[Agrabah] Dos Perlas para dominarlos a todos

[Sombra]

—Desconoce los límites de esa arma, ni cómo se usa —el chico se encogió de hombros. Bueno, eso me daba una pista de que verdaderamente podía ser una invocación. La Materia que Zack me había regalado no había podido activarla hasta hacía relativamente poco tiempo. ¿Tal vez Ivan era demasiado débil para utilizar aquella arma?—. Tanto Ronin y Ryota lo buscan, además de otras facciones... Menores. Y la verdad es que está muy perdido.

Bajé la mirada sin saber muy bien que decir. Si era un arma poderosa me gustaría hacerme con ella obviamente para asegurar la victoria de Bastión Hueco, ¿pero era correcta una guerra donde uno de los bandos estaba tan desigualado por algo así? Lyn no había querido eso incluso rechazando las ordenes que Ronin había dado expresamente. Sentía que le debía algo por aquello.

Cool Wind contempló unos instantes a las bailarinas antes de volver a centrarse en la conversación.

—Hace poco Tierra de Partida descubrió su ubicación, y no sabe qué hacer. Nunca ha sido partidario de Bastión Hueco, lo asegura mucho, pero sabe que van a ir a por él en cualquier momento. Y si me preguntas... El niño es imbécil. Tiene dos de esas cosas, que no sabe si van juntas o qué. Y no sabe qué hacer.

—¿“Dos de esas cosas“? —ladeé la cabeza—. ¿Te refieres que “ambas cosas“ funcionan como una unidad para que el arma en cuestión funcione? Quizás podrían necesitarse para activar alguna clase de aparato... Como si fuesen unas baterías o llaves —negué con la cabeza ante lo absurdo que debía de haber sonado aquello.

No hacía falta que el misterioso individuo contestase a eso dado que dudaba que lo supiese por lo que había hablado y de todas formas solo había dado un par de teorías que probablemente nada tenían que ver con la realidad.

—Creo que si Ivan de verdad no quiere entregarlas a nadie... Debería esconderlas en un lugar donde nadie buscaría o en todo caso que aprenda a utilizarlas para defenderse si tratan de arrebatarlas de sus manos. Sinceramente prefiero que las tenga él antes que Tierra de Partida o Bastión Hueco.

»Si tenemos que luchar hasta morir, al menos que sea limpiamente sin armas que decidan una guerra solo por su mera existencia.

En ese momento, la camarera apareció nuevamente con una bandejita de cobre que dejó sobre la mesa. Cogí el vaso con el té que había pedido Ivan para ambos y agradecí a la mujer. Como nunca había probado esa variedad de té acerqué a la nariz aquel líquido de tono rojizo y lo olisqueé notando un regustillo cítrico en el aroma junto a algo que parecía té negro. Acto seguido, le di un pequeño sorbo, no tenía prisa por tomarlo al fin y al cabo.

—Pero me preocupa. Si no pertenece ahora a Tierra de Partida ni Bastión Hueco significa que no tiene la protección de ninguno de ellos —comenté con tono de preocupación, al fin y al cabo a quien estaban persiguiendo era a un amigo mío—. Dudo que los de Bastión Hueco sepan de esa arma, al menos nunca he escuchado nada sobre ella por lo que no tendría ninguna persecución por su parte, pero en el caso de Tierra de Partida... Si de verdad quieren esas cosas podrían enviar a alguien que sí se atreviese a cumplir su misión incluso quitando vidas de por medio.

[Soul Artist]

Escuché la opinión de Ragun en silencio, sin atreverme a interrumpirle. Imaginaba que diría algo como aquello: insultos a Tierra de Partida y la sentencia de que era mejor que ninguno las alcanzasen. Y era fácil decirlo, pero... ¿Y si me atrapaban? Yo no era tan fuerte como él. Antes o después, acabaría cantando su ubicación, suplicaría que no me torturasen. Miré al suelo de vergüenza, sabiendo que jamás sería el héroe que debería haber sido.

Nunca sería como los auténticos Cats. Ellos siempre fueron mi modelo a seguir durante mi infancia, no como los cretinos que ahora llevaban la organización en su falso nombre. Y Frosk... Él sí me entendería y sabría que hacer.

—No es tan simple. —sentencié, negando con la cabeza y volviendo a mirar a Ragun. Ni quería tocar el té, no en aquel momento—. Kit es débil. En cuanto le capturen, cantará. Lo sé yo, lo sabes tú, y en el fondo, él también lo sabe.

Tomé el té y lo observé un momento. Me lo acerqué a la máscara y comprobé, estúpido de mí, que no podía beberlo. Pero aquello no me importó: me quedé mirando el contenido de la taza, con todos mis sentidos gritándome que había algo incorrecto en aquella bebida.

—¿Por qué es roja...? —me pregunté para mí mismo, observando a mi alrededor—. Creo que se han...

Abrí los ojos como platos a través de las gafas protectoras. Volví a dirigir la mirada en dirección a las bailarinas y volví a pillar, igual que antes, a una figura observándonos a ambos charlar y tomar el brebaje. Me lancé sobre Ragun y le tiré la taza lejos.

—¡¡No bebas!!

[Sombra]

—No es tan simple. —negó mientras yo daba un pequeño sorbo al líquido de tono carmesí. No me agradaba demasiado, pero era bebible igualmente—. Kit es débil. En cuanto le capturen, cantará. Lo sé yo, lo sabes tú, y en el fondo, él también lo sabe.

Sí, no negaba que fuese débil, al menos en lo que a físico se refería. En los entrenamientos de esgrima y resistencia sobre todo siempre le había visto quedarse atrás sin embargo en las clases de magia él siempre era El Mejor como solía decir. Sabía que su potencial estaba en la magia, era un brujo nato y dudaba que entre los aprendices hubiese alguno que superase la fuerza que poseían sus hechizos. En ese momento escuché a Cool Wind murmurar algo.

—¿Decías algo? —dudé unos instantes viendo divertido que con la máscara el hombre no podría beber.

Obviamente, sentía curiosidad por ver el rostro de aquella persona por lo que clavé mis ojos en él esperando que retirase la máscara aunque fuesen solo unos instantes para ver la apariencia de su rostro. ¿No había dicho que nos habíamos conocido en el pasado? Estaba casi seguro de que no había visto a aquella persona, pero quizás teniendo en cuenta que los Cats y su organización eran enemigas... No me habría extrañado que incluso hubiese llegado a pelear contra ellos en alguna ocasión.

Volví a coger la taza con el té rojizo cuando de golpe el enmascarado golpeó mi mano y gritó que no bebiese lanzando la taza hacia el suelo. El objeto estalló en cientos de pequeños fragmentos y el líquido se esparció formando un charco que fácilmente se podría confundir con sangre. Las miradas curiosas de los clientes, las camareras y las preciosas bailarinas se centraron en nosotros dos.

—¿Q-qué? —tartamudeé sin entender que acababa de suceder.

[Soul Artist]

—¡¡Sal de aquí pitando!!

Empujé a Ragun hacia la calle de una patada mientras vertía el contenido de su té. ¿Había bebido? Sí, maldita sea, el muy idiota había bebido. No sabía lo que le habían introducido en la bebida, pero desde luego bueno no iba a ser. ¡Maldita sea!

La figura tras las bailarinas se levantó de su asiento en dirección a nosotros al ver el lío que acababa de montar, pero no iba a andarme con gilipolleces. Agité mi capa y tomé con una mano mi rifle de plasma, desenfundándolo y clavando una diana mental en el pecho de aquel cretino que había intentado drogarnos.

No me corté lo más mínimo. Apreté el gatillo y un disparo cargado se lanzó contra él, lanzándolo contra el interior del edificio. Me coloqué el rigle a la espalda y eché a correr tras Ragun, indicándole con la cabeza que me siguiese.

—¡Nos han seguido! ¡¡Nos han seguido, joder!! ¿¡Tan mal pilotas las naves gumi!?

¿¡Cómo se las habían arreglado!? Maldita sea, ¡aquello no tenía que pasar! El día bien. Aquella visita iba a ser una tranquilita, íbamos a charlar sobre qué hacer y lo que me aconsejaba. ¡Aquello se salía de la tangente! ¡No podían atraparme, coño!

Pero iba a ser complicado. Nada más salir, otras tres figuras encapuchadas, todos ellos con diferentes máscaras, nos esperaban. Volví a tomar mi arma y me pegué contra la espalda de Ragun, intentando vigilar a aquellos mirones.

—¡De puta madre! ¿¡Ideas!?

[Sombra]

—¡¡Sal de aquí pitando!! —exclamó entre asustado y alarmado dándome un empujón con una patada logrando hacerme rodar hasta la calle.

En ese momento, el enmascarado sin ni siquiera tener la intención de ocultar algo así sacó un rifle de aspecto futurista con el que apuntó a un hombre que se había levantado y acercado unos pasos. No lo había visto en ningún momento, pero si estaba allí podía significar que se trataba de un espía de Tierra de Partida, o tal vez de los Cats. Ninguna de aquellas dos opciones me extrañaba en lo más mínimo.

Cool Wind disparó lanzando hacia atrás al desconocido y provocando el total caos en la tetería y en toda la calle. Los gritos agudos de las mujeres y el lloro de varios niños y todos los hombres temerosos ante la visión de un arma semejante me recordaron a cierto suceso que había acontecido en Francia con justamente Ivan Kit.

Todavía no entendía del todo como había descubiero que nos habían seguido, aunque supuse que la bebida tenía algo que ver.

<<Oh, no...>>

Yo había bebido aquella cosa, había sido poco, apenas un sorbo. Pero sabía de antemano que venenos potentes podrían tumbar a un humano incluso con única gota diluida en agua. La visión de mi posible futura y próxima muerte hizo que me estremeciera.

—¡Nos han seguido! ¡¡Nos han seguido, joder!! ¿¡Tan mal pilotas las naves gumi!?

—¡Si nos hubiesen seguido habría aparecido en el radar! —me defendí, aunque conocía de una enorme nave capaz de hacerse indetectable: La nave nodriza de los Cats. ¿Acaso habían visto como llegabamos al mundo? ¿Sabían a dónde iríamos? ¿Eran realmente ellos?

<<Whitecat... No, padre...>>

—¡De puta madre! ¿¡Ideas!?

—¡No! —negué—. ¡Pero sí!

Si había funcionado en el pasado podría volver a funcionar. No me hizo falta preguntarle dado que simplemente lo agarré con fuerza sin ninguna clase de aviso. El mejor método para escapar era ese: utilizar mis alas y salir volando a cualquier lugar que no fuese aquel.

El aterrizaje fue bueno en comparación con las anteriores veces que había cargado a alguien. Habíamos acabado en una zona marginal, con casas demasiado viejas y pequeñas, hogares medio en ruinas y en un perturbador silencio. Como el lugar estaba en tan mal estado había mil y un lugares donde esconderse ya fuese en uno de los oscuros callejones o metiéndonos por el agujero en una pared malamente tapado con una persiana deshilada.

—¿Quién o quienes eran? —interrogué apurado buscando cualquier sitio donde pudiésemos escondernos durante un tiempo—. ¿Cats, Tierra de Partida?

Miré la pulsera que utilizaba para activar el teletransportador con nerviosismo. Faltaba mucho tiempo todavía para que pudiese volver a utilizarlo y joder, me sentía muy agotado después de haber utilizado las alas. ¿Tan mal me había dejado el entrenamiento? Limpié el sudor de mi frente y me froté la cara.

[Soul Artist]

Ya había perdido la cuenta de las veces que Ragun había invocado las alas, me había cogido y nos habíamos alejado de nuestros perseguidores. Esta vez, al menos, no habíamos caído del cielo: aterrizamos en un distrito pobre y, de inmediato, comenzamos a buscar un lugar donde escondernos.

—¿Quién o quienes eran? ¿Cats, Tierra de Partida?

—¡Dímelo tú a mí, genio!

Seguí corriendo y encontré, finalmente, unas cortinas donde dos podíamos caber. Cogí a mi compañero del brazo y le empujé hasta encontrarnos los dos de estas, bien ocultos a ojos extraños. Fue entonces cuando noté que estaba empapado de sudor y con aspecto cansado, y no precisamente por el calor que hacía en el mundo; tenía que ser la bebida. El muy idiota estaba drogado, joder, y de forma muy distinta a como cuando nos enfrentamos a Lord Helix.

No tardó en aparecer uno de nuestros perseguidores. Entró levitando rápido y raudo, con toda la capa oscura ocultando todo su cuerpo y guardando los brazos por debajo de sus ropas; lo único que le pude distinguir era una máscara que poco permitía que se le distinguiera. ¿Por qué me buscaban? ¿Querían las Perlas, me querían a mí? Coño... ¿Cómo me las arreglaba para meterme en líos en tan poco tiempo, si en dos años había permanecido lejos de todo?

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La figura se colocó frente a un estante vacío de fruta y lo observó un segundo. Pasado este tiempo, este voló por los aires y sus cajas vacías chocaron entre sí en un torbellino invisible de destrucción y rabia; nuestro perseguidor no se movió un ápice mientras destruía todo aquello mentalmente. Miré a Ragun y le indiqué que guardara silencio.

—Sal, gatito, sal... —canturreó para sí mismo con voz distorsionada. Tenía un sistema parecido al mío para ocultar su identidad, al parecer.

[Sombra]

—¡Dímelo tú a mí, genio! —contestó de malas maneras ante mi pregunta mientras corría por delante. Me limpié el sudor de la frente. Estaba chorreando literalmente, aunque eso no quitaba que sintiese mucho frío.

Cool Wind se frenó de golpe y me agarró del brazo para arrastrarme hacia unas cortinas. Nos colocamos tras ellas estando completamente ocultos. Nadie podría sospechar que alguien se escondía en un lugar como aquel.

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En ese momento pude ver lo que parecía un fantasma, o algo así. Pasó levitando a gran velocidad, tapado con una larga capa negra que cubría todo su cuerpo. Su rostro estaba cubierto por una siniestra máscara que imponía bastante. Se acercó a un puestecito de fruta y lo contempló en absoluto silencio y sin más éste exploto. El desconocido no necesitó hacer ni un gesto mientras destruía sin piedad aquel pequeño puesto de fruta.

Con un gesto Cool Wind indicó que guardase silencio.

—Sal, gatito, sal... —murmuraba con una extraña voz que parecía distorsionada por la máscara, algo similar a lo que le ocurría a mi misterioso acompañante.

Tragué saliva nervioso mientras miraba de reojo a Cool Wind. ¿Y qué hacíamos ahora? ¿Esperar a que nos encontrase? Al tocar la pared que tenía a mi espalda pude darme cuenta de que había una grieta de apenas unos centímetros de grosor, pero era suficiente para que pudiese atravesarla con Evasión Sombría.

Estaríamos mucho más seguros dentro del edificio. Intenté utilizar dicho poder para fusionarme con la pared y poder pasar a través de la pared... Fue un error, al tratar de utilizar el hechizo noté un enorme cansancio, casi como si acabase de correr una maratón. Me resultó inevitable empezar a respirar pesadamente ante aquel esfuerzo y acabar cayendo al suelo de rodillas mientras me llevaba la mano al pecho.

[Soul Artist]

Ragun se tumbó en el suelo, intentando recuperarse, pero aquello llamó la atención de nuestro desagradable perseguidor. El sonido de su respiración era demasiado fuerte; tomé a mi compañero por la cabeza y le tapé la boca haciéndole una señal de silencio. Pero era demasiado tarde.

El enmascarado levitó a gran velocidad hacia nuestra dirección. Con un movimiento de ambos brazos las cortinas se hicieron de un lado a otro, revelándonos a ambos frente a nuestro enemigo. Grité de rabia y me lancé contra la figura, cargando un hechizo eléctrico en mi mano con el que intenté electrocutarle.

Fue inútil. Antes de alcanzarle me tomó en el aire con sus poderes mágicos, paralizando todo mi cuerpo y dejándome indefenso e impotente. Ya no podía hacer nada: me habían atrapado. Fuese Tierra de Partida, los Cats o su madre; la historia se había acabado para mí.

—Alexander, el Gato Negro.

O no.

El enmascarado me lanzó contra la pared detrás de él, dándome un fuerte golpe contra la arcilla del edificio. Quedé confuso y extrañado, intentando asumir la situación. ¿No me buscaban a mí? ¿Quién coño era Alexander? El nombre... Me sonaba...

—Se te acusa de crímenes contra el Reino de la Luz —señaló el enmascarado dirigiendo su dedo hacia mi debilitado compañero—. ¿Cómo te declaras?

[Sombra]

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Cool Wind trató de evitar que hiciese ruido poniendo su mano sobre mi boca, pero incluso así fue imposible que no nos hubiese detectado.

Había respirado con fuerza, y aquello nos había delatado. El enmascarado se movió cual ser espectral y haciendo un gesto con sus manos apartó las cortinas tras las que nos habíamos escondido. Cool Wind trató de hacerle frente, pero no pudo hacer nada. Elevó a mi acompañante en el aire sin esfuerzo con sus poderes.

—Alexander, el Gato Negro —se dirigió a mí por mi otro nombre, un nombre que había suplantado inconscientemente en el momento que había asesinado a Alexander y devorado su corazón transformándome en él.

Tras aquellas palabras, el misterioso espectro lanzó a Cool Wind volando contra una pared a su espalda y estrellándose con ella. El espectro avanzó hacia mí amenazante. Todavía de rodillas me pegué contra la pared tanto como pude. Sabía quien era Alexander y su título como Blackcat, ¿era un enemigo de la organización?

—Se te acusa de crímenes contra el Reino de la Luz —dirigió su dedo índice contra mí—. ¿Cómo te declaras?

—¿Y de qué crímenes hablas? De haber hecho algo así la Federación Galáctica ya me habría encarcelado hace tiempo. ¿No crees? —traté de hacerme el loco en mi deplorable situación.

Era cierto que Alexander había cometido verdaderas atrocidades en su vida, muchas de ellas todavía las desconocía sin embargo, pero habiendo pertenecido a los Cats no me extrañaba que hubiese gente que estuviese en su contra. Lo raro era que no me hubiese encontrado a alguien que buscase venganza antes.

[Soul Artist]

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—¿Y de qué crímenes hablas? De haber hecho algo así la Federación Galáctica ya me habría encarcelado hace tiempo. ¿No crees?

El enmascarado no contestó con palabras. Levantó a Ragun por el aire y comenzó a ahogarle haciendo uso de sus poderes, silencioso como una pantera. Se mantuvo cerca de mi compañero en todo momento, sin guardar su seguridad.

—Asesinato. Uso de Sincorazón. Exterminio de mundos.

Me levanté sobre mis rodillas, mirando a Ragun por encima del hombro de nuestro atacante. Miré a mi alrededor y aguanté la respiración, intentando calmarme. Extendí mi mano hacia él e invoqué un cuchillo de hielo con el que defenderme.

No sabía de qué coño iba aquello. Me daba igual: Ragun estaba en peligro. Primero dispara, luego pregunta.

—¿Creías que podrías librarte, gato?

—¡¡Suéltale!!

Me lancé contra nuestro enemigo con el cuchillo de hielo en alto, dispuesto a rajarle la cara. Pero una vez más, me levantó en el aire y me paralizó; mi arma se me escapó de las manos para cobrar vida y dirigirse directamente a mi corazón, donde el enmascarado comenzó a penetrar a través de mi ropa. Me acercó hasta él, manteniéndome cerca de la escena y de Ragun.

—Esto no va contigo, seas quien seas. —zanjó el hombre sin ni siquiera dirigirme la mirada.

[Sombra]

—Asesinato. Uso de Sincorazón. Exterminio de mundos.

—¿Acaso tienes pruebas? —rugí desafiante incluso siendo ahogado por una fuerza invisible. Intenté librarme de aquella cosa que me sostenía, pero era algo inmaterial. No existía.

Aquellos poderes... Me parecían familiares, había conocido en el pasado a aquella persona, eso no me cabía duda dado que me conocía. ¿Pero por qué a pesar de resultarme familiar sentía que no lo conocía? Era tan... raro...

—¿Creías que podrías librarte, gato? —inquirió tras la máscara que ocultaba su rostro.

—¡¡Suéltale!!

Con un gritó, Cool Wind se lanzó contra el enmascarado tratando de clavarle un cuchillo de hielo, sin embargo hizo acopio de su fuerza volviendo a crear otra energía invisible con la que hizo levitar al miembro de Los Vientos del Norte mientras se veía desarmado.

—Esto no va contigo, seas quien seas —sentenció ignorando por completo al hombre de cabello largo.

—Hijo de puta... —me llevé las manos al cuello como si tratase de arrancar aquella energía invisible que estaba estrangulándome y empecé a patalear con todas mis fuerzas viendo como poco a poco mi cara empezaba a teñirse de color púrpura. ¿Pretendía matarme de verdad?

Mi llave espada apareció en mi mano y traté de golpearle. No sabía si iba a llegarle, pero no podía permitirme dejarme asesinar.

—¡Suéltame o te mataré! —amenacé haciendo que mis ojos brillasen con intensidad. Unas manchas negras empezaron a visualizarse en mi cara.

[Soul Artist]

—¡Suéltame o te mataré!

Fue lo último que oí de Ragun.

Mi compañero invocó su Llave Espada y dio un golpe en el aire para intentar acertar en nuestro enemigo común. Sin embargo, este se apartó con un ágil movimiento que no vio venir y el ataque continuó su curso. El cuchillo de hielo cayó al suelo, mientras yo notaba algo atravesar mi cuerpo.

La punta de la Llave Espada Oscura me había perforado las costillas. Noté que mi mano se liberaba de la magia del hombre; la llevé hasta la herida para notar que mi ropa se humedecía y comenzaba a salpicar las gotas del líquido rojo que me completaba. Miré directamente a Ragun, enmudecido, e intenté decir algo, cualquier cosa. No logré que me saliera nada.

Mi cuerpo se vio impulsado hacia un lado, empujado por la magia de nuestro atacante. Choqué con algo de madera y lo siguiente que noté fue sumergirme en agua mientras todo se volvía más oscuro. Supuse que se trataba de un pozo, o algo semejante... No podía pensar con claridad.

—La sociedad de los Vientos del Norte te juzgará hoy, Alexander.

Aquello fue lo último que oí antes de perder la consciencia, hundiéndome en la profundidad de un pozo ignorado de Agrabah.

[Sombra]

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La sangre de Cool Wind emergió desde la herida que mi llave espada acababa de provocarle. Abrí los ojos exageradamente en shock, yo no quería darle a él, pero aquel bastardo había sido demasiado rápido. ¡No pude hacer nada!

El enmascarado se vio proyectado contra un montón de cajas que había apiladas al fondo de la calle derribándolas en el proceso.

—La sociedad de los Vientos del Norte te juzgará hoy, Alexander.

Exclamé sorprendido. ¿No se suponía que Cool Wind era de aquella organización? ¿Entonces quién coño era en realidad? No tenía sentido, pero lo único que tenía claro es que él era mi aliado y aquel tipo que nos había atacado mi enemigo.

<<Mátalo.>>

—Eso haré —afirmé ante el fantasma de Alexander que todavía seguía viviendo dentro de mí.

Las manchas que habían estado apareciendo por mi cara ya se habían extendido por casi todo mi cuerpo y mis orejas se volvían picudas empezando a asemejarse más a unas antenas, ya no tenía ni pupilas ni iris, solo unos brillantes puntos amarillos en mitad de mi cara y las facciones de mi cara se habían suavizado un poco haciendo que fuese algo más difícil reconocerme.

Una onda expansiva de colores negros y violetas salió desde mi cuerpo lanzando a aquel desconocido hacia atrás hasta hacerle chocar contra la pared que tenía detrás. Me había librado de su magia por ahora. Levanté mi llave espada a punto de clavársela en su corazón.

—Tú no tienes ningún derecho de juzgarme. T̘͖̞̪̦̤͛ͦr͚̪̝̃ͨͭ͑́ͫa̼͎̹͉͓̗ͯ̔̽ͮĭ̫͓̳͉͎̀d͕̅ͯ̍͑ŏ̯̜͎̹͖̳́̓ͥ͑͒̍r̮̫͋͊ͧ̌̿͆.

[Soul Artist]

—Tú no tienes ningún derecho de juzgarme. Traidor.

Ragun se había transformado en una bestia que bien conocía el enmascarado. Se lanzó contra su enemigo y consiguió acertar en su cuerpo, empujándole hasta la pared frente a él con violencia. El muchacho invocó su Llave Espada y corrió hacia él, dispuesto a clavársela en el corazón... Sin éxito.

La figura se transformó en niebla, quedando de él sólo su máscara flotante. Voló por encima de su cabeza y se colocó tras él, volviendo a materializarse en su forma sólida. Lejos de sentirse amenazado, sacó un revólver de su capa y apuntó en dirección al aprendiz de la Llave Espada, colocándole el arma en la mejilla... Y disparó.

Apenas le había dañado el láser que había salido de su arma, pero el rostro de Ragun sangraba. La figura golpeó con el arma al muchacho y lo tiró contra el suelo, dejando que sangrara y se recuperara del ataque. Las habilidades de oscuridad del joven habían sido bloqueadas: la bala, aparentemente, le había anulado el elemento que más conocía.

Ragun escuchó pisadas en ese momento. Dos figuras enmascaradas más surgieron del callejón, alcanzando a su compañero con gran velocidad. Ambas levantaron a Ragun del suelo y el enemigo, aparentemente el líder del tío, afirmó con la cabeza.

—Nos vamos.

El teletransporte de la nave gumi hizo todo lo demás.

[Sombra]

Mi llave espada descendió sobre el enmascarado a punto de atravesar el pecho de nuestro atacante. Mi mente estaba nublada y tan solo podía pensar en asesinar a aquella persona.

—¡͡D͑͠ẻ̒v̶̋ͧ̅oͮͬ̾̄r̉̓̍ar̷̃̓ͥé͌ͦͨ͌̂ ̐̐ͫ̐ͭ͋͡tu̸̔̎́ ̡ç̇̌̈́̈́ơr̔a͊̉̑̄̇z̡̑́̑ͨ̅̇ó̸ͭ̐ͭͦͫͣͫṅ͐̿̐̌͂!̋͑̔̎́ —grité con unos ojos inyectados en puro odio. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo en aquel momento, era como si no fuese yo mismo. Alexander después de todo seguía existiendo como un fantasma, una existencia que guardaba ira e instinto asesino, aunque también parecía contener las ansias de devorar todo rastro de luz que debería poseer yo.

Cuando mi arma atravesó su cuerpo solo noté que ésta se había clavado en el suelo puesto que cuando quise darme cuenta aquel individuo no era más que humo en cuyo centro flotaba la máscara que me observaba en silencio. No pude reaccionar a tiempo para evitar que aquel hijo de puta sacase su revolver, cuando giré el cañón del arma chocó contra mi mejilla.

Lo siguiente que escuché fue el sonido ensordecedor de un arma láser. Grité con voz distorsionada mientras caía al suelo y con mi brazo libre tapé la herida que había producido en mi cara. No era algo que me hubiese herido demasiado, pero aquel tipo de armas tenía esa molesta capacidad de producir profundas y dolorosas quemaduras que derritían la piel.

Cuando quise volver a atacar con mi magia pude ver que de alguna manera no podía utilizar ninguna de mis habilidades.

<<¿Qué demonios?>>

No veía a Cool Wind por ninguna parte, ¿me había dejado tirado?

Otros dos espectros enmascarados se acercaron corriendo hacia mí para ponerme de pie a la fuerza. El que me había disparado asintió con la cabeza.

—Nos vamos.

Y una luz empezó a envolvernos. Fue imposible no reconocer el brillo de un teletransportador de una Nave Gumi.