[El Mundo Inexistente] El último atardecer

[James Bond]

[El Mundo Inexistente] El último atardecer

Participantes:

Hikaru Akarui
Bavol Trené

Cronología:

Hikaru: Evento Global “Datastream” >Este encuentro
Bavol: Evento Global “Datastream” > Este encuentro > Trama “¡Sigamos esa senda!”

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Sólo habían pasado unos días desde los hechos ocurridos en “Datastream” pero Hikaru aún seguía teniendo pesadillas con aquel evento. El joven proveniente de Villa Crepúsculo veía en sus sueños aquella escena en la que el Maestro Ryota era atacado y acababa desangrado en el suelo. Además, no podía evitar sentir la impotencia que sintió durante aquella batalla.

Lo recordaba aún muy bien. El joven estaba bastante apartado de la acción, mientras se dedicaba a hacer Cura a los demás aprendices, mientras estos arriesgaban su vida para asegurar el futuro de la Orden de la Llave-Espada. Se sintió como si no valiera nada. Era irónico que él, que trataba de ayudar a los demás, fuera el primero en quedarse apartado de la batalla mientras no sólo su futuro, sino el de todo el mundo, estaba en juego. Aquello le dolía mucho. Y le había hecho replantearse si de verdad merecería ser Caballero de la Llave-Espada.

¿Lo merecía? Era su gran duda, la duda que le acudía a su cabeza en aquellas últimas noches. Quizás después de todo, él no valía como Caballero. A pesar de todo, necesitaba encontrar una respuesta. Pero… ¿por dónde empezar? ¿Cómo buscarla? ¿Qué era lo que debía hacer?

Se levantó de la cama y se dirigió al mirador del castillo. Por el camino, suspiró varias veces. No se encontró con nadie con el que poder hablar de aquello. Se preguntaba cuál sería la reacción de su ex-Maestra en Tierra de Partida si supiera las dudas que estaba teniendo. Recordó cuando Simon la criticó por su manera de elegir a los aprendices en aquella ocasión que les escuchó a escondidas en la Torre del Reloj de Villa Crepúsculo. ¿Y si el piloto de la nave gummi había intuido que Hikaru no tenía madera de portador? Podría ser, desde luego. El hombre estaba algo molesto con la idea.

Una vez llegó al mirador del castillo, observó el cielo estrellado que había. Aún era de noche y los sincorazón seguían por las calles. De modo que no podía salir a dar una vuelta por la ciudad. ¿Qué podía hacer?

―¡Claro! Seré idiota...― Dijo el joven. Invocó su Llave-Espada para acto seguido lanzarla al cielo e invocar su Glider. No solo eso, sino que además invocó su armadura, pues era necesaria para los viajes en el intersticio entre los mundos. Sólo quedaba pensar a donde se iba a dirigir.

[Tidus Cloud]

La verdadera guerra había comenzado.

Bavol hundió su cabeza con más fuerza en la almohada de su cama. Incluso odiando a los traidores de Bastión Hueco, aquella también era una situación muy difícil para él. Ya no sólo tendría que luchar para sobrevivir, sino que además ahora tendría que enfrentarse a los que en el pasado habían sido sus compañeros y amigos.

Un nombre se le vino a la mente.

—Hikaru… ¿Por qué?

De todas las pérdidas que había sufrido hace unos días aquella era la que más le había dolido. ¿Por qué? Porque él había sido el primer amigo de verdad que había hecho en Tierra de Partida… y quizás el primero que había hecho en su vida. Él le había dicho que cuando tenías un amigo harías cualquier cosa para protegerlo… Y sin embargo, él los había traicionado. ¿Es que su amistad ya no valía nada?

Se había pasado todos aquellos días llorando cada vez que recordaba los acontecimientos ocurridos en La Red. Se sentía mal, triste, agobiado, desesperado… Volvía a vivir emociones que no había sentido desde las persecuciones que había sufrido en París. Quería suplicarle a su amigo que volviera, pero sabía que no serviría de nada, que no conseguiría convencerle para que regresase. Quería seguir llorando por Hikaru, porque eso significaría que aún le importaba; no obstante, cada segundo que pasaba reflexionando una y otra vez en lo mismo, un odio hacia el joven comenzaba a despertar en su interior con más fuerza.

“No merece nada… Nos ha traicionado… Me mintió…”

Bavol apretó con fuerza los dientes, quería librarse de todos aquellos angustiosos sentimientos; sin embargo, no podía. Ese terrible dolor le perseguía e inundaba cada uno de sus pensamientos. No podía seguir el resto de su vida llorando en su cama, pero tampoco sabía cómo calmarse.

Necesitaba respuestas. Ninguno de sus compañeros podría resolverle sus dudas, al fin y al cabo ellos se habían quedado en Tierra de Partida como él. No, necesitaba las respuestas de alguien que les hubiera traicionado, necesitaba las respuestas del que había sido su amigo…

—Hikaru.

No podía asegurar del todo que aquella fuese la mejor decisión, pero tenía derecho a cometer una estupidez después de todo lo que había tenido que sufrir. Se levantó de la cama y se limpió lo mejor que pudo las lágrimas de los ojos, seguidamente cogió su capa y se la abrochó alrededor del cuello. Con paso decidido, antes de que fuera a arrepentirse por aquella decisión, salió de su cuarto en dirección a los jardines.

Iba a buscar a Hikaru.

[James Bond]

El muchacho llevaba un buen rato vagando por el intersticio. No sabía a dónde dirigirse. Había salido sin tener un destino claro. ¡Si es que…! ¿Cómo se le ocurría irse sin prepararse? Pero ya no había vuelta atrás. Tenía que encontrar su respuesta, y cuanto antes lo hiciera, mejor.

Hikaru podía observar maravillado todos los mundos que existían en aquel universo. Había tantos mundos que ver, y no podría verlos todos seguramente. El joven negó con la cabeza. No era el momento de pensar en aquello. Así sin más, prosiguió su viaje por el espacio.

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Entonces, tras un rato, el muchacho pasó cerca de un mundo que le llamó la atención. Parecía ser una ciudad de altos rascacielos y había un castillo sobre ellos, pero parecía que nadie vivía ahí. Movido por la curiosidad, el aprendiz descendió sobre el mundo, llegando a un pequeño callejón apenas iluminado. Estaba lloviendo, y el joven lamentó no haber cogido un abrigo o algo. Iba a pillar un buen resfriado seguro, y la Maestra Nanashi, ex-Maestra de Tierra de Partida, ahora de Bastión Hueco, se enfadaría muy seriamente con él por aquello.

Hikaru alzó la cabeza y observó como los grandes edificios se elevaban hasta el lluvioso cielo nocturno. Esperaba que no hubiera tormenta porque no tenía donde refugiarse de los rayos.

Avanzó un poco hacia delante y el callejón giraba a la derecha, saliendo a un pequeño solar o algo así. Desde donde estaba, podía ver las ventanas de los edificios iluminadas, pero no había gente dentro de las viviendas. Vaya un despilfarro de luz, pensó el guerrero.

Cuando llegó al final de aquel extraño solar, giró de nuevo a la izquierda, otra vez a la derecha y de nuevo a la derecha. Para llegar finalmente a una gran plaza donde había un enooorme rascacielos con una pantalla gigantesca de televisión que no funcionaba. Además, a la derecha de una de las escaleras había un camión que impedía el paso, el cual llevaba abandonado bastante tiempo, o al menos esa era la sensación que le daba. ¿Qué diablos era aquel mundo tan extraño?

[Tidus Cloud]

Afortunadamente, no había tenido que dar muchas explicaciones, ya que no se había cruzado con ningún compañero ni ningún Maestro que le preguntase a dónde iba. Si algún Maestro le requería, ya se verían cuando regresase. Además, estaba convencido de que precisamente en ese momento, tal y como estaban las cosas por Tierra de Partida, nadie iba a buscarle para nada importante.

Una vez estuvo preparado para irse, ascendió con su Glider rápidamente hacia las estrellas en busca de su amigo. Resultaba casi épico de contar: dos amigos de bandos opuestos que surcarían el universo para encontrarse una última vez; no obstante, lamentablemente la realidad no era tan idílica. Aquella decisión había sido un ataque de espontaneidad, así que en el fondo no estaba seguro de si lo iba a encontrar o no, incluso si lo lograba finalmente, no sabía si él querría hablar con él. Al fin y al cabo, se había marchado a Bastión Hueco, ahora eran enemigos.

Bavol negó con la cabeza, no podía creerse lo que estaba viviendo. Uno de sus amigos se había convertido en un villano y lo más probable es que tarde o temprano se tuvieran que enfrentar en el campo de batalla. Era horrible… ¿habría alguna forma de evitarlo? Una parte de él sabía cuál era la respuesta, pero todavía no estaba dispuesto a admitirlo.

Tras un rato surcando el intersticio de los mundos, se fue dando cuenta de la realidad. Había sido una decisión totalmente impulsiva, si se hubiera detenido un poco a pensarlo antes de marcharse, se habría dado cuenta de que no sabía dónde tenía que buscarle. No sabía dónde estaba Bastión Hueco, ya que jamás se le había ocurrido acercarse a la base enemiga, y tampoco podía estar seguro de que los traidores no le hubiesen mandado a hacer alguna tarea en ningún otro mundo. Aquella había sido una mala decisión, lo mejor era volver y…

De pronto, observó a lo lejos una figura montada en su Glider, debía de tratarse de un Caballero de la Llave Espada. Si le preguntaba, quizás le pudiera dar indicaciones y no tendría que regresar a Tierra de Partida. Sin embargo, existía el riesgo de que aquella persona le quisiera disuadir de su empeño o, incluso aún peor, que se tratara de un miembro de Bastión Hueco. Lo mejor sería en todo caso guardar las distancias y averiguar de quién se trataba para decidir cómo actuar.

Observó cómo aquella figura se internaba en un extraño mundo a lo lejos, tenía que seguirlo si no quería perderla la pista, de manera que se dirigió hacia aquel lugar. Enseguida, la vista se le llenó de enormes edificios bañados por la lluvia de un negro cielo nocturno. ¿En qué clase de mundo había entrado?

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Desde las alturas, mientras estaba montado en su Glider, pudo vislumbrar a una persona aterrizando en un estrecho callejón. Cuando aquel individuo se quitó la armadura, no podía creer lo que estaba viendo… Debía de tratarse de una de esas macabras casualidades del destino.

—Hikaru… —musitó Bavol al descubrir la identidad del Caballero.

No sabía cómo actuar. Por fin le había encontrado, finalmente había resultado más fácil de lo que esperaba y todo gracias a una decisión tan repentina; sin embargo, cuando lo vio allí solo, no sabía cómo debía tratarlo. Enemigo, amigo, conocido… ¿Qué era ahora Hikaru para él? No podía responder a esa pregunta todavía, así que ante la duda decidió mantenerse a una distancia prudencial de él.

Contempló al chico recorriendo las callejuelas de aquel mundo, tenía que seguirle. Bavol aterrizó con el Glider en el mismo sitio en el que lo había hecho Hikaru y comenzó a seguir el mismo camino que había hecho él. ¿Por qué estaba allí? ¿Se trataría de una misión de Bastión Hueco o quizás no tenía nada que ver con todo aquel conflicto? Cada curva que doblaba era una bomba de emociones para el pequeño niño. La lluvia le calaba los huesos y sus pies sin calzar se congelaban mientras pisaban todos los fríos charcos que salpicaban con fuerza a su paso.

Finalmente, encontró a Hikaru en el medio de una gran plazoleta coronada con otro de esos inmensos edificios que poseía una enorme pantalla como las que había visto en la sala de ordenadores. Estuvo tentado de ir corriendo hacia él, de hablar cara a cara y acabar por fin con todo aquella tortura, pero había algo dentro de él que le decía que no era buena idea…

No sabía qué era lo que tenía que hacer, no tenía el valor para hablarle ni era tan cobarde como para irse ahora que había llegado tan lejos. Simplemente se quedó allí quieto a unos metros de distancia detrás de él, esperando que fuera Hikaru el que diera el primer paso.

[James Bond]

Frente a Hikaru se encontraba un gran rascacielos, uno mucho mayor que los otros en el que había una pantalla de televisión gigantesca. El joven no sabía que significaba aquello, pero era obvio que algo iba mal, y tenía la sensación de que pronto empeorarían las cosas.

No pudo apenas dar un paso cuando oyó una pisada detrás suya. El aprendiz de Bastión Hueco se giró, y vió a un joven de piel morena, pelo negro con un flequillo y unos ojos castaño oscuro. Lo más destacable de todo era que llevaba la insignia de aprendiz de Tierra de Partida. Pero no era un desconocido para el chico. Quien estaba frente a él resultaba ser un aprendiz que conoció hace un tiempo en Tierra de Partida llamado Bavol.

Recordaba muy bien el encuentro con el joven gitano. Fue en un mundo que estaba en un libro de la biblioteca. Resultaba que Bavol estaba tratando de aprender a leer y sin quererlo ni beberlo, se metió de lleno en aquel extraño mundo. Allí Hikaru le enseñó que con amigos, uno era más fuerte. ¡Que ironía que ahora él se sintiera débil y confuso! Seguro que si Bavol supiera de eso, le pegaría por idiota, por darle lecciones sin predicar el ejemplo.

―Bavol… ¿Qué estás haciendo aquí?― Preguntó el muchacho de pelo castaño, su voz sonaba confusa y miedosa, seguramente, a Bavol le extrañaría mucho aquella actitud.

Cuando el novato de Bastión Hueco escuchó la respuesta de Bavol y todas las preguntas que le formuló, él le respondió decididamente.

―No es asunto tuyo.

[Tidus Cloud]

Hikaru, el aprendiz al que había estado persiguiendo en busca de respuestas, se giró de pronto y se quedó allí inmóvil contemplándolo atónito. Seguramente le resultaría sorprendente verle allí en aquel lugar perdido del universo.

—Bavol… ¿Qué estás haciendo aquí? —la voz del joven sonó temblorosa. Bavol se preguntó enseguida qué es lo que le estaba sucediendo al otro muchacho.

Bavol agachó la cabeza, no sabía qué responder a la pregunta que le había hecho. Le daba vergüenza decirle que había salido de pronto a buscarle y que gracias a una casualidad le había estado persiguiendo hasta ahora. No resultaba muy tranquilizador… sin embargo, era la verdad y había ido hasta aquel mundo en busca de respuestas sinceras.

—Te estaba buscando, Hikaru. —respondió el pequeño gitano con miedo—. Quería verte otra vez más…

No podía permitirse dar ningún rodeo más, quizás nunca volviera a tener una oportunidad como aquella. Tras unos instantes de total silencio entre los dos jóvenes acompañados únicamente por el sonido de la lluvia, se atrevió a preguntar rápidamente:

—¿Por qué, Hikaru? ¿Por qué te fuiste?

Finalmente había reunido el valor suficiente para preguntárselo; no obstante, la respuesta que obtuvo no fue la que esperaba.

—No es asunto tuyo. —le contestó rotundamente.

¿Cómo podía responderle eso después de haberle perseguido hasta el confín del universo? ¡Él era el traidor y le estaba dando una oportunidad para responder! ¡Y él le contestaba de esa forma! Al parecer, había derramado demasiadas lágrimas en vano…

—¡¿Cómo puedes decir eso?! ¡No tienes derecho a contestarme eso! —exclamó el gitano indignado e invocó su Llave Espada a modo de aviso—. Lo vuelvo a preguntar: ¿Por qué nos has traicionado?

[James Bond]

―Bavol… ¿Qué estás haciendo aquí?― Preguntó con voz temblorosa el joven.

El gitano pareció meditar la respuesta que quería darle al chico con aquella cicatriz y quemadura en la cara. Hikaru esperó pacientemente a que Bavol le diera una respuesta clara y concisa. Aunque obviamente, no tenía por qué dársela.

―Te estaba buscando, Hikaru― respondió, parecía tener miedo de que el mencionado fuera a pegarle o algo―. Quería verte una vez más.

Hikaru mostró indiferencia ante aquella respuesta. Quizás así lograría que el gitano se fuera y le dejara tranquilo para proseguir su investigación en aquel mundo, pero no fue así, por que de pronto, el moreno pareció armarse de valor.

―¿Por qué, Hikaru? ¿Por qué te fuiste?

―No es asunto tuyo― respondió el castaño dando por finalizada la conversación y dándole la espalda. Pero Bavol no parecía dispuesto a aceptar esa respuesta.

―¡¿Cómo puedes decir eso?! ¡No tienes derecho a contestarme eso! Lo vuelvo a preguntar: ¿Por qué nos has traicionado?

Hikaru se volvió de nuevo para responderle, y observó que el aprendiz de Tierra de Partida tenía invocada su Llave-Espada. Parecía dispuesto a obtener una respuesta por la fuerza. Muy bien. Si así lo deseaba, él pelearía.

―No espero que lo comprendas, pero no voy a darte una respuesta a esa pregunta. Si quieres de verdad saberlo…― dije desenvainando mi espada― tendrás que arrancármela.

Hikaru intuía que seguramente aquello pondría de los nervios a Bavol por no darle una respuesta clara, momento que aprovecharía para lanzarse y tratar de darle un golpe rápido y certero al costado para dejarlo K.O. y en el caso de que fallara, saltaría hacia atrás preparado para defenderse de cualquier ataque físico que le hiciera el aprendiz de Tierra de Partida.

[Tidus Cloud]

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―No espero que lo comprendas, pero no voy a darte una respuesta a esa pregunta. Si quieres de verdad saberlo… Tendrás que arrancármela ―le contestó Hikaru descaradamente mientras desenvainaba una espada.

¿Cómo podía tratarlo así? Él era quien los había traicionado. Si Hikaru creía que aquella amenaza lo amedrentaría, estaba muy equivocado, justo lo contrario. Lucharía como un verdadero héroe de la Luz contra su amigo corrompido por la Oscuridad y al derrotarlo conseguiría que volviera al bando correcto. Tendría que hacerle daño, lo tendría que hacer por su bien, aunque no le gustara la idea.

―Lo siento, Hikaru, pero no me dejas más remedio…

Y acto seguido se lanzó contra Hikaru dispuesto a tumbarlo; sin embargo, su adversario también se había preparado para atacar y ambas armas chocaron. Rápidamente, Hikaru lanzó un segundo golpe contra el costado de Bavol que le provocó un profundo corte al pequeño gitano. Tras soltar un agudo grito de dolor y en un último intento de acertar a su enemigo, volvió a atacar a Hikaru sujetando la Llave Espada con una sola mano y llevándose la otra a la herida; no obstante, el joven saltó hacia atrás evitando el ataque.

Hincó las rodillas en el suelo con el punzante dolor de la herida de su costado cortándole la respiración. Era evidente que su antiguo amigo no estaba bromeando, aquel golpe podría haber acabado con él.

―Por favor… piedad…

Esperando que su adversario fuera clemente con él y no le asestara el golpe definitivo, conjuró un Cura para sanar la herida. Hikaru no tenía nada que temer, simplemente estaba evitando morir desangrado en aquel momento. No había razón para no tener piedad de un pequeño niño que estaba herido…

Sin embargo, no se iba a rendir así tan fácilmente.

En cuanto sintió que el dolor comenzaba a cesar, alzó la cabeza para mirarle directamente a los ojos con carita de cordero degollado, quizás así se confiaría y no vería venir el siguiente golpe…

Antes de que Hikaru pudiera reaccionar, volvió a apuntarle con la Llave Espada y conjuró un Perla, aunque en esta ocasión el ataque iría directo contra la entrepierna del pobre joven. Era una táctica que le había servido anteriormente cuando conoció a Kai, así que suponía que también le serviría ahora. Después de que el hechizo le impactara y él comenzara a retorcerse de dolor, se acercaría rápidamente a él para desarmarle de un golpe en la mano y con una patada tirar la espada bien lejos.

―¿Me vas a dar ya una respuesta? ―le preguntó muy seriamente Bavol.

[James Bond]

―Lo siento, Hikaru, pero no me dejas más remedio...― Respondió Bavol a la provocación de Hikaru. El cual no se impresionó lo más mínimo. Después de todo, estaban en guerra, y ambos estaban en bandos totalmente opuestos.

―Sea así pues.

El primer ataque que lanzó el gitano contra el aprendiz de Bastión Hueco fue un fracaso. Ambas armas chocaron entre sí, sin embargo, Hikaru propinó un segundo ataque dirigido al costado del joven de piel morena, el cual gritó de dolor al sentir la hoja afilada cortándole la piel.

Pero aquello no acabó con la voluntad de Bavol, quien con una gran determinación se dispuso a asestar un golpe a Hikaru con la Llave-Espada. Su idea era buena, lástima que el espadachín hubiera previsto algo así, esquivando el ataque de un salto hacia atrás.

―Por favor… piedad...― suplicó Bavol. Hikaru dudó en aquel momento. Estaban en una guerra. Pero él era su amigo. ¿Estaba realmente bien que le diera el golpe que acabase con su vida? No. No quería matar, pero esperaba que le sirviera de aviso para la próxima vez.

―No seré yo quien acabe hoy contigo, pero la próxima vez que nos encontremos, no tendré piedad. Tenlo presente.

Con intenciones de acabar ahí mismo la pelea, Hikaru se dispuso a envainar de nuevo su espada pero antes de lo hiciera, una pequeña bola de luz impactó en su entrepierna. Se llevó las manos a la zona dolorida, y cuando se dió cuenta, estaba tirado en el suelo, y la espada estaba lo suficientemente lejos como para cogerla con solo estirar el brazo.

―¿Me vas a dar ya una respuesta?― Preguntó Bavol.

―Pides piedad y atacas por la espalda… Eres exactamente igual que el traidor de Ronin…― Dijo un enfurecido Hikaru. En su rostro se veía el odio―. Me he equivocado al no rematarte, pero no te preocupes… no volverá a suceder.

Se levantó del suelo lo más rápido que pudo e inmediatamente fue a recoger su espada del suelo para acto seguido, atacar en carrera al gitano, pero antes de alcanzarlo, materializaría su Llave-Espada, para bloquear cualquier ataque que pudiera recibir, y le atacaría con su espada dirigiéndola al cuello de Bavol.

[Tidus Cloud]

―Pides piedad y atacas por la espalda… Eres exactamente igual que el traidor de Ronin… ―los ojos de Hikaru le fulminaban con una mezcla de furia y odio, pero no entendía el motivo de tanto enfado, él le había dicho que tendría que luchar por una respuesta y es lo que había hecho―. Me he equivocado al no rematarte, pero no te preocupes… no volverá a suceder.

Hikaru estaba totalmente equivocado con lo que estaba pasando. En ningún momento le había intentado matar, de ser así le habría impedido realizar un solo movimiento clavándole el filo de la Llave Espada en el cuello a modo de amenaza y, sin embargo, lo único que había hecho era desarmarle para poder mantener una conversación pacífica. Bavol era quien tenía más razones para desconfiar, Hikaru había sido quien le había hecho una verdadera herida.

Su amigo se levantó corriendo a por su espalda, pero el gitano no se lo impidió, ya no le interesaba más aquel combate. No iba a conseguir lo que quería cuando le siguió hasta aquel mundo, había sido una imprudencia y un error muy estúpido salir de Tierra de Partida para buscarle. Tenía que salir de allí cuanto antes, quizás podría conjurar algún hechizo para distraerle y así poder largarse de aquel sitio…

Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, Hikaru se lanzó contra el pobre gitano atrapando su cuello entre su espada y la Llave Espada que acababa de invocar. Bavol apretó los dientes mientras miraba al joven con sorpresa, su vida estaba en aquel momento en las manos del que había sido su amigo.

―¡Yo no quería matarte, sólo quería hablar contigo, Hikaru! ―exclamó Bavol indignado echando un rápido vistazo a las afiladas hojas, tenía que decir cualquier cosa que le detuviera ―. E-estaba… muy triste por ti… por vosotros… Nos habíais dejado y-y ahora tendría que luchar contra vosotros y… Y no quería…

Bavol hizo una pausa para escuchar si Hikaru tenía algo que decir al respecto o si había conseguido que con sus palabras retirara las armas. Tenía miedo, no quería morir de esa forma tan injusta, de una manera tan poca digna. ¿Qué sería de él si lo mataba allí? ¿Alguien le recordaría? ¿Qué pasaría con su cuerpo? Se negaba a aceptar de cualquier manera que aquel podía ser su fin…

Tomó aliento para al final preguntar lo que más le interesaba saber ahora:

―¿Me… me vas a… a…matar?

[James Bond]

El muchacho con una cicatriz y quemadura en la cara, detuvo de pronto su ataque dirigido al cuello de Bavol. Había algo que le trataba de impedir que matara al joven gitano. ¿Pero qué era? ¿Acaso era porque no quería sentirse culpable de la muerte del joven? ¿Quizás era porque no quería cargar con la culpabilidad de haberle arrebatado a un ser vivo, su vida?

―¿Me… me vas a… a… matar?― Le preguntó entonces Bavol a Hikaru.

El muchacho retrocedió varios pasos hacia atrás, soltando su espada y llevándose una mano a la cabeza, haciendo un gesto de dolor.

―¡Cállate!― Le respondió gritando el de Villa Crepúsculo al gitano―. Yo… no… Yo no quiero… Yo no quiero nada de esto…

Hikaru parecía bastante alterado con el hecho de tener que matar a alguien. Se podía notar en sus reacciones. Se negaba a mirar a la cara a Bavol. Su cuerpo le temblaba, y se mordía el labio inferior. Seguía retrocediendo hacia atrás, hasta casi llegar a las escaleras del alto rascacielos con aquella pantalla de televisión arriba del todo.

Los ojos del muchacho miraban a Bavol con miedo. ¿O quizás era simplemente que era un cobarde que mucho decir y luego poco hacer? Mentalmente, Hikaru estaba bastante inestable en aquel momento.

La lluvia empezó a caer con más fuerza que antes, incluso se oyó algún trueno. Ambos aprendices seguramente iban a coger un buen resfriado.

Entonces, cosas negras empezaron a dibujarse en el suelo. Si Bavol se había encontrado antes con ese fenómeno, sabría perfectamente que serían sincorazón. Pero, estos no eran simples sombras, eran algo mucho más grande.

Sus ojos amarillos estaban combinados con un cuerpo negro, similar en tamaño al de un niño en pre-adolescencia, y tenía unas antenas, pero al contrario que las Sombras, no eran pequeñas. Estas estaban hacia atrás y parecían como un rayo cayendo.

Cuando los jóvenes se quisieron dar cuenta, estaban rodeados por lo que parecía ser infinitas cantidades de estos seres. ¿Serían ambos aprendices tan estúpidos como para seguir peleándose entre sí, teniendo entre ellos una gran horda de sincorazón, deseosos de devorar sus corazones humanos?

[Tidus Cloud]

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Hikaru comenzó a retroceder unos pasos hacia atrás evidentemente alterado. Soltó el arma llevándose una mano a la cabeza como si algo realmente malo le estuviese dominando. Parecía como si algún tipo de oscura fuerza le estuviese obligando a actuar de aquellas manera, ¿le habrían hecho algo en Bastión Hueco?

―Hikaru… ―musitó Bavol haciendo el amago de acercarse al muchacho.

Sin embargo, Hikaru continuó alejándose de él dominado por una serie de terrible espasmos. Lo peor de todo fue la última mirada que le echó el joven Villa Crepúsculo, no hacía tanto que Bavol había visto aquella misma mirada dirigida hacia él y en esa ocasión aquella persona estuvo a punto de morir electrocutada. El miedo inundaba la mirada de Hikaru, parecía que estaba realmente aterrorizado, pero la pregunta era de qué exactamente. El niño no podía ser la causa del terror que sentía su antiguo compañero, prácticamente se había rendido al destino que hubiera decidido Hikaru para él. Debía ser algo mucho más terrible…

―¡Hikaru, por favor! ¡¿Qué te ocurre?! ¡Yo te quiero ayudar! ―exclamó el gitano desesperado por el estado de su viejo amigo.

Bavol quería ayudar a su compañero, no podía dejarlo de ninguna de las maneras en aquel estado. No le importaba que ahora estuviera en otro bando, no le importaba que le hubiera intentado matar hace unos segundos, lo que realmente importaba era que Hikaru era su amigo y que lo necesitaba más que nunca.

Sin embargo, el niño no tendría tiempo para hacer nada. Unas figuras comenzaron a surgir en el suelo a su alrededor, Bavol comenzó a negar con la cabeza al darse cuenta de lo que eran aquellas criaturas. Sincorazon… pero no cualquier sincorazon, sino el mismo tipo al que se enfrentó en París la primera vez, los mismos que acabaron con la vida de aquel chico…

―¡No, no, ahora no! ¡Vosotros no! ―comenzó a chillar histérico al darse cuenta de que los rodeaban.

No podían luchar, eran demasiado para ellos en aquellas condiciones. Sólo había una única salida: tenían que huir si querían sobrevivir. Rápidamente Bavol comenzó a buscar entre los sincorazon algún hueco libre por donde pudiesen escapar, bastaría con abrirlo un poco mediante algún ataque y después salir huyendo.

Dirigió una mirada cómplice hacia Hikaru para que le acompañase, sin embargo, el joven todavía seguía poseído por aquel miedo. Si no le ayudaba, Hikaru acabaría siendo asesinado por los sincorazon, no podía permitirlo.

Bavol se acercó corriendo hacia Hikaru y agarrándole de la mano le intentó arrastra con él. Notó que el joven aún se mostraba bastante estático, parecía que Hikaru no conseguía despertar del todo. No podían perder más tiempo, tendría que hacerle reaccionar. El gitano se giró hacia el joven y le pegó una fuerte y sonora bofetada en la cara.

―¡Hikaru, despierta!

Sin esperar a que Hikaru despertase del todo, invocó su Llave Espada y conjuró un Perla hacia una parte del círculo en la que había menos sincorazon. Afortunadamente los sincorazon se apartaron evitando el ataque del niño, oportunidad que Bavol aprovechó para pasar por la zona que sus enemigos había dejado libre mientras tiraba de Hikaru con todas sus fuerzas.

No iba a dejarlo atrás, escaparían juntos. Tierra de Partida y Bastión Hueco colaborarían juntos aquel día y saldrían vivos.

[James Bond]

Hikaru seguía en aquella especie de trance. No sabía que hacer, o cómo reaccionar. Solo sabía que no estaba bien lo que había estado a punto de hacer. Seguramente, Bavol trataría de matarle aprovechando aquel momento de debilidad que tuvo. El joven esperó y esperó, pero no notaba nada. ¿Quizás el gitano le dió una muerte rápida y sin dolor? Podría ser.

Sin embargo, algo hizo que despertara de su estado de locura. Una fuerte bofetada en su cara le golpeó perfectamente, volviendo a la normalidad.

―¡Hikaru, despierta!

―Ba… Bavol… ¿Por qué...

Entonces el aprendiz de Bastión Hueco observó lo que estaba pasando. Unos sincorazón bastantes extraños les habían rodeado. Y no parecía que tuvieran intenciones de dejarles marchar.

El espadachín observó como Bavol invocaba su Llave-Espada y conjuraba un hechizo Perla dirigido a un grupo concreto de los sincorazón, los cuales se apartaron a tiempo para esquivar su hechizo luminoso.

Fue entonces cuando el gitano tomó a Hikaru del brazo, haciéndole avanzar. Pero no pudieron avanzar mucho, puesto que seguían cortándoles el paso. Había que luchar.

―Bavol, haremos una tregua. Es de estúpidos luchar en esta situación. Continuaremos esta pelea en otro momento, pero ahora hay que sobrevivir, ¿entendido?

El muchacho escucharía la respuesta de Bavol, cerraría los ojos un momento, como si se concentrara, y con Llave-Espada en mano, empezó a atacar a sus enemigos. Intentando abrirse un hueco hacia el lugar donde había dejado caer su espada.

Sin embargo, daba igual cuantos sincorazón matara. Seguían apareciendo más y más. Pero por suerte, pudo recoger su espada. Ahora tenía otra arma más con la que combatirlos.

―Bavol, habrá que distraerlos y aprovechar cuando bajen la guardia para salir ipso facto de aquí. Actuaré como cebo, ¿vale?

Hikaru había tomado una decisión, y parecía que nada de lo que dijera Bavol podría hacerle cambiar de opinión. En aquel momento, a Hikaru le importaba más la supervivencia del joven gitano que la suya propia.

[Tidus Cloud]

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Pese a que la estrategia de Bavol no era mala, habría funcionado mejor de no ser por la enorme cantidad de sincorazón que les rodeaban. Nunca había visto algo así, los sincorazón no paraban de aparecer lentamente uno tras otro, casi parecía como si algo los atrajera… Quizás eran sus Llaves Espadas o puede que la presencia de corazones cercanos, pero aún así no entendía la presencia de tantos…

Afortunadamente parecía que su compañero Hikaru ya comenzaba a despertar del todo.

―Bavol, haremos una tregua. Es de estúpidos luchar en esta situación. Continuaremos esta pelea en otro momento, pero ahora hay que sobrevivir, ¿entendido?

― ¡Sí, Hikaru!

Su compañero asintió a su respuesta y fue en busca de su espada mientras derriba a los sincorazón que se le iban interponiendo. Aunque Hikaru fuera un Aprendiz con más experiencia que Bavol, no podría luchar él solo contra tantos sincorazón, tendría que ayudarlo. Mientras Hikaru intentaba avanzar, Bavol intentaba neutralizar a todos los enemigos que estuvieran fuera del campo visual de su amigo y que pudieran pillarle por sorpresa.

―Bavol, habrá que distraerlos y aprovechar cuando bajen la guardia para salir ipso facto de aquí. Actuaré como cebo, ¿vale? ―afirmó Hikaru mientras seguía luchando con sus dos armas.

―¡¿Estás loco?! ¡No te voy a dejar solo!

Tras lo ocurrido en La Red, había llorado muchísimo por la traición de sus compañeros y había sentido la necesidad de buscarlo. Cuando finalmente lo encontró se sintió profundamente furioso por su traición, pero, pese a todo, todavía poder ver en aquel joven al muchacho que conoció en El Bosque de los Cien Acres. Podrían estar en una guerra y él podría ser su enemigo, pero Bavol no iba a dejar morir así a alguien que aún era importante para él.

―¡No te dejaré morir!

Bavol se lanzó al ataque de un sincorazón que surgió detrás de Hikaru y lo apartó de un golpe con un movimiento de su Llave Espada. Pegó su espalda a la de su amigo y se preparó para la siguiente tanda de sincorazón.

―¿Somos amigos, no?

[James Bond]

Ambos portadores lucharon espalda con espalda contra los sincorazón. Sin embargo, por muchos que mataran, seguían apareciendo cada vez más y más. Hikaru no comprendía el porqué de aquel fenómeno.

Hubo un momento que escogió Bavol para hacerle una pregunta al joven de las cicatrices:

―¿Somos amigos, no?

El chico no respondió inmediatamente por que no sabía que respuesta darle. ¿Cómo dársela? ¿Como aprendiz de Bastión Hueco, enemigo de Tierra de Partida? ¿O como el Hikaru de Tierra de Partida que conoció a Bavol?

Hikaru se tomó su tiempo para responderle, mientras eliminaba otra horda de sincorazón. Debía pensarlo con detenimiento. Cuando por fin creyó encontrar la respuesta, le respondió.

―Somos amigos, Bavol. Aún a pesar de que nos encontremos en esta situación, somos amigos.

Y con renovadas fuerzas mentales, el muchacho siguió masacrando sincorazón, que seguían apareciendo sin parar.

―Maldita sea, no se acaban…

El castaño bufó mientras cortaba en cachitos a los seres creados por la oscuridad que se interponían en su camino.