—Tranquila, querida, todo está bien —le consoló—. Estoy segura de que seréis felices juntos durante todas vuestras vidas. —dijo Anne bastante contenta—. A él se le ve muy enamorado de ti. Puede que muy hijo parezca muy frío, pero en el fondo tiene buen corazón. Espero que tú consigas abrirle más el corazón a los demás.
—Muchísimas gracias de corazón, espero no causarles problemas —dijo la jovencita sonriente
La aprendiza despidió con la mano a sus ya no suegros, que tras una larga velada terminaron marchándose bastante satisfechos, o eso parecía. Mientras, el gitano se acercó a la peliazul.
—Me has sorprendido, Aru —le felicitó—. No me esperaba que lo fueras a hacer tan bien al final. Gracias a ti los padres de Dominique se han ido contentos, ¿quién te lo iba a decir, eh?
Aru sonrió firmemente y le revolvió el pelo mientras saltaba de alegría por haberlo logrado finalmente.
—¡Sabía que podría hacerlo!Después de todo tengo un gran maestro.
Ambos aprendices observaron como Dominique había salido del estado de shock y se aproximaba a ellos. Se acercó al niño y le entregó la recompensa, segundos después se dirigió a nuestra protagonista femenina.
—M-me ha e-encantado esa r-respuesta q-que le has d-dado a mis p-padres —estaba más nervioso que de costumbre—. M-me has a-ayudado más d-de lo q-que me e-esperaba y había p-pensado si, bueno, si quizás… T-te gustaría que a-algún d-día s-saliéramos a d-dar un p-paseo o…
Parecía que Dominique quería pedirle una cita a la muchachita, pero no tardó en desaparecer el bello momento de cuento de hadas, pues acabó cayendo al suelo desmayado hacia atrás.
—¿¡Eh?! —dijo sorprendida mientras observaba a su cliente ya en el suelo y miraba a la vez al gitano.
—Tranquila, tranquila, sólo le he puesto a dormir —aclaró—. Te he quitado un problema de encima, habría sido muy difícil que nos hubiera dejado en paz, ¿o no? Bueno, creo que es hora de que nos vayamos de aquí —indicó mientras se dirigía hacia la puerta —. A no ser que al final te quieras casar con él.
Aru no se había enfadado del todo, ya que a final de cuentas, no tenía tiempo para el amor. Era una aprendiza aun y todavía tenia un camino por delante que recorrer, después de todo.
—Si claro, un problema de encima... Lo que pasa es que no querías perder a tu aprendiza —finalizó mientras le lanzaba uno de sus molestos zapatos a Bavol y le daba de lleno en la cabeza.
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