─¡No me puedo creer que me hayas derrotado!─ Gritaba, sorprendido.─ Te estaré esperando para pelear otra vez.─ Comentó, mientras se levantaba con sobreesfuerzo. Sacó un frasco de su bolsillo, y al beberlo se recuperó por completo.─ Nos vemos, princesa.─ Dijo, mientras se dirigía al distrito 2. Parecía que no había tenido suficiente...
Al final, Guilmon y yo conseguimos salir de los callejones. Era muy tarde, así que no me iba a dar tiempo a hacer lo que quería... Suspiré. Entonces, oí cómo se abría la puerta del Distrito 3. ¿Quién iría allí a esas horas? Me quedé de piedra al ver que era Saeko. Corrí hasta ella, quien estaba siendo llevado por su compañero, el fantasma.
─ ¿Pero qué...? ¡Cura!─ Grité por última vez aquella noche. Tras el hechizo, la chica abrió los ojos.
―Saeko, estás bien. Menos mal.
Saeko miró primero a su compañero, para luego posar sus ojos en mí.
—¿Qué haces tú aquí todavía?─ Me preguntó, aún en su estado. No pude evitar ponerme rojo.
─ E-eh... He est-t-tado dando v-v-vueltas por la Ciudad─ Mentí, esperando que se lo creyera... Sin embargo, aunque no me agradaba aquella chica, no podía dejarla allí tirada.─Est-t-tás fat-t-t-tal... D-deberías venirt-te en mi n-nave gum-mi. En ese est-t-tado no puedes v-v-v-viajar tú sola.─ Conseguí decir. Si aceptaba, usaría el teleportador que tenía para llevarla hasta ella. Por desgracia, no tenía ninguna cama, así que la dejé en el suelo. Arranqué la nave, y nos fuimos a Bastión Hueco... otra vez.
Spoiler: Mostrar