pelo que brille tanto a la luz del sol, joven —comprendí que debía ser un tanto raro ver a alguien de mis características físicas en medio del desierto. Recordé que en Tierra de Dragones Malik y yo nos tuvimos que hacer pasar por esclavos de Kousen y Fátima.

¡Nadhia! —como si haberla nombrado en mis pensamientos la hubiera hecho aparecer de pronto, sentí su férreo abrazo como si se tratara en principio de un espejismo—. ¡Menos mal que estás bien! ¡Por un momento pensé que no salíamos de esta! —pero al comprobar que era ella quien había venido, con Bahira sonriendo a su espalda, le correspondí—. ¿Estás bien? ¿Qué sucedió? ¿Dónde estabas? No tienes ninguna herida, ¿verdad?

Verla tan espabilada me sacó una sonrisa de puro alivio. Sentía ganas de volver a abrazarla y llorar por haberme tenido tan preocupada toda la noche, pero me mordí los labios.

Estoy bien, tranquila. Mucho mejor de lo que tú estabas ayer cuando te encontré en esas ruinas —le expliqué, dejando escapar una risa para liberar toda la tensión acumulada del día anterior—. ¿Qué te pasó a ti? Pensé que no la contabas... no... no me vuelvas a asustar así.

Aquel momento entre dos buenas amigas hubiese sido perfecto... si cierta persona no hubiera aparecido de la nada:

Vaya, parece que la famosa Fátima ya está despierta —a mi espalda, Sirâj salió de una tienda cercana para acercarse a nosotras. Allí agachada, le regalé una mueca de desagrado—. Tengo tanto que preguntarte que no sabría por dónde empezar, ¿sabes?

Se agachó donde nosotras y me señaló con el dedo:

Bueno, sí que lo sé. ¿Podrías decirme cómo demonios se llama tu amiga? ¡No me lo quiso decir ayer y no he podido dormir de la intriga!

>> ¡En serio, no sé a qué tanto misterio!

Estaba claro que el tono de su voz remarcando lo último era puro teatro. Molesta, escuché que Fátima respondía por mí y noté como Sirâj me revolvía el pelo como si fuera un niño más de la tribu.

¡Anda, si no era un nombre tan horrible después de todo!

¡Suelta! —exclamé, apartándole la mano mientras soltaba una carcajada que a mí me sentó como un rayo. Al encontrarme con la mirada dubitativa de Fátima, sonrojé y la evadí, algo avergonzada.

Veamos, segunda pregunta dirigida a Nadhia —anunció el líder, divertido por mis reacciones—. ¿Me vas a decir a quién le robaste ese arco o no? Porque debía ser una persona importante, ¡es un material muy bueno!

A pesar de que estaba intentando ser simpático con aquel comentario, me negué en rotundo a seguirle la corriente.

¿Nadhia? —Bahira musitó mi nombre y cuestionó:— ¿No querrás decir "Naglaa"?

N-No... es Nadhia.

¡Ey, ey, yo iba primero! —Bahira soltó una pequeña risa cuando vio que su marido había sido ignorado por completo— ¡Contesta a los mayores cuando te hacen una pregunta!

Lo haría, pero ayer cierta persona me colocó caca de camello en la cara y desde entonces no le tomo en serio —relaté, a lo cual le siguieron las risas de los pequeños y un "¡Sirâj!" por parte de su mujer.

¡No me dejaste otra opción!

¡¡Tengo entendido que por aquí el único que hace eso eres tú!!

Viendo que no iba a conseguir llevarse bien conmigo —de hecho, no veía una intención sincera por su parte—, le preguntó a Fátima:

Y ahora la pregunta del millón, ¿cómo es posible que tuvieras signos de envenenamiento si no había mordedura?

Sirâj...

El hombre hizo un gesto para que su mujer guardara silencio.

¿Y bien?
Imagen
¡Soy enfermera~!
Nurses are Angels on Earth
Imagen
Mi blog + DeCulture

Imagen
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen
KHWorld Awards 2014
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2013
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2012
Imagen
ImagenImagen
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
EspeYuna
115. Demyx
115. Demyx
The Unknowns
 
Mensajes: 3437
Registrado: Mar Feb 28, 2012 11:12 pm
Dinero: 53,263.25
Banco: 15,063.87
Ubicación: ¡Entrenándome en Tierra de Partida para combatir a los sincorazón! ¡Ah! ¡Y en FanPlace!
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 54

Antepasados

Notapor Suzume Mizuno » Mié Feb 12, 2014 9:32 pm

Vaya, parece que la famosa Fátima ya está despierta —no pudo evitar pegar un respingo al escuchar su nombre en boca de una persona desconocida. Se separó Nadhia y examinó con una mezcla de curiosidad y nerviosismo al hombre que se acercaba a ellas. Lo primero que pensó fue que le gustaban sus ropas. Luego, que su tono de voz y su apostura imponían de forma natural, por lo que probablemente fuera el líder de la caravana o estuviera relacionado con este puesto—. Tengo tanto que preguntarte que no sabría por dónde empezar, ¿sabes?

¿A mí? —balbució Fátima, desconcertada.

El hombre se agachó al lado de ellas y señaló a Nadhia.

Bueno, sí que lo sé. ¿Podrías decirme cómo demonios se llama tu amiga? ¡No me lo quiso decir ayer y no he podido dormir de la intriga! ¡En serio, no sé a qué tanto misterio!
Fátima miró a su amiga con las cejas enarcadas por la sorpresa, en especial al ver su gesto hosco. Pero como aquel hombre estaba esperando una respuesta, no le preguntó nada y dijo:

Se llama Nadhia.

El desconocido revolvió el pelo de Nadhia y soltó un comentario que hizo sonreír a Fátima. Se sintió un poco incómoda con la reacción de la chica, pero por suerte el hombre se lo tomó a bien. Fátima, en cambio, cuando se encontró con los ojos de Nadhia le dedicó una mirada de reproche. No entendía nada, ¿a qué venía aquel comportamiento tan infantil?
No se enteró del nombre del hombre hasta que Bahira lo exclamó. Habría pensado que era uno muy bonito de no haber estado ocupada mirando con horror a Sirâj.

«¿Caca de camello? ¿En serio?» se estremeció de arriba abajo, asqueada.

Y ahora la pregunta del millón, ¿cómo es posible que tuvieras signos de envenenamiento si no había mordedura? —tardó en darse cuenta de que se estaban dirigiendo a ella.

Sirâj...

¿Y bien?

Ahora que sabía que Nadhia estaba a salvo y estaba más despierta, Fátima controló mejor su miedo y esbozó una tímida sonrisa mientras le explicaba lo mismo que le había dicho a Bahira. Añadió detalles como que la mordedura había sido pequeña y que por eso había creído que, cortando, conseguiría sacar antes el veneno.

Pero debí desmayarme —farfulló, haciendo como que se moría de vergüenza y no era capaz de sostener la mirada de Sirâj—. Todavía no le he agradecido que me salvara la vida —inclinó la cabeza y sonrió, esta vez con sinceridad—. Os debo un gran favor, señor Sirâj. No estaría aquí si no fuera por usted.

No opino lo mismo —intervino entonces Bahira, que se sentó al lado de Sirâj y puso una mano sobre las suyas—. Los antepasados las protegen, amor.

Sirâj miró con incredulidad a la mujer.

¿De qué hablas?

Esta chica ha visto a un antepasado —señaló a Fátima—. Y ambas han sobrevivido a dos tormentas de arena cuando está claro que no debería haber sido así —sonrió, resplandeciente, a las dos.

Sirâj se volvió con el ceño fruncido y una mueca casi agresiva hacia Fátima.

¿Es cierto que has visto a un antepasado?

P-pues… —no tenía ni la más remota idea de qué estaban hablando.

Es la criatura de la capa roja que has mencionado —le explicó Bahira—. Son los protectores de esta zona y, si han aparecido ante ti —dirigió una mirada interrogante a Nadhia, queriendo saber si su caso habái sido el mismo—, eso significa que os aceptan aquí y que estáis bajo su protección. ¡No os hemos rescatado por casualidad!

Sirâj se mostraba incrédulo y más cuando Nadhia afirmó que había visto a otra de esas criaturas; en ese momento Bahira esbozó una sonrisa triunfante que más bien parecía ser un «¿lo ves?» y rodeó a ambas chicas por los hombros para llevarlas hacia el límite del campamento.

Spoiler: Mostrar


Pudieron ver cómo se extendía la gran montaña a lo lejos y Bahira comenzó a explicarles qué eran los antepasados:

Hace mucho tiempo, estas tierras estaban habitadas por un pueblo sabio y pacífico, del que ya no quedan más que ruinas, leyendas y fantasmas. Siempre realizaban un recorrido que les acababa llevando a la montaña; era una especie de peregrinaje que realizaban en honor a los dioses. Cuando desaparecieron, nosotros, sus descendientes, continuamos con esa tradición tan vieja como el mismo tiempo. Por ello, una vez cada varios años dejamos nuestras rutas comerciales y emprendemos El Viaje.

»No es un camino fácil y requiere mucho esfuerzo, pues siempre llevamos con nosotros a nuestros ancianos y niños. Pero, a cambio, cuando llegamos a las ruinas que hay al pie de la montaña y cantamos en la noche de luna llena, los antepasados se aparecen ante nosotros y nos bendicen.


Bahira tomó una larga bocanada de aire, se volvió hacia ellas y exclamó:

Por eso, cuando falta tan poco para entrar en el recinto sagrado, que hayáis aparecido vosotras guiadas por los antepasados tiene que ser una señal. ¡Seguro que traéis la buena suerte con vosotras!

****


Sentadas en una esquina de la tienda de Bahira y Sirâj, Fátima y Nadhia cuchicheaban mientras esperaban a que Bahira regresara: había dicho que tenía algo que darles para que no se quemaran esas pieles tan blancas.

No sé si de verdad vi a un antepasado o me lo imaginé, pero algo me dice que no le gustamos nada a tu amigo el de los excrementos. ¿No podrías ser un poquitín más amable con él? —suplicó. Soltó un suspiro al escuchar la respuesta de Nadhia y cambió de tema:—. Bueno, ¿qué hacemos? No podemos rechazar así la hospitalidad de Bahira después de todo lo que han hecho por nosotras. Pero ya ha pasado un día y tú tienes que ir a ver a Chris…
Imagen

¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Suzume Mizuno
63. Komory Bat
63. Komory Bat
 
Mensajes: 1883
Registrado: Vie Mar 02, 2012 9:52 pm
Dinero: 1,462,577.72
Sexo: Femenino
Karma: 6

Prelude Fight

Notapor EspeYuna » Jue Feb 13, 2014 2:29 pm

Escuché la historia de Fátima con atención mientras miraba de reojo a Sirâj. Estaba claro que había preguntado de una manera un tanto agresiva a mi amiga en lo referente al mordisco y el posterior corte, pero yo también quería saber qué le había pasado el tiempo que estuvimos separadas.

Os debo un gran favor, señor Sirâj. No estaría aquí si no fuera por usted.

Mascullé entre dientes cuando Fátima dijo una verdad que me sacaba de quicio. Vale que él le había sustraído parte del veneno, que la había traído a su caravana y que Bahira le había aseado y dado un lugar para dormir. Pero si yo no hubiese ido a aquellas pequeñas ruinas, Fátima se habría quedado allí enterrada en la arena.

¿Envidia porque Sirâj recibiera el agradecimiento de Fátima? Para qué mentir, algo me dolía. Podía ser un arrebato de cría, pero realmente me daba rabia. No tenía nada en contra de Bahira, pero Sirâj sacaba a relucir todos mis defectos y eso me hacía vulnerable... y exageradamente susceptible.

Cuando Bahira mencionó la palabra antepasados, tanto Fátima como yo escuchamos con curiosidad la razón por la cual creía que sus teorías eran ciertas. Por lo visto, mi amiga había visto a uno.

"¿Pero a qué se refiere con antepasados...?", pensé, aún sin comprender.

¿Es cierto que has visto a un antepasado?

P-pues…

Si la mueca de Sirâj me resultó bastante agresiva al preguntar de esa forma a Fátima, la mía podría haber espantado a los niños si no se hubieran ido a jugar al otro lado de la plaza.

Es la criatura de la capa roja que has mencionado —cuando Bahira dijo aquello, algo conectó en mi mente y recordé la imagen de aquella "persona" que me había guiado hasta la nave en la que había encontrado a Fátima. Boqueé sorprendida, ¿antepasados?—. Son los protectores de esta zona y, si han aparecido ante ti —se fijó en mí, esperando que hubiera sido también mi caso—, eso significa que os aceptan aquí y que estáis bajo su protección. ¡No os hemos rescatado por casualidad!

¡Espera, espera, espera! —exclamó Sirâj, al ver que yo asentía con la cabeza— ¿Me estás diciendo que esta cría maleducada también lo ha visto?

Si esta cría maleducada no hubiese visto a ese antepasado vestido de rojo —relaté, molesta—, no habría encontrado a Fátima en aquellas ruinas. Creo recordar que me gritaste "loca" antes de dejarme a mi suerte.

Bahira nos rodeó a mí y a Fátima por los hombros mientras nos llevaba a uno de los límites del campamento. Allí, nos señaló la gigantesca montaña que habíamos podido ver desde que nos perdimos en el desierto. Admitía que algo me atraía de ella, su forma aunque sencilla me parecía hermosa y consideraba todo un misterio el efecto luminoso de su cima, ¿sería por algún material que se encontrara allí arriba? ¿Por el sol?

Spoiler: Mostrar


Hace mucho tiempo, estas tierras estaban habitadas por un pueblo sabio y pacífico, del que ya no quedan más que ruinas, leyendas y fantasmas. Siempre realizaban un recorrido que les acababa llevando a la montaña; era una especie de peregrinaje que realizaban en honor a los dioses. Cuando desaparecieron, nosotros, sus descendientes, continuamos con esa tradición tan vieja como el mismo tiempo. Por ello, una vez cada varios años dejamos nuestras rutas comerciales y emprendemos El Viaje.

» No es un camino fácil y requiere mucho esfuerzo, pues siempre llevamos con nosotros a nuestros ancianos y niños. Pero, a cambio, cuando llegamos a las ruinas que hay al pie de la montaña y cantamos en la noche de luna llena, los antepasados se aparecen ante nosotros y nos bendicen.


Te mostraré el camino, Portadora de Luz.

El Viaje —me preguntaba si realmente había escuchado aquellas palabras de los antepasados o si había sido sólo mi imaginación o un espejismo.

Pero Bahira confirmaba que existían y que habíamos tenido la suerte de haberles visto aun sin haber llegado todavía al pie de la montaña. Aquello me sacó una sonrisa, sobretodo al ver a Sirâj tan molesto y desconcertado.

Por eso, cuando falta tan poco para entrar en el recinto sagrado, que hayáis aparecido vosotras guiadas por los antepasados tiene que ser una señal. ¡Seguro que traéis la buena suerte con vosotras!

****


Poco menos de una hora más tarde, Fátima y yo esperábamos a Bahira en la tienda donde hacía vida con su marido. En una esquina, comenzamos a hablar y me contó lo que realmente le había sucedido. Tenía entonces mucho sentido que el hechizo curativo sólo hubiese cerrado la herida y que el veneno, por desgracia, hubiera permanecido dentro. Me anoté mentalmente hacer una visita a Ciudad de Paso lo más pronto posible para estar más preparada la próxima vez que fuéramos a cualquier mundo sin la tutela de un Maestro.

No sé si de verdad vi a un antepasado o me lo imaginé, pero algo me dice que no le gustamos nada a tu amigo el de los excrementos. ¿No podrías ser un poquitín más amable con él? —cuando mencionó a Sirâj pegué un respingo en el sitio, molesta.

Cuando él lo sea conmigo, ya que tan adulto es. ¡Oh, y gran líder y patriarca de su aldea!

Ensalcé, siendo escuchada por Sirâj y recibiendo la misma cara de pocos amigos que yo le regalé mientras éste se dedicaba a hablar con dos hombres a la entrada de la tienda, entre risas. Ante mi comentario, Fátima dejó de lado el tema profiriendo un suspiro, buscando ser paciente conmigo.

Bueno, ¿qué hacemos? No podemos rechazar así la hospitalidad de Bahira después de todo lo que han hecho por nosotras. Pero ya ha pasado un día y tú tienes que ir a ver a Chris…

"Si no fuera por el capricho de venir corriendo a ver a Chris no te hubiera pasado nada de esto", pensé, mirando el antebrazo de Fátima. Aún me sentía culpable... y ridícula ante la idea de haberla metido en problemas y que no hubiera sabido actuar de la forma más madura posible.

Lo de Chris no importa ahora. Por mi culpa has pasado un auténtico infierno. Y, como dices, ya hemos pasado una noche aquí. No me puedo imaginar la que debe estar liando Tandy en Tierra de Partida ahora mismo.

>> Espero que no hayan mandado a ningún aprendiz a por nosotras. Y menos a un Maestro. En mi caso no sería la primera vez y comienzo a estar cansada de que parezca que tenga que depender siempre de ellos.

Guardé silencio y medité unos segundos:

Pero yo tampoco quiero hacerle el feo a Bahira...

Justo entonces los dos hombres que hablaban con Sirâj dejaron pasar a alguien que venía bastante cargado. Ante nosotras apareció de pronto la imagen de aquellos entes de los que nos había hablado Bahira y que afortunadamente nos habían guiado para sobrevivir: la mujer se asomó por encima de las dos túnicas que nos mostraba a mí y a Fátima con una sonrisa de oreja a oreja.

Me quedé asombrada cuando la joven nos ofreció ambas prendas. Algo dudosa de aceptar, vi como Fátima se lanzaba a por una de ellas y no pude evitar sonreír cuando la examinaba y acariciaba la suave tela: tenía entendido que la ropa bonita era una de sus debilidades. Estaba a punto de coger la mía, muerta de curiosidad por rozar con mis dedos las extrañas y atrayentes marcas de la tela que sobresalía a la espalda de la misma, cuando alguien me la arrebató de las manos con un gesto violento y sin fundamento.

¡Oye!

¡Sirâj, amor...!

El líder hizo lo mismo con Fátima y le pidió a sus amigos que devolvieran las túnicas a la tienda de donde Bahira las había sacado. Estos, también algo extrañados con la actitud grotesca de Sirâj, obedecieron sin rechistar.

Esas túnicas forma parte de nosotros, Bahira —dijo, algo nervioso al darse cuenta de lo que acababa de hacer—. Son unas completas desconocidas, y se me ha enseñado desde joven que hay que ayudar al prójimo.

>> Pero esto sería demasiado, ¡no sabemos nada de ellas!

Cariño, ¿qué podrían esconder? —preguntó la mujer— Y han visto a nuestros antepasados... ¡ellos quieren que...!

Ya tengo suficientes problemas como para discutir contigo, Bahira —masculló con ojos furiosos—. Primero esos monstruos y ahora estas tormentas. Ya hemos perdido a algunos de los nuestros. ¡A este paso el Viaje...!

La palabra "monstruo" hizo que tanto Fátima como yo intercambiáramos una mirada que lo dijo todo por sí sola. Teníamos cierta sospecha de saber a qué tipo de criaturas se refería el líder.

Pero, amor...

No puedo permitirme el lujo de confiar en ellas.

Enarqué una ceja ante la actitud de Sirâj, quien se había sentado sobre uno de los cojines, apartándose las ropas que le protegían la cabeza y rascándose la nuca, irritado. Era cierto que no me había llevado precisamente bien con él desde un principio, pero su comportamiento estaba muy alejado de lo que había visto las últimas horas entre la gente de su pueblo. Era bromista y en cierto modo amable con los demás.

Parecía enfadado, pero... había algo más en la expresión de su rostro, ¿miedo, quizás?

Sirâj, los antepasados se aparecieron ante ellas. Debe ser una señal de buena suerte... por favor, cariño.

¿¡Por qué entonces no se toman las molestias de presentarse ante mí para guiarme, como hicieron con mi padre!? ¡¡Yo soy el patriarca de este pueblo!! ¡¡No ellas!!

¡Sirâj...!

¡¡Cállate!!

¡Ey!

Me coloqué entre Sirâj y Bahira cuando un extraño presentimiento me recorrió de pies a cabeza y erizó mi piel. Aún sin saber por qué, había algo en el comportamiento de Sirâj que no me gustaba para nada.

Y fue entonces cuando se escuchó el primer grito de auxilio. Comenzamos a oír desde el interior de la tienda como la gente corría fuera, gritando asustada. Un hombre apareció de entre las telas de la tienda para avisar al líder para dar la voz de alarma:

¡Son los demonios del desierto!

Me giré a Fátima y ambas asentimos, sabiendo lo que teníamos que hacer:

¡Vamos!

¿¡A dónde creéis que vais vosotras...!?

Ambas salimos sin tener en cuenta las advertencias de Sirâj. El campamento era un auténtico caos en aquel momento, con la gente huyendo a sus tiendas y los hombres desenvainando sus dagas para enfrentarse a aquella manada de bestias que habían aparecido de la nada.

Tenían forma humana esta vez, pero estaba claro que eran sincorazón. Me había enfrentado a ellos la vez que conocí a Christian, por lo que sabía qué tenía que hacer. Con sus espadas, amenazaban a un par de niños y a una anciana.

Spoiler: Mostrar


Fátima y yo nos dividimos, invocando en un haz de luz nuestras Llaves-Espada. Corrí en dirección a los niños, hice una finta levantando algo de arena y bloqueé su estocada contra los pequeños con Ángel Forjado. Mientras me lo intentaba quitar de encima, le grité a los niños que buscaran a sus padres y fueran a un lugar seguro. Algo asustados, lograron hacerme caso y el más mayor cogió a sus dos hermanas, corriendo en busca de su familia.

Librándome de éste con un hechizo de fuego, vi como uno se acercaba peligrosamente por la espalda de Fátima, quien estaba demasiado ocupada con otro con el que forcejeaba.

¡Fátima, agáchate! —grité, usando mi arma a modo de arco e invocando una Flecha Celestial que atravesó a los dos, aunque no con ello conseguí hacerlos desaparecer.

Mi despiste me costó un tajo en el antebrazo izquierdo que a duras penas pude esquivar. El sincorazón del que me había librado segundos antes volvía con su espalda alzada para librarse de mí.

Joder, maldito. Ésta me la pagas...
Imagen
¡Soy enfermera~!
Nurses are Angels on Earth
Imagen
Mi blog + DeCulture

Imagen
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen
KHWorld Awards 2014
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2013
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2012
Imagen
ImagenImagen
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
EspeYuna
115. Demyx
115. Demyx
The Unknowns
 
Mensajes: 3437
Registrado: Mar Feb 28, 2012 11:12 pm
Dinero: 53,263.25
Banco: 15,063.87
Ubicación: ¡Entrenándome en Tierra de Partida para combatir a los sincorazón! ¡Ah! ¡Y en FanPlace!
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 54

Re: [Agrabah] Journey

Notapor Suzume Mizuno » Vie Feb 14, 2014 12:17 am

Espero que no hayan mandado a ningún aprendiz a por nosotras. Y menos a un Maestro. En mi caso no sería la primera vez y comienzo a estar cansada de que parezca que tenga que depender siempre de ellos.

Fátima se puso pálida al pensarlo. ¡Era verdad, había transcurrido un día entero…! ¡Harun, su pobre Harun! ¡Estaría asustadísimo porque no volvía! Y la idea de que mandaran a un Maestro a por ellas —si es que se daban cuenta de su ausencia…Aunque juraría que esa mañana tendría que haber entrenado con Lyn…— le puso los pelos de punta.

Pero yo tampoco quiero hacerle el feo a Bahira...

Ya… —soltó un suspiro mientras maldecía para sus adentros.

En ese momento alguien entró por la puerta y, de pronto, Fátima vio cómo Bahira extendía ante ellas dos largas túnicas rojas. Se quedó anonadada viendo el precioso color, ¡su favorito!, y casi pudo sentir la suavidad de la tela, la rugosidad de los hilos dorados de los bordes inferiores…

Y, de repente, todo desapareció tan rápido como había llegado. Cuando quiso darse cuenta, Sirâj había arrebatado bruscamente las túnicas a Bahira y se las entregaba a sus compañeros.

¡Oye! —protestó Nadhia.

Fátima tuvo el impulso de imitarla, pero se mordió la lengua en el último segundo, en especial al ver la expresión del hombre. Sin embargo, no pudo evitar seguir con pena el vuelo de una bonita bufanda que aleteaba en el aire mientras sus amigos salían de la tienda con los vestidos entre los brazos.

«Eran tan bonitas…»

¡Sirâj, amor...!

Esas túnicas forma parte de nosotros, Bahira —de pronto Sirâj se mostró un poco incómodo por su actitud, pero siguió hablando a su esposa con claridad:— Son unas completas desconocidas, y se me ha enseñado desde joven que hay que ayudar al prójimo.Pero esto sería demasiado, ¡no sabemos nada de ellas!

Fátima tuvo que admitir, a regañadientes, que Sirâj tenía razón. Si una se ponía en su punto de vista, incluso sorprendía que Bahira hubiera estado dispuestas a entregársela para que las vistieran. Porque eso parecía que iba a hacer, de lo contrario su marido no se las habría arrebatado sin más, ¿no?

Cariño, ¿qué podrían esconder? —replicó Bahira—. Y han visto a nuestros antepasados... ¡ellos quieren que...!

Ya tengo suficientes problemas como para discutir contigo, Bahira —respondió él con irritación—. Primero esos monstruos y ahora estas tormentas. Ya hemos perdido a algunos de los nuestros. ¡A este paso el Viaje...!

De inmediato Fátima y Nadhia intercambiaron una mirada al escuchar aquella palabra y supo que las dos estaban pensando en lo mismo. Había posibilidades de que no se estuvieran refiriendo a ellos pero la experiencia había enseñado a Fátima a desconfiar. Los Sincorazón eran una maldita plaga, estaban por todos lados, y era mejor prevenir que curar. Tenía que preguntarle a Bahira de qué «monstruos» estaban hablando…
Sumida en sus pensamientos, no volvió a prestar atención a la discusión de pareja hasta que de pronto Sirâj elevó la voz y gritó:

¿¡Por qué entonces no se toman las molestias de presentarse ante mí para guiarme, como hicieron con mi padre!? ¡¡Yo soy el patriarca de este pueblo!! ¡¡No ellas!!

Los ojos de Fátima se abrieron de par en par y sus labios formaron una «o». Ahora entendía por qué estaba tan molesto con ellas desde que mencionaron a los antepasados… Era completamente normal. Sintió un pinchazo de lástima y se arrepintió de inmediato: casi con seguridad a Sirâj le sentaría peor que le tuvieran pena a que le respetaran incluso si los antepasados no se habían mostrado ante él…

¡Sirâj...!

¡¡Cállate!! —rugió él, evidentemente herido en su orgullo.

¡Ey!

¡Nadhia! —Fátima se incorporó para sujetar a su amiga de una mano. ¡Pero qué hacía, no era nada en lo que tuvieran que meterse ellas!

Entonces, tras un instante de extraño silencio, estalló un grito de terror. Fátima se quedó petrificada durante unos segundos, y agudizó el oído casi sin darse cuenta. ¿Qué…?

¡Son los demonios del desierto!

Nadhia se volvió hacia ella y no hizo falta más. Las dos tenían muy claro lo que debían hacer.

¡Vamos!

¡Sí!

¿¡A dónde creéis que vais vosotras...!?

Sirâj no pudo detenerlas, pues se precipitaron al exterior a toda velocidad. Fátima esquivó a una mujer que corría con un niño en brazos y que estuvo a punto de llevársela por delante. Todas las mujeres y los ancianos habían salido de sus tiendas y corrían mientras los hombres jóvenes se preparaban para enfrentarse a…

¡Estaba claro! —masculló, invocando su Llave Espada.

Nunca había peleado contra aquella clase de Sincorazón, que parecían bandoleros, pero no importaba. Sólo tenía que evitar que sus dagas la alcanzaran y acabaría con ellos lo más rápido posible. ¡No iba a dejar que le pusieran ni un dedo encima a nadie del campamento!

Spoiler: Mostrar


Mientras Nadhia defendía a un grupo de personas, Fátima se arrojó sobre un Sincorazón que acosaba a un anciano contra una de las tiendas. Cogió todo el impulso que fue capaz y lo derribó de un golpe. Entonces arremetió contra él con dos violentos tajos y lo hizo desaparecer.

¿Está herido? —exclamó, tendiendo una mano al anciano para ayudarle a incorporarse. Sólo entonces vio que tenía un corte en el pecho y se apresuró a ejercer un:—. ¡Cura!

El anciano la miró con sorpresa cuando su herida se cerró, pero Fátima no le dejó tiempo para pensar: lo ayudó a incorporarse y le dio un firme empujón mientras le ordenaba que corriera.

En ese momento se arrojó sobre ella otro Sincorazón y Fátima retrocedió atropelladamente mientras trataba de detener sus acometidas. A su espalda hubo un destello y sintió un golpe de calor, pero como no recibió una herida se concentró en acabar con él. ¡Pero se resistía, el maldito! cuando se volvió comprobó que

¡Fátima, agáchate!

La muchacha echó cuerpo a tierra sin pensar y un resplandor pasó por donde su cuerpo había estado hacía unos instantes. Reconoció la flecha de Nadhia, que había atravesado en dos a los Sincorazón, y se incorporó sin detenerse a recuperar el aliento para acabar con ambos a base de un par de Aqua. Cuando los hizo desaparecer soltó una carcajada de triunfo.

Le pareció escuchar un quejido y al volverse comprobó que Nadhia sangraba y se enfrentaba a un Sincorazón. Tras asegurarse de que no necesitaría ayuda, corrió entre las tiendas y estuvo a punto de darse de bruces con Bahira. Se quedó sorprendida al verla armada con arco y flechas y acertar más de tres disparos seguidos.

Entonces un Sincorazón le arrojó una daga y la joven la esquivó con tanta agilidad que Fátima no pudo evitar envidiarla.

¡No te quedes quieta, Fátima! —gritó la joven—. ¡Detrás de ti!

Fátima se giró y arremetió contra un Sincorazón. Cuando terminó con él, Bahira había desaparecido. Maldijo entre dientes y echó a correr tras ella. Escuchó una maldición y cuando dobló una esquina vio que la habían rodeado cuatro Sincorazón.

¡Bahira, aparta! —ordenó Fátima, extendiendo y lanzando dos Piro seguidos.
Imagen

¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Suzume Mizuno
63. Komory Bat
63. Komory Bat
 
Mensajes: 1883
Registrado: Vie Mar 02, 2012 9:52 pm
Dinero: 1,462,577.72
Sexo: Femenino
Karma: 6

The Dreamers

Notapor EspeYuna » Vie Feb 14, 2014 7:56 pm

El sincorazón respondió a mi amenaza verbal con otra estocada que pude bloquear sin problemas. Sin embargo, tras acabar con él usando un hechizo pírico y forcejear con otro bandolero que intentó sorprenderme por la retaguardia, el brazo herido comenzó a fallarme. Y con ello, no podía emplear la misma fuerza en un frente a frente, sabiendo además que lo mío era el ataque a distancia.

La criatura consiguió darme una patada que me llevó volando a la tienda más cercana. Un tanto sorprendida de haber atravesado la tela y no hacer caer la tienda entera, rodé al ver como el sincorazón había saltado encima mía, dispuesto a clavarme su arma en el pecho. Por suerte, los reflejos eran un punto a mi favor.

Pero aún seguía sin poseer la suficiente velocidad para criaturas de aquel nivel. Aquellos sincorazón eran muy escurridizos y sus espadas tenían un largo alcance. Tras acabar con él y salir por el trozo de tela que acababa de destrozar, me vi rodeada de cuatro a cada camino entre las tiendas del campamento. Chasqueé la lengua, notando que perdía sangre por el brazo y que el corte escocía como mil demonios al haberme llenado de arena.

¿Q-Qué?

De pronto vi como algo salía disparado desde el cielo y daba contra la cara de uno de ellos. El monstruo se quedó ciego durante unos instantes, soltando su espada e intentándose quitar la mole que le impedía ver.

¡Atácale ahora, tonta!

Spoiler: Mostrar


Claro, ¿quién si no en su sano juicio le tiraría excrementos de animal a los ojos de unos monstruos nacidos de la oscuridad?

"Será idiota."

Pero había surtido efecto, para qué mentir. El sincorazón se había puesto nervioso —suponía que no se esperaba un bombardeo así ni de lejos— e invoqué otra flecha de luz que lo hizo desaparecer.

Entonces fue cuando a mi espalda sentí la retaguardia de otra persona. No tuve que darme la vuelta para comprobar que Sirâj se había unido para echarme una mano.

¿Qué te parece, eh? —cuestionó, como si buscara mi aprobación.

Asqueroso —admití, relajando los hombros y vigilando los movimientos de los tres bandoleros que quedaban—. Pero efectivo... y original. Tienes suerte de que no me haya caído encima.

Por primera vez desde que había conocido a Sirâj, sonreí. Ambos seguimos luchando codo con codo, sin separarnos y girando para atacar a los sincorazón que seguían apareciendo desenterrándose de la arena.

Supongo que entonces —empezó a decir Sirâj, interrumpido por un sincorazón al que asestó una patada para quitárselo de encima— ese arco no lo robaste.

Correcto —dije yo, bloqueando a otro—. Y será mejor que me lo devuelvas cuando todo esto acabe.

Me lo pensaré —bromeó a mi espalda—, pero debes responderme a una pregunta, si no te impor... ¡cuidado!

¡Ah!

De repente, noté como Sirâj levantaba mi cuerpo con su espalda pegada a la mía, a la par que había sujetado como un crío mis brazos para darme impulso y asestarle "accidentalmente" otra patada con mis botas al sincorazón que se había lanzado a por mí con mi despiste.

Al aterrizar de nuevo en el suelo, el combate prosiguió y, por raro que pareciera, disfruté la compañía de Sirâj en el campo de batalla. Como si aquello se tratara de un juego de niños, los dos nos cubríamos, atacábamos por igual y eliminábamos a los malhechores que invadían su pueblo.

Cuando acabamos con todos ellos, salimos corriendo a la zona de la que huían algunos hombres que cargaban con los ancianos, quienes difícilmente podían huir por su cuenta de los sincorazón.

¿Qué me ibas a preguntar? —le pregunté mientras él me seguía.

Corrimos en silencio durante unos segundos hasta que, aun dudoso, se atrevió a preguntar:

Sois de esa gente de la que hablan en Agrabah, ¿me equivoco? —casi que confirmó nuestra identidad— Eso es un... una espada de esas raras, ¿no?

Eso no es una pregunta —reí mientras él se alteraba con mi respuesta con una expresión de molestia—. Así es.
Imagen
¡Soy enfermera~!
Nurses are Angels on Earth
Imagen
Mi blog + DeCulture

Imagen
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen
KHWorld Awards 2014
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2013
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2012
Imagen
ImagenImagen
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
EspeYuna
115. Demyx
115. Demyx
The Unknowns
 
Mensajes: 3437
Registrado: Mar Feb 28, 2012 11:12 pm
Dinero: 53,263.25
Banco: 15,063.87
Ubicación: ¡Entrenándome en Tierra de Partida para combatir a los sincorazón! ¡Ah! ¡Y en FanPlace!
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 54

Re: [Agrabah] Journey

Notapor Suzume Mizuno » Vie Feb 14, 2014 9:05 pm

Spoiler: Mostrar


Bahira se lanzó a un lado y los Piro se llevaron por los aires a dos de los Sincorazón. Sin que Fátima tuviera que indicarle nada, incluso desde el suelo la joven cargó una flecha y la cuerda de su arco restalló cuando sus saetas atravesaron la distancia que la separaba de sus enemigos y les acertaba en los ojos.

Fátima arrojó un Aqua contra el tercero, derribándolo, y lo acometió con todas sus fuerzas hasta hacerlo desaparecer. Después se abalanzó sobre sus compañeros y aunque acabó con la mejilla sangrando y un buen golpe en la clavícula, consiguió acabar con ellos.

¿Estás bien? —se volvió hacia Bahira.

La mujer asintió, seria, con otra flecha preparada mientras giraba a su alrededor, atenta por si aparecían más enemigos. Sólo cuando estuvo segura de que no iban a saltar desde las sombras sobre ellas, corrió hacia Fátima y le puso una mano en el hombro.

Yo estoy bien, pero tú…

Fátima sonrió. Bahira no podía llevarle mucha edad, pero aun así la observaba como una madre a una hija.

No te preocupes, no es nada. Se curará fácilmente.

Bahira asintió con gravedad y después desvió los ojos hacia su Llave Espada.

Eso es… Es… ¿mágica?

Podría decirse —confirmó Fátima a regañadientes—. Pero ahora no hay tiempo, tenemos que acabar con todos los que queden.

Bahira sonrió y le dio un pequeño apretón. Corrió a recoger sus flechas y cuando estuvo lista dio un cabezazo de confirmación.

Asombrada por la sangre fría y la certera puntería de su compañera, Fátima recorrió gran parte del campamento acabando con todos los Sincorazón que se cruzaban en su camino. En una ocasión cargó junto a tres hombres, que la miraron con asombro cuando comenzó a disparar bolas de fuego, pero en ningún momento se apartaron de ella o parecieron tenerle miedo. Fátima imaginó que un pueblo que creía en criaturas que viajaban por el desierto y se aparecían ante sus miembros no debía sorprenderse demasiado ante la magia. Bahira tampoco lo parecía.

Bahira, por otra parte, tenía una gran capacidad de mando. En seguida organizó a hombres y mujeres por igual para dejar atrás el campamento y reunirse en una colina cercana donde pudieran protegerse de los demonios. Fátima lo agradeció, porque cada vez que limpiaban una zona los Sincorazón volvían para perseguir a la gente que se había quedado atrás o que permanecía escondida en alguna tienda.

Así, poco a poco, fueron vaciando el campamento.

¿Nada por ahí? —gritó Bahira después de investigar una tienda.

¡Nada! —confirmó Fátima.

Bien, ahora queda encontrar a mi marido…

Las dos echaron a correr hacia el linde de las tiendas.

Allí encontraron a Nadhia y a Sirâj enfrentándose al último reducto de Sincorazón.

¡Cariño!—rugió Bahira, disparando una flecha, que atravesó el ojo de una de las criaturas que se abalanzaba sobre Sirâj.

Fátima se adelantó, cruzándose con Nadhia e indicándole con un gesto que se pusiera a resguardo para que trabajara desde atrás con Bahira. Luego se puso cerca de Sirâj, al que dedicó una fugaz mirada, y con un grito atacó a los últimos Sincorazón.
Imagen

¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Suzume Mizuno
63. Komory Bat
63. Komory Bat
 
Mensajes: 1883
Registrado: Vie Mar 02, 2012 9:52 pm
Dinero: 1,462,577.72
Sexo: Femenino
Karma: 6

Re: [Agrabah] Journey

Notapor EspeYuna » Vie Feb 14, 2014 10:41 pm

"Guau", al ver como la flecha de Bahira surcaba el aire y atravesaba el ojo de uno de los sincorazón que nos habían rodeado a mí y a Sirâj, sólo pude expresar aquello con unos ojos brillantes.

La forma con la que cogía el arco, el como tensaba la cuerda y la agresividad con la que asestaba en sus enemigos. ¡Ojalá me enseñara a practicar mi tiro con arco!

Pero pronto tuve que volver a la realidad cuando Fátima hizo un gesto con el que me acerqué a Bahira. Los ojos de la mujer de Sirâj pudieron darse el lujo de fijarse en Ángel Forjado sin temer por los enemigos que quedaban.

¿Es un arco? —preguntó, algo sorprendida por el como tomaba el filo del arma— ¿No es una espada? ¿Y cómo es que...?

La adapté a mi gusto —dije con una sonrisa, sin apartar la mirada de los sincorazón.

De pronto, uno apareció a la espalda de Sirâj y lancé otra flecha mágica fulminándolo al instante. A mi lado, Bahira acertaba a nuestros enemigos con una destreza impresionante. Ningún Maestro de Tierra de Partida me había enseñado a usarlo como era debido y me sentía algo pequeña a su lado. Por otra parte, su marido y Fátima cooperaban juntos para atacar de frente.

Finalmente, se hizo el silencio cuando los cuatro nos quedamos solos en la plaza. Ahora lo único que escuchábamos era nuestras respiraciones entrecortadas.

Sirâj se giró hacia nosotras y enmarcó una sonrisa triunfante, aunque era evidente que el hombre estaba bastante conmocionado con el desastre ocasionado por los sincorazón.

Borró la sonrisa de su cara al ver el campamento vacío y recordar el miedo de su pueblo.

¿Por qué los antepasados no me avisan sobre esto? ¿Qué son esas criaturas?

>> ¡Maldición! ¿Por qué no me ayudan? ¿Acaso me están castigando por algo que hice mal...?

De repente, me lancé hacia Sirâj y lo empujé. Recibí una estocada que logró alcanzar mi hombro derecho y, aun maldiciendo a regañadientes el dolor que me recorrió los nervios del mismo miembro, asesté mi Llave-Espada contra el último sincorazón que había aparecido de entre la arena para atacar por la espalda al líder del pueblo.

El monstruo desapareció, me agarré como pude el hombro y caí de rodillas. Sirâj corrió hacia mí para socorrerme, aunque no sin antes llamarme estúpida y niña temeraria.

El tonto eres tú por bajar la guardia... ¿a quién se le ocurre...?

Mi tono era bromista, cuanto menos, intentando calmarle. Pero aquella herida sí que dolía como, ¡rayos!

Sentí que Fátima también se acercaba a usar su magia curativa, pero no pudo, llevándose una mano a la sien. Me miró preocupada y le sonreí, jadeante y mareada por estar perdiendo sangre:

Estoy en las mismas, Fátima —le dije, al mismo tiempo que Ángel Forjado desaparecía de mi mano en un haz de luz—. He invocado... ah...

>> Demasiadas... flechas...


¡Ey, Nadhia! ¡Ni se te ocurra! ¡Nadhia! —exclamó Sirâj, dándome un par de suaves bofetadas en las mejillas con tal de que permaneciera consciente.

Pero era difícil mantener los ojos abiertos. No había dormido nada la noche anterior, y el sofoco del calor, tener el estómago medio vacío y estar perdiendo sangre no era, sin duda, una buena combinación.

Y había llegado a mi límite, para qué mentir.

Seguí escuchando las súplicas de Sirâj y Fátima con una sonrisa, intentando por todos los medios no dormirme. Sirâj cargó conmigo hasta la tienda más cercana, gritando todos los apodos más molestos posibles para que mantuviera la consciencia. De vez en cuando me preguntaba cosas para que yo respondiera... a saber qué dije o no.

Me sentía como si estuviera drogada por el dolor y el sueño.
Imagen
¡Soy enfermera~!
Nurses are Angels on Earth
Imagen
Mi blog + DeCulture

Imagen
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen
KHWorld Awards 2014
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2013
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2012
Imagen
ImagenImagen
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
EspeYuna
115. Demyx
115. Demyx
The Unknowns
 
Mensajes: 3437
Registrado: Mar Feb 28, 2012 11:12 pm
Dinero: 53,263.25
Banco: 15,063.87
Ubicación: ¡Entrenándome en Tierra de Partida para combatir a los sincorazón! ¡Ah! ¡Y en FanPlace!
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 54

Re: [Agrabah] Journey

Notapor Suzume Mizuno » Sab Feb 15, 2014 2:37 am

Fátima resoplaba mientras se limpiaba el sudor de la frente. Ahora que habían acabado con los Sincorazón comenzaba a acusar el cansancio, el dolor de las heridas y, sobre todo, el calor. No estaba hecha para moverse por el desierto, desde luego. Pero, a cambio, albergaba un profundo sentimiento de satisfacción en el pecho por haber conseguido acabar con todos los enemigos. ¡No había estado mal! ¡Y no había muerto nadie! ¡Era para celebrarlo!

Escuchaba de fondo a Sirâj, diciéndose que debía ser muy raro que esos antepasados se aparecieran ante la gente si estaba tan desesperado, cuando su oído captó un brusco golpe.

¡Nadhia! —gritó, al ver que su amiga caía de rodillas.

Se apresuró a correr a su lado, aunque llegó después de Sirâj, y se acuclilló a su lado mientras intentaba ejercer un Cura. Pero no fue capaz. La magia, simplemente, se le había agotado. Se llevó una mano a la sien, porque sufrió un pequeño mareo por el intento de sacar energía de donde no había y maldijo en voz alta.

Estoy en las mismas, Fátima —la calmó la chica mientras su Llave Espada se desvanecía.

¡Ey, Nadhia! ¡Ni se te ocurra! ¡Nadhia!

¡Eh, eh, tranquilo! —exclamó Fátima, sujetándole la muñeca—. ¡Que no se va a morir por esto, sólo está muy cansada!

¡Pero…!

¡Que se calme, joder! —gritó Fátima, sin darse cuenta de que ella misma estaba levantando la voz—. Hay que llevarla a descansar, ¿de acuerdo? Sólo necesita eso.

«Y yo también».

Pero, por suerte, no tanto. Se alegraba de haberse vuelto lo suficientemente fuere para soportar una batalla así incluso después de haber pasado un día inconsciente.

Venga, mocosa, no te mueras. ¿Me oyes? Si lo haces te enterraré entre restos de excrementos de camello, te lo aseguro, así que ni se te ocurra palmarla.

Fátima soltó una carcajada y siguió a Sirâj al interior de la tienda, mientras el hombre seguía amenazándola con terribles consecuencias si se desmayaba. Le ayudó a limpiarle las heridas una vez en la tienda, y cada poco le daba algo de agua a su amiga, acariciándole el pelo para tranquilizarla.

Finalmente, para cuando la gente ya empezaba a volver al campamento, Fátima se encontraba lo suficientemente recuperada para salir a buscar a Bahira. La encontró ayudando a un par de ancianas, calmándolas y asegurándoles que todo estaba bien, mientras se dirigían de vuelta a sus hogares. Saludó a Fátima y se acercó a ella con paso firme, si bien se veía que estaba cansada.

¿Qué tal están?

Bien. Nadhia se ha dormido y Sirâj ya está más calmado. ¿Quieres que te ayude con algo?

¿No descansas tú también?

Fátima meneó la cabeza. No le gustaba quedarse sin hacer nada, ni siquiera si esa gente no tenía nada que ver con ella. Así que comenzó a patrullar con Bahira y una serie de hombres los alrededores del campamento. Aceptó el pañuelo que la joven le ofreció para cubrirse el rostro, aunque en seguida comenzó a acusar el calor y maldijo aquel terrible sol.

¿Os atacan a menudo esas criaturas? —inquirió al cabo de un rato, cansada de luchar contra la arena, que parecía querer tragarse sus pies.

Han aparecido alguna vez —contestó Bahira, hundiendo los hombros—. Y se han llevado a alguno de los nuestros. ¿Y vosotras? Creo que… Que alguna vez he escuchado hablar de espadas como las vuestras.

Luchamos a veces contra ellos —respondió Fátima con suavidad.

Ahora entiendo por qué reaccionasteis tan rápido —sonrió Bahira. Clavó su arco en la arena y se detuvo, obligando a Fátima a hacer lo mismo. De pronto la sonrisa desapareció y fue sustituida por un gesto grave—. Fátima, quiero pediros un favor.

Te… escucho.

No sé de dónde venís, ni qué hacíais en el desierto cuando mi marido os encontró. Pero tengo claro que no habéis acabado aquí por casualidad. Que los antepasados no os han traído por nada. Creo que os han traído aquí para ayudarnos.

»Por favor, acompañadnos hasta que lleguemos al recinto sagrado. Allí no debería haber más monstruos. Os pagaremos lo que sea necesario.


P-pero Sirâj…

Sirâj hará lo que sea necesario para proteger al clan —respondió la mujer, rebosando firmeza—. Os lo pido por favor. Pensadlo.

Entonces Bahira esbozó una triste sonrisa y le acarició una mejilla:

No me gusta tener que pedir ayuda a niñas y no lo haría si no lo creyera necesario… Háblalo con Nadhia cuando se despierte, por favor.

Fátima bajó la cabeza y asintió silenciosamente.
Imagen

¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Suzume Mizuno
63. Komory Bat
63. Komory Bat
 
Mensajes: 1883
Registrado: Vie Mar 02, 2012 9:52 pm
Dinero: 1,462,577.72
Sexo: Femenino
Karma: 6

Re: [Agrabah] Journey

Notapor EspeYuna » Sab Feb 15, 2014 4:22 am

¿Qué es ese arma que hacéis aparecer por arte de magia? —preguntó Sirâj tras despertarme. Me sentía como nueva, aunque no quisiera hacer esfuerzos con el hombro herido. De momento, el vendaje era suficiente.

Una espada —respondí con tranquilidad mientras sorbía poco a poco un vaso de agua.

¿De dónde venís? —intentó de nuevo el líder.

De muy lejos.

¿Podrías ser más concisa respondiendo?

Lo estoy siendo —Sirâj resopló y se dejó caer en los cojines que inundaban la tienda, mirándome de reojo. Suspiré y dejé reposar el vaso—. Es complicado, Sirâj. No puedo contarte ciertas cosas tan a la ligera.

>> Ah. Y no pienses que es por desconfianza.

El líder frunció el ceño, molesto con ese comentario. Dándome cuenta de que lo había entendido mal, me corregí:

No lo estoy diciendo por lo que pasó antes con las túnicas —el hombre no estaba muy convencido, y le miré fijamente—. Es más, ahora entiendo que somos desconocidas para vosotros y...

Nada, olvídalo —se resignó Sirâj, quitándose los paños de la cabeza para refrescarse un poco el cuero cabelludo con una tinaja de agua. Luego, volvió a tumbarse sobre los cojines y cerró los ojos—. Está claro que no vas a dar el brazo a torcer ni aunque te suplique por ello.

Oh, ¿acaso serías capaz? —le pregunté con un tono juguetón.

Abrió uno de sus ojos y observó mi rostro sonriente. Como respuesta, se acomodó y sonrió de medio lado:

Creo que podré vivir sin saberlo.

Se hizo el silencio entre ambos, aunque no era incómodo. Para nada, los dos sonreíamos con bastante naturalidad y con un toque de picardía que se me hacía cálido y familiar.

Pero debo hablarte sobre esos monstruos —dije, llamando la atención de Sirâj, quien como un niño se incorporó y se acercó para sentarse frente donde yo descansaba—. Pienso que es bueno que tú lo sepas.

>> Se llaman sincorazón.

¿Sin... corazón? —cuestionó, torciendo el gesto de su cara— Déjame adivinar, ¿no tienen corazón?

No —contesté, esperando que lo que dijera a continuación se lo tomara más en serio—, pero nacen de ellos.

Sirâj se cruzó de brazos, mirándome y esperando una explicación sobre lo último que había dicho.

Nacen de la oscuridad de nuestros corazones —le expliqué, aliviada de que ellos creían en la magia y que, al parecer, eran bastante cercanos a la misma gracias a sus antepasados—. Nacen del mismo corazón, pero carecen de él.

>> Y su único objetivo es arrancar corazones.

Ya veo —musitó Sirâj, serio a mis palabras—. Entonces, la gente que cayó en los ataques... son ahora...

Llegó entonces, por desgracia, el incómodo silencio que tanto quería evitar. Pasados unos segundos, me atreví a decir:

Lo siento.

No pasa nada —intentó restarle importancia, pero negué con la cabeza.

Huelen el miedo, Sirâj —le miré a los ojos, con semblante serio—. El dolor, la ira, la tristeza... cualquier sentimiento oscuro los atrae. ¿Recuerdas lo que pasó antes de que aparecieran? Tienes que tener cuidado.

¿De qué hablas?

Confía en tus antepasados.

¿Eh? —el líder, una vez comprendió lo que estaba queriendo decir, me miró molesto— ¿Insinúas que yo soy el culpable de que hayan aparecido?

No, los sincorazón aparecieron... hace mucho tiempo. Pero cuanto más fuerte es el corazón... más ansían conseguirlo cuando muestra signos de debilidad.

>> Te querían a ti. O eso creo.

Sirâj se rascó la nuca, asintiendo con la cabeza, como si de pronto mi explicación tuviera cierta lógica para él.

No debí gritarle a Bahira, ella es una devota creyente y debería aprender de ella y su fe —dijo, bastante arrepentido—. No sé qué diantres me pasó, estaba... asustado.

Yo no me salvo, ¿eh? —confesé al hombre con una sonrisa— He tenido momentos de debilidad estando ellos cerca para aprovechar cualquier mísera oportunidad.

No es la primera vez que nos atacan, y... tampoco la primera que me altero con tanta facilidad —se llevó una mano al mentón, pensativo—. Mi padre murió siendo yo joven. Emprendí el famoso Viaje con él, y nunca tuvo problemas con estos monstruos. El camino era difícil, pero llegábamos a la cima.

>> Pensé que había caído la desgracia sobre mi pueblo al llegar yo al liderazgo.

No —zarandeé la cabeza, negando aquella suposición—. Has demostrado ser un gran líder hoy.

¿Incluyendo mis métodos infalibles para dejar ciego al enemigo? —cuestionó Sirâj, sonriente.

Incluido, muy a mi pesar.

Los dos rompimos a reír y, algo dolorida, me dejé caer de nuevo en los cojines con un quejido.

Debería pedirte disculpas por cómo te socorrí en el desierto, enana —el apelativo a mi estatura ya no me parecía tan molesto como antes.

Disculpas aceptadas.

Menos mal, podré dormir tranquilo esta noche —dijo entre carcajadas el líder del pueblo.

Yo... yo también...

Con la mirada perdida en el techo de lona, entrelacé los dedos de mis manos, irritada por lo que estaba a punto de soltar. Pero sabía que necesitaba decirlo.

Me sentí muy mal cuando no supe atender a Fátima —comencé a decir, con los ojos de Sirâj puestos en mí—. Y muy culpable por lo que le pasó. Si yo no hubiese querido venir, ella no tendría que haber pasado por esto y...

De pronto, vi que Sirâj se acercaba y me revolvía con demasiadas confianzas mi pelo. Sólo pude regalarle una mueca de desagrado e incertidumbre por lo que hacía.

Pero si no hubieseis pasado por todo eso, no habríamos recibido vuestra ayuda —hizo hincapié para incordiarme aún más, haciendo que sonrojara a raíz de cabello y me subiera a las mejillas—. Gracias.

No ha sido... nada... —dije en voz baja, apartando la mano de Sirâj.

En ese momento, Fátima y Bahira entraron en la tienda y la segunda, viendo el rostro sonriente de su marido, se atrevió a decir:

Oh, parece que ya os lleváis bien.

¿Tú crees? —cuestioné, cuando Fátima preguntó por mi estado. Al comprobar que estaba más espabilada y recuperada, me pidió si podíamos hablar a solas.

Bahira se llevó a su marido fuera, y le dediqué una mueca interrogante a mi amiga:

¿Qué ocurre? ¿Han aparecido más?

Me incorporé con un inevitable quejido de molestia por el hombro malherido. Estaba deseando recuperarme del todo y usar un hechizo curativo.
Imagen
¡Soy enfermera~!
Nurses are Angels on Earth
Imagen
Mi blog + DeCulture

Imagen
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen
KHWorld Awards 2014
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2013
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2012
Imagen
ImagenImagen
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
EspeYuna
115. Demyx
115. Demyx
The Unknowns
 
Mensajes: 3437
Registrado: Mar Feb 28, 2012 11:12 pm
Dinero: 53,263.25
Banco: 15,063.87
Ubicación: ¡Entrenándome en Tierra de Partida para combatir a los sincorazón! ¡Ah! ¡Y en FanPlace!
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 54

Re: [Agrabah] Journey

Notapor Suzume Mizuno » Sab Feb 15, 2014 7:35 pm

Oh, parece que ya os lleváis bien.

Quién iba a decirlo —ironizó Fátima, arqueando las cejas—. ¿Qué tal te encuentras, Nadhia?

¿Tú crees?

Fátima intercambió una mirada con Bahira y la mujer asintió.

¿Podemos hablar un momento a solas?

En cuanto Bahira y Sirâj salieron de la tienda, Fátima se dejó caer con un resoplido de cansancio al lado de Nadhia y se pasó una mano por el cuello. Necesitaba echar una cabezada, estaba más cansada de lo que había pensado en un principio. Además, las heridas escocían —era lo malo de tener habilidades sanadoras. Al final uno se acostumbraba a recuperarse rápido de las contusiones y cuando llegaba el momento en que la magia no funcionaba…— y le estaban provocando un creciente mal humor.

¿Qué ocurre? ¿Han aparecido más?

¿Eh? Ah, no. Todo está bien —hizo una ademán tranquilizador—. La zona está limpia, al menos de momento. Es por otra cosa que he pedido que nos dejen a solas —carraspeó y se irguió—. Bahira me ha pedido que les escoltemos durante un trecho del viaje —dejó un momento de silencio para que Nadhia asumiera lo que les estaban ofreciendo y alzó una mano para que le permitiera continuar—. Está convencida de que los antepasados nos han traído aquí para eso, pero no nos va a hacer trabajar gratis. Está dispuesta a pagarnos bien.

»Creo que eso demuestra lo preocupados que están por los ataques de los Sincorazón, Nadhia. Apenas he hablado con ellos, pero aunque son hospitalarios, estoy segura de que el clan está convencido de que puede defenderse por sí mismo. Bahira debe estar realmente angustiada por este tema, porque por lo que he visto es una buena líder y no parece de las que dejan sus asuntos en manos de los demás. Mucho menos de extranjeros. Han debido sufrir más ataques de los que quieren reconocer…


Como tenía sed, cogió una de las jarras de agua que había cerca y se sirvió un poco. Suspiró de gusto cuando el líquido le aclaró la garganta y luego miró a Nadhia con seriedad.

¿Tú qué quieres hacer? Yo, personalmente, quiero marcharme pero… —suspiró y esbozó una sonrisa cansada—. La conciencia no me dejaría tranquila. Además, le debo la vida a Sirâj y creo que es una buena forma de devolverle el favor.

En realidad se podía decir que ya lo había hecho, ayudando a defender el campamento, pero no era lo mismo. Había luchado por deber y por defensa propia, no había sido algo que hubiera hecho con el propósito de agradecer nada a nadie.

Además… Bahira, a pesar de su persistencia sobre el tema de los antepasados, le caía bien. La experiencia de luchar a su lado le había agradado profundamente y sentía una espinita en el corazón cada vez que pensaba en la decepción que sentiría la joven si les dijeran que se marchaban sin más.

Por otra parte…

No hemos tenido tiempo de hablar casi nada sobre esto —comentó Fátima entonces— y no nos hemos detenido a pensar sobre esos antepasados. ¿Crees que nos ayudaron de verdad? Tengo miedo de haberme inventado lo que vi antes de desmayarme y que Bahira lo haya confundido con sus leyendas. Es decir, el veneno me estaba afectando, y había visto un muro en el que aparecían figuritas parecidas a la que se me apareció luego… ¿No crees que podría haber sido una mala pasada de mi imaginación?

Cuando terminaron de hablar, Fátima cogió una mano de Nadhia y dio un suave apretón.

Y no te he dado las gracias por ayudarme en el desierto. Estaba convencida de que me moría —soltó una risa—. Cada vez que me junto contigo acabamos metidas en algo peligroso, ¡me traes mala suerte! —bromeó. Luego miró con ternura a su amiga—. Pero luego siempre estás ahí para ayudarme.

»Muchas gracias, Nadhia.
Imagen

¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Suzume Mizuno
63. Komory Bat
63. Komory Bat
 
Mensajes: 1883
Registrado: Vie Mar 02, 2012 9:52 pm
Dinero: 1,462,577.72
Sexo: Femenino
Karma: 6

Blue Clouds

Notapor EspeYuna » Dom Feb 16, 2014 12:01 am

Fátima me tranquilizó, dejando claro que no había de momento rastro de sincorazón en el campamento, ni dentro del mismo ni en los alrededores que llevaban al desierto. Cuando de pronto escuché la propuesta de Bahira, me levanté de golpe y me vi recompensada con un dolor agudo en el hombro. Mascullé, viendo que Fátima quería que le dejara terminar. Hice caso y volví a recostarme un poco, oyendo todo cuanto tenía que contarme.

Tampoco es que estuviese interesada en que nos pagaran por un servicio así, la verdad. Éramos Caballeros, lo hacíamos porque era nuestro deber. Y, aparte, porque nosotras queríamos proteger a las personas indefensas de los sincorazón. La única recompensa que veía de ello era la sonrisa de aquellas familias que podrían realizar su peregrinaje sin problemas.

Lo que no sabía era, exactamente, dónde nos estábamos metiendo mi amiga y yo. No teníamos ni idea de cuánto duraba el viaje a aquella montaña, ni qué pasaría al llegar al recinto sagrado. Que fuese un sitio protegido por los antepasados no quería decir que no estuviese infestado de oscuridad. Quién sabe lo que nos podíamos encontrar allí.

Por otro lado, la idea me atraía. Sería mentir si dijera que no me interesaba la historia del pueblo de Sirâj y la costumbre de aquel viaje que emprendían. Además... estaba preocupada por dejar solo a Bahira y su marido tras comprobar que, efectivamente, éste era un blanco fácil para los sincorazón.

Y era una persona muy importante para su pueblo. Teníamos la obligación como portadoras a descubrir qué ocurría tras todos aquellos sucesos. Como decía Fátima, habían pasado ya muchas horas desde que abandonamos Tierra de Partida, sin más aviso que el dejar a Tandy con Harun en mi cuarto. Si nos quedábamos, lo más probable es que vinieran a buscarnos tarde o temprano. Si un Maestro viniera, ¿ayudaría a Sirâj y a su pueblo? Me dio lástima pensar que tendría que haber una serie de condiciones para que recibieran nuestra protección y decidí que lo mejor sería actuar tal y como nos dictaba nuestra propia conciencia. No estábamos interfiriendo en los asuntos de otro mundo de forma... agresiva.

¿Tú qué quieres hacer? Yo, personalmente, quiero marcharme pero… La conciencia no me dejaría tranquila. Además, le debo la vida a Sirâj y creo que es una buena forma de devolverle el favor.

Estoy contigo, Fátima —esbocé una sonrisa, relajada tras haberlo pensado—. No pienso irme de aquí ahora que tienen algo que les aporta seguridad. Y... Sirâj es quien necesita más ayuda.

>> Sospecho que es un blanco demasiado apetitoso para los sincorazón. La inseguridad de un líder inexperto, ya sabes. Sirâj todavía no ha emprendido el Viaje y creo que está muerto de miedo por todo lo que está sucediendo.

No hemos tenido tiempo de hablar casi nada sobre esto —comentó entonces Fátima, y en principio no supe a qué se refería hasta que mencionó las túnicas rojas y a los antepasados del pueblo de Sirâj.

Mi amiga todavía dudaba sobre su propia palabra y de haber visto a uno de aquellos entes vestidos de rojo.

Yo también lo vi —confesé, recordando aquella aparición como una bendición—. Estaba saliendo de aquella nave y... no sé, tuve una sensación extraña. Como si la propia figura me dijera bien claro que fuera allí. Así es como logré encontrarte.

Entonces fue cuando Fátima me cogió de una mano y me dio un suave apretón con la suya. La observé algo extrañada:

¿Qué ocurre?

Y no te he dado las gracias por ayudarme en el desierto. Estaba convencida de que me moría —sonreí amargamente cuando ella soltó una risa dulce y despreocupada—. Cada vez que me junto contigo acabamos metidas en algo peligroso, ¡me traes mala suerte! —bromeó entonces, a lo que respondí con una mueca de resignación—. Pero luego siempre estás ahí para ayudarme.

» Muchas gracias, Nadhia.


Aquel gesto de agradecimiento me sacó una sonrisa más cálida y sincera que la anterior. Era cierto que yo le había conducido hasta allí, que le metía en problemas desde que la conocía, pero... no me lo recriminaba con maldad. Al contrario, siempre me agradecía que hubiese estado ahí para ayudarla.

Realmente, si no hubiese sido por Sirâj quizá no estaríamos aquí ninguna de las dos. Sin contar con el hombre de la túnica blanca que...

De pronto, enmudecí. ¿Qué acababa de decir?

¡Eso es! Otro antepasado, con una túnica blanca... ¡me guió hasta Sirâj! —le dije a Fátima, emocionada— Ellos no se han olvidado de él, Fátima. Nos han conducido hasta aquí para protegerlos. ¡Bahira tiene razón!

¿Qué acabas de decir, mocosa?

Spoiler: Mostrar


Pegué un respingo al ver entrar a Sirâj en la tienda con los ojos abiertos de par en par, sorprendido. El hombre me cogió por los hombros e inevitablemente le maldecí por el dolor del derecho. Éste se apartó y pidió disculpas, algo sobresaltado.

¿Es eso cierto, Nadhia? —preguntó Bahira, con la misma expresión en su rostro.

Ah, sí. Recuerdo perfectamente haberlo visto —le dije a ambos—. Parecía más... alto que el de color rojo. Le seguí y cuando me desperté, bueno...

>> Me encontré con caca de camello en la cara.

Bahira soltó una pequeña risa. Luego, tanto marido como mujer intercambiaron una mirada que logró preocuparme.

¿Acaso... es malo que su túnica sea blanca?

Sirâj se llevó una mano a la frente mientras soltaba una carcajada. Bahira sonrió y se dirigió a ambas con un rostro enmarcado con la ilusión de un niño:

Cuando llegamos a la cima, cambiamos nuestras túnicas rojas por las blancas, simbolizando el esfuerzo físico y espiritual que ha supuesto. Sirâj es de los pocos a los que se le permite llevarla puesta porque él sí finalizó el camino con su padre, al igual que algunos ancianos que quedan y amigos de su misma edad. Que haya aparecido un adulto frente a ti significa que ya estamos listos para hacer los preparativos y emprender el Viaje.

>> Estuvimos meses esperando que se le apareciera a Sirâj o a cualquiera de nosotros, pero... bueno...

¡Bahira, ven aquí! —el hombre se acercó a ella y la alzó en el aire, riendo de felicidad. Le plantó un beso tan de repente que hizo que Fátima y yo apartáramos la mirada, algo avergonzadas— ¡Esto es maravilloso! ¡Hay que anunciarlo esta noche!

El líder salió corriendo de la tienda después de dejar a su mujer en el suelo y lo escuchamos caer tras esquivar milagrosamente a unas ovejas. Las tres reímos y Bahira, finalmente y tras morderse la lengua durante unos segundos, preguntó:

¿Lo habéis hablado?

Intercambié una sonrisa con Fátima y respondí por ambas.

Nos encantaría escoltaros, si la oferta sigue en pie.
Imagen
¡Soy enfermera~!
Nurses are Angels on Earth
Imagen
Mi blog + DeCulture

Imagen
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen
KHWorld Awards 2014
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2013
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2012
Imagen
ImagenImagen
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
EspeYuna
115. Demyx
115. Demyx
The Unknowns
 
Mensajes: 3437
Registrado: Mar Feb 28, 2012 11:12 pm
Dinero: 53,263.25
Banco: 15,063.87
Ubicación: ¡Entrenándome en Tierra de Partida para combatir a los sincorazón! ¡Ah! ¡Y en FanPlace!
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 54

Whisper of Hope

Notapor Suzume Mizuno » Dom Feb 16, 2014 2:08 am

Spoiler: Mostrar


¡Eso es! Otro antepasado, con una túnica blanca... ¡me guió hasta Sirâj!

¿Cómo?

Ellos no se han olvidado de él, Fátima. Nos han conducido hasta aquí para protegerlos. ¡Bahira tiene razón!

Eh, Nadhia, no entiendo nada…

¿Qué acabas de decir, mocosa?

En ese momento Fátima renunció a intentar entender nada de lo que estaba pasando y contempló cómo Sirâj sacudía a Nadhia cual muñeca de trapo.

¿Es eso cierto, Nadhia?

Bahira parecía tan sorprendida como su marido y Fátima hundió los hombros con una sonrisa de satisfecha resignación: parecía que ya, pasara lo que pasara, iban a tener que acompañarles. Los esposos estaban demasiado emocionados —y no parecía que para mal— como para que se tratara de una mala noticia.

¿Acaso... es malo que su túnica sea blanca?

Sirâj rió, feliz, y Bahira les explicó lo que significaba que aquel antepasado se hubiera presentado ante Nadhia. Así, Fátima vio confirmadas sus sospechas y no pudo evitar pensar en la criaturita que pasó delante de ella en las ruinas.

«Así que lo teníais todo planeado…».

Tendría que haberle molestado que unos seres completamente desconocidos —aunque todavía no terminaba de creérselo— las manipularan para llevarlas hacia su tribu. Pero no lo hizo. Después de todo, las habían salvado. Aunque, con todo, no pudo evitar que le asaltara la duda de si tendrían algo que ver con la tormenta de arena…
Meneó la cabeza y apartó aquellos pensamientos de su cabeza.

¡Bahira, ven aquí! —Sirâj levantó en volandas a Bahira y le dio un beso. Fátima sonrió de oreja a oreja y se le escapó un suspiro, pensando que eran encantadores—.¡Esto es maravilloso! ¡Hay que anunciarlo esta noche!

Y Sirâj salió corriendo, cual niño pequeño. Fátima rió con las otras dos chicas al escuchar cómo se daba de bruces en el suelo. Después sus pasos se alejaron a toda velocidad y las tres se quedaron a solas.

¿Lo habéis hablado?

Se sonrió con Nadhia.

Nos encantaría escoltaros, si la oferta sigue en pie.

Bahira lanzó una exclamación ahogada y dio una palmada, con los ojos iluminados de pura felicidad. La muchacha se abalanzó sobre las dos y les cogió las manos.

¡Gracias! ¡Muchísimas gracias a las dos! —la voz le tembló por la emoción y tuvo que cubrirse el rostro para que no vieran cómo se le saltaban las lágrimas—. Ahora todo saldrá bien, estoy segura. Todo saldrá bien

No te preocupes, Bahira —la calmó Fátima, abochornada por su efusividad—. Será un placer para nosotras.

¡Os encantará! Podré mostraros cómo montar a caballo y a guiaros con la luz de las estrellas para no perderos por el camino. Os enseñaremos nuestras canciones y nuestras leyendas, ¡y os prometo que merecerá la pena!
Cuando consiguieron convencer a Bahira para que dejara de darles las gracias, la mujer se incorporó y exclamó:

—[color=#FF8040]¡Venid luego a la hoguera! Prepararemos la cena y os presentaremos formalmente al clan! Os dejo ahora tranquilas para que podáis descansar, lo merecéis
.

Y salió apresuradamente de la tienda. Fátima no pudo evitar sonreír mientras la seguía con la mirada y después dijo:

Me gustaría aprender a montar a caballo. Y creo que Bahira puede ayudarte a practicar con el arco, ¿no crees?

Rió con la respuesta de Nadhia y luego soltó un bostezo. Ahora que ya había pasado toda la tensión estaba sinceramente cansada y, ya que todavía faltaba para el anochecer, iba a echarse una siesta bien merecida. Así que se hizo hueco al lado de Nadhia y se recostó, pegando las rodillas al pecho, para intentar dormir.
Imagen

¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Suzume Mizuno
63. Komory Bat
63. Komory Bat
 
Mensajes: 1883
Registrado: Vie Mar 02, 2012 9:52 pm
Dinero: 1,462,577.72
Sexo: Femenino
Karma: 6

Re: Whisper of Hope

Notapor EspeYuna » Dom Feb 16, 2014 4:18 am

Fátima y yo tardamos lo nuestro en convencer a Bahira. Estaba demasiado emocionada porque fuéramos a escoltar a la tribu durante el inicio de su peregrinaje a tierra sagrada. Cuando logramos calmarla, abochornadas por sus lágrimas, la mujer abandonó la tienda prometiéndonos una cena a la noche y una presentación formal al clan.

La palabra "descanso" fue un auténtico alivio, sobretodo al saber que no tendría a Sirâj danzando alrededor para hacerme más preguntas. Y podría dormir un poco más sin preocuparme demasiado por lo que sucedería. Realmente, me sentía en paz conmigo misma en aquel momento.

Me gustaría aprender a montar a caballo. Y creo que Bahira puede ayudarte a practicar con el arco, ¿no crees?

¡Cierto! ¿Viste como acertaba en los ojos desde esa distancia? ¡Es increíble! —exclamé, emocionada con la idea de que una arquera al nivel de la mujer del líder me enseñara a practicar— Lo cual me recuerda que Sirâj aún me tiene que devolver mi arco...

Fátima rió con la mueca que se dibujó en mi rostro y bostezó de una forma tan adorable que le rogué que descansara. Todavía quedaba bastante para la noche y nos merecíamos un buen descanso. La invité y se hizo hueco a mi lado entre los mullidos cojines. Ella se acurrucó y yo la imité de inmediato, cerrando los ojos. No tardé en quedarme dormida.

*****


¿Estás segura? ¿Y Sirâj...?

Solté una carcajada al ver como Fátima se lanzaba a por su túnica. Algo insegura de recibir la prenda, miré dudosa a Bahira, pero ella sonrió:

Tranquila, está de acuerdo con que las llevéis en el Viaje —dijo con total serenidad, entregándomela en la mano—. Después de todo, formaréis parte de la familia durante las semanas que dure la primera etapa.

"Semanas", respondí en mi fuero interno. Estaba claro que iban a mandar a buscarnos. Y si no era un maestro, pobre del aprendiz que le tocara adentrarse en el desierto. Recé porque las simpáticas criaturillas de rojo le guiaran si fuera necesario.

Además, puede que al final os animéis a llegar a la cima y quizás os convirtáis en adultas dentro del clan.

La idea de por sí era bastante atractiva, por muy alejada que estuviera de nuestro concepto de examen para llegar a ser Maestras de la Llave-Espada. Sin embargo, un viaje de tal calibre parecía ser una experiencia inolvidable, por lo que agarré la túnica y Bahira nos ayudó tanto a mí como a Fátima.

Mirándonos ambas frente a un espejo, no pude evitar abrir la boca de la sorpresa: la forma de la túnica, su colorida tela y los detalles en dorado la hacían preciosa. El trabajo de las costureras en la tribu era asombroso y pensé en como sería tener uniforme en la Orden de los Caballeros, aunque fuera sólo en Tierra de Partida.

Cuando el trozo de tela a la espalda ondeó en el aire al dar un giro sobre mí misma, sentí algo extraño al contemplarla. Pero alguien decidió interrumpir el momento mágico y adentrarse en la tienda sin permiso.

Bueno, veo que ya estáis listas.

Tanto Fátima como yo intercambiamos una mirada al escuchar a Sirâj, extrañadas.

¿Es que vamos a salir vestidas así? —cuestioné, frunciendo el ceño ante la traviesa sonrisa del líder— Ni Bahira ni tú las lleváis puestas.

Hoy es vuestro nacimiento dentro del clan. Todos los ancianos están de acuerdo en que recibáis la bendición de Sirâj y os convirtáis en dos más dentro de nuestra familia.

Pero... Sirâj... ¿no es exagerado? Q-Quiero decir, yo... ya sabes, no tienes por qué... —musité, a lo cual éste se acercó y sacó de entre unos cuantos cojines de la tienda mi arco, devolviéndomelo y clavando su mirada en la mía con una sonrisa.

Si no me hubieses dado ese empujón esta mañana, puede que aquel sincorazón me hubiera arrebatado la vida —dijo, pellizcándome entonces las mejillas para seguir incordiándome en la medida de lo posible—. Tienes bastantes agallas, pequeñaja. Nadie en su sano juicio, excepto Bahira, se hubiera sacrificado por un metepatas como yo.

Reí con su comentario y le di la razón.

E igual de temeraria que tú, y lo sabes —dijo Bahira con una sonrisa, rozando con su mano la mejilla de mi amiga—. Y Fátima, has demostrado también tener valor para protegernos a todos de esos monstruos. Gracias, de verdad.

¡Bueno, a este paso no salimos nunca de aquí! —Sirâj me empujó junto a Fátima fuera de la tienda, tras lo cual escuchamos un gran barullo procedente de la plaza donde, desde allí, se podía observar la gran llama que iluminaba la noche de la tribu— ¡Estoy seguro de que estáis muertas de hambre y querréis terminar cuanto antes el ritual para hartaros!

De pronto, tanto a mí como a Fátima nos rugieron las tripas y nos reímos la una de la otra. Bahira nos pidió entonces que nos colocáramos las máscaras y obedecimos, encaminándonos a la plaza.
Imagen
¡Soy enfermera~!
Nurses are Angels on Earth
Imagen
Mi blog + DeCulture

Imagen
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen
KHWorld Awards 2014
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2013
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2012
Imagen
ImagenImagen
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
EspeYuna
115. Demyx
115. Demyx
The Unknowns
 
Mensajes: 3437
Registrado: Mar Feb 28, 2012 11:12 pm
Dinero: 53,263.25
Banco: 15,063.87
Ubicación: ¡Entrenándome en Tierra de Partida para combatir a los sincorazón! ¡Ah! ¡Y en FanPlace!
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 54

A la luz de la hoguera

Notapor Suzume Mizuno » Dom Feb 16, 2014 2:57 pm

Spoiler: Mostrar


¡Oh! ¡Es preciosa! —exclamó Fátima, tomando por fin entre sus manos aquella preciosa túnica roja, con los bordes ribeteados de hilo dorado y un tacto suave como la seda.

Acarició la tela con fascinación; era gruesa, pero aun así resultaría ligera y agradable de llevar. ¿Cuánto tiempo debían tardar en fabricar algo así? Se notaba que estaba hecha con cariño y minuciosidad…

Después de todo, formaréis parte de la familia durante las semanas que dure la primera etapa. —escuchó de fondo decir a Bahira, mientras extendía la túnica y la observaba desde todos los ángulos posibles. ¡Le encantaba ese color rojo! ¡Y era tan bonita a pesar de su simpleza…!

Además, puede que al final os animéis a llegar a la cima y quizás os convirtáis en adultas dentro del clan.

¿Eh? —abrazando la túnica contra su pecho, se giró hacia Bahira con una ceja enarcada.

Aquello le sonaba un poco fuera de lugar, pero como llegó el momento de ponerse las túnicas se olvidó de las palabras de Bahira y se dedicó a ponerse la túnica con una sonrisa de oreja a oreja.

Le llegaba hasta las rodillas y se abría desde el cuello hacia abajo, por lo que, al andar, se hinchaba de aire y revoloteaba a su alrededor. Giró sobre sí misma, disfrutando como una niña pequeña el movimiento de la capa, y dio las gracias a Bahira, encantada.

¡Es realmente bonita!

Bahira, además, trajo un espejo y Fátima se rió porque, una vez puesta la capucha, parecía más que fueran a algún lugar donde hiciera mucho frío en vez de al desierto. Pero supuso que tenía su lógica; allí todos viajaban cubiertos hasta arriba para que el sol no les destrozara la piel, así que…

Bueno, veo que ya estáis listas.

¿Es que vamos a salir vestidas así? —inquirió Nadhia—. Ni Bahira ni tú las lleváis puestas.

Hoy es vuestro nacimiento dentro del clan. Todos los ancianos están de acuerdo en que recibáis la bendición de Sirâj y os convirtáis en dos más dentro de nuestra familia.
Fátima se llevó una mano a la boca y retiró la mirada hacia un lado. Aquello le sonaba un poquitín, pero muy poquitín, a adoctrinamiento…

Es decir, ¿nos vais a adoptar? —bromeó cuando Sirâj terminó con las mejillas de Nadhia y después de inclinar la cabeza hacia Bahira, agradeciendo sus palabras.

Bahira soltó una carcajada y miró a su marido arqueando las cejas.

¿Te gustaría tener dos niñas, amor?

Sirâj se quedó patidifuso y desplazó la mirada hacia Fátima y Nadhia con una mueca de horror que arrancó una carcajada a la chica. De haber tenido más confianza con él quizás se habría atrevido a acercarse y a decirle «¡hola, papá!».


La verdad, prefiero esperar a hacer el primero —respondió al final Sirâj, besando la mano de su esposa. Buena respuesta—. ¡Bueno, a este paso no salimos nunca de aquí! ¡Estoy seguro de que estáis muertas de hambre y querréis terminar cuanto antes el ritual para hartaros!

Bahira les tendió unas máscaras y Fátima se puso la suya con una risita de emoción. Cuando miró a Nadhia volvió a reír; ¡parecían dos fantasmas!

****


La mayor parte del clan se había reunido en torno a una gigantesca hoguera. Con los niños sentados en los regazos, las mujeres sonreían y charlaban entre sí mientras los hombres se repartían los platos, aunque todavía no tocaron ninguno. Cuando llegaron ellas, un murmullo se extendió entre todos los miembros y varios las saludaron alegremente. Bahira las hizo sentarse a su lado, mientras Sirâj se detenía frente al fuego y pedía silencio.

Amigos míos, hoy hemos recibido dos importantes señales. La primera ha sido el ataque de esos demonios del desierto —Sirâj sonrió—. Por suerte nadie ha sido herido de gravedad. Y todo gracias a la segunda señal que nos han enviado los antepasados —y señaló con un gesto de la mano a Nadhia y Fátima—. ¡Ellos nos han traído a dos personas que nos protegerán durante el Viaje! ¡Demos la bienvenida al clan a nuestras guardianas!

Y con un aplauso que resonó en medio de la noche y por encima del crepitante fuego, las mujeres se lanzaron a tomar las manos de las chicas, a darles las gracias. En cuestión de minutos, casi todas las personas estaban de pie y se habían reunido a corro en torno al juego. Alguien empezó a rasgar la cuerda de un instrumento; el silbido de una flauta reverberó en el aire y, de pronto, había comenzado la música.

Fátima se quitó la máscara y aceptó casi sin mirar lo que le ofrecían por todas partes. El sabor de la comida, sorprendentemente fuerte, hizo que le saltaran las lágrimas. Pero aun así comió, agradecida por llenar su estómago, diciéndose que ya se acostumbraría al sabor.

No podía apartar los ojos de las mujeres que danzaban en torno al fuego. En algún momento Bahira se había levantado y bailaba con ellas, lanzando alguna que otra mirada seductora a su marido, que aplaudía al ritmo de los instrumentos.
Fátima se inclinó hacia Nadhia y tuvo que gritar en su oído para hacerse oír:

¡Está preciosa!

Un día… Un día, quizás, se atrevería a bailar con esa gente. Quedaba bastante camino por delante. Casi sin darse cuenta empezó a dar palmas también, en especial cuando varios hombres empujaron a Sirâj y acabó arrastrado por las mujeres al corro.

Miró a lo alto.

Las voces, la música y las llamas se elevaban hacia el cielo, donde las estrellas parpadeaban en medio de la oscuridad.

Fátima sonrió, sintiéndose extrañamente feliz.

Al día siguiente, empezaría el Viaje.

¡No podía esperar!

****


No muy lejos, perfilados por la luz de las estrellas contra la fina arena del desierto, dos figuras encapuchadas observaban el fuego de la hoguera en la distancia. Les llegaba el lejano eco de las risas y la música.

Silenciosamente se incorporaron y echaron a correr hacia la lejana e inmensa montaña, perdiéndose en la hermosa noche.
Imagen

¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Suzume Mizuno
63. Komory Bat
63. Komory Bat
 
Mensajes: 1883
Registrado: Vie Mar 02, 2012 9:52 pm
Dinero: 1,462,577.72
Sexo: Femenino
Karma: 6

AnteriorSiguiente

Volver a Otros temas

¿Quién está conectado?

Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 1 invitado