[Ciudad de Paso] ¿Te vienes?

[Tsuna]

Participantes:
Kemu 'Mei' Yang
Saeko

Cronología:
Mei: Encuentro Una Noche para pensar > Encuentro ¿Te vienes?
Saeko: Encuentro Diversión > Encuentro ¿Te vienes?


Ciudad de Paso

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Fire Emblerm Awakening - Such bonds are the true strength of this army

Era fin de semana, al fin, en la peculiar ciudad que recibía cientos de visitantes, de quién sabe cuántos mundos, diariamente. El sol pegaba fuerte en pleno día, los niños corrían jugando de un lado para otro en el Distrito 1, ignorando las advertencias sobre los Sincorazón, mientras que muchos adultos se dedicaban a almorzar.

El caso de Roxana sí fue un poquito diferente, había oído hablar sobre un nuevo restaurante bastante interesante que le llamó enormemente su atención: El Genuine Fake. Por lo que la joven muchacha abandonó sus tareas diarias para ir a comer.

En cuanto entró comprendió las razones por las que hablaban bien sobre aquel establecimiento. Exquisitamente cuidado, bien iluminado, muebles aparentemente caros y obras de arte ilustradas en las paredes:

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El lugar se hallaba a rebosar de gente y el olor a comida cargaba el ambiente; niños corriendo por las mesas y provocando a los camareros dolores de cabeza, hombres recién adultos celebrándolo con alcohol por todo lo alto, y numerosas familias tomando el almuerzo del día. Roxana no esperó y se sentó sobre una silla, junto a la barra. Esperó, esperó, y esperó… pero nadie acudió. Los camareros debían de estar muy ocupados.

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Roxana

—¡Ey! ¡¿Qué pasa aquí?! ¡Llevo diez minutos esperando y nadie viene a atenderme! ¡Eh, tú! —Y se dirigió a la primera camarera que pasó, señalándola. Ella no lo sabía, pero se trataba de Mei, aprendiza de Tierra de Partida. Roxana había ojeado tantas veces el menú que se había memorizado todo lo que quería degustar— ¡Sí, ven aquí! Mira, quiero para picar un poco de Salmón de Atlántica con alioli, también unos cuantos pistachos y Champiñones del Boque de los Enanos. De primer plato una Sopa de Paso. De segundo un Filete de Buey. De postre un Pastel de Santa Claus y para beber una Heartless de naranja. —Y terminó de hablar, ciertamente, puede que pillase a la muchacha por sorpresa, pues hablaba a una velocidad impresionante, tanto, que cualquier camarero sin experiencia se hubiese perdido en el primer plato— ¡¿No me has oído, o te lo tengo que repetir dos veces?! —Sin duda era una muchacha de carácter

Si Mei se fijaba mejor, vería que Roxana vestía unas grandes botas color rosa muy bien cuidadas, junto con medias color castaño oscuro y una falda blanca cubierta por cinturones, donde descansaban dos revólveres. Ésta vestía un corsé del mismo color que las medias, haciendo juego con el enorme sombrero oscuro donde reposaba una preciosa rosa. Sus guantes eran también color rosa, y sus ojos eran tan rojizos como su cabello, el cual se dividía en dos enormes coletas de peculiar forma.

Por otra parte, lugares de esa clase no solo ofrecían diversión a los habitantes de la ciudad, sino que ayudaba a otros a guardar secretos o pasar información confidencial...

—Aquí tienes, supongo que con esto ya está todo.

—B-bien… e-entonces me encargaré d-de que le llegue… Buen día…

Y la muchacha de piel pálida y cabello plateado, conocida como Yukiko por algunos, se marchó del local, dejando al hombre rubio y a su acompañante en la mesa.

—Me gustaría quedarme aquí un poco más para almorzar, tenemos todo el día a fin de cuentas.

Su acompañante asintió, y ambos esperaron a que alguien les atendiese. Y así, un día más comenzaba.

[A Nerd Girl]

Era un caos, en verdad si que tenía mucho trabajo hoy. Llevaba con algunas propinas unas más altas que otras, los que eran hombre y más adultos daban más, ni idea de por qué pero miraban de forma rara y me dispuse a ponerme por las familias esquivando carritos de bebes que estaban llorando por el barullo o por el hambre.

—¡Ey! ¡¿Qué pasa aquí?! ¡Llevo diez minutos esperando y nadie viene a atenderme! ¡Eh, tú! —Una voz estruendosa me llamó mirando a la mujer que me llamó, me sobresalté y saqué rápidamente una nueva hoja de donde apuntaba los pedidos, llevaba poco tiempo trabajando, pero aun así los trucos que dejaron los dueños...— ¡Sí, ven aquí! Mira, quiero para picar un poco de Salmón de Atlántica con alioli, también unos cuantos pistachos y Champiñones del Bosque de los Enanos. De primer plato una Sopa de Paso. De segundo un Filete de Buey. De postre un Pastel de Santa Claus y para beber una Heartless de naranja. —rápidamente apunté las cosas intentando memorizarlas o mejor aún con abreviaturas, era la cosa simple. Aunque parecía que picar era en realidad comer a lo bestia. Yo ni llegaría a comer tanto.—¡¿No me has oído, o te lo tengo que repetir dos veces?!

—No hace falta que grites, ya lo tengo todo, pero los Heartless de naranja están agotados, lo siento... Solo quedan Popacolas, en media hora vendrán a reponer la bebida que quieres, puedo traerte una Popacola y el Heartless te saldrá gratis. ¿Quieres?

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Miré mejor a la chica y poseía un aspecto muy... Raro, quizá sea que su mundo se hubiera destruido y para ella no lo fuese. No le dí gran importante, pero mantuve una sonrisa mientras esperaba que no se enfadara. Salí corriendo tras saber su respuesta a dejarlo en cocina para que lo prepararan con una nota poniendo "cliente al borde de montar escándalo" para que se enteraran y dieran algo de prioridad.

Seguí corriendo de un lado a otro y atendiendo a la gente... En verdad daba algo de grima. Casi perdía el aliento evitando a niños que se dedicaban a jugar y casi me caía, algunos por suerte se fueron. Muchos con familias. Entonces fue Jin quien vino a ver si estaba bien...

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—Tomate un respiro ya llevo yo algunos tuyos, come algo antes de que te dé un bajón de azúcar o peor.

—A-ah, solo necesito un respiro. Pero sirve a la chica de la mesa doce... Está que va a gritar... ¿Puedes?

—Cojete una de las albóndigas en salsa oriental que te gustan, Hachi te ha hecho algunas para evitar que te de algo. Ya voy llevando su comida...

Fui y recibí de su hermano las albóndigas me senté un poco en una esquina de la cocina para comerlas mientras Jin llevaba la primera parte de los pedidos a la chica chillona.

[Tsuna]

El camarero llevó los entrantes a Roxana después de al menos cinco minutos, tiempo que tardaron en prepararlos.

—¡Ya era hora, pensaba que no llegarían nunca! —La muchacha comenzó a devorar la comida sin compasión, tenía un hambre atroz. Justo cuando se paró a beber un trago de Popacola, miró al tal Jin— Mmm... no está mal. —Pareció que iba a quejarse pero en el último momento no lo hizo, la comida le había gustado a fin de cuentas...

Mientras tanto, en el extremo opuesto del bar se encontraban dos personas sentadas sobre una mesa. La primera era un hombre muy delgado y algo alto, de cabello rubio, tez blanca y ojos dorados, relucientes. Vestía una gabardina azul, junto con pantalones color rojo y zapatos negros:

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Hombre misterioso

El segundo invitado, sin embargo, era totalmente diferente. Se trataba de una muchacha de corta edad, quizás rondara los diez años. Cabello color rosa con tonos púrpuras y ojos oscuros, morados. Vestía un conjunto castaño oscuro junto con un lacito rojo y una diadema blanca:

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El hombre se llevó una mano a la frente con una servilleta para secarse el sudor, cansado. A continuación elevó el maletín de color beige sobre la mesa para observar su interior, muy satisfecho.

—Entonces, todo ha ido sobre ruedas. Sólo falta hacer esas dos paradas y ya está. Tenemos que actuar rápido. —Y tras ojear de nuevo el interior de la bolsa, la guardó bajo sus pies

La joven le miró de reojo mientras se tomaba un zumo de Flambanero, pensativa.

—Sigo pensando que te preocupas demasiado, no podemos hacer más; y lo sabes.

Y era cierto, aquel hombre no paraba de mirar en todas las direcciones, como si algo le mantuviese en constante alerta. Éste, ante los nervios, sacó un cigarrillo y empezó a fumar, asegurándose de que el humo no alcanzase a la pequeña.

>Aunque a decir verdad, no tengo ni idea de dónde está esa Orfebrería.

—Yo tampoco; a pesar de todo, no conozco mucho este mundo —Y rió de forma irónica—. Hay muchos mundos de los que ni siquiera sé nada.

—Veo que sigues tan desanimado como siempre, anda, tómate algo.

El hombre meditó unos segundos, inmerso en sus pensamientos, hasta que tras diez escasos segundos, añadió:

—Yo sigo pensando que tienes más sangre fría que yo —Y alzó la mano, a la espera de que un camarero le viese finalmente—. Por favor, me gustaría tomar unas Ancas de Wasabi, y a todo esto, ¿sabe dónde puedo comprar un Orichalcum? —Sacó de uno de sus bolsillos una foto del mineral en cuestión, parecía muy bello...

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—Orichalcum: se dice que es el mineral más raro que existe. Mi amo lo está buscando con impaciencia. —Habló de inmediato una extraña voz que, en un primer momento, pareció surgir de la nada, aunque más tarde Mei se daría cuenta de que provenía de una curiosa criaturilla: un robot. Un robot de pequeñas dimensiones había saltado desde el suelo hasta la superficie de la mesa para definir lo que era un Orichalcum, con voz robótica y mecánica; carente de sentimientos

El susodicho "Amo" apagó el cigarro finalmente y esperó. La muchacha por su parte, se mantuvo distante, analizando la situación.

[A Nerd Girl]

Tras terminar, vi como Jin con una sonrisa le agradecía a la chica por el halago a la comida mientras la recogía y le daba después un caramelo como regalo. Estuve rondando cuando vi que alguien quería pedir algo

— Por favor, me gustaría tomar unas Ancas de Wasabi, y a todo esto, ¿sabe dónde puedo comprar un Orichalcum?

—Orichalcum: se dice que es el mineral más raro que existe. Mi amo lo está buscando con impaciencia.

Cuando apunté el pedido del chico y vi el robot (que me había sorprendido el que hablara) miré a la chica pequeña... Eran una personas extrañas, un chico algo más mayor con pinta de algo amable y una niña que parecía muy linda.

—Bueno, os puedo ayudar a buscarlo... Quizá en la orfebrería lo tengan o algún moguri de allí sepa como hallarlo. Os sirvo la comida y si quieres os acompaño allí... ¿Os parece?—ofrecí al par de clientes, esperaba no molestarles la idea—.¿Tu quieres algo pequeña? Si quieres te puedo coger algunos caramelos del mostrador, total solo se los come el jefe cuando se acuerda...

Cuando la chica me contestase le daría o no un puñado de caramelos y al hombre le serviría su plato. Aunque cuando viera si querían o no que fuera, ya le pregunté a uno de los dos dueños si podía acompañar a los clientes, y afortunadamente me dijeron que si. Terminé de atender a dos y le puse la cuenta. Cuando volviera me cambié de ropa por algo más cómodo y de calle...

[Tsuna]

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One Piece - Gold and Oden

—Bueno, os puedo ayudar a buscarlo… Quizá en la orfebrería lo tengan o algún moguri de allí sepa como hallarlo. Os sirvo la comida y si quieres os acompaño allí... ¿Os parece? ¿Tu quieres algo pequeña? Si quieres te puedo coger algunos caramelos del mostrador, total solo se los come el jefe cuando se acuerda…

—Sí, quiero los caramelos, por favor. —la niña esperó pacientemente a que la muchacha le llevase los dulces, sentada con tranquilidad

—No nos vendría mal una guía, nosotros nos perderíamos por la ciudad de forma irremediable. No somos de aquí exactamente, venimos de ”fuera”. —e insinuó que procedían de las más lejanas estrellas, si Mei lo comprendió o no, fue cosa suya

El robot y la niña esperaron a que el hombre terminara su almuerzo, y en cuanto estuvieron listos partieron con Mei hacia el exterior tras recoger sus pertenencias. Caminaron durante algunos minutos sin rumbo fijo, donde la niña jugaba con el pequeño ser electrónico mientras saboreaba los dulces, ignorando aparentemente todo lo demás.

—Por cierto, no te he preguntado cómo te llamas. Qué falta de educación por mi parte —y se ajustó las gafas, observando de reojo a la muchacha. Si ésta se fijaba directamente en sus ojos, comprobaría que estos brillaron de forma extraña… casi mágica—. A mí me puedes llamar Antares; es mi nombre. Esta pequeña…

—Yo me llamo Alice, un placer. —le interrumpió la niña, a lo que el hombre calló

Ambos esperaron a que Mei dijese todo lo que tuviese que decir.

—En fin, te seguimos hasta la Orfebrería, esperamos no resultar una molestia. Aunque a decir verdad, así te despejas un poco la cabeza de tanto trabajo, ¿no? —y continúo su marcha, los tres siguieron a Mei sin preguntarle si los estaba llevando por buen camino. Ésta, por supuesto, era libre de preguntarles todo lo que quisiera a esos tres extraños

En un punto del camino el pequeño robot quedó paralizado y cayó al suelo, inmóvil. El hombre se apuró y lo socorrió: apuntó con uno de sus dedos a la criatura y susurró:

—Electro. —y de su mano se desprendieron numerosas chispas, demasiadas para un simple hechizo Electro

La criatura mecánica pareció revivir, de alguna forma, pues volvió a adquirir la capacidad de moverse.

—A todo esto, ¿sabes algo sobre esta ciudad? —preguntó la niña por sorpresa a Mei— Como por ejemplo… si es tan peligrosa la amenaza de esos Sincorazón, o si los Portadores o Tierra de Partida tienen mucha influencia aquí.

Avanzaron mientras Mei respondía a sus preguntas, si es que respondía. Y una vez llegaron a la Orfebrería, se detuvieron.

—Muchas gracias por todo, si quieres puedes quedarte aquí fuera o acompañarnos, pero me gustaría que te quedases un ratito más. Hay algo que me gustaría preguntarte más tarde, a ser posible.

El hombre se ajustó nuevamente las gafas y entró en la Orfebrería, la niña se quedaría fuera con el pequeño robot entre sus brazos. Mei podía bien o entrar, o bien quedarse allí esperando, pero… ¿qué más querían preguntarle?

[A Nerd Girl]

La niña quiso los caramelos y le dí un montón de ellos en una bolsa para que tuviera, me alegraba ver como era de educada, en verdad me sentía alegre el ver que sabía comportarse de una manera muy formal.

—No nos vendría mal una guía, nosotros nos perderíamos por la ciudad de forma irremediable. No somos de aquí exactamente, venimos de ”fuera”.

Cuando oí eso no sabía que sentir. ¿Alivio o algo de miedo? En verdad era raro, ¿viajeros errantes? ¿portadores? ¿simples personas que se podían permitir una Nave Gumi? Cuando ya terminaron y recogí mis cosas y todo lo correspondiente, fui con ellos. La niña parecía disfrutar del robot y de los caramelos, más bien estaba como en su mundo.

—Por cierto, no te he preguntado cómo te llamas. Qué falta de educación por mi parte —Ajustándose las gafas y mirando de reojo, solté un suspiro, era cierto... Ni nos habíamos presentado.—. A mí me puedes llamar Antares; es mi nombre. Esta pequeña…

—Yo me llamo Alice, un placer.

—Yo soy Mei, bueno, me gusta que me llamen así...

—En fin, te seguimos hasta la Orfebrería, esperamos no resultar una molestia. Aunque a decir verdad, así te despejas un poco la cabeza de tanto trabajo, ¿no? —y continúo su marcha, los tres siguieron a Mei sin preguntarle si los estaba llevando por buen camino. Ésta, por supuesto, era libre de preguntarles todo lo que quisiera a esos tres extraños

El robot cuando calló al suelo y parecía inmóvil supuse que se había descargado la batería o que era un simple cortocircuito.

—Electro.

La sorprendente cantidad de chispas me alarmó. Una persona normal no haría tanta potencia a no ser que fuera afín, como yo, o que fuera un gran experto en magia. Pero al ver al ser metálico volviendo a moverme me tranquilizó.

—A todo esto, ¿sabes algo sobre esta ciudad? —giré mi cabeza al oír la niña— Como por ejemplo… si es tan peligrosa la amenaza de esos Sincorazón, o si los Portadores o Tierra de Partida tienen mucha influencia aquí.

—Los sincorazón son monstruos que se reproducen como conejos, solo que matan y cuando matan salen más y más... —traté de explicar de forma sencilla. No iba a contarle todo, solo se lo iba a decir de forma simple y si ir muy lejos.— Los portadores, actualmente hay dos bandos, no solo Tierra de Partida sino que también está Bastión Hueco... Cada cual con sus ideales y pegándose unos a los otros... Aunque no sé decirte cuánta influencia tienen en Ciudad de Paso cada uno.

—Muchas gracias por todo, si quieres puedes quedarte aquí fuera o acompañarnos, pero me gustaría que te quedases un ratito más. Hay algo que me gustaría preguntarte más tarde, a ser posible.

Me di cuenta que llegamos tras andar un poco. Pero me ofreció seguir estando con ellos. No podía negar la petición así que acepté y les acompañé.

[Tsuna]

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Final Fantasy XII - Sky City of Bhujerba

Mei decidió entrar con Antares en la Orfebrería, Alice, quién se había quedado fuera, decidió entrar también al verse sola con el pequeño ser mecánico entre sus brazos.

—Nivel de humedad al cincuenta por ciento, Moguris avistados: Cuatro. Número de clientes: Siete. Cantidad de artículos disponibles: setenta y siete. —dijo de pronto aquella diminuta máquina, y era cierto, no se encontraban solos en la tienda: muchos Moguris revoloteaban de aquí para allá, acompañados de clientes desesperados por obtener sus preciadas armas, o deseosos de vender exquisitos materiales a buen precio. El cómo el robot había analizado aquello tan rápido era todo un misterio

Antares se acercó al mostrador sin mostrar la menor sorpresa por el análisis de su Mascota, donde todos pudieron observar a un Moguri golpeando en la cabeza a un muchacho que parecía ser un nuevo dependiente.

—¡...da mal, kupó! ¡Pero no te creas un gallito por haber llegado hasta aquí, kupó! ¡Decimoquinta pregunta! ¡Si introducimos un Guijarro Frío junto con un Cristal de Mitrilo y un Cristal Sereno en la forja, ¿cuántos segundos tendremos que esperar hasta poder obtener un Cristal Crepuscular!?

A lo que el joven respondió cual autómata:

—No es posible obtener un Cristal Crepuscular con esos ingredientes, es necesario añadir primero un Cristal Vital y fundirlo cuidadosamente con el Guijarro Frío, no vendría mal además añadir desde el comienzo una Roca Densa para que los minerales se fundan con mayor fluidez. Si este supuesto fuese cierto, tardaríamos aproximadamente siete minutos con treinta segundos y veinte milésimas en obtener el Cristal Crepuscular.

El moguri retrocedió, claramente impresionado.

—¡Vaya, impresionante, kupó! ¡Hasta ahora nadie se había repasado ese capítulo del manu-

—Esto, disculpad, pero estaba buscando un Orichalcum y me preguntaba si aquí podría obtener uno.

El moguri se giró hacia Antares, analizandolo por encima y con cuidado. Lo único que captó su atención de inmediato fue la palabra “Buscar” y “Orichalcum”, y eso era equivalente a muchos platines; no podía dejar pasar aquella oportunidad.

—¿Y se puede saber para qué quiere usted un mineral tan raro, kupó? No es común que un cliente ordinario nos pida semejante pieza, ya que normalmente son grandes compañías de fabricación y diseño de Naves Gummi las que nos los solicitan, pero kupó, usted no parece nada del otro mundo.

Antares no se vio sorprendido por sus palabras, y como si lo hubiese planeado de antemano, colocó su bolsa sobre el mostrador.

—Asuntos personales. No se preocupe, tengo todo el dinero que haga falta y más. Entonces, ¿de cuánto estamos hablando?

El moguri, sin pensarlo dos veces, se aprovechó de su confianza e incrementó el precio del mineral.

—En esta temporada es complicado obtener uno, por lo que las existencias son escasas y nos vemos obligados a subir su precio, que rondaría los… Cincuenta millones de platines, kupó.

Antares se echó para atrás al momento, rascándose la nuca y cabizbajo, claramente nervioso. Estaba claro que no disponía de tanto dinero, ni siquiera él había previsto semejante suma.

—Yo creo que con cinco millones está bien, es todo lo que puedo ofrecerle.

El moguri se lo pensó, a lo que le respondió:

—Siete millones, kupó. Es mi última oferta. Si no la acepta, otro me lo comprará por más dinero incluso, kupó.

El hombre suspiró, amargado, al ver que cómo perdía siete millones de platines.

—En fin, qué se le va a hacer. Aquí se van todos mis ahorros.

Se tapó los ojos y empujó la bolsa hacia adelante para dejarla en manos del Moguri, que expresó un enérgico “Kupó” y, tras verificar que los platines no eran falsos y sumaban toda esa cantidad, se adentró en la tienda para recoger el mineral.

Mientras tanto, Alice se acercó a Mei.

—Oye, sobre lo que me has respondido antes… Ya sabía lo peligrosos que son los Sincorazón, pero hace mucho que no vengo a esta Ciudad, ¿sabes?

La pequeña parecía irradiar energía por todos los costados, de alguna u otra forma, no era una niña ordinaria, y eso Mei lo pudo sentir. Una vez salieron de la tienda, avanzaron hacia el Distrito 2, el cual se encontraba un poco desierto. Bajaron unas escaleras y pasaron junto a una fuente para ir a los Callejones traseros al hotel. Una vez allí, el grupo se detuvo.

—Lo que te quería preguntar, Mei, era si sabías los detalles de lo sucedido en Ocaso de Una Estrella. El por qué Vergel Radiante pasó a llamarse Bastión Hueco, tú participaste allí, ¿verdad?. —y paró para observar la reacción de la chica— ¿No enfrentaste a Wix con Light, Saxor y unos cuantos más?

Alice, aparentemente ajena a la pregunta, avanzó por su cuenta soltando al pequeño robot. En cuanto alcanzó una alcantarilla aislada en una esquina, comprobó si podía abrirse, y la muchacha se volvió para avisar:

—¡Es aquí!

Antares asintió y se dirigió junto a Alice, acompañado de su mascota y posiblemente de Mei, en caso de que esta no estuviese segura, se volvería y le diría:

—No te preocupes, estas alcantarillas llevan a un lugar abandonado. Necesitamos recuperar unas cosas y si nos ayudases, te lo agradeceríamos.

Alice y el robot saltaron a su siniestro interior y Antares esperó a la respuesta de Mei.

[A Nerd Girl]

Alice nos siguió, en verdad así ella no estaba sola en la puerta y cualquier loco o mala persona decidiera llevarse a la niña. En verdad había gente para todo, tanto para bien como para mal.

—Nivel de humedad al cincuenta por ciento, Moguris avistados: Cuatro. Número de clientes: Siete. Cantidad de artículos disponibles: setenta y siete.

El robot dijo de golpe y me puse a contar la gente, los artículos no por que eran demasiados como para no perder la cuenta. Y estaba en lo cierto, el robot lo analizó en poco tiempo... Tan poco tiempo que parecía mentira. Antares parecía poco sorprendido. Quizá fuera normal para él pero yo nunca sabría hacer algo que supiera analizar el lugar tan rápidamente.


—¡...da mal, kupó! ¡Pero no te creas un gallito por haber llegado hasta aquí, kupó! ¡Decimoquinta pregunta! ¡Si introducimos un Guijarro Frío junto con un Cristal de Mitrilo y un Cristal Sereno en la forja, ¿cuántos segundos tendremos que esperar hasta poder obtener un Cristal Crepuscular!?

—No es posible obtener un Cristal Crepuscular con esos ingredientes, es necesario añadir primero un Cristal Vital y fundirlo cuidadosamente con el Guijarro Frío, no vendría mal además añadir desde el comienzo una Roca Densa para que los minerales se fundan con mayor fluidez. Si este supuesto fuese cierto, tardaríamos aproximadamente siete minutos con treinta segundos y veinte milésimas en obtener el Cristal Crepuscular.

—¡Vaya, impresionante, kupó! ¡Hasta ahora nadie se había repasado ese capítulo del manu-

—Esto, disculpad, pero estaba buscando un Orichalcum y me preguntaba si aquí podría obtener uno.

Antares preguntó interrumpiendo a la pareja discutiendo, el moguri y un chico. En verdad estaba algo dudosa sobre si le mandarían callar para seguir discutiendo pero parecía que al peluche viviente no parecía molestarle...

—¿Y se puede saber para qué quiere usted un mineral tan raro, kupó? No es común que un cliente ordinario nos pida semejante pieza, ya que normalmente son grandes compañías de fabricación y diseño de Naves Gummi las que nos los solicitan, pero kupó, usted no parece nada del otro mundo.

—Asuntos personales. No se preocupe, tengo todo el dinero que haga falta y más. Entonces, ¿de cuánto estamos hablando?

—En esta temporada es complicado obtener uno, por lo que las existencias son escasas y nos vemos obligados a subir su precio, que rondaría los… Cincuenta millones de platines, kupó.

Algo que no sabía que fuera tan caro. Cincuenta millones de platines daban para poder comer de por vida, poder comprar toda la ropa que quisiera y poder montar robots y maquinas sin falta de recursos. Hasta a Antares parecía sorprenderle.

—Yo creo que con cinco millones está bien, es todo lo que puedo ofrecerle.

—Siete millones, kupó. Es mi última oferta. Si no la acepta, otro me lo comprará por más dinero incluso, kupó.

Tampoco yo llegaría a tanto en toda mi vida.

—En fin, qué se le va a hacer. Aquí se van todos mis ahorros.

La escena de Antares despidiéndose de sus platines me hizo sonreír, en verdad parecía que tanto dinero resultaba la alegría del moguri

—Oye, sobre lo que me has respondido antes… Ya sabía lo peligrosos que son los Sincorazón, pero hace mucho que no vengo a esta Ciudad, ¿sabes?

Sonreí a Alice, no parecía una niña normal, parecía más enérgica que cualquier otra niña que pudiera ver. Cuando les seguí por distintos lados de la ciudad. Acabando detrás del hotel, en un callejón y nos detuvimos.

—Lo que te quería preguntar, Mei, era si sabías los detalles de lo sucedido en Ocaso de Una Estrella. El por qué Vergel Radiante pasó a llamarse Bastión Hueco, tú participaste allí, ¿verdad?. —retrocedí un par de pasos algo sorprendida mientras le miraba con miedo... ¿Cómo sabía que...?— ¿No enfrentaste a Wix con Light, Saxor y unos cuantos más?

—¡S-Si! ¿Pero cómo lo sabes? Es decir... ¿¡Cómo!? Solo estábamos Saxor, Light, Ragun, Axel, Xefil y yo...

—¡Es aquí!

Alice señaló un sombrío lugar, estaba algo dudosa de fiarme de ellos... ¿Cómo sabrían eso?

—No te preocupes, estas alcantarillas llevan a un lugar abandonado. Necesitamos recuperar unas cosas y si nos ayudases, te lo agradeceríamos.

Tenía que saber como pudieron saber sobre el suceso de Bastión Hueco... ¿Eran aprendices de allí? Quizá por eso no eran de por Ciudad de Paso y pasaban poco. Estaba dudosa sobre si fiarme de ellos.

—¿Es que sois aprendices de Bastión Hueco?

Pregunté a Antares mientras le seguía a aquel lugar que parecía querer darme escalofríos.

[Tsuna]

—¡S-si! ¿Pero cómo lo sabes? Es decir… ¿¡Cómo!? Solo estábamos Saxor, Light, Ragun, Axel, Xefil y yo… —exclamó de pronto Mei, claramente sorprendida por los conocimientos del, a fin de cuentas, desconocido

El hombre se viró y la miró sorprendido, aunque después pensó que aquella reacción por parte de la jovencita era lo más normal del mundo.

—¿Qué cómo sé eso, preguntas? Bueno, es algo complicado de explicar... —y se rascó la nuca, algo incómodo y pensativo. ¿Cómo iba a explicarle que sabía casi todo sobre ella? Lo mejor sería ignorar el tema— Sí, conozco a Saxor y a Light, les ayudé en una ocasión. De los demás no tengo información, vaya. —y se aproximó al alcantarillado, esperando a Mei

Una vez allí, la Aprendiza de Tierra de Partida volvió a preguntar, a lo que el hombre la observó.

—¿Es que sois aprendices de Bastión Hueco?

El hombre no apartó su curiosa mirada de Mei, sin embargo, quedó pensativo unos instantes. ¿Sería lo correcto revelar su lugar de procedencia? ¿O en cambio era más seguro mantenerlo en secreto? ¿Podía confiar en Mei?

—No, no somos de allí, puedes estar tranquila. Nosotros provenimos de un lugar mucho más lejano. Aunque ahora tenemos cosas entre manos, vamos a ello. ¿De acuerdo? —no lo suficiente, o eso parecía

Una vez Mei se adentrase en las oscuras cañerías, notaría cómo Antares se quedaba fuera para cerrar de nuevo la entrada, quedando completamente a oscuras junto con Alice y el robot. Pasaron unos segundos y de pronto Mei pudo escuchar:

—Lamp —pronunció la niña

De inmediato el lugar se iluminó, si Mei se fijaba mejor, se daría cuenta de que el foco de luz provenía de una esfera luminosa que se mantenía sobre la mano de la pequeña. Se trataba sin duda de un hechizo mágico, no muy poderoso, pero lo suficiente como para iluminar el lugar.

>Vamos, no podemos perder tiempo. —le dijo con decisión, y avanzó delante con el pequeño ser mecánico

Avanzaron por lo que parecían unas antiguas y oscuras cañerías, alejándose cada vez más de la superficie y atravesando enrevesados cruces que hacían del lugar una especie de laberinto. El olor tampoco ayudaba a orientarse, pues la presencia de lo que parecía orín era fuerte. Y durante el camino Mei se pudo percatar de que unos ojos amarillentos los seguían: los Sincorazón también rondaban por la zona.

Pasaron unos pocos minutos desde un charco de agua verde y repleto de hongos cuando alcanzaron una pequeña sala circular y completamente sumida en las penumbras. Era lo suficientemente amplia como para resguardar de la lluvia al menos a treinta personas, y al fondo se hallaba una puerta rota que daba a un pasillo todavía más estrecho y siniestro. Sobre las paredes Mei pudo distinguir numerosas grietas, telas de arañas y hongos de diversas clases. Aquel lugar sin duda era muy antiguo y viejo, ¿a dónde la estarían llevando? Alice no entabló conversación con ella durante el trayecto a menos que Mei decidiese preguntarle algo. ¿A qué venía tanto sigilo y silencio?

Una vez alcanzaran el centro de la sala Mei se percató de que el hechizo luminoso comenzaba a desvanecerse y perder su efecto, en su lugar, apareció Antares desde algún lugar desconocido que Mei no logró atisbar. ¿Por dónde había llegado sin hacer ruido cuando se había quedado fuera? Antes de responder nada, algunas barreras con forma geométricas y relucientes surgieron en ambas salidas, atrapando a todo el grupo dentro.

—Nos han rodeado. Número aproximado de Sincorazón: trece.

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♪ Kingdom Hearts 1.5 - Hand in Hand ♫

—Vaya, no han tardado en aparecer. Parece que tenías razón. —y se adelantó con pocos pasos, junto a la bruma de oscuridad que tenían enfrente y se había originado en la entrada por la que habían llegado

—Yo he visto cómo le devoran el corazón a la gente y se multiplican. Cuanto más tiempo pase, más plagado estará este lugar. —Alice de inmediato lanzó dos esferas de Luz, cada una a un extremo de la habitación, para poder iluminar toda la estancia

Una vez iluminado el lugar, Mei pudo ver con mayor claridad a qué enemigos se estaban enfrentando; los tendrían que derrotar para avanzar:

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Pudo contar al menos tres Soldado, dos Bolas Oscuras y un Wyvern. La mayoría de ellos parecían poderosos, y en total sumaban seis, de los trece que había calculado la mascota de Antares, ¿de verdad iban a poder salir del lugar con vida frente a semejantes enemigos? ¿¡Dónde demonios se había metido Mei!?

Antares de pronto, para sorpresa o no de la Aprendiza, extendió su brazo izquierdo y se dirigió a ella:

—No somos de Bastión Hueco, pero sí sabemos defendernos. —e invocó su arma

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¡Una Llave Espada! ¿Cómo era posible que aquel hombre desconocido tuviese una y no fuese Portador de ningún bando? Y Alice tampoco se quedó atrás:

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Ambos portaban Llaves Espada, y sin embargo, Mei pudo notar desde el comienzo cómo algo no andaba bien… una energía extraña parecía emanar de esos Llaveros. No supo explicarlo, pero no eran Llaves Espada ordinarias.

—¡Mei, detrás de ti!

Uno de los Soldado logró colocarse detrás de Mei sin que esta se diese cuenta y estaba por pegarle un zarpazo, ¡más le valía moverse!

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Pensaba entrar ya con Saeko, pero el post me ha quedado muy largo. En el próximo! =)

[A Nerd Girl]

—¿Qué cómo sé eso, preguntas? Bueno, es algo complicado de explicar... —y miré como parecía intentar buscar como explicármelo...— Sí, conozco a Saxor y a Light, les ayudé en una ocasión. De los demás no tengo información, vaya.

Conoció a Saxor y a Light... ¿Será cierto? Miré algo dubitativa al suelo, Saxor podría preguntarle y Light... No me atrevía a molestarle por ello. Quizá era mejor dejar el tema, si se conocían ellos con Antares o todo lo relacionado con ellos. Cuando les pregunté sobre si eran del bando contrario al mío parecía el hombre pensar en la respuesta. Al parecer tenía secretos que ocultar mas era algo que no podía saber sin que él lo dijera.

—No, no somos de allí, puedes estar tranquila. Nosotros provenimos de un lugar mucho más lejano. Aunque ahora tenemos cosas entre manos, vamos a ello. ¿De acuerdo?

Afirmé con la cabeza y él fue a cerrar la puerta. Miré a Alice o lo poco que se veía ya que estaba bastante oscuro. Podía venir un monstruo y no nos enteraríamos pero entonces escuché de la pequeña una tipo de hechizo..

—Lamp

Una esfera luminosa que iluminaba la estancia y que a pesar de parecer débil servía para poder tener visión. Al parecer ella sabía usar magia, pero me seguían dando algo de mala espina tras lo que dijo Antares...

>Vamos, no podemos perder tiempo.

Un laberinto de cañerías sucias y malolientes, pero el ver unos ojos amarillentos por el camino, como advertencia de la existencia de los sincorazón por esa parte de la ciudad resultaba escalofriante. Quizá les gustase la oscuridad al pertenecer a ella pero yo sentía miedo por un ataque de esos monstruos

Alice seguía en silencio, quizá para pasar por inadvertidos por los sincorazón. Lleno telarañas que podrían pegarse a mi pelo, sucio suelo manchado y húmedo, hongos y cualquier cosa que podrían darme ganas de estar calva por no quedarme atrapada por esos peligros capilares. En verdad solo pensaba eso para intentar reir algo pero tenía miedo igualmente, no por mi pelo ni por la ropa... Solo por el ambiente.

El hechizo perdió fuerza, miré a Alice mientras que cuando me giré a ver que había pude ver a Antares. ¿Cómo llegó hasta aquel lugar sin que pudiera ser notado? Casi iba a preguntarle pero entonces nos vimos rodeados, sin salida y lo peor lo anunció el robot.

—Nos han rodeado. Número aproximado de Sincorazón: trece.

—Vaya, no han tardado en aparecer. Parece que tenías razón.

—Yo he visto cómo le devoran el corazón a la gente y se multiplican. Cuanto más tiempo pase, más plagado estará este lugar.

Retrocedí dos pasos y Alice lanzó dos esferas para iluminar la estancia y ver la razón por la cual yo retrocedí.

—¿¡Qué lugar es este!? S-son muchos...

Al ver a los sincorazón tres de ellos, el mismo tipo, los reconocía. Eran los que casi me mataban en el Castillo de Bestia. Casi me mataron si no fuera por la Bestia que habitaba el lugar que luego intentó atacarme, aquella Bestia que fue una vez un príncipe...

El resto parecían fuertes, y bastante. Nunca antes los había visto, pero eran seis... No los trece que dijo el robot... Eso quería decir que siete de ellos estaban escondidos. Antares de repente extendió su brazo y empecé a quedarme boquiabierta...

—No somos de Bastión Hueco, pero sí sabemos defendernos.

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Ella también, ambos eran portadores... Pero ni de Bastión Hueco ni parecía haberlos visto en Tierra de Partida. Me quedé perpleja no sabía que pasaba. Estaba realmente sorprendida.

—¡Mei, detrás de ti!

La voz me sacó de mi trance que intentaba buscar una explicación a todo lo que estaba pasando... Y un sincorazón, intentaba atacarme por la espalda... O eso creía él.

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Invoqué mi llave espada y me moví lo más rápido que pude para atacarlo antes de que se lanzara a por mí. Apartándome claramente y no sin electrificar mi arma. Ahora no era un simple ataque con mi arma sino que estaba con el elemento al que era afín, electro.

[Tsuna]

Mei invocó su Llave Espada sin perder un segundo, electrificando esta y evadiendo el ataque de la sombra con éxito. Antares observaba, curioso y de reojo, cómo la chica hacía uso de su afinidad; se ajustó las gafas y se concentró de nuevo en los enemigos que tenía delante. Tras un certero movimiento con su Llave Espada al aire a modo de preparación, dijo:

—Parece cosa del destino que hayamos coincidido —comenzó a relatar, sin embargo los Sincorazón poco podían decir, por lo que se lanzaron hacia el hombre sin compasión: las dos esferas daban fuertes mordiscos, mientras el ser alado revoloteaba en círculos, buscando el momento idóneo para acabar con su víctima—. Mi magia afín también es el Ray- —y a escasos centímetros de propinarle ambas criaturas unos fuertes mordiscos, una barrera de energía les impidió el paso, provocando algunas heridas en los seres de oscuridad y aturdiéndolos—. El Rayo. Observa esto, quizás te ayude a mejorar.

El hombre dio un brinco tras ajustarse nuevamente las gafas, saltando casi como si su cuerpo se tratase de una pluma, anulando los efectos de la gravedad. Y tanto que los anuló, que permaneció en el aire, apuntando con su Llavero a los dos enemigos que osaron atacarlo a traición.

—¡No pierdas detalle! —y disparó

De la punta de su Llave Espada surgió una gran flama electrizante, simulando un potente rayo láser de color amarillento. Las dos Bolas Oscuras se desintegraron al instante, tras lo que después giró sobre sí mismo en el aire a una velocidad muy lenta, mientras se desplazaba levitando y arrasaba todo lo que veía con su ataque, el cual eliminó a uno de los Soldado que había acorralado a la niña.

—Creo que tú también podrías intentarlo algún día, Mei. —expresó tras caer de nuevo al suelo, cesando finalmente su potente rayo

—¡Mei, yo me encargo de este! —le exclamó, confiando en que la aprendiza pudiese acabar con el Soldado restante

La niña invocó gracias a su Llavero un aura de estrellas luminosas y blanquecinas a su alrededor, generando lo que parecía una capa protectora. Fue en ese momento cuando el Wyvern decidió propinarle un fuerte rasguño a su espalda.

—¡Ah! —exclamó antes de caer al suelo, dolorida. Afortunadamente el aura protectora parecía haber aminorado el daño

Al instante dos nuevos Wyvern aparecieron en la zona, provocando en Antares una expresión desafiante y preocupada.

—Muy bien, se acabaron los juegos. Este lugar es muy peligroso.

El primer Wyvern acorralaba lentamente a Alice, la cual se defendía desde el suelo como podía mientras lanzaba algún que otro Perla al techo. Por otro lado, los dos Soldado restantes se centraron en Mei, atacando sin piedad a la aprendiza. Antares, por su parte, no se molestó mucho, sino que en su lugar alzó una mano hacia uno de los nuevos Wyvern y en cuanto lo tocó… el Sincorazón desapareció entre numerosas figuras geométricas translúcidas. ¿Qué le había hecho? No lo sabía, pero el monstruo ya no existía.

* * *

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Coloqué la taza de té sobre la esquina de la mesa, confiada en que algún Moguri obediente se diese cuenta de que quería más y no tardase en servirme. Me llevé el sandwich de jamón, queso y mayonesa a la boca, pegando un fuerte mordisco y degustando semejante manjar.

—Mmm, está delicioso. —expresé con la boca todavía llena, sorprendida por mi primer bocado del día

A decir verdad estaba muerta de hambre, la noche anterior ni siquiera había cenado por el cansancio, y me encontraba sola en el comedor sin contar a los dos Moguris que pululaban por ahí, por lo que dejé mis modales de lado.

Continúe sin pensarlo dos veces y tras un par de mordiscos más, me encontré con las migas secas del final. Las tiré en el plato, contenta, y me levanté, pero no sin antes fijarme en la taza, aún vacía. Hice una mueca de enfado al ver cómo me ignoraban, frunciendo el ceño y observando indignada a las criaturas, con ambos brazos cruzados. Si no fuese porque los maestros los necesitaban, les hubiese dado una reprimenda para que aprendiesen a obedecer, que para eso estaban, ¿no?

Ignoré la taza y bebí un trago de agua para bajar la comida, antes de coger mi abrigo y dirigirme a las terrazas, lugar desde el cual invocaría mi Glider, ansiosa por llegar. ¿A dónde? Pues a Ciudad de Paso.

Me había terminado enterando que en la Orfebrería de esa ciudad un grupo de Moguris se encargaba de mejorar las Llaves Espada a cambio de platines, por lo que aproveché y, tras reunir lo suficiente, pedí mi propio encargo.

Monté en mi Glider, impaciente y sonriente por aterrizar de una vez y ver en mis manos mi nueva y bonita espada.

[A Nerd Girl]

—Parece cosa del destino que hayamos coincidido —Dijo Antares en medio de la pelea, a pesar de que estaban los sincorazón poniendo su ojo en él y estaba por ponerme histérica, iba a ser atacado y él queriendo conversar o decirme algo que quizá sea para decir "mira somos ambos portadores" o tonterías que saltaban a la vista.—. Mi magia afín también es el Ray- —Estaba gritando hacia mis adentros, pero por suerte una barrera mágica le salvó la vida al hombre, se ponía a conversar mientras estábamos en pelea. Hablaba sobre nuestra magia afín...—. El Rayo. Observa esto, quizás te ayude a mejorar.

Tras decirme que éramos de símil afinidad y querer mostrarme algo vi como al ajustarse y dar un leve salto parecía que en vez de magia Rayo era de espacio. Era como si flotara levemente en el aire y no poseyera una atracción gravitatoria en él. Miré atenta al hombre...

—¿Qué piensas hacer?

Pregunté curiosa al hombre. Antares parecía prepararse a atacar.

—¡No pierdas detalle! —y disparó

Un rayo láser salió disparado desintegrando a todos los enemigos que intentaron atacarle a traición y dejando nada de su existencia. Después, ayudó a Alice girando sobre sí mismo en un movimiento lento que me dejó toda la acción boquiabierta. ¡Era un ataque increíble!

—Creo que tú también podrías intentarlo algún día, Mei.

Cuando terminó su ofensiva me quedé bastante emocionada, en verdad deseaba aprender un hechizo como ese... Pero quería hacerlo más personal, más original que simplemente flotar y lanzar un rayo tan poderoso.

—Está claro que voy a intentarlo, es bastante poderoso.

Sonreía mientras me giré hacia Alice, ella también participaba en la pelea.

—¡Mei, yo me encargo de este!

Sonreí y me dediqué a ver si había algún enemigo más en la zona, confiaba en Alice que ella pudiera sola.

—¡Ah!

Y no fue solo que Alice fuera golpeada a traición si no que venían dos más del mismo tipo volador.

—Muy bien, se acabaron los juegos. Este lugar es muy peligroso.

Alice fue atacada por uno y Antares se encargó del otro de forma simple pero potente, otro ataque poderoso por parte de él. Era como una caja de sorpresas aquel hombre. Debería pedirle clases de magia de mi elemento ya que era el mismo que el suyo.

A mi me tocaron dos simples soldados, los cuales al primero le traté de empujar con la llave-espada contra el otro y lanzarles un electro en su misma cara, electrificaría de nuevo mi llave-espada y empezaría a golpearlos intentando darles a la vez.

* * *

Cuando Saeko llegó a Ciudad de Paso vería que no había gente por la calle, poca en realidad. Ni el matón que la dejó machacada la anterior vez, ni niños correteando más que dentro de los locales y de un Bar-restaurante nuevo que parecía abierto hace una semana o menos. Casi estaba al borde de que no entrase gente y muchos camareros corriendo de un lado al otro esquivando a niños jugando, adultos gesticulando de manera peligrosa y dando golpes a todo y a cosas en el suelo. Pero la gente afuera era poca, menos la de las terrazas y una pareja de personas en las escaleras camino a su deseado destino.

Eran uno de los dueños del local y otro chico.

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Chico Misterioso

Jin, uno de los dueños del Genuine Fake

A diferencia de antes, el dueño parecía haberse desprendido de su capucha allí, estaba de pie mirando al otro chico. El otro chico miraba cabizbajo mientras miraba al muñeco de peluche, que estaba algo destrozado pero con arreglos simples que de un tirón podría volver a despedazarse. Dejó a su lado una espada enorme en forma de cruz.

Era un chico delgado, casi anoréxico como Mei, pelo corto de color miel oscuro, ojos marrones… Era de tez blanca, algo pálido. No era muy alto, como unos 1, 59 m, y llevaba alguna que otra cicatriz en el cuello atravesando un poco por la zona del hombro. Era joven y tenía como unos diecisiete años. Llevaba unas gafas de pega rojas, ya que no llevaban cristal.

El otro tenía casi toda la parte de arriba llena de tatuajes con algunos símbolos extraños tales como:

"กษัตริย์แห่งการโกหก"

Ciertamente Saeko podría ignorarlos pero a sus oídos podían llegar las palabras "Mierda de llave gigante", "Tierra de Pardillos" o "Bastión Huevo". Quizá podría poner oído o ignorarlos.

[Tsuna]

Mei consiguió tras un duro esfuerzo abatir a uno de ellos, el cual terminó paralizado delante de su compañero e incapaz de moverse. Sin embargo, éste último no se iba a dar por vencido, a lo que giró sobre sí mismo, ignorando al Sincorazón caído, y propinando una fuerte patada a la aprendiza, lanzando su cuerpo hacia atrás y chocando éste contra una pared.

Apareció entonces junto a su enemigo un Sincorazón similar a éste, pero de aspecto mucho más grande y regordete… ¡Era enorme!

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Y lo peor de todo para ella es que se encontraba acorralada y sin posibilidad de escape, en aquella oscura esquina y algo dolorida. Antares y Alice parecían estar ocupados con el Sincorazón aéreo, por lo que no eran conscientes de su delicada situación. Ambas criaturas se acercaban lentamente a Mei, dispuestas a devorarla, y debido al enorme tamaño del nuevo enemigo, no podía escapar sin luchar.

Escuchó entonces lo que pareció un chirrido metálico de algo balanceándose encima de ella, y al segundo cayó a su lado una antigua lámpara, rompiéndose todos los cristales por el suelo, ¡si no tenía cuidado se cortaría! Pero para su fortuna, se encontró la zona de la pared desde la que había caído el artefacto un agujero, con algunos engranajes de colores que simulaban divertidos rostros con sus tuercas. ¿Y si se le aplicaba un hechizo eléctrico? Había más lámparas en la sala, todas antiguas y apagadas, puede que funcionase para iluminar la habitación.

—¡Modo de combate: Activado!

Para sorpresa de Mei, el pequeño robot que había pasado desapercibido hasta entonces saltó sobre el Grandullón por su espalda, le colocó algo en dicha zona y retrocedió. En un instante una enorme explosión sacudió el lugar, eliminando al Soldado que había pateado a la chica y aturdiendo al grandote.

Podía escapar por el hueco que había dejado el enemigo eliminado, o bien arriesgarse a encender las luces de la habitación. Antares y Alice parecían estar ocupados con el Wyvern, en el otro extremo.

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He simulado un poco lo de la sala de artilugios del Distrito 2, espero que no importe >w<

* * *

Un Sincorazón enorme con taladros por allí, rocas espaciales por allá, naves controladas por… ¿¡Sincorazón!? Era de locos, definitivamente, pero tras media hora de viaje, más o menos, conseguí aterrizar en la ciudad; exactamente en el Distrito primero.

Me quité la armadura, me recogí un poco el pelo y me interné en el distrito. Noté de inmediato que no había mucha gente, excepto algún que otro grupo de niños correteando por los restaurantes del lugar con sus familiares. Suspiré, sintiendo algo de envidia por ellos, los cuales tenían una vida sencilla y sin sobresaltos. Pero no era momento para pensar en las vidas ajenas de los demás, sino de ir a por mi preciado Llavero. Avancé seria, sin saber bien a dónde dirigirme pues no me había orientado todavía.

—¡Pues claro! —exclamé al recordar dónde se hallaba la orfebrería

¿Cómo he podido olvidar dónde está la orfebrería? Espero que ese viaje no me haya sentado tan mal.

Caí en la cuenta de que sólo tenía que girar a mi izquierda para subir las escaleras que se situaban junto al gracioso buzón de correos. Sin embargo, al girar distinguí en la lejanía a dos individuos sentados sobre dichos escalones, impidéndome el paso. Uno de ellos era rubio, de ojos rojos y cubierto de tatuajes y símbolos extraños, el otro en cambio parecía más pequeño y vestía de forma rara, tenía además un peluche y una espada.

Mi última visita me dejó mal sabor de boca, sin duda, y no quería problemas con nadie, por lo que a pesar de escuchar “Bastión Huevo”, contuve mis ganas de darles una reprimenda. Y en esa situación no contaba con Gengar, no quería morir apaleada de nuevo allí, en medio de la plaza.

Me situé delante de ellos, claramente cabreada y con los brazos cruzados, dando golpecitos con uno de mis pies en el suelo, impaciente para que me hicieran caso y me dejasen pasar.

—¿Me dejáis pasar? —les interrogué con un ligero tono malhumorado en cuanto se percatasen de mi presencia

La orfebrería estaba a pocos pasos, dos calles más arriba si no recordaba mal el mapa, y quería llegar cuanto antes.

[A Nerd Girl]

Logré ganar, o eso creía. Parecía que podía hacerlo, podía ganar a esos sincorazón mas no me di cuenta que me mentía a mi misma, una patada de uno de ellos me tiró contra una pared, atrapada por otro más gran y que quizá si hubiera caído encima mía no volvería a ver la luz del día. Era enorme.

Estaba asustada, en verdad esto si que no tenía escapatoria. Estaba rodeada, arrinconada y lo peor de todo en desventaja. Casi no podía pronunciar un hechizo realmente por el pánico. Veía que Antares y Alice estaban ya ocupados. Mordí mi labio mientras miraba a mi alrededor en busca de alguna solución. ¿Electrificar el suelo' Claramente ellos serían los primeros en recibir el chispazo.

Estaba acorralada y algo herida, pero tenía que hacer algo. Un chirrido me llamó la atención y pude ver cómo algo caía, me traté de proteger con la llave espada y cuando vi bien, habían unos engranajes de colores... Y pude vislumbrar lámparas. ¡Lo que necesitaba!

—¡Modo de combate: Activado!

Entonces una voz robótica me llamó la atención. Era el robot de Alice y Antares quien tras una explosión acabó con el sincorazón que me golpeó y aturdió al grande.

No dudé un segundo y lancé un electropulso en el artefacto. Era arriesgado pero tenía que intentar iluminar la habitación, si o si.

* * *

—¿Me dejáis pasar?

Saeko obtuvo la atención de los dos hombres, el rubio miraba algo asustado hacia ella. El otro sonreía, mientras trataba de ceder sitio a Saeko con una reverencia.

—Amatsuki, me voy al negocio. Ten cuidado, por favor.

Se despidió el rubiales con una flamante sonrisa. Se dirigía al bar cercano mientras que Saeko notaría como el chico de rojo la miraba de forma algo... Molesta. Quizá no sabría por qué pero una sonrisa bastante encantadora era dirigida a ella. La siguió sin preocuparse por ser notado.

—Espere hermosa dama, ¿no querría tener a un guardaespaldas que la proteja? Su belleza puede llamar la atención de matones y secuestradores. ¿Quiere que la acompañe?

Decía mientras se adelantaba a ella casi antes de que pudiera llegar a la orfebrería. Era un chico rápido. Sonreía todo el rato mientras trataba de poner una cara inocente. Podía ver que tenía un peluche colgado en su cinturón. Un gato rojo y negro algo roto. Por otro lado vería su gran espada con forma de cruz y un collar que a su vez era un broche de rosas de oro y con cristal negro.

—Hágame el favor, milady. No la cobraré nada más que estar acompañado de usted, solo necesito que me conteste a algunas preguntas. ¿Quiere hacerme el favor? —Entonces se sacó las gafas rojizas que llevaba para que ella viera sus marrones y profundos ojos.—No soy de por aquí y quizá usted pueda ayudarme a saber que es ese rollo que dicen sobre "portadores" de cierta arma. —Dijo mientras impedía el paso a Saeko de poder entrar.

[Tsuna]

Menos mal que Mei decidió utilizar la electricidad en el circuito de engranajes, porque los dos hechizos Lamp de Alice, la niña, comenzaron a desvanecerse lentamente, hasta quedar completamente a oscuras por unos instantes. La electricidad fluyó por las piezas, que condujeron rápidamente la energía hacia el resto de lámparas —las que quedaban en pie— de la estancia.

Algunas bombillas se iluminaron levemente, parpadeando repetidas veces, otras nada más recibir la energía estallaron en numerosas piezas de cristal que se esparcieron por la sala, y las últimas, finalmente, no se encendieron. Ante lo ocurrido, Antares se giró preocupado hacia donde se encontraba Mei, mientras Alice remataba al Wyvern con su Llavero, que pese a emitir una extraña energía, liberó el corazón.

—Mmm, ese circuito… —meditó en voz alta, más bien para sí mismo que para el resto

Sin embargo, antes de poder hacer nada, el enorme Sincorazón se recuperó del aturdimiento y, como Mei se había quedado en el sitio, no le costó propinarle un potente manotazo que la tiró al suelo, sin duda, eso había tenido que doler. Antares apuntó con su Llavero al monstruo y disparó lo que a primera vista, parecía una pequeña esfera de energía amarillenta y blanca, la cual al chocar con el enemigo comenzó a incrementar su tamaño a su alrededor, envolviendolo; pronto Mei se vería atrapada por esta también pero…

… sin siquiera notarlo y en menos de un parpadeo, apareció junto a Antares, observando de frente la esquina en la que un segundo atrás se había encontrado. La esfera creció y creció, paralizando al Sincorazón y aprisionando su cuerpo, que poco a poco comenzó a notar los efectos del hechizo. Y sin más, en un instante, la esfera se comprimió desapareciendo junto al ser de oscuridad, para estallar al segundo; liberando su corazón también entre numerosas chispas blanquecinas.

—Menos mal que te he transportado hasta aquí, sino, te hubiese aplastado como a ese Grandullón —y señaló la esquina, ajustándose las gafas—. Por lo que veo, ese circuito todavía funciona después de… ¿veinte años? Pues ya no me acuerdo.

El hombre se adelantó unos pasos, mientras Alice y el robot se juntaban al lado de Mei. Antares extendió sus brazos liberando electricidad de color azul por todo el campo de batalla, a lo que Mei pudo notar un repentino incremento de poder. La habitación ahora era rodeada por finos hilos de electricidad azul que se movían de un lado para otro, sin aparente sentido.

—Este Campo Electrostático debería ser suficiente, prueba ahora a ejecutar un hechizo eléctrico en el circuito, por favor.

—En teoría, el hechizo incrementa los poderes de Rayo. —explicó la niña, con una sonrisa radiante

Pero a los pocos pasos, nuevos enemigos les salieron al paso…

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Sombra x3


Armadura x1

—Pero bueno, ¿¡es que no se cansan nunca!? —exclamó la niña, claramente agobiada por el acoso que estaban sufriendo

—Modo de análisis: Activado. Líder enemigo detectado.

—Entonces estos son los últimos, o deberían. Si quedamos a oscuras será nuestro fin. ¡Mei, corre! Enciende las lámparas antes de que sea demasiado tarde y aparezcan más. Nosotros les haremos frente aquí.

—¡No te preocupes por nosotros! —y le sonrió con el pulgar en alto

Si Mei se apuraba, podría llegar fácilmente a los engranajes de antes, pero las tres Sombras se interpusieron en su camino, la primera fue directa a por ella intentando desgarrar su piel, mientras que la segunda se sumergió en el suelo y la tercera quedó frente a los engranajes, bailando con sus torpes movimientos. ¿Qué haría Mei esta vez? Dependía de ella que saliesen vivos de allí, pues si quedaban a oscuras, las cosas podrían ponerse mucho, mucho peor.

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Campo Electrostático. (HM). Crea un campo de energía a veinte metros a la redonda durante dos rondas, incrementando en trece los puntos de Poder Mágico de los hechizos afines a Rayo.

* * *

Ante mi interrogante, el hombre de los tatuajes me miró asustado, a lo que yo arqueé una ceja, confusa con su actitud y esperando a que me diese una explicación o sencillamente se apartara. Sin embargo, me ignoró y se despidió de su amigo, quién me había ofrecido asiento, yendo a un bar cercano. Suspiré, apurada por subir las escaleras y llegar a la orfebrería.

Ignoré por completo al muchacho que me había ofrecido asiento, no tenía tiempo para hablar con desconocidos, y aunque lo tuviera, no me interesaba lo más mínimo. Me molestó seriamente que se fijara en mí de forma tan descarada, consiguiendo que sintiera un escalofrío. Pero no quise darle más importancia, total, me terminaría olvidando de él tarde o temprano.

A los pocos pasos me detuvo, alegando de que mi belleza podía atraer a unos matones o algo así, ciertamente, no le hice mucho caso y eso no me importaba en ese momento, pues estaría muy poco tiempo en esa ciudad, o al menos eso esperaba. Me giré para observar de nuevo sus rasgos físicos por encima; no, definitivamente no le conocía.

—Haz lo que te dé la gana. —no dudé en responder de forma agresiva, me daba absolutamente igual aquel personaje

Y volví a encaminarme hacia la orfebrería. Sería de nuevo en otra serie de escaleras a la derecha donde me interrumpió el paso de nuevo. Miré, claramente molesta y nerviosa, cómo me sonreía cual tonto. Me fijé mejor en su vestimenta, llevaba un peluche de osito roto, una gran espada y un collar brillante. Me crucé de brazos, esperando a que terminara lo que tuviese que decir. No quería perder mucho tiempo, porque si la orfebrería llegaba a cerrar… tendría que volver otro día a por mi encargo, y eso no estaba dispuesta a aceptarlo. Y menos por la culpa de un don nadie.

Comenzó a hablar entonces sobre que no quería cobrarme… ¡pero bueno! ¿¡Quién se había pensado que era yo!? Quedé atónita. Y esa palabra… Milady, era la primera vez que la escuchaba. Menudo rarito me había tocado aguantar. Ante su interrogante, decidí contestar para quitármelo cuanto antes de encima:

—Sí claro, pero date prisa.

Analicé sus profundos ojos marrones, que por alguna razón no me dieron buenas vibraciones. Igualmente, me llamó la atención el hecho de que quisiese saber sobre nosotros. ¿Sería algún fan del maestro Ryota o algo parecido? Relajé los brazos, llevándome una mano al mentón, pensativa. Si quería unirse a nuestro bando, no tenía ningún inconveniente en decirle nada.

—Pues verás… resulta que los Portadores tenemos el arma más poderosa del universo. Nos encargamos de mantener el equilibrio de la luz y la oscuridad. Si quieres unirte a nuestro bando… puedes ir algún día a Bastión Hueco. —le expliqué lo más detalladamente posible nuestra tarea

Una vez terminada la explicación, continué, y si no se apartaba, tendría que hacerlo por la fuerza.

—Mira, no tengo todo el día. ¿Puedes dejarme pasar?