[Reino Encantado] Locura y Sangre

Encuentro Xefil vs Ragun

¡Pásate por aquí para encontrarte con todo aquello relacionado con el rol y que no encontrarás en el resto de subforos! Libres, Eventos, Eventos Globales... ¡Pásate, rolea y échate unas risas!

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

Re: [Reino Encantado] Locura y Sangre

Notapor Sombra » Mié Feb 26, 2014 9:20 pm

Imagen


El corte que dio solo rasgó el aire dejando ver que Xefil se había desvanecido por completo.

Pero Ello no era tonto, por supuesto que no.

Giró sobre sí mismo esperando el ataque que se le venía encima, pero fue imposible bloquear con precisión para él. El que le faltase un brazo mermaba enormemente sus habilidades físicas.

Soltó una maldición por lo bajo mientras que las dos dagas rasgaban la piel de su espalda, aunque haberse imaginado que le iba a atacar por la espalda le había salvado por completo.

Cierto, tu Llave Espada puede dividirse en dos.

En el combate contra Wix lo había comprobado a través de los ojos de Ragun, aquella rara característica de su arma, la Danza de la Demencia si mal no recordaba. Nunca había visto a ningún aprendiz con tan peculiar capacidad con su Llave Espada lo que le hacía especial en cierto sentido.

Mi turno ―pasó la lengua por sus labios.

¡MicroGrav!

Xefil dio un paso atrás ante el ataque a pesar de haberse visto amortiguado por aquella magia que acababa de lanzar. Como no, otra magia afín a Espacio. No hacía falta poseer Libra para saberlo, el nombre de la habilidad hablaba por sí solo.

Te felicito, has mejorado ―halagó sus habilidades con sinceridad―. Pero… Sé que no puedes evitar sentir el Miedo

>>El miedo a lo desconocido, a la Oscuridad. Temes mi poder más que cualquier otro. Temes el ser devorado, acabar rodeado por esa sensación claustrofóbica.

Las palabras hicieron el efecto que Alexander deseaba provocando terror en él. Se acercó a Xefil de una zancada propinándole un rodillazo a la altura del estómago obligándole a retorcerse lo que hizo que una pequeña risita saliese de su boca.
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Sombra
149. Lingering Sentiment
149. Lingering Sentiment
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 4720
Registrado: Mar Mar 31, 2009 9:01 pm
Dinero: 27,410.40
Banco: 0.00
Ubicación: Behind in the musgo
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 23

Reconnect

Notapor Zee » Mié Feb 26, 2014 10:53 pm

Imagen
Xefil's Battle Theme
(A Light in the Darkness ~P~ - HalcyonicFalconX)


Te felicito, has mejorado ―se permitió decirme, aunque no pude precisar si lo hizo con burla, desafío o sinceridad―. Pero… Sé que no puedes evitar sentir el Miedo

Algo en aquellas palabras me dejó tieso. Todos mis músculos se congelaron en su sitio, incluso, o eso pensé, mi corazón. Me guardé el aliento, expectante, mientras algo helado ascendía por mi columna vertebral. No me moví ni un ápice mientras Ragun continuaba hablando:

El miedo a lo desconocido, a la Oscuridad. Temes mi poder más que cualquier otro. Temes el ser devorado, acabar rodeado por esa sensación claustrofóbica.

Tenía razón en gran parte de lo que había dicho. La Oscuridad sí producía aquellas sensaciones en mí: me sentía atrapado, pequeño y débil. Cuando ésta me rodeaba, inevitablemente comenzaba a rezar con tal de no ser consumido.

Pero se equivocaba con lo demás. Lo desconocido me producía curiosidad e interés. Y definitivamente no me asustaba su poder. Podía luchar contra él si me esforzaba lo suficiente.

¿Qué mejor momento para demostrar tu valentía que cuando tienes miedo…?

Alcé mi mirada, que hasta ese momento había estado en el suelo, hasta clavarla en la de Ragun. En aquel momento el joven me parecía una bestia enorme y poderosa, que podría acabar conmigo en cualquier segundo. Y sí, me aterraba la posibilidad de ser devorado por su Oscuridad.

Mis ojos brillaron, rojos como la sangre, intentando contrarrestar su habilidad. Y aunque fue en vano, logré demostrarle al joven que no estaría dispuesto a caer tan fácilmente.

Sin embargo, no pude moverme. En cuanto lo intenté, las rodillas comenzaron a temblarme y mi cuerpo me avisó que corría peligro de caerme al suelo. Comencé a respirar a cien por hora, mientras mi corazón volvía a la vida y se aseguraba de comunicármelo al golpear el interior de mi pecho con un ariete.

Extendí la mano al frente y disparé un Electro. Sin embargo, los dedos me temblaban tanto que el hechizo apenas rozó a Ragun, acertándole a medias en una de las cejas. El joven, altanero, se llevó la mano hacia donde el hechizo había ido a parar, como si no pudiese creerse que me atreviese a desafiarlo de una manera tan estúpida. En cuanto se volvió hacia mí una vez más, me apuntó con su Llave-Espada, pero yo me encontré paralizado en mi sitio.

Y luego disparó un nuevo Láser Oscuro que, esta vez, sí acertó. El hechizo me quemó el lado izquierdo del torso, haciéndome soltar un alarido de dolor que resonó en el acantilado.
—You're like that coffee machine: from bean to cup, you fuck up—

~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
también hay un amor a la humanidad~


Imagen
Avatar de Usuario
Zee
Miembro del Hall de la Fama
Miembro del Hall de la Fama
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 3280
Registrado: Mié Mar 04, 2009 1:37 am
Dinero: 213,288.72
Banco: 15,374.00
Ubicación: .mx
Sexo: Masculino
Clan: Bohemia Lectura
Facebook: Pregunta por MP
Estantería de objetos
Karma: 36

Re: [Reino Encantado] Locura y Sangre

Notapor Sombra » Mié Feb 26, 2014 11:27 pm

Imagen


Ello limpió la sangre que salía del corte de su ceja con su mano y que le impedía ver por el ojo derecho claramente. No se había esperado aquel electro, le había pillado completamente desprevenido. Le lanzó una mirada de odio, sin embargo no volvió a atacar, pues acababa de notar algo. Una energía emergente desde el interior de Xefil y que le acababa de hacer perder por un segundo la concentración en el combate.

Ambos estaban en malas condiciones, sus ropas mostraban cortes y quemaduras por igual mostrando las heridas que se habían producido mutuamente. Una intensa cantidad de adrenalina estaba siendo bombeada por todo el cuerpo de Ragun en aquel momento, deseoso de que aquel combate no acabase aún.

A pesar de la falta de un brazo, el cuerpo de Ragun seguía estando más entrenado que el de Xefil, por lo que había demostrado tener cierta superioridad en cuanto al combate, aunque aquello no quitaba que el aprendiz de Tierra de Partida no estuviese mostrando bien sus garras y colmillos.

¿Has tenido suficiente? —gritó Ello sonriente. Había utilizado varias de las habilidades más temibles que poseía Ragun, se estaba conteniendo para que el combate no acabase al momento. Pero ya empezaba a aburrirse.

Aunque no se podía negar que el Monarca de la Locura tenía una resistencia inhumana, incluso a sabiendas de que sin un milagro estaba destinado a perder.

¿De qué me hablas?
—contestó a la chulería de Ello con más chulería—. Pensé que apenas estábamos estirándonos…

>>...Ragun.

Alexander frunció el ceño, molesto al ser llamado de aquella forma.

Y tanto que solo estirábamos —soltó enigmáticamente.

Sus iris amarillos cubrieron por completo la superficie de sus ojos, brillando como los de un sincorazón. Numerosas manchas de un color negro carbón aparecieron a lo largo de su rostro y su cuerpo expandiéndose rapidamente. Un aura de oscuridad salía a borbotones desde el interior del cuerpo del joven de Bastión Hueco como si tal cantidad no pudiese contenerse en su cuerpo.

Spoiler: Mostrar
Imagen

Imagen


En aquel momento, Ragun parecía más sincorazón que un humano.

Muéstrame ese extraño poder que ocultas —ordenó apuntándole con su llave espada oscura, amenazando a ensartarle con una de sus famosas “estocadas oscuras” si no obedecía.
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Sombra
149. Lingering Sentiment
149. Lingering Sentiment
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 4720
Registrado: Mar Mar 31, 2009 9:01 pm
Dinero: 27,410.40
Banco: 0.00
Ubicación: Behind in the musgo
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 23

No como tú

Notapor Zee » Mié Feb 26, 2014 11:36 pm

Imagen
Xefil's Battle Theme
(A Light in the Darkness ~P~ - HalcyonicFalconX)


¿Has tenido suficiente?

La herida en mi costado me ardía horrores. Si me había quejado antes por la quemadura del antebrazo, era porque era una nenaza. Aquella de verdad me dolía tremendamente y me arrebata el aliento a cada cuando, obligándome a doblarme sobre mí mismo.

Y sin embargo, incluso así de adolorido como me encontraba, no podía permitirle tener la última palabra.

¿De qué me hablas? Pensé que apenas estábamos estirándonos, Ragun.

Los ojos del chico se entrecerraron y me contemplaron con enfado, como si le molestaran mis palabras. No lo sabía entonces, pero era a causa del nombre con el que me había referido a él.

Y tanto que solo estirábamos.

Sus palabras no tuvieron mucho sentido para mí. Pero parecían haber sido el preliminar a algo que Ragun comenzó a hacer en ese preciso momento. Sus ojos de pronto se tiñeron de un color amarillento, tan brillantes como un par de faros; y me recordaron tremendamente a los de Sincorazón. En su cuerpo empezaron a aparecer vetas y marcas de color obsidiana, que se fueron extendiendo en su piel como si fueran alguna especie de tinta. Y a su alrededor, como si lo exudara de cada poro de su cuerpo, comenzó a brotar una niebla de oscuridad.

Muéstrame ese extraño poder que ocultas —ordenó, levantando su Llave-Espada Oscura en mi dirección.

Y algo en mi corazón comenzó a agitarse. Creía, incluso, poder escuchar el tintineo de las cadenas en la lejanía, como un eco arrastrado por el viento. Sabía que no podía verla, pero sentí a Némesis sonreír de lado a lado, mientras echaba su cuerpo hacia adelante.

¿Poder? —inquirí. Luego cerré los ojos y negué con la cabeza, a la par que decía con serenidad—: Yo no estoy ocultando ningún poder.

Sonreí gentilmente y le obsequié dicho gesto a Ragun.

No soy como tú.
—You're like that coffee machine: from bean to cup, you fuck up—

~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
también hay un amor a la humanidad~


Imagen
Avatar de Usuario
Zee
Miembro del Hall de la Fama
Miembro del Hall de la Fama
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 3280
Registrado: Mié Mar 04, 2009 1:37 am
Dinero: 213,288.72
Banco: 15,374.00
Ubicación: .mx
Sexo: Masculino
Clan: Bohemia Lectura
Facebook: Pregunta por MP
Estantería de objetos
Karma: 36

Re: [Reino Encantado] Locura y Sangre

Notapor Sombra » Mié Feb 26, 2014 11:41 pm

Imagen


¿Poder? —repitió lo que le había dicho en mi última frase—: Yo no estoy ocultando ningún poder.

Alexander frunció el ceño.

No soy como tú.

Entonces no hay más que hablar —sentenció.

La llave espada desapareció, tragada por una bruma tan negra como el corazón de aquel monstruo.

Y cuando Ragun dio un paso hacia delante fue absorbido por un portal de oscuridad que en un instante se lo había llevado apareciendo nuevamente frente a el aprendiz de Tierra de Partida a una velocidad que en nada se parecía a la que había mostrado antes. Los ojos amarillos de aquella cosa se clavaron en los de Xefil un segundo, antes de agarrar con su único brazo el cuello del Aprendiz y lo levantase en el aire como si se tratase de un muñeco de trapo.

Un par de alas similares a las de un cuervo surgieron de la espalda del cuerpo del que había sido su amigo y tras dar un par de aleteos alzó el vuelo a una gran altura, donde no podría escapar.

Corromper.

Acto seguido, Xefil empezó a notar como la Oscuridad invadía su cuerpo. Toda aquella aura que Alexander desprendía estaba concentrándose alrededor del Monarca de la Locura e invadiendo lentamente su cuerpo y su corazón. Cientos de sentimientos negativos empezaron a inundar su mente; Tristeza, odio, sufrimiento, envidia… Era una sensación escalofriante, tenebrosa. Toda su luz estaba siendo apagada y pronto, nada quedaría de ella.

Aquella era una tortura horrible. No estaba recibiendo daño físico alguno, pero el daño emocional era impresionante y cada vez era más y más fuerte.

Estaba intentando provocarle.
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Sombra
149. Lingering Sentiment
149. Lingering Sentiment
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 4720
Registrado: Mar Mar 31, 2009 9:01 pm
Dinero: 27,410.40
Banco: 0.00
Ubicación: Behind in the musgo
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 23

Locura

Notapor Zee » Mié Feb 26, 2014 11:47 pm

Imagen
Xefil's Battle Theme
(A Light in the Darkness ~P~ - HalcyonicFalconX)


Entonces no hay más que hablar.

Mi sonrisa desapareció y se vio reemplazada por una expresión de extrañeza, mientras contemplaba cómo hacía desaparecer su Llave-Espada. ¿Qué demonios estaba ocurriendo con Ragun? ¿Qué había de malo en él que, de pronto y de en un instante a otro, se había convertido en aquel monstruo? ¿Y cómo era posible que, incluso en aquella forma, conservara suficiente conciencia como para mantener una conversación conmigo?

Súbitamente, se alzó un portal de penumbras entre el joven y yo. Retrocedí un paso, cauto, mientras contemplaba cómo aquellas sombras envolvían por completo a Ragun. No tenía por qué usar su habilidad para asustarme: con aquel poder sacado de la mismísima nada, lo lograba perfectamente. Miré en todas direcciones, con los brazos extendidos a los lados y sujetando con fuerza mis dos dagas, preparándome para cualquier cosa.

Cualquier cosa excepto que me atacara de frente. En sólo un parpadeó, un nuevo portal de oscuridad apareció frente a mis ojos, del cual apareció veloz el único brazo de Ragun. Con una fuerza inhumana, me sujetó del cuello, provocándome arcadas y cortándome la respiración al instante. Sujetándome de la cabeza, amenazante y lentamente, comenzó a levantarme del suelo. Sujeté su brazo con mis dedos, habiendo perdido mis dagas en algún momento que no pude entender, e intenté clavarle mis uñas en su carne. Pataleé con fuerza y desesperación, mientras sentía un fuego comenzar a crepitar dentro de mis pulmones.

Corromper

Pronto las fuerzas en los músculos me abandonaron, al igual que mis reservas de oxígenos. Mis frenéticos golpes se convirtieron en débiles sacudidas que apenas me movían una pulgada. Finalmente, mis manos resbalaron del brazo de Ragun y cayeron sin fuerza a mis costados, mientras mis gemidos terminaron por convertirse en débiles murmullos.

Y luego, me cubrió la oscuridad.

***
Imagen
Majora's Wrath - Theophany


Eres débil, mi príncipe...

Después de que aquellas palabras fuesen pronunciadas por Némesis, me atacó un episodio de tos, devolviéndome repentinamente a la vida. Me apoyé con mis antebrazos en el suelo, mientras buscaba acomodar mis rodillas para ponerme de pie en un momento. Mis pulmones agradecían el flujo de aire reestablecido, pero parecía que alguien me había atacado a martillazos en la cabeza... desde adentro. Además sentía como si un carruaje me hubiese pasado por encima del cuello.

Me llevé la mano al pecho en cuanto aquel ataque cesó, buscando recuperar el control. Debajo de mí reconocí el cristal gris de la vidriera, la cual aparentemente todavía no estaba listo para ver, y de reojo podía distinguir el destello de las cadenas de plata. A mis espaldas, siguiendo el sonido, podía asegurar que se encontraba Némesis aprisionada.

Por qué... aquí... —intenté cuestionar, con un tono de voz, dándome la media vuelta para poder ver a Némesis, sentado en el frío cristal.

Porque me llamaste... —respondió simplemente. Aun en la oscuridad, pude distinguir su gentil, pero tétrica sonrisa. A manera de contestación, negué con la cabeza. Buscando extenderse, Némesis añadió—: Tenías miedo a morir, ¿no es así? ¿Y sentiste la oscuridad, antes de desfallecer? No sólo el miedo: la ira, la decepción, los celos, la soledad...

>>Eso te trajo aquí. No necesitas decir mi nombre para llamarme.


Para mi sorpresa, sentí una mano posarse sobre mi mejilla. Un tacto suave y gélido, pero repleto de un corrupto afecto. Cuando alcé la vista, Némesis se hallaba frente a mí, con sólo el lado izquierdo de su cuerpo atrapado en cadenas. Entorné los ojos y la contemplé, finalmente, como era.

>>Porque siempre iré a salvarte, mi príncipe —añadió, burlona, mientras me obsequiaba un beso en la mejilla.

***

Alexander contemplaría con extrañeza y fascinación cómo las penumbras que habían comenzado a cubrir a Xefil, lentamente, comenzaban a teñirse de color rojo. Las sombras que intentaban envolver el cuerpo del muchacho se transformaron en líquido espeso que comenzó a danzar, como una serpiente, sobre y alrededor de la piel del joven. Como si tuviesen vida propia, las penumbras corruptas empezaron a comprimirse, pasando de amplias manchas a precisas venas rojizas con un relieve apreciable. Y luego, siguiendo el pulso de Xefil, comenzaron a moverse.

Aquellos pequeños riachuelos de sangre comenzaron a coincidir todos en un mismo punto, en el pecho del Aprendiz, justo donde se encontraba el vértice del corazón. Formaron afluentes y convergencias, pequeños caminos que finalmente llevaban al mismo punto. Pronto no quedó ni una sola mota de negro en el cuerpo del muchacho, que se vio envuelto por hilillos carmesíes que danzaban al compás de su corazón.

Y luego, con un sonido de vacío, la sangre entró de golpe en su interior.

El joven que Alexander sostenía del cuello abrió los ojos de pronto, los cuales tenían el mismo color del líquido que antes había cubierto al muchacho. Y aunque no brillaban con una luz innatural como la de Xefil, su tono era más pronunciado y destacable. Más... vivo.

Y se clavaron en el par de iris de oro del joven Sincorazón.

¿Sabes qué queda de un cuerpo, cuando éste tiene una mente en coma y un corazón latente? —preguntó, pese a que antes se había quedado completamente sin aliento.

Y luego, con un chasquido, desapareció, dejando que los dedos de Alexander no sostuvieran nada más sino aire entre ellos.

¡Instinto animal! —rugió la voz del chico en algún sitio sobre el Aprendiz Oscuro. En cuanto se giró a ver la fuente de ésta, sin embargo, no había nadie allí. Y, como si se estuviese burlando de él, volvió a hablarle, sólo que de un sitio completamente diferente—: ¡Sed de sangre! —si Alexander se giraba de nuevo, se encontraría con que el fenómeno se repetiría. No había nadie allí—. ¡Hambre de pelea! —y una vez más.

La escuchó de nuevo. Pero en aquella última ocasión, demasiado cerca de sí. Incluso sintió el aliento del joven en su oreja. Si se giraba a tiempo, tal vez podría...

>>Y... Locura.
—You're like that coffee machine: from bean to cup, you fuck up—

~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
también hay un amor a la humanidad~


Imagen
Avatar de Usuario
Zee
Miembro del Hall de la Fama
Miembro del Hall de la Fama
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 3280
Registrado: Mié Mar 04, 2009 1:37 am
Dinero: 213,288.72
Banco: 15,374.00
Ubicación: .mx
Sexo: Masculino
Clan: Bohemia Lectura
Facebook: Pregunta por MP
Estantería de objetos
Karma: 36

Re: [Reino Encantado] Locura y Sangre

Notapor Sombra » Mié Feb 26, 2014 11:54 pm

Imagen


Me encanta… —murmuró Ello emocionado mientras escuchaba las palabras de Xefil—. ¡Me encanta!

Una risa desquiciada salió desde lo más profundo de su ser. No mostraba miedo ni ningún otro sentimiento.

Parecía feliz, feliz de encontrar un oponente a su altura en aquel mundo. La llave espada apareció nuevamente en su mano y descendió cuando se dio cuenta de que las Alas empezaban a deshacerse. Una vez en el suelo, empezó a buscar con la mirada al joven que había desaparecido de su vista.

Instinto Sincorazón —susurró en voz baja de manera que no fuese escuchado.

Daba igual donde estuviera el aprendiz. El instinto del sincorazón le permitía saber donde estaban todas las criaturas con corazón cercanas, incluso si no las veía realmente y como no, los que poseían una Llave Espada en su interior “brillaban” más que el resto de mortales.

Ahí estás —señaló de súbito ampliando su sonrisa—. ¡Muéstrame más! Quiero ver todo tu poder.

Alexander empezó a correr a gran velocidad mientras se movía zigzagueante hacia donde su habilidad había detectado a Xefil. Antes de alcanzarlo, bajo Ragun se generó una sombra que se lo tragó, acababa de utilizar la Evasión Sombría.

La sombra se movió por el suelo hasta situarse cerca del aprendiz y disparado de aquella sombra se lanzó con una estocada.
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Sombra
149. Lingering Sentiment
149. Lingering Sentiment
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 4720
Registrado: Mar Mar 31, 2009 9:01 pm
Dinero: 27,410.40
Banco: 0.00
Ubicación: Behind in the musgo
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 23

Demencia

Notapor Zee » Jue Feb 27, 2014 12:23 am

Imagen
Descent into Madness
(Cheshyre-Catastrophy RMX — Sunshaft)


Me encanta… ¡Me encanta!

Alexander respondió ante el cambio de Xefil con una carcajada. Como un eco en la lejanía, la voz del otro muchacho contestó con el mismo gesto. Y luego, con un tono agudo y alto, como si siempre estuviese a punto de estallar en risas, añadió:

¡Me encanta también!

Escondido detrás del arco de roca, el joven Xefil hacía lo posible por cubrirse la boca con la mano, en un esfuerzo por aguantarse el deseo de reír o, de no poder hacerlo, de al menos enmudecerlo. Contemplaba desde la lejanía a Alexander mirar con entusiasmo de un lado a otro, perdiendo de vista cada vez a los ecos que el joven se había ocupado de dejar detrás de sí antes de desaparecer.

Míralo… —murmuró el joven, asomando medio rostro por el borde de su improvisado escondite—. Míralomíralomíralo. Está tan desesperado y en su interior resuena una y otra y otra y otra vez. ¿Lo escuchas? Gritando “No más, libertad”. "No más, libertad" —el joven dedicó aquellas enigmáticas palabras al viento, intercambiando miradas y ademanes con alguien que realmente no estaba allí.

En aquel momento desconocía que Alexander lo buscaba con su instinto, guiándose por la luz de su corazón. Pero lo que el joven híbrido se encontró fue mucho más de lo que había estado pidiendo: el joven brillaba como un faro, sí, pero no por su Llave-Espada. De hecho, no se comparaba a nada que Alexander jamás hubiera visto. Era una estrella incandescente a la que era imposible posarle la vista. No brillaba con la fuerza de un corazón ni con la de dos ni con la de tres, humanos o Portadores.

Irradiaba la luz de decenas de ellos, como si fuese una multitud de personas a la vez.

***

No te dejes llevar por la brisa.

Alcé la mirada del suelo, clavándola en los ojos rubíes de Némesis, claramente confuso ante sus palabras. Tiré de la cadena que, no sabía en qué momento, me había aprisionado de la muñeca diestra, colgando todo mi peso sobre ella. La Bruja volvió a acercarse a mí, acariciándome con aquel gélido tacto. Aparté el rostro, disgustado por su íntimo contacto, pero sus dedos no se separaron de mi mejilla.

Ahora mismo está ocurriendo un fenómeno que nos pone a ambos en desventaja —explicó, finalmente retirando sus dedos y recargándose sobre una telaraña de cadenas que había a sus espaldas.

La contemplé en su totalidad una y otra vez, ahora que me era posible hacerlo. Liberada de ya casi la mitad de su prisión, podía finalmente moverse de su sitio, aunque todavía se encontraba en gran parte restringida. Sin embargo, lo que importaba en ese instante era que ya me resultaba posible verla, pues ya no se ocultaba en la oscuridad de mi Descenso.

Sus ojos ya los había visto decenas de veces. Incluso envuelto en penumbras, aquel rojo incandescente brillaba con tal intensidad que era imposible ignorarlo. Eran grandes y expresivos, razón por la cual siempre podía detectar sus sonrisitas burlonas, y poseían también cierto toque atrayente y seductor, como si tuviesen la cualidad de ser hipnóticos.

Los mechones de su cabello los encuadraban como un telón a un escenario. Era de un curioso color, su pelo, a veces de un dorado que destellaba como el oro, pero igualmente podía ser tan pálido que se acercaba a la pureza de la nieve; casi como si llevase un rayo de luna como corona en la cabeza. Una coleta improvisada había sido atada con un listón rojo en el lado izquierdo de su cabeza, y no era más larga que el resto de su cabello, el cual a muy duras penas llegaba hasta sus hombros.

Por otro lado, estaba su fisionomía. Bastaba sólo una mirada para asegurar que, al menos aparentemente, sería sólo unos años menor que yo. Si tuviese que hacer un cálculo, le daría unos diecisiete o dieciocho años. Incluso así, era difícil precisarlo, puesto que todo en su cuerpo había sido delimitado de la manera más precisa y delicada, como si hubiese sido tallada por el mejor escultor en el mármol blanco más fino, y sencillamente no había nada en ella que no pudiese ser considerado exquisito.

Justo como el álter-ego que había visto meses y meses atrás en el Castillo de los Sueños, llevaba puesto un atuendo de sirvienta. Un largo vestido de color rojo adornado con moños y listones alrededor del borde de la falda, la cual llegaba a la altura de las rodillas, y acompañado por unos zapatos de poco tacón y un par de muñequeras del mismo color. Las mangas de éste, cortas y anchas, eran de color blanco, al igual que las largas medias y el cuello del uniforme.

Pero lo que impresionaba más en Némesis eran las dos alas que brotaban de su espalda. Parecían más adornos hechos por ella misma que un par de apéndices, puesto que eran largos y delgadísimos arcos de madera; aunque no tallada, parecía más bien haber crecido de la misma chica. Y con sólo unas pulgadas separándolos, de ellas colgaban decenas de cristales en forma de flecha, teñidos con todos los colores del arcoiris.

No necesitaba explicaciones para comprender que aquellos eran corazones, aprisionados en jaulas de cristal.

Imagen


Me halaga que mi belleza te haya dejado sin palabras, mi príncipe —pronunció juguetona, pasándome sus largas uñas por el cuello. Aprovechando que me hallaba un poco alterado como para razonar de manera apropiada, acercó sus labios a mis oídos y, en un murmullo que me hizo tener escalofríos, añadió—: Tú también tienes tus propios encantos, Felix.

Xefil —corregí sin pensar, como si aquello fuese lo que había necesitado para recuperar mi voz. Traviesa, Némesis amplió su sonrisa y volvió a apartarse de mí, apoyándose de nuevo en las cadenas a su espalda.

Lo sé —dijo simplemente.

Sigues aquí —señalé, refiriéndome al hecho de que, pese a que le había otorgado el permiso de controlar mi cuerpo, no había abandonado el Descenso. Su semblante se tornó serio al escuchar mis palabras y su mirada se clavó en la mía. Seca, respondió:

No rompiste suficientes —sacudió las cadenas que todavía sujetaban el lado izquierdo de su cuerpo.

¿No te basta? —cuestioné. Ya sabía la respuesta, sin embargo.

Dejaste tu cuerpo solo. Tu corazón y mente no conectan con él, y tampoco lo hacen los míos —explicó, mirando hacia la oscuridad que había sobre nosotros, como si allá arriba estuviese el exterior—. Esto sólo ha pasado dos veces. Y en ambas te dejaste llevar por la brisa, yendo más allá de lo que normalmente alcanzas… —luego bajó la cabeza y miró a sus espaldas, a una oscuridad todavía más profunda—. Y esas dos veces viste más de lo que deberías. No voy a permitirlo de nuevo.

Sabía, sin que ella me lo dijera, que me refería a las hechiceras. Parecía que, si abandonaba mi conciencia, pero la de Némesis no tomaba mi lugar, no quedaba más que…

Bastión Hueco —pronuncié—. Eso fue lo que pasó en Bastión Hueco. Elizabeth.

Y cuando le contaste esa bonita historia a Bella —completó Némesis, clavándome una mirada fría—. Marceline.

Imitando lo que la Bruja había hecho hacía unos instantes, alcé mis ojos hacia las alturas, esperando ver algo. Una mota de luz o un espejismo, cualquier cosa que me dejase ver lo que estaba sucediendo afuera.

¿Qué queda de un cuerpo, cuando éste tiene una mente en coma y un corazón latente? —cuestioné. Una vez más, Némesis respondió con poco entusiasmo:

Instinto animal. Sed de sangre. Hambre de pelea.

>>Y… Locura


***
Imagen
Fight the madness
(Majora's Mask: Wrath Remix - Kreepman)


¡Muéstrame más! Quiero ver todo tu poder.

¡Uy!

Xefil dio un amplio salto en cuanto escuchó la voz de Alexander, pasando por encima del arco de piedra y cayendo de nuevo en el improvisado campo de batalla. Su cuerpo aterrizó sin levantar ni una mota de polvo, y había además surcado el aire ligero como una pluma, algo que antes de su cambio de actitud no había sido posible. El chico ladeó su cabeza de un lado a otro, contemplando a Alexander corriendo en su dirección, pero sin mostrar ninguna muestra de alarma. Más que entusiasmado o divertido como su oponente, él parecía curioso como un niño. Pero había también una pizca de sadismo añadida en la receta que, tal vez Ello no sabía todavía, lo volvía extremadamente peligroso.

Pero sí abrió los ojos con sorpresa cuando el otro joven se fundió en el suelo, disfrazándose entre las sombras. Molesto porque su oponente hiciera trampa, o al menos lo que él consideraba como tal, se quejó mientras apretaba los labios hacia un lado:

¡Eso no es justo! —incluso cuando él mismo había estado jugando a las escondidas hacía sólo un momento.

Alexander salió de súbito del mismo suelo que Xefil estaba pisando. El joven dejó salir un gritito, asustado, mientras retrocedía con un salto hacia atrás. Y aunque su oponente logró rasgarle en el lado derecho del vientre, el chico se apartó por lo menos cinco metros con aquella maniobra. Parecía como si no pesara más que un par de gramos.

Detrás de ambos jóvenes había un desnivel de roca en el cual, curiosamente, el Aprendiz de Tierra de Partida se quedó pegado como una mosca, en una posición de cuclillas. Entrecerró los ojos y contempló a Alexander, quien se quedó quieto unos instantes en su sitio.

Y luego mostró una sonrisa de lado a lado.

Itsy bitsy araña tejió su telaraña… —comenzó entonces a cantar, mientras se arrastraba a cuatro patas por el muro de un sitio a otro, como si quisiera emular al arácnido—. Vino la lluvia y se la llevó…

Hubo algo que lo detuvo, sin embargo, porque frunció el ceño y clavó su mirada en la lejanía. Luego bajó de la pared de un salto y aterrizó en la misma posición con la que se había pegado a la roca.

Excepto que no hay lluvia. ¡Oye! —el chico llamó a Alexander, dando un par de aplausos para llamar su atención—. Te gusta pensar que eres un dios, ¿no? ¿Puedes hacer llover? ¡Haz llover o…!

En un chasquido, Xefil desapareció de la vista de Alexander. Aunque intentase localizarle con su habilidad, sería en vano, porque sólo en una milésima de segundo el chico aparecería frente a él, cayendo con fuerza sobre su pecho. Los pies del joven golpearon las costillas de su oponente, muy probablemente haciéndolo retroceder, mientrasl le clavaba las uñas de ambas manos en las sienes.

¡...no podré seguir la canción! —rugió, apretando tan fuerte el cráneo de Alexander que bien pudo hacerlo sangrar.
—You're like that coffee machine: from bean to cup, you fuck up—

~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
también hay un amor a la humanidad~


Imagen
Avatar de Usuario
Zee
Miembro del Hall de la Fama
Miembro del Hall de la Fama
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 3280
Registrado: Mié Mar 04, 2009 1:37 am
Dinero: 213,288.72
Banco: 15,374.00
Ubicación: .mx
Sexo: Masculino
Clan: Bohemia Lectura
Facebook: Pregunta por MP
Estantería de objetos
Karma: 36

Re: [Reino Encantado] Locura y Sangre

Notapor Sombra » Jue Feb 27, 2014 1:06 am

Imagen

El ataque surtió efecto rasgando parte de su vientre. Alexander se incorporó saliendo completamente de la sombra que había creado y contempló como Xefil se movía grácilmente dando veloces pasos y saltos que parecían elevarlo suavemente.

Tras él había una pared rocosa de varios metros de altura. El aprendiz de ojos carmesís se pegó en la pared de una forma un tanto siniestra. Y empezó a cantar:

—Itsy bitsy araña tejió su telaraña… —tarareaba utilizando sus brazos y piernas como un arácnido—. Vino la lluvia y se la llevó…

Ello, inmutable continuó sonriendo incluso aunque se encontraba extrañado por aquella canción.

—Excepto que no hay lluvia. ¡Oye! —aplaudió haciendo que los ojos amarillos observasen en silencio al aprendiz, que había aterrizado en el suelo de cuclillas—. Te gusta pensar que eres un dios, ¿no? ¿Puedes hacer llover? ¡Haz llover o…!

La voz de Xefil se vio distorsionada un instante, cuando desapareció sin previo aviso. No pasó ni un segundo cuando apareció frente a él, cayendo sobre sus costillas y haciendo que se viese obligado a retroceder. Varios crujidos de huesos rotos se escucharon claramente.

Las manos del Monarca de la locura rodearon los lados de la cabeza de Ragun y empezó a clavar sus uñas en él.

—¡...no podré seguir la canción! —completó la frase en un grito haciendo fuerza y provocando que la sangre saliese de las heridas que el aprendiz acababa de provocarle.

Si tanto quieres que haga llover, lo haré —asintió sin inmutarse por el dolor, como si no notase que tenía rotas una o dos costillas o más bien, como si simplemente estuviese ignorando todo aquel dolor que debería estar sufriendo—. Haré que tu sangre llueva por todo este mundo.

La expresión sonriente que había mostrado hasta aquel momento se desvaneció por otra diferente, una llena de maldad.

Con un veloz movimiento su llave espada oscura se clavó en el vientre del aprendiz, solo había sido la punta por lo que la herida no era mortal en absoluto y retorció el filo en el interior de la herida completamente serio y carente de emociones.

No te confundas conmigo. Tu serás la Locura, pero yo soy la Oscuridad —habló realmente enfadado—. La oscuridad lo gobierna todo. Nada escapa de ella en este mundo.

>>Ni siquiera la luz.

De una patada, lanzó hacia atrás al aprendiz para apartarlo.

Por eso soy un Dios.

Varios sincorazón purasangre aparecieron cerca de Alexander, que tiró a un lado su llave espada mientras cogía a una indefensa Sombra que empezó a patalear cuando la mano de La Estocada Oscura lo agarró con firmeza.

Sin ningún miramiento, Ello empezó a Devorar al sincorazón absorbiendolo y haciéndolo parte de su cuerpo, de su propia energía. Al momento siguiente, el aura que había estado rodeando su cuerpo se hizo más intensa.

Y se lanzó contra el Monarca de la locura mientras hacía aparecer su llave espada de nuevo en su mano, dispuesto a esta vez apuñalar su corazón.

Pero cuando se acercó lo suficiente se paró en seco, completamente paralizado. O más que paralizado, era como si su cuerpo hubiese dejado de responder.

A ojos de Némesis, probablemente se daría cuenta de que “algo” lo estaba reteniendo. O luchando para retenerlo y es que así era. En el interior del que conocía como Ragun una lucha estaba llevándose a cabo, una lucha invisible y que escapaba a los ojos del noble.

En la posición en la que había quedado en aquel momento estaba completamente indefenso contra cualquier cosa que Xefil hiciese.
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Sombra
149. Lingering Sentiment
149. Lingering Sentiment
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 4720
Registrado: Mar Mar 31, 2009 9:01 pm
Dinero: 27,410.40
Banco: 0.00
Ubicación: Behind in the musgo
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 23

Vesania

Notapor Zee » Jue Feb 27, 2014 1:09 am

Imagen
Fight the madness
(Majora's Mask: Wrath Remix - Kreepman)


Si tanto quieres que haga llover, lo haré. Haré que tu sangre llueva por todo este mundo.

¡Me encanta la sangre! —exclamó Xefil, con una sonrisa infantil—. ¡Es del color de las manzanas acarameladas y sabe a clavos sucios!

Pero el joven volvió a fruncir el ceño y a arrugar la nariz cuando vio cómo a Alexander se le borraba la sonrisa del rostro. ¡Si se habían estado divirtiendo tanto, jugando al escondite y cantando canciones sobre arañas! No era justo que ahora se enfadase sin razón alguna. Xefil separó sus uñas de las sienes de su oponente, dispuesto a soltarlo, pero en ese preciso instante sintió un fuerte golpe en el estómago y algo atravesando su carne.

No te confundas conmigo. Tu serás la Locura, pero yo soy la Oscuridad —sentenció, moviendo el arma en el interior de Xefil, provocando que la herida le ardiera horrores. El chico dejó salir un alarido—. La oscuridad lo gobierna todo. Nada escapa de ella en este mundo.

>>Ni siquiera la luz.

Una patada golpeó al chico en el pecho y lo obligó a apartarse. Adolorido, se llevó la mano izquierda a la herida, donde se la manchó de sangre.

Por eso soy un Dios.

¡La oscuridad es aburriiiiiiida! —exclamó Xefil, mientras se frotaba los dedos con la sangre y jugueteaba con ella, midiendo su viscosidad y contemplando su color—. Es cotidiana y negra y aburrida y homogénea y seca y aburrida… ¡La luz es magnífica! ¡Nace en el corazón de estrellas muy muy lejanas que explotan y mueren! ¡Y luego se esparce por las profundidades del frío y desolado espacio —Xefil alzó sus brazos al cielo, como señalando el firmamento nocturno, para después comenzar a girar sobre su propio eje—, y después de años y años y años forma nuevas estrellas y mundos y personas y corazones e historias! ¡Y barcos, lacres y zapatos, y reyes y repollos!

Tan concentrado como se hallaba en su discurso, Xefil no notó que Alexander se había lanzado contra él con su Llave-Espada. Para cuando advirtió al joven oscuro, éste ya se hallaba a sólo unas pulgadas de él, dispuesto a atravesar su corazón.

Hubo un estruendo. Contrario a lo que cualquier persona hubiese hecho, Xefil extendió los brazos hacia atrás en lugar de llevarlos al frente en un intento por cubrirse, y como obedeciendo a un grupo de hilos invisibles, las fuerzas alrededor de ambos muchachos se distorsionaron. Aunque Alexander se había detenido por su cuenta, pudo sentir también como una influencia externa le impedía moverse, al igual que sucedía con Xefil. Ambos se habían congelados en su sitio, como si el tiempo se hubiese detenido, el oscuro saltando al frente con la Llave entre sus manos y el demente esquivando hacia atrás con un salto.

Por un momento, ambos se quedaron en silencio, envueltos por aquella quietud que les impedía moverse. No podían sentir nada a su alrededor, como si hubiesen sido aislados del mundo, encerrados en un globo invisible. Ambos levitaban sobre el suelo, libres de cualquier cadena.

Y luego el que se movió fue Xefil. Pero sólo para soltar una risita.

¿No puedes hacer nada mejor? ¡Mejor mejor mejor! —exclamó, girando la cabeza hacia un lado… y luego sus hombros, después su torso… levitando sobre el suelo, Xefil dio la vuelta completa hasta que quedó de cabeza. Cruzó las piernas y los brazos, como si estuviese sentado sobre algo, y luego soltó la anti-gravedad que aprisionaba a Alexander, dejándolo aterrizar. Todavía flotando boca abajo, ascendió hasta que sus ojos quedaron al nivel de los de su oponente—. Si realmente quieres un oponente a tu altura… ¡ven a por él!

Y sin cambiar de posición, el Xefil demente comenzó a flotar hacia los cielos, como si alguien invisible estuviese tirando de él.
—You're like that coffee machine: from bean to cup, you fuck up—

~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
también hay un amor a la humanidad~


Imagen
Avatar de Usuario
Zee
Miembro del Hall de la Fama
Miembro del Hall de la Fama
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 3280
Registrado: Mié Mar 04, 2009 1:37 am
Dinero: 213,288.72
Banco: 15,374.00
Ubicación: .mx
Sexo: Masculino
Clan: Bohemia Lectura
Facebook: Pregunta por MP
Estantería de objetos
Karma: 36

Re: [Reino Encantado] Locura y Sangre

Notapor Sombra » Jue Feb 27, 2014 3:14 am

¿No puedes hacer nada mejor? ¡Mejor mejor mejor! —exclamó Xefil mientras todo su cuerpo se torcía hasta quedar boca abajo y se colocaba en una posición similar a la de estar sentado de piernas cruzadas, pero sin tener nada que lo soportase. Simplemente flotaba.

El cuerpo de Ragun, que estaba flotando a causa de aquella habilidad que acababa de lanzar se estrelló contra el suelo. Era como si el propio aire se hubiese vuelto tan pesado que le obligaba a tirarse al suelo hasta quedar de rodillas, y apenas podía mantenerse así.

El Monarca de la locura, aún boca abajo se aproximó clavando sus ojos en Alexander, que le observó imponente y sin mostrar ninguna clase de emoción en su rostro, aunque obviamente se sentía humillado.

Era una persona demasiado orgullosa como para permitirse tales ofensas.

Si realmente quieres un oponente a tu altura… ¡ven a por él! —el joven se elevó en el aire, todavía boca abajo. Era una escena peculiar, casi cómica. Sin embargo en aquel momento el autoproclamado Dios no estaba de humor.

¿Se había enfrentado alguna vez a un enemigo tan demente? No, ni siquiera habían resistido uno o dos de sus golpes. Era cierto que su poder se veía mermado por la incompetencia de Ragun y la pérdida de uno de sus miembros pero probablemente aquel combate no hubiese cambiado mucho incluso así.

Como desees —levantó la vista haciendo fuerza para contrarrestar el Anti-Gravedad del aprendiz.

Las manchas de su cuerpo de color oscuro se esparcieron más, como si aquello le otorgase más fuerza. Nuevamente, otro par de alas negras surgieron a su espalda que empezaron a dar fuertes y lentos aleteos.

De alguna manera, Alexander logró escapar de la influencia de aquella magia a los pocos segundos.

Tu no eres el aprendiz, ¿verdad? —interrogó cuando alcanzó su altura en el aire lanzándose de frente hacia él.

Los dos empezaron a intercambiar golpes con sus respectivas llaves espadas. Los movimientos rápidos y certeros de Xefil eran casi invisibles de tal velocidad que llevaban, pero también él lo tenía difícil ya que se podía sentir a la legua que aunque a simple vista su capacidad de reacción y velocidad eran superiores (y por mucho) su enemigo disponía de más técnica y fuerza que él, algo que los dejaba muy igualados.

A ojos de cualquier otro aprendiz de la llave espada, en aquel momento ambos estaban al nivel de los Maestros por lo menos.

¿Quién eres tú realmente? —continuó preguntando—. Necesitaré poner algo en tu lápida.
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Sombra
149. Lingering Sentiment
149. Lingering Sentiment
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 4720
Registrado: Mar Mar 31, 2009 9:01 pm
Dinero: 27,410.40
Banco: 0.00
Ubicación: Behind in the musgo
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 23

Némesis

Notapor Zee » Mar Mar 04, 2014 7:22 pm

Imagen
Dive into the Heart -Destati- EN's Remix ─ EN


Es un dios.

Némesis permaneció callada ante mis palabras, dejando que éstas se perdieran en el aire. Permanecimos ambos en silencio, con nuestros ojos puestos en los del otro; ella, recargada contra su telaraña de cadenas, indiferente; yo, colgando de las que me sostenían, desafiante. Durante un breve instante nos cubrió un silencio innatural, uno en el que ella sencillamente no tenía interés por responder y yo no sabía con claridad si debía continuar.

Pero finalmente, tras unos segundos de tregua, decidió tomar el turno que le correspondía para hablar:

Le gusta pensar que lo es ─sentenció, cerrando los ojos y dibujando una sonrisa, mientras echaba su cuerpo hacia atrás todavía más─. Pero no es así. Es sólo un parásito que fue corrompido por su derrota y que busca alimentarse de la vida de Ragun.

¿Es eso importante? ─cuestioné, adelantándome un par de pasos, pero deteniéndome en cuanto sentí el tirón de las cadenas en mi brazo─. Tiene el poder suficiente como para creérselo ─la Bruja alzó una ceja, como incitándome a que continuase─. ¡La fortaleza de la Emperatriz está justo al cruzar el bosque! ¿¡Tienes idea de lo cerca que está el castillo del Rey Estéfano en este momento, y de lo que podría pasar si Alexander llegase a acercarse a él!?

Los aplastaría a todos ─terminó por mí, aún descansando sus párpados. Su frialdad me hizo hervir la sangre, al grado que tuve que morderme el labio para no estallar en insultos─. ¿Tanto te importa la vida de esas personas?

No pude evitar demostrar mi extrañeza y mi incredulidad en una expresión de ofensa. Intentando darle énfasis y fuerza a mis palabras, terminé soltando algo que al final sonó como un chillido:

¡Sí!

Fue entonces cuando la Bruja volvió a abrir los ojos, pero sin borrar la sonrisa que cruzaba su rostro. Se inclinó un poco hacia adelante, clavando su hipnótica mirada en mí.

¿Qué tanto? ─inquirió, separando las palabras para darle fuerza a su pregunta. Una vez más, fruncí el ceño, herido en el orgullo. Arreglándomelas para solucionar el enredo que me sujetaba en mi sitio y extender un poco más mis cadenas, crucé el espacio que me separaba de Némesis con un par de zancadas. La Bruja se sorprendió un poco, algo que pude notar por la manera en la que su sonrisa flaqueó, pero poco después se ocupó de ocultarlo. No dejó de mirarme, alzando su mentón tanto para verse altanera como para compensar la cabeza y media que le sacaba de altura.

Demostrando mis palabras, sujeté varias cadenas que mantenían su hombro en su sitio.

Y como si estuviesen hechas del más frágil cristal, las destrocé con un fuerte tirón.

Lo suficiente.

* * *

Imagen
(cont) Dive into the Heart -Destati- EN's Remix ─ EN


Tú no eres el Aprendiz, ¿verdad?

Por unos instantes, las palabras de Alexander parecieron no tener efecto. Cuando el Dios Oscuro se alzó hasta los cielos con las alas propias de un ángel caído, Xefil corrigió su posición para recibirlo en sus dominios, pero no le dedicó ni una sola palabra. Cuando el primer joven pronunció las palabras previamente escritas, el otro no hizo nada más sino mirarlo con indiferencia y frialdad. Sus ojos se habían tornado vacíos, secos y desprovistos de vida; como los de un Incorpóreo.

O al menos durante unos instantes. Pronto recuperaron su color y una sonrisa recorrió el rostro de Xefil; esta vez, una más serena y tranquila, sin aquella pista de sadismo e inmadurez. Clavó su mirada en la de Ragun, desafiante, y declaró:

No ─su sonrisa se hizo sólo una pulgada más grande─. Pero soy especialmente afecta a él.

La Llave-Espada de Alexander se lanzó contra el chico a una velocidad impresionante; y sin embargo, no suficiente para tomar al joven Aprendiz por sorpresa. Sin mucho esfuerzo, el arma de Xefil se alzó rauda, apartando la de su oponente con un abaniqueo. El que antes había sido Ragun no se rindió, empero, y volvió a atacar con la misma fuerza de antes.

Y una vez más, Xefil se ocupó de desviar su golpe con un preciso movimiento. Aquella demente danza se repitió una y otra vez, mientras ambos jóvenes saltaban, caían y salían disparados por la propia inercia de sus ataques. Alexander asestaba poderosos cortes que, de no ser Xefil capaz de desviarlos, fácilmente le habrían roto los huesos; el último chico, sin embargo, parecía no tener intención alguna de atacar, y se preocupaba simplemente por detener los movimientos de su enemigo.

¿Quién eres tú realmente? —cuestionó Alexander, retrocediendo un poco para tomarse un breve descanso. Orgulloso de sí mismo, añadió—: Necesitaré poner algo en tu lápida.

Los fríos ojos de Xefil, poco impresionado, se clavaron en los suyos. Cortante, respondió simplemente:

Su maldición. Su bendición.

Sin previo aviso, una terrible fuerza empujó a Alexander, obligándolo a batir sus alas con más fuerza para poder mantenerse en el aire. Mientras tanto, los ojos de Xefil se iluminaron como un par de faros de magma hirviente, con tal intensidad que cegarían a cualquiera. Aunque su semblante continuaba sereno, estaba claro que quien estaba produciendo aquel fenómeno no era nadie más sino él, o cualquiera que estuviese ocupándose de dirigir su cuerpo en ese entonces. El doppelgänger de Ragun experimentó una presión cada vez más intensa empujando su cuerpo hacia abajo, hacia el fondo del acantilado.

Mientras luchaba por permanecer con vida y no caer al vacío, alzaría la vista, buscando al joven que con tanta frialdad lo apremiaba a morir.

Pero allí, flotando frente a la luz de una luna recién alzada, no se encontraba Xefil. Era una figura completamente diferente, más pequeña y delicada: una joven, pálida y de cabello rubio, ataviada en un vestido de sirvienta rojo, y con un par de marcos de madera saliendo de su espalda.

La luz a su alrededor se distorsionaba y, de vez en cuando, su propia silueta flaqueaba y amenazaba con desaparecer, dejando entrever la figura de Xefil en un parpadeo. Aquella joven no era más que una ilusión. Una imagen ficticia sobrepuesta a la realidad.

Imagen


Eres poderoso —declaró, descendiendo hasta que quedó a su nivel y mirándolo con una mueca lastimera en el rostro. La voz era la de una chica, la de la imagen proyectada, no la del Xefil que en realidad se encontraba detrás—. ¿Pero cuál es el punto...? ¿De qué sirve ser poderoso, Alexander, si no tienes nada por qué luchar?

La joven se acercó a su oponente, que tanto se esforzaba por no caer, que no pudo apartarse de ésta. Con delicadeza, lo tomó de la barbilla y, curiosamente, no fueron las manos de Xefil las que hicieron contacto con su piel, sino las gélidas y pequeñas manos de aquella misteriosa joven. Sus largas uñas le hicieron cosquillas.

Quieres tu cuerpo de vuelta, de acuerdo... Pero después de eso, ¿qué sigue? —preguntó, apremiándolo para que la mirara a los ojos—. Un dios perdido, sin un sitio a donde volver...

>>Justo como Xefil y yo.


La chica se apartó finalmente de Alexander, dando un amplio 'salto' (porque en realidad no estaba apoyada sobre nada) hacia atrás, donde su figura volvió a recortarse contra la luz verdosa que iluminaba la fortaleza y el acantilado.

Dijiste que eras un príncipe... ¿pero de dónde, Alexander? ¿De verdad tienes un hogar esperándote allá afuera? —aquella cuestión era más retórica que sincera. La joven miró a las alturas, donde poco a poco comenzaban a distinguirse algunas estrellas—. Porque...

Por segunda vez, la chica se acercó hacia Alexander, aunque prefirió no volver a hacer contacto con él.

¿Cuál es el punto de ser tan poderoso si no tienes nada por qué luchar? —una sonrisa se dibujó en el rostro de la joven—. Es exactamente por eso por lo que sigues perdiendo —con su dedo índice, apuntó al sitio donde debía estar el brazo izquierdo del muchacho, aquel que había sido arrancado en una pelea pasada—. En cambio mi príncipe y yo...

No terminó la frase. Con un veloz movimiento de su mano, trazó un arco en dirección al acantilado donde Xefil y Ragun habían aterrizado. Una fuerza invisible tiró de Alexander, arrastrándolo como si no fuese más que una pluma, hasta que se estrelló contra la dura roca de lo que antes había sido el campo de batalla. Con gracia y especial cuidado, la joven misteriosa descendió frente al sendero, frente a su oponente.

Extendió la palma de su mano hacia él y presionó. Una vez más, la gravedad comenzó a actuar sobre Alexander, amenazando con aplastarle; y esta vez, fatalmente. El peso que actuaba sobre él era demasiado como para que cualquiera, incluso un dios, pudiese resistirlo. Un empujón más por parte de aquella hechicera y sus huesos terminarían vueltos grava.

Trae a Ragun de vuelta y yo traeré a Xefil de vuelta —ordenó.

Sus ojos resplandecieron una vez más, buscando ser amenazante para el Dios Oscuro.
—You're like that coffee machine: from bean to cup, you fuck up—

~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
también hay un amor a la humanidad~


Imagen
Avatar de Usuario
Zee
Miembro del Hall de la Fama
Miembro del Hall de la Fama
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 3280
Registrado: Mié Mar 04, 2009 1:37 am
Dinero: 213,288.72
Banco: 15,374.00
Ubicación: .mx
Sexo: Masculino
Clan: Bohemia Lectura
Facebook: Pregunta por MP
Estantería de objetos
Karma: 36

Re: Némesis

Notapor Sombra » Vie Mar 07, 2014 6:30 pm

Su maldición. Su bendición —contestó desconcertando a Alexander.

De pronto, se desató una fuerza desconocida que obligó al híbrido sincorazón a aletear con todas sus fuerzas para no precipitarse hacia el suelo abriéndose la cabeza.

A pesar de que era de día, los ojos del aprendiz de Tierra de Partida brillaron como dos estrellas de sangre. El joven de oscuridad apartó la mirada incapaz de ver directamente al foco de aquella luz.

Y entonces, la fuerza de la gravedad tiró de él en dirección al acantilado. Alzó la mirada.

Una hermosa chica había aparecido en el lugar donde hacía unos momentos se encontraba Xefil. Llevaba un largo vestido rojo similar al de las sirvientas, su cabello era de un precioso y brillante rubio y su piel pálida era simplemente hermosa, casi tan blanca como la nieve. Su apariencia era la de una chica delicada y su figura era pequeña y muy delgada. Desde su espalda un par ramas (o eso parecían) con un cierto parecido a unas alas huesudas.

¿Pero aquella chica existía de verdad? Era como una ilusión. La luz parecía distorsionarse a su alrededor y de cuando en vez parecía ser posible ver al aprendiz de Tierra de Partida.

Imagen


Eres poderoso —admitió la voz femenina de aquella chica—. ¿Pero cuál es el punto...? ¿De qué sirve ser poderoso, Alexander, si no tienes nada por qué luchar?

Tu no sabes nada, mujer —respondió rabioso.

La hermosa joven se aproximó al cuerpo corrupto que ya era imposible considerar humano quedando a su altura y mirándole con tristeza. La desconocida agarró de la barbilla a Alexander con delicadeza. Unas manos frías y suaves acariciaron su rostro, pero no fue una sensación agradable para el semi-humano. Estaban menospreciándole, ¡a él! Aquello era imperdonable.

Quieres tu cuerpo de vuelta, de acuerdo... Pero después de eso, ¿qué sigue? —preguntó obligándole a levantar la cabeza para mirarle a los ojos—. Un dios perdido, sin un sitio a donde volver...

>>Justo como Xefil y yo.


Los ojos amarillos del portador de la llave espada oscura sintió una dolorosa punzada en el pecho. Acostumbrado a ser él el que humillaba a sus enemigos, sentir que los papeles se habían invertido... Era inconcebible en su cabeza.

Con un salto, la joven se apartó de un largo y gracil movimiento en el aire, flotando libremente hasta que se vio su imagen recortada por la luz verde que dejaba entrever las sombras del tenebroso castillo que se levantaba en el centro de aquel tétrico acantilado.

Dijiste que eras un príncipe... ¿pero de dónde, Alexander? ¿De verdad tienes un hogar esperándote allá afuera? —Alexander apretó los dientes, un aura tan negra como la noche eterna del intersticio de los mundos emanó de su cuerpo. El Dios Tenebroso apenas podía guardar más su ira—. Porque...

De otro salto, la chica se acercó peligrosamente. Estaba tan cerca que con simplemente alargar la mano podría perforar su abdomen y dejar que se desangrase cual cerdo sacrificado en un matadero.

¿Cuál es el punto de ser tan poderoso si no tienes nada por qué luchar?

El joven gritó furioso tratando de alcanzarla, de estrangularla. Corromperla hasta que solo fuese una masa de oscuridad que poco tuviese que ver con quien se suponía que era. Destrozarla sin piedad.

Es exactamente por eso por lo que sigues perdiendo —señaló a donde debería estar su brazo izquierdo—. En cambio mi príncipe y yo...

Otra poderosa fuerza arrastró al joven, el cual clavó su llave espada en el suelo para evitar verse lanzado hacia atrás. Pero la roca cedió antes haciendo que el cuerpo se estrellase contra una dura roca.

Frente al joven la chica apareció y alzó su mano y empezó a presionar su pecho.

La presión de la gravedad empezó a aplastar al joven junto a la roca que tenía justo detrás. Al principio no sintió más que una leve presión, pero poco a poco ésta iba aumentando. Daba igual lo resistente que Alexander era.

Y además, algo andaba mal con él. ¿Desde cuándo era tan débil? ¿Que pasaba con el poder de su corrupción, que lo volvía todo oscuridad? ¿Por qué no funcionaba?

Trae a Ragun de vuelta y yo traeré a Xefil de vuelta —dijo tajante.

Por primera vez Alexander sintió como un escalofrío recorría su espalda, el miedo a morir. Pero el Príncipe no pudo responder.

Las manchas en el cuerpo de Ragun se desvanecieron al momento, pero también todos sus poderes y magias, aunque no solo había afectado aquelo a Alexander, cuya consciencia empezó a desaparecer dejando paso a la del Aprendiz de Bastión Hueco. También estaba afectando a la imagen superpuesta sobre la realidad de aquella muchacha, que notaría como se quedaba sin magia y por tanto sin energía para mantener aquella forma durante demasiado tiempo.

Ha sido un buen combate —con un tono de voz desinteresado una silueta apareció desde la nada aplaudiendo como si estuviese satisfecho al haber visto aquel combate cual espectáculo.

Aquella persona flacucha y alta vestía un traje con corbata. Su cabello negro y corto (con algunas canas) estaba engominado hacia atrás cual ejecutivo importante, aunque su rostro poco carismático no le hacían parecer más que un simple viejo con depresión.

Imagen


El hombre, cuya apariencia era la de alguien entrado en los cuarenta y cansado de la vida —y todo lo demás— se acercó en silencio con las manos metidas en sus bolsillos. Parecía medio encorvado, sin embargo no era porque tuviese algún problema en los huesos, era simplemente una forma de mostrar que estaba enormemente aburrido y que no le apetecía caminar derecho.

Realmente interesante este Campo de Represión, ¿verdad? —comentó mostrando un pequeño aparato que parecía estar robando absolutamente toda la energía mágica cercana y que llevaba en su bolsillo—. Son muy utilizados en las cárceles para evitar que los magos criminales huyan, aunque ésta es una versión un poco mejorada —el desconocido volvió a guardar el objeto y clavó sus ojos negros y sin ninguna clase de emoción en Ragun unos momentos.

Sin ninguna clase de presión o miedo por la joven que había mostado un enorme poder tan solo unos instantes atrás se aproximó al muchacho que yacía en el suelo y sacó una jeringuilla que clavó en el el hombro izquierdo del aprendiz sacando una muestra de un líquido negro que observó con cuidado.

Tienes unas buenas habilidades sobre la magia de Espacio, serías un buen Purplecat —se refirió a Xefil mientras vertía el contenido de la jeringuilla en un frasco esterilizado que cerró momentos después—. Sería interesante vigilarte a ti también. Tiene gracia que todos seais portadores de la Llave Espada y que seais tan... cercanos entre vosotros —dejó salir una sonrisa, que más que resultar refrescante pareció drenar cualquier tipo de felicidad que pudiese flotar en el hambiente.

>>También la conoces tu, ¿no es así? Esa chica llamada... Nadhia.

El misterioso hombre se alejó ignorando por completo cualquier cosa que le dijese el aprendiz de Tierra de Partida.

Cuidate, Xefil. Volveremos a vernos—se despidió—. Ah, sí. Lo olvidaba. Puedes llamarme Silvercat.

Y entonces se desvaneció en el aire dejando caer hacia el suelo una carta de una baraja que pareció quedarse atrás.
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Sombra
149. Lingering Sentiment
149. Lingering Sentiment
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 4720
Registrado: Mar Mar 31, 2009 9:01 pm
Dinero: 27,410.40
Banco: 0.00
Ubicación: Behind in the musgo
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 23

Cat

Notapor Zee » Dom Mar 09, 2014 10:13 pm

Imagen
Kingdom Hearts BbS - Keyblade Graveyard


Mi mente volvió a su sitio sin ninguna clase de aviso previo. En sólo un parpadeo, la vidriera de cristal rodeada de cadenas de plata desapareció en la misma oscuridad que la envolvía, para casi al instante convertirse en un acantilado de rocas grises y afiladas. La noche ya había caído sobre la fortaleza de la Emperatriz del Mal, aunque la luna brillaba con fuerza más allá de las nubes de vapor venenoso.

Ragun había terminado con la espalda contra el muro de roca, rodeado por un montón de guijarros y polvo suelto, como si se hubiese estrellado allí mismo. Las manchas oscuras en su cuerpo habían desaparecido, dejando paso a los raspones, magulladuras y riachuelos de sangre. Había terminado inconsciente, por lo que no había manera precisa de saberlo, pero podía imaginar que la conciencia de Alexander había desaparecido.

Solté un suspiro de alivio, mientras me dejaba caer en el suelo con las piernas cruzadas. Apoyé mis manos en la fría roca, echando mi cuerpo hacia atrás, a la par que sentía mi cuerpo quedándose sin energía. Cualquier efecto que la adrenalina (y la magia de Némesis) hubiese tenido en mí finalmente había desaparecido, terminada la amenaza que ponía en peligro mi vida. Ahora mi organismo no era más que una masa pesada e inútil, ardiente desde el interior.

Sujeté con fuerza la quemadura que Ragun me había hecho en el pecho, del lado izquierdo, sintiendo el escozor ascender por mi columna cuando mis dedos se quedaron adheridos a la piel chamuscada. En situaciones como aquellas, me arrepentía de no haber aprendido ningún hechizo curativo.

Levanté la cabeza y apreté los dientes, adolorido, mientras separaba la mano. Una vez más, la había cubierto de sangre quemada y polvo.

Y de pronto, hubo aplausos.

Con no poco esfuerzo, volví a materializar mi Llave-Espada, para luego intentar ponerme de pie. Sin embargo, mis piernas no respondieron, demasiado cansadas como para obedecer cualquier orden. Trastabillé mientras intentaba incorporarme, por lo que caí de sentón a un lado de Ragun. Con la respiración entrecortada y el ruido de mi Llave raspando el suelo siendo los únicos sonidos que me hicieron compañía una vez terminaron los aplausos, giré mi cabeza en todas direcciones, intentando encontrar la fuente. ¡Aquel mundo debía estar vacío, no debía haber nadie más!

Ha sido un buen combate.

Del mismo vacío apareció un hombre, justo frente a mí. Ataviado en un traje de corbata, con el cabello oscuro y plateado peinado hacia atrás, aquella silueta alta y delgada se acercó hasta donde estábamos Ragun y yo. Aterrado, puesto que me había quedado sin energías como para seguir combatiendo, no pude hacer más que sujetar mi Danza de la Demencia con fuerza e intentar retroceder, asumiendo inmediatamente que aquel hombre era un enemigo.

Spoiler: Mostrar
Imagen


Realmente interesante este Campo de Represión, ¿verdad? —dijo desinteresado, sacando de su bolsillo un pequeño trozo de tecnología que no pude reconocer. Sin embargo, al posar mis ojos en él, pude sentir una sensación nauseabunda en el interior de mi vientre, como si alguien hubiese ganchado mi estómago desde adentro y estuviese tirando de él—. Son muy utilizados en las cárceles para evitar que los magos criminales huyan, aunque ésta es una versión un poco mejorada —comentó con frialdad, moviéndolo un poco entre sus dedos y luego volviéndoselo a guardar. ¿Un Campo de Represión, había dicho? ¿Inmovilizaba a los magos? Me gustaba pensar que era más afín a la magia que al arte marcial, ¿era esa la razón por la que no podía moverme? ¿O era simple cansancio?

No entiendo. ¿Quién... quién es usted...? —cuestioné; sin embargo, el hombre no me contestó y simplemente comenzó a caminar en dirección a Ragun, mientras de algún lugar de entre sus ropas sacaba una jeringuilla. Al instante abrí mis ojos por el temor e intenté extender mi brazo hacia ellos, buscando detenerle de cualquier manera—. ¡No, no! ¡Déjalo en paz!

No obstante, no hizo nada en Ragun. Sencillamente sacó un poco de sangre con una precisa punción. Aunque el líquido se veía demasiado oscuro, como si estuviese vieja y oxidada. Aliviado por que no le hubiese hecho nada al joven, destensé mis músculo y apoyé ambos brazos en el suelo, fatigado por mi nuevo intento de recuperarme.

Tienes unas buenas habilidades sobre la magia de Espacio, serías un buen Purplecat —declaró, a la par que vaciaba la jeringa en un vial hermético. Y, definitivamente, aquello no era sangre. Era de un color negro profundo, como el petróleo. ¿Se suponía que aquello era... la esencia oscura de Ragun, o algo por el estilo?—. Sería interesante vigilarte a ti también. Tiene gracia que todos seais portadores de la Llave Espada y que seais tan... cercanos entre vosotros.

No sé qué pretendes, pero...

También la conoces tu, ¿no es así? Esa chica llamada... Nadhia.

Una vez más, mi rostro reflejó la sorpresa y el miedo que se apoderaron de mí en ese momento. ¿Cómo conocía ese hombre a Nadhia? ¿Y a qué se refería con que la estaba vigilando?

Fruncí el ceño y apreté los dientes, furioso. Volví a apoyar mi Llave-Espada en el suelo y, esta vez sí, logré mover mis piernas y ponerme apenas de pie, aunque me costó valioso tiempo y esfuerzo. Me quedé apoyado en mi arma como si fuera un bastón, pero no dejé de contemplar al hombre, al que buscaba envenenar con la mirada.

Tócale siquiera un pelo, y te prometo que-- —amenacé. No obstante, tuve que detenerme cuando una molesta tos se interpuso entre mis palabras y yo. Al cubrirla con mi brazo, como acostumbraba siempre, me di cuenta que estaba escupiendo sangre con ella.

Cuidate, Xefil. Volveremos a vernos —sentenció el hombre; y más que una despedida, pareció ser una promesa—. Ah, sí. Lo olvidaba.

>>Puedes llamarme Silvercat.


Y sin más, sencillamente desapareció.


Imagen
Doctor Who - Vale Decem (piano cover)


Ra... Ragun...

Cada aliento me costaba un esfuerzo hercúleo. Mis vasos sanguíneos parecían haber sido llenados por acero al rojo vivo, y se ocupaban de eficientemente acarrearlo a cada rincón de mi cuerpo. Mi cabeza latía, como si un segundo corazón me hubiese crecido dentro del cráneo, y amenazaba con estallarme en cualquier momento. A cada pulgada que avanzaba hacia Ragun, me poseía la irresistible urgencia de vaciar el estómago o toser con tal fuerza que mis pulmones se voltearan de adentro hacia afuera.

Llegué a un lado de Ragun y me apoyé con un brazo en el muro, esperando no caerme al suelo.

Despierta... Des- ¡Despierta!

...pero no fui capaz de mantenerme en pie. Caí de rodillas a un lado del chico, sintiendo que mi conciencia estaba a punto de desvanecerse. Todo comenzó a oscurecerse.

El... Silver... ¿Qué me hizo, ese...? El Campo, mi magia, mi... mi Bruja...

>>¿¡Qué me hizo!?
—You're like that coffee machine: from bean to cup, you fuck up—

~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
también hay un amor a la humanidad~


Imagen
Avatar de Usuario
Zee
Miembro del Hall de la Fama
Miembro del Hall de la Fama
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 3280
Registrado: Mié Mar 04, 2009 1:37 am
Dinero: 213,288.72
Banco: 15,374.00
Ubicación: .mx
Sexo: Masculino
Clan: Bohemia Lectura
Facebook: Pregunta por MP
Estantería de objetos
Karma: 36

Re: Cat

Notapor Sombra » Jue Mar 13, 2014 9:39 pm

El... Silver... ¿Qué me hizo, ese...? El Campo, mi magia, mi... mi Bruja...

>>¿¡Qué me hizo!?


¿...Xefil? —me empecé a levantar de la roca sobre la que me encontraba cuando noté un enorme dolor en mis costillas.

Volví a la posición en la que estaba después de soltar un quejido convencido de que sería peor para mis heridas moverme.

No recordaba nada de lo que había pasado, pero... No, sí que lo recordaba. Ello había vuelto a controlarme. ¿Tan cerca estaba ya de dominarme del todo?

De pronto, todo pareció detenerse. Me vi a mí mismo. Estábamos frente a frente, él portaba un semblante noble y elegante, pero sobretodo cruel mientras que yo... Simplemente observaba desde aquella roca.

Aquel yo se acercó y portando su llave espada oscura... Me apuñaló atravesando mi alma, mi corazón.

Y entonces, empezaron a surgir recuerdos.

Imagen


...Alexander Fürst von Wiedererinnerung...

...Príncipe del Imperio...

...Heraldo de la muerte...



No... —mis ojos se abrieron como platos—. ¡¡¡NO!!! ¡¡¡HAZ QUE SE DETENGA, PÁRALO!!! —chillé con toda la fuerza que mis cuerdas vocales permitían.

Las lágrimas salieron sin detenerse.

Dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía.

Las manchas de mi cuerpo aparecían y desaparecían mientras que miles de sensaciones desagradables surcaron por mi cabeza.
El olor de la muerte.

El hedor de los cuerpos marchitos al sol.

Débiles y brillantes corazones.

La más grande oscuridad.


¡¡¡AAAAH!!! —me combulsioné. Mi llave espada cambiaba de forma entre la Cadena del Reino y la Llave Espada Oscura a la par que se materializaba y desaparecía.

Era como si mi propio corazón fuese a quebrarse. Era miles de veces más doloroso que todo lo que Gárland me había hecho.

Mátame. ¡¡¡MÁTAME!!! —agarré del cuello de la camisa a Xefil antes de que mis ojos se apagasen y que quedasen muertos y sin vida.

Lo había recordado.


Soy...

Sí, había recordado el por qué tenía tales poderes.


Mis ojos muertos se clavaron en los de Xefil.

Soy un sincorazón.

¿Cómo no me había dado cuenta antes?
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Sombra
149. Lingering Sentiment
149. Lingering Sentiment
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 4720
Registrado: Mar Mar 31, 2009 9:01 pm
Dinero: 27,410.40
Banco: 0.00
Ubicación: Behind in the musgo
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 23

AnteriorSiguiente

Volver a Otros temas

¿Quién está conectado?

Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 1 invitado