[La Cité des Cloches] No es mentir, es ocultar la verdad

[Tidus Cloud]

—B-bueno, no sé, supongo que está bien —opinó Dominique sobre la historia que le acababa de contar.

Dominique esbozó una débil sonrisa, pese a que fuera una situación un tanto incómoda, parecía que le complacía que Aru mostrara tanto entusiasmo en hacer de su esposa. El joven echó un vistazo hacia adelante y contempló cómo el pequeño les había adelantado bastante.

—T-tengo curiosidad —comenzó diciendo Dominique—. ¿Q-qué hace un niño tan pequeño metido en esto?

—¡¡No soy pequeño!! —gritó Bavol desde su posición muy enfadado.

Parecía que no estaba tan lejos como para que no pudiese enterarse de lo que estaban comentando los dos jóvenes. No obstante, aquella pregunta le había ofendido del todo. No soportaba más que fuera a donde fuera siempre le trataran de aquella forman sólo por la edad que tenía. ¡Él era muy fuerte! Bavol decidió avanzar más rápido para llegar antes a París que los otros dos.

—N-no quería ofenderle… —indicó Dominique a su nueva esposa.

[Aru]

—T-tengo curiosidad —comenzó diciendo Dominique—. ¿Q-qué hace un niño tan pequeño metido en esto?

—¡¡No soy pequeño!! —gritó Bavol desde su posición muy enfadado.

Aru se echó a reír ante la reacción de Bavol, le resultó divertido el ver como a pesar de que estaba lejos, tenía ''las antenas puestas'' y estuviese escuchando la conversación.

—Pues veras, él es el que aceptó la misión, yo solo vine a ayudar porque se necesitaba una mujer. Y puede que sea pequeño pero —entonces la pequeña puso su mano derecha señalando su corazón— El es grande de aquí, y le respeto mucho por ello.

La pequeña sonrió a Dominique en ese momento, pero observó a su vez como el gitano se alejaba cada vez más y más. Se había enfadado por el comentario, ya que no es la primera vez que alguien le decía algo así.

—N-no quería ofenderle… —indicó Dominique a su nueva esposa.

—No te preocupes, cuando le veas simplemente discúlpate... Aunque debería aprender a controlar ese mal genio que le sale a veces.

[Tidus Cloud]

—B-bueno, eso haré… —concluyó Dominique.

No tardaron demasiado tiempo en llegar a la entrada de la ciudad, donde estaba el gitano con los brazos cruzados esperándoles con cara de pocos amigos. Dominique intentó disculparse entre tartamudeos, pero Bavol se limitó a girar la cabeza hacia otra parte como si no quisiera hablar con él.

—Llévanos a la casa y ya está.

—V-vale…

Parecía que por pequeño que pudiera ser Bavol tenía mucho más carácter que Dominique.




El amigo de Dominique debía ser bastante poderoso puesto que la casa en la que habían entrado para llevar a cabo la farsa era bastante impresionante. Se localizaba en una de las zonas más ricas de la ciudad y, a diferencia de la otra vivienda, contaba con todos los lujos y riquezas que pudieras encontrar en aquel mundo.

Dominique había pedido a Aru que se sentara cómodamente en uno de los asientos como una buena esposa, mientras que a Bavol le rogó que se colocara junto a la puerta y abriera a sus padres cuando llegaran. Por su parte, Dominique no paraba de ir un lado a otro recolocando adornos o quitando el polvo de algunas partes.

—Oh no, oh no, ¡van a llegar en cualquier momento! —chilló histérico.

Bavol arqueó una ceja mientras se apoyaba en la pared con los brazos cruzados. Ya no sabía quién tenía más posibilidades de estropear la situación, si Aru con su pomposo vestido o si el propio Dominique con todos aquellos nervios. Se encogió de hombros, él solo venía a cumplir su papel y mientras lo hiciera bien, la misión estaría cumplida.

De pronto, alguien llamó a la puerta.

—¡¡Han llegado!!

Parecía que la obra estaba a punto de comenzar.

[Aru]

Aru observó el intento de Dominique de disculparse con el gitano, pero este le giraba la cara cortante, algo que le preocupó bastante, ya que si ese mal genio le duraba mucho mientras transcurría la misión podría ser un problema, e incluso veía capaz a Bavol de responderle mal durante la cena con los parientes de Dominique.



Dominique pidió a Aru que se sentara en uno de los asientos como una esposa normal, mientras que entre suplicas pidió a Bavol que recibiera cortesmente a sus padres cuando llegaran.

—Oh no, oh no, ¡van a llegar en cualquier momento! —chilló histérico.

—Tranquilízate, todo irá bien —le pidió Aru

Entonces observó como el gitano yacía de brazos cruzados. La muchacha le hizo una seña pidiendo que sonriese un poco, y le puso un poco cara de tonta para sacarle una sonrisa y que se le pasase un poco el mal humor.

De pronto, alguien llamó a la puerta.

—¡¡Han llegado!!

—Manos a la obra.

[Tidus Cloud]

A Bavol se le escapó una risa tonta cuando vio a la muchacha hacerle aquellas caras desde su asiento. Seguidamente, abrió la puerta a los dos recién llegados: los padres de Dominique.

El gitano no pudo evitar un gesto de sorpresa al ver el curioso aspecto que tenía aquella pareja. El hombre tenía los cabellos canosos y recogidos en una coleta y su gran nariz sobresalía del rostro como si fuera un ser independiente. Por su parte, la madre de Dominique era bajita y rechoncha, por no decir que Bavol juraría que su pelo era en realidad una peluca. Eso sí, había que decir que los dos iban muy elegantemente vestidos.

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—¿Los padres de Dominique?

—¿Cómo que Dominique? —exclamó el hombre indignado—. Deberías referirte a tu amo como Monsieur Trompé, gitano.

Bavol abrió la boca y alzó el brazo dispuesto a gritarle por hablarle de aquella forma; no obstante, antes de que dijera nada, Dominique entró en escena y frenó rápidamente al pequeño.

—C-cuánto tiempo, padres —interrumpió el joven con una sonrisa nerviosa.

—¡Dominique, ay, mi pedacito de cielo, qué delgado estás! —chilló la mujer abalanzándose a su hijo y estrechándolo entre sus brazos.

—M-mamá, por favor, m-mi mujer está delante…

La mujer soltó de inmediato a su hijo al escuchar aquellas palabras. Se giró en todas las direcciones como si se tratase de un animal hambriento que acabase de oler una presa y cuando detectó a Aru sentada en la silla, los ojos le brillaron con intensidad.

Acto seguido, se lanzó corriendo a por la muchacha como si estuviera poseída por una fuerza extraña y se plantó justo delante de ella mientras respiraba entrecortadamente.

—¿E-eres tú la mujer de mi hijo?

Mientras esperaba a que Aru le respondiera, su marido decidió también entrar en la casa no sin antes pegarle disimuladamente un empujón a Bavol para que se estrellara contra la pared. Dándose cuenta de lo que había ocurrido, el pequeño estuvo a punto de responderle con un buen golpe, pero de nuevo Dominique le agarró del hombre y le pidió con la cabeza que no lo hiciera. El gitano realizó una mueca de asco, pero decidió tragarse su orgullo por una vez, por lo menos hasta que acabara la misión.

—C-cariño —El joven se sonrojó por completo al decir aquella palabra—, estos son mis padres: Benjamin y Anne Trompé.

—Enchanté, Mademoiselle.

Por su parte, Anne no se presentó, sino que directamente abrazó con fuerza a Aru como si no hubiera mañana.

—¡¡Ay, hace tanto tiempo que te estaba esperando!! ¡¡Una mujer para mi pequeñín!!

[Aru]

Aru observó sentada como los padres de Dominique entraban a la sala, tenían un aspecto bastante refinado a como los imaginaba. La madre vestía un vestido morado muy bonito y pomposo, casi igual que el que la aprendiza llevaba, el padre tenía una singular nariz, y el pelo gris recogido por una coleta.

Bavol los recibió bastante bien, pero el padre de su falso esposo fué algo borde y maleducado con el pequeño gitano. Eso molestó tanto a Aru, tanto que se le podía ver en el rostro.

—C-cuánto tiempo, padres —interrumpió el joven con una sonrisa nerviosa.

—¡Dominique, ay, mi pedacito de cielo, qué delgado estás! —chilló la mujer abalanzándose a su hijo y estrechándolo entre sus brazos.

—M-mamá, por favor, m-mi mujer está delante…

Entonces, la madre de Dominique miró a la muchacha como si de una presa se tratase, su rostro de felicidad era algo que no se podía describir.

—¿E-eres tú la mujer de mi hijo?

Entonces Aru se levantó de su asiento, y asintió con la cabeza mientras comenzaba a temblar de los nervios.

—C-cariño —El joven se sonrojó por completo al decir aquella palabra—, estos son mis padres: Benjamin y Anne Trompé.

—Enchanté, Mademoiselle.

—El placer es mi...—entonces sin dejarla responder siquiera, Anne abrazó a la peliazul con una fuerza sobre humana.

Aru miró a Dominique y Bavol con cara de dolor y sufrimiento a la vez que pedía ayuda con la mirada.

—¡¡Ay, hace tanto tiempo que te estaba esperando!! ¡¡Una mujer para mi pequeñín!!

—Y-yo también tenía gana de conocerles —intentó decir la muchacha mientras era apresada por su ahora suegra

[Tidus Cloud]

Anne soltó complacida a Aru y se volvió feliz con su marido, quien también tenía una sonrisa pintada en el rostro. Por el momento ambos padres estaban bastante contentos con la esposa de su hijo.

—¿Qué os parece si nos sentamos y hablamos más relajadamente? —comentó Benjamin.

—S-sí, claro.

Bavol había estado contemplando en silencio toda aquella escena. Aunque le había parecido bastante gracioso el abrazo que le había dado aquella señora a su compañera, aquel tipo no le daba buenas vibraciones, así que esperaba que los señores Trompé se fueran cuanto antes y así poder acabar con la misión.

Sólo tenía que quedarse callado a un lado sin que le vieran y…

—Tú, gitano.

Parecía que no iba a ser tan fácil.

—Tráenos algo de comer, rápido —ordenó Benjamin con un chasquido de dedos.

Bavol comenzó a temblar, aquel hombre se estaba pasando demasiado, se merecía que alguien le diese una buena lección. Sin embargo, la imagen de Dominique pidiéndole con un rápido y nervioso movimiento de manos que se tranquilizara le incitó a controlarse, al menos una última vez. Asintió con la cabeza con un cierto aire de ira y desprecio mal contenidos y decidió marcharse a la otra habitación en busca de algo de comer para los invitados.

Por su parte, Dominique, Benjamin y Anne tomaron asiento dispuesto a iniciar la conversación con Aru.

—Bueno, querida, cuéntanos cómo os conocisteis.

—¡Queremos saber todos los detalles!

—M-madre, no creo que sea necesario… —interrumpió Dominique un tanto sonrojado.

—Cállate, Dominique —le cortó su padre tajantemente—. Es normal que queramos conocer a la madre de nuestros futuros nietos.

—¡Ay, sí, nietos! ¡¿Cuántos nos daréis y cuándo?! ¡Espero que sea pronto! ¿Por casualidad no estarás ya embarazada?

Cómo se habían conocido, cuántos niños tendrían y si estaba embarazada. Los tres presentes miraban con curiosidad e interés a la chica esperando que contestara a las tres preguntas satisfactoriamente.

[Aru]

—¿Qué os parece si nos sentamos y hablamos más relajadamente? —preguntó Benjamin.

—S-sí, claro.

Aru sintió un tremendo alivio dentro de ella, también podría haber sido porque Anne ya la había soltado.
La muchacha miró hacia Bavol y le levantó el pulgar en señal de que todo iba según lo planeado, y que podía sentirse tranquilo, aunque pudo ver en su rostro que estaba bastante irritado.

—Tú, gitano.

Parecía que no iba a ser tan fácil.

—Tráenos algo de comer, rápido —indicó Benjamin

La niña miró bastante disgustada a Dominique, ya que su padre no dejaba de ser borde con su compañero de misión, y eso no le estaba gustando nada, pero no podía dejar que eso perturbara su papel de ''Mujer perfecta''.

—Bueno, querida, cuéntanos cómo os conocisteis.

—¡Queremos saber todos los detalles!

—M-madre, no creo que sea necesario… —interrumpió Dominique

—Cállate, Dominique —le cortó su padre tajantemente—. Es normal que queramos conocer a la madre de nuestros futuros nietos.

—¡Ay, sí, nietos! ¡¿Cuántos nos daréis y cuándo?! ¡Espero que sea pronto! ¿Por casualidad no estarás ya embarazada?

Tantas preguntas aturdieron a la jovencita. Estaba intentando mantener la calma mientras respiraba hondo y ponía cara de seriedad y naturalidad, pero no se lo estaban poniendo nada fácil...

—Oh, ¿queréis oír la historia? —preguntó la muchacha mientras miraba a Dominique nerviosa.

Entonces, le cogió la mano a su falso marido para darle más emoción al asunto y darle a su falsa suegra más motivos para sonreír y sentirse más ansiosa.

—Fue una tarde de Domingo, yo iba paseando por París tan tranquilamente, había decidido ir a comprar un poco de té cuando de pronto un ladrón me robó mis bolsas. Entonces apareció mi querido Dominique, el corrió tras el ladrón y le dio su merecido. Después de eso, me invitó esa misma noche a un lujoso restaurante y... ¡Zas! se prendió la mecha del amor —. Finalizó la muchacha con una sonrisa.

Esperando que esta ilusa historia satisficiese los oídos de sus ahora suegros, prosiguió con el resto de preguntas.

—Y no, no estoy embarazada... La verdad es que creo que aun soy muy joven para estarlo —dijo la muchacha con una tierna risilla —. Pero sí, algún día tendre...mos niños, ¿verdad querido? A mi me gustaría tener un niño y una niña, al niño me gustaría llamarle... —entonces la muchacha pausó en busca de la cara del gitano, ya que quería que oyese lo que iba a decir, así a lo mejor podría sentirse un poco más animado—Me gustaría llamarle Bavol, es un nombre muy bonito, te dan ganas a sonreír cuando lo oyes, ¿verdad?

[Tidus Cloud]

Bavol no tardó mucho en encontrar una sala con varias despensas en las que rebuscar algo de comer. Tras abrir unas cuantas puertecitas, encontró todo lo que necesitaba: una bandeja de madera, dos racimos de uvas y unos cuantos vasos que llenó con el agua que encontró en una jarra dispuesta sobre una mesa.

Colocó todos los objetos encima de la bandeja para transportarlos más fácilmente y se dirigió hacia el salón, donde los cuatros continuaban hablando. Antes de entrar, escuchó que Aru estaba hablando y prefirió quedarse en el marco de la puerta para no desconcentrar a la Aprendiza.

Por lo que podía ver desde su posición, los padres de Dominique estaban encantados con la historia que les estaba contando Aru sobre cómo se conocieron, sobre todo la madre que soltaba pequeños grititos de emoción de vez en cuando. Bavol se alegró de que su compañera estuviera realizando su papel correctamente.

Continuó hablando, pero asomó su cabezita para que la Aprendiza supiera que estaba ahí cerca.

—Me gustaría llamarle Bavol, es un nombre muy bonito, te dan ganas a sonreír cuando lo oyes, ¿verdad?

El gitano esbozó una sonrisa cuando escuchó aquel comentario. Entonces, pensó que aunque hiciera unas cuantas tonterías, Aru tenía buen corazón en el fondo y eso también era importante. No obstante, un nuevo comentario de Benjamin le borró la sonrisa del todo.

—Por favor, ése es un nombre gitano, no es nada apropiado.

—Pues a mí me parece bastante bonito —añadió Anne.

—Viento de ciudad, eso es lo que significa Bavol. No me gusta nada, el primogénito de los Trompé debe tener un nombre que signifique algo fuerte, como Corazón de león o Rey de reyes.

¡Y ahora encima se estaba metiendo con su nombre! El pequeño se hartó de tener que aguantar aquella situación. No podía atacarle directamente porque estropearía la misión; no obstante, sí que podía hacerle otra jugarreta. Se acercó dos de los vasos llenos de agua y escupió en ellos. A ver si a aquellos dos tipos les gustaba su saliva gitana.

Hecho esto, Bavol entró en la habitación discretamente y comenzó a disponer los diferentes objetos sobre la mesa.

—Bueno, bueno, yo creo que deberías tener hijos cuantos antes —insistió Anne emocionada—. No queremos que nuestra fortuna se la quede gente indeseable.

¿Fortuna? ¿Pero Dominique no era supuestamente un campesino normal y corriente? Parecía que había cosas que no les había contado. De todas formas, una vez dispuesto todas las cosas para que comieran y bebieran, Bavol decidió retirarse de nuevo hasta la puerta principal de la casa, mientras oía un nuevo comentario de la madre.

—Oh, ese vestido que llevas parece muy caro, querida. ¿De dónde lo has sacado? Tu familia debe ser también muy rica —Una gran sonrisa se dibujó en el rostro de la mujer—. ¡Ays, Benjamin, te imaginas que nuestro hijo se ha emparentado con otro de los grandes linajes de París! Dime, ¿cuál es tu familia, son conocidos?

[Aru]

Al parecer a su suegro le desagrado bastante la idea, solo había que mirar su cara de desaprobación, sin embargo a Anne le había gustado.

—Por favor, ése es un nombre gitano, no es nada apropiado.

—Pues a mí me parece bastante bonito —añadió Anne.

—Viento de ciudad, eso es lo que significa Bavol. No me gusta nada, el primogénito de los Trompé debe tener un nombre que signifique algo fuerte, como Corazón de león o Rey de reyes.

—Sinceramente, no estoy de acuerdo con usted, Benjamin, Bavol es un nombre magnifico y sin duda se lo pondré a mi descendiente... ''Viento de ciudad'' ¿No hay nada mejor que el viento no? Es decir, es refrescante y sin el aire no podríamos vivir. Quien lleve ese nombre será alguien amable, refrescante y muy necesario para sus cercanos, y quiero que mi hijo sea así.

Aru dejó a su vez bastante claro su punto de vista, a la vez que intentaba defender de alguna manera a su amigo. No entendía porqué Benjamin odiaba tanto a los gitanos o los tratase como si fuesen inferior a el.

—Bueno, bueno, yo creo que deberías tener hijos cuantos antes —repitió Anne—. No queremos que nuestra fortuna se la quede gente indeseable.

¿Fortuna? Para el entender de la muchacha, supuestamente Dominique era un humilde granjero... Algo volvía a desencajar aquella historia, y la peliazul ya había sospechado a cerca de su cliente. Aun así, la pequeña rió calidamente sobre el comentario de Anne y su insistencia sobre tener nietos.

—Oh, ese vestido que llevas parece muy caro, querida. ¿De dónde lo has sacado? Tu familia debe ser también muy rica —Una gran sonrisa se dibujó en el rostro de la mujer—. ¡Ays, Benjamin, te imaginas que nuestro hijo se ha emparentado con otro de los grandes linajes de París! Dime, ¿cuál es tu familia, son conocidos?

Vaya, ¡por fin un comentario agradable acerca de su pomposo vestido! Desde que se lo había puesto Bavol no hacía más que quejarse de la cantosa vestimenta.
Por otra parte, Anne estaba preguntando sobre la familia de Aru, sobre si era rica o por el estilo.
Parecía que la cosa se estaba poniendo frondosa, ya que no sabía realmente que contestar o que mentira decir sobre su familia.

—Pues me lo ha hecho mi madre, ella es una gran modista, y mi familia se apellida Petrikov, mis padres son unos grandes y famosos mercaderes que poseen muchísimas tiendas, seguramente no los conoceréis porque conseguir mercancías o ropajes de nuestras tiendas es algo bastante difícil y limitado.

Se sintió un poco mal por haber tenido que exagerar a cerca de su familia, aunque si que era verdad que sus padres eran mercaderes famosos, pero solo en Ciudad del Paso.

Aru decidió levantarse y agarrar del brazo a Dominique, necesitaba que le explicase que su familia tenía una ''riqueza''.

—¿Nos disculpáis un segundito? Necesito hablar con mi querido esposo —dijo la muchacha con una sonrisa.

Entonces decidió llevarse a Dominique a donde estaba Bavol, y discutir sobre la situación entre los tres.

—¿Se puede saber lo que ocurre? Pensé que eras un pobre y humilde campesino —le preguntó Aru soltándole del brazo.

[Tidus Cloud]

Benjamin no pudo contener una mueca de asco ante los comentarios de Aru defendiendo el nombre de Bavol. Parecía que iba a decir algo al respecto, no obstante, finalmente decidió callarse.

Por su parte, Anne escuchó emocionada la parte de los vestidos, ella también quería uno igual, sin embargo, también parecía que había algo en la historia que no le convencía del todo.

—¿Nos disculpáis un segundito? Necesito hablar con mi querido esposo —preguntó de pronto Aru.

—Ehm, sí, claro, querida, aquí estaremos —contestó Benjamin un tanto sorprendido.

—¿C-cariño?

Dominique se dejó llevar por Aru hasta el lugar donde se encontraba el pequeño gitano, quien contempló alterado cómo el matrimonio se acercaba hacia él.

—¿Pero qué pasa ahora? —preguntó Bavol.

—¿Se puede saber lo que ocurre? Pensé que eras un pobre y humilde campesino

El niño desvió la mirada hacia Dominique, el cual se había enrojecido del todo y había comenzado incluso a temblar levemente. Bavol negó con la cabeza, era cierto que a él también le parecía que había algo extraño en toda aquella historia, pero aquel no era el momento para hablar aquello, sino cuando los padres del joven se hubieran marchado.

—¿Y eso qué más da ahora? Tú sólo tienes que hacer de esposa y yo de criado mientras estén estos dos, después nos largamos y punto.

—E-es una larga historia —suspiró Dominique mientras se apoyaba en la pared con el brazo—. M-mis padres son nobles, p-pero a mí no me gustaba esa vida, así que me fui de casa y b-bueno, no les quise contar que me había hecho campesino. E-en realidad, nunca les dije nada, a-así que no les estaba mintiendo, sólo les estaba ocultando la verdad… un poquito.

Bavol enmudeció ante la historia de Dominique. Más allá de que le importase la vida de aquel pobre chaval, se sintió identificado con una parte de ésta. Él también se había marchado de casa para vivir una nueva vida y tampoco le había explicado nada a su madre. En alguna manera sabía cómo se podía estar sintiendo el joven, de manera que decidió que lo mejor era ayudarlo hasta el final.

—Venga, volved adentro —ordenó a los otros dos—. Si no, se van a pensar que tenéis un problema.

—S-sí, tienes razón, B-bavol —asintió Dominique. No tenía suficiente carácter ni para replicarle a un niño.

Sin embargo, antes de que pudieran volver a sus sitios, escucharon unos interesantes comentarios provenientes del salón.

—¿Mercaderes? No es lo que yo me esperaba, me hubiera gustado algo más poderoso. —afirmó Anne mientras dejaba caer sus hombros decepcionada.

—Bueno, querida, mejor eso a que sea una chica de la calle sin más —comentó su marido echándole un trago a su bebida. Bavol no pudo evitar esbozar una sonrisa traviesa al ver que había cogido uno de los vasos en los que había escupido—. De todas formas, a mí me parece una chiquilla un tanto extraña, ¿no te lo parece?

—Sí, un poco. No sé yo si será una buena esposa para mi Dominique.

—Creo que mejor nos vamos pronto de aquí…

El joven comenzó a temblar de los nervios, sus padres no se estaban quedando contentos con su nueva esposa. Bavol se giró hacia Aru con una ceja arqueada indicándole que se esforzara un poco más en ejercer su papel.

—Tenéis que hacer algo y rápido —indicó el pequeño—. Se van a marchar. Invéntate algo o diles lo que sea para que se vayan contentos.

Dominique asintió, pero estaba claro que dado su tímido carácter todo dependía de nuevo de su esposa.

[Aru]

—¿Y eso qué más da ahora? Tú sólo tienes que hacer de esposa y yo de criado mientras estén estos dos, después nos largamos y punto.

—E-es una larga historia —respondió Dominique—. M-mis padres son nobles, p-pero a mí no me gustaba esa vida, así que me fui de casa y b-bueno, no les quise contar que me había hecho campesino. E-en realidad, nunca les dije nada, a-así que no les estaba mintiendo, sólo les estaba ocultando la verdad… un poquito.

—No me extraña que no te guste vivir así, no parecen muy amistosos y para ser ricos son bastantes groseros... —dijo la muchacha mientras suspiraba y agachaba la cabeza.

Aru sentía un poco de pena por el muchacho francés, era bastante lógico que no quisiese vivir con sus padres. Desde que había empezado la misión, estos solo parecían estar interesados en la riqueza y popularidad de la pequeña, y también se solían meter con Bavol por el simple hecho de ser gitano. Esta injusticia le quemaba por dentro, tanto como para abandonar su papel de esposa.

—Chicos, yo... —intentó decir, pero en ese instante Bavol la interrumpió antes de que Aru pudiese decir nada.

—Venga, volved adentro —dijo dirigiéndose hacia ''la pareja''—. Si no, se van a pensar que tenéis un problema.

—S-sí, tienes razón, B-bavol —respondió el francés.

Tenía que ser ahora o nunca.

La peliazul había sospechado desde un principio que Dominique escondía algo que no estaba del todo bien, y ahora que sabía que cosa era no iba a echarse atrás. Puede que su misión era hacer simplemente de esposa, pero sabía que seguir fingiendo iba a traerle cosas malas a el muchacho tarde o temprano, así que era mejor decirle la verdad aunque sus padres no puedan aceptarle.

—Tenéis que hacer algo y rápido —indicó el pequeño—. Se van a marchar. Invéntate algo o diles lo que sea para que se vayan contentos.

Agarró del brazo a Dominique para impedirle que saliera del lugar, tenía que hablar con el seriamente.

—¿Qué crees que ocurrirá cuando tus padres se vayan? ¿Serás feliz sabiendo que has mentido a las personas que te dieron la vida? ¿Podrás vivir con el remordimiento de saber que estas mintiendo a tus seres queridos? Dominique, creo que deberías recapacitar a cerca de este asunto. Sé bien que tus padres son rudos y bastantes severos pero... Esconderte, huir o cosas semejantes no te harán feliz, al cabo de un tiempo se descubrirá el pastel y será demasiado tarde para arrepentirse.

Aru miró a Bavol y esperó a que el gitano tuviese algunas palabras para hacer ver a Dominique que el camino que estaba escogiendo no era el correcto.

—Bavol, ¿piensas lo mismo que yo verdad? Mentir nunca trae nada bueno —dijo dirigiendose al chiquillo.

La muchacha volvió a mirar a Dominique, le dio un abrazo de animo, y le dijo:

—Sé que da miedo enfrentarse a los padres, el mio tampoco es fácil de llevar, pero creo que ya eres suficientemente maduro y responsable como para decidir por ti mismo, aunque ellos no acepten lo que quieras. Si decides decirles la verdad, hazme una seña, te cubriré la espalda. —le dijo mientras se acercaba a la puerta para entretener a sus suegros y dejar a Dominique tiempo a solas para pensarse bien lo que quería hacer.

—Perdonen la tardanza, ya sabeis, cosillas de enamorados —dijo la pequeña haciendo una reverencia y volviéndose a sentar en su sitió mientras miraba de reojo la puerta de donde se encontraban Bavol y Dominique.

—Por cierto, Benjamin, si me lo permite decir, es usted un señor bastante apuesto, espero que Dominique cuando envejezca sea igual de atractivo que usted, señor.

[Tidus Cloud]

Aru frenó a Dominique agarrándole del brazo, lo que provocó el joven noble se sonrojara de nuevo. A continuación, la Aprendiza le presionó para que les contara la verdad a sus padres.

—Sé lo que quieres decir —Dominique cerró los ojos momentáneamente y después desvió la mirada hacia el suelo— p-pero no es una situación fácil. Ellos sólo serán felices si vivo a su manera, pero yo no sería feliz viviendo así. P-puede que no sea la verdad, pero al menos nos hace felices a todos.

Bavol se mantuvo en silencio mientras el muchacho le respondía a Aru. Agachó la cabeza y suspiró como si repentinamente estuviera muy cansado, entendía a la perfección lo que estaba contando Dominique, ya que él mismo sentía lo mismo con el tema de su madre y contarle que estaba en Tierra de Partida como Caballero de la Llave Espada.

—Bavol, ¿piensas lo mismo que yo verdad? Mentir nunca trae nada bueno

—No es cosa nuestra, Aru —musitó Bavol con la voz apagada.

Dominique se quedó paralizado con el repentino abrazo que le quiso dar la peliazul, pero después de unos segundos agitando las manos en el aire sin saber muy bien donde ponerlas, le correspondió colocándolas tras la espalda de la muchacha.

El gitano también escuchó en silencio cómo la chica le recomendaba al joven que le diera un aviso si quería contarles la verdad a sus padres. Fue entonces cuando el pequeño llegó a la conclusión de que la Aprendiza no comprendía bien al muchacho y que sólo él podía ayudarle de verdad.

Aru volvió al salón, donde se disculpó por su tardanza, gesto ante el que sonrió Anne mientras que Benjamin continuaba manteniendo una mueca de desagrado.

—Oh, tranquila, cariño, no pasa nada —la tranquilizó la señora.

—Por cierto, Benjamin, si me lo permite decir, es usted un señor bastante apuesto, espero que Dominique cuando envejezca sea igual de atractivo que usted, señor.

El hombre abrió levemente los ojos durante unos segundos, incluso se podía decir que sonrió de una manera un tanto extraña, pero enseguida volvió a recuperar el agrio gesto de su semblante.

—Muchas gracias, querida —Todo parecía correcto, sin embargo, Benjamin no había terminado de hablar—, pero debo señalar mi sorpresa. Para ser recién casados, no os veo muy cariñosos…

—Benjamin, no… —le pidió su mujer entre susurros.

—Y lo comprendería si os hubierais casado por conveniencia, pero al parecer estabais muy enamorados, ¿no es así? No estoy muy seguro de que esta unión sea de mi agrado.

—Benjamin, por favor…

—Si no puedes proporcionarle nada de interés a mi hijo, al menos lo mínimo que deberías intentar es hacer feliz a mi hijo. No sé si eres la chica apropiada para mi hijo, quizás de haberlo sabido antes no hubiera permitido vuestra unión.

—¡¡Benjamin!! —exclamó escandalizada Anne.

—Así que contéstame, Aru Petrikov, ¿de verdad crees que este matrimonio tiene sentido?

Dominique y Bavol habían estado escuchando la conversación resguardados en el pasillo. La situación se estaba complicando por momentos, era hora de hacer algo antes de que la cosa empeorara; no obstante, el joven aún parecía afectado por lo que le había dicho la chica antes y parecía menos decidido que nunca, de tal manera que Bavol se vio obligado a intervenir.

—Que Aru no te líe, Dominique —le indicó el pequeño—. Tú debes hacer lo que tú quieras con tus padres. Si piensas que esto es lo mejor, adelante.

—Ya… —El chico echó un último vistazo al salón, al parecer seguía bastante confuso.

Dominique no se decidía a salir a resolver la situación y Benjamin miraba cada vez con más impaciencia a Aru en busca de una respuesta.

Era la última oportunidad de convencer o no a sus padres.

[Aru]

Aru escuchó con atención las desagradables palabras de desaprobación de Benjamin con los ojos abiertos y con el corazón a mil. Se sintió bastante mal y a la vez furiosa porque no era la primera vez en toda la noche de que su ''suegro'' mantenía una actitud grosera y maleducada.

Suspiró en frente de los padres de Dominique, miró fijamente a Bejamin y a su esposa y se levantó.

—Siento no ser de su agrado, señor. Pero no creo que esté bien que tenga esta actitud en mi propia casa. Yo y Dominique hicimos todo lo posible por que usted se sintiera cómodo, para usted, señor, aceptase nuestro matrimonio... Pero sinceramente no me siento cómoda de esta manera. Anne, su esposa, es una mujer encantadora pero usted Benjamine, déjame decirle que es el único que no tiene los modales adecuados. Está bien ser sincero, pero a su justa medida. —pausó mientras cerraba los ojos para relajarse un poco, ya que tanta emoción podía jugarle una mala pasada —. Quiero muchísimo a su hijo, si no te aseguro que no me habría casado con el, porque le puedo asegurar que sus riquezas no me interesan en absoluto. Tener dinero no le asegura ser feliz, y ser feliz es más importante que el dinero. Así que respondiendo a su pregunta, sí, tiene sentido, y me da muchísima pena que usted no pueda verlo.

Después de su emotivo discurso, Aru se sentó mientras secaba algunas lagrimas que le habían salido de los nervios, aunque no solo por eso, sino porque no podía aguantar la presión de mentir todo el rato ya que no estaba acostumbrada pero no dejó de observar a Benjamin con la cabeza alta y seria.

[Tidus Cloud]

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El apasionado discurso de Aru, que había finalizado con unas cuantas lágrimas, enmudeció a todos los presentes.

Desde su escondite en el pasillo, Dominique se había quedado boquiabierto, totalmente sorprendido a la vez que fascinado por las palabras de su esposa. Mientras, por su parte, Bavol se cruzaba de brazos y esbozaba una media sonrisa.

—Lo ha hecho, Dominque —indicó el pequeño orgulloso—. Por fin lo ha conseguido.

El joven no le contestó. Sus ojos estaban fijados en el salón, aunque curiosamente no en la reacción de los padres, sino en la pobre chica que derramaba unas cuantas lágrimas. Dominique cerró la boca, a la vez que su rostro se volvía a enrojecer.

—Qué insolente… —se atrevió a decir Benjamin, pero de pronto Anne le propinó una rápida colleja.

—¡¿Te parece bonito lo que has hecho, Benjamin?! —exclamó enfurecida su mujer—. ¡¡Dominique nos invita por una vez a su casa y tú sólo te dedicas a protestar!! ¡¡Mira, has hecho que la esposa de tu hijo se ponga a llorar!!

—Y-yo, bueno, n-no era mi intención, sólo quería comprobar si… —tartamudeó el hombre un tanto avergonzado. Finalmente, decidió rectificar—. L-lo siento, me he equivocado, seguro que Dominique y tú seréis muy felices juntos en vuestro matrimonio.

—¡¡Pues claro que sí, haréis una pareja la mar de linda!! —reafirmó Anne muy emocionado—. Ains, creo que ya os hemos molestado suficiente por hoy. Será mejor que nos vayamos ya.

—P-pero… —Benjamin enmudeció al ver cómo su mujer le fulminaba con la mirada—. S-sí, es hora de irse.

Ambos se levantaron de su asiento listos para abandonar la casa. El hombre se dirigió directamente hacia el pasillo, donde se encontró con su hijo, quien le miraba con un atisbo de miedo y de inquietud.

—D-dominique, sin duda, te has casado con una mujer muy... singular —reconoció—. E-espero que seáis muy felices.

Dirigió una última mirada de odio a Bavol y a continuación, abrió la puerta preparado para marcharse a la espera de que su esposa terminara con las despedidas. Por su parte, Anne se aproximó a Aru y con sus manos acarició el rostro de la joven con cariño.

—Tranquila, querida, todo está bien —le consoló—. Estoy segura de que seréis felices juntos durante todas vuestras vidas. —Anne dirigió una mirada a su hijo y sonrió tiernamente—. A él se le ve muy enamorado de ti. Puede que muy hijo parezca muy frío, pero en el fondo tiene buen corazón. Espero que tú consigas abrirle más el corazón a los demás.

Seguidamente, la mujer se acercó hacia su hijo y le aplastó de nuevo contra su pecho en uno de sus característicos abrazos.

—Me ha encantado conocer a tu esposa, Dominique. Es una verdadera señorita —reconoció Anne encantada— A ver si nos invitáis más a menudo.

—S-sí, madre —contestó mientras intentaba respirar.

Anne soltó al joven y acompañó a su marido hasta la salida. La puerta se cerró, los padres se habían ido aparentemente complacidos, la farsa había acabado. ¡Y parecía haber sido un éxito (más o menos)!

Dominique apoyó su espalda contra la pared mientras alzaba la mirada hacia el techo. Se fue deslizando hacia abajo poco a poco hasta sentarse en el suelo mientras sentía como desaparecía un gran peso en su interior.

Ahora que ya había terminado todo, el gitano decidió abandonar su posición y se acercó de una vez por todas a su Aprendiza. Bavol levantó un pulgar en señal de aprobación mientras esbozaba una amplia sonrisa.

—Me has sorprendido, Aru —le felicitó el pequeño—. No me esperaba que lo fueras a hacer tan bien al final. Gracias a ti los padres de Dominique se han ido contentos, ¿quién te lo iba a decir, eh?

El pequeño se percató de que finalmente Dominique había decidido levantarse y aproximarse hasta ellos. Primero, se acercó a Bavol y tras rebuscar en uno de sus bolsillos, le hizo entrega de una bolsita gris llena de platines.

—Aquí está el dinero que os prometí, habéis hecho un buen trabajo. Muchas gracias.

—Ah, encantados de ayudar, pero esta vez todo ha sido gracias a Aru.

—C-cierto…

Dominique se dirigió a continuación hacia Aru. Se encaró con ella guardando muy poca distancia entre ambos y alargó sus temblorosas manos sin saber muy bien dónde ponerlas. Finalmente, las colocó en la cintura de la joven mientras intentaba decirle unas palabras.

—M-me ha e-encantado esa r-respuesta q-que le has d-dado a mis p-padres —El muchacho parecía más nervioso que de costumbre—. M-me has a-ayudado más d-de lo q-que me e-esperaba y había p-pensado si, bueno, si quizás… T-te gustaría que a-algún d-día s-saliéramos a d-dar un p-paseo o…

La misión había acabado, pero las cosas se estaban complicando todavía aún más. El gitano decidió que tendría que intervenir para finalizar con aquel encargo. Justo cuando Dominique acercaba con evidente nerviosismo su boca a la oreja de Aru, sintió cómo los ojos le pesaban demasiado. Acto seguido, el joven noble cayó desmayado hacia atrás. El hechizo Morfeo de Bavol había sido un éxito.

—Tranquila, tranquila, sólo le he puesto a dormir —aclaró antes de que la chica se enfadara—. Te he quitado un problema de encima, habría sido muy difícil que nos hubiera dejado en paz, ¿o no? Bueno, creo que es hora de que nos vayamos de aquí —indicó mientras se dirigía hacia la puerta guardando en un bolsillo la bolsa con la recompensa—. A no ser que al final te quieras casar con él.

El gitano soltó una risilla mientras abandonaba la casa. Finalmente, su misión había ido mejor de lo que se esperaba en un principio teniendo en cuenta las ocurrencias de Aru. Se quedó meditando sobre Dominique y las mentiras hacia sus padres, no sabía si estaba en lo correcto o no, pero lo entendía mejor que nadie. Al fin y al cabo, él estaba haciendo lo mismo con su familia.

No les había mentido, no les había dicho la verdad, simplemente había huido. ¿Era eso mejor que mentirles? No lo sabía, pero había sido su decisión.

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Último post por mi parte. Ha estado entretenido~