La Maquinista [Misión]

[Sombra]

En primer lugar, antes de empezar la misión quiero disculparme en nombre del equipo de Game Masters por haber tardado tanto en abrir esta misión que a estas alturas debería estar más que acabada. El GM que debería llevar esta trama al ser su creador no pudo abrirla y decidí tomarla yo mismo para que podáis jugar de una vez por todas.

Dicho esto, esta misión será como un Encuentro y en el momento en el que deseeis que inicie el combate contra La Maquinista estaría bien que uno me mandase un MP para asegurarme de que ya estáis preparados para la pelea. ¡Pasadlo bien!

Nombre: La Maquinista
Solicitante: Maestros de Tierra de Partida
Descripción: Se ha descubierto que la razón de los terremotos en la mina es en realidad una joven maquinista piloteando un gigantesco taladro a control remoto. La máquina ha demostrado ser capaz de derrotar a dos Aprendices experimentados. La máquina es lenta y apenas puede girar en el interior del túnel, pero eso no la limita para defenderse. Está perfectamente blindada y sus ataques eléctricos son devastadores.
Por alguna razón, esta curiosa joven y sus actividades atraen a los Sincorazón. Desmantelad la máquina y derribad el túnel al salir.
Mundo: Bosque de los Enanitos
Requisitos:
-3 (tres) participantes
-Mínimo Nivel 8
Recompensa:
-0 a 15 PX por redacción.
-15 PX por completar la Misión satisfactoriamente.
-Piezas de maquinaria (vale por 2'000 platines en la Tienda Moguri)
Interesados: Fyk, Mei y Bavol
Nota: Zee Sombra tomará el papel de La Maquinista.
En proceso

[Tidus Cloud]

—Sé valiente, Bavol. —se dijo para sí mismo el pequeño gitano—. No es tan difícil, sólo hay que llamar a la puerta y ya está. En Tierra de Partida hay mucha gente, no puede hacerme nada sin que nadie se entere…

Pero, pese a todos los argumentos que utilizaba para intentar autoconvencerse, todavía no se había decidido a llamar a la puerta. Cada vez que oía algún tipo de ruido extraño proveniente del interior de la habitación, el gitano corría a esconderse al pasillo continuo, no fuera a ser que de pronto algo le estallase en toda la cara. Le traía malos recuerdos aquella habitación y su propietaria no es que fuera precisamente… estable.

Sin embargo, aunque no fuera de su gusto, tenía un motivo para estar allí y tenía que ver con el papel que sujetaba Bavol con sus dos manos, llegando a arrugarlo sin querer a causa de los nervios. Gracias a la ayuda de un moguri había conseguido leer la información de aquella hoja. Se trataba de una misión puesta por los Maestros de Tierra de Partida para derrotar a una tal Maquinista, que estaba provocando la aparición de los sincorazón. Sin dudarlo, había decidido apuntarse, tenía que demostrarle su valía al Capitán Ronin y al resto de Maestros; sin embargo, un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando se enteró de quienes serían sus acompañantes.

Del primero no sabía absolutamente nada, ni siquiera había oído hablar de él ante; no obstante, a la segunda sí que la conocía, más de lo que le gustaría: Mei, la inestable Aprendiza que le regaló los guantes para encender la luz y le habló por primera vez de Bastión Hueco.

Se había comprometido a cumplir aquella misión y no se iba a echar atrás porque la compañía no fuera la mejor del mundo. Aspiró una bocanada de aire, hizo de acopio de todo su valor y se colocó frente a la puerta del dormitorio de la joven.

—Mei… ¿estás ahí? —susurró Bavol llamando a la puerta de Mei, por lo visto no era tan valiente como para hablar más alto.

Nada más la joven saliera por la habitación, Bavol comenzaría a hablar:

—Eh…Venía por esto. —le indicó el niño a la joven entregándole la hoja en la que se detallaba la misión— Creo que los dos estamos juntos en la misión… ¿Conoces al otro Aprendiz? —esperó que la joven le respondiera—. ¿Dónde podríamos encontrarnos con él?

Escuchó la respuesta de su compañera y, si ella lo sabía, le seguiría hasta el lugar indicado.

[A Nerd Girl]

Sonaba como si alguien llamase a la puerta, entonces dejé de leer. Acaricié a Happy que estaba en mi regazo mirándome mientras leía tumbada una novela que me había comprado el día anterior para poder ya casi llegar a los capítulos finales en casi menos de un día. Doblé la esquina de la hoja mientras cerraba el libro y me levantaba. Me puse el calzado rápidamente y me dirigí a la puerta.

Pensaba que había imaginado que alguien llamase a mi puerta pero no pasaba nada por ver. Entonces abrí la puerta y miré quien estaba. El pequeño adorable y jovial Bavol, el chico que le regalé un par de guantes para intentar que superara su miedo a encender la luz. ¿Quería alguna cosa?

—¿Bavol? ¿Pasa algo?

—Eh…Venía por esto. —Observé lo que me mostraba y pude ver que se había apuntado a la misma misión que yo—.Creo que los dos estamos juntos en la misión… ¿Conoces al otro Aprendiz?

—Pues ahora no caigo quien es... A veces se me olvidan los nombres.

—¿Dónde podríamos encontrarnos con él?

Miré al pequeño. Me puse a pensar, ¿cómo encontrarlo? Entonces miré a Bavol con una idea. No podía estar segura de que estuviera en su habitación o que estuviera por ahí en los jardines. Pensaba en dos ideas, pero no sabía que podía decir Bavol, quizá incluso la búsqueda era en vano si ni sabíamos como era de aspecto.

—Tengo una idea, vamos a su habitación, llamamos y si no está lo buscamos como locos por el castillo y los jardines. ¿Te parece? Es simple pero sirve.—Esperé a que respondiera cualquiera de las dos opciones y luego miré pensativa hacia donde había un moguri. Tenían ellos que saber quien era.—.¿Y si preguntamos al moguri como es y cuál es su habitación? Si, eso es más cómodo. — sonreí al pequeño gitano mientras le cogía del brazo hacia el moguri que estaba allí.

—Perdone, ¿sabe cuál es la habitación de un tal "Fyk"? También podría si puede describírnoslo, es para hacer una misión.

Dije mientras miraba a Bavol confiada en que el moguri nos ayudaría. Solo esperaba que no hubiera problemas. Cuando el moguri nos señaló donde estaba me llevé a Bavol y llamé a la puerta mientras esperaba que abriese.

[Final Fan]

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Postearé como si la misión transcurriese después de Cada Loco con su Tema, así que Fyk ya conoce a Mei. Happy, si tienes algún problema con ello avísame que yo me adapto (:

Había logrado llevar hasta mi habitación aperitivos varios del comedor sin que los moguris me los confiscasen por el camino. y mi mundo no podía ser más alegre. Con todo el tiempo que me había pasado fuera de Tierra de Partida cada vez echaba de menos la biblioteca a la que me había aficionado desde mi llegada allí. Mi plan era quedarme leyendo todo el día, yo solo con mi botín de tentempiés varios y la pila de libros de la que me había agenciado. Sin embargo, algo me reconcomía. Como si se me olvidase algo.

Tuve que recordar a la fuerza qué era ese algo cuando llamaron a mi puerta y abrí para encontrarme a Mei y a otro chico que no conocía.

—La misión —suspiré. Se me había olvidado por completo—. Me preparo en un segundito, ¿vale? Un momento.

Adiós a mi plan perfecto. En un pispás me coloqué el escudete a la espalda y salí un tanto apresurado.

—¿Entonces sois, eh... vosotros? Los que habéis decidido también ir a por esta "maquinista", digo. Yo soy Fyk —dije, para presentarme ante al chico que no conocía—. Me alegra volver a verte, Mei. ¿Estáis preparados? Cuando queráis vamos.

[Tidus Cloud]

Mei atajó rápidamente la situación agarrando al pequeño gitano del brazo y, tras preguntarle primero a un moguri, llevándole hasta la habitación del tercer Aprendiz encargado de cumplir la misión.

La Aprendiza llamó a la puerta mientras el niño mantenía la forzada sonrisa que había estado esbozando desde que Mei le puso un dedo encima. Los ojos de Bavol se abrieron como platos al ver quien abría la puerta. Era pequeñito, con una alargada cabeza y lo más llamativo es que era completamente azul.

—La misión. Me preparo en un segundito, ¿vale? Un momento.

Mientras el pequeño ser azul se terminaba de preparar, Bavol se restregó los ojos con sus manos como si creyese que se trataba de alguna clase de ilusión.

—¿Entonces sois, eh... vosotros? Los que habéis decidido también ir a por esta "maquinista", digo. Yo soy Fyk.

—B-bavol, s-soy Bavol. —tartamudeó el pequeño mirando a su compañero de arriba abajo.

—Me alegra volver a verte, Mei. ¿Estáis preparados? Cuando queráis vamos.[/quote]

—Eh…sí, creo que podemos…eh…irnos. —le respondió mientras buscaba con la mirada alguna respuesta de Mei.

Seguidamente, Bavol se dirigió hacia los jardines seguido por sus dos estrafalarios compañeros dispuesto a abandonar Tierra de Partida y dirigirse al Bosque de los Enanitos, donde tendrían que enfrentarse a La Maquinista.

A un lado tenía a la extraña Aprendiza que había intentado quitarle el miedo a la electricidad y sólo había conseguido demostrar que su salud mental no era muy estable. Por el otro, tenía al extraño bichejo azul que hablaba. ¿Pero qué clase de criatura era aquella? ¿Le podía considerar amigable o al menos leal? Aunque la verdad es que podía ser azul por muchas razones. Quizás efectivamente era de una raza diferente, entonces no tenía derecho a decirle nada (al igual que nadie tenía derecho a decirle nada a los gitanos), aunque fuese la cosa más rara que hubiese visto en su vida junto a los sincorazón. No obstante, también cabía la posibilidad de que le hubiese salido mal algún hechizo y aquel efecto hubiese sido la desastrosa consecuencia. La única manera de averiguarlo sería preguntarlo.

—¿Sabes que eres…eh, bueno…ya sabes…AZUL? —le comentó a Fyk mientras se rascaba el cuello nerviosamente.

Tras escuchar la respuesta de Fyk, el gitano asintió lentamente para indicarle que lo había comprendido y a continuación invocó tanto su Glider como su Armadura para poder emprender su viaje.

[A Nerd Girl]

—La misión. Me preparo en un segundito, ¿vale? Un momento.

Entonces me acordé que era el pequeño chico de la misión en el País de las Maravillas. ¡Cómo no me acordé de él! En verdad quizá era porque estaba descentrada, en cosas inútiles como libros y otros que luego me acababan despistando casi todo el rato porque me aficionaban, me encantaban esas novelas de misterio. Me pasaba noches intentando resolver los casos. Algunos fallaba pero siempre lograba acertar (pero no evitaba que trasnochara por esas cosas).

—¿Entonces sois, eh... vosotros? Los que habéis decidido también ir a por esta "maquinista", digo. Yo soy Fyk.

Afirmé con la cabeza y suspiré esperando que no fuera una dura batalla ni nada parecido. Me imaginaba que sería más complicado alguna otra cosa pero la recompensa era lo que quería. Además si se llamaba maquinista es que sabe de mecánica también y bueno... Me tentaba el conocer a alguien que le gustase eso también.

—B-bavol, s-soy Bavol.

Dijo el gitanillo, tartamudeó y se le veía cada vez más lindo. En verdad me daban ganas abrazar cuando parecía tan inocentón y dulce. Quizá porque parecía tan débil y lindo.

—Me alegra volver a verte, Mei. ¿Estáis preparados? Cuando queráis vamos.

—Eh…sí, creo que podemos…eh…irnos.

—Por supuesto, además: mejor ahora que nunca. Así podremos tener más tiempo si la cumplimos en un santiamén.

Entonces salimos a los jardines dispuestos a empezar nuestra partida hacia la misión, en un mundo que nunca había pisado y quizá me hizo falta coger algún libro o ver si había mapas en la biblioteca de Tierra de Partida. Que mal, eso me pasaba por ser tan impulsiva, la próxima misión debería leer más sobre el lugar en vez de ver quien fue el culpable en la Isla de las Gaviotas de ese libro nuevo que compré.

—¿Sabes que eres…eh, bueno…ya sabes…AZUL?

Miré a Bavol algo... Incrédula, al parecer el pequeño gitano estaba bastante fascinado con el color de su compañero. Ambos parecían niños y yo estaba ahí, esperaba que no fuera dura la misión aunque parecía que ambos sabían cuidarse bien... Esperé a que se contestase la pregunta y vi como Bavol era todo oídos. Escuché algo por curiosidad, no sabía mucho de Fyk pero siempre se aprende nuevo.

—Bueno, en marcha...

[Final Fan]

—¿Sabes que eres…eh, bueno…ya sabes…AZUL?

Últimamente se me olvidaba aquel detallito bastante a menudo. Habiendo pasado los últimos meses prácticamente solo buscando a Kaara me tenía desacostumbrado a aquella reacción.

—Sí, sí, sé que soy, um... azul —respondí, restándole importancia—. Y mi sangre es... Bueno, también es azul. Así como brillante. Y brillo en la oscuridad, fíjate tú. Digamos que vengo de un mundo con gente bastante variopinta. Supongo. Mi amigo Brakkirt tiene trompa, ¿sabes? —añadí, emulándola con un gesto de las manos sobre mi nariz—. Así que imagínate.

—Bueno, en marcha...

Mei nos llamó la atención. Ir con nosotros dos a una misión le debía estar sentando casi como hacer de niñera. Intentaría no darle demasiados problemas. Me puse la Armadura y saqué mi glider para emprender el viaje.

—A ver si no nos perdemos por el camino. Yo nunca he ido al Bosque este.

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¿Hacéis post en el Bosque ya?

[Tidus Cloud]

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Después de un buen rato de viaje, los Aprendices encontraron el mundo en el que tendrían que realizar la misión. Aterrizaron en un amplio claro verde lleno de flores por todas partes. A un lado podían ver a la lejanía un gran castillo, mientras que por el otro se extendía un frondoso bosque que impedía ver que había al otro extremo.

—Bueno, hemos tardado un poco más de lo que me esperaba, pero al menos hemos llegado vivos —declaró Bavol resuelto haciendo desaparecer su Armadura.

Bavol se giró y contempló los dos caminos posibles que había desde aquel lugar: el camino hacia el castillo y el camino hacia el bosque. Se llevó una mano debajo de la nariz intentando pensar cuál de los dos sería mejor. Al parecer, estaban buscando una especie de túnel de una mina, así que lo más lógico es que un lugar así no estuviera cerca de un edificio tan “importante” como el que se veía a la lejanía.

—No me gustan los castillos como ese. La gente que vive en esos sitios no me suele caer bien… —esbozó una mueca de asco al pensar en los nobles parisinos—. Yo prefiero meterme en el bosque, ¿qué pensáis vosotros?

Ahora tocaba ver qué es lo que querían hacer aquellos dos personajes tan... curiosos.

[A Nerd Girl]

Llegamos al lugar, algo pintorésco y agradable. Se respiraba aire limpio, flores y confusión... Bavol contemplaba los posibles caminos, uno hacia un bosque y el otro hacia un castillo quizá habitado. A su vez esperaba oir la reacción de Fyk y no dudaba en escuchar a mis compañeros antes de decidir.

—No me gustan los castillos como ese. La gente que vive en esos sitios no me suele caer bien… —quizá por lo que me contó que le trataban mal por ser gitano... Una pena, me daban ganas de cotillear el castillo pero teníamos una misión que cumplir—. Yo prefiero meterme en el bosque, ¿qué pensáis vosotros?

—Creo que según describía la misión era en unos túneles... ¿de una mina quizá? No me acuerdo... Pero si es así lo primero será adentrarnos en el bosque, no sé le veo más capaz de tener una mina que en un castillo. ¿Y tu que piensas Fyk? ¿Vienes o prefieres el otro camino?

No dudé en preguntar al pequeño azul por si tenía ideas mejores. Aunque dos de nosotros íbamos decididos al bosque, yo buscaba mediar y si quería ir a investigar al castillo. Le dejaría ir, así si nuestras ideas fallaban, uno acertará.

[Final Fan]

—No, no, voy con vosotros —respondí a Mei—. Creo que... Bueno, opino igual que tú. La misión decía que la tal buscaproblemas del lugar estaba en los túneles de una mina. Me parecería... algo raro. Que estuviese cerca del castillo, digo. No sé.

Siguiendo a Mei y Bavol, me adentré con ellos en el espeso bosque que se encontraba al otro lado de aquel claro. El aspecto tétrico de la arboleda parecía desentonar con el paisaje que acabábamos de dejar atrás.

—Ah... esto está un poco mejor... —comenté, un tanto aliviado—. Me he ido acostumbrando. Al sol, digo. Pero aun así los, um, sitios oscuros siempre son más... agradables.

Tenía que desempolvar mis habilidades de conversación. Un tranquilo paseo por el bosque con dos compañeros de Tierra de Partida me parecía la oportunidad perfecta.

—Uf... ¿Vosotros de dónde sois? Nunca se me, eh... No se me ocurre preguntarle esto a nadie. Ahora que... lo pienso —dije, intentando sonar despreocupado mientras avanzábamos.

[Tidus Cloud]

Sus dos compañeros aceptaron sin pegas la propuesta del gitano y decidieron internarse en el bosque. El bosque tenía un aspecto bastante siniestro, los árboles casi parecían monstruos a puntos de atacarles en medio de la oscuridad.

—Ah... esto está un poco mejor... —comentó Fyk. Sin duda, era un ser de lo más extraño si estaba más cómodo en un lugar así—. Me he ido acostumbrando. Al sol, digo. Pero aun así los, um, sitios oscuros siempre son más... agradables.

De pronto, Bavol recordó que Fyk había mencionado antes que podía brillar en la oscuridad. El gitano se giró bruscamente hacia el pequeño esperando que la oscuridad del bosque fuese suficiente como para que pudieran contemplar aquella característica del Aprendiz. A Bavol se le ocurrió que aquella habilidad podría resultarles práctica en aquella ocasión, ya que así no necesitarían encender antorchas dentro de los túneles ni a través del bosque.

—Uf... ¿Vosotros de dónde sois? Nunca se me, eh... No se me ocurre preguntarle esto a nadie. Ahora que... lo pienso

Después de que le hicieran tantas veces aquella pregunta, a Bavol ya no le importaba contestar a esa pregunta. Ya lo hacía casi como si fuera una rutina de presentación.

—Yo soy de París, más conocido en Tierra de Partida como la Cité des Cloches. Es un lugar bonito, pero allí persiguen a la gente como yo, a los gitanos —Bavol tuvo que contener una carcajada cuando se imaginó al pequeño Fyk visitando al mundo—. Aunque seguro que tú lo tendrías mucho peor… Me imagino la cara de Frollo cuando viera a un niño de color azul como tú andando por la calle.

Después se giró hacia Mei y se percató de que casi no le había prestado atención debido a la curiosidad que le había suscitado el otro Aprendiz. Aunque ya la conocía y sabía que tenía una personalidad más que extravagante, no era cuestión de ser maleducado con ella.

—Bueno, Mei, ¿tú eras de Tierra de Dragones, verdad? —le preguntó intentando incluirla en la conversación.

[A Nerd Girl]

Fyk al parecer también prefería el fresco aroma a naturaleza y a sombra que el ir al castillo del otro lado. Estaba claro que con lo que dijo después, el que no estaba muy acostumbrado al Sol pero lo intentaba, me acabó dando curiosidad sobre saber más sobre lo que era. Entonces llegó con una pregunta por su parte. Quizá para hacer más ameno al camino atravesando el bosque.

—Yo soy de París, más conocido en Tierra de Partida como la Cité des Cloches. Es un lugar bonito, pero allí persiguen a la gente como yo, a los gitanos —contó, como lo hizo cuando le conocí. En verdad, en el fondo me daba pena, ¡le perseguían por el hecho de nacer en un grupo social! Las flores nunca deciden donde brotar y él era el claro ejemplo.—. Aunque seguro que tú lo tendrías mucho peor… Me imagino la cara de Frollo cuando viera a un niño de color azul como tú andando por la calle.

Eso si que me hizo gracia, imaginarme las caras de la gente que ya de por sí persiguen a humanos también como para perseguir a un chico azul que ni es de allí. Pobre Fyk, quizá su apariencia le hacía muy notorio en muchos lugares... Solo esperaba que en este mundo no nos encontrásemos con gente. No sabría que hacer, pero teníamos que cumplir la misión.

—Bueno, Mei, ¿tú eras de Tierra de Dragones, verdad?

—Si, es un mundo... bonito, machista y algo frío. Bueno por la zona donde vivo, en Tierra de Partida lo llaman así: Tierra de Dragones, aunque no haya visto ninguno...—aclaré antes de que me sucediera lo que pasó con Xefil, no quería preguntas sobre si había dragones en verdad o si había visto alguno. Eran solo leyendas, no eran más que cuentos chinos.—Es grande y lleno de pueblos y una gran ciudad donde reside el Emperador. Pero no se más, no es que mis padres me dejaran salir mucho de casa...—De mi casa y no salía mucho de mi cueva, aunque omití la parte donde vivía sola en una montaña... No creo que sea muy cómodo incluirlo, al menos para mi.—¿Y tú Fyk? ¿Cómo es tu mundo?

[Final Fan]

—Mi mundo es... —respondí a Mei—. Bueno, no es que sea un mundo de por sí. Hasta donde llega mi memoria he vivido en el Transporte Penitenciario Durgon, en Espacio Profundo. Um... Bueno, no es que... No es que sea yo un preso o algo. Mi familia trabaja allí y eso. He visitado alguna vez la cárcel del planeta Turo también, pero en fin, no es que sea muy interesante... ¡ay!

Mientras hablaba, el sol me volvió a cegar cuando dejamos atrás la linde del bosque. Habíamos llegado a un claro bastante amplio en el centro del cual se encontraba, como si de un cuento se tratase, una bonita cabaña de aspecto sumamente artesanal. ¡Muy pintoresco!

—Vaya. ¿Nos estaremos acercando a la mina? —comenté, al ver el panorama.

Observé un poco los alrededores, pero no parecía que hubiese una señalización concreta que nos dijese por dónde ir. Lo que sí había era un camino ascendente que parecía un tanto más terroso que el de maleza que acabábamos de cubrir. ¿Quizás se alejaba del bosque?

—Creo que adentrarnos de nuevo en el bosque no nos llevará muy lejos... ¿probamos por allí?

[Tidus Cloud]

Tras un rato hablando entre ellos sobre los mundos de los que provenían, los tres Aprendices salieron del bosque para llegar a un claro, en el que había una cabaña de madera.

—Vaya. ¿Nos estaremos acercando a la mina? —preguntó Fyk.

—No lo sé, pero no podemos quedarnos quietos aquí. Dudo que la mina vaya a estar dentro de esa casita de ahí —rió Bavol señalando el edifico que estaba más allá—. Mejor seguimos.

—Creo que adentrarnos de nuevo en el bosque no nos llevará muy lejos... ¿probamos por allí?

Bavol se giró con curiosidad hacia donde Fyk le indicaba y contempló una pequeña cuesta. Aparentemente se podía deducir que aquel camino no conducía de nuevo al bosque, así que quizás les llevara de una vez a la mina.

—Claro, ¿por qué no? —respondió encogiéndose de hombros.

Por algún lugar tendría que ir y aquel camino parecía tan bueno como cualquier otro...

***
Bavol resopló cansado después de recorrer todo aquel camino lleno de piedras y demás obstáculos. La verdad es que el gitano ya estaba un poco cansado de buscar tanto esa mina, pero al menos el cambio de terreno parecía indicar que estaban cada vez más cerca.

Durante el trayecto Bavol decidió que sería conveniente que cada uno de ellos expusiera qué es lo que podría hacer cuando se enfrentaran a La Maquinista, ya que llegado el combate, no tendrían tiempo para largas explicaciones entre ellos para coordinarse.

—Eh… ¿tenéis pensado alguna estrategia para acabar con La Maquinista? —preguntó Bavol intentando iniciar aquella conversación—. Lo que a mí se me da mejor son los hechizos: Piro, Hielo, Aqua… Excepto los hechizos eléctricos, no me llevo muy bien con la electricidad —lanzó una mirada furtiva a Mei. Ella tenía parte de culpa en que no hubiera superado su miedo.

Continuó andando un rato más mientras miraba a todas partes a su alrededor en busca de alguna señal que les indicara el camino. Fue entonces cuando divisó un extraño boquete abierto en la montaña... aunque en realidad si se fijaba bien, no parecía exactamente un agujero, sino más bien una entrada. De pronto, Bavol reaccionó eufóricamente. ¿Habrían encontrado por fin la entrada a la mina?

—¡Mirad ahí! —indicó el gitano señalando su descubrimiento.

Esperando que sus compañeros le siguieran, se echó a la carrera para llegar hasta aquella gruta abierta en la piedra. Una vez que estuvo delante de aquella apertura, ya estuvo casi totalmente seguro de que efectivamente aquella era la entrada a la mina que tanto habían estado buscando.

—¿Preparados? —preguntó el gitano girándose hacia sus compañeros—. Pues adelante.

Dicho esto, Bavol se internó en el interior de la mina en busca de La Maquinista. Por fin se verían cara a cara…

[Zee]

Se sumergieron en el silencio. Un silencio completo, sepulcral, sobrecogedor. No los acompañaba nada más sino el sonido de su calzado sobre la tierra y grava sueltas, además de sus respiraciones haciendo eco en el estrecho pasaje. Encerrados en aquella atmósfera, parecía que se habían desaparecido del mundo.

Pronto se quedaron a oscuras, cuando el camino se extendió más allá de lo que alcanzaba la luz del sol. En un principio no fue necesario iluminar su avance, puesto que caminaban en una perfecta línea recta y no había ningún obstáculo que les impidiese proseguir; llegó un momento, sin embargo, en el que el túnel trazó una pendiente y comenzó a descender, hacia las profundidades. Fue entonces cuando tuvieron que sacar alguna fuente de luz, puesto que el peligro de resbalar y terminar heridos antes de la pelea se volvió presente.

La pelea... les habían dicho que tenían que acabar con una especie de... ¿taladro gigante? ¿Cómo iban a hacer eso? Tendrían que ponerse a discutir estrategias, porque serían fundamentales para acabar con un enemigo como aquél. En especial si consideraban que era posible que cargaran con ellos el factor sorpresa.

Silencio todavía... Ni un murmullo ni un traqueteo ni un rechinido... Nada que les indicara que había una máquina activa allí debajo. Nada.

Pasaron unos minutos hasta que descubrieron por qué. Cuando llegaron al final del túnel ─el cual, por cierto, era sólo eso: un callejón sin salida, sin nada especial─ se toparon con que la máquina se encontraba... ¿apagada?

El taladro no se movía y los faroles se encontraban apagados; la carrocería se encontraba despintada, cubierta de polvo e incluso oxidada en algunos sitios; los tubos de escape, llenos de grasa vieja, y los cristales polarizados tan sucios que no brillaban ni un poquito.

Era simplemente eso: un vehículo abandonado. Así que... ¿podían empezar por desarmarlo, tal vez?