[Ciudad de Paso] Las amigas no tienen secretos

Encuentro de Nadhia y Fátima

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[Ciudad de Paso] Las amigas no tienen secretos

Notapor Suzume Mizuno » Jue Jul 17, 2014 12:49 am

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Cronología:

Fátima: Perdona si te llamo amor > Las amigas no tienen secretos
Nadhia: La hora más oscura > Las amigas no tienen secretos


Así que… ¿eres una mercenaria?

La otra Fátima… No. Clío asintió con una sonrisa. Fátima dirigió la vista al frente, sorprendida. La verdad era que no se había esperado que la chica encontrara un trabajo tan rápidamente, y menos uno tan peligroso. Pero, si lo consideraba, había pasado la mayor parte de su escasa vida peleando y no conocía mucho del mundo real, a excepción de los recuerdos falsos que Andrei le había proporcionado.

No dejaba de pensar en lo asombroso que era el hecho de caminar al lado de una copia suya. Jamás se le habría ocurrido pensar que viviría algo así. Claro que tampoco habría imaginado que existían otros mundos, que llegaría a formar parte de una Orden de Caballeros que luchaba contra criaturas de oscuridad o que tendría un dragón como mascota.

La vida estaba llena de misterios, desde luego.

¿Estarás bien?

Clío, que caminaba a buen paso a su lado por las calles del Segundo Distrito de Ciudad de Paso, asintió y con un gesto le indicó que torcieran a la derecha.

Un hombre llamado León me ha admitido como aprendiz, así que voy a aprender a defenderme mejor con esta arma—señaló el sable pistola que llevaban al cinto a la pierna, y que cubría con un largo abrigo—. No quiero depender sólo de la magia, ahora que he perdido mis... habilidades del Juego.

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Pero continúas teniendo magia.

En mucho menor nivel.

Igualmente, sin duda superaba Fátima. La chica trató de reprimir su incomodidad y apartó la mirada de Clío una vez más. No podía evitar repasarla de arriba abajo, envidiando su cuerpo de mujer, por mucho que se esforzara.

Clío se daba cuenta de que su original no dejaba de observarla y tampoco se sentía muy a gusto. No porque no comprendiera que sus diferencias físicas no llamaran la atención de Fátima, sino porque no podía dejar de pensar cómo había sido Andrei el que la había cambiado para que se aproximara más a sus «gustos». Viendo la violenta reacción que había tenido Fátima ante él en la Red, no creía que le gustara demasiado obtener aquella información.

Sin embargo, a pesar de la tensión que latía entre ellas, se alegraba de que Fátima estuviera allí. Nunca había pensado que la conocería o que caminarían juntas, convencida como estaba de que no iba a salir viva del Juego. Pero no sólo la había conocido, sino que estaba… interesada en ella. En ayudarla. Era conmovedor. No sabía cómo habría actuado ella en su lugar, pero se alegraba muchísimo, porque no era fácil vivir en el mundo real.

Dejar atrás la Red había sido todo un alivio, pues era un mundo que la agobiaba hasta extremos inimaginables. Pero enfrentarse por primera vez a la realidad había sido duro, más de lo que esperaba después de tantos días luchando por la supervivencia. Primero, decidir el mundo donde quería vivir. Le había explicado a Fátima que terminó por decidirse por Ciudad de Paso porque le parecía un buen lugar donde recabar información y dinero. Después, buscar un lugar donde vivir. Y, claro, ganar dinero. No sabía hacer nada excepto pelear, así que se dijo que algún trabajo relacionado con ello, mientras no fuera actuar como matona, le convendría. Pero hasta entonces debía buscar otra forma de comer, así que consiguió que la emplearan de camarera en un bar. Con ese dinero pudo alquilar una habitación.

No podría haberlo conseguido sin Neku.

Se sentía un poco estúpida porque, cuando le pidió a Joshua que le pidiera perdón a Neku de su parte, pensó que tardarían mucho en volver a verse. Y ahora resultaba que podía verle casi en cualquier momento, cuando no estaba demasiado ocupado cumpliendo con sus misiones en su nuevo Juego. No iba a mentir: si se decidió finalmente por Ciudad de Paso, tuvo mucho que ver con Neku. Quería pedirle perdón en persona. Quería decirle que no dejó de arrepentirse desde el mismo momento en que apretó el gatillo. Que no tenía excusa, aunque hubiera sido por su bien.

Quería pedirle que no la odiara.

Cerró los ojos y experimentó una dulce calidez al recordar cómo Neku no la había rechazado. En realidad, la había llamado estúpida, y ahí se había acabado. La ayudó desde ese momento a encontrar un lugar donde dormir. Recordó que tuvo que reprimir las ganas de llorar de alivio; le aterrorizaba quedarse sola. Más sabiendo que Andrei estaba suelto por ahí…

Chasqueó la lengua. ¡Era una imbécil! ¿Cómo le había dejado escapar?

Pero no tenía sentido darle vueltas en ese momento. Le encontraría, tarde o temprano. O él la encontraría a ella. Una de dos.

Apretó un puño en torno a la empuñadura de su nueva arma y sonrió al pensar en el seco joven que le estaba enseñando a utilizarla.

La verdad es que te las has apañado muy bien—dijo entonces Fátima, intentando romper el hielo—. Me alegro mucho, de verdad. Pero si hay algo que pueda hacer por ti, no dudes en decírmelo. Aunque… Bueno, creo que debería comprarme un móvil de una vez por todas. Así… si quieres, podemos estar en contacto.

Clío rió suavemente y sacó de un bolsillo su propio móvil: había tenido uno en el Juego, pero a aquel ya no llegaban siniestros mensajes de los Reapers. Ese era suyo por completo. Tenía los números de Neku, León y algún compañero más.

Podemos ir a comprar uno, si quieres. Me encantará poder hablar contigo

Fátima sonrió, más relajada.

¡Claro!

Pues, esta noche, cuando haya terminado el trabajo, vayamos a por uno—se ofreció, animada por poder ayudar con algo a Fátima.

La chica frunció el ceño y se detuvo un momento en medio del callejón.

¿Estás segura de que no necesitas ayuda?

Enternecida por la preocupación de Fátima, Clío meneó la cabeza y se mostró firme.

Si quiero hacerme cierto nombre, he de aprender a hacer las cosas por mi cuenta y con eficiencia. Pero muchas gracias. En serio. Significa mucho para mí.

Fátima se retorció un mechón de pelo, nerviosa, y terminó por asentir y retomar el paso.

Las dos suspiraron ligeramente, preguntándose si algún día podrían comportarse con normalidad la una con la otra y si desaparecería aquella incomodidad.

¿Cómo decías que se llamaba el que te había pedido el trabajo?

Clío se pasó una mano por el pelo, haciendo memoria. Sonaba a algo como monte, que ella recordara.

Montblanc, o algo así. ¿Te suena de algo?.

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Edit because se me ha ido la olla y Clío sigue teniendo poderes de Reaper.
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Re: [Ciudad de Paso] Las amigas no tienen secretos

Notapor EspeYuna » Jue Jul 17, 2014 12:59 am

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Hacía bastante tiempo que Nadhia se había prometido visitar Ciudad de Paso junto a su compañero moguri. Aun sabiendo cuán peligroso podía ser salir de Tierra de Partida sola tras la declaración de guerra de Bastión Hueco, le parecía inapropiado pedirle a algún amigo que la acompañara, solo por el hecho de ir a saludar a algunos conocidos. ¿Tener miedo? ¿Para qué? No iba a permitir que aquello le cortara las alas para ir y venir de cualquier sitio del Instersticio. Estaba segura que se podía apañar sola si aparecía algún aprendiz del bando contrario. Y además, no pretendía luchar. Con Tandy y sus cantos, seguramente, tendría con que impedir un enfrentamiento no deseado.

El primero a quien visitó fue Sam, el joven aprendiz de médico que vivía cerca de la Orfebrería. Tuvo que esperar un rato largo fuera hasta que el muchacho y el resto de sanitarios de la ciudad pudieran tomarse un descanso. Desde la llegada de los sincorazón, se había incrementado el número de consultas y urgencias: les tocaba tanto atender heridas físicas como asistir psicológicamente a algunas víctimas de los ataques de aquellos monstruos. Nadhia, agotada de ver aquel panorama, fue a sentarse en las escaleras frente al hogar de los moguris en Ciudad de Paso, pensando si sería apropiado “hacer limpieza” aquella noche en los Distritos 2 y 3. Porque era su deber, ¿no?

¿No crees que es peligroso que vayas tú sola? —le preguntó Sam al poco rato, sentado junto a ella y Tandy en las escaleras—. ¡Oh, no me malinterpretes, nos harías un gran favor a todos! Pero Montblanc de vez en cuando se encarga y a las pocas horas, bueno… vuelven a aparecer. Como si nadie les hubiera dado caza antes.

Entiendo —musitó Nadhia, entrelazando sus dedos mientras Tandy, con ojos brillantes, recibía de manos de Sam un trozo de bollo—. Luego hablaré con él.

Veo que Light no se atreve a pisar mucho Ciudad de Paso desde entonces —dijo de pronto Sam, exhibiendo una sonrisa risueña a Nadhia. Ella respondió con otra.

Pasaron demasiadas cosas en una noche —rememoró Nadhia, sin poder evitar echar un vistazo a Tandy, quien se sintió observado y refunfuñó con el bollo en la boca—, ¿verdad, pequeño granuja?

Éste no contestó y siguió disfrutando del festín que le había obsequiado Sam, obviando el hecho de que Nadhia, divertida, lo estaba acusando solo para picarle.

Me extraña mucho que sólo menciones a Light —se dio cuenta entonces, girándose a él mientras acariciaba una de las orejas del moguri—. ¿Xefil se pasa mucho por aquí?

Oh, esto…me parece verlo de vez en cuando. Aunque no me hagas mucho caso, con la cantidad de gente que vive aquí, no me extrañaría haberlo confundido con otra persona.

Los dos charlaron un rato más, hasta que el muchacho decidió volver a la consulta. Nadhia le deseó suerte con la guardia y, con Tandy asomado en su hombro derecho, se dirigió a la Orfebrería, dispuesta a hacerle una visita al patriarca de los moguris de Ciudad de Paso.

Seguro que Montblanc te ha echado mucho de menos.

No te creas, kupó —le dijo su guardián, no muy ilusionado—. Empezará a soltarme un sermón de los suyos, tan.

Oh, claro —con una sonrisa burlona, Nadhia dijo—: ¿estás preocupado porque le diga que has sido muy malo?

¡N-No he sido malo, tan, tan!

Nadhia soltó una pequeña carcajada y acarició con su nariz la mejilla peluda de su compañero, el cual hinchó sus mofletes peludos de una forma que se le antojó adorable.

Pero al abrir las puertas de la Orfebrería, se encontrarían con una escena poco común del lugar de unos auténticos profesionales. Los moguris no paraban de revolotear de un lado a otro, claramente nerviosos y repitiendo constantemente su característico “kupó”.

¡Nadhia! ¡Qué grata sorpresa, kupó!

Y al fondo de la tienda, sentado en un sillón y revisando el bastón con el que se le conocía por toda la ciudad, el patriarca Montblanc les daba la bienvenida. Tandy se acercó volando al moguri, y Nadhia hizo lo mismo, agachándose y estrechando su mano a la peluda de Montblanc.

¿Qué os trae por aquí? ¿No querrás devolvernos a Vaan, no?

¡Pero bueno, kupó! —soltó Tandy, enfadado— ¡He sido un buen guardián, tan, tan!

Tanto Nadhia como Montblanc rieron con el mosqueo del pequeño Vaan Hoghes, a la par que un moguri llegaba hasta ellos para entregarle un papel al patriarca.

No me gusta meterme donde no me llaman, pero… ¿ocurre algo?

Oh, no te preocupes —contestó el patriarca con una sonrisa—. Hace unos días nos han robado mercancía, pero ya estamos buscando a los ladrones, kupó.

¿Ladrones en Ciudad de Paso? —musitó para sí misma Nadhia, cruzándose de brazos.

El caso es que tenemos un poco de caos porque no hemos podido fabricar a tiempo algunos encargos debido a la falta de material, kupó.

¿Y no habéis pedido ayuda? Seguro que Mog o algún Maestro os habría echado una mano. Bueno, o cualquiera de nosotros…

Montblanc sonrió y contestó, agradecido:

Sabemos que últimamente tenéis… problemas en Tierra de Partida —Nadhia desvió la mirada, recordando amargamente la declaración de guerra—. Es por eso que hemos acudido a alguien que, de seguro, hará un buen trabajo.

¿A quién, tan, tan? —preguntó Tandy, muerto de curiosidad.

Y no era el único que quería saber. Nadhia, tampoco intentando parecer muy interesada, agudizó el oído. ¿A qué clase de persona le habría pedido ayuda Montblanc?
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Re: [Ciudad de Paso] Las amigas no tienen secretos

Notapor Suzume Mizuno » Jue Jul 17, 2014 1:03 am

Montblanc… —frunció el ceño—. Me resulta familiar, pero ahora mismo no sé quién es. ¿Un moguri, puede ser?

¿A quién se lo había escuchado decir? ¿A Nadhia, quizás…?

Sí, es un moguri y creo que dirige una orfebrería, por lo que he podido averiguar en el bar. Parece alguien importante—Clío esbozó una sonrisa nerviosa—.Espero hacerlo bien.

Por favor, has vencido dos veces a Erased. ¡Claro que lo vas a hacer bien!

Clío le dedicó una mirada de agradecimiento y entraron en una calle más concurrida. Todavía faltaba bastante para el anochecer, de modo que Ciudad de Paso aprovechaba las horas diurnas para realizar todas sus actividades.

Atravesaron la puerta que daba al Distrito Uno y se encaminaron hacia la orfebrería donde se encontraba el cliente de Clío.

Ahora que lo pienso, ¿cómo es que has venido sin ningún acompañante?—inquirió Clío, frunciendo el ceño—. ¿No es peligroso ir sola por ahí desde que… se declaró la guerra?

Fátima vio cómo a Clío se le hundían los hombros y recordó que ella y Crow habían escapado específicamente de su mundo para intentar que Bastión Hueco y Tierra de Partida se unieran. Y lo habían conseguido. De no ser por Ronin… Entrecerró los ojos. No, no debía preguntárselo de nuevo. Pero podía intentar imaginar la amargura de Clío al ver que todo su trabajo se había desmoronado como un castillo de cartas. Le puso una mano en un brazo y apretó suavemente.

Muchas gracias por lo que hicisteis. Ojalá no hubiera sucedido lo que pasó—luego se encogió de hombros y murmuró—: Quería encontrarme a solas contigo.

Ese era, sí, uno de los motivos. Sin embargo, lo cierto era que no quería que sus amigos la vieran con Clío. No por vergüenza, sino porque sabía que inevitablemente las compararían. Y aunque desde lo de Malik se sentía más segura de sí misma y de su disfraz, no podía reprimir el nerviosismo y el temor ante cualquier mirada que durara más de lo habitual. ¿Debería usar un poco de relleno, quizás…? Pero entonces Malik se reiría, estaba segura. No maliciosamente, pero lo haría, por mucho que lo aceptara.

Sumida como estaba en sus propias elucubraciones, no se dio cuenta de que Clío sonreía ligeramente.

Llegaron entonces ante las puertas de la orfebrería.

¿Puedo pasar contigo?—preguntó Fátima—. Te prometo que no intervendré. Sólo tengo curiosidad.

Claro. Gracias por quedarte conmigo.

Tras llamar, Clío abrió la puerta.

Disculpen las molestias. Me habían llamado para…—abrió mucho los ojos—. ¿Nadhia?

¿Cómo?—farfulló Fátima, apresurándose a ir detrás de ella y quedándose boquiabierta al ver que Nadhia y Tandy estaban mirándoles, probablemente con igual sorpresa—. ¿Qué hacéis aquí?
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Re: [Ciudad de Paso] Las amigas no tienen secretos

Notapor EspeYuna » Jue Jul 17, 2014 9:53 am

Pues veréis, se trata de…

Disculpen las molestias. Me habían llamado para…¿Nadhia?

Tanto Nadhia como su compañero se giraron, reconociendo una voz familiar. Sin embargo, para cuando se encontraron con la dueña de la misma, Nadhia no pudo evitar abrir mucho los ojos, claramente sorprendida.

¿F-Fátima? —señaló, insegura.

La reconocería en cualquier parte, aun no siendo la Fátima que ella conocía. Aquella mujer, más alta y esbelta que su amiga, era en realidad la copia de la misma. Una copia que había logrado sobrevivir a un juego y salir del mundo virtual para concederse una segunda oportunidad y vivir como ella quisiera.

Sin embargo, a Nadhia le sorprendió bastante verla allí, aunque tampoco se había preguntado si logró salir de La Red después de lo sucedido. Aparte de eso, tuvo que sacudir un tanto la cabeza de forma inconsciente, debido a la sucesión de imágenes que comenzaba a asaltar su mente. Los recuerdos de su copia los guardaba como un tesoro, pero también tenía sus inconvenientes, y era creerse que ella misma había pasado por todo aquello. Y no se iba a engañar: a veces era algo molesto.

¿Fátima, tan? —Tandy miró a la mujer que acababa de entrar en la Orfebrería y volvió a mirarme, extrañado— Pero si esa no es… ¿no lo es, kupó?

¿Cómo?—de pronto, alguien apareció detrás de la chica a la que Nadhia había nombrado con el nombre de Fátima. Se trataba de la misma voz, y abrió los ojos mucho más al ver juntas a ambas, tanto copia y original, entrando en la Orfebrería de Montblanc—. ¿Qué hacéis aquí?

¿Y… Fátima?

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¡Dos Fátimas, tan, tan! —Tandy comenzó a frotarse los ojos. Se había dado cuenta de que ambas eran prácticamente idénticas. Bueno, ¿quién no lo haría? Eran como dos gotas de agua— ¡Tenéis la misma voz! ¡La misma cara, kupó!

Tandy revoloteó alrededor de ambas, para luego volver al lado de Nadhia, analizando a cada una con la mirada.

¡Pero esa es más alta, tan! ¡Y tiene más tet…!

Bueno, casi idénticas. Antes de que pudiera terminar de compartir con ellas su minuciosa observación, Nadhia lo agarró por las alas y le atizó en la cocorota.

¡Esa boca, granuja! —exclamó, enfadada— ¡Pídele perdón a las dos, ahora!

Lo… lo siento, kupó…

Nadhia suspiró y pidió también disculpas. Montblanc contemplaba la escena desde su asiento, expectante.

¿Pero por qué… tan…?

Ya te contaré… nosotros veníamos a hacerle una visita a Montblanc —dijo entonces, respondiendo a la pregunta de su amiga—. Tandy estuvo bajo su cuidado unos cuantos años.

» Esto…

De pronto, Nadhia se quedó en blanco, observando a las dos algo cohibida. No sabía la razón por la que se encontraban juntas, pero aún le costaba asimilar que ahora existieran dos “Fátimas” en el mundo real. En cierto modo, agradecía que su copia hubiera decidido quedarse en el mundo virtual velando por su seguridad.

¿Y… vosotras? No me esperaba veros juntas… q-quiero decir, que… bueno, m-más bien no me esperaba verte por aquí, Fátim…

Calló de pronto, rascándose la nuca y algo sonrojada, sin saber muy bien cómo comportarse delante de ella. Y más con su amiga presente.

Sin quererlo, era una situación… incómoda.
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Re: [Ciudad de Paso] Las amigas no tienen secretos

Notapor Suzume Mizuno » Jue Jul 17, 2014 5:01 pm

¡Dos Fátimas, tan, tan!

Fátima exhaló un suspiro mientras el moguri volaba hacia ellas y las examinaba. Resistió las ganas de darle un manotazo y dirigió una mirada de angustian hacia Nadhia, pidiéndole ayuda. ¡No quería montar un numerito donde Clío iba a empezar a trabajar! ¡Pero bueno, por qué había tenido que encontrárselos precisamente cuando…!

¡Pero esa es más alta, tan! ¡Y tiene más tet…!

Por suerte, Nadhia atrapó a su chillona mascota y le asestó un merecido capón. Tanto Fátima como Clío apartaron la cara, profundamente incómodas. La primera porque no dejaba de farfullar para sus adentros «lo sabía, lo sabía, sabía que iba a pasar». La segunda fruncía el ceño, pensando que Andrei le había hecho un flaco favor al diferenciarla tanto de su original… O, bueno, al menos cuando la tenía a su lado. La verdad era que no parecerse en todo a Fátima tenía sus ventajas y desventajas.

¡Esa boca, granuja! —le reprochó Nadhia a Tandy, de mal humor—. ¡Pídele perdón a las dos, ahora!

Lo… lo siento, kupó…

Fátima fulminó a Tandy con la mirada, dándole a entender que estaba enfadada, pero luego intentó relajarse, diciéndose que tampoco era culpa del moguri. Al fin y al cabo, cualquiera se sorprendería. Ella había sido la primera…

Echó un vistazo en derredor y vio a numerosos moguris volando de un lado a otro, mientras que uno en concreto, sentado cómodamente en un elegante asiento, contemplaba la escena con tranquilidad.

Ya te contaré… nosotros veníamos a hacerle una visita a Montblanc —la voz de Nadhia atrajo de nuevo su atención—. Tandy estuvo bajo su cuidado unos cuantos años. Esto…

La incomodidad de Nadhia se hizo patente. Fátima deseó que se la tragara la tierra. ¡Perfecto! Se había arriesgado a ir sola con la esperanza de no encontrarse aprendices —de ningún bando— para poder acostumbrarse en primer lugar a la compañía de Clío y al final…

¿Y… vosotras? No me esperaba veros juntas… q-quiero decir, que… bueno, m-más bien no me esperaba verte por aquí, Fátim… —Nadhia se sonrojó y se quedó sin saber bien qué decir.

Las dos chicas intercambiaron una mirada y esbozaron una ligera sonrisa de circunstancias. Clío se adelantó e hizo una inclinación de cabeza en dirección al moguri del bastón.

Me llamo Clío—sonrió a Nadhia— y he venido aquí porque Montblanc quería ofrecerme un trabajo. Siento la tardanza. Ayudaré en lo que esté en mi mano—dijo, esforzándose por mostrarse firme y sin dudas, a pesar de que no estaba convencida de cómo debía actuar. Al fin y al cabo, era su primer trabajo—. ¿Qué es lo que tengo que hacer?—también echó un vistazo a la alborotada tienda, pero se decidió por no hacer ningún comentario y esperar a que le dieran instrucciones.

Fátima imaginó que Montblanc era el moguri del cayado, por lo que lo estudió con curiosidad, preguntándose qué sería lo que le pediría a Clío. Imaginaba —o esperaba— que no sería muy peligroso y que estaría bien remunerado. Pero como Clío no quería que interviniera para ayudarla, retrocedió un poco y se acercó entre tanto a Nadhia para susurrarle:

No le pedirá nada muy peligroso, ¿verdad?

Ahora recordaba que Nadhia lo había mencionado alguna que otra vez y si había ido expresamente a visitarle, entonces debía conocerlo al menos un poco. Esperaba que lo suficiente para saber si pediría misiones muy difíciles… Al fin y al cabo, no podía evitar considerar a los moguris como una especie de magia, así que quizás y todo quería que robara de algún mundo un material concreto.

Aguardó impaciente la respuesta de su amiga, sin quitarle de encima los ojos a Clío y sintiéndose muy violenta por aquel inesperado encuentro.
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Re: [Ciudad de Paso] Las amigas no tienen secretos

Notapor EspeYuna » Jue Jul 17, 2014 6:31 pm

Las dos se sonrieron la una a la otra y la que conocía por recuerdos ajenos se adelantó un par de pasos, inclinándose levemente en dirección a Montblanc, quien apoyó su bastón de roble en el suelo, aguardando el motivo de su visita.

Me llamo Clío—la sonrisa que le dedicó a Nadhia logró tranquilizarla y sacarle una sonrisa tímida. No sólo por el hecho de que no se sintiera del todo incómoda con ella, teniendo en cuenta que no era la misma Nadhia que ella había conocido, sino también por saber que había escogido un nombre diferente al de su original, desvinculando así cualquier tipo de relación con ella en el mundo real— y he venido aquí porque Montblanc quería ofrecerme un trabajo. Siento la tardanza. Ayudaré en lo que esté en mi mano—Nadhia se sorprendió al escucharla. Así que ella era la persona que iba a ayudar al patriarca y a la Orfebrería con aquellos ladrones—. ¿Qué es lo que tengo que hacer?—echando un vistazo a su alrededor, Clío esperó la respuesta del moguri con cayado.

No le pedirá nada muy peligroso, ¿verdad?

Fátima le había susurrado aquella cuestión en el oído, y no pudo evitar poner los ojos en blanco, dudosa.

No sabría decirte —comentó, encogiéndose de hombros—. Si no tiene que ver con detener a un moguri alborotador, creo que estará bie… ¡ay!

De repente, Nadhia sintió un desagradable tirón de pelo y se giró hacia el pequeño culpable, quien refunfuñaba moviendo sus bigotes. Decidió entonces suavizar lo que acababa de decir, centrándose en la mujer que aguardaba la respuesta del patriarca.

Estará bien, sea lo que sea. Clío se tuvo que enfrentar a cosas horribles en el mundo virtual.

» Igual que Nadhia...

No hace falta tanto formalismo, Clío, aunque agradezco tu cortesía —comentó al fin Montblanc, levantándose del sillón—. León me ha hablado bien de ti, y sé que harás un buen trabajo, kupó. Sólo espero no pedirte demasiado.

» Hace unos días nos robaron parte de la mercancía y hemos tenido bastantes problemas con el retraso de algunos encargos, kupó. No tener el material necesario nos ha dado más de un quebradero de cabeza con clientes… exigentes.

Montblanc meditó durante unos minutos sus siguientes palabras, observando su cayado.

Te propongo un trato justo: una buena recompensa, a cambio de dar con los ladrones, kupó —dijo el moguri, y entonces exhibió una sonrisa, que Nadhia bien conocía como origen de una noche de problemas—. Y si consigues atraparlos, la recompensa será aún mayor.

» ¿Qué me dices, kupó?

Espera, Montblanc —intervino de pronto Nadhia, preocupada—. Sin son numerosos, para atraparlos necesitaría ayud… ¡mm!

El patriarca alzó su vara de roble y con el extremo con el que lo apoyaba en el suelo, selló los labios de Nadhia.

Cómo te conozco —comentó Montblanc, sonriente, apartando el cayado de su boca—. Pero, como ya te he dicho, bastantes problemas tenéis como para ayudarnos en una pequeñez como ésta, kupó.

» Así que intentad relajaros y dar una vuelta por la ciudad, kupó. Sé que Clío hará un excelente trabajo, sea cual sea el resultado.

Pero… —Montblanc observó a Nadhia, mostrándose tajante con respecto a su decisión— Clío, ten cuidado. Si necesitas ayuda, b-bueno… estaremos cerca.
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Re: [Ciudad de Paso] Las amigas no tienen secretos

Notapor Suzume Mizuno » Jue Jul 17, 2014 6:34 pm

No sabría decirte —respondió Nadhia, alzando los hombros—.Si no tiene que ver con detener a un moguri alborotador, creo que estará bie… ¡ay!Estará bien, sea lo que sea. Clío se tuvo que enfrentar a cosas horribles en el mundo virtual. Igual que Nadhia...

Sí, Nadhia tenía razón. Clío se había enfrentado a muchas más cosas de las que Fátima podía llegar a imaginar. Era una persona diferente, más madura y fuerte y se veía de lejos.

Pero aun así no se podía quitar de la cabeza que no tenía ni medio año de vida. ¿Cómo podía pretender nadie que la dejara sola? ¿O que no le horrorizara que alguien pudiera hacer crecido tanto en tan poco tiempo? Era completamente antinatural… Y muy triste.

No hace falta tanto formalismo, Clío, aunque agradezco tu cortesía —Montblanc se levantó de su asiento. Clío asintió con la cabeza y adoptó una expresión sería, concentrando toda su atención en el moguri—. León me ha hablado bien de ti, y sé que harás un buen trabajo, kupó. Sólo espero no pedirte demasiado. Hace unos días nos robaron parte de la mercancía y hemos tenido bastantes problemas con el retraso de algunos encargos, kupó. No tener el material necesario nos ha dado más de un quebradero de cabeza con clientes… exigentes.

»Te propongo un trato justo: una buena recompensa, a cambio de dar con los ladrones, kupó
—Fátima abrió la boca para protestar. ¡Eso era peligroso!—. Y si consigues atraparlos, la recompensa será aún mayor. ¿Qué me dices, kupó?

Antes de que Fátima pudiera decir nada, Nadhia se le adelantó:

Espera, Montblanc. Sin son numerosos, para atraparlos necesitaría ayud… ¡mm!

Fátima pegó un respingo cuando el moguri le puso la vara a Nadhia en la boca para que no terminara su frase. Tensa, alternó la mirada entre ambos, sin saber muy bien cómo debería actuar. Pero al ver que Montblanc estaba sonriendo dedujo que no había pretendido hacerle daño a su amiga y trató de relajarse.

Cómo te conozco —rió el moguri—. Pero, como ya te he dicho, bastantes problemas tenéis como para ayudarnos en una pequeñez como ésta, kupó. Así que intentad relajaros y dar una vuelta por la ciudad, kupó. Sé que Clío hará un excelente trabajo, sea cual sea el resultado.

Clío, que había observado la escena tan sorprendida como Fátima, sonrió y dijo:

Gracias por el voto de confianza, señor.

Pero... Clío, ten cuidado. Si necesitas ayuda, b-bueno… estaremos cerca.

Gracias, a las dos. Pero puedo apañármelas sola. Nadhia, ¿y si acompañas a Fátima a comprarse un móvil? Así podremos hablar cuando termine el trabajo—ofreció entonces, sacando una libreta con anotaciones de un bolsillo donde escribió rápidamente su número y se lo tendió.

A Fátima no le costó pillar la indirecta. Consciente de que a ella le habría molestado que se mostraran demasiado sobreprotectoras con ella, asintió y cogió el papel. Luego tomó a Nadhia del brazo.

Seguro que tú sabes guiarte mucho mejor por aquí que yo. ¿Damos una vuelta?—se encaminó hacia la salida, no sin antes dirigir una última mirada insegura a la chica.

Seguro que estaría bien. Le había demostrado en la Red que sabía apañárselas sin problemas. Así que el primer paso para acercarse a ella debía ser demostrarle que confiaría en su criterio. Por eso le sonrió y se despidió con un gesto.

Clío correspondió, pero cuando se volvió hacia Montblanc tenía una expresión seria y profesional.

¿Qué es exactamente lo que tengo que buscar? ¿Podrían darme toda la información que tengan de los ladrones…? Y…—se removió en el sitio, un poco incómoda, demostrando que le faltaba dominar esa clase de negocios—.¿El precio…?

****


Cuando Fátima y Nadhia salieron fuera, la chica echó un vistazo furtivo a la tienda y luego se volvió hacia Tandy.

¿A que me haces un favor, granujilla? Te regalaré un paquete de galletas si sigues de lejos y sin que te vea a Clío y nos vas informando de que todo está bien.

Sabía que acababa de decir que tenía que confiar en Clío, y lo hacía. Pero no se fiaba de los ladrones. Además, se prometió a sí misma que no intervendría a menos que la situación se volviera muy negra.

Al ver la expresión de Nadhia, algo sonrojada, farfulló:

Sé que se las puede apañar sola, pero no puedo evitarlo. No es algo malo, ¿no…? —se retorció un mechón y luego volvió a lanzar una mirada nerviosa hacia la tienda—. Mejor que no nos vea aquí. ¿Hay algún sitio al que podamos ir a tomar algo, Nadhia? Te lo explicaré todo allí.
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Re: [Ciudad de Paso] Las amigas no tienen secretos

Notapor EspeYuna » Jue Jul 17, 2014 6:43 pm

Gracias, a las dos. Pero puedo apañármelas sola. Nadhia, ¿y si acompañas a Fátima a comprarse un móvil? Así podremos hablar cuando termine el trabajo —Clío, agradecida porque ambas se preocuparan por su seguridad, sacó de sus ropas una libreta y arrancó una hoja, con su número de teléfono.

Oh, v-vale —respondió, todavía algo vergonzosa delante de Clío, mientras Fátima se adelantaba a coger el papel.

Nadhia recordó entonces lo que había supuesto un móvil en el Reaper’s Game, al menos durante los pocos días que su copia participó antes de dirigirse hacia la Torre.

«Hacia esa endemoniada Torre», ensimismada de nuevo en los recuerdos de su otra yo, sintió un tirón del brazo, y alzó la mirada al encontrarse con su amiga arrastrándola a la salida.

Seguro que tú sabes guiarte mucho mejor por aquí que yo. ¿Damos una vuelta?

Sí… sí, claro —al igual que Fátima, dirigió una última mirada a Clío antes de desaparecer tras las puertas de la Orfebrería, ambas acompañadas de Tandy.

****


Cuando las dos salieron de la tienda, para sorpresa de Nadhia su amiga se dirigió a Tandy, pero no para regañarle por el escándalo que había formado antes.

¿A que me haces un favor, granujilla? Te regalaré un paquete de galletas si sigues de lejos y sin que te vea a Clío y nos vas informando de que todo está bien.

¡Por supuesto, kupó! ¡Trato hecho! —la respuesta de Tandy no se hizo esperar— ¡Acudes a quien mejor conoce Ciudad de Paso, tan! ¡Como la palma de mi mano, tan, tan, taaaaaaaaaaaaaaan!

Sin embargo, al encontrarse con la mirada de su dueña, dejó de cantar. Nadhia parecía algo perdida con la situación, y no sabía si mandar a Tandy fuera una buena idea. El moguri se amarró a ella y le puso ojos de cordero, pidiéndole su permiso para ir.

Nadhia miró entonces a Fátima, quien comenzó a sonrojarse:

Sé que se las puede apañar sola, pero no puedo evitarlo. No es algo malo, ¿no…? —jugó con un mechón de su pelo y miró de nuevo a la tienda, nerviosa—. Mejor que no nos vea aquí. ¿Hay algún sitio al que podamos ir a tomar algo, Nadhia? Te lo explicaré todo allí.

¡Porfa, porfa, porfa! —suplicó Tandy en brazos de Nadhia— ¡Prometo portarme bien, y no meterme en líos, tan, tan! ¡Y no me verá!

De acuerdo, pequeño —Nadhia profirió un suspiro cuando Tandy se le abrazó—. Pero intenta no hacerte invisible durante mucho tiempo. Escóndete, si tan bien conoces los distritos.

¡A sus órdenes, tan, tan!

****


Nadhia conocía algunos sitios de Ciudad de Paso, por lo que encontrar un lugar donde tomar algo no fue difícil. Invitó a Fátima a sentarse en unos veladores del Distrito 1, el más tranquilo de todos, para merendar algo.

Algo cansada de rememorar memorias que no eran suyas, se le antojó un batido de chocolate acompañado de un pequeño pastel. Necesitaba azúcar en el cuerpo.

Tras agradecer a la camarera que les sirvió el festín, Nadhia comentó:

Me ha sorprendido mucho veros a las dos juntas —no sabía bien cómo mencionar a Clío en una conversación con su amiga—. Perdona, es sólo que… no quiero incomodarte. No sé qué haría si de repente tuviera a una persona idéntica a mí frente a mis ojos.

» Aunque estos recuerdos también me causan buenas migrañas.

Soltó una risita, algo roja, mientras cogía la pajita del batido con los dedos de ambas manos para darle un sorbo.
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Re: [Ciudad de Paso] Las amigas no tienen secretos

Notapor Suzume Mizuno » Jue Jul 17, 2014 6:48 pm

Fátima se acomodó en uno de los mullidos sillones de la cafetería. Habían escogido una mesa cercana a una ventana, de modo que podía ver cómo la gente paseaba por la calle o se sentaba a tomar algo en la terraza. Examinó la carta. Normalmente habría pedido un café o un té, pero al ver que Nadhia se pedía un batido se dijo que ella también quería algo dulce y encargó la copa de nata y chocolate más grande que encontró.

Cuando le trajeron su helado notó cómo la boca se le hacía agua y por un momento se olvidó del resto del mundo. Dio las gracias a la camarera y se apresuró a hundir su larga cuchara en la superficie de la nata. Emitió un suspirito de gusto cuando se lo llevó a la boca. ¡No sabía cómo había sobrevivido sin helados de ese tipo en Atlántica!

Me ha sorprendido mucho veros a las dos juntas —intervino Nadhia. Levantó la vista de su helado y recordó dónde estaba. Tragó aparatosamente y se irguió en el asiento, limpiándose la boca con una servilleta—. Perdona, es solo que… no quiero incomodarte. No sé qué haría si de repente tuviera a una persona idéntica a mí frente a mis ojos. Aunque estos recuerdos también me causan buenas migrañas.

En cuanto Nadhia terminó de beber, extendió una mano para ofrecérsela y le acarició la suya a modo de consuelo. Le dolía no poder entender a sus compañeros. A la vez, le aliviaba no haber experimentado esos días del Juego. Por otra parte… No podía evitar experimentar envidia. Entre ellos existía algo más profundo y que les había permitido dar un salto adelante en cierta manera. Aunque fuera a cambio de pesadillas.

Se mordió el labio inferior y no pudo evitar preguntarse qué habría pasado si hubiera heredado la memoria de Clío.

¿Habría sido más doloroso experimentar lo que era ser una mujer? ¿O… aun así, habría sido un regalo?

«Es una tontería preguntármelo. Nunca lo sabré, así que no merece la pena torturarse».

No me incomodas, Nadhia. Sólo es que me pillaste por sorpresa y bueno… Me cuesta acostumbrarme a ella[/b]—frunció el ceño—. Tenemos muchos gestos parecidos y a veces parece que pensemos en lo mismo pero… Bueno, ya sabes, está lo de…—realizó un gesto con las manos imitando las curvas a la altura del pecho y sonrió, avergonzada—. Me da bastante envidia y… Me da cosa que nos… comparen—deseó furiosamente que se la tragara la tierra y atacó con ferocidad su helado para paliar la sangre que se le había subido a la cabeza.

Claro que le daba envidia, aunque Nadhia no imaginaría hasta qué punto ese sentimiento le horadaba las entrañas. Era difícil, muy difícil controlarse cada vez que la miraba. Sobre todo cuando se decía que la pobre Clío no tenía la culpa de nada. No era más que la víctima del cabrón de Andrei.

Y estoy aquí porque no podía dejarla sola. Es decir, desde que supe que apenas sí tenía un mes de existencia pues en cierta manera me sentí… Responsable —mezcló la nata con el chocolate con lentitud, mirando de reojo a Nadhia—. No sé si es normal o no pero… Es en el fondo una niña pequeña, ¿no? Y si yo no hubiera estado en Tierra de Partida, ella no tendría porqué haber naci… De acuerdo, eso ha sonado muy mal—farfulló, abochornada—.A lo que me refiero es a que siento cierta responsabilidad por ser mi… mi… Bueno, mi copia —su copia mujer. Sacudió la cabeza y se animó un poco al decir—: Pero se las está apañando bastante bien. Ya tiene un piso y dos trabajos. La verdad es que me siento un poco inútil a su lado—reconoció, bajando la cabeza y se quedó un rato en silencio—.Nadhia… ¿Crees que estoy siendo hipócrita por querer ayudarla? Al principio me daba pena, pero ahora… No sé qué pensar, la verdad. Es todo tan jodidamente raro…

Miró a la chica. No quería molestarla, pero realmente necesitaba hablarlo con alguien.
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Re: [Ciudad de Paso] Las amigas no tienen secretos

Notapor EspeYuna » Jue Jul 17, 2014 7:02 pm

Nadhia agradeció el gesto de Fátima al alcanzar su mano y acariciarla. Lo peor para ella ya había pasado, puede que desde que Xefil la hubiera apoyado desde un primer momento, comprendiéndola desde el primer momento y apoyándose el uno al otro. Sin embargo, no podía quitarse muchas cosas de la cabeza. Las pesadillas sólo se centraban en los últimos momentos de Eileen, ni tan siquiera de su copia. Pero aquello era solo una pequeña pieza de un rompecabezas más complejo. Tenía información valiosa, sobre sucesos ajenos de años atrás, de una persona a la que hasta ese momento era, para ella, una completa desconocida. Conservaba un bonito recuerdo que Eileen le había regalado a su copia, y era la sonrisa de un Ryota… joven.

Un Ryota que, posiblemente, había sido engañado y manipulado por Erased años atrás. Y no se paraba de cuestionar cómo habría seguido aquella historia tras la muerte de Eileen en la Torre del Reloj. ¿Ryota se habría vengado? Para Nadhia, la respuesta más obvia era que sí. Pero se le escapaba de las manos, y nunca lo sabría, salvo que Ryota se lo contara algún día. Cosa que dudaba, obviamente, y no le parecía nada correcto irle diciendo al Maestro que tenía recuerdos de una persona tan importante para él como lo había sido Eileen.

Y quizás por eso, por conservar aquellos recuerdos, es que estaba también preocupada por el estado del líder de Bastión Hueco. Nadhia rezaba porque Nanashi lo hubiera salvado, por muy grave que estuviera… y confiaba, gracias a haberlo hablado con Xefil, que Ronin jamás le habría hecho algo así.

La cuestión que más preocupada a Nadhia en aquel momento era: ¿el Erased original, el real, estaba muerto?

No me incomodas, Nadhia. Sólo es que me pillaste por sorpresa y bueno… Me cuesta acostumbrarme a ella—Fátima volvió a traer a Nadhia de vuelta a la realidad, frunciendo el ceño—. Tenemos muchos gestos parecidos y a veces parece que pensemos en lo mismo pero… Bueno, ya sabes, está lo de…—de pronto, todas las preocupaciones de Nadhia quedaron a un lado, pues una sonrisa salió de sus labios al ver a Fátima gesticulando con sus manos los pechos de Clío y, por consiguiente, una disimulada risa para sus adentros—. Me da bastante envidia y… Me da cosa que nos… comparen—tras decir aquello, su amiga comenzó, acalorada, a atacar el helado que le habían puesto sobre la mesa.

Se estaba dando cuenta de que Fátima lo estaba pasando muy mal. De algún modo, ella también se había comparado mucho aquellas noches con su copia: aunque fueran idénticas, sentía que la nueva Reaper del mundo virtual le había regalado… fortaleza, no sólo datos valiosos. Se preguntaba mucho si ella habría sacado la misma fuerza de voluntad para enfrentarse a todo por lo que pasó junto a sus compañeros, por mucho que se parecieran, ya fuera no solo en el físico, sino en lo que residía dentro de ambas… no podía evitarlo.

Y Fátima, por encima de todo, veía a Clío como una versión mejorada de ella misma, o al menos eso parecía con lo que acababa de confesar. Siguió escuchando a Fátima mientras cortaba un trocito del pastel que había pedido junto con el batido y se lo llevaba con el tenedor a la boca.

Y estoy aquí porque no podía dejarla sola. Es decir, desde que supe que apenas sí tenía un mes de existencia pues en cierta manera me sentí… Responsable —Nadhia abrió los ojos, dándose cuenta de que no había mirado a su copia de aquella manera, como alguien que acababa de nacer. Sin embargo, era algo natural que Fátima se lo preguntara antes que ella: ya le explicó en su momento que, para las copias que había creado Andrei, sus recuerdos implantados les habían hecho creer haber tenido toda una vida anterior al Reaper’s Game—. No sé si es normal o no pero… Es en el fondo una niña pequeña, ¿no? Y si yo no hubiera estado en Tierra de Partida, ella no tendría porqué haber naci… De acuerdo, eso ha sonado muy mal—farfulló de pronto, avergonzada. Nadhia le sonrió para que siguiera explicándose, dando otro sorbo a su batido—.A lo que me refiero es a que siento cierta responsabilidad por ser mi… mi… Bueno, mi copia: pero se las está apañando bastante bien. Ya tiene un piso y dos trabajos. La verdad es que me siento un poco inútil a su lado.

No digas eso —musitó Nadhia cuando Fátima agachó la cabeza y se quedó en silencio unos segundos.

Pero, ¿cómo podía ayudarla? ¿Qué es lo que Nadhia consideraría correcto para consolar a su amiga tras saber que tenía a una copia de sí misma deambulando por el mundo real?

Nadhia… ¿Crees que estoy siendo hipócrita por querer ayudarla? Al principio me daba pena, pero ahora… No sé qué pensar, la verdad. Es todo tan jodidamente raro…

Como antes había hecho Fátima, alcanzó una de sus manos para acariciarla, intentando transmitirle apoyo.

Lo sé —mintió, en cierto modo, porque no sabía lo que era. Sacudió la cabeza y se corrigió—. Quiero decir, no lo sé porque no estoy pasando por lo mismo que tú, pero sé que todo esto es complicado. Demasiado complicado —señaló en último lugar, no sin antes añadir—: pero piensa que, si nuestras copias sacaron fuerza para seguir adelante, fue gracias a nosotras.

» Somos sus originales, y… le dimos parte de lo que nosotras somos. Aunque ellas hayan tenido que madurar demasiado deprisa, yo… —carraspeó la garganta, buscando las mejores palabras para soltar lo que pensaba— creo que tanto tú como yo les dimos el coraje de base que necesitaban. Mi copia… lo dijo.

Puso las manos en torno al vaso que había pedido y prosiguió:

En su momento dijo que estaba agradecida por lo que yo le había dado. E-En fin, yo lo considero poco, porque… no sé si habría tenido la fuerza suficiente para enfrentarme a lo que ella vivió, pero… lo que quiero decir es que…

» Creo que Clío piensa lo mismo.
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Re: [Ciudad de Paso] Las amigas no tienen secretos

Notapor Suzume Mizuno » Vie Jul 18, 2014 12:04 am

Lo sé —la miró a través del flequillo, compungida—. Quiero decir, no lo sé porque no estoy pasando por lo mismo que tú, pero sé que todo esto es complicado. Demasiado complicado —intentó imaginar cómo debía sentirse al tener que separar sus propios recuerdos de los de su copia. A su lado, sus quejas parecían una nimiedad—: pero piensa que, si nuestras copias sacaron fuerza para seguir adelante, fue gracias a nosotras.

«Eso lo dudo mucho».

Somos sus originales, y… le dimos parte de lo que nosotras somos. Aunque ellas hayan tenido que madurar demasiado deprisa, yo…creo que tanto tú como yo les dimos el coraje de base que necesitaban. Mi copia… lo dijo.

Frunció el ceño. Eso sería la copia de Nadhia. Y se alegraba por ella entonces. Pero, ¿qué sabía ella de Clío? No la había rechazado ni nada por el estilo pero… Se removió en su asiento y experimentó un pico de miedo. ¿Lo sabría?

En su momento dijo que estaba agradecida por lo que yo le había dado. E-En fin, yo lo considero poco, porque… no sé si habría tenido la fuerza suficiente para enfrentarme a lo que ella vivió, pero… lo que quiero decir es que…Creo que Clío piensa lo mismo.

Fátima emitió un resoplido. De creer a pensarlo de verdad había un gran paso. Además, sintió amargura al pensar que incluso Nadhia conocía mejor a Clío que ella. De nuevo se sintió apartada de los demás aprendices y la ridícula injusticia de la situación estuvo a punto de arrancarle una carcajada. Porque ya tenía claro que no quería los recuerdos. Pero, a cambio de no tenerlos, era incapaz de comprender lo que sentían los otros aprendices y tenía la impresión de que se estaba quedando aislada.

Además, ella no le había dado nada a Clío. Se lo había dado Andrei. Y lo mejor era que ese hijo de puta le había dado a su copia lo que ella más quería. Sintió que se le humedecían de nuevo los ojos y tuvo que restregárselos, conteniendo un grito de frustración. No podía explicarle a Nadhia por qué se sentía así, ya que no lo entendería. Ella tenía sus recuerdos, no tenía ninguna copia restregándole por las narices todo lo que no iba a tener en la vida y había entrado en cierta comunión espiritual con esa otra yo.

Fátima sólo tenía una de las tres cosas que acababa de mencionar y ni siquiera podía quejarse de ello porque entonces se avergonzaría de sí misma. Porque Clío, volvió a pensar, no era más que la víctima.

Nadhia seguramente pensaría que era una tontería, que si lo que envidiaba era su figura, sólo tenía que esperar un poco más. Qué infantil debía parecer a sus ojos. Pero sólo había una persona con la que podía hablarlo. Malik. Pero no sabía cómo hacerlo. Él la había aceptado como era, sí, y no creía que pudiera haber hombre más dulce en el mundo. Pero no quería parecer una niña encaprichada y con un berrinche. Quería ser madura para él. Y lloriqueando por su mala suerte no lo conseguiría.

Así que no tenía nadie con quien hablarlo. Puede que se lo hubiera gustado, pero le seguía resultando frustrante.

Cambiemos de tema —dijo entonces con brusquedad, quizá demasiada. Se concentró en su helado, parpadeando más de lo necesario para contenerse y procurando respirar hondo—. ¿Qué tal todo con Xefil?—sonrió de lado, sin fuerzas.

Sabía que con eso distraería a Nadhia sin problemas. Se pondría rojita y empezaría a tartamudear y se olvidaría de lo que habían tratado hasta el momento. Un ataque directo. Y así la ayudaría a dejar de regodearse en su desgracia.

Realmente no terminaba de comprender la relación que tenían esos dos, así que, quizás, Nadhia le dijera que habían hecho algún progreso.
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Re: [Ciudad de Paso] Las amigas no tienen secretos

Notapor EspeYuna » Vie Jul 18, 2014 12:08 am

Cuando Fátima resopló, Nadhia sintió que sus palabras no la habían ayudado mucho. Se quedó en silencio, con la mirada perdida en la madera de la mesa y la porcelana del plato donde descansaba la mitad del pastel que había pedido. Cogió su tenedor y comenzó a trocearlo, rezando porque a su amiga no le hubiera molestado todo cuanto había dicho.

Porque no es que sólo lo creyera. Sabía que era verdad, que Clío, al igual que la Nadhia del mundo virtual, estaba agradecida por ser la copia de Fátima. No es que se lo hubiera preguntado directamente a Clío, pero… estaba segura de ello. Fátima, aunque se infravalorara, tenía una fortaleza y madurez que Nadhia envidiaba con creces, porque sentía que le faltaba parte de las dos cosas en su camino como portadora.

Cambiemos de tema —dijo de pronto Fátima, y Nadhia alzó el rostro, apenada por ver que su amiga no se encontraba bien. ¿Había metido tanto la pata con sus palabras que solo intentaban darle consuelo?—. ¿Qué tal todo con Xefil?

¿Q-Qué…? —sin embargo, ante aquella pregunta Nadhia parpadeó un par de veces, olvidándose por completo de lo que estaba pensando, sintiendo como el calor de su cuerpo se concentraba en las mejillas. La imagen de Xefil no había tardado en aparecer en su mente— Ya… ya te dije en Agrabah que… yo… no sé qué me quieres d-decir…

Tartamudeando, evadió la mirada y se concentró en un trozo del pastel, llevándoselo a la boca y masticándolo con rapidez. Sin embargo, al tragarlo y encontrarse de nuevo con los ojos de Fátima, apartó el plato y el batido, y se apoyó en la mesa, muerta de la vergüenza.

¿Tanto se nota...? —rió con puro nerviosismo, acordándose de los últimos recuerdos que tenía con Xefil, algunos realmente buenos, y otros no tanto, cuando fueron enviados a Mundo Inexistente. La palabra “noviazgo” aún le machacaba la cabeza como un martillo, y no entendía que el término estuviera asociado a lo que sentía de verdad por Xefil— Fátima, yo… creo que tengo un problema.

» No sé cómo… mi relación con Xefil…

Sacudió la cabeza, apoyando los codos sobre la mesa e intentando explicarse. Fátima era su amiga, ¿no? ¿Las amigas no se ayudaban con aquella clase de cosas? ¿Con los chicos que les gustaban…?

De nuevo la imagen de una chica de la Villa aferrándose al más corpulento y popular del instituto comenzó a torturar su mente.

Yo sé que… siento algo por él. En cierto modo, “estamos juntos”, o eso creo… lo que quiero decir es que, la palabra noviazgo me asusta. En mi mundo la mayoría de parejas son… no sabría decirte.

» Como que les importa más exhibirlo que los sentimientos en sí. Al menos así eran mis vecinos. Y mi madre siempre estuvo detrás mía para que saliera con ellos. ¿Y si por eso me he vuelto reacia al hecho de tener n-n-novio...?

Rendida por lo que acababa de soltar, miró a Fátima en última instancia y añadió:

Me da miedo no saber expresar lo que siento. ¡Pero para mí la palabra novio es compromiso! ¡N-No digo que no quiera comprometerme con Xefil, pero…!

» Sí… creo que tengo un problema.
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Re: [Ciudad de Paso] Las amigas no tienen secretos

Notapor Suzume Mizuno » Vie Jul 18, 2014 12:09 am

¿Q-Qué…? —Fátima permitió que la sonrisa se le intensificara, satisfecha en parte por haber conseguido hacerla cambiar de tema y también porque le hizo gracia su reacción—. Ya… ya te dije en Agrabah que… yo… no sé qué me quieres d-decir…

No insistió. Conocía a Nadhia y sabía que debía estar dándole vueltas, buscando las palabras. Terminó de apurar entre tanto su helado y, aunque no tenía más hambre, decidió pedir una bebida para tener algo que hacer con las manos. Cuando se lo sirvieron y miró a Nadhia, esta no aguantó más y dijo:

¿Tanto se nota...? —arqueó las cejas y se encogió de hombros, como diciendo: «¿de verdad hace falta contestar?»—. Fátima, yo… creo que tengo un problema. No sé cómo… mi relación con Xefil…

«Eso ya lo sabía desde hace tiempo» pensó sin poder evitar el sarcasmo.

Decidió dejar de lado todas sus dudas para concentrarse en Nadhia. Después de todo, no le servía de mucho torturarse a sí misma pensando en Clío…

Yo sé que… siento algo por él. En cierto modo, “estamos juntos”, o eso creo… lo que quiero decir es que, la palabra noviazgo me asusta. En mi mundo la mayoría de parejas son… no sabría decirte. Como que les importa más exhibirlo que los sentimientos en sí—frunció el ceño. Para ella no era algo tan extraño. Excepto las parejas espontáneas, en su mundo existían pocos matrimonios nacidos del sentimiento verdadero. Y no todos estaban convencidos de que la convivencia entre dos personas que se amaran fuera totalmente sana. Sus padres no se querían cuando se casaron, por ejemplo. Y aun así ella y todas sus amigas exhibían a sus prometidos o maridos con orgullo —o al menos, si el señor no era muy agraciado, consolándose con que al menos ya estaban comprometidas—, igual que hacían los hombres. No veía nada de malo en ello. Sin embargo, tenía que intentar ponerse en el lugar de Nadhia, que tenía una cultura diferente. Aunque, por lo que le estaba contando, más bien parecía que ella era la que difería con el resto de su mundo—. Al menos así eran mis vecinos. Y mi madre siempre estuvo detrás mía para que saliera con ellos. ¿Y si por eso me he vuelto reacia al hecho de tener n-n-novio...?

No lo comprendo —confesó al cabo de un momento—. ¿Piensas que el resto de chicas eran superficiales y no quieres ser como ellas…? ¿O es que no consideras a Xefil tu pareja?—añadió y no pudo evitar arquear una ceja.

No debía pensar con los esquemas de su mundo ni tratar de imponerlos al resto. En realidad incluso su relación con Malik —un total desconocido para sus padres— estaría mal visto en su hogar, por lo que se alegraba de vivir en un lugar donde las normas fueran menos asfixiantes. Aun así, no podía evitar mirar mal el «estar con alguien» sin intención de comprometerse con él… ¿Para siempre? ¿Qué otra opción había si no? Fátima nunca había sido especialmente creyente por su condición, pero tampoco le gustaban las parejas fuera del matrimonio, por mucho que intentase adaptar sus esquemas sociales.

Si era eso lo que buscaba Nadhia, no podría evitar considerarla con otros ojos, a pesar de que se esforzaría por brindarle todo su apoyo y comprensión. Después de todo, cada una esperaba cosas distintas de su vida, ¿no…?

Me da miedo no saber expresar lo que siento. ¡Pero para mí la palabra novio es compromiso! ¡N-No digo que no quiera comprometerme con Xefil, pero…!Sí… creo que tengo un problema.

Eso parece —Fátima esbozó una ligera sonrisa y luego volvió a fruncir el ceño—. Pero, entonces, ¿qué es lo que quieres? ¿Qué es lo que quiere él? —intentó hacer memoria. Xefil provenía de un mundo más parecido al de Atlántica que a Villa Crepúsculo, al menos que ella supiera, por lo que era posible que aspirase a otra cosa cuando hablaba de «noviazgo»—. Si te da miedo el compromiso con otra persona, ¿qué esperas de tu… chico? ¿Un beso, que esté a tu lado y ya? O… —carraspeó, un poco incómoda. No, mejor no mencionaría eso—. ¿Por qué estás con él, en definitiva?

Aguardó la respuesta de su amiga preguntándose qué era lo que se le habría pasado por la cabeza al empezar a salir con Xefil. Al fin y al cabo, llevaban bastante más que ella y Malik pero…

En cierto sentido, aunque Fátima no tenía ni idea de lo que harían en el futuro, ya que no habían hablado de ello, se sentía mucho más segura con su relación. Quizás porque sabía Malik era un adulto y que no le exigiría nada que no pudiera darle…
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Re: [Ciudad de Paso] Las amigas no tienen secretos

Notapor EspeYuna » Vie Jul 18, 2014 12:14 am

Eso parece —Fátima, quien la había estado escuchando, ahora sonreía, aunque frunciendo el ceño—. Pero, entonces, ¿qué es lo que quieres? ¿Qué es lo que quiere él? —las preguntas de Fátima dejaron a Nadhia con la boca entreabierta. Observaba la madera de la mesa en la que estaban sentadas, visualizando la sonrisa de Xefil y su mirada—. Si te da miedo el compromiso con otra persona, ¿qué esperas de tu… chico? ¿Un beso, que esté a tu lado y ya? O…¿Por qué estás con él, en definitiva?

¿Por qué estoy con él…?

Repitió la pregunta, pero Nadhia tenía clara cuál era la respuesta. Por mucho que le costara expresarlo:

Le quiero… —soltó de pronto, y sorprendentemente se quedó muy tranquila al hacerlo— Sé que que llevo poco tiempo con él. Cualquiera pensaría que sólo soy una chica fácil, pero no se me ocurre otra manera de decirlo. “Amar” me parece demasiado, y “gustarme”... se queda corto.

Nadhia, más tranquila al estar ordenando sus sentimientos mientras era escuchada por Fátima, prosiguió a explicarle:

Es especial, Fátima. No sé cómo decírtelo de manera que no parezca una adolescente —comenzó a reír, esperando que su amiga también lo hiciera. Se encontraba algo nerviosa contándole todo aquello, pero también feliz de consultarle y de que ella le escuchara y le preguntara—. Os quiero mucho a todos, a mis amigos, a los maestros, a Tandy… pero Xefil es eso. Esa persona especial con la cual me entiendo con pocas palabras.

» Lo que me da miedo del compromiso es crearle falsas expectativas a Xefil. No quiero decepcionarle. Sé que me falta madurez, pero quiero demostrarle que de eso no me va a faltar en nuestra relación, y que no estoy con él solo por simple atracción… me siento bien cuando estoy con él. Y… nos necesitamos. Es lo que queremos ambos. De eso estoy segura.

De pronto un fuerte berrido la interrumpió y giró la cabeza. Delante del velador una mujer paseaba un carrito junto a un hombre. Los sollozos provenían de su interior, y el padre intervino haciendo muecas extrañas que hicieron estallar a la criatura. La madre le dio dos palmadas en el hombro y sacó al niño, acunándolo en sus brazos.

Hay otra cosa que me tiene preocupada, Fátima —le dijo, buscando su mano—. Es sobre algo que ni siquiera Xefil sabe.

» Además, ya va siendo hora de que te cuente la verdad sobre Tandy.

Le relató durante un buen rato la aventura de Light, Xefil y ella en Ciudad de Paso, el encuentro con Vaan —saltándose, por supuesto, algunos detalles vergonzosos o la parte de la Reina del Crepúsculo, Dusk y su acompañante Orpheus—, el pacto con la Jorougumo, la verdad sobre el niño con aspecto de moguri… hasta que, finalmente, le confesó cual había sido su sacrificio por salvar la vida de Tandy.

Poder tener hijos —carraspeó Nadhia, esperando la reacción de Fátima—. No quiero que Xefil se entere, pero… no dejo de darle vueltas, aún sabiendo que queda muchísimo, que recién estamos empezando… pero si me siento tan segura con él y estoy convencida de que quiero estar a su lado… me da miedo pensar que tener hijos sea algo tan importante. Sirâj y Bahira se ven tan felices con la idea de estar esperando un niño… ¿y si en el futuro, Xefil…?

Nadhia no pudo continuar. Se le quebraba la voz y, por primera vez desde que asimilaba la pérdida, se sentía verdaderamente preocupada por lo que había dejado atrás salvando a Tandy, aunque no se arrepintiera.

¿Y si… después de todo, no me ve como una mujer? Bueno, ya sabes… por no poder tener hijos.

» No he estado nunca en el mundo de Xefil, pero por lo que me ha contado y lo que he leído en la biblioteca, parece que es bastante importante.
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Re: [Ciudad de Paso] Las amigas no tienen secretos

Notapor Suzume Mizuno » Vie Jul 18, 2014 12:21 am

Le quiero…—dijo Nadhia, sorprendiéndola porque, de pronto, parecía muy tranquila consigo misma. Fátima comprendió que hablaba con total sinceridad y que por eso no había duda alguna en sus palabras—. Sé que llevo poco tiempo con él. Cualquiera pensaría que sólo soy una chica fácil, pero no se me ocurre otra manera de decirlo. “Amar” me parece demasiado, y “gustarme”... se queda corto.

«¿Chica fácil?» pensó para sus adentros. «¿Entonces qué sería yo?».

Lo pensó un momento y luego reprimió las ganas de encogerse de hombros para que Nadhia no lo malinterpretara. Lo cierto era que le daba igual. No es como si fuera a cambiar de opinión por lo que pudiera pensar el resto del mundo en lo que se refería a un asunto completamente personal.

Es especial, Fátima. No sé cómo decírtelo de manera que no parezca una adolescente.

Nadhia empezó a reír y Fátima lo hizo con ella, porque sabía exactamente a qué se estaba refiriendo.

No te preocupes. Es lo que pasa cuando estás enamorado.

Os quiero mucho a todos, a mis amigos, a los maestros, a Tandy… pero Xefil es eso. Esa persona especial con la cual me entiendo con pocas palabras—asintió con la cabeza. No hacían falta explicaciones. La comprendía mejor de lo que ella se imaginaba—. Lo que me da miedo del compromiso es crearle falsas expectativas a Xefil. No quiero decepcionarle. Sé que me falta madurez, pero quiero demostrarle que de eso no me va a faltar en nuestra relación, y que no estoy con él solo por simple atracción… me siento bien cuando estoy con él. Y… nos necesitamos. Es lo que queremos ambos. De eso estoy segura.

Entonces, ¿qué duda tienes? Está claro que no estás con él por aparentar y que le quieres. Sois una pareja, novios. ¿Por qué tanto problema con el término?—dijo, frunciendo el ceño. Imaginaba que podía entenderlo, pero más bien le parecía terquedad.

El llanto de un bebé atrajo la atención de ambas antes de que Nadhia pudiera responder. Localizó a la criatura en un carrito, con el que debía ser el padre haciéndole cucamonas para intentar calmarlo, sin mucho éxito. Es más, el bebé redobló la fuerza de sus lamentos y la madre tuvo que cogerlo en brazos. Fátima se encontró sonriendo casi sin darse cuenta. Había algo en los niños que le despertaba de inmediato una ternura que apenas sí le cabía en el pecho.

Hay otra cosa que me tiene preocupada, Fátima —Nadhia tanteó en busca de su mano y Fátima se la tendió, entrelazando los dedos con los de ella.

Dime.

Es sobre algo que ni siquiera Xefil sabe. Además, ya va siendo hora de que te cuente la verdad sobre Tandy.

Fátima asintió, sorprendida por el cambio de tono y de tema de Nadhia. Prestó atención a toda la historia que iba desgranando frente a ella, pero no pudo evitar que la boca se le quedara entreabierta por la impresión. En ocasiones tuvo que pedirle que se detuviera para repetirle lo que acababa de decir. ¿Tandy era un niño? ¿Un niño humano? ¿Una bruja —con un nombre completamente impronunciable— que le había pedido algo a cambio de salvar a Tandy? Si no hubiera sido porque Nadhia estaba completamente seria a medida que hablaba, habría pensado que podría estar tomándole el pelo. Era mucho para asimilar de golpe. Hasta que llegaron a lo que Nadhia quería decirle desde un principio:

Poder tener hijos.

Se quedó blanca.

¿Qué? —farfulló.

No quiero que Xefil se entere, pero… no dejo de darle vueltas, aún sabiendo que queda muchísimo, que recién estamos empezando… pero si me siento tan segura con él y estoy convencida de que quiero estar a su lado… me da miedo pensar que tener hijos sea algo tan importante. Sirâj y Bahira se ven tan felices con la idea de estar esperando un niño… ¿y si en el futuro, Xefil…?—Nadhia no consiguió terminar la frase y Fátima no encontró palabras para calmarla, demasiado aturdida como para pensar con claridad—. ¿Y si… después de todo, no me ve como una mujer? Bueno, ya sabes… por no poder tener hijos. No he estado nunca en el mundo de Xefil, pero por lo que me ha contado y lo que he leído en la biblioteca, parece que es bastante importante.
Fátima no contestó. Respiró hondo y se pasó las manos por la cara. Su primer impulso fue el de dar un tortazo a Nadhia por jugar con fuego de esa manera. Pero consiguió contenerse. No tenía derecho a decirle nada. Pero, ¿por qué no era capaz de no meterse en líos? ¡Era como si los buscara a propósito! ¡O como si estos la persiguieran! ¡Por el amor del cielo, ¿pero cómo podía haber…?!

«¡Cálmate! Nadhia no te ha contado esto para que le eches nada en cara. Joder, ponte en su lugar y trata de calmarte».

Retiró lentamente las manos, entrelazándolas y miró a su amiga. Luego se levantó, rodeó la mesa, y se puso a su lado para darle un abrazo.

Siento muchísimo todo lo que te ha pasado, Nadhia, de verdad—le acarició la espalda—. No voy a juzgarte. Fuiste muy temeraria, pero también valiente. Seguro que Tandy no dejará de agradecértelo ningún día de su vida. Y gracias por contármelo. Muchas gracias por confiar en mí —sintió una punzada en el corazón. Nadhia le había contado algo tan importante y ella, en cambio… Sacudió la cabeza. No era el momento para pensar en ello. Se separó y le puso las manos en los hombros, sonriendo suavemente—. En cuanto a Xefil… Si viene de un mundo parecido al mío, sí, tener hijos es muy importante. Pero si está contigo tiene que aceptar que venís de culturas diferentes. Además, tú misma lo has dicho, acabáis de empezar y eso queda todavía muy lejos. Y siempre podéis adoptar si estáis muy desesperados aunque…—pensó en Tandy—. Me da que ya tenéis un niño, ¿no?—intentó bromear. Luego suspiró y dijo—: En cuanto a lo de ser mujer, ¿piensas que necesitas tener hijos para poder serlo? ¿Crees que Xefil sería menos hombre si fuera estéril? Hay muchísimas personas que no pueden tener hijos y eso es triste si te has comprometido sólo para tenerlos. Pero tú misma has dicho que vuestra relación es diferente. Está centrada en vosotros dos —creyó empezar a comprender el miedo de Nadhia a la palabra «compromiso». Ahora todo comenzaba a tener algo más de sentido—. Si Xefil es tan bueno que has elegido estar con él, no creo que jamás te viera de esa forma. Ni lo hará ninguno de nuestros amigos, ni lo hago yo. Así que no te preocupes más de lo necesario por eso.
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