[Coliseo del Olimpo] Copa Ares

[Sombra]

Cronología:

Light: Villiain´s Vale>Este encuentro>Datastream
Ragun: El Poder de la Amistad>Este encuentro>Datastream




―Y aquí estoy ―pensé en voz alta tras subir todos aquellos escalones que separaban el coliseo de Tebas. ¡Estaba agotado solo de subirlas!

Numerosos guerreros estaban también allí, había un gran movimiento por toda la plaza que quedaba frente al enorme estadio y puestos de mercaderes se veían allí y allá vendiendo bebidas energéticas con el nombre de algún que otro héroe.

Y por supuesto, también había peluches de Fyk, también conocido como "Blue Kid" y como no, a su lado estaba otra figura que se asemejaba peligrosamente a mí ―con dos brazos― y con un cartelito al lado que indicaba el apodo por el que se me conocía en aquel mundo; Scarfman.

Algunas personas de los alrededores parecieron reconocerme ya que me miraron con admiración, bueno no me extrañaba que Fyk y yo fuésemos populares en aquel mundo teniendo en cuenta que habíamos no solo ganado una copa, sino que habíamos salvado Tebas del ataque de la Armadura de Gárland.

El mismo que me había humillado de aquella manera.

Me abrí paso entre el enorme gentío, un tanto sofocante hasta llegar a la puerta que llevaba a un enorme pasillo que conectaba con las gradas, pero en mi caso, siendo un participante viré hacia una sala en la que un pequeño sátiro registraba a los combatientes. La cola era enorme, y parecía que rechazaba a la mayoría que querían inscribirse por alguna razón. Me extrañaba un poco, ya que todos tenían el mismo ticket para participar que yo, lo que quería decir que habían sido invitados también.

―¡Dos palabras! ―exclamó Phil―. Sin una pareja no puedes participar.

―¡Han sido seis palabras! ―gritó indignado el luchador que llevaba un casco de bronce mientras abandonaba la estancia.

¡Nadie me había dicho nada de eso de tener que tener una pareja!

A toda velocidad abandoné la cola y salí a las puertas del coliseo. ¡Tenía que encontrar a un guerrero que tuviese pinta de ser fuerte!

―¡Tengo que buscar a Zack! ―se me encendió la bombilla.

Zack era un fanático del coliseo y nunca se perdía uno, ¡tenía que estar cerca!

[Light]

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―Ni uno solo, ¿eh?

Light dejó salir un suspiro y se encogió de hombros, completamente seguro de que habían perdido el tiempo. Los Maestros de Tierra de Partida le habían convocado y le habían mandado una misión de lo más simple: vigilar el ágora de Tebas.

Tierra de Partida había recibido avisos de múltiples ataques de Sincorazón en el lugar, posiblemente atraídos por la cantidad desmesurada de corazones que podían devorar. Después de todo, era uno de los lugares más transitados de la ciudad: múltiples mercaderes se reunían allí a exhibir su galería de productos, al acecho de posibles compradores.

Ningún Sincorazón apareció en el lugar y Light no sintió necesidad de materializar su Llave Espada. Se paseó por todo el ágora múltiples veces, vigilando que todo estuviera en orden y comprobando que no hubiera rastro alguno de Sincorazón. En efecto, no detectó ninguna amenaza por parte de estos. Obviamente le producía satisfacción que aquellas peligrosas criaturas no hicieran acto de presencia en la plaza, pero también se lamentaba por no haber podido poner en práctica las habilidades que tanto había desarrollado.

―¡Oh! Gaomon, mira esa katana ―Light se había detenido ante un puesto de armas. Alargó el brazo, cogió una de las espadas y la sacó lentamente de su funda para contemplarla mejor. Examinó la espada con los ojos muy brillantes, contemplando el curvo y letal filo que describía. El vendedor, que rápidamente se percató de su interés, se acercó a atenderle―. ¿Cuánto cuesta este arma?

―Veo que tienes buen ojo. Esta espada oriental me la vendió un espadachín famoso por un ojo de la cara, es una espada maravillosa de verdad ―alardeó del valor de la espada―. Su precio es de 300.000 platines, ni más ni menos.

―¿Qué? ¡Ni ahorrando durante cien años podré comprarlo! ―se quejaba mientras seguía contemplando aquella espada: el arma que jamás podría esgrimir. La tenía tan cerca y a la vez tan lejos...

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―Lo siento, señor. Este precio no es negociable ―Light se llevó la mano a la sien y asintió, disgustado.

No tenía casi nada de dinero en aquel momento, aquella era la triste realidad: 5000 tristes platines únicamente. Y ni siquiera se planteó la idea de pedirle dinero a su abuela, porque no le dejaría absolutamente nada. Otra posibilidad que tenía era ir a la Orfebrería de Ciudad de Paso y pedirles a los moguris que le hicieran una katana similar, pero posiblemente le costara incluso más caro. Tampoco estaba dispuesto a hacer recados para Montblanc como la última vez…

¿Habría alguna forma de ganar dinero fácilmente? Si a Light le ofrecían una, aceptaría encantado: esa katana tenía que ser suya.

[Sombra]

―Aquí tampoco... ―suspiré. Llevaba al menos media hora buscando al guerrero con el que había hecho buenas migas un año atrás, pero no aparecía a pesar de haber utilizado todos los medios posibles, incluyendo utilizar las alas para ver desde el cielo a algún pelo pincho ligando con alguna chica.

Una cosa me había quedado claro, allí no estaba y solo quedaba una hora para que cerrasen las inscripciones por lo tanto, si no encontraba un compañero habría perdido un día que podría haber utilizado para estudiar o entrenar.

Salí hasta las escaleras, la mayoría de guerreros iban con sus respectivos compañeros, y los rechazados por ir solos encontraban rápidamente un compañero, pero por desgracia la mayoría parecían demasiado "normaluchos", no me servirían ni para llegar a la mitad del torneo.

Me dirigí pues a la plaza de Tebas, las miradas curiosas de los que me conocían por el torneo de la Copa Phil se clavaban en mí de una forma que se hacía un tanto molesta. Por suerte, no era tan famoso como para que intentasen acercarse demasiado y resultarme una molestia.

Así pues, llegué al ágora de la ciudad. Era bastante grande y al igual que la entrada del coliseo estaba repleta de personas. Lo más destacable eran puestos muy populares que vendían peluches y figuras de acción de los ganadores de torneos, entre las más vistosas se encontraban las figuras de Hércules, aquel tipo que nos había entregado la copa tras nuestra victoria, también creí ver alguna que me recordó a la Maestra Lyn, pero no estuve muy seguro de si era ella realmente.

Y mirando un puesto de armas estaba cierto aprendiz que además de problemático era un imbécil; Light Hikari.

―Lo que me faltaba... ―me mordí el labio pensativo.

Sabía de sobra que aunque el aprendiz fuese un cretino no era precisamente débil, no es que me hiciese mucha gracia, pero necesitaba urgentemente un compañero.

―Eh, tu ―llamé―. Light Hikari.

[Light]

―Eh, tu ―Light oyó que alguien conocido le estaba llamando y se giró hacia éste para comprobar de quién se trataba―. Light Hikari.

―¿Ragun? ―ligeramente sorprendido por su presencia, se acercó al aprendiz. No había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron, cuando se internaron dentro de la base secreta de los Villanos Finales. Light no lo dudó y se atrevió a preguntarle―: ¿Qué haces aquí? ¿Alguna misión?

“Me pregunto qué querrá de mí” le extrañaba bastante que Ragun se acercara a él sin ninguna razón de importancia. ¿Estaría buscando información sobre algo? ¿Le habrían enviado los Maestros de Bastión Hueco para investigar las apariciones masivas de Sincorazón?

Ragun no era la persona que mejor le caía del mundo, para qué negarlo. Era arrogante, borde y bastante siniestro: a Light le resultaba incómodo hablar como él. Además, él era uno de sus enemigos, un Portador del bando de Bastión hueco. Sus ideales eran bastante diferentes a los de Light, quien rechazaba y detestaba la oscuridad con toda su alma.

―Pues decidí venir aquí para echar un vistazo y acabé encontrándome esta katana ―mintió, sin hablar de la misión que le habían encomendado. Señaló con la mirada el arma en cuestión y volvió a cogerla entre sus manos, apenado―. Pero no tengo suficiente dinero…

[Sombra]

―¿Ragun? ―se extrañó al verme allí― ¿Qué haces aquí? ¿Alguna misión?

―En absoluto ―admití―. Precisamente venía a pedirte un favor. ¿Y que haces tú aquí?

―Pues decidí venir aquí para echar un vistazo y acabé encontrándome esta katana ―señaló una bonita espada con adornos dorados que apenas miré, tenía demasiada prisa―. Pero no tengo suficiente dinero…

―Entonces no estás haciendo nada importante, perfecto ―asentí con la cabeza varias veces―. Quiero que seas mi pareja. Si lo haces conseguirás el dinero suficiente para comprarte eso ―expliqué brevemente refiriéndome a aquella arma.

>>Vamos.

Sin esperar respuesta, le agarré del brazo y empecé a tirar de él, no quedaba más remedio que tenerle como compañero si quería ganar aquel nuevo desafío que se alzaba frente a mí.

Había visto sus habilidades en acción en varias ocasiones, serviría perfectamente e incluso podría resultar útil, no como Alexis, que obligaba a su compañero hacer todo mientras ella jugaba a la consola, la muy vaga.

[Light]

―Entonces no estás haciendo nada importante, perfecto ―concluyó Ragun. Light frunció el ceño y siguió escuchándole, sin mucho interés―. Quiero que seas mi pareja. Si lo haces conseguirás el dinero suficiente para comprarte eso.

Qué…

¿Por ese motivo se había acercado a hablar con él? ¿Para pedirle que fuera su pareja? ¿A cambio… de dinero? El chico ya había previsto que Ragun debía tener una razón realmente importante... pero nunca se hubiera imaginado que se tratara de eso.

La piel se le puso de gallina, inevitablemente. Ante aquella declaración, Light no supo qué decir y comenzó a tartamudear durante los primeros segundos. Gaomon se quedó mirando a Ragun fijamente, tan estupefacto como su compañero.

Estoy seguro de que es un malentendido… No, tiene que ser un malentendido.

―¡Espera, espera! ―Ragun no esperó un segundo más y empezó a tirar de él, para llevarle a algún lugar. Antes de dejar el puesto, Light dejó la katana que tanto le fascinaba sobre la mesa, donde se hallaban todas los armas que se exponían. Después, se deshizo de la mano que le retenía con un brusco movimiento de brazo y comenzó a andar tras él, buscando una explicación. Gaomon obviamente les siguió, qué remedio―. ¿Me estás sobornando para que sea tu pareja? ¿Te has dado un golpe en la cabeza… o algo así? ―le interrogaba atónito, sospechando que se había vuelto majareta.

>>Espera, Ragun ―cuando se detuviera, posaría sus manos sobre su hombros y respondería a su oferta muy seriamente. Sin darle tiempo a que diera explicaciones e intentando sonar lo más suave posible, continuó hablando―: Respeto tus maneras de encontrar placer y tus gustos, qué conste. Y mira, estoy dispuesto a hacer lo que sea para comprar esa espada… pero tengo un límite, lo siento.

¿Pero quién se ha creído que soy? ¿Una puta?

[Sombra]

―¡Espera, espera! ―me pidió de golpe―. ¿Me estás sobornando para que sea tu pareja? ¿Te has dado un golpe en la cabeza… o algo así?

>>Espera, Ragun ―repitió.

Obedecí a regañadientes y le miré extrañado. Light colocó sus manos sobre mis hombros, algo que me pareció... Raro.

La mascota de Light y por supuesto, el propio Light parecían nerviosos o algo así. ¿Es que había dicho algo malo? No, no lo había hecho. Claramente le había pedido que fuese mi compañero para el torneo. ¿Es que no era obvio?

―¿Que ocurre?

―Respeto tus maneras de encontrar placer y tus gustos, qué conste. Y mira, estoy dispuesto a hacer lo que sea para comprar esa espada… pero tengo un límite, lo siento.

―¿Placer? ¿De qué demonios estás hablando? ―inquirí apartando sus manos de mis hombros algo molesto―. Solo quiero que participes en la Copa Ares como mi compañero. Como ya gané la Copa Phil una vez me han enviado una invitación para participar en ésta. Por desgracia, es obligatorio tener una pareja.

>>Hay un premio en metálico bastante grande y estás necesitado de dinero, además te servirá de entrenamiento.

Volví a agarrar a Light tirando de él hacia las escaleras del Coliseo del Olimpo.

―Deberías agradecer que te permita ser mi compañero en vez de quejarte ―comenté un tanto enfadado por su reacción anterior―. Y tú, sé que entiendes lo que digo, convence al cabeza de chorlito que tienes como amo ―me dirigí al lobo humanoide.

¡Le estaba haciendo un favor! Lo mínimo que podía hacer era aceptar sin rechistar, incluso estaba dispuesto a repartirnos mitad y mitad aquel premio. No podía salirme mejor la jugada.

Le solté finalmente y le lancé una mirada de reproche.

―¿Vienes o no? Seguramente ganemos sin problema, merece la pena intentarlo.

[Light]

―¿Placer? ¿De qué demonios estás hablando? ―inquirió Ragun, sin comprenderle―. Solo quiero que participes en la Copa Ares como mi compañero. Como ya gané la Copa Phil una vez me han enviado una invitación para participar en ésta. Por desgracia, es obligatorio tener una pareja.

―¿Y no podías haber empezado por ahí? ―muerto de vergüenza, se ruborizó y juró que le mataría algún día. ¿No había podido elegir otras palabras para pedirle ese favor? Light estaba seguro de que lo había hecho aposta para dejarle en ridículo.

Tierra trágame…

―Hay un premio en metálico bastante grande y estás necesitado de dinero, además te servirá de entrenamiento.

―Cierto…

Podía matar dos pájaros de un tiro si se apuntaba y salía vencedor. Recibiría el dinero suficiente para comprar esa preciosidad de arma y además tendría la oportunidad de combatir. Se batiría con los guerreros más fieros de Tebas y se volvería más fuerte, de eso no había duda.

La oferta resultaba demasiado tentadora. Pero, tenía unas responsabilidades y estaba realizando una misión. ¿Qué dirían los Maestros si llegaban a enterarse de que había dejado desprotegido el ágora para participar en un torneo? De ninguna manera podía saltarse aquella misión e irse, ni hablar.

Pero posiblemente no tendría otra oportunidad igual.

―Lo siento, pero… ¡Eh! ―Ragun no se conformó con su respuesta y volvió a tirar de él con fuerza. Tebas estaba repleto de gladiadores fuertes y veteranos, ¿por qué tenía que elegirle precisamente a él? ¿Estaba tan desesperado? ¡Seguro que había por ahí algún guerrero solitario buscando compañero! Podía habérselo pedido a otro y se hubieran ahorrado esa vergonzosa escena.

―Deberías agradecer que te permita ser mi compañero en vez de quejarte.

―Pues sí, qué honor ―contestó irónico, incapaz de soportar su arrogancia.

―Y tú, sé que entiendes lo que digo, convence al cabeza de chorlito que tienes como amo.

―Es suficiente ―Gaomon se dispuso a contestarle pero Light le interrumpió. El chico volvió a liberarse del agarre de Ragun, agitando con fuerza su brazo―. No puedo participar, lo siento. Tengo asuntos que resolver aquí ―respondió seriamente―, aunque ahora que lo pienso necesito ese dinero urgentemente…

Light comenzó a meditar su decisión mientras se rascaba la barbilla. La recompensa por ganar ese torneo era tan tentadora que deseaba participar. Pero… ¿Y la misión? ¿Tendría que el descaro de saltársela? Si ningún Sincorazón se asomaba no ocurriría nada… ¿No?

―¿Vienes o no? Seguramente ganemos sin problema, merece la pena intentarlo.

―Quiero ir, pero…

―Ve con él si quieres. Yo puedo hacer ese recado por ti ―sugirió su mascota de inmediato, comprendiendo perfectamente su situación. Él sabía de su misión y no le importaba quedarse allí a vigilar.

―¿En serio? ¿No te importa quedarte? ―Gaomon negó con la cabeza. Sin poder resistirse, tomó en aquel momento una decisión―. Pues entonces, está decidido: Copa Ares, allá voy ―afirmó enérgico, apretando el puño y alzándolo hasta la altura del pecho―. Muchas gracias, Gaomon. Ten mucho cuidado, si pasa cualquier cosa avísame.

>>Vamos ―le dijo finalmente a Ragun.

Y, sin más dilación, se adentraron en el monte que les conduciría al Coliseo del Olimpo. Gaomon permanecería quieto viéndoles partir y regresaría al ágora de Tebas en cuanto perdiera de vista a los dos aprendices.

[Sombra]

―Quiero ir, pero… ―admitió finalmente. Lo imaginaba, por supuesto que quería participar. Era lo suficientemente simple como para querer aceptar sin más.

―Ve con él si quieres. Yo puedo hacer ese recado por ti ―me ayudó a convencerle.

Al menos su mascota tenía más cerebro.

―¿En serio? ¿No te importa quedarte? ―preguntó para asegurarse―. Pues entonces, está decidido: Copa Ares, allá voy ―hizo un gesto raro como él―. Muchas gracias, Gaomon. Ten mucho cuidado, si pasa cualquier cosa avísame.

>>Vamos ―animó al fin.

―Bien.

Empezamos a subir las escaleras que casi parecían infinitas llegando a la cima tras una carrera contra reloj que había empezado hacía poco.

Guié al aprendiz de Tierra de Partida esquivando a la gente hasta llegar a la entrada del Coliseo colocándome en la cola de guerreros que estaban para inscribirse.

Había decenas de personas que trataban de apuntarse, solo esperaba que hubiese plazas suficientes para nosotros.

Cuando llegó nuestro turno, coloqué sobre la mesa en la que trabajaba Phil el ticket que me había llegado por correo. El pequeño ser levantó la vista para mirarnos.

―Buenas, Phil ―saludé al sátiro.

―¡Ah, Scarfman! Veo que te ha llegado la invitación. ¿No está Bluekid contigo? ¿¡Y tu brazo!?―preguntó Phil mientras apuntaba mi nombre.

―No, Fyk no vino ―me ahorré los detalles sobre mi brazo―. Esta vez participo con este novato; Light Hikari.

―Bien, ¿que nombre pongo a vuestro equipo? ―asintió mientras apuntaba a Light también con su pluma.

Dudé unos momentos y finalmente clavé mi mirada en Light esperando que se le ocurriese un nombre. Sinceramente, yo no tenía mucha imaginación para esas cosas.

[Light]

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Ambos aprendices ascendieron por unas escaleras a toda prisa para llegar a tiempo al coliseo. Durante el trayecto Light decidió no mirar hacia abajo para no experimentar la desagradable sensación de vértigo: realmente estaban alcanzando una considerable altura.

Al llegar a la cima, abrieron entre los dos unas puertas para entrar en el patio delantero del coliseo. Allí se encontraban muchos combatientes esperando para apuntarse al torneo que pronto daría lugar. Light vislumbró entusiasmado las inalcanzables estatuas del coliseo: aunque era la segunda vez que visitaba el recinto seguían impresionándole.

Cuando llegó su turno, Ragun le entregó a una curiosa criatura rechoncha su ticket para verificar su participación.

―Buenas, Phil

―¡Ah, Scarfman! Veo que te ha llegado la invitación. ¿No está Bluekid contigo? ¿¡Y tu brazo!?

¿Scarfman? ¿Bluekid?

―No, Fyk no vino ―Ragun confirmó que el pequeño extraterrestre amigo de Maya era ese tal Bluekid―. Esta vez participo con este novato; Light Hikari ―éste simplemente asintió, confirmando lo dicho por Ragun.

―Bien, ¿qué nombre pongo a vuestro equipo? ―les preguntó, apuntándoles con la misma pluma que usaba para apuntar en el pergamino.

Light meditó durante unos instantes, intentando dar con un nombre que resultara decente. Ragun no se atrevió a sugerir ninguno y decidió que fuera Light quien eligiera.

―¿Qué te parece Eclipse? Me parece un nombre idóneo para un grupo formado por un afín a Luna y un afín a Oscuridad.

Si Ragun no estaba conforme, siempre podía elegir otro nombre que le pareciera mucho mejor: para Light el nombre era lo de menos.

***

La primera ronda de combates dio comienzo poco después de que todos los participantes se inscribieran en la copa. La mayoría de las parejas de combatientes que esperaban a que les llamaran para entrar en la arena se dedicaban a ir calentando, realizando ejercicios como sentadillas en el patio del coliseo. Otros se sentaban en las gradas para presenciar los combates de sus rivales y analizar sus habilidades de combate.

En cambio, Light se dedicaba simplemente a curiosear los trofeos de la antesala del coliseo. De todos ellos, se quedó contemplando uno que le llamó bastante la atención. Se trataba de una copa de color carmesí que destacaba por ser el trofeo más pequeño de la vitrina.

Campeones de la Copa Ares

Debajo, había dos nombres grabados, el equipo que había llegado a lo más alto:

Equipo: Espada ilusoria
Dawn Hikari
Saleh

Cuando vio el nombre de su madre en la copa, pensaba que su vista le estaba engañando. Pero no, era verdad: su madre había ganado aquella competición en el pasado. Era una tremenda casualidad que él ahora fuera a competir en la Copa Ares también.

“Ella debía ser muy fuerte” pensó, muy orgulloso del triunfo de su madre. Se preguntó si él sería lo suficientemente fuerte para ganar la Copa Ares y dejar grabado el apellido Hikari en la vitrina. Para él sería todo un honor ganar la competición y haría todo lo posible por vencer.

Debajo del nombre de su madre estaba el nombre de su compañero. El nombre de Saleh no le resultó nada familiar, de hecho era la primera vez que lo escuchaba. ¿Sería un amigo de su madre, otro Portador?

Puede que valiera la pena buscar a ese tal Saleh. Puede que él supiera alguna pista de la localización de Dawn Hikari.

[Sombra]

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―¿Qué te parece Eclipse? Me parece un nombre idóneo para un grupo formado por un afín a Luna y un afín a Oscuridad.

―Mejor que cualquiera de los que se me podrían ocurrir ―admití.

El sátiro apuntó con su pluma a toda velocidad el nombre antes de ordenar pasar al siguiente, y poco después empezaron las rondas de los combates, donde llamaron a un par de parejas que ni me sonaban por su nombre, aunque era normal. No es que fuese alguien que participase en demasiadas copas o que estuviese muy puesto al día con los guerreros famosos. Solo sabía que Lyn y Hércules eran probablemente de los más famosos por toda Tebas.

―¿Light? ―busqué entre la gente cuando pude darme cuenta de que se había ido a algún otro sitio. Me llevé el dedo índice a la boca y le di un suave mordisco pensativo.

¿A dónde podría haber ido aquel cabeza hueca en un momento como este?

―Como me haya dejado tirado le romperé la cara de un puñetazo ―me convencí a mí mismo arrugando la frente haciéndome ver como si estuviese enfadado (aunque siempre parecía que estaba enfadado, para que negarlo)

Sin embargo, no tardé en verlo. La sala de trofeos estaba vacía en aquellos momentos por lo que el conocido como "Mandoble Celeste" había aprovechado para curiosear entre las copas de todas las formas, colores y tamaños que lucían a lo largo de grandes vidrieras.

Me acerqué un poco con cierta curiosidad cuando se detuvo frente a uno de los trofeos, al que pareció prestar mayor atención que a los demás. Era uno pequeño, no demasiado llamativo. Pero tenía un toque elegante y por la mirada de Light, podía adivinar que tenía algo especial para él.

Campeones de la Copa Ares

Equipo: Espada ilusoria
Dawn Hikari
Saleh


No me sonaban de nada, de eso estaba seguro. ¿Quizás eran algunos aprendices de Tierra de Partida que habían reclutado hacía poco? No sabía de muchos que pudiesen ganar una de las copas por lo que no pude evitar sentir curiosidad.

―¿Les conoces? ―pregunté tras unos segundos.

No sabía cuanto quedaba para iniciar el combate, por lo que al menos durante la posiblemente larga espera no me importaba tener una charla ―aunque fuese breve― con él.

[Light]

―¿Les conoces? ―Light se percató en ese momento de que Ragun se encontraba detrás de él. Estaba tan absorto observando aquel trofeo que ni siquiera había detectado su presencia.

Parecía que Ragun se había dado cuenta de que estaba realmente ensimismado con ese trofeo. ¿Se habría quedado mucho tiempo mirándolo?

―Dawn Hikari es mi madre ―le confesó, sin despegar la mirada de la copa escarlata. Sin poder ocultar una sonrisa, siguió contándole sobre ella―. Ella era una Portadora de Tierra de Partida, como mi padre. Me ha sorprendido bastante ver un trofeo suyo aquí; no porque dude de sus habilidades, sino porque es la primera pista de ella que encuentro en mucho tiempo.

>>Ella y mi padre llevan desaparecidos 14 años ―le aclaró a Ragun―. Se desconocen las causas de sus desapariciones. Puede que se hayan convertido en Sincorazón, puede que estén muertos... no lo sé, así que sigo investigándolo. Llevo buscándoles desde que salí de Villa Crepúsculo, hace casi dos años ―le contaba mientras simulaba una sonrisa, mas su mirada vacía delataba su tristeza.

Acto seguido, comenzó a andar hacia un banco de piedra, alejándose de la vitrina que se había dedicado a observar. Se acomodó en el asiento, apoyó los brazos sobre sus piernas y entrecruzó sus dedos.

―Fue uno de los motivos que me impulsó a aceptar la oferta de Ronin y unirme a Tierra de Partida―explicó. Tras justificarse, le preguntó a Ragun―: ¿Y tú? ¿Qué razones tuviste para convertirte en Portador?

Pensó también en preguntarle sobre los motivos de su traición, pero prefirió dejarlo pasar.

Además, dentro de nada les llamarían para acudir a la arena, así que no les quedaba mucho tiempo para conversar.

[Sombra]

―¿Les conoces? ―Light se percató en ese momento de que Ragun se encontraba detrás de él. Estaba tan absorto observando aquel trofeo que ni siquiera había detectado su presencia.

Parecía que Ragun se había dado cuenta de que estaba realmente ensimismado con ese trofeo. ¿Se habría quedado mucho tiempo mirándolo?

―Dawn Hikari es mi madre ―respondió. Bueno, algo así se me había pasado por la cabeza por el apellido―. Ella era una Portadora de Tierra de Partida, como mi padre. Me ha sorprendido bastante ver un trofeo suyo aquí; no porque dude de sus habilidades, sino porque es la primera pista de ella que encuentro en mucho tiempo.

―Entonces en tu caso lo de ser portador es cosa de familia... ―eso explicaba por qué tenía aquel apego tan absurdo a Tierra de Partida, seguramente quería conseguir la aprobación de sus padres o hacer que se sintiesen orgulloso.

No me extrañaría que tuviese muy arraigadas las enseñanzas que pudiesen haberle inculcado desde su nacimiento, lo que había cerrado su mente bastante.

―Ella y mi padre llevan desaparecidos 14 años ―continuó, lo que hizo tragarme mis pensamientos. Entonces quizás simplemente era él así―. Se desconocen las causas de sus desapariciones. Puede que se hayan convertido en Sincorazón, puede que estén muertos... no lo sé, así que sigo investigándolo. Llevo buscándoles desde que salí de Villa Crepúsculo, hace casi dos años ―hizo una mueca tratando de no parecer molesto.

>>Fue uno de los motivos que me impulsó a aceptar la oferta de Ronin y unirme a Tierra de Partida―asentí―: ¿Y tú? ¿Qué razones tuviste para convertirte en Portador?

―Simplemente porque era eso o continuar por siempre en El Mundo Inexistente ―contesté―. Se podría decir que nací allí, no te recomiendo que lo visites. No te gustaría.

>>Y si te sirve de consuelo... ―hice una pausa―. Escuché por ahí que hasta hace dos años, apenas existían los sincorazón salvo en el mundo en el que vivía y alguno esporádico. Tal vez se marcharon por algún motivo realmente importante. Dudo que unos padres abandonasen a sus hijos sin motivo alguno, después de los combates deberías preguntarle a Phil hace cuantos años ganaron esta copa.

Justo en ese momento, resonó una trompeta que indicó el final de un combate y no pasaron ni unos segundos cuando se indicaba el nombre del ganador y... Los siguientes participantes: Nosotros.

[Light]

―Simplemente porque era eso o continuar por siempre en El Mundo Inexistente. Se podría decir que nací allí, no te recomiendo que lo visites. No te gustaría.

Light desconocía totalmente el mundo de origen de Ragun y era la primera vez que oía de él. Se imaginó una ciudad similar a las ruinas de Bastión Hueco, infectada de Sincorazón.

En el fondo, se sentía afortunado de haber crecido en Villa Crepúsculo.

―Y si te sirve de consuelo... ―Ragun permaneció en silencio unos instantes―. Escuché por ahí que hasta hace dos años, apenas existían los sincorazón salvo en el mundo en el que vivía y alguno esporádico. Tal vez se marcharon por algún motivo realmente importante. Dudo que unos padres abandonasen a sus hijos sin motivo alguno, después de los combates deberías preguntarle a Phil hace cuantos años ganaron esta copa.

―Tienes razón. Es posible que ese tal Phil sepa algo.

Light también dudaba que sus padres le hubieran abandonado sin ningún motivo, pero eso era precisamente lo que más le preocupaba: el motivo en sí. ¿Podrían estar…?

El sonido de la trompeta finalmente se hizo oír. Light alejó todo pensamiento negativo de su cabeza y se levantó del banco para dirigirse hacia la arena.

―Vamos.

***

Ronda 1
Equipo Moguri

Light y Ragun fueron recibidos en la arena con vítores: el público realmente estaba entusiasmado.

Sus contrincantes, en cambio, no estaban nada entusiasmados. Sobre el cuadrilátero se hallaban dos pequeñas criaturas que reconocerían fácilmente; los miraban fijamente, incapaces de ocultar su miedo. Estaban temblando como un flan, aterradas por el contrincante que les había tocado en la primera ronda.

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―¡La Estocada Oscura, kupo! ―se estremeció con solo nombrarle―. ¿Por qué nos ha tocado contra él precisamente, kupó?

―¿Preparado? ―miró a Ragun antes de comenzar a repartir golpes. Por mucho que sus adversarios temblaran no iba a hacerse esperar más―. ¡Vamos!

Y, sin más dilación, Light se lanzó hacia los moguris, con Llave Espada en mano. Las criaturas se dispusieron a iniciar el vuelo para evadir sus ataques, pero los aprendices fueron más rápidos. Light transformó su Llave Espada en un látigo y empezó a sacudir a uno de los dos adversarios, sin ninguna piedad. El moguri respondió a los azotes con quejidos y sollozos. Mientras tanto, el público alentaba a los moguris con gritos de ánimo, deseosos de ver una batalla sin cuartel.

―¡Deja de llorar y pelea! ―finalmente, le dio un último latigazo y la criatura se desplomó sobre la arena.

[Sombra]

Los dos avanzamos ante la voz que gritaba por nuestros nombres para hacernos llegar a la arena donde combatiríamos. Pude ver de refilón al que había ganado aquel combate, pero nada más.

En cuanto entramos en el cuadrilátero junto a nuestros rivales, una pareja de Moguris que tenían cara de tener bastante miedo de nosotros miré un poco hacia las gradas. Había pancartas animando a los moguris a diestro y siniestro, aunque también había alguna dedicada a mí mostrando mi sobrenombre "Scarfman". Por desgracia para Light, no tenía admiradores dado que todavía era su primer combate y nadie le conocía, pero eso pronto cambiaría.

Ronda 1
Equipo Moguri

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El combate inició con el sonido de un cuerno cuyo sonido rivalizó al de las cientos de personas que habían ido a ver los combates.

―¡La Estocada Oscura, kupo! ―exclamó uno de los moguris temblando―. ¿Por qué nos ha tocado contra él precisamente, kupó?

―¿Preparado?

―¿Y tu que crees? ―bromeé antes de imitar a mi compañero que había tomado la iniciativa corriendo hacia uno de los dos moguris.

―¡Vamos! ―alentó.

Empecé a correr hacia el otro moguri, que ya había alzado su vuelo para esquivar mi primer ataque. Algo que habría conseguido de no poseer yo también unas alas. Me elevé unos metros del suelo y materialicé mi llave espada golpeando de forma vertical al moguri logrando tirarle contra el suelo de piedra.

Escuché los vitores por Light, que había convertido su arma en una especie de látigo con el que azotó violentamente contra su contrincante.

―¡Deja de llorar y pelea! ―le gritaba a la pequeña criatura alada.

No esperé más, en cuanto vi al Moguri tratando de reponerse caí sobre él asestando un golpe de gracia que le hizo perder la consciencia.

―No entiendo como les han dejado apuntarse ―comenté a Light en un suspiro decepcionado.

Nuevamente, un cuerno resonó indicando nuestros nombres como los ganadores de aquella corta batalla. La gente vitoreaba nuestro nombre ―aunque otros muchos nos abucheaban por el combate tan corto que habíamos dado―.

El sátiro y otros tantos organizadores nos guiaron a la sala de espera para los que pasaríamos a la siguiente ronda.

Pronto iniciaron nuevos combates y la sala se iba llenando poco a poco de las personas más variopintas imaginables, incluyendo seres no-humanos como algún que otro centauro que ya conocía de antemano.